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Reversa al pin parental en Aguascalientes

Por: Carlos Ornelas

¿Quién fuera a decirlo? En unas cuantas semanas la tuerca dio vuelta. En Nuevo León pasó y luego, tras una reconvención que la Secretaría de Gobernación aventó al Congreso local, el llamado pin parental no franqueó la puerta de entrada a la ley de educación local. Pero sí en Aguascalientes y por unanimidad, además.

En términos sencillos, el pin parental es una adaptación de las iniciales en inglés de personal identification number para dispositivos digitales o cajeros de bancos, es el nip. En canales de televisión de paga o en plataformas de internet, los padres usan ese pin para fiscalizar ciertos programas y evitar que sus vástagos los vean.

El partido político español Vox lo adoptó con el fin de ponerse a la vanguardia en la censura a la educación sexual y reproductiva que se estableció en programas de estudio y libros de texto. Invoca a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aunque también apela a la consigna de libertad de elegir y detrás de esos preceptos se encuentra una moral religiosa arcaica y dogmática.

El texto que propuso un diputado del Partido Encuentro Social quedó plasmado en artículo 4 de la Ley de Educación del estado de Aguascalientes:

[…] la autoridad educativa estatal dará a conocer de manera previa a su impartición, los programas, cursos, talleres y actividades análogas en rubros de moralidad, sexualidad y valores a los padres de familia a fin de que determinen su consentimiento con la asistencia de los educandos a los mismos, de conformidad con sus convicciones.

Este precepto asienta un veto que los padres de familia pudieran imponer a la enseñanza de valores cívicos, perspectiva de género, promoción de estilos de vida saludables, educación sexual y reproductiva que plasma el párrafo decimoprimero del artículo 3 de la Constitución.

El artículo del pin parental es la punta de lanza de una ofensiva más amplia que, por una parte, recupera parte de los debates del siglo XIX, cuando los liberales pugnaban por la enseñanza libre, es decir, al margen de la religión y del control de la Iglesia católica. Tras guerras civiles, el precepto se asentó en el artículo 3 de la Constitución de 1857.

Por otra parte, atenta contra la educación laica que los constituyentes de 1917 instituyeron tras largos debates, nada más la discusión del artículo 27 tomó más saliva de los congresistas. Éste daba por terminado un Estado oligárquico asentado en la hacienda, el 3 ratificaba que el monopolio de la conciencia nacional ya no pertenecía a la Iglesia.

La Segob (también Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación en un artículo en El Universal), que no la Secretaría de Educación Pública, debatieron con “los conservadores” (esta vez el vocablo se aplicó en el sentido histórico) porque atacaba el monopolio del gobierno para definir planes y programas de estudio. Fue la defensa burocrática del Estado educador.

Hoy va para atrás en Aguascalientes. Diputados locales de Morena, PRD y PRI, incluso uno del PES, lanzaron una iniciativa para reformar  la reforma porque, expresa su exposición de motivos: “Errar es de humanos, perdonar es divino, rectificar es de sabios”.

Más allá de que los proponentes se califiquen de sabios (elogio en boca propia…), la crítica de maestros, organizaciones de la sociedad civil, colectivos de defensa de los derechos humanos, académicos, periodistas y ciudadanos comunes, forzaron a los diputados hidrocálidos a meter reversa.

Estos detractores del pin parental salvaguardaron el derecho de la infancia y los adolescentes a una educación científica y libre de dogmas. El impulso a un estilo de vida sana implica a la educación sexual. Está comprobado, además, que una enseñanza de esa naturaleza disminuye prácticas de riesgo, retrasa el inicio de la vida sexual, aminora la violencia y la homofobia.

¡Qué bien que la reforma de mayo en Aguascalientes resultó fuego fatuo! La sociedad civil frenó la intentona derechista. Una pequeña victoria para celebrar.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/reversa-al-pin-parental-en-aguascalientes/

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Aguascalientes: Ley Barbosa y pin parental

Por: Carlos Ornelas

 

El Congreso local y el gobernador Martín Orozco Sandoval elaboró uno y publicó el otro, en el Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes (25/05/2020), la armonización de sus leyes locales con la Ley General de Educación (LGE). Allí, a la chita callando replicaron la Ley Barbosa y el pin parental, pero no levantaron protestas como en Puebla o en Nuevo León. Vamos, ni la Secretaría de Gobernación, que disciplinó al Congreso neoleonés, mostró beligerancia.

Parece que al sector privado le pasó de noche, no reclamó ni reparó en que el artículo 94 de la nueva Ley de Educación del Estado de Aguascalientes, que replica íntegro —hasta el mismo número— el texto de la Ley Marco (el machote) que propuso la Secretaría de Educación Pública desde enero: “Los muebles e inmuebles destinados a la educación impartida por las autoridades educativas estatal y municipales y por los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios en el Estado de [aquí les faltó poner Aguascalientes, lo que indica que fue un simple copy and paste], así como los servicios e instalaciones necesarios para proporcionar educación, forman parte del Sistema Educativo Estatal”.

Expresa lo mismo que el 99 de la LGE, que ahora impugnan varios organismos cupulares del sector privado, es el mismo que el senador Ricardo Monreal aprobó sin darse cuenta, porque criticó al gobernador de Puebla, Miguel Ángel Barbosa por ese tenor.

También pasó desapercibida la aprobación del pin parental en Aguascalientes, acaso porque no aparecen esas dos palabras, pero en el artículo 4, quinto párrafo, casi con las mismas palabras, asienta lo que no aprobó el Congreso de Nuevo León: “Así mismo, la Autoridad Educativa Estatal dará a conocer de manera previa a su impartición, los programas, cursos, talleres y actividades análogas en rubros de moralidad, sexualidad y valores a los padres de familia a fin de que determinen su consentimiento con la asistencia de los educandos a los mismos, de conformidad con sus Convicciones”.

Y para que no haya dudas, también decretaron una reforma al artículo 57 de la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes para el Estado de Aguascalientes: “Quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda y custodia, tendrán derecho a decidir e intervenir en la educación que habrá de darse a niñas, niños y adolescentes…”.

El Congreso de Nuevo León rechazó la enmienda por 12 votos en contra y nueve abstenciones, pero tuvo 20 votos a favor; ¡sintomático! Y los inconformes reclaman en las calles. En Aguascalientes se aprobó por unanimidad, incluso Morena votó a favor. Las iniciativas fueron hechas por diputados del Partido Encuentro Social. La duda que surge es por qué el PES, que es un aliado clave del presidente López Obrador, se lanza con propuestas de este calibre.

Primero, porque es parte de su ADN político-religioso, allí no hay nada oculto, convicciones. Pero cavilo que percibe un ánimo favorable de parte del Presidente. Él no oculta su fervor místico, prefiere la moral —su moral— a las leyes. ¡Ojo!, no señalo que AMLO promueva estas iniciativas, pero sí que, con sus mensajes, las alienta.

No obstante, le causan bronca. Ya una vez frenó otra propuesta de quitar el carácter secular del Estado en el texto constitucional que otra diputada del PES se aventó. Ahora no fue el Presidente en persona, sino la Segob quien entró al quite. El 28 de mayo, un día antes de la votación, advirtió al Congreso neoleonés que, si se aprobaba el pin parental, vulneraría los derechos de niños y adolescentes y dañaría la rectoría del Estado sobre contenidos educativos.

Pero guardó silencio absoluto en el caso de Aguascalientes.

Mala suerte la de doña Olga Sánchez Cordero. Unos la critican por invisible; otros por involucrarse con la soberanía de un estado. No las trae consigo.

RETAZOS

La pregunta que me hago es si en la visión de AMLO los del PES son conservadores o nada más fieles de la Cuarta Transformación.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/aguascalientes-ley-barbosa-y-pin-parental/

Imagen: https://pixabay.com/

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Opinión: Tres problemas que se acentuarían con un “pin parental”

Por: Sofía García-Bullé

El costo social de restringir el acceso a la educación sexual sería enorme, principalmente para los niños, niñas, víctimas de abuso sexual y la comunidad LGBTQ.

La iniciativa conocida como “pin parental” y presentada en el Congreso del Estado de Nuevo León, México, por el diputado del Partido Encuentro Social, Juan Carlos Leal, se perfila como un propuesta controversial, con el potencial de restringir el derecho a la educación sexual dando poder de veto a las familias.

La iniciativa propone otorgar a las familias control total sobre cómo y cuándo los hijos comenzarían a recibir información de la materia; decidiendo padres y madres de familia, a título personal, lo que consideran temas éticamente y moralmente controvertidos.

En un artículo anterior hemos explicado cómo dicha propuesta puede alterar el delicado balance entre la educación escolar, que representa un derecho básico, y la formación en casa, una primera necesidad para la infancia neolonesa.

Sin embargo, más allá de este balance, si se llegara a aprobar  la iniciativa del pin parental, el impacto que esta tendría sobre minorías sociales como menores de edad, víctimas de abuso sexual, mujeres, niñas y la comunidad LGBTQ, sería enorme.

Tres problemas que se verían agravados con la aprobación del “pin parental” 

1. Detección oportuna del abuso sexual infantil

La educación sexual básica es una herramienta crítica para prevenir y detectar el abuso sexual infantil, como lo sostiene Vicenta Hernández Haddad, psicóloga especialista en educación sexual con 30 años de experiencia. Hernández explica que muchas de las problemáticas que tenemos en México, primer lugar de abuso sexual infantil de acuerdo con la OCDE, tiene que ver con la falta de salud sexual, la cual se deslinda en primera instancia de la escasez de programas de  educación sexual clara y oportuna.

“Muchas veces cuando un menor viene al consultorio por una experiencia de abuso, nos encontramos con que ese niño no sabía los límites que debe haber entre un adulto y un niño”, comenta Hernández Haddad para el periódico La Razón. Hernández reiteró la necesidad de ofrecer recursos educativos sobre el tema inclusive en niveles básicos y no demorar la difícil, pero necesaria, conversación sobre la sexualidad hasta la pubertad o adolescencia.

Parte del problema es que muchos padres y madres de familia deciden hablar de sexualidad con los hijos solo hasta que sus cuerpos se han desarrollado lo suficiente como para ser sexualmente activos. No es común que a los adultos se les ocurra introducir el tema antes, dado que esto los obliga a pensar en la posibilidad de que sus hijos pudieran ser víctimas de abuso a temprana edad. Ninguna madre o padre se sentirían cómodos considerando esta terrible probabilidad.

Pero en un país en el que el 30 % de los agresores de menores son familiares directos y un 13 % adicional son parientes indirectos, la necesidad de una “alfabetización” en materia de educación sexual es imprescindible.  La educación sexual es la primera línea de defensa para combatir estas realidades.  Un estudio del Ministerio Público Tutelar de Buenos Aires, Argentina, reveló que entre el 70 % y 80 % de niños y niñas entre 12 y 14 años solo pudieron comprender que habían sido víctimas de abuso sexual hasta después de recibir clases de Educación Sexual Integral en la escuela.

La Asesora General Tutelar de Buenos Aires, Yael Bendel, enfatizó que fueron los recursos educativos obtenidos en las clases de educación sexual lo que les ayudó a comprender que fueron víctimas, así como abrirles un espacio de confianza en la escuela que les permitió contar lo sucedido.

2. Concientización sobre la salud reproductiva de la mujer y el número de embarazos infantiles y juveniles

Una de las minorías sociales más vulnerables ante la falta de educación sexual son las mujeres. La educación sexual no sólo las protege de la posibilidad de violencia y abuso sexual, sino también de embarazos infantiles, juveniles o no deseados.

El estudio realizado por el Ministerio Público Tutelar de Argentina, también mostró que el 70 % de los menores víctimas de abuso entre 12 y 14 años que acudieron a denunciar eran niñas. En México ocurren 366,000 nacimientos en mujeres menores de 19 años anualmente. El embarazo precoz se califica como de alto riesgo. Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las mujeres jóvenes de 15 a 19 años a nivel mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS también reveló que en los países de ingresos bajos y medianos, los bebés de madres menores de 20 años se enfrentan a un riesgo un 50 % superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida, en comparación con los bebés de mujeres mayores de edad, entre los  20 y 29 años.

La educación sexual es clave para reducir estas cifras. Como lo sostiene Margarita Fuster, especialista en ginecología infantojuvenil y directora del Departamento de Ginecología Infantojuvenil de la Maternidad Nacional en Argentina.

“La educación sexual empieza por casa. Los padres deben hablar de sexualidad con sus hijos y deben admitir que el sexo existe en la adolescencia desde edades tempranas. Y también tienen que saber que mientras más informados estén los chicos, más tarde iniciarán las relaciones sexuales y más se cuidarán tanto de un embarazo no deseado como de adquirir una infección de transmisión sexual”, explicó la directora.

La especialista además puntualizó que uno de los principales factores que contribuyen a la alta incidencia de embarazos adolescentes es la negación del mundo adulto de la dimensión sexual en los jóvenes hasta que es imposible evadir el tema. En muchas de esas situaciones, para entonces ya sucedió un embarazo adolescente o una enfermedad de transmisión sexual. Por esto es imperativo una intención educativa que parta de la cooperación entre escuelas y las familias.

3. La invisibilidad de niñxs no heteronormadxs y el acoso escolar

Otro de los sectores más vulnerados por la falta de una educación sexual completa y oportuna, es la comunidad LGBTQ. El acoso escolar con base en la homofobia, es un serio problema a nivel mundial. En México, 61 % de los estudiantes LGBTQ reportan haber sido víctimas de acoso escolar homofóbico en sus escuelas. El 92 % de los estudiantes de la población general han sido agredidos verbalmente debido a su orientación sexual, apariencia física o atuendo.

Si se restringe el acceso a la información sobre la educación sexual más básica, que sería la heteronormada, y se supedita únicamente a las consideraciones de lo que acostumbran en casa las familias, se cerraría la puerta por completo a la enseñanza sobre las relaciones afectivas y manifestaciones de la sexualidad o del género que no entren dentro del espectro heteronormativo.

El golpe para los niñxs y adolescentes que no son heteronormados sería devastador, porque se les negarían los contenidos educativos y la formación tanto ética como emocional, que les ayudaría a comprender si pertenecen a un espectro afectivo, de manifestación de la sexualidad o de género distinto.

Se les negaría, además, el derecho de existir socialmente y definirse a sí mismxs fuera de las estructuras de heteronormatividad. De la misma forma se les negaría a otros niños y niñas el conocimiento necesario para desarrollar empatía, aceptación y la convivencia con sus compañeros de clase no heteronormados.

Si las cifras de acoso escolar con base en la homofobia son altas ahora, estos números perfilan un significativo aumento si la educación sexual básica, y la inclusiva es son una responsabilidad compartida entre familias e instituciones educativas, así como un derecho natural de los niños y adolescentes.

El dictamen para la reforma constitucional que abriría la puerta al pin parental en Nuevo León tenía programado votarse el martes 26 de mayo del presente año, pero se pospuso la votación para la primera semana de junio. Sin embargo, tras un llamado público de la SEGOB a no proceder con la iniciativa, la votación volvió a posponerse hasta nuevo aviso.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/pin-parental-problemas

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¿Qué es el “pin parental” y por qué podría implicar un retroceso en la educación sexual neolonesa?

Por: Sofía García-Bullé

 

El “pin parental”, una polémica iniciativa de reforma a la Ley de Educación en Nuevo León, podría restringir el acceso a la educación sexual.

Este martes 26 de mayo de 2020 se votó en el Congreso estatal de Nuevo León, México, la iniciativa del pin parental, presentada desde enero del presente año por el diputado de Partido Encuentro Social, Juan Carlos Leal.

La iniciativa propone que las instituciones educativas informen previamente a las familias si sus hijos e hijas estarían recibiendo clases de educación sexual, reproductiva o de género, y que sean los padres quienes tomen la decisión de si sus hijos asistirán a estas clases.

La propuesta es controversial ya que estipula que los planteles educativos deben contar con aprobación previa de los padres de familia o tutores legales de los estudiantes para impartir clases que sean “ética y moralmente controvertidas”. El problema yace en la dificultad que implica  definir lo que es ética o moralmente controvertido. Más todavía cuando se propone la libertad de definir a título personal, sin consenso general, lo que significan estos términos.

Sin embargo, esta iniciativa no solo podría afectar a las clases o temas relacionados con educación sexual y reproductiva. “El texto del artículo 92.VI que se propone permite bloquear cualquier tipo de contenido de prácticamente cualquier actividad de las escuelas,” escribe Kalycho Escoffié para Animal Político. Escoffié, abogado y dirigente del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, plantea la seria preocupación de que una iniciativa como esta podría abrir la puerta para que se controlen más aspectos de la educación, al otorgarle un poder de veto a las familias.

Esto nos hace plantearnos la pregunta, ¿a quién debe pertenecer la responsabilidad de la educación y a quién debe beneficiar? Pero sobre todo, como lo plantea Escoffié, ¿a quién pertenece la niñez de Nuevo León? La educación de los niños empieza en casa, a través de  los padres de familia o tutores. La idea del pin parental, como la plantean sus promotores, es proteger a los menores de edad de información sensible para la cual quizás no estarían listos, de acuerdo al juicio de los padres. Sin embargo, negar el acceso a la información, en este  caso, a la educación sexual, o de cualquier otro rubro del conocimiento, ¿realmente servirá al propósito de proteger a los hijos?

Sin duda, este tipo de temas sensibles idealmente deberían aprenderse en casa, a través de la familia. Sin embargo, las estadísticas son difíciles de ignorar. En Nuevo León, alrededor de un tercio de los bebés nacidos en 2017 fueron de madres adolescentes, con madres primerizas tan jóvenes que no pasaban de los 10 años. Nuevo León también se posiciona como el cuarto estado con mayor número de embarazos en mujeres menores de 20 años, de acuerdo con datos del Grupo Estatal para la Prevención del Embarazo Adolescente 2017. Además, México es el primer lugar en abuso infantil, con 4.5 millones de casos de abuso infantil al año.

La necesidad de una educación sexual integral que ayude a prevenir embarazos juveniles, abuso sexual infantil y otros severos problemas relacionados es apremiante. La educación sexual y reproductiva, sin duda,  debería incluir también la participación de madres y padres, pero también es crítico analizar si participación debería darse en la forma específica que esta iniciativa plantea.

Si problemáticas tan serias como embarazos juveniles e infantiles siguen sucediendo de una forma tan generalizada, quizás la respuesta no sea poner un pin para detener el acceso a la información, sino crear puentes de comunicación entre instituciones educativas y las familias para asegurar que las niñas y los niños reciban la información que necesitan oportunamente, no necesariamente cuando un currículum lo dicte, o cuando un padre o madre así lo desee.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/pin-parental

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Javier Imbroda: «El PIN parental no es necesario bajo ningún concepto»

Por: El Diario de la Educación

Redacción 

El consejero andaluz de Educación,  Javier Imbroda, ha asegurado esta mañana a la prensa que ya existen cauces en el sistema educativo para salvaguardar la libertad de las familias, a través del consejo escolar de sus centros y del Plan de Centro, que pueden conocer y sobre el que pueden decidir.

«No es necesario», ha zanjado al finalizar la rueda de prensa posterior al encuentro que Imbroda ha mantenido esta mañana con la ministra de Educación, Isabel Celaá. Lo hacía en referencia a la posibilidad de que Andalucía lo pusiera en marcha dentro del acuerdo para la aprobación de los presupuestos en la Comunidad.

El consejero ha explicado esta mañana que el veto parental «no es necesario bajo ningún concepto» puesto que ya existen dentro del sistema educativo cauces para garantizar la libertad de las familias para elegir la educación de sus hijos e hijas. Estos cauces estarían en la aprobación por consenso de los planes de centro en los que tienen voz las familias a través de los consejos escolares de centro.

Desde el punto de vista de Javier Imbroda es necesario hablar de educación «en mayúsculas» y centrarse más «en el respeto a la diversidad y en los valores fundamentales». «¿Vamos a vetar Internet? ¿vamos a vetar los móviles? ¿la calle?» ha preguntado. «Es necesario poner sentido común en esta demanda y hacer ver que no es necesario bajo ningún concepto».

La ministra Celaá, por su parte, ha asegurado que su Departamento debe garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas, que son los verdaderos sujetos de dicho derecho. «El gobierno ha de ser garante de la legalidad», así como de que no se contravienen las competencias que tienen los docentes para decidir sobre las actividades complementarias que se desarrollan. Esta es la razón por la que se han enviado un requerimiento a la Región de Murcia.

Dicha comunidad anunció que modificaría los decretos de currículo de primaria y secundaria para introducir, con algunos cambios, la posibilidad de que las familias rechacen la participación de sus hijas e hijos en ciertas actividades.

Fuentes del Ministerio aseguran que hasta que no se publiquen dichos decretos modificados no podrá tomarse una decisión sobre los siguientes pasos que tendrán que darse.

La ministra ha abierto, con Javier Imbroda, un tiempo en el que quiere reunirse con los diferentes responsables autonómicos de educación para explicarles las directrices que seguirá su departamento en esta legislatura recién comenzada.

Celaá ha afirmado que han mantenido una conversación «cordial» en la que han hablado de retos como el abandono escolar temprano, la extensión de la educación infantil de 0-3 o la apuesta por la formación profesional.

Sobre la mesa se encuentra la reforma de la LOMCE mediante la LOMLOE presentada hace un año en el anterior Consejo de Ministros. Según Isabel Celaá, el texto ya pasó en su momento todos los trámites necesarios para que hoy por hoy, «a la mayor brevedad» pueda volver al Consejo de Ministros para, después, ir al Parlamento donde deberá ser aprobada por mayoría absoluta.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/30/javier-imbroda-el-pin-parental-no-es-necesario-bajo-ningun-concepto/

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Reaccionarismo mágico

Por: Elvira Lindo

Es inaudito que preocupe más una charla sobre sexualidad impartida en el colegio que lo que un niño recibe por un dispositivo electrónico

Hay padres, hay madres, que experimentan de manera tan violenta el amor hacia sus hijos que lo gritan a los cuatro vientos como una amenaza, como si desearan partirse la cara con alguien para demostrarlo. Hay padres, hay madres, que construyen su relación con los hijos sobre una absoluta desconfianza hacia el mundo. No pueden evitar inmiscuirse de mala manera en la vida escolar, les inquieta no controlar ese camino a la independencia que el niño emprende en la escuela. Hay padres y madres que creen reunir condiciones para ser pedagogos, entrenadores, consejeros espirituales, coleguitas de sus hijos. Hay padres y madres asfixiantes, que vigilan los juegos de los niños, que quisieran colocar cámaras en las aulas y corregir al docente. Hay padres y madres que viven solo para eso, para ser padres y madres, y se olvidan de sus aspiraciones, si alguna vez las tuvieron, renuncian a los placeres adultos, se olvidan del sexo y de su propia cara ante el espejo. Por fortuna, viví mi maternidad cuando aún no existía el WhatsApp y no tuve que pasar por el trance de abandonar el grupo. Abandonaba o más bien esquivaba a esos corrillos de madres y padres irreductibles que me hacían sentir en falta, porque yo, aparte de ser madre, deseaba ser muchas cosas más y no lo ocultaba. No necesitaba que mi vanidad se inflara leyendo un boletín de notas. Me enorgullecía en cambio de que me dijeran que estaba criando un niño digno de ser querido. Tal vez fui poco exigente, confié en los maestros y en la escuela. Era un descanso compartir la educación de un niño con terceros: ser yo el único ejemplo a seguir me atormentaba.

Esa ultraderecha, que arrastra a la derecha a precipitarse por el abismo, ha enseñado los colmillos al entender que parte del contenido escolar se escapa de su control. Esos contenidos que les enfurecen son tan inocentes que solo una mente sucia puede malinterpretarlos. Se imparten para que las criaturas atesoren algunas nociones sobre su naturaleza y respeto al diferente. Nosotros, en el patio del colegio, nos íbamos enterando de cómo se hacían los niños de manera absurda y a trompicones, así que durante un tiempo cuando volvíamos a casa observábamos a nuestros padres sintiendo vergüenza ajena.

Hay varias cosas que me sorprenden en este culebrón del pin parental. Por un lado, las declaraciones melodramáticas sobre la protección a nuestros niños. Ese nacionalismo familiar me hace sospechar que hay otra infancia que les importa un rábano. Por otro, la ilusa idea de que la enseñanza moral que reciben los hijos es patrimonio exclusivo de los padres se contradice con la deseable autonomía de los niños, que comienza en el momento en que no son los progenitores los únicos que les narran el mundo. Es inaudito que preocupe más una charla sobre sexualidad impartida en el colegio que lo que un niño recibe por un dispositivo electrónico. Se trata de un desconocimiento flagrante de cuáles son hoy los canales de información de la infancia.

Resulta irritante, por encima de todo, esa voluntad de generar desconfianza hacia una escuela pública que solo preocupa para manosearla como argumento de confrontación. No hay que olvidar que los españoles subvencionamos la enseñanza católica estemos o no de acuerdo. Y todo este circo para prohibir charlas sobre sexo, respeto al diferente, vacunas y medio ambiente. Lo cual resulta un buen resumen del nuevo reaccionarismo mágico.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/01/25/opinion/1579973639_079512.html

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Las anteriores guerras políticas de la derecha con la educación encallaron en los tribunales

Por: Daniel Sánchez Caballero/David Lombao

El PP de Rajoy convirtió su oposición a la asignatura Educación para la ciudadanía en una batalla contra el Gobierno de Zapatero que embarrancó en el Supremo.

Vox y el PP han elegido cuál va a ser la primera batalla contra el nuevo Gobierno: la defensa del mal llamado ‘pin parental’, o lo que es lo mismo, que los padres tengan capacidad para vetar la asistencia de sus hijos a actividades contrarias a sus convicciones morales o éticas. No se trata de contenidos extraescolares sino de charlas y jornadas formativas que están incluidas en el currículum de los centros. La ofensiva, ideada por Vox y a la que se ha sumado el líder del PP, Pablo Casado, ha atrapado a Ciudadanos, socio de ambos en varios gobiernos autonómicos, que después de amagar con que apoyaría la medida ahora se posiciona en contra.

Primero el partido de Santiago Abascal y después el PP haciendo seguidismo de la extrema derecha han decidido convertir la polémica surgida en Murcia en un ariete para su oposición nacional. En esa comunidad autónoma, el partido de extrema derecha reclama que se instaure ese veto previo en la Educación como condición irrenunciable para votar a favor de los presupuestos. El PP lo apoya y Ciudadanos de momento titubea. Aunque la medida aún tiene que debatirse y aprobarse, el gobierno murciano ya ha dado pasos en ese sentido obligando a lo centros a que pidan autorización de los padres para ciertas actividades.

En síntesis, ese veto parental consiste en dar a los padres el poder de rechazar ciertos contenidos educativos si consideran que no se adecúan a sus convicciones morales, ideológicas o religiosas. Los padres de los alumnos tendrían conocimiento previo del contenido de esas actividades y podrían solicitar por escrito que sus hijos no participen. Aunque podría afectar a cualquier tipo de actividad, la iniciativa –una de las medidas estrella del programa de Vox– está centrada en cargar contra las charlas sobre diversidad e igualdad.

El Gobierno ya ha enviado un requerimiento al Ejecutivo murciano para que dé marcha atrás. Sin respuesta por parte de la administración murciana, la ministra de Educación, Isabel Celáa, ha decidido este lunes poner un plazo a ese requerimiento: tienen un mes para «restaurar la legalidad». El siguiente paso será acudir a los tribunales con el argumento de que la medida es contraria a una norma de rango superior, y por tanto la comunidad autónoma no tiene competencias. Además, en el texto que ha remitido, el Ministerio recuerda que la decisión del Gobierno murciano contraviene varios tratados internacionales.

Diferencias en el PP

Casado ya ha hecho de esta polémica el centro de sus discursos públicos y de sus ataques al nuevo Gobierno de PSOE y Unidas Podemos. El líder del PP, una vez superado el ensayo fallido de la moderación, ha pasado a equiparar la defensa del Gobierno de las charlas sobre diversidad e igualdad al adoctrinamiento de países comunistas: «¿Me están diciendo que es como dicen a las familias en Cuba, que los niños son de la revolución? ¿Vamos a llegar a que los niños también delaten a sus padres cuando no son buenos revolucionarios como pasa, a día de hoy, en Cuba?».

Mientras tanto, dirigentes del PP hacen ver que se trata de un problema artificial. El consejero de Educación de Madrid hizo públicas este lunes algunas cifras: contó que entre 1,2 millones de alumnos, la Comunidad de Madrid había registrado una única queja, que la administración investigó y que se quedó en nada.

Desde Galicia el presidente Alberto Núñez Feijóo pidió no «banalizar» sobre asuntos que requieren un debate sereno, dando a entender que él –que está a las puertas de unas elecciones y necesita exprimir su perfil más centrista– no va a hacer seguidismo de Vox. El PSOE, por su parte, ya ha anunciado que presentará iniciativas en parlamentos regionales y en otras instituciones para retratar a las derechas.

Mientras Feijóo se desmarca, su jefe de filas sí está decidido a abrazar una estrategia conocida en la derecha: hacer de la Educación un terreno de batalla política. El problema para Casado es que la vía judicial, que ya atisba la ministra, no siempre ha salido bien a un PP que ha encallado en los tribunales.

El Supremo rechazó que quepa objeción de conciencia

El caso más claro es el de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que introdujo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Como ahora, el PP liderado por Mariano Rajoy centró todos sus esfuerzos en cargar contra esa materia y convertir su lucha en una supuesta batalla por la libertad individual. Se estaba acabando 2006 cuando se conoció el contenido de la asignatura como parte de la nueva ley, la LOE. La materia era obligatoria y respondía a una recomendación del Consejo de Europa, que afirmaba que era esencial para promover una sociedad libre, tolerante y justa.

A los sectores más conservadores les faltó tiempo para denunciar que la asignatura tenía «un contenido moral y político de un sesgo muy determinado», como alertó el Gobierno de la Comunidad de Madrid, entonces presidido por Esperanza Aguirre. Centenares de familias apelaron a un supuesto derecho a la objeción de conciencia para pedir que sus hijos no cursaran la asignatura. Elementos como la educación sexual, las familias monoparentales u homosexuales o el laicismo se cuestionaron como inapropiados e invasivos en la educación de los niños.

El asunto escaló y acabó en los tribunales, que fueron sentenciando en diferentes sentidos. Tuvo entonces que pronunciarse el Tribunal Supremo, que en 2010, tras dos días de deliberaciones –cuando había 114 objetores, según un recuento de El País–, unificó doctrina y estableció por 22 votos a 7 que no era posible acogerse al derecho a la objeción de conciencia para una asignatura. Sí pedía el Alto Tribunal que se controlara el contenido de los manuales de la asignatura.

Esta imposibilidad de hacer objeción de conciencia educativa es la misma a la que alude el Ministerio de Educación en el requerimiento que le ha hecho a Murcia para que retire el veto parental de Vox. Finalmente, la polémica acabó cuando el PP llegó al poder y eliminó la asignatura al aprobar la LOMCE.

Feijóo, el precursor del veto parental

Hay otro precedente que acabó en los tribunales y que también apostaba por el veto parental, aunque en este caso sobre la educación lingüística. Fue también durante el Gobierno de Zapatero. En Galicia, el introductor de la exigencia de control paterno sobre las aulas fue el PP durante su breve estancia en la oposición al gobierno de PSdeG y BNG que dirigió la Xunta entre 2005 y 2009.

En ese contexto de movilización prácticamente continua del PP de Mariano Rajoy contra el Ejecutivo de Zapatero sobre cuestiones territoriales, el entonces nuevo líder de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijóo, se aferró a una bandera que su antecesor, Manuel Fraga, nunca había utilizado en sus casi dos décadas como presidente: la de una supuesta «imposición» del gallego en Galicia. Fue ahí donde encajó su propia versión de un veto parental que acabaron tumbando los tribunales.

En unos años en los que el PPdeG llegó a temer que parte de su voto urbano fuese a parar a la entonces emergente UPyD de Rosa Díez, los de Feijóo decidieron romper la baraja del consenso lingüístico que habían estado a punto de firmar con el Ejecutivo de socialistas y nacionalistas. Además de alentar manifestaciones y otras protestas, el candidato Feijóo lanzó una propuesta en aras de la «libertad». «En el sobre de matrícula meteré una casilla para que los padres elijan el idioma de las asignaturas troncales», aseguró en una entrevista con El País pocos días antes de las elecciones gallegas de 2009.

El programa electoral del partido, no obstante, matizaba la promesa. Se trataba de «escuchar, a través de procedimientos reglados, la opinión de los padres en relación con las materias que se impartirán en cada idioma», indicaba. Asumía, en esencia, las reivindicaciones de pequeños grupos como la asociación denominada Galicia Bilingüe, que exigían a la Xunta que permitiera a las familias del alumnado decidir el idioma en que eran impartidas las materias escolares y excluir el gallego si padres o madres así lo determinaban.

De este modo, diez años antes de que Vox lanzase su exigencia de veto parental, Feijóo ya equiparaba «libertad» con permitir que las familias determinasen el funcionamiento de las aulas en función de su ideología. Cuando, pocos meses después de lograr la Presidencia de la Xunta, anunció los rasgos generales de lo que presentó como «decreto del plurilingüismo», su promesa ya no era esa «casilla en el sobre de matrícula», sino repetir una encuesta a las familias como la que la Consellería de Educación había realizado en los meses previos y cuyos resultados íntegros no había divulgado. El plan, había explicado Feijóo, consistía en una «consulta que se realizará cada cuatro años y que orientará el reparto horario» de materias entre lenguas.

Cuando, en mayo de 2010, vio la luz el texto íntegro del decreto, la encuesta estaba presente, aunque restringida a la enseñanza infantil. Fue en este punto en el que entraron en juego los tribunales. Entidades de defensa del gallego, sindicatos y la Real Academia Galega recurrieron el decreto ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia. En varias sentencias, los jueces rechazaron frenar el conjunto de la norma, pero sí la controvertida encuesta y otros aspectos vinculados a la misma.

Concretamente, el TSXG determinó que la Xunta estaba «vulnerando la configuración del derecho fundamental a la educación» recogido en la Constitución, puesto que «los poderes públicos tienen encomendada la programación general de la enseñanza, de cuya potestad la Administración (…) no puede abdicar, sometiendo la votación un aspecto tan fundamental como la lengua». La elección familiar, matizaba, se restringe únicamente a la decisión de si el alumnado cursa o no la materia de Religión.

Después de aquellas sentencias, que también suprimían el artículo que otorgaba «libertad al alumnado para utilizar en las manifestaciones oral y escrita la lengua oficial de su preferencia», con independencia del idioma de la asignatura, la Xunta se embarcó en una batalla legal y, al mismo tiempo, continuó distribuyendo encuestas lingüísticas a las familias del alumnado de Infantil. Pero su resultado, afirmó, ya no sería «vinculante». «Seguiremos haciendo las consultas, pero no producen efectos legales porque las sentencias lo impiden, pero será determinante para que nosotros adoptemos una decisión u otra», había asegurado el presidente de la Xunta.

Información publicada en eldiario.es

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/21/las-anteriores-guerras-politicas-de-la-derecha-con-la-educacion-encallaron-en-los-tribunales/

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