El sueño, crucial en las habilidades lingüísticas de niños con síndrome de Down

Por: ABC

Según un estudio publicado en la revista «Research in Developmental Disabilities», cuanto más duermen más palabras saben.

El sueño juega un papel crucial en el desarrollo de las habilidades lingüísticas de niños con síndrome de Down, síndrome de X frágil y el síndrome de Williams, según ha puesto de manifiesto un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido) al que ha tenido acceso Ep y que ha sido publicado en la revista «Research in Developmental Disabilities».

Para realizarlo, los expertos compararon el tamaño del vocabulario y los patrones de sueño de 75 bebés y niños pequeños que padecían uno de estos trastornos del neurodesarrollo, junto a 30 niños sanos de la misma edad.

De esta forma, comprobaron que el sueño se interrumpía entre los niños con los tres trastornos del desarrollo neurológico. En concreto, los niños sanos dormían aproximadamente 50 minutos más por noche que aquellos con un trastorno del desarrollo neurológico, y se pasaban despiertos unos 30 minutos más. Además, los expertos observaron que cuanto más dormían los que padecían estos trastornos, más palabras sabían. De hecho, por cada 10 minutos más de sueño, los niños entendían el significado de seis palabras más.

«Se necesita más investigación para explorar si las intervenciones tempranas para mejorar los patrones de sueño de los niños con síndrome de Down, síndrome de X frágil y síndrome de Williams serían tan beneficiosas para sus habilidades lingüísticas como las intervenciones posteriores en su desarrollo que apuntan específicamente al aprendizaje de idiomas», han zanjado los investigadores.

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Las clases de música generan nuevas conexiones cerebrales en niños

Por Carolina García

Estudiar este arte favorece el neurodesarrollo. Los expertos creen que ayuda también al tramiento de menores con TEA o TDAH

La música puede ayudar a tratar los trastornos del espectro autista (TEA) y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, así lo concluye la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés). Según estos expertos, que los pequeños reciban clases de música incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales y “puede facilitar los tratamientos en niños con estos trastornos”. “Ya se sabía que la música era muy beneficiosa, pero este estudio ofrece un mejor entendimiento sobre qué está ocurriendo en el cerebro y dónde se producen estos cambios”, asegura Pilar Dies-Suárez, jefa de radiología en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, en un comunicado. «Experimentar la música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del cerebro, a la optimización de la creación y establecimiento de redes neuronales y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”, añade la experta.

Estudios anteriores ya hablaban de los beneficios de la música en el desarrollo cerebral. Por ejemplo, uno elaborado por el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE UU) y publicado National Academy of Sciences concluyó que “ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla”. La investigación sugería “que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, aseguraron los autores.

La importancia de las conexiones cerebrales.

Esta última investigación de la RSNA consistió en el análisis de 23 niños sanos de entre cinco y seis años, todos libres de trastornos sensoriales, de percepción o neurológicos. Además, ninguno había asistido a clase de música con anterioridad. Los sujetos se sometieron a una evaluación, previa y posterior, con una técnica de resonancia magnética avanzada -una tractografía-, lo que les permitió identificar los cambios microestructurales en la materia blanca del cerebro. Esta última contiene millones de fibras nerviosas -los axones- que trabajan como cables de comunicación entre distintas áreas del cerebro. El resultado pudo medir el movimiento de las moléculas de agua extracelulares a lo largo de estos axones. Desde el punto de vista de salud, todo es normal cuando estas células de agua se mueven de forma uniforme, en cambio, cuando estas lo hacen de forma aleatoria, sugiere que existe algo anormal.

Tras nueve meses de estudio con clases de música, los resultados mostraron un incremento de las conexiones y de la longitud de los axones en determinadas áreas cerebrales, sobre todo “y de manera más notable en las fibras que conectan los lóbulos frontales y que en conjunto constituyen el llamado fórceps menor».

