Page 2 of 3
1 2 3

El doctorado perjudica seriamente la salud mental: uno de cada tres estudiantes está en riesgo

Por: Marcos Barajas

La Universidad de Gante revela que el 32% de los doctorandos está en riesgo; la situación en España puede ser mucho más dramática.

En 2015, 14.694 estudiantes leyeron su tesis doctoral en España. Y es posible que 4.702 estuviesen entonces en riesgo de padecer algún tipo de desorden psiquiático, como la depresión. La cifra no es exacta pero, según un estudio publicado por la revista Research Policy y liderado por la Universidad de Gante (Bélgica), la salud mental del 32% de este colectivo está comprometida -dos veces más que entre la población con un elevado nivel educativo-.

Los problemas para conciliar vida familiar y laboral, la obtención continua de resultados que demanda la investigación, la supervisión constante de su trabajo y las expectativas poco halagüeñas de encontrar después un empleo acorde a su preparación tienen parte de la culpa.

Desarrollar una tesis no es un trabajo cualquiera. Marta Giménez, psicóloga clínica y directora de investigación e innovación del Centro de Psicología Área Humana, sintetiza así las razones que lo hacen potencialmente estresante: «Requiere una combinación de habilidades técnicas, intelectuales y emocionales para la consecución de resultados óptimos en contextos de considerable exigencia, procesos de larga duración y con consecuencias para el futuro profesional y académico». Pero hay más razones, porque en esta carrera de fondo cada cual escribe su propia lista de motivos.

Con trabajo duro no vale

Por ejemplo, la de David Nievas. Realiza su doctorado en el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid. Su objetivo es analizar las diferentes formas de islamismo en entornos democráticos como Mali, que se encuentra en el punto de mira del terrorismo internacional. Antes trabajaba en una oficina, así que reconoce que adaptarse a su nueva rutina no fue sencillo. «El doctorado es un trabajo que, en muchas ocasiones, es muy individual y solitario. Me costó pasar de trabajar para otros de forma dirigida a hacerlo para mí mismo y a dirigir mi propia investigación, muchas veces sin referencias previas», asegura. No es el único escollo.

La inseguridad y la desmotivación ya han visitado a Nievas en alguna ocasión ante la falta de recompensas inmediatas, porque, «al ser un trabajo generalmente minucioso, profundo y reflexivo, los productos del trabajo se aprecian a largo plazo con la publicación de artículos o la participación en clases o conferencias». Por todo ello, y por la presión -muchas veces autoimpuesta- que sufren, considera que los doctorandos son «más vulnerables» a este tipo de trastornos, extremo que el citado artículo no confirma.

La propuesta de Nievas: atención psicológica especializada para ellos en los centros universitarios. La idea no suena muy descabellada porque la gestión de las emociones desempeña un papel clave en este oficio, que los especialistas consideran que sólo puede ejercerse con éxito gracias a grandes dosis de motivación, disciplina y tolerancia a la frustración y a las críticas. Más aún cuando los objetivos no siempre se cumplen a la primera.

«Es indispensable el trabajo personal: adoptar una visión proactiva y positiva hacia la solución de problemas y desafíos», cuenta Giménez. Otros hábitos, como cuidar la alimentación, realizar actividades deportivas y de ocio con regularidad y no aislarse de los demás -sobre todo, de personas ajenas al contexto académico- también puede ser de ayuda, afirma esta experta.

Una carrera contra el reloj

Quien está acostumbrado a lidiar con el fracaso, por su faceta como deportista, es Luis Alberto Marco; una profesión que también le ha brindado apoyo económico. Ahora realiza el doctorado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla para determinar qué factores son responsables del buen rendimiento físico y deportivo. En su caso, el tiempo es el principal limitante, sobre todo, cuando le exigen nuevos resultados con cierta frecuencia.

«Muchas veces, el desarrollo de la tesis se estanca por distintos motivos intrínsecos -problemas con la metodología, con los materiales o por pérdida de la muestra- y otras muchas otras, por factores extrínsecos -trabajo, familia o dinero-«. Así que Marco espera optar en el futuro a una plaza de profesor asociado, ayudante doctor «o similar» para dejar de investigar «a contrarreloj».

Para algunos estudiantes, no todos, la tesis doctoral es el primer contacto directo con el mundo laboral. Por si fuera poco, en algunas carreras se hace especial hincapié en los contenidos teóricos pero no se abordan con suficiente profundidad ni la vertiente experimental ni la dinámica de trabajo de un grupo de investigación. Incluso para quienes ya estén familiarizados con este entorno, «la implementación de procesos de acompañamiento para la incorporación a las nuevas actividades, como el mentoring o el entrenamiento en habilidades de gestión emocional y prevención de estrés, pueden ser estrategias muy útiles para minimizar el impacto negativo en la salud mental», sostiene la psicóloga Giménez.

Un futuro poco halagüeño

Sentirse arropado es fundamental. Sobre todo, cuando la realidad no muestra su mejor cara. «Desmoraliza simplemente saber que, por mucho que te esfuerces o por bueno que seas en tu especialidad, tu trabajo se valorará poco en la sociedad y acabarás teniendo que marcharte de tu ciudad y alejarte de los tuyos para que la tesis no haya sido en vano», lamenta Paula Ruiz.

Esta biotecnóloga desarrolla su tesis en la Universidad de Valencia; en concreto, en la fundación FISABIO. Allí, estudia el genoma de dos de las bacterias más peligrosas, según la OMS, por su resistencia a los antibióticos, de cara a desarrollar tratamientos más eficaces.

También ella, como Marco, mira con temor al calendario, aunque por un motivo bien distinto: «Como necesitaba estar admitida en un programa de doctorado para poder solicitar varias becas pero, a la vez, tenía un plazo para realizar la tesis, he perdido un tiempo muy valioso hasta que se resolvió mi situación». En consecuencia, ahora debe obtener resultados válidos lo más pronto posible porque la burocracia ha reducido su margen de error, «con el estrés que eso conlleva».

El dinero, un bache en el camino

El estudio de la Universidad de Gante no aborda los problemas económicos. Sin embargo, éstos suelen convertirse en el principal bache en el camino. «El primer reto es obtener de un contrato de trabajo mediante convocatorias públicas altamente exigentes, o bien la cada vez más exigua contratación por parte de los grupos», aseguran Violeta Durán y Pablo Giménez, miembro y presidente, respectivamente, de la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios. Esta segunda opción es más difícil, teniendo en cuenta «la forma en que se financian los proyectos: los investigadores tienen dinero para comprar material pero se les impide que lo utilicen en contratos«.

Es una de las razones que explica por qué hay tantos aspirantes a doctor que se ven obligados a dejar su tesis sin terminar. Sin apoyos familiares, bancarios o ahorros suficientes, no todos pueden seguir trabajando sin cobrar. La solución, argumentan desde Precarios, pasa por aumentar la financiación destinada al doctorado para favorecer la contratación de más personal y aprobar un estatuto del personal investigador en formación para crear un marco legal y jurídico estable y seguro, entre otras medidas.

Ante este panorama, y si el tema de investigación lo permite, otros dividen su atención entre varios frentes. Es lo que hace Pilar Almansa. Dramaturga, directora de escena y profesora, ahora también estudia cómo aplicar las tecnologías interactivas al teatro en la Universidad Complutense de Madrid. «Ahora mismo, mis esfuerzos están más orientados a conseguir una beca que a la tesis en sí. Cualquier actividad que implique el desdoblamiento de tu fuente de financiación y tu dedicación intelectual es estresante de por sí y puede acabar en depresión», lamenta. Sabe bien de lo que habla: ha sufrido lo mismo en el mundo teatro, donde la realidad impone aceptar empleos fuera de las tablas para poder subirse a ellas.

Por desgracia, las dificultades no terminan al acabar la tesis. Porque aunque la tasa de desempleo en la población española entre 25 y 64 años que había completado sus estudios de doctorado en 2014 era de un 8,2%, según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, muchos se debaten -con el título en la mano- entre irse al extranjero para encontrar un trabajo acorde a su nivel de formación o renunciar a su carrera investigadora para disfrutar de su vida personal.

A falta de que se haga una actualización de la Encuesta sobre recursos humanos en ciencia y tecnología, que el INE publicó en 2010, los entrevistados para este reportaje coinciden al asegurar que las conclusiones del artículo de la Universidad de Gante bien se podrían ajustar a la realidad de los estudiantes predoctorales en España. «Pero es necesario recordar que es un estudio realizado en Bélgica, un país que invierte alrededor del 3% del PIB en investigación -respecto al 1,24% español– y que goza de un gran sistema de investigación», matizan desde Precarios. La situación, aquí, «puede ser mucho más dramática».

Fuente: http://www.elmundo.es/f5/campus/2017/04/19/58f646dfca4741dc138b461b.html

Comparte este contenido:

Reseña de Libro: Tiempos para pensar.

Investigación social y humanística hoy en Venezuela. Tomo II.

Alba Carosio.

Alba Carosio. Allison Acosta S.. Luis Bonilla. María Magdalena Sarraute. Liliana Medina. Carlos Avendaño. Jorge Eliécer Díaz Piña. Iliana Marina Lo Priore Infante. Criseida Barrios. Ana Rivas. Lydia Pujol. María Antonia Cervilla. Marianicer Figueroa Agreda. María Ángela Petrizzo. Marx Gómez. Jacinto Dávila. Alejandro Ochoa. Vidalina De Freitas F.. Guillermo Yáber-Oltra. Miguel Fuentes. Ana Isabel Márquez. Cristóbal Rodríguez-Montoya. Elisabel Rubiano Albornoz. Isabel Zerpa Albornoz. María Cristina González. Doris Marlene Acevedo. Alejandro Rísquez. Luis Jackson. Miguel Balza. Fidel Rodríguez. Naylet Bello. Carlos Yabichella. Dilsi Santander. Julimar Mora. Valentina Trejo Zulay. Néstor L. Villegas L. Celiner Ascanio. Hortensia Caballero Arias. Yheicar Bernal Rodríguez. Javier Carrera Rubio. Liliana Buitrago Arévalo. Ana Castellanos. Eleonora Cróquer Pedrón. Nancy Farías. Franklin León. Mitzy Flores. Sonia García. Ximena González. Carmen Hernández. Romina Hortegano. Francis Lugo Arguinzones. Carmen O. Mambel. Neller Ochoa. María del Carmen Porras. Nelly Prigorian. Jesús Puerta. Indhira Libertad Rodríguez. José Antonio Sánchez Meléndez. Silvana Saturno. Marymili Segura Vera. Mirna Torres. María Alejandra Vega Molina. Eilyn Bárbara Vicuña.

ISBN 978-980-399-069-5
CLACSO. CELARG.
Caracas.
Diciembre de 2015
En nuestros tiempos, hacer investigación en Ciencias Sociales y Humanidades e intentar aportar pensamiento crítico es un hacer personal y también una tarea colectiva que se gesta en el intercambio y en el encuentro, en el debate y en la puesta en común de visiones, análisis, puntos de partida y espacios que se recorren. Hay desafíos del nuevo tiempo que son desafíos de las sociedades, e interpelan a la producción de conocimiento social y humano, le proponen preguntas y encomiendas, exigen que responda a sus demandas éticas y epistémicas desde el Sur, piden que se construyan saberes alternativos, decoloniales, que expliquen, acompañen y prefiguren la emancipación. Este libro, que cuenta con dos tomos, encara este desafío con rigurosidad y espíritu crítico.

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20151211013916/Tiempos_para_pensar_TOMO2.pdf
Imagen: http://www.clacso.org.ar/clacso/novedades_editoriales/img_tapas/1059_Tapa.jpg
Comparte este contenido:

Métodos para fortalecer la investigación en Panamá

Centro América/Panamá/17 Diciembre 2016/Fuente: panamaon

Universidad del Istmo realizó primer seminario de Actualización

Aportar al campo de información de estudiantes y fortalecer el proceso de investigación en Panamá de los profesionales que cursan el nivel doctoral, fueron parte de los objetivos por los que se realizó el I seminario de actualización, organizado por la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad del Istmo.

La Decana de la Facultad, la Dra. Beatriz Domínguez, destacó que el seminario se efectuó en el marco de fortalecer el conocimiento investigativo que necesitan para consolidar la tesis Doctoral. “Con esta actividad generamos un espacio para el análisis crítico, la disertación de los paradigmas epistémicos y orientaciones metodológicas. Estamos construyendo una cultura de investigación que consolidará la investigación en Panamá”, manifestó.
Por su parte, la Rectora Adriana Angarita, expresó que se impulsarán estos encuentros sobre investigación de manera regular y permanente en la Universidad del Istmo, a objeto de promover la producción de conocimiento investigativo de calidad en Panamá, cumpliendo con la misión de Innovación y Tecnología que caracterizan a esta casa de estudios.

