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Violencia contra niños y adolescentes en Uruguay es una situación grave e invisibilizada

América del Sur/ Uruguay/ 05.08.2019/ Fuente: www.lr21.com.uy.

 

El Comité de Derechos del Niño del Uruguay, La Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, la Intersocial Feminista, y la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales orientadas al Desarrollo emitieron un comunicado a través del cual expresan su más profundo dolor por el reciente asesinato de la niña Ana Clara, y manifestaron sus condolencias para familiares, vecinos y personas del entorno institucional allegados afectivamente a la niña.

Los colectivos sociales indican que la violencia contra niñas, niños y adolescentes en Uruguay “es una situación grave y fuertemente invisibilizada”.

En el año 2018 el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV) informó sobre la detección de 4.131 situaciones, 23% de ellos de abuso sexual, 950 aproximadamente. “La mayoría de los casos son detectados en fase crónica”.

El Sistema Integrado de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV),…

Tales datos muestran que el problema tiene una magnitud “altísima” y pone en riesgo la vida y la salud de los menores.

Las organizaciones sociales manifiestan que proteger a la infancia y a la adolescencia contra la violencia “debe ser una prioridad”.

Para ello se necesitan políticas públicas y recursos genuinos para “la prevención, atención, reparación del daño, además de la sanción de los responsables”.

“Hemos avanzado en un discurso de derechos que no se traduce en acciones concretas acordes para la protección. Los recursos económicos destinados no son suficientes y los recursos humanos tienen debilidades en la formación o están saturados en su capacidad de respuesta. No se logra garantizar la atención en condiciones seguras y la respuesta no siempre llega en el momento necesario”, advierten los colectivos.

Propuestas

En tal sentido plantean que es urgente “creer en la palabra de las niñas y niños cuando expresan estar viviendo situaciones de violencia”.

Indican que se debe “proteger a toda niña, niño y adolescente que esté expuesto a la violencia que viven sus madres, en especial en situaciones de altísimo riesgo con tobilleras”.

Proponen generar estrategias masivas de “prevención que cuestionen las prácticas de crianza violentas contra niñas, niños y adolescentes”.

Indican que es necesario “formar para la detección de situaciones de violencia a operadores de la educación formal y no formal, de la salud, de la Policía, del Poder Judicial, Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, organizaciones sociales y operadores comunitarios”.

Manifiestan que se deben “fortalecer los recursos humanos de las instituciones para que realmente puedan detectar y acompañar las acciones de protección”.

Expresan que se requiere instalar servicios especializados en todos los departamentos, “con acompañamiento diurno y de acogimiento en la emergencia para trabajar la protección y el acceso a la Justicia”.

Consideran que también deben establecerse equipos “especializados en el sector salud en todos los departamentos, para el tratamiento y reparación del daño producido por  la violencia”.

Aseguran que niños y adolescentes en situación de violencia “necesitan del compromiso real de los responsables en todos los niveles de gobierno y del sistema político en su conjunto para garantizar su efectiva protección”.

Fuente de la noticia: http://www.lr21.com.uy/comunidad/1407079-violencia-ninos-adolescentes-sipiav-denuncias

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Mayo: mes de la lucha contra el abuso sexual de niñas, niños y adolescentes #TodosSomosResponsables

América del Sur/ Paraguay/ 13.05.2019/ Fuente:

El Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (MINNA) refuerza su campaña nacional para la prevención contra el abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes #TodosSomosResponsables, con el objetivo de lograr que las personas denuncien el abuso cometido hacia los mismos utilizando los canales que correspondan – 911 de la Policía Nacional, la Comisaría de la zona, CODENI del municipio, Fiscalía de Niñez, Defensoría de Niñez o al 147 del MINNA – y así lograr su protección inmediata. 

Para lograr un mayor alcance e impacto en la iniciativa, hemos recurrido a los formadores de opinión, artistas, y figuras del deporte a quienes agradecemos por su valiosa cooperación y compromiso desinteresado con la causa.

En los últimos años, las cifras de abuso sexual en niñas, niños y adolescentes han ascendido estrepitosamente, lo que nos indica la dura realidad a la que son sometidos, en la mayoría de los casos en su mismo entorno familiar. Esta realidad nos interpela, requiriendo de manera imperiosa la toma de medidas efectivas. La problemática niñez y adolescencia nos afecta y compete a todos. Si logramos concienciar a la población a no callar, estaríamos protegiéndolos de un daño irreparable. Juntos podemos prevenir el abuso sexual de las niñas, niños y adolescentes.

Desde el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia solo en el primer trimestre del año 2019 se han registrado 255 casos de abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes, siendo los agresores – en la mayoría de los casos – del entorno familiar o cercano. Asimismo, a consecuencia de estos abusos sexuales, resultaron embarazadas 38 niñas y adolescentes cuyas edades oscilan entre 11 a 17 años, y se detectaron 29 adolescentes con hijos.

Cabe mencionar que el 31 de mayo se recuerda el “Día Nacional de Lucha Contra el Abuso y Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes”en recuerdo al crimen de Felicita Estigarribia. En el año 2004, cursaba el primer grado en una escuela del barrio Santa Librada de Yaguarón y era vendedora de mandarinas, ese 31 de mayo, la niña de solo 11 años, fue hallada muerta y con indicios de haber sido abusada sexualmente al pie del cerro de la ciudad. Fue un representativo caso de abuso hacia niños en el país.

Invitamos a las empresas, clubes, autoridades, organizaciones, medios de comunicación y ciudadanía en general unirse a la iniciativa #TodosSomosResponsables y así, todos juntos pongamos fin al abuso sexual a niñas, niños y adolescentes que tanto daña a sus vidas.

Fuente de la  noticia: http://www.minna.gov.py/noticia/2619-mayo-mes-de-la-lucha-contra-el-abuso-sexual-de-ninas-ninos-y-adolescentes-todossomosresponsables.html#.XNlCdhQzbIW

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Puerto Rico: Presentan hallazgos sobre los efectos del huracán María en la niñez boricua

Por: Metro Puerto Rico. 

El Instituto del Desarrollo de la Juventud, (IDJ por sus siglas) presentó el jueves, el informe final sobre los efectos que ha tenido el huracán María en los niños y adolescentes en Puerto Rico.

El mismo, fue comisionado a la firma Estudios Técnicos y a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y consta de una encuesta a hogares con niños menores de 18 años y un estudio cualitativo en 5 municipios. El estudio se realizó durante los meses de septiembre a noviembre de 2018.

“Este estudio nos presenta un retrato claro del impacto del huracán en nuestros niños y adolescentes, en especial aquellos que viven en la pobreza, los cuales constituye la mayoría de los niños y jóvenes en Puerto Rico. Hay una necesidad apremiante de atender las vulnerabilidades presentadas en la investigación y, por lo tanto, el estudio está acompañado de un Guía de Recomendaciones con la meta de proveer soluciones y sumar esfuerzos multisectoriales que integren al gobierno central y a los municipios, así como a entidades sin fines de lucro y organizaciones de base comunitaria.  Esto, con miras a ofrecer alternativas de recuperación para las familias, y una mejor preparación para eventos futuros”, destacó Amanda Rivera Flores, directora ejecutiva del Instituto en comunicación escrita.

Link para descargar el documento: https://es.scribd.com/document/398156341/01-24-19-Estudio-Nin-ez-despue-s-de-Mari-a#from_embed

Fuente del documento: https://www.metro.pr/pr/noticias/2019/01/24/presentan-hallazgos-los-efectos-del-huracan-maria-la-ninez-boricua.html

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Cada 22 minutos se registra en el país un abuso sexual contra un menor

Por: Julia Alegre Barrientos. 

En 2018, el 87,7 % de este tipo de delitos se cometieron contra niños y adolescentes.

El primer día del recién estrenado año el país se despertó con la noticia de la violación, tortura y asesinato de Angie Lorena Nieto, una niña de 12 años de Cabuyaro, Meta, a manos de un vecino del municipio, identificado por las autoridades como Pastor Gómez Vaca.

