Las ciencias agógicas y su importancia en la actualidad

Por Flavio Castillo

Resumen

En el presente artículo, se hizo un breve análisis de la limitante que actualmente tiene la Pedagogía para atender los procesos formativos del ser humano en diferentes etapas de su ciclo vital, sin la intención de descalificar, sino más bien justificando el uso de otras ciencias educativas especializadas que están inmersas en las ciencias agógicas tales como la Hebegogía y la Andragogía que pueden atender a los adolescentes y adultos respectivamente.

Palabras clave: Pedagogía, Hebegogía, Andragogía, Ciencias Agógicas.

Introducción

Recientemente vi la película “Las Sufragistas”, cuya trama se desarrolla en la Gran Bretaña de inicios del siglo XX y el guion describe cómo los hombres de acuerdo con su sociedad y tiempo tenían las condiciones para votar y las mujeres, por el contrario, eran consideradas con pocas capacidades y por consecuencia no tenía sentido que tuviesen el derecho al voto y justamente, el argumento principal de la película es denotar la lucha de éstas para tener la misma condición que los varones.

Esta trama me remitió a situaci

ones educativas actuales, en donde la Pedagogía con un gran posicionamiento sigue siendo para muchos la única ciencia relativa a la educación, dejando afuera y desdeñando cualquiera otra alternativa educativa que se presentase, en contraste, cada vez son mayores las voces que reclaman que la educación no ha avanzado en décadas y hacen comparaciones con otras ciencias y áreas de conocimiento que han evolucionado impactantemente. El presente artículo discierne al respecto a través de un recorrido breve en las Ciencias Agógicas.

Desarrollo

La educación sufrió un cambio sustancial gracias a las aportaciones de Comenio que hasta la fecha siguen reproduciéndose en miles de aulas del mundo, sin embargo, a pesar que ya han pasado siglos, pareciese que no hay muchas modificaciones, Barrera (2016) dijo en su conferencia “…la educación ha cambiado poquísimo, si regresase hoy a una clase de Derecho, ¿creen que sería muy diferente a la mía de hace 30 años?, no”, para el autor, este es un síntoma que la Pedagogía ha alcanzado su tope máximo, podría ser algo cercano a lo que se conoce como principio de Peter, que en palabras de Paredes (2010), “en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”, con esta definición podría expresar que la Pedagogía ha llegado a este nivel, en donde, ante una sociedad cambiante, con personas sumergidas en esos cambios, ya no encuentran respuestas en ella para algunas situaciones educativas. Los tiempos en donde se concebía a la Pedagogía como aportadora de respuestas para procesos formativos de los seres humanos desde los cero años y hasta los 99 años, ya no son tan sostenibles.

En 1977, el Dr. Félix Adam, en su libro sobre Andragogía enunció el término de Antropogogía, misma que definió como “es la ciencia y arte de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier periodo de su desarrollo psicobiológico en función de su vida cultural, ergológica y social” (Adam, 1977, p. 42). Muchos años después, la misma idea surgió ahora con el título de Ciencias Agógicas que coincidentemente tienen la misma concepción aplicativa, dichas ciencias están compuestas por la Pedagogía, Hebegogía y Andragogía.

Figura 1. Antropogogía o Ciencias Agógicas ajustadas al sistema educativo mexicano.

 

En estos tiempos, dividiendo la educación en el sistema educativo mexicano (SEM) de acuerdo con el interés del presente artículo, los niños están inmersos en la educación primaria o básica en edades de 6 a 12 años aproximadamente, los muchachos[1] de secundaria y jóvenes de bachillerato están en edades que oscilan de 11 a 18 años y los adultos jóvenes hasta de la tercera edad en estudios universitarios y hasta posgrado.

