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Una infancia de todos y de nadie

Por: Sandra León

El fracaso de las actuales iniciativas legislativas no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país

En los cuentos infantiles se infunde miedo a los niños con seres desconocidos que llegan para asustarlos o llevárselos, como el coco o el hombre del saco. Estos personajes del folclore infantil reflejan bien la idea de protección en la que se socializan los niños: una concepción de la seguridad que se basa en la desconfianza hacia los desconocidos, en protegerse frente a los extraños. Sin embargo, la realidad nos enseña algo bien distinto: los datos sobre violencia infantil indican que el coco de los niños suele estar en casa. Según la Fundación ANAR, en la mayoría de casos de violencia registrados a través de su teléfono de ayuda el agresor pertenece al entorno familiar.

Quien se aproxime al problema de la violencia contra la infancia en España quedará impactado por su magnitud y el alcance de sus consecuencias. El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco menores —especialmente las niñas— es víctima de violencia sexual. Sin embargo, las denuncias en España sólo representan el 4% de los casos totales, según cálculos de la Fundación Educo. Además, en los últimos años han aumentado los casos de violencia familiar y de acoso escolar. Es posible que una parte de este incremento se deba a una mejora de los mecanismos de denuncia. Pero los casos que llegan al sistema representan la punta del iceberg de un fenómeno soterrado cuya magnitud real es difícil de conocer, debido tanto a la heterogeneidad en los registros como a las dificultades para detectar los casos.

Las consecuencias de la violencia infantil son devastadoras. Las víctimas padecen sus efectos durante la vida adulta porque la violencia compromete su desarrollo: lastra su educación y afecta negativamente a su salud mental y física. La prevención es la principal medida para combatirla. Y la detección temprana es fundamental para minimizar sus secuelas. El problema es que en muchos casos la denuncia nunca llega. Los menores que sufren una agresión sexual tienen problemas para reconocerse como víctimas, bien por su corta edad, porque en muchos casos están afectados por algún tipo de discapacidad intelectual, o por el propio trauma que causa la violencia. Además, el hecho de que en la mayoría de casos la violencia sexual sea intrafamiliar dificulta la denuncia e impide que el sistema pueda actuar.

Teniendo en cuenta la magnitud y efectos de la violencia contra la infancia ¿qué impide a una sociedad erradicar un fenómeno que es moralmente inaceptable y que lastra su capital humano futuro? Uno de los motivos es la consideración de la infancia como una etapa transitoria sin derechos plenos. Los menores son percibidos como adultos en proyecto, como mini-personas con derechos incompletos. Esta concepción social del menor ilustra la brecha existente en muchos países entre la norma social y la norma legal, pues la regulación internacional sobre infancia establece muy claramente que la protección de los niños frente a toda forma de violencia es un derecho fundamental.

Otro de los factores que explica la incapacidad de una sociedad para proteger a su infancia es la persistencia de una concepción patrimonialista del menor. Para ilustrarla sirve la anécdota que cuenta en sus charlas Jorge Cardona, uno de los miembros del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, quien se vio obligado a abandonar un centro comercial tras intentar impedir que una madre pegase a su hijo. Que se amoneste a quien denuncia el maltrato y no a quien lo ejecuta evidencia bien la creencia de que los niños pertenecen a sus progenitores y que las relaciones dentro de la familia conciernen a una esfera privada en la que nadie debe inmiscuirse. Esta cuestión fue objeto de debate en España hace más de una década durante la discusión de la llamada “ley del cachete”, que planteaba eliminar la cobertura legal del uso “moderado” del castigo corporal. Aunque la aprobación de la ley contribuyó a reforzar la idea de que la protección de la integridad física de los menores es también una responsabilidad de los poderes públicos, todavía existe margen para mejorar la jurisprudencia existente sobre el maltrato infantil y la sensibilización de la sociedad acerca del mismo.

Combatir la violencia contra la infancia no es fácil. Se necesita una acción contundente de los poderes públicos que sea capaz de contener su tendencia a reproducirse, pues los niños que sufren violencia son más propensos a convertirse en su vida adulta en responsables de infligirla. Sin embargo, como cualquier otra política que esté destinada a combatir los factores que lastran el desarrollo de la infancia, la lucha contra la violencia infantil representa una inversión con un amplio retorno social. No sólo compensa la pérdida de productividad y de ingresos que se deriva de su impacto negativo sobre el progreso profesional y personal del individuo. También contribuye a reducir los costes de atender a un grupo de la población que muestra peores niveles de salud mental y física y mayores niveles de criminalidad. Se estima, por ejemplo, que la violencia sexual supone un coste de 979 millones de euros para las arcas públicas.