Entre los asistentes al seminario estuvieron participantes del Programa de Doctorado en Educación con énfasis en investigación de las sede Panamá, Santiago, Penonomé, Chitré y Colón. A la vez, asistieron expositores de alto perfil con temas de actualidad como: Nuevas Tecnologías y su Aporte al Trabajo Doctoral por Dr. Miguel Vargas Lombardo; Escenarios de Acción Doctoral por Dr. Adán Vega; Producción de Conocimiento a Nivel Doctoral por el Dr. Pedro Pineda y finalmente, Proceso y Producto de Generación de Tesis Doctoral por el Dr. José Renán García, quienes motivaron a los doctorandos a que publiquen sus investigaciones una vez que terminen sus estudios para aumentar las publicaciones de nuestro país.

Fuente: http://www.panamaon.com/noticias/educacion/17056-metodos-para-fortalecer-la-investigacion-en-panama.html

Comparte este contenido:

¿Puede nuestro futuro estar mejor hecho que nuestro presente?

Carlos Magro

No solo están los cambios tecnológicos alterando las formas en que producimos y distribuimos los frutos de nuestro trabajo, sino que además esos cambios están alterando la propia textura de la vida humana”, escribía Jerome Bruner en 1997 en el prefacio a la edición española de La educación, puerta de la cultura (Antonio Machado Libros, 2012).

Diez años después, el 29 de junio de 2007, salía a la venta el primer iPhone y seis meses antes, el 9 de enero de 2007, Steve Jobs se había subido al escenario del Moscone Center de San Francisco para decir:

“Hoy estaremos presentando tres productos revolucionarios, el primero es un iPod con una gran pantalla táctil el segundo es un teléfono móvil revolucionario y el tercero es un dispositivo de comunicación por internet sin barreras. Estos no son 3 dispositivos separados, este es un solo dispositivo y lo llamaremos iPhone.”

El iPhone no fue ni mucho menos el primer teléfono móvil, ni tampoco el mejor. Los primeros son de los años 80 y en 2007 el mercado estaba dominado por los HTC, las Palm y, por supuesto, las BlackBerry. El iPhone estaba, además, lleno de fallos. La presentación de Jobs ese día fue un éxito a pesar del dispositivo pero debemos reconocer que también supuso un cambio de paradigma en muchos aspectos de nuestra vida, incluida la educación.

Dos años antes, entre enero y junio de 2005, las búsquedas en Google del término mobile learning pasaron de 1.240 a 22.700. La vinculación entre aprendizaje y movilidad se estaba cuajando, haciendo evidente el creciente interés por aprovechar al máximo las oportunidades de las entonces incipientes tecnologías móviles; por explorar cómo aprendemos cuando el conocimiento es ubicuo; por saber qué pasa con el aprendizaje cuando éste sale fuera de las aulas y puede suceder en cualquier parte y en cualquier momento; por entender qué ocurre cuando el estudiante puede remezclar, crear, publicar y compartir su propio conocimiento a la vez que se beneficia de conocimiento creado por otros (Tíscar Lara y Mar Camacho, Scopeo 2011). En definitiva, por entender qué pasa con el aprendizaje hoy, en nuestro tiempo, que es un tiempo de redes, un tiempo de líquida abundancia, de conectividad ubicua y movilidad constante. Por entender ¿cómo podemos repensar la educación en el contexto de las nuevas y poderosas tecnologías?

En su corta existencia, el término m-learning ha sufrido numerosos intentos de definición. Desde las más sencillas de un aprendizaje mediado por una palm hasta las más completas que hablan de cualquier tipo de“aprendizaje que se produce cuando el alumno no está en una ubicación fija y predeterminada, o del aprendizaje que se produce cuando el alumno aprovecha las oportunidades de aprendizaje que ofrecen las tecnologías móviles” (Claire O’Malley et al. 2005. Guidelines for learning/teaching/tutoring in a mobile environment p.7)

En casi todas estas definiciones aparecen cuatro dimensiones: la pedagogía, los dispositivos tecnológicos, el contexto y lo social, de manera que el m-learning sería el aprendizaje “a través de múltiples contextos, de las interacciones sociales y de contenido y del uso de dispositivos electrónicos personales.” (Helen Crompton,A historical overview of mobile learning: Toward learner-centered education. 2013. p.83).

Cuando Bruner escribió la frase que abre este post llevaba cerca de 30 años trabajando en la intersección entre la psicología cognitiva y las teorías del aprendizaje. Tratando de comprender cómo funciona nuestra mente y trazando puentes entre lo que él denominaba el computacionalismo y el culturalismo, entre el mundo de lo pre-existente y lo contingente, lo dado y lo construido, lo interno y lo externo, el yo y los otros, la naturaleza y la cultura. O como Richard Rorty diría entre el conocimiento y la esperanza.

Jerome Bruner, recogiendo los trabajos de los pedagogos progresistas (y  las pedagogías activas) de principios del siglo XX y las investigaciones en psicología del aprendizaje de Jean Piaget (constructivismo) yLev Vigotsky, entre otros, sentó parte de las bases de la visión actual sobre el aprendizaje: un aprendizaje atento al contexto y centrado en el alumno quien deja de ser un sujeto pasivo para convertirse en el protagonista de su propio aprendizaje.

Para Bruner el aprendizaje se producía por descubrimiento. Para aprender es necesario “sumergir” a los estudiantes en situaciones de aprendizaje problemáticas y reales, con la finalidad de que aprendan descubriendo, involucrándose de manera activa en la construcción de su aprendizaje y a través de la acción. Poner el foco en cómo los estudiantes buscan, adquieren, guardan y reutilizan el conocimiento supone una transición desde un enfoque conductista de estímulo-respuesta hacia una constructivista.

Desafortunadamente, en esa década de los 60, la tecnología educativa “dominante” respondía sobre todo aun enfoque conductista del aprendizaje. El mejor ejemplo es sin duda, la Máquina de enseñar desarrollada por F.B. Skinner (Teaching Machines. Science. 1958).

Entre 1970 y 1980, la situación cambió. Conviene recordar también que, a pesar de la amnesia que caracteriza muchos de los relatos actuales sobre tecnología educativa, fue en esa década cuando encontramos los mejores intentos por desarrollar tecnologías que favoreciesen nuevas maneras de aprender. El desarrollo de ordenadores cada vez más potentes, del concepto (como ahora veremos) de ordenador personal y de la multimedia en los ordenadores significó que éstos ya no tenían por que ser solo instrumentos para trasladar información y conocimiento a los estudiantes sino que también podían convertirse en herramientas para la manipulación activa de esa información y, por tanto, para la construcción activa de conocimiento.

En 1972, Alan Kay publicó el artículo A Personal Computer for Children of All Ages, en el que describía con gran detalle un dispositivo para “usar en cualquier momento y cualquier lugar”, del tamaño de un cuaderno, con un peso algo menor de 2 kg, conectado a una red y un precio que no debía superar los 500 dólares. Quería crear un ordenador personal para niños. Un dispositivo móvil, con pantalla plana recargable, con un teclado y un lápiz para dibujar y vinculado a una red inalámbrica. Y con el objetivo principal de “cambiar la forma de educar. Ir más allá de la educación tradicional basada en la transmisión de datos y hechos para animar a los niños a observar el comportamiento del mundo real por ellos mismos.”

Los trabajos de los tecnólogos educativos de los 70, Kay entre ellos, estaban muy influenciados por elconstructivismo de Jean Piaget y por el aprendizaje por descubrimiento del propio Jerome Bruner. Estaban muy interesados por explorar cómo los ordenadores podían transformar nuestra formas de pensar y aprender y cómo podíamos utilizarlos para mejorar el aprendizaje de los niños. También fue en esos años cuando se presta atención a dos de las metodologías activas más extendidas hoy: el aprendizaje basado en problemas y el aprendizaje basado en proyectos. Parecía que todo confluía. Se estaba produciendo la convergencia entre unas pedagogías que apostaban por la dimensión activa del aprendizaje y unas tecnologías que por primera vez también permitían desarrollar las facetas creativas y de construcción.

Uno de las consecuencias más interesantes de este cambio fue, sin duda, el construccionismo de Seymour Papert. En 1971, Papert se quejaba de que el uso de los ordenadores en educación se hubiese limitado paraenseñar lo mismo de siempre en versiones apenas disfrazadas de las mismas viejas maneras. Para Papert, “el conocimiento es construido por el que aprende. El construccionismo expresa la idea de que esto sucede particularmente cuando el aprendiz se compromete en la elaboración de algo que tenga signficado social y que, por tanto, pueda compartir; por ejemplo: un castillo de arena, una máquina, un programa de computación” (Adolfo Obaya Valdivia. El construccionismo y sus repercusiones en el aprendizaje asistido por computadora. UNAM. 2003).

Pero la historia de la tecnología educativa tomó otra dirección como tan bien nos ha relatado Audrey Watters(The Monsters of Education Technology).

En 1991, Seymour Papert decía:

en los 80 mucha gente se unió al hecho comprando computadoras. El fenómeno más importante en esa época era el poder de la escuela para asimilar cualquier cosa nueva que apareciera. La escuela es como un organismo viviente. Un cuerpo extraño se acerca -la computadora- y el sistema inmunológico y mecanismo de defensa del organismo se ocupa de él. Así vimos el cambio en los 80. Antes de esta asimilación las computadoras se usaban en forma estimulante. Se hallaban en manos de maestros visionarios quienes usaban las computadoras porque no estaban satisfechos con la forma en que las escuelas hacían las cosas. Pero al final de los 80, las computadoras estaban en manos de la burocracia escolar y de las escuelas como instituciones. Todavía existían maestros visionarios, pero estaban siendo neutralizados. Previamente los maestros estaban usando unas pocas computadoras en las clases para alejarse de la separación por materias y de la interrupción diaria. Cuando la administración toma el control, crea una sala especial, y pone las computadoras en esa sala con un horario con el profesor de informática. En vez de convertirse en algo que socavara estas formas anticuadas de las escuelas, las computadoras fueron asimiladas. Es inherente a las escuelas, no porque los maestros sean malos o porque las escuelas sean malas, sino a todo organismo que ha alcanzado un equilibrio que éste tiende a mantener. Así las escuelas tornaron lo que pudo haber sido un instrumento revolucionario en uno conservador. La escuela no desea cambiar radicalmente. El poder de las computadoras no implica mejorar la escuela sino cambiarla por un tipo de estructura diferente.

Mucho más recientemente, en 2005,  afirmó que “la razón del fracaso de la educación progresiva fue la falta de una infraestructura tecnológica para un genuino y profundo aprender haciendo y sostenía que “uno de los papeles que la tecnología digital ha de jugar en la educación es darle una segunda oportunidad a la educación progresiva”.

Hace apenas un año, Larry Cuban decía que a pesar de que las nuevas tecnologías han encontrado un lugar en la mayoría de las aulas, su impacto es mucho menor que lo que se prometió inicialmente. Las nuevas tecnologías han fortalecido, sin cambiar, los enfoques tradicionales de la enseñanza.

Hace unos meses, en diciembre de 2015, la OCDE publicó un informe titulado Alumnos, Ordenadores y Aprendizaje: haciendo las conexiones en el que basándose en los datos de las pruebas PISA 2012 se hacían una serie de preguntas: ¿Hay ordenadores en las aulas? ¿importa que los haya?.

El informe analizaba cómo había cambiado en los últimos años el acceso y uso de tecnologías de la información por parte de los estudiantes y exploraba también cómo los sistemas educativos y las escuelas estaban integrando estas tecnologías en la experiencia de aprendizaje de los alumnos. Y entre sus conclusiones destacan frases como que la tecnología puede amplificar las prácticas de enseñanza innovadoras y que las tecnologías digitales se pueden usar para fomentar el aprendizaje experiencial, las pedagogías activas, el aprendizaje cooperativo y las pedagogías interactivas.

El titular del informe reclamaba “una nueva aproximación para conseguir todo el potencial de las tecnologías en las escuelas” y Andreas Schleicher sostenía en su presentación que “los sistemas educativos deben encontrar formas más efectivas para integrar la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Deben proporcionar a los docentes con entornos de aprendizaje que apoyen las pedagogías del s.XXI y a los estudiantes con las habilidades necesarias para tener éxito en el mundo del mañana”.

Ni el titular de la noticia de la propia OCDE, ni lo dicho por Andreas Schleicher suena extraño a los docentes y profesionales de la educación que llevan décadas ocupándose de la relación entre tecnología y educación. No difiere en nada de la experiencia a pie de aula de muchísimos docentes, ni de lo que sostienen desde hace décadas profesionales como Michael Fullan y Neil Selwyn, por citar solo dos.

Aunque es cierto que faltan estudios cuantitativos que demuestren el impacto positivo o negativo sobre el uso de las tecnologías de la información sobre el aprendizaje parece haber un consenso claro entre la comunidad educativa, tras más de cuarenta años de ensayos y en muchas ocasiones fracasos, que el problema surge cuando pensamos que incorporar tecnologías en el aprendizaje es lo mismo que incorporar tecnologías en las aulas. Ya hemos dicho en numerosas ocasiones que no se trata de tecnificar las aulas sino escolarizar las tecnologías.

La situación, sin embargo, parece que ahora sí está cambiando. La combinación de años de investigación y práctica en el ámbito de las tecnologías educativas y la pedagogía. Los cambios producidos en las propias tecnologías (ubicuidad, conectividad, movilidad) pero también en la sociedad en general y en los profesionales de la educación y los centros educativos están provocando que hoy podamos hablar cada vez más de proyectos educativos que han comprendido que la transformación y el cambio deben ser algo sistémico.

Hemos aprendido de nuestros errores. Hemos aprendido que debemos hacer cambios simultáneos en las metodologías de aprendizaje y de enseñanza, en los currículos, en las maneras de evaluar, en las maneras de organizarnos y en las  liderar las escuelas, en la formación, en las tecnologías y en las infraestructuras (verInnovating Learning: Key Elements for Developing Creative Classrooms in Europe).

El resultado es que cada vez hay más proyectos de transformación educativa que están incorporando de manera natural las pedagogías activas y centradas en los alumnos y las tecnologías que nos rodean (ver por ejemplo los posts etiquetados bajo la categoría ABP del blog de Fernando Trujillo o el blog de educacontic por poner solo dos ejemplos).

El pasado 29 de junio, cuando se cumplían 9 años exactos de la salida a la venta del primer iPhone, mantuve una conversación con Elena Díaz Alejo de Samsung EspañaJosé Luis Fernández de INTEF y Mar Camacho de la Universitat Rovira i Virgili, tres de los responsables del proyecto Samsung Smart School. Uno de esos proyectos que han sabido entender qué es lo que hay que hacer y qué no para mejorar el aprendizaje con tecnología. Qué han sabido dar respuesta a preguntas del tipo: ¿cómo podemos mejorar la educación con las TIC ? o ¿cómo podemos repensar la educación en el contexto de las nuevas y poderosas tecnologías?.

Fue una buena oportunidad para hablar sobre pedagogías activas, ABP, tecnologías educativas y mobile learning y para mezclar miradas: la de una empresa tecnológica, la de la formación del profesorado y la de la investigación en pedagogía y en tecnologías educativas.

Afortunadamente el proyecto Samsung Smart School no es el único buen ejemplo que existe hoy. Hay muchos otros, llevados adelante por profesores individuales, por centros educativos y por organismos y instituciones que están trabajando en la misma línea. Y aunque la batalla por entender que en educación no hay recetas fáciles ni únicas no está ganada, el camino empieza a estar señalado.

Ahora entendemos mucho mejor lo que querían decirnos Jerome Bruner y Steve Jobs. Hoy todos tenemos asumido que la movilidad lo ha cambiado todo. Todos sabemos que “hemos cambiado para siempre la forma en que nos comunicamos, nos informamos, trabajamos, nos relacionamos, amamos o protestamos” (Manuel Castells). Que hemos cambiado para siempre nuestras formas de relacionarnos con el conocimiento y, en consecuencia, con el aprendizaje. Y que “la tarea de las nuevas generaciones es aprender a vivir no solo en el amplio mundo de una tecnología cambiante y de un flujo continuo de información, sino ser capaces al mismo tiempo de mantener y refrescar también nuestras identidades locales”, como dice también Bruner en La educación, puerta de la cultura.

Parece que por fin, estamos cerca de aquello que reclamaban Larry Cuban y Seymour Papert, de aquello que soñaba Alan Kay y de aquello que nos anticipó Jerome Bruner. Parece que por fin estamos cerca de la escuela tantas veces soñada por tantos. Parece que por fin estamos en el camino para responder afirmativamente a las preguntas de Richard Rorty: “¿podemos hacer mejor las cosas?, ¿puede nuestro futuro estar mejor hecho que nuestro presente?” (Esperanza o conocimiento. Buenos Aires. 1994 p.78).

 

Fuente del articulo: https://carlosmagro.wordpress.com/2016/07/02/puede-nuestro-futuro-estar-mejor-hecho-que-nuestro-presente/

Fuente de la imagen: https://carlosmagro.files.wordpress.com/2016/07/metropolis_1_1.jpg?w=610&h=352

Comparte este contenido:

Maria Angela Petrizzo: “ Todo conocimiento es apenas un reflejo de quien lo escribe”

“El conocimiento libre es como una gran casa con muchas habitaciones, desde la cual podemos entender la cultura, el libro, la agricultura, las prácticas sociales, todo. Hay que entender que el conocimiento es genuinamente libre y que ha sido secuestrado por intereses económicos, el mismo debe verse como un elemento de orden superior en la forma de lo que somos como sociedad”. Esta es la percepción que al respecto comentó María Angela Petrizzo durante el programa Por Donde Pueda, transmitido por Alba Ciudad 96.3 fm.

Para esta activista hablar del conocimiento libre es un rito necesario. Afirma que “la mayor parte del conocimiento no es libre y considera necesario asumir que todo conocimiento es apenas un reflejo de quien lo escribe”.

Petrizzo, quien además es politóloga e investigadora en temas de Tecnologías, Ciudadanía, Conocimiento Libre, Redes Políticas y Desarrollo Endógeno, cree que todos los individuos “nos vamos formando en una manera única de aprender, pero lo que deberíamos entender es que no hay un modo único de aproximarse al conocimiento, de saber y de ver la realidad; cada quien puede explicar la realidad de un modo muy particular según las experiencias que ha visto y es algo que viene por añadidura”.

Afirma que cuando en la sociedad se impone el cómo deben hacerse las cosas, esto lo que hace es fragmentar el conocimiento, “legitimando la exclusión de la población de los procesos formales e informales de la educación y que estos últimos no sean reconocidos, condicionando el modo de ver el mundo y sometiéndonos para no cuestionar, por el ejemplo, el hecho que nos guste una canción por su ritmo sin detenernos a pensar en el contexto en que fue creada o la realidad que intenta reflejar”. Aproximarse y comprender al otro, entendiendo que es un conjunto de realidades y que no coincidan totalmente en sus modos de ver esas realidades, es lo que ha hecho a Mariangela Petrizzo una defensora y activista del conocimiento libre.

 El libro digital como mecanismo de resistencia

Para esta apasionada merideña por las Tecnologías de Información Libres, poder acceder al libro digital, saber donde localizarlo, cómo usarlo, es un modo de resistencia ante las limitaciones propias que el sistema capitalista impone.

Califica de acertada y positiva las políticas que desde el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC) se implementan en esta materia, con el acceso digital a los títulos de la Biblioteca Ayacucho y, más recientemente, La Biblioteca más Liviana del Mundo que tiene disponible la Fundación Editorial El perro y la rana a través de su portal web www.elperroylarana.gob.ve.

Sin embargo, según datos publicados por Conatel, la cantidad de usuarias y usuarios de Internet en Venezuela se ubica en 15 millones 529 mil 494 personas para finales de septiembre de 2014, lo que equivale a 58,94 por ciento de la población con siete y más años de edad (ver:http://www.conatel.gob.ve/venezuela-mas-de-155-millones-de-personas-tienen-acceso-a-internet/ ). Con estas cifras, Petrizzo se pregunta: ¿Qué pasa con el resto de la población? ¿El 58,84% de la población usa internet para acceder a la información alternativa que ofrece, por ejemplo, el MPPC?

Pues como conocedora de la materia considera que “si analizamos la práctica, nos damos cuenta que hay un importante grupo de personas que no están interesadas en acceder a este tipo de información. Pero ya el hecho de que estén disponibles los libros digitales, supone que para una parte de ese grupo de personas que sí están interesada en conocer otros espacios y modos de pensar distintos, es el que se enfrenta con resistencia a los esquemas de distribución que impiden el libre acceso a estos conocimientos”.

Finalmente propone la necesidad de cuestionar todo tanto como sea posible, sentirse libre de hacer preguntas. “Creo que la libertad de sentirnos y sabernos con derecho de hacernos preguntas, nos puede conducir a otra preguntas más distintivas, haciéndonos descubrir el hecho de que hay una raíz absolutamente libre en el conocimiento que ha sido sustraída para hacer de esta una mercancía de intercambio”.

Por Donde Pueda es el espacio radial que la Fundación Editorial El perro y la rana transmite cada martes, de 8 a 9 de la mañana, por la emisora cultural Alba Ciudad 96.3 fm.

Escucha la entrevista completa en:http://archivos.albaciudad.org/wp/wp-content/plugins/albaciudad_archivos/audio.php?audio=2015-10-27–08-00–pordondep.mp3 y si quieres conocer más del trabajo de María Angela Petrizzo, consulta su blog: https://libreconocimiento.wordpress.com/

Comparte este contenido:

El Conocimiento Libre desde el Imaginario Rentista Venezolano (Parte 1)

 Aidalız Guarisma CENDITEL

aguarisma@cenditel.gob.ve

 Introducción

Nos proponemos esta sencilla reflexión develar cómo la cultura rentista petrolera venezolana y el imaginario que se ha construido en torno a esta, se manifiesta como un obstáculo para avanzar en  los procesos emancipatorios desde el punto de vista ideológico. Creemos que nuestro apego a ese  “derecho” a percibir la renta petrolera ha fragmentado las posibilidades de comprensión de nuestra  realidad, de lo que verdaderamente somos y que, solamente siendo pertinaces podemos revertir esta situación. Para ello, evocaremos al Conocimiento Libre para presentarlo como un modo que puede  activar la fractura de esos esquemas de pensamientos heredados incluso desde tiempos de la colonia y haremos evidente que el descuido o falta de atención a este tema pueda hacer aún mas escabroso el camino hacia la consolidación de una verdadera independencia y soberanía.

Aproximación epistemológica a los imaginarios.

 Hablar de los imaginarios no es algo nuevo, su estudio viene desarrollándose  ágilmente desde  hace cuatro décadas aproximadamente. La palabra imaginario tiene sus orígenes en el psicoanálisis  lacaniano y junguiano, pero fue Gilbert Durant quien en el ano 1960 se configura como el mayor exponente de este campo de investigación dentro de los estudios psíquicos.

Lo imaginario pasa a ser un concepto antropológico que facilita comprender las ideas estructuralmente racionales y suprarracionales. Se sostiene ademas, que lo imaginario debe estudiarse paralelamente junto al concepto de memoria, pues históricamente se ha expuesto el problema sobre la relación entre memoria e imaginación y, basándonos en la herencia epistemológica de la sociología de la memoria, existe una memoria social, una memoria colectiva y una memoria individual. La memoria individual no es posible sin la memoria social, por lo que podríamos afirmar que esa misma suerte corre el imaginario, así tendremos un imaginario social, un imaginario colectivo y un imaginario individual, el cual necesariamente se construye a partir de la consciencia y experiencia de las relaciones e intercambios sociales.

Ahora bien, García Canclini afirma, en términos generales, que no es posible imaginar lo que desconocemos o aquello que no existe o que esta en proceso de existir, es decir, lo imaginario refiere a un campo de imágenes diferenciadas de lo que puede ser observable a través de la experiencia. Entonces, los imaginarios corresponden a elaboraciones simbólicas de lo que observamos o de lo que nos causa miedo o de lo que anhelamos que exista. Cabe destacar, que el estudio del imaginario atraviesa un filtro dentro del pensamiento actual en el cual se decanta lo que se conoce como “totalizaciones y destotalizaciones”, toda vez que no podemos conocer la totalidad de lo real y que las principales corrientes de hoy en día, son escépticas de las visiones totalizadoras, pues en cuanto a la producción de conocimiento se refiere, las disciplinas se han afanado por producir totalizaciones de contenidos, ubicar en bloques las teorías y desarrollos epistemológicos, pero que en la realidad se ven fragmentadas porque se topan con una serie de narrativas que pueden también dar cuenta de los fenómenos y que son relativas y cambiantes. Allí el imaginario y las ideas que nos creamos de la realidad se presentan como elementos importantes pues vendrían a jugar un papel supletorio en el que compensa u ocupa aquellos espacios vacuos dejados por lo que nos es conocido.

Así bien, en aras del propósito de la presente reflexión, construiremos la siguiente definición: “Es una representación creada a partir de la experiencia colectiva y social, que permite generar referencias en torno a lo desconocido y que tiene impacto o influencia en la conducta tanto individual como colectiva”.

2. El imaginario venezolano y su grillete mas pesado: la cultura rentista petrolera.

No pretendemos hacer una descripción antropológica acerca del imaginario venezolano, pues esa compleja tarea implicaría un estudio mas riguroso, nos centraremos en esbozar el imaginario actual del venezolano común como expresión propia de la cultura rentista petrolera. Para esto, nos vemos en la imperiosa necesidad de recontar como nace la idea del petróleo como expresión cultural.

El proceso independentista y emancipador liderado por Bolívar para romper las cadenas con España apenas representa el inicio de un largo recorrido hacia la emancipación y esa extensión del transitar hacia la justa liberación, la marcó decisivamente la lógica desarrollista que se impone tras la aparición del negro mineral. Un tesoro anhelado y codiciado por muchos, ahora representaba la principal fuente de energía y riqueza para la nación. Pasó de ser un misterio a ser algo vivo que bastaba con sacarlo del suelo nacional. Ahora, este grato hallazgo tenia que ser apropiado por el interés nacional y tal responsabilidad configuró la prioridad del Gobierno de Juan Vicente Gómez.

He aquí los primeros pasos que generaron las condiciones para incorporar al país al sistema capitalista mundial y por ende, la transformación de su economía y su sistema de producción Los intereses colectivos comienzan a migrar del agro hacia el petroleo y, en consecuencia, comienzan también en a modificarse las relaciones sociales y las representaciones colectivas.

El estado Zulia, hacia las Riberas del Lago de Maracaibo (ano 1917) es el primer escenario en ˜ el que el Petroleo hace su mejor y más trascendental aparición, y para mediados de los a nos 20, el ˜ preciado mineral había desplazado al Café, el cual había sido nuestra principal fuente de ingresos como producto de exportación trayendo consigo también en un desplazamiento de la cultura -que hasta ese momento había sido rentista agraria- hacia otro tipo de cultura con ímpetu industrial y de bonanza la cual no tardara mucho en manifestarse en la conducta y cosmovisión del venezolano.

La explotación petrolera y su cultura irán vertiginosamente modelando al país y se expresaran en su dinámica institucional, social y cognitiva, pues, rápidamente logra determinar por una parte, el privilegio del Estado como propietario de los recursos derivados del petroleo y como principal actor responsable de orientar al país a partir de la “bondad ” petrolera y por la otra, el cómodo sitial de las venezolanas y los venezolanos como receptores legítimos de las resultas de tal “bondad”, tan solo la venezolaneidad otorgaba la plena potestad de ser acreedor de todos los beneficios venidos de la actividad petrolera, como vital derecho.

Es así, como a la par del desarrollo de todas las actividades inherentes a la explotación de este mineral , también en ir a elaborándose nuevas estructuras colectivas, nuevos esquemas de pensamiento social e individual, nuevos imaginarios y, una nueva dependencia.

 ¿Por que esta nueva cultura rentista es un grillete?

Siendo que la sociedad venezolana hasta principios del siglo XX se desempeñó como una sociedad fundamentalmente agraria, la estructura de pensamiento ancestral es la que dirige el accionar cotidiano y los imaginarios del pueblo venezolano. Para aquella época, prevaleció la existencia de los mitos primarios, del realismo mágico, creencia de lo supersticioso y evidentemente eso se manifiesta en las practicas colectivas. Con el hallazgo del preciado mineral, este país en una suerte de proceso metamorfósico, pasa de ser netamente agrario para volcarse a ser un país mineral, en el que sustituye el trabajo de la tierra por maquinas, la partera por el ginecostetras y algunas prácticas colectivas que fomentaban la comunicación entre vecinos y familiares por la radio o la televisión y es así como este nuevo país con una opulencia fácil sustituye también en las actividades de producción para afianzar la actividad rentística la cual adormece, acomoda y enceguece.

Se instaura una nueva ideología que supuestamente ofrece un salto a la modernidad, pero que ademas se sirve como escenario adecuado para la alienación permeando los tentáculos del imperialismo capitalista. Nosotros, que venimos de ser una colonia y que nuestro entendimiento responde justamente a ese proceso de subyugar nuestro pensamiento y despojarlo de identidad, ahora nos enfrentamos a esta nueva lógica que además de incentivar actitudes egoístas, parasitarias, de entorpecimiento y desprendimiento de nuestro contexto, nos aniquila cualquier posibilidad de generar procesos de comprensión a partir de lo que realmente somos, de nuestras realidades y no de lo que equivocadamente creemos ser: legítimos poseedores de una renta infinita que garantizara un nivel de vida deseado sin ejecutar menor esfuerzo.

Esta manera de pensar, que ademas atraviesa toda la concepción y accionar de venezolanas y venezolanos, es lo que consideramos el mas pesado grillete obstaculizador de cualquier propuesta que desee subvertir los esos modos de existencia impidiendo ser soberanos e independientes.

¡A Romper el Grillete! (El Conocimiento Libre como punta de lanza para subvertir los embates de la cultura rentista petrolera)

Ahora nos permitimos presentar al Conocimiento Libre como una posibilidad de revertir la situación antes dibujada. La búsqueda del Conocimiento Libre pudiera describirse como una rebelión en respuesta a los procesos de colonización del continente, los cuales han degenerado al individuo hasta convertirlo en un ente alienado, cosificado y disociado de la realidad. Visto de esta manera, el Conocimiento Libre nace para sacudir concepciones venidas de las políticas imperialistas que esgrimen una visión homogeneizante del mundo, con el propósito de controlar a los individuos en función de intereses particulares en los cuales, todas las acciones giran en torno al capital y no entorno al ser humano.

En ese afán de manipulación y dominación se busca controlar todas las relaciones sociales de producción, entre ellas, la producción y reprodureproducción del conocimiento. Así, el conocimiento dentro de esta lógica se manifiesta como:

• Mercancía: el conocimiento se vende y se compra y solo aquellos que pueden pagar, tendrán acceso a el.

• Parcelas fragmentadas que explican la realidad y el individuo yace en ellas sintiéndose ajeno.

• La expresión mas acabada del egoísmo, formando al individuo como un agente dominador dentro de su contexto social, es decir, quien conoce tiene mayor credibilidad frente a quien no conoce y ademas, un franco defensor de las políticas de dominación

De esta manera, siendo el conocimiento controlado por los grupos de poder, se sirve este como una eficaz herramienta de dominación, entre tanto, los individuos creyéndose cultos, o con posibilidades de realizar oficios o profesiones, o simplemente por realizar actividades que generen materialidad para el mantenimiento dentro del “sistema de vida”, caen en la trampa de concebirse como seres “libres”. El conocimiento (no-libre) se presenta también como un medio para la división de clases sociales y eso genera una relación distinta entre cada individuo y el “saber”.

Se trata entonces de una trampa alevosamente preparada para convertir al sujeto en un objeto autómata del sistema de dominación sin que se de cuenta de ello y asumiéndose, ademas, completamente ajeno a ese proceso, pero ¿como puede darse esto?. En la medida en que una información sea considerada como valida para todos, es posible ganar mayor legitimidad y habiendo legitimidad sobre la base de la convicción, se puede avanzar en los planes de dominio, pues el dominado acepta sin censura alguna, cualquier acción

Así, por ejemplo, trabaja la academia tradicional la cual promueve un distanciamiento del sujeto que conoce respecto al objeto de estudio; presenta una fragmentación de la realidad y, en consecuencia, hace que el individuo no comprenda los fenómenos desde sus contextos históricos perdiendo el sentido holostérico de la realidad y ademas, a discreción, selecciona cuáles contenidos se pueden ensenar y cuales no, es decir, hay un secuestro del conocimiento a favor de los intereses que se busque salvaguardar.

Ahora bien, al hablar de Conocimiento Libre subyace el concepto de libertad ¿el conocimiento libre para que? ¿qué sentido tiene la libertad cuando hablamos de conocimiento libre? Cabe entonces destacar, que cambiar nuestra visión sobre el conocimiento desde la estructura heredada de la dominación es profundamente difícil, pero ya dar cuenta de ello es un valioso avance.

La libertad toma el sentido de emancipación, entonces, ese conocimiento privativo y manipulador pasa de ser una herramienta controladora a un medio emancipatorio, es decir, un conocimiento liberador, puesto que su manifestación será el de generar posturas criticas orientadas al crecimiento y fortalecimiento del individuo en tanto parte de una sociedad que busca subvertir los efectos de las acciones imperialistas que se manifiestan en las relaciones de explotación vigentes a un.

Esto trae como consecuencia la posibilidad de crear otras relaciones sociales de producción, así como también incentivar el sentido de pertenencia y pertinencia en la producción del conocimiento asumiéndolo como un proceso de construcción y (re) construcción colectiva. Vemos entonces que el conocimiento es liberado (se pudiera hablar en términos de soberanía del conocimiento) pero también es libertario, en una relación dialógica y con un propósito claro: generar procesos de emancipación en los individuos hacia un estado de consciencia tal que permita, en su accionar colectivo, revertir los nefastos efectos de las políticas imperiales en nuestro continente.

Hemos afirmado que la instauración de una cultura rentista petrolera ha servido de acicate para entorpecer la visión del pueblo venezolano, nos creemos libres pero actuamos como esclavos mentales de un imaginario construido a partir de la seguridad que tenemos venezolanas y venezolanos de saber que el Estado recibe cuantiosos ingresos en virtud de la propiedad que tiene sobre el petroleo, naciendo como consecuencia, la obligación de distribuir lo que le es proporcionado por la natura de la nación, a cada uno de nosotros y hemos afirmado también que esta concepción vital entorpece cualquier proceso de entendimiento critico de nuestra realidad.

He aquí donde nos valemos del Conocimiento Libre para insistir en que -a través de su ejercicio y apropiación- nosotros podemos iniciar un movimiento emancipatorio que de cuenta de cual es nuestra situación y como nos podemos hacer conscientes de ello para ir poco a poco desprendiéndonos de esas ataduras mentales. En este sentido, el Conocimiento Libre se presenta como un mecanismo que mediante los saltos cualitativos en los procesos de compresión, pueda ir permeando la estructura de pensamiento, modificando la Si no avanzamos en la emancipación de la idea, en la revolución cultural, a un con condiciones materiales favorables no podremos alcanzar una verdadera soberanía e independencia.

Finalmente, esta modesta reflexión persigue como propósito hacer un toque de clarín para no descuidar las propuestas que estén orientadas a incentivar o generar nuevos modos de comprensión a partir del análisis critico de nuestro devenir histórico, porque creemos que es allí donde se encuentra el nudo dramático de la concreción o no de la transformación ideológica incisivamente necesaria para cualquier intención de revolución Si no existe la convicción de nuestra condición de dominados, no sera posible lograr los cambios definitorios transformadores del sistema hegemonía y su lógica: la del capital; e indudablemente, nuestra cultura rentista petrolera alimenta esa lógica la cual es contraria a la supervivencia de la especie y la del Planeta Tierra.

Bibliografía

[1] ARENAS, N. (1999), La Venezuela rentista: imaginario político y populismo. Cendes, serie Temas para la discusión

[2] BETANCOURT, R. (1969), Venezuela, política y petroleo. Caracas Senderos.

[3] CASTORIADIS, C. (2003), La institución imaginaria de la sociedad. Marxismo y teoría revolucionaria. Vol. 1, Buenos Aires, Tusquets.

[4] DAVILA , L. (2005), Petroleo, Cultura y Sociedad en Venezuela. Mérida, Venezuela Ediciones de la Universidad de Los Andes.

[5] DAVILA , L. (1996), Venezuela: la formación de las identidades políticas. Mérida, Venezuela Ediciones de la Universidad de Los Andes.

[6] DURAND, G. (2000), Lo imaginario. Barcelona, Ediciones del Bronce. [7] PEREZ ,

C (2006), Siembra petrolera utiliza recursos de crudo como palanca del crecimiento. Disponible en: www.soberania.org.

Artículo publicado en el Centro Nacional de Desarrollo e Investigacion en Tecnologías Libres (CENDITEL) Revista Electrónica Conocimiento Libre y Licenciamiento (CLIC) Mérida – Venezuela ISSN: 2244-7423
Fuente del artículo: http://convite.cenditel.gob.ve/files/2015/12/RevistaCLIC10.pdf

Fuente de la Foto: 

http://elregional.net.ve/2013/03/aie-sucesor-de-chavez-tendra-desafios-abrumadores-los-comentaristas-y-analistas-petroleros-predicen-casi-unanimemente-una-victoria-facil-del-sucesor-designado-de-hugo-chavez-nicolas-maduro/

Comparte este contenido:
Page 2 of 3
1 2 3