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América Latina, epicentro de las luchas políticas mundiales en el siglo XXI

Por: Emir Sader.

Después de haber protagonizado algunos de los fenómenos históricos más importantes del siglo XX, América Latina ha sufrido una dura ofensiva por parte del capitalismo global en su contra en las ultimas décadas del siglo pasado. La crisis de la deuda ha cerrado -hasta ese momento-, el más largo ciclo de crecimiento de nuestras economías, iniciado en los años 1930. Dictaduras militares en algunos de los países políticamente más importantes del continente –Brasil, Uruguay, Chile, Argentina–, han golpeado duramente a las democracias y a las fuerzas populares de esos países. América Latina ha sido el continente que ha tenido la mayor cantidad de gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales.

Es como reacción a todo ello que América Latina se ha proyectado como la única región del mundo que ha tenido gobiernos antineoliberales -en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador- coordinados entre sí en procesos de integración regional. Han sido los únicos gobiernos en el mundo que han disminuido las desigualdades, la exclusión social, el hambre, la miseria y la pobreza, a contracorriente de las tendencias globales.

América Latina ha proyectado no solamente un modelo eficiente de combate y superación del neoliberalismo, con desarrollo económico y distribución de renta, como ha proyectado paralelamente a los grandes líderes de la izquierda a escala mundial: Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez, Pepe Mújica, Evo Morales, Rafael Correa, López Obrador. La izquierda del siglo XXI es antineoliberal y tiene en América Latina su epicentro.

Todavía después de que la derecha, coordinada internacionalmente, hubiese retomado la ofensiva, derrotado a gobierno progresistas en países como Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay o Bolivia, el continente sigue siendo el escenario de las más importantes luchas de nuestro tiempo, protagonizadas por fuerzas neoliberales y antineoliberales, democráticas y antidemocráticas, de soberanía nacional y vasallos de los EE.UU.

Argentina ha demostrado la capacidad de resistencia a políticas devastadoras de parte del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, lo ha derrotado y ha retomado la vía de reconstrucción económica, social, política y cultural del país. México avanza en la vía de superación de tantos y tan desintegradores gobiernos neoliberales.

En Brasil, después de la monstruosa operación que destituyó a Dilma Rousseff del gobierno y condenó a Lula, ambos sin pruebas, y ha elegido, por mecanismos de manipulación absolutamente ilegales, a un gobierno vergonzoso, la oposición se reorganiza y reaparece como alternativa. La liberación de Lula lo coloca como centro de la oposición democrática al gobierno y proyecta la perspectiva de una victoria electoral similar a la argentina.

En Ecuador el gobierno de restauración neoliberal no logra ningún apoyo, proyectando una perspectiva de recuperación de la alternativa antineoliberal. En Uruguay, la derrota del Frente Amplio cambia el escenario político, pero no cambia el enfrentamiento central de nuestro tiempo, entre neoliberalismo y antineoliberalismo, y propicia las posibilidades de que el Frente Amplio se recupere, se reafirme como alternativa y dispute de nuevo el gobierno.

Bolivia es otro caso paradigmático, que afirma que la izquierda no es sólo alternativa al neoliberalismo sino también, igual que en el caso brasileño, es alternativa democrática. El gobierno de Evo Morales fue interrumpido por un golpe, con clara participación de las FF.AA., las policías, los medios y el gran empresariado. Sin alternativa, la derecha busca constituir un nuevo bloque de fuerzas, sin apoyo popular, valiéndose del poder judicial para perseguir a los opositores, en primer lugar a Evo y a Álvaro García Linera. Pero, aún así, la izquierda continúa siendo la alternativa que puede hacer que Bolivia salga de la crisis de forma democrática y con un gobierno de nuevo legitimo.

La primera década del siglo estuvo marcada por los gobiernos antineoliberales en America Latina. La segunda, por la ofensiva de derecha, no sólo aquí, sino también en EE.UU., Gran Bretaña y en otros países. La tercera década será de descarnada disputa a escala mundial, con la ascensión incontenible de China, en su alianza con Rusia, la recomposición de las fuerzas antineoliberales en América Latina, contando ahora con movimientos populares refortalecidos en Chile, Colombia y Ecuador, con la consolidación de gobiernos como los de México y Argentina, la dura disputa en Brasil entre el gobierno actual y la oposición, bajo el liderazgo de Lula. América Latina, ahora con un listado ampliado de países, seguirá siendo el epicentro de las luchas políticas en el mundo, dónde se decide la disputa central de nuestro tiempo, entre neoliberalismo y antineoliberalismo.