Proteger a la infancia de la violencia o el maltrato —y de la pobreza, la discriminación o la exclusión de cualquier forma de participación social que otorgue mayores oportunidades vitales— contribuye a preservar el futuro capital humano, económico y social de un país y también su dignidad como sociedad. Aunque en España se han dado pasos importantes para equiparar nuestro ordenamiento jurídico a la regulación internacional en materia de protección del menor, la infancia no se concibe como un bien público. Se dice a menudo que la protección de los menores es responsabilidad de todos. Pero la infancia no necesita tanto simpatizantes de su causa, como alguien que se apropie de ella. Sin prioridad en la agenda política, ni estructura institucional que facilite una actuación integral para impulsar su desarrollo, la infancia de todos acaba siendo la infancia de nadie, y la efectividad de las políticas se pierde en un mar de intervenciones sectoriales no siempre coordinadas.

Esta realidad puede transformarse si se culminan algunas de las iniciativas legislativas que se han puesto en marcha recientemente. Todos los grupos parlamentarios ratificaron hace unos días una proposición no de ley para un Pacto de Estado por la Infancia. Y en el último Consejo de Ministros de 2018 se aprobó el anteproyecto de ley integral para erradicar la violencia contra la infancia, dando respuesta a las repetidas exigencias de las entidades del tercer sector y del Comité de los Derechos del Niño, quienes llevan tiempo requiriendo a los poderes públicos una ley integral que garantice una mejor protección del menor en todo el territorio.

En todo lo relativo a la infancia debería prevalecer una colaboración sostenida en el tiempo entre actores políticos, administraciones públicas y el tercer sector. Un consenso resistente a los ciclos políticos y ajeno a la confrontación que caracteriza el debate ideológico en otros ámbitos. Por eso, el fracaso de las actuales iniciativas legislativas en materia de infancia no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/14/opinion/1547468209_825109.html

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En Venezuela: TSJ inició foros para fortalecer el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes

América del Sur/Venezuela/minci

El presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno, instaló este jueves, el XV Foro Derechos de la Infancia y Adolescencia.

La información la dio a conocer Moreno a través de su cuenta oficial en Twitter.

“Hoy instalé el XV Foro Derechos de la Infancia y Adolescencia para continuar fortaleciendo la formación académica de los jueces y juezas, personal judicial y administrativo del Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes” publicó en su perfil @MaikelMorenoTSJ.

“Los procesos de formación continua hacen que los funcionarios tengan las herramientas necesarias para defender los derechos de nuestros hijos, hijas, de nuestros jóvenes, quienes son y serán el baluarte del futuro de la Patria” continúa en otro tuit.

Aseguró además que “los derechos de los niños, niñas y adolescentes fueron conquistados con la entrada en vigor de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, derechos que se siguen consagrando con el desarrollo sostenido y actualizado de la legislación venezolana”.

Durante el evento “insté a los funcionarios a estar a la altura de la responsabilidad que se les ha encomendado y tengan en cuenta que al frente de esta Institución se encuentra un hombre que mantiene una alta sensibilidad en el tema de la infancia y de la adolescencia”.

En otro mensaje reconocio y agradeció el apoyo que brinda el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) por acompañar a la justicia venezolana en la dedicada labor de desarrollar el ejercicio equilibrado de la jurisdicción especial de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes.

El Presidente del TSJ, agregó que “en los últimos 20 años el Estado venezolano ha cambiado el paradigma de atención y defensa de la infancia y la adolescencia en Venezuela”.

La máxima autoridad judicial del país también bautizó el libro El derecho de la niñez y la adolescencia en la doctrina de la Sala Constitucional 2012-2016, de la magistrada Carmen Zuleta de Merchán, integrante de la Sala Constitucional del TSJ.

