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Las lecciones de Estonia, el país que revolucionó la escuela pública y se convirtió en el líder de Occidente en el ranking de educación

Estonia / 21 de octubre de 2018 / Autor: Edison Veiga / Fuente: BBC Mundo

Sólo por detrás de Singapur y Japón.

En la última edición del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (más conocido por sus siglas, Pisa), una prueba trienal realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Estonia obtuvo el tercer puesto.

Eso significa que la pequeña república bañada por el mar Báltico tiene la mejor educación de Europa o, incluso, la mejor de Occidente.

La ministra de Educación e Investigación del país, Mailis Reps, le contó a BBC News Brasil que «el éxito de la educación en Estonia se basa en tres pilares»:

  • La educación es valorada por la sociedad
  • El acceso es universal y gratuito
  • Hay amplia autonomía (de profesores y escuelas)

«Los estonios realmente creen que la educación abre una amplia gama de posibilidades», subrayó la ministra.

En Estonia la educación es gratuita e inclusiva en todos los niveles, explicó Reps, lo que significa que todos tienen las mismas posibilidades de inserción.

«También ofrecemos acceso igualitario a varios servicios de apoyo, según las necesidades, como comidas gratuitas en la escuela, suministro de materiales didácticos, servicios de asesoramiento, además de subsidios en transporte y, a partir de la enseñanza secundaria, alojamiento».

La ministra de Educación e Investigación de Estonia, Mailis Reps.Derechos de autor de la imagenMINISTERIO DE EDUCACIÓN DE ESTONIA
Image captionLa ministra de Educación e Investigación de Estonia, Mailis Reps.

Amor por las letras e inversión

Durante siglos, el pueblo estonio fue dominado por otras naciones, principalmente Suecia y Rusia. El país obtuvo su autonomía apenas en 1917.

De 1940 a 1991 se convirtió en un Estado miembro de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Por este motivo,Estonia es un joven país de solo 27 años. Pero hay algo que nunca cambió en la historia estonia: el aprecio de la población por las letras y la cultura.

Un ejemplo de ello son los registros históricos de hace 150 años que muestran que ya en esa época el índice de alfabetización de la población alcanzaba el 94%.

Cuando el país se modernizó e independizó, el gobierno decidió priorizar las inversiones en educación. Actualmente el Estado invierte el 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en la enseñanza.

En la práctica, significa que invierte unos US$7.400 por alumno al año en la enseñanza básica.

Si bien es una cifra alta comparada, por ejemplo, con lo que invierten los países latinoamericanos, contrastada con los otros países europeos no impresiona. La media de la Unión Europea (UE) —bloque que incluye a Estonia desde 2004—, es de unos US$10.800 por alumno al año.

Profesores valorados

Tal vez la respuesta a la eficiencia estonia, por lo tanto, esté en una mezcla de buenas inversiones y eficiencia en el uso de ese dinero. «Nos esforzamos por la excelencia en la educación porque creemos que cada persona debe tener la oportunidad de desarrollar y usar su mayor potencial», dijo la ministra.

Un profesor dando clases en Estonia.Derechos de autor de la imagenMINISTERIO DE EDUCACIÓN DE ESTONIA
Image captionEn Estonia los profesores tuvieron un incremento de ingresos del 80% en la última década. Hoy, el salario base de los docentes es de 1.150 euros (US$1330).

«La educación siempre ha sido una prioridad para las inversiones, ya sea los salarios de profesores, la red de escuelas o la infraestructura digital», resaltó Reps.

«El aumento salarial de los profesores estonios también se destaca a nivel internacional», señaló. En la última década, Estonia incrementó los ingresos docentes en un 80%.

Hoy el salario base de los docentes es de 1.150 euros (US$1330). «El año que viene el piso de la categoría será de 1.250 euros, y el promedio será de 1.500 euros», afirmó la ministra.

«Considerando el estándar general de vida, la educación es un área en el que se invierte un porcentaje considerable del presupuesto«.

«La clave está en el acuerdo con la sociedad. Todos deben entender la necesidad de la educación, solo así es posible obtener resultados», aseguró.

Autonomía y libertad en el aula

Las directrices de la enseñanza están en el currículo nacional. Pero cómo aplicarlas queda, en gran parte, a criterio de cada escuela.

«El currículo determina los resultados generales. La manera de alcanzarlos es elegida por los profesores», dice la ministra.

Además el currículo se actualiza constantemente.

Niños estonios en un aula.Derechos de autor de la imagenMINISTERIO DE EDUCACIÓN DE ESTONIA
Image captionLos docentes estonios son valorados por la sociedad, tienen buenos sueldos y autonomía para decidir cómo dar su clase.

«En Estonia, las escuelas y los profesores disfrutan de un alto grado de autonomía en la toma de decisiones en todos los aspectos del aprendizaje y la enseñanza», completa.

Esta descentralización se volvió norma tras la disolución de la Unión Soviética. Fue cuando el gobierno decidió dar libertad a las escuelas, exigiendo de ellas, por otro lado, la responsabilidad en cuanto a las directrices.

En general, las materias se enseñan de forma integrada, es decir, sin la división clásica entre las disciplinas. Las competencias más valoradas son «aprender a aprender», ética, emprendimiento y educación digital.

Todos los profesores deben tener maestrías en sus áreas de actuación.

Durante el período escolar los alumnos deben aprender idiomas y literatura estonios, primera y segunda lengua extranjera, matemáticas, biología, geografía, física, química, humanidades, historia, civismo, música, arte, artesanía, tecnología y educación física.

Pero también son comunes las clases de historia de las religiones, diseño y economía.

En el contraturno —período del día en que los alumnos no tienen clases— todas las escuelas ofrecen clases de deporte, música, artes y talleres de tecnologías.

Es cuando también se solucionan los problemas individuales de los alumnos con bajo rendimiento. En el sistema educativo estonio, buenos y malos alumnos no están separados en clases diferentes.

Alumnas estonias.Derechos de autor de la imagenMINISTERIO DE EDUCACIÓN DE ESTONIA
Image captionLos buenos y los malos alumnos no están separados en diferentes salas. Quienes tienen dificultades reciben asistencia después del horario de clase.

Pero aquellos con más dificultad reciben ayuda, fuera del horario de las clases, de profesores particulares, psicólogos y psicopedagogos, según la necesidad.

Éxito

Los buenos resultados se ven no solo en el lugar obtenido en el ranking Pisa, sino también analizando los índices de alumnos en el nivel más bajo de aprendizaje.

Solo el 8% de los jóvenes estonios de 15 años —la edad de los evaluados por Pisa— están en el nivel más bajo (por ejemplo, tienen dificultades para relacionar entre sí diferentes partes de un mismo texto).

La media de los países de la UE en esta categoría es del 15%.

«Claro que nos sentimos orgullosos de nuestras conquistas, de nuestra evaluación en Pisa», comentó Reps. «Pero el objetivo es la educación y no la puntuación en pruebas«.

Los candidatos a directores de escuelas son entrevistados por un consejo formado por padres, profesores y representantes del gobierno municipal. A la hora de contratar a un profesor, la responsabilidad le corresponde al director de la escuela.

¿Sirve para otros países?

Replicar un modelo de un país a otro, en opinión de la ministra estonia, no es algo tan factible.

«Cada país es diferente y no existe una receta o un modelo secreto que pueda ser usado solo copiando todo», señaló.

Un aula en Finlandia.
Image captionEstonia comparte sus prácticas educativas con Finlandia, otro país que es elogiado por sus niveles educativos.

Las salvedades son obvias: discrepancias en el tamaño de la población, problemas históricos aún no resueltos o incluso diferencias culturales.

«El modelo de Estonia fue formulado considerando a un país pequeño», destacó Reps.

Sin embargo, la funcionaria reconoció la importancia de formar alianzas entre naciones. En el caso de Estonia, con la igualmente exitosa Finlandia, que actualmente ocupa el quinto lugar en el ranking Pisa.

«Finlandia es nuestro principal socio cuando tratamos de mejorar nuestras prácticas educativas, siempre hay algo que aprender de los vecinos», subrayó.

«En cuanto a la formulación de políticas públicas en el campo de la educación estamos siempre abiertos a cambios y la innovación, pero al mismo tiempo valoramos y preservamos enfoques tradicionales que han funcionado bien», dijo la ministra.

«El futuro seguramente seguirá trayendo nuevos desafíos, principalmente con el desarrollo de nuevas tecnologías. Creemos que necesitamos aprender unos con otros y enfrentar los desafíos juntos», concluyó.

Fuente de la Noticia:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-45845704

ove/mahv

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La República Checa no invierte lo suficiente en educación (Audio)

República Checa / 21 de octubre de 2018 / Autor: Enrique Molina / Fuente: Czech Radio

 

 

Según los últimos datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la República Checa se encuentra entre los países desarrollados de este grupo que dedica un menor porcentaje de su PIB a la educación. Concretamente es el cuarto país que menor porcentaje inverte.

Mientras que el porcentaje medio de la OCDE es el 5%, Chequia se queda en un 3.8%. Este bajo presupuesto desemboca en otros problemas, como es el de los bajos sueldos que reciben los profesores públicos checos, cuyo nivel de ingresos es tan solo un 60% del que tienen otras personas con formación universitaria.

El diputado del partido ANO, Ivan Jáč, que además pertenece al Comité de ciencia, educación, cultura, juventud y deporte, comentó para la Radiodifusión Checa que esta diferencia de salarios es un problema que afecta desde hace tiempo al país y que si no se remedia, podría tener consecuencias preocupantes.

“Esta diferencia se acumula y se amplía y puede conducirnos a una situación de colapso”.

Este año, el sueldo de los profesores experimentó una mejora interanual del 12.3%. Según los planes del actual Gobierno, tienen la intención de que para 2021 los profesores tengan un sueldo medio de 1800 euros, algo que todavía está muy lejos de la realidad.

El diputado Ivan Jáč insiste en que es un problema que se debe resolver gradualmente

“No es algo que se pueda hacer de un salto. Creo que la escuela primaria y secundaria ya tienen cierta seguridad respecto a las promesas que se han hecho. Yo me orientaría ahora mismo a la educación universitaria, donde los salarios de los profesores son mucho más bajos en comparación“.

Señala, asimismo, que el hecho de que la universidad tenga unos presupuestos parcialmente individuales es también un problema, y propone como posible solución que se pague algún tipo de tasa por estudiar en la universidad, algo que hasta ahora sigue siendo gratuito en la República Checa.

“Se deberían exigir unas tasas universitarias que cubran los gastos, ahora mismo los estudiantes no pagan nada en lo que se refiere a la universidad“.

Los bajos salarios en ciertos sectores públicos es un tema que lleva siendo debatido mucho tiempo. Preocupa que al igual que sucede con la escasez de médicos, una baja remuneración provoque a largo plazo escasez de profesores.

Fuente de la Noticia:

https://www.radio.cz/es/rubrica/notas/la-republica-checa-no-invierte-lo-suficiente-en-educacion

ove/mahv

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Entrevista a Andreas Schleicher, creador del informe PISA: «Las leyes educativas en España son casi del siglo XIX»

Redacción: El Mundo

Andreas Schleicher, director de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sostiene que todos los alumnos pueden sacar buenas notas al margen de su talento o de su origen. Sólo hace falta poner altas expectativas en ellos y contratar a buenos profesores. Lo cuenta en un libro, Primera clase, que el padre del Informe PISA presentó ayer de la mano de la Fundación Santillana. Dice que en España se memoriza mucho pero no se aplica lo aprendido y critica la sucesión de leyes en un modelo «casi como del siglo XIX» que «no ha tenido impacto» en las aulas.

¿En qué son buenos y en qué son malos los alumnos españoles, según los datos de PISA?
Hay más personas ahora que terminan el colegio en comparación con el pasado y España ha tenido éxito al reducir las diferencias de calidad entre escuelas. Los alumnos españoles son buenos al reproducir los contenidos de las asignaturas. Pero son menos buenos al aplicar su conocimiento de forma creativa y tener una idea conceptual y profunda de lo que aprenden. El aprendizaje se centra en la memorización, faltan estrategias de pensamiento complejo.
¿Qué nos recomienda?
Hay que enseñar las cosas con mayor profundidad, reforzar el rigor, ser más coherentes y ayudar a los estudiantes a aprender. Tener entornos donde haya menos consumidores pasivos y más contribuyentes activos. El tipo de fortalezas que tiene España al enseñar a los alumnos a aprender muchos contenidos se convierte en algo menos relevante en el siglo XXI. El reto es crear humanos de primera clase, no robots de segunda.
Opina que los planes de estudios dedican mucho espacio a la trigonometría o al cálculo cuando debería emplearse en otras cosas.
No se trata de dedicar menos tiempo a las Matemáticas, pero se hace mucho énfasis en herramientas del pasado. En España quizá se podría reducir el contenido del currículo, que es kilométrico pero no muy profundo. Es importante enseñar a los alumnos más allá de las disciplinas académicas y eso significa que los profesores de distintas asignaturas tienen que aprender a colaborar más entre ellos.
Cuenta en el libro que Polonia subió el nivel y exigió que todos los estudiantes cumpliesen los estándares que antes sólo se pedían a los alumnos de élite. Aquí se ha defendido más aquello de igualar el nivel hacia abajo. ¿Cómo le iría a España elevando el listón?
Se trata de tener expectativas elevadas para todos los alumnos. Los profesores deben saber que todos los estudiantes pueden aprender, no que algunos tienen mucho talento y otros poco. Hay muchos alumnos que sacan buenas notas incluso si los resultados de PISAno son buenos; por tanto, las expectativas son bajas. La mayoría de los estudiantes españoles dice que su éxito en Matemáticas tiene que ver con su talento: «Yo no puedo hacer nada porque no he nacido para ser bueno en Matemáticas». Si haces la misma pregunta a los estudiantes de Singapur, China o Japón, nueve de cada 10 lo relaciona con el esfuerzo: «Si yo estudio mucho, sé que me va a ir bien».
¿Es la Lomce una buena ley?
España se ha centrado mucho en las leyes y ha prestado poca atención al cambio en las prácticas. No creo que las diferentes leyes educativas hayan tenido un impacto real en lo que ocurre las aulas. Las leyes en España son como las regulaciones en una fábrica muy grande: alguien en el Gobierno dice cómo deberían funcionar los colegios y luego los profesores implementan esas prácticas y los alumnos están en las clases para consumir esas lecciones. Es casi como una versión del siglo XIX de la educación. En el siglo XXI, todos los niveles del Gobierno piensan qué pueden hacer para ayudar a que los alumnos aprendan más, sean más responsables o se cree un buen entorno de aprendizaje. Otros países cambian sus leyes cada 15 o 20 años y se centran en cambios de comportamiento, en ofrecer espacios para crecer, en una organización menos industrial y más profesional.
¿Cree que España está madura para una reforma educativa, con un Gobierno en minoría parlamentaria y unos profesores sin ganas?
No creo que tenga otra opción. La economía del mañana es el sistema educativo de hoy. España está invirtiendo una buena cantidad de recursos y se trata de invertirlos dando a los docentes apoyo, oportunidades y desarrollo profesional.
¿Hay que subirles el sueldo?
No. Los docentes españoles están bien pagados, pero su trabajo no es atractivo desde un punto de vista intelectual porque es como el trabajo de una fábrica. Tienen poco tiempo para atender a los alumnos de forma individual fuera de las aulas como ocurre en Japón, no observan las prácticas de otros colegas, ni trabajan de forma colaborativa. Deberíamos pensar en hacer su trabajo más atractivo, creando más oportunidades para que puedan trabajar en equipo, estableciendo la figura del mentor y mejorando sus prácticas. No se trata de poner más dinero, sino de crear un sistema más abierto, que les apoye más.
¿Nos hemos equivocado insistiendo tanto en reducir el tamaño de las aulas?
España ha invertido mucho en las ratios y ha invertido muy poco en apoyar a los profesores. Cuando hay que decidir entre tener una clase más pequeña o un mejor profesor, debemos centrarnos en mejorar la calidad del profesorado. Si no cambiamos las prácticas docentes, tener una clase más pequeña no va a servir de nada.
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Más mexicanas se titulan, pero no encuentran empleo ni un buen salario

Redacción: ADN Político

Un estudio de la OCDE identifica que las mujeres tienen menores salarios, aunque tienen una mayor tasa de titulación; no estudian ni trabajan, aunque existe paridad en la matrícula escolar.

En México hay igualdad en el número de mujeres y hombres que se inscriben en todos los niveles educativos así como en las tasas de titulación, sin embargo eso no se ve reflejado en los sueldos de ellas ni en su incorporación al mundo laboral.

“En México se ha alcanzado la paridad entre géneros en la matriculación en todos los niveles educativos, incluida la educación superior. Sin embargo, las mujeres presentan una tasa de empleo inferior que los hombres y ganan menos que estos», dice el informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) Panorama de la Educación (Education at Glance) 2018.

 Este es el diagnóstico que hace la organización sobre la brecha de género educativa en México y sus consecuencias.

En México las mujeres conforman el 50% de nuevos estudiantes en nivel superior y 53% de los que se gradúan, pero esto no se ve reflejado en los salarios, pues las mujeres que trabajaban a tiempo completo reciben un 66% del salario de sus homólogos masculinos. Esto es ocho puntos porcentuales por debajo del promedio de la OCDE, que es del 74%.

Las mujeres con educación superior ganan sólo un 66% de los ingresos medios de los hombres con educación de nivel superior”.

Equidad en la culminación de estudios

De acuerdo con el estudio, en 2017, entre los adultos jóvenes (25-34 años de edad), el 25% de los hombres y el 26% de las mujeres completó la educación medio superior, mientras que la tasa de graduación en la educación superior fue del 23% tanto entre los hombres como entre las mujeres.

Entre los jóvenes de 18-24 años de edad, las mujeres también tienen un mayor riesgo que los hombres de estar en situación de no tener empleo, no estudiar y no recibir formación (NEET). La brecha porcentual es de 28 puntos y es la mayor de todos los países de la OCDE, cuyo promedio es de sólo un 2%.

36% de las mujeres jóvenes de México eran NEET en 2017, en comparación con un 8% de los hombres de la misma edad”.

México con la mayor proporción de mujeres inactivas

Otro dato es que en el país, más del 90% de las mujeres NEET están inactivas; o sea que no tienen empleo, pero ni siquiera buscan estar activamente en el mercado laboral formal. Esta es la proporción más elevada de la OCDE y sus países miembros.

El segundo país con más ingenieras

«La situación en México muestra un mayor equilibrio entre hombres y mujeres, con un 11% de mujeres con titulación universitaria en el ámbito de la ingeniería», dijo Gabriela Ramos, Directora y Sherpa de la OCDE en la presentación del informe en español.

Fuente: https://adnpolitico.com/mexico/2018/09/11/mas-mexicanas-se-titulan-pero-no-encuentran-empleo-ni-un-buen-salario

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OEI: «La calidad, inclusión y equidad educativa es el reto de Iberoamérica»

OEI / 07 de octubre de 2018 / Autor: Emiliano Castro Sáenz / Fuente: La Vanguardia

El mayor reto de Iberoamérica en materia educativa es «atender el criterio de calidad, de inclusión y de equidad, algo que adolece nuestra región», advirtió hoy el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Mariano Jabonero.

Presente en Guatemala para participar en la XXVI Conferencia Iberoamericana de Ministros y Ministras de Educación, que se llevará a cabo en la ciudad colonial de Antigua este jueves, Jabonero analizó la situación actual en materia educativa, cultural y científica de la región en una entrevista con Efe.

En este sentido, Jabonero asegura que dicho criterio es crucial para avanzar en «democracia, competitividad, incremento de renta e integración a economía real», así como «menores oportunidades a futuro para las chicas y chicos». Atrás quedaron los tiempos en los que la sociedad enviaba a los niños a la escuela y punto. Ahora «hay que responder ante sus necesidades».

Pero el reto no es sencillo. Y más en Iberoamérica, que se comporta de manera «cíclica». Los momentos de bonanza dan pie a crisis económicas y viceversa. A eso se suma un comportamiento «anticíclico», que «en época de grandes ingresos en vez de ahorrar, se gasta mucho y en tiempos regresivos se recorta por todas partes».

También existe el factor político y la «voluntad de integración» latinoamericana, pero «pocas son las entidades con buena salud», señala este experto español, quien pone como ejemplo «el Sistema de Integración Centroamericana», una entidad «que además promueve mucho la integración de la educación y la cultura, los dos ejes más importantes que componen la región».

Son esos espacios comunes, el reconocimiento de las lenguas, las aspiraciones, los temas de ordenamiento: ejes naturales que «sirven para la integración de los países».

Hacia allá se dirige la XXVI Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Educación. Aceptar la realidad actual y futura, «muy diferente a la que había hace unos 15 o 20 años», sostiene Jabonero.

La región cambió y «el proyecto de agenda debe integrarse a la Agenda 2030». Ahora las diferencias de la región con el mundo «se han reducido, pues hemos cambiado para mejor, con niveles de vida más altos, reducción de pobreza definitiva y crecimiento económico que ha servido para reducirla».

En más de 70 años de vida y experiencia, «la OEI es el decano de la región», con una presencia en toda la zona, 18 sedes, unos 500 funcionarios e igual número de proyectos en marcha, así como un presupuesto bianual de unos 400 millones de euros.

Eso permite que la OEI no se vea afectada por las crisis políticas de países como Honduras o Venezuela, sino «todo lo contrario». Tiene una «estabilidad» que ha conseguido que América Latina sea la región que mayor inversión en educación haga en el mundo, un 5,2 por ciento, mientras la media mundial está en un 4,6 por ciento y de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en un 3,6 por ciento.

Se debe a que la educación «es uno de los temas en políticas públicas que más preocupa, tiene mayor demanda social y está en la agenda política», considera Jabonero, por lo que ahora insiste en que se debe «orientar el gasto de mejor forma, ser más eficientes y pensar que el sujeto de toda inversión es la niñez».

La OEI también sostendrá una reunión para presentar su hoja de ruta en el septuagésimo séptimo Consejo Directivo de la Organización, que se realizará también en Antigua el jueves, previo a la Conferencia de Ministros de Educación.

Allí, dice Jabonero, se buscará que los países aprueben que se adopte la «economía naranja», que es inversión en cultura con un «fuerte retorno en términos de empleo y economía», pues hay países «que aún no entienden» el potencial cultural, por la «diversidad, presencia, imaginación y apego de nuestros países a sus culturas».

En cuanto a la ciencia, Jabonero afirma que la inversión en América Latina «ha descendido sistemáticamente», por lo que instó a los países a entender el «grave riesgo» que implica abandonarla, «lo que supone pagar conocimiento y patentes externas y supeditarse a las instituciones que tienen objetivo la investigación».

Este experto, filósofo y educador, con seis meses en el cargo, ve en el futuro el enigma al que se debe entrar armado. Pero las herramientas, desconocidas aún así como los resultados, no se conseguirán solas.

«Según todos los informes del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, los empleos dentro de 25 años ni los imaginamos, no existen» y, sin embargo, «los chicos y chicas están recibiendo ahora mismo conocimiento para realizar empleos que no existen, lo cual suena a una contradicción muy grande».

Es por ello que la OEI apostará por «cuestiones básicas y polivalentes, como la comunicación y los conocimientos digitales», para poder adaptar a los futuros profesionales.

Es una revolución. Cambiar sistemas míticos, como «el galeno con mirada clínica» por el «médico con una formación sólida vinculada estrechamente con la tecnología» o el agricultor que pasó de «sembrar, recolectar y vender» a instalar «sistemas de riego y elección de semillas en condiciones integrales a su entorno»

Fuente de la Noticia:

https://www.lavanguardia.com/politica/20180925/452037741937/oei-la-calidad-inclusion-y-equidad-educativa-es-el-reto-de-iberoamerica.html

Fuente de la Imagen:

https://www.oei.es/Oei/Noticia/la-antigua-guatemala-acoge-la-xxvi-conferencia-iberoamericana-de-ministros-y-ministras-de-educacion

ove/mahv

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Finlandia – cómo la igualdad de oportunidades ayudó a que se convirtiera en referencia mundial en educación

Finlandia / 30 de septiembre de 2018 / Autor: BBC / Fuente: Intermedia

Los finlandeses conocieron el asfalto en la década de 1920. Hasta principios del siglo XX, lo que conocían era básicamente la pobreza.

Como contraste, cuando en 1909 la avenida Paulista se convirtió en la primera vía asfaltada en la ciudad brasileña de Sao Paulo, en Finlandia predominaba una economía agraria y sus primeros 14 km de autopista no se inaugurarían hasta 1963.

¿Cómo cambiaron estos países en los siguientes años?

Por un lado, Finlandia se transformó con un conjunto de políticas educativas y sociales que crearon uno de lo modelos más celebrados de excelencia en educación pública en el mundo.

Mientras que en Brasil, como en la mayoría de América Latina, reducir la inmensa desigualdad de oportunidades educativas entre niños que nacen en familias pobres y los de familias ricas, sigue siendo uno de los principales desafíos.

El “milagro” finlandés

El conocido milagro finlandés inició en la década de los 70 y cobró fuerza en los años 90 con una serie de reformas innovadoras.

En un lapso de 30 años, Finlandia transformó un sistema educativo mediocre e ineficaz en una incubadora de talentos que encabezó rankings mundiales de desempeño estudiantil y apalancó el nacimiento de una economía sofisticada y altamente industrializada.

Se trata, a primera vista, de un enigma: los finlandeses están haciendo exactamente lo contrario de lo que el resto del mundo hace en la eterna búsqueda de mejores resultados escolares, y está bien.

El recetario finlandés incluye reducir el número de horas de clase y limitar al mínimo los deberes de casa y las pruebas escolares.

Educadores internacionales estudian el paradójico modelo finlandés en busca de la fórmula milagrosa. Y la respuesta de los finlandeses es esta: la educación pública de alta calidad no es el resultado de políticas educativas por sí solas, sino también de políticas sociales.

“El estado de bienestar social finlandés desempeña un papel crucial para el éxito del modelo al garantizar a todos los niños oportunidades y condiciones iguales para un aprendizaje gratuito y de calidad”, dice el educador Pasi Sahlberg, uno de los creadores de las reformas políticas educativas de Finlandia en los años 90, en el libro Finish Lessons (“Lecciones Finlandesas”).

Iguales oportunidades

La preocupación por garantizar que todos los finlandeses tengan oportunidades de desarrollo iguales es visible en las instalaciones de la escuela Viikki, uno de los centros educativos de enseñanza media más importantes en la capital finlandesa, Helsinki.

Como en todas las escuelas de Finlandia, ahí se puede ver al hijo de un empresario estudiando junto al hijo de un obrero.

En el amplio comedor, se sirven a diario comidas saludables de manera abundante a los estudiantes, mientras que los servicios de atención médica y odontológica cuidan de manera gratuita la salud de los 940 alumnos.

Todo el material escolar también es gratuito. Los equipos de pedagogos y psicólogos acompañan cuidadosamente el desarrollo de cada niño para identificar problemas como dislexia y proporcionar apoyo inmediato. Y las matrículas escolares no existen.

Sahlberg destaca además el impacto del ejercicio en la enseñanza en el modelo de igualdad y justicia social creado gradualmente por los finlandeses a partir de la posguerra: salud, educación y vivienda para todos, generosos permisos de paternidad para cuidar a los niños y guarderías ampliamente subsidiadas o hasta gratuitas.

También hay una amplia y solidaria red de protección a los ciudadanos.

“La desigualdad social, la pobreza infantil y la ausencia de servicios básicos tienen un fuerte impacto negativo en el desempeño del sistema educativo de un país”, puntualiza Sahlberg.

La transformación

Hasta finales de los años 60, solo el 10% de los finlandeses había terminado la enseñanza secundaria. Las oportunidades eran limitadas y el acceso, desigual. Muchas familias no podían pagar las instituciones privadas de enseñanza y las escuelas públicas eran insuficientes.

Un diploma universitario era considerado, en ese entonces, un trofeo excepcional: solo el 7% de la población contaba con educación superior. Y en todas las áreas de aprendizaje, Finlandia era símbolo de retraso.

La historia del país, sin embargo, siempre se caracterizó por la resiliencia de su pueblo, que logró su independencia hasta 1917, después de seis siglos bajo el dominio del reino de Suecia y más de cien años como gran ducado del Imperio ruso y sus cinco zares.

En la década de los 70, la nación fue convocada a cambiar. Una educación pública estelar pasó a ser percibida como la base fundamental para la creación de un futuro menos mediocre y desarrollar el capital humano del país se convirtió en la misión primordial del Estado finlandés.

El principio de igualdad e inclusión social marcó el desarrollo de los años 70 de la nueva peruskoulu (educación obligatoria finlandesa), que abarca la enseñanza primaria y la media.

En una decisión histórica del Parlamento finlandés, todos los niños, independientemente de contexto socioeconómico o domicilio, pasaron a tener acceso igualitario y gratuito a escuelas de calidad para cumplir los nueve años de educación básica.

El siguiente paso fundamental fue una valoración sin precedentes del profesor.

Finlandia lanzó programas de formación de excelencia para el magisterio en las universidades del país. Creó condiciones notables de trabajo y amplia autonomía para tomar decisiones en las escuelas, pagando razonablemente bien a sus profesores.

La profesión de maestro se convirtió en una de las favoritas entre los jóvenes finlandeses, por encima de las profesiones en medicina, derecho y arquitectura.

Participación de la sociedad

En los años 90, el país anunció una nueva revolución de la enseñanza.

Las asociaciones de profesores, políticos, padres, miembros de la academia y diferentes sectores de la sociedad fueron llamados a participar en la creación de dos nuevos y revolucionarios paradigmas de la educación en el país.

rechazaron la fórmula convencional aplicada en la mayor parte del mundo como receta para mejorar el desempeño escolar.

“Fue particularmente significativo el papel que desempeñaron varias organizaciones de la sociedad civil”, destaca Sahlberg, quien también fue uno de los consejeros del Ministerio de Educación finlandés en los años 90.

La transformación del sistema fue profunda. Y rápida. Como resultado, a finales de la década de los 90 la peruskoulu finlandesa se convirtió en líder mundial en matemáticas, ciencia e interpretación.

Los primeros resultados del Programa Internacional de Evaluación a Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), publicados en 2001, sorprendieron a los propios finlandeses: en todos los ámbitos académicos, Finlandia empezó en la cima del ranking mundial.

Y permanece hasta hoy entre los más destacados miembros del club.

 

Finlandia dice haber aprendido una lección: las políticas de educación efectivas deben ir de la mano con políticas sociales.

“Las personas en Finlandia tienen un profundo sentido de responsabilidad compartida sobre la importancia no solo de la vida propia, sino del bienestar de los demás”, observa Sahlberg en su libro Finish lessons.

“Los cuidados al bienestar del niño comienzan antes del nacimiento y se extienden hasta la edad adulta. Las guarderías públicas son un derecho garantizado para todos los niños, quienes también tienen acceso igualitario a todo tipo de servicio básico. La educación se considera en nuestro país se considera un bien público. Y es, por lo tanto, protegida en la constitución del país como un derecho humano básico”, añade.

La inversión finlandesa en la educación también se considera uno de los motores centrales del desarrollo económico y para poner fin a la pobreza en el país.

Ciudadanos altamente capacitados han aprovechado el crecimiento de la producción y la transformación de Finlandia en uno de los principales polos de innovación y tecnología en el mundo con el nacimiento de empresas como el gigante de las telecomunicaciones Nokia.

Y las políticas educativas crecieron al lado de las políticas sociales.

Igualdad desde la cuna

La vasta red de beneficios sociales en Finlandia es el resultado de la construcción, a partir de los años 70, de un generoso Estado de Bienestar social, financiado por una de las más altas cargas tributarias en el mundo.

La tasa de impuestos sobre la renta individual en el país es hoy del 51.6%, lo que no impidió a Finlandia aparecer este año en la cima del ranking de los países más felices del mundo elaborado por la ONU (World Happiness Report).

Pero ya desde finales de los años 30, Finlandia ofrece a todas las mujeres embarazadas un kit de maternidad con unas 50 cosas básicas para el bebé. El objetivo del regalo es proporcionar a todos un comienzo de vida igual, independientemente de clase social.

Además, cuando un niño nace en Finlandia, la madre tiene derecho a 105 días hábiles de permiso de maternidad. El padre recibe otros 54 días de licencia. Y las parejas pueden dividir entre sí un periodo adicional de más de cinco meses de permiso parental.

Esto significa que la mayoría de los niños finlandeses pueden tener la atención de sus padres en casa durante el primer año de vida.

Después del periodo de permiso de paternidad, uno de los padres tiene derecho a permanecer en casa con el niño, si así lo prefiere, y recibir un apoyo de cerca de 450 euros al mes (US$525). En estos casos, el padre o la madre podrán volver al mismo empleo que tenían antes hasta que el niño cumpla 3 años de edad.

Los padres tienen todavía la opción de regresar al trabajo, pero con carga horaria reducida, y obtener un apoyo parcial del Estado.

La mayoría de los padres y madres regresan eventualmente al trabajo, y cuando deciden hacerlo, el Estado ofrece una red de guarderías especializadas y altamente subsidiadas para cuidar de los niños.

Por ley, todos los niños de 0 a 6 años tienen derecho a un lugar en la guardería, ya sea tiempo parcial o completo. Las tasas varían de acuerdo con la renta de los padres y la zona en la que reside la familia. El valor máximo de la mensualidad es actualmente de 290 euros (cerca de US$338).

Para familias de menores ingresos, las guarderías son gratuitas.

Gratis hasta el final

Al cumplir los 6 años, todos los niños finlandeses tienen derecho a la educación preescolar, que es completamente gratuita. El objetivo de los centros preescolares es proporcionar a cada niño el aprendizaje de habilidades y conocimientos básicos, con el fin de prepararlos para la vida escolar.

Con el acceso gratuito a universidades e instituciones de enseñanza técnica y profesional, la educación de nivel superior también ha sido una oportunidad de igual acceso para todos. La educación en Finlandia es gratuita para todos, desde el preescolar hasta el doctorado.

Las estadísticas apuntan al éxito de la fórmula de aliar políticas educativas con políticas sociales, dice Sahberg.

“Las sociedades igualitarias tienen ciudadanos con el grado de educación más elevado, raros casos de evasión escolar, menores tasas de obesidad, mejores indicadores de salud mental e índices más reducidos de embarazos adolescentes, en relación con los países en los que la brecha entre ricos y pobres es mayor”, enfatiza el educador finlandés.

Innovar, siempre, es importante, enseñan los finlandeses. Ya en los años 90, la reforma educativa conducida por Finlandia sorprendió al mundo académico con una teoría paradójica, que probaría ser visionaria.

Paradoja 1: Los alumnos aprenden más cuando los profesores enseñan menos

La experiencia finlandesa desafía la lógica convencional, que prescribe más horas de clase y mayor cantidad de lecciones en casa como fórmula para impulsar el desempeño estudiantil.

Los días son más cortos en las escuelas de Finlandia, con menos horas de claseque en todas las demás naciones industrializadas, según estadísticas de la OCDE, organización que reúne a los países más ricos del mundo.

“Es importante que los niños tengan tiempo para ser niños“, dijo la profesora Erja Schunk, de la escuela Viikki, situada en un campus de la Universidad de Helsinki. “Lo más importante es la calidad del tiempo en el aula, y no la cantidad”.

En los Estados Unidos, un profesor pasa aproximadamente el doble del tiempo enseñando en el aula por semana, en comparación con un profesor finlandés.

“Dar seis horas de clase al día es una tarea ardua, que deja a los profesores demasiado cansados para dedicarse a otras tareas importantes para el trabajo de un educador, cómo planificar, renovarse y dar atención cuidadosa al alumno”, dice Sahlberg.

En una típica escuela finlandesa, los profesores dan unas cuatro clases al día.

“La preocupación central de la escuela finlandesa no es alcanzar récords de desempeño escolar, sino ayudar a desarrollar las aptitudes de un niño para formar individuos capaces de vivir vidas felices, dentro y fuera del trabajo”, añade Sahlberg.

Los profesores finlandeses tampoco creen que aumentar la carga de tareas a los estudiantes lleve necesariamente a un mejor aprendizaje, especialmente si las lecciones son tediosos ejercicios que no desafían la capacidad creativa del alumno.

Según estadísticas de la OCDE, los estudiantes finlandeses pasan menos tiempo haciendo tareas que los estudiantes de todos los demás países: cerca de media hora al día.

“Los alumnos aprenden lo que necesitan saber en el aula, y muchos hacen el deber de casa aquí mismo, en la propia escuela, así que tienen tiempo para convivir con sus amigos y dedicarse a las cosas que les gusta hacer fuera de la escuela, lo que también es importante “, dijo el profesor Martti Mery en la escuela Viikki.

En la fase preescolar, la prioridad es desarrollar la autoconfianza de los niños. Los días en la escuela se cumplen con tareas como aprender a orientarse sin compañía en un bosque, o atar solos sus patines de hielo.

Paradoja 2: Los alumnos aprenden más cuando tienen menos exámenes y evaluaciones

Los estudiantes finlandeses no necesitan preocuparse por evaluaciones: su sistema educativo no cree en la eficacia de una alta frecuencia de exámenes, por lo que se aplican con poca regularidad.

A pesar de eso, Finlandia brilla en los rankings globales de educación, al lado de los países con mejor desempeño escolar del mundo.

¿Milagro? La filosofía finlandesa es que el objetivo principal de los profesores debe ser ayudar a los alumnos a aprender sin ansiedad, a crear y desarrollar la curiosidad natural, y no simplemente a pasar evaluaciones.

“La presión del modelo tradicional de enseñanza trae consecuencias dramáticas para los alumnos, como el miedo, el aburrimiento y el temor a correr riesgos”, afirma el educador Sahlberg.

Los informes del PISA indican que sólo el 7% de los alumnos finlandeses se siente ansioso al estudiar matemáticas. Mientras tanto, en el rígido sistema de enseñanza de Japón, que ostenta altos niveles de desempeño escolar, se registran récords de suicidio entre estudiantes, con un índice que llega al 52%.

Y en las aulas de la escuela Viikki, el ambiente es tranquilo y relajado. No hay uniformes escolares, y los alumnos estudian descalzos – reflejando el clima de las casas escandinavas, donde nadie usa zapatos.

La escuela primaria es prácticamente un periodo libre de evaluaciones. Con el fin de evitar que los niños se clasifiquen de acuerdo con su rendimiento, el sistema finlandés virtualmente abolió la evaluación por notas escolares en los cinco primeros años de la peruskoulu.

En los años siguientes, la evaluación se realiza con base en pruebas elaboradas por el profesor y en el desempeño del alumno en el aula, además de una amplia evaluación de cada estudiante realizada colectivamente por los profesores al final de cada semestre.

Los que necesitan mayor asistencia en la enseñanza reciben atención particular: la filosofía finlandesa aprecia la creencia de que todos los niños tienen el potencial de aprender, si tienen apoyo y oportunidades adecuadas.

El magisterio en Finlandia se convirtió además en una carrera de prestigio.

Cada primavera, miles de jóvenes solicitan un espacio para estudiar en los departamentos de formación de profesores de las universidades de Finlandia.

Pero sólo los mejores y más preparados estudiantes pueden convertirse en profesores: en el exigente sistema finlandés, sólo cerca del 10% de los candidatos suelen ser aprobados para cursar la maestría obligatoria en la universidad.

El grado de maestría se ha convertido en el requisito básico y obligatorio de un profesor para poder enseñar en las escuelas finlandesas, incluso para la educación preescolar.

Y las innovaciones continúan: el currículo escolar adoptado en 2016 creó, por ejemplo, la enseñanza basada en fenómenos o proyectos, que actualiza la tradicional división por materias y da más espacio para que determinados temas (como la Segunda Guerra Mundial) sean trabajados conjuntamente por profesores de diferentes disciplinas.

Todos los aspectos detrás del éxito finlandés parecen ser, por lo tanto, lo opuesto de lo que se hace en la mayor parte del mundo, donde la competencia, la alta carga de pruebas y clases, la uniformidad de la enseñanza y la privatización son por regla general los principios dominantes.

“Ejercer controles rígidos sobre las escuelas y los alumnos, pagar a los profesores en base al desempeño de los estudiantes, entregar el liderazgo de las escuelas a especialistas en gestión o convertir escuelas públicas en privadas son ideas que no tienen lugar en el repertorio finlandés de desarrollo de la educación” , dice el educador Sahlberg.

Sahlberg resume así el pensamiento finlandés sobre la educación pública de calidad:

“Es una obligación moral, pues el bienestar y en última instancia la felicidad de un individuo depende del conocimiento, de las aptitudes y de las visiones del mundo que son proporcionadas por una educación de calidad. Es también un imperativo económico, ya que la riqueza de las naciones depende cada vez más de las habilidades y el conocimiento”.

Fuente de la Noticia:

FINLANDIA – CÓMO LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES AYUDÓ A QUE SE CONVIRTIERA EN REFERENCIA MUNDIAL EN EDUCACIÓN

ove/mahv

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La escuela francesa se atasca como motor de ascensor social

Europa/Francia/13 Septiembre 2018/Fuente: El país

Las aulas evidencian las fracturas pese al modelo de laicidad

¿Dónde empieza la tensión identitaria, y dónde la de una clase? Que nunca nada es tan simple como parece, Laaldja Mahamdi, directora de una escuela pública en el distrito XIX de París, lo comprobó el día que la madre de un alumno se dirigió a ella para justificar por qué su hijo y su hija habían dejado de comer en la cantina. La madre justificó la decisión por motivos religiosos. Alegó que, siendo musulmanes, debían alimentarse con carne halal, procedente de animales sacrificados según los ritos prescritos por el Corán. Parecía otro caso evidente de lo que en Francia se llama comunitarismo: el rechazo, por parte de miembros de una minoría religiosa, a aceptar las normas de la República y la tendencia a encerrarse en guetos, territorios que escapan a los valores comunes.

La directora Mahamdi entendió que se trataba de un pretexto. “Hay mucho pudor y dignidad”, dice en una entrevista telefónica. “Hay personas, como esta madre, que no se atreven a decir: ‘No tengo dinero para pagar la cantina’. Y usó el argumento que le parecía que justificaba su elección y que no le cuestionaríamos”. Y precisa: “Existen los caso de familias que no meten a sus hijos en la cantina porque no es halal, pero no son la mayoría de padres”.

 La escuela, en Francia, es el espejo donde la sociedad y la clase política proyectan sus obsesiones, los miedos más profundos y las esperanzas. Cada tiempo tiene las suyas. En la Francia de Emmanuel Macron, que en 2017 llegó a a la presidencia con un programa reformista y con acentos liberales, la educación pública es el campo donde se libra la batalla de la desigualdad de oportunidades: el motor atascado del ascensor social. Pero también donde se hace visible otra factura, la de la identidad.

 En los meses anteriores, el Gobierno Macron también ha puesto en marcha medidas para clarificar y asegurar el respeto de los principios de laicidad. En este inicio de curso, la medida estrella ha sido la reducción a la mitad del número de alumnos de primaria en 4.700 clases de zonas con dificultades, que se suman a las 2.200 reducidas ya el año pasado. “ La educación no alcanza a compensar desigualdades que existen. Debería compensarlas y no lo hace bien ahora”, admitía hace unos meses el ministro de la Educación Nacional, Jean-Michel Blanquer, en una entrevista con EL PAÍS. Y añadió: “Y a veces, las amplía”.

En Francia, Jules Ferry, fundador de la escuela laica en 1882, tiene estatus de padre de la patria. La ley de 1905 sobre la separación entre el Estado y las confesiones garantizó la libertad de conciencia y el respeto a los cultos y, a la vez, la neutralidad del Estado. La historia de la escuela es en parte la historia de la interpretación de esta ley, hasta 2004, cuando Francia prohibió a los alumnos hacer ostentación de signos religiosos: velos islámicos, cruces cristianas o kipás judías.

Concebida como una fábrica de buenos ciudadanos, un “santuario abierto” —como dice Blanquer— y el templo donde se transmiten los preceptos laicos y republicanos, la escuela vive bajo tensión. Porque también es el espacio donde todos estos principios —la libertad, la igualdad, la fraternidad y sobre todo la laicidad— está cuestionados.

La discusión hoy versa sobre la proporción del desafío a la laicidad. El libro colectivo Los territorios perdidos de la República, publicado en 2002, representó el paroxismo de la visión apocalíptica. El libro recogía los testimonios de profesores en escuelas de barrios y ciudades de clase trabajadora en París y sus alrededores. Contaba, por ejemplo, cómo al abordar en clase la historia de la shoa, el exterminio de millones de judíos europeos por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, alumnos de origen magrebí y cultura musulmana cuestionaban al profesor.

 “Ya no pasa un día sin que se asista a un incidente antisemita en un establecimiento escolar por lo menos”, escribía en el prólogo el editor del libro, Emmanuel Brenner, pseudónimo del historiador Georges Bensoussan. La conclusión era que muchas escuelas eran hoy territorios perdidos, lugares donde los valores, y a veces las leyes republicanas, estaban en peligro o incluso habían dejado de estar en vigor.

La sombra de los atentados

Los atentados de 2015, perpetrados por franceses, entre otras nacionalidades, aparecieron como una confirmación del tenebroso diagnóstico.“Fue el momento en que todo el mundo miró a la escuela. Había una especie de acusación latente. Y la pregunta: ¿qué podemos hacer? ¿hemos trabajado lo suficiente en la educación cívica? ¿hemos reflexionado lo suficiente sobre los problemas de la laicidad?”, dice el historiador de la educación Benoît Falaize.

 El problema de libros como Los territorios perdidos de la República era leerlos como una descripción de un mal generalizado que supusiese una enmienda a la totalidad de la educación nacional, y no como una antología de testimonios. Los testimonios y el problema que describía eran reales. Lo que está en discusión es si eran representativos. Un libro recién publicado, Los territorios vivos de la República, editado por Falaize y en el que participa Mahamdi, plantea una visión menos tremendista. “No queríamos hacer un libro diciendo que todo es maravilloso en los barrios periféricos y en los barrios populares”, dice Falaize. “Queríamos reequilibrar el discurso sobre la escuela y los jóvenes”.

 La discusión de fondo es si el problema de la escuela francesa es la identidad o la falta de oportunidades de los alumnos procedentes de familias y barrios desfavorecidos. Un informe de la Fundación Jean Jaurès, próxima al Partido Socialista, no invita al optimismo. Los autores, el experto en demoscopia Jérôme Fourquet y el profesor de Historia y Geografía en una escuela —y coautor de Los territorios perdidos de la República— Iannis Roder, ven en la escuela un reflejo de lo que llaman “la secesión de las élites”.

 En ningún país de la OCDE hay una relación tan directa entre el nivel socioeconómico de los padres y los resultados escolares de los hijos. La fractura es territorial y, aunque la palabra es tabú en la Francia laica, también étnica: los hijos de extranjeros van a las mismas escuelas, en los mismos barrios, y sacan peores resultados. La “guetización”, según los autores, se ha convertido en “una amenaza para el pacto republicano.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2018/09/07/actualidad/1536320608_263173.html

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