Severa crisis de la educación en Uruguay

Por: Gervasio Zorrilla/ Estrategia.Ia

Si bien la falta de recursos ha sido un reclamo histórico para la educación, sector fundamental de la sociedad y del Estado, en los últimos dos años de gobierno derechista se profundizaron los problemas y se hicieron trizas los paradigmas de la laicidad, gratuidad y obligatoriedad en aras de  un concepto mercantilista. El entendimiento del Ejecutivo está tan alejado de las necesidades de la niñez, juventud y adolescencia, que toma medidas restrictivas, represivas y de recortes presupuestarios.

Uruguay: ¿Crisis educativa o imposición de un nuevo modelo educativo? | Red  Filosófica del Uruguay

Los reclamos contemplan la reforma educativa que consideran “regresiva”, la censura que han padecido reiteradas veces cuando realizaron pintadas en murales de los centros educativos, problemas edilicios, mejores condiciones de estudio y mayor presupuesto. Los reclamos se vienen repitiendo en los últimos años: el reclamo por el 6% + 1 del Producto Bruto Interno (PBI) viene de larga data, pero el gobierno no toma esta bandera con compromiso verdadero con la educación.

Pero a pesar de las continuas evaluaciones que demuestran que la educación es la base de todo, incluso de la disminución del crimen, parece un hecho que no existe la misma concepción en el gobierno.

El país atraviesa importantes dificultades relacionadas a su educación: bajos niveles de cobertura en educación media y terciaria; altas tasas de repetición desde la educación primaria; niveles de extraedad muy importantes como correlato de la alta repetición; altos índices de desafiliación escolar (en particular en la educación media) y por consiguiente un número muy elevado de jóvenes que no logra completar el ciclo educativo obligatorio y bajos niveles de aprendizajes. entre otros.

Si se analizan las problemáticas según el origen socioeconómico de los estudiantes, los resultados arrojan la existencia de una marcada desigualdad.

Toda una maquinaria mediática, política y académica construye y difunde a diario el discurso de que la educación está en crisis porque los docentes faltan, hacen paros, su formación es deficiente, son corporativos, frenan todas las reformas. La tónica es la descalificación a los sindicatos, la presentación de información errónea y/o tendenciosa sobre el salario docente para ubicarlos como una casta privilegiada. Instalan la falsa oposición entre “docentes privilegiados” y “alumnos necesitados”.

El ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, educado en la Universidad Católica de Lovaina y promotor de la Universidad Católica del Uruguay, es autor de “La segunda reforma”, en la que se opone a la educación pública y sugiere la transferencia de recursos públicos a la educación privada. Además, su pareja, Maya Cikurel es acusada de lavar dinero en el escándalo Odebrecht.

La educación en América Latina enfrenta una crisis silenciosa, que con el  tiempo se volverá estridente”

El discurso de la crisis educativa como problema docente forma parte de un relato más amplio que identifica a la crisis con la educación pública (es sólo ésta la que estaría en crisis) al tiempo que asocia lo alternativo con la educación privada. Las coberturas sobre temas educativos de medios derechistas repiten la misma fórmula: exaltación de los logros de un liceo privado, comparación de ese éxito con “el fracaso” de los públicos, y reflexión sobre generalizar a todo el sistema las experiencias “exitosas” privadas.

En los años 60 el sistema educativo uruguayo tuvo como característica principal la expansión en el número de estudiantes, de docentes y de establecimientos educativos. Paralelamente se produce una actualización de las propuestas pedagógicas. En esa época la educación era un orgullo nacional. Sin embargo las oportunidades de trabajo para jóvenes eran muy limitadas.

Lejos de ser un problema original del Uruguay, las campañas de estigmatización docente son parte de una estrategia internacional dirigida a destituir los sistemas educativos públicos, subsumir a la educación a las necesidades de la globalización capitalista y transformar radicalmente el sentido del quehacer docente .

