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Los dibujos de la guerra de Ucrania

El refrán “una imagen vale más que mil palabras” puede aplicarse también a los dibujos de los más pequeños. Un dibujo puede evocar más de mil palabras y emociones. Las imágenes hablan y los dibujos también lo hacen. En un mundo en el que muchas veces los mayores hablan en nombre de los más pequeños, o en el que éstos todavía no tienen suficientes herramientas para expresar la complejidad de sus emociones, existen técnicas que ayudan a descifrar los sentimientos. Núria Casanovas, psicóloga especializada en infancia y familia, dedica su carrera a analizar e interpretar los dibujos de los niños. De hecho, también ha escrito un libro que funciona como pequeña guía de iniciación a esta rama de la psicología.

Habitualmente, los más pequeños cargan también con las consecuencias de los actos de los adultos, y muchas veces no somos conscientes de cómo pueden afectarles. En Ucrania, la guerra se inició hace ya casi dos años. Un conflicto armado que, de momento y según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha cobrado miles de vidas (hay 24.900 víctimas civiles registradas), ha causado una destrucción incalculable y ha dejado casi 18 millones de personas en situación de necesitar ayuda humanitaria.

Si estas cifras no fueran suficientemente abrumadoras podríamos añadir que, en la actualidad, hay 1.060 ataques verificados contra estructuras sanitarias, que el 30% de los puestos de trabajo anteriores a la guerra han sido suprimidos y que casi 10 millones de personas, incluidos 7,8 millones de niños, corren el riesgo de sufrir un trastorno de estrés post-traumático agudo.

Hemos tenido acceso a los dibujos de niños de distintas edades, residentes en Kiev, de antes y durante la guerra. Sus historias son distintas, pero comparten un rasgo común: están viviendo su niñez en guerra. En Kiev, las alarmas antiaéreas suenan a diario y forman parte de la banda sonora del día a día. Cuando saltan las alarmas se evacuan los centros comerciales de grandes superficies y los edificios administrativos, y los maestros llevan —obligatoriamente, en cumplimiento de la normativa— a los niños a los refugios del sótano de las escuelas, para resguardarse. Allí siguen con las clases hasta que suena la alarma de cierre, que indica el fin del peligro.

Estos niños, que no han abandonado Kiev en ningún momento, han vivido la guerra desde su inicio. Durante los primeros meses del conflicto no asistían a clase, porque las escuelas funcionaban como refugios para desplazados internos de las zonas más afectadas. Han vivido ataques aéreos, bombardeos masivos y las consecuencias de la destrucción de instalaciones eléctricas, que les dejaron sin luz, sin agua y sin calefacción.

Según Núria Casanovas, la guerra puede afectar a los niños a todos los niveles: emocional, neurológico o de relación con los demás, porque los lleva a vivir situaciones en las que pierden la sensación de protección y confianza, hecho que también puede influir en su aprendizaje.

“El cuerpo, a veces, prioriza la supervivencia, y por eso debe dedicar mucha energía a digerir y a gestionar el estrés vivido”, argumenta la psicóloga. “Esto interfiere en los procesos de aprendizaje y en las capacidades cognitivas; las situaciones traumáticas incluso pueden crear disociación”.

Pero, como todo, la situación de guerra puede afectar de forma diferente a cada niño, ya que son muchas las variables que hay que tener en cuenta, como el apoyo familiar, las capacidades en el ámbito de la inteligencia, los recursos emocionales o la historia precedente, alerta la psicóloga. “Sin embargo, lo que sí se observa a veces es que, a corto plazo, los niños pequeños parecen sufrir menos la guerra porque son más resilientes y en muchos casos siguen haciendo vida normal”. “Las consecuencias de estas situaciones traumáticas vividas en la primera infancia pueden convertirse en un factor de dificultad emocional a largo plazo, si no se trabaja posteriormente”. Es importante que los niños estén acompañados de profesionales para que, en un futuro, no sufran estas consecuencias. En este sentido, es necesario trabajar estos duelos, igual que la sensación de seguridad o de protección. En otros casos, también es necesario trabajar los traumas creados por la guerra, y éstos sí requieren profesionales especializados. No debe ser un tratamiento inmediato, porque hay niños que tienen una capacidad de resiliencia muy fuerte e incluso, con el apoyo del padre, de la madre o de la escuela, logran salir adelante.

Tal y como explica Casanovas, a pesar de que algunos niños son muy resilientes, los adultos pueden transmitirles la sensación de estrés. “Aunque no estén en la zona caliente de la guerra ni vean directamente una bomba, sí sienten ese estrés de su entorno, que les hace experimentar una sensación de sufrimiento”. “El niño lo vive de forma indirecta”.

Para poder ayudar a los niños a canalizar una situación como la guerra, Núria Casanovas explica que lo primero es detectar cómo les está afectando. Añade que, en edades en las que todavía no saben expresarse tan bien como quisieran, el análisis de los dibujos es una buena herramienta para conocer el estado de salud mental del niño o la niña.

1. Varia, 4 años

El primer dibujo es el de Varia, de 4 años. Después de analizarlo, Núria concluye que el tipo de gotas que hace denotan que es un niño muy sensible, muy emocional. La lluvia aparece en la esquina derecha, lo que significa que Varia se proyecta en el futuro; “significa que la solución para este niño, cuando se sienta mal o se estrese, será pensar en qué le irá bien en el futuro, pues eso le ayudará a sentirse mejor”, argumenta la psicóloga. “El otro dibujo, el de la casa, es positivo porque el sol está dibujado a la izquierda, y esto normalmente nos habla de resiliencia; al mismo tiempo, el tipo de casa que dibuja significa que mantiene mucha fuerza interior, por su temperamento, a pesar de los tiempos difíciles que le ha tocado vivir”.

2. Violetta, 4 años

Como podemos ver, el dibujo de la casa que ha hecho Violetta es parecido al de Varia, lo que denota mucha fuerza y ​​mucha resiliencia. “Además, la puerta —que tiene mucha presencia en la casa— habla de una buena capacidad de comunicación y de interacción con los demás”.

Violetta, por el contrario, no dibuja ningún paraguas para protegerse de la lluvia, y “esto indica que necesita algún recurso para hacer frente al estrés como, por ejemplo, relajarse o aprender a manejar sus pensamientos. Asimismo, esta proyección de la figura humana bajo la lluvia en el lado derecho de la hoja indica que presenta una tendencia a pensar en el futuro como recurso para sentirse mejor ante situaciones estresantes”.

3. David, 5 años

El siguiente dibujo, el de David, de 5 años, evidencia algo de malestar emocional. “Ya vemos que la figura humana está dibujada más con cuchillos. Esto habla más de una tensión a nivel emocional que está expresada desde el dibujo”. Las manos —que hablan de la relación con la familia— son rojas y están apretadas; por tanto, pueden expresar que hay tensión a nivel familiar o que los padres están más tensos”.

En el dibujo de abajo, el árbol de la derecha, que es muy grande, muestra una necesidad de apoyarse en la madre. Al mismo tiempo, tiene las orejas muy grandes, lo que indica que es un niño muy sensible a lo que siente, y por tanto, hay que decirle las cosas de una manera muy positiva. Al mismo tiempo, Casanovas señala que quizás se debería evitar decirle cosas que pretenden los mayores o cosas que le puedan preocupar demasiado.

4. Zlata, 4 años

Igual que el dibujo de David, el de Zlata denota una necesidad de la figura materna, que se representa mediante el árbol grande a la izquierda. La casa tiene una ventana en la parte de arriba, el tejado y la redonda, que está vinculada a una necesidad de conciencia. “Por tanto, Zlata necesita ser muy consciente del porqué de las cosas y de qué puede hacer y qué no. Sin embargo, dibuja la puerta alejada del suelo, y eso significa que siente que necesita protección”.

En la parte inferior del dibujo destaca un arco iris sobre la figura humana, y eso es un signo de transformación. “Este niño está viendo que las cosas están cambiando hacia mejor”.

5. Zoriana, 6 años

En el dibujo de Zoriana destaca una hierba muy larga, tan alta como las piernas, y eso significa que proyecta su necesidad de sentir ternura y mucho positivismo en la comunicación. La figura de abajo aguanta una especie de globo, que denota la necesidad de control, es decir, sería interesante dejar que esta niña decida cosas, para evitar que sienta esa impotencia. “El globo también hace referencia a la necesidad de reencontrar a la niña interior; indica que Zoriana tiene la necesidad de preservar esta vida de niña, que juega a pesar de lo seria que es la situación que la rodea”.

6. Orest, 6 años

El dibujo de Orest es bastante positivo, pues la figura humana es más grande que la casa. A la derecha del tejado hay dos líneas; una de ellas, distorsionada, puede indicar que el niño siente que se está fragilizando la protección. Normalmente, el lado derecho se vincula al padre, de modo que una posibilidad es que Orest sienta una potencial desprotección por parte del padre; puede que porque se haya ido a la guerra, o bien porque tema que deba marcharse en un futuro. Dibujar un árbol a cada lado de la casa explica que está desarrollando los recursos necesarios para sentirse más protegido.

7. Orest, 6 años

El otro dibujo de esta figura humana con la cabeza y los pies amarillos bajo la lluvia es interesante, porque contiene un muy buen paraguas, y por tanto, indica que Orest tiene la capacidad de poner en acción cosas con las que se siente protegido. Sí habría que destacar una nube, que denota la sensación del niño de “que todo me pasa a mí, todo dentro de mí se cae. También debe remarcarse que sus recursos son eficaces y el hecho de que el personaje no tenga cabello, indica que la situación que vive está afectando su autoestima”. También vemos que dibuja el sol a la derecha, junto a la nube. Esto significa que a pesar de la presencia de dificultades y el estrés que pueda estar viviendo, también es capaz de ver que hay cosas positivas.

8. Rita, 5 años

Por último, en el dibujo de Rita, de 5 años, destaca la falta de recursos: “la persona bajo la lluvia no tiene paraguas, y aunque parece una niña contenta y sensible —por las pestañas y ojos rosas que dibuja—, esta falta de herramienta de protección en el dibujo denota una necesidad de recursos para aferrarse a una situación difícil en la vida real”.

“En el dibujo del árbol destaca —por el tipo de copa y las tachaduras— que quizás sufre preocupaciones a nivel mental, ya que la copa está vinculada al nivel mental de la persona”. “La casa también es rosa, igual que la cara de abajo, por tanto, a pesar de las preocupaciones y tensiones, hay un aspecto dulce que es importante y eso sería positivo”, concluye la psicóloga.

“En estos dibujos, uno de los aspectos importantes en las representaciones de personas bajo la lluvia es ver si llevan o no paraguas. La mayoría de los personajes no lo llevan, o es poco funcional, y esto sugiere que los personajes no se acaban de sentir bien protegidos”. “Esto significa que son niños que no tienen recursos o defensas para protegerse de situaciones de dificultad”.

“Si son niños de la guerra, pese a su capacidad, han tenido una situación de la que no han podido escapar: están afectados sí o sí por situaciones estresantes”.

Sin embargo, Casanovas señala que los dibujos son bastante positivos, quizás por la zona donde residen estos niños. La psicóloga enfatiza que hizo un análisis de diferentes dibujos de niños provenientes de Ucrania que contaban con la ayuda de la Cruz Roja aquí, en Cataluña, y que “esos dibujos canalizaban situaciones extremadamente traumáticas”. “Se veían niños rotos, gente con sangre, gente muerta, cadáveres y metralletas. Y entonces es cuando el dibujo permite encauzar lo que a veces el niño no explica, porque no quiere o no puede”.

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Los niños del 98% de los países africanos están entre los más expuestos a los efectos del cambio climático

Además de un acceso limitado a los servicios esenciales, fisiológicamente los niños tienen más dificultades para hacer frente a los cambios y la contaminación, recuerda la agencia de la ONU para la infancia en víspera de la cumbre africana del clima.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) advirtió este viernes en un informe que los niños del continente se encuentran entre los más expuestos a los efectos del cambio climático, pero continúan desatendidos por los principales flujos de financiación necesarios para ayudarles a adaptarse, sobrevivir y hacer frente a la crisis climática.

Según el documento, los niños de 48 de los 49 países africanos evaluados están clasificados como en riesgo alto de sufrir los efectos del calentamiento global.

Hora de actuar: Los niños africanos en el punto de mira del cambio climático evalúa los países en función de la exposición de los niños a las perturbaciones del clima y medioambientales, como ciclones y olas de calor, así como su vulnerabilidad a esos cambios en función de su acceso a los servicios esenciales.

Físicamente son menos capaces de resistir y sobrevivir a las perturbaciones, y fisiológicamente son más vulnerables a sustancias tóxicas como el plomo y otras formas de contaminación. Según los autores, los que viven en la República Centroafricana, Chad, Nigeria, Guinea, Somalia y Guinea-Bissau son los que corren mayor riesgo.

En respuesta a este riesgo, el informe examinó la forma en que los fondos multilaterales para el clima destinan sus recursos. Sólo el 2,4% de esta financiación mundial clave para el clima puede clasificarse como destinada a apoyar actividades que tengan en cuenta a los niños, con un valor medio de apenas 71 millones de dólares al año. Si se amplía el grupo destinatario para incluir a los jóvenes, la cifra aumenta a sólo el 6,6% del gasto total de los fondos, advirtió el organismo.

La era de la migración climática
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pidió este viernes medidas concretas para hacer frente al cambio climático y a los retos de la movilidad humana.

«Hemos entrado oficialmente en la era de la migración climática», dijo la directora general electa de la agencia. «Urgen soluciones para abordar el nexo entre el cambio climático y la movilidad humana a escala continental», añadió Amy Pope.

Según el Banco Mundial, sin una acción climática eficiente y sostenida, hasta 105 millones de personas podrían convertirse en migrantes internos para 2023 solo en África.


© UNOCHA/Yasmina Guerda

Unas mujeres cruzan una masa de agua en Rann, estado de Borno, Nigeria.
La oportunidad de alzar la voz
En este contexto, este viernes ha comenzado la Asamblea Juvenil Africana sobre el Clima 2023, que se extenderá hasta el 3 de septiembre, justo antes de la Cumbre Africana sobre el Clima que tendrá lugar en Nairobi, Kenia.

Con motivo de la Asamblea, el Secretario General de la ONU recordó que «los países africanos no han contribuido casi nada a las emisiones globales. Sin embargo, están sufriendo un calor abrasador, inundaciones feroces y sequías mortales”.

Dirigiéndose en particular a los jóvenes, António Guterres aseguró que la humanidad tiene el poder de cambiar el rumbo y que la pasión y la determinación de los jóvenes de todo el mundo son responsables de gran parte de la acción climática que ha tenido lugar.

“Les pido que suban el volumen para pedir el cambio; movilicen a sus amigos, colegas y redes; y aprovechen esta Asamblea para establecer contactos y hacer oír su voz”.

Hacer frente a la crisis en el continente
Tras la Asamblea, los líderes africanos se reunirán para debatir formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cómo adaptarse a las crecientes consecuencias de la crisis climática.

El acto, que se realizó el 4 de septiembre, contó con la presencia de políticos, empresarios y defensores del medio ambiente de todo el continente. Se celebra en un momento en que las temperaturas están aumentando más rápidamente que en muchas otras partes del mundo, lo que provoca fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y sequías prolongadas, con la consiguiente escasez de alimentos y pérdida de vidas humanas.

África en su conjunto es responsable de menos del 3% del total de las emisiones mundiales, y se espera que los líderes redoblen sus llamamientos a la ayuda financiera para ayudar al continente a adaptarse a la crisis climática.

“En la Cumbre Africana sobre el Clima de Nairobi instaré a todos los líderes a actuar”, declaró António Guterres. “Los países desarrollados también deben proporcionar justicia climática: Tomar medidas para garantizar que los países en desarrollo reciban una financiación asequible; aportar los 100.000 millones de dólares anuales prometidos para la acción climática y duplicar la financiación para la adaptación”, añadió.

Fuente:

 

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Juegos y niñez

Por: Tahira Vargas García 

En el juego se visibiliza la inequidad de género y de estratos sociales.

La Navidad se convierte en el único momento del año en que muchos niños y niñas tienen acceso a juegos y se piensa en ello. En el caso de los estratos pobres y muy pobres, no existe ese momento ni ese espacio, dentro de la población infantil pobre y en pobreza extrema hay una parte que crea sus propios juguetes, construyéndolos muchas veces con material de desecho.

El juego es inherente a las distintas etapas de desarrollo por las que atraviesa la población infantil y adolescente, los hallazgos cualitativos muestran diferentes prácticas y opciones de juego que se presentan tanto en la zona urbana como rural en las comunidades estudiadas caracterizadas por juegos al aire libre, visitas a ríos, balnearios, reuniones familiares y con amigos y amigas.

En el juego se visibiliza la inequidad de género y de estratos sociales. La población infantil y adolescente de sexo femenino tiene menos oportunidades de acceso al derecho a la recreación que la población masculina por las restricciones familiares que le imponen la priorización de actividades domésticas frente al juego. Los juegos tienden a mantener la segregación de género y los patrones sexistas existentes en las familias y en su contexto social.

Las diferencias entre la población infantil de comunidades rurales y urbano-marginales residen en los lugares de juego. En ambos casos los lugares de juego son las calles y caminos, con la diferencia de que en los barrios se juega en las cañadas y callejones. Por esa razón, la población infantil de los barrios está más expuesta a situaciones de riesgos en sus juegos en cañadas que están contaminadas por aguas negras. En las comunidades rurales los riesgos se encuentran en los juegos en canales también contaminados.

La niñez en situación de calle y residente en comunidades rurales vulnerables es la que tiene menos oportunidades para jugar. Sus derechos están violados y tienden a sufrir todo tipo de discriminación y violencia. En esa población los juguetes no existen, y la vida está envuelta en un círculo donde la única actividad posible es la sobrevivencia.

La población infantil que trabaja tanto en la zona rural como urbano-marginal mezcla trabajo y juego, con pocos espacios para ello.

Los juguetes de la navidad y los reyes son para muchos niños y niñas un momento de tensión e incertidumbre, para otros, la alegría. El acceso al juego y la recreación para la niñez es un derecho al que en su totalidad deben tener acceso, garantizarlo es una responsabilidad del Estado, gobiernos locales, padres-madres, escuelas y toda la sociedad.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/juegos-y-ninez-9020344.html

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¿Cómo se destruye la familia?

Por: Tahira Vargas García 

El factor destructor principal de un tipo de familia, la familia nuclear, es el machismo y la violencia de género e intrafamiliar.

Continuamente se presenta en la opinión publica y en las redes sociales la culpabilización hacia determinados fenómenos sociales o disposiciones legales como amenazas de destrucción de la familia. El termino destrucción hace referencia a eliminación física y violencia. Estableciéndose así que la familia va a desaparecer. Esta visión omite algunos elementos como los siguientes:

  1. Concepto de familia.

En la perspectiva de la Antropología del Parentesco (Strauss 1972) se conceptualiza a la familia desde la unidad de residencia y se ha excluido de la definición la reproducción que no siempre ha formado parte ni forma parte de varias familias en las diferentes sociedades y grupos sociales.

  1. Desconocimiento sobre la diversidad de estructuras familiares existentes en nuestra historia.

En nuestra historia social hemos contado con familias extensas, familias nucleares (formadas por parejas e hijos/as) familias monoparentales (matrilineales y patrilineales). Estas estructuras tienen raíces históricas y se presentan en la actualidad. Somos una sociedad culturalmente sincrética con un sostén patriarcal que refuerza el machismo y la poligamia-oculta lo que se mezcla con una cultura afrocaribeña que refuerza el tejido familiar extenso desde redes de cuidado y apoyo entre mujeres. Se presentan históricamente hombres jefes de varias familias, ¿cuál de esas familias han contado y cuentan con la presencia de padres físicamente? Gran parte de los matrimonios son uniones consensuales, la poligamia pasa desapercibida y varias familias tienen un mismo padre que está presente para algunas y para otras no.

  1. El factor destructor principal de un tipo de familia, la familia nuclear, es el machismo y la violencia de género e intrafamiliar.

Gran parte de las familias en nuestra sociedad desde los diferentes estratos y contextos sociales cuentan con relaciones basadas en el ejercicio de violencia. Las relaciones entre personas adultas y la niñez al interior de las familias esta sostenidas en violencia psicológica, física y verbal y la ausencia del respeto a los derechos de niños, niñas y adolescentes. Igualmente ocurre en las relaciones de pareja en la que el hombre impone un ejercicio de poder autoritario desde la violencia hacia su pareja femenina desde manifestaciones físicas, verbales y sexuales.

El machismo se convierte en el principal factor “destructor” de la familia nuclear por lo siguiente:

  • Despoja al hombre de su responsabilidad paterna, no se le educa para ser padre sino para ser “macho” con múltiples parejas sin relación con hijos e hijas desde la afectividad y el acompañamiento educativo.
  • Genera familias monoparentales como consecuencia de la paternidad ausente y la poligamia
  • Fortalece la masculinidad violenta en perjuicio de la mujer
  • Fomenta una relación conyugal en la que los hombres tienen permiso para violentar los derechos de las mujeres
  • Niega la autonomía que debe tener la mujer sobre su cuerpo y su decisión sobre cuando y como tener relaciones sexuales con su pareja.
  • Destruye las relaciones afectivas en las parejas al establecer pautas de imposición y poder del hombre sobre la mujer y la cosificación de la mujer en objeto sexual.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/como-se-destruye-la-familia-9001606.html

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Crianza de niñez y adolescencia trasciende la familia

Por: Tahira Vargas García 

«Esta participación de vecinos y vecinas está bañada al igual que la de los familiares cercanos de violencia física, psicológica y verbal, con legitimación de padres y madres.»

Recientemente se publicó el estudio sobre “Prácticas de crianza que promueven u obstaculizan la protección de niños, niñas y adolescentes del abuso y la violencia, así como la igualdad de género en las provincias Elías Piña, Gran Santo Domingo y La Altagracia” que realizó el Equipo Vargas de Investigación Social bajo nuestra coordinación para PLAN RD. Un estudio cuanti-cualitativo que combina la aplicación de encuestas y grupos focales a población adulta y adolescentes en las provincias señaladas.

Presentamos en este artículo un extracto del estudio en lo referido a la unidad de crianza en las comunidades-barrios.

“Las familias no son las únicas que tienen el rol de la crianza en las comunidades. Esta función se comparte con vecinos y vecinas, quienes participan en un 81% según la población adulta encuestada activamente en la corrección de conductas, (68% de adolescentes han sido corregidos por vecinos y vecinas). Vecinos y vecinas sugieren lo que se debe o no hacer con el hijo o hija, así como también en el sistema de control de la población infantil y adolescente, sobre todo las adolescentes. Esta participación de vecinos y vecinas está bañada al igual que la de los familiares cercanos de violencia física, psicológica y verbal, con legitimación de padres y madres.

“Los muchachos no se deben criar solos. Uno les dice a los vecinos, que, si están haciendo vagabundería fuetearle, si hacen cualquier cosa fuetearla. Así fue que me crie yo”.

“Yo lo veo bien que los vecinos también ayuden en la crianza de los niños, es una ayuda porque por ejemplo uno sale y el vecino se queda observando quien está alrededor de ese niño”

En esta última cita se muestra el peso que tiene el tejido social y la vecindad en el cuidado de niños, niñas y adolescentes. Es así como tanto el cuidado como la crianza se extienden desde la familia a la vecindad. Este elemento se muestra en estudios etnográficos que hemos realizado anteriormente (Vargas 1998) (Vargas 2014) y en el estudio sobre la Cohesión Social en comunidades urbano-marginales y rurales (ODH/MEPyD 2011).

El estudio de prácticas de crianza confirma lo señalado en estos estudios de que la unidad social fundamental no es la familia sino el tejido social-vecinal desde donde fluye el cuidado, la crianza, solidaridad, apoyo mediado por el uso de violencia física, verbal y psicológica. Las políticas sociales y políticas públicas no deben reducirse a la familia, porque la unidad social fundamental no es la familia sino el tejido social vecinal donde existen relaciones de compadrazgo, vecinales y familiares (la existencia de familiares que residen cerca).

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/crianza-de-ninez-y-adolescencia-trasciende-la-familia-8938024.html

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Conoce seis puntos vitales para proteger la niñez en el mundo

Mundo/22-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

En el Día Mundial de los Niños, la Unicef identifica la cooperación internacional como vía de protección infantil.

La pandemia de la Covid-19 está teniendo una dimensión precedentes para la mayoría de la gente. En todo el mundo, el brote se está llevando la vida y el sustento de muchas personas a medida que se sobrecargan los sistemas de salud, la educación ha sido interrumpida y las familias luchan para mantenerse a flote.

Las comunidades a escala global están asumiendo el desafío: desde los profesionales sanitarios y los trabajadores sociales, que están poniendo sus vidas en juego para proteger a los más vulnerables, hasta los jóvenes que están inventando formas innovadoras de difundir mensajes sobre la salud pública.

Aun así, y aunque la transmisión del virus está empezando a reducirse en algunos países, las repercusiones han sido duras y, en muchos países, afectan sobre todo a los niños más marginados.

Los trastornos que ha provocado en la sociedad tienen una profunda repercusión sobre los niños: sobre su seguridad, su bienestar y su futuro. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la cooperación multilateral es la única forma de lograr que millones de niños permanezcan sanos, protegidos y sigan recibiendo una educación.

Esa dependencia de la ONU lanzó un llamamiento de seis puntos para concientizar a la comunidad internacional en el esfuerzo para la protección de la infancia ante el nuevo coronavirus.

1. Garantizar que todos los niños estén sanos y bien alimentados

Según Unicef, en las zonas más pobres del mundo, los niños que necesitan servicios básicos y esenciales (como aquellos que los protegen de enfermedades como la neumonía, el paludismo y la diarrea) corren el riesgo de no recibirlos.

Es por ello que los Gobiernos deben atender las urgentes necesidades planteadas por la Covid-19 al tiempo que se mantengan interviniendo con prioridad en materia de salud, a través, por ejemplo, de la financiación de los programas de nutrición e inmunización, que hacen posible que los niños puedan sobrevivir y prosperar.

2. Llegar a los niños para proporcionarles agua, saneamiento e higiene

Aproximadamente un 40 por ciento de la población mundial sigue careciendo de instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en su hogar; un porcentaje que en los países menos desarrollados asciende a casi tres cuartas partes.

La exhortación de la Unicef es que los Gobiernos den prioridad a los niños más vulnerables, protegiéndolos ante las políticas privatizadoras, cuyo carácter excluyente se convierte en un obstáculo para el acceso al líquido vital.

3. Facilitar el aprendizaje de los niños

Los niños marginados pagan el precio más alto a medida que aumentan las desigualdades en el aprendizaje, resultante de políticas neoliberales que privatizan la educación y convierten el acceso a la misma en un privilegio, desnaturalizándola como un derecho.

Unos 346 millones de jóvenes no tienen acceso a internet para continuar su educación a distancia. Además, el cierre de las escuelas ha dejado a aquellos que dependen de los programas escolares de nutrición sin los alimentos que necesitan para aprender y prosperar.

La Unicef ha criticado las posturas de algunos países al retirar fondos a la educación en el escenario de pandemia. “Este no es el momento de desviar los fondos nacionales destinados a la educación. Los Gobiernos deben invertir en educación y unir fuerzas para cerrar la brecha digital”, dijo la organización en un pronunciamiento fechado en abril pasado.

4. Ayudar a las familias a cubrir sus necesidades y cuidar a sus hijos

Mientras madres y padres en todo el mundo luchan para mantener sus medios de vida, los Gobiernos, según Unicef, deben ampliar las medidas de protección social, como los programas y las políticas que vinculan a las familias a los ingresos y los servicios fundamentales de atención de la salud, nutrición y educación.

La necesidad de protección social adquiere más notoriedad debido a que las políticas neoliberales vigentes en gran parte del mundo profundizan la situación de vulnerabilidad cuanto más grave es el entorno circundante.

Debe abarcar también las transferencias de efectivo y las ayudas para la alimentación y la nutrición. Además, implica que los Gobiernos contribuyan a proteger los puestos de trabajo y unir fuerzas con los empleadores a dar apoyo a las madres y los padres trabajadores.

5. Proteger a los niños de la violencia, la explotación y el abuso

Los factores de riesgo de la violencia, la explotación y el abuso están aumentando para los niños que viven en entornos donde se han restringido los desplazamientos y en situaciones de declive socioeconómico.

Los Gobiernos deben priorizar los servicios críticos de prevención y respuesta a la violencia para los niños; deben mantener y adaptar estos servicios, teniendo en cuenta los riesgos únicos de las niñas y los niños más vulnerables al planificar el distanciamiento social y otras medidas de respuesta a la COVID-19.

6. Proteger a los niños refugiados, los migrantes y los afectados por un conflicto

La Unicef exhorta a que en la respuesta a la Covid-19 no se olvide a esos niños a los que el mundo no suele prestar atención. Ya se esperaba que 2020 fuese el año en el que más personas que nunca necesitarían asistencia humanitaria, y la pandemia no ha hecho más que agravar las vulnerabilidades de los niños de los países afectados por la crisis.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/unicef-proteccion-ninos-vulnerables-pandemia-20201119-0021.html
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Mayerlín Vergara: “Los explotadores creen que pueden dominar los cuerpos de niños y niñas solo porque pagan”

Por: Helena Calle

¿Cómo educar a una sociedad para que no explote sexualmente a los niños, o no permita que suceda? Hablamos con Mayerlín Vergara, quien ganó el Premio Nansen (considerado el Nobel Humanitario) por su trabajo de dos décadas rescatando a niñas y niños explotados sexualmente en Colombia.

Las cifras no son exactas, pero se calcula que en el país, hay unos 35,000 niños, niñas y adolescentes que están siendo explotados sexualmente en este momento. De esos, prácticamente la mitad –un 45%– son menores de 11 años. Según la ONG Children Change, es difícil tener cifras exactas porque un gran número de casos no se reportan, o porque a menudo a estos niños se les entregan documentos de identidad con fechas de nacimiento falsas para que parezcan mayores.

¿Quiénes son los adultos alrededor de estos 35.000 niños? ¿Están siendo quienes los explotan? ¿Se están haciendo los de la vista gorda? Mayerlín Vergara se dio cuenta de que esto era un problema extendido y silenciado desde que tiene 18 años, cuando comenzó a dar clases de primaria en Cali y se dio cuenta de que la pobreza, la desigualdad y el hambre hacía aún más vulnerables a los niños a caer en manos de proxenetas.

Maye, como le dicen cariñosamente, es docente y una psicoorientadora de Sahagún (Córdoba) que lleva dos décadas atendiendo a niños, niñas y adolescentes de Colombia víctima de las redes de trata y explotación sexual que funcionan en Barranquilla, Cartagena y La Guajira en la Fundación Renacer, una ONG que se dedica a ayudar a niños víctimas de explotación sexual, muchos de los cuales son refugiados.

Parte de su experiencia y activismo dio como resultado dos medidas legislativas en la protección de los derechos de los niños: la pena mínima obligatoria de 14 años de prisión para personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños y la Ley 1336, que ordena que hoteleros y empresarios adopten códigos de conducta y se ordena la extinción de dominio para empresas y hoteles que faciliten la explotación sexual de niños y niñas, se crea el delito de proxenetismo y se castiga la tenencia de pornografía infantil.

Fue galardonada la semana pasada con el Premio Nansen para los Refugiados por su trabajo ayudando a niñas y niños sobrevivientes de violencia sexual, y educando a una sociedad de adultos para que evite y denuncie la violencia sexual contra los menores a través de talleres, pedagogías y caminando los barrios, burdeles y bares en donde están estos niños. ¿Cómo se educa una sociedad para que cuide y no abuse de los niños que también la integran? Hablamos con ella.

¿Cómo se convirtió en activista contra las redes criminales de explotación sexual a niños?

Yo comencé como maestra en el Distrito de Agua Blanca, en Cali. Allí habian niños con muchas vulneraciones y maltrato, pero comencé a ver que ese salón quedaba muy chiquito, que había otros problemas con los niños afuera de mi aula. Y sentía que las tablas de multiplicar para muchos no era útil en medio de su contexto tan difícil, y me mudé a Cartagena. Ahí vi en la calle a dos niños consumiendo bóxer y pegamento y me partió el alma en dos. Ahí vi un anuncio en el periódico que buscaba una psicopedagoga para trabajar de noche con niños y niñas.

¿Para ese entonces sabía algo sobre explotación sexual?

Nada. Tenía mi bachillerato pedagógico de La Normal Nacional para Señoritas de Sahagún. A la persona que me entrevistó le dije que los niños necesitaban una persona que los escuchara y así comencé en la Fundación. Así comencé a conectarme con su dolor y con sus sueños. Eso era 1999. Comencé a estudiar sociología en la Universidad del Atlántico y trabajaba de noche con los niños.

¿Cómo describiría el trabajo que hace con los niños?

Tenemos un equipo con el que trabajamos en la calle. Nos vamos a las comunidades y a los escenarios que ya tenemos identificados como de rumba, en donde hay dinámicas de explotación sexual. Uno va en la madrugada o en la noche. Y hay distintas estrategias porque cada barrio o cada comunidad es distinto. Nos vamos encontrando con los niños en el parque, nos tomamos una gaseosa, y así. Ese diálogo es fundamental porque les hace ver que estamos genuinamente interesados en ellos. Es un diálogo con afecto y atención.

¿Y los adultos alrededor de estos niños, a dónde están mirando?

Las mamás, los papás y los docentes son quienes están en conexión directa con ellos, pero muchos no saben ver cuando estos niños están siendo explotados. Ya uno con los años va formando una red de protección en donde se reportan los casos y entre todos buscamos la manera de proteger a ese niño o niña, los llevamos a la casa hogar que tenemos, les hacemos saber que es un espacio seguro.

¿A dónde va usted en búsqueda de estos niños?

Afuera de los colegios hay proxenetas al acecho, o ahora es distinto porque existen las redes sociales. En pandemia sobre todo los abusadores reforzaron su presencia digital. A los niños de mi generación nos dijeron: “cuidado con la gente que le ofrezca dulces, cuidado con los extraños”. Hoy habría que decirle a los niños “ojo con los videojuegos, ojo con jugar en línea con quien no conoces. Un niño de 14 puede ser un tipo de 40 años, no envíes fotos de tu cuerpo, ni en vestido de baño”. Esa es una charla que pocos niños reciben.

¿La internet ha afectado su trabajo de calle con los niños?

No hay que satanizar el internet. Al final la explotación sigue sucediendo en la vida real. Peligroso es que haya niños desvinculados del sistema escolar, y que haya una alta permanencia en calle. Con estos niños hay problemáticas de uso de sustancias psicoactivas. Pero en ambos casos hay cosificación de sus cuerpos, impactos emocionales profundos. Los explotadores que compran los cuerpos de los niños y niñas los ven como objetos, los alquilan, creen que con dinero pueden dominar o manipularlos porque está pagando o dando algo a cambio.

¿Cómo cambiar esa cultura que ve normal comprar cuerpos de niños y niñas?

Es una tragedia la verdad. En ciudades como Cartagena, Medellín te das cuenta de que hay gente sensibilizada porque ha estado en formaciones, porque sabe lo que significa esto. Hace 20 años las autoridades decía “Ay no, aquí no pasa eso”. Pero ya han cambiado su enfoque. Quienes no están sensibilizados por lo general se les pasa por el frente un niño explotado sexualmente, no lo ve. Nunca ha estado cerca de una víctima, o de un espacio de formación. Por eso es tan importante la educación: es como si les quitaran una venda de los ojos. Tantos años viendo niños pasar por tal esquina, y darse cuenta de que estaban siendo abusados, es muy fuerte. Sobre todo porque la explotación sexual sucede en todas las ciudades del país. En todas.

O sea también te dedicas a educar a los adultos que hacemos parte de esta sociedad y que de alguna u otra manera estamos alimentando esta cultura de la explotación sexual, así sea con indeferencia…

Si ves a una niña del barrio que sale a las seis de la tarde y vuelve a las tres de la madrugada, eso no es normal. Que se les ve con cervezas en la mano, con ropa muy corta. Pero en el barrio se dice que es una puta, una prepago, o que le quita la plata a los señores mayores. Los niños no son trabajadores sexuales, son víctimas de explotación. Detrás de esas fachadas hay historias de dolor. Con las niñas y niños también hay que trabajar eso, que entienda que no es que se estuvieran divirtiendo sino que estaban siendo explotados sexualmente, que alguien se aprovechó de su vulnerabilidad, eso es muy fuerte. La sociedad debe entender que ser explotados no es algo que un niño elija, no hace parte de los proyectos de vida de los niños.

¿Pero un niño puede no darse cuenta de que está siendo explotado sexualmente?

Incluso como estrategia de supervivencia, sí. Es mucho el maltrato, la negligencia y el abandono. Incluso, a veces en las familias ocurren abusos sexuales y si no reciben atención, amor y afecto, pueden terminar siendo víctimas de explotación cuando otra persona se aprovecha de esta vulnerabilidad. Por eso es vital familias, docentes, hoteleros.

Cuénteme del caso de los hoteleros. Usted ha dedicado gran parte de su pedagogía a hablar con el sector turístico de ciudades como Cartagena.

Es sencillo como esto: si no hay un territorio sensibilizado, hay mucho subregistro. Y cuando se empieza a reflexionar alrededor de esto, se empiezan a desmontar estos imaginarios que decía antes y la gente comienza a denunciar y a atender a estos niños. Lo de los hoteleros fue una experiencia que comenzó en 2008 cuando Cartagena se certificó como un destino sostenible. Ese año se aprobó la Ley 1336, que ordena la extinción de dominio para empresas y hoteles que faciliten explotación y claro, había que empezar a hacer intervención. Se comenzó a movilizar el tema pero en Cartagena la gente decía que eso no pasaba. Así nació La Muralla Soy Yo, una estrategia que arma red contra la explotación sexual. Va desde la masajista, el hotelero, el taxista, el docente. Todos. Hay que desmontar ese imaginario de que uno ve a un turista con una niña pobre y pensar que le está ayudando porque la niña es pobre y tiene hambre. El señor está cometiendo un delito. Ya hay más de 100 empresas certificadas.

¿De qué se trata su trabajo con niños sobrevivientes en la Casa Refugio de Riohacha?

Allí los niños pueden saltar, gritar, llorar. Lo que queremos es que expresen lo que sienten, sin miedo a ser cuestionados o juzgados. Poder además que piensen en ello, que puedan procesas ese dolor porque les duele. Eso duele. Duele darse cuenta de que mi amiga no era mi amiga sino mi proxeneta.

¿Y con respecto a los niños migrantes?

La situación de la población refugiada ha sido de lo más dura que he visto en todos mis años. Es un doble impacto de la violencia sexual y además el haber salido de tu tierra, a un lugar que no es tu país, en donde ya de por si la gente siente que no tiene derechos. La Casa Refugio ha atendido ya 75 niños este años, la mitad refugiados, entre los 7 y los 18. Al año ya pueden tomar otros rumbos pero en algunos casos no se puede localizar a la familia y toca buscar otras opciones.

¿Qué sucede después de la explotación sexual para estos niños?

Luego viene la fase de tranquilidad, la de sentirse libres y amados y protegidos. Comienzan a creer en sí mismos, y entienden que hay una vida distinta a esa. Cuando hablamos de abuso sexual hablamos de un vecino un familiar que se aprovecha de afectos y emociones y de las figuras de autoridad. Tanto el abuso como la explotación sexual vulneran la vida de los niños, y en ningún momento estamos hablando de enfermos mentales, porque a veces esa es la excusa. Son personas comunes y corrientes que compran cuerpos de niños y niñas. Un niño con entornos sanos y autoestima puede darse cuenta de quienes son estos adultos. Hay que desnaturalizar esta cultura de la explotación sexual en Colombia y en todo el mundo, y es responsabilidad de todos. Desde la educación sexual hasta denunciar proxenetas y compradores, desde pensar qué música estamos bailando o cantando.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/entrevista-con-mayerlin-vergara-la-colombiana-que-gano-el-premio-nansen/

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