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México rasgado

Blanca Heredia

Recién celebramos el Día de la Bandera, uno de los símbolos nacionales que nos quedan. En la ceremonia de ese día, presidida por el presidente Peña Nieto, la bandera nacional se rasgó. Esa imagen me llevó a pensar en el libro más reciente de Claudio Lomnitz, La nación desdibujada, y en la situación que enfrenta la idea de México en el momento presente.

Hoy cuesta decir y saber quiénes somos. Cuesta, sobre todo, encontrar canales y espacios de representación capaces de expresar y darle algún armazón común a nuestras diferencias. Marchas convocadas desde la intención de hacer presente lo que nos une que terminan evidenciando y amplificando nuestras divisiones.

Corrupción fuera de control, cuya exhibición pública no consigue producir castigos ni consecuencias. Violencia que no cesa, inseguridad que no termina, feminicidios que siguen ocurriendo sin que se vislumbre justicia, salida u horizonte de resolución posible. Mexicanos divididos tanto en lo material como en lo simbólico; somos habitantes de un mismo territorio que no encuentran cabida en nada compartido, nada que suene deseable o, incluso, presentable.

Como bien señala Lomnitz, la idea de México, al igual que el relato nacional de muchos países periféricos –en especial en América Latina–, ha estado tensado, desde su origen, por el riesgo siempre presente del desdibujamiento. La fragilidad de los relatos nacionales en países como México tiene muchísimo que ver con la dificultad para lograr reconciliar tradición con la posibilidad del futuro –eje argumental clave del constructo ‘nación’ en general– en contextos económicos, sociales, políticos y culturales que no terminan de poder armar futuros/modernidades viables para la mayoría de sus habitantes. Al viejo patrón de impulsos transformadores –que acaban produciendo modernidad trunca, excluyente y deforme–, se han sumado procesos adicionales que han contribuido al deshilvanamiento acelerado de la idea de México dentro del cual nos encontramos actualmente inmersos.

Destacan, entre los apuntados por Lomnitz, los siguientes: Primero, la creciente desconexión entre una economía globalizada y un espacio político estructurado en torno a lo nacional/territorial. Esta es una tendencia que México comparte con muchos otros países desde hace ya varias décadas y que ayuda a explicar el debilitamiento de los Estados nacionales para conducir la evolución de sus respectivas economías y sociedades, así como la creciente incapacidad de los sistemas políticos nacionales para representar y procesar la diversidad de los conglomerados que les toca organizar. En el caso mexicano, la naturaleza especialmente asimétrica de la globalización y de la integración con Estados Unidos, tanto en lo geográfico como en lo relativo a las fuertes diferencias en la movilidad internacional entre capital y trabajo, han contribuido a una crisis de representación política especialmente aguda.

Un segundo proceso que ha incidido en el desdibujamiento de la idea de México en años recientes tiene que ver con la profunda erosión de las figuras simbólicas centrales en nuestro relato identitario heredado, así como de sus correlatos institucionales y organizacionales concretos, en particular la familia y el Estado.

La erosión de estas figuras centrales es resultado, en parte, de la desconexión progresivamente mayor entre la estructura económica y la política, pero también y muy centralmente de las particularidades desinstitucionalizantes y fuertemente corruptoras de nuestra transición a la competencia electoral plena (carretonadas de dinero a los partidos junto con descentralización sin rendición de cuentas), así como de los desgarramientos sociales, culturales y morales, y la espiral de violencia provocados por la guerra contra el narcotráfico iniciada durante la administración de Felipe Calderón. Desdibujados, familia y Estado parecen irreconocibles en su operación cotidiana y en su capacidad de interpelarnos y articularnos simbólicamente.

¿Qué es el Estado mexicano hoy? ¿Cuál alianza sustenta esa cosa, después de lo evidenciado por Ayotzinapa? ¿El Estado incluía al alcalde de Iguala, a su mujer y a sus cuñados en septiembre de 2014? ¿Dónde termina el Estado y empieza lo ‘otro’ (los grupos criminales, los grupos de interés que se valen de él, las camarillas políticas)? ¿Quiénes integran y representan hoy al Estado mexicano en Tamaulipas, en Michoacán, en Oaxaca y en todo el país? Preguntas que no tienen una respuesta clara en la práctica.

Para lidiar con los retos asociados al giro a una economía globalizada y a la competencia político-electoral plena, las élites mexicanas decidieron parchar lo existente en lugar de refundarlo. Recurrieron, esto es, a formas de complicidad cada vez más excluyentes y ofensivas socialmente; a la coacción pura, desentendida de la ley y de cualquier relato que abarcase a todos los mexicanos; y al uso de los retazos que iban quedando de la idea y la realidad de Estado para su propio beneficio como medio para asegurar una gobernabilidad crecientemente precaria y desprovista de narrativas legitimadoras mínimamente creíbles.

La imagen de la bandera rasgada simboliza a la nación rasgada. A una comunidad dentro de la cual a muy pocos nos queda claro qué pudiera entrañar la expresión ‘México’ hoy y su defensa frente a los embates de Trump. Tocaría imaginar y darle tracción, vía hechos y cambios reales animados por la indignación frente a la injusticia y un deseo compartido de futuro incluyente, a un nuevo relato sobre lo que somos. Sin cambios en serio capaces de sustentar un nuevo relato nacional, sólo se vislumbran más y más rasgaduras.

Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/mexico-rasgado.html

Fuente de la imagen:

 http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2017/02/24/58b07a0036e66.jpg

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Migración de retorno, la posibilidad de ganar o de volver a perder

Blanca Heredia

La llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos nos plantea una oportunidad y una responsabilidad central. Se trata de un punto de quiebre en el que tendremos que decidir si hacemos frente a la situación o si seguimos enconchados en nuestra mediocridad. La migración de retorno nos planta frente a la opción de renovarnos o perder.

Ante un alud no previsto de mexicanos o nacionales americanos (menores hijos de padres mexicanos indocumentados) que pudiesen regresar a México –como resultado tanto del endurecimiento de la política migratoria de Trump, así como del posible aumento de hostigamiento, discriminación y violencia en contra de los mexicanos que residen en Estados Unidos– resulta fundamental prepararnos.

Mónica Jacobo, experta en el tema e investigadora de la unidad especializada en educación y política educativa del CIDE, señala que debemos prestar especial atención a la interfase de este tipo de migración con el sistema educativo. Ello, básicamente, pues no abrir de par en par las escuelas del país para acoger a los migrantes de retorno, así como no generar mecanismos para validar de manera fácil y expedita sus estudios y sus competencias laborales, además de tremendamente injusto, resulta miope y absurdo.

Entre 2009 y 2015, fueron deportados a México alrededor de 2 millones de personas de forma forzada o semiforzada, la mitad de quienes se ubicaban entre los 15 y 29 años. De estos últimos, 7 de cada 10 requerían ser admitidos en alguna escuela o universidad, o bien, les hacía falta revalidar sus estudios para poder insertarse en el mercado laboral formal de manera digna y productiva.

Para la inmensa mayoría, sin embargo, la posibilidad de inscribirse a una escuela, así como de graduarse y/u obtener el certificado oficial de los estudios cursados en Estados Unidos ha significado enfrentarse a un verdadero vía crucis. Entre los requisitos –rocambolescos– solicitados por las autoridades mexicanas para ello: acta de nacimiento traducida por perito profesional y apostillada, así como certificados de estudios también apostillados y traducidos por peritos profesionales. Por su peculiar situación migratoria, muchos de ellos no contaban con esos documentos o bien con los recursos para cubrir el costo de todos esos trámites (costo aproximado entre 8 y 10 mil pesos).

El trámite se vuelve más complejo para ser admitido en una institución de educación superior mexicana o para revalidar la cursada y/o completada en Estados Unidos, pues se requiere, además de cumplir con los requisitos mencionados para básica y educación media superior, comprobar que el programa de estudios universitarios cursado en Estados Unidos sea similar al de una universidad mexicana en, al menos, 75 por ciento.

En el verano de 2015, y gracias a la labor de un grupo de organizaciones sociales y académicos, así como de la sensibilidad de la Subsecretaría de Educación Básica de la SEP, esos requisitos (absurdos y carísimos) se redujeron de forma significativa para primaria, secundaria y educación media superior.

Desafortunadamente, la buena nueva ha tardado en llegar a las escuelas y, como resultado de ello, muchos niños y jóvenes retornados siguen sin poder acceder a la educación formal y/o a certificados de estudios.

Frente a la posible exacerbación de esta problemática, el pasado 17 de enero, el presidente Peña Nieto anunció que para los estudiantes de educación básica no será necesario exhibir documentos, y sólo se requerirá presentar un escrito por parte de los interesados, de tal manera que la responsabilidad de la revalidación queda en manos de la institución que reciba al estudiante.

En cuanto a la revalidación de títulos y estudios de los migrantes de retorno, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, dio a conocer que a partir de febrero se harán públicos nuevos lineamientos orientados a simplificar y facilitar dichos procesos.

Las medidas anunciadas constituyen una muy buena noticia. Restan, sin embargo, diversos temas centrales por atender. En primerísimo término, el que las autoridades lancen una campaña de comunicación para sensibilizar a la población sobre el valor de los migrantes de retorno, así como y en especial, para darle a conocer a todas la instituciones educativas los nuevos lineamientos para la admisión, emisión de títulos y reconocimiento de estos para los migrantes de retorno, a fin de que los cambios normativos no se queden en letra muerta.

Dos asuntos adicionales a los que las autoridades tendrían que prestar atención son los siguientes. Primero, iniciar los trabajos para simplificar los trámites generales de acreditación de identidad para los migrantes de retorno, pues este parece ser el mayor cuello de botella, también, para su inserción laboral. Segundo, empezar a pensar cómo tendríamos que acometer la tarea más compleja de ofrecerles a aquellos en edad escolar la educación y el trato que requieren para potenciar sus saberes, destrezas y actitudes distintivas en beneficio de la colectividad en su conjunto. La transformación en curso del Modelo Educativo mexicano ofrece una oportunidad privilegiada para ello.

Si no tomamos las medidas necesarias, nuestros connacionales vuelven a perder y perdemos todos debido a nuestra incapacidad como país para darles oportunidades de formación y crecimiento, así como para aprovechar sus saberes y talentos.

Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/migracion-de-retorno-la-posibilidad-de-ganar-o-de-volver-a-perder.html

Fuente de la imagen:http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2016/09/28/57ec0fb85c70b.jpg

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México: CNTE, trabajadores y campesinos de Chiapas hacen megamarcha contra reformas de Peña Nieto

Tuxtla Gutiérrez / 01 de febrero de 2017 / Por: ISAÍN MANDUJANO / Fuente: http://www.proceso.com.mx/

Maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), trabajadores sindicalizados del sector salud y organizaciones campesinas marcharon este lunes para protestar contra las reformas estructurales el presidente Enrique Peña Nieto.

Tras mantener un plantón de 125 días en la capital del estado, los maestros de la CNTE movilizaron por primera vez a todas sus bases magisteriales en la entidad y tomaron las calles de la capital para terminar con un mitin en la plaza central.

Desde el parque Chiapasionate, en el lado oriente de la capital, los profesores arrancaron la magna movilización con pancartas y consignas. El contingente se extendió varios kilómetros y fue encabezado por las secciones 7 y 40 del CNTE. Atrás de ellos iban organizaciones sociales y campesinas.

Durante la marcha se registró un incidente, cuando unos 500 trabajadores del sector salud quisieron encabezar la movilización, pero fueron apabullados por miles de maestros que los rebasaron por un carril lateral del Boulevard Ángel Albuno Corzo para ponerse a la vanguardia. Entonces, el contingente se dividió.

Los médicos, enfermeras y demás trabajadores del sector salud protestaron contra el desabasto de medicamentos y la falta de pagos por sus prestaciones laborales.

Carlos Reyes, José Luis Sánchez Huerta y Víctor Hugo Zavaleta Ruiz, representantes de los inconformes, destacaron que esta marcha de médicos ha sido hasta ahora la más importante, debido a la crítica situación que viven en el sector, misma que urge la solidaridad social y magisterial.

Los maestros de las secciones 7 y 40 repudiaron la reforma educativa impuesta por el gobierno federal, pero también rechazaron la energética, pues aseguraron que traerá gasolinazos mensuales que dañarán cada vez más los bolsillos de los mexicanos.

El sindicalizado José Luis Escobar dijo que quienes creyeron muerto al movimiento magisterial después del paro de labores de 125 días en el 2016, “se equivocaron” pues hoy demostraron que, tras 37 años de lucha, volverán a salir de sus aulas y tomar no sólo la capital chiapaneca, sino todas las ciudades en los 122 municipios del estado.

Esta manifestación, dijo, forma parte de las jornadas de lucha social y magisterial que tienen previstas para el 2017. Por ello, pidió a los padres de familia ser solidarios y apoyar las movilizaciones, mismas que podrían dejar sin clases de nuevo a los alumnos.

Los manifestantes concluyeron la megamarcha con un llamado a los chiapanecos a “dejar el confort y la tranquilidad del hogar porque la crisis económica del 2017 apenas empieza y se resentirá todavía más fuerte en todos los hogares mexicanos y de Chiapas”.

Fuente noticia: http://www.proceso.com.mx/472423/cnte-trabajadores-campesinos-chiapas-megamarcha-contra-reformas-pena-nieto

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