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La escuelas de Palestina en huelga contra las políticas de Israel

Por: Tercera Información

  • Varias escuelas palestinas en la zona ocupada de Jerusalén Este mantienen hoy una huelga indefinida para denunciar medidas arbitrarias adoptadas por las autoridades municipales israelíes contra los estudiantes.

El Comité Central de Padres de las Escuelas del barrio árabe de Jabal al-Mukaber afirmaron que la medida continuará hasta que sus demandas legítimas sean atendidas.

Estas incluyen la reubicación de los estudiantes de dos planteles debido al mal estado y la presentación de un plan de acción para construir nuevas instituciones educativas, señaló la agencia oficial de noticias Wafa.

La huelga resalta los desafíos que enfrentan los estudiantes y padres palestinos en la Jerusalén ocupada debido a las políticas racistas israelíes, subrayó la fuente.

El pasado año las escuelas palestinas en esa zona cerraron sus puertas por otra huelga general en rechazo a los intentos de Israel de imponer el plan de estudios de ese país y cambiar los libros de textos.

El Ministerio de Educación israelí revocó en julio de 2022 la licencia a seis centros educativos en Jerusalén Este por un período de un año al considerar que impartían un discurso contra su país.

Argumentó que esos planteles usaban libros que incluían “la glorificación de los prisioneros (palestinos) y su lucha armada contra el Estado de Israel”.

Los textos culpaban a nuestra nación por la crisis de agua en la zona y denunciaban “asesinatos, desplazamientos y masacres militares”, afirmó esa cartera en un comunicado.

En respuesta, el gobierno palestino condenó la decisión al estimar que era otro paso más en la estrategia para judaizar la ciudad.

La cancillería subrayó que esa disposición busca imponer el currículo israelí y la narrativa colonial en los centros de enseñanza a los ciudadanos de Jerusalén.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/03/09/2023/la-escuelas-de-palestina-en-huelga-contra-las-politicas-de-israel/

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ONU pide a Israel respetar derecho de niños palestinos a la educación

Según la ONU, al menos 58 escuelas que atienden a 6.500 niños enfrentan amenaza de demolición.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) pidió este lunes a Israel que respete el derecho de los niños palestinos a la educación y cese de inmediato la demolición de escuelas en este territorio.

«Profundamente perturbado por la demolición el 7 de mayo por parte de las autoridades israelíes de una escuela financiada por la Unión Europea (UE) en el Área C, que afectó directamente a más de 40 niños. El derecho del niño a la educación debe ser respetado», escribió en su cuenta de Twitter el Coordinador Especial de la ONU para la Paz en Oriente Medio, Tor Wennesland.

Acto seguido, hizo un llamado a Israel para que detenga de inmediato este tipo de demoliciones que cataloga como ilegales, según el Derecho Internacional.

El funcionario se refirió a la escuela de Jubbet Adh Dhib, situada en la aldea palestina de Bayt Ta’mar, al este de Belén quefue demolida en la víepera por fuerzas israelíes.

La destrucción de este centro propició la pérdida de educación de al menos 40 niños que viven en la pequeña aldea y zonas aledañas.

“Actualmente, 58 escuelas que atienden a 6.500 niños, enfrentan la amenaza de demolición debido a la falta de permisos de construcción que son casi imposibles de obtener para los palestinos”, reza un comunicado adjunto a la publicación.

En el texto, Wennesland afirmó que como reiteró en una reunión en Bruselas, Bélgica, la pasada semana, estas acciones israelíes afectan la prestación de servicios en Palestina y amenazan la estabilidad.

«Además, los factores persistentes del conflicto, incluidas las demoliciones, generan un clima de desconfianza y tensión entre palestinos e israelíes y socavan la perspectiva de lograr una solución política”, concluyó el alto funcionario.

https://www.telesurtv.net/news/onu-pide-israel-respetar-derecho-ninos-palestinos-educacion-20230508-0034.htm

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El triunfo del día de la Nakba: cómo la ONU está corrigiendo un error histórico

Por The Palestine Chronicle

El próximo Día de la Nakba será conmemorado oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 15 de mayo de 2023. La decisión de la institución democrática más grande del mundo es significativa, si no un cambio de juego.

