Juan Ramón Rodríguez Fernández: «Estamos condenados a consumir educación, es un negocio»

España/25 Junio/Fuente:lne/ Autor:M.J.I

«Estamos condenados a consumir educación desde que nacemos hasta el final de nuestras vidas; es un negocio para las empresas». Así lo indicó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Juan Ramón Rodríguez Fernández, doctor en Pedagogía por la Universidad de Oviedo, que ofreció una charla destinada a analizar la situación de los salarios sociales en España, vinculados al negocio de la educación para pobres, realizada en colaboración con Tribuna Ciudadana, que despidió el curso.

Rodríguez se mostró convencido de que la oferta continúa de cursos de formación «en realidad no contribuye a elevar el nivel de vida de la gente ni a conseguir un buen empleo». Juan Ramón Rodríguez fue presentado por el diputado regional Emilio León, portavoz de Podemos en la Junta General del Principado, quien defendió la viabilidad de la implantación en España de la llamada renta básica que prevé establecer Finlandia.

La opción, a juicio de los ponentes, es más eficaz que el salario social de inserción, ya que se concibe como un derecho más de todos los ciudadanos por el mero hecho de serlo. «Es una percepción individual, no tiene el carácter estigmatizador de las políticas para personas pobres y está vinculada al mantenimiento de los servicios públicos que vertebran nuestras sociedades», abundó León.

«El liberalismo ilustrado y el neoliberalismo fomentan la desigualdad; la doctrina liberal es dominante hoy en día», manifestó Juan Ramón Rodríguez, quien lamentó la consideración de la educación como instrumento para el aumento de la productividad.

«Eso es lo que plantea la vigente teoría del capital humano, que en realidad fomenta la lucha competitiva de unos contra otros tan propia del liberalismo». Rodríguez realizó su tesis doctoral sobre las acciones formativas insertas en los itinerarios de incorporación social de las personas beneficiarias de salario social en Asturias.

Fuente de la noticia: http://www.lne.es/oviedo/2017/06/24/rodriguez-condenados-consumir-educacion-negocio/2125752.html

Fuente de la imagen: http://fotos02.lne.es/2017/06/24/328×206/rodriguez-condenados.jpg

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España: El negocio de la educación

España / www.elconfidencial.com/ 12 de Abril de 2017

Hemos entrado en la sociedad del aprendizaje, lo que ha hecho surgir una industria educativa global. El cálculo del mercado educativo es de 4,3 billones de dólares

Hemos entrado en la ‘sociedad del aprendizaje’, lo que ha hecho surgir una industria educativa global (‘Global Education Industry’). El cálculo del mercado educativo hecho por Merrill Lynch-Bank of America en 2014 era de 4,3 billones de dólares. Mucho dinero. La industria incluye muchos tipos de negocio: gestión directa de centros educativos, producción de materiales, enseñanza ‘online’, servicios de consultoría, ‘edu-marketing’, servicios de producción de test, evaluaciones, etc. Para conocer la situación actual, me parece imprescindible el estudio dirigido por Antoni Verger, de la Universidad Autónoma de Barcelona, gran experto en el tema (Verger, A., Lubiensky, C. y Steiner-Khamsi, G. ‘World Yearbook of Education 2016: The Global Education Industry’.Nueva York: Routledge). El hecho de que se mercantilice una parte de la educación despierta muchos recelos. Sobre todo en lo referente a la educación pública. Es un momento oportuno para tratar el tema que saldrá a relucir en los debates sobre el pacto educativo, ya que es uno de los asuntos de discordia permanente, como expusimos en los ‘Papeles para un pacto educativo’.

Existe un movimiento para favorecer la entrada de la iniciativa y el capital privados en los sistemas públicos de enseñanza. Se habla de un Global Education Reform Movement (GERM) (‘Global education ‘reform’ building resistance and solidarity‘), caracterizado por la estandarización generalizada, el pago por resultados, la competición, la capacidad de elección, y la privatización. Grandes empresas están invirtiendo en la industria educativa. La mayor de ellas, Pearson, que vendió recientemente su participación en el ‘Financial Times’, por 1.183 millones de euros, y su participación en ‘The Economist’, por 658 millones de euros, para dedicar toda su potencia financiera al sector educativo. Las grandes compañías de informática —Microsoft, Apple, Cisco, Samsung, IBM, Google— están invirtiendo también fuertes sumas en educación.

El hecho de que se mercantilice una parte de la educación despierta muchos recelos. Sobre todo, en lo referente a la educación pública

Hemos entrado en la ‘sociedad del aprendizaje’, lo que ha hecho surgir una industria educativa global (‘Global Education Industry’). El cálculo del mercado educativo hecho por Merrill Lynch-Bank of America en 2014 era de 4,3 billones de dólares. Mucho dinero. La industria incluye muchos tipos de negocio: gestión directa de centros educativos, producción de materiales, enseñanza ‘online’, servicios de consultoría, ‘edu-marketing’, servicios de producción de test, evaluaciones, etc. Para conocer la situación actual, me parece imprescindible el estudio dirigido por Antoni Verger, de la Universidad Autónoma de Barcelona, gran experto en el tema (Verger, A., Lubiensky, C. y Steiner-Khamsi, G. ‘World Yearbook of Education 2016: The Global Education Industry’.Nueva York: Routledge). El hecho de que se mercantilice una parte de la educación despierta muchos recelos. Sobre todo en lo referente a la educación pública. Es un momento oportuno para tratar el tema que saldrá a relucir en los debates sobre el pacto educativo, ya que es uno de los asuntos de discordia permanente, como expusimos en los ‘Papeles para un pacto educativo’.

Existe un movimiento para favorecer la entrada de la iniciativa y el capital privados en los sistemas públicos de enseñanza. Se habla de un Global Education Reform Movement (GERM) (‘Global education ‘reform’ building resistance and solidarity‘), caracterizado por la estandarización generalizada, el pago por resultados, la competición, la capacidad de elección, y la privatización. Grandes empresas están invirtiendo en la industria educativa. La mayor de ellas, Pearson, que vendió recientemente su participación en el ‘Financial Times’, por 1.183 millones de euros, y su participación en ‘The Economist’, por 658 millones de euros, para dedicar toda su potencia financiera al sector educativo. Las grandes compañías de informática —Microsoft, Apple, Cisco, Samsung, IBM, Google— están invirtiendo también fuertes sumas en educación.

El hecho de que se mercantilice una parte de la educación despierta muchos recelos. Sobre todo, en lo referente a la educación pública

Los contrarios a este enfoque consideran que gestionar la educación con criterios empresariales va en contra de la educación como bien público. Las raíces del GERM están en la política educativa de Margaret Thatcher. Uno de sus ministros de Educación, Keith Joseph, dividía la sociedad en “productores de riqueza” y “consumidores de riqueza”, y consideraba que la educación pública era “consumidora de riqueza” (‘wealth consumer’). La gran reforma en 1986, hecha por el ministro Kenneth Baker, trataba de introducir en la escuela los mecanismos fundamentales del mercado: libertad de elección y competencia. En principio, se trataba de mejorar la eficiencia en el empleo de recursos públicos, y de reducir la presencia del Estado. Es el modelo defendido por los políticos neoliberales.

La idea de educación pública como un sistema que debe regirse por reglas de eficiencia copiadas del mercado (libertad de elección y competición) quedó incluida dentro del movimiento de la Nueva Gestión Pública. En todo el mundo se extiende la idea de que el Estado absorbe una cantidad creciente de las rentas de una nación y es ineficiente y despilfarrador. La Nueva Gestión Pública pretende mejorar el sector público introduciendo sistemas de gestión empresarial. La escuela entraba dentro de este modelo.

Educación como supermercado

Esta política educativa cuenta con el apoyo de organismos económicos internacionales: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la OCDE, lo que ayudó a pensar en una conspiración capitalista en contra de la escuela pública, que siempre ha tenido como objetivo la igualdad y la cohesión social. Los defensores de la gestión estatal de la escuela pública consideran que el pensamiento neoliberal ha contaminado las políticas educativas, y que incluso gobiernos socialistas como el de Tony Blair consolidaron la idea de educación como un supermercado, abriendo paso a una serie de escuelas en competición: ‘religious schools’, ‘private schools’, ‘grammar schools’, ‘specialist schools’, ‘beacon schools’, ‘church schools’, ‘foundation schools’, ‘academies’, etc.

Para hacer más complejo el panorama, hay un gran movimiento, en el que participan el FMI, el BM, la OCDE, la Unesco, Unicef, que defiende la cooperación de las administraciones públicas con las organizaciones empresariales y con las organizaciones ‘non profit’ para mejorar las prestaciones educativas. Parten de la constatación de que muchos estados van a tener dificultades para dedicar a la educación la financiación necesaria y sería conveniente canalizar hacia la educación capital financiero, y también capital intelectual, investigador, organizativo. Eso ha producido el interés por las asociaciones público-privadas en educación (Internacional de la educación: ‘Asociaciones público-privadas en educación’. La Internacional de la educación es una federación sindical mundial que engloba a 30 millones de docentes). Este estudio analiza las variadas formas de cooperación.

Unas son contratos entre el Estado y organizaciones privadas; y otras, las llamadas Asociaciones de Actores Múltiples para la Educación (MSPE), en las que distintos agentes se unen para un proyecto educativo común. Los partidarios de la gestión estatal del sistema educativo piensan que la privatización de la enseñanza lleva inevitablemente a la segregación por razones económicas, y por lo tanto al fracaso de la función social del sistema. Además, al ser un negocio, consideran que las plusvalías que se llevan los empresarios detraen fondos de la educación. Los partidarios de la privatización argumentan que la gestión privada —no funcionarial— es más eficiente, que la libre competencia entre escuelas las exige mejorar continuamente, y que dejar al Estado la gestión de la educación es peligroso porque puede convertir la escuela en herramienta de adoctrinamiento.

