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México: Prioritario descentralizar la educación en la capital: Barrales

México/ 03 de mayo de 2015/ Fuente: Excelsior

Señalan que el tema puede resolverse a través de un pacto político entre los gobiernos federal y local

Secretaria de Educación de la Ciudad de México, Alejandra Barrales, consideró prioritario impulsar la descentralización de la educación en la capital del país, sin embargo carece de un plan específico para asentar un nuevo orden educativo.

Cuestionada respecto a la necesidad de que sean las autoridades capitalinas las que decidan el rumbo de la política educativa y no las federales a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) como hasta ahora ocurre, Barrales señaló que la reforma política de la Ciudad de México no dotó de facultades plenas a la dependencia a su cargo para definir el rumbo de la educación básica y media superior.

Abiertamente planteamos que debería de ser ésta la oportunidad para hacernos cargo ya de la administración de los servicios, nos parece una parte primordial para el buen desarrollo de los niños y los jóvenes que podamos incidir y participar”, apuntó la funcionaria.

“Tenemos problemas importantes y ante ellos estamos atados de manos, como el tema de la nutrición la obesidad, es uno de los principales problemas, adicciones, embarazo adolescente”, afirmó al término de un foro enfocado en los derechos de los niños y adolescentes en el marco de la elaboración de la Constitución de la Ciudad de México.

Apuntó que el «polémico» tema de la descentralización educativa en la Ciudad de México puede resolverse a través de un pacto político con órdenes de Gobierno federales y locales, mismo que podría abordarse antes del 2018.

Se requiere el apoyo, como para la reforma política sucedió, de las cámaras de Senadores, de Diputados, los congresos locales y nos parece que hay condiciones para que se pueda sensibilizar a todas estas partes de lo importante que es tener si derechos plenos, pero sobre todo derechos en materia de educación”, afirmó Alejandra Barrales.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2016/05/02/1090172

Imagen: http://94557268b75eb4291d5e-41c649821d3b6b5cdbf6b11ec1d89955.r57.cf2.rackcdn.com/pictures/2016/05/02/1437173.jpg

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Desnudar a un santo para vestir a otro: una decisión del gobierno suizo que tiene en armas a un sindicato de docentes

Fuente Internacional de la Educación / 2 de Mayo de 2016

Se avecinan curvas en el enfrentamiento entre un sindicato suizo de docentes y el gobierno, que ha decidido dedicar fondos reservados a la educación para construir nuevas infraestructuras de transporte.

Los sindicatos docentes rechazan enérgicamente la iniciativa del gobierno suizo conocida como la “vaca lechera” porque implicará más recortes en los gastos destinados a educación y escuelas públicas.

La iniciativa, llamada oficialmente “para una financiación equitativa del transporte”, pretende que el impuesto sobre los carburantes se dedique exclusivamente a la construcción de carreteras y otros proyectos relativos al tráfico rodado, a expensas de otras responsabilidades del gobierno, como la educación. El Tesoro Federal tendría que lidiar con una pérdida de unos 1500 millones de CHF (francos suizos; unos 1360 millones de euros) al año. Según el Ministerio de Finanzas, la educación y la investigación perdieron ya unos 350 millones de CHF (unos 318 millones de euros), además de las medidas de austeridad acordadas por la Confederación y los cantones (regiones). Será preciso que los cantones recorten otros 125 millones de CHF (unos 114 millones de euros) más.

“Cemento en lugar de educación. ¡No puede ser!”, afirma el Presidente del sindicato Dachverband Lehrerinnen und Lehrer Schweiz (LCH), Beat W. Zemp.

Un golpe para la educación

Según el Ministerio de Finanzas, la educación y la investigación serán las más afectadas por la disminución de fondos. Si el Estado federal reduce su compromiso, por ejemplo en formación vocacional (que representa alrededor del 25 % de la financiación pública), los cantones y los municipios tendrán que involucrarse (lo cual tendrá graves consecuencias para las escuelas públicas). Los cantones dejarían de disponer de un total de 190 millones de CHF (alrededor de 173 millones de euros) al año, de los cuales 125 millones de CHF los perderían educación e investigación.

“Arruinar nuestra educación”

Para LCH, este nuevo recorte en el gasto dirigido a la educación no es manejable ni aceptable.
“A la decisión de los cantones de disminuir en 1000 millones de CHF (alrededor de 909 millones de euros) la inversión en escuelas y educación para los años de 2013 a 2018, se añade un recorte adicional de 475 millones de CHF (unos 432 millones de euros) debido a la iniciativa de la “vaca lechera”. Así arruinamos nuestra educación de calidad y ponemos en peligro el futuro de Suiza”, comenta Zemp.

La mejor forma de financiar la construcción de carreteras es el fondo nacional de carreteras y transporte urbano

La LCH no está sola en su rechazo a la iniciativa de la “vaca lechera”, la apoyan 26 gobiernos de cantones, además de una amplia alianza de parlamentarios federales. Argumentan que la construcción, operación y mantenimiento de las carreteras ya cuenta con una financiación adecuada, a través del Fondo Nacional de Transporte Urbano y por Carretera aprobado por el Senado. Esta, dicen, es la mejor opción para financiar la infraestructura de los transportes.
LCH insta a la ciudadanía a rechazar esta iniciativa en el referéndum que tendrá lugar el 5 de junio.
El 26 de abril, Zemp participará en Berna en una mesa redonda, moderada por el senador federal Ueli Maurer, que explicará las razones del NO de la cámara baja federal a esta iniciativa.

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Educadores/as africanos/as intensifican la lucha para erradicar la violencia basada en el género en la escuela

Fuente  Internacional de la Educación / 2 de Mayo de 2016

En África oriental y meridional, los/las líderes sindicales de la educación han puesto en marcha una nueva iniciativa sobre la violencia basada en el género relacionada con la escuela (VBGE) a fin de eliminar la amenaza que pesa sobre las niñas y las mujeres en sus sociedades.

 Los días 21 y 22 de abril tuvo lugar en Nairobi, Kenia una reunión de los secretarios generales de los sindicatos afiliados a la Internacional de la Educación (IE): Basic Education Teachers’ Union of Zambia (BETUZ), Association (ETA), Ethiopian Teachers’ Association (ETA), Kenya National Union of Teachers (KNUT), National Professional Teachers’ Organisation of South Africa (NAPTOSA), South African Democratic Teachers’ Union (SADTU), Uganda National Teachers’ Union (UNATU) y Zambia National Union of Teachers (ZNUT).
Estos siete sindicatos participarán en la nueva iniciativa desarrollada conjuntamente por la IE y la Iniciativa para la Educación de las Niñas de la ONU (UNGEI): Education Unions Take Action to End School-Related Gender-Based Violence (Acción de los sindicatos de la educación para poner fin a la violencia basada en el género relacionada con la escuela).
Un obstáculo importante para la educación de las niñas
La violencia de género relacionada con la escuela es una preocupación a escala mundial que impide a millones de niños y adolescentes en todo el mundo ejercer su derecho a una educación en condiciones de seguridad, inclusiva y de calidad. Alumnos/as, educadores/as y personal de apoyo educativo pueden ser igualmente víctimas y autores de este tipo de violencia. Pese a que afecta tanto a hombres como mujeres, a niñas y niños, las más vulnerables a este tipo de violencia son las niñas y las mujeres.
Aun cuando un número creciente de agentes de desarrollo están trabajando para hacer frente a la violencia de género relacionada con la escuela, los sindicatos de la educación se han mantenido esencialmente al margen de estos esfuerzos. Los educadores y sus sindicatos son claramente agentes clave en los planes, acciones y políticas significativas de múltiples partes interesadas en la escuela y la comunidad para eliminar esta violencia de género relacionada con la escuela.
En su discurso de apertura, Wilson Sossion, Secretario General del KNUT y Presidente del Comité Regional Africano de la IE señaló que “la violencia basada en el género en la escuela es una amenaza para las niñas en nuestras sociedades”.
Asimismo, añadió que los sindicatos tienen “una gran responsabilidad con la comunidad y deben unirse con el fin de erradicar por completo este tipo de violencia” y “para lograr una coexistencia sostenible, los sindicatos no deben contentarse solamente con su desaceleración o su minimización”.
Los sindicatos de la educación toman medidas para poner fin a la violencia de género relacionada con la escuela
Esta es la primera iniciativa de este tipo destinada a aplicar la resolución de 2015 de la IE sobre la violencia basada en el género relacionada con la escuela. La financiación proviene del Gobierno de Canadá (Global Affairs Canada) y se ha asignado a mejorar las capacidades de los sindicatos participantes y de sus miembros para participar en la lucha encaminada a erradicar la violencia de género relacionada con la escuela ensayando, reproduciendo y difundiendo de manera sistemática enfoques innovadores a múltiples niveles dentro de sus respectivos contextos.
Los socios técnicos de la iniciativa UNGEI, Gender at Work, guiarán a los sindicatos en la aplicación de la metodología de aprendizaje activo. El aprendizaje activo es un enfoque que permite a los grupos encontrar soluciones nuevas a problemas complejos. Fue desarrollado inicialmente por expertos científicos, posteriormente fue adoptado por el sector privado y ahora es practicado por organizaciones del sector público y sin fines de lucro de todo el mundo. Gender at Work ha diseñado e implementado procesos de aprendizaje activo con más de 50 organizaciones en todo el continente africano, incluyendo un extenso trabajo con varias grandes organizaciones sindicales en Sudáfrica.
Los siete sindicatos de África oriental y meridional pasarán por el proceso de aprendizaje activo en materia de violencia de género relacionada con la escuela durante un período de 18 meses (hasta octubre de 2017).
También participó en la reunión el personal encargado del trabajo relativo a la igualdad de género de los siete sindicatos, al igual que la Coordinadora Principal Regional de la IE, la Sra. Assibi Napoe y la Sra. Nora Fyles, Responsable de la Secretaría de UNGEI, así como los socios de Gender at Work.
De las palabras a la acción
La resolución de la IE sobre la violencia basada en el género en la escuela fue aprobada por unanimidad en el 7º Congreso Mundial de la IE en Ottawa, en julio de 2015, y mediante ésta, las organizaciones miembros de la IE afirman que “no es posible ofrecer una educación de calidad sin abordar las cuestiones relativas a la protección del menor y la seguridad del personal en los entornos educativos, así como en el camino hacia ellos, dado que los niños pequeños, las mujeres y las personas LGBT son particularmente vulnerables”.
Los afiliados también expresaron su preocupación de que este tipo de violencia sea “un obstáculo fundamental para la consecución de los ODM y de la EPT, y, a menos que se hagan esfuerzos serios para eliminar la violencia de género relacionada con la escuela, también seguirá siendo un obstáculo después de 2015”. Por lo tanto, en virtud de esta resolución, se dio mandato al Consejo Ejecutivo de la IE de “colaborar con las agencias de la ONU y otros socios estratégicos de la sociedad civil que trabajen en torno a cuestiones de VBGE a nivel nacional, regional e internacional para garantizar que el conocimiento, las experiencias y las perspectivas de los docentes, los educadores y el personal de apoyo educativo se incluyen de forma consistente y se reflejan en dicho trabajo”.
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Argentina/ Alternativa Docente: Boleto Educativo Gratuito

Fuente: Alternativa Docente / 2 de Mayo de 2016

Con la educación no, ajustar a los capitalistas sí

0% de aumento presupuestario para la universidad pública. Boletazo para el transporte de estudiantes y docentes. Provocación -más que propuesta- salarial a la docencia universitaria. En definitiva: declaración de guerra a la educación pública. Otra vez a las calles, otra vez asambleas, clases públicas y seguramente a empezar a preparar la toma de facultades, colegios y profesorados. Hay que generalizar la protesta, coordinarla y nacionalizarla
‪#‎AjustarAlosCapitalistas‬ ‪#‎BoletoEducativoYa‬
Viernes 6 en La Plata: ¡Todos a la marcha provincial por el Boleto Educativo Gratuito! ‪#‎NoalRecorteEnLaEducacion‬

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La Tecnología como Fuerza Productiva Social: Implicancias de una Caracterización

El artículo presenta una definición de la tecnología como una fuerza productiva social y precisa el significado de esta caracterización frente a otras interpretaciones. Analiza la doble finalidad de la tecnología, su componente universal y sus rasgos derivados de las leyes del capital. Distingue la tecnología de la técnica por el uso de procedimientos científicos y la incidencia del criterio de rentabilidad. Subraya el impacto diferencial del proceso de valorización sobre la ciencia y la tecnología. Explica como se relaciona la ideología de las clases dominantes con las culturas tecnológicas. Propone analizar el contenido social de la innovación en relación a los conflictos de clase. El autor plantea una hipótesis sobre el lugar de los estudios de la tecnología en las ciencias sociales y naturales. Finalmente formula una propuesta de utilización provechosa de la tecnología, dentro de un proyecto emancipatorio

 

LA TECNOLOGIA COMO FUERZA PRODUCTIVA SOCIAL: IMPLICANCIAS DE UNA CARACTERIZACION.

La caracterización de la tecnología como una fuerza productiva social distingue al marxismo de otras concepciones teóricas contemporáneas. La tecnología es analizada como una fuerza productiva porque encarna todo conocimiento científico aplicado a la producción, que se materializa en objetos -máquinas y artefactos- o en sistemas de gestión y organización de la actividad económica. Pero además esta fuerza productiva tiene un carácter explícitamente social, por su dependencia directa de las normas de funcionamiento del sistema capitalista.

La tecnología actúa en dos dimensiones: sirve al cumplimiento de una finalidad práctica y contribuye a la valorización del capital. Viabiliza de esta forma la creación de valores de uso que operan en el mercado como valores de cambio. Tomando una clasificación de Dussel se puede denominar a la primera función «tecnología en general» y a la segunda «tecnología como capital».

Partiendo de esta caracterización, el cambio tecnológico puede definirse como toda modificación introducida en la actividad económica por nuevos productos, procesos de trabajo y formas de organización de la producción, que corresponden a las posibilidades técnicas («tecnología en general») y a los principios del beneficio («tecnología como capital»). Una invención es un descubrimiento que cumple los requisitos de utilidad (primer aspecto) y una innovación es la aplicación productiva que satisface las exigencias de rentabilidad (segundo aspecto).

Al entender a la tecnología como una fuerza productiva social se facilita la comprensión de sus aspectos universales y de sus rasgos específicamente capitalistas. El estudio que realizó Marx de los tres componentes de la máquina (fuerza motriz, mecanismos de transmisión y máquinas-herramientas) corresponde a la «tecnología en general», mientras que su investigación de la máquina como instrumento de generación de plusvalía relativa se ubica en el marco de la «tecnología como capital». El concepto fuerza productiva social tiene en cuenta este doble carácter de la maquinaria, como medio para fabricar más y mejores bienes y como herramienta de la explotación de los trabajadores.

En cualquier tecnología particular -un sistema informático, una máquina textil, o un tipo de gestión administrativa- siempre está presente una función universal y un rol en la valorización del capital. La noción fuerza productiva social subraya esta determinación simultánea, que sitúa al cumplimiento de una tarea y a la creación de beneficios como los dos parámetros con que se mide la efectividad de una tecnología.

 

TECNOLOGIA Y TECNICA.

Desde el punto de vista histórico, la noción fuerza productiva social facilita la distinción de la tecnología con respecto a la técnica. A diferencia de esta última actividad, que se desenvuelve con métodos pre-industriales a través de los oficios, la tecnología constituye un sistema de acciones orientadas a transformar objetos en forma eficiente, que exige un grado de conocimiento organizado muy superior a la destreza técnica. Requiere no solo «saber hacer», sino también «saber como hacer». Este aprendizaje se logra con la utilización de conocimientos científicos, que no estaban disponibles cuando prevalecía el uso de la técnica empírica .

La tecnología es «la técnica que pasa por la ciencia, se asocia al laboratorio y se utiliza en la fábrica» . Históricamente la tecnología surgió de la técnica con la profesionalización del ingeniero y el abandono de la actividad artesanal. La sustitución de una destreza subjetiva por una labor formalizada marcó el punto de ruptura entre ambas otra disciplinas . Pero a esta caracterización -muy desarollada por autores racionalistas como Bunge – debe añadirse el sometimiento de la tecnología a las reglas del capital, que se manifiesta en el traslado de los criterios de rentabilidad a la enseñanza técnica y en la fusión de la ingeniería, el management y las finanzas en la preparación de los ingenieros como directivos de empresa.

Al definir a la tecnología como una fuerza productiva social se evita extrapolar las características contemporáneas del cambio tecnológico a cualquier modo de producción. Este defecto es particularmente visible en los economistas neoclásicos, que se refieren al «progreso técnico», como un acontecimiento que navega en modelos imaginarios fuera del tiempo y del espacio. Pero también historiadores como Gille , utilizan la noción «sistema técnico», para investigaciones de la antiguedad, el medioevo o el capitalismo, sin establecer una diferencia cualitativa entre la «concatenación de estructuras y conjuntos técnicos» de los «sistemas» egipcio-mesopotámico, clásico-renacentista o industrial y contemporáneo.

En esta contrastación entre «sistemas» quedan oscurecidas las peculiaridades de la tecnología, determinadas por el componente científico, indicado por los racionalistas y por la influencia del proceso de valorización, señalada por los marxistas.

Este mismo problema aparece en el análisis de los impulsos psicológicos, lúdicos o irracionales, que subyacen en el proceso innovador, realizado por autores culturalistas que también tienden a identificar técnica con tecnología. La indagación del aspecto subjetivo de la innovación requiere diferenciar ambos conceptos y contextualizarlos adecuadamente.

 

CIENCIA Y TECNOLOGIA.

Al realzar las conexiones entre la tecnología y las leyes de la acumulación, el concepto fuerza productiva social ayuda a delimitar la frontera que separa a la ciencia de la tecnología.

Tradicionalmente se consideró a la tecnología como una simple aplicación de la ciencia, carente de dimensión intelectual propia. Pero a partir del rechazo del «modelo unilineal» – que atribuía total primacía a los descubrimientos en relación a las aplicaciones- se ha demostrado que esta última secuencia no es de ninguna manera única ni predominante. Por el contrario, prevalece una interacción entre las preguntas teóricas que formula la ciencia y las soluciones prácticas que encuentra la tecnología. La ciencia y la tecnología constituyen dos ámbitos separados por instituciones, reglas y tipos de conocimientos, que se influyen mutuamente sin preeminencia de uno sobre otro . Esta diferencia se expresa en la aparición de una sociología y una filosofía de la tecnología delimitadas de sus equivalentes tradicionales en la ciencia.

En la tecnología se estudia cómo y porqué se desarrollan objetos útiles con finalidades prácticas, mientras que en la ciencia se analizan diversas teorías con el objetivo de alcanzar la verdad. Existe una diferencia de propósitos entre «conocer por conocer y conocer para hacer». A la tecnología le interesa la aplicabilidad y se desenvuelve por medio de la creación de artefactos, mientras que la ciencia se desarrolla a través de la publicación de artículos. Por eso Price dice que la primera es «papirofóbica» y la segunda es «papirocéntrica».

En oposición a la idea que la tecnología constituye una simple aplicación de la ciencia, Perrin destaca que el conocimiento teórico depende de los instrumentos disponibles y que la investigación científica está condicionada por el desarrollo de los objetos. En la misma linea, Basalla reivindica el papel del pensamiento visual sobre el verbal y la gravitación de la acción práctica sobre las intuiciones teóricas.

Aplicando la noción de fuerza productiva social podría afirmarse que la ciencia mantiene una mayor autonomía de las exigencias inmediatas del proceso de valorización y su acción está menos determinada que la tecnología por los requerimientos sociales de la acumulación. Lo que distingue la actividad de preguntarse por la validez de una teoría de la acción de construir un prototipo, es la mayor influencia del principio de rentabilidad sobre esta última labor.

En la división de tareas entre la ciencia pura que estudia las propiedades de un fenómeno, la ciencia aplicada que los transforma en objetivos humanos y la tecnología que concreta su aplicación productiva, las reglas de la competencia y el mercado tienden a reforzarse en los últimos eslabones de la cadena .

Sin embargo, la creciente mercantilización contemporánea de la ciencia pone un legítimo signo de interrogante en estas distinciones entre ciencia y tecnología. Lander por ejemplo afirma que con la consolidación de los laboratorios en las grandes compañías, la privatización de la universidad y el estricto control comercial de las patentes, la ciencia asume objetivos utilitarios, mientras que la tecnología se desliza hacia problemas más teóricos. Vessuri considera que esta «cientifización de la tecnología e industrialización de la ciencia» tiende a reunificar la ciencia pura con la tecnología industrial.

La fusión actual de las «tecno-ciencias» es muy visible en algunas ramas, como la ingeniería química o la biología molecular y en ciertas industrias, como la farmaceútica, en dónde las reglas de costo-beneficio gobiernan todas las etapas de la investigación.

Pero es cierto también que este tipo de convergencia no se ha generalizado a todos los sectores, ni se ha consumado en todas las industrias. El surgimiento de nuevas disciplinas teóricas recrea además, la diferenciación entre ciencia y tecnología. Lo que fusiona el laboratorio se vuelve a desdoblar en la investigación ulterior. La linea demarcatoria entre ciencia y tecnología se ha vuelto más borrosa y por eso el concepto «fuerza productiva social» abarca también a todas las actividades científicas sometidas directamente a las leyes del capital.

FACTIBILIDAD TECNICA Y VIABILIDAD ECONOMICA.

En los estudios específicamente económicos de la tecnología es frecuente la distinción entre el rasgo «técnico» y el aspecto propiamente «económico» de la innovación. Se estama que la factibilidad del primer elemento debe converger con la viabilidad del segundo . Pero esta caracterización se limita a distinguir la función útil de la función rentable de la tecnología (personificadas en la figura del ingeniero y el economista) y es por lo tanto, puramente descriptiva. No esclarece cual es el patrón de funcionamiento que guía el uso de la tecnología y cuales son los principles condicionantes de su aplicación.

Para entender porqué el cambio tecnológico adopta en el capitalismo un carácter convulsivo e incierto, para explicar la predilección por innovaciones que refuerzan el control patronal del proceso de trabajo y para comprender porqué la introducción actual de nuevas tecnologías de la información viene acompañada de la masificación del desempleo, el estancamiento de los salarios y la expansión de la pobreza, la noción fuerza productiva social resulta irreemplazable. Este concepto explica de qué forma en la acumulación se produce un choque entre la optimización técnica y la maximización del beneficio, que se manifiesta en la sobreproduccción y el sub-empleo de los recursos económicos.

En algunos enfoques los componentes «técnico y económico» de la tecnología son presentados como los criterios interno y externo de su evaluación . Se considera que la eficiencia es un parámetro del primer tipo, mensurable por la capacidad para gobernar cierta propiedad en función de un objetivo buscado. En cambio los patrones que fija cada sociedad para evaluar la idoneidad de cada tecnología, son interpretados como indicadores del segundo tipo.

Esta distinción entre criterios internos y externos tiene puntos en común con los conceptos «tecnología en general» y «tecnología como capital», ya que en ambas intepretaciones se acepta que la eficiencia depende de parámetros objetivos e independientes de las metas del capital. Pero para los marxistas el principio rector de la «evaluación externa» son las leyes del capital y no criterios políticos, económicos o culturales establecidos por cada sociedad. Suponer que la «sociedad» es una entidad homogénea que fija las reglas de la tecnología en forma colectiva y consensuada, equivale a ignorar que las decisiones de innovación son patrimonio exclusivo de la clase capitalista. Solo este sector social detenta la propiedad de los recursos tecnológicos y cuenta con el poder para definir su utilización.

EL SIGNIFICADO SOCIAL.

El concepto fuerza productiva social implica una caracterización sociológica de los procesos de cambio tecnológico, muy diferente de los enfoques más difundidos en la actualidad. Los autores deterministas tecnológicos , constructivistas y co-evolutivos (Gille) suelen discutir si la «tecnología impacta a la sociedad», si por el contrario la «sociedad configura a la tecnología», o si predomina un proceso de «co-evolución» entre ambos fenómenos .

Lo «social» se refiere en el primer caso, al impacto de las nuevas tecnologías sobre las costumbres. En el segundo enfoque indica la influencia que tienen distintos grupos en la «negociación de un artefacto». En un caso se alude a transformaciones humanas derivadas de la tecnología y en el otro a la influencia de diversos agrupamientos en la forma final que adopta un objeto. Los co-evolucionistas intentan aunar ambas visiones. En los tres casos lo «social» alude a conflictos generados en la innovación, pero no se explicita la naturaleza de estos choques, ni se aclara tampoco cual es el papel de las clases sociales en estos procesos. La simple enumeración de «actores relevantes» (consumidores, usuarios, fabricantes, etc) no alcanza para conceptualizar los tres tipos de conflictos centrales que acompañan al proceso innovador.

Enfrentamientos derivados del aumento de la tasa de explotación, rivalidades por la apropiación de la renta tecnológica, y choques surgidos de la oposición entre utilidad social de la innovación y el imperativo de la ganancia.

Estudiar el cambio tecnológico a través de las clases permite interpretar cuales son los intereses en juego en la «configuración de la tecnología» y comprender las diversas formas de expropiación que se desenvuelven por medio del cambio tecnológico. A través de la innovación se procesa un aumento de la extracción de plusvalía en el proceso productivo y una apropiación de rentas, en favor de los empresarios y en desmedro de los creadores de nuevas tecnologías.

Este conflicto ha sido estudiado en la historia de la tecnología, como una oposición de objetivos entre inventores e innovadores. El ejemplo clásico es el contraste entre Watt -que concibió la máquina de vapor desinteresándose de su comercialización, Boulton -que se ocupó de negociarla y patentarla- y Arwkright que la convirtió en un instrumento de explotación fabril . La diferenciación no responde solamente a tipos psicológicos distintos – como subrayaba Schumpeter- sino a una división de tareas asociada a la extracción, la transferencia y la realización de la plusvalía.

El análisis de la tecnología como fuerza productiva social involucra el estudio de este tipo de confiscación del conocimiento, que se institucionalizó desde el momento en que el inventor independiente quedó absorbido por los laboratorios de las grandes compañías. Mediante el sistema de patentes se vehiculiza una apropiación de los derechos de los inventores sobre cualquier innovación realizada en la empresa . Estudiar a la tecnología como una fuerza productiva social permite relacionar este tipo de conflictos con la lógica objetiva de la innovación.

CULTURA.

Tener presente el contenido de clase en el análisis, sirve por otra parte, para contextualizar adecuadamente el fundamento cultural de ciertas habilidades, formas de organización laboral, o tipos de maquinarias, que ha son generalmente investigados por los autores de la revista «Technology and Culture» . Estos análisis destacan que la gran diversidad de características culturales de la innovación son dependientes de las singularidades nacionales, regionales o sectoriales.

Sin embargo solo explican parcialmente el origen de los éxitos y los fracasos tecnológicos y no dan cuenta debidamente del propósito lucrativo primordial de la innovación. Los patrones de novedad y selección tecnológica nunca son primordialmente culturales. Están antecedidos y condicionados por los intereses materiales de las clases dominantes, que imponen la adaptación de la tecnología a los principios de rentabilidad, mercado y explotación.

El concepto de fuerza productiva social ubica a las culturas tecnológicas, en el marco de las necesidades y los intereses de las clases dominantes. De esta forma se contextualiza la «vitalidad innovadora» en un país, o la «ausencia de ímpetu tecnológico» en otra comunidad, sin desdibujar las finalidades centrales de la innovación en el capitalismo.

No existe ninguna contradicción entre realzar la importancia del contexto económico y subrayar la relevancia de la cultura. El concepto fuerza productiva social facilita la integración de ambas explicaciones, evitando una antinomia ociosa entre la primacía de las normas culturales o el mercado en la determinación del cambio tecnológico. La burguesía ejerce dominación ideológica del proceso de innovación porque es propietaria material de los recursos tecnológicos. Este enfoque unitario surge del planteamiento propuesto por el marxismo.

LA MIRADA DESDE EL OBSERVATORIO.

Desde el punto de vista metodológico, el concepto fuerza productiva social induce el estudio de la tecnología como una disciplina de las ciencias sociales, situada en el límite con las ciencias naturales. La tecnología no es asimilable a la ingeniería, a la física o a la química, pero depende significativamente de los conocimientos de estas y otras disciplinas. La estrecha relación con las ciencias naturales diferencia a los estudios generales de la innovación de otras ciencias sociales clásicas, como la economía, la sociología o la política. La tecnología es un área de investigación rodeada por disciplinas «duras» y «blandas». Se asienta en las matemáticas, se nutre de las humanidades e influye sobre el arte.

Se encuentra en la «frontera caliente» de las ciencias sociales con las ciencias naturales. Recibe criterios de análisis la economía o la sociología, pero no está totalmente regida por este tipo de principios.

El concepto fuerza productiva social tiene en cuenta esta determinación múltiple y esta diversidad de vasos comunicantes de la tecnología con otras ramas del saber. La distinción entre «tecnología en general» y «tecnología como capital» permite justamente distinguir, los aspectos universales de la tecnología derivados de su cercanía con las ciencias naturales, de la innovación como proceso social e interpretable con los parámetros de las ciencias sociales.

Pacey conceptualiza esta diferenciación, distinguiendo a la «tecnología en un sentido restringido» de la «tecnología en un sentido abarcativo». Considera que se trata de una situación equivalente a la medicina, en dónde también resulta conveniente discriminar entre la «ciencia médica universal» y la «práctica médica específica». La primera sintetiza principios de validez general, mientras que la segunda se refiere a aplicaciones dependientes de condiciones organizativas, económicas y culturales particulares. Las categorías «tecnología en general» y «tecnología como capital» cumplen una función semejante, con la ventaja de situar estas determinaciones socio-históricas en las leyes del capital.

Cualquier enfoque de la innovación refleja una concepción del mundo, que se corresponde con intereses sociales particulares y puntos de vista de clase. No existen teorías «puras» y exclusivamente experimentales de la tecnología. Las preguntas que plantea y los temas de investigación que propone cada concepción, siempre se relacionan con la «mirada» de un sector y con su «conciencia posible», es decir con el recorte de la realidad que espontáneamente tiende a realizar una clase social.

Al buscar desligarse explícitamente de los intereses de las clases dominantes, al jerarquizar el análisis de la explotación y al asociar las contradicciones de la innovación a las del capitalismo, el marxismo encara una «mirada» crítica y desmistificadora. Su posicionamiento en el campo de los oprimidos le permite alcanzar una comprensión más integral de la tecnología. En un observatorio que captara todo el escenario de la innovación, los marxistas estarían ubicados en los pisos superiores del mirador, frente a otras teorías situadas en los niveles inferiores. El auto-ocultamiento de la explotación es la principal limitación cognitiva que impone el punto de vista de las clases dominantes a estas últimas concepciones .

Es igualmente cierto que una posición más favorable en el mirador no asegura una mejor asimilación de lo que se está observando. De la misma forma que un retrato depende de las cualidades del pintor, la acertada interpretación del cambio tecnológico depende de la capacidad de los investigadores, su conocimiento, sensibilidad y amplitud intelectual, con relativa independencia de la posición ideológica que adopten.

Desde cualquier escalón del observatorio se pueden formular interpretaciones valiosas o inútiles, contribuciones críticas o apologías irrelevantes. La distinción entre pensamiento científico y vulgar, que trazó Marx hace 100 años, está vigente para el análisis de la tecnología. El mismo abismo que separaba a Ricardo de Say en el campo de la economía política, divide aguas en la actualidad, en la sociología y en la filosofía de la innovación. El marxismo solo brinda una plataforma más favorable para encarar esta investigación, que se enriquece con el contacto, la asimilación y la re-elaboración de los puntos de vista opuestos.

UN PROYECTO EMANCIPATORIO.

El concepto fuerza productiva social tiene un claro significado político, al poner de relieve el carácter de clase que tiene el uso de ciertas innovaciones, asi como la ideología justificatoria de esta instrumentación. La tecnología no es un instrumento neutral del progreso. Los capitalistas la utilizan para maximizar sus beneficios, extendiendo incluso este principio al propio diseño de los artefactos. El concepto de fuerza productiva social subraya este aspecto de la «tecnología actuando como capital», que se evidencia nítidamente por ejemplo en la cadena de montaje taylorista.

La otra dimensión política de la noción fuerza productiva social es el proyecto que implícitamente contiene, en favor de la utilización socialmente provechosa de la tecnología. Esta propuesta surge del rechazo de la imagen racionalista del «progreso técnico», como una evolución ascendente de la humanidad garantizada por la simple aplicación productiva de los descubrimientos científicos.

La «tecno-euforia» es tan desacertada como la creencia espiritualista opuesta, en el «autodireccionamiento» de la tecnología . Los efectos nocivos del cambio tecnológico no tienen causas transhistóricas, ni se originan en la naturaleza del hombre, o en la rebelión de su alma. Tienen raíces sociales y no constituyen ninguna fatalidad.

El proyecto emancipatorio parte del reconocimiento del radio de posibilidades objetivas del cambio tecnológico. Una vez comprendidas estas potencialidades son los hombres, estructurados en torno a las clases sociales y en acuerdo a sus intereses y convicciones, quienes definen siempre la dirección del proceso innovador. Este curso es un resultado de confrontaciones sociales, que no viene pre-establecido por determinaciones tecnológicas.

Una propuesta socialista se nutre de la rica tradición de innovadores que concibieron sus aportes buscando favorecer el bienestar general y sin ninguna finalidad de lucro. «Inventar para cooperar, no para competir» ha sido el principio que históricamente impulsó la conducta de numerosos innovadores utopistas, cooperativistas, románticos, sindicalistas y socialistas.

Esta misma actitud también caracteriza la acción espontánea de la mayoría de los técnicos, ingenieros y científicos, que inventan bajo el impulso de la curiosidad y la propensión natural a mejorar las formas de trabajo . Este impulso no mercantil al cambio tecnológico, que apunta al logro de mayores satisfacciones en la vida social y laboral, ha estimulado la búsqueda de tecnologías alternativas a las dominantes actualmente. En el terreno del cambio tecnológico el proyecto socialista se nutre tanto de las tradiciones de resistencia a la explotación, como de las propuestas de emancipación social. La defensa de los derechos de los trabajadores contra las «flexibilizaciones laborales» y los proyectos de un nuevo uso de la tecnología están indisolublemente ligados. Constituyen dos momentos de un mismo proceso de ruptura del desenvolvimiento tecnológico con las exigencias de la ganancia. Otro tipo de sociedad y de tecnología pueden erigirse en base a este objetivo emancipatorio.

BIBLIOGRAFIA.

-Katz, Claudio. «La concepción marxista del cambio tecnológico». Revista Buenos Aires. Pensamiento económico, n 1, otoño 1996, Buenos Aires.

-Katz, Claudio. «El culturalismo en los estudios de tecnología». Causas y Azares, n 6, primavera de 1997, Buenos Aires.

-Callon, Michel; Latour, Bruno. La science telle qu’elle se fait. Introduction, La decouverte, Paris, 1991.

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Keynes y Bretton Woods, 70 años más tarde

Esta semana hace 70 años de la muerte de John Maynard Keynes. Y pasados 70 años, expiran los derechos de autor de todos los trabajos de Keynes. Keynes es el economista más famoso e influyente de la corriente principal nunca. Y es el origen de toda una escuela o sector de la teoría económica llamada keynesianismo. Y 70 años más tarde, el keynesianismo sigue siendo el motor del pensamiento económico en la izquierda del movimiento obrero internacional. Lo que se puso de manifiesto de nuevo este mes en la última conferencia de la serie de seminarios titulada Nueva Economía de la oposición laborista del Reino Unido,  una conferencia de Paul Mason.

Mason es un conocido productor y periodista de la televisión británica y formalmente un marxista a su manera. Es autor de un libro titulado Post-capitalismo, que critica el capitalismo y propone una sociedad alternativa futura. Pero Mason, el marxista, en su intervención presentó una visión claramente keynesiana del estado de la economía británica y mundial y ofreció soluciones de política que el propio Keynes hubiera defendido de estar con nosotros. En realidad, probablemente no hubiera asistido a los seminarios ya que nunca fue partidario del Partido Laborista o de la clase obrera. Para él, el Laborismo era «un partido de clase y esa clase no es mi clase. La guerra de clases me encontrará del lado de la burguesía educada». (P371 Skidelsky). (Para más información sobre Marx y Keynes, ver mi  Contributions of Keynes and Marx).

Mason presentó un conjunto de políticas económicas totalmente en línea con las opiniones de los actuales dirigentes de izquierda, incluyendo gasto público para inversión, independencia del banco central del control democrático y un banco para la gente con inversión financiada mediante la impresión de dinero. De hecho, Mason defendió la financiación del sector capitalista privado para impulsar la inversión en vez del gasto público directo; «Y en una economía altamente mercantilizada, la inyección de dinero en el sector privado en realidad puede impulsar las reformas estructurales que necesitamos mejor que cambios específicos en el gasto público». Así que no se trata de sustituir el modo de producción capitalista, sino de buscar la manera de que funcione mejor. La economía y las opciones políticas keynesianas todavía predominan 70 años después, incluso entre marxistas declarados.

Para recordar el 70 cumpleaños de Keynes, otros keynesianos han recordado recientemente a los lectores del diario británico The Guardian (ese bastión del pensamiento económico keynesiano) que en 1944, un año antes de que Keynes muriese, había dirigido el equipo negociador británico que alcanzaría un acuerdo con los estadounidenses y otros para crear un nuevo orden económico mundial después de la guerra. Lo que se llamaría el acuerdo de Bretton Woods.

Los autores de este artículo en el Guardian, ex asesores del Partido Demócrata estadounidense, consideran el acuerdo de Bretton Woods uno de los grandes éxitos de la política keynesiana que permitió la clase de cooperación global que la economía mundial necesita para salir de su actual depresión. Lo que se necesita, ya ven, es que todas las principales economías del mundo se reúnan para elaborar un nuevo acuerdo sobre comercio y divisas, con unas normas que garanticen que todos los países trabajan para el bien global. El objetivo de la cooperación mundial ahora, afirman, debe ser «alejarse de un sistema económico caracterizado por el aumento de la desigualdad, la devastación ambiental y la falta de responsabilidad, y hacer lo mismo que Keynes intentó hace 70 años: imaginar un nuevo Bretton Woods«.

Es evidente que nuestros dos keynesianos demócratas tienen razón en que «la necesidad de una visión global del mundo nunca ha sido más evidente. Basta con echar un vistazo a cualquiera de los problemas de nuestra época, desde el clima a la desigualdad y la exclusión social … El diseño de un nuevo marco económico global requiere negociaciones a escala mundial«.

Pero ¿es Bretton Woods el ejemplo a seguir de como lograr ese orden mundial? y ¿puede hacerse cuando la dinámica misma del capitalismo es la competencia y la rivalidad entre potencias económicas imperialistas? Me temo que este tipo de utopía es lo que a menudo nos ofrecen los keynesianos. Se expresa en la contribución de Mason y en la de Joseph Stiglitz en una conferencia anterior en la misma serie de seminarios laboristas.

De todos modos, la idea de que Bretton Woods es un modelo de cooperación para el comercio mundial, la desigualdad, las divisas y el bienestar económico es ridícula. Incluso los autores citados admiten que el acuerdo de 1944 fue nada de eso. Según ellos, Keynes encontró que su «idea originaria de unanueva institución que equilibrase de manera más equitativa los intereses de los países acreedores y deudores fue rechazada«. En su lugar, los autores nos dicen que «lo que conseguimos por el contrario fue el FMI, las políticas de ajuste estructural y más de medio siglo de dolor y sufrimientos innecesarios para los países más pobres del mundo«.

Así que no fue para tanto. Sin embargo, los autores también se equivocan en algo más. Keynes no dirigió la delegación británica en Bretton Woods con la intención de conseguir una mayor igualdad y una mayor cooperación entre las principales economías en beneficio de todos, incluidos los países pobres del mundo de post-guerra. Fue allí para asegurar que los intereses nacionales del capital británica quedasen protegidos en un nuevo orden dominado por EE UU.

Como biógrafo de Keynes, Robert Skidelsky, señala, que el objetivo de Keynes era obtener el mejor acuerdo para Gran Bretaña, como importante prestatario de fondos de capital, de Estados Unidos, el principal prestamista de capital. «Los británicos querían un esquema que les permitiese pedir prestado sin condiciones, mientras los americanos querían uno en el que los prestamos fueran condicionados. Keynes representaba la perspectiva de los deudores y White (el negociador estadounidense) la de los acreedores«. (P671) Skidelsky describe las negociaciones de Bretton Woods como una operación de acceso a los fondos americanos: «lo que los delegados comprendían es que había una gran cantidad de dólares estadounidenses disponibles y querían para si cuantos más mejor«. (p764). Sí, muy idealista.

Skidelsky resume el resultado. Naturalmente, los estadounidenses se salieron con la suya debido a su poder económico. Gran Bretaña cedió su derecho a controlar las monedas de su antiguo imperio, cuyas economías se encontraban ya bajo el control del dólar, no a la libra (P817). A cambio, los británicos consiguieron crédito para sobrevivir – pero con intereses. Keynes dijo al parlamento británico que el acuerdo no era «una afirmación de poder estadounidense, sino un compromiso razonable entre dos grandes naciones con los mismos objetivos; restaurar una economía mundial liberal«. (P819). En otras palabras, la economía capitalista. Las otras naciones fueron ignoradas, por supuesto.

Bretton Woods no fue un éxito keynesiano, sino un punto de inflexión de la hegemonía imperialista estadounidense. EE UU estableció su dominio económico en Bretton Woods. El dólar se fijó con el oro y se convirtió en la moneda dominante en el mundo para el comercio y el crédito. Para controlar el nuevo orden económico mundial, se crearon el FMI y el Banco Mundial bajo control estadounidense y con sede en Washington. Los capitales en dolares americanos llovieron sobre Europa (el Plan Marshall) y Japón con el fin de restaurar la industria capitalista, para que estas economías destruidas por la guerra pudiesen comprar las exportaciones estadounidenses en dólares.

Pero Bretton Woods no salvó al capitalismo mundial para siempre. El acuerdo, con sus tipos de cambio fijos, la supremacía del dólar y de las instituciones internacionales bajo control de los EE.UU. parecieron funcionar durante la Edad Dorada de 1946 a 1965, principalmente debido a que la rentabilidad del capital estadounidense después de la guerra fue muy alta, y también aumentó rápidamente en Europa y Japón, con su excedente de mano de obra barata y nueva tecnología americana.

la hegemonía económica de Estados Unidos comenzó a declinar en la medida en que su relativa superioridad comercial y de crecimiento decayó paulatinamente desde mediados de la década de 1960 por el coste de la guerra de Vietnam, y el éxito comercial franco-alemán y japonés. Cuando la economía de Estados Unidos dejó de tener un superávit comercial y fue sustituido por un déficit cada vez mayor, el dólar sufrió una presión creciente y, finalmente, tuvo que abandonar su norma cuasi-oro en la década de 1970, lo que marcó el final de la era de Bretton Woods.

Con el colapso de la rentabilidad del capital en las principales economías desde la mitad de la década de 1960, todo el mundo luchó por su cuota de comercio y devaluó sus monedas. El FMI lo intentó y forzó con crisis financieras a varios gobiernos para mantener un régimen cambiario anclado en el dólar mediante la austeridad (la «devaluación interna»). En la subsiguiente era neoliberal a partir de la década de 1980, se redujeron los aranceles comerciales en beneficio de Estados Unidos, pero la «globalización» del capital permitió la “emergencia” de Japón, Corea y China como competidores de EE UU y Europa en los mercados mundiales. El sueño keynesiana de «dos grandes naciones” que organizasen la cooperación global y de un nuevo orden económico mundial quedó solo en un sueño.

El siguiente gráfico muestra como EE UU exportó capitales a nivel mundial en el período de post-guerra. Pero con el tiempo el capital norteamericano tuvo que financiar sus inversiones en el exterior no gracias a su superávit comercial, sino con créditos. Las empresas estadounidenses siguieron invirtiendo en el extranjero de manera rentable y Japón y Europa reciclaron sus excedentes comerciales mediante bonos en dólares, manteniendo así barato el coste del endeudamiento de Estados Unidos. Fue una gran manera para que EE UU mantuviese la rentabilidad a través de su hegemonía del dólar.

«Esencialmente, la economía de Estados Unidos ha sido capaz de endeudarse a bajo precio en el resto del mundo, y luego invertir esos fondos en empresas en todo el mundo. La rentabilidad de los activos financieros promedio durante períodos prolongados de tiempo es superior a la rentabilidad de la deuda. La brecha anual ha sido de entre 2.0% y 3.8% desde 1973». Pierre-Olivier Gourinchas analiza este patrón en «La Estructura del Sistema Monetario Internacional».

La realidad que no reconoce la economía keynesiana cuando analiza la economía mundial es que, bajo el capitalismo, el desarrollo puede ser “combinado” (globalización, tratados comerciales, etc.), pero también es “desigual” (desigualdad, monopolio del crédito, etc.), como muestra el ejemplo de Bretton Woods. Los autores del Guardian quieren un nuevo Bretton Woods, a partir de las ideas de Keynes. Pero es una ilusión bajo el capitalismo e incluso un espejismo que Keynes nunca sufrió.

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La cultura de la paz y los derechos de los pueblos

La memoria no es pasado, la memoria ilumina el presente. Los pueblos sin memoria, los pueblos que olvidan, son pueblos que desaparecen. Por eso se trata de responder con una resistencia organizada para enfrentar mediante una lucha no violenta al sistema dominante. Nosotros, los pueblos del mundo, somos los que tenemos la capacidad de este cambio.

Fuente: La Jornada

Muchos han sido en la historia de la humanidad los atentados a la vida humana y de allí surgieron también herramientas normativas, pactos de convivencia, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, creada después de la Segunda Guerra Mundial. La bomba lanzada sobre Hiroshima, que dejó profundas huellas en el pueblo japonés, el Holocausto y otras tantas matanzas, son expresiones de lo peor de la condición humana. Con la caída del Muro de Berlín y el fin de la llamada guerra fría, una potencia vino a monopolizar la hegemonía del poder: Estados Unidos de Norteamérica. Otras guerras presentes e inacabables se extienden en Medio Oriente, Libia, Siria, Irak y Afganistán. Guerras provocadas por esta potencia en defensa y tutela de grandes intereses del complejo industrial-militar. Miles y miles de personas mueren asesinadas, y otras miles, tratando de salvar sus vidas, fallecen y se pierden en el mar. El mar no deja huellas, pero estas huellas quedan en la conciencia de la gente.

Entonces, cuando hablamos de democracia y de paz, tenemos que interpelar esos conceptos. ¿De qué democracia y de qué paz estamos hablando? La democracia se construye. ¿Al mundo le importan las lágrimas de los oprimidos? Albert Camus afirmaba que la vida humana comienza del otro lado de la desesperación. Por eso debemos tener la utopía como horizonte y si no existe, debemos tener la capacidad de inventarla. De ahí el concepto de resistencia. Otro mundo es posible. Aunque no se pueda cambiar todo, lo peor que podemos hacer es ser indiferentes. El otro tiene los mismos valores y los mismos derechos que cada uno de nosotros, y si perdemos de vista al ser humano nos perdemos a nosotros mismos.

Hay un proverbio que reza: “Si no sabes a dónde vas, regresa para saber de dónde vienes”. Nosotros venimos del continente de la tierra profunda. Y nos duele lo que pasa en el continente, y nos duele lo que pasa en México. Y nos duele Ayotzinapa que, en la crudeza de los hechos, puso nuevamente sobre el tapete la dimensión y el alcance de la desaparición en este país.

Este continente sufrió en muchos países la militarización impuesta por Estados Unidos por conducto de dictaduras instaladas por la violencia, mediante un plan perfectamente estructurado, que dejó miles de muertos, torturados, exiliados, secuestrados e instauró la desaparición. De ahí surge la figura de la desaparición forzada de personas como crimen de lesa humanidad.

Lo que ocurre hoy en México son delitos de lesa humanidad. La CIDH está investigando estos delitos y debe continuar haciéndolo. Hay que superar la impunidad jurídica, porque mientras exista la impunidad, continuarán cometiéndose estos crímenes aberrantes.

La época de las dictaduras está presente hoy en la vida de nuestros pueblos y nuevas estrategias de dominación se expanden y consolidan.

Hoy se pretende afianzar en estas sociedades la cultura de la violencia. Hay que desarmar la razón armada a través de la cultura de la paz, respetando la diversidad que es la riqueza de los pueblos, privilegiando al ser humano sin distinción, sin preguntar su ideología. Hay que hacer caminar la palabra, cuidar la palabra. La palabra es vida.

Los pueblos tienen que ser protagonistas de su propia historia. No pueden ser pasivos. La pasividad no es la paz.

Tenemos muchas expresiones de resistencia: la de los pueblos originarios; la de las mujeres, las Madres de Plaza de Mayo son un ejemplo de resistencia; la lucha por los derechos humanos; en México la resistencia en Chiapas y otras expresiones de lucha.

Los pueblos indígenas sostienen su cosmovisión del mundo y hablan del “buen vivir” cuando las necesidades del ser humano están satisfechas.

El mundo ha cambiado, hay que pensar en un nuevo contrato social para la humanidad, necesidad frente a la cual es muy importante el rol que juegan los gobiernos, las sociedades, las organizaciones, las instituciones, la universidad.

La educación es muy importante para los pueblos y la conciencia de las nuevas generaciones.

La memoria no es pasado, la memoria ilumina el presente. Los pueblos sin memoria, los pueblos que olvidan, son pueblos que desaparecen. Por eso se trata de responder con una resistencia organizada para enfrentar mediante una lucha no violenta al sistema dominante. Nosotros, los pueblos del mundo, somos los que tenemos la capacidad de este cambio.

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