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¡Ante los nuevos vientos de paz, nos urge construir una escuela más democrática!

17 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Nancy Palacios Mena

El reto de la escuela ante los nuevos tiempos es la construcción de una nueva cultura de participación democrática, vinculada al reconocimiento de nuevos sujetos de derecho.

Investigaciones realizadas en instituciones educativas de diferentes regiones del país, han evidenciado que gracias al impulso del proyecto democratizador que se viene impulsando desde hace ya varias décadas en la escuela colombiana, se ha pretendido pasar de instituciones caracterizadas por formas de organización relativamente verticales y autoritarias, con un rol dominante y casi incontrastable de los directivos (rector y coordinadores), a un modelo en el cual se descentraliza la toma de decisiones, se pone límites al poder de éstos actores, y se incluye sectores antes excluidos en su marcha y proyección, conllevando a formas de regulación en el comportamiento de directivos, estudiantes, padres, y docentes, derivadas no solamente de las determinaciones institucionales y legales, sino de cambios en mentalidades, en las actitudes y concepciones de los mismos.

Los retos que tenemos para tener escuelas realmente democráticas son grandes. Los trabajos realizados por Álvarez (2005), Aguilar y Betancourt (2000), Rodríguez (1998), Castillo y Sánchez (2002), Gil (1997), Palacios (2008), coinciden en señalar la necesidad de transitar de centros educativos con relaciones sociales verticales a horizontales, donde todos participen con voz y voto en toma de decisiones de los aspectos que orientan la vida institucional.

Si bien es indiscutible que los estudiantes de hoy tienen claramente un papel más protagónico en la escuela, y se hace evidente una exigencia de niños y jóvenes por opinar y expresarse, en espacios en los cuales todavía no tienen acceso; hecho que puede indicar la formación de una conciencia de la importancia de la representación y la participación en el contexto escolar.

Requerimos superar aquellos diagnósticos que nos han señalado que para una parte del alumnado, los padres y docentes, sus opiniones se quedan sólo en la consulta, sus aportes no tienen una repercusión real en las decisiones del colegio, porque la democracia se ha configurado como un concepto incompleto, en que se hace una parte un proceso que luego no se concluye, se recoge la opinión como un requisito que de legitimidad a algunas actividades y proyectos, pero realmente las decisiones importantes o trascendentales del establecimiento se toman en otras instancias donde algunos no todos actores escolares son incluidos.

En los tiempos de paz que se avecinan, debemos superar esos escenarios en los cuales la participación en los contextos escolares ha estado marcada por un ritualismo que ha reducido la democracia al voto, y que no permite un cambio real en la construcción de una cultura política en la escuela; debemos superar esos escenarios que han provocado que la democracia se reduzca a la elección de órganos de gobierno escolar que son convocados para legitimar decisiones ya tomadas.

Necesitamos superar esa idea de la democracia según la cual las elecciones son la forma privilegiada de participación; el fomento de elección de representantes como rasgo central de la cultura política escolar, fácilmente reproduce esquemas de clientelismo y de negociación de la elección alrededor, no de proyectos o programas sino de las simpatías o pactos sobre problemas concretos que el elegido puede ayudar a resolver para un grupo particular que lo apoya.

Sin duda, esta interpretación limitada de la democracia conlleva a que el entusiasmo de niños y jóvenes, docentes y padres de familia se vea socavado, y lo que se exprese sea la falta de confianza en que sus aportes, ideas e inquietudes constituyan una forma legítima de incidir en la dirección y en la toma de decisiones dentro de la institución escolar.

