Brasil. Movimiento de los Sin Tierra: «Queremos existir, y por lo tanto seremos resistencia»

Por: Wafika Ibrahim

Entrevista a Ayala Ferreira, coordinadora nacional del Movimiento Sin Tierra (MST) e integrante del sector de derechos humanos de la organización. Para ella, la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro significa un periodo de retroceso en el escenario tanto de su país como a nivel regional

Uno de los movimientos sociales más importantes de Latinoamérica es el de los Sin Tierra en Brasil, nacido en la década de los ’80 del pasado siglo con el propósito de presionar a favor de una reforma agraria en un país donde ese recurso de la naturaleza ha estado históricamente concentrado en pocas manos.

Ayala Ferreira, es la coordinadora nacional del Movimiento Sin Tierra (MST) y forma parte del sector de derechos humanos de la organización. Vive en Pará, en el municipio de Marabá en una comunidad llamada Asentamiento del 26 de Marzo. Para ella, la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro significa un periodo de retroceso en el escenario local y regional, pero «seremos resistencia», afirma en diálogo exclusivo con Al Mayadeen.

«El gobierno de Bolsonaro completó poco más de un semestre en funciones (poco tiempo para un período de cuatro años) -comentó la activista-; sin embargo, estamos seguros de que la política adoptada es la de continuar el golpe institucional de 2016 que derrocó al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff  e instituyó un conjunto de medidas de carácter neoliberal y persecución de los movimientos populares».

¿Cuál es entonces la táctica del gobierno de Bolsonaro en Brasil?

La de un gobierno que asume una agenda neoliberal que se basa en la eliminación de los derechos fundamentales de los trabajadores (urbanos y rurales), de las reformas como la seguridad laboral y social y la mercantilización de los bienes de la naturaleza (tierra cultivable, agua, bosques y minerales).

También sostiene una política de combate a los «enemigos internos» en el país, quienes son todos los que cuestionan críticamente esas medidas y defienden un modelo de sociedad basado en el respeto y la tolerancia hacia las personas y las formas de organización de la existencia. En este sentido, el MST es perseguido por la política y las medidas adoptadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro.

La agenda móvil para nosotros es la democratización del acceso a la tierra pero la reforma agraria está completamente bloqueada, porque tenemos un presidente que se ha comprometido claramente con los latifundios y los agronegocios, que se fortalecen mediante incentivos y créditos, que favorecen la liberación de pesticidas, la relajación de la legislación ambiental y la autorización para avanzar e invadir áreas de conservación ambiental y pueblos tradicionales (como pueblos indígenas y quilombolas).

Finalmente, la agenda política en la que creemos y defendemos es la democracia y la participación de la sociedad en la vida pública actual, la cual es tratada con violencia por el gobierno y sus mecanismos de control social.


Ayala Ferreira, coordinadora nacional del Movimiento Sin Tierra (MST).

Ayala Ferreira, coordinadora nacional del Movimiento Sin Tierra (MST).

Un tema de actualidad noticiosa es de la Amazonia. Arde ese pulmón del planeta y Bolsonaro culpa al clima y a los indígenas con sus prácticas de todo el desastre. ¿Qué opinión le merece esto?

La deforestación se ha disparado desde que llegó Bolsonaro. Esa es la principal causa de la oleada de incendios que, como nunca antes, impactan a la Amazonia.

En lugar de selva, no es secreto que el poderoso sector agropecuario brasileño, que siente que tiene carta blanca con la llegada a la presidencia de Bolsonaro, busca grandes áreas de pastoreo o sembrado.

Medios de prensa han divulgado que la deforestación se incrementó en un 273 por ciento desde que lo tenemos a él como gobernante. Con Bolsonaro ha aumentado la ocupación ilegal de tierras de la selva y su deforestación permite especular y venderlas. Ese es el problema.

Por otra parte, creo que el gobierno tiene dificultades para comprender cuestiones como la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos y ha adoptado un comportamiento poco claro sobre el papel de los extranjeros en nuestro país.

Por ejemplo, recientemente aprobó la liberación de la base de Alcántara (territorio brasileño ubicado en el estado de Maranhão que está estratégicamente ubicado para lanzamientos aeroespaciales) al gobierno de Estados Unidos. Bolsonaro ha ofrecido tierras de cultivo a personas y empresas transnacionales.

Mientras, el gobierno alimenta el discurso  de que el Amazonas es un asunto de los brasileños y que depende de nosotros decidir qué hacer allí, pero el único tema permitido es cómo proceder a su destrucción; y debatir la conservación de los bosques y el cuidado de la biodiversidad es un tema para los ambientalistas (enemigos del desarrollo y el progreso) y para la intervención e interferencia extranjera.

Creo que una posible retirada del gobierno de Bolsonaro en esta deforestación y destrucción de la agenda amazónica será a través de sanciones económicas y políticas por incumplimiento de los acuerdos y pactos internacionales de los que nuestro país es signatario.

Aliado a esto, continuar con los procesos de articulación y presiones populares como el que se está construyendo para realizarse del 23 al 30 de agosto en varios estados y países interesados y que conocen la importancia de la Amazonia para el equilibrio climático del planeta.

¿Por qué se acusa al capitalismo de esta tragedia ecológica?

No debemos tener dudas, la razón de la deforestación y destrucción de la Amazonia es la necesidad de subordinar este vasto territorio y toda su riqueza a los intereses del capital.

El capital en la etapa actual de desarrollo necesita extraer ganancias extraordinarias para controlar y explotar los recursos naturales que existen en el mundo, en la Amazonia se concentra la tierra en abundancia, bosques, agua potable y recursos minerales estratégicos para el desarrollo de las sociedades.

Para apropiarse de estos recursos es necesario derribar todas las barreras que impiden su control, como las leyes ambientales y la existencia de habitantes que viven en estos territorios y practican otras formas de vida que van más allá de la lógica destructiva del capital.

Y la principal herramienta adoptada por el capital es convencer a la sociedad de la peor manera posible, naturalizando el desarrollo, la modernización y el progreso y así destruir los activos de la naturaleza y excluir a las personas que practican otras formas de vida con respecto al medio ambiente. y con compromiso ético con las generaciones futuras.

¿Hay salvación?

Será un logro que solo aquellos que se pongan en movimiento podrán obtener. La salvación de la humanidad y los bienes de la naturaleza dependerán únicamente de la capacidad de construir un modelo social más allá del capital, basado en nuevos valores y prácticas de respeto por cada forma de vida en la tierra.

Un dato interesante que puede ilustrar todo el gran daño lo ofreció recientemente la agencia espacial de Brasil. Según el ente, la Amazonia padece una deforestación de cuatro mil 565 kilómetros cuadrados, lo que supone crecimiento en la desaparición de su superfície de un 15 por ciento respecto al año anterior. Lo que arrojan lass informaciones de los satélites es desalentador: Cada minuto desaparece una superficie de selva similar a un campo de fútbol.

En este escenario, ¿cuáles son los daños directos al MST?

Específicamente como movimiento campesino, el daño se sentirá de inmediato, pero a mediano y largo plazo. En primer lugar, debido a que muchas comunidades rurales han sido afectadas por incendios forestales.

Muchas han perdido cultivos y áreas de preservación; han perdido pastos que garantizan la alimentación de los animales (ahora estamos buscando comida para los pequeños criaderos que cada agricultor tiene en su comunidad).

Pero como mencioné, los efectos se sentirán a mediano y largo plazo y tiene que ver con el cambio climático que causará escasez o exceso de lluvia que a su vez comprometerán los cultivos que desarrollamos en nuestras comunidades y, para lidiar con estos cambios es posible que aparezca una tendencia al uso de insumos químicos y agrotóxicos con el objetivo de impulsar la productividad de los cultivos, llevando la tierra y todas las formas de vida en nuestra sociedad a límites de existencia insostenibles.

¿Cómo valora alianza Donald Trump-Jair Bolsonaro?

Bueno, parece risible, pero Bolsonaro siempre expresó su admiración por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Para nada le disgustaba que incluso lo compararan con él. No es de extrañar que aquel gobierno del republicano tenga mucha influencia sobre el que tenemos hoy en Brasil. El propio Trump expresó antes de la asunción de Bolsonaro que esperaba inaugurar una nueva alianza hemisférica.

Tanto Trump como Bolsonaro comparten el rechazo al gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela. Son gobiernos con una sintonía total, expresados por la persecución y la falta de respeto por la autodeterminación de los pueblos, como ha sucedido con nuestro vecino, al cual los Estados Unidos casi lleva a la guerra.

Poseen similar postura respecto a China en el comercio internacional, y defienden la posesión y el portar armas de fuego en el caso de los civiles.

El presidente brasileño comenzó con discursos públicos donde expresaba que Brasil en su mandato se alinearía política y económicamente con los Estados Unidos.

Ahora esta relación se está estableciendo y la entrega de la base de Alcántara a los Estados Unidos es la expresión de la alianza.

¿Algún mensaje particular para los campesinos y pueblos árabes en general?

Sí. El MST se mantendrá firme en la construcción de resistencia activa, en la lucha por la democratización del acceso a la tierra, la reforma agraria y en la lucha por la democracia y la libertad del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, así como de todos los defensores de la vida en nuestro Brasil. Queremos existir, ¡así que seremos RESISTENCIA!

Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/entrevistas/2019/08/26/brasil-movimiento-de-los-sin-tierra-queremos-existir-y-por-lo-tanto-seremos-resistencia

 

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«El programa de Macron no beneficia a las clases medias o bajas, sino al 1 % que ostenta el 25 % de la riqueza en Francia»

Entrevista a Thomas Porcher y Frédéric Farah

Por: Guillermo Rivas

 Los economistas Thomas Porcher y Frédéric Farah cuestionan la supuesta «modernidad» de las teorías económicas del presidente francés, que cumple cien días en el poder

– «El relato liberal dice que Francia que no avanzado nada desde los 80 por culpa de los sindicatos, pero desde hace 30 años hacemos lo contrario: flexibilización del trabajo y reducción de las cotizaciones sociales»

– «Francia sólo ha creado empleo estable en dos periodos en los últimos 30 años, y en el segundo fue gracias a la reducción del tiempo de trabajo a 35 horas semanales»

En sólo tres años la vida de Emmanuel Macron ha pasado de ser la de un alto funcionario del gobierno francés desconocido para el público a ocupar la cúspide del sistema. Macron ha sabido moverse en las alianzas tradicionales de la política francesa y ganarse la simpatía de los grandes medios de comunicación con un mensaje de renovación económico y político.

Thomas Porcher y Fréderic Farah, en su libro Introduction inquiète à la Macron-économie, opinan por el contrario que la ideología económica del nuevo presidente no es más que un refrito de neoliberalismo y glorificación del modelo start-up. El presidente francés cumple cien días en el poder cuando las encuestas revelan una fuerte caída del apoyo popular, precisamente en el momento en que se prepara para poner en marcha sus reformas económicas.

Entre las primeras medidas de Macron, aparecen bajadas de impuestos, disminución de la ayuda al alquiler (APL), exoneración dentro del Impuesto sobre el Patrimonio (ISF) de las acciones, seguros y ahorros, más austeridad presupuestaria y no sustituir tras su jubilación 120.000 plazas de funcionarios. ¿Es el final del modelo social francés?