Para el primer caso, la Pedagogía sostiene su lugar en la educación básica, en donde el Proceso de Enseñanza – Aprendizaje (PEA) está dirigido y mediado por el profesor o pedagogo haciendo que los niños alcancen el máximo de desarrollo de sus conocimientos, habilidades y destrezas de acuerdo con lo estipulado en el modelo educativo correspondiente. Que entre sus características está: comunicación vertical, dependencia del cognoscente, proceso formativo dirigido y mediador. En este nivel y por la manera en que los pedagogos actúan, hacen mucho énfasis en la parte disciplinaria (reguladora de conductas en el aula) y no hay aprendizaje si no hay enseñanza, sobre todo en los primeros grados.

Para el caso de los muchachos y jóvenes tanto de secundaria como de bachillerato en una encuesta que realicé hace un par de años, estos se quejaban de que sus docentes aún les dictaban, que hacían grandes discursos y ellos estaban siendo sometidos a estar “bien” sentados y a escucharlos, además debiesen con estas acciones tener aprendizajes, situación que fuese imposible de realizar.

Pareciese que los docentes que colaboran tanto en secundaria como en Bachillerato desconocen acerca de la adolescencia (incluyendo la pubertad) y ellos, los docentes, quisiesen tener estudiantes bien portados y estudiosos, de tal manera que cumplan con las tareas que se les deje y además estén “bien” portados en el salón de clases haciendo con esto un acto contra natura. Barrera (2016) mencionó que las clases son de mucho Blá, blá, blá y él quisiese que fuesen de acciones que sorprendiesen a los estudiantes, además que tuviesen un grado de desafío y esto hace más atractiva la clase a los adolescentes (para este caso).

Los adolescentes en la encuesta antes mencionada pedían que las clases ya no fueran aburridas y que los docentes no los subestimaran ya que los trataban en ocasiones como tontos y por su precario conocimiento de lo que es un adolescente, para muchos de ellos representan a un rebelde que por el hecho de tener una opinión diferente al del docente, éste le cargue la mano con actividades extras o denigrantes o con apelativos que busquen ridiculizarlos o con palabras altisonantes.

 

Y todo lo anterior me da la lectura que el Proceso de Enseñanza – Aprendizaje de la Pedagogía les queda incómodo por ya no estar a la par de sus intereses y condiciones psicobiológicas, como si uno se comprase una prenda de vestir de talla diferente a la que uno debe portar, para el caso del docente, es insostenible que intente seguir siendo la única fuente de conocimiento para estos adolescentes, ya no sienten una dependencia hacia el docente para adquirir conocimiento, ya están en tiempos de querer probar sus capacidades, de encontrar caminos diferentes a lo establecido, de enfrentarse de manera desafiante a la vida.

Según Rosado (2015) en la adolescencia se da una remodelación en algunas partes del cerebro, en donde el adolescente siente esa necesidad de comprobar lo que se le ha enseñado, de formar criterios propios y de tomar sus propias decisiones, porque a pesar de buscarse así mismo a la vez está renunciando a lo que ha sido, dándose cuenta que mucho de lo que es en ese momento no ha sido por sí mismo y esa contrariedad le provoca hasta cambios en su estado anímico.

Si esto es así, entonces, el Proceso de Enseñanza-Aprendizaje no es el apropiado y por ende la Pedagogía no tiene respuestas hacia ese periodo de edad, bueno, excepto las represivas, ya que es más fácil disciplinar, intentar mantener el status quo que se les ha inculcado desde la primaria de que el docente es el que sabe y ellos van a que se les enseñe, sin embargo, en un plano propositivo no satisface al adolescente, por eso la educación para el adolescente desde la Hebegogía[2] es bajo un Proceso Problematización-Aprendizaje  (PPA) en donde a través de la estrategia didáctica AS (acuerdos-seguimiento) se le empodera al adolescente en el porcentaje de acuerdo de su aprendizaje, quedando la praxis hebegógica en una representación 3C (colaborativa, creativa y celebrando logros), esto permitirá apoyar al desarrollo de toma de decisión del adolescente, aunado a esto, un plan ético podrá preparar al adolescente al mundo futuro que le espera tanto en la universidad como en su sociedad, ya sea como ciudadano o como trabajador.

El adulto per se tiene características propias que los distingue de sus etapas anteriores en su ciclo vital, como participante tiene antecedentes académicos por los años de estudio que ya posea o tiene experiencia por su actividad laboral o simplemente tiene experiencia de vida, aunado a lo anterior, puede ser que ya tenga ingresos económicos y si se somete a un proceso formativo seguramente será porque sus intereses se mueven hacia cuestiones económicas, por capacitarse profesionalmente, por continuar estudios superiores o extender su sociabilidad y relaciones (Adam, 1977).

A este tipo de cognoscentes la Pedagogía ni la Hebegogía cubrirán sus expectativas, por lo que la Andragogía[3] es la ciencia educativa especializada que está hecha para atender a los adultos en cualquiera de sus etapas (joven, intermedio o tardía), con su proceso exclusivo de Orientación-Aprendizaje (POA) y los principios enunciados por Adam (1977), horizontalidad y participación, hacen que el aula se democratice de tal manera que entre todos tomen decisiones por el hecho que son adultos, de esta manera, cada equipo de trabajo podrá determinar el rumbo basado en los contenidos de aprendizaje del proceso formativo, determinando los productos o evidencias de aprendizaje que presentarán para que en otro proceso igual de importante que es la evaluación, se base en la autoevaluación, coevaluación y evaluación del facilitador, en los porcentajes de intervención acordados desde el inicio en la fase de encuadre y el facilitador será aquel que realmente conozca de las características del adulto en situaciones de aprendizaje.

El adulto participante en un proceso formativo está consciente que todos aprenden de todos y a la vez, cada uno generará su conocimiento a través de las actividades colaborativas que dan posibilidades de expandir y enriquecer sus aprendizajes.

 

Figura 2. Niveles de participación en procesos formativos entre el facilitador y el participante.

 

 

 

Conclusión

En este breve recorrido por las ciencias agógicas y su aplicación en las diferentes etapas del ciclo vital del ser humano, se puede apreciar que la Pedagogía ya no es funcional para niveles educativos más allá de la educación básica y que ahora con los cambios sustanciales que hay en nuestro entorno, es conveniente atender al ser humano – educativamente hablando – a través de la Hebegogía para los adolescentes, que en palabras del Mtro. Faustino Rodríguez citado por Castillo (2018), “ni son niños ni son adultos” y tienen características propias. Asimismo, la Andragogía debiese estar presente en las aulas universitarias y de posgrado, centros de formación y capacitación, ya que el facilitador en un proceso formativo entre adultos es de una total desconsideración y falta de respeto tomar decisiones sin incorporar la opinión y decisión de sus participantes.

Referencias

Adam, F. (1977). Andragogía. Caracas: FIDEA.

Barrera, R. (2016). Sorprendizaje.. España: TEDx Sevilla.

Castillo, F. (2018). Hebegogía. La alegría del aprendizaje del adolescente. Manuscrito inédito. México: Soluciones Educativas.

Rosado, Y. (2015). El cerebro de los adolescentes y ¿por qué actúan así?. México: TEDx Coyoacán.[1] Se hace la aclaración que se está utilizando palabras apegadas a lo dictado por la Real Academia Española, en donde no se hacen diferencias de género en plurales.

[2] Ciencia y arte que, estando inmersa en la Antropogogía, atiende al ser humano en su etapa psicobiológica entre 12 a 18 años a través de la educación formal y no formal que promueve la alegría del adolescente en sus procesos de aprendizaje y que tiene como objeto de estudio al adolescente en situación de aprendizaje (Castillo, 2018, p. 10).

[3] La ciencia y el arte que, siendo parte de la Antropogogía y estando inmersa en la  educación permanente, se desarrolla a través de un hecho sustentado en: la institución educativa, el ambiente,  el contrato de aprendizaje, la didáctica, la evaluación y el trabajo en equipos, cuyo proceso, al ser orientado con el fin de lograr horizontalidad,  participación  y sinergia positiva por el Facilitador del aprendizaje, permite incrementar el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la creatividad del participante adulto, en cualquiera de sus etapas vitales, con el propósito de proporcionarle una oportunidad para que logre su autorrealización.

 

Comparte este contenido: