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Foro Social Mundial

Por: Noel Aguirre Ledezma

 

“Otro mundo es posible”, es el eslogan que identifica al Foro Social Mundial (FSM) que desde 2001 es el mayor encuentro de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones a los problemas de nuestro tiempo. Es social porque su principal preocupación es la situación de la gran mayoría de la población mundial, de sus derechos sociales, en contraposición a la imposición de la supuesta única verdad de los mercados, la economía de corte capitalista y neoliberal. El FSM es una permanente lucha contra los determinismos del pensamiento único, es la reivindicación del pensamiento crítico, alternativo y alterativo y la esperanza.

El FSM es un espacio de debate democrático de ideas, para intercambiar experiencias y estudios, profundizar reflexiones y formular propuestas a partir de la articulación de movimientos “altermundistas”, entre ellos: movimientos sociales, redes, campañas, alianzas, etc., “que se oponen al neoliberalismo, al dominio del mundo por el capital y cualquier forma de imperialismo”; en cada una de sus versiones reúne a miles de participantes en cientos de actividades sobre diversos temas (desarrollo social, economía solidaria, medio ambiente, derechos humanos, educación, salud, democratización, arte y cultura, comunicación…) para contribuir a la transformación del sistema hegemónico actual. Según su Carta de Principios, el FSM se caracteriza por la pluralidad y diversidad; es un espacio abierto, participativo y articulador; se identifica como un proceso global y continuo en el que se propone un mundo alternativo. Desde la perspectiva educativa, el foro promueve una praxis liberadora para romper la estructura opresor-oprimido, a través de la corresponsabilidad y la autogestión.

En el presente año, ratificando el eslogan “Otro mundo es posible”, convencidos por la necesidad del “Reencuentro Mundial hacia la articulación de los Movimientos Sociales”, el Foro Social Mundial, en su 14ª edición, se realizó en la ciudad de México entre el 1 y el 6 de mayo de 2022. Además de la problemática identificada desde el primer encuentro, el FSM 2022 parte de la constatación que el mundo está en un momento crucial y definitivo profundizado en sus consecuencias por la crisis civilizatoria de carácter occidental y capitalista, la pandemia del coronavirus que por sus efectos sociales en realidad es una sindemia y la arremetida del “capitalismo cognitivo” de las empresas transnacionales de telecomunicaciones y tecnología a título de cuarta revolución industrial, además de la preocupación por la construcción de paz, la creciente migración y un contexto de guerras. Al Foro 2022 concurren más de “3 mil participantes de movimientos autónomos de mujeres y feministas, jóvenes, integrantes de diversas sexualidades, sindicalistas, comunidades de pueblos originarios, de la iglesia social, ambientalistas, antirracistas, del movimiento urbano, del campo, de organizaciones de migrantes, y de muchos otros ámbitos sociales; de más de 30 países de cuatro continentes en 789 talleres y asambleas realizados en 15 recintos del Centro Histórico de la Ciudad de México y de organizaciones sociales con más de 50 salas, patios y auditorios… Los temas incluyeron el clima, la agricultura en respeto con la tierra, la economía sostenible, los derechos humanos, el feminismo, las minorías, la educación, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, la cultura, la comunicación, la autodeterminación de los pueblos…” (sic)

En ese marco, los movimientos sociales tienen el reto histórico de crear propuestas alternativas frente a la explotación irracional de recursos naturales y de los trabajadores, la aceleración del “cambio climático, los flujos migratorios, los desplazamientos de población y con ellos la desestructuración de nuestras sociedades. Esta violencia económica, social y cultural es una forma de guerra permanente a la que está sometida la humanidad, que solo puede detenerse con un cambio radical del sistema” (Declaración final del FSM 2022). Como dice Gustavo Codas, representante de la Central Única de Trabajadores de Brasil: “Ya no basta con emprender la crítica del capitalismo neoliberal, hay que afirmar una contrapropuesta y organizar una fuerza política mayoritaria sobre la base de ese programa” en el que las acciones colectivas deben ponerse “en marcha sin demora”. Construir “Otro mundo posible”, además de ser un asunto ideológico y político, es cuestión de supervivencia y dignidad humana.

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.

Fuente de la información: https://www.la-razon.com
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FSM, ¿un espacio para el debate o para coordinar planes de acción?

Por:  Aram Aharonian

Otro mundo es posible: ese fue el disparador que enamoró a quienes luchaban en contra de la injusticia y la destrucción del planeta, pero obviamente lo que se intentaba era evitar este mundo de la financiarización y el despojo mundial. El Foro Social Mundial (FSM) pasó a ser desde 2001 y por varios años un punto de encuentro de los movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y se constituyó en voz alternativa a las directrices del Foro Económico Mundial de Davos.

Casi dos décadas después, algunos de los históricos fundadores convocaron a replantear objetivos y evaluar potencialidades. Pero hoy lamentamos la ausencia de varios de los pensadores críticos que le dieron fuerza al Foro, desde nuestro Eduardo Galeano, pasando por José Saramago, Samin Amin, Immanuel Wallerstein, Francois Houtart, Samuel Ruiz. Eso habla también de la falta de renovación del pensamiento crítico (o de la falta de su difusión y socialización)

«¿El Foro Social Mundial, que celebra su vigésimo aniversario en 2021, es sólo un espacio abierto o puede, debería ser, también un espacio de acción? Esta cuestión ha sido discutida durante años en su Consejo Internacional y hasta ahora no hubo posibilidad de llegar a una conclusión”, señala el manifiesto de los fundadores.

El Foro Social Mundial todavía tiene un gran potencial para darle voz y ayudar a los movimientos a poner sus alternativas en un contexto global donde los nuevos discursos y prácticas puedan converger. Es por eso que pedimos un “renovado foro social mundial”, agrega..

“Nos enfrentamos a una crisis global multidimensional; se necesita acción a nivel local, nacional y global, con una articulación adecuada entre ellos. El FSM es el marco ideal para promover esta acción. De eso se trata esta iniciativa», concluye el documento

 Desanclarse del pasado

Durante muchos años, muchos “progresistas”, anclados en el pasado, trataron de sortear las críticas a la realidad del FSM. Hace un par de años señalábamos que muchos habián tomado posturas cercanas a la máxima que dice que “en una fortaleza sitiada, la crítica es traición” (lo único fuera de debate son los principios). Las dudas siguen vigentes: continuar dentro del FSM para introducir estos debates tan necesarios o construir otra herramienta y en ambos casos, con quién.

Claro, todo ésto en plena ofensiva neocolonial y en un declive del progresismo a nivel latijoamericano y mundial, una mirada conservadora impuesta por los medios hegemónicos y las redes sociales, y el temor de algunos “organizadores” a perder a sus patrocinantes.

Estamos a la puerta del efecto de las nuevas tecnologías en la sobrevida de los trabajadores y la economía, así como las noticias falsas (fake news), la posverdad y la inteligencia artificial, lo que hace necesaria un nueva agenda, pero manejada desde el sur. Claro, de todo esto ni se hablaba en 2001 en Porto Alegre…

Señalábamos que el comité brasileño nunca quiso dejar el poder en un modelo anárquico abstracto basado quizá en la visión de las comunidades de base católicas brasileñas, sin ninguna relación con la realidad. Y el Comité Internacional, de personalidades, siguió manejado por pequeños grupos y figuras que más allá del altermundismo, representan a ONG (algunas a sueldo), cada una de ellas con líneas y propósitos tan concretos como propios, y muchas veces apenas a sí mismos.

Nueva agenda, nuevas formas

La única posibilidad de reflotarlo es para que vuelva a ser un espacio de acción (y no sólo de debate) que incida en el mundo, reviendo su carta de principios acorde a la realidad de un mundo peor que el de hace 20 años, poniéndose acuerdo sobre los temas a debatir, incluyendo el cambio climático, las migraciones, las guerras, la deuda externa, el dominio de las nuevas tecnologías, las finanzas especuladoras, la enorme desigualdad, el hambre, los modelos de desarrollo.

