Los escenarios de la Educación Básica en la compleja coyuntura actual

Por: Miguel Ángel Pérez

Como ya se ha dicho en otros momentos, la educación básica no existe en nuestro país, es solo una abstracción, un concepto, lo que sí existe son los tres niveles educativos y las tres modalidades de atención.

Cada nivel educativo que integra la educación básica se integra en una especie de mundo institucional. Tanto el preescolar, la primaria como la secundaria, tienen sus códigos internos, tradiciones y una sub-cultura institucional propia de cada nivel.

En esta fase de atención, lejos de sumar o de buscar nuevas formas de integracioón lo que vivimos es una nueva fase de distanciamiento. Los liderazgos académicos prácticamente estuvieron ausentes, dando lugar a la emergencia tecnológica como tablita de salvación.

Pero el ciclo escolar en términos formales ha concluido, no así, el riesgo por el virus y sus secuelas; ni tampoco está incultura de querer salir a toda costa, sin pensar en las consecuencias.

El próximo ciclo escolar para la llamada educación básica es muy probable que inicie el 7 de septiembre de manera semipresencial, la modalidad de atención será combinar unos días en la escuela delante o frente a cada docente y otros días en casa haciendo lo que apenas estamos comenzando a aprender hacer la actividad en línea y enviarlas con el apoyo de las plataformas digitales, pero ¿Quién se hará cargo del cuidado de los hijos cuando padres y madres tengan que presentarse a sus empleos? El escenario no se ve fácil, no lo está.

En el estado de Jalisco las elites de gobierno al lado de sus asesores han sido muy irresponsables al apresurar el confinamiento, la sociedad se ve cansada y agobiada y con la justificada necesidad de tener un respiro a partir de salir a las calles. Sin embrago, parece (según informes y estadísticas) que en estos días de mediados de junio son los días con mayor riesgo, mientras la curva siga en ascenso y no pare seguiremos en riesgo.

Muy pronto se darán a conocer las propuestas curriculares que servirán para generar la serie de adaptaciones curriculares y de otro tipo, que el sistema requiere. El periodo vacacional más que un descanso se torna en un respiro para el gobierno, para tener un margen de tiempo y pensar muy bien que va a hacer y cómo se pretende hacerlo.

La asignatura pendiente pensada en atender al ejercito de docentes, los cuales han sido capaces de responder en la emergencia sin capacitación y sin formación básica para atender a los alumnos a su cargo en formatos a distancia.

La educación básica en nuestro país, lejos de integrarse se resquebraja, incluso las políticas o las iniciativas de trabajo y de atención a los usuarios se acuerdan escuela por escuela. Cada directivo toma las medidas que mejor considera, citando papás con convocatorias escalonadas, visitando los hogares, etc.

El coronavirus ha servido entre muchas cosas para zarandear al sistema en el campo de la salud, de la economía y también en educación; las respuestas han sido casi siempre a la defensiva pensando en cuidar lo poco que tenemos, y tratando de evitar mayores riesgos.

Los medios lejos de informar han querido vender noticias amarillistas, o se han colocado en algún lugar de la balanza en las pugnas políticas que también existen. Hay un supuesto Comité de expertos de la universidad local, ellos a modo de monólogos del poder, han querido asumirse como líderes científicos, no cuentan con autoridad ni moral, ni tampoco científica en sus supuestas predicciones o recomendaciones. Dicho organismo, se ha dejado llevar por el oportunismo político protagonizado por los dueños de la universidad a la que dicen representar. La agenda no se abre, no se discute ampliamente, alguien tiñe miedo de decir como ocia el pitea las verdaderas verdaderas.

Los tiempos que siguen son tiempos para pensar, para buscar nuevas formas de restituir el tejido social e institucional que se ha dañado, necesitamos propuestas puntuales y fundamentadas que piensen en todos y todas y que nos permitan arribar a esta nueva normalidad de la que tanto se habla, rescatando los viejos valores que le daban sentido a nuestra continuidad, pero garantizando las nuevas formas de relación social.

La educación básica en nuestro país también deberá de reinventarse hoy es tiempo de superar el confinamiento en el que ha vivido el sistema por largos años.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-escenarios-de-la-educacion-basica-en-la-compleja-coyuntura-actual/

Imagen: https://pixabay.com/

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Reseña de La «polis» secuestrada: Un libro que nos ayuda a pensar cómo la educación puede contribuir a la construcción de un modelo social alternativo

Por: Pedro López López

Reseña de La «polis» secuestrada: propuestas para una ciudad educadora, de Enrique J. Díez Gutiérrez y Juan R. Rodríguez Fernández. Editorial Trea, 2018

Hace unos meses tuvimos ocasión de comentar el anterior libro de Enrique J. Díez, Neolliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal;un trabajo que sigue una línea de pensamiento de casi tres décadas y cuya muestra más destacada quizás sea la obra publicada en 2007 bajo el titulo La globalización neoliberal y sus repercusiones en la educación. El nuevo libro está realizado en colaboración con Juan R. Rodríguez Fernández, compañero de Enrique en la Universidad de León. Estructurado en dos partes y nueve capítulos, en la primera parte se aborda el análisis del discurso neoliberal y sus nefastas consecuencias, en la segunda se hacen propuestas para una polis basada en la convivencia y la solidaridad.

