Con o sin recorte, la educación superior pública en Ecuador sigue en riesgo

Con o sin recorte, la educación superior pública en Ecuador sigue en riesgo

Después de la decisión de la Corte Constitucional de suspender el recorte presupuestario destinado al pago de nómina de las universidades públicas, el panorama en la Academia sigue siendo algo incierto. Se evitó el mal peor, sin embargo, algunas de las 33 universidades públicas del país ya enfrentaron otro recorte a inicios de año, a lo que se suma una deuda de $131 millones que el Ministerio de Economía y Finanzas mantiene con las Universidades y Escuelas Politécnicas.

Parte del presupuesto que el Gobierno destina a las universidades se obtiene en base a una proyección de recaudación realizada por el Ministerio de Finanzas y el SRI, conformada por un 10% de la recaudación neta del IVA y por un 11% de la recaudación neta del Impuesto a la Renta. Terminado el año fiscal, si lo realmente recaudado es superior a lo proyectado, ese saldo debe ser reliquidado a las universidades, según la Ley del Fondo Permanente para el Desarrollo Universitario y Politécnico (FOPEDEUPO).

Un estudio técnico elaborado por el director de la FLACSO, Juan Ponce; y el rector de la Universidad Técnica del Norte, Marcelo Cevallos, asegura que existe un perjuicio a las Universidades de $131 millones por las reliquidaciones pendientes correspondientes a los años 2017, 2018 y 2019.

Este perjuicio ascendería a más, asegura el director de FLACSO, si consideramos el recorte de cerca de $138 millones que sufrieron ciertas universidades en enero de 2020. En el caso de la ESPOL este ajuste significó $4’770.065,23 de su presupuesto, y para la Escuela Politécnica Nacional fue de más de $5 millones.

“Lo que quiero decir es que ya había un perjuicio acumulado, anterior al COVID y que más bien el tema del COVID es como la gota que derrama al vaso, se viene atacando a la Universidad ecuatoriana con falta de estas reliquidaciones y con reducciones presupuestarias”, dijo Ponce a Revista Vistazo.

Ponce, quien es experto en Economía y tiene un Ph.D. en Estudios de Desarrollo, señaló que en 2016, cuando hubo una caída en la recaudación de impuestos debido al terremoto, se iba a hacer una reducción del presupuesto a las universidades, pero para no afectar a la Academia se reliquidaron los valores adeudados de 2012, 2013 y 2015. Lo mismo pudo haberse hecho este año, pero no fue así.

Gracias a una acción constitucional liderada por varias agrupaciones y estudiantes universitarios se consiguió suspender un recorte denominado como “criminal” de $ 98 millones, y que ponía en serio riesgo a las plantillas de docentes y de personal administrativo. Pero la realidad de las universidades públicas sigue siendo precaria. El porcentaje de gasto en educación de acuerdo al PIB de Ecuador, es inferior al de otros 14 países en América Latina, estamos por debajo de Costa Rica, Argentina, Colombia, México, Brasil, Chile, Perú, entre otros. Además, desde 2015 no se han incrementado los recursos destinados a las universidades.

“Somos el único país que recorta en educación en una crisis en la que lo que más se necesita es apoyo para que las universidades y escuelas sigan funcionando”, recalca Ponce.

La amenaza de posibles nuevos recortes
Los recortes y la falta de inversión en la Academia amenazan también al crecimiento de la investigación científica que se produce en el país. Según un reportaje del medio GK, si sumamos las publicaciones anuales de todas las universidades públicas, no alcanzamos a superar la producción científica de la Universidad de Chile.

La rectora de ESPOL, Cecilia Paredes, dijo a Revista Vistazo que hay decenas de investigaciones en peligro por los recortes del Gobierno. Actualmente por ejemplo, esta universidad investiga cómo contrarrestar el hongo del banano llamado ‘Fusarium Raza 4’, una plaga que apareció en Colombia y que en poco tiempo podría llegar a Ecuador, en donde arrasaría con nuestras plantaciones. Están desarrollando también mecanismos para mejorar los estándares del cacao fino de aroma, cuya exportación está en riesgo al no cumplir los modelos europeos.

“Tenemos un sinnúmero de otros proyectos de investigación en áreas de salud humana, animal y vegetal; cambio climático; energias renovables; desarrollo tecnologico; big data; inteligencia artificial. Desde el comienzo de la pandemia, en nuestro laboratorio de Biomedicina estuvimos listos para realizar pruebas de diagnóstico de COVID-19 y ahora ya las podremos ofrecer a la ciudadanía”, resalta.

Desde la Escuela Politécnica Nacional, su rectora Florinella Muñoz, teme que a causa de los recortes se termine afectando al talento humano. También desvirtúa las críticas hacia la cantidad de personal administrativo que tienen las universidades (en el caso de las públicas el promedio es de un docente por cada administrativo), asegura que aunque se les denomine como “administrativo” muchos son técnicos de laboratorios, médicos y especialistas que cumplen funciones sustanciales en la institución.

“En el mundo público se clasifican como administrativos porque no existen otras clasificaciones, a técnicos de laboratorio que nosotros tenemos muchísimos, trabajan en análisis, trabajan en el Instituto Geofísico haciendo investigación de campo, tenemos un departamento de Ciencias Nucleares, tenemos el Centro de Educación Continua (CEC) que presta servicios y nos ayuda a trabajar en la autogestión, tenemos personal de Bienestar Politécnico…”, señala Muñoz.

El arte no queda fuera de esta ecuación. La crisis financiera que vive el país a causa de la pandemia del coronavirus también ha generado incertidumbre en las autoridades de la Universidad de las Artes y en sus estudiantes. Al anuncio del recorte en abril, le siguió la salida de los miembros de la Comisión Gestora -ordenada por las autoridades de Educación del Gobierno- entre los que se encontraban el hoy exrector Ramiro Noriega y el entonces director de la Escuela de Literatura, Raúl Vallejo, entre otros docentes y administrativos.

“Su salida súbita sin ningún tipo de notificación hace que a horas de arrancar el nuevo semestre tengamos un vacío docente, y tengamos que correr para ver a qué personas poníamos en esos espacios”, reclama Solange Rodríguez, directora subrogante de la Escuela de Literatura de la universidad. Su miedo es que la actual crisis desencadene más recortes que obliguen al cierre de esta institución creada en 2013: “Estamos cansados de sentir miedo, estamos cansados de sentirnos perseguidos porque resulta que hay gente que piensa que la producción artística no interesa. Uno tiene que esperar que la Universidad se consolide y que los alumnos empiecen a producir su trabajo”

La autonomía universitaria en peligro
La noche del 30 de abril las autoridades del Gobierno resolvieron unilateralmente hacer un recorte a la partida 51 de las universidades públicas, que afecta directamente a la plantilla de docentes y administrativos. Justo un mes antes, el secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), Agustín Albán, había acordado trabajar los recortes de manera conjunta con cada universidad, para optimizar y racionalizar el gasto. Pero esto nunca pasó. La noticia agarró de sorpresa a los rectores el 1 de mayo.

Esta decisión, tomada de forma inconsulta viola la autonomía de las universidades, ese principio esencial que no defiende una cuestión política, sino la libertad académica, para enseñar e investigar.

El diálogo entre Gobierno y Academia para la toma de decisiones que afecten a las universidades es fundamental. Así lo resalta la rectora de la Escuela Politécnica Nacional, para quien indudablemente se ha violado el principio de autonomía: “Se ha mermado la autonomía universitaria porque se ha imposibilitado que sea la universidad la que decida qué rubros podemos nosotros trabajar con el propio Ministro de Finanzas o con Senescyt, no hemos podido trabajar en este sentido, no hemos tenido ahí una capacidad de decisión”.

El rector de FLACSO coincide con Muñoz: “Es una violación a la autonomía universitaria que una entidad como Finanzas le diga a una universidad en dónde tiene que recortar, eso de entrada me parece una rigidez, una violación a la autonomía, que suena como hasta una falta de respeto, es decir, Finanzas decidiendo la política universitaria, de cada universidad además”.

Esa autonomía que no fue fácil conseguir y que encarna los valores democráticos de los países libres, otorga a las universidades públicas la independencia en el desempeño de sus funciones, les garantiza el derecho a organizar su estructura académica y la libre administración, disposición y control de sus recursos.

¿Qué recortar?
La adversa realidad del coronavirus que hoy deja más de 300.000 muertos en todo el mundo, ha desbordado los sistemas de salud y devastado las economías de decenas de países, entre esos la de Ecuador, que además enfrenta una histórica caída del mercado petrolero. La situación es crítica para todos los sectores del país, sin embargo, existen diversas propuestas para evitar afectar a los pilares de nuestra sociedad: la salud y la educación.

Entre varias medidas alternativas, el rector de la Universidad de Guayaquil, Roberto Passailaigue, insiste en que la reducción del tamaño del sector público es primordial, así como el ajuste y ordenamiento de las remuneraciones. Pero también habla de la focalización del subsidio a los combustibles y de garantizar la inversión extranjera y nacional: “crear incentivos y beneficios para los nuevos inversionistas que decidan traer recursos frescos para invertir en el país, con un periodo de gracia tributaria y estableciéndose nuevas modalidades de contratación laboral”.

Uno de los grandes retos del Gobierno de Lenín Moreno ha sido la optimización del gasto público, que en la administración anterior llegó a acaparar hasta el 44% de nuestro PIB. Actualmente el promedio del tamaño del Estado medido a través del gasto público total es de alrededor del 36%, algo que para el economista y exministro de Finanzas, Mauricio Pozo, sigue siendo “sobredimensionado”.

“No ha habido un esfuerzo importante en el tamaño del gasto del sector público, el Estado sigue siendo absolutamente sobredimensionado y obeso, ha habido algunas reducciones, pero lamentablemente siguen siendo muy pequeñas, el gasto en lo que es nómina sigue siendo de 9000 millones de dólares, es decir que bajó cerca de 200 millones, sigue siendo absolutamente sobredimensionado”, señala Pozo.

El rubro más alto y que ocupa la cuarta parte de todo el gasto público está direccionado a sueldos y salarios de personal. Le sigue el pago de la deuda pública externa e interna, que para este año sumarían 7.600 millones de dólares. En servicio de deuda estamos pagando una cifra similar a lo que costarían 10 nuevos aeropuertos como el de Quito.

¿Qué hacer entonces? Pozo propone empezar a recortar o restructurar en sectores en donde el Estado no debería figurar: “El Estado no tiene por qué estar presente en compañías de aviación, es un rol que no le compete al Estado, no está para tener empresas farmacéuticas, no tiene por qué estar presente en distribuir gasolina, ese es un rol empresarial y tiene una lista de 50 instituciones que no tienen razón de ser para existir”.

La asambleísta de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, Jeannine Cruz, manifiesta que ha existido un mal manejo de las finanzas durante la emergencia sanitaria, asignándose fondos a rubros innecesarios o no primordiales en el escenario que vivimos. La legisladora reveló a Revista Vistazo una serie de contrataciones en instituciones públicas que bien pudieron hacerse después de la emergencia, o cuyos fondos pudieron haber sido priorizados para la salud y la educación.

“El Ministerio de Finanzas adjudicó el 30 de marzo 188.237 dólares en contratación de servicios de viajes para la emisión de pasajes aéreos en rutas nacionales e internacionales. En marzo todo estaba paralizado. Si estamos en crisis, si estamos tratando de cuidar cada centavo para que ingresen a salvar vidas, para proteger a los médicos, para darles kits a las personas de escasos recursos económicos y para no topar el presupuesto de educación, ¿cómo es posible que este recurso que está en las instituciones y que no es necesario invertirlo, lo hagan?”, criticó Cruz.

La crisis va a continuar todo el 2020, el coronavirus seguirá estando entre nosotros durante mucho tiempo más y hasta que no se encuentre una vacuna, seguiremos viviendo esta suerte de distopía sacada de película de ciencia ficción. Los recortes y las caídas seguirán siendo noticia, pero es importante saber que existen otras alternativas que pueden ayudar a disminuir el impacto en las poblaciones más vulnerables.

Fuente de la Información: https://www.vistazo.com/seccion/pais/actualidad-nacional/con-o-sin-recorte-la-educacion-superior-publica-en-ecuador-sigue-en

 

 

 

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