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COVID 19 y Género

 Manuel Alberto Navarro Weckmann

La experiencia generada a partir de las acciones relacionadas con la emergencia sanitaria, ha propiciado diferentes efectos de acuerdo con la actividad que cada persona desarrolle en su vida personal, familiar o profesional, así, la emergencia ha sido un parteaguas muy importante que nos permite visibilizar lo que realmente sucede detrás de lo que hemos denominado como nuestra “normalidad”.

La educación, como un ámbito netamente social, recibe, en todos los sentidos, los efectos de lo que sucede en la comunidad, de tal manera que la emergencia sanitaria no ha sido la excepción, así, como señala el documento de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) “Desigualdades educativas y la brecha digital en tiempos de Covid-19”,  entre los factores que condicionan el acceso a una enseñanza de calidad en línea son: la clase social, la raza, la etnia, el género, la ubicación geográfica y el tipo de institución a la que pertenecen los estudiantes.

De entre estos factores, uno de ellos, en donde se ha visibilizado dicha realidad, tiene que ver con las problemáticas y desequilibrios en materia de género, en donde claramente se ha trasladado el peso de muchas de las acciones dentro del confinamiento a la mujer, quien por “costumbre” y machismo, se constituye en el pilar de las principales acciones que se dan en el hogar.

De acuerdo con Javier Enrique Díez (2004: P.5), toda la historia humana desde sus inicios está marcada profundamente por el patriarcado. Todas las culturas, todas las civilizaciones, todas las organizaciones lo han sufrido de una forma o de otra, sin embargo, al normalizarse se mezcla con otro tipo de actividades y disminuye su aspecto evidente, por lo que, es a raíz de circunstancias especiales como es el caso de la emergencia sanitaria, en el que se hace por demás visible.

A mediados del mes de abril, la doctora Elizabeth Hannon, Directora Asistente en The British Journal for the Philosophy of Science, comentó públicamente en Twitter sobre una dramática disminución en la presencia de artículos enviados por académicas mujeres, el cual fue uno de los primeros llamados de atención sobre el particular, sin embargo, conforme pasa el tiempo, más se hace evidente, como es el caso de las Trabajadoras de la Educación, quienes han visto sobrecargadas sus actividades al intentar desarrollar sus actividades laborales desde el hogar.

Más allá de eso, llama poderosamente la atención en los datos duros que tiene a la vista del público en general la propia UNAM en el sitio “Datos duros sobre la violencia de género”, en donde se incrementó la ocurrencia de presuntos delitos registrados en averiguaciones previas contra mujeres en más e un 13%, las llamadas de emergencia por violencia contra las mujeres en más de un 22% y en donde de acuerdo con la Red Nacional de Refugios A.C., se ha incrementado más de un 37% la violencia física contra ellas.

Vivimos en una sociedad compleja y en donde impera fuertemente el machismo y las actitudes de violencia y discriminación hacia la mujer, por lo que los tres niveles de gobiernos deben de establecer acciones afirmativas para su protección, es establezcan protocolos especiales para su defensa y sobre todo, cada una y cada uno de nosotros, aportar lo que esté de nuestra parte para visiibilizar el problema.

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/covid-19-y-genero/

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Los feminismos y la necesaria unidad de los oprimidos

Por: María del Carmen López Vásquez  y Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

Resumen

Hablar de feminismo es hacerlo de la lucha enconada de las mujeres por elevar su dignidad robada por sociedades de explotación. Ya los clásicos del marismo reconocieron que la mujer era la más explotada de todos los explotados. El ser que más penurias y calamidades cargaba sobre sus espaldas era precisamente ella. Esto es un hecho que debe movilizarnos a todos.

Es por ello que las divisiones que se dan entre algunos grupos de feminismos como el marxista y el liberal deben erradicarse en aras de la necesaria unidad. No debemos cometer el error de creer que la emancipación llegará de la mano de reformas y concesiones del capitalismo neoliberal. Solo seremos libres si nos unimos y derrocamos a este sistema de muerte. Luego de tomar el poder, entonces comenzará la más difícil de las batallas, la de construir nuevos simbolismos en los que no quede espacio para ninguna forma de discriminación o explotación.

 

Introducción

Cuando una persona se aproxima al tema del feminismo lo primero que impacta son los sufrimientos de vidas de mujeres que aparecieron ocultas a lo largo de la historia humana. Si se trata de esclavismo, es el dolor del negro  el que prevalece y no el de la negra. Si se habla de colonización son los hombres los que se llevan las palmas y no las mujeres. En México, por ejemplo, se utiliza la palabra malinchismo para denostar. Se responsabiliza a la Mujer, la malinche, por un acto de traición que ella no ideo; fue entregada por hombres, que pactaron con hombres, para el placer y la paz entre hombres. Ella solo se limitó a obedecer y habría que imaginar qué les habría ocurrido y a sus familias si hubiesen osado incumplir el mandato.

Es por ello que resulta muy difícil aproximarse a este tema sin generar sospechas. Existen en la actualidad tensiones hacia el interior de la lucha por la emancipación general de los oprimidos; toda vez que, según algunos, una parte del movimiento feminista y la sororidad pretenden unir en un mismo grupo a opresoras, obreras y desempleadas en una aparente unidad de objetivos. Es claro que, para que ello ocurriera esos objetivos deberían estar “desideologizados”.

Otros argumentan que el resultado más visible de las batallas actuales por los derechos de las minorías es que ellas, en su búsqueda necesaria de toda la justicia posible, se han separado peligrosamente de la masa general de desposeídos, elevando a rango de urgencia sus exigencias particulares. (KOHAN, 2007) Resulta muy claro que debemos luchar por los derechos de todes y que, sin justicia y dignidad por igual, toda revolución pierde necesariamente el norte. Sin embargo, y aún a riesgo de ser juzgado por absolutista creo que; si debe escogerse que hacer ahora y que podríamos atender más tarde se impone la lógica de la unidad por sobre todas las micro diferencias.

De antemano dejo claro que me interesan todas las justicias, pero priorizo primero la toma del poder para luego desmenuzar, poco a poco, las dominaciones del capital una por una. Igual podemos tomar el poder mientras nos ocupamos de otras cosas que, en definitiva, somos capaces; pero el gasto de energía y la perdida de la concentración en los objetivos inmediatos pueden hacer que perdamos la batalla. Ya nos ha pasado antes.

Palabras claves: feminismo, machismo, patriarcado, feminismo marxista, unidad.

 

Introduction

When a person approaches the subject of feminism the first thing that impacts is the sufferings of women’s lives that appeared hidden throughout human history. If it is slavery, it is the pain of the black that prevails and not that of the black. When it comes to colonization, it is the men who take the palms and not the women. In Mexico, for example, the word malinchismo is used to denote. Women, the malinche, are held responsible for an act of treason that she did not devise; It was delivered by men, who agreed with men, for the pleasure and peace between men. She only obeyed and one would have to imagine what would have happened to them and their families if they had dared to breach the mandate.

That is why it is very difficult to approach this topic without generating suspicion. There are currently tensions within the struggle for the general emancipation of the oppressed; since, according to some, a part of the feminist movement and sorority try to unite in the same group oppressors, workers and unemployed in an apparent unity of objectives. It is clear that, for this to happen, these objectives should be «de-ideologized».

Others argue that the most visible result of the current battles for minority rights is that they, in their necessary quest for all possible justice, have dangerously separated themselves from the general mass of the dispossessed, raising their particular demands to the level of urgency. . (KOHAN, 2007) It is very clear that we must fight for the rights of everyone and that, without justice and dignity alike, every revolution necessarily loses its north. However, and still at the risk of being tried for absolutism, I think; If we should choose what to do now and what we could attend to later, the logic of unity prevails over all the micro differences.

In advance I make it clear that I am interested in all the justices, but I prioritize first the seizure of power and then gradually crumble the dominance of capital one by one. We can still take power while dealing with other things that we are ultimately capable of; but the expenditure of energy and the loss of concentration in the immediate objectives can make us lose the battle. It has happened to us before.

Key words: feminism, machismo, patriarchy, Marxist feminism, unity.

 

Desarrollo

Haremos referencia a las posturas feministas de importantes pensadoras de izquierda para evidenciar que desde hace ya algún tiempo se venían denunciando por parte de ellas errores respecto a la unidad que se continúan reproduciendo en la actualidad y que debilitan la fuerza de los oprimidos[1] frente al bloque siempre unido de los opresores. Queremos partir de declarar que estamos a favor de la lucha de las mujeres en todos los espacios en los que sea necesario porque consideramos que la justicia a la que aspiramos debe alcanzar a todxs y, en especial, a las compañeras a las que tanto le debemos a lo largo de la historia de las luchas por la emancipación de los oprimidos.

La lucha de las mujeres por su emancipación estuvo presente durante todas las revoluciones proletarias del siglo XX. Cuando los obreros se alzaron contra los opresores las mujeres estaban junto a ellos en Rusia, en China, en Cuba, en Vietnam; en las epopeyas internacionalistas del Che y en las ayudas internacionalistas de la Revolución cubana. En todos estos espacios y momentos de la lucha por la emancipación humana el papel de la mujer ha sido fundamental hasta el punto que podría asegurarse que sin ellas las victorias de esas revoluciones hubiesen sido imposibles. Sin embargo, deberá reconocerse que sino todos los marxistas: “La mayoría de los análisis marxistas de la posición de la mujer parten de la relación de la mujer con el sistema económico, y no de la relación de la mujer con el hombre, suponiendo al parecer que esta última quedara explicada en su análisis de la primera.” (HARTMANN, 2020). No coincidimos con (Hartmann, 2020) porque desde sus inicios Marx y luego Lenin expresaron posturas muy radicales para la época respecto al problema de la mujer.  No obstante, la percepción que se ha construido en una parte de la gente, también gracias a la propaganda de mala fe, es que el marxismo es incongruente con el feminismo, o al menos, distante de sus aspectos más duros. Se le señala, por ejemplo: “El cuestionamiento principal (…) es que aquel analiza la relación de las mujeres con el sistema económico sin mirar la relación de las mujeres con los varones. A partir de tales análisis, los diagnósticos y propuestas a los que se arriba tienen que ver con problemáticas generales, pero no con la “cuestión de las mujeres” en particular. (DI TULLIO ARIAS, 2015, pág. 22)

Dejemos que sea el propio Lenin quien ponga en dudas esta afirmación: Lenin en el año 1921 se expresaba de esta manera respecto a la situación de la mujer:

(…), bajo el capitalismo, la mitad femenina del género humano esta doblemente oprimida. La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las repúblicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar -lo que es más importante-, permanecen en la «esclavitud casera», son «esclavas del hogar», viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la Cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual. (LENIN, 2020)

Habiendo salido, la revolución bolchevique, de un país zarista y atrasadísimo, con un dominio casi absoluto de la religión, esta postura es extremadamente radical y revolucionaria para ese contexto. Esta cita, se adelanta en el tiempo histórico y alumbra de una manera formidable el porvenir de las luchas de las mujeres a todo lo largo del siglo XX.

Una de las mujeres marxistas que más ha marcado el desarrollo del feminismo de izquierda es la alemana Rosa L. No solo trabajó intensamente por consolidar la unidad de los oprimidos en la práctica y en la teoría, sino que, además, sufrió en carne propia ataques de sus compañeros que hoy bien podrían ser calificados de misóginos. Clara supo mantener su postura teórica a pesar de no contar con el reconocimiento de una parte importante de sus compañeros y de los virulentos ataques que se le hacían. En esa difícil situación pudo reconocer que dentro del movimiento feminista se colaban como prioridad objetivos no siempre congruentes con la lucha general por la emancipación del capital y hacer las alertas necesarias. Su pensamiento cobra hoy mucha relevancia cuando expresa que la mayoría de las mujeres que desde las clases opresoras se enfrentan a sus parejas y al sexo opuesto en general “como leonas” contra los privilegios masculinos se someterían de buena gana solo por obtener el derecho al sufragio. Es claro que para estas mujeres el objetivo no podía ser de modo alguno la eliminación de la explotación económica de las mujeres en general. (LUXEMBURG, 2004, pág. 240)

Resulta significativo que algunas posturas feministas en- la actualidad bogan por la unidad de las mujeres sin tomar en consideración las posiciones respecto a la distribución de las riquezas y la reproducción ampliada del capital.  Debemos estar muy claro en que Las mujeres burguesas y de las clases medias nunca sienten al patriarcado ni con la intensidad ni en la misma dirección que las oprimidas. En no pocas oportunidades, si luchan por el reconocimiento del aborto, solo es con fines electoreros porque en lo personal pueden abortar en el momento que lo deseen sin generar ninguna contradicción con las leyes de su país ya sea porque se desplazan a lugares en los que esta práctica no está sancionada o porque las realizan en clínicas privadas en las que el dinero ata las frágiles manos de la ley capitalista. Las mujeres de las clases pudientes y media, tampoco sufren un sobre trabajo por la carga doméstica, que agobia a las oprimidas luego de agotadoras jornadas laborales, porque ellas pueden pagar a otras mujeres para que desarrollen estas labores.

Incluso, (LUXEMBUG, 2004), cuando hacía referencia al derecho al sufragio universal de las mujeres, lo hacía con miras en logros de largo alcance y no en dadivas que la clase explotadora siempre estará en condiciones de dar a los oprimidos para aletargar su mirada crítica. Estaremos de acuerdo en que el derecho al voto de la mujer fue un gran logro de las luchas feministas que permitió otra mirada social al ejercicio de la decisión política porque los hombres, buscando apoyo, empezaron a pensar en ellas como nunca antes.  Este logro significó un inicio importante para el largo camino de alcanzar la igualdad política al que aún hoy no llegamos en la mayor parte del planeta.

Según Ankica (2020), Luxemburgo reconoce la enorme importancia táctica del voto femenino pues es una manifestación de la madures política de las proletarias y aumenta las posibilidades de llevar la lucha a otros campos de batalla. Sin embargo, recalca que no es la defensa al derecho al voto la mira sobre la que deben ponerse los ojos como una reivindicación aislada: “la cuestión es apoyar el sufragio universal a fin de que el movimiento de mujeres socialistas pueda llevar más allá una estrategia de lucha por la emancipación de las mujeres y de la clase obrera en general.” (ANKICA, 2020). Nótese que no se separa la lucha de la clase obrera de las luchas feministas, sino que se integran en objetivos comunes, aunque a largo plazo debamos comprender que ellas buscarán reivindicaciones más profundas que las de sus compañeros por ser históricamente objetos de la dominación en diferentes grados y espacios. (ENGELS, 2019)

No se trataba, entonces, del sufragio por el sufragio sino de la educación política de las compañeras y de cuanto ellas pueden aportar a la educación de los compañeros para que ese sufragio sea un arma de poder frente a la clase oligarca. Las victorias electorales en Venezuela y la última victoria electoral en México no podría llevarse a cabo sin la esencial participación de las compañeras. Es sabido que el papel desempeñado por la mujer cubana es primordial en la resistencia del pueblo frente a las agresiones permanente del imperialismo norteamericano. En este punto no debemos dejar de valorar que las mujeres de las clases opresoras también alcanzaron el derecho al voto con lo cual se tiene un logro histórico que beneficia al sexo femenino como género sin emanciparlas totalmente de su condición de oprimidas.

En nuestra apreciación, una parte del movimiento feminista actual debe reconsiderar nuevamente sus posicionamientos a favor de la mujer en general y al margen de la situación de explotadas de la enorme mayoría de las mexicanas.  El posicionamiento a favor de la mujer en general abstraídos de las diferencias notables entre oprimidas y opresoras; impide visualizar las vejaciones que la obreras y campesinas sufren bajo el yugo opresor de las mujeres de la oligarquía y las esposas de los magnates que nunca traicionarían su clase por defender a sus expoliadas. En las marchas contra AMLO se da un fenómeno muy singular e ilustrativo de esto que estamos explicando; las trabajadoras domésticas cargan los carteles de sus patronas con discursos contrarios a un gobierno de tendencia izquierdista.

Los feminicidios, por ejemplo; son una clara muestra de que más que un tema de sexos es un problema de pobreza, ya que, sino todas; la enorme mayoría de las mujeres desaparecidas o asesinadas pertenecen a la clase oprimida. Es muy raro que una millonaria sufra de estos eventos, y si ocurriera, es poco común que el caso quede impune. En cuanto a feminicidios la impunidad tiene rostro de oprimida. Ya Rosa había llamado la atención a la hipocresía de los derechos civiles, que incluían los derechos de la mujer, en el seno de la sociedad capitalista:

Para Luxemburgo, la metafísica de los derechos individuales en el marco de un proyecto político liberal sirve sobre todo para proteger la propiedad privada y la acumulación del capital. Los derechos liberales no reflexionan sobre las condiciones sociales materiales reales, se colocan simplemente por encima de ellas, como algo abstracto y nominal, haciendo imposible su puesta en práctica o un uso real de tales derechos. (ANKICA, 2020)

Podemos asegurar que para que los derechos de las mujeres y las minorías sean reconocidos en toda la extensión posible debemos estar dentro de la construcción de una sociedad no explotadora. El socialismo del siglo XXI, que sería un ejemplo,  no es la panacea de los derechos, pero si es una excelente condición histórica para argumentar a favor de ellos, irlos conquistando e implantar políticas congruentes que los protejan. Trabajar por una sociedad justa implica hacerlo paso a paso, y, como ha de entenderse, también cometer errores que a la larga podrían parecer imperdonables dado que la conciencia política no se mueve a la misma velocidad que los hechos de la historia. La solidaridad entre feministas de diferentes posiciones económicas, en lo general, se logra solo bajo la lupa de abstracciones peligrosas para la lucha general por la emancipación femenina que debería ser, en primerísimo lugar, económica.  Se reconoce que; “Las feministas que abogan por los cambios culturales en aras de una nueva contracultura no patriarcal, desdeñan la necesidad de esos cambios cuando adhieren sin cuestionamientos a los regímenes burocráticos que han expropiado la revolución a las masas” (D’Atri). Esto es claro porque la institucionalidad capitalista no cederá por que se desarrollen debates y coloquios porque su base real es objetiva, está en las relaciones de producción de explotación.

Por ejemplo, es conocido que en muchos lugares, incluyendo México la mujer trabaja en condiciones de diferencias respecto a los hombres:

El total de empresas maquiladoras en el país a fines de abril de 2005 era 2,820. Este número de fábricas emplean 1,164,050 empleados, de los cuales el 51% son hombres, y el 49% mujeres. Efectivamente, en México son más hombres que mujeres los que trabajan en maquiladoras.

 

Discriminación de género

Pero más mujeres que hombres están haciendo el trabajo más duro. Del total de obreros, el 54% son mujeres y el 46% hombres. Estos gozan de la ventaja de ser el 74% de los técnicos de producción, y el 64% de los empleados administrativos. En otras palabras, poco más de 5 de cada 10 personas en las líneas de producción son mujeres, pero sólo hay una mujer por cada 4 técnicos, y una por cada 3 administrativos. Las mujeres son menos de una tercera parte de todos los trabajadores técnicos y administrativos. (CFOmaquiladoras.org, 2020)

Estos datos muestran la enorme explotación a la que están siendo sujetas miles de mujeres en México. No obstante, esto no debe llevarnos a creer que la solución a esto estaría en equiparar los derechos de las mujeres a los hombres. Acá la solución solo es posible si se enfrenta el problema de la explotación capitalista y la defensa de todos los trabajadores. El neoliberalismo depauperó las condiciones de trabajo de los obreros, extrayendo al máximo grandes cuotas de plusvalía. Es claro que en estas condiciones las más afectadas son las mujeres. Los informes de la OXFAM denuncian la enorme concentración de riquezas de los últimos años y el retroceso en las condiciones de trabajo de millones de personas en el mundo. (OXFAM., 2018) (OXFAM, 2019)

Por otra parte las desposeídas que se incorporan a las luchas feministas suelen ser presa de ansiedades generadas por la enorme lentitud de los cambios de las violencias que viven hacia el interior de sus intimidades: “(…) son impacientes frente a la experiencia del poder obrero que transforma radicalmente la estructura económica y social y, por primera vez en la historia, permite a las masas lanzarse audazmente a la creación de nuevos valores y una nueva cultura. (D’Atri)

Luego de tomar el poder se abren caminos para la lucha por la defensa de los derechos de la mujer que de no ser así se mantienen cerrados pues el capitalismo solamente concederá aquello que no afecte sus ganancias y entorpezca la reproducción. El feminismo cubano, por ejemplo,  representado por la Federación de Mujeres Cubanas, que no ha estado exento de contradicciones, ha logrado, desde las posiciones del marxismo martiano y fidelista, instalar una consecuente protección de los derechos de la mujer y del niño; porque como se entenderá, uno y otro son inseparables. Aunque no todos los derechos llegaron al unísono ni con la radicalidad necesaria si reconocemos que no habría sido posible para la mujer cubana acceder a esos logros históricos fuera del seno de la Revolución socialista que con las limitaciones de todo proceso histórico las puso en el centro de su tención. Así lo expresa BELLUCI (2019):

La revolución cubana no sólo jugó un papel importante en el debate político de nuestra región sino que también exhibió logros y avances de las mujeres durante el proceso revolucionario: acceso a la educación gratuita y universal sin distinción de raza o clase social, igualdad de salarios, atención a la salud para toda la familia, creación de guarderías infantiles, ingreso de un alto porcentaje de campesinas al mercado laboral, métodos de planificación familiar, aborto legal, seguro y gratuito, programa de educación sexual, cargos directivos en distintas áreas e incluso su presencia institucional en la política; todos estos cambios representaron grandes mejoras e impulsos. (BELLUCI, 2019, pág. 42)

Fueron las condiciones del socialismo, el humanismo del socialismo y los objetivos socialistas los carriles sobre los que se logró poner a la mujer de la isla en el lugar que hoy ocupa. No significa que el machismo como rezago patriarcal esté totalmente aniquilado; la educación de todxs dentro de la sociedad socialista es un objetivo de largo aliento que como vemos se extiende más allá de medio siglo.  El machismo, el patriarcado y la necesidad de un feminismo dentro de la Revolución se desarrollaron, no sin contradicciones, desde sus mismos inicios: “Desde La Habana, a inicios de 1969 los intelectuales Isabel Larguía y John Dumoulin comenzaron a difundir su primer manuscrito titulado «Por un feminismo científico» el cual sería editado hacia 1971 por Casa de Las Américas. El esfuerzo intelectual que pergeñaron estuvo dirigido a comprender las modalidades de explotación que atañen a las mujeres, así como las posibles alternativas emancipatorias.” (BELLUCI, 2019, pág. 15)

La preocupación del compañero Fidel sobre el problema de la mujer estuvo presente desde los mismos comienzos de la lucha en la sierra Maestra en la que la mujer cubana estuvo representada en figuras como Celia Sánchez, Vilma Espín y otras.

Sin la mujer, la obra ingente de la Revolución no habría sido posible. A lo largo de estos años difíciles, no ha habido tarea económica, social y política, no ha habido logro científico, cultural y deportivo, no ha habido aporte a la defensa de nuestro suelo y de la soberanía de la Patria, que no haya contado con la presencia invariablemente entusiasta y patriótica de la mujer cubana. Nadie como ella ha hecho los mayores sacrificios en el periodo especial que estamos aun viviendo, ni se ha empinado tanto hasta convertir en hazaña el esfuerzo cotidiano. (GARCÍA, 2020)

La mujer cubana se incorporó a la tarea de la emancipación cultural durando todo este medio siglo de luchas. Su desarrollo social, político, cultural, científico, en todos los órdenes de la vida es innegable. No obstante, puede desatenderse la responsabilidad que los movimientos de izquierda latinoamericanos tienen del distanciamiento que por ratos tienen con los movimientos feministas. Es justo reconocer que el machismo latinoamericano, en la constante búsqueda de protagonismo histórico, pulula entre las grietas de las divisiones que históricamente la izquierda ha alimentado. En todo caso debemos aceptar errores mutuos y el hecho de que debemos encontrar la unidad entre izquierdas y feminismos no solo como una necesidad práctica sino porque, como he  argumentado, no hay razones de peso para distanciarnos ya que: (…) que el feminismo haya tenido que ubicar al marxismo como un interlocutor necesario (…) es un reconocimiento implícito a que la clase obrera, la lucha de clases y el socialismo son categorías que dan cuenta del modo de producción en el que vivimos, basado en la explotación de millones de seres humanos por parte de un puñado de capitalistas. (D’Atri, pág. 1)

En lo tocante a la búsqueda de la unidad, el ejemplo de Cuba resulta aleccionador porque ellos no han permitido, a pesar de las naturales diferencias teóricas internas, que se generen divisiones innecesarias hacia el interior de su unidad nacional. La unidad es la divisa más importante de la Revolución cubana frente a los EUA y debe cuidarla ante el riesgo de perder todo lo ganado.  El feminismo revolucionario marxista de las cubanas debe estar alerta pues no es casual que uno de los grupos pagados por el imperialismo norteamericanos para debilitar la unidad interior del pueblo y de las mujeres lleve el nombre de “Las damas de blanco”. La utilización del género con fines político para agredir a un pueblo que ha hecho muchísimo por proteger a sus mujeres y niños resulta de un cinismo espantoso. La utilización de la palabra “damas” busca granjearse el reconocimiento fuera de la sociedad cubana en la que ese término ha dejado de estar en uso para designar al sexo femenino. Es de suponer que por el hecho de ser “damas” la Revolución debe ser tolerante con todas sus acciones antigubernamentales como si los millones de mujeres que están con la Revolución no contaran. Esa es una vieja estrategia del capitalismo de divide para reinar; utiliza las minorías para desdibujar los objetivos comunes y parcializar las luchas. (KOHAN, 2007)  Algunas pensadoras feministas ya habían denunciado esta situación: “Siempre que el capitalismo está en crisis o necesita “aliados” para su restauración o para la acumulación del capital posterior, integra a los “otros” marginados en su forma política liberal legal, sean las mujeres, los niños, las razas no blancas, o las personas LGBTIQ -quienquiera que esté disponible o sea potencialmente útil para continuar con la mercantilización.” (ANKICA, 2020)

Las esposas de los explotadores nunca apoyarían una lucha que fuera contra sus intereses de clases y que, como es de comprender, limitaran sus ingresos. Creer que existe una hermandad entre mujeres más allá de los intereses de clases pudiera ser una ingenuidad pasmosa.  Un ejemplo de ello es el caso de la convocatoria del colectivo “Brujas de Mar” al paro internacional “Un día sin mujeres”. Los móviles de muchas de las participantes eran válidos y estaba alimentados por el horro vivido por mujeres en las últimas semanas antes de la manifestación.  Pero no puede negarse que se intentó utilizar todo esto como punta de lanza contra el gobierno de tendencia izquierdista de AMLO. Luego se descubrió una foto de la vocera de este colectivo, nada más y nada menos que, con el expresidente panista Felipe Calderón que se señala como uno de los responsables del aumento de los feminicidios en México durante su sexenio.

Debemos considerar con detenimiento que la creación de términos como “sororidad” pudiera ser utilizado para desnutrir la ideología anticapitalista y vender la falsa idea que las contradicciones de las clases es cosa del pasado y de ciertas maneras envejecidas de analizar la sociedad; cuando en realidad, estamos frente a la más drástica acumulación capitalista de toda la historia humana. En definitiva, los datos demuestran que entre mayor es la precarización de la vida de los oprimidos más es la violencia contra la mujer. No olvidemos que “Las mujeres burguesas desde principios del siglo XIX no han tenido la abolición del sistema de clases en mente; al contrario, lo apoyan. Por otra parte, el feminismo burgués defiende el capitalismo y ocupa una posición de clase y desatiende los derechos de las mujeres de la clase obrera.” (ANKICA, 2020) Nadie puede ofrecer pruebas de que esto que está defendiendo ANKICA 2020 no es completamente cierto. Si alguna prueba existiera, sería un caso aislado, una rareza sociológica más que una norma.

Además de todo lo anterior, debemos tener muy claro que una cosa son los derechos políticos y otra los derechos económicos. La lucha por los derechos políticos y sociales a lo largo de la historia, en algunos tipos de feminismos,  terminó distanciada de la lucha por los derechos económicos. El sistema capitalista no puede existir sin expoliar o excluir a una parte importante de la sociedad y en esa tarea cuenta con la solidaridad de las mujeres de las clases altas y medias. Rosa ya había denunciado esta situación para evitar engaño en las feministas de su época:

En un nivel formal, los derechos políticos de las mujeres se constituyen con notable armonía con el estado burgués. Los ejemplos de Finlandia, de los estados americanos, de algunos municipios, todos demuestran que ninguna política de igualdad de derechos para las mujeres ha tumbado el estado; no disputa la dominación del capital. (LUXEMBUG, 2004, pág. 244)

Las últimas seis palabras de la cita anterior resultan muy aleccionadoras; “no disputan la dominación del capital”. Los feminismos que se centran en la lucha de géneros ocultan dos elementos que resultan esenciales; primero no son los hombres en tanto género los que crearon esta situación de explotación, aunque, claro está, la propiedad privada tiene sesgos masculinos (ENGELS, 2019) y en segundo lugar; no es al hombre solamente al que debe cambiarse o someterse a otro tipo de educación; también debe incluirse a la mujer dado que ambas subjetividades emergen subsumidas por la sociedad de clases. Se habla del hombre nuevo, pero se ha utilizado este término en sentido genérico, bajo la lupa actual, habría que hablar del hombre y la mujer nuevos o de los otrxs nuevos. Kollontai, citada por Álvarez (1993) se refiere a esta situación en los términos siguientes: “No basta con la abolición de la propiedad privada y con que la mujer se incorpore a la producción; es necesaria una revolución de la vida cotidiana y de las costumbres, forjar una nueva concepción del mundo y, muy especialmente, una nueva relación entre los sexos.” (ÁLVÁREZ, 1993, pág. 20)

También habría que referirse a la construcción de otras izquierdas sensibles al severo problema por el que atraviesa la mujer, porque como ya dijimos, la lente machista nos asalta en cada recodo de la historia. No es posible luchar por la justicia social que promete el socialismo sin reconocer el derecho de aquellas almas que están a nuestro lado a un trato igualitario.  El eslogan de; “Con la mujer todo y sin la mujer nada” no basta, porque desde posturas patriarcales se las puede defender de la dominación capitalista. No ingenuamente se nos ha dicho que podemos estar comportándonos como marxistas machistas. Debemos visibilizar las combinaciones de sometimiento que junto a la económica laceran a las mujeres convirtiéndolas en las “obreras de los obreros”, en las “oprimidas de los oprimidos”. La izquierda tiene mucha responsabilidad en la situación de divisiones que actualmente nos aqueja porque no hemos encontrado un equilibrio entre los aspectos generales de la lucha y lo específico de la situación de la mujer; el enemigo trabaja incesantemente, eso se sabe, pero frente a esa realidad nos corresponde a nosotrxs evitar que, sus acciones y nuestras acciones, nos debiliten: “En efecto, a las militantes que comprobaban la discriminación que atravesaban dentro de las organizaciones mixtas comprometidas con la justicia social y el anticapitalismo, les urgía crear nuevas colectividades políticas compuestas solo por mujeres, ya que continuaban siendo el “segundo sexo”.” (BELLUCI, 2019, pág. 33)

La educación del otrxs nuevo implica la desconstrucción de la subjetividad capitalista y el desarrollo de la socialista cuya base sería la libertad de creación dentro de nuevas relaciones de producción no capitalistas. Las características de esta construcción subjetiva nueva estarían en una dirección opuesta a la educación cultural del capitalismo. Es necesario entender que el capitalismo vive en nuestras relaciones cotidianas y en las construcciones simbólicas que defendemos como el amor, la felicidad, la amistad, etcétera. En este sentido, y sin pretender agotar tan polémico tema, Kollontai (2000) afirma:

Tal es la mujer nueva. La disciplina, en vez de la afectividad exagerada; la apreciación de la libertad y de la independencia, en vez de la sumisión y de la impersonalidad; la afirmación de su individualidad, en vez de los esfuerzos ingenuos por llenarse de la forma de ser del hombre amado y reflejarlo; la afirmación de sus derechos a las dichas “terrestres”, en vez de la máscara hipócrita de la “pureza”. En suma, la relegación de los episodios amorosos a un lugar subordinado en la vida. Ya no tenemos delante a la hembra que se hace sombra del hombre, sino a la mujer nueva, individualidad en sí misma. (KOLLONTAI A. , 2000, pág. 249)

La Revolución nunca será auténtica sino incluye entre sus cambios fundamentales las demandas de las mujeres; como alguna vez afirmaba Fidel “La mujer es una revolución dentro de la revolución”.  Qué significa esta frase: entre otras cosas, que la Revolución debe ver a la mujer como un motor para su propia transformación, para su permanente mejoramiento. En otras palabras, se llega a la Revolución lleno de las imperfecciones que el capitalismo nos inocula y la mujer es uno de los primeros y principales problemas que alumbraran soluciones diferentes y cambios fundamentales en todos los órdenes y todos los géneros. Es inevitable que la revolución arrastre machismos nocivos para la lucha, es inevitable la confrontación en este campo y la necesidad de la permanente reeducación de todxs. “(…) la revolución feminista era la revolución más importante del siglo XX. Pero, como subrayaba, es también la revolución más larga.” (BELLUCI, 2019, pág. 10)

Educar a todxs es fundamental porque llegamos llenos de nocivas educaciones aburguesadas, de baja autoestima y apegos serviles: “Rechazar la hipocresía del pensamiento burgués, reconocer que el amor no es solo un poderoso factor de la Naturaleza, que no es solo una fuerza biológica sino también un factor social… hasta la burguesía sabe en realidad cómo encadenar el amor a sus normas morales para que sirva al logro y afirmación de sus intereses de clase.” (KOLLONTAI A. , 1922/ 3ra ed. 1978, pág. 126) Las categorías liberales propuestas en el contrato social quedan reducidas a determinaciones de obligatoriedad para una de las partes debido a su fragilidad dentro de la sociedad de mercado: “las profundas desigualdades sociales, ponen en cuestión la igualdad jurídica formal.” (DI TULLIO ARIAS, 2015, pág. 24)

Por otro lado, según Kollontai (2000), los dos ejes de lucha del feminismo en este hemisferio están organizados en el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y el derecho a una vida libre de violencia patriarcal. En ambos casos estamos frente a fenómenos originados por la organización del capital en su contubernio con el dominio de las iglesias denunciados desde hace ya mucho tiempo. (Foucault, 2007).  Estos dos ejes de lucha embonan muy bien en las luchas de las feministas liberales que, como se sabe, nunca serían anticapitalistas. (D’Atri)

En consonancia con lo anteriormente dicho, el primero de esos ejes de demandas podrá ser conquistado en los parlamentos burgueses según las correlaciones de fuerza que sean capaces de generar sin peligro para el sistema. Pero el segundo, el tema de la violencia, es sustancial al capitalismo y no podrá resolverse efectivamente con temas educativos, mediáticos y protestas callejeras; aunque si se ha constituido en bandera de la derecha para ganar adeptos y votos. No se resuelve la violencia contra la mujer con movimientos feministas sino con movimientos anticapitalistas, antiimperialistas, antineoliberales. Para poder dar solución a la violencia del capitalismo hay que destruirlo. Es claro que uno de los retos del feminismo es que acumulan las cifras de las mujeres violentadas según ciertos criterios y esquemas sexistas; dejando fuera de esos análisis otras formas de violencia hacia la mujer, por ejemplo, las madres que pierden sus hijos, las hijas que pierden sus padres, las hermanas que pierden a sus hermanos. Las esposas de hombres sin trabajo, las madres de niños sin recursos para el médico. Si somos consecuentes todas las formas de violencia del capitalismo impactan de manera especial a las mujeres. No se escoge un género para garantizar la reproducción ampliada del capital aunque sobre uno de los dos, en este caso la mujer, recae el mayor peso de la carga por “haberse consagrado” históricamente al cuidado de la familia. “(…) el capitalismo es incompatible con la emancipación de las mujeres, por ello considera que las luchas feministas han de ser luchas anticapitalistas.” (KOLLONTAI A. , 2000, pág. 163)

Estamos defendiendo la unidad sin renunciar a las identidades de los movimientos propios de cada uno. No estamos abogando por la desaparición de los feminismos dado que ellos tienen mucho que aportar al marxismo porque las categorías de este último se desarrollaron, posteriormente al texto de (ENGELS, 2019) de espaldas al sexo. La unidad sin la diversidad es solidaria del fascismo. La unidad para no perder su fuerza y virilidad debe aceptar a todxs con sus especificidades y buscar, en la medida de lo posible para cada momento histórico concreto, la mayor cantidad de justicia posible.

También han existido muchas malas lecturas del marxismo que conllevan a valoraciones incorrectas que luego se convierten en lugar común de la crítica tanto de la derecha como de la izquierda mal informada. En definitiva, devaluar al marxismo como teoría de la clase oprimida es el objetivo fundamental de todo el aparato ideológico al servicio del capital. Por solo citar un ejemplo decir que: “En primer lugar, los primitivos marxistas, incluidos Marx, Engels, Kautsky y Lenin, pensaban que el capitalismo arrastraría a todas las mujeres hacia el trabajo asalariado y que este proceso destruiría la división sexual del trabajo.” Se contradice absolutamente con la postura de Lenin respecto al problema de la mujer.  Dejar de reconocer la postura radical del marxismo respecto al derecho de las mujeres a la igualdad es de una falta total de información o de mala fe.

Aunque la realidad histórica muestra que toda revolución porta fortalezas y limitaciones que deberá atacar en sus momentos y con todas sus energías; la tarea de emancipar a la mujer luego de conquistada su libertad económica, es una de las más difíciles dado que está viva en el hábitus de los hombres y las compañeras que hacen la revolución. Tomar el poder es cosa fácil, lo realmente difícil es cambiar la forma de pensar de las personas, sus tradiciones, por subalternas portan mucha discriminación y sometimiento hacia el sexo femenino. Lenin reconocía la dificultad enorme de esta tarea:

 “La igualdad ante la ley todavía no es igualdad frente a la vida. Nosotros esperamos que la obrera conquiste, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente a la vida, frente al obrero. Para ello es necesario que las obreras tomen una participación mayor en la gestión de las empresas públicas y en la administración del Estado. […] El proletariado no podrá llegar a emanciparse completamente sin haber conquistado la libertad completa para las mujeres” (LENIN, 2020)

También León Trotski, enfrentado a las medidas anti feministas de estalinismo, planteó que sin el feminismo el socialismo no sería auténtico. Uno más de los errores graves de la construcción del socialismo en la extinta URSS estuvo precisamente en que retrocedió hacia prejuicios sexistas que ya habían sido superados por la revolución proletaria. El marxismo en su aplicación práctica no está exento de grandes errores respecto a la visión con la que asume el problema de la mujer, pero el feminismo, debe reconocer que el marxismo provee categorías que resultan imprescindibles para entender y vencer la dominación del capital.  “Así pues, una unión más progresiva entre marxismo y feminismo requiere no sólo una mejor comprensión intelectual de las relaciones de clase y sexo, sino también que la alianza reemplace al predominio y la subordinación en la política de la izquierda.” (HARTMANN, 2020)

En las conclusiones del 1er Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, Fidel hablaba de la unidad de todas las mujeres del mundo en la lucha contra el capitalismo con estas palabras:

Por encima de los océanos, de las fronteras y de los idiomas, las representaciones de las mujeres progresistas de todo el mundo se han dado la mano en este Congreso. Y no se adapta uno a la terminología de extranjeras para calificar estas delegaciones, porque en todo instante hemos experimentado la sensación de que somos parte de una misma patria, de un mismo pueblo: la patria universal, la población humana. Lo que demuestra que nada separa a los pueblos sino la explotación y la injusticia, y nada une tanto a los pueblos como la comunidad de ideales y la aspiración de la justicia. (CASTRO, 2020)

Y es que la explotación capitalista, las injusticias que generan los asesinatos y la destrucción son las mejores razones que tenemos para unirnos en una misma lucha. Uno de los más graves errores que se podrían cometer es buscar una alianza en la que se desdibujaran las identidades. El feminismo se ha ganado un lugar importante en las luchas por la emancipación y llena un espacio difícil de asumir por otros grupos.

Conclusiones

Marxismo y feminismo han seguido caminos que en tiempos se unen para luego separarse. Esta ha sido una debilidad de ambas posturas dado que en la búsqueda de la emancipación humana sus visiones más que a excluirse se complementan. Lograr la unidad entre ambas posturas resultará en un fortalecimiento general de la propuesta contrahegemónica que hoy se construye desde las resistencias para alcanzar ese otro mundo posible.

En el contexto de la práctica revolucionaria todo tiene su momento y es tan nocivo adelantarse a los tiempos como llegar con retraso. Sin embargo, en el plano de la teoría, adelantarse es de sabios, el que ve más lejos comete en la práctica menos equivocaciones. Esta es la tarea actual de los feminismos y los marxismos, adelantar la vista para verse en una férrea unidad en la construcción de la emancipación de toda la humanidad. Tal vez, estamos ante la última gran crisis del capitalismo, lo que viene luego será el total exterminio de la vida, ello; si no tomamos antes las medidas para cambiar el rumbo a nuestro destino común en la tierra.

 

Referencias

 

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[1] No utilizaré el concepto de clase porque las opresiones van más allá de las clasificaciones tradicionales a las que estamos acostumbrados. En definitiva, luchar contra las opresiones es hacerlo contra el imperialismo neoliberal.

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Mi deseo en tu piel

Por:  Daniel Seijo

 

“Empezando por una locución cualquiera, de las más sencillas, corrientes y de mayor empleo…. Las hojas del árbol están verdes; Iván es un hombre; Zhuchka es un perro, etc. Ya aquí (como lo señalaba genialmente Hegel) hay dialéctica : lo particular es lo general [..] Por consiguiente, los contrarios (lo particular es contrario de lo general) son idénticos: lo particular no existe más que en su relación con lo general. Lo general existe únicamente en lo particular, a través de lo particular. Todo lo particular es (de un modo u otro) general. Todo lo general es (partícula o aspecto, o esencia) de lo particular. Todo lo general abarca solo de un modo aproximado, todos los objetos aislados. Todo lo particular forma parte incompleta de lo general, etc., etc. Todo lo particular está ligado, por medio de millares de transiciones, a lo particular de otro género (objetos, fenómenos, procesos), etc. Ya aquí hay elementos, gérmenes, conceptos de la necesidad, de la relación objetiva en la naturaleza, etc. Lo casual y lo necesario, el fenómeno y la esencia están ya aquí, puesto que al decir: Iván es un hombre, Zhuchka es un perro, esto es una hoja de árbol, etc., rechazamos una serie de rasgos como casuales, separamos lo esencial de lo aparente y oponemos lo uno a lo otro. «

V.I. Lenin

«La creación del derecho a la “identidad de género” crea un “choque entre derechos” en el que los derechos exigidos por un grupo de personas (transgénero) pueden poner en peligro los derechos de otro grupo (mujeres)”. Por tanto es inaceptable que “los grupos de mujeres y feministas no estén invitados a consultar sobre tales cambios legales, como si no tuvieran nada relevante que decir a pesar del hecho de que los varones pueden, bajo dicha legislación, obtener el derecho a ser reconocidos en la ley como “mujeres”.«

Sheila Jeffrey

«El feminismo tiene una tradición de más de tres siglos, ha configurado una genealogía propia e, imbricado con los discursos propios de cada momento histórico, ha generado sus propias señas de identidad. Por tanto, aunque la teoría queer tenga indudablemente raíces en el pensamiento feminista contemporáneo sobre el sexo y el género, no puede venir a suplantar esa tradición de pensamiento que se retrotrae mucho más atrás de las «tres últimas décadas».»

Laura Posada Kubissa

La vida feliz de un ama de casa se convirtió para mí en una jaula

Resulta asfixiante enfrascarse una y otra vez en una estéril batalla contra los mismos postulados neoliberales, repeler e intentar contraargumentar con mayor o menor pericia, los insultos, el acoso y las campañas de desprestigio personal y colectivo que el quintacolumnismo individualista y egocéntrico que carcome como un virus el interior de la izquierda política española y occidental, arroja continuamente contra todos aquellos que a lo largo de las últimas décadas se han resistido a sucumbir a la caída del muro, la desesperanza y la sumisión ante el supuesto fin de la historia. Resulta asfixiante, pero vital.

La trampa de la diversidad y su método performativo, ha supuesto en manos del liberalismo una estrategia sumamente efectiva con la que se ha logrado desintegrar y neutralizar todos aquellos rescoldos de resistencia colectiva todavía existentes tras la caída del muro de Berlín y el colapso de gran parte de los sistemas socialistas. El altermundismo, al renunciar a la clase social todavía agazapado y debilitado por la aparente derrota del comunismo, pronto se mostró incapaz de articular una espina dorsal con la que lograr unificar una respuesta global al capitalismo y esto finalmente lo llevó a ser guiado a su fragmentación y progresiva desaparición de la escena política por medio de las más diversas instituciones capitalistas, que únicamente tuvieron que analizar y usar en su propio beneficio los rasgos diferenciales presentes en su seno. Sucedió con el ecologismo, el antirracismo, la lucha en la comunidad LGTBI y sucede hoy también con el feminismo, una teoría política que en los últimos años había logrado estructurar un frente amplio de contestación social con sobrada capacidad para avanzar en la transformación material del sistema.

Debemos entender el movimiento feminista además de como una teoría social y política, como un conjunto heterogéneo de movimientos culturales, sociales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y la eliminación de la dominación y violencia de los varones sobre las mujeres a través del patriarcado, una forma de organización social cuya autoridad se reserva únicamente al sexo masculino. Una vez logramos procesar esta realidad, nos vemos en disposición de comprender el potencial subversivo del feminismo y por ende la preocupación liberal y reaccionaria ante los recientes y notorios avances de dicho movimiento político a nivel global. El feminismo, al igual que el marxismo, logra identificar certeramente los resortes del sistema y estructurar una alternativa viable a las contradicciones materiales del capitalismo y su dominación patriarcal. No es de extrañar por tanto que la violencia, la difamación e incluso el terrorismo, sean moneda de pago habitual por parte de las instituciones del poder contra nuestras compañeras en todo el mundo. A día de hoy, exigir igualdad y respeto al cuerpo de la mujer, sigue siendo una actividad penada y castigada de las más diversas formas en sociedades y culturas de medio mundo. En demasiadas ocasiones, incluso con la muerte.

La opresión de las mujeres no va a desaparecer de un plumazo porque se identifiquen como hombres, ni la ablación de clítoris, ni los matrimonios forzados, la imposición del hiyab, las violaciones, el control reproductivo o el terrorismo machista, van a cesar únicamente por variar la percepción que de sí mismas tienen sus víctimas

A lo largo de los años 60 y 70, el feminismo decide plantear una alianza colectiva con la intención de luchar contra la discriminación de un sistema de sometimiento colectivo estructurado a través del capitalismo y el patriarcado contra las mujeres y la comunidad LGTB, la lucha contra la desigualdad, el acoso sexual, la violencia de género, la discriminación y la brecha salarial, suponen puntos de encuentro que permiten a las mujeres caminar unitariamente durante largo tiempo con otros colectivos afectados por la desigualdad generada por el patriarcado.

Desde finales de la dictadura, el movimiento feminista y las reivindicaciones de la comunidad homosexual y transexual en el estado español, parecen caminar de la mano. El apoyo firme y activo de diversas organizaciones feministas, así como el alto desarrollo teórico y organizativo de sus integrantes, permite que el avance en las conquistas sociales resulte imparable en nuestro estado, otorgando a sendos colectivos además de una mayor visibilidad social y política, fehacientes y materiales conquistas que hacen de España un ejemplo a nivel global en materia de igualdad. La ampliación y articulación del movimiento feminista en torno a la lucha de las mujeres homosexuales, los hombres y mujeres bisexuales y las personas transexuales, no significa en aquel momento tensión o ruptura alguna entre luchas que poco a poco van forjando voces propias que enriquecen el debate y se nutren unas a otras. El discurso de transformación feminista y sus tácticas de acción directa contra la discriminación institucional y estructural, consigue estructurar una unidad de acción que poco a poco amplia el movimiento y abre claramente las puertas a la necesidad de una transformación material con la que lograr poner fin a la dominación patriarcal.

Las calles se llenan, los asesinatos machistas son sistemáticamente contestados y repudiados en las calles, se pone fin a la impunidad de la dialéctica de la cultura machista en los medios, los parlamentos e incluso en las calles. El acoso callejero o laboral, las violaciones, los techos de cristal e incluso la discriminación en las instituciones, emergen repentinamente del oscurantismo en el que se habían embutido para su sibilino funcionamiento y son enfrentadas e incluso en algunos casos superadas por el cada vez mayor poder político del movimiento feminista en alianza con amplias minorías de nuestra sociedad. Incluso el 8 de marzo, Día de la mujer trabajadora, recupera un fuerte sentimiento de clase y un espíritu transformador que lleva a muchos compañeros a un replanteamiento de la masculinidad patriarcal, al tiempo que mano a mano con las compañeras feministas, se avanza en el desafío al sistema global del patriarcado que sustenta al capitalismo.

En esas nos encontrábamos hasta que esa unidad de acción se ve claramente amenazada por la aparición en la política española de la Teoría Queer, una corriente teórica desarrollada principalmente en el entorno universitario a partir de 1990 y que camina paralelamente al triunfo del neoliberalismo y la imposición de una visión idealista del mundo. Asentando su visión de la sociedad como una suma de individuos atravesados por identidades, teóricas como Judith Butler abogan abiertamente por una sociedad y unos métodos de lucha claramente individuales. En pleno proceso de agregación colectiva, hace su puesta en escena una vez más el Mr. Potato neoliberal para aplicar la clasíquisima táctica del divide y vencerás.

Las feministas no solo no tienen nada en contra de las personas transexuales, sino que las mujeres transexuales llevan décadas formando parte del movimiento feminista y avanzando en la conquista de derechos tangibles para ambos colectivos

La articulación identitaria que acostumbra imponer el neoliberalismo en los más diversos escenarios de contestación social, incluye una variedad de categorías ciertamente inabarcable: el sexo, la raza, la religión, la nacionalidad. Todas estas categorías pueden ser usadas como potenciador de lo casual, como negación de lo común y esencial. A ellas se les asigna un valor que atraviese a los individuos y les otorga identidades cambiantes y múltiples en un mundo incierto implementado por la propia estructura capitalista. En una realidad en la que resulta complicado identificarse, uno puede optar por su Dios o incluso su santo particular, su barrio, su género, su raza, su equipo de fútbol o por un partido político para abandonarse a una absurda competición entre oprimidos, en la que sus preferencias sexuales, ser miembro de un grupo yihadista, una pandilla, un grupo supremacista, una hinchada de fútbol o un círculo político, puede propiciarle una efímera sensación de pertenencia y la ilusoria capacidad para pretender modificar la existencia material de las cosas. Todo mientras el sistema patriarcal y capitalista logra oportunamente sacar rentabilidad política y habitualmente económica de la diferencia.

Tal y como se pregunta Daniel Bernabé en su libro «La trampa de la diversidad», ¿estamos diciendo con esto que por la representación de la diversidad es algo perjudicial para la izquierda? No. Lo que decimos es que, mientras estos conflictos de representación estén dentro del mercado de la diversidad, dentro del ámbito y la reglas neoliberales, generalmente resultarán dañinos tanto para la izquierda como para los colectivos interesados y muy beneficiosos para la derecha -y la agenda neoliberal-. La manera de interpretar la sociedad que estamos observando, articula gran parte del movimiento queer en nuestro estado y se aleja completamente de análisis materialista. Se trata únicamente de una categorización idealista que niega las relaciones que estructuran a la sociedad capitalista y se centra únicamente en una suma de miradas individuales atravesadas por diferentes identidades elaboradas a gusto del consumidor. Cada individuo puede desarrollar de esta forma una visión única, pero a todas luces contraproducente para el cuestionamiento de las bases materiales de la opresión que suponen el verdadero camino para la emancipación de la mujer y la clase trabajadora.

La visión social de Butler y de gran parte de los defensores de la Doctrina Queer, niega el materialismo y centra su análisis en la primacía del espíritu y los actos performativos frente a la naturaleza. Para los seguidores de esta versión neoliberal de la existencia, el mundo no es sino una construcción social estructurada por el lenguaje humano y por tanto niegan con ello las relaciones de clase y de producción que estructuran a la sociedad capitalista y al patriarcado. Butler niega de esta forma que la opresión de la mujer tenga una base material sólida y de extraordinaria fuerza. Es ahí en donde surge la divergencia irreconciliable con el feminismo.

Al argumentar que todo parece resultar fruto de una construcción social independiente de la realidad material, se abre de forma directa la puerta a la práctica supresión material del concepto mujer y la creencia queer rompe definitivamente con los postulados materialistas y con el feminismo radical, entendiendo este como aquel que directamente se dirige a la raíz de la opresión patriarcal-capitalista. Tradicionalmente, el feminismo ha atacado al género como un sistema de dominación cultural masculina que a través de las diferencias morfológicas externas, genitales masculinos y genitales femeninos, impone a hombres y mujeres un conjunto de funciones y características que no son naturales, sino que se aprenden e interiorizan mediante una socialización diferenciada por razón de sexo. Bajo esta estructura de dominación patriarcal, los hombres han sido tradicionalmente vistos como guerreros, líderes o empresarios, mientras que las mujeres se han visto a su vez relegadas al papel de amantes y amas de casa, únicamente destinadas a proporcionar cuidados de forma no retribuida en el seno familiar. Es precisamente a través del diagnóstico de la opresión de género que el feminismo ha podido analizar y revertir realidades como la división sexual del trabajo, la explotación sexual o la exclusión de las mujeres en las instituciones públicas. Se trata por tanto de un instrumento de dominación patriarcal que toda feminista busca llegar a suprimir.

El hecho de que la categoría mujer asignada al sexo biológico pueda no representar puntualmente a todas las mujeres, no invalida que la mujer como hembra humana suponga y deba suponer el sujeto político del feminismo

La teoría queer en este punto, niega que sexo y género sean realidades distintas, afirmando que sobre el cuerpo de la mujer únicamente operan prejuicios culturales que pueden y deben ser fácilmente mutables a través de las ideas y el lenguaje. El sexo es por tanto una construcción social y ser mujer pasa a suponer una mera performance, un deseo individual. Se confunde claramente en este punto el «ser» con el «sentir».

Pero desde una visión materialista, la cultura no es un fenómeno arbitrario y accidental, sino que surge de la base material y la interacción de los seres humanos con la naturaleza. La materia es lo primario y nuestras ideas y nuestros sentidos operan como conexión de nuestros cuerpos con el mundo material, nuestra forma social de interpretar el mundo supone la expresión de nuestra interacción con la naturaleza. La clara apuesta por el idealismo de la teoría queer que afirma que el sexo es una mera construcción social, contradice no solo nuestra experiencia, sino hasta la propia biología que afirma claramente que no solo los sexos son reales, sino que su papel en la reproducción humana y en tantos otros aspectos de la realidad, funcionan independientemente de nuestra interpretación de los mismos. Si operamos bajo la premisa de que el sexo supone también un constructo social, argumentamos inseparablemente que el género, la identidad sexual y mismo la orientación sexual, no están marcados por la biología, erradicando con ello la distinción entre género y sexo y abogando claramente por una construcción individual de la identidad. Bajo está premisa claramente líquida, un individuo puede elegir no solo identificarse, sino ser, hombre o mujer, atendiendo únicamente a sus propios sentimientos y su percepción individual de lo que supone ser una u otra cosa. Sin reglas aparentes más allá de la individualidad de cada persona, incluso la fluctuación de pareceres pasaría aparentemente a ser una opción plenamente aceptable. Si el sexo es un mero acto performativo, no existen realidades fijas o verdaderas.

Para los seguidores de esta versión neoliberal de la existencia, el mundo no es sino una construcción social estructurada por el lenguaje humano y por tanto niegan con ello las relaciones de clase y de producción que estructuran a la sociedad capitalista y al patriarcado

Esta acción ilusoria que pretende cerrar en falso las diferencias entre personas bajo tácticas de guerrilla de autoayuda, supone poco menos que una estafa, una trampa, la nada. La opresión de las mujeres no va a desaparecer de un plumazo porque se identifiquen como hombres, ni la ablación de clítoris, ni los matrimonios forzados, la imposición del hiyab, las violaciones, el control reproductivo o el terrorismo machista, van a cesar únicamente por variar la percepción que de sí mismas tienen sus víctimas. Este planteamiento teórico, no hace sino colocar a la mujer oprimida en una situación en la que debe culpabilizarse por no lograr escapar por su propia cuenta de una estructura real de opresión que los defensores del liberalismo queer niegan. El patriarcado construye y constituye tanto a la sociedad como a los individuos, negar esto en aras de meras conquistas estéticas en una sociedad con más de 1000 mujeres asesinadas desde 2010 y en el que se denuncian una media de entre 4 y 5 violaciones diarias, supone sino un acto misógino, sí una clara muestra de la desviación neoliberal e individualista en ciertos sectores sociales, académicos y políticos.

Está desviación cara a la política meramente identitaria y los postulados neoliberales, se construye sobre la base de pequeñas narrativas subjetivas que recuperan el concepto de género y los estereotipos relativos al hombre y a la mujer contra los que tradicionalmente lucha el feminismo, para dotar al individuo de una identidad propia en un mundo cambiante y contradictorio, características que por otra parte se buscan también en el propio individuo, para llegar a ser un ser líquido, fluctuante en sus propias consideraciones. La individualización sustituye a la lucha de masas y bajo la conciencia individual, se produce la ruptura entre la conexión del sexo biológico, la identidad de género y el deseo sexual. En lugar de buscar alcanzar la comprensión de la relación dialéctica entre el individuo y lo universal, se renuncia a lo universal y se eleva lo individual y lo accidental al nivel de principio, así un niño que se maquille, juegue con muñecas y lleve tacones o el pelo largo, puede convertirse en mujer únicamente con desearlo, sin necesidad de acreditar una disforia de género o iniciar proceso alguno de cambio en la apariencia sexual. Con ello, lejos de erradicar la estructura de género, reforzamos sus estereotipos como una herramienta central en la construcción de la realidad y la identidad sexual.

Cada individuo puede desarrollar de esta forma una visión única, pero a todas luces contraproducente para el cuestionamiento de las bases materiales de la opresión que suponen el verdadero camino para la emancipación de la mujer y la clase trabajadora

El feminismo históricamente ha luchado precisamente contra esos supuestos condicionantes intrínsecos e inmutables de la masculinidad y la feminidad que determinarían nuestro comportamiento y nuestro ser, si bien el ser humano nace con un cuerpo sexuado, no pasa nada porque nuestros comportamientos, gustos y actitudes no se correspondan con el rol de género que socialmente hemos construido y otorgado a lo que supuestamente debe ser un hombre o una mujer, no sucede, ni debería suceder nada por salirse de esa norma socialmente pautada y construida y ni el comportamiento, ni mucho menos el cuerpo tiene razón alguna para ser corregido por ello. No existe desajuste alguno entre un comportamiento determinado y el sexo biológico, ni los comportamientos que se salen de los estereotipos de género suponen de forma alguna una identidad de género que deba inscribir a un niño como niña por vestirse de rosa o a una niña como niño por jugar al fútbol con sus amigos. Quienes piensan que el nacer con un determinado sexo debe llevar implícito determinados comportamientos, son quienes realmente comparten con los sectores más reaccionarios de la sociedad la creencia y la fe ciega en la existencia de cerebros rosas y azules, algo totalmente inaceptable en una sociedad mínimamente avanzada.

Por supuesto, existen personas con disforia de género, personas que sienten que ha nacido con el sexo equivocado y deciden transicionar al mismo a través de una terapia hormonal y una operación de reasignación de sexo que supone un proceso duro y complicado que para nada tiene que ver con la orientación sexual o el salir del armario. Las feministas no solo no tienen nada en contra de las personas transexuales, sino que las mujeres transexuales llevan décadas formando parte del movimiento feminista y avanzando en la conquista de derechos tangibles para ambos colectivos, por ello a día de hoy y gracias a la lucha conjunta del feminismo y el colectivo transexual, el tratamiento quirúrgico para la reasignación de sexo es costeado en el estado español por la Seguridad Social y se ha facilitado plenamente el cambio de nombre en el registro civil. Es bajo la etiqueta de lo «trans» que el transgenerismo a través de la doctrina queer, ha intentado apropiarse de la lucha de colectivos como las lesbianas, los gais o los transexuales y ha desarrollado una teoría que afirman que el sexo masculino y femenino es socialmente asignado y no un hecho biológico, por lo que este respondería a una realidad anterior a la social, una realidad interior que lamentablemente no se encarga de analizar en profundidad la doctrina queer.

Asentando su visión de la sociedad como una suma de individuos atravesados por identidades, teóricas como Judith Butler abogan abiertamente por una sociedad y unos métodos de lucha claramente individuales

Cierto es que la identidad de una persona es un asunto muy delicado en el que juegan un papel importante factores biológicos, psicológicos y sociales, resultaría absurdo por tanto acusar a alguien de tener una «conciencia equivocada» porque su identidad no coincide con sus órganos reproductivos, pero una gran mayoría de los humanos si se pueden asignar al nacer al sexo femenino o masculino y esta realidad material nos permite establecer claramente si una persona es hombre o mujer. El hecho de que esto no suceda así en ciertos casos, no supone que esto sea una «ficción cultural» sin conexión material con nuestro cuerpo. El hecho de que la categoría mujer asignada al sexo biológico pueda no representar puntualmente a todas las mujeres, no invalida que la mujer como hembra humana suponga y deba suponer el sujeto político del feminismo. Todavía hoy, quienes nacen con vagina en las más diversas sociedades, son discriminadas por ello mucho antes de que puedan llegar ni siquiera a plantearse cuál es su identidad de género o si esta se ajusta a su sexo. Es la biología y la relación del cuerpo de la mujer con la realidad material lo que la supedita a la dominación masculina y es por ello que las condiciones materiales de millones de mujeres en todo el mundo siguen necesitando articular un sujeto claro que desde el feminismo les permita avanzar en la mejora de sus condiciones de vida y en la emancipación social y personal. El feminismo ha luchado durante largo tiempo por las protecciones legales basadas en el sexo. Los derechos de las mujeres, establecidos en la Convención de 1979 sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, CEDAW, y los acuerdos internacionales posteriores, se basan precisamente en el sexo, definido por la ONU como “las características físicas y biológicas que distinguen a los hombres de las mujeres”para garantizar derechos como el aborto, los derechos maternos y reproductivos o realidades como los espacios solo para mujeres, ámbitos claramente necesarios debido a la amenaza generalizada de las diversas formas de violencia física y sexual del terrorismo machista.

Se olvidan por tanto quienes pretenden legislar a través de la “Proposición de Ley sobre la protección jurídica de las personas trans y el derecho a la libre determinación de la identidad sexual y expresión de género” que las políticas de reconocimiento sin más, basadas en función de sentimientos o deseos individuales, no solo no muestran disposición alguna de cara a lograr avanzar en las conquistas materiales de las minorías que dicen defender, sino que además, lejos de cuestionar la jerarquía sexual, tienden a favorecer al mejor situado en esa misma jerarquía. Es por ello que expresiones como «personas gestantes» lanzadas desde el entorno queer para referirse a las mujeres, los ataques en redes sociales o posibles situaciones como el libre acceso a los vestuarios femeninos, las casas de acogida o las cuotas reservadas para mujeres en diferentes ámbitos sociales por parte de hombres que según su propia autodeterminación y sin que nadie se lo pueda discutir, se autodefinen como mujeres, hace que el feminismo se encuentre en alerta ante un proyecto de ley que conlleva la clara eliminación de las categorías antropológicas, varón y hembra y supone por tanto una victoria para los enemigos de la igualdad real y efectiva. No se trata de que tengamos nada en contra de las personas transexuales o transgénero, sino de enfrentar una teoría y una posible ley que la respalde, desde la que se analiza el sexo como una mera construcción cultural que desdibuja totalmente los problemas de las mujeres. Una mujer racializada, una mujer con diversidad funcional, una siria, española, afgana o estadounidense, pero también una persona que ha nacido mujer y que se identifica como hombre, tienen como denominador común que han nacido con sexo femenino y por ello se les ha asignado un lugar distinto al sexo masculino en las organización de nuestras sociedades. Todas ellas, en mayor o menor medida, han soportado el peso material de la opresión patriarcal mucho antes de ser consciente de su propia existencia en el seno de sus sociedades.

Debemos entender el movimiento feminista además de como una teoría social y política, como un conjunto heterogéneo de movimientos culturales, sociales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres

La negación de esta realidad por esta «nueva izquierda» amparada en la teoría liberal queer, podría incluso llegar a ser considerada como claramente misógina, pero no solo eso, sino que si los sexos no existen, tampoco lo hace la atracción sexual hacia el mismo sexo, por lo tanto estamos erradicando de un plumazo la heterosexualidad y la homosexualidad, que no pasan sino a suponer una ficción cultural. Quedan por tanto claras las profundas implicaciones de una teoría y una futura ley que basa sus apoyos sociales en la clara confusión que muchas personas desarrollan entre la causa transexual y el transgenerismo.

Si esta ley sale adelante, la idea de la supremacía masculina habrá demostrado ser más duradera que la concepción más tradicional y retrógrada del sistema patriarcal, logrando el sistema de explotación de la mujer adaptarse a la nueva realidad cambiante del neoliberalismo. La separación estricta de los sexos en la realidad material y biológica, habría amenazado recientemente los interés del patriarcado para mantener a la mujer como una fuerza reproductiva, sexual y de trabajo gratuito, además de resultar de todos modos innecesaria como forma de crear distancia o para marcar un estatus menor para las mujeres. Es por ello que las políticas identitarias profundizan en el origen del estereotipo de mujer sumisa, obediente, complaciente y dispuesta, para consolidar a través del lenguaje y la performatividad y no a través de la realidad material y biológica, lo que supone ser mujer. Hoy al poseer el poder de aprobar leyes para dominar a las mujeres y operar con ello a través de un instrumento destinado a mantenerlas apartadas del poder real, se pretende erradicar por completo el sistema de división sexual bajo la falsa promesa de justicia social e igualdad, promesa que no esconde sin embargo otra cosa que la realidad de una diferenciación mayor de los colectivos y sujetos sociales afectados, que refuerzan su identidad a costa de renunciar al poder de transformación colectiva.

Al dirigirse a sujetos oprimidos y con un escaso poder material y económico, quienes desde las instituciones defienden el reconocimiento por encima de la redistribución, facilitan que esas minorías incapacitadas para demandar un trato justo y efectivo en la vida material, se encuentren habitualmente con que aunque las leyes digan proteger la igualdad efectiva, esto se quede poco más que en papel mojado. Al romper un movimiento como el feminista, muchas mujeres y muchas personas del colectivo transexual se verán en un futuro incapacitados para luchar colectivamente, viendo como esos nuevos derechos identitarios se transforman simplemente en algo ilusorio que podrá existir sobre el papel, pero que raramente se materializará en la vida real y que sin duda alguna se encontrará muy alejado de la lucha redistributiva del poder y las condiciones materiales que encaraban unitariamente en el seno del feminismo.

El rechazo frontal contra los avances de las mujeres y feminismo político, ha sido rápido y severo, a medida que las mujeres obtenían poder político y avanzaban cara a la igualdad material, el patriarcado ha reaccionado con indignación y rabia, lanzando un ataque a su unidad. El feminismo burgués, que busca revertir el sujeto político del feminismo y su estructura más básica, ha lanzado a lo largo de los últimos años diversos ataques frontales a la línea del feminismo a través de la explotación sexual o reproductiva, la política de cuotas o el más reciente, la propia teoría queer. En el fondo un postulado tan reaccionario en sus planteamientos como el conservadurismo patriarcal que simplemente esconde sus cerebros rosas y azules bajo una falsa capa de modernidad y respeto a las minorías. Bajo ese encubrimiento, se esconde una acción política que lleva directamente al cese de las políticas de igualdad para las mujeres, el fin de las leyes de paridad, las listas cremallera o la igualdad real en diversos ámbitos de nuestra sociedad. Nos encontramos por tanto ante un sistema hipócrita que dice proteger la igualdad y la libertad, pero que penaliza a las mujeres por su sexo biológico, aunque reniegue del mismo.

La trampa de la diversidad y su método performativo, ha supuesto en manos del liberalismo una estrategia sumamente efectiva con la que se ha logrado desintegrar y neutralizar todos aquellos rescoldos de resistencia colectiva

Es el populismo político atendiendo a los continuos ataques del fascismo y la derecha reaccionaria contra el feminismo, el que parece haber decidido salirse por la tangente con un relato que abandona las posiciones más radicales de las compañeras, esas que se sitúan claramente en una posición materialista y redistributiva, para adoptar posiciones directamente liberales y otorgar de este modo «el permiso» a amplias bases sociales para odiar y combatir al feminismo más radical que decide oponerse a tales concesiones. Usando a las compañeras como chivo expiatorio para profundizar en la supuesta transversalidad electoral, hoy diferentes partidos presentes en el arco parlamentario parecen renunciar a la base social y política situada más a la izquierda, para curiosamente abrazar dogmas neoliberales que tan bien han encajado en partidos como Ciudadanos. Se pretende desde amplios sectores imponer un feminismo burgués e identitario como la salida natural a las reivindicaciones de las mujeres, olvidando con ello que existe ya en nuestro estado una salida diametralmente opuesta radical y material para la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres.

Las políticas identitarias se oponen a la lucha por la justicia social y promueven la vuelta a lo más profundo de la alegoría de la caverna, la elección de la píldora azul, la ensoñación y la búsqueda de un mundo feliz a través de la pseudorevolución, frente a la unidad colectiva y la transformación material de la realidad. Tras los numerosos insultos, las amenazas e incluso las agresiones físicas, se esconde una clara campaña articulada para desde la latente misoginia derrocar no solo al feminismo radical y a la concepción materialista del mundo, sino a cualquier opción transformadora que puede contestar al dominio capitalista-patriarcal. Por ello, el posicionamiento claro y sin ambigüedad y el apoyo mutuo con las compañeras feministas, no se trata solo de un acto de solidaridad, sino de una clara postura antiliberal. Un movimiento a todas luces revolucionario y contestatario, frente a un nuevo contraataque del neoliberalismo.

Fuente: https://nuevarevolucion.es/mi-deseo-en-tu-piel/

Imagen: https://pixabay.com/

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Las cárceles, el feminismo y la delgada línea del punitivismo

América/Argentina/06/05/2020/Autor y fuente: anred.org

¿Realmente la sociedad se da el debate de pensar quiénes deben acceder al arresto domiciliario y quienes no? ¿Por qué causa más indignación este planteo que los beneficios y tratos especiales a criminales de lesa humanidad? ¿Se está cuestionando tras la pandemia la función de las cárceles, la criminalidad penitenciaria y policial, y la inoperancia del poder judicial? Las pantallas y las redes estallan de indignación por la supuesta “liberación masiva de presos” que en realidad, hilando fino, resulta ser muy selectiva. En general, las cárceles no están ni en la agenda ni en los discursos políticamente correctos porque, como bien decimos las feministas, lo que no se nombra no existe, y dentro de la (súper)población carcelaria, las mujeres y disidencias también son invisibilizadas como en todos los aspectos sociales. ¿Alguien está hablando de las mujeres con hijos, las embarazadas y las personas con enfermedades inmunosupresoras en contexto de encierro?. Por Natalia Tangona para ANRed.


Siempre ha sucedido que ciertas noticias recién demandan atención cuando explotan “del lado de adentro de la Gral. Paz”. En los últimos días la situación del penal de Devoto acaparó las pantallas, siendo que las cárceles del interior comenzaron sus demandas, sus comunicados, sus huelgas de hambre, desde hace casi un mes. Los internos advirtieron de la presencia de agentes penitenciarios infectados mucho antes de la confirmación de casos positivos en Bariloche, Olmos, Campana y Devoto. Advirtieron de los traslados de internos desde cárceles ubicadas en zonas de riesgo hacia penales del interior en pueblos donde no se registraban casos, como Junín. De hecho, el 16 de marzo las mujeres privadas de la libertad en la cárcel de Batán fueron las primeras en tomar la iniciativa de solicitar que se suspendieran las visitas por prevención y cuidado teniendo en cuenta que sus familias viajan horas en transportes masivos para verlas.

En general, las cárceles no están ni en la agenda ni en los discursos políticamente correctos porque, como bien decimos las feministas, lo que no se nombra no existe. Y si los muros ya hacen su parte evitándonos poder ver y los medios tergiversan las voces para no escuchar lo que realmente deberíamos escuchar, el silencio es el remate final para legitimar la barbarie en los sótanos del Estado. Barbarie es la palabra que resume a la concepción del sistema carcelario como centros de hacinamiento, de tortura, violaciones, infecciones y asesinatos declarados por la versión oficial como “suicidios” o “enfrentamientos” entre reclusxs, y archivados como “muertes dudosas”.

El punitivismo es una de las cuestiones más teorizadas y debatidas por los feminismos, en este último tiempo, a partir de la práctica del escrache a abusadores, golpeadores y femicidas. La delgada línea del punitivismo serpentea entre los justificativos, los discursos éticos y el dolor. Lo cierto es que los feminismos no buscamos generar el mismo dolor al escrachado ni venganza, sino advertir, exigir, gritar, no olvidar, cuidar y aplicar la condena social en tanto no haya políticas efectivas de prevención y contención ni justicia. Porque ellos, los pedófilos, los violadores, los femicidas, en su mayoría, no están presos (la mayor parte de los internos en las penitenciarias federales cumplen condenas por robo y narcotráfico, sólo el 5% corresponde a delitos sexuales y el 6% a homicidios). Y por eso, en tanto no haya justicia efectiva, habrá escrache. Muy diferente es entender a la justicia como el ejercicio de la tortura y el asesinato sistemáticos.

Lo irrefutable es que para los genocidas y para estos hijos sanos del patriarcado el único lugar posible es la cárcel. Entre éstos hay un conjunto en común de crímenes cometidos contra mujeres, adolescentes y niñas. Aún así, muchos criminales de la dictadura cumplen la preventiva en cárceles vip como la de Campo de Mayo o gozan de prisión domiciliaria. ¿Acaso hablamos de que deben tener todos los mismos beneficios por igual?, no. Se deben regularizar las condiciones sanitarias básicas de las cárceles comunes y allí deben permanecer todos ellos cumplimentando sus penas y los protocolos de prevención ante la pandemia, tal como debe asegurarlo un Estado de derecho que respeta las garantías constitucionales incluso de los que representan las violencias que combatimos quienes luchamos por los derechos humanos. El beneficio del arresto domiciliario frente a los riegos de contagio del coronavirus se aplica a personas con condenas menores o pertenecientes a la población de riesgo, sin embargo quienes deberían acceder a ello aún se encuentran hacinados en las cárceles mientras que genocidas, violadores y femicidas ya están en sus domicilios y, en varios casos, sin previa notificación a las víctimas o sus familiares. Mientras tanto, presxs políticos, presxs por causas armadas, presxs por cultivar cannabis para uso medicinal, o por portación de cantidades insignificantes, por robos menores, con prisiones preventivas por doquier, están en penitenciarías y comisarías colapsadas frente un inminente contagio masivo y devastador que, además, puede extenderse más allá de los muros y calabozos.

Dentro de la (súper)población carcelaria, las mujeres y disidencias también son invisibilizadas como en todos los aspectos sociales. ¿Alguien está hablando de las mujeres con hijos, las embarazadas y las personas con enfermedades inmunosupresoras en contexto de encierro?

En el caso de las mujeres privadas de la libertad la primera causa de detención es el menudeo y transporte de estupefacientes. El 70% se encuentra en prisión preventiva a la espera del inicio de un juicio. Capítulo aparte, o un libro entero, merecerían las causas armadas por el aparato policial y los periplos del horror que padecen quienes no han hecho absolutamente nada y están presxs.

En Argentina no hay un registro sistematizado ni actualizado de datos sobre presas por aborto. El Código Penal establece una pena de 1 a 4 años pero la libre interpretación de jueces y juezas hace que muchos casos se caratulen como “Homicidio agravado por el vínculo”. Ésto, sumado a la falta de relevamientos completos, contribuye a la total invisibilización de las mujeres condenadas por abortar. ¿Cuántas están en prisión a la espera de un juicio caratulado vaya a saber de qué forma?.

El 8 de abril, el juez de la Cámara de Casación Penal bonaerense, Víctor Violini , dispuso mediante una resolución el beneficio del arresto domiciliario a detenidos por delitos leves y en riesgo sanitario. Según él mismo declaró no lo permite a quienes están presxs por delitos cometidos con armas, delitos de violencia de género, delitos de abuso sexual o delitos cometidos con violencia. Sin embargo, la realidad siempre es bien distinta cuando el poder judicial es deshumanizado y patriarcal.

En un artículo publicado por Página 12, el 18 de marzo, Adriana Meyer resumió claramente estas desigualdades: “La ley 24.660 indica en el artículo 32 que los jueces pueden disponer la prisión domiciliaria a las mujeres embarazadas y a las que tienen hijes pequeñes a su cargo. Pero el cumplimiento queda a la arbitrariedad de jueces y juezas. La selectividad del sistema penal se ve con claridad en estos casos, cuando en gran medida se le concede con facilidad la domiciliaria a los genocidas, pero a las mujeres pobres y con hijxs, no. También se pidió que se revisen las causas por homicidios agravados o intentos de homicidio en los que las mujeres están detenidas por defenderse de sus parejas.”

La feminización de la pobreza, la criminalización de las mujeres y disidencias y la justicia patriarcal se complementan y retroalimentan calando tan hondo que ni en los discursos ni las agendas de los feminismos más representativos las presas y les preses están presentes. En la última reunión informativa por videoconferencia de la Comisión de Mujeres y Diversidad con del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad ninguna de las asistentes, ni la ministra siquiera, dijeron una sola palabra sobre la situación de las encarceladas ante la pandemia de Covid 19, siendo que ya el 20 de abril, las internas de la Unidad Penitenciaria n°33 de Los Hornos habían emitido un comunicado donde expresaron “un penal que no sólo aloja mujeres sino también a sus hijos hasta los cuatro años de edad; a adultas mayores; con VIH; con enfermedades respiratorias (…) Pedimos ser contempladas en el Plan de Emergencia Sanitaria y que las malas condiciones en nuestra situación de encierro sean tenidas en cuenta en el contexto actual de pandemia por COVID 19. La cárcel no está preparada para atendernos si nos enfermamos y los efectos serían devastadores (..) Vinimos a pagar una condena, no a morir en una cárcel.” Además, el pasado 24 de abril, las mujeres privadas de la libertad en la Unidad Penitenciaria n°3 del Borbollón, en Mendoza, fueron reprimidas por el grupo masculino de choque del Complejo Boulogne Sur Mer con golpizas y disparos, tras iniciar un reclamo sonoro ante una nueva negativa de parte de las autoridades a sus notas solicitando garantías de higiene y celulares para comunicarse con sus hijes (beneficios que sí se habían otorgado en el Complejo de varones).

Imágen que pertenece a la muestra “Iluminaciones” realizada en la Unidad 31 del penal de Ezeiza por mujeres privadas de la libertad en el marco del taller de fotografía estenopeica “Luz en la piel.”

Por su parte, el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos elaboró recomendaciones irrisorias al Servicio Penitenciario Federal, como si el actual estado de las prisiones cumpliera con los mínimos requisitos de sanidad y como si la idiosincrasia del personal carcelario guardara algo de respeto por la dignidad humana cuando se trata de presxs comunes y pobres. A nadie se le ocurre considerar la formación de género.

En las últimas horas, cinco de los seis módulos del Complejo IV de Mujeres de Ezeiza comenzaron una protesta pacífica exigiendo el cumplimiento del protocolo de salud y que se tomen medidas para descomprimir la superpoblación. Las internas del Centro de Rehabilitación de Drogadependientes (CRD) denuncian que se relizan requisas excesivas (30 requisas para 11 mujeres, obligándolas a quitarse la ropa y tocándolas a todas con los mismos guantes) y el recrudecimiento de la falta de insumos sanitarios como guantes, barbijos y botas para las encargadas de la limpieza de los pabellones.

En lo que va de la cuarentena se contabilizan oficialmente los asesinatos de José Candía, en Corrientes, y Federico Rey, en Florencio Varela, ambos a balazos, por parte del SPF. Se sospecha de otras dos posibles muertes más en Devoto. Y en la Unidad 40 de Lomas de Zamora, Magalí Saraco, de 27 años, fue hallada ahorcada en una celda de castigo, estando a días de recuperar la libertad y reencontrarse con sus hijes. También hubo “suicidios” en San Luis: Florencia Magalí Morales, de 39 años, en la comisaría 25ª de Santa Rosa de Conlara y un chico de 16 años en la Comisaría de Atención a la Niñez, Adolescencia y Familia, de Villa Mercedes.

¿Realmente la sociedad se da el debate de pensar quiénes deben acceder al arresto domiciliario y quienes no? ¿Por qué causa más indignación este planteo que los beneficios y tratos especiales a criminales de lesa humanidad? ¿Se está cuestionando tras la pandemia la función de las cárceles, la criminalidad penitenciaria y policial, y la inoperancia del poder judicial?

Mientras las pantallas y las redes estallan de indignación por la supuesta “liberación masiva de presos” que en realidad, hilando fino, resulta ser muy selectiva, Miguel Ángel Pierri es designado como colaborador de Sergio Berni, en el Ministerio de Seguridad Bonaerense. Pierri fue el abogado defensor del femicida de Ángeles Rawson, Jorge Mangieri; participó de la defensa del padre Julio Grassi e incluso estuvo detenido por encubrimiento en esta causa. Al parecer, el Estado está muy lejos aún de discusiones y acciones estructurales en torno a las cárceles y la perspectiva de género, demasiado distante de las representaciones no sesgadas y por demás enviciado con la misma doble vara de la justicia patriarcal, de la cual no se eximen legisladores y mandatarixs escudadxs en el discurso de la división de poderes.

Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la realidad”, pero lo que no puede ni quiere verse, ni escucharse, ni pensarse, no puede ser puesto en palabras. En nuestros feminismos tan llenos de voces desapresadas y no olvidadas habrá que escuchar con los ojos y observar las voces a través de los muros donde “la libertad es real aunque no se sabe bien si pertenece al mundo de los vivos, al mundo de los muertos, al mundo de las fantasías o al mundo de la vigilia” Después de todo, si hay algo que nosotres sabemos muy bien es que “la única irreal es la reja.”*

*Fragmentos de Paco Urondo

Fuente e imagen: https://www.anred.org/2020/05/01/las-carceles-el-feminismo-y-la-delgada-linea-del-punitivismo/

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15 livros sobre feminismo disponíveis gratuitamente na Amazon

Redacción: Metro

A Amazon disponibilizou diversos ebook em sua plataforma durante a quarentena. Entre eles há livros sobre feminismo para quem quer se aprofundar no assunto e ir além dos comentários e textos de Facebook. O Metro Jornal selecionou alguns 15.  Confira!

1. Sejamos todos feministas

GuardarRevista Glamour«Sejamos Todos Feministas», Chimamanda Ngozi Adichie (Foto: Divulgação)39Andrezza Kuribayashibooks

Sinospe: «O que significa ser feminista no século XXI? Por que o feminismo é essencial para libertar homens e mulheres? Eis as questões que estão no cerne de Sejamos todos feministas, ensaio da premiada autora de Americanah e Meio sol amarelo. «A questão de gênero é importante em qualquer canto do mundo. É importante que comecemos a planejar e sonhar um mundo diferente. Um mundo mais justo. Um mundo de homens mais felizes e mulheres mais felizes, mais autênticos consigo mesmos. E é assim que devemos começar: precisamos criar nossas filhas de uma maneira diferente».

Baixe aqui.

2. Ela disse – Trecho gratuito: Os bastidores da reportagem que impulsionou o #MeToo

Sinospe: «Neste trecho gratuito, conheça Ela disse, o livro que mostra como duas jornalistas conquistaram a confiança de dezenas de mulheres, expuseram os casos de assédio de Harvey Weinstein e deram um dos maiores furos jornalísticos da década em uma reportagem que alçou o movimento #MeToo à escala global».

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3. Negritude sem etnicidade: o local e o global nas relações raciais e na produção cultural negra do Brasil

Sinospe: «Com base em 15 anos de pesquisa na Bahia, no Rio, no Suriname e na Holanda, Livio Sansone indaga sobre as formas específicas que «raça» e etnicidade assumem no Brasil e no resto da América Latina. Ele compara as concepções latino-americanas de «raça» com as concepções dominantes nas ciências sociais, centradas em contextos determinados por identidades branco-negro claramente definidas, formuladas na base da situação dos Estados Unidos e da Europa do Noroeste.

Sansone sugere que o estudo de noções de identidade e cultura mais complexas e até «ambíguas», certamente contribui para uma compreensão mais universal das tensões etno-raciais e de por que o pensamento racial continua tão forte. Ele também investiga os efeitos da globalização sobre as diferentes construções da noção de raça».

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4. O voto feminino no Brasil

Guardarlivraria.camara.leg.brO Voto Feminino no Brasil33Eduarda OliveiraLivros

Sinopse: «Você sabe quem foi a primeira mulher eleita deputada federal? Sabia que já existiu um Partido Republicano Feminino? E qual foi o estado brasileiro a autorizar o primeiro voto feminino? Esses e outros fatos e curiosidades da história da luta pelos direitos políticos femininos no Brasil são contados neste livro em linguagem acessível e descontraída pela historiadora e professora Teresa Cristina Novaes».

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5. Feminismos: Percursos e Desafios

Sinopse: «Manuela Tavares, investigadora da Universidade Aberta, faz a História dos Movimentos Feministas em Portugal no último século, a primeira publicação de fundo, nesta área. Do Estado Novo, em que a ideologia dominante impunha a submissão das mulheres, ao dogmatismo das esquerdas políticas, que não souberam captar a pluralidade dos feminismos e as contradições de género na sociedade».

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6. Feminismo radical: muito além de identidades e gênero

Sinopse:  «O feminismo radical é sedicioso, pois recusa os arranjos do patriarcado, cujos meandros retêm os saberes que pretendiam ser libertários. O feminismo radical denuncia a impostura social que outorga direitos às mulheres guardando, porém, sob tutela, seu sexo, seu ventre, sua sexualidade, seu corpo, ora revestidas de cidadania, regidas entretanto pela orquestra dos três P: pai, patriarcado, pênis. O feminismo acabou? De maneira alguma».

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7. Clube da luta feminista: Um manual de sobrevivência (para um ambiente de trabalho machista)

GuardarMdeMulherCapa do livro “Clube da Luta Feminista”7Vera Stucky De Quay Rochamtc

Sinopse: «Era uma vez um clube da luta — mas sem a luta e sem os homens. Todos os meses, as mulheres se reuniam no apartamento de uma das amigas para desabafar sobre frustrações envolvendo machismo no trabalho e compartilhavam dicas de como enfrentá-las da melhor maneira possível.

Tempos atrás, tais encontros eram conhecidos como «grupos de conscientização». Mas os problemas do mundo corporativo de hoje são mais sutis, menos evidentes e mais difíceis de provar do que aqueles enfrentados por nossas ancestrais. Essas mulheres não estavam lá apenas para desabafar. Elas precisavam de táticas de batalha. E assim nasceu o Clube da Luta Feminista».

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8. Mulheres que Voam: As primeiras a conquistar os céus

Sinopse: «Mulheres que voam é uma homenagem a todas as mulheres e, em particular, às aviadoras, que tiveram grande influência na emancipação da mulher numa sociedade repleta de preconceitos contra aquelas que queriam ser mais do que filha, esposa e mãe».

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9. Quem tem medo de Foucault?: Feminismo e a destruição das evidências

Sinopse: «Foucault atemoriza quem não quer ver desmoronar as certezas e as «verdades» que recobrem as relações sociais e escondem, em suas entranhas, a urdidura de uma trama simplista, em que o humano é binário e o sexo é o delimitador dos corpos e das funções sociais.

As analises de Foucault e sua metodologia de aproximação do real convergem em muitos e variados pontos com o feminismo, na medida em que mostram e expõem a construção social do humano, suas representações sociais, instituídas em saberes arbitrários que instauram um poder deletério de uns sobre os outros, dos homens sobre as mulheres.

O feminismo é libertário, também o é Foucault. Não pretendo fazer a exegese da obra de Foucault, apenas apontar um instrumental por ele criado, cuja utilidade é indiscutível para o feminismo».

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10. A Mulher e a Árvore

Sinopse: «A mulher e a árvore se apresentam como personagens encantadores, não sendo surpresa que haja uma identificação pessoal com um deles, ou com um pouquinho da essência de cada um. Entre diálogos em tardes reflexivas em um parque de uma grande metrópole, a imaginação e os sonhos ganham espaço, entre um lapso e outro de realidade. A mulher e a árvore se compreendem; almas de alta conectividade, como elas gostam de se definir. A árvore vê o mundo com os olhos da mulher que lhe trouxe sonhos e lhe apresentou diferentes sensações. E a mulher liberta a árvore de suas raízes, estas que vinham a ser, agora, seu mais novo divã».

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11. Escritas do corpo feminino: perspectivas, debates, testemunhos

Sinopse: «Esta obra nasceu do I Encontro Internacional Escritas do Corpo Feminino, no qual buscamos discutir as imagens do corpo feminino na literatura, em diálogo com a história, as artes, a psicanálise, o cinema e outras áreas das Ciências Humanas».

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12. Em busca da nossa melhor versão: Sobre mim, sobre nós

Guardarde topleituras.comEm busca da nossa melhor versão: Sobre mim, sobre nós por Luísa Peleja –> Nestas 66 crônicas, Luísa mergulha dentro de si para entender, aceitar e desfrutar de cada etapa e transformação da vida de forma positiva, instigando o leitor a fazer o mesmo. Por meio dos textos, mostra que a felicidade mora em todo o caminho durante a busca pelo destino final: o autoconhecimento. As crônicas são como terapia e autoanálise. Uma série de informações e pensamentos digeridos e colocados para fora, de um3Luana AmorimFilmes & Livros ❤

Sinopse:  «Nestas 66 crônicas, Luísa mergulha dentro de si para entender, aceitar e desfrutar de cada etapa e transformação da vida de forma positiva, instigando o leitor a fazer o mesmo.

Por meio dos textos, mostra que a felicidade mora em todo o caminho durante a busca pelo destino final: o autoconhecimento. As crônicas são como terapia e autoanálise. Uma série de informações e pensamentos digeridos e colocados para fora, de uma forma leve, como a vida deve ser».

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13. Mulher, Sociedade e Vulnerabilidade

Sinopse: «Não há como pensar em uma sociedade Justa sem olhar para o outro, para o outro e seu entorno, para o outro e sua condição. Este é um livro sobre o outro, os outros, nós todos e como vivemos.

Os estudos aqui apresentados problematizam as condições da existência em situação de vulnerabilidade e defendem, através da afirmação, garantia e concretização dos direitos humanos fundamentais, o reconhecimento desses grupos.

Nesse percurso, o acúmulo das terias feministas, bem como dos estudos de gênero são muito benvindos porque permitem sair do lugar tradicional do Direito e avançar em um reflexão muito menos linear, mais muito mais colorida, complexa e cheia de possibilidades».

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14. Relações étnico-raciais, de gênero e sexualidade: perspectivas contemporâneas

Sinopse: «A ideia de diversidade tornou-se, frente à crescente afirmação das identidades, um fenômeno significativo especialmente em sociedades oriundas do colonialismo europeu, onde grupos e indivíduos reafirmam seus particularismos locais, suas identidades étnicas, raciais, culturais ou religiosas, chamando a atenção de organismos internacionais a atributos da globalização que não são apenas econômicos ou tecnológicos, mostrando a inadequação das análises estritamente socioeconômicas».

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15. Mulheres de Luta: feminismo e esquerdas no Brasil (1964-1985)

Sinopse: «Participam do projeto: Cristina Scheibe Wolff, como coordenadora geral; Karina Janz Woitowicz e Ana Rita Fonteles Duarte, como integrantes das instituições associadas, orientando as bolsistas de Iniciação Científica Barbara Maria Popadiuk, Luana Magalhães de Paula (2017) e Elyssan Frota dos Santos (2018). Participam também as mestrandas bolsistas Luísa Dornelles Briggmann e Binah Irê Vieira Marcellino, além dos bolsistas de pós-doutorado Soraia Carolina de Mello (2017) e Jair Zandoná (2018)».

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Fuente: https://www.metrojornal.com.br/estilo-vida/2020/04/18/livros-sobre-feminismo.html

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Cómo cuidar de sí y de los demás en tiempos del coronavirus

Por: Leonardo Boff

Vivimos tiempos dramáticos bajo el ataque del coronavirus, una especie de guerra contra un enemigo invisible, contra el cual todo el arsenal destructivo de armas nucleares, químicas y biológicas fabricadas por los poderes militaristas son totalmente inútiles e incluso ridículas. El Micro (virus) está derrotando a lo Macro (nosotros).

Tenemos que cuidarnos personalmente y cuidar a los demás, para que podamos salvarnos juntos. Aquí no valen los valores de la cultura del capital, no la competencia, sino la cooperación, no la ganancia sino la vida, no la riqueza de unos pocos y la pobreza de las grandes mayorías, no la devastación de la naturaleza, sino su cuidado. Estamos en el mismo barco y sentimos que somos seres que dependemos unos de otros. Aquí todos somos iguales y con el mismo destino feliz o trágico.

¿Qué somos como humanos?

En estos momentos de aislamiento social forzado, tenemos la oportunidad de pensar sobre nosotros mismos y en lo que realmente somos. ¿Sabemos quiénes somos? ¿Cuál es nuestro lugar en el conjunto de seres? ¿Para qué existimos? ¿Por qué podemos ser infectados por el coronavirus e incluso morir? ¿Hacia dónde vamos? Al reflexionar sobre estas preguntas impostergables, vale la pena recordar a Blaise Pascal (+1662). Nadie mejor que él, matemático, filósofo y místico, para expresar el ser complejo que somos:

“Qué es el ser humano en la naturaleza? Una nada frente al infinito y un todo frente a la nada, un medio entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde viene y el infinito hacia dónde va” (Pensées § 72). En él se cruzan los cuatro infinitos: lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande, lo infinitamente complejo (Teilhard de Chardin) y lo infinitamente profundo.

En verdad no sabemos bien quien somos. O mejor, desconfiamos de alguna cosa en la medida en que vivimos y acumulamos experiencias. En uno somos muchos. Además de aquello que somos, existe en nosotros aquello que podemos ser: un manojo inagotable de virtualidades escondidas dentro de nosotros. Nuestro potencial es lo más seguro en nosotros. De ahí nuestra dificultad para construir una representación satisfactoria de quienes somos. Pero esto no nos exime de elaborar algunas claves de lectura que, de alguna manera, nos guíen en la búsqueda de lo que queremos y podemos ser.

En esta búsqueda el cuidado de sí mismo juega un papel decisivo. Especialmente en este momento dramático, cuando estamos expuestos a un enemigo invisible que puede matarnos o a través de nosotros causar la enfermedad o la muerte a los otros. En primer término, no es una mirada narcisista sobre el propio yo, lo cual lleva generalmente a no conocerse a sí mismo sino a identificarse con una imagen proyectada de uno mismo y, por lo tanto, alienada y alienante.

Fue el filósofo Michel Foucault quien, con su exhaustiva investigación Hermenéutica del sujeto (1984), trató de rescatar la tradición occidental del cuidado del sujeto, especialmente en los sabios de los siglos II/III, como Séneca, Marco Aurelio, Epicteto y otros. El gran lema era el famoso “gnôti seautón”: “conócete a ti mismo”. Este conocimiento no se entendía de una manera abstracta sino concreta: reconócete en lo que eres, trata de profundizar en ti mismo para descubrir tus potencialidades; trata de realizar lo que realmente eres.

Es importante afirmar en primer lugar que el ser humano es un sujeto y no una cosa. No es una sustancia constituida de una vez por todas (Foucault, Hermenéutica del sujeto, 2004), sino un nudo de relaciones siempre activo que, a través del juego de relaciones, se está construyendo continuamente. Nunca estamos listos, siempre nos estamos formando.

Todos los seres en el universo, según la nueva cosmología, tienen una cierta subjetividad porque siempre están relacionando e intercambiando información. Por eso tienen historia y un cierto nivel de conocimiento inscrito en su ADN. Este es un principio cosmológico universal. Pero el ser humano lleva a cabo su propia modalidad de este principio relacional, que es el hecho de ser un sujeto consciente y reflexivo. Sabe que sabe y sabe que no sabe y, para ser completos, no sabe que no sabe, como decía irónicamente Miguel de Unamuno.

Este nudo de relaciones se articula desde un centro, alrededor del cual organiza los sentimientos, ideas, sueños y proyecciones. Este centro es un yo, único e irrepetible. Representa, en el lenguaje del más sutil de todos los filósofos medievales, el franciscano Duns Scoto (+1203), la ultima solitudo entis, la última soledad del ser.

Esta soledad significa que el yo es insustituible e irrenunciable. Pero recordemos: debe entenderse en el contexto del nudo de relaciones dentro del proceso global de interdependencias, de modo que la soledad no sea la desconexión de los demás. Significa la singularidad y la especificidad inconfundible de cada uno. Por lo tanto, esta soledad es para la comunión, es estar solo en su identidad para poder estar con el otro diferente y ser uno-para-el-otro y con-el-otro. El yo nunca está solo.

Cuidar de sí: acogerse jovialmente

El cuidado de sí mismo implica, en primerísimo lugar, acogerse a sí mismo tal como se es, con las capacidades y las limitaciones que siempre nos acompañan. No con amargura como quien no consigue evitar o modificar su situación existencial, sino con jovialidad. Acoger la estatura, el rostro, el pelo, las piernas, pies, senos, la apariencia y modo de estar en el mundo, en resumen, acoger nuestro cuerpo.

Cuanto más nos aceptemos así como somos, menos clínicas de cirugía plástica necesitaremos. Con las características físicas que tenemos, debemos elaborar nuestra manera de ser y nuestra mise-en-scène en el mundo.

Podemos cuestionar la construcción artificial de una belleza fabricada que no está en consonancia con una belleza interior. Hay el riesgo de perder la luminosidad y sustituirla por una vacía apariencia de brillo.

Más importante es acoger los dones, las habilidades, el poder, el coeficiente de inteligencia intelectual, la capacidad emocional, el tipo de voluntad y de determinación con la que cada uno viene dotado. Y al mismo tiempo, sin resignación negativa, los límites del cuerpo, de la inteligencia, de las habilidades, de la clase social y de la historia familiar y nacional en que está insertado.

Tales realidades configuran la condición humana concreta y se presentan como desafíos a ser afrontados con equilibrio y con la determinación de explotar lo más que podamos las potencialidades positivas y saber llevar, sin amargura, las negativas.

El cuidado de sí mismo exige saber combinar las aptitudes con las motivaciones. Me explico: no basta tener aptitud para la música si no nos sentimos motivados para desarrollar esta capacidad. De la misma manera, no nos ayudan las motivaciones para ser músico si no tenemos aptitudes para eso, sea en el oído sea en el domino del instrumento. De nada sirve querer pintar como van Gogh si solamente se consigue pintar paisajes, flores y pájaros que a duras penas llegan a ser expuestos en la plaza en la feria del domingo. Desperdiciamos energías y recogemos frustraciones. La mediocridad no engrandece a nadie.

Otro componente del cuidado consigo mismo es saber y aprender a convivir con la paradoja que atraviesa nuestra existencia: tenemos impulsos hacia arriba, como la bondad, la solidaridad, la compasión y el amor. Y simultáneamente tenemos en nosotros tendencias hacia abajo, como el egoísmo, la exclusión, la antipatía e incluso al odio. En la historia reciente de nuestro país tales dimensiones contradictorias han aparecido hasta de forma virulenta, envenenando la convivencia social.

Estamos hechos con estas contradicciones, que nos vienen dadas con la existencia. Antropológicamente se dice que somos al mismo tiempo sapiens y demens, gente de inteligencia y lucidez y junto a esto, gente de rudeza y violencia. Somos la convergencia de las oposiciones.

Cuidar de sí mismo impone saber renunciar, ir contra ciertas tendencias en nosotros y hasta ponerse a prueba; pide elaborar un proyecto de vida que dé centralidad a estas dimensiones positivas y mantenga bajo control (sin reprimirlas porque son persistentes y pueden volver de forma incontrolable) las dimensiones sombrías que hacen agónica nuestra existencia, es decir, siempre en combate contra nosotros mismos.

Cuidar de sí mismo es amarse, acogerse, reconocer nuestra vulnerabilidad, saberse perdonar y desarrollar la resiliencia, que es la capacidad de pasar página y aprender de los errores y contradicciones.

Cuidar de sí mismo: preocuparse del modo de ser

Por estar expuestos a fuerzas contradictorias que conviven tensamente en nosotros, necesitamos vivir el cuidado como preocupación por nuestro propio destino. La vida puede conducirnos por caminos que pueden significar felicidad o desgracia: esas fuerzas pueden apoderarse de nosotros y podemos llenarnos de resentimientos y amarguras que nos incitan a la violencia. Tenemos que aprender a autocontrolarnos. Especialmente en estos tiempos de confinamiento social. Puede ser ocasión de desarrollar iniciativas creativas, de ejercitar la fantasía imaginativa que nos alejen de los peligros y nos abran espacio hacia una vida de decencia.

Hoy vivimos bajo la cultura del capital que continuamente nos demanda ser consumidores de bienes materiales, de entretenimientos y de otras estratagemas, más enfocados a quitarnos nuestro dinero que a satisfacer nuestros deseos más profundos. Cuidar de sí es preocuparse de no caer en esa trampa. Es dejar huella de tu pisada en la tierra, no pisar en la huella hecha por otro.

Cuidar de sí mismo como preocupación acerca del sentido de la propia vida significa: ser crítico, poner muchas cosas bajo sospecha para no permitir ser reducido a un número, a un mero consumidor, a un miembro de una masa anónima, a un eco de la voz de otro.

Cuidar de sí mismo es preocuparse del lugar de uno mismo en el mundo, en la familia, en la comunidad, en la sociedad, en el universo y en el designio de Dios. Cuidar de sí mismo es reconocer que, en la culminación de la historia, Dios te dará un nombre que es sólo tuyo, que te define y que solo Dios y tú conoceréis.

En la sociedad que nos masifica, es decisivo que cada uno pueda decir su yo, tener su propia visión de las cosas, no ser solamente un mero repetidor de lo que nos es comunicado por los muchos medios de comunicación de los que disponemos.

El cuidado implica cultivar y velar por nuestros sueños. El valor de una vida se mide por la grandeza de sus sueños y por su empeño, contra viento y marea, en realizarlos. Nada resiste a la esperanza tenaz y perseverante. La vida es siempre generosa; a quienes insisten y persisten acabará dándoles la oportunidad necesaria para concretar su sueño. Entonces irrumpe el sentimiento de realización, que es más que la felicidad momentánea y fugaz. La realización es fruto de una vida, de una perseverancia, de una lucha nunca abandonada de quien vivió la sabiduría predicada por don Quijote: no hay que aceptar las derrotas antes de dar todas las batallas. El modo de ser que resulta de este cuidado con la autorrealización es una existencia de equilibrio que genera serenidad en el ambiente y el sentimiento en los demás de sentirse bien en compañía de tal persona. La vida irradia, pues en eso reside su sentido: no en vivir simplemente porque no se muere, sino en irradiar y disfrutar de la alegría de existir.

Cuidado como precaución con nuestros actos y actitudes

El cuidado como preocupación por nosotros mismos nos abre al cuidado como precaución en estos tiempos del coronavirus. Precavernos de no exponernos a coger el virus avasallador ni de trasmitirlo a los demás. Aquí el cuidado lo es todo, particularmente ante los más vulnerables que son las personas mayores de 65 años, nuestros abuelos y parientes mayores.

Alarguemos la perspectiva. En una perspectiva ecológica, hay actitudes y actos de falta de cuidado que pueden ser gravemente destructores, como la práctica de usar intensivamente pesticidas agrícolas, deforestar una amplia región para dar paso al ganado o al agronegocio, destruir la vegetación ribereña de los ríos. Las consecuencias no van a ser inmediatas, pero a medio y largo plazo pueden ser desastrosas, como la disminución del caudal del río, la contaminación del nivel freático de las aguas, el cambio del clima y de los regímenes de lluvias y de estiaje.

Aquí se impone una cuidadosa precaución para que la salud humana de toda una colectividad no sea afectada, como está ocurriendo en este momento en todo el mundo.

Con la introducción de las nuevas tecnologías, como la biotecnología y la nanotecnología, la robótica, la inteligencia artificial, mediante las cuales se manipulan los elementos últimos de la materia y de la vida, se pueden ocasionar daños irreversibles o producir elementos tóxicos, nuevas bacterias y series de virus, como el actual, el coronavirus, que comprometan el futuro de la vida (cf. T. Goldborn, El futuro robado, LPM 1977).

Como nunca antes en la historia, el futuro de la vida y las condiciones ecológicas de nuestra subsistencia están bajo nuestra responsabilidad. Esta responsabilidad no puede ni debe ser delegada a empresas con sus científicos en sus laboratorios para que decidan sobre el futuro de todos sin consultar con la sociedad. Aquí prevalece la ciudadanía planetaria. Cada ciudadano es convocado a informarse, a seguir y a decidir colectivamente qué caminos nuevos y más prometedores deben abrirse para la humanidad y para el resto de la comunidad de vida y no solo para el mercado y las empresas.

Nuestras relaciones merecen también especial precaución-cuidado. Deben ser siempre abiertas y constructoras de puentes. Tal propósito implica superar las extrañezas y los prejuicios. Aquí es importante ser vigilantes y trabar una fuerte lucha contra nosotros mismos y los hábitos culturales establecidos. Albert Einstein, sabedor de las dificultades inherentes a este esfuerzo, consideraba no sin razón, que es más fácil desintegrar un átomo que remover un prejuicio de la cabeza de una persona.

Cada vez que encontramos a alguien, estamos ante una manifestación nueva, ofrecida por el universo o por Dios, un mensaje que solamente esa persona puede pronunciar y que puede significar una luz en nuestro camino.

Pasamos una única vez por este planeta. Si puedo hacer algún bien a otra persona, no debo postergarlo ni descuidarlo, pues difícilmente la encontraré otra vez en el mismo camino. Esto vale como disposición de fondo de nuestro proyecto de vida.

Es importante que nos preocupemos de nuestro lenguaje. Somos los únicos seres capaces de hablar. Mediante el habla, como nos enseñaron Maturana y Wittgenstein, organizamos nuestras experiencias, ponemos orden en las cosas, y creamos la arquitectura de los saberes. Bien cantan los miembros de las Comunidades Eclesiales de Base de Brasil: La palabra no fue hecha para dividir a nadie/la palabra es un puente por donde va y viene el amor.

Por la palabra construimos o destruimos, consolamos o desolamos, creamos sentidos de vida o de muerte. Las palabras antes de definir un objeto o dirigirse a alguien, nos definen a nosotros mismo. Dicen quienes somos y revelan en qué mundo habitamos.

Cuidado de nuestra relación principal: la amistad y el amor

Hay un cuidado especial que debemos cultivar sobre dos realidades fundamentales en nuestra vida: la amistad y el amor. Mucho se ha escrito sobre ellas. Aquí nos restringiremos a lo mínimo. La amistad es esa relación que nace de una afinidad desconocida, de una simpatía totalmente inexplicable, de una proximidad afectuosa hacia otra persona. Entre los amigos se crea algo así como una comunidad de destino. La amistad vive del desinterés, de la confianza y de la lealtad. La amistad tiene raíces tan profundas que, aunque pasen muchos años, cuando los amigos y amigas vuelven a encontrarse se anulan los tiempos y se reanudan los lazos y hasta el recuerdo de la última conversación mantenida.

Cuidar de las amistades es preocuparse de la vida, penas y alegrías de la amiga o del amigo. Es ofrecerle un hombro cuando la vulnerabilidad le visita y el desconsuelo le roba sus estrellas guía. En el sufrimiento y en el fracaso existencial, profesional o amoroso es donde se comprueban los verdaderos amigos o amigas. Son como una torre fortísima que defiende el castillo de nuestras vidas peregrinas.

La relación más profunda y la que trae las más importantes realizaciones de felicidad o las más dolorosas frustraciones es la experiencia del amor. Nada es más precioso y apreciado que el amor. Nace del encuentro entre dos personas que un día cruzaron sus miradas, sintieron una atracción mutua y respondieron sus corazones. Resolvieron fundir sus vidas, unir sus destinos, compartir las fragilidades y los quereres de la vida.

Todos estos valores, por ser los más preciosos, son los más frágiles porque son los más expuestos a las contradicciones de la existencia humana. Cada cual es portador de luz y de sombras, de historias familiares y personales diferentes, cuyas raíces alcanzan arquetipos ancestrales, marcados ellos también por experiencias felices o trágicas que dejaron marca en la memoria genética de cada uno.

El amor es un ars combinatoria de todos estos factores, hecho con sutileza, que demanda capacidad de comprensión, de renuncia, de paciencia y de perdón, y al mismo tiempo de disfrute común del encuentro amoroso, de la intimidad sexual, de la entrega confiada de uno al otro, experiencia que sirve de base para entender la naturaleza de Dios, pues Él es amor incondicional y esencial.

Cuanto más capaz de una entrega total se es, mayor y más fuerte es el amor. Tal entrega supone un coraje extremo, una experiencia de muerte pues no se retiene nada y uno se zambulle totalmente en el otro.

El hombre posee especial dificultad para este gesto extremo, tal vez por la herencia del machismo, patriarcalismo y racionalismo de siglos que carga dentro de sí y que limita su capacidad para esta confianza extrema.

La mujer es más radical: va hasta el extremo de la entrega en el amor, sin resto y sin reservas. Por eso su amor es más pleno y realizador, y, cuando se frustra, la vida revela contornos de tragedia y de un vacío existencial abismal.

El mayor secreto para cuidar del amor reside en esto: cultivar sencillamente la ternura, La ternura vive de gentileza, de pequeños gestos que revelan el cariño, de signos pequeños, como recoger una concha en la playa y llevarla a la persona amada y decirle que en aquel momento la recordó con mucho cariño.

Tales «banalidades» tienen un peso mayor que la más preciosa joya. Así como una estrella no brilla sin una atmósfera a su alrededor, de la misma manera el amor no vive y sobrevive sin un aura de afecto, de ternura y de cuidado.

El cuidado es un arte. Como pertenece a la esencia de lo humano, siempre está disponible. Y como todo lo que vive necesita sustento, también él necesita ser alimentado. El cuidado se alimenta de una preocupación vigilante por su futuro y por el del otro.

Eso a veces se hace reservando momentos de reflexión sobre sí mismo, haciendo silencio a su alrededor, concentrándose en alguna lectura que alimente el espíritu y, no en último lugar, entregándose a la meditación y a la apertura a Aquel mayor que tiene el sentido de nuestras vidas y conoce todos nuestros secretos.

Conclusión: el cuidado es todo

El cuidado es todo, pues sin él, ninguno de nosotros existiría. Quien cuida ama, quien ama cuida. Cuidémonos los unos a los otros, particularmente en estos momentos dramáticos de nuestras vidas, pues ellas corren peligro y pueden afectar el futuro de la vida y de la humanidad sobre este pequeño planeta que es la única Casa Común que tenemos.

Fuente: https://www.elpais.cr/2020/04/15/como-cuidar-de-si-y-de-los-demas-en-tiempos-del-coronavirus/

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Pandemia Online

Por: Magdalena Chouhy

Recetas caseras para inmunizar la razón y defender el cuerpo.

Hace dos años cuando se acercaba el nacimiento de mi hijo, la articulación capital-patriarcado-ciencia médica se me hizo, como nunca, cercana a mi cuerpo. La posibilidad de que mi parto fuera respetado en su fisiología y espiritualidad se tornó una búsqueda vivificante de conocimientos, personas e instituciones para que nos acompañaran y asistieran. El alto índice de cesáreas en nuestro país, Uruguay, (de las cuáles solo una parte es estrictamente necesaria) indicaban que algo estaba muy desviado, y hacían del parto venidero un hecho profundamente político, además de trascendente.

