El 99% de los superdotados nunca llega a ser identificado

Por: Manuel F. Bustelo

La depresión, la falta de estima y la hipersensibilidad son las patologías más comunes de este colectivo. De pequeños también se suelen caracterizar por escribir siempre en mayúsculas, no gatear o nacer con los ojos abiertos.

De puertas para afuera, hablar de alumnos superdotados puede resultar atractivo, novedoso e incluso despertar cierto morbo. Pero lo cierto es que aquéllos que conforman este colectivo no tienen una visión tan «optimista». Es más, casi todos afirman que llevan mucho tiempo sin recibir «las atenciones y ayudas pertinentes».

Maximiliano Arellano da conferencias sobre Medicina desde los cuatro años.

En España, la detección de niños superdotados muestra importantes deficiencias. Según un informe publicado por el Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), la cifra de alumnos superdotados en nuestro país ronda los 300.000. Sin embargo, el propio MEC sólo tiene identificados alrededor de 2.650, lo que permite deducir que cerca del 99% de los casos de alumnos superdotados nunca son detectados ni diagnosticados debidamente.

José de Mirandés es el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Superdotación, una institución formada por diversas instituciones relacionadas con jóvenes con altas capacidades intelectuales. Según explica, «el 70% de los alumnos superdotados tiene un bajo rendimiento en el aula y entre el 35% y el 50% presenta fracaso escolar».

El proceso de identificación de un alumno superdotado comenzaría con la detección, que en la inmensa mayoría de los casos (más del 90%) se produce gracias a los padres. En un segundo plano, y en menor medida, aparecen los maestros y las escuelas, que muchas veces yerran al confundir a los alumnos superdotados con aquéllos con mayores aptitudes o mejores calificaciones.

Anteriormente, para determinar si un alumno era o no superdotado se le realizaba una serie de pruebas que únicamente eran analizadas por profesionales educativos. A partir de 2006, el MEC determinó que el diagnóstico de estos alumnos precise además el criterio de personal sanitario, permitiendo así que no sólo se tengan en cuenta aptitudes curriculares sino también clínicas y psíquicas.

Al igual que ocurre con muchas otras cuestiones, la superdotación cuenta con sus pequeños ‘trucos de la abuela’ que, según parece, ayudan a detectar si un niño es superdotado desde muy temprana edad. Escribir siempre en mayúsculas, nacer con los ojos abiertos, no gatear o presentar una extrema sensibilidad son algunos de esas características más comunes en niños superdotados y que pueden facilitar su identificación.

Tras ser reconocido como tal, según explica De Mirandés, hay que intentar que el menor tenga «una enseñanza y un ritmo de aprendizaje adecuados a sus capacidades cognitivas». Ante esto, una de las soluciones mas recurrentes sería la de permitir que el alumno ‘salte’ algún curso. Una solución no demasiado satisfactoria para muchos expertos que afirman que lo ideal sería que el sistema educativo «adaptase y diversificase las enseñanzas» dentro de un mismo curso para así cubrir la aceleración de aquellos alumnos que presenten altas capacidades.

Sin embargo, para otros especialistas esta posibilidad es «poco realista», ya que consideran que «no se le puede pedir al sistema educativo un esfuerzo de este tamaño». Uno de los defensores de esta idea es Juan Luis Miranda, doctor de la Universidad Francisco de Vitoria y director del Instituto Catalán de Superdotación y Altas Capacidades.

Aún así, Miranda sostiene que en España se están tomando «pocas medidas para sensibilizar a la población». «Además de a padres y docentes, habría que mentalizar a las estructuras políticas que tienen en su mano las herramientas para cambiar la situación», declara. Además, afirma que entre las principales patologías que sufren los superdotados aparecen «la depresión, el desánimo, la falta de estima o la hipersensibilidad».

ENCUENTROS REGULARES
Las diversas asociaciones de superdotación y altas capacidades que existen en España tienen entre sus principales funciones la de organizar encuentros y actividades extraescolares en los que estos menores tengan un punto de encuentro. En estas reuniones, los chicos aprenden a sociabilizarse entre ellos y con el resto de compañeros, aprovechando además -tanto ellos como sus padres – para dar y recibir consejos o intercambiar experiencias con familias en idéntica situación.

CARAS CONOCIDAS
Entre las diferentes técnicas que existen para detectar la superdotación y las altas capacidades intelectuales figuran los test de inteligencia, capaces de medir el cociente intelectual (CI). Según los expertos, obtener un resultado superior a 130 demuestra que la persona en cuestión presenta una destacada inteligencia. Cuanto más elevado sea el CI, mayores capacidades intelectuales presentará el individuo.

Rostros conocidos del cine, la música o la política se han sometido a ellos, algunos obteniendo resultados verdaderamente reveladores. Son los casos de las actrices Nicole Kidman (135) y Sharon Stone (136), Paris Hilton (135), la cantante Madonna (140) o políticos como Al Gore (141), Richard Nixon (143), Bill Clinton (140) o Schwarzenegger (135).

