Hacia una nueva aproximación geopolítica

Por: Luis Bonilla-Molina

El gobierno de Venezuela se reúne en México con una de las nueve fracciones de la oposición, estrechamente vinculada al gobierno estadounidense. Un acuerdo puede abrir las compuertas para volver a la política centrada en la gente y que la política de los políticos deje de hegemonizar la cotidianidad de los y las venezolanas.

Venezuela es una molestia para las élites latinoamericanas y occidentales. Y esto porque se atrevió a plantear una ruta distinta al capitalismo neoliberal en un momento en el que se anunciaba el triunfo del pensamiento único. Las élites —locales y extranjeras— han hecho hasta lo imposible por destruir tal iniciativa.

La violencia política auspiciada desde el exterior ha incorporado un elemento a la vida democrática desconocida en el país en las últimas décadas. La mayor esperanza que emerge de las negociaciones de México es que se conjure la violencia como opción política, se retome a la normalidad de la institucionalidad democrática y se levanten las criminales sanciones económicas, que solo han servido para causar sufrimiento al pueblo, enroscar al gobierno en la peor de sus facetas y nutrir el discurso acerca del fracaso el camino socialista. Lamentablemente, en la agenda de México no está incluida la urgencia de mejorar las condiciones salariales y de vida de quienes viven de su trabajo.

Después del fracaso de las negociaciones de Oslo, ahora, con el auspicio de los gobiernos de México, Noruega y el acompañamiento de Rusia, se reinstala una nueva mesa de conversaciones. Pero esta no es continuidad de la anterior, sino un nuevo capítulo. El gobierno venezolano se reúne en la sede del Museo de Antropología con una de las nueve fracciones de la oposición venezolana, estrechamente vinculada al gobierno norteamericano. Un acuerdo puede abrir las compuertas para volver a la política centrada en la gente y que la política de los políticos deje de hegemonizar la cotidianidad de los y las ciudadanas.

Política, economía y geopolítica

La mayoría de los análisis que se hacen al respecto sobrestiman la dimensión política nacional, sin tomar en cuenta las dinámicas económicas y geopolíticas asociadas a este proceso. Por ello, se quedan atascados en la bipolaridad de acuerdo o desacuerdo y les cuesta entender lo que está pasando como proceso.

La actual crispación política venezolana es el resultado de no haber podido resolver en el plano político la crisis económica que estalló hace casi cuarenta años (1983), social (Caracazo, 1989) y geopolítica (globalización e internacionalización del capital) generada en los años ochenta del siglo XX. La alternativa sistémica (Caldera, Chiripero), contestataria (Causa R) y antisistema (MBR 200) resultaron incapaces de construir un camino de solución a esta situación en la década de los noventa.

El triunfo electoral de Chávez (1998), resultante de una alianza amplia, se construyó en base a la posibilidad de resolverla. Durante los tres primeros años de gobierno, Chávez hizo énfasis en el aspecto social de la crisis, teniendo menos posibilidades en el plano económico y topándose con serias dificultades en el geopolítico.

El sector de la burguesía importadora que había acompañado a Chávez se sintió amenazado por las leyes aprobadas en materia de tenencia de la tierra, control de la renta petrolera y redefinición del papel de las instituciones del Estado. El golpe de Estado de 2002, la insurgencia popular para retornar a Chávez al poder y la ruptura con el sector burgués que había acompañado a Chávez crearon una nueva situación: de quiebre de la cadena Estado-burguesía, tan necesarias en un país en el que una parte muy importante de lo que se consume se importa.

Se produce, así, un fenómeno que no ocurría desde el periodo de Juan Vicente Gómez (a comienzos del siglo XX), en el cual el Estado le otorga licencias de importación a sectores cercanos a la burocracia gubernamental para intentar resolver el abastecimiento de productos, amenazado por la ruptura generada con el golpe de Estado de abril de 2002. Esto va generando un nuevo entramado de acumulación de ganancias y formas perversas de relación con el Estado que va conformando, en los años subsiguientes, una nueva burguesía, ahora asociada al proceso de transformación bolivariano.

No obstante, algunos grupos burgueses de la cuarta república —como el Grupo Mendoza o Cisneros— siguieron recibiendo incentivos y apoyos ante la imposibilidad de la nueva burguesía importadora de producir mercancías en el propio país o como resultado del intercambio de información por acceso a una porción de la explotación petrolera. Agreguemos que esto tiene episodios de contradicción entre el rumbo socialista formulado a finales de 2004 y las castas burguesas (de la cuarta y quinta república), que por razones de espacio no podemos desarrollar aquí.

A la crisis abierta en los años ochenta del siglo XX se añade este nuevo elemento: las contradicciones (2002-2012) entre la burguesía de la cuarta y la quinta república, para quienes la disputa del poder tiene una razón fundamentalmente económica que se expresa públicamente con ribetes ideológicos. Esto pasa prácticamente desapercibido por la mayoría de los sectores populares, que apuestan por una profundización socialista del proceso y para quienes Chávez intenta construir un entramado institucional y de apoyos que cada vez amenazan más a la vieja y nueva burguesía.

Mientras Chávez impulsa políticas que reviertan la deuda social acumulada, paralelamente promueve una inserción geopolítica del país que no solo es antimperialista (fundamentalmente antinorteamericana), sino que renueva lógicas de los no alineados a través de las alianzas con gobiernos progresistas, consolidando además una alianza estratégica con Cuba. Este es un factor que rompe con la relación dependiente y privilegiada que tuvieron EE. UU. y Venezuela en el siglo XX, un aspecto que incide hoy en las negociaciones en México y que no debe pasar desapercibido.

Chávez no arbitra la crisis abierta en los ochenta ni asume un papel mediador entre las fracciones burguesas, sino que apuesta por una radicalización del proceso desde abajo, dejando que surja una nueva burguesía como parte de una estrategia económica de sustentabilidad. Su enfermedad y posterior muerte se producen cuando el «juego» aún estaba abierto y en pleno desarrollo; cuando ninguna fracción burguesa se había impuesto, ni la realidad social había dado tiempo para que se afiance una nueva correlación de fuerzas intraclase. Las llamadas finales de Chávez al «golpe de timón» y «comuna o nada» reiteran que su apuesta era por una salida desde el campo popular.

Así, la llegada de Maduro al poder se da de manera prácticamente inesperada, en medio de una brutal caída de los precios del petróleo que pone en jaque el modelo rentista, de acumulación y conformación de burguesías a partir de la apropiación de las divisas extranjeras generadas por la industria petrolera. Los factores políticos asociados a la vieja burguesía entienden lo que implica esta caída de ingresos como posibilidad de generar una ruptura que permita retomar el control del gobierno.

