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Ser docente en México

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

«La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país…»

Este 15 de mayo se celebra al magisterio nacional y con ello, mis felicitaciones para quienes, con la vocación, demuestran que vale la pena seguir adelante con sus sueños a pesar de las circunstancias que rodean la profesión que a la vez es la semilla del resto de las profesiones.

La docencia llena, satisface y motiva en el ejercicio mismo, sin embargo, en derredor de esta, por ser una actividad que trabaja con lo más importante de las familias, también es compleja y en muchas ocasiones poco comprendida.

De acuerdo con datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) uno de cada dos niñas, niños y adolescentes (NNA) se encuentra en situación de pobreza, y muchas personas se preguntarán ¿Y eso qué tiene que ver? Pues mucho. La Escuela Pública, atiende a la población más humilde del país, y ser pobre no es un pecado, pero eso no solo significa tener mayores carencias en cuanto a vivienda, vestido, alimentación y demás satisfactores básicos, sino que, implica que vivir en esas circunstancias, detonan condiciones que hacen más difícil no solo el aprendizaje, sino todas las condiciones de vida en su conjunto.

Como son peores sus condiciones, pueden experimentar un menor tiempo de atención de sus padres, atención médica inadecuada, baja autoestima, indefensión aprendida, participación en culturas de resistencia, trabajo infantil, menor seguimiento escolar, poco acceso a la lectura, mayor hacinamiento, familias extendidas, posible abuso, ambientes domésticos poco estimulantes, exposición a toxinas antes del nacimiento de madres que fumaron o bebieron durante el embarazo, parto prematuro, mala nutrición, pintura a base de plomo en el hogar, agua de baja calidad, menores condiciones de higiene entre otras muchas situaciones.

Dado que el crecimiento y el aprendizaje tiene como cimiento el desarrollo Neurológico y este necesita la seguridad y certeza del bienestar en el hogar para conducir a los siguientes elementos emocionales del cerebro que le apoyan en aspectos tan claves como las emociones que a su vez conducen para que, en el futuro, se convierta en una persona que lógicamente actúe entre lo que piensa, lo que razona y actúa en la misma dirección, entonces podremos entender las dificultades en el proceso de enseñanza – aprendizaje a las que se enfrenta el magisterio en su día a día.

Todo ello representa retos al personal docente en cuanto a la visión e integración en el contexto, la comunicación con las familias, la falta de apoyo en las actividades de aprendizaje, así como en la complejidad en el desarrollo de sus actividades, a lo que hay que añadir otro tipo de factores externos como lo es el cambio permanente de planes y programas, la sobrecarga administrativa,  la dificultad para acceder a estímulos y asensos, el ser una de las carreras peor pagadas , y por supuesto la lenta pero progresiva y drástica disminución de las vacaciones en los últimos años a pesar de ser una actividad de profundo desgaste mental.

Fuente: https://profelandia.com/ser-docente-en-mexico/

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En México, estudiantes más pobres tienen un retraso de aprovechamiento educativo de dos años

El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la OCDE reveló que en México, los alumnos de escasos recursos tienen un aprovechamiento inferior en comparación a los que acuden a escuelas privadas: la falta de dinero les impide el acceso a mejores sistemas educativos.

En México la desigualdad económica también se ve reflejada en el aprovechamiento educativo. Los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), dados a conocer este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), revelaron que los estudiantes con menores recursos económicos obtuvieron una calificación inferior en ciencias con relación a los de mayores recursos.

Según las cifras de la evaluación PISA 2015, la más reciente disponible, el bajo aprovechamiento de los alumnos de nivel básico con escasos recursos equivale a un atraso académico de 2 años. Es decir, su aprendizaje no está acorde a su edad escolar, a diferencia de los alumnos con mayores recursos, quienes al acudir a mejores escuelas logran un mejor rendimiento.

Los resultados de PISA demuestran que el desempeño de las y los alumnos mexicanos de educación básica se encuentra por debajo del promedio OCDE en ciencias (416 puntos), lectura (423 puntos) y matemáticas (408 puntos). “En estas tres áreas, menos del 1% de los estudiantes en México logran alcanzar niveles de competencia de excelencia”, detalla el informe.

El puntaje promedio en ciencias de los estudiantes en desventaja socioeconómica fue de 386 puntos, mientras que en los estudiantes con ventaja socioeconómica fue de 446 puntos. Esta diferencia de 60 puntos, según el programa de la evaluación, es la que equivale a dos años menos de escolaridad.

Según la evaluación el rendimiento de los estudiantes en ciencias está relacionado con las diferencias en el nivel socioeconómico de los estudiantes. A pesar de la prevalencia, resaltan que entre 2006 y 2015 la equidad en el desempeño en ciencias mejoró en México.

Además mejoró la autoeficacia de los estudiantes.

La diferencia está en las escuelas

El informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes explica que la brecha de aprovechamiento deviene del nivel de las escuelas a los que los alumnos tienen acceso.

Se empeñan a pesar de las diferencias

El informe resalta que el 12% de los estudiantes en desventaja son “resilientes a nivel nacional», lo que significa que su puntaje se ubica en una buena posición del rendimiento en ciencias a pesar de sus condiciones económicas.

Pasa lo mismo con el 3% de los estudiantes en desventaja en cuanto a las habilidades básicas. Su puntuación se sitúa en el nivel de desempeño 3 o superior en ciencias, lectura y matemáticas.

En tanto que, alrededor del 22 % de los estudiantes en desventaja son “social y emocionalmente resilientes”, en otras palabras, están satisfechos con su vida, se sienten integrados socialmente en la escuela y no sufren de ansiedad ante los exámenes.

El estudio concluye que México es uno de los cuatro países con las mayores proporciones de estudiantes en desventaja (80% o más) y que reportan altos niveles de satisfacción con la vida. En contraparte, la proporción de estudiantes que reportaron sentido de pertenencia a la escuela disminuyó en más de 15 puntos porcentuales entre 2003 y 2015.

Políticas equitativas para combatir la desigualdad

Ante esto, la OCDE plantea que una forma de revertir los niveles de desigualdad sería la aplicación de políticas y prácticas enfocadas en proporcionar oportunidades de educación más equitativas para los y las menores de educación básica.

“Los países pueden promover un mayor acceso a la educación inicial, particularmente entre las familias más desfavorecidas, ya que estos programas proporcionan entornos de aprendizaje más equitativos y ayudan a los niños a adquirir habilidades sociales y emocionales esenciales”.

Otra medida sería el monitoreo del avance de los estudiantes en desventaja, para destinar recursos adicionales a sus escuelas y propiciar una mejora en su sistema educativo.

La OCDE menciona que también es importante el desarrollo de los docentes para que logren identificar las necesidades de los estudiantes y manejar grupos con diversidades, además de promover una mejor comunicación con los padres de familia y alentarlos a involucrarse más en la educación de sus hijos.

“Los docentes y las escuelas pueden fomentar el bienestar y generar un ambiente de aprendizaje positivo para todos los estudiantes al resaltar la importancia de la persistencia, invirtiendo esfuerzo y utilizando estrategias de aprendizaje apropiadas, e invitando a los estudiantes a apoyarse unos a otros”, finalizan.

Fuente: https://www.animalpolitico.com/sociedad/desigualdad-mexico-estudiantes-pobres-menor-aprovechamiento-educativo-ocde

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Educación para una América unida y desarrollada

Por: David Auris Villegas

 

La educación es un poderoso instrumento para el desarrollo social y realización humana y, es clave para erradicar la pobreza, la desigualdad y la exclusión social en nuestra América. Para construir un futuro sostenible y esperanzador, es forzoso invertir en una educación que promueva el desarrollo económico, social y tecnológico, con la finalidad de erigir una América unida y próspera, de no hacerlo, perpetuaremos nuestro naufragio entre la inequidad y la pobreza.

En ese sentido, el 14 de abril de cada año, celebramos El Día de las Américas y tiene como objetivo, promover la unidad y la cooperación entre los países del continente, pero, en la realidad, no hemos cimentado una sola América y como tampoco tenemos una agenda común de desarrollo que, en cierta manera, hace inviable un futuro compartido.

Desde entonces, el Día de las Américas, es un espacio para reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos, dado que contamos con dos hermanos mayores, Estados Unidos y Canadá, quienes están en la obligación moral de liderar la cooperación y la transferencia tecnológica a través de la educación al resto de los países, para construir un sólido continente, así como ha logrado consolidar la comunidad europea, de lo contrario nuestro sueño común se convertirá en pesadilla y fragmentados seremos blanco fácil en estos tiempos de alta desconfianza entre países.

Otro de los desafíos, en América Latina, es la polarización política, la gobernanza y la democracia, debido a la inestabilidad política manchada de corrupción que asola al continente, en países como el Perú, con dos expresidentes presos y una Venezuela en bancarrota en nombre de una política del despilfarro, por lo que es perentorio que los gobiernos de cada país, impulsen educación para todos, más allá de ideologías políticas que solo han empobrecido y dividido al continente.

Asimismo, como consecuencia de la corrupción, florecen la delincuencia, el narcotráfico y la migración, que están esparciendo dolor y más pobreza en casi todos los países, por lo que es urgente endurecer las leyes para sancionar a los desadaptados, antes que los malos se apoderen de los gobiernos y envilezcan a nuestra región.

Ahora bien, si es posible asumir estos retos, porque somos una sociedad joven que poseemos sueños y enormes riquezas naturales y, a través de una educación digital, es viable redibujar el rostro de América, como dice Rebeca Grynspan, la educación debe desarrollar las habilidades en todas las personas para construir una sociedad desarrollada.

En resumen, en El Día de las Américas, es significativo reflexionar desde los gobernantes hasta el hombre común, sobre la importancia de la educación científica, como una herramienta para construir una América desarrollada, unida y próspera, con una agenda compartida y libre tránsito desde Alaska a Tierra de Fuego.

© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV.

Fotografía: Banco mundial

Fuente de la i9nformación: https://insurgenciamagisterial.com

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Alto a la desinformación: no se enseñará a decir “hicistes”

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz*

 

“Esto es pa’ ellos”, “su comida de Pedro”, “voy a subir para arriba” y “¿ya hicistes la tarea?” son algunas de las expresiones que aparecen en versiones preliminares de los próximos libros de texto gratuito de primer grado de primaria y han causado polémica en la opinión pública, sobre todo tras haber sido mencionadas, de manera descontextualizada, en el reportaje  “Libros para la militancia: así educará la SEP a estudiantes de 6 años” (https://www.youtube.com/watch?v=yn7k9aYKHmE) en el noticiero de Carlos Loret de Mola, del canal Latinus.

El periodista presenta el reportaje partiendo de una imprecisión: alarma a su audiencia sobre la falta de revisión de los libros, sin advertir que se encuentran aún en proceso de edición. No esconde el presentador, desde el preámbulo del reportaje, que la crítica recae en un asunto político y quizá hasta de clase: asocia la ignorancia, representada en un uso “inadecuado” del lenguaje, y la pobreza (que de acuerdo al comunicador en los textos se asume como una virtud), a que el gobierno busca “hacer de las escuelas una fábrica de militantes de Morena”.

El conductor informa con incredulidad que a niños de primaria se les enseñará a organizar asambleas o a protestar ante las autoridades.  La sorpresa resulta difícil de entender en un medio de comunicación que dio amplia cobertura a protestas de un sector de la población que se volcó a las calles a reclamar al gobierno para, según sus propios dichos, defender la democracia, el voto popular y las instituciones electorales. ¿No sería, en todo caso, para celebrarse que desde niños los mexicanos conozcan mecanismos de participación ciudadana?

El contenido del reportaje cae en falsedades. Se menciona que “para cumplir con las metas pedagógicas, los estudiantes deben tener dispositivos electrónicos y conocimientos tecnológicos suficientes”. Ejemplificando lo anterior, se toma una actividad en la que, para elaborar animaciones, los niños “deben” (de acuerdo a la reportera) contar con una cámara de celular y un programa de cómputo, pero no se aclara que, para el mismo fin, en la lección se ofrece como alternativa el uso de dibujos en hojas de papel.

Sin duda el asunto que más polémica ha levantado es el referente a la enseñanza del lenguaje, en particular, lo relativo al pretérito perfecto de la segunda persona y la “s” adicional, al final de los verbos: dijistes, hicistes, fuistes, etc. Es importante mencionar que no hay, en ninguna parte de la versión preliminar del libro Nuestros saberes, de primero de primaria, alguna recomendación o prescripción que aliente a los alumnos a conjugar los verbos de tal manera. En cambio, visibiliza este uso tan común (y otros más, como la duplicación de posesivos o las contracciones), sin calificarlo como correcto o incorrecto, en el marco de las reflexiones en torno al uso de la lengua de acuerdo a los destinatarios o contextos.

Hay una importante nota al pie de página que sospechosamente no se menciona en el reportaje: se indica que la enseñanza de la lengua asumida en el texto se orienta hacia un enfoque descriptivo, en el que, lejos de sancionar el uso correcto o incorrecto (postura prescriptiva), se opta por analizar las prácticas y comprenderlas en función de factores sociales y culturales.  Desde luego que la reflexión misma hará al estudiante valorar la pertinencia de ciertas variables lingüísticas. Eso sí, el libro de texto recomienda al docente propiciar el reconocimiento de las situaciones en las que conviene adecuar el uso de la lengua: no será lo mismo escribir un mensaje de WhatsApp que un artículo científico.

Es curioso que quienes en lo político han señalado en otros autoritarismo e imposición, en lo pedagógico desdeñen el enfoque descriptivo en la enseñanza del lenguaje en lugar del prescriptivo.

Como se observa, hay una lectura sesgada de fragmentos del libro de texto, lo que ha devenido en un alboroto que redundó, incluso, en asumir que se busca que “los niños hablen como el presidente”. Es innegable que en el señalamiento a expresiones como “dijistes” el interés lingüístico pesa poco, o seguramente nada, en comparación con los motivos sociales y políticos. Se trata, en buena parte, de una cuestión de clase. El reportaje quizá pretenda reforzar, con nulos argumentos, pero sí con imprecisiones, exageraciones y hasta falsedades, la idea prevaleciente en la oposición respecto al aprovechamiento de la pobreza y la ignorancia por parte del grupo en el poder. Por eso, Loret de Mola concluyó que las escuelas se convertirían en “fábricas de militantes de Morena”, al asociar a estas personas condiciones como la miseria y la ignorancia, supuestamente fomentadas por los libros de texto. Clasismo.