El caso ha generado un rechazo unánime entre la opinión pública, similar al que suscitó en octubre de 2018 la violación y posterior incineración en Fundación, Magdalena, de Génesis Rúa, de apenas 9 años, o el asesinato y abuso sexual de Yuliana Samboní, de 7 años, por parte de Rafael Uribe Noguera, quien hoy cumple una condena de 58 años en la cárcel de Valledupar.

Salvando las distancias, esta semana se dieron a conocer cifras de Medicina Legal que evidencian que casos como el Yuliana, Génesis y Angie Lorena no son aislados, sino que la violencia sexual contra niños y adolescentes no ha hecho sino aumentar en los últimos tres años. 

El 2018 fue un año funesto: entre enero y noviembre se reportaron 21.515 denuncias, y eso sin tener en cuenta los números del mes de diciembre, que todavía no se han hecho públicos. Esto se traduce en que cada día fueron abusados 64 niños y jóvenes entre los 0 y los 17 años, uno cada 22 minutos. En una reciente entrevista con este diario, Juliana Pungiluppi, directora del ICBF, fue más lejos y habló de 74 registros diarios. 

El 2017 cerró con un balance de 20.663 casos –57 cada día–, y en el 2016 hubo 18.416 –50 diarios–. Haciendo un comparativo, entre 2016 y 2018 el aumento de la violencia sexual infantil fue del 16,8 por ciento.

Las niñas son las que se llevaron la peor parte: representan el 74,4 por ciento de las denuncias de 2018. En 2016 y 2017, la tendencia fue prácticamente la misma: 85,4 por ciento y 73,9 por ciento, respectivamente.

Otro de los hallazgos que se desprende del informe de Medicina Legal es que los menores de entre 10 y 14 años fueron los que más sufrieron este flagelo: 9.896, frente a los 6.015 de entre los 5 y los 9 años, y los 2.835 con edades comprendidas entre los 15 y los 17. También es preocupante el número de niños de entre los 0 y los 4 años que fueron víctimas: 2.767. Así, los menores de edad se consolidan como el grupo poblacional que más exámenes forenses por abuso sexual concentraron en 2018 del total de la población afectada (24.525). Son el 87,7 por ciento.

En cuanto a los criminales que perpetraron estos delitos, cerca de 10.963 eran familiares de la víctima, lo que se corresponde con el 44 por ciento del total de los registros. De estos, algo menos de 5.000 fueron los padres o padrastros de los menores; 1.697, los tíos y 1.034, los abuelos. En otras 5.632 denuncias, el agresor conocía a la víctima, aunque no estaba emparentado con ella; 1.939 eran amigos directos y solo en el 4,8 por ciento de los casos el victimario no conocía a la víctima.

El abuso sexual en Colombia es una cosa familiar. Existe un problema de psicopatología dentro de las familias, porque son las que omiten la agresión

La vivienda familiar es el lugar donde más se cometen estos crímenes, 18.000 en 2018, seguido de la calle (1.830) y las instituciones educativas (733). Como apunta Luis Prada, médico forense con más de dos décadas de experiencia en este tipo de delitos, “el abuso sexual en Colombia es una cosa familiar. Existe un problema de psicopatología dentro de las familias, porque son las que omiten la agresión. Tenemos que entender que estos delitos no pertenecen al ámbito familiar, sino que es un problema público”.

El experto asegura que esta tendencia al alza de las cifras está relacionada directamente con el reconocimiento y publicidad de derechos y la estimulación de la denuncia. “Lo que siempre tuvimos era la invisibilización de este problema. Las víctimas siempre han estado ahí, pero antes no las escuchábamos. Por cada caso que yo examino hay entre 8 y 10 que no estamos viendo. Necesitamos visibilizar más para hacer mejores intervenciones”.