En el foro de San Salvador, por ejemplo, ni se habló del cambio climático. Se impusieron los temas canalizados por ONG europeas y estadounidenses, interesados en temáticas que no son urgentes ni importantes para nuestras sociedades, pero que cuentan con financiamiento para su organización.

Durante mucho años, el discurso de la horizontalidad se contradijo permanentemente con el autoritarismo y la manipulación desde las estructuras del poder del FSM), más entusiasmadas en organizar eventos (todo es eventual, no hay continuidad ni seguimiento de los temas y debates) entre convencidos, que dar la pelea por el pensamiento crítico anticapitalista.

Recordamos que cuando los movimientos políticos comenzaron a acercarse al Foro, se hizo todo lo posible para alejarlos, con la excusa de evitar la contaminación. Y nuestros presidentes progresistas no fueron bienvenidos. E incluso, recordemos, el grupo brasileño impidió que el Comité Internacional emitiera un comunicado contra el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Ni siquiera se defendió la democracia.

En los primeros foros, por ejemplo, el panel que se organizó sobre la Utopía demostró la necesidad del debate, de la batalla de ideas, en la guerra cultural contra el capitalismo y las fuerzas neocoloniales.

Hace unos años, las personalidades que dieron vida y prestigio al FSM coincidían en señalar la profunda crisis, como indicaban las cifras y la falta de repercusión y entusiasmo, e insistían en la necesidad de dar paso a una horizontalidad siempre inclusiva y transparente, pero aceptando que es necesaria un mínimo de organización y estructuración.

Desde el comienzo del proceso se insistió (desde los medios alternativos) en la necesidad de que se crearan instrumentos para compartir con los que no concurrían a los foros Pero el FSM fue quedando con iniciativas endogámicas: de cada Foro no llegó nada de las experiencias al resto del mundo.. Hoy los medios electrónicos hacen posible lo que hace 20 años era impensable.

El antiguo diseño del FSM es facilitador de la fragmentación, de que cada panel crea que lo más importante es su lucha y no la que dio origen al mismo, la necesidad de inventar un mundo diferente, justo, equitativo, de paz, de respeto a la naturaleza. Como decía Galeano en los setenta, mientras algunos hacen la revolución, Brigitte Bardot lucha en defensa de las ballenas azules…

En más de tres lustros, el FSM corrió los peligros como la rutinización, la oenegización, la cooptación, la burocratización, la falta de participación de movimientos reales, la dispersión, la infiltración, el copamiento. Y esta realidad lo confirma. En medio de la crisis sistémica del capitalismo, con una crisis climática, política, social, sanitaria, migratoria, alimentaria sin precedentes, se insistía en apostar a la tan mentada horizontalidad, que solo beneficia al pensamiento único y al inmovilismo.

El FSM ha perdido peso e influencia en nuestra región, quizá porque aquellos movimientos sociales que llevaron a nuestros presidentes reformistas al gobierno, desaparecieron de las calles, porque también ellos fueron cooptados (y burocratizados) para tareas del gobierno y los movimientos desmovilizados.

Hoy muchos otrora altermundistas buscan foros sobre temas que tienen interés para ONG europeas y estadounidenses y huyen de los temas acuciantes para el futuro de su propia gente, quizá para no perder la gimnasia forista… y su financiamiento.

El desafío es saber hacia dónde caminar, con quién caminar. Decía Antonio Machado que “no hay camino, se hace camino al andar”.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Mágister en Integración. Fundador de Telesur. Dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) y preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA).

http://estrategia.la/2020/08/21/foro-social-mundial-un-espacio-para-el-debate-o-para-coordinar-planes-de-accion/
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Una nueva era, una nueva forma de vivir

Una nueva era, una nueva forma de vivir

Por Federico Mayor Zaragoza | 28/05/2020 | Otro mundo es posible

Ya estaba muy claro, antes de la pandemia del coronavirus, que eran necesarios cambios radicales en la gobernanza mundial para evitar amenazas globales e irreversibles sobre la propia habitabilidad de la Tierra, procurando a todos sus habitantes y no sólo a unos cuantos, las condiciones para una vida digna.

