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Invertir en primera infancia: un paso para combatir los círculos de pobreza

Por: Semana.

Según Costas Meghir, economista e investigador estadounidense, fomentar el desarrollo de los más pequeños es una apuesta por construir una sociedad más equitativa y una decisión más sabia en términos de costo-beneficio para un país. Semana Educación conversó con él sobre el desarrollo social en los primeros años de vida.

Los académicos insisten: un país se beneficia en gran medida si fomentan el desarrollo de las habilidades de los niños en sus primeros años de vida. Esta vez, Costas Meghir, doctor en Economía de la Universidad de Manchester, explica por qué Colombia debe seguir sumando esfuerzos en torno a la primera infancia. Entre sus razones expone que potenciar las capacidades de los niños es un paso importante para tener ciudadanos con más oportunidades en la vida.

Meghir enfocó sus más recientes investigaciones en la economía de la educación y del desarrollo. Y tras aplicar su conocimiento en comunidades vulnerables en Chile, Senegal, Jamaica y Colombia, compartió algunos resultados en el Noveno Seminario Internacional de Investigación, realizado por el Icfes recientemente. Entre sus reflexiones explicó el rol de las mujeres de la comunidad y cómo involucrar a los padres de estratos vulnerables en el proceso de aprendizaje de sus hijos.

SEMANA EDUCACIÓN (S.E.): Usted es economista. ¿Por qué decidió enfocarse en el desarrollo social?

COSTAS MAGHIR (C.M.): Me interesó en el desarrollo social porque sirve para pensar cómo generar oportunidades para las personas de estratos socioeconómicos bajos. Para hacerlo, los investigadores han trabajado con personas de diferentes edades, adultos y niños. Los resultados le apuntan a lo crucial que es trabajar con la primera infancia. Esas investigaciones nos impulsaron a trabajar con niños de edades tempranas para así entender cómo transformar el comportamiento de los padres y las posibilidades que tendrán a futuro los niños. Esa parece ser la forma de fomentar una sociedad equitativa y con oportunidades para todos.

S.E.: ¿Y por qué hacerlo en Colombia?

C.M.: Trabajar en Colombia es algo oportunista. Es un país muy interesante y es de ingresos medios. Una parte de su población es muy pobre y ha sobrepasado muchos obstáculos en años anteriores. Pero decidimos trabajar acá porque conocimos estadísticas gracias a  programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Empleo en Acción. La información que nos suministraron y esas características socioeconómicas del país fueron la puerta de entrada.

Así, cuando tuvimos la idea de estudiar el desarrollo a partir de la primera infancia pensamos que sería posible hacerlo en Colombia por los niveles de pobreza, el nivel de desarrollo y los tipos de personas en esos entornos. Además, hemos leído mucha literatura de otros autores que también enfatizan en lo crucial de trabajar para desarrollar la primera infancia.

S.E.: Cuéntenos más detalles de la propuesta y el trabajo en Colombia y cuál fue el resultado que arrojó…

C.M.: Partimos de la idea de que los niños en entornos vulnerables reciben pocos estímulos. Por ejemplo, los padres no hablan casi con sus hijos, no tienen acceso a juguetes y tampoco les realizan tantos juegos o actividades, el tipo de cosas que los niños en la clase media sí obtienen y que son importantes para desarrollar el cerebro, específicamente la parte cognitiva y el lenguaje.

Entonces, recogimos estrategias y actividades de una investigación que realizamos en Jamaica y lo aplicamos para crear un currículo para las comunidades en Colombia y el cual la mayoría de padres de estos estratos podrían identificar.

Una mujer de la comunidad desarrolló las actividades con los niños y que iban desde cantar, hacer crucigramas hasta contar historias y llevar a cabo juegos de palabras. Cada ocho días realizaban nuevas actividades y cada vez más invitaban a la madre o a la mujer de la comunidad a relacionarse con los niños.

Adicionalmente, la idea era que estas mujeres incentivaran a los padres a que estuvieran más pendientes de sus hijos y que se involucraran con ellos en todo tipo de estas actividades.

Por ejemplo, cocinar con los niños. Hacerlo juntos y explicarles los pasos y los ingredientes. O al salir a la calle mostrarles los elementos alrededor, o mientras están en la casa cantar con ellos o enseñarles las partes del cuerpo. Estas son cosas simples pero no pasan en los entornos más pobres.

S.E.: ¿Cuál es el rol de las mujeres líderes de la comunidad que participan de este proceso?

C.M.: No contratamos a gente con pregrados y del exterior, sino personas locales porque en ese tipo de contextos pobres no hay mucha gente con esos perfiles. Entonces es clave formar a la misma gente de la comunidad, lo que permite un contacto y un diálogo más cercano con los niños y, a su vez, con los padres.

S.E.: ¿En qué se traduce todo ese esfuerzo que han realizado? ¿Cuál es el impacto del trabajo realizado hasta ahora con las comunidades?

C.M.: De lo que aprendimos de la literatura y las investigaciones previas de otros autores es que el desarrollo en la primera infancia trae consigo resultados duraderos. Pero, por el momento no sabemos si nuestro trabajo con los niños será exitoso. Todos los grandes cambios toman varios años.

Pero, lo que sí sabemos es que la pobreza es un problema con unas raíces y que desde una perspectiva social la educación es la clave para combatirlo.

La Teoría del Cambio, si se quiere abordar en esos términos, dice que no importa si las actividades con los niños son de menor intensidad con tal de trabajar con ellos por largos periodos de tiempo: hacerlo de esa manera va a tener un impacto gigantesco en el proceso de aprendizaje de los menores.

Sin embargo, estos resultados solo podrán verse en 15 o 20 años cuando los niños crezcan. ¿Es mucho tiempo? No lo creo. Lo que sí es cierto es que en esto no hay factores ni caminos mágicos para prevenir que en el futuro no hayan tantos adultos pobres. Pese a eso, estos programas tratan, desde los primeros años de vida, en incentivar el desarrollo de las personas para que en un futuro sea posible reducir la pobreza.

En últimas, lo que se quiere con los programas de la primera infancia es atacar las causas de la pobreza, no disminuir los síntomas de ella. Con eso en mente, la pregunta que debería hacerse la sociedad, más bien y en primer lugar sería: ¿Por qué hay pobreza?

S.E.: ¿Cuáles han sido los desafíos a la hora de involucrar a los padres en el aprendizaje de sus hijos?

C.M.: Nuestro trabajo intenta involucrar mucho a los padres. Nosotros no nos llevamos a los niños a aprender lejos de sus padres y después lo devolvemos a la casa. Queremos e intentamos que sean los ellos que hagan cosas con sus hijos. Con las investigaciones hemos aprendido que hay diferencias fuertes en la interacción de los padres e hijos según el estrato social.

Las clases sociales más vulnerables y con menores ingresos tienden a creer que los niños nacen de una forma y así crecerán. Entonces para ellos mantenerlos a salvo es lo único que pueden hacer. Por el contrario los padres de clases medias y altas ven a los niños como personas moldeables: los llevan a clases de piano, a jugar algún deporte, a aprender a leer. También es una cuestión de dinero.

Pero lo que creemos es que, a parte de las dificultades económicas, el problema es cultural: hay unos preconceptos en estas comunidades y es necesario transformar esas creencias. La forma de hacerlo es impactar a toda la comunidad y no a una sola persona. Eso hará que sea un trabajo sostenible y es el desafío más grande.

Pero, en últimas, para que esto pase es necesaria una infraestructura que solo se puede lograr con el apoyo económico e interés del Estado. Nosotros somos investigadores, vemos qué puede funcionar o no. Pero los recursos son necesarios para crear un currículo particular, para entrenar a las mujeres comunitarias, monitorear y revisar el trabajo de la comunidad. Es, sin duda, una agenda que necesita escalarse a las políticas públicas.

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/educacion/articulo/invertir-en-la-primera-infancia-es-la-oportunidad-de-desarrollo-para-colombia/590716

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Sobre educación e infancia

Por: Renato Opertti.

La propuesta de cambio educativo impulsada por Eduy21 (www.eduy21.org) considera a la primera infancia como una de las áreas estratégicas de la transformación educativa.

El objetivo fundamental es fortalecer los avances que en primera infancia y educación inicial el país ha realizado desde el retorno al régimen democrático de gobierno en 1985. Destacamos seis avances.

En primer lugar, la universalización de la cobertura en la edad de cinco años, próxima a lograrla en cuatro, y mayor al 70% en tres. En segundo lugar, la obligatoriedad de asistencia a los centros educativos desde los cuatro años establecida por la Ley General de Educación 18.437 (2008).

En tercer lugar, los Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), que atienden a los niños de 0 a 3 años priorizando poblaciones en situaciones de pobreza y/o vulnerabilidad social (INAU, 2017). En cuarto lugar, la incorporación de la primera infancia al Sistema Nacional de Cuidados como un intento de fortalecer las prestaciones sociales en los grupos de edades más vulnerables. En quinto lugar, la elaboración de un “Marco curricular para la atención y educación de niñas y niños uruguayos. Desde el nacimiento a los seis años”, liderado por el Ministerio de Educación y Cultura (2014). En sexto lugar, el proyecto de ley de Garantías para el Desarrollo, Educación, Atención y Protección Integral de la Primera Infancia, que impulsa la diputada Cristina Lustemberg, y que tiene por finalidad optimizar la coordinación y los recursos de las políticas con foco en mujeres embarazadas y en población infantil de hasta 6 años.

Entendemos la necesidad de apuntalar estos avances bajo el marco de una política social de infancia de 0 a 6 años, y de una educación unitaria y compacta de 3 a 18 años. Cinco son los aspectos que singularizan la propuesta de Eduy21: compromiso intergeneracional, integralidad, especificidad, diversidad y jerarquización del educador. Veamos cada uno de ellos.

El primer aspecto, compromiso intergeneracional, tiene que ver con la necesidad de agendar como prioridad combatir la infantilización de la pobreza. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza, medida por insuficiencia de ingresos, alcanza, en el 2017, al 17.4% entre los menores de 6 años, más de dos veces superior a la registrada entre la población total (7.9%) y más de trece veces superior a la constatada entre los de 65 años y más (1.3%). Por otra parte, los quintiles de menores ingresos con población entre 0 y 6 años, son los que menos acceden a la educación inicial. Mientras que solamente uno de cada dos, de la franja más baja de ingresos (Quintil 1), en la edad de 3 años, accede a la educación inicial, esta relación es más de nueve de cada diez en el quintil de mayores ingresos.

Estos datos son reveladores de profundas brechas sociales entre generaciones. Se señala que desde el nacimiento hasta los 5 años, los niños desarrollan capacidades fundacionales para el resto de la vida. Esas capacidades son claramente cognitivas y lingüísticas, pero también emocionales, sociales y morales. Por otra parte, la apoyatura familiar, esto es, la capacidad de cuidar, sostener y estimular al niño o la niña, puede marcar una diferencia decisiva en su bienestar y desarrollo a presente y a futuro.

A la luz de esta situación, Eduy21 plantea universalizar la cobertura en la edad de tres al 2022, con foco en los dos quintiles de más bajos ingresos que concentran la mayoría absoluta de los niños y que son una vía crítica de la reproducción biológica y social de la pobreza.

El segundo aspecto, la integralidad, supone la intersección y las sinergias entre política social y educativa de infancia. Se trata de priorizar el bienestar y el desarrollo integral y balanceado del pequeño o pequeña. En una etapa de cambios acelerados, lo que se logre o no, dependerá de los intercambios que el niño o la niña tenga con su medio. Una adecuada higiene y alimentación son básicas, por supuesto, pero de ningún modo suficientes: hay un sistema nervioso inmaduro que deberá alcanzar hitos como la marcha, la prensión, la atención y el lenguaje. Todos estos hitos deberán estar en relación con otros tantos, como las acciones de compartir, aceptar límites y aprender a confiar.

El tercer aspecto, la especificidad, implica que la propuesta educativa en la infancia no debe ser reducida a un rol de aprestamiento para la educación primaria atendiendo precisamente al enfoque de integralidad que se mencionara en el párrafo anterior.

El cuarto aspecto, la diversidad, que resulta de enfoques y propuestas para las edades de 0 a 6 años, generadas desde el estado, la sociedad civil, las comunidades y el sector privado, y que permiten llegar a poblaciones con puntos de partidas, expectativas y necesidades diferentes. La diversidad se fortalece y se ampara con la clara e insustituible presencia de un estado garante en orientar, observar y evaluar la calidad de las prestaciones y su alineamiento con una concepción integral del desarrollo en las edades de 0 a 6 años.

El quinto aspecto, la jerarquización del educador, es clave para universalizar una atención de calidad para las edades de 0 a 6 años. Con un atraso en el tiempo considerable, recién se reconoce en el 2017 la necesidad de una formación para los menores de tres años con la oferta de Maestro en Primera Infancia en el ámbito del Consejo de Formación en Educación (CFE). Sin embargo, existen en el país formaciones profesionales y técnicas privadas para el trabajo con primera infancia. Estas propuestas son variadas, y van desde formación de auxiliares y educadores que llegan hasta los dos años de duración, hasta una oferta universitaria de cuatro años con la formación de licenciados.

Quienes egresan como docentes de formaciones privadas no pueden acceder al circuito de ANEP. En un panorama de escasos recursos, desaprovechar aquellos en los que la sociedad en su conjunto invierte, resulta un despropósito. Sería posible y deseable establecer un único formato de ingreso al trabajo como docente para primera infancia, valorando el tipo de formación recibido (técnica o profesional), indistintamente del prestador de la misma, estableciendo estándares que estos deberán cumplir, con base a los cuales puedan acceder a la carrera.

En síntesis, Eduy21 propone fortalecer avances significativos en primera infancia como un rutero posible para que en una década se logre que las poblaciones más vulnerables estén cubiertas por diversas modalidades de atención integral y de tiempo extendido. De esta forma contribuiremos decididamente a revertir los efectos regresivos de la infantilización de la pobreza.

Fuente del artículo: https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/renato-opertti/educacion-infancia.html

 

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Seminario Virtual: El derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe

Por: CLADE-OMEP-EDUCO.

Presentación del estudio
– Camilla Croso, de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE)
– Mercedes Mayol Lassalle, de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) América Latina
– Mikel Egibar, de la Fundación Educación y Cooperación EDUCO
Comentarios
– Esmeralda Arosemena de Troitiño, integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) – a confirmar
– Jorge Cardona, integrante del Comité de los Derechos del Niño de la ONU
– Vital Didonet, experto en educación Infantil, consultor internacional y socio honorario de OMEP Mundia

Fuente de la reseña: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfB45w3zeq_GYWYvpTYjgMWYJNiQZGi5o8Lz_o2k6ogHuNc_Q/viewform

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California: la falta de educación en primera infancia no permite nivelación de todos los estudiantes

Redacción: La Prensa Gráfica

Un estudio muestra que la educación que recibe un niño en sus primeros años de vida le permite alcanzar mejores niveles económicos y sociales en el futuro, y tener un mejor desempeño de sus habilidades.

La educación que se imparte en el estado de California es considerada una de las mejores en Estados Unidos; sin embargo, hay estudiantes que no consiguen el máximo rendimiento y no terminan de alcanzar el mismo ritmo.

Así lo revela el más reciente estudio que busca definir la nueva política de educación, que enfatice en cierta área que no se le brindaba atención: la primera infancia.

El argumento de los investigadores indica que la educación debe mejorarse antes de que los niños lleguen a las escuelas. La profesora e investigadora Deborah Stipek, de la Universidad de Stanford, considera que «no es solo un problema de familias de bajos ingresos, es un inconveniente para muchas, porque cada vez menos personas son proveedores de cuidado infantil».

Un dato que proviene de la investigación, es que los estudiantes que vienen de familias latinas o  de piel morena, que tienen bajos ingresos, obtienen menores calificaciones y su adaptación o nivelación en las escuelas es más lenta, comparado a estudiantes de origen asiáticos o nacidos en Estados Unidos que alcanzan mejores calificaciones.

Para reducir esta brecha en educación, la apuesta deberá ir enfocada a pensar bien dónde se debe invertir el dinero que se destina al aprendizaje académico.

La labor de un cuidador o cuidadora infantil es importante en el correcto desarrollo y proceso de aprendizaje de los estudiantes. En California, los niveles son bajos, comparados con otros estados.

Otras políticas previas se habían impulsado y los investigadores concluyeron que hay indicios de mejoras cuando se impulsa la educación en la primera infancia.

La investigación involucró a más de 100 expertos y busca que los resultados obtenidos se apliquen para notar mejoras en la calidad educativa.

Fuente: https://www.laprensagrafica.com/internacional/California-la-falta-de-educacion-en-primera-infancia-no-permite-nivelacion-de-todos-los-estudiantes-20181003-0066.html

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Desigualdad en el acceso, diferencias en la formación, falta de infraestructuras… radiografía de la educación infantil en Latinoamérica

La infancia tiene dificultades en el acceso a servicios educativos públicos y de calidad que estén al alcance de toda la sociedad. Problemas similares en el América Latina y el Caribe, también en España.

La educación infantil, sobre todo la de primer ciclo, nunca ha sido una de las grandes prioridades de los sistemas educativos y eso a pesar de que diferentes informes y evaluaciones internacionales hacen hincapié en la importancia de esta etapa para el paso por el sistema educativo del alumnado de manera satisfactoria y las implicaciones que esto tiene en la vida adulta de las personas.

Problemas como ratios demasiado altas, escasez de infraestructuras públicas que hagan frente a la demanda de estos espacios, garantía de la mayor calidad posible, diferencias en la formación de las profesionales que trabajan en ella dentro de los países, desigualdades de acceso por parte de las familias a servicios de calidad… Estos son algunos de los problemas que esta etapa educativa se encuentra.

Un reciente informe ha puesto el ojo en las diferencias de los sistemas educativos de países de América Latina y el Caribe. Son los mismos que podemos encontrar en este lado del Atlántico.

Se trata del estudio El derecho a la educación y el cuidado de la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe, en el que diferentes expertos han analizado la situación de la Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) en el continente para, con lo visto, hacer propuestas de mejora.

Entre los efectos que señala el documento se encuentra el hecho de que cada vez se presiona más para que la educación infantil dé una serie de resultados de carácter académico que poco o nada tienen que ver con los ritmos madurativos de las criaturas. Unas exigencias, afirman quienes han redactado el informe, que vienen dadas por la presión que ejercen las evaluaciones internacionales en etapas posteriores de la educación. De manera que la AEPI acaba “primarizándose”. “A pesar de que la Convención (de Derechos del Niño) va a cumplir 30 años, todavía a los niños pequeños no se los percibe como ciudadanos (es decir con derechos: a la educación de calidad, a la participación y a la cultura) y persiste la adultización de las sociedades, de los protagonismos y por supuesto las inversiones en educación”, comenta Mercedes Mayol, responsable del estudio, maestra y e la Organización Mundial para la Educación Preescolar .

En este sentido, se pide que las evaluaciones que se hagan en la etapa tengan en cuenta las características de los primeros años de vida. Es decir, que niñas y niños, por pequeños que sean, aprenden, pero lógiamente en los primeros años de vida no lo hacen como personas más mayores. Sus necesidades de entender y hacerse con el mundo que les rodea necesita de unas metodologías que no tienen por qué parecerse en nada a lo que se hace en los años posteriores en el sistema educativo.

Defienden todo lo contrario en sus recomendaciones, una educación basada en los derechos humanos (el derecho a la educación desde el mismo nacimiento, como se estipula en la Convención de Derechos del Niño de la ONU). A lo que se suma la segunda recomendación, que esta etapa sea “accesible a todas y todos desde el nacimiento”, algo que no está garantizado.

Y no está garantizado por otro de los problemas comunes tanto en América Latina y el Caribe como en España, una falta de financiación en la práctica todalidad de las administraciones que tienen algo que decir al respecto. Esto supone que aunque haya una universalización casi completa a partir de los 3 años, antes niñas y niños dependen del capital de sus familias para poder recibir una educació de calidad.

“La calidad es una dimensión central”, dice el documento. Otro de los asuntos que en España preocupa a los colectivos de maestras de educación infantil. Una calidad que debe ser garantía de que se está haciendo un buen servicio para poder responsar al derecho fundamental que asiste a todas las personas desde su nacimiento.

Y, por supuesto, si se quiere un sistema que funcione lo mejor posible, es necesario que las personas que están con las criaturas sean reconocidas y valoradas en su labor, algo que no suele ser habitual. Está muy generalizado, en todos los sectores, que la educación infantil tiene tanta relación con los cuidados que la parte educativa queda deslucida, de manera que quienes trabajan en el sector tienen un papel a medio camino entre la persona cuidadora y la educadora.

En cualquier caso, se pide para sus profesionales una buena formación inicial y continua, una “remuneración justa y superación de los estereotipos de género”. Aquí hablan en el informe de las diferencias que se producen en las titulaciones requeridas para el trabajo con la primera infancia, algo que denuncian en España también los colectivos.

Dada esta titulación diferenciada, en el mismo centro pueden encontrarse maestras y técnicas de educación infantil. Además de suponer labores diferenciadas (que se dan incluso estando en el mismo aula) también hay diferencias salariales importantes.

Y para que todo esto sea sostenible, sin duda, hace falta dinero. “Financiamiento asegurado en los presupuestos públicos”, dice el texto, “de manera suficiente y coherente con las necesidades de esta etapa educativa”.

Existen similitudes muy grandes entre la situación de la AEPI en Latinoamérica y la de la educación infantil en España. Oasis que hacen pensar en la capacidad de maestras y espacios de asegurar el mejor desarrollo de las personas, mientras en la mayor parte de los casos, las familias no matriculan a sus hjas e hijos en los tres primeros años.

Entre las muchas razones posibles, el hecho de que ninguna administración educativa ni estatal ni autonómica haya hecho frente al alto nivel de inversión que supondría que hubiera una oferta suficiente y con unos precios asumibles por cualquier familia, con el personal adecuado y el mayor estándar posible de calidad.

Problemas comunes de difícil solución. Eso sí, como en España, se señala el hecho de que en los últimos años, los Estados del América Latina y el Caribe han hecho un importante esfuerzo (y en buena medida lo han conseguido) atendiendo a la mayor parte de la infancia a partir de los tres años.

Mientras que aquí, la práctica todalidad de la gestión de la etapa ya está en manos de los departamentos de educación, en Latinoamérica se destaca el hecho de que en el primer tramo buena parte de los servicios estaban en áreas de carácter social. También como pasaba en España hasta hace algunos años.

“Cuando pensamos en abordarlo (el estudio) tenia claro que las tendencias señaladas para América Latina y Caribe  -con sus más y sus menos- , son temas que están presentes en las sociedades desiguales del mundo”, afirma Mercedes Mayol. En definitiva, problemas comunes con soluciones similares que pasan por anteponer a cualquier excusa el hecho de que la educación es un derecho humano que se entiende que ha de estar cubierto desde el nacimiento. Mucho por hacer.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/03/desigualdad-en-el-acceso-diferencias-en-la-formacion-falta-de-infraestructuras-radiografia-de-la-educacion-infantil-en-latinoamerica/

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El derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe

Por Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación

La investigación revela que, pese a que las Leyes Generales de Educación en la región reconocen la educación como un derecho humano y el Estado como garante de su pleno ejercicio desde la primera infancia, con distintos puntos de partidas, persiste una fragmentación y dispersión de las políticas y prácticas para esta etapa educativa, así como la ausencia de un financiamiento adecuado

Fuente de la reseña: http://v2.campanaderechoeducacion.org/es/publicaciones/clade/publicaciones-tematicas.html

Descargar el documento: http://www.omeplatinoamerica.org/wp-content/uploads/2018/09/CLADE_PrimeiraInfancia2018_esp_web.pdf

 

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Educación inicial: La realidad de los niños en El Salvador

El Salvador / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Edmé Aguilar / Fuente: InformaTVX

La educación inicial o en primera infancia es la que ocurre desde los 0 años hasta los 9 según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Busca la estimulación temprana de los niños para que desarrollen sus capacidades al máximo de acuerdo a su edad.  

En El Salvador, según el ministerio de Educación (MINED) el trabajo pedagógico para los más pequeños data desde 1832, donde eran familias o las municipalidades que buscaban educar desde el área de parvularia. Pero no existían programas como tal, ya que las clases dependían de una lista de contenidos por parte de la Subsecretaría de Instrucción Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Justicia de esa época.

Con la creación del MINED en 1841, se dio la formación del sistema educativo nacional compuesto los niveles de primaria, media y superior. Es hasta 100 años después, en 1940 con la primera reforma educativa en el país, se crean los programas de educación parvularia que iniciaban a los 4 o 5 años.

Durante los siguientes años, los menores a esa edad no tenían un currículum educativo el cual se apegara a sus necesidades. Ya que es en 1990, al reformarse la Ley General de Educación que la idea de educación inicial aparece. Pero se concretiza con una política de estado hasta 2016.

Actualmente en El Salvador, la cobertura en la educación inicial ha pasado de 1.8 % a 5.8 % según el MINED. Los niños desde su nacimiento, independientemente el nivel económico en que se encuentren sus familias, tienen el derecho a recibir las atenciones y cuidados por parte de todas las personas que les rodean para que ellos puedan desarrollarse en cada año de vida.

Uno de los problemas más grandes es la falta de financiamiento que se el estado le puede brindar en este momento a la primera infancia. Ya que para el presupuesto del 2018 que le fue aprobado al MINED, este tipo de educación es el que menos posee recursos.

Monto presupuestado
Primera infancia $ 2 millones 170 mil
Parvularia $ 63 millones 216 mil
Básica $ 488 millones 384 mil

*Fuente: Portal de transparencia del MINED

El asesor nacional de educación para Plan Internacional en El Salvador, Salomón Cruz aseguró que las inversiones deben hacerse para los niños más pequeños ya que la tasa de retorno será alta.

“Hay estudios que dicen que esa es la edad donde se pueden lograr cambios en el futuro donde pueden convertirse en inversiones muy fuertes que los gobiernos deberían de hacer. Si tu inviertes un dólar en estas edades, tienes una tasa de retorno como de 7 dólares.  Entre más va creciendo el niño y la niña esas inversiones son menos eficientes” afirmó Cruz.

UNICEF y Plan Internacional afirmaron que la clave en los niños es comprender que la interacción es lo que les ayuda a desarrollar sus habilidades motrices, la inteligencia y retención de conocimientos, entre otras.

La realidad de los niños

“Jorgito”, como le dicen en su casa, es un niño de 4 años que vive en Soyapango. Le gusta jugar a la pelota y quiere ser futbolista profesional cuando crezca. Mide un poco más del medio metro  y es el menor de tres hermanos.

Al igual que sus hermanos, Jorgito se quedó al cuidado de su abuela desde recién nacido. Ya que su mamá sale desde muy temprano a trabajar y su papá se ausentó desde el momento de su gestación.

La abuela del pequeño, doña Ana, como la conocen en el pasaje, tiene la fuerte creencia que si al niño se le pone demasiada atención cuando está pequeño se volverá malcriado y va a ser difícil quitar esa actitud. Por eso, él y sus hermanos han vivido con castigo físico y psicológico cuando se comportan de mala manera.

Jorgito se siente emocionado ya que el otro año espera ir al kinder así como fueron sus hermanos. Ya que quiere aprender a leer y escribir. Pero hasta el momento no ha recibido mayor educación y atención que la que le da su abuela.

Para un niño en pleno desarrollo de sus habilidades, como es Jorgito, según Marina Morales, especialista en educación de UNICEF en El Salvador, necesita una pedagogía a esa edad que le permita aprender jugando. Siendo no tan importante el recurso de un juguete en sí, sino la compañía de un adulto para mejorar la interacción del infante y ayudarle a descubrir el mundo.

Esa interacción necesaria para el crecimiento, es la que Jorge y sus hermanos están perdiendo. La de un adulto que les ayude a comprender y a socializar lo que piensan y lo que sienten.

Para la especialista de UNICEF, la cultura en el país es un factor importante para determinar  cómo será la enseñanza en estos años de vida de un niño. Ya que los papás o quienes se encargan de criarlos son más propensos a evitar acompañarlos en estos años de vida.

El asesor de Plan Internacional opinó que la familia es un factor importante en el desarrollo de los niños de 0 a 3 años.

“Los niños a esas edades es en dónde crean todas las conexiones cerebrales y hay estudios de la neurociencia donde se plantean que es ahí donde hay que aprovechar y hacer todas las estimulaciones oportunas para que estos niños puedan desarrollarse. Aquí es importante la participación  de la familia. Pero generalmente, la familia no tiene mucho conocimiento de las buenas prácticas de crianza”, afirmó Cruz.

Otras debilidades que el país posee en materia de acceso a la educación inicial que Morales detectó, se encuentran la poca articulación de programas similares conectados a nivel nacional para formar una sola red. Ya que tampoco existe monitoreo y evaluación de de los trabajos realizados.

De igual manera, el uso indiscriminado de la tecnología por parte de los adultos crea una barrera. Lo cual afecta de manera inconsciente al infante en su vocabulario y habilidad para interactuar con otras personas.

Propuestas para las familias

Desde el 2017, el MINED ha desarrollado los Círculos de Familia en los municipios priorizados por el Plan El Salvador Seguro. El programa funciona con más de 100 educadores voluntarios.

Estos consisten en reuniones de entre 5 a 15 familias, representadas por madre, padre o adulto encargado, acompañado por sus niños. Donde se busca orientar sobre buenas prácticas de crianza y atención a niños menores de 6 años; además dicho programa brinda asistencia a las mujeres en etapas de embarazo.

La ventaja de estos círculos, es que mientras el niño no entre a una educación formal, puede ser asistente con su familia dentro del programa. Para que sus encargados no pierdan la idea de la formación en valores que deben de tener. También de los contenidos que el niño puede desarrollar junto con su ayuda para su aprendizaje.

En una entrevista realizada en el programa “Encuentro con Julio Villagrán” de TVX al viceministro de Educación, Francisco Castaneda aseguró que la estimulación temprana en los primeros 1000 días de vida de un niño determinan y se puede corregir todas las debilidades que los jóvenes tienen cuando salen de bachillerato.

“Hemos contratado 218 asistentes técnicos en primera infancia y estamos trabajando con los doctorados en educación y tenemos las maestrías en primera infancia”, afirmó Castaneda con respecto al trabajo realizado en el MINED.

Por parte de Plan Internacional, se han creado el Círculo de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPI) que consiste en sesiones de trabajo de las mamás con sus niños.

“Orientamos la forma en cómo estas madres puede mejorar  su comunicación, atención con estos niños para que lo que aprendan pueden rehacerlo cuando regresen a su casa. Son talleres de reflexion, motivacion y talleres de práctica que se desarrollan y se hacen en un lugar comunitario” comentó Cruz.

El Salvador ha comenzado a trabajar por establecer un marco legal que protege el derecho de educación de los niños desde los cero años. Los siguientes pasos que debe tomar el país son la consolidación de las estrategias para mejorar el acceso a la educación en primera infancia, la sensibilización a la población para establecer la prioridad de involurar este tema en la familia, ampliar el financiamiento y evitar empezar de nuevo algo que ha avanzado en los últimos 10 años.

Fuente de la Noticia:

Educación inicial: La realidad de los niños en El Salvador

ove/mahv

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