República Dominicana pierde 44 % de potencial de desarrollo por desigualdad de género

Centro América/ República Dominicana/ 04.02.2019/ Fuente: acento.com.do.

En relación al empoderamiento, las mujeres solo ocupan el 13 % de las 158 Alcaldías, y a nivel congresual, 12 de 32 provincias no cuentan con representación femenina

República Dominicana.- La brecha salarial, inserción laboral, la mortalidad materna, así como la salud sexual y reproductiva, siguen siendo tareas pendientes en República Dominicana, lo que hace que el país pierda hasta el 44 % de su potencial de desarrollo humano, según resultados del estudio Desarrollo humano en el tiempo: tendencias del bienestar y la desigualdad en República Dominicana.

Aunque la desigualdad medida en el índice de desigualdad de género provincial (IDGP), muestra tímidas reducciones en el período 2010-201 en los indicadores antes mencionados, al comparar la participación de hombres y mujeres en cargos electos, la división se hace más evidente.

El  país pierde el 44 % de su potencial de desarrollo humano debido a la desigualdad de género.

En relación al empoderamiento, las mujeres solo ocupan el 13 % de las 158 Alcaldías, y a nivel congresual, 12 de 32 provincias no cuentan con representación femenina.

Los resultados son similares para la dimensión de mercado laboral: a pesar de que las mujeres registran mayor logro educativo (34 % de las mujeres ocupadas tienen educación universitaria o post universitaria, frente al 16 % de los hombres), el salario promedio de las mujeres es 18 % menor que el percibido por los hombres.

La tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral es menor que los hombres. La cantidad de hombres ocupados es de 68 % frente al 47 % de las mujeres.

Asimismo, la tasa de desocupación de las mujeres duplica con creces la de los hombres (20 % frente a un 8 % respectivamente), mientras que el 26 % de las jóvenes entre 15 y 24 años no trabajan ni estudian, lo que contrasta con el 13 % de sus pares masculinos.

Participación laboral, congresual y educativa

A nivel provincial, la diferencia entre la participación laborar de mujeres y hombres también se encuentra alejada entre sí. En algunos casos, como en Santiago Rodríguez, la tasa de participación laboral de los hombres (58 %), duplica la de las mujeres (28 %).

En las provincias Elías Piña, Pedernales y Bahoruco, la participación femenina en el congreso es inexistente.

En el 2016, el 50 % de las mujeres alcanzaron al menos la secundaria, frente al 46 % de los hombres.

En lo concerniente a la educación, en provincias con desigualdad de género media-baja, el porcentaje de mujeres que han alcanzado el nivel secundario puede llegar hasta el 43 %, superando el porcentaje registrado por los hombres en un 12 %.

Salud sexual y reproductiva

La salud sexual y reproductiva de las mujeres deja mucho que desear en República Dominicana.

Más allá del desempeño de las provincias, el informe muestra resultados muy por debajo de la media de América Latina y el Caribe, lo que mantiene al país entre las15 naciones con mayores tasas de mortalidad materna de la región.

De cada mil mujeres con edades entre los 15 y 19 años, 88 han sido madres, y por cada 100 mil nacidos vivos, 90 mujeres en edad reproductiva (15-49 años) mueren en el parto.

Aunque las mujeres en el Distrito Nacional exhiben el mejor desempeño en el nivel educativo alcanzado, la tasa de fertilidad adolescente duplica el promedio nacional.

Entre las provincias con desigualdad de género alta, La Altagracia y María Trinidad Sánchez presentan las tasas de fecundidad en adolescentes más elevadas.

Santiago Rodríguez, Samaná y María Trinidad Sánchez tienen las más altas tasas de mortalidad materna del país.

Fuente de la noticia: https://acento.com.do/2019/actualidad/8647155-republica-dominicana-pierde-44-potencial-desarrollo-desigualdad-genero/

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La nueva reorganización del Departamento de Educación.

Por: Aida Diaz.

Durante los últimos años nos hemos enfrentado al escenario donde se plantea una nueva propuesta de reorganización del Departamento de Educación. Esta no es la primera vez que se intenta reconfigurar el sistema público de enseñanza. Hasta ahora, ninguno de los cambios o reformas han sido exitosas. Lo que sí podemos decir de todas las reformas que se han dado, es que en ninguna se ha contemplado la participación activa de los componentes del sistema en la toma de decisiones sobre los cambios a implantar. Tal vez, por eso, el fracaso de las mismas.

Nadie puede negar que algo anda mal en el sistema cuando, a pesar del esfuerzo de los maestros, no logramos mejores resultados. Si vamos a cambiar, ya las lecciones han sido dadas. Para que los proyectos o cambios tengan éxito en cualquier organización es necesario que dichos cambios surjan de las necesidades de la base.  Una vez identificadas esas necesidades, definimos el objetivo de tal reorganización y cómo el mismo convertirá nuestro sistema de educación pública, en uno de los mejores del mundo.

Son múltiples las preguntas que hay que contestar antes de proponer una reorganización. Preguntas tales como: ¿Cuáles son los factores negativos que están afectando nuestro sistema: la politización, la falta de recursos, la desorganización de su estructura administrativa, la comunicación entre sus componentes, los múltiples cambios sin sentido o es la desconfianza hacia todo lo nuevo?

Contestadas estas interrogantes entonces, debemos plantearnos las siguientes: ¿Cómo sacamos la política partidista del sistema público? ¿Cómo eliminamos la burocracia? ¿Cómo recuperamos la confianza entre los componentes del sistema? ¿Cómo logramos que el currículo integre los resultados de la investigación educativa en favor del aprendizaje de los estudiantes? ¿Cómo garantizamos que todas las escuelas tengan los recursos necesarios para brindar el servicio educativo? ¿Cuál es el ciudadano que queremos formar?

Estas y un sinnúmero de otras preguntas, tienen que ser contestadas pensando única y exclusivamente, en el bienestar de los estudiantes y de su recurso primordial, el maestro, sin pasar por alto lo que ordena nuestra Constitución. La Constitución obliga al gobierno a tener un (1) sistema de instrucción pública el cual será gratuito, libre y enteramente no sectario. Además, que la propiedad y los fondos públicos de educación sólo pueden ser utilizados para el sostenimiento de nuestras escuelas públicas.

La emergencia que hoy vivimos ha sacado a flote muchos males, entre éstos, la falta de planificación adecuada para responder con sensibilidad y premura a los problemas surgidos, la falta de liderazgo en las altas esferas gerenciales del sistema educativo.   Estos males no se resuelven con una reorganización si su reclutamiento continúa bajo los mismos criterios que hasta ahora han prevalecido, la política partidista y el amiguismo.  El país necesita personas con liderazgo capaz de transformar las debilidades en fortalezas y las amenazas en oportunidades.

Mientras los distritos escolares y las regiones educativas no entiendan su rol de proveedores de servicios a los directores y los maestros; mientras las estructuras administrativas del sistema no se conciban como puentes en vez de barreras; mientras no entendamos las realidades económicas, sociales y culturales que rodean a nuestros estudiantes, nuestro sistema educativo continuará quedándose corto ante las expectativas trazadas.

A pesar de todo, nuestros maestros continúan siendo los héroes que mantienen dé pie y en alto al Departamento de Educación. Utilicemos el compromiso y la dedicación que los maestros han demostrado con la educación para darles una participación real y verdadera en la transformación de nuestro sistema.

Fuente: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/lanuevareorganizaciondeldepartamentodeeducacion-columna-2378898/

Imagen: http://www.citizengo.org/sites/default/files/styles/large/public/images/aula1.jpg?itok=i6OAvm4q

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