En España, desde los gobiernos de Felipe González, hay un sistema de conciertos entre la escuela pública y escuelas privadas. La ley establece condiciones muy estrictas: la admisión de alumnos debe seguir la misma normativa que los centros de gestión pública, la enseñanza debe ser totalmente gratuita y las actividades, tanto docentes como extraescolares y de servicios, no podrán tener carácter lucrativo, y será necesaria la previa autorización de la administración educativa de las cantidades a percibir. Es posible que la laxitud de algunas administraciones haya permitido que la ley no se cumpla escrupulosamente, pero eso a mi juicio no invalida la ley.

Conviene dejar claro que la responsabilidad del Estado es proteger la calidad y equidad de la educación, favoreciendo la igualdad

Lo que conviene dejar claro es que la responsabilidad del Estado es proteger la calidad y equidad de la educación, favoreciendo la igualdad de oportunidades. Para conseguir este objetivo, hay que tener en cuenta que no basta la calidad de las escuelas, porque la procedencia socioeconómica de los alumnos tiene un peso enorme en los resultados educativos. Por eso, el sistema de educación básico debe esforzarse en compensar las diferencias iniciales. Eso implica que una buena educación va más allá de un buen conjunto de escuelas. Incluye el apoyo a las familias, la especial ayuda a las zonas educativamente deprimidas, los sistemas de apoyo a los alumnos con necesidades especiales, la cobertura educativa de todo el territorio, la coordinación con empresas para la formación profesional, el enlace con los municipios, el control de la calidad de la enseñanza, los criterios de capacitación del profesorado, etc.

Estas funciones deben ser realizadas por la Administración pública, garante de que se cumpla el derecho a una buen educación. El miedo a un Estado adoctrinador tiene que disminuir en un sistema democrático. Aun así, deben perfeccionarse las instituciones que defiendan la calidad y la equidad de la educación. El Consejo Escolar del Estado debería ampliar sus funciones, y respecto a los programas educativos, he defendido que debería haber un organismo independiente —con funciones semejantes a las que tiene el Banco de España respecto de las políticas monetarias— para estudiar y proponer los mejores currículos en cada momento.

Un plan de cinco puntos

Para cumplir sus obligaciones, el sistema educativo público debe atraer el máximo de energías financieras o intelectuales, siempre que esa ayuda exterior no sirva como pretexto para reducir los presupuestos de educación. Dentro de ese marco y cumpliendo estrictamente la ley de conciertos (igualdad en los criterios de admisión, gratuidad absoluta, y carácter no lucrativo de las actividades extraescolares), puede ser bueno para el funcionamiento de todo el sistema que la educación pública se desarrolle en centros de gestión estatal y centros de gestión privada. Para ello, los conciertos tienen que cumplir las siguientes condiciones:

1.– Que los centros que aspiran a un concierto aporten recursos personales y financieros al sistema público. Así lo hacen, por ejemplo, los centros privados que aportan sus instalaciones.

2.– Que aporten modelos educativos interesantes para el sistema público, y experiencias innovadoras que faciliten la pluralidad pedagógica de los centros.

3.– Que suplan la acción del Estado en zonas que no estén debidamente escolarizadas.

4.– Que actúen con transparencia total para permitir la comparación entre dos sistemas de gestión, lo que siempre es una experiencia interesante.

5.- Que favorezcan la libertad de elección de los padres.

Lo verdaderamente importante en el sistema educativo son nuestros alumnos. Todo aquello que facilite, mejore, amplíe, fortalezca su educación, en todos los niveles y en todas las dimensiones, debe ser acogido con alegría. Y, por supuesto, evaluado con todo rigor y objetividad.

Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-04-11/educacion-publico-privado-mercado_1364722/

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Paraguay: El país en el que “abrir una universidad es fácil, terminar una carrera es difícil”

América del Sur/ Paraguay/ 5 Diciembre 2016/ Autor: Kurtural/ Fuente: Global Voices.

“Ocho de cada diez estudiantes universitarios en Paraguay se enfrenta a universidades que suben cuotas y cierran carreras sin previo aviso»

«Vendo universidad privada de primer nivel en funcionamiento por viaje al exterior.» El anuncio aparece en Clasipar, un popular sitio paraguayo de ventas por internet. Cuando hago la llamada al punto de contacto, el tipo que atiende me confirma que la oferta es real. Segundos después acordamos un encuentro.

El representante del dueño de la universidad que se oferta es un hombre de edad avanzada, tupido bigote blanco y gruesos anteojos que cuelgan de una cinta alrededor de su cuello. Trae a la mesa una carpeta que rebosa de papeles. Cuenta que es jubilado, pero que abrió una consultora para este tipo de representaciones comerciales. Mejor que sentarse solitario en una vereda a esperar la muerte, como hace gran parte de la población de su edad. No es el caso de don Miguel, claro, que aún va por la vida vendiendo cosas. Una universidad, en este caso. Por internet.

Miguel abre su carpeta llena de papeles: copias del acta de constitución de la universidad, cantidad de alumnos, carreras, balance financiero, etcétera. «Son datos algo desactualizados, de hace un par de años, pero para que te hagas una idea», me dice.

La universidad que intenta vender Miguel – por casi dos millones de dólares – con información desactualizada, operando hoy en día en una única sede alquilada, y que según los datos entregados tenía 365 alumnos y 27 carreras de grado habilitadas en 2013, es la Universidad Central del Paraguay, o UCP. La institución alquila como local una casa linda pero no muy grande sobre la avenida Brasilia, cerca de la Universidad Americana, otra universidad privada.

La UCP es una de las más de cincuenta universidades privadas que operan en el país. Una investigación del periódico ABC Color indica que se originó como un negocio de un grupo de funcionarios paraguayos de la hidroeléctrica binacional Itaipú. Los accionistas de la universidad, funcionarios públicos previamente, tenían emprendimientos propios con capitales de pocos millones de guaraníes: una zapatería, una mercería. No obstante, tuvieron la capacidad de inscribir una universidad con un capital de 180.000 dólares aproximadamente.

La UCP fue creada por ley en el Congreso en el año 2006. Fue inscrita en los registros públicos en marzo del año siguiente. Ocho días después de dicha inscripción, antes incluso de empezar a operar, era ya adjudicada con su primer lote de becas de la hidroeléctrica Itaipú. Eran los años de la explosión del mercado de universidades privadas en Paraguay.

Las universidades que los pobres pagan

En Paraguay los más pobres no van generalmente a las instituciones públicas de educación superior. Pagan por estudiar en universidades privadas. Acceder a una universidad pública es difícil por múltiples razones. Por ejemplo, la oferta es territorialmente limitada y los costos de ingreso son altos. Además, los horarios de carreras como Ingeniería o Medicina impiden trabajar de manera paralela a los estudios, una obligación para quienes necesitan ganar dinero para sostenerse.

Pero éste no es un fenómeno exclusivo de Paraguay. Un estudio de Unicef muestra que en varios países, la asignación de recursos públicos en la educación del 20 % más rico es hasta 18 veces mayor que la que se invierte en el 20 % más pobre. El negocio de las universidades privadas se sostiene sobre la necesidad de cientos de miles de familias pobres que sufren la ausencia estatal y la recurrencia de la separación por la migración. Intentan luchar contra ella con capacitación. Mientras tanto, los bienes comunes dirigidos a educación no hacen más que fortalecer la inequidad y el poder de las clases privilegiadas del país.

En 2007 el Congreso creó, en promedio, una nueva universidad cada 40 días. Un total de nueve en ese año. Para 2013, ya existían 54 universidades. El negocio de las universidades privadas sigue en expansión, aunque ya no a través de la creación de nuevas universidades por ley, sino acentuando un método que cumple idéntica función: la venta de franquicias. Gerardo Gómez Morales, cuando era viceministro de Educación Superior, dijo en una entrevista sobre el modo de creación de universidades:

Eran personas que tenían un instituto técnico o una pequeña academia de informática las que compraban los derechos para usar el nombre de las universidades. Es igual a abrir un local de McDonald’s; como franquicias de empresas, se abrían filiales de universidades e institutos superiores.

En 2012, el Viceministerio de Educación Superior compartió en un informe el daño colateral del modelo de negocio de la universidad privada: solo uno de cada diez jóvenes que inicia una carrera universitaria la termina. En 2006 se apuntaron cerca de 115 mil jóvenes a una carrera terciaria. Cuatro años después egresaron poco menos de 13 mil. A la par de que casi nadie finalizaba sus estudios, se formaban nuevas universidades y cada vez más jóvenes se lanzaban en busca del sueño profesional.

Para 2012 ya eran más de 300 mil los estudiantes inscritos. De todos estos, 8 de cada 10 eran alumnos de instituciones privadas. Hoy en día, el Gobierno admite que no tiene información precisa sobre la cantidad de alumnos universitarios que existen en el país.

Es cierto que algunos estudiantes abandonan a mitad de camino y también es normal que la deserción ocurra en cualquier carrera. Pero, los restantes alumnos que sí tienen intención de seguir cursando sus estudios ya no pueden hacerlo porque la universidad cierra la carrera. Es la institución la que normalmente abandona a los alumnos.