Es de imperante necesidad entender la democracia también desde la existencia real de espacios de deliberación, fiscalización, y veeduría, de los recursos económicos, la convivencia, el enfoque pedagógico, el modelo de dirección y todos aquellos aspectos que constituyen la columna vertebral del funcionamiento de la escuela. El reto de la escuela ante los nuevos tiempos, es la construcción de una nueva cultura de participación democrática, vinculada al reconocimiento de nuevos sujetos de derecho y a una nueva institucionalidad.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/ante-los-nuevos-vientos-de-paz-nos-urge-construir-una-escuela-mas-democratica

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Afghan President Speaks Out In Support Of Women’s Education

 Afghanistan/15 may 2017/Source: RFE/RL’s Radio Free Afghanistan

Afghan President Ashraf Ghani says women are the biggest victims of the ongoing war in Afghanistan, which he says has prevented millions of girls and women from getting an education.

«The number of women deprived of literacy in Afghanistan is three times more than men and the reason behind this is the imposed war that we are facing,» Ghani said on May 15 at a symposium called Afghan Women: Messengers of Peace.

The three-day gathering is being hosted by Afghan first lady Rula Ghani.

In a statement, the UN Assistance Mission in Afghanistan (UNAMA) expressed hope that the government will achieve its goal of increasing the proportion of women in government institutions to 30 percent by 2020.

According to the Education Ministry, most of the estimated 3.5 million children who do not attend school are girls.

Afghanistan’s female literacy rate is among the lowest in the word at around 17 percent, according to a 2015 UNESCO report.

Source:

https://www.rferl.org/a/afghanistan-women-girls-education-literacy-rate/28488909.html

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Colombia: Sin equidad educativa para la paz

Colombia/15 de mayo de 2017/Las 2 Orillas

“Un sistema educativo pertinente, equitativo e incluyente es un referente sustancial para hablar de paz efectiva y duradera como se estipula en los acuerdos”.

Uno de los grandes retos del país es promover una educación incluyente que disminuya los índices de deserción y garantice condiciones equitativas para el éxito social de la mayoría de la población. En la última década, Colombia ocupa el primer lugar entre los países  de Sudamérica con menor gasto público educativo, con tan solo un 3,3% según su PIB.

En América Latina, Colombia supera solo a República Dominicana (2,3%), Panamá y Guatemala (ambos con 3,2%), países donde según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la educación es de muy baja equidad y calidad. Hablar de equidad educativa atribuye al Estado reconocer de manera imparcial el derecho que cada colombiano tiene a recibir lo mejor de la calidad en términos de “justicia educativa”. La anterior palabra se entiende como la posibilidad integral de estudiar en condiciones tales que se pueda potenciar los talentos, capacidades e inteligencias independientemente de procedencias sociales, condiciones culturales o  individuales.

 A Colombia en el campo internacional le exigen cumplir varias agendas enmarcadas en la lógica de cierre de brechas educacionales. Así, por ejemplo la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en el documento “metas educativas 2021” establece como primer propósito fortalecer las políticas públicas de la primera infancia (menores de 6 años). Para cuya agenda Colombia, hoy a 4 años de finalización de las metas propuestas, presenta para esta población baja tasa de escolarización, desnutrición y pobreza. Situación alarmante para un país que proyecta ser el más educado en el 2025, porque hay 1,5 millones de niños-infantes sin recibir atención integral.

De igual modo, otra preocupación por el mejoramiento de la calidad escolar está en el desarrollo profesional de los docentes. En la actualidad es incuestionable la importancia  imprescindible de los maestros como parte fundamental de la calidad del sistema educativo, dicha calidad deviene en gran parte de las transformaciones significativas de las prácticas pedagógicas, por lo que suspender los programas como maestros de excelencia que se impulsan en este sentido, va en contravía del mejoramiento integral del sistema escolar del país.

Socialmente es inocultable reconocer que la educación es el modo más efectivo para promover  democracia, equidad y la anhelada paz. Invertir en la formación de los maestros es un mandato clave para mejorar la calidad. Por ello, cuando el presidente Santos en 2015, lanzó el plan de  incentivos a la calidad en el marco del mejoramiento de los resultados del Índice Sintético de la Calidad Educativa –ISCE y el Mejoramiento Mínimo Anual-MMA  se provocó en la sociedad y el magisterio altísimas expectativas que con el pasar de los meses se han hecho imposibles de cumplir, lo que provoca un efecto negativo y contrario que desmotiva o deslegitima el sistema educativo en aspectos como la formación y/o actualización  docente en  educación.

Si revisamos los mandatos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se dispone disminuir la pobreza, utilizando para tal fin la educación como elemento constitutivo e instrumental del desarrollo y la equidad. Lo anterior, se sustenta bajo el paradigma del desarrollo humano y social cuyo eje central de acción se ubica en el cumplimiento de  garantías a los derechos mínimos para la población más vulnerable. Colombia sin duda le apostó a movilizar competencias educativas y presionar la efectiva aplicación de los derechos básicos de aprendizaje-DBA como forma para avanzar educativamente en dichos estándares mundiales. Vale decir, que aunque son precarios los resultados se ha mejorado un poco en las pruebas PISA, que evalúan la calidad, equidad y eficiencia de los sistema educativos en el mundo.

En la última edición de las pruebas PISA 2015 entre 72 países, Colombia ocupó el puesto 57 gracias a que aumentó 28 puntos en ciencias, 40 en lectura y 20 en matemática.  Aún así, se está  muy lejos (38,2%) de alcanzar el promedio internacional (13%) de los países participantes de la OCDE. Desde esta óptica con la cual se mide la educación, somos un país pobre, que requiere con urgencia aumentar su inversión educativa a través de renovar  el capital cultural (riqueza de saberes y conocimientos que generan una plataforma para disfrutar de otras riquezas personales y sociales) para mejorar considerablemente el sistema educativo.

Todo lo mencionado se ratifica en los desafíos del foro mundial sobre educación 2015, celebrado en Incheon, República de Corea, donde la meta es a 2030 fortalecer una educación  de calidad, equitativa e inclusiva con  modelos de aprendizajes equitativos en particular para las niñas y mujeres. Foro que propende en equiparar condiciones para todos y todas, en especial para los más pobres, porque la equidad según sus relatores “entraña un trato especial y medidas orientadas a contrarrestar las desventajas históricas y sociales que impiden que los estudiantes accedan a la educación y se beneficien de ella de manera igualitaria”  todo indica que son momentos para que el MEN amplíe la cobertura, la investigación y la inversión en educación, de manera que asegure cerrar las brechas educativas para consolidar la paz, basada en una educación incluyente al alcance de todos.

Un sistema educativo pertinente, equitativo e incluyente es un referente sustancial para  hablar de paz efectiva y duradera como se estipula en los acuerdos entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC-EP. No es bueno mentirnos, proyectando planes sectoriales como indicativos que no comprometen pensar la educación como un bien común para la paz y el bienestar social. No hay nada más justo que recibir una oportunidad de progreso social a través de una educación con calidad, que disponga enseñanza, infraestructuras, ambientes y aprendizaje de calidad. Evitando con ello, el viejo sofisma de que a más enseñanza, más aprendizaje como implícitamente se esboza en la jornada única escolar. La expresión final del foro deja bien definido que “el aprendizaje de calidad no es solo esencial para satisfacer las necesidades básicas de la población, sino que también resulta indispensable para fomentar las condiciones que hacen posible la paz”. Entonces, si el referente para medir la paz es la calidad se tiene que intervenir mucho más en la  integralidad de la educación.

Señora Ministra Giha, claramente los estudios evidencian la importancia de trabajar unificadamente con los demás ministerios las múltiples variables de los contextos culturales, administrativos, pedagógicos, de innovación, o de modernización tecnológica que necesitan ser articuladores de un sistema educativo que hoy esta fraccionado por múltiples intereses, muchos ajenos a la educación, pero que afectan directamente a la mayoría de la población pobre de Colombia. No olvidemos que parte del éxito escolar se construye en la medida de edificar el derecho a la diversidad, la paz y la equidad educativa como posibilidad concreta de hacer de la calidad escolar un hecho real dentro de un sistema confiable y no un discurso artificial engañoso de una falsa política.

Fuente: https://www.las2orillas.co/colombia-sin-equidad-educativa-la-paz/

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Colombia: Excombatientes estudiarán diplomados de la U. Industrial de Santander

Colombia/13 Mayo 2017/Fuente: El pais/Autor: Educación

A partir de este lunes15 de mayo la Universidad Industrial de Santander (UIS) llegará a Guaviare, Meta y Arauca a hacer presencia en zonas veredales transitorias de normalización con el objetivo de brindar formación de alta calidad a excombatientes.

La actividad académica que serán tres diplomados en Gerencia Política y Administración Pública en escenarios de Paz, Justicia Especial para la Paz, y Formación de Formadores para el Cambio Climático, será dictado por la escuela de Economía y Administración, Derecho y Ciencias Políticas y de los programas agroindustriales del Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia (Ipred).

Para Gonzalo Patiño, vicerrector académico de la UIS, “este es un paso de acercamiento con las zonas tradicionalmente en conflicto en Colombia para cerrar brechas en temas de formación que se requieren. Detrás de esto está la idea de generar convenios con gobernaciones y diferentes entes territoriales para llevar nuestras distintas propuestas de investigaciones”.

Según el cronograma estipulado por la universidad, en el Guaviare empezarán el día 15 y 16 de mayo con los dos primeros diplomados en información de formadores para cambio climático y administración pública para zonas de conflicto y escenarios de paz. El 29 de mayo estarán en la jurisdicción especial para la paz en Mesetas – Meta y posteriormente para el mes de junio llegarán a Filipinas – Arauca. Por cada uno de estos diplomado son tres profesores que dictarán clases presenciales y virtuales.

Fuente de la noticia: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/excombatientes-mejoraran-su-calidad-academica-87460

Fuente de la imagen:http://images.etn.eltiempo.digital/files/article_main/uploads/2017/05/12/59162ee20bf5f.jpeg

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La paz depende de los docentes

19 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Rafael Orduz

Decenas de miles de maestros, por fuerza del conflicto, han venido trabajando desde el aula en construir valores para la convivencia en paz.

Las guerras empiezan de muchas maneras y por diferentes razones.  Quienes las terminan son los políticos. Sin embargo, la firma de acuerdos de paz, trátese de conflictos a escala internacional o de guerras locales, es solo un hito en un difícil proceso que puede tomar generaciones. Tiene que ver, principalmente, con el reconocimiento del otro, con la memoria. Puede ocurrir en Bosnia, Irlanda o Colombia.

Un actor clave en contribuir a voltear paradigmas, derribar prejuicios, reconstruir valores, aprender a convivir con los demás, particularmente los “enemigos”, sus descendientes o relacionados, es el maestro.

La polarización alrededor del acuerdo de paz, el resultado del plebiscito, las marchas del 1 de abril, al lado del silenciamiento de las armas y la reducción de muertes por el conflicto, son paradojas que ilustran los enormes retos que hay en adelante, que no son otros que los de construir valores compartidos para la convivencia en paz. Decenas de miles de docentes, por fuerza del conflicto, han venido trabajando en ello desde el aula.

Construir convivencia, recuperar la memoria ha tomado mucho tiempo en todas partes. La Segunda Guerra Mundial, al menos en Europa, terminó, oficialmente, en mayo del 45. Cesaron las actividades bélicas, unos se rindieron, otros vencieron. Alemania, además de la derrota y la destrucción, tuvo que lidiar con una culpa terrible, la del Holocausto. Los nacidos en los años siguientes a la terminación de la guerra, a pesar del “milagro alemán”, no tuvieron la oportunidad de hablar en casa o en el colegio acerca de lo sucedido. ¿Dónde estuvieron mi padre, mis tíos, mis abuelos? ¿Apoyaron a Hitler? Si era malo, ¿por qué le caminaron a la discriminación y el asesinato masivo? Preguntas imposibles de tratar debido a un mecanismo de supresión de la memoria. “De eso no se habla”, parecía un acuerdo tácito en los hogares.

Otra guerra, la fría, terminó con la caída del muro en el 89. Pasada la euforia inmediata, tuvo que pasar una generación para superar enormes prejuicios entre los alemanes occidentales y los orientales.

Treinta años nos demoramos en comenzar a hablar sobre lo ocurrido en Alemania entre el 33 y el 45, recuerda Ilse Schimpf- Herker, nacida en 1947, fundadora y directora del Instituto Paulo Freire de Berlín, dedicado, entre otras, a la pedagogía de la memoria. En el marco de un apasionante foro en el que docentes colombianos fueron los protagonistas*, me quedó claro que ellos han sido actores de primera línea, desde hace rato, de la reconstrucción de valores de convivencia en contextos de violencia.

Lea el contenido completo en Las2Orillas.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-paz-depende-de-los-docentes

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Un nuevo reto para los maestros

Por: Carlos Muñiz Osorio

Para Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), reconoce hace mucho el beneficio que tiene la educación directamente en el bienestar de los pueblos.

Desde nuestro archipiélago borincano, Eugenio María de Hostos ya destacaba la educación como medio idóneo para el desarrollo del conocimiento, la paz y la libertad. Los hermanos Cordero, en particular Celestina Cordero, plasmaron su confianza en el tiempo invertido en la educación, en particular para una población rezagada y marginada.  Nuestra historia y desarrollo como seres humanos, como ciudadanos del mundo, como humanidad y como pueblo, se enmarcan en la educación.

La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) recomendó recortar la jornada laboral para empleados públicos del gobierno de Puerto Rico por hasta cuatro días por mes. Y en el caso de los maestros y maestras por dos días al mes.

Una mirada crítica a los posibles efectos de esta decisión en nuestro sistema educativo público resulta inevitable.  Además del tiempo dedicado a las actividades de enseñanza, puede afectarse la dinámica general de la escuela, proyectos de apoyo al estudiante, así como la formación de los estudiantes —futuros educadores— que practican en nuestras escuelas.

Si, por ejemplo, se opta por rotar la ausencia del maestro para no reducir el tiempo dedicado a la enseñanza, posiblemente, se altera la calidad de las experiencias educativas como consecuencia de la redistribución de los grupos o de horarios. La coordinación de actividades extracurriculares, talleres de desarrollo profesional y de la integración de la comunidad escolar docente podrían ser impactadas por la reducción laboral propuesta.

No menos importante es el impacto en la ya maltrecha economía de estos hombres y mujeres a quienes se les exige cada vez más, en muchas ocasiones con pocos recursos. La tensión del maestro como ser humano, por las presiones que supone la restricción económica, es otro elemento en juego.

Paulo Freyre ya nos recordaba que “si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos”.

Muchos y muchas coincidimos en la necesidad de cambios significativos en la formación educativa de nuestra niñez y juventud. Y podemos coincidir en que una mayor calidad educativa —sensible, pertinente y efectiva— puede darse por medio de diversas modalidades de enseñanza donde el tiempo y su buen uso es un factor central. Pero es difícil coincidir con medidas abruptas, no resultantes de un proceso de reflexión participativo, guiado por los mejores intereses de nuestros estudiantes. Mucho más si, por razones económicas, son menos los recursos disponibles para el desarrollo de nuestras comunidades de aprendizaje y muchos los que se pierden debido a la corrupción y la burocracia.

Si bien la educación no cambia el mundo, cambia las personas que cambiarán el mundo. Quizás la solución a nuestros retos y desafíos educativos está más en nuestras manos, en nuestra creatividad, en nuestras comunidades de aprendizaje.  Además, ya nos advierten algunos del error de considerar que la educación es cara, cuando olvidamos el alto precio de la ignorancia.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/unnuevoretoparalosmaestros-columna-2305559/

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