Durante casi 75 años, la Nakba palestina , la ‘catástrofe’ provocada por la limpieza étnica de Palestina por parte de las milicias sionistas en 1947-48, ha sido el epicentro de la tragedia palestina, así como de la lucha colectiva palestina por la libertad.

Hace tres décadas, concretamente tras la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la dirigencia palestina en 1993, la Nakba prácticamente dejó de existir como variable política relevante. Se instó a los palestinos a superar esa fecha ya invertir sus energías y su capital político en un objetivo alternativo y más «práctico», el regreso a las fronteras de 1967.

En junio de 1967, Israel ocupó el resto de la Palestina histórica (Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza), lo que provocó otra ola de limpieza étnica.

Con base en estas dos fechas, las animadoras occidentales de Oslo dividieron a los palestinos en dos campos: los ‘extremistas’ que insistieron en la centralidad de la Nakba de 1948 y los ‘moderados’ que acordaron cambiar el centro de gravedad de la historia y la política palestina a 1967. .

Tal revisionismo histórico impactó cada aspecto de la lucha palestina: dividió a los palestinos ideológica y políticamente; relegó el derecho al retorno de los refugiados palestinos, consagrado en la Resolución 194 de la ONU; ahorró a Israel la responsabilidad legal y moral de su establecimiento violento sobre las ruinas de Palestina, y más.

El destacado historiador palestino de la Nakba, Salman Abu Sitta, explicó en una entrevista hace unos años la diferencia entre la llamada política pragmática de Oslo y la lucha colectiva de los palestinos como la diferencia entre ‘objetivos’ y ‘derechos’. Los palestinos “no tienen ‘objetivos’… (sino) derechos”, dijo. “… Estos derechos son inalienables, representan la línea roja inferior más allá de la cual no es posible ninguna concesión. Porque hacerlo destruirá su vida”.

De hecho, alejar la centralidad histórica de la narrativa de la Nakba fue equivalente a la destrucción misma de las vidas de los refugiados palestinos, como ha sido trágicamente evidente en Gaza, Líbano y Siria en los últimos años.

Mientras los políticos de todos los bandos relevantes seguían lamentando el proceso de paz ‘estancado’ o incluso ‘muerto’, a menudo culpándose unos a otros por esa supuesta calamidad, se estaba produciendo un tipo diferente de conflicto. Por un lado, los palestinos comunes junto con sus historiadores e intelectuales lucharon para reafirmar la importancia de la Nakba, mientras que los israelíes continuaron ignorando casi por completo el evento trascendental, como si no tuviera consecuencias para el presente igualmente trágico.

La ‘ Gran Marcha del Retorno ‘ de Gaza (2018-2019) fue posiblemente la acción palestina colectiva y sostenible más significativa que intentó reorientar a la nueva generación en torno a la fecha de inicio de la tragedia palestina.

Más de 300 personas, en su mayoría de la tercera o cuarta generación posterior a la Nakba, fueron asesinadas por francotiradores israelíes en la valla de Gaza por exigir su derecho al retorno. Los hechos sangrientos de esos años fueron suficientes para decirnos que los palestinos no han olvidado las raíces de su lucha, ya que también ilustraron el miedo de Israel a la memoria palestina.

El trabajo de Rosemary Sayigh sobre la exclusión de la Nakba del género traumático, y también el de Samah Sabawi, demuestran, no solo la complejidad del impacto de la Nakba en la conciencia colectiva palestina, sino también la continua negación, si no borrado, de la Nakba desde los discursos académicos e históricos.

“El evento traumático más significativo en la historia palestina está ausente del ‘género del trauma’”, escribió Sabawi en el volumen publicado recientemente, Nuestra visión para la liberación .