Desde luego que hay áreas de mejora en los libros de texto y en las políticas educativas. Sobre los textos, existen críticas muy precisas en términos pedagógicos que han expresado especialistas, cuyos nombres sí son conocidos, no como los anónimos “especialistas” referidos en el reportaje en cuestión. La crítica no puede distraerse en elementos secundarios ni nublarse por animadversiones. Ya un grupo de académicos y líderes de opinión ha acusado, con flagrantes e irresponsables imprecisiones, que los grados escolares desaparecerían o que los maestros ya no evaluarían a los alumnos. En otra ocasión, la comunicadora Fernanda Familiar acusó, sin pruebas de por medio, a los libros de texto de ser vehículos para la introducción de un inverosímil coctel ideológico: “el franquismo, el nazismo, el comunismo soviético y el socialismo venezolano”. Habiendo tantos problemas reales que discutir y atacar, es difícil explicar el afán de pelear contra molinos de viento.

 

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Fuente de la información e imagen:  http://proferogelio.blogspot.com

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De sol a sol

Por: Ilka Oliva-Corado

Francisco tiene la suerte de trabajar de lunes a domingo sin importar el clima. Así le cuenta a su mamá en su natal Morazán, El Salvador, cada vez que la llama por teléfono. El trabajo es duro, pero no tan distinto a la jornada en el campo en su país natal, donde creció arando la tierra con una yunta de bueyes.

Cuando le dijeron de irse para El Norte, no lo pensó dos veces, de eso ya treinta años. Dejó los cerros y los ríos para irse a vivir a una ciudad de rascacielos para trabajar en el sótano de uno de estos picando y empacando apios. Pero después de cinco años sin ver la luz del sol agarró camino hacia California donde estaban sus amigos de infancia y varios miembros de su familia, lo que se encontró ahí fue una inmensidad de campos de cultivo y prácticamente a la mitad de su aldea.

Conocedor de la labor campesina, se sorprendió de la tecnología que utilizan en El Norte para trabajar la tierra, el tipo de abono y los tiempos de cosecha. Todo industrializado. Sin importar las altas temperaturas, las tormentas invernales o los temporales de lluvia, Francisco se pone sus botas de hule y su sombrero y se convierte en una de las hormigas que se ven a distancia entre los surcos.

En su aldea las limitaciones de terreno las marcan los cerros, los barrancos y los ríos, en California los campos agrícolas son del tamaño del municipio donde creció. Todo queda lejos, también los garrafones de agua que llevan para la hora de almuerzo, salir de los surcos para ir al baño se convierte en una aventura, por eso muchos no toman líquidos durante la jornada laboral para no perder tiempo en ir al baño y que les descuenten del salario.

Tiene suerte, le dice siempre a su mamá, porque en otros trabajos, como en el de jardinería, dependiendo el estado se hace sólo de primavera a otoño y si llueve fuerte no se trabaja y no reciben pago. En cambio, el trabajo del campo es el más seguro, le comenta, porque la gente tiene que comer truene, llueve o relampaguee y la tierra tiene que producir.  Francisco no le pone cuidado a trabajar de doce a catorce horas diarias de lunes a domingo, tampoco que su salario sea el mínimo y que por no tener derechos laborales por ser indocumentado no se le paguen horas extras.

Cuando se aburre de un campo se cambia a otro, es así como ha trabajado en sembradíos de fresas, apio, cilantro, pepinos, remolachas y cuanta fruta y vegetal crezca en California. Cuando se aburre de California se va con las caravanas de jornaleros golondrina que viajan de estado en estado cosechando por temporada.

Cada vez que llama por teléfono a su mamá le cuenta la cantidad de aventuras que se viven en el trabajo agrícola, pero jamás le contará que tiene deficiencia renal y que necesita urgentemente un trasplante de riñón que no puede realizarse por ser indocumentado.

Fuente de la información: https://cronicasdeunainquilina.com

 

 

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Olga Cantó y Libertad González: “No hacer nada contra la pobreza nos cuesta millones a toda la sociedad”. España

Docentes universitarias, economistas, investigadoras y líderes de amplios grupos académicos sobre pobreza, desigualdad y políticas públicas. Olga Cantó (1970) y Libertad González (1975) atienden a elDiario.es días después de presentar un innovador estudio coordinado por ambas sobre el coste económico de la pobreza infantil en España. Una injusticia social y una vulneración de derechos de los menores, reiteran ambas, pero también una ineficiencia económica que resta miles de millones a la economía cada año.

La pobreza infantil no solo lastra de manera injusta a quienes la sufren, explican las académicas, sino también al conjunto del país con trabajadores más precarios, más desempleo y mayores problemas de salud que atender, entre otras consecuencias. Poner esta factura en números, en una oferta pública para el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, con colaboración de la Fundación La Caixa, no solo es pionero en España sino que rompe con dogmas capitalistas del pasado.

