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“Hasta aquí llegué”: el sindicalista Fernando Gambera se desafilió del Partido Socialista

Cuestionó algunas estrategias “muy lejanas al legado socialista”, en particular la decisión de impulsar la candidatura de Civila “justificada en una política de alianza”

Fernando Gambera, secretario general de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU), anunció días atrás que apoyaría la candidatura de Fernando Pereira a la Presidencia del Frente Amplio (FA).

En una carta dirigida a Civila, a la que accedió la diaria, Gambera manifestó que el partido “viene en un derrotero de decisiones y posicionamientos que resultan ajenos, al menos a quien suscribe, formado en aquel documento de democracia sobre nuevas bases”.

El dirigente de AEBU explicó que algunas decisiones “táctico políticas” no las ha compartido, pero las ha acatado. “Y en otras estratégicas que son muy lejanas al legado socialista que forman mi esencia y que a mi entender niegan la rica historia y autoconstrucción de nuestro PS”.

Se refirió en particular a la disputa por la presidencia del FA y cuestionó la decisión de impulsar a Gonzalo Civila como candidato, “justificada en una política de alianzas” —entre ellas, con La Amplia, liderada por la intendenta de Montevideo Carolina Cosse—, que no lo representa “en absoluto”. Este punto “hace ya público y notorio que hasta aquí llegué”, dijo Gambera y agregó: “Por ello pido ser dado de baja y dejar de ser afiliado. Como decía el Zita… ’que pena que no me duela el dolor’. Con esa pena y más socialista que ayer y menos que mañana, te mando un abrazo”, concluyó.

El jueves, en diálogo con El Observador, se refirió a la candidatura de Fernando Pereira para la presidencia del FA, dijo que “hubiera querido que Fernando durara más en el PIT-CNT”, y agregó: “Si lo perdemos en la central, lo quiero ganar como presidente del Frente Amplio. Va de suyo que en diciembre voy a votar a Fernando”.

Sostuvo que dará “los debates internos” en el PS si es necesario, “pero esto termina siendo mi postura personal, no sería honesto si no lo admitiera”, concluyó.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2021/10/hasta-aqui-llegue-el-sindicalista-fernando-gambera-se-desafilio-del-partido-socialista/

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Se dispara la pobreza extrema en Venezuela: el 76,6% de su población vive con menos de 1,2 dólares al día. Estudio de la Universidad Católica Andrés Bello

La nueva Encuesta de Condiciones de Vida, realizada por tres universidades, alerta del aumento de la desigualdad en el país, con ocho millones de personas sin empleo.

La Venezuela sin gasolina es más desigual y también más pobre. La nueva Encuesta de Condiciones de Vida, presentada este martes por la Universidad Católica Andrés Bello, muestra cómo el agravamiento de la pobreza en el país el último año estuvo muy relacionado con la crisis de abastecimiento de combustible y la reducción de la movilidad. El estudio es también el retrato de un país que dejó de ser petrolero, donde el 94,5% de la población es pobre y el 76,6% está por debajo de la línea de pobreza extrema, con ingresos inferiores a 1,2 dólares por día.

Los datos evidencian que las medidas del Gobierno contra el virus de la covid terminaron de catapultar la crisis. Las iniciativas para frenar la pandemia, en un país una circulación del virus similar a las de las naciones más aisladas, le han costado un año y medio fuera de las aulas a los niños y la paralización de parte del sector productivo, con un esquema de siete días de cuarentena seguidos de siete días de apertura. “Copiar las medidas anticovid de países con contagios como los de Latinoamérica, cuando no los tenemos, reforzó la recesión”, explica uno de los investigadores de la Encovi, el sociólogo Luis Pedro España.

Las diferencias entre los empleados del sector público y privado también se han ampliado. En el sector privado el 58% de los trabajadores están en condición de pobreza extrema, en el sector público la cifra alcanza al 75%. Por el contrario, en el sector privado casi el 10% no son pobres, mientras en el público solo el 4% se salva de esta situación. La precariedad del empleo en el sector público fue advertida por Michelle Bachelet en su último informe sobre Venezuela. Un funcionario puede ganar hasta 12 dólares al mes, un empleado del sector privado, en promedio, recibe 38 dólares al mes, y por cuenta propia 32 dólares al mes.

Con estos números se cuantifica la desigualdad, que los investigadores ubican en 0,56 puntos este año, la más grande la región, si te toma como referencia los índices de 2019 en los que Brasil, el más desigual entonces, registraba 0,53 puntos. “La sociedad venezolana está más o menos igualada en la pobreza en un 90%, hasta el último tramo, especialmente en el último decil de la población donde se abre la brecha de los más ricos”, señala España. En 10% de los venezolanos se queda el 40% del ingreso nacional y este grupo puede ser hasta 15 veces más ricos que el estrato anterior.

Aun con esos datos, agrega el sociólogo, el problema de Venezuela hoy no es la desigualdad sino la paralización de la producción y la abismal caída de los ingresos del país de 90.000 millones de dólares en 2012 a 5.000 millones en 2020, en su mayoría por exportaciones no petroleras privadas, una evidencia del fin de la economía petrolera y en manos del Estado. “Si distribuyéramos todo el ingreso equitativamente entre las familias, el promedio per cápita sería de 30 dólares por venezolano al mes, es decir un dólar por persona al día, un escenario en el que todos seríamos pobres extremos”, añade.

El Gobierno de Nicolás Maduro ha desarrollado una intensa política de transferencias directas de dinero a través de bonos en bolívares. En el caso de los hogares en pobreza extrema, los ingresos llegan a 36 dólares mensuales y los aportes del Gobierno superan los 50 dólares, casi 76% de sus ingresos, por lo que estas personas dependen totalmente de los bonos. Aun así, se necesita incrementar más de 30 veces esas asignaciones para poder sacar a esas familias de la pobreza extrema.

Los que ya no están

La Encovi reúne el análisis de más de 17.000 encuestas con más de 800 preguntas a hogares y se ha convertido en los últimos siete años en el único medidor fiable de la profunda crisis que atraviesa Venezuela, ante la total opacidad gubernamental sobre indicadores demográficos, económicos y sociales y de rendición de cuentas. De acuerdo a los datos, se estima que al menos 340.000 niños dejaron de nacer en Venezuela en cinco años. El impacto de la migración, las potenciales madres que se fueron, y el aumento de la mortalidad infantil a 25,7 por cada 1000 nacidos vivos, la misma de hace 30 años, ha modificado la pirámide poblacional del país. “Las condiciones de vida han llevado a que las generaciones que nacieron entre 2015 y 2020 tengan tres años menos de vida que las que precedieron a la crisis”, señala Anitza Freites, coordinadora de la investigación.

El crecimiento demográfico en el último quinquenio fue negativo, del -1,1%. Los venezolanos en Venezuela son 28,7 millones. “Tenemos un país más empobrecido y más pequeño en términos demográficos”. Más de cuatro millones, el 90% de entre 15 y 49 años de edad, se han ido en los últimos cinco años. La razón del éxodo se mantiene: falta de empleo. Una segunda razón para irse, la reagrupación familiar, empieza a ganar peso y evidencia las dimensiones del éxodo.

Escuelas cerradas

El impacto de la pandemia en la educación se evidencia en los que no están. La cobertura educativa cayó en cinco puntos en tan solo un año y cerca de la mitad de los niños ya no accede a la educación inicial. “En todos los niveles hubo disminución, pero en la educación inicial y universitaria —que ya venía cayendo— se registró un gran bajón”, dice Freites.

El contexto de la casi inviable educación a distancia obligó a tomar decisiones a las familias sobre quién se queda en el sistema educativo y quien no, restándoles oportunidades a los más pequeños, que quedaron a cargo de las madres y asumieron el reemplazo educativo en el 78% de los hogares. “El proceso educativo es acumulativo, las competencias que se adquieren en la educación inicial son fundamentales para la maduración y de eso se ha privado a los niños de entre tres y cinco años”, señala Freites. En el caso de los adolescentes de 12 a 17 años ha aumentado el porcentaje que con rezago escolar.

El cierre de las escuelas por más de un año, que se ha vivido en gran parte Latinoamérica como una de las medidas del contra el covid, ha contribuido a la pobreza y tendrá consecuencias que aún están por verse. Venezuela es de los pocos países que no ha vuelto a las aulas ni una sola vez desde marzo de 2020 cuando se decretó la pandemia. “La escuela es la que rompe la reproducción social de la pobreza y se desactivó por más de un año”, cuestiona España. “Esto hará que la próxima generación de hijos de obreros también sean obreros, porque los niños que se quedaron en casa lo máximo que van a aprender es lo que sabe su mamá”, concluye.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2021-09-29/el-945-de-los-venezolanos-vive-en-la-pobreza.html

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En la organización comunitaria es donde nace el cambio

Por:  Roberto Patiño

Desde hace muchos años hemos decidido apoyar el trabajo en las comunidades organizadas. Nuestra razón y pasión es el trabajo social, el servicio al otro, fundados en la certeza de que son las propias comunidades, organizadas y empoderadas, los principales actores del cambio. Solo los proyectos que nacen dentro de la organización popular, son capaces de sobrevivir en el tiempo y dar respuestas concretas a las necesidades de la gente.

Nosotros apostamos por un tipo de liderazgo popular, que se construye desde las bases, de abajo hacia arriba, en el diálogo directo con la gente, que sabe reconocer sus verdaderos problemas y que ofrecen soluciones concretas para recuperar su calidad de vida. Hemos aprendido, junto a nuestros líderes y comunidades, que el trabajo que se realiza entre todos, fundados en los valores de la solidaridad, el emprendimiento y la democracia, son capaces de resistir el paso de tiempo y apuntalar un profundo sentido de democracia que no se ha perdido en nuestro país, pese a todos los esfuerzos del régimen.

Hemos constatado que el esfuerzo organizado por mejorar las condiciones de vida, es un hilo que une el concepto de “democracia” con la gente. En la medida en que las comunidades se organizan, empoderan, trabajan en redes, se fortalece el valor de la democracia: no es posible que los liderazgos se consoliden sin que se entablen relaciones de responsabilidad y confianza entre ellos y las comunidades. Trabajar por y para los demás, con el apoyo y la organización popular, ha sido el vivero de nuevos liderazgos democráticos y el mejor camino para comenzar el cambio que quieren todos los venezolanos.

Somos parte de un movimiento, de un ejercicio político que se funda en el trabajo en las comunidades y sus líderes, que cree en el fortalecimiento de las capacidades organizativas y productivas en los sectores populares. Creemos en un liderazgo sólido, el que nace del diálogo y el trabajo con la gente, en la calle, un liderazgo político más allá de lo electoral, una manera de entender el poder como una forma de organización que trabaja por el cambio democrático en Venezuela cuando trabaja por la calidad de vida de los venezolanos.

Este trabajo está al lado de miles de venezolanos que se han sumado al cambio en nuestra ciudad capital y sea cual sea el resultado de las próximas elecciones, nuestro esfuerzo seguirá en las comunidades, fortaleciendo la organización popular, los valores democráticos y solidarios que nos han caracterizado como nación. Son huellas que están presentes en forma de una verdadera organización popular que seguirá luchando por el cambio democrático que quieren los caraqueños.

Trabajemos unidos por el cambio en Caracas.

www.rpatino.com

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/en-la-organizacion-comunitaria-es-donde-nace-el-cambio/

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Cuatro preguntas sobre “Atreverse a pensar bien”

Nota: texto que desarrolla parte del contenido de otro más extenso (Aprender y atreverse a pensar bien) publicado en borrador en septiembre de 1997.

1.- ¿QUÉ ES ATREVERSE A PENSAR BIEN? ¿CUAL ES LA DIFERENCIA CONCEPTUAL Y PRÁCTICA ENTRE PENSAR Y CREER?

2.- ¿CUÁLES CONSIDERA SON LAS PRINCIPALES DEFICIENCIAS DEL MÉTODO DE PENSAMIENTO EN LAS ORGANIZACIONES, MOVIMIENTOS Y PARTIDOS REVOLUCIONARIOS, EN RELACIÓN CON LA INICIATIVA POPULAR?

3.- ¿CUAL SERÍA LA IMPORTANCIA DE LA DIALÉCTICA, EN EL PROPÓSITO DE ANTICIPAR Y SINCRONIZARSE CON DICHA INICIATIVA POPULAR?

4.- ¿QUE CONSEJOS O LLAMADO LE HARÍA AL PUEBLO COLOMBIANO ACTUALMENTE MOVILIZADO PARA EL AVANCE EN SU CUALIFICACIÓN TEÓRICA, PRACTICA Y ORGANIZATIVA?

«El arma de la crítica no puede sustituir la crítica por las armas; la violencia material no puede ser derrotada sino por la violencia material. Pero también la teoría se convierte en violencia material, una vez que prende en las masas. La teoría es capaz de prender en las masas, en cuando demuestra ad hominem; y lo demuestra ad hominem, en cuanto se radicaliza. Ser radical es tomar las cosas de raíz. Y para el hombre la raíz es el mismo hombre. La prueba evidente del radicalismo de la teoría alemana, o sea de su energía práctica, es que parte de la decidida superación positiva de la religión. La crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre y por tanto en el imperativo categórico de acabar con todas las situaciones que hacen del hombre un ser envilecido, esclavizado, abandonado, despreciable. Nada mejor para describirlas que la exclamación de aquel francés ante el proyecto de un impuesto sobre los perros: ¡Pobres perros! ¡Os quieren tratar como a hombres!.»

Marx: Crítica de la filosofía del Derecho de Hegel. OME Crítica. Barcelona 1978. Tomo 5, p. 217.

«Si lo real es móvil, que nuestro pensamiento sea también móvil. Si lo real es contradictorio, que nuestro pensamiento sea pensamiento consciente de la contradicción.»

Henri Lefebvre: Lógica formal. Lógica dialéctica. Siglo XXI, Madrid, 1972, p. 198.

Las categorías por medio de las cuales vamos a obtener el conocimiento de la realidad objetiva, según Lenin, son la libertad, la subjetividad y el concepto […] ¿Qué es la dialéctica sino el movimiento tanto de las ideas como de las masas en movimiento para lograr la transformación de la realidad?

Raya Dunayevskaya: El poder de la negatividad. Biblos. Buenos Aires 2010, pp. 179 y 241

  1. ¿QUÉ ES ATREVERSE A PENSAR BIEN? ¿CUAL ES LA DIFERENCIA CONCEPTUAL Y PRACTICA ENTRE PENSAR Y CREER?

Atreverse a pensar bien es atreverse a arrostrar las consecuencias de la praxis revolucionaria, es decir, de la crítica práctica de todo lo existente, sin tener miedo a las consecuencias que ello acarree, porque a la postre la veracidad de ese pensamiento sólo se confirma en la práctica, en su crítica por y mediante la praxis. Por tanto, atreverse a pensar bien es, además de lo dicho, también prepararse para afrontar las presiones, sobornos, chantajes, amenazas, coacciones y represiones varias que siempre terminan atacando a la libertad. Decía Rosa Luxemburg que quien no se mueve no siente las cadenas.

Dado que el buen pensamiento se vivifica con un único movimiento práctico y teórico: por un lado, obtiene su «energía práctica» retroalimentándose del movimiento que le lleva a la raíz de los problemas, y, por otro lado, simultáneamente, lo obtiene de «la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre y por tanto en el imperativo categórico de acabar con todas las situaciones que hacen del hombre un ser envilecido, esclavizado, abandonado, despreciable». Dado que el buen pensamiento se caracteriza por ser el pensamiento consciente de la contradicción; y dado que la libertad, la subjetividad y el concepto son las categorías que descubren tanto la realidad objetiva como la dialéctica de las luchas de las masas explotadas, teniendo esto en cuenta vemos que el atreverse a pensar bien es parte sustantiva, necesaria, al movimiento del pensamiento. Ningún pensamiento se acerca a y supera sus contradicciones internas y externas, si no se atreve a asumir el «criterio de la práctica», al hecho de que la tarta se valora o se rechaza comiéndola. Veamos tres ejemplos aparentemente distintos:

Uno, atreverse a pensar bien sobre la covid-19 significa atreverse a luchar por la expropiación socialista de la big pharma, de la gigantesca industria oligopólica de la salud burguesa que es parte sustancial del imperialismo. Mientras que las y los trabajadores de esta industria –llamados ‘científicos’– no se sumen prácticamente al creciente movimiento reivindicativo de una salud socialista, mientras no lo hagan, sus conocimientos serán únicamente valor de cambio, tecnociencia mercantil en la industria de la salud burguesa. Para que ese saber llegue a ser pensamiento bueno, debe dar el salto de la tecnociencia y de la denuncia progresista de las «injusticias» a la práctica de la crítica radical de esa industria privada sostenida con el apoyo económico y sociopolítico imperialista. La profundización en la crítica práctica del big pharma abre vías liberadoras porque visualiza contradicciones decisivas que de lo contrario permanecerían ocultas, sin cuya resolución en beneficio de la humanidad explotada es imposible erradicar la covid-19.

Dos, atreverse a pensar bien sobre el punto de no retorno, de irreversibilidad, al que está llegando la crisis socioecológica significa, en principio, saber que la covid-19 y la salud básica, es parte sustantiva del metabolismo de nuestra especie con la naturaleza como totalidad rota por la propiedad burguesa, y que, sobre todo, es consecuencia directa de la esencia irracional del capitalismo y no del llamado «Antropoceno», vil excusa para lavar la cara al capital. Pensar bien sobre la crisis socioecológica significa radicalizar la lucha contra la mercantilización en sí misma, lo cual implica llevar el pensamiento crítico a la raíz del problema: la teoría del valor. Pero hay que atreverse a bucear tan hondo y combatir dentro de las calderas de la explotación capitalista: según la filosofía marxista, la praxis del buen pensamiento es peligrosa pero también placentera, como veremos.

Y tres, atreverse a pensar bien en Colombia, para aterrizar en nuestro espacio de debate, supone, por un lado, conocer la naturaleza criminal de su burguesía, la historia de la lucha de clases, del peso y de los efectos sociopolíticos del narcocapitalismo, del saqueo imperialista y del poder del ejército yanqui dentro del país, del papel contrarrevolucionario internacional de Colombia y de sus mercenarios, etcétera. Y por otro lado, simultáneamente, implica organizar la lucha contra tanta represión, tortura y crimen. Pero la importancia de este tercer ejemplo es que integra a los dos anteriores porque el pueblo colombiano sufre la crisis socioecológica y la covid-19 tanto en su universalidad como en su particularidad, pero ambas dentro de la singularidad de la lucha de clases en Colombia. Por tanto, hay que elaborar soluciones revolucionarias a las tres crisis en forma una, la de la dictadura del capital: quiere esto decir que atreverse a pensar bien en Colombia exige asumir el riesgo de la represión.

Sobre esta base, podemos plantearnos la diferencia conceptual y práctica entre creer y pensar. Según el Diccionario, el intransitivo de creer significa considerar una cosa como verdadera o segura o pensar que existe, sin tener pruebas de su certeza o un conocimiento directo de la misma; y el transitivo significa considerar una cosa como posible o probable, sin llegar a tener una certeza absoluta de ello. Intentado acortar el abismo entre la creencia y la verdad como saber, como resultado cierto del movimiento ascendente del pensamiento concreto, objetivo, relativo y absoluto, se han desarrollado conceptos como creencia plausible, razonable, etc., y sobre todo el proceso que va de la credulidad, a la creencia y termina en la credibilidad. También se establecen líneas entre las creencias, los sentidos comunes y las certidumbres.

En líneas generales, la creencia es la ruptura del proceso intelectivo basado en la unidad y lucha de contrarios, de modo que se expulsa de este proceso la acción vital de la negación y se absolutiza la eterna quietud de la afirmación: se rompe así el proceso intelectivo sin el cual no existe libertad alguna. Pero el saber sólo surge de y en esa lucha permanente entre la afirmación anterior, ya envejecida, y la negación posterior, viva, impuesta por nuevos hechos que contradicen lo anterior. Por esto, toda creencia tiene una semilla dogmática que puede endurecerse, y es conocida la esencia reaccionaria del dogma, mientras que la unidad y lucha de contrarios inherente al proceso del saber verdadero, es revolucionaria.

La creencia de que el método científico, materialista y ateo, nunca llega a conocer la «cosa en sí», es otra seña del miedo a pensar y de la claudicación agnóstica, creencia negada por la historia. Dado que la realidad es en última instancia inaccesible al pensamiento, lo es también a la acción humana consciente y estratégicamente orientada hacia un fin, un objetivo cualitativamente superior. No hace falta decir qué clase social refuerza su poder con semejante creencia reaccionaria. La creencia en las virtudes absolutas de la democracia burguesa es una seña de identidad del reformismo en todas sus formas, creencia negada por la historia.

Con sus matices, desde Platón y sobre todo desde la segunda mitad del siglo XVII, ideólogos de la burguesía en ascenso como Locke, Hume y otros, han ido tejiendo una red de escusas para poner a la creencia al menos al mismo nivel que el pensamiento que busca regirse por la objetividad práctica, que tarde o temprano emerge de la duda metódica tan alabada por Marx como forma de verificación que se sustenta en la materialidad contrastable del buen pensamiento. Todas las formas de socialismo y comunismo utópicos chocaban siempre con el límite de la creencia, que se niega a admitir la supremacía de la praxis; lo mismo le sucedía y sucede al reformismo lassalleano, socialdemócrata y menchevique, al socialismo de Beatrice y Sidney Webb, al posibilismo de Millerand, al eurocomunismo, al populismo laclausiano, a la mística podemita, a los soberanismos dialogantes, etc.

Si esta gangrena idealista pudría y pudre al reformismo de “izquierda”, la gangrena de la creencia era más lógica en el reformismo burgués de entonces y ahora. Obviando a las corrientes keynesianas, ya antes el pragmatismo yanqui se había esforzado por dotar a la creencia de una cierta base intelectual, aunque otros pragmatismos eran creyentes explícitamente cristianos en sus versiones más reaccionarias e imperialistas. Y es que uno de los orígenes de estas corrientes ideológicas se remonta ni más ni menos que al reformismo de Kant que sentó la base del pragmatismo, negó el derecho/necesidad de la violencia revolucionaria y fue incapaz de superar el agnosticismo. La burguesía rechazó los méritos intelectuales de Kant y desarrolló su conservadurismo. Un triste ejemplo de la impotencia creyente lo tenemos en el texto de Kant sobre la «paz perpetua».

¿Se puede creer que la burguesía va a aceptar pasivamente la expropiación de su muy rentable oligopolio farmacéutico sin presentar una resistencia tenaz, probablemente desesperada? Tal vez y bajo presiones extremas pueda aceptar un ligero control relativo y transitorio, compensado con otras ganancias, de sus exorbitantes beneficios por parte de su propio Estado de clase, de un gobierno burgués, a fin de dividir y derrotar la reivindicación de una sanidad socialista, pero ¿es creíble que entregue alegremente las empresas al pueblo obrero?

¿Puede creerse que las grandes energéticas, el capital en sí, va a parar en seco su expolio de la naturaleza, va a devolver las tierras y recursos a sus pueblos, va a aceptar y poner en práctica exigencias eco-comunistas inconciliables con la férrea lógica de la máxima ganancia en el menor tiempo posible despreciando los desastres que ello acarree? ¿Qué lecciones podemos extraer sobre los límites de las creencias de amplias masas brasileñas, ecuatorianas, chilenas, colombianas, etc., de que derribarían gobiernos corruptos y represivos sólo con movilizaciones carentes de una estrategia revolucionaria de toma del poder por el pueblo insurrecto? ¿Puede fiarse el futuro de Perú, Bolivia, Brasil, México, El Salvador, Paraguay, Guatemala… a la escueta creencia no sustentada en una masiva presión político-estratégica independiente del proletariado, de que, por fin, de que desde ahora sí, los gobiernos que se dicen “progresistas” van a ser coherentes y van a llevar hasta el final sus promesas enfrentándose a los ataques de la reacción imperialista?

  1. ¿CUÁLES CONSIDERA SON LAS PRINCIPALES DEFICIENCIAS DEL MÉTODO DE PENSAMIENTO EN LAS ORGANIZACIONES, MOVIMIENTOS Y PARTIDOS REVOLUCIONARIOS, EN RELACIÓN CON LA INICIATIVA POPULAR?

En el tema que nos ocupa, atreverse a pensar bien, podemos resumirlas en cuatro deficiencias.

Una, las izquierdas no comprenden que la parte fundamental del proceso de enriquecimiento teórico-político sólo surgen de y en la iniciativa popular, es decir, de la lucha de clases en cuanto tal, con toda su complejidad polícroma y multifacética. Otra parte importante pero derivada de la anterior pese a su autonomía relativa, es la concreción sintética parcial que puede hacer la izquierda siempre partiendo de la previa acción proletaria, de la lucha de clases y de su interacción con las contradicciones económicas del capitalismo, interacción que es la causa última de las crisis sociales.

La afirmación de la I Internacional, redactada por Marx, de que un paso práctico vale más que cien programas, expresa sucintamente la crucial importancia de este punto y el garrafal error de las izquierdas al subestimar la iniciativa popular. En la evolución del conocimiento, frecuentemente ocurre que cien programas quedan envejecidos ante la novedad de un paso práctico que exige o bien una revisión crítica, a fondo, del paradigma dominante o el salto cualitativo a otro, confirmando la base de la teoría marxista del conocimiento. En la lucha de clases, esto sucede con más frecuencia de lo que creen las izquierdas, lo que ocurre es que, por lo general, su miopía les impide verlo.

Ejemplos en la vida de Marx y Engels los tenemos a simple vista: el «robo» de madera de los bosques privatizados de comienzos de los ’40, la lucha de clases y la irrupción del feminismo obrero poco antes de la revolución de 1848, la rebelión india de 1857 y el llamado «pánico financiero» en ese mismo año, las luchas nacionales y anticoloniales como la irlandesa, polaca, argelina y otras más, la Guerra Civil norteamericana, el ascenso de la lucha de clases que propició la creación de la I Internacional en 1864, la Comuna de 1871, la crisis de 1873, el desarrollo del capital ficticio desde esa crisis, la guerra anglo-egipcia de 1882… estas y otras contradicciones y luchas forzaron saltos teóricos sin los cuales el marxismo no hubiera existido.

Dos, el intelectualismo y la ruptura de la dialéctica entre la mano y la mente, la práctica y la teoría, es una de las razones que explican el desprecio y por tanto la incapacidad de las izquierdas para relacionarse con las vivencias profundas de las clases explotadas y aprender de ellas. La escisión mente/mano viene desde la aparición de la propiedad privada en su inicial forma patriarcal, y se ha desarrollado desde entonces con efectos devastadores. Las izquierdas creen que las clases y naciones explotadas, la mujer obrera, la juventud precarizada, necesitan ser guiadas “desde arriba”, burocráticamente, y educan a su militancia en esta creencia sin base. Una lectura marxista del siempre necesario libro de Lenin ¿Qué hacer? demuestra lo erróneo de esta creencia.

El academicismo y la claudicación de la casta intelectual progre ante el individualismo metodológico burgués son dos de las razones que subyacen en las repetidas modas del intelectualismo desligado de la unidad y lucha de contrarios: las oleadas populares al alza siempre han tenido que independizarse de las cadenas dogmáticas y reformistas del llamado «marxismo académico» que ha ido tomando formas diferentes en cada una de las fases y contextos. Desde la ruptura entre los jóvenes hegelianos de izquierda con la degeneración academicista de Hegel, hasta ahora mismo cuando la nueva juventud obrera desquicia con sus innovaciones prácticas el somnoliento ronquido burocrático, las izquierdas, por lo general, han llegado tarde y mal a las nuevas prácticas de masas sin las cuales no puede enriquecerse la teoría. Peor aún, frecuentemente las izquierdas han rechazado los principios de «aprender del pueblo», «la revolución enseña» y otros.

Tres, la burocratización de las izquierdas también les impide valorar la importancia de la creatividad popular. Existe una directa conexión entre intelectualismo y burocracia que, por obvia, no vamos a detallar aquí. La burocratización es uno de los mayores enemigos de la iniciativa popular por muchas razones, de las que vamos a resaltar tres:

Primera, los militantes de-formados por izquierdas burocratizadas tienen una mente burocratizada, de lo contrario ya habrían abandonado su organización. Un burócrata necesita que nadie critique su dogmatismo obediente, y eso le incapacita del todo para intervenir en los movimientos populares que, en la medida en que lo sean, tienen por su misma naturaleza una capacidad de debate y reflexión colectiva que es el secreto de su creatividad. La mente burocrática siente pánico al buen pensamiento porque, como estamos viendo, es crítico en su esencia. Existe así, por tanto, un abismo insondable entre obediencia burocrática y libertad crítica que hace que más temprano que tarde una de las dos -la obediencia o la crítica– sea vencida por la otra: muchas iniciativas de las masas han sido paralizadas por la burocracia que prefiere que desaparezcan porque cuestiona «la dirección del partido».

Segunda, la creatividad de los movimientos populares es tanto más potente cuanto que en su interior se practica una ágil interacción entre militancia no burocratizada, autocrítica, preparada para escuchar y aprender del pueblo, preparada teóricamente para responder a las preguntas, dudas y críticas que siempre surgen de las luchas populares, y los diversos niveles de conciencia que existen dentro de ese movimiento. Lograr esa interacción diaria es vital para el avance revolucionario, pero es un peligro intolerable para las burocracias porque no van a poder dirigir y/o desmantelar ese movimiento. Por esto, las burocracias necesitan desprestigiar, aislar y expulsar a las y los revolucionarios de esos colectivos, movimientos, sindicatos, etc. Surge así otro abismo insondable dentro de los movimientos entre la izquierda revolucionaria y las burocracias, choque que va minando y debilitando la creatividad obrera y popular porque penetra dentro del antagonismo arriba visto entre burocracia y libertad.

Tercera, el intelectualismo dirigista, vertical y burocrático es tanto más inconciliable con la creatividad de las masas cuanto que esa izquierda verticalizada supedita toda iniciativa obrera y popular a la máxima obtención de votos posible para disponer de más representatividad parlamentaria. El tercer abismo insondable es el que existe entre la iniciativa popular y obrera sobre todo conforme se va extendiendo y radicalizando con reivindicaciones sociopolíticas que atacan el poder del capital, y el parlamentarismo desmovilizador, legalista y normalizador de la izquierda burocrática, que sólo asume el «juego parlamentario» como exclusiva y excluyente acción política.

Y cuatro: además del intelectualismo burócrata y parlamentarista, las izquierdas usan a los movimientos populares como caladeros de militancia corruptible con sueldos y cargos políticos, cooptando a personas dispuestas a convertirse en asalariados de la política parlamentarista. Marx y Engels denunciaron estos métodos desde el inicio de su praxis revolucionaria. En El Capital Marx explica cómo en el medioevo la Iglesia seleccionaba a la juventud más apta para engrosar su membrecía sobornándola con las enormes riquezas y poder que acumulaba cada día más. En el capitalismo, la izquierda busca en los colectivos, movimientos, sindicatos, etc., miembros obedientes. De este modo, la iniciativa popular es debilitada aún más, incluso la izquierda crea y dirige colectivos populares que son tapadera de captación de burócratas, además de medios de presión y combate contra los movimientos verdaderamente populares, que son un peligro para la burguesía, para el reformismo y para la burocracia profesionalizada.

  1. ¿CUÁL SERÍA LA IMPORTANCIA DE LA DIALÉCTICA, EN EL PROPÓSITO DE ANTICIPAR Y SINCRONIZARSE CON DICHA INICIATIVA POPULAR?

La respuesta a esta última pregunta viene dada en las citas que hemos ofrecido al inicio del texto porque, en síntesis, la dialéctica es el movimiento de las ideas y de las masas hacia la revolución, y será concretada al final con las ideas del Che sobre la necesidad de la formación teórica, que es dialéctica. Quiere esto decir que la dialéctica es parte sustantiva del proceso que va de la inicial toma de conciencia y de lucha, hasta concretarse en el avance al socialismo mediante la democracia socialista garantizada por el Estado obrero y el pueblo en armas, Estado obrero que tiene como finalidad auto extinguirse durante el avance al socialismo y al comunismo. O sea, en la dialéctica es el mismo desarrollo de la libertad humana como permanente superación y creación de nuevas necesidades. Dicho con palabras de Fredric Jameson «incluso la dialéctica es dialéctica». (Valencias de la dialéctica. Eterna Cadencia, Buenos Aires 2013, p. 49)

En efecto, en sus primeras formas escritas en la cultura griega presocrática, la palabra dialéctica denotaba el proceso de diálogo, debate y cálculo colectivo para resolver problemas, encontrar soluciones. En la Ilíada de hace aproximadamente 2700 años, la palabra dialéctica aparece sobre todo cuando hay que optar por decisiones críticas en momentos críticos, decisiones analizadas y debatidas con extrema precisión porque estaba en juego la libertad colectiva, debates que concluyen en la conciencia de que según Livio Sichirollo «es necesario aceptar la lucha» para defender Troya ante el su más que probable exterminio a manos de los griegos (Dialéctica. Labor. Barcelona. 1976, p. 21).

En cuando lucha, el futuro es incierto porque puede sobrevenir la derrota y con ella la esclavitud o la muerte. Por tanto, la dialéctica es esencialmente libertad para defender y ampliar la libertad, siendo por ello crítica y revolucionaria lo que enfurece a todos los poderes. Si estudiamos desde esta visión dialéctica el antagonismo entre la libertad y la Covid-19, la crisis socioecológica y la situación actual en Colombia, por seguir con los tres temas iniciales, vemos que no hay otra opción que esta: «Es necesario aceptar la lucha». Y si vamos a las deficiencias de la izquierda intelectualista, burocrática, parlamentarista y que ha profesionalizado la política en cuanto trabajo asalariado dentro de la norma burguesa, la llamada «normalidad social», vemos que la única forma de impulsar las iniciativas del movimiento popular como una de las fuerzas vitales de la emancipación revolucionaria, no es otra que interactuar dentro de ellos desde y para la crítica radical de todo lo existente.

Pero no es fácil dominar los entresijos de la dialéctica conforme se complejiza y acelera el movimiento de lo real y conforme nuestro pensamiento tiene que enriquecerse a su misma velocidad. Las y los marxistas siempre han sido conscientes de esa dificultad, nunca la han trivializado, al contrario: la formación filosófica, teórica, ética… siempre ha sido un punto de distinción cualitativa entre las organizaciones revolucionarias, por un lado, y por el contrario los reformismos todos y la izquierda intelectualista, burocrática, parlamentarista y asalariada. Un objetivo de la formación es el de que la militancia pueda anticipar en lo posible el desarrollo de la lucha de clases y de las contradicciones capitalistas para así sincronizar su práctica con la del movimiento popular, y desde esa sincronización mostrar con hechos, con la pedagogía del ejemplo, la coherencia y la necesidad de sus tácticas, estrategia y objetivos históricos.

Lenin nos ofrece ejemplos fundamentales de la constante pedagogía bolchevique, muy en especial en los períodos críticos, cuando la teoría muestra ser imprescindible para poder optar por una u otra solución con garantías de éxito: ya en sus primeros años, a finales del siglo XIX, sometió la sociología a una demoledora crítica, sabedor de que la sociología burguesa era un arma de la dominación capitalista. Luego vino el ya referido ¿Qué hacer? escrito en 1902. Poco después sus decisivos textos sobre la estrategia político-militar de la revolución a raíz de los acontecimientos de 1905-06. Inmediatamente después y a raíz de la derrota, su texto sobre Materialismo y Empirio-criticismo de 1908. Seis años después y a raíz del estallido de la IGM y la traición de la II Internacional, sus Cuadernos filosóficos y por no extendernos, en 1922 y a raíz de detectar la ya muy inquietante burocratización, su texto sobre Sobre el significado del materialismo militante.

La necesidad de la sistemática pedagogía revolucionaria es una constante en la praxis del Che, por ejemplo. Como hemos dicho, vamos a concluir esta respuesta a la tercera y última pregunta reproduciendo la brillante síntesis del pensamiento pedagógico del Che, realizada por Lidia Turner Martí:

  • La asequibilidad en correspondencia con la edad, el grupo social y las características territoriales.
  • Partir de un hecho concreto, analizarlo, argumentarlo y presentar sus contradicciones.
  • Incluirse como parte del grupo humano con el que se trabaja, ser uno más.
  • Partir de la enseñanza que el propio grupo da y utilizarlo como base para el nuevo aprendizaje.
  • Poner de manifiesto las constantes contradicciones que se generan.
  • Unir a lo racional del análisis, lo emocional que actúe en los sentimientos.
  • Unir a lo objetivo la dosis subjetiva del optimismo hacia el desarrollo social.
  • Vincular cada suceso con su repercusión social trascendente al individuo.

(El pensamiento pedagógico de Ernesto Che Guevara. Editorial Capitán San Luís. La Habana. Cuba 2007, pp. 89-90)

Como vemos son ocho puntos centrales en y de la teoría del conocimiento y de la pedagogía, por tanto, son elementos imprescindibles en el atreverse a pensar bien en la vida y en la práctica dentro de los colectivos, movimientos, sindicatos, escuelas, etc., en los que los y las comunistas han se sincronizarse con las diversas militancias populares. La dialéctica está presente de forma directa o subterránea en cada uno de los ocho puntos.

  1. ¿QUÉ CONSEJOS O LLAMADO LE HARÍA AL PUEBLO COLOMBIANO ACTUALMENTE MOVILIZADO PARA EL AVANCE EN SU CUALIFICACIÓN TEÓRICA, PRACTICA Y ORGANIZATIVA?

Antes que nada, yo no puedo ni debo extralimitarme en los consejos, al contrario, yo, y los y las revolucionarias vascas, somos quienes sí debemos pedir consejo al heroico pueblo trabajador colombiano que sigue luchando con impresionante heroísmo. Las y los revolucionarios eurocéntricos debemos abandonar la creencia de nuestra superioridad intelectual y aprender autocríticamente de allí en donde sí se sostienen luchas antiimperialistas decisivas.

Partiendo de aquí y en base al limitado conocimiento directo, in situ, que tengo de la lucha de clases en Colombia, sólo me atrevo a hacer tres sugerencias porque son universales: Una, las clases explotadas deben ampliar el conocimiento crítico de su historia para liberarse de todo resto de credulidad y creencia en las promesas de la burguesía. Dos, deben lograr su independencia política estratégica de liberación nacional antiimperialista con el objetivo de destruir el narco-Estado y crear el Estado obrero en autoextinción. Y tres, deben ampliar la solidaridad internacionalista tal cual es necesaria frente al capitalismo actual.

EUSKAL HERRIA, 27 de septiembre de 2021

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: https://rebelion.org/cuatro-preguntas-sobre-atreverse-a-pensar-bien/

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Coordinadora de Migración Unesco: «Mañana van a ser nuestras poblaciones las que se van a desplazar»

En relación a la crisis migratoria que se está viviendo en el país, específicamente en el norte, la coordinadora de Migración, Desplazamiento y Emergencia de la Unesco, Paula Klenner, dijo que el día de mañana van a ser nuestras propias poblaciones las que se van a desplazar.

En entrevista con Expreso Bío Bío, la psicóloga señaló que según cifras de Carabineros hay cerca de 4 mil niños, niñas y adolescentes (NNA) que han ingresado a Chile por pasos no habilitados, y se preguntó ¿qué está pasando con ellos?

“Sabemos que el Ministerio de Educación en coordinación con muchos actores, ha generado respuestas específicas para garantizar el acceso sin condición. La pregunta es qué está pasando con estos NNA, que dado por la crisis sanitaria (…) han debido estar en espacios transitorios que no han permitido acceso a los sistemas educativos normales”, dijo Klenner.

La coordinadora de la Unesco dijo además que “muchas veces pensamos en el problema desde la perspectiva de los adultos y adultas, ¿qué están viviendo?, ¿qué los lleva a migrar? Sin embargo, hoy en día las voces de niños, niñas y adolescentes parecen bien invisibilizadas”.

“En contexto de crisis y en contexto de especial vulnerabilidad, la educación es un elemento extremadamente protector, entrega no solamente educación, sino que entrega un espacio seguro y un espacio de acogida (…)”, explicó Paula Klenner.

“Poblaciones internas se van a desplazar”

Paula Klenner, dijo que hoy en día la situación que se está viviendo hoy en día se va a convertir en algo común los próximos años.

“Hoy tenemos desplazamiento por la crisis económica y política, y mañana será por la crisis climática. Si ahora aprendemos sobre lo que está pasando y damos respuesta, vamos a estar mejor preparados cuando estos movimientos sean masivos y a mayor escala”, señaló Klenner.

La coordinadora de la Unesco dijo que “el día de mañana van a ser nuestras propias poblaciones internas las que se van a desplazar. Entonces cómo van a reaccionar los diferentes sistemas, las escuelas, los hospitales, los funcionarios municipales, eso va a determinar también la inclusión del futuro”.

Poblaciones de acogida

“La respuesta no puede ser solamente para personas migrantes y refugiadas, (…) pareciera que también debemos focalizarnos en las poblaciones de acogida (…). Tenemos que mirar cuáles son aquellas vulnerabilidades.”, dijo la especialista.

Junto a esto, señaló que hoy en día se necesitan mecanismos de salud, acceso al sistema educativo, al sistema de protección social, y en ese camino mirar con especial atención cuál es la situación de las poblaciones que van a acoger.

Además, dijo que las escuelas han hecho un trabajo extraordinario en garantizar la educación a población migrante y refugiada.

“Me gustaría hacer referencia a un estudio que realizamos unos meses atrás de la Unesco, donde mostraba incluso que docentes y personal educativo, sin muchas herramientas (económicas), lograban construir espacios que garantizaban no solamente una sala de clases, sino un espacio seguro para apoyarlas”, apuntó.

Esto, en un contexto donde las experiencias de desplazamiento duran más de un mes, que está asociado a caminatas en extrema vulnerabilidad, y donde durante el proceso de trayecto han surgido muchas experiencias de violencia.

Trabajo con los países vecinos

La coordinadora señaló que el trabajo con los países vecinos, para identificar y asegurar el ingreso a la educación, se ve en los Ministerios de Educación y sus equipos técnicos.

“Están coordinados para asegurar e identificar cuál es la brecha que impide el acceso al sistema educativo del país vecino. Entonces hoy en día tenemos coordinados al ministerio de Colombia, Perú, Chile, y Argentina”, dijo Klenner.

Esto, principalmente para identificar la brecha de reconocimiento de estudio o de la trayectoria que estuvo interrumpida por alguna documentación que faltaba. Sin embargo, hoy lo que se necesita son espacios de entrada.

“En contexto de fronteras, que esos espacios también se coordinen, porque no debemos solamente estar a nivel central coordinados, sino que haya una respuesta específica en los territorios más afectados”, finalizó la coordinadora.

Fuente: https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2021/09/27/coordinadora-de-migracion-unesco-manana-van-a-ser-nuestras-poblaciones-las-que-se-van-a-desplazar.shtml

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Entrevista a Noam Chomsky Qué futuro tiene la paz en el mundo

Por: John Rachel

Los acontecimientos se suceden a un ritmo cada vez más acelerado. Ante una alarmante escalada de las tensiones en todo el mundo, nos dirigimos a nuestros pensadores y pensadoras más respetadas y conocidas para pedirles una evaluación honesta de la política exterior y militar de EE UU y que nos expliquen qué piensan y qué datos manejan en a actualidad. Sabemos que tienen algunas ideas para mejorar las perspectivas de paz.

Noam Chomsky no precisa ninguna presentación. Ha dedicado toda su vida a denunciar los abusos de poder y excesos del imperio estadounidense. A sus 92 años de edad, sigue implicándose activamente en el debate nacional. Por supuesto que nos sentimos honrados por el hecho de que se haya avenido a hablar con nosotros y compartir sus puntos de vista.

Las cuestiones planteadas en esta entrevista no son de naturaleza filosófica o abstracta. Se centran en las vicisitudes de la lucha por el poder a escala internacional que podemos contemplar en tiempo real. Abordan directamente el papel de EE UU en la escalada de tensiones y su capacidad para mitigarlas. Preguntamos también por la influencia que puede ejercer la ciudadanía común en las relaciones que tiene y tendrá EE UU con el resto del mundo.

Esto es lo que nos dijo Noam Chomsky.

El Bulletin of Atomic Scientists (BAS) ha puesto recientemente las manillas del reloj del fin del mundo en los 100 segundos antes de medianoche. La medianoche representa la guerra total, el probable holocausto nuclear. Nunca han estado tan cerca. ¿Estás de acuerdo con este funesto augurio?

Un augurio certero, por desgracia. Los analistas del BAS mencionan tres grandes amenazas crecientes: la guerra nuclear, la destrucción medioambiental y lo que algunas personas han llamado una infodemia, el fuerte declive del discurso racional, que es la única esperanza para afrontar las crisis existenciales.

Cada año de la presidencia de [Donald] Trump, el minutero se fue acercando a la medianoche. Hace dos años, los analistas dejaron los minutos y optaron por el segundero. Trump fue potenciando constantemente las tres amenazas. Vale la pena reflexionar sobre lo cerca que estuvo el mundo de una catástrofe indescriptible el pasado noviembre. Otros cuatro años de carrera de Trump hacia el abismo podría haber tenido consecuencias incalculables. Claro que sus acólitos no lo ven de esta manera, pero curiosamente cabe decir lo mismo de ciertos segmentos de la izquierda. De hecho, las letanías liberales sobre sus abusos también eluden en gran parte sus principales crímenes. Conviene tenerlo en cuenta cuando creemos que él mismo o algún clon suyo puede recuperar pronto las riendas del poder. También conviene tener en cuenta las advertencias de miles de científicos de que estamos acercándonos a puntos de no retorno en la destrucción ambiental. Podemos leer sobre todo esto en Aljazeera.

EE UU siempre se presenta como la principal fuerza del planeta que promueve la paz, la justicia, los derechos humanos, la igualdad racial, etc. Las encuestas nos indican que la mayoría de los demás países consideran en realidad que EE UU representa la mayor amenaza para la estabilidad. ¿Dónde piensas que está la verdad?

Incluso durante los años de Obama, los sondeos internacionales mostraron que la opinión mundial contemplaba a EE UU como la principal amenaza para la paz mundial, muy lejos de cualquier otro país. Esto no trascendió a la población estadounidense, aunque cualquiera podía acceder a estos datos a través de los medios extranjeros o de fuentes disidentes. Ocasionalmente de difunden ejemplos ilustrativos. Así, hubo alguna mención del reciente voto de Naciones Unidas por el que se condenaba las salvajes sanciones contra Cuba, que prácticamente constituyen un bloqueo: 180 contra 2 (EE UU e Israel). El New York Times descalificó el dato diciendo que los críticos de EE UU habían aprovechado para abrir la válvula de escape. Muy normal. Cuando aparecen artículos sobre lo desatinado que está el mundo, suele prevalecer la curiosidad por las enfermedades mentales que provocan esa incapacidad patológica de reconocer nuestra nobleza.

No hay nada nuevo con respecto a este posicionamiento. Es muy propio de las culturas imperiales. Incluso una figura tan extraordinaria como John Stuart Mill se extrañaba de que el mundo no entendiera que Gran Bretaña era una potencia angelical que se sacrificaba por el bien del mundo… en un momento en que su país estaba cometiendo uno de sus crímenes más horribles, como él sabía muy bien.

Una pregunta que nos lleva al dilema del huevo o la gallina: EE UU acusa a Rusia y a China de reforzar rápidamente su potencial militar y afirma que su propio posicionamiento y el incremento de su armamento son una respuesta a sus adversarios hostiles, Rusia y China. Tanto Rusia como China dicen que no hacen más que responder a la intimidación y las amenazas militares por parte de EE UU. ¿Qué opinas? ¿Tienen Rusia y China ambiciones imperiales o no hacen más que defenderse frente a lo que consideran un militarismo estadounidense cada vez más agresivo?

Pueden sernos útiles algunos datos básicos. De acuerdo con la principal organización de seguimiento internacional, el SIPRI, “el crecimiento del gasto [militar] total en 2020 estuvo muy influido por los patrones de gasto en EE UU y China. EE UU aumentó su gasto por tercer año consecutivo hasta alcanzar los 778.000 millones de dólares en 2020”, frente a China, que lo ha incrementado a 252.000 millones de dólares (y mucho menos si contemplamos el gasto per capita, claro). En cuarto lugar, detrás de India, viene Rusia: 61.700 millones.

EE UU es el único país que no se enfrenta a amenazas creíbles a su seguridad, aparte de las supuestas amenazas junto a las fronteras de sus adversarios, que están rodeados de misiles nucleares apostados en algunas de los 800 bases militares estadounidenses esparcidas por el mundo (China tiene una, en Yibuti). Ha habito intentos internacionales de evitar la militarización del espacio exterior, que constituiría una grave amenaza para la supervivencia. La iniciativa al respecto vino principalmente de China y Rusia, pero Washington la bloqueó durante muchos años.

El número de misiones de espionaje, vuelos de bombarderos nucleares y juegos de guerra cerca de las fronteras de Rusia ha aumentado enormemente a lo largo del año pasado. Lo mismo ha ocurrido en China. ¿Acaso todo esto no es más que un mero postureo geopolítico normal y corriente? ¿O se trata de una escalada peligrosa y de un nuevo rumbo ominoso del plan estratégico de EE UU? ¿Cuál es la justificación de lo que Rusia y China consideran provocaciones y actos agresivos, o incluso preparativos para una guerra?

Esto es muy peligroso. La planificación estratégica se ha reorientado para centrarse en la guerra con China y Rusia. Se han producido actos provocativos junto a sus fronteras, que ya están plagadas de armas ofensivas estadounidenses. China viola el derecho internacional en el mar de China Meridional, aunque EE UU, la única potencia marítima que no ha ratificado la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, no está legitimado para objetar. La respuesta correcta a las violaciones por parte de China no pasa por una peligrosa demostración de fuerza, sino por la diplomacia y la negociación, encabezadas por los países de la región afectados directamente. La mayor amenaza tiene que ver con Taiwán. También en este caso, una diplomacia sensata, en vez de provocaciones, puede evitar lo que sería un desastre.

En una democracia, la ciudadanía tiene, al menos en teoría, la posibilidad de influir en todos los asuntos políticos. Sin embargo, al final ninguna de las recientes campañas militares y guerras no declaradas parecen contar con el favor o apoyo popular. ¿Cuál es y cual debería ser el papel de la ciudadanía común a la hora de decidir la política exterior y las prioridades militares del país? ¿O habría que dejar estos asuntos en manos de los expertos?

De acuerdo con el artículo I de la Constitución [estadounidense], el Congreso es el único legitimado para declarar la guerra. Sin embargo, hace tiempo que esta disposición se encuentra en el fondo de la papelera, junto con las demás disposiciones molestas del documento que nos enseñan a reverenciar.

En una democracia plena, la ciudadanía debería tener la última palabra en los asuntos del Estado. No es nuestro caso. Y debería se una ciudadanía informada. No es nuestro caso. La primera guerra mundial es un ejemplo clásico. En 1916, [Woodrow] Wilson ganó las elecciones esgrimiendo el lema de “paz sin victoria”. Después lanzó una impresionante campaña de propaganda para inflamar a una población pacifista e infundirle el odio a todo lo alemán, acompañada de falsas noticias sobre atrocidades cometidas por los germanos, fabricadas por el Ministerio de Información británico; la visión orwelliana estaba viva y coleando mucho antes de Orwell. Fue todo un éxito. No fue el primer ejemplo, ni el último. La propaganda estatal sigue siendo sumamente eficaz, dondequiera que miremos, reforzada por los medios de comunicación leales y la clase intelectual.

Un ejemplo sorprendente, con importantes connotaciones, se ha conocido justo unas horas antes de que me sentara a escribir: “Más estadounidenses creen que Irán posee armas nucleares que los que piensan que las tiene Israel. Se sabe que Israel posee armas nucleares desde hace decenios (aunque no lo reconozca oficialmente) y no está demostrado que Irán las haya tenido jamás, pero la percepción del público estadounidense presume una realidad diferente: el 60,5 %, incluido el 70,6 % de los Republicanos y el 52,6 % de los Demócratas, dicen que Irán posee armas nucleares, frente al  51,7 % que dice que Israel las tiene, incluido el 51,7 % de los Republicanos y el 51,9 % de los Demócratas.”

Los logros de la propaganda incesante pueden ser pasmosos.

Una vez más, los medios ayudan de diversas maneras. Para citar un caso muy relevante, hace poco los editores del New York Times unieron virtualmente al mundo entero, incluido Irán, con el llamamiento a la creación de una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio. Esto pondría fin a la supuesta amenaza del armamento nuclear iraní y reduciría radicalmente las graves tensiones regionales, que encierran un gran peligro. En la propuesta de los editores se omitió un detalle: Israel, la única potencia de la región que tiene armas nucleares. También se omitió el motivo por el que esta propuesta sumamente importante no se haya implementado: EE UU la bloquea, para asegurar que los copiosos armamentos israelíes no vayan a ser inspeccionados. De hecho, EE UU se niega a reconocer oficialmente que Israel cuenta con armas nucleares, pese a que no cabe ninguna duda de ello. Si lo hiciera, podría tener que aplicar la ley estadounidense y bloquear previsiblemente toda ayuda a Israel.

A la multitud no le conviene saber que sus vidas están amenazadas por mor de proteger las fechorías de Israel y la participación de EE UU en las mismas.

En relación con esto, a la ciudadanía y a la mayoría del Congreso se les oculta la verdad en relación con misiones especiales, operaciones cibernéticas, intervenciones para cambiar regímenes, todo ello realizado en nombre de la ciudadanía estadounidense. Los fondos que financian esta metástasis del mundo oscuro de sabotaje y terror en el resto del mundo también son un secreto. Actualmente se espía a fondo a ciudadanos y ciudadanas de EE UU, aquí mismo, en casa. ¿Cómo encaja cualquiera de estas cosas en “el país de los libres”? ¿Significa que aquello del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no es más que una farsa?

Si dejamos que sea un timo. En el pasaje inicial de una de las primeras obras modernas importantes de ciencia política, un hombre sabio –David Hume– señaló que “el poder está en manos de los gobernados”. Siempre que opten por ejercerlo. Si se proponen tomar las riendas del Estados en sus propias manos dentro de una comunidad cooperativa, como pretendían la clase trabajadora y el campesinado de EE UU a finales del siglo XIX. Pero fueron aplastados por la violencia del Estado y del capital.

Texto original: https://www.counterpunch.org/2021/08/27/what-are-the-prospects-for-peace-an-interview-with-noam-chomsky/

Traducción: viento sur

John Rachel es director del Peace Dividend Project.

Fuente: https://vientosur.info/entrevista-a-noam-chomsky-que-futuro-tiene-la-paz-en-el-mundo/

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Entrevista a José E. Muratti Toro, escritor, docente e investigador puertorriqueño: “He buscado un balance entre escribir sobre nuestro pasado lejano y cercano mediante una narrativa que integre la ficción a los hechos históricos”

José E. Muratti Toro (Mayagüez, Puerto Rico) es historiador, docente e investigador, adscrito a la Universidad Carlos Albizu. Además, es ensayista, poeta, novelista, traductor, documentalista cinematográfico, productor y autor teatral. Muratti Toro ostenta un grado de Bachillerato en Humanidades de la Universidad de Puerto Rico (B.A.), una Maestría en Educación (M.Ed.) de CUNY, realizada en su Centro de Estudios Graduados. Realizó estudios doctorales en Sociología en SUNY-Stony Brook, y en Historia de Puerto Rico y el Caribe (Ph.D., 2017) en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Muratti Toro fue miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Industriales y presidió el P.E.N. de Puerto Rico Internacional. José es autor de, entre otros trabajos creativos: La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos (Cuentos, 2012), En la punta de los dedos (Poemario, 2013), Utopías descifradas (Poemario, 2014), La ruta de la seda… de tu piel (Poemario, 2015) y Mensajeros de los Dioses (Novela, 2017).Muratti Toro ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – En el 2020 se publicó El Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Es el primer volumen de una obra que contiene un segundo volumen titulado Historiografía, historicismo y rescate de lo invisible: Reflexiones sobre el acercamiento teórico al Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. ¿De qué trató o tratas en estos dos volúmenes de trabajo investigativo? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

– José E. Muratti Toro (JEMT, en adelante) – En primer lugar, muchas gracias por la entrevista. El texto de referencia es la adaptación para libro de mi tesis doctoral del mismo título (Volumen I) para el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. El segundo tomo recoge mis reflexiones sobre el Historicismo como teoría de acercamiento a dos autores contemporáneos entre sí que escribieron sobre el Caribe en el contexto histórico de la Revolución de las Trece Colonias. El último libro de Barbara Tuchman, ganadora de dos Pulitzers, se titula The First Salute, y trata sobre la primera vez que una nave de guerra, con la nueva bandera de las Trece Colonias, recibió un saludo oficial en el puerto de Sint Eustatius, una colonia holandesa entre Anguila y St. Kitts. Esta servía de puerto de contrabando para los imperios europeos con colonias en el Caribe. El saludo le confirió a las colonias en rebelión, el estatus de nación entre naciones con presencia en el Caribe.

El historiador cubano Herminio Portell Vilá publicó Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España, Tomo I en 1938, y Los otros extranjeros en la Revolución Norteamericana, en 1978. En ambos libros, Portell pormenoriza la relación de las Trece Colonias con España y el Caribe previo a la Revolución y relata el rol que jugaron ambas en la Guerra de Independencia. A pesar de que Portell emigró a Florida tras la Revolución Cubana y su biblioteca fue destruida por los milicianos, en los documentos que pudo retener y publicaciones posteriores, el historiador denunció la invisibilización del Caribe y España en dicha guerra por parte de los historiadores y agencias gubernamentales estadounidenses.

Mi acercamiento a estos hechos históricos fue el tema de disertación sugerido por mi director de tesis, el Dr. Jorge Rodríguez Beruff. El mismo pretendió demostrar lo denunciado por Portell mediante un análisis del historicismo como marco teórico que asigna un (o el) significado de los eventos de acuerdo al lugar y momento histórico en que tienen lugar. La historia narrada (o documentada por cada una de las sociedades en conflicto), las corrientes filosóficas que influyen en las ideologías de los protagonistas de dichos eventos, las condiciones económicas, políticas y militares que dan paso a las acciones por dichos protagonistas, y el significado que tienen dichas acciones en el continuo de la historia, permiten entender tanto por qué ocurrieron dichos acontecimientos y no otros, así como el rol que habrían de jugar en el recuento sobre el pasado de cada sociedad o nación. En el contexto de dicho análisis, el historicismo confronta el positivismo de uno de sus principales exponentes, Leopold von Ranke. Su aserción al efecto de que la historia es “lo que realmente ocurrió“ domina la narrativa de Barbara Tuchman para describir los hechos históricos, sin tomar en consideración los aspectos ideológicos, económicos y contextuales que influyeron en los acontecimientos que tuvieron lugar. Portell, por su parte, adoptó una posición que podríamos catalogar de ideológica de confrontar la actitud imperialista de los Estados Unidos al relatar su historia, a pesar de que abrazó el rol histórico de la potencia norteamericana frente a la Revolución Cubana, que él prefirió rechazar y lo llevó a exiliarse precisamente en los Estados Unidos.

El segundo volumen, Reflexiones sobre el acercamiento teórico al Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, contrasta las corrientes teóricas basadas en los planteamientos filosóficos de Giambattista Vico, Friedrich Hegel, Georges Lefebvre, R.G. Collingwood y Walter Benjamin, y pretenden insertar los roles de la ideología, y el discurso (inevitablemente ideológico) elaborado por Michel Foucault, en la reconstrucción del pasado desde la perspectiva moderna. Este tomo también referencia el rol de la literatura en la narrativa histórica, sin entrar en el determinismo que cataloga la historia como una disciplina de la literatura, según ha planteado el posmodernismo.

– WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a El Caribe en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueño y su memoria personal o no de/ con lo caribeño o no dentro de Puerto Rico y Estados Unidos?

– JEMT – Uno de los efectos que ha tenido esta investigación en mi rol como investigador, docente y ensayista, es mi disposición a distanciarme de ciertos cánones ideológicos al momento de mirar hacia el pasado, así como a los acontecimientos presentes, comprensibles en gran medida, por la forma en que han sido influenciados por las ideologías. El uso del materialismo-histórico como herramienta para comprender el pasado resulta ineludible e indispensable para deconstruir el actual sistema-mundo, así bautizado por Immanuel Wallerstein, como normalizador de una ideología más prevalente y determinante que la tradicional dicotomía socialismo/capitalismo y derecha/izquierda.

Las democracias liberales del sistema-mundo occidental se apropiaron de una serie de iniciativas consideradas “socialistas” por sus opositores cuando fueron introducidas y posteriormente establecidas. A la vez que países socialistas como China y Vietnam han adoptado modelos de producción capitalista para complementar su control de los bienes de producción por parte del estado. En este contexto internacional cobra pertinencia el planteamiento de Max Weber sobre el rol del carisma como catalizador y, en algunos casos, detonante de los movimientos que determinan quién llega a ostentar el poder, con sus efectos usualmente nefastos para su sociedad o nación. Algunos ejemplos de la aspiración y obtención del poder por el poder mismo, partiendo y ejerciendo el poder desde la personalidad y el carisma, van desde Julio César, Genghis Khan y Pedro I de Brasil, hasta Mussolini, Hitler y Trump, a pesar de la lascivia por el vil metal de este último.

Desde esta perspectiva mi acercamiento a la realidad puertorriqueña como nación caribeña frente a su relación con los Estados Unidos, es fundamentalmente materialista-histórica pero, a la vez, crítica de la ausencia de una definición operacional de la soberanía y la indispensable auto-sustentabilidad de las fuerzas que combaten la relación colonial de nuestras islas-naciones del Caribe con el imperio estadounidense. La aparente inhabilidad de nuestras sociedades y naciones de defender nuestros propios intereses y los de nuestros ciudadanos, obedecen en gran medida a la dependencia que fomenta el colonialismo y las consecuentes luchas fratricidas que impiden un desafío amplio y coherente ante el poder imperial. De igual forma, resulta ineludible reconocer que aún cuando se tiene plena consciencia del dominio mediante los mercados de la opinión y la política pública, incluso durante una etapa poscolonial, resulta sumamente difícil descolonizar la conceptualización del desarrollo y el crecimiento, para idear y formular procesos conducentes a la autosuficiencia.

Desde el punto de vista de escritor, me provoca escribir ficción que revele o desenmascare las contradicciones de nuestros conceptos de libertad condicionada, sin depender de tratados y ensayos historiográficos reservados para la academia que no le resultan pertinentes a una sociedad incrementalmente subyugada a las comunicaciones mediáticas enfocadas en el mercadeo y el consumo.

– WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona, docente, investigador y escritor con su época actual en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

– JEMT – Un poco como extensión de mi respuesta a la pregunta anterior, considero que mi madurez como persona, docente, investigador y escritor me ha distanciado bastante de las corrientes de análisis crítico de nuestra realidad política y económica, y de las vertientes ideológicas que delimitaron el discurso anticolonial de mediados de los siglos XIX y XX. He llegado a la conclusión, lo cual me ha ganado enemigos y detractores, de que de la misma forma que el sistema-mundo se ha reinventado para neutralizar, cooptar y deslegitimar muchas de las exigencias de justicia social de nuestra condición colonial y de marginación económica, quienes aspiramos a transformar dicho sistema necesitamos reinventarnos en nuestros planteamientos y alternativas para un futuro alterno. No es posible hablar de desarrollo económico sustentable sin hablar de empresarismo y, por lo tanto, de propiedad privada, en cuyo caso necesitamos reconstituir el estado, paradójicamente, en armonía con políticas tales como “El Nuevo Trato” de Franklin Delano Roosevelt, que establecieron procesos, sistemas y agencias para reducir, aunque si pretender eliminar, la disparidad de recursos y la injusticia social.

Necesitamos pactar con el sector privado qué tipo de desarrollo económico queremos y podemos establecer en un estado soberano que resulte provechoso para ambas partes. Esto implica que ambas partes necesariamente tendrían que ceder parte de sus prerrogativas y expectativas de desarrollo y crecimiento. De igual forma, me parece indispensable realizar un nuevo tipo de educación política que combata el tribalismo entre quienes aspiramos a una sociedad y futuro post neoliberal, de suerte que podamos vencer en primer lugar la lucha fratricida de quienes aspiramos a ese futuro alterno para poder vencer al poder económico y político que ha fomentado y se ha lucrado de la corrupción durante los pasados siglos, para crear una sociedad equitativa y justa.

En cuanto a mi obra, podemos decir que mis artículos y ensayos de fondo, pretenden plantear estas alternativas como punto de partida para un diálogo desamarrado de preconcepciones metodológicas de lucha aunque sin renunciar a sus lecciones. En el contexto literario, he buscado un balance entre escribir sobre nuestro pasado lejano y cercano mediante una narrativa que integre la ficción a los hechos históricos, y escribir sobre experiencias humanas que no pertenecen necesariamente a nuestra realidad inmediata de Puerto Rico o el Caribe, sino a que podrían ocurrir en gran parte del planeta, con sus obvias salvaguardas culturales.

– WRS – José, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de docentes, investigadores y estudiantes con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico, Estados Unidos y fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de docente e investigador y vuestro trabajo escrito de interés y cruce entre Puerto Rico, Estados Unidos, América Latina y el Caribe?

– JEMT – Observo dos tendencias entre docentes e investigadores contemporáneos. Hay un renovado entusiasmo por investigar el pasado, inmediato y pre-moderno o antiguo, e incluso revisitar conceptos y preceptos establecidos por la historiografía y las ciencias políticas del siglo XIX y XX. Esta nueva mirada, a mi entender, pretende tanto comenzar a descartar parte de ellos, sobre todo por sus justificaciones posmodernas fuertemente vinculadas al neoliberalismo, como con la inclinación a aflojarse un poco el cuello de la camisa de corte materialista histórico. Vemos nuevos ensayos y artículos sobre los clásicos que, un poco como el acercamiento lúdico de Sartre y Beauvoir, identifican y reconocen sus inconsistencias sin necesariamente descartar sus aciertos.

Esta actitud viene acompañada de un nuevo secularismo que le remueve la aureola y la sotana a los pensadores de los pasados dos siglos que jurábamos habían “dado en el clavo”, definido lo que se debía saber y, sobre todo, acuñado un canon del cual no era posible distanciarse sin correr el peligro de la excomunión académica e ideológica. Sin renunciar al reconocimiento del materialismo como motor de gran parte de la actividad humana, y sin caer en los positivismos y la micro-historiografía que desvirtúa causas y efectos a nivel nacional y transnacional, muchos ensayistas procuran entender hasta qué punto todavía las corrientes de pensamiento actuales siguen siendo influenciadas por credos, religiosos y seculares, y cuestionamientos filosóficos sobre una nueva exploración del ser en la era del materialismo y el consumismo epidémicos. Simultáneamente, se examina de forma crítica la insuficiencia de las herramientas que han promovido diversas corrientes ideológicas para sustentar proyecciones futuras en el plano conceptual, sobre todo si se someten al análisis riguroso de una praxis documentada, cuantificada y privilegiada como indicador fiable del desarrollo humano, económico y político, en lo prospectivo.

En cuanto a los estudiantes, tengo limitado acceso a estudiantes graduados pero a nivel de escuela superior y bachillerato, parecería que el ejercicio de la razón ha sido sustituido por el ejercicio de la medición de resultados, sobre todo los que han sido propiciados por el estado y el sector privado para favorecer el empleo y el empresarismo. No son pocos los colegas que enseñan a nivel subgraduado que batallan cada día no solo la carencia de datos e información que tal vez una generación atrás parecía incomprensible, sino la falta de curiosidad, el desinterés y la pereza por obtener un conocimiento medular incluso para las ocupaciones y profesiones a que aspiran con demasiado frecuencia como futura fuente de ingresos y no como oficio o profesión en los cuales invertir sus talentos.

Hay un tercer elemento que me parece vale la pena contemplar: el estado de anomie, acuñado por el sociólogo francés Emile Durkheim, que sufre la sociedad moderna. Más que una “ausencia de normas” como la definió la sociología tradicional, cada vez más estamos sufriendo como sociedades, como raza humana, un desajuste (dérèglement) colectivo e individual. Cada vez más las reglas que guiaban la conducta de diversos sectores se han ido flexibilizando, descartando por imprácticas o demasiado costosas, o sustituyendo por otras que obedecen a las demandas de los mercados tanto ocupacionales como de producción. Este desajuste nos ha atomizado y continuamente nos desvincula de nuestras raíces y comunidades hasta el punto de no tener un sentido de pertenencia robusto a nada que no sea nuestras individuales insuficiencias y búsqueda de gratificaciones. Esta anomie multiplica la angustia existencial que se asociaba con el cambio de siglo del XIX al XX, solo que en el presente la auto-enajenación mediante licores y drogas, se “complementa” con la dependencia psicológica del consumo y de unas plataformas de comunicación que, paradójicamente, nos distancian aún más de nuestros pares y otros significativos. A esto es necesario añadir la “universalización” y “legitimación” de la corrupción que ha convertido las reglas en escollos, en obstáculos de movilidad social y en trampas que atentan contra la libertad de acción individual que desemboca en una criminalidad sancionada, ignorada o sujeta a las probabilidades del azar y, con frecuencia, exacerba la angustia de la soledad compartida.

– WRS – Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en Estados Unidos y sus relaciones con Puerto Rico, América Latina y el Caribe en y desde Puerto Rico y Estados Unidos. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

– JEMT – En el contexto de la vorágine política que han estado experimentando los Estados Unidos y Puerto Rico, he concentrado mis ensayos, artículos y comentarios en-línea, en los Estados Unidos por dos razones primordiales. Hay mucha gente mucho más conocedora que yo de nuestros procesos políticos que constantemente publican y no me parece sensato invertir tiempo en un terreno que otros ya dominan y reseñan magníficamente.

En el caso de la situación actual de los Estados Unidos, me parece importante estudiarla, analizarla y reseñarla, en parte porque mi tema de tesis me llevó a explorar muchas de las raíces de las desigualdades e injusticias que han desembocado tanto en la elección del anterior presidente, como de las condiciones que prevalecen en la nación. Pero también en parte porque los acontecimientos allá pueden tener mitigantes o catastróficos efectos acá, tanto en momentos de crisis como de cara a la relación futura de la isla con la metrópolis.

Un segundo término de Donald Trump podría haber tenido serias repercusiones dada su abierta hostilidad y prejuicio contra la isla y los puertorriqueños. De igual forma, un primer término de Joe Biden, podría dar paso al planteamiento de que la mejor o única forma de brindar “reparaciones” o compensación a la isla por 122 años de colonia, sería la estadidad que, al menos la mitad de los boricuas y la mitad de los estadounidenses, rechazarían. Por otro lado, las medidas para mitigar los efectos del Covid destinadas a Puerto Rico bajo la actual administración se anticipa no encontrarán los escollos que se confrontaron durante el pasado cuatrienio.

Pero hay una tercera razón. Además del resentimiento que tiene un segmento tal vez minoritario, pero no por eso menos significativo por la invasión y colonización de la isla por los Estados Unidos, a un sector significativo le provoca indignación su intervención directa e indirecta en todos los países de la América Latina y muchos otros por todo el mundo. Dicho esto, resulta innegable reconocer que, para gran parte de los países del planeta, los Estados Unidos representan un ejemplo de un sistema en el que supuestamente imperan las leyes y no los políticos, algo que Trump estuvo a punto de destruir. La “estatura moral” con que los Estados Unidos han combatido las dictaduras que amenazan sus intereses comerciales y militares, le han creado la impresión a gran parte de las poblaciones de dichos países que los Estados Unidos es el paraíso de libertad y democracia de que se ufana. Claro, si uno vive en una choza en Somalia, Honduras o Syria, o bajo un régimen militar o protofascista como el de Filipinas, Turquía o Egipto, la posibilidad de que una mujer somalí pueda ser electa al Congreso de los Estados Unidos o de que una hija de inmigrantes de Jamaica y la India, pueda llegar a la vicepresidencia, convierte en superficiales o irrelevantes todas las desigualdades, prejuicios y marginaciones de las minorías en los Estados Unidos. Millones de inmigrantes, aun los que provienen de los más empobrecidos países latinoamericanos, africanos o asiáticos, obtienen hogar, trabajo o establecen pequeños negocios, envían sus niñas a la escuela y, los más educados, logran acceso a prestigiosas universidades, remunerables profesiones y hasta un megáfono lo suficientemente resonante para denunciar injusticias.

Los Estados Unidos es un experimento de amplias aspiraciones y contradicciones. Las iluminadas palabras (tanto en el sentido de la transformación filosófica y política del medioevo a la modernidad como en las innegablemente justas aspiraciones de equidad y justicia de sus fundadores), que han servido de faro para el mundo dos cientos treinta y siete años después de la ratificación de su Constitución, han sido desvirtuadas, maculadas, traicionadas, tanto por su aferramiento a la esclavitud y la servidumbre como únicas formas de vida para las poblaciones no-blancas, como por su falta de escrúpulos al momento de socavar, sabotear y derrocar gobiernos, democráticos y totalitarios, por todo el mundo, para servir las exigencias de sus corporaciones y sus mercados. Ni Satanás, ni la Madre Teresa.

Ante la posibilidad de que se invalidara el discurso de los Estados Unidos a favor de la democracia liberal que ha librado del fascismo y el totalitarismo a tantos países, pero que ha mantenido a la mayoría de sus ciudadanos sujetos a la voluntad de las clases dominantes y sus intereses económicos, gran parte del mundo contuvo la respiración ante lo que sería la mayor amenaza contra la humanidad en su historia (tal vez con la excepción de la de Genghis Khan y Adolph Hitler): el fascista Donald Trump con el poder del Pentágono para imponer sus caprichos cualquier mañana, cualquier tarde, cualquier noche.

