Los niños afganos privados de educación hablan de sus miedos más profundos

Afganistan/30 marzo 2017/Fuente: nytimes

Ya inició una nueva temporada escolar en Afganistán pero 3,7 millones de niños y niñas no podrán asistir por el aumento de la violencia, los desplazamientos y la pobreza.

Se prevé que este año se incremente esa cantidad —que representa casi uno de cada tres niños afganos en edad escolar— puesto que la violencia entre las fuerzas armadas y los talibanes se ha intensificado, además de que Pakistán ha implementado la deportación de los refugiados afganos, según informes de Save the Children.

‘Me encantaba ir a la escuela, pero no nos alcanza’

Lina, de 12 años, es de la provincia de Kapisa, en el noreste de Afganistán; sin embargo, hace siete años sus familiares fueron desplazados debido a los enfrentamientos. Ella vive en un campo de refugiados en Kabul. Fue a la escuela durante tres años antes de que la sacaran.

Me gustaba mucho ir a la escuela, pero no tenemos suficiente dinero para comprar cuadernos y otros útiles. Nuestros parientes están enojados con nosotros por dejar la escuela, pero sin cuadernos no era posible estudiar ni hacer tarea.

Si no voy a la escuela, no seré nada en el futuro; si voy a la escuela, puedo convertirme en doctora. Quiero ser doctora.

Aquí vivimos en tiendas de campaña, tenemos dos. Yo duermo con mis cinco hermanos y hermanas en una, y mi padre, mi madre y dos hermanas pequeñas duermen en la otra.

Desayunamos las sobras de la cena del día anterior, si quedan. Si no, comemos pan y té. Después de desayunar, traigo agua del pozo que está a una hora de camino a pie. Conseguir agua potable para nuestra casa es mi responsabilidad; traigo agua en una carretilla, en estos pequeños barriles, dos o tres veces al día. También recolecto pequeños pedazos de madera y plástico para quemarlos y calentar nuestra casa.

‘Si vas a la escuela, tendrás un buen futuro’

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Credit Khalid Alokozay

Zahid, de ocho años, es de Srukh Rod, un distrito al este de la provincia Nangarhar. Él y sus hermanos ayudan a su padre a recolectar restos de metal en Jalalabad, una ciudad cercana.

Toda mi familia duerme en un cuarto que rentamos por 25 dólares mensuales. Después de levantarme, me lavo la cara y desayuno té y pan; después tomo mi costal y me voy al mercado.

Durante el día, recojo restos de metal, madera y papel. A la hora del almuerzo, espero frente a una panadería donde el panadero o alguien más me obsequia un trozo de pan que comparto con mi amigo o mi primo.

Vendemos lo que recolectamos durante el día por 20 centavos, después llevo el dinero a casa y compramos té, azúcar o algo más. Lo máximo que gano en un día son 50 centavos.

No voy a la escuela porque no tenemos dinero para pagar los gastos escolares. Los 20 centavos que gano son para comprar azúcar y té.

Mis parientes y amigos van a la escuela, y cuando los veo me dan ganas de ir y estudiar. Si vas a la escuela, tendrás un buen futuro. Si no vas, no.

‘Si mi padre estuviera vivo, no tendría que pasar el día en el mercado’

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Credit Raqibullah

Raqibullah, de 12 años, es de un pueblo a las afueras de Tirin Kot, una ciudad en la provincia Oruzgan, al sur de Afganistán. Su padre murió hace año y medio tras el estallido de un aparato explosivo improvisado. Después, Raqibullah se mudó a Tirin Kot.

Cuando estaba en el pueblo, iba a la escuela, pero ya no hay escuelas allá. Solo estudié hasta cuarto año pero puedo leer y escribir.

Ahora vendo dulces en un carrito para alimentar a mis hermanos. Tengo tres hermanos y tres hermanas y todos vivimos juntos. Mi hermano mayor tiene 14 años y la más joven de nuestra familia es mi hermana de 4 años. Mi hermano mayor también trabaja conmigo.

Si mi padre estuviera vivo, no tendría que pasar el día en el mercado.

Mis primos aún viven en el pueblo donde ya no hay escuela; pero aquí los niños del barrio van a escuelas privadas y públicas. Cuando veo a los niños que van a la escuela, siento que yo también debería ir. Sin embargo, tengo que ganar dinero para poder alimentar a mi familia y pagar la renta.

‘Mis dos hermanos están solos’

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Credit Zahra Nader

Bakhti, de 13 años, es de la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif. Su madre murió de hepatitis B hace tres años. Su padre, que trabaja como jornalero en Irán, la dejó a ella y a sus hermanos pequeños con su tío en Kabul.

Me levanto a las seis de la mañana. Después de desayunar, hago los quehaceres de la casa: limpiar, barrer dentro y fuera, lavar los platos. Si una alfombra está en proceso, entonces tengo que ayudar a tejerla.

Por cada alfombra, gano más o menos 80 centavos de propina. El resto del dinero va para los gastos de la casa. La última vez que me dieron los 80 centavos me compré un peine y medias para mis hermanos.

Cuando vivía en Mazar, estudié hasta el cuarto año. Cuando nos mudamos a Kabul, fui a la escuela por casi tres meses, pero lo dejé. Las clases no eran como las que tomaba en Mazar. Los estudiantes no se portaban bien, eran muy violentos. Me apodaron la “niña rara”.

También dejé de ir porque mis dos hermanos se quedaban solos. Tengo miedo de que se pierdan, así que tengo que quedarme y cuidarlos. Si mi madre estuviera con nosotros, yo estudiaría; pero ya no puedo.

Mis primos van a la escuela. Los que van a la escuela se ven bien. También quiero ir a la escuela, pero no va a suceder.

‘Soy feliz cuando llega la noche’

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Credit Imamuddin

Imamuddin, de 15 años, es del distrito Charchino en la provincia Oruzgan. Después de intensas peleas en el distrito, que ahora es controlado por los talibanes, su padre se llevó a la mitad de la familia a Tirin Kot.

Estudié hasta quinto año en nuestro distrito, pero las escuelas cerraron hace un año por los enfrentamientos, y ahora los talibanes controlan nuestro rezapueblo. Había peleas todos los días, ni siquiera podíamos salir de casa.

Mi madre y mis cinco hermanas aún están en el distrito; estamos tratando de traerlas lo antes posible. Vivimos en una casa rentada de tres cuartos y pagamos de renta más o menos 60 dólares al mes.

Mi padre, mis dos hermanos y yo compartimos un cuarto. Es invierno y para calentar un solo cuarto se necesita mucha madera.

Mi vida aquí es difícil porque no hago nada. Estoy muy aburrido. Me alegro cuando anochece porque finalmente puedo dormir.

De verdad quiero convertirme en doctor y ayudar a la gente. Le he pedido a mi padre que me mande a clases de inglés en Tirin Kot, pero no le alcanza para pagar las cuotas. Estudio con mis libros viejos de la escuela, pero ya he completado cada libro varias veces.

Quizá comience a trabajar o nos mudemos a otra provincia donde podamos encontrar una mejor vida. Estoy preocupado por mi futuro y mi educación. La vida era buena en el distrito: teníamos tierra y orquídeas, escuelas y compañeros de clase… pero aquí no conocemos a nadie. Los enfrentamientos nos han quitado todo.

Colaboraron en este reportaje: Fahim Abed, Mujib Mashal y Zahra Nader desde Kabul; Taimoor Shah desde Kandahar; Nahim Rahim desde Kunduz; y Khalid Alokozay desde Jalalabad.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/03/28/ninos-afganos-privados-de-educacion-hablan-de-sus-miedos-mas-profundos/?em_pos=small&emc=edit_bn_20170328&nl=boletin&nl_art=1&nlid=78074960&ref=headline&te=1

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Etiopía: Más de 75 millones de niños se quedan sin educación por el cambio climático

Etiopía/21 de Noviembre de 2016/http://www.corresponsables.com/

Más de 75 millones de niños y adolescentes en todo el mundo ven hoy interrumpido su proceso educativo por emergencias y crisis prolongadas debidas en gran parte a problemas climáticos, según datos de la UNESCO recogidos por Entreculturas.

 En Etiopía, la sequía ha afectado a la escolarización de cerca de 6 millones de niños y niñas, apuntó la ONG con motivo del Día Internacional de los Derechos de la Infancia que se conmemora el 20 de noviembre.

En un comunicado, llamó la atención sobre los efectos que el cambio climático puede tener sobre el derecho a la educación, pero también sobre el poder del conocimiento para combatir el deterioro medioambiental.

En el mundo hay 160 millones de niños y niñas que viven en áreas de sequías severas o muy severas y 530 millones en zonas de alto riesgo de inundaciones, según cifras recogidas en el informe La Tierra es Nuestra Mejor Escuela.

Muchos de estos niños se ven obligados a desplazarse, con lo que su formación queda interrumpida y, en ocasiones, totalmente destruida, advirtió la ONG. Además, señaló que a principios de siglo había 25 millones de refugiados medioambientales, y se calcula que en los próximos 50 años, entre 250 millones y 1.000 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares.

«La educación es fundamental de cara a un planeta sano, y un planeta sano es fundamental para que se cumpla el derecho a la educación», recalcó.

Fuente: http://www.corresponsables.com/actualidad/internacional/ninos-afectados-por-cambio-climatico

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Para 2030, 950 millones de niñas se habrán casado: UNICEF

África/02 de Julio de 2016/Contagio  Radio.com

«Millones de niños en todo el mundo están atrapados en un ciclo intergeneracional de desventaja que pone en riesgo sus futuros», asegura UNICEF en su más reciente informe, en el que estima que para 2030, más 165 millones de niñas y niños vivirán con US$1,90 al día, 69 millones morirán por causas prevenibles a sus 5 años, 60 millones de infantes de entre 6 y 11 años estarán desescolarizados y 950 millones de mujeres habrán contraído matrimonio siendo niñas.

El informe titulado «Estado mundial de la infancia 2016; una oportunidad justa para cada niño», estudió la cotidianidad de varias familias en India, Nigeria, Serbia, Uganda, Sudan, Haití y otros 30 países, en los que UNICEF analizó las condiciones de salud, vivienda, educación y alimentación en las que viven los niños y las niñas alrededor del mundo, concluyendo que «la inequidad pone en peligro a millones de niños y amenaza el futuro del mundo», pues como lo asegura el organismo «en comparación con los niños más ricos, los niños más pobres tienen 1,9 veces más probabilidades de morir antes de los cinco años«.

UNICEF alerta a gobiernos y activistas en todo el mundo para que establezcan acciones concretas y efectivas que garanticen los derechos de los niños y las niñas y sea posible cambiar el pronóstico que determinan para el 2030.

Fuente: http://www.contagioradio.com/para-2030-950-millones-de-ninas-se-habran-casado-unicef-articulo-25971/

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