En su estudio concluyen que la pobreza infantil no solo es injusta para quienes la padecen, sino que también es claramente ineficiente desde un punto de vista económico. Estiman que nos cuesta a todos unos 63.000 millones de euros al año.

Libertad González: Con los datos que se habían publicado hasta ahora sobre la incidencia de la pobreza parecía como si fuera un tema que importa solo a un segmento de la población, quienes la sufren. Y, si te convences de que es relativamente poca gente, aunque no lo es porque en España la incidencia es muy alta, puede parecer que afecta solo a una parte pequeña de la población. Aquí lo que intentamos era mostrar que no solo afecta a las personas que viven directamente en situaciones de pobreza, sino también a la prosperidad económica de toda la sociedad.
Lo hace través de distintos canales, como con impactos sobre la productividad, menor crecimiento económico y el nivel de desarrollo de la economía en su conjunto. Pero afecta también a la recaudación impositiva, al gasto sanitario, al gasto social… Toda la sociedad se puede beneficiar de reducir los niveles de pobreza infantil, porque es un coste para todos.

Una lectora nos destacaba que la pobreza es en sí una vulneración de derechos, a la que habría que combatir aunque costara dinero. ¿Por qué era importante medir esta ineficiencia económica?

Olga Cantó: Libertad ha tocado un punto clave, mostrar que la pobreza afecta a toda la sociedad, y añadiría aquí que estamos indagando en la conexión entre la desigualdad y la pobreza con la eficiencia económica que hasta principios de la segunda década de este siglo estaba muy escondida en el análisis económico. La desigualdad parecía como una especie de externalidad negativa de un sistema capitalista competitivo, donde se quiere llegar a la mayor eficiencia posible y la pobreza parecía que no afectaba a este resultado. Pero es que la pobreza sí que afecta a la eficiencia económica.

Los países que realmente consiguen desarrollar su sociedad son países que intentan, por supuesto, tener una producción más eficiente, pero a su vez tienen unas políticas que son inclusivas. Y lo vemos en esta línea que estamos explorando sobre desigualdad-pobreza-eficiencia, que era muy evidente desde hace ya mucho tiempo, pero los organismos económicos, como el Fondo Monetario Internacional y la OCDE, no lo ponían en el foco.

Los países que realmente consiguen desarrollar su sociedad son países que intentan, por supuesto, tener una producción más eficiente, pero a su vez tienen unas políticas que son inclusivas

Ese coste de la pobreza para toda la economía lo cifran en alrededor de unos “1.300 euros por persona al año” en España.

Olga Cantó: Es importante poner en el foco en el coste de no hacer nada, que es como invisible, la población no lo percibe. Y es muy importante. Pasó por ejemplo cuando de pronto se lanzó el cheque bebé en 2007. Hubo mucha discusión sobre si se debía dar prestaciones a los más ricos y nadie se había planteado que en el impuesto sobre la renta las familias más ricas ya tenían una desgravación por hijo y por lo tanto estaban recibiendo dinero del Estado. Pero era algo como escondido, que no se ve.

Creo que el coste de no hacer nada no se ve ¿y cuándo se ve? Cuando ya no hay remedio, se ve cuando ya esos niños han pasado mucho tiempo por debajo de ese umbral de la pobreza, cuando ya tienen muchas dificultades educativas, laborales,… Por ello también creo que este estudio es fundamental.

El Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil lanza la convocatoria pública para que se investigue cuál es el coste de la pobreza infantil, pero apenas había precedentes académicos. ¿Cómo lo abordaron?

Libertad González: Lo primero fue acotar el problema. Es una pregunta que se puede abordar desde distintas perspectivas, así que en mi equipo pensamos en cómo afecta la pobreza infantil a la vida de las personas, a corto, medio y largo plazo, que luego se vaya a traducir en un coste para la sociedad. Con lo que ya sabemos de otros países y del análisis empírico, decidimos acotar y centrarnos en dos áreas que nos parecían muy importantes.

Una, los efectos sobre el capital humano. Es decir, crecer en una situación de pobreza va a afectar a tu desempeño educativo, desarrollo cognitivo y luego más adelante al mercado de trabajo, en el acceso al empleo, su calidad, ingresos laborales. Esta gran pata afecta a la productividad, a los ingresos, a la recaudación impositiva y también indirectamente a algunas prestaciones sociales.

El segundo gran bloque analiza el impacto de crecer en la pobreza sobre el estado de salud. En concreto, nos centramos en dos áreas principales: la salud mental, por un lado, ya que está documentado que la pobreza está asociada con tasas de enfermedades mentales y de depresión más altas, y las consecuencias derivadas del sobrepeso y obesidad, también más elevadas.

Libertad González, profesora de Economía e investigadora en políticas públicas en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona. Xavier Jubierre

Apuntaban en la presentación del estudio que el coste de la pobreza de 63.000 millones al año era un mínimo, porque hay más efectos sin incluir y distintos niveles de pobreza que pueden encarecer este resultado, ¿no?

Olga Cantó: Nuestro grupo se ocupó de caracterizar la pobreza para el equipo de Libertad. Y los resultados de coste que obtenemos realmente son un umbral inferior, porque hay cosas que no se han podido incorporar porque no hay datos. Sobre todo para conectar padres con hijos, que es muy difícil porque tenemos muy poca información longitudinal en España, mientras que hay otros países que lanzan análisis estadísticos de cohortes y pueden saber qué le ha pasado a esa cohorte desde que es pequeña hasta que es adulta. No se ha podido incluir por ejemplo una dimensión fundamental, que es el aumento de la cronicidad de la pobreza.

Libertad González: Vemos el efecto medio para todos los que han sido pobres en la infancia, pero para algunos de ellos la pobreza fue transitoria, con un efecto menor, mientras otros pasaron situaciones más persistentes de pobreza crónica y el efecto sería obviamente mayor.

Olga Cantó: Así que si añadiéramos esa dimensión de aumento de la cronicidad de la pobreza, esa herida probablemente sería más cara. La estimación realmente es como un mínimo, porque no tenemos otra información que creemos que empeoraría los resultados.

Su investigación es innovadora, con escasos referencias previas, alguno en Estados Unidos y Reino Unido. ¿Qué repercusión está teniendo?

Libertad González: Justo la OCDE en paralelo ha intentado hacer un estudio similar, para los 27 países de la Unión Europea. A la presentación de la investigación vino un representante de la OCDE para hablar de sus resultados y, aunque ellos no lo han podido hacer con tanto detalle como nosotros, sus resultados son de una magnitud similar al nuestro. Lo cual nos parece interesante porque son dos estudios independientes que concluyen cosas parecidas. Para el caso de España estiman que la pobreza infantil cuesta un 4,2% del PIB y a nosotros nos sale un 5,1%, porque medimos un poco diferente. Pero es relevante, porque tenemos dos estudios recientes en la misma dirección.

Olga Cantó: Eso también nos permite la comparación. Ahora puedes coger el informe de la OCDE y vemos que España está en la cola alta de coste de pobreza infantil. Eso ya te dice algunas cosas.

Vemos esa gran factura social que supone que millones de menores vivan por debajo del umbral en la pobreza. ¿Han estudiado qué medidas son más efectivas para reducirla?

Olga Cantó: Nos planteábamos inicialmente hacer esa extensión hacia las políticas, pero el informe empezó a ser realmente muy grande, haría falta otro documento completo para analizar esa parte. Pero sí indicamos que creemos que hay que extender las políticas, no solo a las monetarias, sino también a las educativas y sanitarias.

Por ejemplo, está aumentando la incidencia de la pobreza en 0-5 años, algo muy preocupante y sabemos que las políticas educativas de 0 a 3 años son muy preventivas. Hay mucha literatura que indica lo que realmente ayuda mucho para el desarrollo cerebral de los menores es tener una situación de suficientes recursos económicos cuando tienen esa edad, especialmente. La capacidad de llevarlos a una escuela desarrolla mucho más el cerebro de aquellos que vienen de familias con situaciones económicas difíciles, que de quienes vienen ya de una situación de ingresos mucho más estabilizada. Entonces, las políticas de 0 a 3, incluso de 0 a 6 años, hasta el primer año de primaria, son muy relevantes.

Pero también sabemos que el coste de un niño aumenta con la edad, el adolescente es más costoso que el menor en términos de ingresos, por lo que también habría que hacer políticas para ese grupo de 6 a 12 años particularmente. Pueden ser educativas, pero nos parece relevante que se simulen algún tipo de transferencias a esos grupos. La idea es que estaríamos ahorrando el gasto futuro, estaríamos gastando hoy para no gastar mañana.

El Gobierno ha desplegado una medida específica en este sentido, el ingreso mínimo vital (IMV) y el complemento de ayuda a la infancia, las ayudas entre 50 y 100 euros al mes por hijo.

Libertad González: En políticas públicas hay dos pilares. Por un lado, proponer cosas nuevas, pero también documentar los impactos de las políticas que ya se están implementando. Es muy interesante evaluar los impactos de políticas que se han aprobado desde 2019, como la subida del salario mínimo y sobre todo el ingreso mínimo vital, que se concretó en 2020 y tenemos que evaluarlo.

Aquí hay que mencionar la importancia de que se facilite el acceso a los investigadores a datos administrativos de prestaciones sociales, de la manera lo más urgente posible para que se pueda ir evaluando sobre la marcha, para poder ir reaccionando sobre lo que funciona y lo que no.

Mencionan el salario mínimo y también cómo ha cambiado la mirada sobre la desigualdad y la pobreza en la ciencia económica. ¿Se están desmontado ideas preconcebidas sobre medidas sociales, tradicionalmente más progresistas, que pueden hacerlas prosperar en gobiernos más conservadores?

Olga Cantó: Los académicos hacemos estudios y damos los resultados de impacto distributivo y sobre la eficiencia, por ejemplo. Y es el político que está votado por los ciudadanos el que ha de tomar la decisión respecto a qué quiere pesar más y qué peso le quiere dar a la equidad.

Lo que lo que subrayamos en este estudio es que la eficiencia económica se puede coordinar con la justicia social. Luego hay otra pregunta: ¿hasta dónde estarías dispuesto a reducir la eficiencia? Esa es la gran pregunta siempre. ¿Hasta dónde estás dispuesto a reducir la eficiencia para mejorar la equidad?

Libertad González: Pero es cierto que los economistas se han centrado, o nos hemos centrado, mucho en mirar los efectos sobre la eficiencia y sobre posibles destrucción de empleo, pero no han tenido tanto peso las investigaciones que hayan documentado el impacto que tiene el salario mínimo para producir la pobreza infantil, por ejemplo.

Hasta hace unos años, como apuntaban, en los que sí se están haciendo más estudios en este sentido.

Olga Cantó: En España en particular los estudios sobre desigualdad y pobreza no han sido suficientemente valorados por la academia. De hecho no hay muchas revistas que publiquen resultados sobre ello, está algo menos valorado. También hay pocos congresos donde haya sesiones sobre desigualdad y pobreza, es así. Esto ha traído que sea un área menos desarrollada.

Te vas al extranjero y ves la cantidad de sitios donde se trabaja ese tema y desde 2010 en adelante ha habido cada vez más trabajos sobre el impacto distributivo de las políticas, está muy presente ya en el ámbito europeo. Creo que hemos dado unos pasos de gigante en los últimos años, se está desarrollando mucho esa visión más heterogénea de las políticas públicas, que no inciden solo en el individuo medio, sino en muchos individuos con diferentes características.

En España los estudios sobre desigualdad y pobreza no han sido suficientemente valorados por la academia económica y esto ha traído que sea un área menos desarrollada

¿A qué adjudican ese aumento de las investigaciones sobre pobreza y desigualdad?

Olga Cantó: Esto es una creencia mía, no contrastada, pero creo que cuando hay movilidad social –y en España hubo mucha en las generaciones nacidas en los 70 y los 80– y hay personas de orígenes sociales bajos que tienen la oportunidad de estudiar y que pueden llegar a una educación superior, o incluso a tener becas para estudiar fuera de España, es obvio que pueden tener más interés en explicar esos temas. Mientras que en general, si uno viene de un entorno más rico, probablemente le pueda dar menos valor, lo cual no significa que no haya mucha gente de esos entornos que también sea consciente de estos problemas. Pero, en media, creo que sí sucede.

Hay ejemplos, por ejemplo, de economistas que han vivido una recesión, como le pasó a Keynes en su momento, y que estaba preocupado sobre por qué había esas colas de hambre en Nueva York o en Londres en los años 29 y 30. Se preocupó por eso y buscó un modelo de corto plazo para analizar la economía. Lo que has vivido influencia, creo.

En sus casos, ¿hay alguna vinculación con su trayectoria personal?

Libertad González: Yo nací en 1975 en Dos Hermanas, un pueblo de Sevilla que, digamos, no es la zona más próspera de España. Fui a un instituto público de mi pueblo y luego la Universidad Pública de Sevilla. Después estudié el doctorado en Economía en Estados Unidos gracias a una beca para hacer cursos de posgrado, un poco por casualidad, gracias a esa beca porque tenía buenas notas de la carrera. Pero no conocía a nadie que hubiera estudiado ni fuera de España, ni muchísimo menos en Estados Unidos. Esto me abrió completamente otro mundo, de ir de Dos Hermanas a Chicago.

Luego ya una vez que estuve un año en Estados Unidos, conseguí también una beca del Ministerio aquí en España que me permitió hacer el doctorado allí, que es carísimo, y a partir de ahí pues poder dedicarme a la investigación en los temas que me interesan, que son temas de tipo social. Pero eso es el resultado de que haya universidad pública en todas las provincias de Andalucía, que había becas para estudiar en la carrera y después para apoyar los estudios de posgrado.

Mi carrera es el resultado de que haya universidad pública en todas las provincias de Andalucía, de becas para la carrera y también para los estudios de posgrado

Olga Cantó: Yo soy medio andaluza, medio valenciana, porque mis padres son inmigrantes internos del país, como sucedió en tantos hogares. Mis abuelos tenían un nivel educativo muy bajo, por lo que fue un esfuerzo muy importante para ellos trasladarse, como hicieron todos los inmigrantes internos del país tanto en Cataluña como en Madrid.

También estudié en la Universidad Pública, en la de Alcalá de Henares (Madrid) y en el Erasmus, un esfuerzo para mis padres, fue donde vi el cartel para hacer la tesis en Florencia. Vi “economía laboral y desigualdad” y aquello me llamó mucho, porque yo vivía en Alcalá de Henares, una ciudad de aluvión, estilo lo que puede ser Hospitalet de Llobregat, en Barcelona. Me dieron la beca, me financiaron cuatro años y pico que tardé en terminar. Sin eso, no hubiera podido hacer la tesis en un instituto universitario europeo, ni vivir en Florencia. Así que también soy producto de las becas, como Libertad, y probablemente las dos cumplimos esa movilidad social de la que estábamos hablando al principio.

Son dos mujeres que lideran equipos de investigación, con autoridad dentro de sus ámbitos de estudio. ¿Cómo de frecuente es esto? ¿Qué dificultades específicas han afrontado como investigadoras por ser mujeres?

Libertad González: No siento que haya tenido muchos obstáculos particulares por el hecho de ser mujer, pero hay dos cosas que quiero mencionar. Por un lado, que por razones culturales, aunque también sistémicas, a veces nosotras mismas nos autolimitamos o somos menos ambiciosas de lo que podríamos ser. Por ejemplo, ahora mismo conseguí un proyecto bastante cuantioso del European Research Council y casi no lo pedí porque pensaba que era imposible, que no me lo iban a dar, que no daba la talla, me tuvieron que insistir en mi departamento. En cambio, para muchos hombres es más fácil lanzarse, atreverse y ser ambicioso.

La economista Libertad González, en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Xavier Jubierre

Lo segundo está relacionado con el tema familia y los hijos. Soy madre, tengo dos hijos y mi marido siempre ha sido maravilloso, pero escuché a una mujer economista decir: ‘Las mujeres lo mejor que podemos aspirar es una pareja que haga el 50%’. Es decir, que nuestra pareja va a hacer entre el cero y el 50%, pero la mayoría de mis compañeros tienen compañeras que llevan a todo el cuidado de los hijos, que dejan de trabajar o trabajan a tiempo parcial, que los han seguido de país a país,… Ellos tienen un apoyo en casa con el que nosotras no contamos.

También a veces el reto está los equipos de investigación y las universidades, ¿no?

Olga Cantó: Al principio cuando trabajé de regreso a España, en Vigo, tuve la gran suerte de que mis dos colaboradores que trabajaban en desigualdad y pobreza fueron muy equitativos conmigo, compartíamos los investigadores principales siempre, íbamos rotando y no había diferencias por hombres y mujeres. Pero esto no es lo común. Conozco bastantes casos de personas donde los hombres, a veces también las mujeres, se han resistido a que gente más joven, y sobre todo mujeres más jóvenes en particular, lideren los proyectos de investigación porque creen que lo debe liderar siempre el que ya lo ha hecho antes. Estas persistencias a las mujeres nos nos retrasan.

Luego en la práctica diaria, creo que nosotras tenemos una forma de trabajar y de funcionar mucho más horizontal y mucho menos jerárquica. Pero el sistema promociona lo jerárquico, porque cuanto más acumulas en una persona, más posibilidades de ganar. Es verdad que nos atrevemos menos, como dice Libertad, pero a la vez ellos acumulan más porque en gran medida se colocan en esa posición de liderazgo y no se mueven de ahí. Yo eso no lo he sufrido y por eso también he conseguido acreditarme como catedrática, sino no hubiera podido y tampoco estaría aquí.
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“Solo acceden a la educación el 23% de los venezolanos que viven en pobreza”

El vicerrector administrativo de la Universidad Monteavila (Caracas), Orlando Pérez Caldera, expresó que los jóvenes venezolanos se ven limitados a estudiar por diversos factores de la crisis del país.

Entre la población de 3 y 17 años se redujo la cobertura educativa nacional después de la crisis postpandémica, según la última encuesta de ENCOVI, en casi 1 millón de niños y jóvenes, indicó Pérez en entrevista para Unión Radio.

Por otra parte, señaló que solo acceden a la educación el 23% de los venezolanos que viven en pobreza extrema. Y que “sólo 25% de los jóvenes entre 18 y 24 años en Venezuela tienen acceso a la educación en centros privados” por lo que ha disminuido en gran medida las matrículas a nivel nacional.

Mencionó que la universidad que representa ha aportado un 36% de becas a su población estudiantil. “Muchos de los jóvenes que llegan a nosotros con solicitudes de beca, tienen una realidad familiar y social que se debe estudiar. Hemos hecho enlaces con distintos sectores empresariales para la colaboración permanente con esta causa”, añadió el vicerrector.

“Solo acceden a la educación el 23% de los venezolanos que viven en pobreza” #14Mar

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