Entre 2014 y 2017 tienen lugar distintas actividades insurreccionales cruzadas con agitaciones y movilizaciones que, sin embargo, no logran desplazar del poder a Maduro. Los gobiernos de Trump, Duque y Piñera estuvieron detrás del mayor peligro de invasión a la patria e inicio de una guerra civil; los incidentes de Cúcuta de 2019 fueron el punto más álgido de una escalada de violencia.

Si hay algo seguro, es que resulta imposible construir política centrada en la gente en medio de una espiral de violencia y con la polarización política a flor de piel. La crisis migratoria, especialmente desde 2014 a 2021, afectó mucho más a la oposición en términos políticos, al hacerle perder parte importante de su capacidad de movilización. No obstante, es incorrecto señalar que «todos los que se marchan son opositores»; la mayoría son ciudadanos que buscan sobrevivir a los estragos económicos de la crisis.

Maduro el hombre fuerte de la política venezolana

Maduro, a diferencia de Chávez, no solo asume el rol de árbitro y mediador entre las fracciones burguesas para estabilizar la situación política, sino que trabaja escenarios y modelos de articulación del capital nacional con el trasnacional. Se equivocan quienes valoran a Maduro como un personaje de reparto. Maduro no será un hombre culto, pero es un político sagaz: ha impuesto la lógica de la burocracia sindical a la política venezolana.

Desde su llegada al poder, paso a paso, se ha venido convirtiendo en el hombre fuerte, alejando cualquier sombra. Primero, debilitando y fragmentando a la oposición al combinar «zanahoria» (acuerdos con fracciones de los partidos, apoyos a disidencias, judicialización de la política) y «garrote» (ilegalización de organizaciones, inhabilitación, prisión de opositores rebeldes a la negociación).

Segundo, alejando de la estructura de los partidos y el gobierno a las figuras morales de referencia del chavismo —hasta llevar a algunas de ellas al terrible error de reunirse con el líder de la oposición que lideraba un intento de invasión al país—, vaciando con ello la posibilidad de construir una referencia ética chavista tradicional con opción política real. Tercero, expulsando de su entorno —y obligando al exilio europeo— al arquitecto financiero de la burguesía bolivariana, alejando su sombra y consolidando su liderazgo en este sector. Cuarto, bajando progresivamente el volumen a otros liderazgos del partido de gobierno, quienes de aspirantes a relevo pasaron a ser comodines (las recientes elecciones internas del PSUV así lo demostraron, reduciendo las fuentes reales de poder en el gobierno a cuatro: Maduro, Delcy y Jorge Rodríguez, Diosdado).

Quinto, estableciendo un nuevo modelo de control militar en las Fuerzas armadas, consolidando el liderazgo de un militar no carismático pero hábil Fouché de la estructura armada. Sexto, convirtiéndose en «la mano que mece la cuna» de las oposiciones: todas las oposiciones gravitan hoy alrededor de lo que dice o hace Maduro, prácticamente sin ninguna capacidad real de iniciativa. Séptimo, desarrollando casi con total impunidad un modelo de autoritarismo sobre quienes protestan ante los efectos terribles de la crisis económica, especialmente sobre dirigencia y sectores de base de la clase obrera. Octavo, usando el criminal bloqueo norteamericano contra Venezuela a su favor, como justificación de las políticas de arbitraje interburgués que procura desarrollar.

Noveno, construyendo una narrativa que se presenta como continuidad del chavismo, pero que en realidad expresa un intento por resolver desde el Estado la crisis burguesa generada en los ochenta. Décimo, instrumentalizando la desesperanza ante los efectos de la inflación desmedida, la devaluación astronómica de la moneda y la pérdida casi total del poder adquisitivo del salario. Décimo primero, logrando que en la mayoría de la izquierda latinoamericana prive la solidaridad automática, alejando la capacidad crítica sobre lo que ocurre. Ciertamente, Maduro pierde apoyos en la izquierda radical; pero en la izquierda ortodoxa y progresista el debate sobre lo que ocurre en el mundo del trabajo en Venezuela está aun pendiente. Décimo segundo: ha desarrollado un programa de ajuste estructural de la economía venezolana con profundo impacto social y en materia salarial que es justificado con las sanciones. De levantarse las sanciones serán los gremios y sindicatos debilitados quienes tendrán que luchar por una recomposición importante de acuerdo a los intereses del mundo del trabajo.

Ha tenido a su favor la migración masiva de venezolanos y venezolanas, que dejó sin una parte importante del ejercito de protesta (y base de votos) a casi todos los partidos políticos de oposición. Cierto es que apenas un pequeño grupo de quienes emigraron se pueden ubicar en la periferia de los partidos de oposición, pero sí eran su base fuerte de movilización.

Maduro es el hombre fuerte de la política venezolana, y su delegación va a las negociaciones de México con una agenda clara: a) desmontar las sanciones norteamericanas sobre la economía venezolana para poder cumplir cabalmente con su papel de árbitro de las burguesías y factor determinante en la contención social; b) generar con los distintos sectores de la burguesía un acuerdo de cohabitación que aleje la conflictividad política y social; c) al haber conocido durante estos años que la oposición cojea de la pata económica, intentarán llegar un acuerdo de nuevas reglas del juego político a cambio de convertir al Estado en garante económico de sus actividades; d) alejar la posibilidad de una convocatoria desde la oposición del revocatorio (ello, por hacerle entender a la oposición que en estas elecciones se concentren en alcaldías y concejalías y no en gobernaciones); e) construir en el imaginario social que ahora son las múltiples oposiciones, quienes se han dividido tanto, las culpables de que no exista recambio político.

En México, Maduro comienza a construir otra aproximación geopolítica, más cercana a la socialdemocracia que al viejo concepto de no alineados; la idea del socialismo ha quedado conjurada para el gobierno, más allá de algunas declaraciones para tranquilizar a sectores internos. No es de extrañar que en un —hasta ahora— hipotético proceso refundacional, el PSUV cambie su nombre borrando la palabra socialismo para liquidar la última resistencia del establishment norteamericano para levantar las sanciones. Ello no implica un alejamiento de Cuba; por el contrario, puede estar haciéndolo con la venia de la isla.

Las oposiciones venezolanas

Las oposición venezolana está fragmentada y, en muchos casos, incluso carece de puentes entre sus distintas variantes. Todas están ancladas de manera reactiva a la agenda del gobierno, sin capacidad de iniciativa propia y cada vez más desprestigiadas en sus bases por el doble discurso que combina radicalidad verbal con conciliación permanente en el plano de la acción.

La primera de las oposiciones es la conformada por los factores hoy reunidos en México, cercanos a las fracciones políticas originales de Primero Justicia (Borges-Capriles), Voluntad Popular (Leopoldo López-Guaidó), Nuevo Tiempo (Manuel Rosales) y Acción Democrática (Allup). Se trata de partidos que han sido intervenidos por la vía judicial y cuyas autoridades han sido designadas ad hoc; de hecho, uno de los puntos de negociación es la devolución de las siglas, cuentas y propiedades de esos partidos. A esta oposición se la denomina «G-4».

En su mayoría (salvo AD), son expresiones políticas renovadas de los intereses de la vieja burguesía cuarta republicana. Su agenda está profundamente vinculada a la relación de sus intereses de clase con el capital trasnacional; procuran la integración armónica entre capital nacional y capital trasnacional, una tarea que ha tenido dificultades desde los ochenta. Ante el nuevo reparto geopolítico en el mundo buscan controlar el Estado (o una fracción de él) para capturar la renta producto de la exacerbación extractivista que le ha asignado el capital a la región en el marco de la cuarta revolución industrial y del consumo de bienes importados. Es un sector sin proyecto productivo capitalista alternativo al extractivismo.

La segunda es una oposición empresarial que actúa como su propia representación ya que no confía en las mediaciones políticas que pretenden representarla. Su cara más visible es Lorenzo Mendoza, quien no descarta ser una opción presidencial.

La tercera aparece conformada por la llamada Alianza Democrática, que reúne a Avanzada Progresista (Henry Falcón) y los llamados «alacranes» (autoridades designadas por la intervención judicial de partidos) de Acción Democrática (Bernabé), Primero Justicia (Primero Venezuela), Voluntad Popular, COPEI, Venezuela Unida, Movimiento ecológico de Venezuela, Unidad Visión Venezuela, Compromiso País, Bandera Roja, UPP89, Opina, Soluciones (Claudio Fermín), Movimiento Republicano, NVIPA, Prociudadanos, MAS, Min-Unidad, Alianza Centro. Este grupo de la oposición es el que más acuerdos y negociaciones parciales con el gobierno ha realizado; por ello, son considerados por el G-4 como una oposición relacionada al gobierno.

En la cuarta están los factores más radicales (María Corina Machado, Antonio Ledezma y Andrés Velásquez), quienes promueven la aplicación del TIAR y la invasión norteamericana. Están prácticamente aislados después del abandono del republicanismo en la Casa Blanca.

La quinta es la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), liderada por el Partido Comunista, y de la cual hacen parte una larga lista de exintegrantes de partidos que fueron intervenidos, como el PPT (Patria Para Todos) y Tupamaros, pero también el Partido REDES, Izquierda unida, Nuevo Caminos Revolucionario (NCR) y una pléyade de organizaciones locales y regionales que acompañaron hasta hace poco al gobierno de Maduro.

Es una disidencia por izquierda, es decir, que busca empalmar con el mundo del trabajo. Desde su conformación, la APR no ha podido mostrar capacidad de movilización ni de articulación de su discurso con la izquierda latinoamericana, razón por la cual no ha construido fuerza real para ser factor a favor del mundo del trabajo en la negociación.

La sexta oposición viene conformada por los factores académicos e intelectuales que se estructuran alrededor de la Plataforma en Defensa de la Constitución (PDC) y Pensamiento Crítico. Se suele aludir a ella como «chavismo disidente», aunque no representan a todas las expresiones de este grupo. Este grupo no tiene capacidad alguna de movilización que les habilite para ser tomados en cuenta en una negociación.

La séptima reúne a sectores de la izquierda que articulan desde el movimiento social ecológico, indígena, feminista y educacional en defensa a los dirigentes obreros presos, de la comunicación alternativa, entre otros. Este sector, aunque desarticulado en el presente, es el más dinámico y creativo. Una convergencia de sus fuerzas pueden ser factor determinante en la habilitación de una opción política con presencia real en los territorios. Pero hasta ahora no se ven signos claros en ese sentido.

Un punto aparte es lo que ocurrió en las recientes elecciones del PSUV, donde emergieron nuevos liderazgos locales y regionales —muchos de ellos alimentados por las Comunas— que en algunos casos fue respetada su elección y en otros invalidada. El movimiento de las Comunas puede significar un despertar del espíritu constituyente.

La octava es la izquierda radical trotskista, muy débil. Después de haber producido un reagrupamiento significativo a comienzos del siglo XXI, se fracturaron a raíz de la valoración del gobierno de Chávez. En la actualidad, en el caso de Marea Socialista y el PSL vienen acompañando luchas puntuales, pero con profundas debilidades para insertarse en movimientos de masas; no han logrado construir un polo de referencia. En el caso de LUCHAS, escisión de Marea Socialista, su labor se ha centrado la propaganda, con precaria inserción en la lucha social.

La novena oposición es muy marginal: una derecha fundamentalista y ultraconservadora, liderada por el exministro de planificación de Chávez, Felipe Pérez Martí, que pareciera ser en el mediano plazo el germen de una derecha al estilo de Trump o Le Pen, con el añadido del mesianismo religioso.

La geopolítica como factor determinante

En la cita de México, una agenda oculta estará dada por confirmar a los Estados Unidos, a la Unión Europea y a sus países aliados que Venezuela no representa un peligro comunista, algo en lo que Maduro ha venido trabajando en los últimos años. La separación del Partido Comunista y de los aliados con pasado izquierdista de la coalición gubernamental y de la primera línea de gestión ha sido una señal clara e inequívoca en ese sentido. Ahora, en México, la delegación oficial mostrará que no solo se puede construir una ruta amplia y democrática para las megaelecciones del 21 de noviembre, sino que Maduro es factor determinante en el arbitraje y acuerdo entre las distintas fracciones burguesas.

La diáspora y desarticulación de las oposiciones venezolanas confirma el hecho de que Maduro es hoy el hombre fuerte de la política venezolana. Su gobierno y su forma de relacionarse y negociar con la oposición de derecha, subalternizando su trabajo, se constituyen en garantía para la articulación de capital trasnacional con el nacional.

El problema real de la actual negociación

La reunión de México puede ser el inicio de un nuevo régimen de cohabitación y de relación entre el gobierno de Maduro y la oposición del G-4. Ello le traería algunas fricciones menores con sectores de la llamada Alianza Democrática (opositora). Esta tensión y la manera en que se resuelva la misma podría facilitar o impedir la construcción de un nuevo acuerdo de gobierno de larga duración (que, eso sí, no contempla la alternancia presidencial).

Pareciera que —contrario a lo que pregonan algunos— esto se expresará modestamente en los resultados electorales de noviembre; en las actuales circunstancias, la oposición podría obtener importantes alcaldías y concejalías pero menguados resultados en las gobernaciones.

La suspensión progresiva, gradual y sostenida de las sanciones norteamericanas, será un factor determinante en la estabilización política y el fortalecimiento del cesarismo de Maduro para la convivencia y articulación de las distintas fracciones burguesas.

Sin embargo, la paz de las principales representaciones partidarias burguesas puede significar la ebullición de la creciente inestabilidad social: el pueblo ha sufrido una pérdida de calidad de vida y de poder adquisitivo de los salarios inédita y dramática.

¿Y el mundo del trabajo?

Las decenas de dirigentes obreros judicializados y detenidos muestra los signos de la paz en curso. Con salarios mensuales que no superan los dos dígitos, una inflación acumulada que supera el millón por ciento y la devaluación sostenida del Bolívar (se acaba de anunciar que le quitarán nuevamente seis ceros a la moneda) es previsible que las luchas de la clase trabajadora, empleados públicos y asalariados en general comiencen a hacer saltar por los aires las restricciones impuestas.

La tendencia puede dirigirse hacia la profundización del camino autoritario del gobierno o al tránsito hacia una negociación sostenida con los gremios y sindicatos en pos de una recuperación sustantiva de la calidad de vida. El problema para el gobierno es que la nueva camada de dirigentes obreros que emerge pareciera estar alejada tanto de las oposiciones como del gobierno, quienes en ambos casos poseen maquinarias burocráticas que parecieran no contar con la capacidad de contener la ebullición social en marcha.

¿Hay transición?

No hay transición en el corto plazo del gobierno de Maduro. Por el contrario, lo que se consolida es su capacidad de control de la situación política. Las oposiciones no lucen con la suficiente fortaleza para crear condiciones favorables para la transición. Lo que puede darse es el inicio de una cohabitación política, con el consiguiente reparto de cuotas de poder entre el gobierno y las oposiciones de derecha.

Las alternativas de izquierda, por su parte, atraviesan una crisis propia. Ni la plataforma en defensa de la Constitución Nacional ni la izquierda radical cuentan con una articulación social importante como para poder revertir la actual situación en el corto plazo. La Alternativa Popular Revolucionaria generó expectativas superiores a las que ha podido ejecutar, atrapada como quedó en la lógica del partido revolucionario y los frentes de masas.

Ninguna opción a la izquierda del «madurismo» ha logrado constituirse en un factor relevante de movilización. Ni siquiera han logrado clarificar a la izquierda regional lo que pasa realmente en Venezuela. Se puede argumentar la deriva autoritaria del gobierno como factor determinante, pero incluso en situaciones de dictadura la izquierda no había perdido antes su capacidad de movilización de masas.

En este contexto, las luchas sociales democráticas juegan un papel fundamental en la recomposición democrática del panorama político, económico y social. Por ello, la izquierda radical, más que preocuparse por consolidar microaparatos partidarios, debería abrirse a nuevas y caóticas formas de organización que les permita relacionarse con el rizoma de resistencia que se teje en la sociedad.

¿Qué hacer?

Es hora de recomponer la izquierda a partir de los territorios. Urge salir de las discusiones bizarras sobre teoremas políticos y reconstruirse a partir de las luchas, dejar a un lado la epistemología de partido de vanguardia y recuperar la humildad del acompañamiento y el aprendizaje de la lucha social concreta. La izquierda siempre ha reinventado la esperanza desde las catatumbas. Es hora de volver a hacerlo.

La recuperación de la esperanza y la capacidad democrática movilizadora hoy está mucho más localizada en la actividades comunitarias, sociales y alternativas que en los partidos políticos de derecha o izquierdas; es allí donde pareciera resignificarse la vida nacional.

La migración puede ser el factor que incline la balanza en los próximos años. Millones de venezolanos y venezolanos han tenido que partir del país para sobrevivir y en ese proceso han conocido la barbarie del neoliberalismo, pero también la mano amiga de la gente sencilla en otros territorios. En la medida que las sanciones sean levantadas y se conjure la violencia política muchos(as) regresarán y, potencialmente, podrán constituirse en un factor determinante para otra Venezuela posible, una Venezuela de justicia social, equidad, solidaridad y democracia.

¿Será que podemos recuperar la capacidad de hacer política de calle? Esa política, y no otra, es la que sueña, vibra y abre paso al cambio radical.

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2021/10/22/venezuela-hacia-una-nueva-aproximacion-geopolitica/

Fuente e Imagen: https://rebelion.org/hacia-una-nueva-aproximacion-geopolitica/

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Frente al imperialismo neoliberal; oposición y/o resistencia

Por:  Yanelis Bispo Rodríguez, Liliana Romero García y Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

 

Introducción

Resulta muy urgente que establezcamos la diferencia entre la oposición y las resistencias porque podemos estar oponiéndonos al neoliberalismo que ahoga al planeta y dándole oxígeno para que continúe su tarea de depredación. La oposición no basta porque el capitalismo aprendió temprano a subsumir los procesos de luchas y neutralizar cualquier proceso que se constituye en un verdadero peligro a sus intereses.

Los retrocesos que se han dado en América Latina en las últimas décadas nos muestran a las claras que, si no acomodamos junto a las acciones prácticas para llegar al poder y legalizar leyes favorables a los más desvalidos, procesos educativos que permitan la toma de conciencia de clase o la conciencia histórica del despojo, como se desee ver; para que puedan reconocer como tales aun cuando aumenten sus niveles de consumo y puedan a la vez ubicar a sus enemigos históricos aun cuando, por razones prácticas, los tengamos sentados a nuestro lado en la historia nos regresaran al punto de partida nuevamente.

Los procesos que han soportado el embate del imperialismo lo hicieron porque articularon procesos de formación política a nivel de pueblos y concibieron procesos que permitían la permanente participación popular. Esto es, pasaron de las oposiciones a las resistencias.

Palabras claves: Oposición, resistencia, conciencia de clases, conciencia histórica.

Introduction

It is very urgent that we establish the difference between the opposition and the resistances because we may be opposing the neoliberalism that is drowning the planet and giving it oxygen to continue its depredation task. The opposition is not enough because capitalism learned early to subsume the processes of struggles and neutralize any process that constitutes a real danger to its interests.

The setbacks that have occurred in Latin America in recent decades show us clearly that, if we do not accommodate, along with practical actions to come to power and legalize laws favorable to the most destitute, educational processes that allow awareness of class or the historical conscience of dispossession, as you want to see; so that they can recognize them as such even when their consumption levels increase and they can at the same time locate their historical enemies even if, for practical reasons, we have them sitting next to us in history they will return us to the starting point again.

The processes that have supported the onslaught of imperialism did so because they articulated processes of political formation at the level of peoples and conceived processes that allowed permanent popular participation. That is, they went from opposition to resistance.

Key words: Opposition, resistance, class consciousness, historical consciousness.

Desarrollo

Vivir dentro del capitalismo neoliberal siendo dominado todo el tiempo es una cosa y saberlo y actuar en consecuencia, otras.  Ya sabemos que es posible ser un esclavo feliz y, además, satisfecho. ¿Cuál sería la diferencia entre ambas situaciones? La mayoría de las personas de este mundo estamos viviendo una vida que se nos reservó y soñando la ilusión falsa de la libertad. Algunos, supuestamente escogerán una carrera, aunque esta siempre estará a la altura de las posibilidades económicas de sus padres. Nos casamos con una persona que supuestamente escogimos sin saber que, tal vez, ella nos vio primero y calculó, sin que nunca supiésemos, las regalías que nuestras caricias traían de la mano de la tarjeta bancaria. No quiero que me tomen por un pesimista porque no lo soy; al menos; la mayor parte del tiempo porque como han de comprender resulta imposible descubrir el nivel de alienación en el que estamos obligados a vivir y no sentir nauseas por esta miserable existencia que cantamos estúpidamente cada día.

Vivimos en una sociedad de mercado que es muy diferente a vivir en una sociedad con mercado. Para los que no se han dado un chapuzón en la teoría marxista podría decir que una sociedad con mercado es aquella donde usted produce aquello que desea producir según sus necesidades y gustos para satisfacer las simples urgencias de una vida tranquila. En cambio, en una sociedad de mercado usted produce aquello que el mercado en el que está integrado le exige, puede probar con otras cosas, pero los competidores estarán al asecho, y eso si es que no desea morirse de hambre. En una sociedad de mercado absolutamente todo se encuentra bajo la egida del dinero y la ganancia. Hasta el acto de “hacer el amor” deja de ser una aventura milagrosa por el cuerpo de la mujer o del hombre para convertirse en un susto permanente que solo se calma cuando regrese la próxima menstruación porque detrás de cada cosa que hacemos el dinero vigila silenciosamente para que no se le escabulle una víctima.

Vestirnos, alimentarnos, recrearnos, relacionarnos y toda cosa humana concebida implica gasto de dinero dado que el gusto, el deseo y el placer es caro porque se sometieron a la lógica banal del mercado. No estoy diciendo nada que no haya sido dicho ya, lo sé, pero es que el hombre necesita que le muevan la conciencia cada cierto tiempo porque el hábito de la mezquindad y la estupidez se aprende más rápido y cuesta menos sacrificio que la vocación por la crítica y la libertad. En el capitalismo ser mezquino es casi una garantía de éxito.

Ser libre cuesta caro decía José Martí a los cubanos y; si no se está dispuesto a pagar esa libertad por su precio es preciso resignarse a vivir sin ella. El apóstol es muy claro: para toda alma libre que haya optado por la estrella y elevado por encima del yugo cualquier opresión sería insoportable. Pero qué pasa con aquellos que ni lo saben, con todos aquellos que al amparo de un poco de dólares asumen a los que se sacrifican por la libertad como esclavos de sus estupideces. Cómo explicarle a un egoísta y ególatra que el dinero no vale la dignidad humana y que la libertad es el premio de aquellos que llenan su vida de sentido. Cómo decirle respetuosamente a Trump que el dinero lo tiene prisionero de su inmensa y personal estupidez. Sobre qué argumentos sería posible demostrar que Jesús era inmensamente rico delante de la corrupción de Pilato si una parte, no despreciable, de las iglesias que orgullosamente enarbolan su nombre para ganar adeptos no son sino antros del egoísmo, la corrupción y la banalidad.

Nadie puede ser libre en este mundo en el que escribo estas líneas sin derrochar un enorme sacrificio para ello. Los que viven de la explotación ajena y lucran con el dolor de otros no regalan la libertad porque de hacerlo perderían su forma de vida. Saber esto ya es tener un poco de claridad, sin embargo, hay algo más terrible aún; vivimos aprisionados en un sistema que es capaz de atarnos al placer para sacarnos el jugo de la espiritualidad. No somos un esclavo que sufre, las más de las veces, somos uno que disfruta.

Si usted no lee muy, pero muy sistemáticamente, no podrá liberarse porque el candado que nos ata es de clave numérica y la serie es bastante larga. Algunos creen que nos podemos liberar si dejamos de comprar cosas como si siete mil millones de habitantes pudieran alimentarse y vivir del aire; no destejieron aún el término sociedad de mercado. Otros argumentan que es necesario dejar de pensar en las lenguas que nos conquistaron e inventar nuevas palabras como si con ello las relaciones objetivas y el ethos que nos penetra desde todas las direcciones desaparecería por arte de alterar el diccionario; no han descubierto que la dominación del capitalismo neoliberal no es nominativa y que cualquier término nuevo solo impactará, ligeramente, en el modo de percibir la realidad de algunos que se dedican al estudio permanentemente.

En definitiva, no habrá libertad sin sacrificios y el sacrificio más productivo contra el capitalismo neoliberal sería que los obreros que cansados llegan a sus casas, dedicaran tiempo para organizar grupos de estudio y análisis y debelar las ilusiones que nos vende el sistema de dominación. Todo el discurso porta fetichismos difíciles de descubrir y hacerlo, amerita actividad intelectual. Se sabe que esto es muy cansado pero inaplazable: nuestra ignorancia es aliada del opresor, debe decirse, aunque no nos guste.

Si un educador organizado en su sindicato se va a la calle y lucha a golpes contra la opresión para luego regresar a la escuela a continuar educando mediocres, está trabajando para el sistema.  Si un campesino decide no consumir productos chatarra y se encierra en su casa a producir su sustento, en su territorio o en su comunidad sin tomar parte del proceso de emancipar a todos, desconectándose de la lucha general a la que estamos abocados, está trabajando aparentemente contra el sistema, pero le sirve porque se aísla y nos divide. En Oaxaca sería, metafóricamente, como si se casara con el PTEO y en las noches cohabitara con la reforma educativa. Si las organizaciones obreras no renuncian al corporativismo y al economicismo que las consume y adelantan procesos de toma de conciencia no podremos encaminar una la lucha hacia la liberación nacional.

Saber que usted es un oprimido es ya un primer paso que lo ubica por encima de todos aquellos oprimidos que ni lo saben. Sin embargo, saberlo no garantiza más que el desasosiego que conlleva la conciencia de la estupidez propia.  Porque como ha de entenderse, saberse totalmente jodido es una cosa y levantarse a construir una ruta de liberación, otra totalmente diferente. En otras palabras; decir que URO ya cayo y repetirlo cientos de oportunidades es una cosa y trabajar para que el sistema que él representa no regrese nunca, es otra: ¡y qué pronto regresó!  Tener conciencia de la explotación es posible con algo de sacrificio, ya se dijo, algo de estudio, algo de disciplina y autoexigencia.

Pero la lectura se ha convertido en el talón de Aquiles de algunos educadores que salen a los plantones portando la camiseta azul o cualquier otra; ¡que no deseo discutir de cosas serias!  Lo cabrón de la hegemonía es que entra por el pinche gusto y engorda el deseo de cohabitar con el desgano, la desidia. Nos educaron para acurrucarnos en la historia y recibir aplausos evitando los peligros.

Bien, se debe repetir; si deseamos liberarnos hemos de estar dispuestos al sacrificio y, lo más importante, tenemos que disfrutarlo. Debemos disfrutar el sacrificio sin imposiciones, hacer de ello el grato regalo que le ofrecemos a nuestra íntima felicidad.  Sí, es en la intimidad del sujeto donde se define un revolucionario invencible. Jesús, el Che, Fidel, nos regalaron sus mejores acciones llenos de felicidad en los momentos de mayor peligro y dolor. Cuando el oprimido sabe que lo es y está dispuesto al sacrificio; ese empeño, aparentemente inútil, lo llena de regocijo. Amar la lucha, decía Marx.

En este punto deseo introducir el objetivo real de este escrito; no es lo mismos soportar, que oponerse que resistir. Una mujer o un hombre de baja autoestima que vivan dentro de una relación de apego emocional soportan y soporta porque su psicología no les permite reconocer a sus emociones y sentimientos como sus peores enemigos. Soporta y soporta porque considera que eso es felicidad y que sin esa persona su mundo se quedaría sin sentido cuando es todo lo contrario. Cuando usted odia la curricular y no hace algo porque el director se lo impone y usted cree que él es el jefe y manda y no se atreve a proponer, además, porque no desea problemas o por cobarde; usted soporta y soporta.

La gente que soporta es gente mezquina que disfruta robándole a los demás la utopía. De ellos recibimos consejos para adaptarnos, consejos para no esforzarnos, nos meterán miedos, nos tratarán como apestados. Soportar es un acto de cobardía al que nos acostumbramos por el temor a ser totalmente exterminados por el conquistador.  Tal vez, esto que diré inquiete o enoje a algunos, pero la verdad debe ser dicha; al llegar los rateros, violadores y delincuentes castellanos a estas coas éramos alrededor de 70 millones según cálculos discretos; 100 años más tardes, quedábamos, según Galeano, cuanto mucho tres millones y medio. ¿Dónde estaban los demás? Nos dirán que la pandemia se los llevó, pero no debemos creerles; la mayoría murió por los castigos, el maltrato, las penurias y por filo del metal. Eso significa que muchos de los que hoy se consideran originarios, sino todos, son herederos de los que se arrodillaron antes los dioses ajenos, de los que se vendieron a su dinero o se adaptaros a la servidumbre mansa que imponían; porque los que se opusieron fueron aniquilados.

Soporta, o continuar soportando, no es entonces la solución a la situación actual que nos queja, debemos ir más allá. Nos queda la oposición y la resistencia.

Oponerse es estar en contra, no aceptar mansamente lo que se impone y levantarse para quitarse el yugo que quema. Oponerse es de hombre y mujeres dignos. Pero oponerse no basta porque la oposición es solo la hija ilegítima de la liberación ya que viene enamorada del opresor. La oposición no desea ser esclava ni violada contra su voluntad, pero sueña con casarse con el patrón en la iglesia del pueblo.

Algunos identifican a la oposición con la confrontación: “Desde el punto de vista subjetivo, oponerse a algo implica mantener una actitud confrontativa.” (Definición, 2020) y, además, la consideran saludable para los sistemas de democracia burguesa. Tal y como expresa la cita:

En el caso de la política, el rol de la oposición es de gran importancia puesto que significa un control al partido que se encuentra gobernando al país. En efecto, cuando esta está ausente existe el peligro de la aparición de excesos o actos de corrupción que afecten los intereses de la nación en cuestión. La oposición, buscará en todo momento evidenciar casos de estas características y así todo el sistema político se verá beneficiado. (Definición, 2020)

Se comenten dos grandes errores acá; primero el control a los partidos no es la función de la oposición; según Dussel, todo gobierno debe ser controlado por el pueblo, esto es, aquellos que lo eligieron para desempeñarse en sus funciones. (DUSSEL, 2010) La idea de que la oposición garantiza limpieza queda totalmente destruida frente al caso mexicano de los últimos años en los que el PRI y el PAN se aliaron para desmantelar la empresa y al erario público. En general se comprende que oposición es el acto de oponer u oponerse a algo por razones o por intereses. Oponerse para que no cause el efecto esperado. El efecto inmediato de la oposición es impedir que el efecto que se esperaba se retrase o elimine. Un ejemplo muy ilustrativo es la oposición al gobierno de Cuba o al de Venezuela, que crean problemas, impiden el avance del proceso, pero nada proponen, no ayudan a resolver la situación, sino que más bien la agravan.

En el caso de los oprimidos la oposición es irreverente en tanto se limita a sacudir y sacudir hasta que acomoda la cadena para que no queme ni moleste. Entonces se cree libre. El mayor delito de la oposición es el placer que logra con las conquistas momentáneas, que le llegan; ya sea por su empeño o por la inteligencia de los opresores. La oposición es la hija legítima del malestar, pero ya acurrucada en la riqueza se calma y duerme plácidamente. Es por ello que el PRI  y el PAN al ser ambas rameras de la ideología a las que les disgusta que les impongan maridos se oponen pero no proponen salida a la terrible situación que ellos mismos crearon.

La oposición no propone soluciones a largo plazo porque llena sus apetencias con contratos leoninos y de pronta caducidad que arrebata al opresor a costa de enormes sacrificios, siempre, temporales.

La resistencia es diferente porque el que resiste se opone y, además, propone. El que se resiste dona su energía y tiempo a construir nuevos caminos por lo que construir las puertas que han de sacarnos de la precariedad neoliberal. El que resiste piensa, crea y funda.

Es claro que es más fácil lanzarse a la calle a protestar contra una reforma que agrede tus derechos que sentarte a construir una reforma educativa que cumpla con las expectativas de la mayoría; es más fácil oponerse que pasar a la resistencia porque la oposición es colectiva y vanidosa la resistencia anida en la intimidad del pensamiento del hombre crítico.

El que se opone marcha con una coca cola en la mano y grita abajo el estado opresor; el que resiste no consume coca cola porque la sabe productora de muerte y despojo.  Conoce que el animal al que deseamos aniquilar traga trozos de naturaleza y orina hacia nuestras gargantas el pestilente producto. Oponerse es estar en contra de, resistir es estar a favor de.

Si alguna escuela oaxaqueña no avanza con la propuesta educativa denominada PETO es porque no han logrado pasar a la resistencia cultural porque sus maestros y maestras sirven al sistema contra el que dice luchar.

Por su parte la resistencia está encaminada en primer lugar a mantener aquello que se tiene, aquello que se es, aquello que se ama. El que resiste se aferra a sus principios y busca el modo de avanzar con ellos de bandera.

El vocablo resistencia proviene del latín resistenia, que a su vez está compuesto por el prefijo re-, que explica la intensificación de la propia acción, y del verbo sistere, que deriva del verbo stare, que se traduce como ‘mantenerse o estar en pie’, por ello su significado tiene que ver con la acción de contraposición. (Resistencias, 2020)

Pero la otra dimensión de la resistencia es la proposición, ir más allá de los límites de la defensa y pasar a la ofensiva. La ofensiva en el plano de la cultura implica saberes que se articulan para organizar la construcción.  La oposición es la partida pero la resistencia deberá ser el punto al que nos dirigimos.

Resulta de especial importancia reconocer que la oposición nunca es propositiva, es reactiva y visceral; la resistencia, en cambio, es propositiva, construye y razona contra la lógica del opresor. La resistencia construye un horizonte posible porque porta el mañana en la creatividad presente; la oposición, por su parte, levanta la voluntad, pero no la organiza hacia una acción propositiva, cultural y anti hegemónica; y como no la organiza no la puede disponer para los largos sacrificios. La oposición es intrascendental en el sentido constructivo, la resistencia es trascendental precisamente porque propone soluciones a los problemas, busca las grietas de la dominación cultural y las amplía con propuestas que portan simbolismo y calan en la conciencia del oprimido. La oposición trabaja a nivel de emociones la resistencia parte de la emoción y se eleva a la razón crítica.

No hay libertad sin resistencia. La libertad que ha sido definida de muchísimas maneras según el capricho de los pensadores debe ser ubicada en el espacio que le corresponde; el de la resistencia. Porque si no hubiera sociedad de explotación, si no hubiese pobres ni ricos, si no hubiera niños sin futuro el concepto de libertad no tendría sentido de existir. La libertad debe ser definida frente a su contrario dialectico; la opresión.

Frente al capitalismo neoliberal que destruye a la naturaleza y aliena al ser humano solo encontraremos la libertad en aquellos pueblos, grupos y personas que se levantan, aun a costa de su vida, a luchar por la dignidad de todos los hombres y mujeres construyendo una utopía común. Ya tenemos ejemplos muy claros, Cuba es uno de ellos: asediada permanentemente busca tiempo y recursos para ayudar a otros. La Revolución cubana ha sido un acto de inmensa solidaridad hacia otros pueblos desde el mismo primero de enero de 1959. Si Cuba pudo, todos podemos.

La libertad que llega solo a través de enormes sacrificios es hermana de la utopía, no pueden avanzar la una sin la otra; porque la libertad es franca y ciega y la utopía temerosa y grácil y su naturaleza le permite ver más allá del tiempo. La libertad no sabe dónde debe poner sus pasos y, para no errar demasiado, necesita de su hermana la utopía.  La libertad que es temeraria porque, aunque no busca el peligro para salir del atolladero y necesita del consejo de su hermana que no sacrificaría más de lo necesario.

La utopía es el regalo del estudio, del trabajo sistemático para perfeccionar la mente y el cuerpo; la liberta en cambio es hija de la acción. Pero resulta que las ideas sin la acción están castradas de la capacidad de cambiar al mundo y la acción sin ideas es como la oposición, fuerte pero estúpida.

Conclusiones

En este pequeño trabajo no hemos sido exhaustivos en la búsqueda de todas las posturas respecto a estos dos términos cosa que acometeremos más adelante. La intención ha sido establecer una primera línea de análisis frente a las posturas hegemónicas del sistema imperialista neoliberal que ha utilizado estos términos para significar oposición y lucha entre partidos burgueses que es la democracia a la que tenemos derecho.

Los conceptos de oposición y resistencia deben retomarse para establecer los criterios que permitan una mejor organización de las luchas de los oprimidos por la definitiva emancipación de nuestros pueblos.

 

Ser bueno es el único modo de ser dichoso y ser culto es el único modo de ser libre.

José Martí Pérez.

 

Referencias

Definición. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Definición de oposición: https://definicion.mx/oposicion/

DUSSEL, E. (2010). 20 Tesis sobre política. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial El perroy la rana.

Resistencias. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Significado de resistencia: https://www.significados.com/resistencia/

 

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España: El 85% de los profesores rechaza las oposiciones para acceder a la escuela

España / 14 de octubre de 2018 / Autor: Elisa Silió / Fuente: El País

Nueve de cada diez docentes reclaman en una encuesta un cambio en su carrera profesional porque consideran que no avanza ni incentiva

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¿Es idóneo el examen de oposición?

Alberto Sebastián Barragán

El ingreso al servicio profesional docente consiste en un examen de oposición con dos o tres etapas, según la plaza a que se aspire. En la etapa uno, se ocupa un examen de conocimientos y habilidades para la práctica docente, donde los reactivos de cuatro opciones miden el nivel de dominio de contenidos y enfoques de enseñanza; así como las capacidades y habilidades para la resolución de problemas didácticos.

La etapa dos, consiste en un examen de habilidades intelectuales y responsabilidades ético-profesionales. Estos otros reactivos intentan arrojar información sobre las habilidades intelectuales del docente, e intuyen las capacidades de comunicación, estudio, reflexión y mejora continua, así como de las actitudes necesarias para la profesión docente.  Y la etapa tres consiste en aspectos complementarios para Educación indígena, Asignatura estatal, Artes o Tecnología para nivel secundaria.

Los instrumentos son independientes, sin embargo, los resultados que se obtienen se agrupan en los niveles I, II y III, según la puntuación obtenida.  Como se trata de instrumentos distintos se establecen diferentes puntos de corte. Y de la integración de los resultados se determina la idoneidad, o no idoneidad, del sustentante. Según la Ley General del Servicio Profesional Docente, un aspirante es idóneo, si obtiene al menos el Nivel II, en todos y cada uno de los instrumentos. Después de que los sustentantes hayan obtenido un resultado idóneo, se agrupan en otros niveles A, B, y C, para los que respondieron dos exámenes; así como A, B, C y D, para los de tres exámenes.

Para la Ciudad de México, el último proceso de ingreso a educación básica registró el 65% de docentes idóneos, de los cuales 1099 son de formación normalista, y 2655 estudiaron en otras instituciones de educación superior. Para educación primaria, se registraron 1472 participantes, de los cuales 978 resultaron idóneos. Según las cifras iniciales de la convocatoria, sólo había 210 plazas, pero la vacancia generada elevó la cantidad de plazas hasta 902.

En convocatorias de algunas entidades, para Preescolar, Primaria o Secundaria, las cifras de plazas vacantes se publicaron en ceros. Sin embargo, las cifras de vacantes alcanzadas hasta el 31 de mayo no se dieron a conocer en la página del Servicio Profesional Docente. Es decir, se trató de una apuesta hacia la jubilación o liberación de esas plazas para ocuparlas a partir de las listas de prelación.

Hasta este momento, se podría decir que esta modalidad de ingreso al servicio profesional docente, ha disminuido las prácticas perversas de la burocracia, de influyentismo, de venta o de intercambio de plazas. Es decir, la asignación basada en el mérito se ha percibido como un panorama favorable, sin embargo, es necesario señalar algunos puntos inadvertidos en la mirada general de la evaluación docente.

En primer lugar, la convocatoria pública y abierta es tan amplia, que se ha convertido en detrimento de la formación inicial de los profesores de educación básica. Hay que recordar que desde el inicio de la reforma educativa se planteó un fortalecimiento de las escuelas normales, y al mismo tiempo se concedió un periodo de gracia de convocatorias diferenciadas para escuelas normales. El fortalecimiento no llegó, pero sí se cumplieron los dos años de dos tipos de convocatorias, hasta llegar a una convocatoria general.

En este sentido, es importante reconocer las disparidades de número de instituciones de educación superior por cada entidad. Además, es necesario considerar el balance de instituciones públicas y privadas por cada estado. Y aunado a ello, es indispensable revisar la configuración social y política de las zonas económicas del país, que determinan la inversión en la formación inicial de docentes de educación básica. Las convocatorias diferenciadas tendrían que retomarse como una etapa de transición mientras se consolida el modelo de formación docente en las escuelas normales.

En segundo lugar, no debemos perder de vista que se trata de pruebas estandarizadas. Justo por la cualidad de ser exámenes a gran escala se convierten en instrumentos llenos de interés o de sospecha. En los exámenes de opción múltiple de las etapas mencionadas, el resultado genera un indicador cuantitativo de dominio de contenidos, pero no necesariamente de desempeño.

¿Es posible que un examen estandarizado ofrezca niveles de desempeño sobre las habilidades docentes, capacidad de respuesta, o actitudes ético-profesionales a partir de casos supuestos? Si la respuesta es afirmativa, entonces la idoneidad del examen de oposición también puede ser hipotética. Supongamos que sí es la mejor forma de seleccionar a los docentes, entonces la mirada la tenemos que dirigir hacia el trabajo que los prelados realizan en educación básica, y nos daremos cuenta de que la realidad, no apunta en el mismo sentido de la idoneidad. Además, eso ya no corresponde al examen de oposición, sino a la débil formación continua.

Aunque se perciba cierto avance, no hay que perder de vista la calidad educativa y la formación docente. Necesitamos revisar constantemente la brújula porque, el hecho de estar en movimiento, no significa necesariamente que vayamos con buena dirección.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/es-idoneo-el-examen-de-oposicion/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/04/evaluacion-extraordinaria-guerrero2-e1460132287865.jpg

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México: Avanza aplicación de examen de oposición para docentes

América del Norte/México/18 Junio 2017/Fuente: /Autor:María Elena Díaz

MEXICALI.- El Sistema Educativo Estatal puso en marcha en la entidad la Aplicación del Examen de Oposición para el Ingreso al Servicio Profesional Docente en la Educación Básica Ciclo Escolar 2017-2018.

Dicha evaluación fue implementada por el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación -INEE-, la cual se realiza de forma simultánea en el país los días 10-11, 17-18 y 24-25 de junio de 2017.

En Baja California, 5 mil 370 sustentantes se encuentran inscritos para entrar en estas evaluaciones, distribuidos por municipio de la siguiente manera 880 en Ensenada, mil 625 Tijuana, 2 mil 249 en Mexicali, 176 en Tecate, 204 Playas de Rosarito, 236 San Quintín.

Esta evaluación denominada Concurso de Oposición para el Ingreso en Educación Básica, es resultado de la reforma al Artículo Tercero Constitucional donde se determina que la idoneidad profesional de los docentes deberá asegurar el máximo logro educativo de los alumnos y se fundamenta también, en los criterios establecidos en la Ley General del Servicio Profesional Docente y en los lineamientos emitidos por el INEE.

Fuente de la noticia:

 http://www.el-mexicano.com.mx/informacion/noticias/1/3/estatal/2017/06/17/1031781/avanza-aplicacion-de-examen-de-oposicion-para-docentes

Fuente de la imagen: http://content.el-mexicano.com.mx/media/imagenes/2017/6/2017_06_17-b6eb56ba-5092-4a-Horizontal_N1H.jpg

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