En esto último coinciden los informes ‘Forensis’ de los últimos años de Medicina Legal, que, además, resaltan la importancia de poner el foco en la zona rural, donde se genera el mayor número de subregistros: “Aunque la mayoría de casos se desarrollan en el área urbana, los esfuerzos institucionales deben centrarse en la defensa de los derechos de la población rural, donde se dificulta la denuncia”. Alertan que la casi imposibilidad del desplazamiento hacia las instituciones y los patrones culturales del campo imposibilitan que haya emancipación de las víctimas.

Atajar el problema

Según el Código Penal, mantener relaciones sexuales con menores de 14 años es un delito, aunque el niño lo consienta. También lo es “todo acto o comportamiento de tipo sexual ejercido sobre menores de edad, utilizando la fuerza o cualquier forma de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando sus condiciones de indefensión, desigualdad y las relaciones de poder existentes entre víctima y agresor”.

Hay vacíos en la judicialización y existe una especie de naturalización: siempre se encuentran justificaciones para que estas conductas parezcan normales dentro de la sociedad

La claridad de la norma choca de lleno con el problema estructural de impunidad que rodea estos casos y que asciende a más del 80 por ciento, advierten entes como la Fiscalía y la Procuraduría. “Hay vacíos en la judicialización y existe una especie de naturalización: siempre se encuentran justificaciones para que estas conductas parezcan normales dentro de la sociedad”, señaló el procurador de la Nación, Fernando Carrillo, en un evento en junio.

Una de las fórmulas que se barajan para atajar estas cifras –y que más resuena cada vez que un caso de violencia sexual infantil se vuelve mediático– es la de instaurar la cadena perpetua para violadores de menores.

El abogado penalista Gerardo Barbosa opina que esta medida podría ser contraproducente: “En términos de proporcionalidad, sería más que justificada, pero en términos de eficacia práctica puede generar el efecto paradójico de incrementar la impunidad. En algunos casos, los jueces podrían preferir fallar a favor del acusado que castigar en términos tan fuertes”. Para él, las penas que se contemplan en el ordenamiento jurídico colombiano para este tipo de delitos son suficientes si se aplicaran: “El problema es de permisibilidad judicial y una sociedad que se ha vuelto tolerante con el abuso”.

Añade que faltan investigadores, jueces y fiscales profesionalizados en este tipo de casos, como sucede con los que manejan cuestiones relacionadas con el narcotráfico. “Falta preparación. Creen que si no hay daños físicos evidentes o rastros de fluidos, no hay delito. Y eso es absurdo. Estos casos se suceden en la clandestinidad, y puede que no haya esa evidencia tan visible, pero sí otra”.

De la mano de una justicia efectiva, hay sectores de la comunidad educativa que defienden la necesidad de implementar medidas que vayan más allá de lo punitivo y se centren en la prevención del fenómeno. Es ahí donde aparece la propuesta de incluir una materia de educación sexual obligatoria en los colegios que, como lo define la Unesco, “brinde conocimientos, competencias y valores que permitan a niños y adolescentes tomar decisiones personales, sanas y responsables acerca de su vida y su sexualidad y, evitar así, la explotación, el abuso y la violencia sexual”.

Miguel Ángel Bermúdez, profesor colombiano que el año pasado quedó entre los 10 finalistas del Global Teacher Prize, el Nobel de la educación, es uno de los impulsores de esta línea metodológica que pone en práctica a diario en el colegio Gerardo Paredes, en Suba, Bogotá.

Explica que debe implementarse desde preescolar y estar orientada a tres aspectos: “El primero, que el niño aprenda a identificar una violencia sexual sobre su cuerpo, enseñándole quién lo puede tocar, cómo y dónde y quién no. Segundo, hay que enseñarles a decir no a la gente de la que desconfían y que para ellos es extraña,aunque sean amigos de la familia”.

Finalmente, apunta, se debe incidir en las opciones que tienen para denunciar el abuso en caso de que se haya perpetrado. “Enseñarles que si no pueden confiar en la familia, porque es donde se ha cometido el delito, existen otras rutas, como la escuela. Lo más difícil es generar confianza para que hablen. Para ellos es complicado reconocer que quien les hizo daño es una persona a la que quieren”, concluye.

