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‘Las leyes de la termodinámica’: solo somos átomos, pero átomos enamorados

La cinta de Mateo Gil, una aproximación ‘a priori’ inédita a la comedia romántica que hibrida romance clásico con divulgación científica, funciona mejor en la teoría que en la práctica

«Lo fascinante de la ciencia es que tiene una explicación para todo», le asegura Manel (Vito Sanz) a su nueva pareja, Elena (Berta Vázquez), en lo que se supone que es una cena romántica. Joven apasionado de la física, este profesor ayudante en la universidad encaja en el rol prototípico de ‘geek’, el chico con unas habilidades para la ciencia y la tecnología inversamente proporcionales a sus dotes sociales. Manel lee el mundo y su propia vida a través de las leyes de la física, lo que le lleva a creer que todo está predeterminado. Y hasta aquí nada nuevo.

Pero la nueva película de Mateo Gil aplica la misma metodología de análisis a la propia historia de amor que narra. Desde un punto de partida de lo más original, ‘Las leyes de la termodinámica’ hibrida el documental de divulgación científica con la comedia romántica. Como el propio Manel, la película también examina los altibajos de la historia de amor del protagonista con Elena desde las reglas que marca el título. La hipótesis central sugiere que el deseo y la seducción no son tanto procesos químicos, como se dice habitualmente, sino físicos. Y así, las diferentes fases de una relación pueden explicarse a partir de leyescomo la que afirma que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma; que la evolución de algunos procesos es irreversible, o que nunca alcanzaremos el grado cero absoluto de enfriamiento… de una pasión.

Juan Betancourt, Berta Vázquez y Vito Sanz, en 'Las leyes de la termodinámica'. (Sony)
Juan Betancourt, Berta Vázquez y Vito Sanz, en ‘Las leyes de la termodinámica’. (Sony)

La película combina teoría y práctica desde estos dos registros opuestos. Por un lado, una serie de científicos de diversas partes del mundo nos explican de forma clara y pedagógica estas particularidades de su disciplina, centrada en la interacción del calor, desde el típico formato televisivo del busto parlante que habla a cámara. Por el otro, el filme nos muestra la aplicación práctica de esta teoría ejemplificada en la relación entre Manel y Elena. Así, lo que podría haber sido otra comedia romántica al uso, queda deconstruido a través de gráficos, vectores, análisis de movimiento y de trayectorias, y la pantalla como tablero explicativo.

Es cierto que el vínculo entre Manel y Elena responde a unos principios, pero sobre todo los de cierta comedia romántica. Su historia está planteada a través de esa atracción de los opuestos que se ha explotado en el género desde la ‘screwball comedy’. Manel es el enésimo hombre con un sentido muy rígido de su propia existencia que ve su sistema de valores tambalearse cuando se enamora de una mujer cuya concepción de la vida es mucho más espontánea. Él es el cerebral, introvertido y de apariencia física del montón; ella, emocional, extrovertida y modelo de profesión. La otra pareja de amigos que complementa la trama también responde a estereotipos del género. Pablo (Chino Darín) es un seductor compulsivo con pánico a comprometerse, aunque su nueva pareja, Eva (Vicky Luengo), quizá le haga cambiar de actitud.

 Chino Darín y Vicky Luengo, en 'Las leyes de la termodinámica'. (Sony)
Chino Darín y Vicky Luengo, en ‘Las leyes de la termodinámica’. (Sony)

A pesar de su perspectiva novedosa, ‘Las leyes de la termodinámica’ recuerda a cierto cine del cambio de siglo. Ese arranque en que colisionan, literalmente, las trayectorias de los protagonistas, así como la combinatoria entre los diferentes personajes, hace pensar en los filmes de historias cruzadas de finales de los noventa, que a su manera también llevaban a cabo un muestreo gráfico de las relaciones humanas en el mundo global y multicultural, y en tiempos de las emociones líquidas. Incluso la imagen que se transmite de Barcelona, el escenario de la trama, tiene más que ver con la ciudad que se puso de moda en los tiempos en que triunfaban hípsteres, publicistas y diseñadores gráficos que no con la actual urbe arrasada por la industria turística pero viva en movimientos sociales.

