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Cambiemos la educación: La neurociencia da la razón a las pedagogías alternativas

Por: Ecoportal

Últimamente se está hablando en muchos medios de comunicación de los aportes que la neurociencia está realizando al campo de la educación. ¿Pero cuáles son estos aportes? ¿Son realmente relevantes? ¿Nos sirven a nosotros, los que estamos cada día dentro de la escuela o es pura teoría que queda reflejada en un libro?

¿Qué estudia la Neurociencia en el campo educativo?

La neurociencia es la ciencia que estudia al cerebro humano y cómo se producen los aprendizajes en él. Por lo tanto aplicada a la educación es una herramienta básica para conocer y entender los mecanismos del aprendizaje y cómo interaccionar con él. Es decir, cómo abrazarnos al aprendizaje sin tener que enfrentarnos a él ni luchar por querer fijarlo en el cerebro.

Como profesional, o más bien aprendiz de la enseñanza, esto me parece algo totalmente revolucionario. Lo que nos plantea la neurociencia es la evidencia, que no creencia, científica acerca del funcionamiento del cerebro. Gracias a su estudio y conocimiento podemos saber qué factores son determinantes para que aquello que queremos que aprendan los niños en la escuela se haga de manera eficaz y duradera.

Toda persona que se dedique al trabajo con niños debería conocer estas evidencias científicas. Así que desde aquí hago un reclamo a las universidades para que por favor pongan esta asignatura tan indispensable en la carrera de magisterio.

Los factores facilitadores de aprendizaje

Voy a comentarle (humildemente pues no soy una experta en la materia) algunos de estos factores “facilitadores de aprendizaje”. Todos ellos estudiados a través de una formación realizada con David Bueno i Torrens, neurocientífico, al que aconsejo que siga si está interesado en conocer más.

Los períodos críticos

A medida que nuestro cerebro va madurando, se ha descubierto que existen unos períodos en los que determinados aprendizajes son más sensibles a ser adquiridos en un momento que en otro. 

Esto no quiere decir que pasado este período no se pueda adquirir un aprendizaje, gracias a la plasticidad de nuestro cerebro se puede hacer pero costará más.

Por ejemplo con la lectura y la escritura.

El cerebro no está especialmente sensible a adquirir estos aprendizajes hasta los 6/7 años, sin embargo en algunas escuelas se cuelgan medallas porque hay niños que desde los 3 años ya saben escribir. Es cierto, estos niños, aprenden a escribir a los 3 años, momento no sensible para su aprendizaje, a través de una insistencia agotadora, que no sería necesaria si se esperase a que el cerebro estuviera preparado para ello.

En la adolescencia el cerebro es básicamente emocional, es lógico que a muchos adolescentes les cueste centrarse en determinadas asignaturas como química, física, biología…

neurociencia, educación, pedagogía, cerebro, neurotransmisores

La emoción activa el aprendizaje

Si un aprendizaje tiene una alto contenido emocional, es más probable que sea adquirido que otro al cual no hay ninguna emoción vinculada.

Esto tiene que ver con nuestra amígdala. La información con contenido emocional pasa por el sistema límbico donde se encuentra la amígdala. La amígdala es una de las partes más primitivas del cerebro y se activa ante eventos que considera importantes para la supervivencia, lo que favorece un recuerdo de manera más eficiente. Además con la emoción se crea oxitocinaserotonina y adrenalina, neurotransmisores necesarios para realizar nuevas conexiones neuronales.

La sorpresa, por ejemplo, es otro factor que activa la amígdala.

La práctica en diferentes contextos

La neurociencia nos dice también que cualquier contenido se asimila mucho mejor cuando podemos ponerlo en práctica en diversas situaciones.

Esto favorece la mielinización de las conexiones neuronales, haciéndolas más rápidas y de mejor acceso.

La influencia del adulto

Otro factor interesante es el de la actitud del adulto.

Se puede empatizar mucho mejor con alguien que tiene una actitud de “vamos a aprender” que con quien tiene una de “vengo a enseñar”. Las neuronas espejo predisponen a aprender cosas nuevas si se mantiene una actitud de respeto y empatía.

La capacidad atencional

Nuestro cerebro es incapaz de mantener la atención de manera continua.

De los 3-6 años son capaces de 5 a 8 minutos y la de los adultos es de 15 a 18 minutos.

¿Cómo se puede pretender tener a grupos de niños sentados durante horas, impasibles, y que encima atiendan?

Ya no comento nada de donde queda el aprendizaje… Se necesitan realizar descansos. Es cierto que hay contenidos que resultan tan motivadores para un niño que no puede despegarse de ellos durante horas, pero aquí ya intervienen otros factores como la emoción, la realización, el afán de superación…

Cuando dejas a un niño que conecte realmente con su necesidad puedes darte cuenta de cuándo tiene suficiente con una cosa o cuándo necesita más de otra. Es una auténtica maravilla poder observarlo.

Muchas veces, cuando algún niño ha hecho un verdadero esfuerzo cognitivo se va al exterior durante un buen rato a correr y saltar en la cama elástica. Nuestro cerebro consume oxígeno y glucosa cuando realiza este tipo de esfuerzos, para poder recuperarlo necesita de movimiento físico.

Hay muchas escuelas que ya están llevando a cabo este tipo de aciertos. Escuelas que llevan a cabo metodologías activas, que respetan los períodos y fases de desarrollo de manera individualizada, en los cuales los aprendizajes transcurren de manera espontánea, sin imposición externa, desde el verdadero afán de curiosidad del niño, otorgando el verdadero protagonismo de la educación a quién corresponde.

Ecoportal.net

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Libros de texto gratuitos, ¿limitantes de la creatividad en el aula?

Por Adolfo del Ángel Rodríguez

Miró el reloj. La actividad estaba a punto de terminar y sobraba demasiado tiempo, aun cuando había previsto algunas cosas, como el hecho de que sus alumnos eran inquietos. Ahora, después de revisar las últimas actividades no veía más allá y le angustiaba el cómo atender la inquietud de su grupo, así que rápidamente exploró posibilidades, asomando un poco de desesperación, resolviéndolo lo más pronto posible. Se levantó de su asiento, como el más victorioso de los espartanos después de una mítica batalla, y alzando el brazo como para pescar la indicación en el aire para soltarla de manera brusca: niños, saquen su libro de historia, lean la página 95 y hagan un resumen.

Sin duda, la polémica suscitada ante la existencia de los libros de texto gratuitos es un tema bastante agotado desde su formalización, pues se ha hablado del adoctrinamiento que su uso conlleva, de una visión única de la historia y de una línea de pensamiento que no permite ir más allá de lo que se dicta en los currículos establecidos. Pero más allá de esta polémica, es de interés centrarse en un punto en el que precisamente hemos permitido no ir más allá: la creatividad.
Lejos de ser un apoyo, como debió haber sido desde un inicio, al libro de texto se le ha permitido un espacio demasiado extenso dentro del aula, al punto que los padres de familia cuestionan a las autoridades educativas cuando no están completos los paquetes que deben ser entregados a sus hijos al inicio de cada ciclo escolar, por lo que esa aura “imprescindible” que le rodea debería ser cuestionada y puesta en un nuevo espacio al alcance de los tutores, quienes conciben una ecuación algo así: libros= buena educación.

Quizá su utilización ha sido una de las salidas fáciles del maestro en cuanto a que resuelve muchas cuestiones de organización y que quizá (sería una tesis interesante) sea una de las causas que conllevan a la falta de planificación del trabajo escolar por parte de un buen porcentaje de docentes y, por consecuencia, a la utilización de planes estandarizados recogidos de internet de páginas web muy conocidas entre los mentores, no permitiendo buscar información alterna que haga que el mismo maestro, así como el alumno, cuestione aspectos de la realidad misma, basando su aprendizaje en temas actuales, haciendo uso de la lectura de la realidad para poder centrarse en una comprensión de lo que le rodea, en un verdadero análisis de su entorno y de su papel en el aquí y ahora en el que se desenvuelve.

Hablemos aquí de la necesidad del docente como intelectual, de la necesidad de esa figura que cuestione, que se cuestione y más que llenar de conocimientos a sus alumnos, lo haga llenarse de cuestionamientos que le permitan ampliar su panorama, lo que sin duda se ve limitado cuando se hace uso, únicamente, de los libros de texto gratuitos. Asimismo, la planificación de clases, como elemento primordial en la labor del docente, pierde sentido frente a un trabajo previamente planeado, pues de igual manera el rendimiento académico está delimitado por lo que en ellos se traza, habiendo muy poco espacio para actuar al margen, pues aunado a eso, la presión por parte de los padres de familia es enorme, al cuestionar el por qué muchas de las actividades no están terminadas al final del ciclo escolar, siendo uno de los elementos (o el único) con el que los padres miden la eficiencia y eficacia del maestro con el trabajo de sus hijos.
Es por ello que se hace necesaria una revisión de lo que implica el papel de los libros de texto en el aula, en casa y en la escuela en general, así como en la conciencia general de los docentes y de los padres de familia para replantear de alguna manera el quehacer educativo, pues ampliar la mente requiere de igual manera de ampliar horizontes, lo que ha sido limitado por esos materiales gubernamentales que parcelan el conocimiento, ganando terreno desde hace décadas a un conocimiento más incluyente, crítico y reflexivo.

Articulo enviado por su autor a la redacción de OVE

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Otra perspectiva pedagógica para desmitificar el relato clásico

Con su «Pedagogía de la desmemoria» el psicólogo Marcelo Valko propone pensar la historia desde otra perspectiva.

Alfredo Montenegro / La Capital
por Alfredo Montenegro / La Capital

El investigador Marcelo Valko
El investigador Marcelo Valko, en el patio de la sede de Gobernación.
«Al hablar de la pedagogía de la desmemoria, buscamos pensar la historia desde otra perspectiva, desmitificar el relato nacional y la imagen de las grandes figuras de la historia argentina», indica Marcelo Valko, psicólogo, especialista en etnoliteratura y en investigar el genocidio indígena cometido por el Ejército Argentino.

El investigador se presentó el viernes de la semana pasada en el seminario de antropología «Crónicas y estrategias del genocidio invisible», organizado por el Museo Gallardo (ver aparte). El encuentro recorrió parte de la investigación de Valko, que se refleja en su nuevo libro «Cazadores de poder. Apropiadores de indios y tierras (1880-1890)», de editorial Continente.

Con el apoyo de imágenes de fotos de la avanzada militar, documentos de la Iglesia Católica, de Tribunales y del Ejército Argentino, además de recortes de diarios de la época y otras investigaciones, como la del historiador Osvaldo Bayer, Valko enfoca lo sucedido tras la irrupción de las tropas militares, el despojo y reparto de los territorios que habitaban ranqueles, tehuelches y mapuches. Con documentos de la época se comprueba el arrebato de esos campos por las familias de renombre y el ultraje de coleccionistas de huesos que profanaban tumbas de las tribus.

Marcelo Valko remueve el relato del pasado y documentado con los ocultados registros oficiales, revela los «métodos civilizados» que se aplicaban en las prisiones, la destrucción de familias, los trabajos forzados, el hambre, las enfermedades y las muertes que diezmaron a los primeros pobladores.

El trabajo del investigador se fundamente en el registro de documentación del Obispado porteño, donde consta la situación de los originarios confinados en la isla Martín García, los bautismos a la fe católica y las muertes producidas por enfermedades y pésimas condiciones de vida.

También retoma la emblemática vida del rebelde Calfucurá, su hijo Namuncurá, el vencido capitanejo que fue padre de Ceferino, el niño tomado por y nombrado beato.

Cambios en la formación

Sobre la articulación de las nuevas investigaciones al pasado nacional, impulsadas desde espacios informales de la educación y autores, Valko explica que la apertura a profundas y distintas investigaciones, «ya no es tan informal, al contrario. Trabajos de Osvaldo Bayer fueron declarados lectura obligatoria en varias provincias patagónicas. En mi caso, «Pedagogía de la desmemoria» y «Los indios invisibles del Malón de Paz», ingresaron ya hace varios años a distintas cátedras universitarias e institutos de formación docente. Esta lucha crece desde el pie y está más crecida de lo que parece».

En relación a los cambios curriculares que incluyan esta visión que no contempla la educación tradicional, señala que «al ingresar en las universidades estos temas y en planes de estudio de institutos de formación docente, van ganando espacios».

«Hay próceres como Sarmiento que están muy instalados en la historia y la educación, pero en muchos sitios hay mucha movida para que sea recordado Carlos Fuentealba, docente y militante asesinado por la espalda por la policía neuquina el 4 de abril de 2007, sobre la ruta nacional 22. Es difícil que acontezca, pero hay una fuerte corriente innovadora», advierte.

Burocracia educativa

«Se avanza, —dice—, pero la burocracia educativa, con esos expedientes que tapan escritorios hacen que todo quede ahí y que no pase nada nuevo, que nada cambie y se mantenga el status quo. Pero también hay grupos que se mueven, como en el caso de Santiago del Estero, donde ex seminaristas trabajan en ese sentido y forman un grupo muy comprometido».

También cita el caso de maestras de la ciudad bonaerense de San Carlos de Bolívar, «en cuya plaza central, junto a la bandera argentina flamea la bandera mapuche. Hemos dado charlas allí, pero ya tenían un gran trabajo de divulgación con la comunidad y la inclusión».

Además, agrega: «Hace poco, un editor me dijo que hace treinta años no se hubiera podido editar libros como los que escribí». El investigador también dirigió diversos proyectos sobre el imaginario andino, es autor de los libros «Los indios invisibles del Malón de la Paz» (2007), «Pedagogía de la desmemoria» (2010), «Ciudades Malditas, Ciudades Perdidas» (2012), «Desmonumentar a Roca» (2013), además de «Cazadores de poder…» (2015) y el reciente «Descubri-Miento de América».

«Desmemoria hereda olvido»

Valko sostiene que «lo ocurrido durante la Dictadura Cívico Militar Eclesiástica de 1976 de desaparición de personas, secuestro y sustitución de identidad de niños, abusos sexuales, apropiación de bienes y utilización de una red de campos de concentración tuvo un antecedente que guarda una siniestra similitud con lo padecido por los indígenas en el ultimo cuarto del siglo XIX. Como expuse al comienzo de «Pedagogía de la desmemoria». Todo genocidio es heredero de un genocidio anterior. Matanza hereda matanza. La desmemoria hereda olvido. La impunidad traslada el espanto una y otra vez y la invisibilidad se instala». Precisamente eso es lo que acontece en nuestro país que profesa un culto del olvido, un catecismo de la desmemoria y una celebración de la impunidad mediante una historia oficial creada para justificar hasta las pretensiones más inadmisibles de la elite de turno.

   Sobre ese antecedente, cabe recordar que el general Roca (1843 ? 1914), al ser ministro de Guerra y Marina del gobierno de Avellaneda, aseguró en una proclama que difundió el diario La Prensa el 29 de abril de 1879: «En poco tiempo habéis hecho desaparecer las numerosas tribus de la pampa que se creían invencibles con el pavor que infundía el desierto… Extinguiendo estos nidos de piratas terrestres y tomando posesión real de la vasta región que los abriga, habréis abierto y dilatado los horizontes de la patria hacia la comarca del Sud, trazando, por decirlo así, con vuestras bayonetas un radio inmenso para su desenvolvimiento y grandeza futura».

Sobre la pedagogía del exterminio

En una pregunta de los asistentes al seminario surgió el tema de los dichos del ministro de Educación, Esteban Bullrich, al decir en una sede de la Universidad Nacional de Río Negro: «Esta es la nueva campaña del desierto».

   Valko señaló que «es lógico que el ministro defienda a estos próceres, al cabalgar sobre la llamada conquista de desierto me hace recordar al genocida Videla, cuando en 1979, en el mismo lugar del sur, relacionó a esa campaña con la política de la Junta militar de 1976». Y remarcó: «No debería sorprender que un gobierno que tiene toda las características de la derecha, con un grupo de gerentes en los ministerios, crea que estuvo bien la llamada conquista del desierto».

   También indicó que cuando el ministro admite «que ese discurso donde habla de la campaña de Roca, había sido improvisado, en verdad demuestra que ese es su profundo pensamiento y que su inconsciente afloró a borbotones diciendo esas barrabasadas, en una región donde hay mestizaje, población criolla y mapuches».

   En ese marco, recuerda que el actual secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, impulsó desalojar el galpón del Espacio de la Memoria de la ex Esma, donde medio centenar de artistas construyen el Monumento a la Mujer Originaria.

Por el Espacio de Memoria

El seminario fue organizado por el Museo Provincial de Ciencias Naturales Angel Gallardo y el Centro de Estudios e Investigación de Arqueología y Memoria de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), área de antropología y paleontología. «La idea de convocar a Marcelo surge porque es un referente en los ejes temáticos que venimos investigando: primeros habitantes, genocidio, memoria, historia reciente de la región», indicó María Belén Molinengo, miembro del grupo.

   »La actividad —explica— se realiza en el marco de la puesta en marcha de la muestra denominada ‘Relatos, crímenes, territorios y gigantes'».

   Los organizadores realizaron con Valko un recorrido por el Espacio de Memoria, ex Servicio de Informaciones de la policía de Santa Fe donde funcionó entre 1976 y 1980 el principal Centro Clandestino de Detención de la provincia. En ese marco, Valko le indicó a una ex detenida de la dictadura, que «durante el tribunal de Núremberg no se llegó a 50 condenas, mientras que en la Argentina ya son más de mil los condenados y es un tema sensible a la sociedad, aunque algunos quieran que queden tapados en una grieta o brecha cerrada».

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/otra-perspectiva-pedagogica-desmitificar-el-relato-clasico-n1249590.html

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Sugata Mitra: “Los exámenes ya no sirven, son una amenaza”

Este profesor de la Universidad de Newcastle ganó el TED Prize en 2013 y su método educativo se sigue en 50 países

Con una idea tan simple como poner a un grupo de estudiantes a trabajar con un solo ordenador y sin un profesor como supervisor, Sugata Mitra (1952, Calcuta) ganó en 2013 el TED Prize. Consiguió así la atención mediática de todo el mundo y un millón de dólares para poner en marcha su proyecto SOLE (siglas en inglés de Self Organised Learning Environments), en español, entornos de aprendizaje autoorganizados, que hoy emplean colegios de 50 países. La charla Construyendo una escuela en la nube, que suma más de 2,6 millones de visitas, fue considerada por TED -organización nacida en 1984 en Estados Unidos para promover la tecnología, educación y diseño- como la más inspiradora del año y con mayor potencial de cambio.

En su conferencia de 20 minutos, este ingeniero, que trabaja como profesor en laUniversidad de Newcastle, critica el actual sistema educativo. Cree que se basa en un modelo que se diseñó hace 300 años, en la era de los imperios, cuando los gobiernos formaban ciudadanos idénticos para que funcionasen en cualquier punta del planeta.

Para él, la revolución educativa pasa por acabar con los programas académicos para situar Internet en el centro del aprendizaje. También aboga por el fin de los exámenes como instrumento de evaluación. Simplemente porque “la época de las trincheras ha terminado y los estudiantes ya no necesitan aprender con la amenaza y el miedo como una constante”.

Pregunta. Usted afirma que los exámenes ya no son útiles porque no permiten a los estudiantes pensar con claridad. ¿Ha realizado alguna investigación al respecto?

Respuesta. Tengo la evidencia científica que ha aportado la neurociencia. En el centro de nuestro cerebro se encuentra lo que llamamos el cerebro reptiliano y su función es decidir en cada momento si luchar o volar -escapar ante una situación-. Aunque no somos conscientes, está continuamente evaluando y cuando siente una amenaza apaga otras partes del cerebro como la corteza prefrontal, que juega un papel primordial en la coordinación de pensamientos. Los exámenes son percibidos como una amenaza y, por tanto, la creatividad se bloquea. Si le preguntas a un estudiante qué le pide el cuerpo durante un examen, su respuesta será salir corriendo. El estrés le lleva a pensar que no es el momento para las grandes ideas.

En la era de los imperios se necesitaban personas entrenadas en sobrevivir bajo amenaza, principalmente por las guerras, argumenta Mitra en una entrevista concedida a EL PAÍS con motivo de su visita a España por la puesta en marcha de su método SOLE en tres colegios madrileños, uno público y dos concertados. “Hoy el mundo funciona de otra manera y tenemos que sustituir el miedo por el placer de aprender”, continúa el ideador de un modelo educativo que cuenta con el respaldo económico de gigantes como Microsoft.

El estrés de los exámenes lleva a los estudiantes a pensar que ese no es el momento para las grandes ideas

P- En la década de los 90, trabajaba para una empresa india de informática. ¿Cuándo comenzó a interesarle la educación?

R- No fue algo premeditado. Me encargaba de diseñar programas formativos, pero al final acabé haciendo lo contrario: demostrar que la tecnología se puede aprender de forma autodidacta. En los noventa éramos pocos los que teníamos ordenador en casa y un día comenté con un grupo de amigos la facilidad con la que nuestros hijos los manejaban sin apenas directrices. A modo de experimento, se me ocurrió incrustar un ordenador en un muro de un barrio pobre de Nueva Delhi para analizar la reacción de los niños. Ocho horas más tarde, estaban navegando por la Red y enseñando a otros a hacerlo. Esos niños nunca habían ido a la escuela y no sabían inglés. Repliqué la misma prueba en zonas remotas de la India y gracias al apoyo económico del Banco Mundial llevé a cabo la primera ivestigación en 2002. El gran descubrimiento: un grupo de niños sin ningún supervisor y con acceso a Internet pueden aprender en nueve meses a manejar un ordenador como cualquier secretario de occidente.

P- ¿Cómo aplicó ese descubrimiento a las aulas?

R- Años más tarde, la Universidad de Newcastle me llamó para llevar el experimento a los colegios de la India. Ahí descubrimos que sucedía lo mismo con las matemáticas, la física o el arte; los niños aprendían sin las lecciones del profesor, solo trabajando en grupos con un ordenador conectado a Internet. La única guía que recibían era una gran pregunta que debían contestar. ¿Por qué llueve? Una profesora de un colegio británico contactó conmigo para llevar el sistema en su centro. Cuando lo probaron, los docentes decían que lo imposible estaba pasando; los chicos aprendían sin una enseñanza dirigida. No hablaban de ventajas o desventajas, solo de que se podía hacer. En los países desarrollados,SOLE acaba con la rigidez del sistema, ayuda a abrir la mente.

Sugata Mitra.
Sugata Mitra. CARLOS ROSILLO
P- ¿Qué novedad representa su metodología con respecto a otros modelos de aprendizaje colaborativo, como, por ejemplo, el planteado por los hermanos estadounidense Roger y David Johnson en los sesenta?

R- Ya se hablaba de aprendizaje autodirigido en los años 20. Un caso conocido es el del cura jesuita que puso en marcha un sistema en la India en el que estudiantes de cursos superiores enseñaban a los más pequeños. ¿Cuál es la diferencia? Internet. Mi investigación habla de otra forma en la que los niños pueden aprender, un método más rápido e igual de eficiente.

P- Han surgido muchas voces críticas con su proyecto SOLE. Le han acusado de falta de evidencias científicas que prueben que realmente funciona.

R- Es muy difícil definir qué es funcionar bien cuando ya se está planteando cambiar el modo en que evaluamos. La realidad es que hay más de 1.000 SOLEpor el mundo, grupos de niños conectados a Internet y aprendiendo en grupos. La mejor evidencia del éxito del modelo son los datos que hemos recopilado deTwitter: más de 10.000 profesores están hablando de SOLE. Cuando les pregunto a los críticos si han leído mis investigaciones, la respuesta suele ser negativa. Son 15 publicaciones en los últimos 17 años en revistas científicas comoBritish Journal of Educational Technology o American Educational Research Association. Los papers muestran que el aprendizaje de los niños es exponencial, siempre suben de nivel, o que mejora su nivel de inglés, entre otros muchos aspectos. Este año quiero poner en marcha un equipo de investigación en la Universidad de Newcastle para medir el impacto de este aprendizaje.

Los profesores dicen que lo imposible está pasando; los chicos aprenden sin una enseñanza dirigida

P- ¿Qué rol juegan los profesores en SOLE?

R- Su trabajo no tiene que ser enseñar, sino dejar que los niños aprendan. Tienen que quitar el foco de ellos mismos, perder el protagonismo. Su función es plantear las preguntas adecuadas, incluso si no conocen la respuesta. Ahí es donde se produce el aprendizaje. No tienen que decir a sus alumnos “yo tengo la respuesta”, sino “esto es lo que habéis encontrado”.

P- ¿Cómo están reaccionando los gobiernos de los diferentes continentes ante su modelo de aprendizaje?

R- Con la excepción de los países escandinavos, que tienen la habilidad de cambiar, la mayoría de gobiernos, especialmente aquellos que tuvieron grandes imperios como Reino Unido o India, no saben cómo avanzar y son incapaces de cambiar. Los burócratas entienden lo que propongo, pero me han llegado a decir que mientras ellos vivan, el cambio de paradigma no se producirá. Los libros de texto son una industria que mueve billones de euros, es imposible retirarlos. Su máxima es mantener las cosas como están para conservar su trabajo.

P- ¿Cómo cree que se debe medir el conocimiento?

R- Hay que cambiar la norma de lo que hay que evaluar. Creo que la clave está en analizar la creatividad de cada uno, y con las herramientas que tenemos ahora no se puede. No estoy seguro de si necesitamos la evaluación individual o basta con la del grupo. Ahora el mundo funciona con sinergias. La virtud que se valorará en pocos años será la de ser capaz de hacerse preguntas continuamente y tener la habilidad de contestarlas.

P- ¿Cómo lleva lo de ser un gurú mundial de la educación?

R- Si lo soy, es por accidente. No tengo ninguna habilidad especial para conseguir cambios sociales, y tampoco es mi objetivo. Solo quiero ayudar a los niños a encajar en un escenario en el que todas las reglas serán distintas a las de ahora. En 20 o 30 años, los robots controlarán el mercado laboral y solo sobrevivirán los que sepan construir o inventar. Los llamados makers.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/09/18/actualidad/1474226496_636542.html

Imagen tomada de: http://img.rtve.es/v/2071549?w=1180&preview=1382008094195.jpg

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Otra escuela es posible

Por: Rafael Narbona

Hace unos días, encontré por casualidad mis notas de séptimo de EGB. En una sola evaluación, suspendía siete de diez materias. En Lengua Castellana y Literatura, obtenía un “Muy deficiente”, una calificación que se repetía en Matemáticas, Ciencias Naturales y Pretecnología. En esas fechas, yo tenía 13 años y era un chaval rebelde, indisciplinado, ferozmente inadaptado y reacio a cualquier forma de autoridad. Corría el año 1976 y estudiaba en un colegio de curas. Podría atribuir los mediocres resultados al sistema educativo de la España tardofranquista, pero mentiría. Simplemente, odiaba la escuela. Cuando años más tarde, me convertí en profesor de filosofía, descubrí que mi odio no había desaparecido y que la escuela sólo era una estructura opresiva concebida para matar el espíritu. Algunos se preguntarán por qué he ejercido la enseñanza durante dos décadas. Podría responder con cinismo, alegando que necesitaba el dinero, pero no sería sincero. Me gustaba el contacto con los jóvenes y disfrutaba enseñando. Eso sí, hice todo lo posible por desviarme de las consignas de la Administración, evitando los exámenes y propiciando los debates, la lectura y el inconformismo. No sé si conseguí gran cosa, pero al menos experimenté la sensación de actuar como un piloto de combate que decide arrojar sus bombas sobre el Estado mayor que le ha enviado a masacrar a la población civil.
La educación en el hogar (homeschooling o homeschool) surgió como una alternativa a la escuela tradicional, represiva y normalizadora. Su filosofía es no imponer nada al niño, respetando su curiosidad espontánea por saber y conocer. La educación en el hogar mantiene un estrecho parentesco con la vocación pedagógica del anarquismo. Al igual que Rousseau, los anarquistas entienden que el hombre nace libre, pero la sociedad se precipita a encadenarlo para reducirlo a esclavitud y servidumbre. La escuela tradicional se basa en un frío racionalismo que desdeña la sensibilidad y la creatividad. Su punto de partida es el pesimismo antropológico: el ser humano es malo por naturaleza y sólo la autoridad, la disciplina y la obediencia pueden erradicar su perversidad. La pedagogía libertaria se opone a esa interpretación, pues entiende que su intención de fondo es imponer las ideas de las clases dominantes, anulando el anhelo de libertad y el pensamiento crítico. La escuela no debe ser un instrumento de represión, sino el lugar donde se hace efectiva la libertad individual y se adquiere una conciencia insobornable, que no transige con la arbitrariedad, la intolerancia y la injusticia. La inteligencia es una variable emocional y no una escala que puede medirse con un test, cuyas preguntas están orientadas a establecer el grado de adaptación a un modelo educativo y social. La Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia promovía una enseñanza libre, laica y plural. Su objetivo era el desarrollo integral del niño, respetando su peculiaridad y fomentando una convivencia solidaria y libre de competitividad. Acusado de instigar la Semana Trágica de Barcelona, Ferrer Guardia fue fusilado el 13 de octubre de 1909 en el castillo de Montjuic, pese a no mantener ninguna relación con los hechos. No se le mató por conspirador, sino por encarnar la posibilidad de una enseñanza alternativa, libre de la tutela de la Iglesia católica y el Estado.
Al igual que algunos corredores de Fórmula 1, yo finalicé la EGB y el BUP con increíbles remontadas. Salvo las inevitables citas de septiembre con las matemáticas, pasé curso tras curso y entré en la universidad. En la Facultad de Filosofía, las cosas me marcharon mejor, pues mi expediente académico me permitió acceder a una beca de formación de personal investigador. Más tarde, aprobé las oposiciones de instituto con el número uno, obteniendo unas calificaciones que me situaban a milésimas del 10.  No estoy utilizando una licencia poética, sino un hecho que puede constatarse en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 2000. ¿Significa esto que fui un adolescente irresponsable y un joven estudioso y trabajador? En absoluto. Simplemente, me adapté al sistema por miedo a la exclusión social. Durante mis años de docente, intenté seguir el consejo de Foucault: “En la medida en que el secreto es una de las formas importantes de poder político, la revelación de lo que ocurre, la denuncia desde el interior, es algo políticamente importante”. La fórmula es buena, pero inaplicable cuando todos tus compañeros actúan como una horda que se refuerza mutuamente mediante el odio hacia el enemigo, que en este caso es el alumno. No soy un ingenuo. No creo que los alumnos sean el buen salvaje de Rousseau. Muchos llegan a la escuela con la cabeza llenas de prejuicios racistas, machistas y homófobos, casi siempre sembrados por esos padres que reclaman en exclusividad el papel de educadores. La tensión entre profesores y alumnos siempre hace más daño a los más vulnerables. He trabajado con docentes que sufrían alguna discapacidad física o que simplemente eran tímidos o inseguros. Puedo testificar que han padecido un infierno en el aula, soportando toda clase de agravios. Los alumnos con discapacidades también sufren las befas de sus compañeros o, sencillamente, un doloroso aislamiento. Recuerdo a una niña de doce o trece años con parálisis cerebral que pasaba el recreo en un rincón, sin que nadie se acercara a hablar con ella. Incluso presencié cómo dos alumnos le propinaban golpecitos en la silla de ruedas para provocarle un “gracioso” espasmo. Un sistema diabólico produce conductas diabólicas y la escuela sólo es el reflejo de una sociedad cruel, desigual y profundamente insolidaria.
La mayoría de los profesores no son conscientes de su verdadera función social o no les molesta. Las voces críticas son minoritarias y suelen acallarse mediante represalias de la Administración o cuadros de acoso laboral, a veces promovidos por sus propios compañeros. En los últimos cuatro años, la caza de brujas se ha incrementado hasta niveles insospechados, con expedientes, cambios de destino o intimidaciones verbales. La inspección y los equipos directivos han sido depurados y reemplazados, con la intención de neutralizar cualquier forma de protesta o disidencia. La crisis económica ha provocado una oleada de indignación que ha incendiado las mentes. Algunos fantasean con levantar guillotinas y descabezar a políticos y banqueros. Creo que sería más inteligente crear nuevas alternativas mediante la reflexión y la autocrítica. Los cambios –si se producen- no procederán de los profesores integrados en el sistema, sino de las escasas voces críticas que ya han puesto en marcha experiencias innovadoras. No podemos mirar al futuro con pesimismo, pues la misión del maestro consiste en transmitir esperanza, enseñado que cambiar las cosas es posible.
Fuente: http://losojosdehipatia.com.es/educacion/otra-escuela-es-posible/?utm_campaing=shareaolic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork
Fuente de la imagen: http://blogs.ua.es/tdah/page/2/
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Entrevista a La Tribu Escuelita, proyecto colectivo de acompañamiento respetuoso

Fuente y Autor: todoporhacer

Qué es La Tribu?¿De dónde surge?

La Tribu somos un grupo de personas que deseamos construir un espacio en el que se respete el desarrollo natural de la niñez, en criaturas entre los dieciocho meses y los tres años (y con el tiempo centrarnos en el período de tres a seis años), que abrirá sus puertas el próximo septiembre en Villaverde Alto.

Un espacio en el que las personas adultas nos relacionemos con las peques intentando reducir al máximo cualquier tipo de Poder o Autoridad que pudiéramos ejercer (lo que no implica que abandonemos nuestra res­ponsabilidad de atender necesidades básicas, de supervivencia, como la integridad física), sin premiar ni castigar, sin que “aprendan a obedecer”, sin comparar ni generar expec­tativas, sin robar descubrimientos ni repri­miendo la creatividad ni la multiplicidad de lenguajes que en la niñez son usados para comprenderse y comprender el mundo. Buscando generar un espacio en el que exis­tan relaciones horizontales entre las peques, en el que no se generen roles marcados por el sexo, la fuerza física o las capacidades de cualquier tipo.

Hace aproximadamente cuatro años, un grupo de personas creamos en Madrid un Grupo de Aprendizaje Colectivo de Pedago­gía Antiautoritaria en el que debatíamos so­bre las bases de esta pedagogía y que durante dos años creamos una “Zona infantil” en el Encuentro del libro anarquista de Madrid. Varias de las personas de este grupo deciden hace dos años juntarse para intentar llevar a la práctica las ideas sobre las que tanto habíamos debatido, intentando crear un es­pacio de aprendizaje basado en algunos de los proyectos que son nuestras referencias: el Pesta de Mauricio y Rebeca Wild, el Insti­tuto Loczy y Paideia (Mérida); así como en las ideas, valores y formas de hacer presentes en el anarquismo y los feminismos.

Os definís como un proyecto de peda­gogía libertaria, ¿por qué libertaria? ¿Qué implica este adjetivo? ¿En qué se diferencia La Tribu de cualquier escuela “tradicional”?

Nos definimos como un proyecto de pe­dagogía libertaria porque las ideas anarquis­tas son hacia las que sentimos mayor afinidad. Y consideramos que tienen una traslación espontánea en el ámbito del aprendizaje y la niñez: por ejemplo, la acción directa (la no delegación, la autoorganización), tiene su representación, por ejemplo, en que las pe­ques deciden a qué, cómo, cuánto tiempo y con quién desean jugar; los estudios de Félix López sobre conducta prosocial y altruista evidencian manifestaciones espontáneas de apoyo mutuo antes de los seis años y la hori­zontalidad, se manifiesta en la búsqueda de la disminución o eliminación de conductas sexistas, por ejemplo.

Un proyecto de este tipo pocas similitu­des tiene con las escuelas “tradicionales”, más allá de que unas peques de edades similares comparten un espacio de forma diaria en una parecida franja horaria. Podríamos ha­cer dos bloques en relación a las diferencias entre proyectos como La Tribu y las escuelas estatales (preferimos denominarlas estatales y no públicas, puesto que pocas o ninguna posibilidad de decidir sobre qué aprender, por escribir un único ejemplo, tienen alum­nado, profesorado o familia, en esta escuela). En primer lugar, una diferencia clara con la mayoría de escuelas estatales (incluyendo las escuelas concertadas o privadas, nosotras nos consideramos un proyecto autogestio­nado) podría hacer referencia a las formas, a la actitud con la que nos relacionamos con las peques. Y en segundo lugar, también nos diferenciamos de proyectos que se encuen­tran dentro de la escuela estatal haciendo un trabajo muy interesante huyendo de exá­menes, deberes… nos diferenciamos porque estos proyectos tienen que asumir, por ley, la obligatoriedad del currículo, las calificacio­nes, las programaciones, las ratios…

Cuando hacemos referencia al desarrollo natural de la niñez comprobamos una cla­ra interferencia en el desarrollo en los cen­tros educativos. Un claro freno al respeto, la valoración y la atención de necesidades, elecciones, ritmos y estilos de aprendizaje. Algunos ejemplos que consideramos lo evi­dencian pudieran ser: la imposición de que las peques lleguen al segundo ciclo de infan­til sin pañales (forzando un proceso madu­rativo, neurológico, emocional… forzando a la propia naturaleza a realizar algo para lo puede que físicamente no se está prepara­da) Obligando a comer cuando no se desea, provocando que las peques desconecten de sus propias sensaciones, originando relacio­nes nefastas con el momento de la comida, cuando éste ha de ser placentero. El no acompañamiento, la no atención del ámbito emocional, buscando la homogeneización del sentir para poder así atender a grupos de veinticinco peques de tres años, por ejem­plo…

¿Cuánta gente forma parte del proyecto en la actualidad (peques, acompañan­tes, familias…)? ¿Cómo se mantiene económicamente el proyecto?

En la actualidad, entre acompañan­tes, familiares, peques y personas cercanas al proyecto somos alrededor de dieciocho personas. Nuestra necesidad en este primer curso es la participación de ocho peques, pero ahora mismo hay tres. Hace un par de semanas pudimos saber cuál será nues­tra ubicación definitiva (Villaverde Alto) y esperamos que pronto podamos mostrar el espacio totalmente preparado para que más familias puedan conocer este proyecto. Por­que hasta ahora, es cierto, que la no dispo­nibilidad de un espacio físico, de “algo que mostrar”, ha dificultado el acercamiento al proyecto.

En cuanto a la financiación, vamos a op­tar por las cuotas libres y responsables para las mensualidades que han de aportar las fa­milias. Es decir, cada familia aporta lo que puede, considerándose unos mínimos gastos de mantenimiento del espacio y una parte de los sueldos de las acompañantes. Y por ello, las familias han de implicarse en la búsqueda de financiación. Y esta implicación es obli­gatoria para todas independientemente de lo que pueda aportar cada familia. No quere­mos “fomentar” clases sociales promoviendo que las familias que puedan pagar más no se impliquen en la búsqueda de financiación y se desentiendan del proyecto porque pueden pagar cuotas más altas.

Cada vez es más frecuente encontrar pá­ginas webs de colegios privados (algunos absolutamente elitistas) en las que alar­dean de aplicar metodologías educativas “activas”, como trabajar por proyectos, número reducido de alumnos/as, apren­dizaje colaborativo o “democrático”, etc. ¿A qué responde esta nueva moda? ¿Es realmente similar la pedagogía de este tipo de centros a la de los proyectos de pedagogía antiautoritaria?

En primer lugar, el capitalismo actual­mente precisa que parte de la clase traba­jadora adquiera unas habilidades que hace unos años eran incluso reprimidas en las escuelas: oratoria, capacidad para trabajar en grupo, para resolver conflictos, creati­vidad… capacidades que se requieren en “nuevos” puestos de trabajo relacionados con las nuevas tecnologías y las redes sociales, la formación, trabajos con mucha exposición pública…

Por otra parte, la escuela necesita legi­timarse como poseedora del conocimiento cuando vivimos una etapa en la que apre­tamos un botón y tenemos toda la informa­ción, todos los contenidos curriculares en el teléfono o el ordenador sin necesidad de acudir a los centros educativos. De ahí la ne­cesidad de “aprender jugando”, de motivar, para que no surja un rechazo a la institución que siempre ha sido la detentora del Saber (del saber burgués)

Otro factor a señalar, pudiera ser la bús­queda de la eficiencia. Un ejemplo de ello, podemos apreciarlo en lo que se ha dado en llamar “Aprendizaje emocional”. Puesto que puede establecerse como un medio y no como un fin. Un medio que busque una “asepsia emocional”, considerar la existencia de emociones negativas atribuidas a la ira o al miedo. Cuando sabemos científicamen­te que todas las emociones son necesarias, son adaptativas. Todo ello, para hacer más eficiente, más productivas las escuelas. Para que las horas pagadas al profesorado provo­quen aprendizajes y no tener que dedicarlo a “mandar callar” o castigar.

Y por último por motivos económicos, puesto que es muy vendible para muchas familias que quieren otras formas de edu­car.

Pero hay que resaltar que aprender por proyectos o de forma colaborativa, aunque totalmente necesario, lo consideramos insu­ficiente; puesto que únicamente atiende a la metodología. En nada altera la escuela como institución, en nada hace tambalear sus pi­lares básicos obligatorios: currículum, califi­caciones, evaluaciones externas, distribución por edades…

Muchas gracias por dedicarnos tiempo a responder a esta entrevista, y mucho ánimo con el proyecto. Si hay alguna cosa que queráis añadir o comentar, ade­lante…

Gracias a vosotras por interesaros por este proyecto. Únicamente añadir nuestros datos de contacto: latribuleganes@gmail.com; latribuescuelitawordpresscom.wordpress.com.

 

Fuente de la entrevista: http://www.todoporhacer.org/entrevista-la-tribu-escuelita

Fuente de la imagen: http://www.todoporhacer.org/wp-content/uploads/2016/07/Stanley_Kubrick_-_girl_in_classroom_cph.3d02345-1024×683.jpg

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La Escuela en Democracia: Entrevista a Pedro García Olivo, para el periódico anarquista “El Amanecer”

PEDAGOGÍA TRÁGICA, EDICIONES OCASO Y RATA NEGRA EDICIONES CONVERSANDO CON PEDRO GARCÍA OLIVO

Ediciones Ocaso, Pedagogía Trágica y Rata Negra Ediciones, colectivos de la Región Chilena, estuvieron conversando con Pedro García Olivo sobre la cuestión de la Escuela y su reforma en el contexto de las nuevas y viejas democracias.

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Recogemos, a continuación, los primeros desarrollos de la entrevista:

LA ESCUELA EN LA DEMOCRACIA
Perspectivas para la denegación de toda forma de Escuela
(Pedagogía Trágica, Ediciones Ocaso y Rata Negra Ediciones conversando con Pedro García Olivo)
Entrevista para el Periódico Anarquista “El Amanecer”
Colaboran : Pedagogía Trágica, Ediciones Ocaso y Rata Negra Ediciones
Junio 2015 / Región Chilena
Pregunta núm 1
Universidad y Anarquismo

Siendo la Universidad un campo de concentración, donde circulan tanto amos como esclavos (académicos y estudiantes), estos últimos aún insisten en recurrir a ella como una salida o bien como un punto de encuentro: talleres, foros, encuentros, actividades, etc.
Usted también ha sido partícipe de ella, sea desde el espacio académico de formación y más tarde como un odiador (…).
Cabe preguntarse lo siguiente: ¿Es válido hacer desde allí un daño al aparato educativo y cómo ve usted esta enorme contradicción de seguir recurriendo o buscando en ella una especie de movilidad social o si, lo prefiere, una especie de concientización de masas?
En mi opinión, las demandas de educación pública, de calidad y gratuita, son un signo de la postración contemporánea del pensamiento crítico y de la praxis antagonista. La escuela pública, universal, como pretendido “derecho”, es una exigencia clásica del Capitalismo consolidado. El Sistema requiere escuelas, o bien estatales o bien para-estatales (privadas, concertadas, semi-públicas,…), con una preferencia creciente por los proyectos no-directivos, a menudo de inspiración libertaria… Acabo de participar en la Semana de las Educaciones Alternativas de Bogotá, evento sufragado con fondos públicos, desde los aparatos políticos y las cuotas de poder de la izquierda, de la socialdemocracia, del progresismo reformista. Se evidenció allí un interés mayúsculo de las administraciones, siguiendo pautas emanadas del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, de la Unesco y de cierta tecnocracia educativa muy influyente a escala global (pensemos en E. Morin, con su celebrado y siniestro manifiesto: “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”) y de los modelos propuestos por las potencias hegemónicas, en “reformar” la Escuela, en alejarla de los prototipos autoritarios clásicos, que ya no sirven para reproducir el Sistema, y en organizarla desde las pautas de “lo alternativo”, lo “no-directivo”, lo “activo y participativo”, lo “dialógico”, lo “democrático”, lo “asambleario”, etc.

La “Escuela alternativa” por la que se clamaba en ese encuentro (que se inscribe en una larga seria de eventos semejantes, en todos los continentes) será mañana la “Escuela oficial”, y de hecho ya lo es hoy en parte de Europa: es la Escuela por fin readaptada a una fase del Capitalismo que ya no requiere, sin más, “obreros dóciles y votantes crédulos”, sino “ciudadanos asertivos, emprendedores, organizativos; gentes creativas, imaginativas, asociativas” siempre —y este es el aspecto crucial— desde la aceptación franca de lo dado, desde la instalación plena en el sistema o, al menos, desde el deseo irrefrenable de acomodación. Para este nuevo perfil demandado por la máquina política y económica ya no sirve la escuela tradicional; se precisa una Escuela Renovada, y hay un interés mayúsculo, en las agencias económicas y en los poderes políticos, en promoverla.

Pero, como aconsejaba Maquiavelo, tal “exigencia del Sistema” no ha de ser meramente impuesta: conviene que sea el pueblo, la ciudadanía, el común de las gentes, quienes la demanden, quienes “luchen” por ella, movilizándose, llenando las calles, enfrentándose incluso con la policía, recibiendo golpes y padeciendo cárceles, soñando “conquistarla”. Cuando el clamor popular sea notable, y todo el mundo aspire a la reforma, el Príncipe, en un gesto de sensibilidad social y de amor a sus súbditos, “concederá” aquello que, desde el principio, deseaba “decretar”. No habrá “impuesto” nada: se dirá que ha cedido ante una aspiración ciudadana, o que la ha atendido al menos.
Este es nuestro caso: las demandas de Educación Pública Universal, de Escuelas Renovadas, de Pedagogías Aternativas, de Reformismo Metodológico, etc., son alentadas hoy por los poderes establecidos, aunque se permitan el guiñol de una represión de los demandantes, aunque encuadren frente a ellos policías y otras escuadras brutales. Estamos, aquí, en el ámbito de la “conflictividad conservadora”, de la “desobediencia inducida”, de lo que Foucault llamó “ilegalismo útil”, política e ideológicamente rentable.
Un mínimo punto de radicalidad en el cuestionamiento del dispositivo de enseñanza conduce a no aceptar la estatalización de la educación; a no tolerar la figura “demiúrgica” del Profesor, la hipóstasis del “encierro formativo” y el discurso anestésico-narcótico de las pedagogías todas, incluidas las nominalmente libertarias.
La segunda parte de vuestra pregunta plantea una cuestión compleja, que no tengo resuelta de un modo satisfactorio… Como “cementerio del espíritu”, que decía A. Artaud, es muy poco lo que cabe esperar de la Universidad para la crítica no sobornable y los anhelos de transformación. Pero cabe discutir el alcance de ese “muy poco”….
Yo nunca he simpatizado con las estrategias “entristas” o “de infiltración”, que hablaban de la necesidad de “tomar” progresivamente los centros de poder, para de algún modo desnaturalizarlos y volverlos contra su funcionalidad originaria. He visto ahí meras racionalizaciones del deseo de instalación, de la voluntad de acomodo. Los profesores de la Escuela de Frankfürt, con Adorno y Horkheimer a la cabeza, nos han ilustrado tristemente sobre la misera de dicha táctica: aspirar, decían, a la “pequeña desviación”, a la “diferencia mínima”, desde los mismos aparatos del Estado, incluida la Universidad, como refugio último de la esperanza emancipatoria.

Un gran radicalismo verbal se conjugaba en ellos con la completa adaptación a la maquinaria política y cultural capitalista (de ahí su asentamiento en la Universidad, su éxito académico, su poderosa estructura editorial, sus confortables viviendas, su aburguesamiento existencial,…). Detesto esa suerte de cinismo, esa división esquizoide entre el pensamiento y la vida; y no me parece sincera su apuesta por una ingresión rebelde en el sistema universitario… En España, hemos tenido los casos, quizá aún más lamentables, de celebrados “anarcofuncionarios”, empoltronados en la Universidad, viviendo de su enemigo declarado: el Estado. El anarquista que trabaja para el Estado, dando clases por ejemplo, encarna la máxima contradicción concebible, el cinismo más vergonzante: no se engaña en absoluto, no es víctima de una ilusión, de una mentira interior (si fuera presa de un auto-engaño, en el sentido de Nietzsche, si “creyera” en su oficio, aún le cabría cierta disculpa), pues lo sabe todo, sabe para quién se vende, a cambio de qué se le paga, la ignominia de su ocupación y de su vida, y sigue no obstante adelante…

En “El carácter destructivo”, W. Benjamin ofrece una descripción que se hace cargo admirablemente de la psicología de estos sucios personajes… En efecto, en un texto quizás ambiguo, este frankfürtiano díscolo describió un tipo de carácter, una estructura de la personalidad, que, en mi opinión, halla entre los “profesores izquierdistas” de nuestros días no pocos exponentes: el “carácter destructivo”. Esta psicología, que termina anegando el pathos destructivo en la conformidad y hasta en la reacción, que encuentra su referente social en la pequeña burguesía descontentadiza (o en los sectores revoltosos de la clase media, por utilizar otra expresión), y que también caracteriza a un segmento de la clase empresarial, se distingue por la insistencia en el rechazo visceral y en las propuestas demoledoras desde un cierto acomodo, desde una inocultable seguridad, desde un estar a salvo de las consecuencias previsibles de aquel rechazo y de aquella demolición.

El “carácter destructivo” aboga por una conmoción en la que no arriesga personalmente nada, unos trastocamientos que en nada afectan a su mundo. No se compromete verdaderamente, no se involucra hasta el fin, en las luchas que proclama, en los conflictos que suscita, en las convulsiones a que asiste. Su beligerancia, su radicalismo, su disconformidad, es, exactamente, de índole ritual, escenográfica, y tiene que ver, por un lado, con cierta “subida del telón” profesional y, por otro, con una particular conformación de su carácter —con un desdoblamiento de su psicología que reconcilia, como decía, la sed de crisis con el conservadurismo secreto, el apetito de infierno con el amor de Dios, los gestos de la negación insobornable con el soborno de una afirmación no-declarada.

En tanto “carácter destructivo”, el universitario progresista se incapacita para la verdadera praxis transformadora, disuelve e inoculiza su aparente insumisión en una parafernalia de ritos catárticos, en una gesticulación simbólica de hombre que niega las cosas de este mundo porque no peligra su bienestar en este mundo y que parece amar el desorden por el exceso mismo del orden que ha instaurado sobre los asuntos de su vida. Ritual y casi hipócrita, la ‘destrucción’ por la que suspiran muchos profesores contestatarios vale lo mismo que una consigna de rebelión escrita en la arena de la playa por un hombre desocupado que toma el sol entre bostezos: no es sincera, y la borrará cualquier pequeña ola…

Pero me ha parecido también que, en situaciones concretas, puede resultar interesante desatar discursos críticos, anti-escolares, anti-universitarios, en la misma Institución. Por un lado, el pensamiento des-sistematizado sale así, de alguna manera, de su gueto natural, de sus circuitos a veces sectarios, y alcanza a receptores, a públicos, en los que puede realmente “estallar”. Se trata de una cierta transgresión del orden del discurso, que se da raras veces, y en la que yo gusto de involucrarme.

Plantear, por ejemplo, con toda rotundidad, sin medias tintas, un discurso desescolarizador en la propia Universidad, ante estudiantes desprevenidos, de cuya formación se han excluido sistemáticamente tales perspectivas (dos o tres línea concedidas a la figura de I. Illich, como máximo, en las clases de pedagogía), puede resultar conmocionante y puede lanzar a muchos jóvenes tras la pista de textos y experiencias que ni se imaginaban. Ya sabéis que yo abandoné hace años la enseñanza, mi propia condición de “educador mercenario”, experto en pedagogías alternativas que encantaban por cierto a las autoridades educativas y a la propia Inspección, procurando vivir de unos huertos en el medio rural-marginal, dando la espalda progresivamente al mercado y al Estado, en una experiencia terminal de la libertad posible. Por ese lado di el culo a la Universidad, y procuré soltar un pedo en su rostro… Pero, como mi autosuficiencia no es aún absoluta, y hay alimentos que no puedo producir, más el gasto de esta conexión mínima a Internet que me permite hablar con vosotros y con los amigos, para no volverme loco de soledad, a fin de cuentas, por esta imposibilidad temporal de la autarquía, decía, de vez en cuando me dejo contratar por alguna Universidad para desatar en su seno, como pedradas contra lo establecido, discursos anti-escolares.

Los vínculos que he ido estableciendo con estudiantes que me escucharon asombrados y empezaron a replantearse alguna cosas, me hace creer que esa esporádica transacción (no me ocurre más de una o dos veces al año) arroja también unos “efectos colaterales” que son dignos de atender. También es posible, amigos, que me esté auto-engañando en este momento; y, de hecho, no tengo claro este asunto, lo confieso.

A veces determino no pisar nunca más una Universidad, no volver a dar charlas incluso, en ninguna parte, recuperando el ideal de Antístenes el Quínico: “Esconde tu vida”, “borra tus huellas”, “prescinde de todo público”… Pero, en otras ocasiones, me seduce más la beligerancia de Diógenes el Perro, su discípulo, con sus espectáculos provocativos, disgregadores, su necesidad (¿patética?) de auditorio… Oscilo de un extremo a otro, porque no hay medio camino practicable. Me callo por meses, y luego hablo demasiado —también en Universidades.
Tiendo, en conjunto, a negar la practica docente en la Universidad, si se alientan fines antagonistas; pero no me cierro en banda a la utilización selectiva, circunstancial, de sus espacios, en la medida en que se preserve la autonomía e independencia de los convocantes y de los convocados…

Fuente de la entrevista: http://pedrogarciaolivo.blogspot.com/

Fuente de la imagen; http://images.ara.cat/2015/11/01/societat/dels-que-del-perque-no_1459664116_25150359_1447x963.jpg

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