Page 3 of 21
1 2 3 4 5 21

¿Puede una asignatura acabar con la violencia machista?

Por: Eva Bailén

El caso de la educación en igualdad, el respeto a la diversidad y la lucha contra la violencia machista no puede ser más palmario

Cada vez que oigo a alguien proponer la introducción de una nueva asignatura obligatoria me pongo en estado de alerta. Recelo mucho del impacto real que estas puedan tener y recelo, sobre todo, de la elección de los contenidos que quiera incluir quien la propone. Como defensora de la educación competencial que soy, donde las asignaturas se desdibujan para dar cabida al aprendizaje interdisciplinar, no puedo actuar de otra manera.

El caso de la educación en igualdad, el respeto a la diversidad y la lucha contra la violencia machista no puede ser más palmario. Desde luego que educar en igualdad es necesario, pero debemos plantearnos si una asignatura aislada es la mejor forma de hacerlo.

Esta, para empezar, no tendría cabida en Educación Infantil, donde no hay asignaturas como tal, y carece de sentido dar clases magistrales sobre el artículo 14 de la Constitución Española o sobre el Código Penal. ¿Implica eso renunciar a fomentar la igualdad desde pequeños? Desde luego que no. No debemos olvidar que, según un estudio publicado en 2017, las niñas comienzan a pensar ya desde los 6 años que son menos inteligentes que los niños. Lo que sí es necesario es cambiar el enfoque desde el que atacamos el problema, porque hay maneras más creativas -y, sobre todo, más eficaces- de educar en igualdad.

En casa, los papás y mamás tenemos que ser un modelo, un ejemplo de corresponsabilidad. Debemos tratar a niños y niñas por igual y tratarnos mutuamente con respeto, prestar mucha atención a nuestro lenguaje para no repetir los mismos mensajes erróneos que obligan a ellos a ser valientes y líderes y a ellas, a ser sumisas, sensibles y obedientes.

Otra de nuestras tareas es vigilar para que sus juguetes y los juegos en los que participan no sigan perpetuando los estereotipos que llevan a las chicas a no elegir carreras técnicas, a creerse menos capaces para las matemáticas, la tecnología o la física. Y cuando haya varios hermanos, debemos actuar ante el primer atisbo de violencia verbal o física entre ellos para que no lleguen a la adolescencia habiendo normalizado los insultos, la indiferencia o las posturas de superioridad. Que aprendan a tratarse con respeto es el primer paso para que aprendan a respetar a sus parejas.

En los colegios aún quedan muchos signos de desigualdad que se deben desterrar, desde los uniformes hasta el diseño de los espacios, en especial los exteriores, que suelen dar más protagonismo a pistas que ocupan el mayor porcentaje del espacio disponible para el recreo. Espacios en los que, sin embargo, la presencia femenina es verdaderamente escasa. Los colegios e institutos deberían llevar la igualdad en su ADN, en su proyecto educativo, en su día a día, con la implicación de todo el personal.

Por otra parte, resulta evidente que en los contenidos faltan referentes femeninos. No aparecen apenas figuras femeninas en la historia, las ciencias o las matemáticas. También se debería incluir educación afectiva sexual en los currículos, porque los niños están accediendo a través de sus dispositivos electrónicos a toda suerte de contenidos con los que interiorizan auténticas barbaridades que no deberían normalizarse.

Y tendríamos que plantearnos la forma de enganchar a las chicas en el uso, el desarrollo y el diseño de todo lo relativo a la tecnología. Si en los próximos años, tal y como dicen los expertos, la mayor parte de los empleos tendrán una base predominantemente tecnológica, el desinterés de las chicas por lo técnico podría producir una nueva oleada de desigualdad en el terreno laboral aún más dramática que la actual. El reto está en cómo hacer atractivas las STEM a las mujeres. Algunas voces sugieren que habría que darles un valor social que las hagan más útiles a sus ojos, a las que parece les atraen los trabajos que tienen que ver más con contribuir a mejorar la sociedad.

En definitiva, resulta desalentador que, en lugar de innovar en el terreno educativo para fomentar la igualdad y proporcionar a los alumnos competencias y habilidades, la solución fácil sea cargar a los niños con más asignaturas y más libros en la mochila. Está claro que la lacra de la violencia de género se propaga por modelos aprendidos en la sociedad y que la mejor forma de abordarla es desde el entorno familiar y el educativo, pero también desde las redes sociales y los medios de comunicación.

La educación en igualdad es una labor de todos, ya que se aprende más por modelado, por observación e imitación, que, por modelaje. E imponer una asignatura específica sería en mi opinión, un simple modelaje.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/02/03/mamas_papas/1580724180_233587.html?prod=REGCRART&o=cerrado&event_log=oklogin

Comparte este contenido:

Gamificación: mitos y realidades

Por: Rubí Román Salgado

¿Estás en proceso de llevar a cabo un proyecto educativo relacionado con gamificación? El profesor Armando Zepeda, experto en el tema, clarifica los mitos y realidades alrededor del tema.

Si por tu mente ha pasado la idea de implementar Gamificación en clase, pero por alguna razón no se ha concretado el plan, ¡aún lo puedes hacer! El pasado 9 de octubre transmitimos el webinar “Gamificación: de la retórica falsa a la profunda”, en el que el profesor Jorge Armando Zepeda, clarificó los mitos y realidades alrededor del tema.

A esta conversación se unieron 150 profesores de varias partes del mundo con el mismo interés de saber cómo aplicar gamificación para un mejor aprovechamiento del aprendizaje. Si no tuviste oportunidad de seguir el webinar en vivo aquí lo puedes consultar.

 Te comparto el perfil de los profesores que se unieron a esta conversación en línea y su principal motivación para hacerlo.

Son muchos docentes que al igual que tú, están en proceso de llevar a cabo un proyecto educativo relacionado con Gamificación. Platicamos con el profesor Zepeda experto en el tema, para que nos ayudara a disipar varias dudas que surgieron durante el webinar y cuyas respuestas podrás conocer a continuación.

Mitos y realidades de la gamificación

 1.    ¿Cuál es la diferencia entre gamificación, ludificación y aprendizaje basado en juegos? (Dani, Colombia)

 JAZ: Ludificación es un término muy general que se traduce en inglés como gameful learning. Es un conjunto de estrategias que comprende tanto gamificación, diseño lúdico y aprendizaje basado en juegos. El aprendizaje basado en juegos consiste en tomar un juego ya existente o crear un juego con un fin educativo, sin embargo, la experiencia completa es de juego. En gamificación, la participación del alumno en clase, la forma en la que se involucran con las actividades en el aula, la distribución de las actividades y tareas todo en sí, es el juego. En otras palabras, no hay un juego como tal, más bien hacemos pensar que hay un juego.

 2.    ¿Es posible hacer gamificación para adultos? ¿Podría mencionar un ejemplo y resultados obtenidos? (Cristina, El Salvador)

 JAZ: Sí es posible. La gamificación se originó con un enfoque en gestión de negocios. Llegó a la educación no directamente con niños, sino más bien se formaliza en educación superior. El ejemplo que puedo dar sobre cómo funciona en adultos, lo daré en un contexto fuera de la educación para que sea más fácil su comprensión. En una empresa como Samsung o Costco, utilizan un sistema de puntos para sus empleados y mientras más rápido atiendan las cajas, más puntos ganan sus equipos. Al final logra una recompensa el equipo ganador ya sea algún tipo de bono, tener un día libre más en el año, etcétera. Es así como la gente se involucra. Creemos que, por ser un juego, solamente a los niños les interesa, sin embargo, está claro que tanto a niños como adultos nos gusta jugar. Son diferentes juegos claro está, pero vaya que funcionan. Yo trabajo con adolescentes y también he trabajado con adultos gamificación y realmente se vuelven como niños.

 “Si pudiéramos combinar lo mejor del aula tradicional, es decir, un profesor con una excelente retórica, mayéutica y demás, con estrategias de gamificación, considero que estaríamos frente a una posibilidad educativa muy superior”.

 3.    ¿Qué es elemental al momento de pensar en un escenario de gamificación? (Silvana, Argentina)

JAZ: Lo primero es definir un objetivo educativo, es decir, qué es lo que quiero que mis alumnos logren o qué busco incentivar en ellos. Por ejemplo: que participen más en clase, que entreguen tareas oportunamente, que sean más puntuales, etc. Un sistema inicial de gamificación tomaría estos objetivos y buscaría motivar que sucedan retroalimentando al alumno a través de la gamificación.

 4.    ¿La gamificación como metodología aplicada en el tiempo sigue generando motivación o deja de ser novedosa? (Valentina Calbacho, Chile)

JAZ: Una gamificación retórica tendrá una efectividad inestable. En dos semanas algunos alumnos perderán el interés, sin embargo, cuando se integran elementos de juego tiende a ser mucho más duradera. Lograr que “la novedad” no se acabe, depende de cómo organizamos nuestra gamificación. Juegos de video, por ejemplo, que tienen jugadores que siguen el juego durante años, suele ser porque integran eventos especiales o recompensas aleatorias o meten otros componentes que jalan nuevamente a las personas a involucrarse; además de nuevas historias con una campaña diferente en la que tienen un nuevo villano que derrotar y demás. Un sistema gamificado no es muy diferente, añadiendo nuevos componentes de juego tendríamos una gamificación más duradera.

5.    ¿Qué plataformas recomienda para trabajar una clase gamificada? (Yarley, Colombia)

JAZ:  Existen herramientas muy sencillas para trabajar una clase gamificada como ClassDojo, es una herramienta gratuita para profesores, está diseñada para trabajarse con niños, pero tengo compañeros que lo han trabajado con adultos y funciona bien. Tiene un sistema de administración de puntos fácil de implementar. Herramientas mucho más completas y efectivas para gamificación son Classcraft y Great Class ambas en idioma inglés; sin embargo, son plataformas para el aprendizaje completamente gamificadas y giran alrededor de una narrativa preestablecida; bastante ricas y muy recomendadas.

“La idea es resignificar la importancia de entender los contenidos de la materia enlazando gamificación no solo a una conducta de participación, sino a varias como son la colaboración, un alto desempeño, creatividad, puntualidad, entre otras”.

6.    ¿La gamificación en educación superior es mejor que el magistralismo como metodología de enseñanza-aprendizaje, al mejorar la motivación, el compromiso y el rendimiento académico en los estudiantes? (Valentina Calbacho, Chile)

JAZ: El concepto de magistralismo lo entiendo como una clase centrada en el profesor orientado más hacia una educación tradicional. Si lo vemos de esta manera la gamificación se orienta más hacia lo que es “la nueva escuela” es decir, tiene alternativas para hacer la experiencia de aprendizaje diferente. Sin embargo, podemos tener un magistralismo donde el docente es un experto en retórica, puede mantener un interés impresionante mediante solamente la cátedra y una mayéutica significativa con los alumnos, en ese sentido, yo no desprecio ni considero que la educación tradicional o magistralismo sea una herramienta pobre, sino bastante rica. En otro sentido, la gamificación pobremente llevada, pues, solamente es un distractor que en lugar ayudar a la educación, simplemente se vuelve un obstáculo en donde el alumno se centra solamente en el proceso de gamificación y no en la clase que está llevando. Siendo así, la gamificación no sería mejor, considero que una buena aula tradicional y una estrategia de gamificación son ambas muy valiosas y no podría decir que una es mejor que la otra. Sin embargo, si pudiéramos combinar lo mejor de un aula tradicional, es decir, un profesor con una excelente retórica, mayéutica y demás, con estrategias de gamificación, considero que estaríamos frente a una posibilidad educativa muy superior.

7.    ¿Cómo lograr que el sistema no lleve a los estudiantes a sentir que están ahí solo por ganar el juego y que el interés por el aprendizaje real no pase a un segundo plano? Mi experiencia al implementar un sistema de puntos durante toda una asignatura, con elementos de juego para conseguirlos y condiciones para finalización del juego; los estudiantes adoptaron una actitud participativa y se involucraron, pero al final no querían hacer ninguna actividad si no era parte del sistema de puntos. (Jimena Soler, Colombia)

JAZ: Por esa razón hago mucho énfasis en la diferencia entre gamificación retórica y profunda. La dependencia a los puntos es un síntoma normal en gamificación, pero en gamificación profunda no necesariamente es lo central. Los invito a hacer un estudio acerca de otros componentes de juego que generan motivación intrínseca del alumno, darle autonomía para tomar sus decisiones, dar valor en el expertis de un tema, en las interacciones con los demás, en sus aportaciones, compañerismo y demás. Pero, si el sistema de puntos es lo único que está generando una sensación lúdica y de participación, es inevitable que alumno solamente se interese en eso, y ahí es donde digo, se vuelve un distractor del aprendizaje. La idea es que el alumno haga un ejercicio mental de pensamiento fuerte para poder acceder a esos puntos. Es decir, resignificar la importancia de entender los contenidos de la materia. Otra recomendación general es, no solamente “amarrar” la gamificación a una conducta de participación, sino a varias, como la colaboración, alto desempeño, creatividad, puntualidad, etc.

8.    ¿Cómo aplicar gamificación para promover lectura? (Julian Sabolla, Bogotá, Colombia)

JAZ: Lo que yo haría sería generar una narrativa en la cual los estudiantes utilizando sus habilidades lectoras pudieran “salvar el mundo”, encontrando claves secretas, infiriendo metáforas, rompiendo una especie de acertijo y demás. Retroalimentar a los alumnos con controles de lectura en un sistema de puntos también sería parte de ello. Hacer equipos donde cada miembro sea responsable de un fragmento de la lectura y exista un apoyo y corresponsabilidad para poder “avanzar”. Dar un sentido de identidad y resignificar la experiencia como algo más allá, tendría mucho valor y probablemente sería una forma adecuada de empezar una gamificación para incentivar la lectura.

9.    ¿Un ejercicio de gamificación puede ser aplicable como evaluación final de un curso? (Carlos Rivas, México)

JAZ: La idea más bien es gamificar un curso completo. Hay casos por ejemplo de profesores que gamifican su curso de tal manera que los alumnos consiguen la calificación, no puntos para obtener recompensas, sino la calificación mediante su desempeño en diferentes logros, y es un sistema bastante abierto en donde los alumnos eligen qué logros y cada logro añade puntos a esa calificación de formas diferentes. Si la intención es solamente gamificar un examen sería una experiencia corta y entretenida en el momento, pero puede ser una excusa para que el alumno diga: «Es que el examen era un juego y como no soy bueno en los juegos, pues me fue mal». Entonces hay que ser muy cuidadoso en cómo diseñarlo. Si solo se está gamificando un examen puede malinterpretarse. Si quisieran una herramienta sencilla para gamificar una evaluación solamente existe Kahoot y Socrative.

10.  ¿Cómo aplicar gamificación en pymes? (Kidver García, Perú)

 JAZ: Primeramente, es importante entender para qué quiero aplicar gamificación, qué es lo que quiero lograr. Por ejemplo: que mis empleados sean más productivos, tener más clientes, que mis clientes sean más fieles, etc. Recompensar tanto la cantidad de trabajo, como la calidad de trabajo, usar eventos donde todos tengan una oportunidad de destacar, no solamente el que va “ganando” será el único que tiene la posibilidad de acceder a ciertas recompensas o incentivos, y recordar que la gamificación va siempre hacia el uso de reforzadores, en tema de conductismo, los reforzadores son estímulos que tienen un efecto positivo y que son para que se repitan ciertas conductas sin utilizar castigos, porque ahí entonces podemos cometer un grave error de diseño. Los juegos que generan castigos pueden tener como consecuencia una predisposición negativa para participar.

11.  ¿La gamificación es aplicable en un esquema en línea? (Aurora Alfaro, Ciudad de México)

 JAZ: Sí, definitivamente es aplicable. Existen plataformas de aprendizaje como las que ya mencioné diseñadas propiamente para gamificar y también plataformas como Blackboard, Scology o canvas que ya manejan el concepto de medallas y recompensas. Hay un artículo bastante interesante de profesoras de arquitectura y urbanismo en Brasil, que manejan un sistema de recompensas en el cual mientras haya más participaciones donde se resuelvan dudas por parte de alumnos a otros alumnos dentro de los foros, esos alumnos que resolvían las dudas tenían niveles de prestigio y el prestigio, en este caso, fue una gamificación retórica, no iba amarrada a nada más, sin embargo, se incrementó significativamente la participación en foros, se incrementó significativamente la puntualidad en entrega de trabajos y demás. Entonces, hay que elegir qué queremos promover dentro de este curso en línea y explicar a los alumnos qué beneficios, por así decirlo, tendría el tener esa participación activa dentro del curso.

12.  ¿Cuál es su opinión respecto al uso de realidad virtual y gamificación? (Alberto Herrera, México)

JAZ: Realidad virtual tiene un potencial impresionante para lo que es el aprendizaje basado en juegos, ya que, por naturaleza, el aprendizaje basado en juegos está vinculado a los simuladores. Actualmente se utilizan simuladores en ámbitos de medicina, de química, de física de manera bastante efectiva. Considero que explorar esto a fondo vale mucho la pena, porque a largo plazo economiza recursos. Por ejemplo, el año pasado, en el evento Reimagine Education, uno de los proyectos ganadores a nivel internacional fue precisamente un laboratorio de química virtual para preparatoria en donde las escuelas ya no tienen que invertir en químicos, en sustancias peligrosas y demás, simplemente compran este sistema millonario, lógicamente, porque ahorita todavía la tecnología es cara, pero todos los químicos y reacciones están programados en la realidad virtual y los alumnos pueden vivir eso sin poner en peligro su salud, sin gastar en diferentes insumos para el uso del laboratorio. Entonces, es una experiencia valiosa que debería ser explorada a fondo. Sin embargo, se hizo un estudio de caso precisamente de chicos que utilizaron el laboratorio virtual y chicos que no usaron el laboratorio virtual, y como el laboratorio virtual llevaba horas de lo que eran simulaciones de seguridad, que normalmente se da solo en una plática en un laboratorio físico, se vio que eran mucho más competentes y cuidadosos los alumnos que habían usado los recursos virtuales. Entonces, sí es algo muy interesante y digno de profundizar.

13.  ¿Cuáles son las críticas principales de la gamificación o aspectos negativos que debemos evitar? (Alex Tobar, Colombia)

 JAZ: La dependencia a los puntos, es decir, que los alumnos solamente actúen en base a puntos, es una gamificación retórica, lo cual tiene que ver con un diseño pobremente implementado. El tiempo invertido en hacer una buena planeación y diseño es significativo y a veces incluso en su administración, entonces también es un factor en contra de la gamificación. Aunque a medida que se adquiere experiencia disminuye. Dentro de lo negativo la crítica que yo he escuchado y que no concuerdo con ella, es que “abarata el proceso educativo” que lo vuelve vulgar incluso, es el tono de desprecio que utilizan algunos críticos. Creo que esta disposición hacia el tema es a lo mejor, desde la perspectiva de una educación muy tradicional y arraigada, yo no la critico, pero tampoco la comparto.

14.  ¿Cuál es su apreciación respecto a la gamificación a partir del uso de videojuegos de Nintendo Labo como herramientas para el aprendizaje dentro del aula? (Jorge Silva, Ecuador)

JAZ: Con un enfoque adecuado se pueden “ver” las posibilidades educativas de estas herramientas. Las considero muy ricas dentro del aprendizaje basado en juegos. Por ejemplo, juegos desde principios de los noventas como Oregon Trail, SimCity, pueden servir para enseñar temas tan diversos como la importancia o las circunstancias históricas de un evento o las consecuencias de la administración de una ciudad o la administración urbana. Algunos jugadores aprenderán implícitamente todos estos temas, también podemos utilizar una estrategia de aprendizaje vivencial con preguntas de reflexión, esto sería muy valioso. Las compañías como Nintendo, PlayStation y Xbox han invertido en diferentes juegos con finalidades educativas, aquí lo importante es cómo resignifiquemos los docentes un juego. Existen juegos muy simples y bastante entretenidos como un juego donde son cuatro chefs y cada jugador controla un chef en la administración de un restaurante; podemos hacer en el juego preguntas de reflexión de trabajo en equipo, de comunicación, etc. Profesores en Corea utilizan League of Legends (un juego en Internet) para reforzar el trabajo en equipo, la comunicación, la importancia de los diferentes roles que puede tener cada alumno dentro de una clase o en un trabajo.

15.  ¿Qué software se puede utilizar para diseñar estrategias de gamificación? (Liza Sepúlveda, Colombia)

JAZ: Casi todo es en línea, pero para los que no somos expertos en photoshop existe una página de Internet gratuita que se llama Magic Card Market, que hacen diseños de juegos de cartas llamado Magic the gathering. Hay páginas también para diseñar tableros, power point es muy útil, la gente lo menosprecia bastante, yo lo uso de manera bastante rica, y bueno, si ya quieren una experiencia prediseñada en las páginas que ya había recomendado Great class, Classcraft y Classdojo siempre y cuando las escuelas tengan acceso a internet.

16.  ¿Qué autores recomienda leer para saber más acerca de gamificación y comunidades de aprendizaje para seguir el tema? (Fernando Castel, México)

JAZ: Un libro que se llama “Actionable Gamification: Beyond Points, Badges, and Leaderboards” de Yu-kai Chou. También otro libro “The Gamification of Learning and Instruction Fieldbook: Ideas into Practice” de Karl M. Kapp. Un grupo de Facebook el cual yo administro que se llama Gamificación educativa iberoamérica ahí muchos docentes comparten libremente recursos, experiencias y estudios de caso sobre gamificación de manera gratuita a todo el público en español. Un blog llamado «Gamifica tu aula», lo pueden buscar en Google es bastante completo. En YouTube hay un canal que se llama «Extra Credits», son videos interesantes y describen de manera general la gamificación y cómo usar algunos componentes en el aula.

Si tienes alguna otra pregunta sobre Gamificación, la puedes compartir en la sección de comentarios abajo en este mismo artículo. También nos puedes compartir tu experiencia en el uso de Gamificación en el aula para que todos podamos aprender de tu experiencia.

Aprovecho la ocasión para compartirte los materiales que hemos desarrollado alrededor de este tema y que pueden ser de tu interés. Recuerda que los recursos educativos que desarrollamos en el Observatorio de Innovación Educativa son gratuitos y los puedes compartir con tus colegas.

A través de los Webinars del Observatorio de Innovación Educativa tienes la oportunidad de acercarte con un experto y consultar dudas o inquietudes sobre el tema que abordamos. No te pierdas los webinars que tenemos preparados para ti para este periodo escolar 2019-2020. También puedes consultar los anteriores e incluso proponer temas que sean de tu interés.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/gamificacion-mitos-y-realidades

Imagen: OpenClipart-Vectors en Pixabay

Comparte este contenido:

¿Qué esperamos en educación para el año 2020?

Por: Miguel Ángel Pérez

Este miércoles 1 de enero inició el año bisiesto 2020, su número es cabalístico, además con dicho año se cubrirá la primera quinta parte del siglo XXI, ¿Cuál es la relevancia del año 2020 en educación?

Su número que une dos doses y dos ceros, hace del 2020 un año especial, además será el segundo año de gobierno tanto del presidente López Obrador como del Gobernador Enrique Alfaro. De acuerdo a nuestras tradiciones la llegada de este año 2020, nos arroja deseos, aspiraciones de un mundo mejor, de una sociedad mejor, de una mejor educación. En este sentido podemos decir que aspiramos a tres grandes cosas para el año 2020 como elementos básicos de mejor año:

  1. Que exista mayor claridad en las propuestas gubernamentales en educación tanto en la Nueva Escuela Mecana como en el Proyecto local Recrea y que dicha claridad de cuenta de lo que se espera que hagan los maestros y las maestras pero que para ello se les deben de dar los insumos básicos para su realización desde la práctica. No se trata sólo de aspirar a un mejor modelo o a una mejor propuesta educativa sino de crear las condiciones básicas para lograrlo.
  2. Que este año los y las docentes aprovechen la oportunidad de oro que la historia les brinda para tomar verdaderamente en sus manos las riendas del destino sindical, que no sólo propongan, sino que también decidan, que no sólo piensen, sino que también actúen; que el sueño de la democracia sindical se haga realidad, pero sobre la base del protagonismo de la mayoría de trabajadores de la educación.
  3. Que para este año 2020 la mejor distribución de la riqueza material se vea reflejada en una mejor distribución de riqueza cultural y simbólica; sobre todo para todos y todas aquellas personas que poco tienen o que poco les llega, pero no a partir de políticas populistas pronasoleras sino a partir de involucrar a los sujetos bajo nuevas reglas de participación ciudadana en el terreno político y económico.

Como podrá verse el año 2020 ofrece importantes oportunidades para los sujetos educativos de tal manera que es posible escribir una nueva historia, que no borre las anteriores, sino que solo le dé un nuevo curso y un mejor sentido a la educación nacional.

Los cambios en educación o el cumplimiento de deseos o de aspiraciones de inicio de año, no se dan de manera gratuita se requiere la participación y la actuación consciente de sujetos y de agentes en ese sentido, a partir de tener mínima claridad del proyecto alternativo que se pone en juego.

El 2020 es el año en donde la historia pone una oportunidad de oro, para avanzar realmente en un proyecto educativo que verdaderamente esté al servicio de los niños, las niñas y los jóvenes en México.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-esperamos-en-educacion-para-el-ano-2020/

Comparte este contenido:

El plan de un colegio sevillano que ha disparado el préstamo de libros de su biblioteca en un 70%

Por: Carlota Fominaya

El centro San Francisco de Paula enseña a los alumnos a trabajar la información y a verificar noticias utilizando sus volúmenes, entre otras cosas.

En un contexto educativo donde el libro tiene cada vez menos presencia, en favor de las tablets e incluso de los móviles… ¿qué pueden hacer los colegios para que los niños lean en medio de un creciente desinterés por la lectura? Más aún, ¿es posible convertir las bibliotecas escolares en un espacio central para el aprendizaje de los niños? El Colegio Internacional de Sevilla – San Francisco de Paula, donde estudian más de mil alumnos, es un ejemplo de que en este sentido, con una apuesta firme, se puede lograr una gran mejora.

Muchos padres se sorprendieron cuando el centro anunció el cambio de uso de su histórico patio de columnas, del siglo XVII. Antaño dedicado al esparcimiento de los alumnos y sobre todo a la acogida de las familias, el consejo de dirección del centro apostó por cambiar radicalmente de uso, convirtiéndolo en el corazón de la biblioteca escolar, y concretamente en el espacio de la Biblioteca dedicado a los más pequeños.

Plan diseñado

«Lo mejor lo que teníamos desde el punto de vista patrimonial decidimos convertirlo en biblioteca», explica el director del Colegio, Luis Rey Goñi, para quien esa decisión representaba «una verdadera declaración de intenciones del verdadero papel que queremos que tenga la biblioteca en nuestro proyecto educativo y por el que ya veníamos apostando desde años atrás». Un papel central y tan conectado con lo que pasa en las aulas, que a veces las clases se celebran en la propia biblioteca. La realidad es que para Rey Goñi, el traslado al patio de columnas fue «fundamentalmente simbólico». «Lo importante es lo que hicimos junto a esa transformación: un trabajo programado para integrar la biblioteca en el corazón mismo del proyecto educativo». «En España estamos acostumbrados a que lo usual sea lo contrario, y así suele ocurrir que la biblioteca es, en muchos centros, una infraestructura residual y desconectada del proyecto educativo, donde algunos niños, pocos, van a estudiar y otros, menos aún, van a leer. Pero que eso sea lo usual no quiere decir que sea lo correcto y de hecho lo que ocurre, en los mejores colegios y universidades del mundo es justamente lo contrario», advierte el director de este centro escolar.

Formación y juego

Para ponerlo en marcha este profesional entendió que lo primero era formar a todos los estudiantes en el uso de esta sala. «Enseñamos a los alumnos cómo se organiza una biblioteca, cómo se trabaja con un catálogo, qué diferencias hay entre un libro de ficción y otro de información, cómo se utiliza un índice, un glosario, cómo se hace una referencia bibliográfica… Aunque sean muy pequeños, poco a poco van aprendiendo». «Lo que no podemos pretender es que los niños sepan una cosa si no les enseñamos a trabajar con la información, que es lo más importante de este siglo». Por este motivo, prosigue, «y para conseguir que la biblioteca sea una fuente de servicios, que es algo que se ha perdido un poco con internet, tratamos de enseñar a los estudiantes a trabajar con la información, a verificar si los contenidos que se encuentran en internet son verdaderos o falsos («fake news»)…».

Todas estas actividades tienen una vertiente informativa pero también lúdica, explica este bibliotecario. «Siempre tienen una tarea por hacer, pero jugando. Se hacen «scapes rooms» con la puerta cerrada con un candado que no se abre hasta que no logran dar respuesta a todas las pistas, los resultados de esa transformación son bien elocuentes. En los últimos cuatro años el incremento del número de préstamos de libros ha sido del 70%, en los últimos dos (desde la reforma) del 22%, casi un 40% si sólo se toman los datos del primer trimestre (8.000) y de un 60% si se compara el registro del verano de 2018 al de 2019: son precisamente los niños de primeras edades los que más libros sacan. Paralelamente, ha crecido el fondo bibliográfico, pasando en dos años de 46.000 a 56.000 ejemplares.

Resultados académicos

Hasta qué punto estos datos son responsables de los resultados académicos, es una cuestión difícil de dilucidar, entre otras cosas porque la nueva orientación de la Biblioteca es indesligable de un proyecto educativo global, pero lo cierto es que los alumnos de este centro han mejorado notablemente su ortografía, el fracaso escolar no existe, el porcentaje de repetidores no llega al uno por ciento ni en Primaria ni en Secundaria ni en Bachillerato y los resultados de las pruebas de acceso a la Universidad no han dejado de mejorar en los últimos años.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-plan-colegio-sevillano-disparado-prestamo-libros-biblioteca-70-por-ciento-201911130116_noticia.html

Comparte este contenido:

I ❤️ #reaprovéchalo

Por: Rodrigo J. García

“Nuestra manera de alimentarnos y desperdiciar alimentos acaba con los recursos naturales y tiene una implicación ética, mucho más grave si cabe: provoca hambre” (Estudiante de 2º Bachillerato, IES ‘Antonio Calvín’, Almagro)

Cuando se inicia en el aula un nuevo proyecto, en las expectativas del docente reina la incertidumbre… ¿Motivará a los estudiantes? ¿Lograré que les llegue?

El compromiso de cualquier profesional de la enseñanza es crear un escenario en el que todos tengan posibilidades de aprender más, mejor y con el mayor sentido.

Esta inquietud y esta responsabilidad se acrecientan cuando se pretende desarrollar una propuesta curricular alternativa.

De esto trata la experiencia que relatamos, del establecimiento de un entorno de curiosidad y formación que fue construido a lo largo de tres cursos escolares (2016-17, 2017-18 y 2018-19) y que proporcionó el marco necesario al proyecto pedagógico denominado: ‘Síndrome de abundancia, no tires alimentos’ #reaprovéchalo.

Nos referimos a una iniciativa de organización curricular que afectaba a varias materias, desplegada hasta en 14 centros. El propósito fue propiciar un aprendizaje por indagación y comprometido con el estudio y la difusión de las consecuencias generadas por los desperdicios alimentarios.

En el siguiente vídeo Sandra Paz, estudiante de segundo de Bachillerato, nos explica las implicaciones, en el aumento del gasto de combustibles fósiles y despilfarro de agua, de un irracional comportamiento con los alientos.


El proyecto se inició en el curso 2016-17, en el Instituto Público de Educación Secundaria ‘Antonio Calvín’ de Almagro (Ciudad Real), y estuvo liderado por Inma Contreras, licenciada en Bellas Artes y profesora de Dibujo.

Comenzó su andadura utilizando como soporte metodológico el ‘Aprendizaje Basado en Proyectos y se hizo realidad en un grupo de estudiantes de la materia de ‘Imagen y sonido’ (optativa en segundo curso de Bachillerato).

Una ambiciosa propuesta de enseñanza para ir más allá del manejo `técnico’ de algunos aprendizajes clásicos de la materia (elaboración de guiones audiovisuales, captación de imágenes fotográficas y de vídeo, tratamiento digital de imágenes, edición de piezas visuales…). Se proponía transcender los contenidos habituales y alcanzar un mayor grado de concienciación social entre los estudiantes.

El proyecto quería convivir con los valores éticos, colaborar en la construcción de una conciencia colectiva sobre el comportamiento irracional para con los alimentos, y promover empatía y respeto hacia quienes no disponen de ellos. En definitiva, crear conciencia ecológica, frenar al consumo excesivo y favorecer la reutilización.

Después de los primeros debates y correspondientes consensos, pusieron en marcha algunas indagaciones sobre las repercusiones ambientales del desperdicio alimentario. Cuando los estudiantes contactaron con información acreditada y tomaron conciencia de las consecuencias de algunos comportamientos sociales (comprar más de lo necesario, dejar estropear frutas y vegetales, pedir en el restaurante más de lo que se puede comer…) descubrieron que la materia de Imagen y sonido ofrecía una magnífica oportunidad.

Era increíble contar con la posibilidad de aprender a manejar herramientas de edición, en diferentes formatos de comunicación y difusión de mensajes en favor de comportamientos conservacionistas y cuidado del medio ambiente.

Iniciaron su aprendizaje con ‘ganas’, trabajaron con técnicas de producción y edición de audios, imágenes interactivas, cortos de vídeo… La intención era ilustrar los mensajes que difundían en redes sociales (TwitterFacebookYouTubePinterest, e Instagram).

Desplegaron varias campañas de concienciación, colaborando con otros centros educativos, para hacer frente a la terrible realidad de que aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO).

Los estudiantes se sentían concienciados y convencidos de la necesidad de esta labor de indagación y difusión y, en ese mismo curso, lograron contagiar su ilusión a otro grupo de alumnos y alumnas, también de segundo de bachillerato, de la materia de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente, junto a su profesora Francisca Madrid.

Esta buena acogida del proyecto alentó a Inma Contreras, que lo extendió a otras etapas educativas y así ocurrió con los niveles primero y segundo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), en la materia de Educación Plástica, Visual y Audiovisual. Otro de los profesores del instituto, Lorenzo Sobrino, decidió implicarse también desde la materia de Lengua Castellana y Literatura.

En clase de Lengua se debatía en público y se escribían artículos de opinión, que subían al blog del proyecto; en Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente valoraban el impacto ambiental de la inadecuada e insostenible distribución de alimentos, visitando un centro de gestión de residuos. En Imagen y Sonido, confeccionaban imágenes y vídeos para los posts en redes sociales (rrss) y hacían de community manager. En Educación Plástica, Visual y Audiovisual preparaban murales de cartón reciclado, que transformaban en ‘gif’ e imágenes 3D.

Buscaron en la red y contactaron con iniciativas de colectivos, entidades y organizaciones que disponían de espacios web y aplicaciones (apps) móviles para compartir alimentos.

Entraron en relación con entidades como… Yo no desperdicio (una red virtual de suscriptores que colaboran en la reducción de desperdicios alimentarios, compartiendo aquello que no se consume), We Save Eat (una app que permite formar parte de una comunidad de SAVERS -ahorradores- de comercios y consumidores que dicen NO al desperdicio alimentario),I’m perfect food (tienda en línea de alimentos que podrían desperdiciarse), Too Good To Go (bajo el lema de ‘da valor a tu excedente’, pretende que cada establecimiento sea más sostenible)… Todas estas entidades defendían una causa común: evitar el desperdicio alimentario, colaborar con la campaña de la FAO de #HambreCero, luchar contra en el cambio climático y propiciar la supervivencia de las especies.

Con los mensajes elaborados y difundidos en redes sociales conseguían que profesores y profesoras de distintos puntos de la geografía española compartieran el proyecto y colaborasen en su expansión, con aportaciones, campañas de concienciación…

Lo que comenzó siendo un proyecto de una clase, se expandió a varios niveles de Bachillerato y ESO, a dos centros más de la localidad de Almagro (Instituto ‘Clavero Fernández de Córdoba y Colegio Público ‘Paseo Viejo de la Florida’) y tuvo incidencia en otros muchos centros de enseñanza. Hasta catorce centros se lanzaron a crear sus propias campañas. Se unieron centros de localidades como La LagunaHuércal de AlmeríaSevilla o Pamplona.

En unos meses, se trasformó en un proyecto de colaboración en red, que utilizaba un blog y las rrss (#reaprovéchalo) como medio de comunicación y trabajo conjunto.

Los estudiantes, de manera consciente, planificada y propositiva aprendían a utilizar de forma responsable las rrss, las tecnologías y los soportes móviles (Mobile Learning). Estas herramientas les permitían canalizar su malestar de una manera edificante, con pretensión de justicia social y planetaria.

Hacer un uso consciente de estas herramientas de relación y comunicación, respetuosa con los demás, se convirtió en objetivo educativo.

Ignorar las posibilidades educativas de este tipo de herramientas y ‘gadgets’ tecnológicos empobrece el aprendizaje en el siglo XXI.

Sabemos de las adiciones de jóvenes y adultos en el uso de estas tecnologías y su reprobable utilización en situaciones acoso. Pero es precisamente por esta razón, por lo que deben ser objeto de trabajo educativo y escolar. Todo esto, sin que sea contradictorio con cualquier regulación que democráticamente acordada se adopte en cada comunidad educativa; algo lógico, por otra parte, a considerar en la convivencia de cualquier comunidad y más aún en una institución educativa” (Inma Contreras).

Cualquier proyecto de colaboración necesita un espacio para compartir y construir juntos; este cometido lo cubría, entre otros recursos, el blog “Síndrome de abundancia: No tires alimentos, #reaprovéchalo”. En este lugar, estudiantes y profesorado compartían sus trabajos, actividades, reflexiones y sugerencias.

Y llegamos, de esta manera, al curso 2017-18, en el que deciden continuar con el proyecto. Necesitaban seguir recogiendo información y difundirla en sus comunidades escolares y en las rrss.

Contaron, además, con el apoyo y el empuje del saludo, en rrss, de Jordi Cruz, uno de los presentadores de televisión más recordados por las generaciones jóvenes, la cara visible de Art Attack, el programa de manualidades que atrajo la atención de muchos jóvenes a finales de los años 90 y principios de los 2000. Podemos escucharlo en el siguiendo vídeo.

En este curso también se unió al proyecto la profesora Natividad Sánchez del instituto ‘Antonio Calvín’especialista en Formación y Orientación laboral.

Aprovechando la sinergia de las redes y lo aprendido en los dos cursos anteriores, continuaron mejorando la campaña de concienciación medioambiental y de empatía con los que no tienen, sensibilizando a favor de evitar el desperdicio irresponsable de alimentos, por razones éticas y sociales, económicas y medioambientales.

Eran conscientes de que el deterioro del clima y el sentimiento de inseguridad instaurados en distintos órdenes de la vida, no se superaban, tan solo aumentando el número de efectivos policiales o la oferta de servicios de las empresas de seguridad. Tampoco era algo que se podría solucionar con sólo disminuir el desperdicio alimentario. Sabían que eran necesarias medidas globales y sistémicas, alternativas a una configuración social asentada en valores exclusivamente económicos, monetarios y comerciales, que se priorizan a las necesidades de la vida de las personas y a la supervivencia de las especies.

Cada vez existen más iniciativas, a este respecto. Después de la reciente ‘Huelga Mundial por el Clima’, en estos momentos, continúan en marcha otras acciones como las del movimiento ‘Extinction Rebellion (XR), defensor de la creación de una ‘asamblea ciudadana’ que, con la colaboración de expertos, participe en todo lo que afecta al clima.

Es evidente que estos cambios sociales necesitan decisiones y comportamientos institucionales, políticos y sociales sustentados en valores de justicia social y distributiva.

El proyecto ‘Síndrome de abundancia…’ les acercaba a este tipo de análisis y ponía en evidencia la organización de una sociedad adormecida. Sirva de lustración el visionado del siguiente corto, editado y producido por estudiantes de segundo de bachillerado del Instituto ‘Antonio Calvín’.

A lo largo del proyecto se crearon bancos de materiales que les sirvieron para iniciar cualquier indagación y avanzar en su profundización. Inma Contreras desempeñaba, en esta tarea, una labor de content curator (filtrado, agrupación, categorización y selección de información útil), montando, al mismo tiempo, un repositorio de materiales audiovisuales.

Eran materiales de trabajo para los estudiantes y se utilizaban también para compartir con otros docentes, favoreciendo que el proyecto tuviera presencia en otros centros educativos. Contaron, además, con una recopilación de tableros, en la red Pinterest, de enlaces con los que obtener documentación relevante.

La concienciación conseguida fue indudable y así se puede oír en la declaración que hace Luis, estudiante de segundo de Bachillerado del Instituto ‘Antonio Calvín… “Os cuento las razones que he encontrado con mis compañeros, a raíz de un proyecto de trabajo que hemos llevado a cabo en clase para evitar el desperdicio de comida. Nuestra manera de alimentarnos y desperdiciar alimentos acaba con los recursos naturales y tiene una implicación ética, mucho más grave si cabe: provoca hambre.»

Os invitamos a visionar su declaración completa en el siguiente clip de vídeo, con el que participó en la X Edición del Festival de ClipsMetrajes, organizado por Manos Unidas.

El desperdicio de comida se revela como un agente de destrucción del planeta que debemos erradicar de todos los modos posibles, y es una causa con la que debemos implicarnos. Por esto he decidido mandar este vídeo.”

Pero queda aún mucho más relato por delante. Debemos referirnos a muchas actividades desplegadas y mostrar parte de sus producciones; pero eso será el cometido del siguiente post.

Continuará…

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/10/08/escuelas_en_red/1570558773_769308.html

Comparte este contenido:

La educación pública a debate, la hora de las propuestas alternativas

Por: Jaume Carbonell

El pasado sábado se presentó el Congreso de Educación Pública en Cataluña en el Teatro Nacional de Cataluña, con la asistencia de unos 450 maestros de los 250 centros educativos que participan, representantes de entidades y personas a título individual.

Menudean y cansan los encuentros educativas donde la nota dominante son las quejas y la retahíla de lamentaciones; la publicación de libros y artículos donde no se hace otra cosa que mostrar la degradación de la escuela actual, añorando la de otros tiempos que se califica de idílicos -una fake news, como se dice ahora-; o los debates educativos donde se acusa al neoliberalismo de ser el causante de todos los males de la enseñanza -otra mentira-. Es evidente que hay quejas y, sobre todo, críticas muy bien fundamentadas, y que hay que estar muy atentos a todas las incursiones y efectos de las políticas neoliberales, pero lo que es frustrante es que en estos espacios casi nunca salen propuestas alternativas en el horizonte de una transformación educativa y social que recoja lo más valioso de nuestro patrimonio pedagógico, mejore el presente y proyecte el futuro, con un ojo atento a la realidad y el otro soñando con la utopía.

Este congreso es de carácter muy diferente, y se sitúa en esta última vía constructiva y propositiva, pues trata de definir los principios y líneas de actuación de la educación pública, así como de recoger las experiencias y todo el activo pedagógico, con fin de renovarla, enriquecerla y dignificarla. Cuenta con el apoyo de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica (FRMP), pero se organiza de manera descentralizada a partir de los centros de cada territorio. A diferencia de otras jornadas y congresos, se parte de unos ejes temáticos de debate, pero sin ponencias previas ni conferencias de expertos: el protagonismo recae en la voz del profesorado. Una segunda característica es su duración: se inicia este mes de octubre de manera descentralizada y concluye en mayo de 2020 con un encuentro final en Barcelona, ​​del que saldrán las conclusiones. Y la tercera característica es que abarca todos los niveles educativos no universitarios. Ahora bien, habrá que hacer un gran esfuerzo, para que el debate llegue con más fuerza a la secundaria o la formación de personas adultas porque, a estas alturas, la participación se centra mayoritariamente en infantil y primaria.

En el acto inaugural, con un tono festivo, rostros optimistas y unas gotas de humor, intervinieron maestros de diferentes territorios, se leyó el manifiesto fundacional y todo el mundo pudo responder, con unas etiquetas adhesivas, la pregunta «¿Cómo te imaginas la educación pública del futuro?», una manera de visualizar el inicio del proceso participativo. Tras una lectura rápida de estas opiniones, podemos extraer estas 50 palabras en forma de deseos: acogedora, alianza de todos los agentes educativos, administraciones públicas comprometidas, menos burocracia, autocrítica, cambio, cohesión social, compartir, comunidad, conciliación laboral y familiar, conversación, crítica, equipo docente, diversidad, derechos humanos, educación emancipadora, equidad, escuela abierta al mundo, escuela verde y ecológica, escuela libre, escuela viva, escuchar, experiencia humana, felicidad, feminismo, financiación pública, formación de maestros de calidad, igualdad de oportunidades, ilusión, innovadora, inclusiva, intereses de los alumnos, justicia, libertad de expresión, optimismo, oportunidades, participación, pensamiento crítico, personalización del aprendizaje, plural, proyecto educativo de zona, reconocimiento de la diferencia, recursos, renovación pedagógica, sin represión, respetuosa, tolerante, tranquila, trabajo en equipo, trabajo en red.

Conceptos que invitan a un debate exigente, amplio y comprometido, donde habrá que encender las luces cortas para ver qué pasa en las aulas y en las escuelas y qué puede hacerse para mejorarlas; y habrá también encender las luces largas para ir más allá y poder leer, comprender e intervenir en el entorno. En resumen: no hay transformación educativa sin transformación social y al revés. Porque es bien sabido que la equidad y la inclusión educativa se resuelven tanto en la escuela como en el territorio. Es la hora, por tanto, de tejer redes y alianzas entre maestros, otros profesionales de la educación, familias, ayuntamientos y otros actores sociales para que, tal como se expresaba en uno de los deseos, la educación pública se convierta con la mejor escuela del mundo.

Este congreso tendrá una réplica en Extramadura el próximo curso, bajo el patrocinio y organización a cargo de la Funfación Juan Uría para la Educación y el desarrollo de Extremadura.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/10/08/la-educacion-publica-a-debate-la-hora-de-las-propuestas-alternativas/

Comparte este contenido:

Cómo elegir los indicadores más adecuados para tu proyecto educativo de centro

Por: Victor Saura

Los inspectores Xavier Chavarria y Elvira Borrell publican un libro en el que reivindican la necesidad de que cada servicio educativo disponga de indicadores ‘ad hoc’. La clave: que sean pocos, que respondan al objetivo de qué se quiere medir y que permitan disponibilidad inmediata. Advierten, eso sí, que todos tienen limitaciones.

Las escuelas e institutos pueden saber, gracias a los datos que se extraen de las pruebas externas (6º de primaria y 4º de ESO), cómo evolucionan sus centros (es decir, las notas de sus alumnos) en relación con ellos mismos, con los centros educativos de su zona, con los de su ciudad, con los de todo el país, y con los de su tipología de centro. Pero ¿basta con ello para identificar si se están cumpliendo los objetivos de su proyecto educativo? Para Xavier Chavarria, inspector jefe de Barcelona, ​​la respuesta es que no. Se necesitan otros indicadores, más específicos, que cada centro debería poder hacerse a medida. Junto con la también inspectora Elvira Borrell, Chavarria acaba de publicar el libro La magia de los indicadores en educación (Horsori. Edición en catalán), donde aporta algunos consejos sobre cómo hacerlo.

Si el claustro se ha propuesto que el centro mejore en aspectos como la inclusión o la convivencia, los datos de las pruebas de evaluación externa no sirven. O, incluso, si se ha propuesto que se reduzca el absentismo de los alumnos o que se recorte la distancia que separa a los que sacan mejores resultados de los que peor, tampoco. Pero ¿estas cosas se pueden medir? «Al final todo se puede convertir en una cifra, pero un indicador no es el oráculo de Delfos, la mejor manera de valorarlos es conocer sus limitaciones», contesta Chavarria, que piensa también en servicios educativos como los CRP o los EAP.

«Lo mejor es que cada centro y cada servicio se cree los suyos-aconseja-, pero que sean pocos, que respondan a ese objetivo que se quiere medir y que permitan una disponibilidad inmediata, de tal manera que si hay que tomar decisiones no se tenga que esperar a finales de curso». En la elección sobre qué indicadores decidimos implementar entran en juego dos conceptos más: el balance («¿Vale la pena el esfuerzo por el resultado que obtendré?») y lo que los autores llaman el principio de parsimonia, que Chavarria explica diciendo que «aquello que puedas hacer fácil no lo compliques, y si con una simple tasa tienes suficiente, no quieras hacer más virguerías».

El profe de mates, un buen recurso

El libro comienza clarificando conceptos (indicador, índice, tasa, rúbrica, outputoutcome…), pero, sobre todo, aporta fórmulas matemáticas y ejemplos de indicadores existentes, «que cada uno puede adaptar a su realidad o hacer otros nuevos». «Puede asustar, pero es más sencillo de lo que parece si se tiene claro a dónde se quiere ir», asegura el inspector jefe, que recomienda a los equipos directivos que, si no lo consiguen, pidan la colaboración del profesorado de matemáticas (de los propios o los institutos agregados en el caso de los centros de primaria).

Y ¿cómo se puede medir, por ejemplo, la evolución de una escuela en cuanto a la inclusión? «Se podrían definir una serie de buenas prácticas inclusivas y en la medida en que se van dando lo puedes transformar en un número, y aún más si tienes una comparativa con otros centros -comenta Chavarria-. La limitación sería que tal vez no se están aplicando estas prácticas que tú has definido pero se están haciendo otras. O también se podría elaborar un indicador de similitud: ¿tengo el mismo porcentaje de alumnos con dificultades respecto de los que hay en los centros de mi contexto? Cuanto más similar sea tu resultado al de tu contexto, mejor vas. Si te pasas muy por encima, de tan inclusivo como eres, dejas de serlo, y si estás muy por debajo, es evidente que no vas bien».

Más ejemplos: «Imaginemos que nuestro objetivo es que nuestros alumnos mejoren su competencia lectora. Yo puedo decidir que para conseguirlo promoveré el uso de la biblioteca entre el profesorado y el alumnado, y entonces puedo establecer un indicador que sea cantidad de alumnos que usan la biblioteca cada semana, o cantidad de préstamo de libros, y mirar la evolución de este indicador semana a semana. Lo puedo complicar, y subdividir el indicador según el curso de los alumnos, o según si los libros son en catalán o en castellano, etc. En todo caso, al final tendré un indicador, y quizás vea que la respuesta es positiva y que muchos más alumnos están yendo a la biblioteca. Pero ¿habrá servido esto para incrementar la competencia lectora? Tendré que cruzar mi indicador con el resultado de la evaluación externa para ver si realmente la acción que decidimos sacar adelante era la adecuada para el objetivo que me había propuesto».

Los proyectos educativos de centro elaborados en los últimos años ya contemplan algunos indicadores, pero la mayor parte siguen sin hacerlo. «No hay que revisarlos para poner indicadores, pero en la medida en que se van revisando deberían ir incorporando -opina Chavarria-. Este año puede ser una buena oportunidad ya que, por norma, se debe terminar de integrar el proyecto de convivencia en el proyecto educativo; aprovecha, pues, para poner algunos indicadores, aunque no sea a todo». «Con los planes anuales de los centros vemos demasiados indicadores y la mayoría son poco consistentes, en cambio los proyectos de dirección suelen ser bastante mejores, porque la mirada es a cuatro años vista», añade.

Buenos y malos indicadores

Para que un indicador realmente nos dé una buena medida, advierte el inspector jefe, no puede ser una magnitud única, sino que debe poder relacionarse con otras magnitudes. Por ejemplo, comenta, «el número de reuniones realizadas en relación con las previstas es un mal indicador, porque no sabemos si nos indica que habíamos previsto demasiado reuniones y por eso hemos resuelto el tema antes, o si hemos trabajado muy bien y por eso no han hecho falta más reuniones». Los indicadores también pueden tener interpretaciones muy sesgadas. Pone otro ejemplo: «Con el clásico cuestionario de satisfacción, imagina que el 90% de las familias que contestan te dicen que están muy contentos, pero resulta que sólo ha contestado el 10%, que son las implicadas; ¿dónde está el otro 90%? ¿Realmente podemos decir que las familias nos dan un 9?».

Relacionando dos o más magnitudes puedes llegar a tener un indicador mucho más preciso. La Inspección del Consorcio, por ejemplo, elabora una recta de regresión de todos los centros, en la que cruzan los resultados de las pruebas externas con la tipología del centro. De este modo, el centro ve dónde está situado en su contexto, pero no puede identificar el resto ni el resto le puede identificar a él. «Cuando hemos hecho auditorías pedagógicas -explica Chavarria-, hemos visto que hay centros que en conjunto sacan malos resultados pero son los máximos que pueden obtener, o sea, que no están haciendo nada mal, sino que más bien hay que felicitarles, y en cambio puede haber centros en la banda alta que obtienen peores resultados de los que les correspondería, y también se les debe decir». Este año, además, la inspección también ha elaborado el coeficiente de Gini de cada centro, que en este caso mide la desigualdad en los resultados de los alumnos, es decir, en qué centros la distancia entre los mejores y los peores alumnos es más o menos pronunciada.

Con todo, Chavarria echa de menos algunos datos que no serían difíciles de conseguir y que permitirían tener más información sobre el sistema y los centros. En Holanda, explica, «el contexto de cada centro lo elaboran a partir de dos datos: el porcentaje de becas de comedor que tiene ese centro y el nivel de estudios de las madres, ya que está bastante estudiado que es una de las cosas que más condiciona el éxito escolar». Según sea el nivel de estudios (de analfabeta a doctorada o similar) recibe un número del 0 al 8, según el estándar CINE (Clasificación Internacional Normalizada de la Educación), y con el valor medio de todas las madres de un centro se tiene una fotografía bastante precisa del tramo donde se sitúa aquella escuela o instituto en cuanto a su complejidad. «Este es un ejemplo de indicador que el Departamento no tiene en cuenta, pero que no costaría mucho elaborar para que los centros dispogan de esta información, y que se podría cruzar con otros datos que sí son considerados interesantes».

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/01/como-elegir-los-indicadores-mas-adecuados-para-tu-proyecto-educativo-de-centro/

Comparte este contenido:
Page 3 of 21
1 2 3 4 5 21