La educación superior vuelta una trampa

Vanessa Lezcano ha decidido no migrar, aunque haya tenido oportunidades y razones para hacerlo. Vive en Choré, un pequeño pueblo ubicado en San Pedro, uno de los departamentos más pobres del país. Empezó una carrera de negocios en la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo (UTCD) durante dos años, pero ésta cerró por no contar con el número requerido de alumnos: la institución necesitaba 10 alumnos como mínimo. En el quinto semestre ya no llegaban a ese número. Si alguna vez un grupo posterior completa el cupo, le dijeron, ella podrá sumarse para cursar la segunda mitad que le falta. De esto hace ya unos años.

Finalmente, pudo acabar una carrera en la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay (UPAP) y ahora solo espera una fecha para defender su tesis. Allí también fueron disminuyendo los alumnos pero, para continuar, la administración ofreció a los alumnos subirles la cuota y así, según les argumentaron, completar los salarios de sus profesores. Ella y sus otros dos compañeros restantes aceptaron.

Por el momento, Vanessa trabaja para un proyecto del Gobierno de duración limitada y enseña en ocasiones como ayudante ad honorem en una de estas universidades. Pero varios de sus compañeros y familiares ya no viven en Choré.

En la Universidad Central del Paraguay, el dueño y rector de la universidad – que ha tenido cargos y lazos estrechos con el gobierno y otras organizaciones de negocios –  asume múltiples roles. Hasta hace de community manager. Así lo cuenta Gabriela Lezcano, que allí estudiaba Diseño Gráfico. Cuando empezó la carrera eran más de diez alumnos. Actualmente son tres, y el año pasado no le permitieron siquiera rendir los exámenes finales del cuarto semestre, a pesar de haberlo abonado. Nunca empezó el quinto semestre. Luego de exigir una respuesta, la institución les ofreció a ella y a sus dos compañeros restantes seguir la carrera por módulos. El primero de ellos empezó el pasado abril, luego de haber perdido prácticamente medio año en la incertidumbre. Pero en dos meses apenas tuvo un par de clases. Sus profesores le confesaron que también hay otras carreras en suspenso.

Gabriela Lezcano, en la desesperación de los meses que han pasado sin respuesta, mucho antes de que le ofrezcan la solución modular aparente, calificó en Facebook a la Universidad Central del Paraguay con la nota de 1 sobre una escala de 5 y escribió esta breve pero tajante reseña:

No recomiendo a nadie. Las carreras terminan al pedo y se quieren lavar las manos. Ni a mi peor enemigo le recomiendo.

Sorprendida, recibió una respuesta del perfil de la universidad a mitad de la noche. “Ahora sí que se quedó sin opción”, le dijeron, entre otras cosas. Luego de insistir, Lezcano logró hablar con el ingeniero, dueño, rector y community manager, en su despacho. Le reclamó la manera en que le escribieron desde el perfil de la universidad. El rector le dijo que la universidad es de él y en tanto suya podía hacer lo que quisiera. Que podía poner en su página de Facebook lo que le viniera en gana. Que se disgustó por los comentarios de ella y que a la universidad él la consideraba su bebé. Que por eso reventó y escribió lo que escribió a semejante hora, pues maneja el perfil institucional desde su teléfono celular.

Gabriela se resignó. Hoy asume que perdió años de estudio, dinero y esfuerzo. Como iba hasta ese momento, planeaba graduarse el año que viene. Pero ahora, dice, le toca empezar de cero en otra universidad.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/12/03/paraguay-el-pais-en-el-que-abrir-una-universidad-es-facil-terminar-una-carrera-es-dificil/

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Paraguay: El país de las vacas que vuelan y escuelas que caen

América del Sur/Paraguay/15 octubre 2016/Fuente: Kurtural- Global Voices.

Este texto es el primero de una seria publicada por el medio paraguayo «Kurtural», y es reeditado y republicado por Global Voices con permiso. 

La educación es el centro de enfrentamientos y de insatisfacciones en Paraguay de hoy por un sistema agrietado desde hace décadas. Miles de estudiantes exigieron en las calles de la capital mejoras en infraestructura porque sus escuelas se caen, a pesar de las amenazas del ministro de Educación de Paraguay Enrique Riera. Advirtió que los alumnos que asistan a la protesta serían sancionados y a las maestras se les recortaría el salario.

Al mismo tiempo, en la Universidad Nacional de Asunción, estudiantes se movilizaron para defender el proceso de reforma a pesar de las fracasadas órdenes de captura de la Fiscalía a universitarios líderes. Por primera vez en la historia, todas las facultades fueron a paro. Algunos de los reclamos extendidos por la reforma que se pidió buscaban que se declarara la emergencia en cuanto a la infraestructura de las escuelas y que se aumentara la calidad de la docencia. De acuerdo con los sistemas de ranking internacionales, la educación paraguaya se encuentra en los renglones más bajos de calidad educativa.

Estos hechos son los síntomas de una profunda crisis de la educación en Paraguay y de un conflicto de dos partes: una clase minoritaria y poderosa que ha secuestrado el sistema educativo para mantener sus privilegios contra los muchos que buscan devolver a la educación un sentido de oportunidad. Un trabajo de Camila Vollenweider publicado por el CELAG ilustra parte de esta pugna:

Lo han puesto en evidencia los estudiantes paraguayos durante las luchas de estos años: de las 53 Universidades que hay en el país, 45 son privadas, y las 8 públicas son igualmente aranceladas; asimismo, de 32 de las 53 Universidades no han conseguido acreditar ninguna carrera por parte de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, haciendo que proliferen las llamadas “Universidades de garage”, que han sido denunciadas recientemente por estafar a 6.000 estudiantes […]

Y continúa:

[El] presupuesto de 4,1% del PIB que destina el Gobierno a esta materia está muy lejos del 7% que recomienda la UNESCO […] La política educativa vigente data de la dictadura de Stroessner [cabeza de la dictadura paraguaya que duró de 1954 a 1989], y no ha cambiado demasiado hasta Cartes [el Presidente actual]: insuficiente presupuesto educativo -aunque este último lo haya incrementado-, endurecimiento de las condiciones de acceso a la universidad pública, criterios políticos en la designación de rectores y decanos, promoción e incremento de subsidios y becas a centros educativos privados en detrimento de la financiación del sistema público.

Educación no garantizada: Un negocio y una “llave para la acumulación de poder político”

Las historias de «Vacas que vuelan, escuelas que caen» nos acercan a este conflicto. Esta serie tiene protagonistas que le ponen cara a la batalla diaria de las mayorías por acceder al derecho a la educación. Una batalla que no debería ser tal si fuera un derecho pleno en este país.

El alto costo del acceso se puede ver en la historia de Christian Quiñónez, que se despide de sus hijos todos los días antes de ir a la universidad y cruza el río Paraguay para estudiar derecho, sin saber si retornará vivo. O los docentes de la escuela Maricevich, en el norte del país, que deben resistir al acoso de grupos armados, militares, policías, narcos y sicarios para enseñar en sus comunidades. O en el relato de cómo para acceder a escuelas, 46 mil niñas y niños deben someterse al criadazgo, un sistema de servidumbre que los explota laboralmente.

Cuando el derecho a la educación no está garantizado, se vuelve o bien un negocio, o bien la llave para la acumulación de poder político. La crisis de la educación pone en cuestionamiento el mismo modelo de producción actual, que debería generar los recursos para el bienestar de todos y todas. Si somos capaces de exportar vacas vivas por avión, ¿cómo es posible que escuelas se caigan sobre maestras y alumnos mientras dan clase?

Fuentes:

Global Voices: https://es.globalvoices.org/2016/10/11/paraguay-el-pais-de-las-vacas-que-vuelan-y-escuelas-que-caen/

Kurtural: http://kurtural.com/tag/escuelasquecaen/

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Nueva Zelanda: ENZ prioritises sustainable growth after boom years

Oceanía/Nueva Zelanda/02 de Septiembre de 2016/Autor: Anton Crace/Fuente: The PIE News

RESUMEN: La Educación en Nueva Zelanda  puso en marcha una serie de iniciativas y programas en la Conferencia Internacional de Educación de Nueva Zelanda (#NZIEC), celebrada en Auckland este mes, con el objetivo de reforzar la industria, después de 2016 los números iniciales de visados indica una caída en los estudiantes. Las iniciativas incluyen proyectos de promoción regionales; programas de desarrollo profesional; nuevo estudio de oportunidades en el extranjero; y una serie de videos que promueven los sectores profesionales y vocacionales de educación (PAVE) de la universidad y la escuela. En su discurso de apertura, el director ejecutivo ENZ  Grant McPherson también hizo hincapié en la importancia de encontrar nuevas formas de satisfacer las necesidades de los estudiantes y desarrollar métodos de entrega para mantener al país a la vanguardia en el sector de la educación global: «ENZ se toma en serio nuestro papel para crear una industria de la educación internacional sostenible «. La llave entre el trabajo de ENZ para mejorar la sostenibilidad de Nueva Zelanda, el Programa de Asociación regional tiene como objetivo mejorar la cuota de mercado de sus 15 regiones. En 2015, Auckland atrajo casi dos tercios de la población de estudiantes internacionales en el país, más de seis veces la segunda región más alta, Canterbury. La educación internacional es el quinto sector exportador del país, y de Educación de Nueva Zelanda es el objetivo de incrementar el valor de la educación internacional a $ 5 mil millones para el año 2025.

Education New Zealand launched a raft of initiatives and programmes at the New Zealand International Education Conference (#NZIEC), held in Auckland this month, aiming to bolster the industry, after initial 2016 visa numbers indicated a drop in students.

The initiatives include regional promotion projects; professional development programmes; new study abroad opportunities; and a series of videos promoting the university, school and professional and vocational education (PAVE) sectors.

In his opening address, ENZ chief executive Grant McPherson also emphasised the importance of finding new ways to meet the needs of students and develop methods of delivery to keep the country at the forefront of the global education sector, before pledging: “ENZ is serious about our role to create a sustainable international education industry.”

Key among ENZ’s work to improve New Zealand’s sustainability, the Regional Partnership Programme aims to improve the market share of its 15 regions. In 2015, Auckland attracted almost two thirds of the country’s international student population, more than six times the second highest region, Canterbury.

“ENZ has worked in partnership with regional representatives to identify a ‘regional value proposition’ for 15 regions in New Zealand,” confirmed Greg Scott, ENZ’s business development manager.

Scott told The PIE News the value propositions, which also used data compiled from government agencies, highlight the uniqueness of a region to shape its marketing materials.

Additionally, the value propositions are used for the Regional Portal, an online tool for students to explore and learn more about the regions.

“The key goal is to increase referrals sent from the Study in New Zealand website to institutions and regional cluster websites outside the Auckland region by 10% by 31 December 2016, compared to the six months from July 2015 to December 2015,” explained Scott.

Adding to the tools to help build sustainability, the Skills Lab, an online platform for industry professionals to develop their skills, was launched during McPherson’s opening speech.

ENZ general manager of business development Clive Jones said the initiative was developed to provide short professional development projects “people can snack on.”

The event also showcased a series of videos to promote the university, school and PAVE sectors.

The videos, released over the course of the year, were developed after industry consultation in mid-2014 identified individual sectors’ stories “as a key activity in the overarching and sector strategic roadmaps,” Kaylee Butters, ENZ international brand manager, said.

“This includes key messages articulating each sector’s unique benefits, as determined by the sectors themselves. Each story includes a sector film and visual assets that are available on the Brand Lab for download,” she told The PIE News.

The videos were created in addition to an ongoing series of student stories, which were played through the conference as well.

International education is the country’s fifth largest export sector, and Education New Zealand is aiming to grow the value of international education to $5bn by 2025.

Fuente: https://thepienews.com/news/enz-prioritises-sustainable-growth-after-boom-years/

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El perfecto negocio de la educación

Adriana Puiggrós

Las grandes corporaciones han tomado el mando de una “reforma” educativa, que acompañan con campañas de desprestigio de los docentes. Bill Gates encabeza la operación en Estados Unidos, en pos del apetecible mercado de la educación. Gates apoyó el documental “Waiting for Superman”, dirigido por David Guggenheim, que apunta al sentido común del sujeto parido por los medios corporativos. Fue duramente impugnado por los gremios docentes estadounidenses y tiene versiones para países latinoamericanos, como “De panzazo”

En Estados Unidos, como ha denunciado el periodista David Brooks, la educación alcanzó el segundo lugar en el mercado con cerca de dos billones de dólares en juego, siendo pioneras las empresas dedicadas a vender exámenes estandartizados para docentes, alumnos y establecimientos educativos; son las que más rédito sacan del negocio, alcanzando una tasa de crecimiento de dos dígitos.

Rápidos para los negocios, el magnate Rupert Murdoch y bancos como Goldman Sachs y JPMorgan Chase, han incrementado poderosos fondos de inversión en educación.

El mexicano Luis Hernández explica que la campaña de satanización en su país está motorizada por los monopolios informáticos, como Televisa y TV Azteca. Evaluar ahora resulta un negocio redondo: inscripto en el discurso pedagógico neoliberal, el término se torna medir para tasar, poner precio a cada trozo del proceso educativo.

De eso se trata. La “reforma” consiste en habilitar el sistema público para que la modernización tecnológica quede en manos de las empresas de informática, se establezcan aranceles para favorecer los préstamos usurarios de los bancos a las familias, se privatice la administración de contrataciones de docentes y personal administrativo.

Como corresponde a la lógica empresarial, hay que bajar costos. Dado que el rubro salarial docente es más del 80 por ciento del presupuesto educativo, hay que eliminar docentes. Pero la mayor parte de la sociedad todavía sabe que la educación requiere de la maestra/o, los alumnos se alegran cuando un humano los atiende en persona (y no solamente por Skype) y la educación sigue siendo un vínculo social, aunque algunos seres poderosos se escondan detrás de los robots y de los paquetes de contenidos que venden en el mercado.

Que el sistema escolar siempre necesita mejoras es una verdad de Perogrullo, por lo cual no es difícil deducir que denostar a los docentes es uno de los más fáciles programas publicitarios de la “reformas” que tienen como meta flexibilizar las formas de contratación. No obstante, se les interpone una de las más caras conquistas de los trabajadores de la educación: la convención colectiva de trabajo.

Nuestros trabajadores, entre ellos los docentes, tienen esa conciencia de clase que pudo palparse en la multitudinaria manifestación del pasado 29 de abril y en el encomiable esfuerzo que están realizando en pos de la unidad de las centrales gremiales. Hay la resistencia en varios países, como en México donde los docentes están en pie de lucha y en Chile donde no ceden las demandas masivas por la estatización y gratuidad de la enseñanza.

Frente a esos obstáculos, los técnicos de las corporaciones desarrollaron un discurso que justifica poner precio a los educadores y hacerlos competir en el mercado. La historiadora de la educación Diane Ravitch-quien ocupó importantes cargos en el área durante los gobiernos de George H.W.Bush y Bill Clinton- renunció en 2010 a sus lugares públicos, denunciando el carácter destructivo de la evaluación que se aplica.

En su best seller La muerte y la vida del gran sistema escolar estadounidense: como evaluar y socavar la educación, Ravitch criticó los usos punitivos del “accountability” para echar a educadores y cerrar escuelas. La autora relaciona fuertemente el sostenimiento de la educación pública con el derecho de los docentes a la negociación colectiva. En cambio el principal argumento (falaz) que usa la campaña es que los maestros y profesores no quieren que se los evalúe porque no saben nada; son burócratas que aprovechan los puestos estatales para trabajar lo menos posible.

Ninguno de los tres argumentos contiene verdad. Los gremios han expresado repetidamente que no rechazan la evaluación que integre el proceso de enseñar-aprender, sino su uso para justificar los despidos, la estratificación del sector, la baja de los salarios y la entrega de las contrataciones a las leyes del mercado. Los docentes reclaman que se mejore la organización de su trabajo, concentrar sus horas en una o dos escuelas, tener una cantidad razonable de alumnos para trabajar en profundidad con ellos.

Resienten la escasa capacitación que (en la Argentina como en la época de Menem) vuelve a ser un negocio. El instrumento para llevar a cabo la discriminación ha sido probado en Chile e instalado en numerosos países y consiste en un Instituto estatal con autonomía, dedicado a la evaluación de la “calidad”. Esa es la palabra que esconde el secreto: ¿quién y con qué objetivos se define la “calidad” de la educación? La acepción neoliberal sirve para legitimar las regulaciones de la educación de acuerdo a los requerimientos del mercado.

Es un negocio perfecto: una clientela infinita y regulable, más un Estado tonto que financie lo que no rinde dividendos.

Afortunadamente, organizaciones de la importancia de la Internacional de la Educación (que representa a los sindicatos del mundo), el Movimiento Pedagógico Latinoamericano, la Ctera y las demás organizaciones de trabajadores de la educación de nuestro país, trabajan intensamente para evitar el derrumbe cultural y luchan por una educación cuya “calidad” se defina desde concepciones democráticas de la cultura, de la historia y del futuro.

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Modelos de negocio corporativos están haciendo daño a las universidades americanas

 Por: Noam Chomsky

Adjunto Asociación de Facultad de la United Steelworkers of America

(transcripción editada), Pittsburg, PA

En la contratación de profesores de la pista de tenencia

Eso es parte del modelo de negocio. Es lo mismo que la contratación de trabajadores temporales en la industria o lo que ellos llaman «asociados» en Walmart, los empleados que no se adeudan beneficios. Es una parte de un modelo de negocio corporativa diseñada para reducir los costos de mano de obra y aumentar la servidumbre laboral. Cuando las universidades se convierten en corporatizada, como ha venido sucediendo de forma bastante sistemática durante la última generación, como parte del asalto neoliberal general sobre la población, su modelo de negocio significa que lo que importa es el resultado final.

Los propietarios efectivos son los fiduciarios (o el legislador, en el caso de las universidades estatales), y quieren mantener los costos bajos y asegurarse de que el trabajo es dócil y obediente. La forma de hacerlo es, en esencia, temps. Del mismo modo que la contratación de trabajadores temporales ha ido hacia arriba en el periodo neoliberal, que está recibiendo el mismo fenómeno en las universidades.

La idea es dividir la sociedad en dos grupos. Un grupo es a veces llamado el «plutonomía» (un término usado por Citibank cuando estaban aconsejando a sus inversores sobre dónde invertir sus fondos), el sector superior de la riqueza, a nivel mundial, pero se concentró sobre todo en lugares como los Estados Unidos. El otro grupo, el resto de la población, es un «precariado», que viven una existencia precaria.

Esta idea se hace a veces bastante evidente. Por eso, cuando Alan Greenspan estaba testificando ante el Congreso en 1997, sobre las maravillas de la economía que se estaba ejecutando, dijo directamente que una de las bases para su éxito económico estaba imponiendo lo que llamó «una mayor inseguridad de los trabajadores.» Si los trabajadores son más inseguros, eso es muy «sano» para la sociedad, ya que si los trabajadores se sienten inseguros, no recurren a los salarios, no van a ir a la huelga, no van a llamar a las prestaciones; que van a servir a los maestros con mucho gusto y por pasiva. Y eso es óptimo para la salud económica de las corporaciones.

En ese momento, todo el mundo considera el comentario de Greenspan como muy razonable, a juzgar por la falta de reacción y el gran éxito que disfrutó. Bueno, transferir eso a las universidades: ¿cómo se asegura «una mayor inseguridad de los trabajadores»? Fundamentalmente, al no garantizar el empleo, manteniendo a la gente colgando de una extremidad que puede ser aserrados en cualquier momento, de modo que será mejor que callan, toman pequeñas salarios, y hacen su trabajo; y si tienen el don de ser autorizados a servir bajo condiciones miserables por un año más, deben acogerlo y no pedir nada más.

Esa es la forma de mantener las sociedades eficientes y saludables desde el punto de vista de las empresas. Y a medida que las universidades se mueven hacia un modelo de negocio corporativo, es exactamente lo que se está imponiendo la precariedad. Y vamos a ver más y más de lo mismo.

Ese es un aspecto, pero hay otros aspectos que también son bastante familiares de la industria privada, a saber, un gran aumento en niveles de la administración y la burocracia. Si usted tiene que controlar a la gente, usted tiene que tener una fuerza administrativa que lo hace. Así, en la industria de Estados Unidos, incluso más que en otros lugares, hay una capa tras otra de gestión – una especie de desperdicio económico, pero útil para el control y la dominación.

Y lo mismo ocurre en las universidades. En los últimos treinta o cuarenta años, ha habido un marcado aumento en la proporción de los administradores a los profesores y estudiantes; los niveles de los profesores y estudiantes han quedado bastante relativa al nivel uno del otro, pero la proporción de los administradores han ido hacia arriba.

Hay un libro muy bueno en él por un conocido sociólogo, Benjamin Ginsberg, llamada La caída de la Facultad: La subida de la Universidad All-Administrativo y por qué importa, que describe en detalle el estilo de negocios de la administración masiva y los niveles de la administración – y por supuesto, muy pagados administradores altamente.Esto incluye administradores profesionales como decanos, por ejemplo, que solían ser miembros de la facultad que tomaron durante un par de años para servir en una capacidad administrativa y luego volver a la facultad; ahora la mayoría son profesionales, que luego tienen que contratar sub-decanos y secretarios, y así sucesivamente y así sucesivamente, toda una proliferación de estructura que va de la mano con los administradores. Todo eso es otro aspecto del modelo de negocio.

Pero el uso de mano de obra barata y vulnerable es una práctica empresarial que va tan lejos como se puede rastrear la empresa privada, y los sindicatos surgido en respuesta. En las universidades, mano de obra barata vulnerables significa adjuntos y estudiantes graduados. Los estudiantes graduados son aún más vulnerables, por razones obvias. La idea es transferir la instrucción a los trabajadores precarios, lo que mejora la disciplina y el control, pero también permite la transferencia de fondos para otros fines aparte de la educación.

Los costes, por supuesto, son asumidos por los estudiantes y por las personas que están siendo arrastrados a estas ocupaciones vulnerables. Pero es una característica estándar de una sociedad de negocios a ejecutar para transferir los costos a las personas. De hecho, los economistas cooperan en este tácitamente. Así, por ejemplo, supongamos que se encuentra un error en su cuenta corriente y se llama al banco para tratar de solucionarlo. Bueno, ya sabes lo que pasa. Usted los llama, y se obtiene un mensaje grabado diciendo «Te queremos, aquí hay un menú.» Tal vez el menú tiene lo que estás buscando, tal vez no lo hace. Si le sucede a encontrar la mejor opción, se escucha un poco de música, y de vez en cuando una voz llega y dice «una pausa por favor, realmente apreciamos su negocio,» y así sucesivamente.

Finalmente, después de un cierto período de tiempo, es posible obtener un ser humano, que se puede pedir a una pregunta corta a. Eso es lo que los economistas llaman «. Eficiencia» Por medidas económicas, que el sistema reduce los costos de mano de obra para el Banco; por supuesto, que supone un coste para usted, y esos costos se multiplican por el número de usuarios, lo que puede ser enorme – pero eso no cuenta como un costo en el cálculo económico. Y si nos fijamos en la forma en que funciona la sociedad, se encuentra esta en todas partes.

Así la universidad supone un coste para los estudiantes y de los profesores que no sólo son sin plaza fija, pero se mantienen en una trayectoria que garantiza que van a tener ninguna seguridad. Todo esto es perfectamente natural dentro de los modelos de negocio corporativos. Es perjudicial para la educación, pero la educación no es su objetivo.

De hecho, si se mira más hacia atrás, va aún más profundo que eso. Si usted va de nuevo a principios de la década de 1970, cuando un montón de esto comenzó, hubo mucha preocupación prácticamente todo el espectro político sobre el activismo de la década de 1960; se llama comúnmente «el tiempo de problemas.» Fue un «tiempo de problemas» porque el país estaba civilizada, y eso es peligroso. Las personas se estaban volviendo políticamente comprometida y estaban tratando de obtener los derechos para los grupos que reciben el nombre de «intereses especiales», como las mujeres, las personas, los agricultores, los jóvenes, los ancianos, y así sucesivamente de trabajo. Eso llevó a una reacción grave, que era bastante evidente.

Al final liberal del espectro, hay un libro llamado La crisis de la democracia: Informe sobre la gobernabilidad de las democracias de la Comisión Trilateral, Michel Crozier, Samuel P. Huntington, Joji Watanuki, elaborado por la Comisión Trilateral, una organización de los internacionalistas liberales . La administración Carter fue elaborado casi en su totalidad de sus filas. Estaban preocupados con lo que ellos llaman «la crisis de la democracia» – es decir, que hay demasiada democracia.

En la década de 1960, hubo presiones de la población, estos «intereses especiales», para tratar de obtener derechos dentro de la arena política, y que poner demasiada presión sobre el Estado. No se puede hacer eso. Había un «interés especial» que quedan fuera, es decir, el sector empresarial, porque sus intereses son el «interés nacional»; el sector empresarial se supone para controlar el estado, por lo que no se habla de ellos. Pero los «intereses especiales» estaban causando problemas y me dijeron «tenemos que tener más moderación en la democracia,» el público tiene que volver a ser pasiva y apática.

Y estaban particularmente preocupados con las escuelas y universidades, que me dijeron que no estaban haciendo bien su trabajo de «adoctrinar a los jóvenes.» Se puede ver en el activismo estudiantil (el movimiento de derechos civiles, el movimiento contra la guerra, el movimiento feminista, el medio ambiente movimientos) que el joven simplemente no están siendo adoctrinados correctamente.

Pues bien, ¿cómo se adoctrina a los jóvenes? Hay un número de maneras. Una forma es a ellos la carga de la deuda con la matrícula irremediablemente pesado. La deuda es una trampa, especialmente estudiantes de la deuda, que es enorme, mucho más grande que la deuda de tarjetas de crédito. Es una trampa para el resto de su vida, porque las leyes están diseñadas de manera que no se puede salir de ella. Si una empresa, por ejemplo, se pone en demasiada deuda puede declararse en quiebra, pero los individuos puede ser casi nunca es relevado de la deuda del estudiante a través de la quiebra. Incluso pueden adornar la seguridad social en caso de incumplimiento. Esa es una técnica disciplinaria.

No digo que se introdujo con el propósito consciente, pero sin duda tiene ese efecto. Y es difícil argumentar que no hay ninguna base económica para ello. Basta con echar un vistazo alrededor del mundo: la educación superior es sobre todo libre. En los países con los más altos estándares de educación, digamos Finlandia, que está en la parte superior todo el tiempo, la educación superior es gratuita. Y en un país capitalista rico, exitoso como Alemania, es gratis. En México, un país pobre, que tiene estándares de educación bastante decente, teniendo en cuenta las dificultades económicas que enfrentan, es gratis.

De hecho, mira a los Estados Unidos: si volver a los años 1940 y 1950, la educación superior estaba bastante cerca de liberar. El proyecto de ley GI dio educación gratuita a un gran número de personas que nunca han sido capaces de ir a la universidad. Fue muy bueno para ellos y que era muy bueno para la economía y la sociedad; que era parte de la razón de la alta tasa de crecimiento económico. Incluso en las universidades privadas, la educación estaba bastante cerca de liberar.

Llévame: Fui a la universidad en 1945 en una universidad de la Ivy League, Universidad de Pennsylvania, y la matrícula era de $ 100. Eso sería tal vez $ 800 en dólares de hoy. Y era muy fácil de conseguir una beca, para que pudiera vivir en su casa, el trabajo y ir a la escuela y no le cuesta nada. Ahora es indignante. Tengo nietos en la universidad, que tienen que pagar por su matrícula y el trabajo y es casi imposible. Para los estudiantes. que es una técnica disciplinaria.

Y otra técnica de adoctrinamiento es reducir el contacto facultad-estudiante: grandes clases, los maestros temporales que están sobrecargados, que apenas pueden sobrevivir con un salario adjunto. Y puesto que no tiene ninguna seguridad en el empleo, no se puede construir una carrera, no se puede seguir adelante y conseguir más. Estas son todas las técnicas de la disciplina, el adoctrinamiento y control.

Y es muy similar a lo que cabría esperar en una fábrica, donde los obreros tienen que ser disciplinado, que obedezcan;no se supone que desempeñar un papel en, por ejemplo, la organización de la producción o la determinación de cómo las funciones que el lugar de trabajo es el trabajo de gestión. Esto se lleva ahora a las universidades. Y creo que no debería sorprender a nadie que tenga alguna experiencia en la empresa privada, en la industria; esa es la forma en que trabajan.

En la educación superior de cómo debería ser

En primer lugar, debemos dejar a un lado cualquier idea de que había una vez una «edad de oro». Las cosas eran diferentes y en cierto modo mejor en el pasado, pero lejos de ser perfecto. Las universidades tradicionales eran, por ejemplo, claramente jerarquizado, con muy poca participación democrática en la toma de decisiones. Una parte del activismo de la década de 1960 fue tratar de democratizar las universidades, para llevar en, por ejemplo, representantes de los estudiantes a los comités de la facultad, para traer al personal a participar.

Estos esfuerzos se llevaron adelante bajo iniciativas de los alumnos, con cierto grado de éxito. La mayoría de las universidades tienen ya un cierto grado de participación de los estudiantes en las decisiones de la facultad. Y creo que esas son el tipo de cosas que deberíamos estar avanzando hacia: una institución democrática, en la que las personas involucradas en la institución, cualesquiera que sean (profesores, estudiantes, personal), participar en la determinación de la naturaleza de la institución y cómo corre; y lo mismo debería ir a una fábrica.

Estas no son las ideas radicales, debería decir. Ellos vienen directamente del liberalismo clásico. Así que si usted lee, por ejemplo, John Stuart Mill, una figura importante en la tradición liberal clásica, se dio por sentado que los lugares de trabajo deben ser gestionados y controlados por las personas que trabajan en ellos – que es la libertad y la democracia. Vemos las mismas ideas en los Estados Unidos. Digamos que vaya de nuevo a los caballeros del trabajo;uno de sus objetivos declarados era «para establecer instituciones de cooperación, como tiende a reemplazar el salario del sistema, mediante la introducción de un sistema de cooperativa industrial.»

O tomar a alguien como John Dewey, una corriente principal filósofo social del siglo XX, la que llamó no sólo para la educación dirigida a la independencia creativa en las escuelas, sino también el control de los trabajadores en la industria, lo que llamó la «democracia industrial». Se dice que mientras la instituciones cruciales de la sociedad (como la producción, el comercio, el transporte, medios de comunicación) no están bajo el control democrático, a continuación, «la política [será] la sombra que proyecta sobre la sociedad por las grandes empresas.»

Esta idea es casi elemental, que tiene raíces profundas en la historia de América y en el liberalismo clásico. Debe ser una segunda naturaleza para las personas que trabajan, y debe aplicarse de la misma manera a las universidades. Hay algunas decisiones en una universidad en la que no quieren tener [transparencia democrática porque] hay que preservar la privacidad del estudiante, por ejemplo, y hay varios tipos de temas sensibles, sino en gran parte de la actividad normal de la universidad, hay hay ninguna razón por la participación directa no puede ser no sólo es legítimo sino útil. En mi departamento, por ejemplo, durante cuarenta años hemos tenido representantes de los estudiantes amablemente que participan en las reuniones del departamento.

El control de los trabajadores y «gobierno compartido»

La universidad es probablemente la institución social en nuestra sociedad que más se acerca a control obrero democrático. Dentro de un departamento, por ejemplo, es bastante normal que al menos el profesorado permanente para poder determinar una cantidad sustancial de lo que su trabajo es como: lo que van a enseñar, cuándo van a enseñar, lo que el plan de estudios estarán. Y la mayoría de las decisiones sobre el trabajo real que la facultad está haciendo son más o menos bajo control profesores titulares.

Ahora, por supuesto, hay un nivel más alto de los administradores que no se puede invalidar o de control. La facultad puede recomendar a alguien para la tenencia, digamos, y ser rechazado por los decanos, o el presidente, o incluso los fiduciarios o legisladores. No sucede muy a menudo, pero puede suceder y lo hace. Y eso es siempre una parte de la estructura de fondo, que, a pesar de que siempre ha existido, era mucho menos de un problema en los días en que la administración se extrajo de la facultad y, en principio, revocables.

En los sistemas representativos, usted tiene que tener a alguien haciendo trabajo administrativo, pero deben ser revocables en algún momento bajo la autoridad de las personas que administran. Eso es cada vez menos cierto. Hay más y más administradores profesionales, una capa tras otra de ellas, con más y más posiciones tomadas a distancia desde los controles de la facultad. Mencioné antes de la caída de la Facultad de Benjamin Ginsberg, que entra en muchos detalles en cuanto a cómo funciona esto en las varias universidades Mira a estrechamente: Johns Hopkins, Cornell, y un par de otros.

Mientras tanto, la facultad se reducen cada vez más a una categoría de trabajadores temporales que tienen asegurada una existencia precaria sin ruta de acceso a la pista de la tenencia. Tengo conocidos personales que son efectivamente los profesores permanentes; que no se les da la facultad de estado real; tienen que aplicar cada año para que puedan obtener designado de nuevo. Estas cosas no se debe permitir que suceda.

Y en el caso de los adjuntos, se ha institucionalizado: no están autorizados a ser una parte del aparato de la toma de decisiones, y que están excluidos de la seguridad en el empleo, que simplemente amplifica el problema. Creo que el personal debe también ser integrados en la toma de decisiones, ya que son también una parte de la universidad.

Así que hay mucho que ver, pero creo que podemos entender fácilmente por qué estas tendencias se están desarrollando. Todos ellos son parte de la imposición de un modelo de negocio en casi todos los aspectos de la vida.Esa es la ideología neoliberal que la mayor parte del mundo ha estado viviendo bajo durante cuarenta años. Es muy perjudicial para las personas, y no ha habido resistencia a ella. Y vale la pena notar que dos partes del mundo, por lo menos, más o menos han escapado de ella, a saber, Asia oriental, donde en realidad nunca lo aceptaron, y América del Sur en los últimos quince años.

En la supuesta necesidad de «flexibilidad»

«Flexibilidad» es un término que es muy familiar para los trabajadores de la industria. Parte de lo que se llama «reforma laboral» es hacer el trabajo más «flexible», que sea más fácil contratar y despedir personas. Eso es, de nuevo, una manera de garantizar la maximización de la ganancia y el control. La «flexibilidad» se supone que es una buena cosa, como «una mayor inseguridad de los trabajadores.» Dejando a un lado la industria donde el mismo es cierto, en las universidades no hay ninguna justificación.

Así que toma un caso en el que hay debajo de la inscripción en alguna parte. Eso no es un gran problema. Una de mis hijas enseña en una universidad; ella me llamó la otra noche y me dijo que su carga docente está siendo desplazado porque uno de los cursos que se están ofreciendo fue sub-inscrito. De acuerdo, el mundo no llegó a su fin, sólo cambian de lugar los arreglos de enseñanza-enseñas a un curso diferente, o una sección extra, o algo por el estilo. La gente no tiene que ser expulsados o ser insegura debido a la variación en el número de estudiantes que se inscriben en los cursos. Hay todo tipo de maneras de ajustar para que la variación.

La idea de que el trabajo debe cumplir las condiciones de la «flexibilidad» es sólo otra técnica estándar de control y dominación. ¿Por qué no dicen que los administradores deben ser desechados si no hay nada que hacer para ellos ese semestre, o fideicomisarios-¿Qué tienen que estar allí para? La situación es la misma con la alta dirección en la industria: si el trabajo tiene que ser flexible, ¿qué hay de la gestión? La mayoría de ellos son bastante inútil o incluso perjudicial de todos modos, así que vamos a deshacerse de ellos.

Y se puede seguir así. Sólo para tomar las noticias del último par de días, tomar, por ejemplo, Jamie Dimon, CEO de banco JP Morgan Chase: sólo obtuvo un aumento bastante considerable, casi el doble de su salario, en agradecimiento por haber salvado al banco de cargos criminales que habrían enviado a la dirección de la cárcel; se salió con sólo $ 20 mil millones en multas por actividades criminales. Bueno, puedo imaginar que deshacerse de alguien así podría ser útil para la economía. Pero eso no es lo que la gente habla cuando se habla de «la reforma laboral.» Son los trabajadores que tienen que sufrir, y que tienen que sufrir por la inseguridad, por no saber dónde trozo de pan de mañana se va a venir, y por lo tanto ser disciplinado y obediente y no hacer preguntas o pedir por sus derechos.

Esa es la forma en que operan los sistemas tiránicos. Y el mundo de los negocios es un sistema tiránico. Cuando se impone a las universidades, a encontrar que refleja las mismas ideas. Esto no debería ser ningún secreto.

De la finalidad de la educación

Estos son los debates que se remontan a la Ilustración, cuando en realidad se están planteando problemas de la educación superior y la educación de masas, no sólo la educación para el clero y la aristocracia. Y había básicamente dos modelos discutidos en los siglos XVIII y XIX.

Ellos fueron discutidos con imágenes bastante sugerente. Una imagen de la enseñanza era que debería ser como un vaso que se llena con, por ejemplo, el agua. Eso es lo que llamamos hoy en día «enseñanza para poner a prueba»: se vierte agua en el recipiente y después del regreso del barco al agua. Pero es un buque muy permeable, como todos nosotros, que pasó por la escuela con experiencia, ya que es posible memorizar algo para un examen que no tenía interés en pasar un examen y una semana después se le olvidó lo que el curso estaba a punto. El modelo de vaso en estos días se llama «ningún niño quede atrás», «enseñar para la prueba», «carrera hacia arriba,» cualquiera que sea el nombre que sea, y cosas similares en las universidades. pensadores de la Ilustración se opusieron a ese modelo.

El otro modelo fue descrito como trazar una cadena a lo largo de la cual el estudiante progresa en su propio camino bajo su propia iniciativa, tal vez en movimiento la cadena, tal vez la decisión de ir a otro lugar, tal vez plantea interrogantes. Extendiendo la cuerda significa imponer cierto grado de estructura. Así que un programa educativo, cualquiera que ésta sea, un curso sobre la física o algo así, no va a ser sólo todo vale; que tiene una cierta estructura.