Fuente del artículo: https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/registro-de-abuso-sexual-en-colombia-contra-menores-de-edad-311738

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Creciendo Juntos: Cómo reconocer el estrés escolar en niños y adolescentes (Audio)

Chile / 8 de julio de 2018 / Autor: Creciendo Juntos / Fuente: Cooperativa

 

 

Este domingo en Creciendo Juntos conversamos sobre cómo reconocer los síntomas y afrontar el estrés que pueden sufrir los niños y adolescentes durante su etapa escolar.
Fuente:
https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/infancia/politicas-publicas/creciendo-juntos-como-reconocer-el-estres-escolar-en-ninos-y/2018-07-01/131840.html
ove/mahv
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Organización “La Veleta y la Antena” de niñas, niños y adolescentes trabajadores

América del Sur/Argentina/ 18.11.2017/ Fuente: molacnats.org.

Nosotrxs como Organización “La Veleta y la Antena” de NNATS (niñas, niños y adolescentes trabajadores) de Ugarteche, Mendoza, con 7 (siete) años de experiencia y luchas. Participamos en diferentes espacios como: el Encuentro Nacional de Mujeres, ya tres años consecutivos, en la Diplomatura “”Diplomatura de Culturas de Infancias en Latinoamérica” dictada por dos años consecutivo en la UNCuyo (Universidad Nacional de Cuyo), en marchas sociales, en Centros de Estudiantes en escuelas primarias y secundarias, Actos Públicos, etc.

Nuestro objetivo como organización de NNATS son que nos traten como sujetos de derechos y que nos reconozcan como niñas, niños y adolescentes trabajadores. Porque vivimos en un lugar rural y urbano en donde mayoría de NNATS trabajan en el campo, en las ferias, en construcción y en sus casas.

Nosotrxs trabajamos porque nos gusta, para ayudar a nuestras familias, para independizarnos económicamente, el trabajo nos ayuda a formarnos como personas. Y sabemos la diferencia entre explotación y trabajo digno. En la explotación  te obligan a trabajar, a hacer trabajos forzosos, te pagan muy poco o no te pagan, te maltratan, etc. En un trabajo digno haces trabajos que puedas con tus capacidades físicas, te gusta, no te obligan, te pagan bien y recibir buenos tratos, etc.

Exigimos la participación de niñas, niños y adolescentes dentro de los espacios de la OIT, ya que se están hablando  de la erradicación del trabajo infantil y la voz protagonista y autora no está presente, no solo lo vemos como la privación de derechos de la participación, sino que también como el no reconocimiento a las organizaciones  de niñas, niños y adolescentes trabajadores. Esta exclusión nos indigna y seguiremos trabajando. Seguiremos luchando para que la OIT  entienda que esta mal hablar y tomar decisiones a las espaldas de los protagonistas, se habla de frente.

Fuente de la noticia: http://molacnats.org/2017/11/18/argentina-desde-mendoza-a-la-oit/

 

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¿Deben existir los programas especiales en la educación? Hablemos sobre desigualdades educativas

Por: Baldemar González

Desde hace ya muchos años me hago cuestionamientos sobre la situación educativa en Uruguay. Y más allá de sobre si hay crisis en la educación o no, hoy deseo enfocarme en las desigualdades del sistema educativo uruguayo. A lo mejor, luego podremos determinar en dónde se visualizan las crisis.

Desde hace más de una década trabajo en La Cruz de Carrasco, un barrio que me ha hecho sentir cómodo, aceptado. Un barrio donde siento que el trabajo educativo que realizamos un conjunto de personas rinde. Afiliado fuertemente a la propuesta pedagógica de Paulo Freire y José Luis Rebellato, la Educación Popular Liberadora me ha llevado a aprender de niños, adolescentes y vecinos del barrio. Junto a varios equipos de trabajo, en el Centro Educativo La Pascua llevamos adelante nuestra tarea, siempre comprometida con los demás y siempre edificante. También trabajamos en conjunto con los compañeros maestros de las escuelas del barrio y los profesores, que quieren a este país y lo reflejan en actos cotidianos, con acciones, con los compromisos que requiere la educación.

Desde hace más de una década visualizo el deterioro que nuestros niños y adolescentes viven en su proceso educativo. Se trabaja duro para lograr que los adolescentes logren avanzar en estos procesos; sin embargo, se les torna muy difícil. El rezago pedagógico, las “dificultades de aprendizaje”, así como todas estas “distancias” respecto de las demandas establecidas (que llevan, entre otras cosas, a la deserción), han ido en aumento año a año, y es muy difícil revertirlo. Es complicado nivelarlo siquiera acercándose un mínimo a los estándares. Niños que obtuvieron calificaciones con matices de sobresaliente en la escuela no logran culminar el ciclo básico liceal. ¿Por qué ocurre esto? ¿En todos lados suceden estas cosas? ¿Se podría afirmar que si realmente existiera la crisis educativa es para algunos nada más? Las crisis de cualquier tipo, ¿las pagan siempre los más pobres?

En el Aula Comunitaria que tenemos en el Centro Educativo La Pascua, que cuenta con 65 adolescentes, sólo 5% de la población que asiste logra cumplir con el perfil de egreso de sexto año que diseñó el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP). Y lo que despierta alarma: tan sólo 30% de los adolescentes en cuestión logran cumplir con el perfil de egreso de tercer año de primaria. Es realmente alarmante.

Evidentemente, frente a estas situaciones hay que diseñar estrategias que puedan dar respuestas. Las autoridades de la educación lo hicieron, y lanzaron una serie de programas especiales entre los que podemos encontrar a las Aulas Comunitarias, Áreas Pedagógicas, Formación Profesional Básica (FPB) y, por lo menos, una veintena más de estos dispositivos, que intentan revitalizar un sistema educativo que hace agua, al menos en los sectores más vulnerados socioeconómicamente. Que se trabaja es cierto, y fuertemente. Lo veo, recorro escuelas, liceos y UTU casi a diario. También veo que, salvo raras excepciones (que por serlo confirman la regla), los niños y adolescentes de los barrios en cuestión no tendrán muchas posibilidades en relación con otros que están en mejor posición social y económica. Y que no me vengan con que las condiciones económicas no tienen nada que ver con la educación, porque la vivienda, la alimentación y la vestimenta, son un desvelo continuo para los chiquilines y sus familias. Es debido a estos desvelos y a esas necesidades descubiertas que muchas veces la contención familiar y hasta el apoyo educativo que le puedan brindar las familias a sus hijos son escasos o nulos, y esto influye directamente en los resultados educativos.

Serían muchos los ejemplos, pero, por acercar sólo uno, el otro día le pregunté a Nahuel por qué siendo tan buen estudiante y teniendo tantas ganas de progresar, había llegado al Aula Comunitaria a cursar primer año con 16 años. No me sorprendió lo que me dijo: “Es que tengo que cuidar a mis hermanos: llevarlos a la escuela, ir a buscarlos, y eso hace que llegue tarde a los centros de estudio. Se me acumulan muchas faltas, y otros años he dejado de estudiar”. Entonces aparecen los programas especiales, más contenedores, más amables con estos adolescentes, más entendedores de las problemáticas cotidianas que viven los chiquilines, y con grandes resultados en la elevación de la autoestima y en la sociabilización; pero en términos académicos, no llegan a conformar.

Me generan cierta contradicción. Por un lado, se tornan “un mal necesario”, porque estos chicos no podrían tolerar el formato liceal clásico que nos proponen en secundaria. Los niveles con los que llegan a los centros educativos se vuelven difíciles de sobrellevar para equipos de dirección y docentes, y sobreviene el conocido final: abandono precoz (por usar un término delicado). Llegados a mayo –en el mejor de los casos–, o luego de las vacaciones de julio, tenemos a los muchachos en las esquinas, en la plaza o en la puerta del centro educativo, pero del lado de afuera, engrosando la larga lista de abandonos de nuestro sistema educativo.

Entonces no tengo dudas: opto por el programa especial, contenedor y tolerante con el problemático círculo vicioso que se cierra y que encierra a un gran porcentaje de nuestros adolescentes, aunque dé magros resultados académicos.

Al leer esto alguno podrá decir: “Este docente hace la clásica: critica mucho y aporta poco”. Podría ser, pero nosotros, desde el Centro Educativo La Pascua, hemos llevado adelante algunas propuestas que nos dieron resultados, con presupuesto cero proveniente de Secundaria. “Está bueno lo que proponen, pero recursos no hay”, se suele obtener como respuesta. Pero hay ganas y compromiso, y nos pusimos a pensar y luego a trabajar. Tenemos nuestra propuesta aplicada. En el área de la educación formal, en Aulas Comunitarias, hemos implementado dispositivos que ayudan a nivelar, a traer al alumno un poco más cerca del grado que está cursando. Le llamamos “Complementaria”. Entendemos que si nos llegaron con rezago pedagógico desde la escuela, con maestros tenemos que solucionar el problema. Así pusimos maestros a trabajar sobre temas escolares. Nos pareció que necesitábamos profundizar más y creamos “Individualizada”, que es el clásico mano a mano: docente y alumno. Vimos los avances.

En referencia a la educación no formal, implementamos los programas “Conocer”. Un sistema alternativo de enseñanza de varios niveles (local, nacional y regional), donde los niños y adolescentes del Club de Niños y del Centro Juvenil recorren y estudian su barrio y otros barrios de la ciudad (“Conocer Montevideo”); en tres recorridas al año y durante tres años recorremos el país y lo conocemos geográfica e históricamente en sus espacios más representativos, en sus fiestas, sus costumbres, su gente, sus actividades productivas (“Conocer el Uruguay”), y finalmente viajamos al exterior, recorriendo la región, descubriendo otros paisajes, otras comunidades y otras mujeres y hombres, con otras costumbres, con otras actividades productivas y con otras religiosidades, que nos permiten acrecentar nuestro acervo cultural y académico. Este último nivel, pergeñado por los propios chiquilines, ya que muchos de ellos ya conocían todo el país, era una locura, un sueño, pero terminó siendo una realización que ha pasado por cuatro etapas: “Tras los pasos de Artigas”, a Paraguay; “Por el camino del inca”, a Machu Picchu; “Por tierras mapuches”, bordeando el cono sur, y “Hacia la mitad del mundo”, llegando hasta el Ecuador (“Conocer Latinoamérica”).

Estos programas, además del estímulo que generan por sí mismos desde el punto de vista educativo y de crecimiento personal, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra población se caracteriza por una escasa movilidad territorial, son utilizados pedagógicamente para acercarse al conocimiento formal y curricular, incluidas las ciencias lógicas o duras como las matemáticas, la física o la biología.

Sumado a esto, en La Pascua tenemos como actividad central y que atraviesa a la institución la escucha de los niños y adolescentes, que toman decisiones mediante un método asambleario y de autogestión. Apostamos a la ética de la participación, a la ética autónoma, contraponiéndola a la ética heterónoma (al decir de Rebellato), logrando desarrollar adolescentes críticos, participativos y autónomos, que opinen y reflexionen, que argumenten, que digan.

Así establecemos una práctica pedagógica y una lucha sin cuartel contra la desigualdad, que entendemos anterior y causal de las problemáticas que intentamos resolver. Porque están arraigadas en el sistema que nos rige y son la expresión de una crisis mucho más amplia y profunda que la que refiere sólo a la educación. Una crisis social tan amplia requiere soluciones igualmente amplias de cambio social. Y sí, aunque nos digan sesentistas, seguimos apostando a la utopía. Aunque ella, como dice Eduardo Galeano: “Está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos más. Camino diez pasos y ella se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la voy a alcanzar. ¿Para qué sirve la utopía? Sirve para eso: para caminar”.

 Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/6/deben-existir-los-programas-especiales-en-la-educacion-hablemos-sobre-desigualdades-educativas/
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