Evidentemente, el título ya nos está indicando la perspectiva que adopta la obra, así como también lo hace la trayectoria de los dos profesores que la firman, refrendada por una copiosa obra crítica firmada por ambos, con mayor peso en el caso de Enrique Díez simplemente por razón de edad. En la introducción ya se nos adelanta el posicionamiento: si la polis está secuestrada, ¿quién la somete a este secuestro? Por otro lado, tras el diagnóstico vienen las propuestas para una ciudad educadora, un concepto que viene circulando las últimas décadas y que cristalizó en la Carta de Ciudades Educadoras (Barcelona, 1990, actualizada en Bolonia, 1994, y Génova, 2004). En este documento, y en aras a consolidar una “ciudadanía democrática plena”, se nos dice que las ciudades deben ser “promotoras de una convivencia pacífica mediante la formación en valores éticos ycívicos”, así como estimuladoras de “mecanismos representativos y participativos de calidad”. En el punto 9 de la Carta se apuntala que “la ciudad educadora fomentará la participación ciudadana desde una perspectiva crítica y corresponsable”, para lo que promoverá “orientaciones y actividades de formación en valores éticos y cívicos”. Parece claro que el sistema educativo, especialmente en los últimos años y desde el colegio a la universidad, no está volcado a promover la participación ciudadana. Uno, desde su puesto docente en la universidad, ve lo que cuesta defender formación en derechos humanos o en ciudadanía, a pesar de las buenas palabras que encontramos en preámbulos de leyes o en estatutos universitarios. Sirva como ejemplo estas palabras del RD 1393/2007, que ordena las enseñanzas universitarias: “se debe tener en cuenta que la formación en cualquier actividad profesional debe contribuir al conocimiento y desarrollo de los Derechos Humanos, los principios democráticos, los principios de igualdad entre mujeres y hombres, de solidaridad, de protección medioambiental, de accesibilidad universal y diseño para todos, y de fomento de la cultura de la paz”. Pues bien, no es nada fácil conseguir una asignatura sobre estas materias en la mayoría de las universidades, un reflejo de cómo están las cosas con la deriva de los últimos años, Plan Bolonia de por medio; en la actualidad la universidad se ha convertido en una expenduría de títulos universitarios para lanzarse a competir en la jungla del mercado, un mercado diseñado al gusto de los grandes poderes económicos, empresariales o bancarios. De manera que el “conocimiento inútil”, en irónicas palabras de Nuccio Ordine, está sobrando para las dentelladas que requiere competir en esta jungla. No hay más que ver el acoso en los últimos tiempos que sufren la filosofía y las humanidades. Lo que comprobamos año tras año es que no es lo mismo formar ciudadanos que formar “capital humano” para el sistema productivo; por eso Juan Ramón Rodríguez, en otro texto de su autoría (Rodríguez Fernández, 2013) crítica las “pedagogías de la empleabilidad”.

Los autores se sitúan en lo que se conoce como enfoques críticos en educación, “entendiendo por tales: un cuestionamiento del orden social en el que se problematiza la realidad y no se da como algo dado y natural, una toma consciente de posición ética a favor de los grupos marginados y una educación que enfatiza el carácter dialógico de la misma, huyendo de las perspectivas que consideran el proceso de enseñanza-aprendizaje como una dación paternalista del profesorado al alumnado. Se trata de una acción educativa contrahegemónica con respecto a los planteamientos neoliberales en educación, la cual se dirige al desarrollo de una ciudadanía crítica y a la lucha por una sociedad más justa e igualitaria” (Rodríguez Fernández, 2013). Y desde esta perspectiva hacen en el libro un recorrido inicial por la “cultura” neoliberal, por los valores, por la colonización ideológica que nos impregna del “sentido común” neoliberal (es interesante al respecto el pensamiento de que la democracia ha dejado de ser un concepto político para pasar a ser un concepto económico, y el libre mercado “no es ya un concepto económico, sino un principio moral”, bajo la égida neoliberal), lleva a identificar algunas reglas del juego de la vida en esta órbita ideológica, la principal, el mandamiento de la “libre elección”. El neoliberalismo lleva como bandera este mandamiento, como nos inculcan por tierra, mar y aire: uno “elige” si es rico o pobre, uno “elige” viajar o “elige” quedarse en casa en vacaciones (si no tiene dinero para desplazarse, ese no es un factor a considerar). Sin embargo, uno, o muchos, pueden elegir mal, ¿y quién decide que ha habido una mala elección? Pues, por ejemplo, los chilenos eligieron mal cuando en las elecciones de 1970 salió vencedor Salvador Allende. Estados Unidos decidió que esa elección no podía tolerarse, así que desde el minuto uno estuvieron urdiendo el golpe de estado que no triunfaría hasta 1973. Más recientemente, los griegos eligieron a Syriza en 2015 y además tuvieron la osadía de convocar un referéndum para aceptar o rechazar las medidas económicas que impone la UE; como también eligieron mal, tanto al votar en las elecciones como en el referéndum, recibieron un correctivo económico estos años que los ha hundido en la miseria. Elegir a la izquierda o elegir ser de izquierdas no parece que esté en el espléndido menú que nos brinda el neoliberalismo. En fin, cosas de la “libertad de elección” que tan histéricamente defendía el teólogo económico Milton Friedman, cabeza de los Chicago Boys.

Pero este artefacto ideológico de la libertad de elección es necesario para vendernos que los fracasos son siempre individuales, ya que desde esta perspectiva se hace al individuo plenamente responsable de sus elecciones. De esta manera, los poderes públicos solo tienen que proporcionar información a los individuos para que estos “elijan”. En este escenario las políticas sociales sobran. Uno debe elegir el mejor seguro privado de salud, el mejor plan de pensiones, el mejor colegio para sus hijos… de toda la gama de opciones privadas.

En este recorrido por la ideología neoliberal, nuestros autores acuden a “clásicos” como Bauman, Harvey, Zinn o Chomsky, incorporando a un nuevo pensador de moda en los últimos años, Byung-Chul Han, que nos ha introducido en el concepto de “autoexplotación”: el individuo era explotado desde fuera hasta hace poco, ahora se autoexplota para competir, de manera que el explotado se convierte en autoexplotado. “El capitalismo –nos dicen explicando el pensamiento de Han- ya no necesita ejercer el poder mediante la coacción sobre los cuerpos, los pensamientos y los comportamientos, sino que accede al deseo individual”. No nos obligan a competir, lo hacemos de buena gana, hasta que eso se convierte en una carrera infernal que lleva al estrés, al cansancio (“la sociedad del cansancio”, en términos de Han) y la depresión.

Según los autores, “el capitalismo, en su forma actual neoliberal, trata de producir y gestionar un determinado tipo de paisaje urbano y geográfico favorable para sus propios intereses, para sus propios objetivos y para la garantía de su reproducción y legitimación social como discurso hegemónico”. Confieso que no me gusta este tipo de matizaciones (“en su forma actual neoliberal”), que no se hacían cuando desde la derecha se impuso la expresión “socialismo real” para denigrarlo, dando a entender que socialismo y estalinismo eran lo mismo. ¿Por qué no hablamos de “capitalismo real” y suavizamos la expresión con “capitalismo neoliberal”?; y confieso que yo también lo he hecho, pero en los últimos tiempos me voy dando cuenta de esta trampa consistente en tratar el capitalismo “neoliberal” como si fuera una desviación del “verdadero” capitalismo. Ello da lugar a pensar que sería posible otro capitalismo (pero no sería posible otro socialismo, como se nos inducía a pensar con la expresión “socialismo real”). Pero el capitalismo ha ido avanzando con una explotación creciente y expansiva, desde los cercamientos de tierras comunales en la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX (en favor de los terratenientes) hasta la actualidad, necesitando nuevas fuentes de explotación (agua, tierras comunes, creciente privatización de espacios públicos, privatización del conocimiento…). Considerando esto, ¿el capitalismo neoliberal es una desviación del capitalismo o es su evolución “natural”, en el sentido de seguir su propia dinámica de creciente explotación de recursos tradicionales y nuevos recursos?

Este paréntesis que me permito como leve crítica no empaña la calidad del texto comentado. El análisis de las consecuencias del discurso neoliberal en los ámbitos social, medioambiental, educativo y arquitectónico (en este último apartado, con reflexiones de interés sobre la morfología de ciudad que se impone, el proceso de creciente especulación con un recurso indispensable para la vida digna como es la vivienda, y el proceso de turistización de la ciudad) es acertado, como lo son las propuestas educativas de la segunda parte, entrando en detalle en medidas fiscales y de otro tipo para la redistribución de la riqueza, en cómo aumentar la participación política en democracia, deteniéndose en aspectos como la desobediencia civil, la ciudadanía universal, la mirada antipatriarcal y otros; medidas propiamente educativas, considerando la educación como un derecho y no una mercancía, incluyendo propuestas curriculares; y, por último, medidas para la reapropiación de los espacios para disfrute y participación de la ciudadanía, incluyendo cuestiones relacionadas con la propuesta de decrecimiento, la soberanía alimentaria, el consumo responsables, las redes de economía social y otras.

Un libro que hay que leer, seamos docentes, padres y madres, activistas sociales o simplemente ciudadanos, que nos ayuda a pensar cómo la educación puede contribuir a la construcción de un modelo social alternativo al que sufrimos, un modelo basado en la justicia y la solidaridad, en vez de en la resignación (“no hay alternativa”), la competencia feroz que propone el valor del “emprendimiento” y la atomización de una sociedad ahogada en un individualismo insolidario.

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Argentina: Creció un 84% la cifra de chicos con discapacidad integrados en escuelas comunes

Argentina/24 de Julio de 2017/

Creció un 84% la cifra de chicos con discapacidad integrados en escuelas comunes.

l Ministerio de Educación provincial exhibió resultados positivos de sus políticas de inclusión al anunciar que en apenas seis años la cantidad de chicos con discapacidad que cursan en las escuelas comunes santafesinas aumentó un 84 por ciento. Para la titular de la cartera educativa, Claudia Balagué, este incremento significa un gran avance en favor de los derechos de niños y adolescentes con discapacidad.
En 2011 había 3.738 alumnos con discapacidad asistiendo a escuelas públicas y privadas. Este año se pasó a 6.887, lo cual representa una cifra de 3.139 estudiantes más que transitan una trayectoria educativa integrada con las propuestas curriculares de la educación común.
En total, en la provincia hay 20.095 alumnos con discapacidad que están el sistema educativo, cuyas trayectorias educativas son acompañadas por la escuela especial, sea que cursen en la sede de esa institución o estén integrados en escuelas comunes.
«Son números alentadores que dan cuenta de que nuestros tres grandes lineamientos de política educativa, como son inclusión, calidad y la escuela como institución social, se van visibilizando. Como sostenemos siempre, los cambios en educación son a largo plazo y como resultado de un proceso», consideró Balagué.
La funcionaria destacó que en la educación especial se considera «el potencial de cada niño y cada joven, y se configuran trayectorias educativas integrales y reales, para abrir las perspectivas de los proyectos de vida de los chicos con discapacidad».
Cambio de mirada
La Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006 y con jerarquía constitucional a partir del 2014, así como la ley de educación nacional brindaron el marco legal para que la provincia avanzara en el sentido de instituir un sistema educativo inclusivo.
«La convención marcó un hito histórico en cuanto a los derechos de las personas con discapacidad en educación. A partir de ahí todas las acciones y políticas públicas que llevan adelante los Estados deben estar pensadas para garantizar ese derecho», explicó Marcela Covarrubias, directora provincial de Educación Especial.
Para Covarrubias «es un cambio de paradigma en relación a la discapacidad porque lo que define la Convención es que no se considera más a la discapacidad como un déficit, sino que el foco se pone en las barreras que no están permitiendo la participación y el aprendizaje de las personas con discapacidad».
«Se habla de la accesibilidad no solamente física, sino académica, institucional y actitudinal, y se establece otra serie de conceptos que tienen que ver con cómo hacer posible esa educación en cuanto a los ajustes razonables y las configuraciones de apoyo», explicó.
Para el nivel secundario, el reto es todavía novedoso
La escuela primaria tiene un largo trayecto en inclusión de chicos con discapacidad, pero para el nivel secundario el reto es más nuevo. «Hace pocos años que empezamos el trabajo en las escuelas secundarias y vemos que el desafío de encontrarse con lo diverso, de cambiar el paradigma, hace que aparezcan miedos hacia adentro de las instituciones. No obstante, los tiempos históricos son diferentes: cuando se empezó en primaria nadie hablaba de inclusión de chicos con discapacidad; hoy, el nivel medio ya tiene todo el antecedente del camino recorrido por la primaria», señaló la supervisora de Educación Especial Región VI, Nancy Ciarello.
Los docentes de la modalidad aseguran que el cambio de mirada no es sencillo. «Todavía se hace difícil visualizar una cultura inclusiva en las escuelas comunes», sostuvieron Andrea Bermúdez, Alejandro García y Carla Sciarini, integrantes del equipo directivo de la Escuela Especial Nº 2049 «Antonio Berni», de Rosario.
Fuente: http://www.unosantafe.com.ar/educacion/crecio-un-84-la-cifra-chicos-discapacidad-integrados-escuelas-comunes-n1434821.html
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