Pero el objetivo de la misma es que el estudiante adquiera la capacidad de investigar, crear, de innovar, de desafiar-eso es la educación. Un físico de fama mundial, en sus cursos de primer año si se le preguntó «¿qué vamos a cubrir este semestre?», Su respuesta fue «no importa lo cubrimos, que importa lo que descubra.» Hay que tener la capacidad y la confianza en sí mismo para el caso de desafiar y crear e innovar, y de esa manera se aprende; de esa manera usted ha internalizado el material y se puede seguir adelante. No es una cuestión de acumular cierta matriz fija de hechos que a continuación se puede escribir en una prueba y olvidarse de la mañana.

Estos son dos modelos muy distintos de la educación. El ideal ilustrado fue la segunda, y creo que es la que tenemos que esforzarnos para conseguir. Eso es lo que es la verdadera educación, desde preescolar a la universidad. De hecho, hay programas de este tipo para el jardín de infancia, bastante buenos.

Por el amor de la enseñanza

Ciertamente queremos personas, profesores y estudiantes, que se dedican a la actividad que es satisfactoria, agradable, estimulante, excitante, y yo realmente no creo que eso es difícil. Incluso los niños pequeños son creativos, curiosos, quieren saber cosas, quieren entender las cosas, y, a menos que el batido de la cabeza se queda contigo el resto de su vida. Si usted tiene la oportunidad de proseguir esos compromisos y preocupaciones, es una de las cosas más satisfactorias en la vida.

Eso es cierto si usted es un físico investigador, es cierto si usted es un carpintero; usted está tratando de crear algo de valor y hacer frente a un problema difícil y resolverlo. Creo que eso es lo que hace que funcione el tipo de cosas que quiere hacer; Puedes hacerlo incluso si usted no tiene que hacerlo. En una universidad que funcione razonablemente, se encuentran personas que trabajan todo el tiempo porque la aman; eso es lo que quieren hacer; se les da la oportunidad, tienen los recursos, que están animados a ser libre e independiente y creativo, ¿qué es mejor? Eso es lo que les gusta hacer. Y que, de nuevo, se puede hacer en cualquier nivel.

Vale la pena pensar en algunos de los programas educativos imaginativos y creativos que se están desarrollando en los diferentes niveles. Así, por ejemplo, alguien se acaba de describir a mí el otro día un programa que está utilizando en las escuelas secundarias, un programa de ciencias donde los estudiantes se les pide una interesante pregunta: «¿Cómo puede volar un mosquito en la lluvia»

Esa es una pregunta difícil cuando se piensa en ello. Si algo golpeó a un ser humano con la fuerza de una gota de lluvia que golpea un mosquito sería absolutamente aplánelos inmediatamente. Así que ¿cómo es que el mosquito no es aplastado al instante? ¿Y cómo puede el mosquito seguir volando? Si persigues a esa pregunta – y es una pregunta bastante difícil – se obtiene en preguntas de matemáticas, la física y la biología, preguntas que son un reto suficiente que desea encontrar una respuesta a ellos.

Eso es lo que la educación debe ser como en todos los niveles, todo el camino a la guardería, literalmente. Hay programas de jardín de infantes en el que, por ejemplo, a cada niño se le da una colección de pequeños objetos: piedras, conchas, semillas, y cosas por el estilo. A continuación, la clase se le da la tarea de averiguar cuáles son las semillas. Comienza con lo que llaman una «conferencia científica»: los niños se comuniquen entre sí y tratan de averiguar cuáles son las semillas. Y, por supuesto, hay algo de la guía del maestro, pero la idea es tener los niños a pensar en ello.

Después de un tiempo, tratan diversos experimentos y se den cuenta de cuáles son las semillas. En ese momento, a cada niño se le da una lupa y, con la ayuda del profesor, grietas una semilla y se ve el interior y encuentra el embrión que hace crecer la semilla. Estos niños aprenden algo, realmente, no sólo algo acerca de semillas y lo hace crecer; sino también acerca de cómo descubrir. Están aprendiendo la alegría del descubrimiento y la creación, y eso es lo que se lleva a cabo de forma independiente, fuera del aula, fuera del curso.

Lo mismo vale para toda la educación a través de la escuela de graduados. En un seminario de posgrado razonable, usted no espera a los estudiantes para copiar hacia abajo y repetir lo que usted diga; usted espera que le digan cuando estás mal o para llegar a nuevas ideas, para desafiar, para perseguir una dirección que no se había pensado antes. Eso es lo que la educación real es en todos los niveles, y eso es lo que debe ser alentado. Ese debe ser el propósito de la educación. Es de no verter información en la cabeza de alguien que luego fugarse pero para que puedan convertirse en personas creativas e independientes que pueden encontrar emoción en el descubrimiento y la creación y la creatividad en cualquier nivel o en cualquier dominio de sus intereses les llevan.

Consejos para los sindicatos de organización adjunto de la facultad

Usted sabe mejor que yo lo que hay que hacer, el tipo de problemas que enfrenta. Acabo adelante y hacer lo que tiene que hacer. No se deje intimidar, no se asuste, y reconocer que el futuro puede estar en nuestras manos si estamos dispuestos a captarla.

Original:

The following is an edited transcript (prepared by Robin J. Sowards) of remarks given by Noam Chomsky last month to a gathering of members and allies of the Adjunct Faculty Association of the United Steelworkers in Pittsburgh, Penn.

On hiring faculty off the tenure track

That’s part of the business model. It’s the same as hiring temps in industry or what they call “associates” at Walmart, employees that aren’t owed benefits. It’s a part of a corporate business model designed to reduce labor costs and to increase labor servility. When universities become corporatized, as has been happening quite systematically over the last generation as part of the general neoliberal assault on the population, their business model means that what matters is the bottom line.

The effective owners are the trustees (or the legislature, in the case of state universities), and they want to keep costs down and make sure that labor is docile and obedient. The way to do that is, essentially, temps. Just as the hiring of temps has gone way up in the neoliberal period, you’re getting the same phenomenon in the universities.

The idea is to divide society into two groups. One group is sometimes called the “plutonomy” (a term used by Citibank when they were advising their investors on where to invest their funds), the top sector of wealth, globally but concentrated mostly in places like the United States. The other group, the rest of the population, is a “precariat,” living a precarious existence.

This idea is sometimes made quite overt. So when Alan Greenspan was testifying before Congress in 1997 on the marvels of the economy he was running, he said straight out that one of the bases for its economic success was imposing what he called “greater worker insecurity.” If workers are more insecure, that’s very “healthy” for the society, because if workers are insecure they won’t ask for wages, they won’t go on strike, they won’t call for benefits; they’ll serve the masters gladly and passively. And that’s optimal for corporations’ economic health.

At the time, everyone regarded Greenspan’s comment as very reasonable, judging by the lack of reaction and the great acclaim he enjoyed. Well, transfer that to the universities: how do you ensure “greater worker insecurity”? Crucially, by not guaranteeing employment, by keeping people hanging on a limb than can be sawed off at any time, so that they’d better shut up, take tiny salaries, and do their work; and if they get the gift of being allowed to serve under miserable conditions for another year, they should welcome it and not ask for any more.

That’s the way you keep societies efficient and healthy from the point of view of the corporations. And as universities move towards a corporate business model, precarity is exactly what is being imposed. And we’ll see more and more of it.

That’s one aspect, but there are other aspects which are also quite familiar from private industry, namely a large increase in layers of administration and bureaucracy. If you have to control people, you have to have an administrative force that does it. So in US industry even more than elsewhere, there’s layer after layer of management — a kind of economic waste, but useful for control and domination.

And the same is true in universities. In the past thirty or forty years, there’s been a very sharp increase in the proportion of administrators to faculty and students; faculty and students levels have stayed fairly level relative to one another, but the proportion of administrators have gone way up.

There’s a very good book on it by a well-known sociologist, Benjamin Ginsberg, called The Fall of the Faculty: The Rise of the All-Administrative University and Why It Matters, which describes in detail the business style of massive administration and levels of administration — and of course, very highly-paid administrators. This includes professional administrators like deans, for example, who used to be faculty members who took off for a couple of years to serve in an administrative capacity and then go back to the faculty; now they’re mostly professionals, who then have to hire sub-deans, and secretaries, and so on and so forth, a whole proliferation of structure that goes along with administrators. All of that is another aspect of the business model.

But using cheap and vulnerable labor is a business practice that goes as far back as you can trace private enterprise, and unions emerged in response. In the universities, cheap, vulnerable labor means adjuncts and graduate students. Graduate students are even more vulnerable, for obvious reasons. The idea is to transfer instruction to precarious workers, which improves discipline and control but also enables the transfer of funds to other purposes apart from education.

The costs, of course, are borne by the students and by the people who are being drawn into these vulnerable occupations. But it’s a standard feature of a business-run society to transfer costs to the people. In fact, economists tacitly cooperate in this. So, for example, suppose you find a mistake in your checking account and you call the bank to try to fix it. Well, you know what happens. You call them up, and you get a recorded message saying “We love you, here’s a menu.” Maybe the menu has what you’re looking for, maybe it doesn’t. If you happen to find the right option, you listen to some music, and every once and a while a voice comes in and says “Please stand by, we really appreciate your business,” and so on.

Finally, after some period of time, you may get a human being, who you can ask a short question to. That’s what economists call “efficiency.” By economic measures, that system reduces labor costs to the bank; of course, it imposes costs on you, and those costs are multiplied by the number of users, which can be enormous — but that’s not counted as a cost in economic calculation. And if you look over the way the society works, you find this everywhere.

So the university imposes costs on students and on faculty who are not only untenured but are maintained on a path that guarantees that they will have no security. All of this is perfectly natural within corporate business models. It’s harmful to education, but education is not their goal.

In fact, if you look back farther, it goes even deeper than that. If you go back to the early 1970s when a lot of this began, there was a lot of concern pretty much across the political spectrum over the activism of the 1960s; it’s commonly called “the time of troubles.” It was a “time of troubles” because the country was getting civilized, and that’s dangerous. People were becoming politically engaged and were trying to gain rights for groups that are called “special interests,” like women, working people, farmers, the young, the old, and so on. That led to a serious backlash, which was pretty overt.

At the liberal end of the spectrum, there’s a book called The Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission, Michel Crozier, Samuel P. Huntington, Joji Watanuki , produced by the Trilateral Commission, an organization of liberal internationalists. The Carter administration was drawn almost entirely from their ranks. They were concerned with what they called “the crisis of democracy” — namely, that there’s too much democracy.

In the 1960s, there were pressures from the population, these “special interests,” to try to gain rights within the political arena, and that put too much pressure on the state. You can’t do that. There was one “special interest” that they left out, namely the corporate sector, because its interests are the “national interest”; the corporate sector is supposed to control the state, so we don’t talk about them. But the “special interests” were causing problems and they said “we have to have more moderation in democracy,” the public has to go back to being passive and apathetic.

And they were particularly concerned with schools and universities, which they said were not properly doing their job of “indoctrinating the young.” You can see from student activism (the civil rights movement, the anti-war movement, the feminist movement, the environmental movements) that the young are just not being indoctrinated properly.

Well, how do you indoctrinate the young? There are a number of ways. One way is to burden them with hopelessly heavy tuition debt. Debt is a trap, especially student debt, which is enormous, far larger than credit card debt. It’s a trap for the rest of your life because the laws are designed so that you can’t get out of it. If a business, say, gets in too much debt it can declare bankruptcy, but individuals can almost never be relieved of student debt through bankruptcy. They can even garnish social security if you default. That’s a disciplinary technique.

I don’t say that it was consciously introduced for the purpose, but it certainly has that effect. And it’s hard to argue that there’s any economic basis for it. Just take a look around the world: higher education is mostly free. In the countries with the highest education standards, let’s say Finland, which is at the top all the time, higher education is free. And in a rich, successful capitalist country like Germany, it’s free. In Mexico, a poor country, which has pretty decent education standards, considering the economic difficulties they face, it’s free.

In fact, look at the United States: if you go back to the 1940s and 1950s, higher education was pretty close to free. The GI Bill gave free education to vast numbers of people who would never have been able to go to college. It was very good for them and it was very good for the economy and the society; it was part of the reason for the high economic growth rate. Even in private colleges, education was pretty close to free.

Take me: I went to college in 1945 at an Ivy League university, University of Pennsylvania, and tuition was $100. That would be maybe $800 in today’s dollars. And it was very easy to get a scholarship, so you could live at home, work, and go to school and it didn’t cost you anything. Now it’s outrageous. I have grandchildren in college, who have to pay for their tuition and work and it’s almost impossible. For the students. that is a disciplinary technique.

And another technique of indoctrination is to cut back faculty-student contact: large classes, temporary teachers who are overburdened, who can barely survive on an adjunct salary. And since you don’t have any job security, you can’t build up a career, you can’t move on and get more. These are all techniques of discipline, indoctrination, and control.

And it’s very similar to what you’d expect in a factory, where factory workers have to be disciplined, to be obedient; they’re not supposed to play a role in, say, organizing production or determining how the workplace functions-that’s the job of management. This is now carried over to the universities. And I think it shouldn’t surprise anyone who has any experience in private enterprise, in industry; that’s the way they work.

On how higher education ought to be

First of all, we should put aside any idea that there was once a “golden age.” Things were different and in some ways better in the past, but far from perfect. The traditional universities were, for example, extremely hierarchical, with very little democratic participation in decision-making. One part of the activism of the 1960s was to try to democratize the universities, to bring in, say, student representatives to faculty committees, to bring in staff to participate.

These efforts were carried forward under student initiatives, with some degree of success. Most universities now have some degree of student participation in faculty decisions. And I think those are the kinds of things we should be moving towards: a democratic institution, in which the people involved in the institution, whoever they may be (faculty, students, staff), participate in determining the nature of the institution and how it runs; and the same should go for a factory.

These are not radical ideas, I should say. They come straight out of classical liberalism. So if you read, for example, John Stuart Mill, a major figure in the classical liberal tradition, he took it for granted that workplaces ought to be managed and controlled by the people who work in them — that’s freedom and democracy. We see the same ideas in the United States. Let’s say you go back to the Knights of Labor; one of their stated aims was “To establish co-operative institutions such as will tend to supersede the wage-system, by the introduction of a co-operative industrial system.”

Or take someone like John Dewey, a mainstream twentieth-century social philosopher, who called not only for education directed at creative independence in schools, but also worker control in industry, what he called “industrial democracy.” He says that as long as the crucial institutions of the society (like production, commerce, transportation, media) are not under democratic control, then “politics [will be] the shadow cast on society by big business.”
This idea is almost elementary, it has deep roots in American history and in classical liberalism. It should be second nature to working people, and it should apply the same way to universities. There are some decisions in a university where you don’t want to have [democratic transparency because] you have to preserve student privacy, say, and there are various kinds of sensitive issues, but on much of the normal activity of the university, there is no reason why direct participation can’t be not only legitimate but helpful. In my department, for example, for forty years we’ve had student representatives helpfully participating in department meetings.

On “shared governance” and worker control

The university is probably the social institution in our society that comes closest to democratic worker control. Within a department, for example, it’s pretty normal for at least the tenured faculty to be able to determine a substantial amount of what their work is like: what they’re going to teach, when they’re going to teach, what the curriculum will be. And most of the decisions about the actual work that the faculty is doing are pretty much under tenured faculty control.

Now, of course, there is a higher level of administrators that you can’t overrule or control. The faculty can recommend somebody for tenure, let’s say, and be turned down by the deans, or the president, or even the trustees or legislators. It doesn’t happen all that often, but it can happen and it does. And that’s always a part of the background structure, which, although it always existed, was much less of a problem in the days when the administration was drawn from the faculty and in principle recallable.

Under representative systems, you have to have someone doing administrative work, but they should be recallable at some point under the authority of the people they administer. That’s less and less true. There are more and more professional administrators, layer after layer of them, with more and more positions being taken remote from the faculty controls. I mentioned before The Fall of the Faculty by Benjamin Ginsberg, which goes into a lot of detail as to how this works in the several universities he looks at closely: Johns Hopkins, Cornell, and a couple of others.

Meanwhile, the faculty are increasingly reduced to a category of temporary workers who are assured a precarious existence with no path to the tenure track. I have personal acquaintances who are effectively permanent lecturers; they’re not given real faculty status; they have to apply every year so that they can get appointed again. These things shouldn’t be allowed to happen.

And in the case of adjuncts, it’s been institutionalized: they’re not permitted to be a part of the decision-making apparatus, and they’re excluded from job security, which merely amplifies the problem. I think staff ought to also be integrated into decision-making, since they’re also a part of the university.

So there’s plenty to do, but I think we can easily understand why these tendencies are developing. They are all part of imposing a business model on just about every aspect of life. That’s the neoliberal ideology that most of the world has been living under for forty years. It’s very harmful to people, and there has been resistance to it. And it’s worth noticing that two parts of the world, at least, have pretty much escaped from it, namely East Asia, where they never really accepted it, and South America in the past fifteen years.

On the alleged need for “flexibility”

“Flexibility” is a term that’s very familiar to workers in industry. Part of what’s called “labor reform” is to make labor more “flexible,” make it easier to hire and fire people. That’s, again, a way to ensure maximization of profit and control. “Flexibility” is supposed to be a good thing, like “greater worker insecurity.” Putting aside industry where the same is true, in universities there’s no justification.

So take a case where there’s under-enrollment somewhere. That’s not a big problem. One of my daughters teaches at a university; she just called me the other night and told me that her teaching load is being shifted because one of the courses that was being offered was under-enrolled. Okay, the world didn’t come to an end, they just shifted around the teaching arrangements-you teach a different course, or an extra section, or something like that. People don’t have to be thrown out or be insecure because of the variation in the number of students enrolling in courses. There are all sorts of ways of adjusting for that variation.

The idea that labor should meet the conditions of “flexibility” is just another standard technique of control and domination. Why not say that administrators should be thrown out if there’s nothing for them to do that semester, or trustees-what do they have to be there for? The situation is the same with top management in industry: if labor has to be flexible, how about management? Most of them are pretty useless or even harmful anyway, so let’s get rid of them.

And you can go on like this. Just to take the news from the last couple of days, take, say, Jamie Dimon, the CEO of JP Morgan Chase bank: he just got a pretty substantial raise, almost double his salary, out of gratitude because he had saved the bank from criminal charges that would have sent the management to jail; he got away with only $20 billion in fines for criminal activities. Well, I can imagine that getting rid of somebody like that might be helpful to the economy. But that’s not what people are talking about when they talk about “labor reform.” It’s the working people who have to suffer, and they have to suffer by insecurity, by not knowing where tomorrow’s piece of bread is going to come from, and therefore be disciplined and obedient and not raise questions or ask for their rights.

That’s the way that tyrannical systems operate. And the business world is a tyrannical system. When it’s imposed on the universities, you find it reflects the same ideas. This shouldn’t be any secret.

Tomado de:

http://www.salon.com/2014/10/10/noam_chomsky_corporate_business_models_are_hurting_american_universities_partner/

Imagen: https://www.google.com/search?q=universidad+mercantilizada&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjTnbSzmMTNAhWFlR4KHc6CAA0Q_AUIBygC#imgrc=UOFj8iCqFtAEaM%3A

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