Un paso por delante se encuentran personajes de la talla de Isaac Asimov o Albert Einstein (ambos con 160) y muy alejados en la escala se posicionan Gary Kasparov (190), Truman Capote (215) o Leonardo da Vinci (220); personajes que han demostrado sus cualidades destacando en aquellas ramas en las que se han especializado.

ESTUDIOS PIONEROS
La superdotación, según afirman los expertos, «suele presentarse a edades muy tempranas». Un estudio que respalda esta hipótesis es el realizado por el Dr. López Andrade. Es el primero de sus características en España y consistió en hacer un seguimiento en niños desde los cuatro hasta los 17 años. Según las conclusiones, el 98% de los niños que con cuatro o cinco años presentaban precocidad intelectual, mostraron superdotación a los 17.

Para José de Mirandés, los resultados son «muy reveladores», pero apunta que «si se hubiesen tomado las medidas oportunas», las conclusiones habrían sido «aún mejores»: «Estamos convencidos de que si esas capacidades se hubiesen estimulado adecuadamente el resultado habría sido del 100%».

Este estudio alimenta, en cierta medida, el eterno debate que existe sobre si el superdotado nace ya con esas cualidades o las va adquiriendo a lo largo de su formación. Estas conclusiones, al igual que opinan muchos especialistas, determinan que los niños superdotados nacen con esas condiciones innatas pero necesitan de una cierta adaptación y continuidad para que éstas puedan desarrollarse plenamente. De lo contrario, suele darse el caso de que esa superdotación degenere en algún problema psíquico.

ALUMNOS PRECOCES
Santiago (nombre figurado) tiene 22 años y es licenciado en Comercio Exterior y Marketing. Desde pequeño hizo gala de una enorme precocidad intelectual, hecho que fue descubierto por su profesora en la guardería y que le permitió comenzar la universidad con 14 años. Para ello necesitó ‘saltarse’ cuatro cursos (2o, 5o y 7o de EGB y 2o de BUP).

Santiago recuerda que en su primer día en 3o de BUP, «la situación fue algo extraña». «Al principio, al verte tan pequeño, los demás te miran como un bicho raro, pero una vez te conocen y se dan cuenta de que tu mentalidad es igual a la suya, todo cambia», relata con orgullo.

Además, recalca que «la gente no debe dejarse influir por lo que ve en la ‘tele’ sobre este asunto», ya que «se da con más normalidad de lo que se piensa». «Hay que aprender a salir adelante, a pesar de que las instituciones no suelen poner muchas facilidades», concluye.

SUPERANDO BARRERAS
Fernando (nombre figurado) representa una de las caras más duras de la superdotación. Ni en Primaria ni en Secundaria tuvo la oportunidad de ‘saltar’ de curso ni de recibir adaptación curricular, por lo que fue víctima de un importante trastorno psicológico, el cual le llevó a abandonar los estudios con 17 años. Tras varios años de ayuda y mucho apoyo, tanto familiar como terapéutica, Fernando se vio con fuerzas para reemprender su formación académica. El problema radicaba en que el simple hecho de pensar en que iba a tener que compartir clase con alumnos varios años menores que él, le desmotivaba tremendamente.

Por ello, con 22 años, y gracias al apoyo de diversas asociaciones de superdotación, consiguió que se diese luz verde a una petición presentada ante la Comunidad de Madrid para poder hacer la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años, una examen que actualmente está preparando y al que pretende presentarse el próximo año.

María del Mar (nombre figurado), madre de Fernando, afirma que esta situación «hay que vivirla para poder comprenderla». Apunta que para que la recuperación de su hijo sea total, debe producirse «un cambio en la población» que permita que este colectivo se sienta arropado y reciba apoyo «no sólo familiar, sino también social y educativo».

¿Cómo puede detectarse?

Si el 99% de los superdotados nunca son identificados como tales, existen probabilidades de que alguien de su familia (o incluso usted mismo) lo sea. Una de las características que define a este colectivo es que poseen una elevada capacidad intelectual, cuyo cociente (CI) puede medirse a través de una prueba de habilidad cognitiva. Una de estos test de inteligencia es el que ofrece la organización internacional Mensa.

Esta prueba, que aúna conocimientos, rapidez y agilidad mental, reúne diversos ejercicios que permiten determinar el CI del individuo. Elegir qué número falta para completar una serie, descubrir la figura que se repite o resolver un problema de lógica son algunos de las pruebas que, unidas al tiempo empleado, permiten obtener un cálculo aproximado. Las cifras normales de CI oscilan entre 90 y 115. A partir de 130, podría considerarse que la persona en cuestión presenta una elevada capacidad intelectual.

Tomado de: http://www.elmundo.es/suplementos/campus/2007/501/1196809203.html

Comparte este contenido: