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Los exámenes, un elemento más de la evaluación o algo que debe desaparecer

Por: Saray Marqués

“Los exámenes no sirven para nada en la educación. En Art Thinking no existen porque la evaluación, aunque importante, es entendida como una toma de conciencia sobre la educación y no como un castigo o un sistema para humillar y hacernos sentir tontos respecto a los demás”. Habla la profesora de la Universidad Complutense María Acaso desde las páginas de El Mundo. Acaba de publicar Art Thinking, cómo el arte puede transformar la educación (Paidós).

Alberto Royo, profesor de instituto, musicólogo, guitarrista clásico y autor de Contra la nueva educación. Por una enseñanza basada en el conocimiento (Plataforma Editorial 2016) la lee y suspira. “Ya no me sorprendo casi con nada, unas declaraciones así son esperables en la sociedad gaseosa [título de su segundo ensayo]”, manifestará después.

Ambos representan dos posiciones enfrentadas en un debate que va mucho más allá de las frases categóricas. Nos hemos propuesto profundizar un poco más en él, poniendo a prueba la evaluación en sí con la ayuda de distintos expertos.

Aquí van las preguntas. Las respuestas son múltiples:

¿Los exámenes no sirven para nada?

“El problema del examen tradicional (y esto es lo que entiendo que dice María Acaso) es su enfoque calificatorio, dentro de una lógica prescriptiva del conocimiento. Si se trata de saber cuánto porcentaje del contenido curricular es capaz de reproducir el alumno en una prueba escrita, estoy de acuerdo en que estamos llegando al fin de esto, porque no tiene ningún sentido seguir con ello”, reconoce Lucas Gortázar, coordinador del Ciclo de Educación de Politikon y miembro del Proyecto Atlántida. “Sin embargo, esto no significa que ningún examen (o evaluación) sirva para nada. Al contrario, las evaluaciones (internas y externas) de calidad son hoy más necesarias que nunca, aunque quizá deberíamos llamarlas de otra manera”.

“Es distinto decir que los exámenes no sirven para nada a referirse a exámenes finales, en los que te lo juegas todo a una carta, muy cerrados, que no tienen en cuenta el proceso y dejan fuera muchos aprendizajes… lo contrario a la función formativa de la evaluación. Esto no quiere decir que en la escuela no deba haber evaluación, esta es importante porque nos ayuda a avanzar”, señala Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma.

“La enseñanza es algo muy serio y debe estar blindada ante cualquier propuesta pseudocientífica, por muy bienintencionada que sea. Respecto a los exámenes, la evidencia nos dice que, por lo general, mejoran el rendimiento académico. En concreto, la evidencia indica que hacer exámenes es eficaz para retener y consolidar el aprendizaje y que es más útil que repasar lo ya estudiado y que muchas de las más conocidas técnicas de estudio”, asevera por su parte Royo.

¿Son prescindibles?

Para Martín, si el profesor tiene un número razonable de alumnos y es capaz de hacer un seguimiento de sus procesos, de sus productos (cuadernos, portafolios) mediante una evaluación continua, no haría falta nada más. Con esto tendría suficientes datos de dónde se encuentra cada uno de ellos y la prueba, por sí sola siempre limitada, solo serviría como complemento.

El profesor de Lengua y director del IES Bovalar de Castellón, Toni Solano, manifiesta su posición: “No veo la necesidad de desterrar del todo los exámenes, en determinados niveles y con una adecuada dosis pueden ser un instrumento más de evaluación”.

Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Complutense, sí los considera un buen método, “el único método”, para “comprobar lo que los alumnos han aprendido y evitar los favoritismos y la subjetividad del profesor, algo que se olvida cuando se proponen métodos informales no reglados y libres”. Reconoce que los exámenes finales formales quizá no sean lo mejor para que el alumno aprenda, eso sí, y matiza que hay diferencias en las distintas etapas: si en primaria cree que debe primar la evaluación continua y en secundaria es partidario de evaluación continua con pruebas y controles parciales, a partir de bachillerato, o cuando hay títulos de por medio, sí reclama pruebas finales formales, que, a su juicio, garantizan a los alumnos “el derecho a ser examinados en las mismas condiciones”.

Por sí solos, ¿bastan?

Para Martín, centrar la evaluación en los exámenes es un error, y deben contemplarse como una pieza de un engranaje mucho más complejo. En la misma línea, Solano entiende que, sin otros indicadores, ninguna prueba escrita podría medir competencias como la iniciativa, las destrezas orales, el trabajo cooperativo o la solución de problemas sin planificación previa. “Incluso un buen examen, entendido como una prueba que hace desarrollar competencias (adquisición de contenidos, expresión escrita, desarrollo de la capacidad crítica, autonomía) siempre tendrá carencias para una evaluación integral”, sostiene Solano, partidario de “controles puntuales para determinados aspectos del currículo, pero sin usarlos para obtener la evaluación global”. “Observación diaria del trabajo en el aula, la libreta o el portafolio del alumno, las rúbricas en los proyectos… hay infinidad de elementos que nos proporcionan indicadores del progreso de un alumno más allá del examen, y muchos de ellos son más fiables incluso”, remata.

¿Se abusa de ellos?

Así lo percibe Solano: “No es normal que un alumno de 1º de ESO, que viene de hacer cinco o seis exámenes por trimestre, se encuentre a partir de octubre con dos o tres exámenes cada semana. Sinceramente, se puede evaluar bien a un alumno sin recurrir a tanto examen”.

¿Pueden tener efectos perniciosos?

“Algunos profesores comentan que es una pena tener que suspender a un alumno porque, por ejemplo, ha sacado un tres en el examen, cuando en clase trabaja y participa a diario. ¿Es eso lo que pretende el currículo al hablar de competencias, que aprueben solo los que mejor retienen la información? La evaluación es mucho más compleja que poner nota a partir de un examen. Debo decir que, desde hace años, cuando tengo que poner un examen les doy a mis alumnos las preguntas antes para que las puedan preparar, y nunca el examen es la única fuente para obtener la nota, pues atiendo a otros factores como el trabajo diario, el desarrollo de proyectos o la participación en clase”, relata Solano.

Coincide Royo en que “el examen es una herramienta más” y “a lo largo de todo un curso, el profesor tiene multitud de instrumentos de los que servirse (desde la observación diaria, pasando por la diversidad de actividades y ejercicios de clase, hasta las pruebas o exámenes) para estar seguro de que asigna a sus alumnos una calificación justa”. Sin embargo, considera que “si se afronta como un reto, como un acto de superación, no tiene por qué resultar traumático para nadie”. “Si añadimos que practicar la resiliencia y aprender a sobreponerse a las frustraciones, a las dificultades y a los malos resultados es algo muy educativo, no encuentro motivos para dejar de examinar”, resalta.

Para Martín, sí hay un riesgo: “Cuando la calificación lo impregna todo, cuando pesa más que la función formativa, esto sí es pernicioso, sobre todo cuando se transmite al alumno que falla la sensación de que no va bien, o se fomenta la competitividad entre compañeros, o se transmiten imágenes poco matizadas del grado de progreso de cada uno”.

¿Los hay buenos y malos?

“Creo que hay pruebas que exigen mucho más que una memorización efímera de los contenidos, pero aun así habría que combinarlas con otros métodos”, insiste Solano.

Para Royo, “un buen examen siempre es un buen método de evaluación. Y de aprendizaje. Un mal examen, obviamente, no. El buen examen sirve al alumno y también al profesor, que puede comprobar si su trabajo está siendo eficaz. Los requisitos son los que dicta el sentido común: que responda al nivel de conocimientos adecuado, que recoja con fidelidad los contenidos que se hayan visto durante las clases, que sirva para trabajar tanto aspectos teóricos como prácticos, que ayude al alumno a recordar lo que ha estudiado, que deje poco margen a la subjetividad, que resulte estimulante…”

¿Existe alternativa?

Apunta Martín que hay centros que se están replanteando la evaluación, con herramientas como la rúbrica o el portafolio del alumno, en que los indicadores de progreso se acompañan de la reflexión del propio alumno, en la línea del aprender a aprender, que huyen del “Me lo sé” y del “No me lo sé”, porque “no es cuestión del todo o nada, todos aprenden algo, hay grados”, que se centran en el proceso de aprendizaje y que utilizan toda esa información para que tanto el profesor como el alumno sepan cuál ha de ser el siguiente paso. “Además, todo esto conlleva una nota, pero esta no es la única meta”, explica Martín, consciente de la importancia que tiene reflexionar sobre la evaluación: “La evaluación es una vía muy potente de cambio. Puede haber cambio de metodologías para luego optar por una evaluación tipo control, homogénea, tradicional, pero si cambia la evaluación necesariamente cambiará la metodología, la forma de enseñar”.

“Muchos somos partidarios de modernizar la evaluación, no de eliminarla. En la escuela debe haber pruebas que certifiquen lo aprendido, como guía para la enseñanza y la mejora. De lo contrario, estamos abocados a la arbitrariedad total y absoluta y a una opacidad que perjudica a los más desfavorecidos. Hay metodologías de evaluación modernas que se están poniendo en marcha en muchos centros en nuestro sistema educativo, sobre todo en primaria, y ese es el camino a seguir”, analiza Gortázar, para quien “las rúbricas son uno de los pilares fundamentales del nuevo modelo de evaluación, pues permiten una evaluación con múltiples criterios y están muy ligadas a una tarea con un contexto específico, lo que permite el desarrollo de competencias de forma más profunda, sin quedarnos meramente en la reproducción de contenidos”. “Las rúbricas tienen un sustento científico mucho más sólido que los exámenes de tipo calificatorio, que prevalecen en muchos centros de secundaria de nuestro país, de la misma manera que las evaluaciones competenciales externas (incluido PISA), que son capaces de predecir el progreso educativo del alumno mucho mejor”, zanja.

¿Tienen algo que ver las actitudes anti-examen y anti-PISA?

“Existe una cultura anti-PISA y anti-evaluación externa que yo creo que tiene otros orígenes, que responden más a los problemas de la evaluación externa que hay en nuestro país (no así en muchos otros), a sus usos y desusos por parte de los medios y la opinión pública y a la poca utilidad que se le ha dado a las evaluaciones externas en la práctica diaria de los centros”, comienza Gortázar.

“También prevalece una cierta cultura de opacidad de ciertos sectores que se niegan a aceptar un debate público necesario sobre las responsabilidades de cada uno de los servicios públicos (escuelas, inspección, administración) en los resultados educativos. Es el peor favor que podemos hacerle a la escuela como bien público, negar ese debate”, prosigue.

“Sin embargo, sí creo que hay una relación entre ciertos malos usos y la transición que tenemos pendiente de evaluaciones internas, es decir, evaluaciones por parte de docentes. Son parte del mismo problema, que tiene que ver con la falta de consensos básicos en nuestro sistema educativo”, reflexiona.

¿Para qué evaluar?

“Existe una función reguladora o formativa de la evaluación, que se complementa con la acreditativa, la de rendir cuentas a la sociedad de que la función social de la educación se cumple, que todos aprenden. Esta segunda función es la que se vincula con las calificaciones. El sistema educativo debe conjugar ambas. La evaluación servirá para decirle al docente que evalúa cuál el siguiente paso y al alumno evaluado dónde está. Además, debe permitir que el alumno, al dejar atrás la escuela, sea capaz de regular su propio proceso de aprendizaje, sepa cuándo aprende, por qué, qué le ayuda en ese proceso y qué no. A veces el alumno suspende y no sabe qué ha hecho mal. Está prevaleciendo la función meramente acreditativa, no reguladora, de la evaluación. Y aquí radica el problema, cuando hay una gran presión académico-acreditativa. Esta se intensifica sobre todo a partir de secundaria. Considero que la Lomce en este sentido es un poco esquizofrénica, porque por un lado se transmite que la evaluación ha de ser formativa, pero, por otro, los alumnos han de arañar décimas, llegar a determinadas medias, porque hacerlo o no tiene unos efectos”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/25/los-examenes-un-elemento-mas-de-la-evaluacion-o-algo-que-debe-desaparecer/

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Libro: La investigación educativa en clave latinoamericana

Venezuela / Autor: Ramón Alexander Uzcátegui Pacheco (compilador) / Fuente: Saber UCV

Seis artículos se compilan en la presente obra. Son el resultado de investigaciones realizada en diversas realidades educativas de América Latina. La muestra forma parte del conjunto de ponencias seleccionadas para ser presentadas en el marco de la XIV Jornada de Investigación Educativa y V Congreso Internacional de Educación celebrado en la Escuela de Educación en octubre de 2016. La muestra de investigación educativa en la región que se presenta tiene diferentes tonos y matices, éstas van desde los asuntos vinculados a la gestión educativa, pasando por los problemas más concretos y cotidianos de la escuela y el aula. Despunta el interés por la enseñanza de las ciencias naturales y las ciencias sociales, disciplinas que hoy representan un verdadero reto para el docente, tanto en su formación inicial como en su desempeño profesional como graduado. Los artículos evidencian la preocupación de los docentes por la enseñanza de las ciencias, tema de mucho interés en los sistemas escolares latinoamericanos, en su esfuerzo histórico por hacer de la escuela un espacio amable no sólo para el acceso del individuo a la cultura, sino también favorable a la innovación y al progreso de nuestras sociedades. Cada uno de los artículos que componen el volumen describen la metodología seguida en cada investigación, lo que puede resultar sumamente útil para aquellos estudiantes de educación o docentes en ejercicio interesados en emprender una labor educativa en sus propios contextos escolares. Lo interesante de las proposiciones es el fuerte sentido didáctico que cada autor le imprime a su trabajo. Son docentes inmersos en la realidad escolar, ahora convertida por ellos en problema de conocimiento. Además de hacer formulaciones metodológicas adaptadas a las realidades educativo escolares, los autores recopilan información útil a la reflexión pedagógica, y avanzan en proposiciones para el mejoramiento de la enseñanza, valor que guía el accionar de la investigación educativa, abordar la complejidad de los procesos educativos para potenciarlos y mejorarlos, hacer de la educación escolar una efectiva oportunidad para el aprendizaje, de acceso a la cultura.

Link para la descarga:

http://saber.ucv.ve/bitstream/123456789/16974/1/Libro_internacional2017_uzcategui.pdf

Fuente:

http://saber.ucv.ve/handle/123456789/16974

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Lo electorero del nuevo modelo educativo

Por:  Abelardo Carro Nava

El clima electoral en nuestro país comienza a calentarse en demasía, tan es así, que los partidos políticos han fijado los “mecanismos” bajo los cuales habrán de ser “ungidos” sus candidatos. Para Aurelio Nuño, la silla grande parece escapársele de las manos dado que en el partido tricolor, desde mi perspectiva, se ha hecho lo necesario para Meade, actual Secretario de Hacienda, sea el que lleve su bandera y se posicione ante el electorado mexicano, compitiendo, como parece obvio, con Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador y alguno que otro independiente que logre colocarse en esa carrera presidencial.

Así  las cosas, y en medio de este asunto, una pregunta parece resonar en el aire: ¿qué pasará con el modelo educativo que tan pomposamente ha sido difundido por el actual Presidente de México y el propio Aurelio Nuño? Las especulaciones están a la vista y oídos de todos, sobre todo, de quienes nos encontramos insertos en el medio educativo. Y es que mire usted, aún y cuando dicho esquema de trabajo ha comenzado a implementarse en escuelas públicas “piloto” en algunas entidades del país, la zozobra pesa más cuando el 2018, fecha fatídica para su implementación, se aproxima.

En este sentido, y como lo he señalado desde hace tiempo cuando se habló de lograr una verdadera Revolución Educativa en este sexenio, el modelo educativo que entrará en vigor próximamente en todo el país adolece de varias cuestiones, destacando por su propia complejidad, la de los perfiles de egreso del nivel básico que en él se contemplan. No sé si usted sepa, pero de las adecuaciones curriculares que se hicieron en el 2011 y que en nuestros días siguen operando en este nivel educativo, no ha habido una valoración real que nos permita asegurar que el cambio o tránsito hacia un “nuevo” modelo era necesario dado el logro o no, de esos perfiles de egreso que se contemplaban en el Plan de estudios en referencia. Y lo que es peor, en ningún momento el magisterio estuvo presente o, más bien, fue el gran ausente, primero, de esa evaluación y, segundo, en el diseño del “ nuevo proyecto educativo”.

¿De qué forma puede obtenerse una mejora educativa si en los hechos los planteamientos curriculares obedecen a políticas internacionales más que necesidades nacionales previo diagnóstico de lo que se vive en mi México querido? Dese cuenta, el perfil de egreso que plantea el modelo educativo 2018, nivel preescolar, en el ámbito de lenguaje y comunicación, propone que los niños comprendan algunas palabras y expresiones en inglés. Si, así como lo leyó, “comprendan” algunas palabras y expresiones en inglés. Asunto nada menor si consideramos lo que ocurre en la mente para lograr esa comprensión pero, también, lo que implica el conocimiento de nuestro propio lenguaje, dada su complejidad semántica. ¿Cómo se espera que los niños de la sierra negra de Puebla, por ejemplo, logren este perfil si en las comunidades no hay docentes para la impartición de ese idioma? O, peor aún, ¿cómo se espera lograr ese propósito si además de abordar su lengua materna se tiene que adquirir el español y el inglés con todas las complejidades que tal acto requiere?

Aunado a ello, a alguien se le olvido que dichas comunidades siguen padeciendo los estragos de una serie de políticas económicas que, para acabar pronto, han abierto una brecha de desigualdad importante, no sólo en esta zona, sino en varias regiones del país.

“Aprender a aprender” suena bonito, se lee bonito; pero en los hechos, hay varios factores que impiden que los niños y adolescentes, y también los maestros, se acerquen a este sueño.

No, no piense que pretendo ser un aguafiestas y que mi pesimismo – aunque prefiero llamarlo realismo – opaque los anhelos de quien despacha en Los Pinos o en la Calle de República de Argentina. En absoluto, lo que pretendo decir, es que la realidad sobrepasa esos deseos que están plasmados en ese documento. Pongo otro ejemplo, en el documento “Los fines de la educación en el Siglo XXI” se lee lo siguiente: “Nos enfrentamos a la necesidad de construir un país más libre, justo y próspero, que forma parte de un mundo cada vez más interconectado, complejo y desafiante. En ese contexto, la Reforma Educativa nos ofrece la oportunidad de sentar las bases para que cada mexicana y mexicano, y por ende nuestra nación, alcancen su máximo potencial”.

Con base en ello, ¿cómo podemos construir un país más libre, justo y próspero si la realidad nos bofetea en el rostro cada vez que se descubren actos de corrupción por funcionarios y gobernantes cuya responsabilidad, se supone, debería ser la de atender las demandas sociales y que, para acabar pronto, han llevado a posicionar a nuestro México como uno de los más corruptos de América Latina?, ¿cómo lograr que haya un México interconectado si en muchas localidades mexicanas no hay luz ni servicios de internet y de banda ancha que permitan lograr precisamente esta interconexión con el mundo?, ¿cómo alcanzar nuestro máximo potencial si en resumidas cuentas más de la mitad de los mexicanos se haya en pobreza y pobreza extrema?

Las elecciones se aproximan, eso es un hecho, y el modelo educativo será vendido como el producto que nos permitirá ser un país de primer mundo, y puede ser cierto; sin embargo, somos muchos pero muchos mexicanos que no creemos en falsas promesas de campaña que pueden ser firmadas ante notario público, tal y como ese circo, que prometió un gran espectáculo y terminó siendo un fiasco.

México requiere de una educación que posibilite y potencialice el desarrollo de sus mexicanos, y lo requiere porque por muchos años se nos ha vendido la idea de que sólo a través de esa educación podremos salir del atolladero en el que nos encontramos y hasta el momento, nada ha pasado por las razones que he expuesto. El momento es propicio para levantar la voz y exigir que todos esos candidatillos saquen las manos de los procesos educativos, tan necesarios para el bienestar de los mexicanos.

Fuente del Artículo:

Lo electorero del nuevo modelo educativo

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Costa Rica: Objetos de aprendizaje son innovación en docencia

Costa Rica / 22 de octubre de 2017  / Autor: Cinthia Oviedo Rodríguez / Fuente: Universidad de Costa Rica

El término “Objeto de aprendizaje” empieza a ser visible para la comunidad universitaria en la UCR. Desde el proyecto Docencia Multiversa se ha venido trabajando en algunos de sus equipos piloto, donde los docentes pueden generar sus propios recursos y construirlos ellos mismos. Pero, ¿qué son los objetos de aprendizaje?

La Licda. Brenda Alfaro es una de las acompañantes de Docencia Multiversa que ha trabajado este tema con la Facultad de Ciencias Básicas. Según Alfaro, los objetos de aprendizaje no son cerrados, sino abiertos, por lo tanto las personas pueden seguir construyendo a partir de ese recurso.

“El objeto de aprendizaje lo que hace es unir todas las partes (es decir un video, un texto, audio, o el contenido que se necesite) de forma empaquetada, imaginémonos que en una sola cajita para crear otra forma con todo esto. Cada recurso que hace el docente con un objetivo diferente, puede llegar a plantear otro recurso distinto. Estos recursos deben contar con ciertas características: ser reutilizables, estar integrados a distintas plataformas, y ser contextuales”.

Según la teoría, el término Objeto de Aprendizaje se atribuye a Wayne Hodgins en 1992, quien asoció los bloques LEGO® con bloques de aprendizaje normalizados, con fines de reutilización en procesos educativos.

La directora de Docencia Multiversa, la Dra. Susan Francis, menciona por qué este proyecto se interesa en el apoyo del diseño y construcción de Objetos de Aprendizaje.

“Justamente porque es una de las tendencias que está provocando finalmente que la persona pueda cristalizar el aprendizaje por sí mismo, o sea, Docencia Multiversa busca que la colaboración y el aprendizaje de los estudiantes sean innovadores, y puedan lograr la autonomía que permita crear, pensar, probar y experimentar nuevas cosas y crear caminos divergentes sobre diferentes situaciones”.

Desde Docencia Multiversa se trabaja de forma colaborativa en los equipos piloto que se han ido desarrollando, principalmente en la Facultad de Ciencias Básicas. Con estos acompañamientos, los docentes aprenden a utilizar el Kit Multiversa y a trabajar y plantear sus estrategias de manera colaborativa.

Una de las docentes que está trabajando en el diseño de Objetos de Aprendizaje es Heileen Arce, de la Escuela de Química. Arce comenta que junto con los estudiantes de la asociación, hicieron una encuesta para conocer cuáles eran las temáticas que más se les dificultan y qué necesitan. Los estudiantes pidieron videos que expliquen conceptos, cómo hacer los ejercicios, y un manual donde vengan los problemas y el cómo se resuelven.

“El último objeto de aprendizaje que hice es sobre un tema que es muy complejo para los estudiantes, por el nivel de detalle que tiene. Lo que hice fue un Libro en Mediación Virtual, donde cada capítulo del libro les explica alguno de los contenidos. Fuimos construyendo entre 6 y 8 videos cortos, donde se les explica cada cosa paso a paso, aparte de infografías, que les ayuda a ellos a entender todo solos. A partir de eso deben realizar una tarea de plantear un ejercicio por cada tema en grupos, resolverlo y enviarlo en formato editable, para yo revisarlos, compilarlos y pasarlos como un manual de ejercicios y sus resoluciones”

Ariel Fernández es una estudiante que ha apoyado activamente la creación de los objetos de aprendizaje de la profesora Arce y comenta que le interesó mucho poder participar de este proceso.

“Me pareció una idea muy bonita, creo que esto ayuda un montón a los estudiantes, en comparación con otros cursos que no tienen este sistema de apoyo con videos, y de interacción con el estudiante, de esta forma las personas que tienen otras capacidades de aprendizaje pueden aprender de una mejor manera” mencionó Fernández.

Expo multiversa 2017

Para desarrollar más la temática sobre Objetos de Aprendizaje, Docencia Multiversa estará realizando “Expo Multiversa” una actividad que se realizará el 24, 25 y 26 de octubre del 2017.

En esta primera edición, se ofrecerán 3 talleres presenciales para aprender a construir objetos de aprendizaje. Además de estas actividades, las personas que se inscriban podrán realizar “pasantías virtuales” en entornos de docentes que son parte de los equipos piloto Multiversa y que han logrado desarrollar espacios virtuales que reflejan la innovación, permiten la flexibilidad y promueven la colaboración entre participantes. Las inscripciones estarán disponibles hasta el 17 de octubre en la dirección https://portafoliovirtual.ucr.ac.cr/SCA/index.php/actividades-de-formacion-y-capacitacion

Para más información pueden comunicarse al 2511 5015 o al correo multiversa.docencia@ucr.ac.cr

 

 

Fuente de la Noticia: 

http://www.ucr.ac.cr/noticias/2017/10/17/objetos-de-aprendizaje-son-innovacion-en-docencia.html

 

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Ecuador: El kichwa es clave para el aprendizaje

Ecuador / 15 de octubre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Comercio

Una de las claves dentro de los nuevos procesos educativos­ ­radica en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como un refuerzo para el aprendizaje de conceptos o destrezas.

Las TIC, no obstante, tienen también el reto de ser inclusivas y permitir el acceso a nuevos conocimientos a individuos de diferentes pueblos y nacionalidades, y a quienes hablan otros idiomas que no son estándar en el desarrollo de software o hardware.

Con este desafío en mente, una estudiante de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ambato se planteó la posibilidad de desarrollar una plataforma en línea que permita gestionar el autoaprendizaje para quienes hablan kichwa.

Es así que Elizabeth Morales desarrolló una investigación para la creación de Libre Office Jawalla Yachay.

Esta es una plataforma virtual en línea creada para incentivar el aprendizaje de herramientas de ofimática basadas en software libre en los estudiantes de educación básica media.

El objetivo de la investigación que realizó Morales fue desarrollar un espacio virtual en el idioma kichwa, que permita el autoaprendizaje de herramientas de ofimática libre como Write, que permite el procesamiento de textos; Calc, que habilita el uso de hojas de cálculo, e Impress, que se puede utilizar para realizar presentaciones de diapositivas.

Usualmente, el material desarrollado para el uso de estas plataformas está escrito en inglés o en español, lo que puede resultar una limitante para quienes no hablen esos idiomas como su lengua nativa.

Para el desarrollo de este aplicativo, se entrevistó a profesores de entre cuarto y octavo años de Educación Básica, y así determinar las necesidades pedagógicas y didácticas de la herramienta.

Luego de la investigación, desarrolló la plataforma Jawalla Yachay.

Esta fue implementada en la Unidad Educativa del Milenio Pueblo Kisapincha.

Como resultado de la investigación y del trabajo, en el espacio virtual educativo actualmente se encuentran desplegados más de 100 materiales de apoyo para el aprendizaje, desarrollados tanto en español como en kichwa, con la finalidad de permitir un mejor acceso a este conocimiento.

Fuente de la Noticia: 

http://www.elcomercio.com/tendencias/kichwa-clave-aprendizaje-ecuador-intercultural.html

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Entrevista a Estrella López Aguilar: “Repensar la educación no es una moda”

11 septiembre 2017/Fuente: Blog Tiching

La escuela, tal y como está concebida actualmente, ¿es un reflejo de la realidad que los niños se encuentran al acabar su escolarización?
Nuestro actual sistema educativo está concebido para dar un protagonismo casi absoluto a los contenidos, en detrimento del desarrollo de  las habilidades, destrezas y actitudes del alumnado. Seguimos preparando alumnos y alumnas para vivir en una época que ya no es la suya, que no les corresponde y, añado, que nunca va a volver.

¿Hacia dónde deberíamos avanzar?
Organismos internacionales como la OCDE, nos avisan sobre la importancia de centrarnos menos en el contenido, incluso en menos contenidos pero trabajándolos con mayor profundidad.  Repensar la educación no es una moda, sino la necesaria respuesta a un cambio de ciclo. Sin embargo, para ser realista, me gustaría añadir que el sistema no está parado. Ya se han empezado a producir modificaciones. La escuela, muy lentamente y a diferentes ritmos, empieza a asimilar la necesidad de hacer importantes cambios estructurales.

¿Qué competencias cree que deberíamos transmitir para que puedan gestionar los distintos retos a los que se enfrentarán en el futuro?
Todas las competencias son importantes, pero me gustaría poner en valor la necesidad de desarrollar en el alumnado su capacidad para aprender a aprender. Aprender ya no se circunscribe a un único contexto, ni a una época determinada de la vida. La sociedad del s.XXI, con su vertiginoso ritmo, nos obliga a estar siempre en “modo aprendizaje”.

¿Qué quiere decir con eso?
Aprendemos en la escuela, pero también en los centros de trabajo, en la comunidad a la que pertenecemos, en el ámbito familiar y, por supuesto, en la vida cívica y social. La escuela debe aportar herramientas para la vida, pero sobre todo debe aportar la capacidad para seguir aprendiendo fuera de su entorno.

Los docentes son quienes están en contacto directo con los estudiantes y conocen sus necesidades e intereses. ¿Se tiene en cuenta su opinión a la hora de redactar las leyes educativas?
No lo suficiente. El profesorado debe participar activamente y tener voz a la hora de marcar pautas normativas. Aunque respecto a esto también voy a ser crítica. Creo que los docentes, entre los que me incluyo, deberíamos prestar atención e interesarnos más por todos los procesos que finalmente desembocan en la regulación de nuestro trabajo. Muchas veces nos enteramos por la prensa y no hemos participado en los mecanismos previos a una regulación normativa. Repito que me incluyo.

¿Cree que el currículum debería ser más abierto y flexible, dando más libertad a docentes y centros educativos para adaptarlo a su realidad, como se hace en países como Finlandia?
Creo sobre todo en la necesidad de un mayor autonomía de los centros para adaptar y contextualizar los currículos a su realidad. Aquellos países donde los equipos directivos y los docentes tienen más autonomía en las decisiones, se alcanzan mejores resultados. Y esto lo avalan recientes informes internacionales.

¿Y cómo se puede conseguir?
Las Administraciones educativas deberían favorecer en mayor medida la autonomía pedagógica y organizativa de los centros, el trabajo en equipo del profesorado y deberían estimular la actividad investigadora a partir de la práctica docente. Todo ello unido a una consecuente rendición de cuentas, acorde con la realidad de cada contexto educativo, de cada escuela, de cada grupo.

¿Es eso compatible con consensuar unas leyes educativas supranacionales, por ejemplo, a un nivel europeo? ¿Debe ser un objetivo a conseguir?
Todos los sistemas educativos tienen como objetivo último el éxito del alumnado. Compartimos un mismo fin, pero reitero que es importante no perder de vista las realidades concretas y específicas de cada contexto. Si lo que vale en mi escuela puede no servir en la de al lado, difícilmente servirá en otras a miles de kilómetros… o sí.

Hace años que las escuelas implementan estrategias para que los niños se aficionen a la lectura. En un mundo digital, ¿hay que replantear las estrategias?
Como bien apuntó Prenski, los adultos pertenecemos a una generación que aprendió a entender el mundo a través de la lectura, pero los niños y jóvenes actuales aprenden a entender el mundo a través de la tecnología. A este respecto planteo: ¿existe tecnología sin lectura? Evidentemente no. Simplemente el concepto de lectura se ha ampliado y la escuela debe dar respuesta a esta apertura.

¿Y por dónde empezamos?
En la actualidad las personas interactuamos con otros interlocutores y con los textos en múltiples modalidades, formatos y soportes, para lo que se requiere la interacción de distintas destrezas. Incluir nuevos medios de lectura más allá de los convencionales (websites, blogs, RRSS, chats, audiovisuales…), combinar formatos en papel y digitales y, favorecer la accesibilidad a las nuevas formas de alfabetización es, hoy por hoy, una labor prioritaria de la institución escolar.

¿Cómo podemos promover la afición de la lectura en un contexto como el actual con tantos estímulos de entretenimiento?
No existen recetas para adaptarse a los nuevos retos que nos impone la sociedad del s.XXI. Tampoco en relación a la lectura o a las “alfabetizaciones múltiples”, que según define la Unión Europea “engloban las competencias de lectura y de escritura para la comprensión, utilización y evaluación crítica de diferentes formas de información, incluidos los textos e imágenes, escritos, impresos o en versión electrónica”. Pero se pueden contemplar prácticas que contribuyen a leer de múltiples maneras en las aulas.

¿Qué tipos de prácticas?
Combinar los medios de lectura tradicionales con los modernos o abrir las puertas para pasear por las librerías y bibliotecas virtuales… También facilitar al alumnado los formatos de lectura en torno a un tema, a un texto o a un autor concreto; proponer y facilitar al alumnado la transformación de los textos clásicos a los nuevos formatos; y aprovechar las redes sociales para crear clubs de lectura o implementar espacios para comentar y reseñar textos.

¿Cómo cree que las TIC van a transformar los entornos educativos?
La institución escolar será, cada vez, más abierta a su entorno próximo, pero también al mundo en general. La escuela deberá acercarse a los contenidos para desarrollar competencias del alumnado. Los niños y niñas aprenderán a saber hacer a partir de los contenidos que tendrán siempre a mano gracias a la tecnología (y que siguen siendo importantes, pero no el centro del proceso). Se modificarán las formas de enseñar y aprender, tendiendo invariablemente a contextos de colaboración y cooperación entre alumnos y docentes de un aula, pero también de otras aulas y  de otros centros. Variarán, en consecuencia con lo anterior, los espacios de los centros educativos y también las labores de los profesores.

¿Y cómo debería enfocarse la evaluación en la educación actual?
Hacia la evaluación de procesos de aprendizaje. La meta, lo que hemos aprendido, es importante pero también lo es cómo, cuándo, dónde y por qué lo hemos aprendido.

Si pudiera cambiar tres cosas de la educación, ¿qué cambiaría?
Primero cambiaría, por ley,  los espacios de las escuelas para hacerlos más abiertos, adaptables, modernos, contextualizados y, ¿por qué no?, bonitos. En segundo lugar, buscaría fórmulas menos “burocráticas” y más abiertas para la rendición de cuentas de las escuelas. Entregar larguísimas programaciones, documentos de mejora, memorias, informes… que pueden estar llenos de intenciones, pero vacíos de realidad y resultados, es poco productivo y ocupa demasiado tiempo de trabajo al profesorado.

Y, ¿por último?
Favorecería la integración de la escuela en su contexto real, a través de prácticas de Aprendizaje y Servicio a la comunidad (APS) que desde mi punto de vista deberían ser obligatorias desde el inicio de la Primaria.

Fuente: http://blog.tiching.com/estrella-lopez-aguilar-repensar-la-educacion-no-una-moda/

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