Fuente del artículo: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264676

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México: Democratizar el país, la educación y el SNTE

Por: Lev M. Velázquez Barriga*

En 40 años la CNTE se fue consolidando como movimiento magisterial, pedagógico y popular, cuyo proyecto de emancipación se definió en tres grandes horizontes: democratizar el país, la educación y al SNTE. Un balance crítico tiene que poner en el centro los alcances de los fines estratégicos del movimiento a la luz de la realidad actual.

Aunque el primero de julio de 2018 se abrió una puerta para re-vertir el desastre provocado por cuatro décadas de neoliberalismo, lo que se dibuja después de un año es un gobierno de contradicciones internas en el que se funden las vi-siones progresistas con las posiciones de los sectores de la derecha que pugnan por la profundización del neoliberalismo. Las políticas decombate a la corrupción y de austeridad sirven de legitimación a la narrativa de la transformación, pero no trastocan las bases de la desigualdad ni tampoco redistribuyen la riqueza; contrariamente, han agudizado los recortes al sector público, en tanto que priorizan el pago exorbitante de la deuda pública y el financiamiento de los megaproyectos.

En este escenario, la CNTE tiene que recuperar el proyecto antineoliberal que se ha ido construyendo a lo largo de cuatro décadas con las diversas resistencias sociales, para hacer realidad la emergencia de un gobierno plurinacional desde la ciudadanía democrática, los autogobiernos indígenas, así como de las diferentes formas de poder comunal y popular. Para lograrlo, es necesario construir con las otras y los otros actores en lucha, un frente común que dispute la conducción nacional de los movimientos sociales de trabajadores y campesinos; pero también de los que no se estructuran en los esquemas tradicionales de la organización: rebeldías eclesiales, de personas afectadas por la violencia, ambientalistas, indígenas, juveniles, feministas y de las tecnologías digitales, que son el resultado de las opresiones de un mismo capitalismo criminal, armamentista, ecocida, colonial, racista, patriarcal e informático.

En el tema de la reforma educativa, la CNTE ha tenido importantes avances una vez que logró desvincular la evaluación de la permanencia y que se está concretando la basificación masiva de trabajadores de la educación que no tenían estabilidad laboral y de egresados de las escuelas formadoras de docentes que no habían sido contratados desde hace cinco años; sin embargo, no estamos ante la normalidad establecida en el nuevo marco normativo, se trata de un proceso coyuntural para resarcir los daños que fueron causados por la legislación anterior.

Paralelamente, el Estado avanza en varios ejes de la política neoliberal: la instalación del régimen de excepción laboral y de un sistema de carrera meritocrático para la fragmentación del contrato colectivo y la sustitución del derecho social al aumento del salario; el ahorcamiento presupuestal de las escuelas normales y de la formación continua; la entrega de la educación especial a la iniciativa privada, mientras que en el sector estatal se establece la estandarización o la misma educación para todos a la que llaman inclusiva; el impulso a la administración escolar descentralizada que sitúa a las escuelas en el arranque de la competencia por ganar alumnos para tener más ingresos y de otra forma de autonomía de gestión que implica a las familias en el cofinanciamiento; un nuevo pacto de gobernanza que incluye el protagonismo de otros sectores de la ciudadanía corporativa no tan visibles en el gobierno anterior, de modo que la Nueva Escuela Mexicana se va definiendo en el marco de la excelencia con visión empresarial y recogiendo iniciativas como las orquestas infantiles de Fundación Azteca, la formación financiera de la banca y la estrategia de inclusión del Teletón. Una alternativa realmente libertaria sólo podrá construirse con las clases populares, las resistencias antineoliberales y los procesos en marcha de poder popular y comunal; es decir, desde abajo hacia arriba.

La disputa del sindicalismo oficial y de una parte del magisterio disidente por presentarse como medio de transmisión de la Cuarta Transformación, cogobierno o aliados de las tribus del partido en el poder, roza los límites del neocorporativismo que obliga a la CNTE a reivindicar su autonomía frente al Estado, pero también a reafirmar la naturaleza de su existencia como movimiento social, en cuyo caso democratizar al SNTE no se define a partir del sufragio personal, la transparencia y el respeto a las reglas de elección de su dirigencia, como proclaman las expresiones patronales y neocorporativas que ven al aparato sindical como un fin en sí mismo y a las normas establecidas en la reciente reforma de la Ley Federal del Trabajo como el único medio para la participación sindical.

La democratización del SNTE se hará en la medida en que asuma su papel histórico en la organización de los trabajadores para contribuir al proceso democratizador del país y de la educación, en tanto se convierte en el instrumento de los agremiados y de las familias para hacer contrapeso a las medidas del capital que precarizan la profesión docente, privatizan la escuela pública y cosifican a los alumnos en fuerza de trabajo; sin embargo, justamente ese ha sido el papel histórico que ha desempeñado la CNTE, porque su proyecto emancipador es rebeldía, pedagogía, lucha, propuesta y emancipación en movimiento que no podrá ser diluido en las reglas de la democracia liberal acordadas en el marco del T-MEC ni tampoco en el funcionalismo del aparato sindical.

Twitter: @levmx666

*Doctor en pedagogía crítica.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/12/15/opinion/014a2pol

Imagen: https://twitter.com/cnte_7?lang=es

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«Latinoamérica, territorio en disputa» se exhibió en Cuba»

Por: Oscar Ranzani.

El film con testimonios de Lula Da Silva, Rafael Correa, Dilma Russeff, «Pepe» Mujica y Alberto Fernández concitó gran atención en el Festival de Cine de La Habana. 

Desde La Habana

Si hay momentos propicios para ver una película, éste es el ideal para Latinoamérica, territorio en disputa, que muestra el complejo escenario de la América latina contemporánea. Dirigido por Nicolás Trotta y Esteban Cuevas, y producido por el Grupo Octubre con apoyo de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, entre otras entidades públicas y privadas, el film contiene valiosos testimonios de sus protagonistas directos: los presidentes y exmandatarios que lograron establecer un genuino proceso de integración regional a través de gobiernos progresistas.

Entre ellos, el boliviano Evo Morales, los brasileños Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff, el uruguayo José “Pepe” Mujica, el ecuatoriano Rafael Correa y el paraguayo Fernando Lugo. A ellos se suma el presidente electo Alberto Fernández. Todos reflexionan sobre el avance del neoliberalismo en la región luego de una década de gobiernos populares. El film tuvo una presentación especial en el Festival de Cine de La Habana. Trotta no pudo acompañar la presentación porque será designado ministro de Educación de la gestión presidencial de Fernández, pero Cuevas pudo llegar hasta el cine La Rampa, donde fue muy requerido por el público y la prensa una vez finalizada la proyección. Es que es una película que se presta al debate.

Si bien la idea del documental surgió hace dos años, el momento actual que está viviendo América latina con las revueltas populares y la vulneración institucional, permite resignificarlo. En eso coincide Cuevas. “Fue toda una decisión cuándo sacar el documental. Yo era más de pensarlo para el año próximo, con los procesos normales cinematográficos, y Nicolás Trotta dijo: ‘Este es el momento, es una película urgente. Tenemos que sacarla ya’”, recuerda Cuevas. Es que ambos directores pensaron a la película como una herramienta de discusión: “una herramienta que permita pensar cuál es el continente que queremos construir y sobre todo ver cuál es la coyuntura de lo que está pasando en América latina”, plantea Cuevas, quien, con el trabajo terminado, le da la razón a la idea que tenía Trotta.

Se dio en estos meses todo un ciclo de cambios en el continente y algún malintencionado podría decir que la película queda vieja en algunos aspectos. Todo lo contrario: muestra, por ejemplo, en el caso de Bolivia, la punta del iceberg que volteó al gobierno de Evo Morales. “Nosotros decimos que no queda vieja porque la disputa de la que se habla es completamente vigente”, explica Cuevas. Además, ocurrió algo en términos de audiencia: “Con los levantamientos en Ecuador y Chile, y el golpe de Estado en Bolivia, la gente se volcó a las salas del circuito independiente donde nosotros la exhibimos en Buenos Aires”, grafica el codirector.

En su aspecto más cinematográfico, Latinoamérica, territorio en disputa tiene una narración clásica, con las entrevistas realizadas por Trotta y su voz en off que va guiando el documental. Algo muy acertado del film es que no son capítulos separados por país sino que los testimonios están entrelazados. Esto permite conjeturar que los directores lo pensaron globalmente con coyunturas que, en algún punto, se conectan. “Hablando de estructura, primero pensamos en hacer un país por capítulo porque tal vez tenés más licencias. Ahora, nosotros queríamos señalar que hay un plan, que hay herramientas que se repiten en todos los países, y que sin decirlo sino con el simple hecho de poner lo que pasa en Ecuador, lo que pasa en Brasil, lo que pasa en la Argentina, ponés una al lado de la otra y ya estás diciendo algo con eso. Pensamos que lo que nos está ocurriendo hoy como latinoamericanos es que hay un plan que se repite en todo el continente y consideramos que esa era la mejor forma de transmitirlo y que sea una especie de road movie documental.Pero también hay una línea cronológica de cómo va ocurriendo. Y eso no podemos contarlo por países separados porque lo que nos pasó, nos pasó a todos los países de Latinoamérica”, señala Cuevas.

Nada menos que 38 mil kilómetros recorrieron los directores en siete países distintos, a lo largo de dos años que insumió el rodaje del film que permitió reunir cuarenta testimonios de dirigentes políticos, sociales y culturales de un territorio en continua disputa. “En términos personales, el rodaje fue una experiencia increíble porque Nicolás estaba dialogando con personas que nosotros consideramos que son los próceres del futuro, porque de acá a veinte años estas personas van a quedar en los libros de historia como patriotas”, entiende Cuevas.

“Trabajamos con un sistema mixto en cuanto a la producción porque lo hicimos con equipos de realización en cada uno de los países, casi diría de forma cooperativa. Entonces, cuando fuimos a Bolivia estuvimos con el equipo de Evo, cuando fuimos a Brasil estuvimos con el equipo de Lula. Y el material de archivo lo trabajamos de la misma forma. Fueron diferentes compañeros alrededor de toda Latinoamérica que desinteresadamente, porque ésta no es una película con subsidios del Incaa, nos iban mandando material e imágenes de archivo”, señala el codirector.

Los medios hegemónicos de comunicación, las fake news y la parcialidad de la justicia, son algunas de las herramientas de desestabilización que se analizan en el film para comprender por qué renacieron viejas expresiones reaccionarias en América latina y que el impacto del neoliberalismo fue a nivel regional. “Las políticas se empezaron a aplicar en formas muy parecidas en todos los países. En Ecuador hay un levantamiento porque el pueblo le dice que no quiere al FMI metido adentro del país. Las políticas para la región son todas iguales”, afirma Cuevas, sin dudar.

*Latinoamérica, territorio en disputa se podrá ver los últimos domingos 22 y 29 de diciembre a las 18 hs en el Malba. A partir del 18 de este mes va a estar disponible en la plataforma Cine.ar, del Incaa. 

Fuente de la reseña: https://www.pagina12.com.ar/235233-latinoamerica-territorio-en-disputa-se-exhibio-en-cuba

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Viaje circular de vuelta a Freire

Por: José Luis Corbo

La paz se construye en la construcción incesante de la justicia social. Por eso no creo en ningún esfuerzo, por más que se auto titule educación para la paz que, en lugar de revelar las injusticias del mundo, las torne opacas e intente miopizar a sus víctimas” (P. Freire)

Hace tiempo, recorriendo viejo libros que había desechado, tuve la suerte de rencontrarme con un texto de Paulo Freire que decía algo como esto: “hemos leído a Marx, a Gramsci, a Lukács, a Marcuse y a Erich Fromm, ahora sólo se trata de actuar”.

Me he dado cuenta entonces que por algún motivo no todo se registra en el libro de la vida y que por otros tantos motivos, no todo se almacena en la memoria. El riesgo del borrar es inevitable.

Ese texto al que refiero, el cual yo no recordaba o creo al menos no recordar, me enfrentó con varias nuevas opciones para entender las mismas y viejas cosas. Esto de ir inevitablemente creciendo, poniéndose grande, incursionando en lecturas diferentes y, por qué no, más profundas y complejas, nos pone cada vez más oscuros y nos aleja sensiblemente de la realidad.

Entonces nos olvidamos de aquello que en algún momento nos aclaró lo que no entendíamos, aquello que nos enseñó a leer el mundo, e intentamos sumergirnos en teorías inaccesibles porque, de alguna manera, entendemos que la verdad la revelan los intelectuales.

Paulo Freire no era sólo un intelectual, era más que eso. Su texto era accesible a todos, tal vez por eso su valor agregado. Este texto revisitado me trajo a la cabeza unas cuantas ideas y me obligó a seguir buscando, a recurrir inclusive a Henry Giroux y a Peter McLaren, dos de los últimos referentes empeñados en replicar su voz y tal vez de los pocos pensadores vivos que intentan mantener viva su esencia.

Mi primer llamado de atención son sus referentes teóricos, los mismos que ahora me ayuden a construir mi discurso y los que yo mismo asumía más profundos que el propio Freire.

Lo segundo es entender definitivamente que este señor no improvisaba, que su construcción filosófica y las formas de un discurso en extremo profundo y a su vez accesible, hacían de este increíble educador una figura muy especial. Entendí entonces que Freire era el único exponente de su época capaz de poner en práctica las ideas revolucionarias de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt.

Por algún motivo, él entendió que era necesario una revolución, pero que la revolución no es únicamente la guerra y que hay una puerta abierta para revoluciones que nacen de la cultura pero que necesariamente deben proponerse llegar a la estructura, a la realidad objetiva. Freire entendió que la revolución se puede hacer en la educación y que se puede cambiar el mundo, pero que el cambio pierde sentido si no se piensa para cambiar las relaciones materiales.

Su discurso era para los más desprotegidos y su educación se pensaba para la praxis. Freire no sólo pensaba la praxis, la construía. Transformaba y se transformaba de forma permanente con una lógica diferente de la que tuvieron los primeros revolucionarios: simplemente educando.

Freire entendió de alguna manera que es posible encender la llama revolucionaria enfrentando las formas culturales y reconstruyendo las formas educativas. Ése era su discurso, el necesario para comprender el mundo y para transformarlo, y así lo entendieron también los campesinos brasileños. Freire era el discurso de los que no podían hablar y los brazos de los que no tenían fuerza para emprender una revolución armada.

Freire era la escuela de Frankfurt en acción, el movimiento de los grandes genios judíos-alemanes de escritorio.

Y su práctica comenzó con toda la fuerza y empezó a generar transformaciones reales hasta el momento en que, como siempre y por desestabilizar a los que tienen los privilegios, fue apresado.

Él supo mostrarnos que hay esperanza más allá de la violencia, la misma violencia que hoy nos plantean como solución a nuestros problemas. Él nos dejó claro que el mundo en que vivimos no es el mejor de los mundos posibles, como quiso hacernos creer Leibniz. Él nos demostró que el mundo está para ser transformado y que las formas de injusticia social con las que convivimos necesariamente deben ser repensadas.

Freire no sólo lo tenía bien claro sino que ya se había leído todos los libros, con tal lucidez que fue capaz de llevarlos a la praxis. Solamente una mente brillante cargada de un anhelo de justicia, como él, fue capaz de plantear esto.

Parece inevitable volver a leer a Freire en, tal vez, el peor de los embates neoliberales en la educación. Recuperarlo es recuperar las ganas de educar, es volver a sentirnos agentes de cambio. Es negarnos a transformarnos en meros aplicadores de…, para sentirnos, de una vez por todas, y como su buen discípulo lo dijo, verdaderos intelectuales transformadores.

Fuente: https://maldonadonoticias.com/beta/columnistas/15860-viaje-circular-de-vuelta-a-freire.html

 

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Estalla América Latina

Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia. Las calles protestan allá donde los puentes con las instituciones se han roto. Una densa nube de gas lacrimógeno, mezclada con la polución ambiente, hace irrespirable el aire. Cada protesta tiene una causa específica, pero similares formas de expresión. Los jóvenes, hombres y mujeres, son vanguardia. Han perdido el miedo y luchan por sus mayores. Sus redes digitales los empoderan y los movilizan, no necesitan líderes. La represión policial es violentísima. La panoplia de medios de hacer daño se multiplica. Artilugios que revientan ojos, fracturan cráneos, asfixian pulmones, desfiguran rostros. Y cuando no bastan, balas. El cuenteo de muertos va subiendo. Pero los manifestantes han perdido el miedo y se enfrentan a la policía con violencia creciente. Al calor de la protesta, hay quienes aprovechan para saquear supermercados o incendiar edificios simbólicos y hasta hospitales. Y atacan comisarías. A pesar de la violencia, una mayoría de ciudadanos aún apoya la protesta. En Chile, Ecuador y Colombia es una revuelta contra la apropiación del crecimiento económico por una minoría que además apenas paga impuestos y deja salud, educación y pensiones a la lógica del mercado. Hay conciencia clara de rechazo a un modelo económico hegemónico en las instituciones. Decía un dirigente estudiantil: “El neoliberalismo nació en Chile y ­morirá en Chile”. Y otros añaden el consumismo, esa trampa en la que acaban endeudados insosteniblemente porque los señuelos publicitarios no se ­corresponden con los sueldos. La chispa fue la subida de la gasolina en Ecuador o el aumento del precio del metro en Santiago. Por empresas privadas, respaldadas por el Gobierno. En Colombia, país que ha superado el miedo tras la incierta paz, los estudiantes piden acceso a la universidad, mientras disminuyen los recursos destinados a la enseñanza. Pero también las caceroladas y manifestaciones claman contra el aumento del paro. Y contra la crisis permanente de salud y, como en todas partes, contra pensiones miserables que condenan a la indigencia a millones de ancianos. Mercado libre para una sociedad tremendamente desigual en que la injusticia social es el hábito de oligarquías que utilizaron siempre las instituciones para defender sus privilegios. A las demandas sociales se une el clamor por la dignidad y el respeto de los derechos humanos, em­pezando por las mujeres y la libertad de decidir a quién se ama. Bogotá acaba de elegir alcaldesa a una líder lesbiana ecologista y humanista saludada con entusiasmo por la juventud.

 En la raíz del conflicto está la desigualdad social, el fracaso del neoliberalismo y la crisis institucional

La violencia en Bolivia tiene un origen distinto y más amenazante. Porque es un país en que el crecimiento económico de la última década ha ido acompañado de una reducción sustancial de la pobreza y una mejora de las condiciones de vida del conjunto de la población bajo el liderazgo de Evo Morales. Pero hubo al mismo tiempo una profunda transformación social: los indígenas llegaron al poder, con las cholas en primera línea de la instituciones del Estado y mayoría absoluta en el Congreso democráticamente elegido. La élite blanca no pudo tolerarlo. El conflicto en Bolivia es fundamentalmente racial. Aunque se apoyara la oposición en los brotes de corrupción en el Estado, la prepotencia del partido MAS y las maniobras de Evo para mantenerse en el poder, incluyendo, tal vez, fraude electoral. Pero Morales ofreció volver a repetir las elecciones y no presentarse. Aun así, la conspiración que ya estaba en marcha, incluidas manifestaciones populares orquestadas por líderes religiosos fundamentalistas, consiguió que la jerarquía militar obligara al presidente constitucional a dimitir y exilarse. La mano de Bolsonaro parece probable, jaleado por Trump. Contra ese golpe estalló parte de Bolivia, tanto en las regiones cocaleras de Cochabamba como en El Alto, concentración de indígenas en La Paz. El ejército reaccionó disparando y matando, retornando a la siniestra historia de Bolivia, el país con más golpes de Estado en América Latina.

Quienes creíamos superada esa etapa hemos de aceptar que cuando hay un cambio del poder social (aunque se respete el económico) el último recurso de las élites es siempre el monopolio de la violencia.

Mientras tanto, en Chile la violencia sin sentido está desatada en un frenesí de destrucción, alimentada por grupos narcos tal vez manipulados y una rabia popular multiforme. Es posible que se despliegue el ejército en las calles a requerimiento de un Piñera desbordado. Y si no hay reformas pronto y continúa la protesta, podría suceder una regresión autoritaria.

En la raíz del estallido latinoamericano, al que se podría añadir un Perú políticamente desestabilizado y del que se libró Argentina por la esperanza popular en Alberto Fernández, hay tres fenómenos entrelazados: una desigualdad social extrema; el fracaso, una vez más, de políticas neoliberales que imponen la lógica estricta del mercado no sólo a la economía sino a la sociedad en su conjunto, y la ruptura de la confianza ciudadana en las instituciones políticas, cuya representatividad rechaza el 83% de la población en el conjunto de la región. En ese contexto, el gatopardismo (“que todo cambie para que todo siga igual”) no parece que pueda ya ser suficiente. Las ondas de choque del estallido actual podrían expandirse en tiempo y espacio, con consecuencias impredecibles.

Fuente del artículo: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263070

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Colombia: “Se ha perdido el miedo a un régimen que impuso el neoliberalismo a sangre y fuego» (Audio)

Por: laizquierdadiario.

Entrevista a Milton D’León editor de La Izquierda Diario Venezuela. Las causas profundas de las movilizaciones y paros generales en Colombia. ¿Está planteada la caída de Iván Duque? ¿Cuál es el rol de las direcciones sindicales y sociales? La juventud en el centro político.

Luego de realizar la entrevista en Pateando El Tablero a Milton D’León en un artículo de su autoría publicado en La Izquierda Diario afirma sobre el paro y las manifestaciones ocurridas durante el día de ayer que “Aunque la nueva jornada no tuvo la masividad del 21N, y la adhesión al paro también disminuyó, no por ello dejó de mostrar la inconformidad del pueblo colombiano contra las políticas del Gobierno represor de Duque.”

En este artículo además de un primer análisis de la jornada de este miércoles, se explica el papel jugado por las direcciones sindicales y de los movimientos en el proceso que se ha venido desarrollando.

 

Escucha la entrevista completa en Pateando El Tablero, miércoles de 13 a 15hs en Jujuy FM 101.7

“Las cuestiones fundamentales de estos proceso de lucha que se dan en Colombia como parte de los procesos que se están dando en América Latina están no solamente los ataques recientes que se vienen haciendo en clave neoliberal bien aguda por el gobierno de Iván Duque, sino por todo el acumulado de deudas sociales que se arrastran desde hace décadas en el país. Lo cual contrasta por primera vez en tanto tiempo haciendo que Colombia no sea noticia por el narcotráfico o por la guerra interna que ha habido por cincuenta y cinco años en el país.”

“El gobierno de Duque se sintió envalentonado con los triunfos de Macri y Bolsonaro en la región e intentó una contraofensiva neoliberal. Ahí entra la reforma laboral, en las pensiones, avances de privatizaciones , conformar un holding de la administración de las finanzas en manos de los bancos privados e incluso un salto mayor contra los jóvenes, a los cuales, se les paga el 75% del salario mínimo hasta la edad de 25 años. Un ataque en toda la regla por lo que es la juventud la que ha estado en el centro político en este momento”.

“Dentro del conjunto de la juventud los estudiantes han venido jugando un papel protagónico en las principales ciudades, Bogotá, Cali, Barranquilla, Santa Marta y otros lugares, esto viene desde el año pasado con distintas protestas. Se han sumado además de la juventud universitaria, los jóvenes de los colegios y liceos. Dilan Cruz es parte de estos jóvenes y recibió un impacto en el cráneo de un disparo letal de gas lacrimógeno a una distancia menor a 10 metros. Dilan se transformó en un icono de las protestas luego de su fallecimiento.”

“Hay sectores que plantean el “fuera Duque” y se canta en las marchas. Las centrales sindicales y los movimientos sociales que están al frente de este paro no levantan estas banderas aún, aunque si están en la población movilizada. Como en Chile es fundamental poner toda la fuerza social en movimiento, es parar los grandes centros neurálgicos del país, de la industria, las grandes fábricas, el transporte para ir en el camino de una huelga general en Colombia y no darle tregua a Duque en este momento. Desgraciadamente las direcciones sindicales están en otra sintonía, le piden reuniones al gobierno.”

“Colombia se ha puesto en movimiento luego de treinta años de un neoliberalismo descarado y de un terrorismo de Estado grandísimo, por eso y para ahondar un poco más, esta expresión de que la juventud y el pueblo ha perdido el miedo es muy profundo porque el neoliberalismo se impuso a sangre y fuego en el país. Toda la cobertura que se atacaba al narcotráfico y de una guerra interna se traducía en una avanzada en las ciudad porque todo aquel joven, sindicalista o campesino que salía a luchar era puesto supuestamente como un integrante de la guerrilla y por ende era sometido a todo tipo de terrorismo de Estado. Es a esto que Colombia le ha perdido el miedo, la juventud ha salido a decir basta y eso es la expresión de la huelga del 21 de noviembre y los siete días de protesta.”

“La situación que se vive en Colombia es muy particular porque ha sido un fiel aliado al imperialismo estadounidense, un país donde abundan las bases militares yanquis, es el único país de América Latina que es miembro de la OTAN y que se utilizó como cabecera de playa para provocar un motivo que dé lugar a una intervención militar en Venezuela en el mes de enero pasado durante la jornadas golpistas. Es muy importante seguir los acontecimientos de Colombia que también por otra parte se adentra en el Caribe e impacta en lo que vemos en Puerto Rico, Honduras y Haití, este último un país que se ha visto sometido a una intervención militar no solo de Estados Unidos sino de Brasil y de otros países de la región.”

Fuente de la entrevista: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Colombia-Se-ha-perdido-el-miedo-a-un-regimen-que-impuso-el-neoliberalismo-a-sangre-y-fuego

 

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CLACSO: En apoyo a las movilizaciones sociales en Colombia

Por: CLACSO.

El Comité Directivo y los Centros Miembros de CLACSO (Colombia) nos solidarizamos con las amplias, diversas y multitudinarias manifestaciones desarrolladas por la sociedad colombiana en el marco del Paro Nacional del pasado 21 de noviembre y la movilización social que continúa.

Este Paro Nacional ha sido convocado por el conjunto del movimiento social, sindical y popular colombiano en rechazo al gobierno del presidente Iván Duque, al neoliberalismo y la guerra. Las consignas de los y las manifestantes en las calles han sido claras: La defensa de la paz y el derecho humano a la protesta social; la protección de la vida de los líderes y lideresas sociales y defensores de DD.HH.; el cuidado de los bienes comunes y de la naturaleza; el repudio al despojo, la exclusión y la precarización, pilares fundamentales del modelo neoliberal; la exigibilidad al cumplimiento de los acuerdos firmados por el gobierno con el magisterio y el movimiento estudiantil y profesoral universitario; el rechazo a todas las formas de violencia contra la mujer y la infancia; entre otros asuntos.

Esta sociedad ha expresado su cansancio con una guerra sistemática que sufre desde hace más de cinco décadas. Guerra que no ha podido frenarse por la reticencia del Estado Colombiano y, particularmente, de este Gobierno, para dar cumplimiento al Acuerdo Final de Paz. También es una manifestación contra los altos niveles de concentración de la riqueza (entre los más elevados de la región) y el deterioro de las condiciones de vida de la gente.

Estas proclamas expresan un sentir colectivo por la defensa de la vida digna de las comunidades y de sus territorios. Millones de mujeres y hombres se han juntado en las plazas públicas, en sus barrios, con sus vecinos, amigos y desconocidos en un grito de esperanza que no vivía Colombia con tanta intensidad desde hace décadas, al decir de muchos solo comparable con el paro cívico de 1977. La juventud ha sido la fuerza vital de este encuentro. Las cacerolas y los cacerolazos han llenado de alegría las calles de Colombia.

La legitimidad de la protesta social y las justas exigencias del movimiento han sido repelidas, estigmatizadas y criminalizadas por la institucionalidad estatal. El Gobierno del presidente Iván Duque ha privilegiado un tratamiento militar en contravía del diálogo. La fuerza pública del país, especialmente la fuerza represiva del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) ha desplegado una campaña reaccionaria contra los y las manifestantes; las agresiones han sido múltiples y de diverso orden y han dejado un saldo humanitario lamentable.

En las últimas horas algunos mandatarios decretaron toques de queda y en articulación con el Gobierno Nacional han militarizado las ciudades, desatando una campaña de miedo individual y Pánico Colectivo que deslegitime la protesta y contenga la vitalidad de la resistencia que se expresa en el paro.

El Comité Directivo de CLACSO y los Centros Colombianos, expresión del pensamiento crítico comprometido con la búsqueda de la justicia, la paz, la defensa de los derechos humanos y la vida digna, rechazamos el tratamiento militar a la protesta y la estigmatización de la que ha sido objeto a través de diversos medios, especialmente de las redes sociales y los medios de comunicación masiva. Repudiamos la campaña de estigmatización contra los migrantes venezolanos que hoy residen en Colombia; la migración es un derecho humano. La violencia, los saqueos y el pillaje no son expresión de la protesta masiva y ciudadana que hoy se vive en Colombia.

Hacemos un llamado al Gobierno Nacional de Colombia a generar todas las garantías para que se continúe desarrollando la movilización pacífica y la libre expresión y que adelante una mesa de diálogo con garantías reales y efectivas sobre las demandas expuestas por el conjunto del movimiento popular.

Fuente del documento: https://www.clacso.org/en-apoyo-a-las-movilizaciones-sociales-en-colombia/

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