Sayigh argumentó que “la pérdida del reconocimiento de los derechos (de los refugiados palestinos) al pueblo y al estado creado por la Nakba ha llevado a una vulnerabilidad excepcional a la violencia”, siendo Siria el ejemplo más reciente.

Israel siempre fue consciente de esto. Cuando los líderes israelíes aceptaron el paradigma político de Oslo, entendieron que eliminar la Nakba del discurso político de los líderes palestinos constituía una gran victoria para la narrativa israelí.

Gracias a los palestinos comunes, aquellos que se han aferrado a las llaves y las escrituras de sus hogares y tierras originales en la Palestina histórica, la historia finalmente se está reescribiendo, volviendo a su forma original y precisa.

Al aprobar la Resolución A/77/L.24, que declaró el 15 de mayo de 2023 como el ‘Día de la Nakba’, la AGNU ha corregido un error histórico.

El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, entendió correctamente la decisión de la ONU como un paso importante hacia la deslegitimación de Israel como ocupante militar de Palestina. “Trate de imaginar a la comunidad internacional conmemorando el Día de la Independencia de su país calificándolo de desastre. Qué vergüenza”, dijo .

En los comentarios de Erdan y otras respuestas de los funcionarios israelíes no se encuentra el mero indicio de responsabilidad política o incluso moral por la limpieza étnica de más de 530 pueblos y aldeas palestinas, y la expulsión de más de 750.000 palestinos, cuyos descendientes ahora se cuentan en millones de refugiados. .

Israel no solo invirtió décadas en cancelar y borrar la Nakba, sino que también la criminalizó al aprobar lo que ahora se conoce como la Ley Nakba de 2011.

Pero cuanto más se involucra Israel en esta forma de negacionismo histórico, más luchan los palestinos para reclamar sus derechos históricos.

El 15 de mayo de 2023, el Día de la Nakba de la ONU representa el triunfo de la narrativa palestina sobre la de los negacionistas israelíes. Esto significa que la sangre derramada durante la Marcha del Retorno de Gaza no fue en vano, ya que la Nakba y el Derecho al Retorno vuelven a estar ahora en el centro de la historia palestina.

Fuente de la información e imagen:  https://nuevarevolucion.es

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La salud mental en Palestina, una cuestión política

Por: Carmen Diez Salvatierra

Corría el año 2017, yo apenas llevaba un año viviendo en Francia, lo suficiente como para darme cuenta de que Palestina era un tema tabú. En un pequeño cine del barrio latino proyectaban un documental, Tras los frentes: resistencias y resiliencias en Palestina, que había visto anunciado en un cartel de una calle del barrio de Belleville.

Después de dos horas de documental, se abrió frente a mí una realidad hasta entonces desconocida: cómo la ocupación y el apartheid israelí estaban afectando a la salud mental de las y los palestinos. Hasta hace nada, poco se hablaba de salud mental. Menos aún de las consecuencias que tiene este violento sistema capitalista, patriarcal y colonial en ella, en nuestras relaciones afectivas, en nuestro esquema relacional con el mundo. Y ahí estaba Samah Jabr, poniendo el dedo en la llaga, desde su propio contexto, pero abriéndonos las puertas a una situación que en realidad es universal: la de cómo el sistema de opresiones se enzarza en dificultarnos el bienestar.

La verdadera solución para la salud mental en Palestina está en manos de los políticos, no de los psiquiatras. Porque vivimos nuestras vidas, a pesar de nosotras, bajo ocupación militar, tenemos que combatir a nuestro opresor, luchar cada día por liberar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestra tierra.

Al salir de la proyección, vi que se había editado una recopilación de artículos de Samah en francés. No necesité reflexionarlo mucho antes de proponer al comité de la editorial Hojas Monfíes la traducción y publicación al castellano. Y, gracias al paro técnico del covid, que me libró de la insoportable carga del trabajo, pude traducir y coordinar la aparición de este libro que hoy ha podido ver la luz: Tras los frentes, crónicas de una psiquiatra y psicoterapeuta palestina bajo ocupación.

Un abanico andaluz con el estampado de una kufiya palestina. Fatima Azahara
Abanico andaluz con estampado de kufiya palestina. @ftmzzhr1492 (©)

Pero, ¿quién es Samah Jabr? Es una psiquiatra, psicoterapeuta y escritora palestina, que ha recibido varios premios internacionales y hoy es la jefa de la Unidad de Servicios de Salud Mental de Cisjordania. Gran parte de su trabajo se centra en sensibilizar a la opinión pública, tanto a nivel local como internacional, sobre la importancia de la salud mental y el impacto de la ocupación en la integridad mental de los ocupados. El poco tiempo libre que le queda lo dedica a escribir artículos, dar conferencias y participar en emisoras de radio y televisión locales e internacionales.

Tenemos fe en nuestra capacidad colectiva para embellecer la ladera desnuda de la montaña e inspirar una primavera revolucionaria entre los oprimidos de la tierra.

Samah aprendió inglés de forma autodidacta y empezó a publicar sus crónicas a principios de los 2000 en medios como The Middle East Monitor o The Washington Report on Middle East Affairs. Su testimonio, tierno e incisivo a la vez, propone una mirada crítica de la ocupación ahondando en el trauma colectivo, la colonización cultural y psicológica y las estrategias israelíes de deshumanización progresiva del pueblo palestino. Humillación, aislamiento, control y sospecha, torturas, checkpoints, precariedad, marginación… Todos los males posibles se dan en Palestina. Como ella afirma en una de sus crónicas, “Un trauma individual puede dañar el espíritu, un trauma colectivo puede dañar el conjunto de la sociedad”. Ese trauma no dejará de existir mientras Palestina no sea libre.

Esperar que los palestinos no tengan odio o sentimientos negativos hacia Israel es como esperar que una mujer violada empatice con su violador. El activismo contra la opresión es el remedio para nuestro trauma político.

Samah denuncia en estas crónicas las múltiples violencias sistemáticas a las que está expuesto el pueblo palestino, lo que provoca un problema de salud mental generalizado. Para ella, la tierra palestina no podrá liberarse si no se liberan las mentes de su pueblo, si no se pone la vida en el centro. Hacer de la vida un acto de resistencia, hacer de la ternura un lugar de enunciación que nos libere: es lo que nos enseña este libro que, partiendo de un contexto particular, nos regala una mirada universal.

Hoy, cuando nos siguen llegando noticias tan aberrantes como la de Ahmad Manasra, preso desde los 12 años de edad, me digo que ni el dolor ni la rabia bastan. Como diría Samah, “nuestra acción de curación y recuperación es inseparable de nuestra lucha por la liberación. La vida bajo la opresión y la sumisión a la injusticia es incompatible con la salud psicológica”.

El libro de Samah Jabr puede adquirirse aquí.

Una entrevista que me hicieron las amigas de Mujeres por carta Francia, donde hablo de Samah y de su libro:

Fuente de la información e imagen:  El Salto

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Unicef condena muerte de menores palestinos por represión israelí

La represión del régimen sionista ha cobrado la vida de 20 menores de edad en la Cisjordania ocupada en este 2022

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) condenó este miércoles la muerte de niños palestinos como consecuencia de la represión israelí en los territorios ocupados.

Los últimos menores víctimas de los ataques de uniformados sionistas se reportaron en los territorios de Nablús y Hebrón, con los que suman 20 los ultimados en Cisjordania en lo que va de este año 2022.

En tal sentido, la oficina de Unicef para Palestina expresó en la plataforma Twitter que todo niño tiene derecho a la vida y a no estar expuesto a violencia ni represión.

A lo que añadieron que muchos pequeños han sido testigos de este conflicto por mucho tiempo, “no han conocido más que guerras, conflictos y violencia. La mayoría vive con el impacto psicológico a largo plazo en su salud mental”, señaló el organismo en su página oficial.

A propósito, hicieron un llamado a las partes implicadas para hacer todo lo posible para evitar más violencia. “Otro conflicto sólo traerá más sufrimiento y más pena. Es necesario encontrar una solución duradera a este conflicto», remarcaron.