“A lo largo de la vida”, prosigue la experta, “la maduración de las conexiones cerebrales entre las regiones motoras, auditivas y otras zonas permiten el desarrollo de un gran número de habilidades cognitivas, entre ellas, las habilidades musicales”. “Cuando un menor recibe clases de música, su cerebro se prepara para responder a ciertas demandas, estas incluyen habilidades motoras, auditivas, cognitivas, emocionales y sociales”, añade Dies-Suárez. “Creemos que el aumento es debido a la necesidad de crear más conexiones entre ambos hemisferios cerebrales cuando escuchas música”, concluye.

Ayudar a los niños con TEA y TDAH

Los investigadores también creen que “los resultados del estudio pueden servir para incidir con más precisión en las estrategias de tratamiento en niños con TEA o TDAH”. Unos trastornos que afectan a muchos pequeños en el mundo y en España. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 21 de cada 10.000 niños que nacen en el planeta padecen autismo, cifras que llevaron en 2008 a declarar el 2 de abril como el Día Mundial de esta enfermedad. En Estados Unidos, país donde la investigación está más avanzada que en Europa, uno de cada 68 niños nace con TEA. Estos trastornos afectan al neurodesarrollo y se manifiestan habitualmente en los tres primeros años de vida de un niño. Los bebés con el trastorno pierden el contacto visual, en ocasiones parece que no oyen y tienen algunas hipersensibilidades o cogen rabietas excesivamente fuertes. Una conducta muy característica de los niños aquejados por este trastorno son los comportamientos repetitivos.

En cuanto a las cifras de TDAH, este trastorno afecta a entre un 2 y un 5% de la población infantil, según la Federación española de asociaciones de ayuda al déficit de atención e hiperactividad. Se trata de uno de los trastornos más importantes dentro de la Psiquiatría Infanto-Juvenil y constituye cerca del 50% de su población clínica. Es un trastorno crónico y comienza a revelarse antes de los siete años. Se estima que más del 80% de los niños continuarán presentando problemas en la adolescencia, y entre el 30-65%, en la edad adulta. Los chicos son más propensos que las niñas a sufrir TDAH, en cifras que varían de 4 a uno.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/21/mamas_papas/1479727802_800426.html?id_externo_rsoc=TW_CM

Imagen: ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2016/11/21/mamas_papas/1479727802_800426_1479732779_noticia_normal_recorte1.jpg

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EE.UU: Método Denver en niños con Autismo

EE.UU/2 de Agosto de 2016/Fuente: isep/ Maribí Pereira

Los Centros para la Prevención y el Control de la Enfermedades de los Estados Unidos calculan que a 1 de cada 88 niños que nazcan hoy se les diagnosticará el trastorno del espectro autista (TEA). Señales distintivas de la condición del neurodesarrollo incluyen déficits persistentes en la comunicación social y patrones repetitivos o restrictivos de interés que aparecen en la infancia temprana y perjudican el funcionamiento cotidiano.

Un estudio realizado en California, USA, ha determinado que una terapia de intervención temprana intensiva resulta eficaz para mejorar la percepción y las habilidades del lenguaje entre niños con autismo a partir de los 18 meses. Además, normaliza su actividad cerebral y mejora sus habilidades sociales.

Específicamente, dicho estudio aleatorio, controlado por casos y llevado a cabo en varios centros, descubrió que los niños que recibieron la intervención del Modelo Denver de Comienzo Temprano (Early Start Denver-Modelo-ESDM), exhibieron una mayor activación cerebral al ver caras en lugar de objetos, una respuesta que era típica de los niños sin autismo en el estudio, pero contraria en los niños con autismo que recibieron una intervención distinta (2012).

El Modelo Denver es un método de intervención desarrollado en el año 2000 por Sally Rogers y Geraldine Dawson. La terapia combina los métodos de enseñanza intensiva de análisis aplicado sobre el comportamiento con planteamientos del desarrollo “basados en la relación”.

Los investigadores de este estudio reclutaron a 48 niños y niñas diagnosticados con autismo entre los 18 y los 30 meses de edad, en Sacramento, California y Seattle, así como niños “control”. La proporción entre participantes hombres y mujeres era más de 3-a-1, ya que el autismo es cinco veces más común entre niños que entre niñas. Aproximadamente a la mitad de los niños con autismo se les asignó al azar para que recibieran la intervención del ESDM por más de dos años. Los participantes recibieron la terapia del ESDM durante 20 horas a la semana, y a sus padres también se les capacitó para que proporcionaran el tratamiento, una característica fundamental de la intervención. Los otros participantes con autismo recibieron una intervención basada en la comunidad, así como evaluaciones, envíos a servicios, manuales de recursos y otros materiales de lectura.

Al concluirse el estudio, se evaluó la actividad cerebral de los participantes usando electroencefalogramas (EEGs) que medían la activación cerebral mientras veían estímulos sociales (caras)  y estímulos no sociales  (juguetes). Estudios anteriores habían determinado que los bebés y los niños pequeños sin autismo mostraban mayor actividad cerebral cuando veían estímulos sociales en lugar de objetos, mientras que los niños con autismo mostraban el patrón opuesto.

El doble de niños que recibieron la intervención del ESDM mostró una mayor activación cerebral al ver caras que al ver objetos, una demostración de actividad cerebral normalizada. Once de los quince niños que recibieron la intervención del ESDM, el 73%, mostraron más activación cerebral al ver caras. Doce de los diecisiete niños desarrollándose típicamente, o el 71%, mostraron activación cerebral normalizada. Los EEGs de cinco de los catorce niños que recibieron la intervención comunitaria, o el 36%, mostraron activación semejante.

Además, los niños que recibieron el ESDM tuvieron mayor actividad cerebral mientras veían caras y también tuvieron menos problemas pragmáticos sociales y una mejor comunicación social, como la capacidad de iniciar interacciones, hacer contacto con la vista e imitar a los demás, dijo Sally Rogers, la investigadora del Instituto de MIND. El uso de la intervención del ESDM ha demostrado que mejora la percepción, el lenguaje y las habilidades de la vida diaria.

“Éste es el primer estudio de casos controlados de una intervención temprana intensiva que demuestra tanto una mejora de las habilidades sociales como una actividad cerebral normalizada, que resulta de la terapia de intervención temprana intensiva”, dijo Dawson, autora principal del estudio y profesora de psiquiatría en la Universidad de North Carolina, Chapel Hill. La formación en TEA para profesionales y la investigación es esencial para avanzar.

Por primera vez, los padres y los profesionales médicos tienen evidencia de que la intervención temprana puede alterar el curso del desarrollo del cerebro y del comportamiento en los niños pequeños. “Es crucial que todos los niños con autismo tengan acceso a la intervención temprana, que puede fomentar los resultados más positivos a largo plazo” (Dawson, 2012).

“Sabemos que los cerebros de bebés son muy moldeables y se ha demostrado previamente que esta terapia aumenta en el potencial de aprendizaje que tiene el cerebro de un bebé a fin de limitar los efectos nocivos del autismo”, dijo Sally Rogers, coautora del estudio y profesora de psiquiatría y ciencias sobre el comportamiento en el Instituto de investigación médica de los trastornos del neurodesarrollo de la Universidad de California (MIND de UC Davis).

“Los hallazgos sobre los resultados del comportamiento mejorados y la capacidad para normalizar la actividad cerebral asociados con las actividades sociales significan que hay un tremendo potencial para que los cerebros de los niños con autismo se desarrollen y crezcan más normalmente”.

“Es posible que ésta sea la primera demostración de que una intervención del comportamiento para el autismo se asocia con los cambios en la función cerebral, así como en los cambios positivos en el comportamiento”, dijo Thomas R. Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental, el cual financió el estudio. Al estudiar los cambios en la respuesta neural a las caras, Dawson y sus colegas han identificado un nuevo blanco y un posible biomarcador que puede guiar el desarrollo del tratamiento.

Estudios como estos se presentan como nuevos horizontes para mejorar la calidad de vida de los niños con trastorno del espectro autista y de sus familias. El Máster en Trastorno del Espectro Autista de ISEP es una oportunidad para comprender mejor el TEA y diseñar aproximaciones terapéuticas eficaces.

Fuente: http://www.isep.es/actualidad-educacion/metodo-denver-en-ninos-con-autismo/

Imagen: http://www.isep.es/wp-content/uploads/2016/07/master-trastornos-del-espectro-autista.jpg

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