A pesar de su perspectiva novedosa, ‘Las leyes de la termodinámica’ recuerda a cierto cine del cambio de siglo

En otro momento de ‘Las leyes de la termodinámica’, un alumno inquiere en la clase de física donde Manel ejerce de ayudante el clásico «¿para qué sirve esto que nos estáis explicando?». Entonces, el protagonista se arranca a justificar cómo esa teoría abstracta se encuentra detrás de actos y situaciones cotidianas de lo más identificables. La cuestión del estudiante en parte recoge las inquietudes del espectador que, ya superada la mitad del metraje, también se plantea cuál es el sentido de todo ese despliegue teórico aplicado a un supuesto caso práctico.

Berta Vázquez y Juan Betancourt, en 'Las leyes de la termodinámica'. (Sony)
Berta Vázquez y Juan Betancourt, en ‘Las leyes de la termodinámica’. (Sony)

Hay que reconocer que las inesperadas aportaciones de los científicos en torno al tema que nos ocupa son de lo más interesantes y entendibles. Incluso cobran sentido en la estructura narrativa como paréntesis divulgativos que permiten respirar a la película cuando la trama romántica se estanca o deviene repetitiva.

Cartel de 'Las leyes de la termodinámica'.

Porque si la teoría funciona y resulta refrescante en el contexto de comedia romántica donde se introduce, la práctica en cambio flojea mucho más. Los personajes de ficción quedan demasiado limitados por su necesidad de responder a los planteamientos teóricos y formales, además de no desprender el suficiente atractivo para que sus aventuras y desventuras emocionales nos interesen más allá de lo que dictan las leyes de la termodinámica.​

Fuente: https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2018-04-20/cartelera-estrenos-leyes-termodinamica-mateo_1551916/

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Texto: Educar y orientar con ojos de niño de Francesco Tonucci

Autor: Francesco Tonucci

Prólogo

En una entrevista concedida a una revista italiana el año 2009, James Heckman, premio Nóbel de Economía del año 2000, comenta: «En Holanda el 3-4% del PIB se invierte en programas de formación activa para el trabajo, pero si analizamos los beneficios económicos, constatamos que son nulos. El motivo es que esta medida llega demasiado tarde para encontrar el método adecuado que permita resolver el problema. Hay que solucionar los problemas desde el momento en que aparecen”. Para preparar mi participación en este congreso formulé la siguiente pregunta a Federico, mi sobrino de 23 años, que con 19 años finalizó la escuela media superior y actualmente se encuentra en situación de desempleo: “Si pudieses elegir, ¿a qué te gustaría dedicarte?” Lo piensa un largo rato y no sabe qué responder. Tras insistir, me dice: “Piloto aéreo”. Después le pregunto “Pero ¿para qué trabajo crees tener más capacidades?” De nuevo tras un largo silencio, me contesta “Para director de teatro”. Es interesante constatar que con 23 años no tenga una respuesta, como si nunca se hubiese parado a pensar o nadie le hubiese ayudado a pensarlo; me pareció que las dos respuestas eran tremendamente infantiles. La primera, piloto aéreo, es una respuesta típicamente infantil, la de un niño que proyecta sus sueños y deseos; la segunda estaba ligada a su última experiencia laboral, el mismo día en que le formulé la pregunta, como ayudante de un director de teatro. Con 23 años Federico no había hablado nunca de estos trabajos, y no había hecho nada por convertirlos en objetivos concretos. Por último, le pregunté si la escuela le había ayudado en algo a elegir. La respuesta, esta vez, fue inmediata: “No, lo único que hizo la escuela fue llevarnos de visita a escuelas superiores cercanas cuando estábamos en Secundaria (13 años)”.

Descargar aqui: Tonucci

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“Los niños quieren una escuela que les escuche” Entrevista a Francesco Tonucci.

Europa/España/19 abril 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

“Los niños quieren una escuela que les escuche”

A principios de los años 90, un pedagogo italiano, padre de tres hijos, soñó con una ciudad en la que los niños pudieran salir solos a la calle, ir a la escuela por su cuenta, comprar en tiendas sin la supervisión de adultos. Si la idea suena quimérica hoy, aunque cada vez un poco menos, en esa época debía parecer la propuesta de un iluminado.

Pero Francesco Tonucci (Fano, 1940) creía en ella. “Lo que proponemos y lo que queremos no es una ciudad de niños, sino una ciudad para niños”, explica el pedagogo durante una reciente visita al colegio Arcadia, en Villanueva de la Cañada, uno de los centros que más ha seguido los postulados de este educador.

Sus postulados han tenido un cierto éxito en España, donde más de 20 ciudades se han adherido a su idea de La ciudad de los niños y cada vez más centros practican (algo parecido a) el camino escolar que propone este pedagogo. Especial es el caso de Pontevedra, que ha peatonalizado todo el centro y abrazado con entusiasmo las propuestas de Tonucci como el camino escolar.

El camino escolar consiste, básicamente, en que los niños vayan solos al colegio en vez de hacerlo con sus padres, ya sea en coche o andando, o en el autobús de ruta del colegio. Se diseñan unas rutas preestablecidas que se consideren óptimas y los niños irán caminando, recogiéndose unos a otros por el camino hasta llegar al colegio.

Esta práctica solo produce ventajas para la ciudad que la propugna, sostiene Tonucci. “Da autonomía a los niños, y corre más peligo un niño sin autonomía y que no conoce el riesgo y sale un día a la calle solo” que otro que está acostumbrado. “Además, favorecer la presencia de los niños en las calles mejora la seguridad de todos” porque los adultos estamos más atentos cuando vemos a pequeños andando solos, añade. Y los niños llegan más espabilados al colegio después del paseo matutino, lo que les sirve para entrar de lleno en la enseñanza desde el primer minuto. Todo ventajas.

En Pontevedra, “el alcalde (Miguel Anxo Fernández) me dijo que aquella era mi ciudad”, sonríe. Le sucede poco. Cuando se implementó la peatonalización que Anxo quería y a Tonucci favorecía, hubo protestas. Hasta que probaron qué es vivir en una urbe sin coches. “Todo cambio genera protestas”, concede Tonucci. “Pero luego empezaron a andar”, añade, y no dice nada más porque su sonrisa lo dice todo.

Una enfermedad moderna

Tonucci cree que los niños están solos y que esta es una enfermedad moderna típica de los países ricos. Una enfermedad forzada por el desarrollo urbanístico de las ciudades y los modos de vida, que han provocado que los pequeños sean hijos únicos y que no salgan a la calle por el temor de sus padres a que les pase algo. Por eso, para combatir esto, ideó su Città dei bambini.

“Es una ciudad de todos, donde todos puedan vivir pacíficamente cumpliendo sus deseos. Una ciudad donde el espacio público se quita de los automóviles y se devuelve a las personas para que podamos caminar, encontrarnos y jugar”, reflexiona.

Hoy, casi 30 años después de su visión, la ciudad de Tonucci está un poco más cerca de ser una realidad. Alcaldes de todo el mundo han aceptado, con más o menos entusiasmo, que las urbes son hostiles para el peatón. Lo son para el adulto, ni hablamos ya de los más pequeños. ¿Alguien ha visto a algún pequeño, de unos 10 años, andando solo por una gran urbe? Probablemente pocos.

¿Tratamos a los niños con condescendencia? ¿Pensamos que son inútiles o realmente las ciudades son territorios hostiles para ellos y hacemos bien en no dejarles funcionar con autonomía? “A menudo tengo el sentimiento de que los adultos piensan que sus hijos son incapaces”, reflexiona Tonucci.

“Esta evaluación, probablemente incorrecta, seguramente se debe a la forma en la que los evaluamos cuando están con adultos”, continúa. “En este caso es cierto que se comportan como irresponsables e incapaces, porque todo el poder está en manos del adulto y por tanto lo único que el niño puede hacer es molestar, escapar, no respetar las reglas. Pero cuando están solos, todos los niños son responsables y atentos”, opina.

Y sostiene que las percepciones de los adultos no se confirman con la realidad y no están justificadas. “El miedo de los padres es excesivo. Continúa creciendo, cada vez hay más, pero el peligro real, según los datos oficiales, tiende a disminuir”. ¿Por qué? “La política y los medios de comunicación probablemente tengan una responsabilidad seria por esta evaluación distorsionada de la realidad”, asevera.

La escuela de los niños

Tonucci es firme defensor de un concepto que a muchos adultos sonará extraño, pero que sin embargo recoge la Convención de la ONU sobre los Derechos de los Niños: hay que escuchar a los niños y, sobre todo, tener en cuenta sus opiniones, no solo escuchar como un ejercicio de condescendencia.

“De esta manera se sabe cómo piensan, qué piensan y qué necesitan esas personas que son diferentes de nosotros, los adultos. La diversidad es el valor agregado de la infancia”, argumenta. Y ofrecen una visión diferente del mundo, no contaminada por el ritmo desenfrenado y el estrés que aqueja a los mayores. “El otro valor es su libertad en comparación con las actitudes modernas de las que los adultos somos esclavos como la prisa, el consumo, las modas o el interés privado. La escucha cuidadosa y competente de los niños podría ayudarnos a comenter menos errores y causar menos desastres”, reflexiona.

Si los escucháramos, continúa Tonucci, descubriríamos que los niños querrían una escuela “donde no se aburran, donde no pasen tanto tiempo haciendo tan poco y de tan poco interés para ellos. Quieren una escuela que los escuche y esté interesada en sus intereses, que no pueden agotarse en el lenguaje y las matemáticas, pero que a la vez puedan extenderse a lo largo del rango de las 100 lenguas que manejan los niños, como dice Loris Malaguzzi (padre y director de las escuelas Reggio Emilia, en Italia) y como se reconoce en el artículo 13 de la Convención de la ONU.

Respecto a la escuela, Tonucci sostiene que su misión principal ya no es “enseñar cosas”. ¿Cuál es, entonces? “La parte de la enseñanza es la menos importante y más trivial, especialmente hoy en día que podemos utilizar la tecnología”, expone. “Lo único que puede hacer la escuela es enseñar a aprender, a amar la lectura, eseñar a escribir para mantener los pensamientos o comunicarse con los demás, desarrollar conocimientos para los que el niño esté especialmente dotado, desde los artístico-manuales hasta los científicos. En la escuela un niño debe aprender a trabajar junto a otros, a ayudarse mutuamente”, enumera.

Porque la escuela, sostiene Tonucci, deja fuera a muchos niños que no tienen tanto interés en los currículums que más se trabajan en los centros, como Lengua o Matemáticas. “Los alumnos que sacan buenas notas en estas asignaturas saldrán adelante, pero ¿qué pasa con los que nacieron músicos, periodistas, artistas? Para ellos la escuela no existe”, se pregunta y se responde.

“Es absurdo que hagamos pasar tantas horas a los niños en un lugar que no quieren y no reconocen como suyo sino que lo ven hostil y de adultos. Así no van a rendir nunca”, sostiene. Para él, la clave de una buena escuela está en los maestros y no en reformas o leyes educativas. “En Italia las leyes no consiguieron cambiar la escuela significativamente para mejor. Cuando los gobernantes decidan que quieren de verdad una buena escuela para todos dejarán de pensar en reformas y se centrarán en la formación de maestros, que es lo necesario. La garantía de una buena escuela son los maestros, no las leyes ni tampoco la tecnología, por cierto”.

¿Qué es un buen maestro? “Uno que escucha a los niños porque saben que tienen cosas que aportar. Que es consciente de que tienen experiencia en algo que él no lo es. ¿Cómo va a proponer contenidos que consideren interesantes de esa manera?”, lanza al aire.

Los espacios y la autonomía

El pedagogo cree que los adultos manejamos erróneamente el concepto del espacio cuando se aplica a los niños. Nos encanta meterlos en uno y que se queden ahí, cuando esa idea va, asegura, contra la naturaleza de lo que es un niño.

En la escuela, por ejemplo, la idea de “aula” es antigua, dice, y en parte responsable de por qué está fracasando la escuela. “Propongo renunciar a las aulas”, suela. “Para mí la escuela debería estar formada por talleres, por laboratorios. Los niños irían de uno a otro (frente al concepto tan español de que son los profesores los que cambian de clase mientras los niños se quedan fijos en una)”.

En la ciudad, sucede algo parecido con los parques. “Hay que renunciar a hacer espacios específicos para ellos”, explica, asumiendo que la ciudad se ha convertido en un lugar amable para los menores. “Cuando inventamos espacios para niños lo que estamos haciendo en realidad es excluir a los niños del resto de espacios, que deberían ser para todos”, argumenta. Además, cohartan la capacidad de inventar de los niños, algo absolutamente necesario para su correcto desarrollo, según el pedagogo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/19/los-ninos-quieren-una-escuela-que-les-escuche/

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Revista Iberoamericana de Educación 2018

Revista Iberoamericana de Educación

Vol. 76 (2018): Pedagogía escolar y social (2)

La Pedagogía y la Educación se constituyen respectiva y complementariamente en atalaya y en motor de transformación personal y social. Ideas, acciones y dinámicas que desde la familia, desde la escuela en su más amplio sentido y desde la sociedad permitan alcanzar cotas más elevadas de bienestar, de inclusión, de justicia y de libertad a lo largo de la vida en comunidad. La finalidad de este volumen es poner a disposición de la comunidad iberoamericana nuevas investigaciones, experiencias y reflexiones pedagógicas. Unas tienen nítido alcance escolar, otras, en cambio, encuentran mejor acomodo en el terreno social y, algunas, sirven de puente entre los dos ámbitos. Esta compleja y rica panorámica se refleja en los artículos que aquí se incluyen.

Descargar AQUÍ:

Revista OEI 2018

Fuente revista: https://rieoei.org/RIE/issue/view/265

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Chile: Educación Diferencial inició ciclo de “Apoyo a la Formación Profesional”

Chile/10 de abril de 2018/Fuente: http://www.uss.cl/

Pedagogía en Educación Diferencial, Ricardo González Araneda, coordinador Regional de Educación Parvularia MINEDUC Biobío, inició las presentaciones de este año.

PEDI, convocó a la primera sesión del ciclo de “Apoyo a la Formación Profesional”, realizado en el Auditorio Los Robles del Campus Las Tres Pascualas ante numeroso público, especialmente estudiantes de cuarto y quinto años de la carrera.

El primer encuentro contó con la presencia de Ricardo González Araneda, coordinador Regional de Educación Parvularia del Ministerio de Educación del Biobío, antecedido por una completa exposición de Verónica García, directora de PEDI sede Concepción, sobre lineamientos de la carrera, malla curricular, Admisión 2018, prácticas tempranas y profesionales, acreditación, entre muchos otros temas.

Luego Ricardo González se refirió a la Nueva Institucionalidad de Educación Parvularia. “El MINEDUC es el rector del sistema educativo del país, pero la Subsecretaría de Educación Parvularia es la encargada del diseño de políticas”, explicó.

“Tenemos además la Agencia de Calidad, que mide aprendizajes y evalúa a los establecimientos, y la Superintendencia, que en realidad fiscaliza aspectos relacionados con gestión rendición de cuentas”, señaló González. Todo este control se ejerce en los organismos prestadores, como la Red JUNJI, escuelas municipales, Fundación Integra, escuelas particulares subvencionadas, colegios y salas cuna y jardines infantiles, según lo establece la Ley 20.835, que entró en vigencia el 5 de mayo de 2015.

La autoridad de MINEDUC dio a conocer también los nuevos requerimientos de la Pedagogía de Párvulos del siglo XXI, principios pedagógicos, componentes estructurales, contenidos, propósitos y niveles de las Bases Curriculares y contextos para el aprendizaje, entre otros temas afines.

El ciclo de charlas de PEDI se desarrollará de manera mensual y se extenderá hasta octubre de 2018.

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Los 2 libros más representativos de Paulo Freire para descargar

Argentina / 8 de abril de 2018 / Autor: Alba Jiménez / Fuente: Maestros y Maestras Eficientes

En este articulo queremos compartir 2 libros emblemáticos de Paulo Freire, para los docentes en ejercicio es siempre importante leerlo y para los docentes en formación es fundamental.
Paulo Reglus Neves Freire fue un educador y experto en temas de educación, de origen brasileño. Uno de los más influyentes teóricos de la educación del siglo XX.
La pedagogía de la esperanza es uno de los textos más celebres del pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire, conocido por ser el teórico impulsador de la educación popular. En el libro Freire vuelve a retomar sus tesis, ideas y propuestas expuestas en el libro La pedagogía del oprimido
Pedagogía de la Esperanza / Paulo Freire: 
La Pedagogía del oprimido es uno de los trabajos más conocidos del educador, pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire. El libro, de orientación marxista, propone una pedagogía con una nueva forma de relación entre educador/ educando y entre sujetos sociales.
El libro está dedicado a «los oprimidos», y está basado en su propia experiencia como profesor para adultos analfabetos. En él Freire incluye un detallado análisis de clases marxista en su exploración de lo que él llama la relación entre «colonizador» y «colonizado.» El libro sigue siendo popular entre los educadores del mundo entero y es uno de los fundamentos de la pedagogía crítica.
Pedagogía del Oprimido / Paulo Freire:
Fuente de la Reseña:
http://licenciadajimenez.blogspot.com/2018/04/los-2-libros-mas-representativos-de.html
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