¿Qué sería de Puerto Rico bajo su poder absoluto? Desafortunadamente, y como demostraron los miembros del Partido Nuevo Progresista y tantos hispanos y boricua-descendientes desde Florida hasta la novia de Donald Trump, Jr. en California, demasiados puertorriqueños no se percataron o prefirieron ignorar la amenaza que representó Trump, no solo para los Estados Unidos sino para el resto del mundo. Ante esa apatía o ignorante endoso, me ha parecido pertinente documentar y detallar las formas y procesos en que el expresidente representaba un peligro para todo el planeta.

– WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un historiador puertorriqueño o no? O, más bien, un historiador caribeño, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– JEMT – Soy historiador puertorriqueño primero y caribeño después. Recientemente, mi tesis fue tema de discusión en la XX Jornada del Libro Caribeño de la Asociación Mexicana de Estudios Caribeños, y anticipo participar en las próximas Conferencias de la Sociedad de Estudios Caribeños y la Conferencia de Historiadores del Caribe. Sin embargo, aspiro a ampliar y profundizar en los temas de investigación sobre el Caribe que, con honradísimas excepciones, no conforman un área de investigación tan amplia como nuestro rol amerita en la trayectoria del Caribe como puente colonial y fuente de financiamiento de las metrópolis europeas y estadounidense.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en Puerto Rico y Estados Unidos?

– JEMT – Esta pregunta resulta sumamente compleja. Comienzo por lo más sencillo. Desde el punto de género, soy un hombre puertorriqueño identificado con el feminismo y militante en favor de los derechos de la mujer así como de la comunidad LBGQI+. El concepto étnico es complicado. Soy lo que la hegemonía blanca llama un “mulato”, lo cual se traduce en una reservada aceptación entre la élite blanca puertorriqueña y una marcada suspicacia entre su versión estadounidense y de gran parte de Europa. Me identifico como negro en el Censo, pero reconozco que a muchos de mis pares, familiares y amistades negras, les parece una parejería de mi parte pues no me consideran como tal. El limbo es de los mestizos. Para mí, obviamente, la mirada a ambas características de mis compatriotas está matizada por mi auto-percepción y experiencia percibiendo y acotando las reacciones y actitudes de quienes han discriminado en contra de quienes lucen como yo, abierta o solapadamente durante 50 años.

El asunto “ideológico-político” es más complejo aún. Soy independentista. Dicho esto, mi análisis “ideológico” de nuestra condición colonial no está exenta de confligir con algunas de las aspiraciones de muchos independentistas y algunos soberanistas para con un Puerto Rico soberano. Creo que las herramientas de análisis tradicionales desde la perspectiva de mi generación y los colectivos que promueven la independencia siguen siendo indispensables para entender nuestra realidad presente pero necesitan evolucionar para idear, concebir y, sobre todo, proponer un futuro alterno que no deberá estar alineado con ninguno de los dos polos representados por la Guerra Fría en su versión del tercer milenio.

La condición colonial puertorriqueña prácticamente imposibilita una transición hacia un sistema exento de la propiedad privada, de la misma forma que carece de las condiciones para abrazar proyectos de gobierno centralizado que provocarían terror a la pobreza y el autoritarismo que la inmensa mayoría de nuestra población asocia con el socialismo. Entonces, si bien la libertad política representa un estado ideal anclado en los conceptos de identidad, dignidad y autosuficiencia, una significativa mayoría de nuestro pueblo está dispuesta a sacrificar dicha libertad a cambio de unos escalonados niveles de seguridad económica sujetos a ingresos y a las posibilidades de obtenerlos o aumentarlos. Este es un tema que me fascina y sobre el cual he comenzado a investigar para compartir reflexiones que inviten al diálogo.

Las libertades asociadas con la democracia y los derechos civiles que esta suele cobijar: libertad de palabra, de asociación, de culto, de prensa, de reclamación por daños incurridos por parte del estado, todas contenidas en la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, y compartidas por la mayoría de las democracias liberales, no se ven como aseguradas en algunos de los estados que combaten la hegemonía del sistema-mundo capitalista en el hemisferio y el mundo. La ausencia de garantía de estas libertades en Cuba, Nicaragua y Venezuela, por ejemplo, atestiguadas por millones de detractores de estos sistemas, ejerce una enorme presión sobre el grueso de la población. Incluso, esta ha redundado en el apoyo de grandes sectores de nicaragüenses, venezolanos y cubanos a un proto-fascista como Trump. Y no se trata de que Trump sería capaz o tendría el interés de mejorar las condiciones de vida de estos expatriados, sino porque lo ven como el antídoto a las condiciones de las que huyeron en sus propios países. El análisis de cuánto los Estados Unidos, Trump y el sistema estadounidense han contribuido a crear las condiciones de desigualdad prevalentes en todos ellos, no atraviesa la coraza de temor y rechazo que influye en una opinión pública constantemente avasallada por la seducción y la unidimensionalidad de mercado de producción y consumo.

En este contexto, la respuesta ideológica al colonialismo necesita denunciar y renunciar el neoliberalismo a la vez que abraza el robustecimiento de un empresarismo predominantemente nativo que contrapese el dominio y la dependencia del capital extranjero y los estilos de vida que este alimenta. Ese desafío no forma parte de un diálogo nacional hacia la soberanía como al parecer atestiguan las pasadas elecciones y tantas otras desde mediados del siglo pasado.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en su propio quehacer de docente, investigador y escritor en Puerto Rico hoy?

– JEMT – Haber estudiado en la Universidad de Puerto Rico me formó como ser humano y me proveyó la oportunidad para insertarme en el ejercicio de mirarnos por dentro como sociedad y explorar el resto del planeta desde las perspectivas económicas, políticas, religiosas, literarias y artísticas, sociológicas e históricas. Los principios de la “revolución pacífica” de los 60 del pasado siglo, influenciaron mis posiciones ante el sistema-mundo, ante la hegemonía blanca, masculina y religiosa de occidente, y me familiarizaron con los pensadores y escritores que han influenciado mis perspectivas, dudas y conclusiones sobre el pasado y el futuro. Así que, en cierto modo, resultaría imposible comprender mi visión de mundo sin la “iupi”, sin el 1968, sin el concierto de Joan Manuel Serrat en el teatro del Recinto de Rio Piedras en el 1971, sin el 11 de marzo y la muerte de Antonia Martínez en dicho recinto, sin los macanazos en el cuartel de Rio Piedras, los arrestos, y la migración forzada por la persecución del independentismo posterior a estos eventos.

He incluido parte de estas experiencias en algunos de mis cuentos de mi primer libro de relatos “La víbora del desierto de Kavir y otros cuentos” de 2014, y tengo una novela en ciernes que se nutrirá de muchas de esas memorias.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

– JEMT – Diría que a medida que he pulido el oficio, y gracias a tantos maestros como Luis López Nieves, Emilio del Carril, Ángela López Borrero, Ana Luisa Sierra, Mario Cancel Sepúlveda, Jaime Rodríguez Cancel, Jorge Rodríguez Beruff, Rubis Marilia Camacho, lo que escribo objetivamente ha mejorado lo suficiente para que editoriales como Isla Negra y las Revistas del ICP, Quadrivium, Medium y L’Espill, rotativos como 80 GradosEl Nuevo Día y El Post Antillano, me hayan honrado con sus publicaciones.

He intentado mantener un balance entre mi trabajo creativo, y mis ensayos y artículos periodísticos sobre temas contemporáneos. Me gustaría alcanzar el nivel de proficiencia en la redacción historiográfica de una Barbara Tuchman o el periodístico de un Chris Hedges que logran fundir contenido con un estilo narrativo que invita al lector a pasar a la próxima página y leer hasta el final, como dijo Tuchman. Por otro lado, la imperiosa necesidad de documentar las fuentes de reflexiones historiográficas y periodísticas sirve en cierta medida de taller para la narrativa creativa. La ambientación de los contextos resulta descriptivamente seductora en el contexto de la narración y, a la vez, una ambientación visual del contexto para el historiador o el analista político.

Estudié historia a nivel graduado para escribir la historia que no aparece en los libros de la disciplina, para intentar reconstruir “lo que verdaderamente ocurrió” como pretendía el historiador positivista Leopold von Hanke, pero con las herramientas de la narrativa creativa. La única diferencia es que me interesa reconstruir mediante la ficción aquello que no podemos documentar de manera confiable. Le tengo que agradecer a mis profesoras Ana Irizarry y Loliannette Emmanuelli que en su curso sobre “Historia y Literatura” (mi preferido de todo el doctorado) me topé con “El imperio eres tú” de Javier Moro, sobre Pedro I, el emperador que ofició la independencia del Brasil. Otro excelente ejemplo de esta incursión en la ficción histórica es “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa, “Sara, la historia verdadera” de Rubis Marilia Camacho, y la “Brevísima y verdadera historia del Almirante y su primer viaje” de María Zamparelli. Los cuatro permiten conocer y comprender tres momentos históricos medulares de nuestra formación como cultura latinoamericana, desde una ficción que resulta lo suficientemente confiable como para corroborarla en libros de historia o no tener que hacerlo.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

– JEMT – En el 2020, publiqué mi tesis en dos tomos, un libro de cuentos que llevaba varios años conformando titulado “Las regalías de Stephen King y otros cuentos”, y una novela que surgió de un cuento que no sabía cómo terminar, titulada “Retrato de mujer con turbante”. Esta novela se presta para una continuación, al igual que mi primera novela “Mensajeros de los dioses”, sobre cuatro chicos que coinciden en los dos meses anteriores a la llegada de Colón a Boriquén en 1493. Dicha continuación se titulará “Herederos de los dioses” sobre los descendientes de estos en el siglo XVI. También trabajo el poemario “Pétalos de un rojo profundo”, un libro de cuentos a titularse “Sin jonrón no hay paraíso y otros cuentos necios” (el título revela la naturaleza lúdica de los mismos) y una novela sobre la relación de Muñoz Marín y el Almirante William D. Leahy, que antecedió a Rexford G. Tugwell, lo cual me devuelve al contexto de la ficción histórica. Finalmente, en el contexto de la historia, anticipo completar un libro comenzado sobre Muñoz Marín y la periodista Ruby Black.

Muchas gracias Wilkins, por una de las entrevistas más provocadoras que me han hecho y que me ha llevado a reflexionar sobre cuánto me falta por hacer.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Fuente: https://rebelion.org/he-buscado-un-balance-entre-escribir-sobre-nuestro-pasado-lejano-y-cercano-mediante-una-narrativa-que-integre-la-ficcion-a-los-hechos-historicos/

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