Fuente: http://www.vicepresidencia.gob.ve/index.php/2018/11/22/tsj-instala-xv-foro-derechos-de-la-infancia-y-adolescencia/

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En absoluta pobreza 1,2 millones de niños y adolescentes en Italia

Europa/Italia/15 Noviembre 2018/Fuente: Prensa Latina

En Italia 1,2 millones de niños y adolescentes viven en absoluta pobreza, según denunció hoy la organización no gubernamental Save the Children.
Las condiciones económicas no solo condicionan el futuro de los infantes, sino también el impacto del entorno donde viven, el cual influye en su crecimiento y desarrollo, destacó en una nota de prensa el organismo internacional. El reporte se basa en datos del IX Atlas de la Infancia en Riesgo ‘La periferia de los niños’, dedicada al entorno de los menores en esta nación.

La segregación educativa aumenta cada vez más la brecha de la desigualdad, especialmente en las grandes ciudades, donde viven muchos niños, destacó Save the Childre y precisó que es ‘allí donde debemos intervenir con políticas valientes y con recursos adecuados’.

En términos de ‘brecha asombrosa’ educacional entre unos y otros menores en una misma ciudad, comparó que en Nápoles, al sur de la península, en el grupo etario de 15 a 52 años sin estudios secundarios son el dos por ciento en Vomero y casi el 20 en Scampia; en Palermo, 2,3 para Malaspina-Palagonia y 23 por ciento en Palacio Real-Monte de Piedad.

En cambio en los barrios ricos del norte de Roma, añadió, los graduados superan el 42 por ciento, cuatro veces los que existen en la periferia y zona oriental de esta capital.

Más significativa es la diferencia, según el informe, en la norteña ciudad de Milán, donde por ejemplo en Pagano y Magenta-San Vittore los egresados superan el 51 por ciento, siete veces más que en Quarto Oggiaro, con apenas el 7,6.

Asimismo son profundas las brechas entre los jóvenes de 15 y 29 años que no estudian, están desempleados y tampoco están incluidos en algún programa de capacitación.

En Italia, según el informe, unos 3,6 millones de niños y adolescentes que viven en las 14 principales áreas metropolitanas del país, crecen en áreas o vecindarios considerados ‘suburbios desde muchos puntos de vista diferentes’, que van desde la distancia que media del centro de la ciudad, hasta déficits urbanos, funcionales y sociales.

Valerio Neri, director general de la organización encargada de promover la protección de la infancia, consideró absurdo que dos niños que viven a una cuadra de distancia crezcan en dos universos paralelos.

Neri instó a ubicar a los menores en el centro de la atención, a preocuparse por saber dónde y cómo viven, e invertir en el desarrollo para combatir los desequilibrios y las desigualdades de los territorios italianos.

Save the Children contribuye, informó, a reducir las desigualdades en 18 ciudades italianas a través de una red que ofrece a niños de seis a 16 años la oportunidad de participar en actividades educativas y de capacitación, como talleres artísticos y musicales, juegos y actividades motrices, que involucraron este año a unos ocho mil 130 menores.

‘La periferia de los niños’ es el primer intento de cartografiar los suburbios italianos desde el punto de vista de la infancia, realizado por Save the Children con el apoyo del Instituto Nacional de Estadística y de otras asociaciones.

El volumen presentado este martes, curado por Giulio Cederna, con imágenes del fotógrafo Riccardo Venturi, cuenta con 290 páginas, 32 tablas, 120 mapas y 20 gráficos e infografías.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=228547&SEO=en-absoluta-pobreza-12-millones-de-ninos-y-adolescentes-en-italia
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Protección a la infancia, prioridad para el gobierno de Barbados

Centro América/Barbados/01 Noviembre 2018/Fuente: Prensa Latina

La protección de los niños y sus derechos humanos es hoy una prioridad para el gobierno de Barbados, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores, Jerome Walcott.
El funcionario ratificó el compromiso del país para erradicar la violencia en las escuelas durante un intercambio telefónico con el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el Caribe Oriental, Aloys Kamuragiye, publicó el Servicio Informativo del Gobierno en su página web.

Según dicha fuente, Walcott también se refirió a otros problemas como el abuso sexual, el castigo corporal y el acoso cibernético a los menores de edad.

El canciller barbadense elogió a la Unicef por apoyar la campaña contra la violencia que impulsa el Ministerio de Educación en la isla

El diplomático también expresó su preocupación por el aumento de la obesidad infantil en el Caribe, y expresó la necesidad de que los gobiernos adopten medidas contra el problema desde el punto de vista sanitario, social y educativo.

Por su parte, Kamuragiye, a nombre de la Unicef consideró que Barbados y el Caribe oriental estaban ‘bien’ en comparación con otras regiones en las cuanto a mortalidad infantil y acceso a la educación primaria universal.

Sin embargo, alentó a los gobiernos de la región a seguir mejorando en estas y otras áreas.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=225065&SEO=proteccion-a-la-infancia-prioridad-para-el-gobierno-de-barbados
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Cuando las apariencias engañan: gratuidad de aulas de 2-3 años a costa de calidad

Por: Alicia Alonso

Las aulas de dos años en los colegios son una solución aún peor para las criaturas de lo que lo han sido y son, con demasiada frecuencia, las de tres años que instauró la LOGSE en 1990.

En la Plataforma de Educación Infantil 06 nos preocupa extraordinariamente el avance que está teniendo la implantación de las aulas de dos años en los colegios y más aún el hecho de que se aliente su generalización desde Proposiciones de Ley (PL) y No de Ley (PNL) con argumentos que muestran el gran desconocimiento de la infancia, de sus derechos y necesidades.

Nos había alegrado mucho la noticia de que se pidiera tanto en el Congreso de los Diputados (PNL de 26 de septiembre) como en el Parlamento de Andalucía (PL de 16 de octubre) la gratuidad del primer ciclo de Educación Infantil, máxime cuando el primer documento reclama, además, un Real Decreto de requisitos y enseñanzas para el primer ciclo común a todo el Estado, reivindicación que motivó nuestro nacimiento como Plataforma.

En ambos documentos se resalta la importancia que para el futuro de las criaturas, incluso de la sociedad, tiene la escolarización temprana, pero solo en el estatal se alude a su calidad, condición fundamental que reflejan todos los estudios internacionales para que se alcancen esos beneficios. También se argumenta en ambos su existencia con un concepto erróneo de conciliación, pues esta ha de partir del mundo laboral y son políticas públicas sociales, laborales y sanitarias las que, en coordinación con las educativas, deben resolver.

La gratuidad de la Educación Infantil, algo imprescindible para que haya equidad, no va a dar respuesta por sí sola a las necesidades de la infancia si no hay calidad mínima en la oferta que se hace. La institucionalización de las criaturas en lugares extremadamente inapropiados, con ratios que siguen siendo excesivas, con una organización inadecuada y una problemática distribución de profesionales, insistimos, no es la respuesta. ¿A costa de qué se va a escolarizar gratuitamente a parte de estas criaturas de un primer ciclo que se rompe con ello?

En el documento estatal (PNL) la petición número 3 exhorta explícitamente al Gobierno a incentivar la creación de nuevas plazas para el alumnado de 2 a 3 años ubicadas en centros públicos de Infantil y Primaria. El documento autonómico (PL) es más sutil, al recordar como concreción lo que la LOE legalizó en su artículo 15.4: “De acuerdo con lo que establezcan las Administraciones educativas, el primer ciclo de la educación infantil podrá ofrecerse en centros que abarquen el ciclo completo o una parte del mismo”.

Y es que ya tenemos muy mala experiencia. Las aulas de dos años en los colegios son una solución aún peor para las criaturas de lo que lo han sido y son, con demasiada frecuencia, las de tres años que instauró la LOGSE en 1990. Se prometió entonces que se adaptarían espacios y relaciones a las características de estos niños y niñas, pero no ha sido así: en relación con su cuerpo, porque no se acepta que también es educar el asumir que en estas edades los esfínteres presentan escapes y se exige a las familias que lo resuelvan; en relación con su personalidad global, porque se les somete a aprendizajes y formas de adquirirlos impropios; en relación con los espacios en los centros, porque nunca acabaron de acondicionarse para acoger a estos niños y niñas.

Así pues, parece que aquella fórmula -primero las metemos y luego vemos si creamos las condiciones para ello- se mantiene, ahora también para las aulas de dos años.

En todas las comunidades donde se han instaurado se ha hecho sin pensar realmente en las necesidades y derechos infantiles, con prisas, sin garantías y con una gran diversidad. Por ejemplo, se han planteado dos figuras diferentes para educar: una, la maestra, se ocupa de la cabeza y otra, la técnico superior en Educación Infantil (TSI), de las necesidades biológicas corporales. ¿Dónde queda la necesaria globalidad educativa y el desarrollo de una imagen de sí integral?

Ratios iniciales como las de Cantabria, cuyas aulas de dos años nacieron en 2003-2004 con 16 criaturas, al cabo de dos cursos aumentaron a 18, y con las épocas de crisis vieron en 2012 cómo se quedaban exclusivamente en manos de una TSI. En el País Vasco las sucesivas regulaciones fueron reduciendo exigencias, por ejemplo, en el capítulo de espacios. En todas las comunidades ha habido problemas de adecuación, por ejemplo, en Aragón llegaron las criaturas a centros que no tenían ni cambiadores y donde, cuando se han incorporado, ha sido en el baño general y distante de la clase. En Valencia ocurrió igual, incluso se retrasó el proyecto porque en septiembre aún no había siquiera una Orden administrativa que lo regulase y la bolsa de educadoras no estaba disponible. Hay comunidades en que las TSI son funcionarias o personal laboral, en otras son contratas privadas las que proporcionan personal mal pagado y en otras conviven ambos modelos. También hay afortunadamente comunidades en las que, como en Asturias (AEIPA 0-3), la lucha de profesionales de las Escuelas Públicas parece que van deteniendo los intentos políticos de instaurar estas aulas de momento.

Es el derecho a una educación cálida y de calidad desde el nacimiento lo que justifica la existencia de instituciones para estas edades, pero instituciones de calidad, bien pensadas y diseñadas que complementen a la familia y la compensen cuando sea preciso. Demandamos una oferta de 0 a 6 años universal, pública y gratuita, pero con calidad. La universalización y gratuidad de los dos años debe darse con garantías, en las escuelas infantiles, lugares que sí reúnen las condiciones necesarias. Creen puestos escolares de calidad en ellas y no encajen a los niños y niñas en condiciones y en espacios inapropiados. No pretendan dar respuesta a una necesidad creando un problema mayor. Nos jugamos demasiado como sociedad.

*Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/14/cuando-las-apariencias-enganan-gratuidad-de-aulas-de-2-3-anos-costa-de-calidad/

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Estados Unidos, el país rico con más riesgo de muerte de bebés en primer año

Estados Unidos/Enero de 2018/Fuente: La Estrella de Panamá

El riesgo de que un niño nacido en los Estados Unidos muriera en su primer año durante la primera década del siglo XXI fue un 76 % mayor que en otros 19 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Cuando la comparación se hizo con el grupo de edad de uno a 19 años, el índice de riesgo de muerte para los estadounidenses fue un 57 % mayor que el del resto, señala un estudio elaborado por investigadores del Hospital Johns Hopkins y publicado hoy en la revista Health Affairs.

Los investigadores compararon datos estadísticos de mortalidad de niños y adolescentes en Estados Unidos entre 2001 y 2010 con los de Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Suecia, Suiza, Turquía y Reino Unido, los otros estados fundadores de la OCDE.

La conclusión fue que de los veinte países, Estados Unidos es el que tiene los peores índices.

«Altos índices de pobreza persistentes, resultados educativos pobres y una relativamente débil red de seguridad social han hecho de los Estados Unidos el más peligroso país de las naciones adineradas para el nacimiento de un bebé», indica el estudio.

En una declaración remitida a Efe el investigador Ashish Thakrar, uno de los autores del informe, subrayó que «desde los años 80 las estadísticas de mortalidad infantil en los EE.UU. han sido más altas que en las otras naciones» del mundo desarrollado.

El informe pone en evidencia que mientras los recién nacidos estadounidenses están bajo la atención del sistema de salud pública, es decir en los primeros días de vida, no hay diferencias con otros países del mundo desarrollado en cuanto al riesgo de muerte.

Sin embargo, la diferencia comienza a aparecer pasados estos primeros días y durante el primer año de vida de los bebés, cuando quedan al cuidado de sus padres o tutores.

Para la investigadora Alice Chen, de la Universidad del Sur de California, la desventaja de mortalidad post neonatal obedece a «los pobres desarrollos de los nacimientos entre personas con estatus económico más bajo».

Al respecto el estudio indica que el riesgo de muerte en los primeros días es mucho menor, pues «los recién nacidos reciben una atención médica de alta calidad», pero esta situación varía sustancialmente en personas de bajos recursos cuando salen del hospital y tienen que cuidar al bebé en su propio entorno.