En tal sentido, la representante de Unicef para Palestina, Lynn Hastings, desarrolló una visita a la Franja de Gaza para atestiguar y evaluar los recientes impactos en niños y sus familias tras la ofensiva desplegada con misiles por Israel sobre ese territorio.

Mientras, el ministro palestino de Desarrollo Social, Ahmed Majdalani, denunció que las violaciones practicadas de manera sistemática por Israel, además de dejar secuelas indiscutibles en los menores, los privan de vivir seguros y con acceso a sus derechos básicos.

Según el Ministerio de Salud palestino, los uniformados sionistas asesinaron a 355 palestinos e hirieron a otros 16.500 en 2021, incluidos 87 menores, 60 mujeres y 18 ancianos.

Fuente de la información e imagen: https://www.telesurtv.net

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Shireen Abu Akleh, la periodista que llevó su voz al mundo

Fuentes: eldiario.es

Shireen Abu Akleh entraba cada día en millones de hogares árabes a través de Al Jazeera, relatando los últimos acontecimientos en los territorios ocupados palestinos. Toda una generación creció siguiendo sus crónicas.

Shireen Abu Akleh, de 51 años, era una respetada reportera que llevaba más de dos décadas informando sobre la actualidad palestina. Coincidí con ella en varias ocasiones en Cisjordania durante los años de la Segunda Intifada palestina y posteriormente en entierros de víctimas alcanzadas por fuego israelí. Shireen entraba cada día en millones de hogares árabes a través del canal Al Jazeera, relatando los últimos acontecimientos en los territorios ocupados. Sus colegas de profesión la admiraban. Era un referente al que también periodistas europeos acudíamos para solventar dudas o solicitar el teléfono de alguna fuente de información, conscientes de que siempre estaba dispuesta a ayudar.

“Toda una nación en duelo. Era un icono para todos los que crecimos viéndola diariamente en televisión. Todavía no puedo creerlo”, recordaba esta mañana el arquitecto e historiador palestino licenciado en Cambridge Nadi Abusaala. “Qué terrible noticia para despertar. Crecimos viendo a Shireen en televisión. Estoy en conmoción total”, ha escrito en Twitter la productora de Al Jazeera Linah Alssafin, recordando que desde 2000 hasta ahora Israel “ha matado a cerca de 50 periodistas palestinos”. La organización Reporteros Árabes de Periodismo de Investigación ha lamentado que “los periodistas en Palestina todavía son objetivo de Israel por su trabajo cubriendo lo que ocurre en el terreno. Un triste día para el periodismo y los periodistas de todo el mundo”.

Una reportera palestina testigo de lo ocurrido ha explicado ante las cámaras que cuando el equipo llegó esta mañana al área de Jenin tomada por francotiradores israelíes, estos abrieron fuego contra su vehículo. Shireen salió entonces del coche para que los soldados la vieran –iba identificada con un chaleco de prensa y un casco– “pero dispararon igualmente”.

Ali Samoudi, reportero del diario Al Quds, resultó herido: “Íbamos a grabar la operación del ejército israelí y de repente nos dispararon sin pedirnos antes que nos fuéramos o que detuviéramos la filmación”, ha señalado ante las cámaras de Al Jazeera. Otro periodista ha relatado que “francotiradores israelíes dispararon contra el vehículo, así que Shireen salió y fue acorralada por los disparos” antes de ser alcanzada. “Shireen recibió el disparo cerca de su oreja, donde el casco no le cubría. Fue un disparo de extrema precisión”, ha denunciado la presentadora y productora Dena Takruri.

Shatha Hanaysha, periodista palestina que se encontraba junto a Shireen, ha explicado que no había enfrentamientos en el lugar donde se encontraban: “Éramos cuatro periodistas, todos llevábamos chalecos y cascos. El ejército de ocupación [israelí] siguió disparando después de abatir a Shireen. Ni siquiera pude extender mi brazo hacia ella porque seguían disparando”. Al Jazeera ha difundido imágenes en las que la periodista superviviente del ataque Shatha Hanaysha, agazapada junto a una pared, intenta sin éxito alcanzar el cuerpo inerte de Shireen, tumbado junto al mismo muro.