Ahora, después de haber vivido un confinamiento a escala planetaria totalmente inesperado hace tres meses, es imperativo reflexionar y tomar las decisiones a escala colectiva pero, sobre todo personal, que permitan reconducir tan grave situación antes de que sea demasiado tarde.

En febrero de 2012, publicaba en “Reacciona”, un libro de diversos autores coordinados por Rosa María Artal, lo siguiente: “Es tiempo de acción… No se trata de hacer frente a una crisis económica sino sistémica. No de una época de cambios sino de un cambio de época. En los últimos estertores del neoliberalismo, los más recalcitrantes representantes del “gran dominio” intentan convencernos de que volverán a lograr el ‘estado de bienestar’: el consumo, el empleo, los horizontes sociales… Todo ello, bien entendido, aplicable únicamente al 20% de la humanidad, ya que el resto seguiría como hasta ahora, sumido en un gradiente de precariedades progresivas”…

Es innecesario, por tanto, insistir en que ahora, ahora sí, los ciudadanos del mundo ya no vamos a consentir que se repita el agravio histórico que representa para las generaciones venideras dejar irresponsablemente que se alcancen puntos de no retorno.

He aquí, resumidas en la medida de lo posible, las fases que pueden conducir a una nueva era en la que los horizontes actuales se hayan esclarecido:

Toma de conciencia:

  • De la globalidad de las amenazas:
  • Extrema pobreza.
  • Respuestas globales:
    • Solo pueden darlas, como tan lúcida y prematuramente se inicia la Carta de las Naciones Unidas, “los pueblos”, todos los seres humanos convertidos en actores del cambio y nunca más espectadores impasibles de lo que acontece.

Por primera vez en la historia, todos iguales en dignidad, sin discriminación alguna por razones de género, etnia, ideología, creencias…; y capaces de expresarse libremente.

Por fin, “los pueblos” tienen voz y, unidos, pueden tomar en sus manos las riendas del destino común. Después del fracaso rotundo de los grupos plutocráticos (G6, G7, G8, G20) está claro que sólo un multilateralismo democrático puede encauzar la voluntad popular a nivel mundial.

  1. Cambios apremiantes:
  2. Transición de una cultura de imposición, dominio, violencia y guerra a una cultura de encuentro, diálogo, mediación, conciliación, alianza y paz. De la fuerza a la palabra. (Declaración y Plan de Acción sobre una Cultura de Paz, Asamblea General de las Naciones Unidas, septiembre 1999).
  3. Transición de una economía basada en la especulación, deslocalización productiva y guerra -cada día mueren de hambre millares de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares más de 4000 millones de dólares- en una economía basada en el conocimiento, en la cooperación y no en la explotación, para la eficaz puesta en práctica de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible, Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de noviembre de 2015 “para transformar el mundo” ) y los Acuerdos de París sobre Cambio Climático.

Para ello es impostergable reducir los gastos de defensa y aplicar los medios necesarios para la diligente aplicación en todo el planeta de un nuevo concepto de seguridad con las seis prioridades establecidas por las Naciones Unidas:

-alimentación

-agua potable

-servicios de salud de calidad

-cuidado del medio ambiente

-educación a lo largo de toda la vida

-paz

  • Todo ello implica otra forma de vivir. Un estilo de vida que permita llevar a cabo el fundamento general de todos los derechos humanos: la igual dignidad. La actual brecha social y el olvido permanente de los que viven en condiciones de extrema pobreza deben superarse, teniendo siempre la mirada puesta en el conjunto de la humanidad. Ahora mismo, al conocer los datos de los efectos de covid-19, debemos pensar en los que sufren cada día las consecuencias de patologías consideradas por la sociedad saciada como “irremediables” -desnutrición severa, carencia de servicios higiénicos, enfermedades crónicas como el paludismo, el ébola, el dengue… pero, sobre todo, de las guerras (en la guerra de Siria van más de 380.000 muertos, y en la invasión de Irak, basada en la simulación y la mentira, con miles de víctimas o las de la terrible “operación Cóndor” desplegada por los Estados Unidos en América Latina en los años 70).
  • La solución, el multilateralismo democrático dotado de recursos personales, financieros, técnicos y de defensa necesarios. Unas Naciones Unidas actualizadas con una Asamblea General en la que el 50% de los miembros representaran a Estados y otro 50% representaran a la sociedad civil, en la que hubiera voto ponderado pero no veto y en la que al Consejo de Seguridad se añadieran un Consejo Socioeconómico y otro Medioambiental o Ecológico, permitirían, por fin, poner término a las hegemonías que han permitido hasta ahora la aplicación del perverso proverbio de “si quieres la paz, prepara la guerra” y resolver los conflictos, que siempre existirán, a través de la diplomacia y la mediación.

La intervención de un multilateralismo eficiente permitiría no sólo “evitar el horror de la guerra a las generaciones venideras”, sino impedir la extraordinaria influencia de grandes consorcios internacionales, la explotación de los países ricos en recursos  como el litio, el coltán, el cobre, extensiones para el cultivo de soja, carburantes… y, así mismo, pondría fin al narcotráfico que hoy sigue extendiendo su poderío de manera indiscriminada.

  • La nueva era se caracterizaría por el funcionamiento democrático a todos los niveles -¡es incomprensible que la Unión Europea conceda, de hecho, el veto a todos sus integrantes, ya que los acuerdos deben adoptarse por unanimidad!- y permitiría eliminar la corrupción y los paraísos fiscales, atendiendo el asesoramiento de las comunidades educadora, científica, artística… que hasta ahora han sido desoídas, lo que ha resultado en la gravísima situación presente. En efecto, sólo en términos de ecología, la UNESCO ya alertó en los años 70 de la necesidad de limitar las emisiones de gases con efecto invernadero… y lo hizo el Club de Roma en 1972 con su Informe “Los límites del crecimiento”… y la Academia de Ciencias de los Estados Unidos… sin que se obtuviera nunca la respuesta adecuada.

Hace tan sólo tres años, cuando se había logrado la Agenda 2030 y la regulación del calentamiento global, gracias en buena medida al Presidente Barack Obama -¡hasta el Papa Francisco hizo pública una Encíclica Ecológica!-  el Presidente Trump no sólo requirió y ¡obtuvo! más fondos para defensa sino que advirtió que no pondría en práctica los ODS. Frente a esta intolerable actitud, no hubo reacción alguna. ¿Se necesitan más pruebas para que los ciudadanos del mundo, de una vez, tomen las riendas del destino común?

En el artículo que citaba al principio terminaba así. “Ha llegado el momento de replantear el sistema, no de aceptarlo o de adaptarlo. Así se inicia la “Carta de la Tierra”. Nos hallamos en un momento crítico de la historia, un momento en el cual la sociedad ha de elegir su futuro… Hemos de unirnos para crear una sociedad global sostenible basada en el respeto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y la cultura de paz”…

En la nueva era, será el multilateralismo, será la democracia vivida por cada ciudadano, será la responsabilidad colectiva, la que permitirá que las generaciones venideras no repitan la terrible frase de Albert Camus, que cito con frecuencia: “Les desprecio porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco”.

Federico Mayor Zaragoza fue entre 1987 y 1999 director general de la Unesco y actualmente es presidente de la Fundación para una Cultura de Paz.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2020/05/una-nueva-una-nueva-forma-vivir/

Autor: Por Federico Mayor Zaragoza

Fuente de la Información: https://rebelion.org/una-nueva-era-una-nueva-forma-de-vivir/

 

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