Educación en Uruguay: características, cifras y otros detalles a tener en  cuenta - Movimiento de Participación Popular

Wilkipedia señala que “En la educación pública uruguaya, son principios fundamentales la laicidad, gratuidad y obligatoriedad, tal como fueran proclamados por José Pedro Varela en la reforma de 1876. Según estudios de la Unesco, la educación uruguaya garantiza igualdad al poseer características institucionales que impiden la mercantilización de la educación, la educación de Uruguay favorece la equidad.

La población tenía acceso a educación gratuita desde primer nivel de preescolar hasta la graduación en la universidad. El país cuenta con una universidad pública de acceso libre y gratuito​, la Universidad de la República, que consta de 16 facultades y servicios anexos. La oferta de educación pública se ve complementada por instituciones de educación privada que abarcan desde la educación preescolar hasta la terciaria.

Son numerosas las instituciones confesionales (católicas, metodistas, judaicas, etc.); también se destacan algunos colegios bilingües, mayormente ingleses, y también los hay franceses, alemanes e italianos. Uruguay fue precursor en materia de educación preescolar en América Latina, merced a la labor pionera de Enriqueta Compte y Riqué, quien fundó el primer jardín de infantes ya en 1892. La educación preescolar también es obligatoria.

Pero estos dos últimos años para la educación el panorama ha venido empeorando. La reforma educativa que baja sensiblemente la calidad de la enseñanza, la persecución a los gremios y sindicatos, así como la autonomía y el cogobierno, tiene vetas dictatoriales, ya que a ciertos hombres de poder que se manejan dentro del Estado con mentalidad empresarial y criados en ambientes antipopulares, elitistas y privados, no les satisface.

Y con esa misma mentalidad, decidieron que la Universidad de la República no tendrá un peso de presupuesto a partir del 2023. Estudiantes y docentes expresaron la “honda preocupación” por la que pasan los gremios y sindicatos de la educación por los recortes presupuestales a la Universidad de la República.

Un editorial de La Diaria señala que es penoso que la Universidad de la República tenga que forcejear año tras año en busca de recursos para el mantenimiento de tareas básicas, cuya importancia para el país es innegable, y que el rector Rodrigo Arim deba dedicar tiempo y esfuerzos a exponer razones cuya comprensión está al alcance de cualquier persona con un mínimo de sentido común.

Docentes denuncian sobrepoblación en liceos y ya analizan medidas -  01/03/2017 - EL PAÍS Uruguay

Señala que en una institución privada de enseñanza, el aumento de la cantidad de estudiantes trae consigo más ingresos y, si la dirección tiene buen criterio, por lo menos una parte de ese dinero se destina a que no empeore la relación entre horas docentes y alumnos. En una institución pública, los recursos disponibles no dependen de la cantidad de estudiantes, y cuando esta crece (como sucede en la Udelar, con casi 5.000 más por año), queda en manos del Poder Ejecutivo que también lo haga el presupuesto.

El gobierno de Luis Lacalle dispuso en el Presupuesto de 2023 un incremento cero para atender el número de matrícula, de recursos humanos, investigación, retener jóvenes, postgrados, becas, y confirmó una rebaja de los fondos de la Universidad de la República (Udelar), lo que afecta a más de 146 mil estudiantes, más de seis mil docentes y no docentes y al futuro de la educación en el país.

La función de las universidades no es mantenerse sin cambios en un mundo cambiante, y para no quedarse atrás se ven obligadas, entre otras cosas, a innovar regularmente en investigaciones, proyectos y carreras, al tiempo que van mejorando su infraestructura desde lo edilicio hasta lo tecnológico.

A esto se suman, en la situación actual de la Udelar, la demanda en alza de becas – en un período de caída de ingresos para la mayoría de la población-, la necesidad estratégica de continuar y potenciar el desarrollo institucional fuera de Montevideo, la capital, y el apoyo a los investigadores jóvenes.

La CONADU denunció un fuerte recorte del 25% en el Presupuesto universitario  | CHACO DÍA POR DÍA

En los últimos años los poderes Ejecutivo y Legislativo han disminuido la asignación de fondos presupuestales y lo previsto en el proyecto de Rendición de Cuentas enviado al Parlamento implica una caída en siete puntos porcentuales.

Si bien el producto interno bruto de Uruguay se ha recuperado tras el período de emergencia sanitaria, y el oficialismo derechista decidió este año revertir parcialmente algunos recortes del gasto público, mantiene las reducciones presupuestarias en el área de educación superior, lo que algunos analistas ven como apoyo al negocio de las universidades privadas y al concepto de que la educación es para el que pueda pagarla.

“Se puede discutir en qué medida esto se debe a hostilidad política, prejuicios ideológicos contra lo público, incomprensión de requisitos indispensables para que el país y su gente mejoren o simple incompetencia, pero cualquier motivo imaginable horroriza”, dice La Diaria.

Uruguay vivió entre el 2002 y el 2019 el período de expansión más importante de su historia reciente, con un crecimiento acumulado del 87% a precios constantes. El incremento de la actividad económica se reflejó en los indicadores sociales: la pobreza se redujo de 32,5% en 2006 a 8,2% en 2019, mientras que el índice Gini pasó de 45,9 en 2006 a 39,7 en el 2019, denotando una mayor igualdad en la distribución del ingreso.

No obstante, a pesar del virtuoso desempeño a nivel macroeconómico, el ámbito educativo ha tenido resultados disímiles, con áreas donde el avance fue muy escaso. Un primer aspecto positivo es el aumento del promedio de años de educación de los adultos jóvenes, lo que sin embargo no ha cerrado la brecha entre personas del quintil más alto y el más bajo de ingresos, la cual se mantiene en alrededor de un 60%.

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En el resto de los países en América Latina, la expansión educativa ha ido parcialmente cerrando brechas socioeconómicas en los años de educación formal alcanzados por los adultos jóvenes. Señala un informe de la Corporación Andina de Fomento (CAF), banco de desarrollo latinoamericano.

Uruguay logró en los últimos quince años importantes progresos en la cobertura alcanzada por los niveles educativos de los extremos. Por un lado, las tasas de escolarización bruta de niños entre 3 y 5 años han mejorado considerablemente, y lo han hecho además de la mano de cierres de brechas socioeconómicas y también en la dimensión urbano-rural.

La mayor expansión ocurrió entre los niños de 3 años, para los que se amplió la oferta de Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) y centros de educación inicial públicos. En la otra punta se encuentra la notable expansión de matrícula universitaria que se observa desde hace poco más de diez años, y que ha llegado casi a duplicar la cantidad de ingresantes por año en la universidad pública.

Esto ocurrió en el marco de la desconcentración territorial y expansión de los centros regionales en el interior del país de la estatal Universidad de la República (Udelar), así como por la creación y expansión de la Universidad Tecnológica (Utec), también con principal foco en el interior.

En buena parte, estos problemas del progreso educativo en Uruguay se asocian con el cuello de botella que ejerce el nivel secundario, especialmente en los jóvenes de menor nivel socioeconómico. Si bien se lograron importantes avances en el acceso a la secundaria en los últimos años, las tasas de matriculación bruta de jóvenes de 13 a 17 años en el quintil más pobre están aún entre las más bajas de toda América Latina.

Esto contrasta con lo observado entre jóvenes del quintil más rico, para quienes las tasas de matriculación se encuentran en los niveles más altos de la región. Al considerar la finalización del nivel secundario en vez de la matriculación, las brechas se agrandan aún más. Estas desigualdades en el nivel secundario se traducen luego en grandes diferencias en la matriculación en niveles educativos más altos.

Uruguay está entre los países con menor porción de jóvenes del quintil más pobre cursando algún tipo de educación superior y entre los que tienen un mayor porcentaje de jóvenes del quintil más rico matriculados en estos niveles educativos (comparable a los casos de Argentina y Chile).

Uruguay fue uno de los países latinoamericanos con mayor fracción de su población completando el nivel educativo considerado alto para inicios del siglo pasado, el nivel primario. Pero desde entonces, y en contraste con los avances en casi todos los países de la región, Uruguay ha quedado rezagado. La fracción de personas que completan el nivel secundario o más se ha ido estancando para las personas nacidas desde 1950 en adelante.

Por ejemplo, para los nacidos en los 80s, la fracción que completó al menos la secundaria supera el 50% para el promedio de 22 países de América Latina y el Caribe, mientras que es cercano al 40% para Uruguay. Ésto ha limitado las posibilidades de movilidad educativa ascendente, poniendo en relieve la crisis educacional en el país.

* Investigador de las Ciencias Sociales, docente universitario uruguayo, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la información e imagen: https://estrategia.la

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Ecuador: ¿El colegio puede obligar a mi hijo a ir a clases presenciales en marzo?

Ecuador registra 366 instituciones educativas rurales con planes piloto de retorno a clases presenciales. En estas hay menos riesgo, ha explicado Juan Zapata, presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional, ya que se aplica en comunidades con bajo nivel de contagio de covid-19 y los docentes y estudiantes viven en la misma zona.

Otros 85 centros, que han solicitado habilitar clases presenciales, están ubicados en zonas urbanas de Ecuador y esperan la luz verde del COE Nacional (sesionará este fin de semana) para empezar con el retorno progresivo a las aulas, dentro del plan piloto. En el país hay 15 945 centros públicos, particulares, fiscomisionales y municipales.

El COE suspendió en diciembre del 2021 las clases presenciales en los colegios que habían recibido autorización para los planes piloto, los cuales recibían en aulas a una pequeña parte del estudiantado. La educación ha continuado en modalidad virtual.

El COE ha señalado que la nueva fecha de retorno a clases presenciales en planes piloto dependerá de la situación epidemiológica por la pandemia del covid-19 en el país, la capacidad hospitalaria, la disponibilidad de camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), entre otros indicadores.

Este martes 23 de febrero del 2021, el Ministerio de Salud de Ecuador reportó 812 nuevos casos de personas contagiadas con covid-19 en 24 horas. Quito tiene un alto nivel de contagio: 89 370 enfermos con el virus desde el inicio de la pandemia. Guayaquil ha registrado 23 824 afectados desde el inicio de la emergencia.

¿Un colegio con plan piloto puede obligar a mi hijo a ir al aula? Aunque todos los planteles (escuelas y colegios) deben presentar sus Planes Institucionales de Continuidad Educativa (PICE), la ministra de Educación, Monserrat Creamer, recordó que el retorno a clases presenciales en medio de la pandemia es opcional y la decisión final la tiene la comunidad educativa, sobre todo los padres de familia. “Este es un proceso opcional.

En las (instituciones) particulares se pregunta a los padres y estos firman una autorización para que (sus hijos) vayan”. Además, los planteles deben garantizar a los estudiantes y a los padres de familia, el acceso a la educación, sea presencial o telemática.

El Ministerio, dijo su titular, dispuso que hasta este 26 de febrero del 2021 todas las instituciones envíen sus PICE. “En este momento se aprueban a nivel distrital con una mesa interinstitucional entre Educación y Salud”. Más allá de que después venga la autorización para la asistencia con alternancia, explicó Creamer, es una forma de que los directivos de cada unidad educativa, particular o fiscal, urbana o rural, se responsabilicen de su plantel y vean como está la situación de su infraestructura sanitaria, docentes, capacitaciones, acuerdos con la comunidad, entre otros aspectos.

Además, la Ministra de Educación recuerda que el COE Nacional ha permitido únicamente un aforo de 30% de alumnos matriculados acudiendo a clases presenciales. El Ministerio de Salud ha anunciado que los profesores serán vacunados hasta abril, pero en los colegios hay más personal: conserjes, guardias, psicólogos, etc. Algunos padres temen que algunas familias no se estén cuidando y lleven el virus al colegio.
Fuente: https://www.elcomercio.com/actualidad/obligatoriedad-retorno-clases-marzo-covid19.html

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Equidad y Plan Sectorial de Educación: con el agua al cuello…

Por: Sylvie Didou Aupetit

 

Cinvestav

Proyecto CONACYT A1-S-8492

El 6 de julio 2020, 18 meses después de que iniciara labores el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Diario Oficial de la Federación (D.O.F) publicó el Plan Sectorial de Educación 2020-2024 (PSE). Dicho Plan remarca diferencias con las políticas sectoriales anteriores, cuyas desviaciones y corruptelas, financieras y éticas, denuncia conforme con una narrativa de oposición entre el pasado y el presente. Alineado con el discurso presidencial, el PSE plantea como su eje principal la inclusión de colectivos vulnerables, en condiciones de calidad e interculturalidad, con el propósito de no dejar a nadie atrás, como lo recomienda la UNESCO, y, asimismo, de no dejar a nadie fuera (PSE: 199).

En esa cruzada en pro de la igualdad educativa, participan todos los niveles. En el superior, los objetivos centrales son expandir la matricula e instalar instituciones, públicas y gratuitas, en entidades con brechas de atención (Chiapas, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Tlaxcala y Quintana Roo). Se localizaran preferentemente en municipios con alta marginalidad para mejorar los grados de accesibilidad de la población a las infraestructuras.

En consecuencia, la estrategia prioritaria 1.6 está enfocada a “garantizar la obligatoriedad y la gratuidad de la educación media superior y superior como condición para asegurar el acceso de adolescentes y jóvenes al conocimiento, la cultura y el desarrollo integral”. Recomienda para ello: hacer un uso más intensivo de las TIC para suministrar servicios educativos a usuarios no tradicionales en modalidades mixtas/no escolarizadas; otorgar becas y apoyos a quienes carecen de medios financieros para cursar estudios superiores; ampliar los cupos en los establecimientos preexistentes; revisar los mecanismos de selección y admisión de estudiantes pertenecientes a grupos sociales desfavorecidos en sus oportunidades de acceso; armonizar los planes de crecimiento de matrícula de las entidades federativas y de los subsistemas universitario, tecnológico y educación normal y  crear “universidades públicas de vocación comunitaria y sostenibles” (PSE: 217)

A su vez, procurar ensanchar la cobertura de un 39.7% del grupo de edad a un 49% y suministrar una educación social-, cultural- y laboralmente pertinente obligará las instituciones a diferenciar las medidas pedagógicas de atención a los colectivos en dificultad para reducir sus tasas de deserción, por ahora superiores a la tasa promedio nacional. Implicará revalorar las labores docentes con respecto de las de investigación y rescatar la figura del profesor universitario dedicado de tiempo completo a la enseñanza. Supondrá impulsar la carrera docente en educación superior, reclutando a gran escala a académicos y garantizando que adquieran competencias pedagógicas, indispensables para instrumentar la anunciada transformación curricular, cuyos contenidos específicos se requeriría, por cierto, precisar.

Difícilmente, uno discrepa de esas prioridades. Es urgente que el sistema de educación superior mejore su equidad y eficiencia, imparta contenidos relevantes e incremente sus tasas de egreso. Lo anterior no debe, sin embargo, disimular que el Programa no aporta respuestas claras sobre cómo reunir los medios indispensables al éxito de esos propósitos.

El principal interrogante concierne la suficiencia de recursos. El PSE, en el apartado de desglose de los compromisos, insertó sistemáticamente la advertencia de que su consecución depende de la obtención de un presupuesto acorde a la meta. Esa leyenda contradice el principio de que cualquier programa oficial, guía de la acción pública, debe contar con un presupuesto de ejecución adecuado a sus objetivos. La indefinición sobre los amarres financieros del PSE preocupa cuanto más que la austeridad a toda costa, impuesta por el gobierno desde 2019, y las crisis derivadas de la pandemia del COVID-19, en 2020, afectaron negativamente las tareas rutinarias del sistema educativo y genera serias dudas sobre la viabilidad de cualquier proyecto de transformación.

Otras cuestiones son políticas. Aunque el PSE reitera su respecto a la autonomía de las universidades en lo que refiere a diseño de planes y programas y a selección de los aspirantes, los lineamientos expresados al respecto así como otras propuestas (gratuidad de los servicios educativos cuando muchas instituciones públicas cobran derechos de inscripción y cuotas, por ejemplo) constituyen motivos potenciales de tirantez entre la Secretaría de Educación Pública y los establecimientos.

Unos asuntos más son instrumentales. El PSE inserta, entre las tareas imprescindibles para mejorar el funcionamiento del sistema de educación superior, el producir una información sobre perfiles, condiciones y resultados de los distintos sectores que lo integran y el contar con una burocracia que tenga mayores niveles de capacitación y sea menos fiscalizadora de las labores académicas. No obstante, no identifica cómo concretar ambas expectativas, repitámoslo, fundamentales para recuperar la funcionalidad de un sistema, lastrado por una regulación hipertrofiada y por dispositivos de gestión confusos y, a veces, incompatibles.

Finalmente, el PSE es parco en el análisis de las dos iniciativas que, a la fecha, han constituido las marcas distintivas de la política gubernamental de educación superior: si bien señala que los programas Jóvenes Escribiendo el Futuro Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, establecidos en el PND 2019-2024, son prioritarios (PSE: 198), no abunda ni en sus ventajas, ni en sus limitaciones.

En suma, en educación superior, el PSE es un documento diagnóstico y aspiracional. Es generoso, pero no es operacional, en contradicción con lo que se espera de un documento de esa índole. Están desdibujados las rutas de acción y los apoyos indispensables, si se quiere transitar de una retórica sobre un futuro promisorio a una dinámica inminente de cambio pautado y medible, es decir con resultados que, aunque modestos, se comprueben ya, es decir a partir de 2021 (no de 2040). Y, en vísperas de otra década perdida, en el país y en la región, las cuestiones del “cómo” y del “con qué” no son intrascendentes sino cruciales.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/equidad-y-plan-sectorial-de-educacion-con-el-agua-al-cuello/

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Argentina: Buscan convertir en obligatoria la educación sexual en todas las escuelas del país

Argentina/10 de abril de 2018/Por: Télam/ Fuente: http://www.lanueva.com 

Presentaron a los ministros una resolución que busca incorporar a la currícula de cada escuela los lineamientos más importantes fijados en la Ley de Educación Sexual Integral.

Los ministros de Educación de todo el país buscan convertir en obligatoria la educación sexual en las escuelas, tras la presentación que hizo hoy la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa en el Consejo Federal, donde se hizo hincapié en que los estudiantes aprendan un contenido mínimo que sea incorporado a la currícula.

La Secretaría de Innovación y Calidad Educativa presentó a los ministros una resolución que busca incorporar a la currícula de cada escuela los lineamientos más importantes fijados en la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).

La ley que implementaba la ESI en todo el país fue aprobada en 2006, pero no era parte de la currícula sino que, especialmente en los colegios privados religiosos, se daban en forma de jornadas.

De esta manera, «se vuelven obligatorios los contenidos de ESI, se asegura la llegada de la información a los estudiantes y se fija un contenido mínimo necesario que los adolescentes deberán aprender», destacó hoy el Ministerio de Educación de la Nación en un comunicado sobre la reunión del Consejo Federal, que se realizó en la localidad bonaerense de San Fernando.

Ahora, los ministros de Educación de las distintas jurisdicciones analizarán la información recibida para tomar una decisión sobre el tema.

«Se vuelven obligatorios los contenidos de ESI, se asegura la llegada de la información a los estudiantes y se fija un contenido mínimo necesario que los adolescentes deberán aprender»

Los resultados del Operativo Aprender dieron cuenta de que 8 de cada 10 alumnos mencionaron a la educación sexual como un tema que falta dar en la escuelas.

El ministro Alejandro Finocchiaro aseguró a Télam, en oportunidad de la presentación del Operativo Aprender que, para dar este fuerte impulso en la currícula, triplicará la inversión en educación sexual llevándola de 38 a casi 100 millones de pesos

En la provincia de Buenos Aires, el defensor del Pueblo adjunto, Walter Martello, advirtió que en los colegios privados y de orientación religiosa de la provincia no se enseña Educación Sexual y que toman para ello un artículo de la ley que habla sobre «las convicciones» de los miembros de la escuela.

Martello recalcó que la Ley 26.150 había fijado que el programa de Educación Sexual Integral debía alcanzar a todas las escuelas, tanto públicas como privadas.

Pero el artículo cinco de esa ley «les otorga una solapada discrecionalidad a las comunidades educativas para que puedan adaptar lo que establece la ley en función de las convicciones de sus miembros».

Y agregó: «El último párrafo de ese artículo es tomado por los sectores más conservadores de la Iglesia para desvirtuar el programa de educación sexual integral».

Ley 26.150

La ley que estableció la ESI en 2006 se proponía garantizar que los estudiantes de todos los niveles y establecimientos educativos reciban educación sexual. A pesar de esto nunca había sido implementada correctamente.

El objetivo era promover una educación para una sexualidad responsable desde una perspectiva de género, donde se incluyan aspectos de la diversidad sexual.

Además, la ESI contemplaba la prevención de problemas de salud (sexual y reproductiva), el uso de métodos anticonceptivos, temas sobre la identidad de género, orientación sexual e igualdad de trato y oportunidades para las mujeres.

En el año 2008 se establecieron los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral. La idea era que se planteen abordajes integrales y transversales, es decir, que se trabajen desde todas las materias, desde los niveles iniciales, primario y primer ciclo de secundario.

La ESI plantea la integración de aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos y no se basa solamente en la enseñanza acerca de las relaciones sexuales, ni se reduce a las formas de prevenir embarazos o enfermedades.

El término “educación sexual integral” hace referencia a los saberes y habilidades para la toma de decisiones responsables y críticas en relación con los derechos de los niños y los adolescentes al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, la información y la sexualidad.

Según un estudio de Unicef, la ESI nunca fue implementado en las escuelas y tampoco los alumnos, ni los docentes ni los padres y madres recibieron información adecuada.

La mayoría de los estudiantes y los docentes comentaron haber recibido información principalmente por medios de comunicación o por otros compañeros, según el estudio.

Fuente de las Noticias:

http://www.lanueva.com/nota/2018-4-5-22-47-0-buscan-convertir-en-obligatoria-la-educacion-sexual-en-todas-las-escuelas-del-pais

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Las cuotas escolares: entre la gratuidad y la obligatoriedad

06 de septiembre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

En días pasados, tuve la oportunidad de compartir algunas experiencias educativas con maestros y maestras del nivel básico de enseñanza de la entidad tlaxcalteca. En todos estos momentos, pude recoger sus inquietudes, angustias, expectativas, enseñanzas y aprendizajes. Sin duda, este tipo de acercamientos, me han permitido comprender un poquito más, lo que los docentes viven a diario en sus salones de clase y en sus escuelas. No obstante, un tema que salió a relucir, fue el de las cuotas escolares.

Tema harto polémico que ha causado molestia e indignación a los padres de familia; incertidumbre a los directivos escolares; inseguridad a los profesores de los alumnos; y, escasa claridad a las autoridades educativas en cuanto a la aplicación de una ley que, por más que se diga lo contrario, es ambigua. Me explico.

Un director, en un pequeño receso que tuvimos – dado el curso que estaba impartiendo –, me compartió alguna información relacionada con este tema. En sus palabras, pude percibir esa incertidumbre y desazón que refiero. Pues bien, se trato una de las experiencias “amargas” que había tenido, y que se suscitó en alguna de las escuelas en las que había desempeñado el mismo cargo. Me dijo: mire maestro, el tema es difícil de comprender porque las mismas leyes no son claras. Me pasó que en una escuela en la que laboré hace poco tiempo, la presidenta del comité de padres de familia, cuando concluyó el ciclo escolar, no rindió su informe; es más, su hijo egresó del sexto año y, por lo que pude saber por los otros padres de familia, la señora se regresó a su ciudad natal, llevándose una cantidad que oscilaba entre los 170 mil o 180 mil pesos. Como es lógico, acudí a las instancias legales para levantar la denuncia correspondiente, y la respuesta que obtuve fue irrisoria, porque me dijeron que al ser ésta una aportación voluntaria por parte de los padres de familia, mi denuncia no podía ser querella, dado que no había delito que perseguir. Después de esta respuesta, y de obtener una respuesta similar en la Secretaría de Educación Pública (SEP), la verdad de las cosas es que poco se puede hacer al respecto. Los directivos y maestros quedamos como los malos del cuento, y la señora… bien gracias.

Palabras más, palabras menos. Fue el comentario que le escuché al maestro, y a quien le agradezco el que me haya dado la oportunidad de compartirlo con usted, mi apreciable lector.

Como podemos darnos cuenta. Éste, es uno de tantos casos que no sólo se presentan en mi querido estado de Tlaxcala sino en toda la República Mexicana. La idea y el conocimiento que tengo en la materia, me han permitido precisamente, compartir algunas reflexiones en torno a un tema, insisto, polémico. Y es que mire usted, como seguramente habrá podido observar, cada año, cada que inicia un nuevo ciclo escolar, la SEP difunde a los cuatro vientos, que la educación que imparte el Estado es gratuita. Gratuita en el entendido de que sus usuarios, no tienen por qué pagar el servicio que el mismo Estado brinda a sus habitantes. Sin embargo, dadas las modificaciones legales y circunstancias sociales, políticas y económicas por las que atravesamos y atraviesa el país, la ley como tal, se ha visto modificada en más de una ocasión.

La gratuidad sigue manteniendo ese principio: ningún mexicano tendría que pagar por un servicio, como el educativo, siempre y cuando éste sea público o bien, que el mismo mexicano quiera pagarlo. Lo malo del asunto es que, como sabemos, toda norma es sujeta a interpretación, y ciertas costumbres, llegan a convertirse en norma y, como tales, se asumen en cada una de las escuelas públicas que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SEM). De ahí que pueda entenderse la “obligatoriedad” de las cuotas escolares en cada una de esas escuelas; de ahí que puedan entenderse, las múltiples problemáticas que de este hecho se desprenden.

Si una cuota escolar es voluntaria, ¿por qué se fija una cantidad que deben cubrir los padres de familia para que sus hijos sean inscritos? Se dice que ese recurso debe destinarse para infraestructura y/o mantenimiento del edificio público, entonces, ¿cuál es el papel del estado con relación a este rubro? Se afirma que debe haber y hay transparencia en el uso de los recursos que ingresan por cuotas escolares, ¿qué ley, norma o reglamento, asegura esa transparencia económica?

Tengo claro que como mexicano, ciudadano y padre de familia, tengo que asumir un compromiso con la educación de mis hijos, de mi estado y de mi país, pero ¿cuándo asumirá el mismo compromiso la SEP y el Estado Mexicano?

Señores diputados, pero esos buenos diputados, no aquellos que afirman que las cuotas escolares son necesarias pero no obligatorias, les invito a legislar sobre este asunto. Cierto, hace falta crear más leyes que permitan transparentar el uso de los recursos, pero también, de hacer valer su condición para que las Secretarías de Educación en los estados, hagan su trabajo, pero su trabajo en serio. Señores Secretarios o Secretarias de Educación, hace falta que se tomen un momentito de su tiempo para que recorran las escuelas y platiquen con los directivos y maestros a fin de que conozcan las problemáticas que este tema encierra. Conocer las realidades que enfrentan estos actores educativos, les permitirá tomar las decisiones más idóneas para que dicho problema se atienda desde el ámbito de su competencia, y no suceda lo que hasta el momento sucede: el que se laven las manos y digan, ese asunto no es mío y por ello, yo no le entro.

En fin, como siempre digo, tiempo al tiempo.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/las-cuotas-escolares-entre-la-gratuidad-y-la-obligatoriedad/

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