La redacción del Al Jazeera en Ramala ha indicado que esta mañana, a las seis y trece minutos, la veterana reportera había enviado un email en el que señalaba que “las fuerzas de ocupación asaltan Jenin y rodean una vivienda en el barrio de Jabriyat. Estoy de camino, os traeré noticias en cuanto recopile datos claros”. La conmoción en los territorios ocupados palestinos y entre la comunidad internacional de periodistas que han trabajado en la región es notable. Shireen, palestina cristiana nacida en Jerusalén, licenciada en Jordania y con pasaporte estadounidense, se había ganado la admiración en su oficio. En las redes circula esta mañana un vídeo de hace algunos años, en el que relata lo que experimentó en 2002, en plena Segunda Intifada:

“Nunca olvidaré la envergadura de semejante destrucción ni la sensación de que a veces la muerte estaba muy cerca. (…) Nos quedábamos a dormir en hospitales o en casas de gente que conocíamos. Y, a pesar del peligro, seguíamos trabajando. Aquello fue en 2002, cuando Cisjordania sufrió un ataque que no había vivido desde 1967. En los momento difíciles he superado el miedo. Elegí el periodismo para estar cerca del ser humano. Puede que no sea fácil cambiar la realidad, pero por lo menos he podido llevar esta voz al mundo. Soy Shireen Abu Akleh”.

Shireen llevó su voz y su denuncia a millones de personas en todo el planeta. Puede que no haya podido cambiar la realidad, pero ha muerto intentándolo. Así es este oficio: sacrificado, obsesionado con la persistencia y la verdad mientras otros intentan amordazarla. Nunca ha sido fácil ser periodista en zonas de conflicto, donde los informadores son a menudo objetivo. Más difícil aún es ser reportera palestina en una tierra ocupada por las tropas israelíes.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/shireen-abu-akleh-periodista-llevo-voz-mundo_129_8983752.html

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Palestina: Feminismo Anti-Colonial para la Liberación

En Palestina, Israel viola los derechos humanos más básicos todos los días, lo ha hecho durante más de 70 años, y lo seguirá haciendo, hasta que la comunidad internacional ponga la presión suficiente para que Israel termine con sus crímenes.

Las mujeres en Palestina tienen un largo recorrido en acciones de oposición contra la colonización de sus tierras y sus cuerpos. Desde la organización de protestas en las calles, enfrentándose al ejército desde la primera línea, haciendo huelgas de hambre en las cárceles, documentando la violencia en los barrios, salvando vidas como doctoras y paramédicas, trabajando en el mundo político, el periodismo, todas las disciplinas del arte, la academia, el derecho, y activas en todos los aspectos de la vida cotidiana y familiar: las mujeres palestinas viven en constante lucha contra la opresión de la potencia israelí.

Es fácil ver en toda la ideología expansionista de Israel, sus ataques injustificados, el desarrollo y uso absolutamente desproporcionado de tecnologías de guerra y destrucción, el desprecio total por la vida humana, los brutales atropellos diarios contra mujeres, niñas, niños, y hombres desarmados, que luchan con sus cuerpos para defender su dignidad, lo profunda conexión entre el pensamiento patriarcal y el pensamiento colonial israelí con respecto a la sociedad palestina en su conjunto. Todos los procesos coloniales se ejercen con violencia y contra la voluntad de la población nativa, y aunque existen variaciones en las formas de colonización en el mundo, en general todos estos sistemas comparten valores con el sistema patriarcal, como la acumulación y el abuso del poder de parte de un grupo de personas sobre otro grupo. En este sentido, la potencia colonial de Israel percibe a las mujeres nativas palestinas como una amenaza para su proyecto de expansión territorial y crecimiento demográfico.

Para Israel la mujer palestina es justamente aquella persona a cargo de la reproducción de la población nativa no deseada, y por ello también son sometidas a distintas formas de violencia de género. Un ejemplo de esta doble violencia, colonial y machista puede verse en la declaración que hizo la actual ministra de Interior israelí, Ayelet Shaked, cuando publicó en Facebook el 2014 un llamado a atacar a toda la sociedad palestina, incluidas las mujeres para prevenir que sigan criando “pequeñas serpientes.” [1] Para Shaked la población originaria debe ser asesinada indiscriminadamente, y en especial las mujeres para que no sigan naciendo nuevas generaciones. La publicación de esta personera política recibió miles de “likes”, reflejando la enorme aprobación que da la sociedad colonial israelí a sus representantes.

Al igual que los hombres, las mujeres palestinas son sometidas a tratos crueles e inhumanos cuando son encarceladas, muchas veces sin cargos ni juicios, y por periodos prolongados que sirven a la potencia ocupante como castigo psicológico para romper la voluntad de resistencia palestina. El año pasado, Anhar Aldeek [2], madre de 25 años, estuvo encarcelada hasta los 9 meses de embarazo, sometida a torturas y tratos crueles.  Sólo gracias a la gran campaña de presión que lideró su familia y que llegó a nivel internacional, poniendo en riesgo la imagen pública de Israel, lograron que Israel “liberara” a Anhar en septiembre y pudiera dar a luz bajo arresto domiciliario. Hasta el último día antes de su liberación, Anhar corría el riesgo de dar a luz en un hospital militar, esposada de manos y pies a una cama rodeada por soldados. Pero el caso de Anhar no es el único. Desde 1972 existen 8 casos documentados de mujeres encarceladas forzadas a parir en la prisión bajo maltrato y abuso.  También existen muchos casos de mujeres y sus bebés que han muerto en los checkpoints intentando dar a luz mientras soldados israelíes no las dejan cruzar para llegar al hospital.

Las mujeres son muchas veces sujetas a tratos vejatorios en los puestos de control, agredidas sexualmente en la cárcel e incluso violadas. Otras formas de violencia que sufren las mujeres palestinas, especialmente bajo el asedio israelí en Gaza, es el alto índice de cáncer de mamas que no pueden acceder a los tratamientos necesarios [3]. En 2016 el 60% de las mujeres que lo sufrían murieron prematuramente, pero hubiesen sobrevivido si Israel hubiese dado los permisos para acceder a tiempo a los servicios médicos. [4]. De la misma forma Israel ha puesto enormes impedimentos durante la pandemia para la vacunación de gran parte de la población palestina, mientras que lidera los rankings mundiales en población israelí vacunada. Es aberrante ver cómo Israel decide a vista de todo el mundo quienes viven y quienes mueren.

Es fácil ver la profunda conexión que existe entre la militarización y la colonización con un sistema de violencia patriarcal. Estos sistemas fomentan la creencia de que un grupo humano tiene el derecho natural de dominar, explotar, perseguir, controlar, e incluso eliminar a otro grupo humano. El militarismo israelí es el medio para impulsar el proyecto de colonización de asentamientos, un sistema que defiende la misma dominación, explotación y eliminación de otro pueblo en base a la creencia de que un pueblo es superior a otro, o la idea de que existen razas que establecen un orden jerárquico entre distintos grupos humanos.

Según la activista Koldobi Velasco [5] “El patriarcado y el militarismo comparten contra-valores. Comparten la jerarquía, la obediencia, el individualismo, el desprecio por la vida, la sumisión, la subordinación, el autoritarismo, la victimización de las mujeres, el binarismo, o bueno o malo, o amigo o enemigo, hombre o mujer. Minoriza a las mujeres, porque las convierte o en menores de edad, o como si fuéramos un colectivo reducido en número, y [defiende] la uniformidad, la homogeneidad.” Todos estos valores que menciona Velasco son parte de la experiencia diaria que viven los palestinos bajo la violencia israelí. No sabemos cuándo Israel va a volver a bombardear Gaza, asesinar a una persona en un checkpoint, allanar un hogar y secuestrar a los niños, o atacar a los campesinos o pescadores. Y a pesar de que se vive con plena incertidumbre de lo que va a suceder en el futuro, también es cierto que esta práctica de eliminación sigue siendo la misma por más de 70 años. Mujeres y hombres palestinos viven una vida de estrés continuamente traumático.

