Panamá extenderá educación básica obligatoria hasta 12 grado

El Ministerio de Educación evalúa hoy la posibilidad de establecer la educación básica obligatoria en Panamá desde prekínder hasta duodécimo grado para evitar que el 60 por ciento de los estudiantes abandonen la escuela.

 

En entrevista con el diario La Estrellas de Panamá, la titular del ramo, Maruja Gorday, aseguró que para ello trabajan en la elaboración de un proyecto de ley, con el cual buscan evadir la deserción de más de 14 mil alumnos cada año y aportar competitividad internacional al país.

Precisó que la idea es presentar la propuesta en el mes de marzo ante la Asamblea Nacional, la cual contempla otros aspectos como políticas de equidad digital, trayectorias educativas, modalidades flexibles y un plan de servicio básico.

Se refirió a regiones como la fronteriza provincia de Darién, donde solo hay tres escuelas de nivel medio, y al nombramiento de 400 docentes para cubrir la demanda de planteles multigrado de primaria.

Al hablar de la atención a la primera infancia, la ministra de Educación reconoció la falta de centros encargados del aprendizaje de los más pequeños, que en el caso de las comarcas de difícil acceso es de apenas un 20 por ciento, mientras que en el área urbana la cobertura es del 60 por ciento.

De igual forma, ofreció detalles sobre el programa de aprendizaje acelerado para los 10 mil 563 estudiantes que no terminaron sus estudios, el cual incluye dos ciclos escolares con materias priorizadas en un año lectivo, modalidad actualmente presente en algunas naciones de la región.

Sobre el retorno a las aulas, Gorday aseguró que será un proceso gradual, progresivo y semipresencial a partir del segundo trimestre, tal y como en este momento ocurre en el 20 por ciento de las escuelas del área.

La víspera, el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, informó que sostuvo conversaciones con la titular de Educación y todos los sectores involucrados en la enseñanza para evaluar la posibilidad de reanudar las clases presenciales.

‘No queremos cometer errores, puesto que en otros países han abierto los planteles y se han convertido en una fuente de contagio como ocurrió en la India’, afirmó Sucre al justificar la cautela.

No obstante, adelantó que algunos colegios han abierto paulatinamente tras consensuar todos los protocolos de bioseguridad establecidos por las autoridades sanitarias y educativas con el objetivo de salvaguardar la salud de estudiantes, padres y maestros.

Dos días después de la confirmación del primer caso positivo a la Covid-19, el 9 de marzo de 2020, Panamá cerró los centros docentes para evitar la propagación de la enfermedad y desde entonces la enseñanza ha sido a distancia, proceso que a juicio de la Unicef es el más largo del mundo.

Actualmente la legislación establece que la educación básica obligatoria en la nación istmeña es hasta noveno grado.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=436295&SEO=panama-extendera-educacion-basica-obligatoria-hasta-12-grado
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México: Avalan comisiones obligatoriedad de la educación, de inicial a superior

Redacción: Ordenador Político

“El Estado de México y los municipios impartirán educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior de forma obligatoria para todos los mexiquenses”, establecen las reformas al artículo 5 de la Constitución Política estatal, aprobadas de manera unánime por las Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la 60 Legislatura.

Esta reforma garantiza el derecho de todo individuo a recibir educación y homologa la Carta Magna estatal con las reformas al artículo 3º de la Constitución Política federal, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el pasado 15 de mayo, establece el dictamen correspondiente a la iniciativa presentada, en nombre del Grupo Parlamentario del PAN, por los diputados Anuar Roberto Azar Figueroa y Reneé Alfonso Rodríguez Yánez, coordinador e integrante de esta bancada, respectivamente.

Desde esa fecha, agrega el documento al que dio lectura el diputado Benigno Martínez García (morena), quedó establecido que la educación será garantizada plenamente por el Estado mexicano, disponiendo el reconocimiento del derecho de niñas, niños, jóvenes y adolescentes y su inclusión al Sistema Educativo Nacional desde la enseñanza inicial hasta la superior.

En sesión presidida por la diputada María Mercedes Colín Guadarrama (PRI), Benigno Martínez destacó también la coincidencia de los integrantes de las comisiones en que es indispensable que la Constitución estatal reconozca el contenido y alcance de la reforma constitucional aprobada por el Congreso de la Unión para establecer como derecho de niñas, niños y jóvenes la educación desde la inicial hasta el nivel superior.

Antes de la votación, la diputada Alicia Mercado Moreno, de morena, dijo que el propósito de la iniciativa es acorde al proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador y que el reto de la reforma federal en materia de educación debe ser generar certidumbre sobre el principio de autonomía universitaria y establecer las bases para un sistema mejor coordinado, más integrado y con mayores capacidades de innovación permanente y sistemática.

El legislador Juan Maccise Naime (PRI, señaló la importancia de la educación inicial en para potenciar las posibilidades desde la primera infancia, en tanto, la educación superior se debe alinear con las necesidades cambiantes de la economía, ya que casi la mitad de los empleadores consideran que la educación y formación de los solicitantes de empleo no es adecuada a sus necesidades y consideró que con esta reforma mejorarán los resultados de los estudiantes.

Del PAN, la legisladora Karla Leticia Fiesco García dijo que la naturaleza de la reforma ampliará el manto de la obligatoriedad de la educación, reconociendo el derecho de los mexiquenses a recibir educación desde la etapa inicial hasta la superior, favoreciendo que se cuente con una población mejor preparada, mientras que la diputada Claudia González Cerón, de la bancada del PRD, indicó que los avances en materia educativa en el ámbito federal significan un gran logro, lo que obliga al Estado de México a ser parte de este progreso.

La legisladora María Luisa Mendoza Mondragón, del PVEM, apuntó que la iniciativa es coincidente con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y subrayó el reto de los gobiernos para cubrir con recursos humanos, financieros y de infraestructura los niveles de educación desde el inicial hasta el superior, por lo cual consideró indispensable destinar mayores recursos para la instrumentación de esta reforma.

El diputado Carlos Loman Delgado reconoció el reto para esta Legislatura para desarrollar una reforma en la materia que incluya a todos los sectores con pleno respeto a los derechos humanos, mientras que la legisladora Juliana Felipa Arias Calderón dijo que la educación es el pilar del desarrollo individual y social, así como una herramienta para alcanzar la igualdad y la no discriminación, por ello, coincidió en la necesidad de asegurar que el Estado asuma la rectoría de la educación desde el nivel inicial hasta el superior.

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Rodolfo de la Torre: ¿Cuánto costaría la gratuidad de la educación universitaria? 9 mil 400 mdp al año: CEEY (Video)

Redacción: Aristegui Noticias

Rodolfo de la Torre, director del Programa de Desarrollo Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, explica que hacer obligatoria la educación superior tendría un costo de 9 mil 400 millones de pesos, pues el Estado tendría que absorber cuotas de inscripción y de todo tipo de cobros por trámites que se hacen en los planteles. Además, si se acepta a todos los egresados de preparatoria, se tendrían que añadir 65 mil millones al año.

Fuente: https://aristeguinoticias.com/2803/entrevistas/cuanto-costaria-la-gratuidad-de-la-educacion-universitaria-9-mil-400-mdp-al-ano-ceey-video/

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¿Por qué el sistema educativo de Nueva Zelanda es uno de los mejores del mundo?

Redacción: Semana Educación

Uno de los temas que enorgullece a los neozelandeses es la educación es su país, todas sus universidades son públicas y los indicadores de esta nación, medidos por la OCDE, superan por mucho el promedio ponderado por la organización. Nueva Zelanda ahora es un destino vital para aquellos que desean estudiar en el exterior. Semana habló con su embajadora en Colombia.

Nueva Zelanda se ha convertido en un destino cada vez más frecuente para aquellos que quieren estudiar en el extranjero debido a su sistema educativo que se presenta como un ejemplo a seguir para muchas naciones.

En el país oceánico la educación escolar entre los 6 y los 16 años es gratuita y obligatoria. Según los datos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) los centros estudiantiles que eligen los neozelandeses para estudiar son mayoritariamente públicos, un 96% de los alumnos de primaria asiste a escuelas públicas y un 85% en educación secundaria lo hace.

 Además, la inversión en el sector es uno de los más altos, destinan el 7,2% del PIB a la educación en el país, sobrepasando el promedio de la OCDE ubicado en 5,8 por ciento. De igual forma, también sobrepasan el promedio de la organización en los puntajes de las prueba PISA, la media de la OCDE es de 486 y Nueva Zelanda alcanza 506 puntos en lectura, matemáticas y ciencias. Tener un buen nivel educativo y de competencias también es un requisito importante para encontrar empleo y el 77% de los adultos entre los 25 a 64 años han terminado la educación media superior.

SEMANA habló con Lucy Duncan, embajadora de Nueva Zelanda en Colombia, sobre las claves del sistema de educación en su país.

SEMANA: ¿Cómo es el sistema educativo de Nueva Zelanda?

Lucy Duncan (L.D.): Nueva Zelanda ocupa el primer lugar entre las 35 economías del mundo en preparar a los estudiantes para el futuro y hay una evaluación de nuestra política educativa, un entorno de enseñanza y un entorno social y cultural más amplio para los estudiantes. También tenemos ocho universidades y todas son públicas. Un estudiante de Nueva Zelanda o un estudiante internacional que estudia y asegura sus calificaciones en el país puede usarlas como pasaporte cuando regresan a casa o a cualquier otro lugar del mundo en el que les gustaría vivir y trabajar.

SEMANA: ¿En qué se basa el éxito del sistema educativo neozelandés?

L.D.: Tenemos una larga tradición de educación universitaria. Entonces por cien años o incluso más, todos los niños y niñas han comenzado la escuela a los cinco años de edad y han continuado en la escuela hasta que tienen 17 o 18 años. Entonces, esto significa que tenemos una larga historia de educación de nuestra gente. En segundo lugar, tenemos un sistema de educación pública muy sólido que está disponible para todas las familias. Es cierto que tenemos algunas escuelas privadas muy buenas de nivel primario y secundario, pero un padre puede optar por enviar a sus hijos al sistema de educación pública primaria y secundaria. Creo que un tercer factor es el medio ambiente en nuestras sociedades. También Somos excelentes lectores.

SEMANA: ¿Cómo se enseña en Nueva Zelanda?

L.D.: El sistema educativo de Nueva Zelanda desde sus comienzos ha alentado la independencia y el libre pensamiento. Alentamos la investigación fomentando la invención,  la libertad de expresión. Todas estas cosas están muy arraigadas en nuestra cultura. Hay una gran oferta de libertad personal y mucha seguridad personal. Estamos enfocados en el mundo en términos de transparencia, admisiones, corrupción. Hemos sido percibidos como el país menos corrupto del mundo y el segundo en el Índice de Paz Global con un buen índice de prosperidad global.

Esa cultura de libertad personal, de expresión personal y de respeto por los derechos, en mi opinión, apoya culturalmente a las personas que son curiosas, confiadas, aventureras, desafiantes al status quo, que proponen soluciones innovadoras cuando todos los demás creen las suyas.

SEMANA: ¿Cuál es el compromiso del gobierno neozelandés por la educación?

L.D.: La educación en Nueva Zelanda ha sido una carrera realmente fundamental para todos los niños. Aquí tienen el derecho a pasar por la escuela primaria de disciplina en un sistema financiado con fondos públicos. Por lo tanto, creo que esto representa un compromiso con los derechos de las personas pero también porque los ciudadanos educados son buenos ciudadanos y así debe ser si queremos ser un país que haga lo correcto por nosotros mismos. Esa es una inversión muy necesaria para tener ciudadanos educados e instruidos. Creo que esa es una base fundamental.

 SEMANA: ¿Cómo convive el sector privado y público de la educación en el país?

L.D.: Lo privado en el sector público es parte del debate, dicen que el sector privado quiere estar en cada área, pero también queremos que nuestra economía esté más diversificada. El sector privado está pidiendo más escuelas con énfasis en las escuelas relevantes para la tecnología, las universidades son expertas en ello pero también mantienen su propia voz independiente porque son independientes en términos de sus políticas. Entonces, en lugar de sugerir que el gobierno intervenga en ello, existe un sistema en el que hay un debate saludable y el sistema educativo que está estipulado es lo mejor para el país.

Fuente:  https://www.semana.com/educacion/articulo/como-es-el-sistema-educativo-de-nueva-zelanda/574861

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Maltiti: la escuela de Ghana que educa a las niñas para cambiar el futuro de toda la comunidad

Redacción: El Mundo

El estudiante español Hugo Sánchez-Herrero ha puesto en marcha una campaña de recogida de fondos para ayudar a la escuela de niñas

Tamale, capital del norte de Ghana y centro administrativo de la región. Su ubicación privilegiada, en la encrucijada de tres rutas comerciales, la convierten en la ciudad que más rápido crece del África occidental. Hace calor, muchísimo calor. En enero rozan los 40 grados y en cambio, en agosto respiran con 35. Es una región tremendamente pobre. Si la renta per cápita en España es de 26.500 euros, en Ghana la cifra desciende a unos pírricos 1.200 euros. En Tamale, la capital septentrional de Ghana, nacer mujer es nacer esposa. A menos que alguien lo evite.

Dice un proverbio ghanés que cuando educas a un niño, educas a un individuo; pero que cuando educas a una niña, educas a toda la comunidad. Se lo repiten como un mantra en una pequeña escuela de Tamale, una de las ocho que existen en la ciudad, una muy especial. En sus aulas destartaladas sólo se escuchan voces femeninas. Van vestidas de verde esperanza y, dicen, son tremendamente listas. Vienen de pequeños poblados, de familias pobres que no pueden permitirse pagar por su educación. Su objetivo es escapar de un destino escrito, el de convertirse en esposas. Sólo en esposas.

Entre las risas infantiles se mezclan multitud de acentos en inglés. Son los jóvenes voluntarios que se convertirán, durante tres semanas, en profesores y alumnos de una realidad tan alejada de la suya que se queda grabada en sus retinas. Son poco más de 20 días pero para algunos lo que vivirán en Tamale cambiará su forma de ver las cosas. Hugo Sánchez-Herreromadrileño de 18 años, ejerce de guía por los pasillos de Maltiti. Así se llama la escuela y así se llama la primera de las niñas que se le acercó cuando aterrizó en Ghana.

La niña que se llamaba como la escuela, y viceversa

Maltiti escribía en un inglés muy pobre y con muchas erratas, pero la carta que entregó a Hugo destilaba madurez y necesidad: «Contaba que era huérfana desde muy pequeña y que confiaba en que yo pudiera ofrecerle todo lo que el orfanato no podía, como zapatos nuevos, una bicicleta para desplazarse, algunas prendas de ropa…», recuerda Hugo. La niña de nueve años que se llamaba como la escuela se convirtió para él en un símbolo de lo que hacían allí. Y nació una motivación que no conocía en forma de crowdfunding: tenía que colaborar en aquello, pero colaborar de verdad.

En la escuela de niñas de Maltiti necesitan de todo: mesas, sillas, libros de texto, cuadernos y lápices… El espacio es precario pero el objetivo es enorme. «Cuando se nace en un poblado en el área de Tamale, el único futuro que espera a una niña es convertirse en una esposa joven», explica en un audio Frederick Addai, fundador del colegio. «Soy ghanés y he visto lo que sucede aquí desde que era bien joven. Yo soy afortunado y vengo de una buena familia, mi padre me llevó a la escuela y también a todas sus hijas, pero la mayoría, en mi generación, no fue», relata, «así que cuando se nos presentó la posibilidad de traer voluntarios, lo mejor que podíamos hacer era enfocarnos en escolarizar a las niñas. Eso generaría un cambio».

Corría 2002 cuando Addai terminó sus estudios superiores y arrancó su carrera como profesor en una aldea. En su clase sólo había tres chicas y aquello le resultó revelador. Por eso, cuando una serie de casualidades lo acercaron a la economía social, el futuro se le tiñó de femenino. Maltiti empezó como un centro de educación secundaria para adolescentes, pero con el tiempo se dieron cuenta del valor de educar a una niña desde pequeña. El mayor logro de su proyecto es, para Addai, Asia Yakubu, que empezó su escolarización en Maltiti y se está preparando para entrar en la Universidad a estudiar Administración de Empresas. «Un día trabajará en un banco», dice él, orgulloso. Hay otras 46 chicas Maltiti en los últimos ciclos de secundaria.

Una inspiración para jóvenes de todo el mundo

Si cambiar las vidas de las niñas de Tamale es la piedra angular para conseguir un cambio real es la paupérrima Ghana, la experiencia de colaborar en la causa tampoco deja a sus protagonistas indiferentes. Hugo buscaba un voluntariado para antes de entrar en la Universidad y encontró Volunteering Solutions casi por casualidad. Las cosas de Internet. Y a esa magia de la Red acude ahora para pedir ayuda. «La escuela sólo se financia con donaciones», explica, inspirado por tantos otros voluntarios que emprendieron una recogida de fondos on line.

«Internet es una buena herramienta para fomentar el compromiso con las personas que más lo necesitan, es el único espacio donde un gran número de personas, conocidas y desconocidas, pueden contribuir de forma fácil y rápida», dice el futuro periodista, y apostilla: «Este tipo de cosas hay que difundirlas y restregárselas en la cara a los posibles donantes, porque si no no pueden luchar con el interés que despiertan otras páginas de entretenimiento». Hugo ha recaudado ya casi 500 euros, la mitad de su objetivo.

Sólo el 40% de los ghaneses completa la educación obligatoria, y la mayor parte de ellos son hombres. La pobreza lleva a la elección, y en las familias las niñas todavía son sólo futuras esposas, madres y amas de casa. Pero ellas tienen la llave. Addai lo tiene clarísimo: «Creemos de verdad en cambiar la vida de nuestra comunidad, y para eso necesitamos a las mujeres. Ellas son el cambio«.

Fuente: http://www.elmundo.es/nosotras/2018/06/27/5b326069268e3eb3058b47c7.html

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Libro: Nuevos enfoques sobre el desafío de la inclusión en la enseñanza media

Por:  Ema Zaffaroni

Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media. La igualdad en cuestión. Coordinadores: Pablo Martinis, María Noel Míguez, Nilia Viscardi, Adriana Cristóforo. Colaboradoras: Paula Achard, Sofía Angulo, Camila Falkin, Verónica Habiaga. Edición: Universidad de la República, Comisión Sectorial de Investigación Científica. 2017.

Lejos de presentar una visión simplista, cerrada, conformista con diagnósticos recurrentes, el libro Derecho a la educación y mandato de obligatoriedad en la Enseñanza Media aborda algunas problemáticas desde la investigación educativa y desde la psicología, dejando en evidencia el grado de complejidad que adquieren esas tensiones de la enseñanza media en nuestro país.

Desde el título ya encontramos pistas en relación con los nudos problematizadores: derecho a la educación y mandato de obligatoriedad. Podríamos preguntarnos cómo debe leerse esta primera parte del título: ¿esta dupla está planteándose en términos de oposición o de complementariedad? Si la educación está concebida como un derecho, entonces es discutible que deba ser obligatoria, y, a la inversa, si es obligatoria, qué sentido tiene promulgar que es un derecho. Punto interesante para reflexionar y perspectiva no común en los debates. Como si esta especie de acertijo no fuera suficiente, el título termina con una frase demoledora: la igualdad en cuestión. Eso que ha sido a lo largo de la historia de este país, una especie de buque insignia, desde el discurso vareliano en adelante, sobre el rol de la educación como igualadora, aquí se cuestiona. Y lo hace desde una mirada profunda y compleja, en el sentido de en qué medida es el propio sistema el que, a través de sus prácticas, pone en peligro la igualdad. Es decir que, ya desde el título, se entretejen tres nudos bien complejos: el derecho a la educación, el sentido de la obligatoriedad y la cuestión de la igualdad.

¿Cómo se despliega, luego, la trama? A partir de las investigaciones realizadas para este libro y correspondientes a trabajos anteriores, se abordan cuestiones que atraviesan al sistema educativo hoy, especialmente en la enseñanza media, y a todos sus protagonistas, estudiantes, docentes, directivos, familias y comunidad.

Lo primero que me parece importante destacar del planteo de los autores es el énfasis que traduce respecto de la complejidad del acto educativo, más que del acto, diría de todo el proceso educativo, en toda su extensión, ese proceso que, no se sabe a ciencia cierta, dónde comienza y dónde termina. El libro muestra con precisión la complejidad que habita el acto mismo, es decir, el momento de la clase, ese momento único e irrepetible, tanto para el profesorado como para el estudiantado. Cómo vive ese momento el que enseña, el que aprende, o mejor dicho, los que enseñan y los que aprenden, porque justamente algo que queda claro es que este proceso se vive en claves diferentes y es muy difícil –y me arriesgaría a decir peligroso– generalizar. También analiza el contexto, es decir, las instituciones educativas en las que se desarrolla ese acto y el afuera, los contextos de donde provienen los estudiantes, o, mejor dicho, la percepción y el discurso que elaboran docentes e instituciones sobre esos contextos.

El afuera y el adentro

En grandes líneas, el problema principal que plantean los cuatro trabajos del libro refiere a las dificultades para procesar la educación en los actuales contextos. A partir de allí, se disparan varios asuntos, algunos de ellos, diría yo, ya son clásicos, mientras que otros resultan desafíos sustantivos que hay que enfrentar para pensar posibles modificaciones de las realidades actuales. Una visión muy generalizada en los discursos, aunque no sé si podríamos llamar hegemónica, refiere a poner en el afuera del sistema educativo la mayor parte de las problemáticas y visualizar que este no se encuentra preparado para recibir a las poblaciones que ahora acceden a la enseñanza media (cumpliendo con el mandato de la universalización y la inclusión, es decir, de la obligatoriedad aludida en el título).

Se insiste en que esas poblaciones vienen con códigos propios que no son los del sistema, que no tienen la base para poder transitar por el liceo. “En este sentido, podemos señalar que el mandato de universalización interpela a los actores de la enseñanza media, los cuestiona en su identidad tradicional. Quizá la principal dificultad a la que nos enfrentamos es que la interpelación se produce desde una discursividad sociopolítica y jurídica que podría sintetizarse en el mandato ¡incluyan!, pero sin que tenga un correlato del todo desarrollado en términos de la oferta de un discurso pedagógico que sustituya al tradicional de la educación media” (Martinis y Falkin: 52).

Esa interpelación llega al punto más extremo cuando se pone en duda si esas poblaciones pueden o no pueden aprender, es decir, se pone en duda el principio de educabilidad. Allí estamos cuestionando todo nuestro ser docente. Allí, la interpelación alcanza los abismos más profundos a nivel profesional, emocional y personal. Pero también institucional.

En el resto del discurso, sin llegar a ese extremo, es decir, cuando la interpelación no se produce o se queda en la superficie, se encuentran una serie de afirmaciones que en su gran mayoría parecen fundamentar la problemática en el otro, en el que viene de afuera, el que no está preparado, el que viene sin saber nada, el que en la casa no aprende nada… lo interesante es que este discurso no refiere solamente a la queja, sino también a la causalidad. Es decir, en general, el primer asunto que aparece cuando se plantea algún tipo de dificultades u obstáculos en el proceso de aprender, se recurre al contexto: vulnerabilidad, pobreza, abuso, falta de familia, contexto de violencia o drogadicción.

El asunto entonces es cómo se evalúa el contexto, porque creo que todos pensamos que el contexto tiene importancia e incidencia en las posibilidades de aprender de un adolescente, pero también sabemos que eso es bien diferente a plantear que es determinante. El mayor riesgo de esta postura es que obtura todo proceso de investigación, análisis y reflexión dentro de la institución, de la clase y del proceso de enseñanza, porque total, si todas las causas están en el afuera, entonces no vale la pena explorar lo que sucede adentro. Y, además, esta postura condena a sectores de la población a seguir quedando afuera del sistema, por lo tanto, contradice la inclusión, la educabilidad, y entonces cuestiona la igualdad de oportunidades.

Las “soluciones” propuestas desde el afuera

Este enfoque del problema tiene otra ramificación, que se vincula con algunos de los planteos de los dos trabajos del libro que provienen del área de la psicología, y que refieren a cómo ese afuera, ese contexto, en muchos casos, recurre a soluciones fáciles para esos adolescentes. Así aparece la sobrediagnosticación sobre dificultades de aprendizaje, que resulta ser un gran paraguas en el que incluimos desde el estudiante que presenta ritmos o incluso intereses distintos hasta los que realmente presentan algún tipo de dificultad cognitiva, que, como sabemos, son una minoría. “La necesidad de diagnosticar lo diferente siempre se constituye desde una lógica del déficit, de aquello que falta para cumplir con una expectativa. Lo diferente en la educación pasa por aquel estudiante que no logra alcanzar las demandas y expectativas escolares, esas que lo anteceden desde lo instituido, el deber ser de las instituciones” (Cristóforo y Achard: 228).

Y la respuesta, en muchos casos, es la medicalización. Si no podemos con estos adolescentes, entonces, calmemos sus disrupciones, tratemos de normalizarlos, de homogeneizarlos. Inclusión y universalización estarían, entonces, reforzando la idea del papel homogeneizador del sistema educativo. Y uno se pregunta: ¿dónde quedó aquello de la educación liberadora?

Volviendo al interior de la institución y siguiendo con esta perspectiva de ubicar la problemática en el afuera, entonces el profesor no puede hacer nada o, por lo menos, no puede hacer lo suficiente. Aquí se suma en los discursos, muy frecuentemente, el tema de la falta de preparación de la formación docente para esta realidad. Sería interesante saber cuándo egresaron los docentes entrevistados, de qué centros de formación docente, para poder tener alguna noción de qué formación recibieron. Y más allá de eso, me parece interesante incluir la discusión sobre cómo hace una institución para formar a sus profesores para la sociedad que va a existir varios años después, ¿cómo puede saber cómo será esa sociedad? Sobre todo, cuando la sociedad está mostrando signos de fractura social que no estaban previstos en la matriz de esas instituciones formadoras. Este discurso docente es otra faceta de seguir poniendo la causa del problema afuera y evitando el análisis, la reflexión y las modificaciones de las prácticas individuales y colectivas.

Por último, en relación con este aspecto de depositar el problema en el afuera, entonces no es educativo, no es responsabilidad del docente. Por eso es necesario que haya más asistentes sociales, psicólogos, educadores sociales, psicopedagogos y, además, porteros y policías, porque la violencia es otro de los problemas que azotan las instituciones educativas, y también viene de afuera según los discursos relevados.

Creo que es muy difícil lograr visualizar un equilibrio en los análisis de estos discursos, en donde poder ubicar correctamente la incidencia del contexto, la de la institución, la de las prácticas educativas, las de la vocación, las del malestar docente, para poder llegar a una aproximación a una explicación de lo que sucede en nuestras instituciones de nivel medio. “Estos argumentos ponen de manifiesto que el/la docente debe correrse del lugar de víctima desde el cual sostiene que los problemas surgen fuera del liceo y es allí donde se resuelven. Los/las docentes deben salirse de ese rol para problematizar lo que sucede en sus aulas y repensar las pedagogías propuestas en función de las características de sus estudiantes. Esto no sólo generaría un mayor y mejor vínculo con las adolescencias, sino que podrían desplegar sus prácticas pedagógicas para las que se formaron” (Míguez y Angulo: 213).

¿El aprendizaje o los aprendizajes?

Por otro lado, me gustaría aportar una preocupación que ronda por mi cabeza desde hace ya bastante tiempo y que la lectura de este libro ha vuelto a despertar. Creo que hemos avanzado mucho en el proceso de los diagnósticos. Tenemos un instituto dedicado especialmente a evaluar el sistema educativo y, por lo tanto, a elaborar diagnósticos a partir de esas evaluaciones. La academia investiga desde diferentes perspectivas y suma aportes de investigadores preocupados por el tema. Sin embargo, no sé si este avance en los diagnósticos se ve reflejado en posibles caminos de modificación, de cambios, reformas, nuevas formas de pensar la institucionalidad y la enseñanza.

Porque, en definitiva y volviendo al título de este libro, todas las personas tienen derecho a la educación: eso no se discute, está claramente sostenido en la ley y en la conciencia de todos. Por lo tanto, todos, también los vulnerables, los pobres, los que no tienen una familia que los sostenga, los que viven en ambientes de violencia, todos ellos tienen derecho a acceder a las instituciones de enseñanza media, a permanecer y a poder egresar. Me gustaría agregar que, además tienen derecho a aprender. Y acá está la cuestión primordial: ¿qué quiere decir aprender?; ¿qué tienen que aprender?

Algo que se rescata en el libro y me alegra mucho es que para aprender tiene que haber cierta voluntad y también cierto deseo. Ya hace muchos años que hemos desinstalado el binomio enseñanza-aprendizaje como si fueran inseparables y como si hubiera una relación causal y mecánica entre un proceso y el otro. Hay un sujeto que enseña y otro que aprende: dos sujetos, dos acciones, dos deseos, dos actitudes. Por supuesto que enseñar quiere decir hacer todo lo posible para que el otro aprenda; o sea, esta postura no exime de responsabilidades al cuerpo docente. Por el contrario, lo profundiza. Pero me parece que el desafío es qué y cómo. Porque, siguiendo con el título, deberíamos pensar un poco más en esto de la igualdad. Creo entender que los autores plantean, en términos generales, que las instituciones educativas no están respetando la igualdad o, por lo menos, están cuestionándola, porque, en cierto modo, discriminan, señalan, algunos incluso dicen que expulsan a los estudiantes que no encajan con el sistema.

En esa misma línea, se desliza a lo largo de los trabajos otro cuestionamiento respecto de la igualdad, que está vinculado a preguntarnos si todos tienen que aprender lo mismo, en el mismo tiempo, a la misma edad. Aquí hay una profunda cuestión respecto de cómo consideramos la igualdad y cómo nos hacemos trampas al solitario todo el tiempo. Por un lado, sostenemos que todos somos diferentes, somos capaces de visualizar la importancia que tiene el contexto en los aprendizajes, las desventajas con las que llegan algunos estudiantes a la enseñanza media. Sin embargo, a la hora de enseñar, de evaluar, de exigir, pretendemos homogeneizar: les enseño a todos lo mismo, les pongo la misma prueba, los evalúo con los mismos criterios.

Si bien cada vez estoy más convencida de que esto no debe ser así, quiero quebrar una lanza por los docentes, porque sin duda esto, que es muy fácil decirlo y hasta criticar a los que no lo ven así, es muy difícil de implementar. A pesar del camino que se abre a partir de las adecuaciones curriculares, tengo la impresión de que la enseñanza sigue tendiendo a ser homogeneizadora.

La imperiosa necesidad de repensarnos

De todos modos, lo que parece claro es que, si lográramos modificar algunas actitudes y conductas, seguramente conseguiríamos transformar las instituciones en ámbitos de convivencia, de enseñanza y de aprendizaje. Algunos de esos cambios podrían pasar por el trabajo comprometido de docentes y directivos, el vínculo con la familia y la comunidad, el vínculo afectivo entre profesores y estudiantes, el rescate del saber disciplinar para un mayor trabajo interdisciplinario, el desarrollo de la creatividad. Y, sobre todo, animarnos a romper los moldes y apostar a descubrir, junto a los estudiantes, qué sentido tiene aprender.

Para eso hay que seguir caminando y abriendo puertas, porque “todas estas voces nos advierten en la necesidad de repensar la implicancia de habitar juntos el espacio escolar. Esta, como tantas discusiones en torno a la educación, se ha simplificado en la demonización de estudiantes imposibles y la victimización de docentes imposibilitados. Esa simplificación ha entrampado la discusión porque coloca a los docentes en una paralizante imposibilidad. Es decir, refuerza una apelación melancólica al pasado que inmoviliza, en tanto evoca aquello que fue y obstaculiza la construcción de lo que será. Esto constituye un punto central de la cuestión, puesto que los docentes son una pieza clave en la construcción de lo nuevo (no de lo innovador) como lo portador de posibilidad y no como superación de lo ya existente” (Viscardi y Habiaga: 143).

Nota: las citas bibliográficas corresponden a los cuatro artículos que componen el libro, a cargo de Paula Achard, Adriana Cristóforo, Sofía Angulo Benítez, Camila Falkin, María Noel Míguez, Pablo Martinis, Nilia Viscardi y Verónica Habiaga.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2017/11/nuevos-enfoques-sobre-el-desafio-de-la-inclusion-en-la-ensenanza-media/#!

 

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