Frédéric Farah: Emmanuel Macron solo sigue las recomendaciones que la Unión Europea hace a través de su Estrategia Europa 2020 pidiendo, por ejemplo, la liberalización del mercado laboral. Así que su papel es el de acelerar un proceso que empezó François Mitterrand en 1983 con el «Cambio hacia el rigor», liquidando un modelo que, en su origen, se fundamentaba en la importancia de los servicios públicos, en la presencia del Estado en la economía y la distribución de la riqueza. Para, al final, haciéndolo pedazos, llegar a una estructura que mantenga un mínimo de seguridad para las capas más vulnerables, presentando todo lo demás como inservible y sustituirlo por seguros privados.

Thomas Porcher: En el contexto europeo, Francia era el único país de Europa que no había llevado a cabo reformas estructurales como las de Grecia, España o Italia. Desde la óptica de Macron, la economía francesa no está adaptada a la globalización y no es competitiva y, para mejorarlo, propone bajar impuestos a la clase media y baja; a las empresas, cambiando el impuesto de sociedades del 33% al 25%; y a los ricos, que son, para Macron, los que con sus inversiones crean la riqueza.

Sin embargo, Macron suele oponer en sus discursos las reformas que Francia no hizo en los años 80 y que, según él, lastran la economía del país, con la política que Margaret Thatcher sí llevó a cabo en Reino Unido. ¿El plan de Macron tendrá un impacto positivo en la economía francesa?

F.F: Por supuesto que no. El relato liberal dice que Francia es un país bloqueado económicamente, que no reforma, que desde los años 80 no ha avanzado nada por culpa de unos sindicatos que no desean el cambio y destruyen empleo. Pero desde hace 30 años hacemos lo contrario: avanzamos hacia la flexibilización del trabajo y la reducción de las cotizaciones sociales con un efecto en el empleo y el crecimiento de la economía francesa que ha sido mínimo. Francia sólo ha creado empleo estable en dos periodos en los últimos 30 años: 1988-1990 y 1998-2001, y en este último periodo fue gracias a la reducción del tiempo de trabajo a 35 horas semanales, que permitió la creación de 350.000 empleos.

T.P: Además, tenemos un déficit importante porque el paro es alto y eso provoca un problema de financiación del sistema. La respuesta de los países de la UE ante este problema está siendo un juego mortal por intentar ser más competitivos que el país vecino y así ganar partes de su mercado. Y esa batalla sólo se puede proponer dentro del euro por el lado de la bajada de impuestos y la bajada de la masa salarial, que es el camino que quiere tomar Macron.

Macron también promueve el ideal de crear una sociedad de mentalidad empresarial con la apuesta por los autónomos y el modelo start-up.

T.P: Macron apuesta por la start-up nation, el país de los emprendedores, porque permite reducir las cifras del paro. Desde 2015 se ha creado así un millón de emprendedores en Francia, pero en dos años solo el 56% declara tener ingresos, y de ese 56% la media de ingresos mensual está cercana a los 1.100 euros, es decir, menos que el sueldo mínimo neto francés. En lugar de adaptar Francia al siglo XXI la están encaminando al XIX.

Asimismo, vemos que Macron intenta promover el consumo privado de los hogares y a la vez desregular el capital financiero.

T.P: Hay que entender que el programa de Macron no es especialmente beneficioso para la clase media ni baja, lo es ante todo para las 3.000 familias más ricas, es decir, el 1% de la población que posee el 25% de la riqueza del país. Evidentemente, muchas de las medidas que se contemplan ahora como la exoneración del Impuesto de Vivienda para las rentas más bajas (Taxe d’habitation) van a permitir un aumento del poder adquisitivo que luego va a repercutir en la oferta de servicios públicos. Por otro lado, su reforma de la Ley del Trabajo propone volver a la tarifa normal de las horas extras lo que impactará en el sueldo de los franceses.

En mayo, Macron accedió al poder con el 66% de los votos frente a Marine Le Pen. La suma de la abstención y de las papeletas blancas y nulas llegó al 34%. ¿Está el presidente legitimado en las urnas para llevar a cabo una reforma de tal magnitud?

T.P: El apoyo a su programa económico no es masivo. A su favor ha jugado que con este sistema electoral, el mayor reto para cualquier candidato es poder acceder a una segunda vuelta contra Le Pen y así provocar la adhesión de todos esos votantes que desean ver al menos malo en el poder. El resultado de las elecciones habría sido completamente distinto si Macron hubiera tenido enfrente a Jean-Luc Mélenchon o incluso a François Fillon, porque ahí se habrían confrontado programas.

F.F: Ante la ausencia de legitimidad, puede haber una contestación popular importante, por eso es interesante ver todo lo que ocurra a partir de septiembre cuando se empiece a trabajar en la Ley del Trabajo. Si solo hay tres o cuatro manifestaciones y poco más, el gobierno va a encontrar la puerta abierta a hacer lo que quiera.

¿Creen que la adopción por Macron de las políticas de austeridad que propone la Unión Europea puede provocar un escenario electoral más ventajoso para el Frente Nacional en 2022?

T.P: En el escenario actual, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon encarnan la oposición a Macrón y, según cómo vayan estos cinco años, podemos vernos confrontados a un escenario tipo Syriza, con Mélenchon, o a uno de ruptura como el Brexit o la elección de Donald Trump. Y ahí está el verdadero desafío, ver quién gana en Francia a esa masa de votantes, los trabajadores pobres de los países occidentales más liberales. El Frente Nacional, de momento, se ha aprovechado de la decisión que en 1983 hizo el Partido Socialista de centrar sus medidas en las clases medias en lugar de en los obreros. Así pudo pasar del 1% de votos en 1981 a lograr el 35% en la segunda vuelta de 2017.

F.F: La conclusión que nos dejan las elecciones es que el juego político está abierto en Francia y que el país está listo para una nueva mayoría. Una de las posibilidades es si la oposición de izquierda, sobre todo en torno a Mélenchon, sabe crear un proyecto mayoritario plebiscitado por los franceses. Para ellos, el gran desafío es responder al mismo tiempo al problema Macron y al problema Le Pen.

Fuente:http://www.eldiario.es/economia/programa-Macron-beneficiar-ostenta-Francia_0_677182887.html

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Las grandes cadenas de distribución, un poder global.

Por: Enric Llopis
La crítica se ha centrado habitualmente en la producción y el consumo, pero las cadenas de distribución constituyen grandes centros de poder. Es más, los modelos de distribución y comercialización dominantes influyen de manera decisiva en la producción. Es la tesis central del libro “La dictadura de los supermercados”, publicado por la periodista Nazaret Castro en la colección A Fondo de Akal. Se considere el sector del textil (Inditex, Mango y H&M), las prendas deportivas (Decathlon), los juguetes (Toys’R’Us e Imaginarium), los muebles (Ikea), la electrónica (Media Markt), los cosméticos (Yves Rocher), la alimentación (Carrefour) y los libros, entre otros negocios (Amazon) hay una serie de tendencias que se repiten, como la reducción del comercio de proximidad y el cambio de la correlación de fuerzas entre pequeños productores y grandes empresas. En 2015 los gigantes de la distribución mundial eran las estadounidenses Wal-Mart y Costco; la francesa Carrefour; la alemana Schwarz (propietaria de Lidl); Tesco, de Gran Bretaña y The Kroger, de Estados Unidos. En cuanto a las españolas, Mercadona ocupaba la posición 42 en la ratio global; Inditex, el 44; El Corte Inglés, el 66 y Dia el 72.

Ofrece una idea del poder de estas empresas que la cadena de supermercados Wal-Mart facturara en 2013 el equivalente a más de un tercio del PIB español. El libro de la colección dirigida por el periodista Pascual Serrano responde en 215 páginas a la cuestión de fondo, planteada en el mismo subtítulo: “Cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimos”. El estudio del sector de la alimentación en España ofrece algunas pautas: los grandes distribuidores controlan el 46% del mercado, aunque estudios oficiales elevan la cifra al 72%. Sólo cinco empresas –Mercadona, Eroski, Carrefour, Auchan y Dia- controlan la distribución minorista. El reverso de la concentración en el negocio alimentario es la merma del pequeño comercio, que pasó de 95.000 tiendas en 1998 a 25.000 en el año 2004.

A escala global, la tendencia alcanza límites extremos. Sólo una decena de corporaciones producen y distribuyen más de dos mil productos vendidos por todo el planeta. Por ejemplo los de Coca Cola, que se consumen en una cantidad de más de 1.700 millones por día. Grupos como Nestlé tienen registradas 8.000 marcas diferentes, que circulan por el mundo en busca de consumidores. Entre los múltiples reproches efectuados a estas corporaciones figuran los de evasión fiscal. Nazaret Castro recuerda que Inditex ha sido señalada por utilizar filiales en Holanda, Suiza e Irlanda para tributar menos. La empresa negó estas acusaciones. Denuncians similares se han realizado sobre Ikea (desviación a Liechtenstein durante dos décadas del 3% de cada venta realizada).

Nazaret Castro es cofundadora del colectivo de periodismo de investigación independiente “Carro de Combate”, que denuncia los impactos sociales y ambientales del consumo cotidiano. Junto a la periodista Laura Villadiego ha publicado los ensayos “Amarga dulzura. Una historia de los orígenes del azúcar” (2013) y “Carro de Combate. Consumir es un acto político” (2014). En el libro editado por Akal, destaca la llegada al estado español de gigantes de la distribución como Cotsco, que inició la penetración por Sevilla (2014) y continuó en Getafe (2015). Con el previo pago de una cuota anual, el cliente de Cotsco puede adquirir en una superficie de 1.500 metros cuadrados todo tipo de productos: desde alimentos y electrodomésticos, hasta gasolina barata. En cuanto a las ventas online, Amazon cuenta con un servicio de mensajería (la aplicación Amazon Prime Now) que dsitribuye productos frescos a sus clientes; cuenta asimismo con un Market Place virtual, explica Nazaret Castro, que permite a los pequeños productores vender directamente sus artículos al consumidor, siempre que abonen a Amazon un 15% del precio de venta. El catálogo incluye productos del hogar, belleza y electrónica. La comodidad del consumidor es el argumento que justifica los nuevos métodos.

En “La dictadura de los supermercados” se explica de modo palmario el desequilibrio en la relación mercantil. “Los grandes distribuidores asfixian a sus proveedores con políticas abusivas, como las draconianas condiciones de pago (a veces a meses vista); o descuentos de hasta el 20% en las entregas”, explica la periodista. Uno de los grandes ejemplos apunta a los ganaderos y el sector lácteo. Además, en el estado español las grandes distribuidoras han optado por todo tipo de procedimientos: la apertura de locales de barrio, la guerra de precios para ganarse a los consumidores, la inclinación por los productos frescos y las llamadas “marcas blancas”, que en Mercadona han alcanzado más del 40% de los productos a la venta. Otra vía de expansión ha sido la de las franquicias, que en el caso de Dia han terminado, en diferentes ocasiones, con demandas en los tribunales contra la empresa. Prueba del empuje del franquiciado son las cafeterías (Starbucks), peluquerías (Llongueras), panaderías y clínicas dentales (Vitaldent).

Autora de la investigación “Cara y cruz de las multinacionales españolas en América Latina” (2014), Nazaret Castro cuenta con un máster en Economía Social y Solidaria por la Universidad Nacional General Sarmiento de Buenos Aires. En “La dictadura de los supermercados” no excluye referirse a casos concretos. Así, en el sector textil pone el foco en Inditex, a la que sitúa en pugna con dos grandes rivales: Gap (Estados Unidos) y H&M (Suecia). La periodista llama la atención sobre los 16.000 millones de euros que facturó Inditex en 2012, a través de sus tiendas en 12 países; y sobre el hecho de que el gran patrón, Amancio Ortega, sea uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes. De los 29 euros que puede costar una camiseta distribuida por estas grandes cadenas, la cantidad destinada al salario de los obreros que la producen no supera el 5%. La explicación radica en los procedimientos de subcontratación y deslocalización, con mengua de derechos laborales hacia países del Sur. En ese contexto se produjo la muerte de 1.129 personas al derrumbarse en abril de 2013 el edificio Rana Plaza, en Bangla Desh.

El modo de operar no es muy diferente en el sector del mueble. “Ikea trabaja con 1.800 proveedores de más de 50 países; antes de producir un artículo, investiga qué proveedor realiza más barato cada paso de la cadena de producción, a fin de obtener la máxima ganancia”, explica la investigadora. De hecho, Ikea ha sido objeto de acusaciones por el uso de mano de obra infantil en Pakistán. Otro tanto ocurre en un negocio bien diferente, el del libro, donde emporios como Penguin Random House o Planeta se expansionan a costa de sellos pequeños y medianos, al tiempo que se cierran librerías de barrio.

El modelo global de grandes distribuidoras produce impactos muy negativos en el empleo. Por cada puesto de trabajo que genera la cadena Wal-Mart, se destruyen 1,4 en otros negocios. Y cuando esta multinacional se implantó en México, la ONG ProDesc denunció que transgredía de modo sistemático la legislación laboral; en Estados Unidos, Wal-Mart también ha recibido denuncias por supuestas amenazas a obreros que participaran en huelgas. Sin embargo, esta corporación se presenta como innovadora; por ejemplo, al introducir estrategias como los bonus para los trabajadores que cumplan las ratios de productividad. Nazaret Castro destripa a fondo el correlato de este modelo laboral en España: el submundo de explotación que esconde Mercadona y su principio de “Calidad Total”.

No es una cuestión menor el impacto ambiental generado por el sistema vigente. Fresas que desde California atraviesan 9.000 kilómetros antes de llegar a Inglaterra; o ternera australiana que termina en los mercados británicos tras recorrer 21.000 kilómetros. Por la baratura, el transporte marítimo en contenedores se ha convertido en piedra angular del comercio global. Pero precisamente por esta generalización, ha devenido una de las grandes fuentes emisoras de gases de efecto invernadero. Mientras, los residuos están ahogando los mares y todos los años se desperdician o arrojan a la basura 1.300 millones de toneladas de alimentos, según la FAO. Así, lo que Nazaret Castro denomina la “neoliberalización de la comida” también se resume en el poder de unas pocas –seis- corporaciones: Hendrix, Genus, Monsanto, Cargill, ADM y Bunge.

La periodista ha estudiado a fondo dos componentes de la dieta, el aceite de palma y el azúcar. En cuanto al primero, “el momento del consumo es el último eslabón de una cadena que comienza en regiones tropicales de África, América y sobre todo del sudeste asiático, donde la palma es desde hace años la principal causa de deforestación”. Además expulsa a las poblaciones campesinas de sus territorios y maneras de vida. Se trata, actualmente, del aceite vegetal más consumido en el mundo. La ingesta de azúcar, en muchas ocasiones “invisible” en el pan, los salados, el embutido o las salsas de tomate, deja asimismo profunda huella en los pueblos del Sur.

“Cocinar es un acto político”, defiende Nazaret Castro. Denuncia que el sistema actual convierte a los animales en mercancía. El poder de la industria cárnica puede condensarse en cinco grandes firmas: JBS, Tyson Foods, Cargill, BRF y Vion. El mismo grado de concentración se extiende a otros muchos sectores, por ejemplo a los cosméticos: Procter & Gamble, L’Oreal, Unilever, Estée Lauder y Avon. El último apartado del libro se dedica a las alternativas: grupos de consumo, mercados sociales, agroecología autogestionada y asamblearia… “Cada acto de consumo es un gesto de dimensión planetaria”, afirma el filósofo brasileño de la Economía Solidaria, Euclides André Mance.

*Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228931&titular=las-grandes-cadenas-de-distribuci%F3n-un-poder-global-

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