A la complejidad de la opresión israelí que sufren las mujeres palestinas se suman los comportamientos patriarcales propios de su sociedad árabe, que Israel conoce perfectamente y explota para fortalecer su control sobre ella. En 1948 las milicias sionistas violaron a mujeres palestinas para sembrar el terror entre su población, facilitar su huida y establecer el estado de Israel. Los hombres palestinos viven bajo la presión de sostener económicamente a sus familias y protegerlas, pero bajo la sistemática opresión israelí estas obligaciones son para la mayoría casi imposibles de cumplir. La sociedad palestina no tiene control de sus tierras, la inseguridad de la vida es cada vez mayor y esto alimenta un recrudecimiento en el machismo de los hombres hacia las mujeres palestinas, desde las formas más sutiles hasta el femicidio.

Aquí no se trata en absoluto de quitar la responsabilidad del machismo de los hombres palestinos hacia las mujeres, pero debemos comprender que ambos sistemas, el patriarcado y la colonización israelí están profundamente entramados y finalmente son vividos por las mujeres palestinas como una sola realidad. La enorme presión del sistema colonial israelí empuja hacia abajo de manera aplastante a toda la sociedad palestina, desmembrándola y corrompiéndola, permeando hasta sus espacios más íntimos y formando muchas capas de violencia, manifestándose también al interior de los hogares y las familias, y reforzando los roles de poder que tienen los hombres en comparación a las mujeres. Es mucho más difícil cambiar un sistema patriarcal cuando se vive bajo una opresión tan destructiva como la violencia colonial de Israel. A partir de este análisis el movimiento feminista palestino Tali’at [6] ha declarado que la liberación nacional palestina es también inherentemente feminista, porque no pueden esperar a que Palestina se libere primero de la colonización y luego del patriarcado como si se tratara de dos dimensiones claramente separadas. Las mujeres palestinas tienen, y siempre han tenido, un rol activo e indispensable en la historia de la resistencia anti-colonial y merecen todo nuestro respeto y reconocimiento.

¿Qué podemos hacer?

Desde Chile podemos hacer mucho por apoyar la liberación de Palestina. El movimiento internacional del Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS), impulsado desde 2005 y liderado por la más amplia coalición de organizaciones civiles palestinas, es la estrategia más directa y efectiva que tenemos. El boicot es una forma activa de no ser cómplice de los crímenes de Israel, ya sea rechazando la participación en eventos culturales o intercambios académicos que limpian su imagen y fortalecen sus relaciones diplomáticas, o prohibiendo la importación de productos israelíes que claramente violan el derecho internacional. Las desinversiones son una manera de no apoyar financieramente un sistema nacional que claramente viola los derechos humanos, y las sanciones son otra forma de aislar esta potencia de los espacios internacionales que le dan legitimidad. Estas acciones sirven para exigir que Israel se comporte dentro de los límites de la normalidad y respete el derecho internacional, tal como deben hacerlo todos los estados. Y observando las reacciones que Israel ha tenido frente al movimiento BDS, sabemos que funciona.

En Chile, como feministas que buscamos la emancipación de las mujeres y las disidencias sexuales de las distintas formas de opresión, del machismo, las clases sociales y el racismo, no nos olvidemos de nuestras hermanas palestinas que luchan todos los días por una vida digna y libre de patriarcado y colonización. Comencemos por apoyarlas con el boicot a Israel, que es la petición que nos han hecho ellas y toda la sociedad palestina. Extendamos nuestras manos y solidaricemos con ellas porque las opresiones que vivimos son muy similares y juntas podemos trabajar para un futuro más justo.

Fuente de la información: Palestina Libre

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