Una cesárea no solo es un acto médico redituable económicamente. La intervención excesiva en el parto es una forma de extracción del poder que en ese momento mueve el cuerpo de la mujer que pare. Una forma de violencia en sí, que muchas veces se ha acompañado de otro tipo de violencia más “directa”. Así que ganancia económica, apropiación simbólica y material del cuerpo y sus fuerzas y violencia hacia la mujer, muchas veces se unen en la sala de parto.La ciencia médica y su gran avance está ahí disponible para asistirnos cuando es necesario. Las cesáreas y otras intervenciones permiten la vida allí donde esta podría complicarse para la mamá y/o bebé. Una cesárea es más que bienvenida cuando es necesaria y al fin y al cabo lo que importa es el nacimiento.

Otras veces en torno a la salud de nuestro hijo investigamos acerca de algunas soluciones usuales de la medicina occidental, estudiando lo más posible de diversas fuentes, tanto fuera como dentro de la propia investigación médico-científica. No se trata de una desconfianza radical, (aunque la cada vez mayor inclinación farmacológica de la medicina podría justificarla). Sino, sobre todo, de qué posibilidades le damos al cuerpo y a la inmunidad natural, de saber cuándo es necesario intervenir y cuál sería la mejor forma de hacerlo de acuerdo con los conocimientos disponibles.

Para tomar el timón se precisan conocimientos, y nos hemos acostumbrado a que es el médico el que sabe y cuando ponemos este saber en duda nos mandan, con ironía, a estudiar medicina. Bienvenida la tarea del timonel, pero el barco es nuestro cuerpo.

Sabiendo que vulnerabilidades o privilegios se articulan y potencian, es decir, niveles de instrucción, de ingresos y salud van de la mano, la actitud que estoy planteando se dificulta cuando salimos de un estrecho universo privilegiado y letrado.

Pero ¿a qué viene todo esto, no íbamos a hablar de la pandemia?

Con especial contundencia el contexto me llama a preguntarme por qué un otro decide sobre mi cuerpo, sobre el cuerpo de todes. Decir que se trata de un gran poder es oscuro y dificulta el análisis. Nos rige una biopolítica compleja, donde una verdad sanitaria suspende en apariencia a la política, una articulación difusa de poderes cuya narrativa central parte de la ciencia médica. Que incluye a los grandes medios y redes sociales, no solamente como vectores de esa narrativa sino como productores de su sentido.

Sin estas redes no sería posible este escenario inusual. Esto no había ocurrido con anteriores pandemias, aunque los medios han jugado siempre un papel constitutivo, y no meramente informativo, de eventos catastróficos como las guerras. No solo en la imaginación de Orson Wells la prensa es un actor clave, el ciudadano Kane no es del todo ficción. Según algunos análisis Trump y Bolsonaro no serían hoy presidentes sin las actuales redes sociales y las fake news.

Decir que esto no es como una guerra, que es un hecho biológico, no social ni político, es como decir que los llamados desastres naturales son independientes del modelo económico-productivo. El ambientalismo crítico explica por qué estos son, en realidad o en buena medida, desastres sociales, que el capitalismo es el desastre. También se sabe que en nuestra era de desequilibrio ecológico virus y epidemias serán cada vez más frecuentes.


Biología es política

Pensamos dicotómicamente la vida, el mundo: naturaleza o sociedad, filosofía o biología. En el mundo global occidental moderno/colonial capitalista esta cosmovisión dualista es la base de nuestra epistemología y sentido común. Cabe mencionar que otras sociedades conciben y viven mundos diferentes, relacionales, otros cuerpos, otras concepciones de salud-enfermedad y otras medicinas.

Desde una sociología de las ciencias, en la ciencia occidental moderno/colonial la materialidad dada de antemano se presenta como realidad irreductible. Un núcleo duro donde generalmente nuestro pensamiento, nuestro cuestionamiento social (y político) encuentra un límite. Aquí el hecho biológico es esa invisible bolita con pelos, ese implacable microorganismo que enfrentamos como humanidad, el virus. Él ha inaugurado un tiempo apocalíptico, en su nombre la política puede suspenderse, porque la vida está en juego.

En esta epistemología “lo real” (la materia) compete a las ciencias naturales, bioinformáticas mientras que lo simbólico, cultural, político (“lo subjetivo”) ocupa a las ciencias sociales, humanidades, pensamiento crítico, etc. Dejar “lo real” a portavoces autorizados puede dar lugar a que otros decidan sobre nuestro cuerpo en nombre de verdades que no podemos cuestionar porque salen de laboratorios, espacios asépticos donde se supone que el dato queda a resguardo de las intencionalidades humanas. Pero hace tiempo se ha entendido que la objetividad científica absoluta no es más que otra ilusión, un sueño positivista.

De todas maneras, la actual pandemia y su manejo excede a los problemas de las verdades provisorias, perfectibles pero nobles, de la ciencia. Si al menos fuera siempre una ciencia ética y humana. Pero la articulación en distintos niveles entre ella y capital, entre investigación e intereses corporativos (farmacéuticos, por ejemplo), bélicos (tantas veces motores de los progresos técnico-científicos), y geopolíticos, ya nos debería tener acostumbrades a dudar. A dudar fuerte.

Qué poderes, qué conspiraciones

El miedo cunde a ritmo de bite. En una cascada de hechos sin precedentes se va suspendiendo todo ámbito de la vida social a la voz de cuarentena. Cuidarse es encerrarse, no tocarse, no reunirse. Salir de casa a recrearse es un acto peligroso desde el punto de vista sanitario, es un antisocial descuido de la comunidad.  Quedarse en casa es defender la sociedad. No solo el contacto sino la propia respiración puede dispersar al patógeno.
En el mito local de origen este llegó de Italia en un avión, y se esparció luego en un casamiento nefasto. Una mujer de clase alta contaminada no cumplió con el tabú (que entonces estaba en el futuro) poniendo en peligro al vulgo.

En las redes en lugar de las usuales convocatorias a actos y marchas en las calles, denuncias, notas variadas, empiezan a abundar los tips y contenidos artísticos y culturales. La cuarentena es un hecho, hay que pasarla, en todo caso, lo mejor posible. El teletrabajo acerca un futuro que parecía lejano. Pero solo para algunos trabajos, en tanto la mano de obra analógica y algunos trabajos se muestran esenciales.

Miles de infiernos arden puertas adentro de las casas, los lugares que, no nos cansamos de decir, son los menos seguros para muchísimas mujeres y niñes. Los hogares donde la violencia no es la norma, enfrentados al encierro en espacios reducidos, como en un experimento de ingeniería social o una investigación conductista de otro siglo.

Todo esto, nadie lo niega, se debe a un virus que no enferma en todos los casos y que solo en un 4 o 5 % de estos se complica, sobre todo en ancianos y ancianas o personas con enfermedades previas. Un 1% de los contagiados muere, pero son múltiples los problemas de medición y estadística, porque presumen que el número de portadores asintomáticos pueden ser igual o mayor a los que presentan síntomas y entonces la tasa de muertes podría ser mucho menor. Los diagnósticos se hacen mayormente a pacientes con síntomas severos, lo que pone en duda las tasas de mortalidad difundidas.

Asimismo, ya mueren por otros coronavirus conocidos asociados a resfriados comunes de 30 a 100 personas por día . Italia se destaca por su tasa de morbilidad por enfermedades respiratorias, tres veces mayor que cualquier otro país europeo. En España murieron 6.300 personas de gripe en 2019 y 15.000 en 2018, frente a las 5.628 muertes por coronavirus que figuran en la prensa hoy  y en EEUU unas 40.000 personas mueren de gripe por año. Estos y otros datos, que también circulan, no parecen ser suficientes para desafinar el coro. Además, nuestras fuerzas ya están yendo a las emergencias sociales agudas y emergentes, demasiado reales.

Quedarse en casa, privilegio de algunes, infierno de muchxs

Lenta o rápidamente comenzamos a dar cuenta de que disfrutar la cuarentena es un privilegio de pocxs. Innumerables situaciones de desamparo se provocan o agudizan. Muchos pequeños comercios y emprendimientos, se sabe, no aguantarán. La crisis económica y social será aguda, ya lo es. Al cabo de 13 días del anuncio de emergencia sanitaria en Uruguay hay 65.000 solicitudes al seguro de paro . Los casos de coronavirus son al día de hoy 310.

Desde una perspectiva feminista de la salud comienza una crisis de cuidados . La crisis no afecta por igual, somos desiguales, tras las catástrofes los pobres se tornan más pobres, entre estos mayormente las mujeres  y entre estas las mujeres negras.

Se exige a los gobiernos que desembolsen, que la crisis no la paguen los pueblos. Renta básica universal. El horizonte de posibilidades de reorganización social, política, económica, se amplía. Auguran un jaque al capitalismo, el surgimiento de economías socialistas y formas sociales comunitarias. Otros, al contrario, una mayor concentración del capital. Tal vez ambos coexistan en el mundo que está a punto de nacer. En Uruguay se agudizan los reclamos al gobierno, explotan las ollas populares, expresiones y llamados de solidaridad van desplazando a los memes de la cuarentena en las redes. Respiramos, aunque con barbijo.

Te lo estoy pidiendo bien

Desde las ciencias sociales y activismos, nos ocupamos de los efectos sociales, las consecuencias económicas, los impactos de esta crisis, las desigualdades previas que se agravan. Pero dejamos el problema inicial, núcleo (virus, epidemia, pandemia) y la solución (cierre de fronteras, reclusión, aislamiento) a los que saben del tema. Nos conformamos con narrativas terminantes y monolíticas, fuentes no contrastadas. Delegamos así algunos asuntos que, parece, podrían ser claves biopolíticas del poder en el siglo XXI, hasta donde sea que este llegue.

Se oyen pocas reflexiones sobre la peligrosidad de la epidemia y la pertinencia de la cuarentena, a excepción de alguna voz que se extingue sin contestar si esta pandemia es un verdadero peligro o un fiasco. Pocas bocas no repiten los nuevos mantras del cuidado y de quedarse en casa, de la distancia física, el aislamiento. Las biodisidencias desde el día uno ocurren, invisibles a nuestros ojos desorbitados de miedo.

Desde una radical y pesimista visión del mundo, la frase “Quedate en casa” esconde al lobo feroz bajo la piel de la abuela. Pero lo más racional sería descartar las dicotomías y verdades absolutas, no abrazar una actitud negativa a priori de lo que pasa, así como tampoco aceptarlo sin examinarlo, siendo que todo (todo) está en juego.

El problema de la racionalidad sanitaria y humana del aislamiento se soslaya, pese a que ha sido impuesto sin sopesar sus inmensas consecuencias, ni dar tiempo a que una ciencia ciudadana pudiera ejercer un atisbo de participación en las decisiones. Claro, dicen que el virus avanza muy rápido y la tasa de contagio no da tiempo. Allá en China dio resultados, ya no tienen casos.

En un capítulo de los Simpson, un personaje muy poderoso convoca a una reunión a un selecto grupo para conspirar: les propone lanzar una epidemia. Un participante presenta un virus que se inoculará a los gatos para introducirlo en las casas y sembrar el pánico, con consecuencias letales para los felinos. No estoy denunciando una conspiración que no puedo probar. Me pregunto cómo una pandemia genera, como en Springfield, un tsunami de pánico, aunque su mortandad sea en verdad baja. (Vamos a quemar todo antes que el miedo nos vuelva paranoicos, dice Homero).

De todas maneras, ¿y qué si la noche nos encuentra, con una cerveza, imaginando conspiraciones? En medio de una suspensión repentina del movimiento y del sentido ¿nos podemos exigir acaso una racionalidad compulsiva y sin descanso?


¿Por qué cuarentena?

El fundamento último es la atenuación de una curva de contagios para evitar saturar el sistema sanitario. Pero: ¿por qué colapsaría el sistema? ¿Cuánto aumentan la demanda los casos severos y cuánto las consultas por síntomas que, en otro escenario, la gente atravesaría sin hacerlo? Alternativas como un responsable y buen manejo de información por parte de las autoridades y los medios, sumado a una campaña fuerte de prevención y protección de las poblaciones de riesgo no son difíciles de imaginar. Un buen sistema de atención y filtrado de casos desde el inicio. Además, si es un problema logístico ¿por qué la solución no lo es?

Se dice que no importa si es un virus nuevo, viejo, creado, sino sus consecuencias sanitarias y sociales. Pero una pregunta razonable que hacen virólogos que cuestionan la narrativa oficial es si no es su medición lo único nuevo. Por otro lado, la definición de pandemia de la OMS se flexibilizó en 2009: ya no es necesaria una mortandad significativa sino la propagación mundial de una nueva enfermedad .

Hace demasiado poco tiempo adheríamos a la campaña “El miedo no es la forma”, en contra de la reforma represiva de Larrañaga, “Vivir sin miedo”. Ahora exigimos al gobierno que decrete la cuarentena en lugar de solo exhortar a la distancia social. Eso permitiría, como en España, un mayor accionar policial, un control jurídico de los incumplimientos. Seguramente traería represión y agudizaría expresiones xenófobas y fascismos, denuncias entre vecinos, como se ha visto en otros países.

Una periodista uruguaya en España cuenta por la radio que los casos aumentan y se recrudece el control y las multas. Prohibieron ahora salir a pasear el perro porque la gente lo usa como excusa para hacer deporte. ¿Excusa para hacer deporte? Ok.

¿Cuál es el argumento sanitario final? Un gif animado que ha circulado explica con una bella simpleza la mecánica del contagio, en ramas que se multiplican exponencialmente. O que no, si te guardas en tu casa. Pero para algunos expertos epidemiólogos esto no funciona así, el contagio depende de una coincidencia del agente externo (el virus) con factores genéticos y ambientales, con tasas de probabilidad muy inferiores .

El gobierno uruguayo, de derecha, no quiere la cuarentena estricta probablemente por motivos nada humanitarios. La insólita actitud del ultraderechista Bolsonaro de no actuar ante el virus, desconcierta. Su invocación desacredita toda puesta en duda de la cuarentena y apaga cualquier chispa de librepensamiento. Si él no la quiere, debe ser buena.

Son tiempos raros y se pone difícil pensar en los marcos de sentido habituales. Los gobiernos nacionales no parecen tener mayor incidencia y solo matices los diferencian en la aplicación de una receta simple, totalitaria y planetaria, cuyos efectos adversos no han sido siquiera mencionados en el prospecto, pero ya duelen. Izquierda y derecha coinciden en el acatamiento a la cuarentena sagrada y el detenimiento de todo.

Lxs médicxs, seguramente de buena fe, actúan confiando en la necesidad de la receta preventiva y la necesidad de una guerra salvadora contra el peligroso patógeno, una guerra santa. A muchos de estos, decir qué hacer en tono paternal se les da bien. También con miedo expreso a que el sistema sanitario colapse, tienen que manejarse con las herramientas con las que cuentan. Y recordemos que no les fue consultado a lxs doctorxs del sur desde el principio, ni se han arrimado, siquiera, a la cocina.

Bueno pero, después de todo ¿por qué cuarentena?

La curva de contagios, 800 muertes por día en Italia, hospitales colapsados y gente muriendo por falta de respiradores en España. Suena muy mal y me interpela. Pero no puedo dejarlo allí, como antes no podía quedarme con el relato manipulador sobre la inseguridad de los canales de TV o algunos medios de prensa.

Por otro lado ¿se ha demostrado la efectividad de la medida de cuarentena? Aunque en cuarentena estricta, en Italia no descienden los casos y las muertes. Dicen que si la cuarentena no funciona es porque aún hay gente que no acata, por lo que solo resta ajustar más, ser más rigurosos. Lo que no veo es el rigor científico, la duda, la evaluación.

Otro estándar de una buena ciencia sería la de contrastar datos epidemiológicos, es decir comparar distintas epidemias como hicimos someramente más arriba. También ver otras opiniones científicas. Que las hay.

Dejemos claro: no estoy llamando a incumplir, ni siquiera a rechazar la cuarentena ni cualquier otra medida sanitaria pública con relación a la actual pandemia. Sí a no perder en los escenarios más desconcertantes, la capacidad de dudar y reflexionar. Inquiramos las verdades médicas absolutas, pidamos segundas, terceras y cuartas opiniones, animémonos a entrar en esos laboratorios. Quizás despejaremos mejor los factores, muchas veces nada científicos o sanitarios, que intervienen en la definición de los problemas y las propuestas de solución.

Como muchos santos se están desvistiendo para vestir a otro, busquemos saber quién es ese santo y cuáles son sus milagros.

Fuente e imagen: http://zur.org.uy/content/pandemia-online

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