El problema también se acrecienta entre la población adolescente al comparar los indicadores de los 20 países fundadores de la OCDE.

Thakrar resaltó que entre 2001 y 2010, los chicos estadounidenses entre 15 y 19 años presentaron un riesgo «82 veces más alto de morir a causa de homicidio con un arma» que los de los otros países de la organización.

Otra de las causas señaladas por el estudio para el alto índice de muertes de adolescentes fueron los accidentes automovilísticos.

Aunque la investigación destaca que «un reporte de seguridad vial y accidentes encontró que en EE.UU. las muertes de carretera se redujeron un 23 % de 2000 a 2011», en los otros 19 países de la OCDE los descensos fueron de un 26 % a un 64 %.

Los investigadores sugirieron que las «políticas de prevención se deben enfocar en los bebés (hasta cuando comienzan a caminar) y en los adolescentes entre 15 y los 19 años de edad».

Fuente: http://laestrella.com.pa/vida-de-hoy/ciencia/estados-unidos-pais-rico-riesgo-muerte-bebes-primer/24042193

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Los niños refugiados luchan por obtener educación en Tanzania

Tanzania/08 de Enero de 2018/ACNUR.org

En el campamento de refugiados de Nduta, la escasez de fondos ha provocado que algunas clases se tengan que impartir bajo los árboles.

– Irahoze Diello se siente confiado en su prueba de matemáticas de hoy. Incluso sin libros, zapatos, un lugar seguro para estudiar o una comida por la mañana, ha trabajado duro para prepararse para este momento. Solo espera que la lluvia le dé suficiente tiempo para completarla.

“Cuando llueve, todo se moja”, dice Irahoze, de 14 años, que huyó de Burundi y ahora estudia debajo de los árboles en el campamento de refugiados de Nduta en Tanzania. “Cuando hace viento, las ramas se caen y cuando el sol está fuerte hace demasiado calor. A veces tenemos que parar las clases”.

Él es uno de los cerca de 200 niños refugiados que asisten a la escuela primaria Furaha, donde la falta de fondos significa que las clases se llevan a cabo al aire libre. Los bancos y las pizarras están esparcidas entre los árboles, creando aulas improvisadas. Por cada tres niños que asisten, solo hay una niña, y con poca comida para comer en casa, muchos alumnos se esfuerzan por concentrarse.

“A veces tenemos que parar las clases”.

El mal tiempo puede detener por completo las clases.

“Cuando hace viento, nuestros papeles se van volando y cuando llueve, mis libros se arruinan”, dice Tuyishemele Kenilde, de 15 años, oriundo de Burundi. Suspira: “es mucho más complicado trabajar aquí cuando llueve y está mojado”.

“Tenemos bastantes clases sin escritorios”, agrega Hafashimana Euphrasie, de 14 años, cuyo preciado libro está roto. “Realmente necesitamos algo más para no tener que sentarnos en el piso”.

Los profesores, también refugiados de Burundi, hacen lo que pueden. “A veces, cuando las ramas caen, los estudiantes se lesionan y las clases tienen que detenerse mientras los maestros los llevan al hospital”, dice el director Ndayisenga Aimable, de 34 años. “No han comido cuando vienen a la escuela porque las raciones de alimentos son bajas y muchos de ellos están demasiado hambrientos para aprender”.

La escuela Furaha (alegría) es una de las nueve escuelas primarias del campamento Nduta, donde un cuarto de los niños con edades entre los seis y los 14 años no asiste a la escuela. 55 por ciento de la población del campamento es menor de 17 años y solamente hay una escuela secundaria con un índice de asistencia del 8 por ciento. Los estómagos vacíos, el largo y agotador camino a la escuela y la falta de diplomas provocan que los adolescentes abandonen sus estudios.

En el campamento Nyarugusu, Claude Nahilma, de 19 años, ha estado estudiando en la Escuela Secundaria Hope desde que llegó de Burundi hace dos años. Él se preocupa por su futuro. “Cuando completas tus estudios es difícil tener acceso a la universidad”, dice él. “Es un punto muerto. Quiero volver a casa a continuar con mis estudios. Aquí hay mucho lodo y realmente necesitamos botas para la lluvia”.

El índice de matrícula es mucho mayor en Nyarugusu, llegando al 80 por ciento en primaria, a pesar de que varias escuelas carecen de instalaciones permanentes y materiales didácticos. Muchos niños estudian en tiendas de plástico que colapsan con el viento, pero que se queman con el sol del mediodía.

Moutaka Bahininwa es un refugiado de la República Democrática del Congo (RDC) y el director de la escuela primaria Sifa, donde más de 2.300 niños de la RDC vienen a aprender. “Aquí tenemos un problema grave”, dice. “Cuando llueve, no podemos escuchar nada. Si hay viento, esta área se convierte en un corredor de viento. El ambiente no es seguro para los niños”.

Ayer mismo, una ráfaga de viento casi destruye el aula de Geny Naboy, de 12 años. “Estábamos asustados”, dice ella. “Necesitamos estructuras más permanentes”.

Para Samwel Falliala, de 10 años y quien tiene visión parcial, es imposible aprender en clases de más de 100 niños con el viento, sin materiales especiales como libros en braille.

“Quiero ir a casa para continuar mis estudios”.

“Cuando escribo en la pizarra, tengo que anunciarlo”, dice su profesor, Sweddy Bikyeombe Byondo, de 28 años. “Cuando escribo, escribo en letras grandes”.

Los desafíos que enfrentan los estudiantes en los campamentos de Nduta y Nyarugusu son, lamentablemente, demasiado comunes para los niños refugiados en todo el mundo. Mientras que en todo el mundo, el 91% de los niños asisten a la escuela primaria, para los refugiados, esa cifra es mucho más baja con solo el 61%, y en los países de bajos ingresos es menos del 50%, según un reciente informe del ACNUR.

A medida que los niños refugiados crecen, los obstáculos aumentan: solo el 23% de los adolescentes refugiados están matriculados en la escuela secundaria, en comparación con el 84% a nivel mundial. En países de ingresos bajos, solo el 9% de los refugiados pueden ir a la escuela secundaria, según el estudio.

Un enorme déficit de fondos significa que el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios han podido construir solo 137 aulas en los tres campamentos de refugiados de Tanzania entre 2016 y abril de este año. Más del 70 por ciento de los estudiantes en los campamentos de refugiados de Nduta, Nyarugusu y Mtendeli tienen que estudiar al aire libre, con solo 193 aulas permanentes para unos 9.600 niños. Una alta proporción de alumnos por docente se suma a las dificultades.

Deben construirse alrededor de 638 aulas adicionales en los tres campamentos, pero la financiación es un problema grave. El Plan Regional de Respuesta a los Refugiados para los refugiados de Burundi en Tanzania es extremadamente insuficiente, con solo el 25% de los fondos recibidos.

Según James Onyango, Oficial de Educación del ACNUR en Kibondo, construir un salón de clases cuesta 12.000 dólares, cada examen 250 dólares, el pago para los maestros cuesta 27 dólares por mes y enviar a un niño a la escuela por un año cuesta 35. “Ese es el mínimo requerido para que un maestro pueda escribir en un pizarrón y los alumnos puedan aprender algo”.

ACNUR continúa trabajando por la inclusión de la educación de los refugiados dentro de los sistemas nacionales de educación, reconociendo que el sistema nacional brinda acceso a servicios educativos acreditados y supervisados. Al mismo tiempo, la operación del ACNUR en Tanzania continúa buscando alternativas más efectivas en términos de costos para la construcción de salones de clase, con el fin de abordar la severa escasez, a medida que las abarrotadas clases debilitan el acceso a una educación de calidad dentro de los campamentos de refugiados.

En la Escuela Primaria Furaha en Nduta, los estudiantes se sienten entusiasmados por mudarse pronto a un nuevo edificio construido con ladrillos. El edificio es construido por Save the Children, socio de ACNUR en materia de educación en el campamento Nduta. Este edificio contará con nueve clases, una sala para el personal, una oficina para el director y baños. Por fin, los niños podrán concentrarse en sus estudios.

“Me siento muy feliz, porque cuando nos mudemos, las clases tendrán paredes”, dice Hafashimana con una sonrisa. “Cuando termine mis estudios, quiero ser maestra”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/los-ninos-refugiados-luchan-por-obtener-educacion-en-tanzania/

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