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Costa Rica: Tras movilizaciones, MEP anuncia que pruebas estandarizadas se excluirán de nota de presentación y serán más fáciles de aprobar

El MEP estipuló que la cantidad de preguntas de las pruebas estandarizadas aumentó a 35 por componente, lo que implica que cada pregunta tendrá menor valor y por ende, habrá mayor posibilidad de acertar y aprobar.

El Ministerio de Educación Pública prometió a las y los estudiantes de colegio que la nota de la prueba estandarizada no va a influir en la nota de presentación que se remite a las universidades públicas, al tiempo que los exámenes tendrán más preguntas, por lo que serán más fáciles de aprobar.

Así lo anunció el mismo ministerio y lo confirmaron estudiantes.

Tras una serie de movilizaciones por parte de los estudiantes y enfrentamientos la tarde de este lunes frente a Casa Presidencial, tres estudiantes y tres viceministros, junto a algunos funcionarios, negociaron una serie de acuerdos que incluyen cambios en las evaluaciones, temas de comunicación y la promesa de no ejercer represalias contra quienes se manifestaron.

En el documento, firmado por Jorge Rodríguez, viceministro de la Presidencia; Leonardo Sánchez y Melvin Chaves, viceministros del MEP, la entidad reconoce “oportunidades de mejora” es decir errores, en el área de comunicación “y se compromete a trabajar en campañas de divulgación a nivel nacional y de forma continua referente a temas educativos”.

El ministerio prometió además que la prueba estandarizada no va a influir en la nota de presentación que se remite a las universidades públicas sino que dicha nota incluirá todas las asignaturas de la malla curricular y de todo el ciclo lectivo.

Así, para colegios académicos se tomarán en cuenta los dos semestres de décimo y el primero de undécimo; y para colegios técnicos se incluirán los dos semestres de décimo y undécimo, sumados al primer semestre de duodécimo.

Por otra parte, la entidad estipuló que la cantidad de preguntas de las pruebas estandarizadas aumentó a 35 por componente, lo que implica que cada pregunta tenga menor valor y por ende, mayor posibilidad de acertar y aprobar la prueba.

Además, se comprometió a subir a su página web una práctica de ejercicios referentes a la prueba estandarizada en línea y en formato para descargar.

La institución comunicó también que recibió una serie de propuestas por parte de la Federación Nacional de Estudiantes de Secundaria que serán llevadas al Consejo Superior de Educación para su análisis y garantizó que ese organó definirá la propuesta relacionada a los nuevos porcentajes asignados a las pruebas estandarizadas hoy mismo.

Finalmente, el ministerio se comprometió “a que no se tomarán medidas en contra de los estudiantes que participaron en el movimiento del día 7 de agosto del 2023”.

Ángel Membreño, del Movimiento Estudiantil de Secundaria dijo que con esto dan por cerrado el tema de las pruebas estandarizadas pero anunció que aún quedan temas pendientes por atender, como el aumento del presupuesto y la declaratoria de emergencia nacional.

Tras movilizaciones, MEP anuncia que pruebas estandarizadas se excluirán de nota de presentación y serán más fáciles de aprobar

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Adriana Puiggrós: «Si el estudiante trabaja gratis para una empresa, no es formación laboral»

Por: Martín Suárez

La directora de la Revista Argentina de Investigación Educativa de la Unipe critica las pasantías del gobierno porteño. Habla de las pruebas estandarizadas y acota: «el sistema educativo moderno está en crisis».

Adriana Puiggrós es una de las personas que más sabe de educación en la Argentina. Eso la llevó a ser viceministra en el primer tramo del gobierno de Alberto Fernández. Diferencias con el entonces titular de la cartera, Nicolás Trotta, motivaron su renuncia. Hoy es asesora del presidente y, entre otras actividades, dirige la Revista Argentina de Investigación Educativa (RAIE) de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE): “lo que buscamos con esta revista es una discusión político–pedagógica, no en el sentido partidario”.

En diálogo con Tiempo Puiggrós, Doctora en Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), opinó sobre la decisión del gobierno porteño de obligar a trabajar gratuitamente a los alumnos de secundarios: “más que pensar a un estudiante como trabajador hay que pensarlo como futuro ciudadano, que conozca sus derechos, por ejemplo los laborales. Si trabajan gratis para una empresa, eso no es formación laboral”.
–¿Cómo son las problemáticas educativas en otros países respecto a la Argentina?
–Son muy semejantes porque lo que está en crisis es el sistema educativo moderno, pero las soluciones son distintas. Hay dos grandes líneas de abordaje de los problemas: Por un lado, el aceleracionismo de la tecnología y, montado en eso, los intereses de las grandes corporaciones que influyen mucho en organismos internacionales. Dentro de esta postura la idea es individualista tanto para la enseñanza como para el aprendizaje, el centro es un individuo y no una persona, y el maestro también es un docente liberal. En cambio, en la otra corriente la idea es colectiva, asociativa y cooperativa, el docente como educador colectivo. Se apunta al trabajo en equipo y a la modificación de los planes de estudio para que dejen de ser por disciplinas y pase a ser por área de conocimientos y diferentes problemas.

–¿Qué rol cumplen las pruebas estandarizadas dentro de estas líneas en disputa?

–Lo primero que hay que dejar en claro es que la evaluación no enseña. Primero hay que educar, después hay que evaluar, pero por razones que tienen que ver con el mercado de la educación esto se trastocó. Se ha puesto la evaluación en el lugar de la enseñanza. Por otro lado, las pruebas estandarizadas no miden lo que ocurre dentro de las escuelas, brindan una foto de un momento que tienen un uso político e inmediato. Las pruebas que se tomaron de la UNESCO muestran una película del 2016 al 2019, en ese período hubo un descenso en lengua, ciencias y matemática. Y estos resultados no caben dudas que se pueden relacionar con la disminución del presupuesto. En 2015 teníamos una inversión 6,1% del PBI y bajó al 3,4%. Esto afectó el incentivo docente que estaba congelado, cortó Conectar Igualdad y llegamos a la pandemia sin computadoras. También recortaron los programas socioeducativos. Por lo tanto, a esta evaluación uno debe relacionarla con el ajuste en presupuesto educativo del 2016 al 2019.

–Tras conocerse los resultados se volvió discutir modificar la formación docente pero, ¿cuáles serían esos cambios concretamente?

–Creo que sería una gran formación general. Pero ocurre en toda la sociedad, ya que hay una gran información que falta: no se leen diarios ni libros, y con esto no descalifico la lectura por internet; pero hay que poner a disposición de los docentes en su formación inicial y continúa una formación general. Y temas que son claves, como el ambiental. Y tienen que estar muy bien formados en derechos humanos y ciudadanos.

–Esta semana se habló mucho de la formación laboral de los estudiantes.

–Hay dos formas en ese sentido: una es como valor y contacto con ese mundo, de hecho en el nivel inicial los chicos construyen, trabajan lúdicamente. Después entran a primer grado y pasan a ser un alumno pensado como futuro ciudadano, lo cual no está mal pero la idea de trabajo se abandona. La formación para el trabajo debe atravesar todo el sistema educativo pero está muy lejos de lo que propone Larreta, que obliga a trabajar gratis a los estudiantes del último año de secundario. Acá se aparta él de la idea de la formación de ciudadano, porque más que pensar a un estudiante sólo como trabajador hay que pensarlo también como futuro ciudadano, que conozca sus derechos, por ejemplo los laborales. Si trabajan gratis para una empresa eso no es formación laboral. Y para eso el trabajador docente también tiene que tener esa formación y conocer todos sus derechos.

–¿Esto va de la mano con ONG’s que desde hace años intentan irrumpir en la educación pública?

–Es muy importante esto porque, desde hace unos años, la educación tiene un nuevo actor que es el mercado con las grandes corporaciones, que actúa penetrando en las escuelas públicas, porque en las privadas ya estaban instaladas. Funcionan como un gran supermercado que venden paquetes de contenidos enlatados de formación docente y te ofrecen la administración de plataformas informáticas. Empezaron lentamente en el menemismo, durante el kirchnerismo se le dio prioridad a la escuela pública entonces retrocedió el mercado; y durante el macrismo éstas ONG volvieron a instalarse. También durante la pandemia ya que, obligados, tuvimos que volcarnos a plataformas privadas. Por ejemplo, Google Classroom.

Leer y discutir

Actualmente, Puiggrós dirige la Revista Argentina de Investigación Educativa, una publicación académica de la Universidad Pedagógica Nacional. Tendrá dos números editados por año, por ahora digitales, con secciones temáticas. Está dirigida a especialistas, docentes, educadores en general y estudiantes de educación, ciencias sociales y humanidades. “Esta revista, a diferencia de los medios especializados en educación, está orientada en un sentido político–pedagógico, con el objetivo de poner en agenda las polémicas más sustanciales no solamente de nuestro país sino del resto del mundo”. Tanto en el primer número como en el segundo, que se publicó el último jueves, hay artículos de investigadores internacionales. “La idea es ensanchar las miradas pedagógicas y  ver cómo diferentes experiencias educativas fueron mejorando a través de los años la calidad en el sector».

Fuente e Imagen: https://www.tiempoar.com.ar/informacion-general/adriana-puiggros-si-el-estudiante-trabaja-gratis-para-una-empresa-no-es-formacion-laboral/

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Carles Monereo: “ Toda innovación educativa debería iniciarse con un cambio significativo de la evaluación ”

El Catedrático de Psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona explica la importancia de la evaluación en el aprendizaje de alumnado y profesorado, y opina sobre qué debería cambiar para mejorar la selectividad

Carles Monereo Font (1957, Barcelona) es Catedrático de Psicología del departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y Profesor Visitante de la Oxford Brooks University (UK). Dirige el grupo de investigación reconocido Seminario de Investigación interuniversitaria de estrategias de enseñanza-aprendizaje (SINTE) y es presidente de la 11th International Conference of Dialogical Self. Ha publicado más de 200 textos sobre Psicología de la Educación en revistas y libros nacionales e internacionales. Es consultor de universidades nacionales e internacionales, instituciones educativas y administraciones públicas y organismos internacionales. Recientemente, ha participado en el Anuario de la Fundación Jaume Bofill con un artículo titulado «Del aprender para ser evaluado a la evaluación para aprender: perspectivas y prospectivas».

¿Por qué es importante evaluar al alumnado de manera adecuada? ¿Cuáles son sus principales efectos en el aprendizaje?

Suele decirse que lo que no se evalúa se devalúa, y que lo que se evalúa mal se deteriora. La evaluación ejerce una influencia decisiva sobre el aprendizaje puesto que los alumnos tienden a aprender en función de como son evaluados. Estos efectos retroactivos de la evaluación afectan pues tanto a la idoneidad de los métodos y estrategias de estudio y aprendizaje que emplean los alumnos, como a la misma profundidad y calidad de lo que aprenden. Si realizamos pruebas que requieren simplemente evocar lo memorizado, el alumno repetirá e imitará cuando estudie y reproducirá lo retenido cuando responda a nuestra evaluación. Igual logra una buena calificación relativa a su «rendimiento» pero lo aprendido resultará poco generalizable y utilizable, y fácilmente olvidable. Si en cambio las pruebas evaluativas requieren explicar una idea o concepto con las propias palabras (comprender), aplicar lo aprendido a la solución de un problema (resolver), examinar e interpretar un fenómeno o situación (analizar), inventar un nuevo procedimiento para gestionar un problema (crear), etc., etc., lo aprendido resultará más útil, transferible y permanente.

En otro orden de cosas, la evaluación es además un artefacto insustituible para la auto-regulación al proporcionar evidencias a los estudiantes sobre la calidad de su estudio, y a los docentes sobre la calidad de su enseñanza. El análisis cuidadoso de toda evaluación ofrece pistas muy valiosas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, pistas que un buen lector puede convertir en fortalezas.

Como fácilmente puede deducirse, pensamos que toda innovación educativa debería iniciarse con un cambio significativo de la evaluación.

¿Cómo se pueden evaluar las competencias del alumnado de manera eficaz?

Debemos distinguir en primer lugar dos finalidades de la evaluación: la primera sería una evaluación para acreditar o certificar determinados conocimientos y competencias; la segunda consistiría en una evaluación para promover el aprendizaje. Si lo que queremos es evaluar competencias, en ambas deberemos emplear situaciones y problemas auténticos para hacerlo. Nos referimos a situaciones que sean fieles a las que la persona evaluada deberá enfrentarse en un futuro próximo. Es decir, que sean realistas, funcionales, procesuales y socializadoras. Si deseo evaluar las competencias de un/a futuro/a peluquero/a, deberé pues situar al aprendiz frente a una situación real de peluquería. Por ejemplo, atender a la demanda de un/a cliente, debiendo ajustarse a las características de su cabello, empleando los instrumentos y vocabulario típico del oficio y siguiendo cada uno de los pasos más idóneos para responder correctamente a esa demanda.

No obstante, cuando evalúo para acreditar, generalmente en el seno de una prueba única y sumativa, ésta deberá ser más restrictiva en cuanto a la tipología y número de problemas a abordar, y el tiempo, recursos y ayudas disponibles.

Sin embargo, cuando el propósito de la evaluación sea ayudar al alumno a aprender más y mejor, será preferible optar por un enfoque formativo, con muy pocas restricciones de tiempo, espacio y recursos, tratando de que el alumno pueda actuar como lo haría un ciudadano o un profesional en su hábitat natural. En este sentido, tendría que poder emplear toda la información a su alcance (apuntes, Internet), realizar consultas telefónicas o actuar en el lugar que prefiriese. Ello implicará, por parte del evaluador, poder acceder a todas estas acciones para valorar las decisiones adoptadas en cada momento. Actualmente, a través de los distintos dispositivos digitales, pueden registrarse todos estos movimientos y obtener una evaluación efectivamente auténtica. Algunos métodos de evaluación formativa resultan especialmente aptos como el uso de portafolios, de diarios de aprendizaje y muy especialmente el desarrollo de proyectos, de manera singular aquellos que además pueden tener un impacto beneficioso sobre la comunidad, el barrio, la sociedad (proyectos-servicio).

¿En qué consiste una retroalimentación o feedback adecuados?

La devolución de los resultados de una prueba de evaluación es crucial para que se produzcan aprendizajes de calidad. Si en una sesión de devolución el mensaje es simplemente una nota numérica, el efecto sobre el alumno será mínimo y primario, incrementando su autoestima y autoconcepto académicos o lacerándolos, pero sin aportar ninguna idea reparadora y correctora, útil para futuras evaluaciones.

En el otro extremo, una evaluación consensuada con el alumno, en la que se ofrezcan explicaciones sobre los errores e, incluso, la posibilidad (u obligatoriedad) de revisar la prueba o trabajo y volver a entregarla, tendría efectos muy positivos sobre la formación del estudiante: potenciando la coherencia entre aprendizaje y rendimiento, enfatizando el valor de los «buenos errores» que permiten aprender más y mejor, subrayando la auto y co-evaluación, y contribuyendo a una mayor consciencia sobre el significado y sentido de evaluar y evaluarse.

«Convertir las pruebas de selectividad en pruebas competenciales requeriría un esfuerzo de imaginación e inversión por parte de las autoridades».

¿En qué consiste la metaevaluación y cómo se puede realizar correctamente?

Conectando con la cuestión anterior, el fin máximo al que puede y debe aspirar un sistema educativo es a crear aprendices permanentes, personas capaces de aprender autónomamente durante lo largo y ancho de su vida, y para ello es indispensable que sean buenos evaluadores de sus propios procesos y productos en calidad de aprendices, profesionales y ciudadanos. Más concretamente, la metaevaluación se centra en la posibilidad de evaluar las propias evaluaciones, optimizándolas.

En el caso del docente ello se traduciría en una actitud de mejora constante de las propias pruebas y de sus indicadores y forma de puntuación. Por ejemplo, revisando las rúbricas que se emplean tras cada nueva aplicación, perfilando mejor la diferencia entre una calificación y otra; aumentando el catálogo de respuestas alternativas o de errores típicos.

En el caso del alumno, algunas estrategias cooperativas pueden ayudar a compartir los criterios de evaluación. Por ejemplo, el docente puede pedir a sus estudiantes que evalúen una tarea de un compañero (sin conocer su nombre) a partir de una rúbrica compartida. Después, él mismo corregirá esas tareas y las calificará. Hecho esto, se podrá comparar la evaluación del alumno con la del profesor, sobre la misma tarea. El profesor puede evaluar la evaluación que cada alumno ha efectuado del trabajo de su compañero, dando puntos a aquellos cuya calificación no difiera demasiado de la suya.

¿Cómo se puede promover la competencia evaluadora del profesorado?

Siendo coherentes con lo expuesto, en primer lugar, dando una importancia central al tema de la evaluación en las pruebas para evaluar a los futuros docentes y para acceder a una plaza docente. La evaluación ha sido la cenicienta en los currículos de Magisterio o en los cursos de postgrado para los futuros profesores de secundaria. Una temática que suele dejarse para el final y que en muchas ocasiones ni se trata. Ya hemos visto cuál es su incidencia real y, por consiguiente, qué lugar preferencial debería ocupar en la formación docente, tanto en el nivel inicial como permanente.

Esta formación debería atender a todas las fases de la construcción de una evaluación: a) la planificación y diseño de la evaluación en concordancia con los alumnos y los objetivos de aprendizaje perseguidos; b) la utilización, y en su caso, la confección de buenas rúbricas con indicadores y criterios de puntuación claramente establecidos; c) la apropiada devolución de los resultados a los estudiantes y d) el conocimiento de los principales incidentes que se producen en relación a la evaluación y cómo hacerles frente.

Este último punto, por lo novedoso, merece una especial atención. La evaluación es en la actualidad una de las principales fuentes de conflicto en los centros educativos (especialmente en la enseñanza superior). Aspectos como la objetividad y la ecuanimidad de las pruebas, el consenso en los criterios, el maltrato en las devoluciones, la presión y denuncias de los padres, la fragmentación de los conocimientos, la baja exigencia cognitiva de las preguntas, la copia y el plagio, etc., etc., son sucesos que van en aumento y que requerirían de una atención especial en la formación de los docentes (pueden verse algunos ejemplos y la forma de abordarlos en: https://www.critic-edu.com/evaluacion).

¿Qué medidas puede tomar un centro educativo o formativo para fomentar una cultura de la evaluación por competencias?

Un centro educativo debería actuar al menos en tres niveles: a nivel del plan de centro, a nivel de proyectos educativos y a nivel de resolución de incidentes y conflictos. Y ello debería hacerlo en relación a los principales agentes de la comunidad escolar: profesores, alumnos y padres.

En cuanto a los planes institucionales, sería deseable que tanto en su ideario (misión y visión) como en sus reglamentaciones, el tema de la evaluación como herramienta fundamental para de aprendizaje, y el error como principal dispositivo para la mejora, ocupasen un lugar central.

Con respecto a los distintos proyectos escolares (acogida de nuevos docentes, formación permanente del profesorado, acción tutorial, escuela de padres y madres, creación de un repositorio de pruebas competenciales, etc.), deberían aunarse esfuerzos para apostar por una evaluación formativa y formadora, centrada en obtener evidencias que den cuenta de la pertinencia de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Finalmente, en relación a los incidentes y conflictos vinculados a la evaluación, sería necesario tener protocolos de actuación y mecanismos de mediación que favoreciesen una respuesta rápida y resolutiva.

¿Cómo valora la cultura de la evaluación de nuestro país, en comparación con otros?

Resulta difícil pensar en una comparación genérica. En la mayoría de países encontraríamos experiencias innovadoras y apropiadas de evaluación, y otras convencionales e inadecuadas. De hecho, es probable que en una misma institución educativa pudiésemos identificar ejemplos correspondientes a ambas perspectivas.

En todo caso, es obligado apuntar que aquellos países, como los escandinavos, que siempre se hallan en los primeros puestos en informes internacionales como el que promueve PISA, practican mayoritariamente una evaluación competencial como la que hemos defendido. Asimismo, los países que se encuentran en la cola de esos informes, suelen mostrar una cultura evaluativa basada en la reproducción, la memorización y la imitación. A tenor de la posición intermedia que suele ocupar España en cada informe PISA, deberíamos concluir que queda mucho camino por recorrer.

Abundando en lo dicho con anterioridad, sería pertinente realizar campañas en las que se insista en que saber no es memorizar y repetir (espacios televisivos muy populares como «saber y ganar» resultan contraproducentes para luchar contra esa concepción tan extendida), y en que fallar o errar no significa fracasar, sino ponerse en disposición de mejorar. Como reza la conocida y famosa frase de Silicon Valley: «Fail fast, Fail often«. Equivócate cuanto antes, equivócate mucho.

¿Qué opina de las pruebas de selectividad? ¿En qué deberían cambiar?

A pesar de que en España los organismos educativos oficiales, a través de sus disposiciones y normativas, han realizado una clara y explícita apuesta por una enseñanza y evaluación competenciales, pruebas de carácter oficial como las de la selectividad continúan siendo, en su mayoría, muy poco competenciales. Tal como hemos señalado, los efectos retroactivos de esta situación resultan nefastos e inciden directamente en el tipo de enseñanza y evaluación que se practica en Bachillerato y en la enseñanza secundaria, ofreciendo además argumentos y subterfugios al profesorado que no desea cambiar, y convirtiendo las disposiciones y normativas citadas en papel mojado.

Es cierto que convertir las pruebas de selectividad en pruebas competenciales requeriría un esfuerzo de imaginación e inversión por parte de las autoridades. Probablemente requeriría un mayor número de evaluadores y nuevas aplicaciones informáticas capaces de registrar las decisiones de los estudiantes (y no solo por escrito, también de forma oral). Pero entendemos que esos esfuerzos son del todo imprescindibles si realmente deseamos obtener ciudadanos y profesionales plenamente competentes en su quehacer diario y manifiestamente competitivos en el mercado internacional.

Fuente: https://www.educaweb.com/noticia/2020/02/25/toda-innovacion-educativa-deberia-iniciarse-cambio-significativo-evaluacion-19094/
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El negocio de la educación (II parte) 35 años de leyes para privatizar las aulas: de la LODE a la LOMCE

Por: Daniel Sánchez Caballero

España no ha sido ajena a la mercantilización generalizada de la educación, pero lo ha hecho a partir de conceptos propios como «libertad de elección» y una regulación que ha atraído a grandes fondos de inversión.

Todo gira, básicamente, en torno a dos conceptos: «Libertad de elección» y, más recientemente, «evaluaciones estandarizadas». España no ha sido ajena a la corriente mercantilizadora que se vive en el mundo desde finales del S.XX, pero lo ha hecho a su estilo.

El traspaso de fondos públicos a instituciones privadas y el desembarco en la educación de una lógica de «cuasimercado» empezó en 1985, cuando el Gobierno de Felipe González creó la escuela concertada con la LODE y decidió pagar a centros privados para que se integraran en la red pública.

 

La todavía vigente LOMCE ha sido el intento más obvio de desarrollar esta apuesta por hacer negocio con la educación en España. Y para entender la LOMCE hay que mirar a un sector no tan activo en España, pero muy habitual en otras coordenadas: los lobbies, y en concreto FAES, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales del PP.

«El think tank FAES es el actor que está ejerciendo especial protagonismo en el diseño y la defensa de nuevas políticas neoliberales en el ámbito educativo», escribió Geo Saura, profesor de la Universidad de Barcelona, en el estudio Think tanks y educación. Neoliberalismo de FAES en la LOCME.

«Desde su comienzo, FAES ha ido generando narrativas para reformar el sistema educativo desde una vertiente ideológica y práctica del neoliberalismo», comenta Saura. «Los ejes centrales han sido la elaboración de discursos en los que se aboga por ofrecer libertad de elección de centro a las familias y modificar los roles que debe ocupar el Estado en el control de la educación».

Francisco López Rupérez, uno de sus más ilustres miembros en cuestiones educativas, escribió en 2003 que la educación estaba afectada por la «enfermedad de lo público». Enfermedad que se curaba con mecanismos de privatización. Pedro Schwartz, otro de los ideólogos de cabecera de FAES, definió en 2008 el sistema de distribución de alumnado como «soviético centralizador» y que no promovía la libertad de elección familiar.

Cinco años más tarde de las palabras de Schwartz teníamos la LOMCE, que ya en su artículo 1 cambiaba todo el corpus legal educativo histórico al cambiar la garantía de plazas escolares para todos: ahora podrían ser públicas, como siempre, o privadas concertadas, según decidieran los padres y reclamara la «demanda social», un término lo suficientemente ambiguo como para recoger muchas cosas.

La otra pata de la mercantilización educativa, previa a la LOMCE pero consolidada en esta, son las famosas evaluaciones estandarizadas. «Son el instrumento esencial para posibilitar las políticas de privatización encubierta de cuasimercados, rendición de cuentas y gestión de resultados», analiza Saura. Durante un tiempo se llegaron a publicar clasificaciones de colegios en la prensa. Los colegios competían entre sí y los padres elegían al mejor, en una maniobra que ahondó en la situación inversa: al final son los colegios privados-concertados los que eligen a sus alumnos mediante diferentes artimañas.

Un poco de historia

La LOMCE fue la culminación, pero tampoco surgió de la nada. La situación venía de atrás. Empieza con la LODE, en 1985, que asimila los privados en el sistema a través de los conciertos. «La LODE establece el inicio del cuasimercado educativo español distinguiendo entre colegios privados, privados-concertados y públicos para posibilitar la elección a las familias», explica Saura. Los colegios tenían que competir por el alumnado.

La LOGSE trae cosas positivas, cuenta Beatriz Quirós, catedrática de instituto jubilada que ha estudiado la materia y publicado diversos estudios al respecto. Pero también abrió la puerta al reglamentarismo y a las desigualdades académicas. En el 95 se pone en marcha la LOPEG, que dibuja el marco legal para la entrada de la privatización del sistema educativo y profesionaliza la dirección de los centros, quitando a los Consejos Escolares la capacidad de decisión que tenían en favor de los directores.

La LOCE del PP, en 2002, ya introduce el neoliberalismo sin ambages: «Cultura del esfuerzo», jerarquización de los centros escolares, que compiten entre sí… De esta norma los expertos destacan que se centró en la figura de la dirección de los centros, «otorgándole a la figura una toma de decisiones propias de planteamientos gerenciales», cuenta Saura. Nunca entró en vigor porque llegó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y aprobó la LOE, pero el camino ya estaba marcado.

«La LOE debería haber supuesto un freno a las políticas neoliberales, pero no lo hace. Se aplica la estrategia de Lisboa, no hay medidas para mantener el personal en los centros, se introducen las competencias básicas, las evaluaciones de diagnóstico, se filtran clasificaciones de colegios, empieza el gusanillo de PISA, hay que quedar bien colocado… Calan esas ideas y se pervierte la educación», explica Quirós.

En paralelo, y al calor de la crisis de 2008, en España empiezan a recortarse los presupuestos. La administración dedica hoy a la Educación exactamente el mismo dinero que invertía en 2007, unos 47.500 millones de euros en total. Pero la escuela privada concertada, en manos de la Iglesia en su mayoría, recibe un 25% de fondos públicos más que entonces.

Con este panorama, son las familias quienes compensan este estancamiento en el gasto público en busca del mejor futuro para sus hijos: su gasto educativo ha subido casi un 50% en esa misma década, pasando de 8.700 millones de euros al año en 2007 a 12.300 diez años después.

En el mundo se siguió una tendencia parecida. Por seguir con la misma referencia temporal, los países invertían de media el 4,41% de su PIB en Educación en 2007. Una década más tarde ese porcentaje era del 4,67% de su PIB en Educación, una subida del 5%. Pero el PIB ha subido en el mismo periodo cerca de un 30%, al pasar de unos 60.000 miles de millones de euros a unos 80.000.

La escuela que segrega

Esta mercantilización de la educación está modelando una escuela más sectaria, menos social y que poco a poco va perdiendo el papel de ascensor social que sí ha llegado a ejercer. Lo dicen los profesores, que lo ven, y lo dice la estadística.

En España, el 69% de los hijos de familias con estudios superiores irá a la universidad mientras que el 56% de los descendientes de familias que no pasaron de la secundaria obligatoria (16 años) se quedarán en el mismo punto, según datos de la OCDE. Más: los descendientes del 20% de las familias más pobres necesitarán cuatro generaciones enteras para alcanzar el nivel de vida medio en el país.

La segregación campa por las escuelas. Los ricos van a clase con los ricos a la escuela privada (concertada o no) y los pobres con los pobres a la pública. Lo dice la Fundación BBVA en el informe Diferencias educativas regionales 2000-2016, lo escribió el profesor de la UAM Javier Murillo en un detallado estudio que colocaba a España como el sexto país que más segrega de Europa y a Madrid –laboratorio educativo del PP durante todo el principio del siglo XXI– como la región puntera en este apartado en Europa.

Esta distribución del alumnado tiene sus consecuencias: mejores colegios, mejores compañeros, mejores notas, mejores estudios, mejores trabajos. Esto es una cadena, está estudiado que funciona así (hablando de grandes grupos, los individuos se pueden salir de esta lógica). Si tus padres estudiaron y tienen libros en casa, más opciones tendrás tú de seguir su camino.

Y llegaron los másteres

La llegada de Bolonia supuso una especie de confirmación de estas tendencias. Fuera su intención o no, el desembarco del espacio superior de educación europeo en España (el conocido como plan Bolonia) en el curso 2008-2009 tuvo al menos un doble efecto: los másteres pasaron a ser parte fundamental de los estudios (cuestan el doble o triple que un grado) y como consecuencia las universidades se encontraron con una nueva entrada de ingresos privados. Bolonia cambió la estructura de los estudios universitarios para proponer, con carácter general, carreras más cortas (y más genéricas) que idealmente se completan con un máster para la formación específica.

Alumnos de máster en las universidades privadas.
Alumnos de máster en las universidades privadas.

El individualismo aspiracional con el que bombardea el capitalismo neoliberal lleva a una frenética carrera por llegar a los mejores empleos (o al menos los más remunerados). Estudiar se convierte en obligatorio por el mercado, de manera que ya se ofrecen más másteres (3.540 el último curso) que grados (2.854). Haz un máster. Haz otro. Y los hacemos: en diez años el número de alumnos de posgrados se ha cuadruplicado, multiplicando los 50.000 que hicieron uno el curso que se implantó Bolonia hasta los más de 200.000 del pasado año, según datos de Educación. Antes, uno de cada 25 estudiantes hacía un posgrado. Ahora es uno de cada seis y medio.

Y no son precisamente baratos. Además, la llegada de esta creciente fuente de ingresos para las universidades coincidió en el tiempo con el recorte a la financiación pública que impulsó Rajoy cuando empezó la crisis. Son las universidades privadas las que cada vez más están recogiendo ese pastel: han pasado de tener uno de cada seis alumnos de máster a uno de cada tres en diez años. Y subiendo.

Pero el mercado laboral dual que se está conformando (unos cuantos trabajos bien remunerados arriba, una mayoría de empleos que no requieren de demasiada formación) no es capaz de absorber a todos estos estudiantes formados y el resultado es que España el país de Europa con más universitarios en trabajos que no necesitan esa cualificación. Somos campeones en sobrecualificación: uno de cada tres empleados ha estudiado bastante más de lo que exige su puesto. Por el camino, miles de euros gastados en una formación que quizá no se utilice nunca.

Compraventa de colegios y universidades

La evolución de estas ideas y del propio mercado ha llevado a la creación de un sector educativo de dimensiones a considerar. La Educación mueve mucho dinero. Pese a los recortes, las cifras siguen siendo golosas. Los países de la UE gastaron 716.000 millones de euros en Educación en 2015, a lo que habría que sumar el gasto privado, que solo en España fueron más de 12.000 millones de euros el pasado año. Y esta partida –la de las familias–, al contrario que las públicas, solo sube.

Porque todo el mundo quiere lo mejor para sus hijos. Los padres no escatiman, dentro de sus posibilidades. Los Gobiernos gastan en escuelas, en profesores, en equipamiento, tanto hardware como software. Las tecnológicas pelean por coger su trozo del pastel. Google, IBM, HP y muchos otros gigantes han saltado de lleno al sector ofreciendo recursos, en forma de maquinaria o programas, conocedores de que meter el pie en el sector solo puede traer buenas noticias. Las start-ups crecen como setas. Solo el pasado año el sector tecnológico movió unos 6.500 millones de euros en todo el mundo.

Ejemplos de este negocio en torno a la educación se pueden observar en España en todos los niveles educativos. En educación obligatoria sirva el ejemplo de los colegios Laude, un grupo compuesto por diez centros privados repartidos por el país. En 2006, los fondos Dinamia y N+1 compraron cinco colegios en una operación que se cerró por unos 18 millones de euros, según contaba la prensa entonces. El «tamaño» y el «crecimiento sólido del mercado» se citaban como puntales para una buena inversión.

El grupo fue creciendo con la compra de más centros hasta que en 2014, tras una inversión total de 35 millones, se vendió por entre 35 y 45 millones de euros al gigante International School Partnership (ISP), cuyo principal accionista es Partners Group, la firma de capital riesgo más grande de Suiza. A día de hoy, el grupo Colegios Laude SL es el segundo más grande del sector con una facturación anual de 46,8 millones de euros en 2017 y un resultado de explotación de 3,6 millones de euros.

 

En la universidad se pueden mencionar los casos de la Alfonso X El Sabio de Madrid o la Universidad Europea, dos centros privados adquiridos recientemente por unos 770 y 1.100 millones de euros, respectivamente, por sendos fondos de inversión. Las universidades dan dinero: el sector de la educación superior privada facturó 2.255 millones de euros en 2017, según la consultora DBK, con un crecimiento anual del 7%. Un total de 23 centros privados analizados por este diario ofrecieron ese año una rentabilidad media del 9,41%.

Al menos, siempre quedarán las competencias y la satisfacción de tener una escuela «eficiente» que dé «empleabilidad» a los jóvenes. Pero, se preguntan los expertos, ¿es la «empleabilidad» una garantía de empleo por sí misma?

Fuente e imagen: https://www.eldiario.es/sociedad/leyes-privatizar-aulas-LODE-LOMCE_0_992151628.html

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PISA: evaluación neoliberal en educación

Por:Enrique Díez

El impacto que ha adquirido el informe PISA, una prueba de evaluación estandarizada realizada por la OCDE, tiene que ver con el giro económico neoliberal que se está produciendo en la concepción de la educación a nivel mundial.

Como denuncian intelectuales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), PISA es un inmenso dispositivo de control que aspira a imponer una perspectiva educativa neoliberal, que nos aleja del reconocimiento de la educación como un derecho y nos aproxima a su interpretación como una inversión pensada de acuerdo con las exigencias del mercado: “competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y abrir las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico” (LOMCE, preámbulo).

Proporcionar mano de obra adaptada a las exigencias de la producción moderna, se ha convertido, con mucho, en la tarea primordial y la más importante de las funciones atribuidas a la enseñanza, en este “giro neoliberal”. El papel público de la educación como lugar de aprendizaje para la democracia y para la ciudadanía democrática se ha pasado a considerar como un despilfarro de la inversión pública y una pérdida de tiempo. Como si los seres humanos se pensaran y definieran únicamente como trabajadores y trabajadoras de la maquinaria laboral.

De esta forma se está produciendo una auténtica mutación en la naturaleza y fines de la educación. La problemática de la inserción laboral prevalece sobre la aspiración a la integración social y política de los futuros ciudadanos y ciudadanas y se ha convertido en la principal línea directriz de las reformas y las políticas educativas y evaluadoras inspiradas por la OCDE.

La OCDE es un organismo internacional creado para “maximizar el crecimiento económico” de los países que lo integran. Es a esta institución, con una clara orientación economicista, a la que nuestros representantes políticos han decidido encomendar ser el árbitro global de las políticas públicas de educación y determinar lo que los estudiantes deben saber y las escuelas enseñar.

El informe PISA, emanado de la OCDE, está exclusivamente centrado en cambiar las escuelas para “mejorar la competitividad económica”, olvidando que hay muchos otros aspectos de la educación: el desarrollo artístico, la reflexión crítica, la educación emocional, la participación cívica, la convivencia, etc. Estos aspectos, menos susceptibles o imposibles de ser medidos, no se tienen en cuenta, reduciendo de esta forma la visión colectiva en torno a lo que es o debería ser la educación.

En este sentido, expertas latinoamericanas se preguntan si lo que mide PISA es la creatividad o la adaptación al modelo neoliberal de nuestros jóvenes: «se pretende presentar la estandarización bajo los ropajes de la objetividad cuando lo cierto es que en el fondo encubre la pretensión de hegemonizar, a través de su medición, los valores de una determinada sociedad”.

“El protagonismo de las pruebas PISA en los últimos años ha tenido un tremendo efecto reduccionista y simplificador sobre el debate educativo. Primero, en lo que casi todo el mundo coincide, al reducir la complejidad del aprendizaje y la educación a unos pocos indicadores cuantitativos; segundo, al concentrar todo el foco sobre el desempeño en las tres disciplinas clásicas que mide (vía competencias, sí, pero disciplinas al fin y al cabo) en detrimento de otras materias; tercero, al reducir la escolarización a la enseñanza y el aprendizaje académicos, ignorando la función de cuidado que igualmente compete a la institución escolar” (Fernández Enguita, 2018, p. 150).

Lo cierto es que cada vez más expertos, como el catedrático de sociología de la educación Julio Carabaña, demuestran sólidamente que este programa de evaluación estandarizada carece de valor para ayudar a mejorar la enseñanza en las aulas y el funcionamiento de las escuelas. Pues las pruebas de este examen miden capacidades muy generales que dependen de la experiencia acumulada en toda la vida del alumnado, desde su nacimiento. Por lo que, como incluso reconoce PISA en sus propios textos “si un país puntúa más que otro no se puede inferir que sus escuelas sean más efectivas, pues el aprendizaje comienza antes de la escuela y tiene lugar en una diversidad de contextos institucionales y extraescolares”.

De ahí, que cuestione la inadmisible pretensión de este organismo económico para “llevar las políticas educativas en una dirección determinada”. No sólo porque las capacidades que mide PISA dependen poco o nada de las escuelas, sino porque ni siquiera dependen de los cambios pedagógicos y políticos que PISA propone. Por eso cada vez más expertos consideran que PISA no solo es un fracaso, sino un fraude, pues no sirve para cumplir su objetivo principal, que es ayudar a la mejora de las escuelas y los sistemas educativos.

Uno de los análisis más pormenorizados de la metodología de evaluación de PISA, recogido en el libro PISA according to PISA, confirma que los rankings “están basados en tantos puntos débiles que deben ser abandonados de inmediato”, y advierte que los análisis sobre cómo deben ser las buenas escuelas o las diferencias entre los distintos sistemas educativos, “van mucho más allá de lo que permite una aproximación cauta a estos datos. Son en su mayoría pura especulación”.

De hecho, PISA no realiza un seguimiento longitudinal de la evolución de los estudiantes (de dónde se partía cuando se inició el proceso educativo o que transformaciones se han logrado), compara lo que no es comparable (no es lo mismo un centro urbano que uno en un área rural o marginal; no es lo mismo educar a jóvenes en situación de riesgo que a estudiantes procedentes de las élites culturales de un país) y solo mide lo que puede ser medido (nada dice acerca de la imaginación o la creatividad de los estudiantes, su capacidad para hacer buenas preguntas, su inventiva, su capacidad crítica y de transformación justa del mundo). Además de su concepción homogeneizadora, sin tener en cuenta el contexto socioeconómico y cultural de cada país y región, o los sesgos socioculturales de los ítems de las pruebas. Como si solo existiera un mundo, una única cultura y una única forma de insertarse en el mundo, según este modelo.

Un problema crucial que conlleva también es que está cambiando las prioridades del profesorado, que se ve obligado a centrarse en buscar la forma de obtener resultados, dedicando el tiempo a preparar lo que le piden en las pruebas. El buen docente comienza a ser el que genera buenos resultados conforme PISA. Esto aumenta aún más el ya alto nivel de estrés en las escuelas, con una presión constante por el rendimiento. Lo cual supone que este “régimen PISA” supone un riesgo real de transformar el deseo de aprender en afán de aprobar y tiene el peligro de transformar al alumnado con dificultades en un estorbo para mantenerse en el ranking y la atención a la diversidad en un problema para centrarse en la obtención de resultados.

Debemos reconsiderar este tipo de pruebas estandarizadas. No es admisible creer que unas puntuaciones de las pruebas de PISA muestran la calidad de los sistemas educativos, la capacidad del profesorado, el desarrollo de los estudiantes, y la mejora de la sociedad. Debemos replantear la evaluación como un proceso integral orientado a producir información, contextualizada social y culturalmente, para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se están llevando a cabo otro tipo de evaluaciones bastante mejor enfocadas como, por poner un solo ejemplo, las pruebas UNESCO.

Como dice Pablo Gentili, deberíamos salir de PISA, porque “PISA simplifica lo que es complejo. PISA jerarquiza lo que no tiene un orden. PISA compara lo incomparable. PISA silencia lo que la realidad amplifica. PISA distrae lo que merece atención. PISA consagra lo que es banal y trivializa lo que debería ser fundamental”. Y esto sólo exige voluntad política para hacerlo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/12/pisa-evaluacion-neoliberal-en-educacion/

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Francisco Cajiao: «Es una tragedia»: los malos resultados de los países de América Latina en las pruebas PISA (y qué dicen sobre la educación en la región)

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La brecha educacional entre América Latina y países asiáticos o europeos sigue presente y parece estar lejos de disminuir.

Así lo dejaron al descubierto los resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), dadas a conocer esta semana.

Los nueve países latinoamericanos evaluados en la prueba, obtuvieron una clasificación inferior a la del promedio de países de la OCDE, organización en la que están presentes los países más desarrollados del mundo y a la que pertenecen México y Chile.

Este último país, encabezó la lista latinoamericana en lectura y ciencia, mientras que Uruguay lideró en matemáticas. Pero, de todas formas, los puntajes obtenidos estuvieron muy por debajo de los de China o Singapur, que confirmaron el predominio educativo asiático y se coronaron, una vez más, como los lugares con mejor educación del mundo.

La situación que afecta a América Latina preocupa a los expertos. La directora de la OCDE, Gabriela Ramos, dijo que los resultados son «extremadamente preocupantes» pues sin las competencias básicas, muchos niños y jóvenes van a quedar al margen de la economía global.

Un análisis que comparte el filósofo colombiano Francisco Cajiao, quien lleva décadas estudiando los sistemas educacionales en el mundo.

Autor de varios libros e investigaciones al respecto, el académico y consultor de instituciones como las Naciones Unidas afirma que si el continente no logra producir capital humano de calidad, nunca podrá ser desarrollado.

«Es una tragedia. Porque si nosotros no tenemos científicos ni producción intelectual, si no nos entendemos ni logramos tener democracias sólidas, América Latina seguirá exportando carbón», dice.

En esta entrevista con BBC Mundo, Cajiao desmenuza las consecuencias que puede traer para la región el estar obteniendo tan malos resultados en la prueba PISA y explica por qué debe ser un tema prioritario en la agenda de cualquier gobierno.

¿Cuáles son las principales conclusiones que usted extrae del informe PISA?

Aquí hay un tema fundamental: uno no puede esperar resultados diferentes si siempre sigue haciendo lo mismo. Creo que los sistemas educativos en América Latina se han quedado estancados. Hay una especie de pereza burocrática y social para enfrentar cambios estructurales. Y hay un hecho irrebatible y es que ha habido un cambio cultural muy fuerte. Los hábitos de conocimiento, y sus fuentes de acceso a la información, son muy diferentes y los sistemas educativos nuestros siguen muy anclados en una estructura mental que ya no funciona.

Pero ha habido esfuerzos de varios gobiernos en América Latina para mejorar la educación. En Chile, por ejemplo, Michelle Bachelet lideró una importante reforma educacional. ¿No han sido suficientes?

Creo que han sido muy marginales. Las reformas educativas se han centrado mucho en el acceso a la escolaridad, también se ha insistido en la permanencia y, claro, hoy los chicos tienen muchos más años de escolaridad que antes. Pero no se han cambiado los métodos. No se ha cambiado el concepto curricular. Todavía tenemos escuelas con currículos donde los chicos están viendo 10 o 12 asignaturas. Y esto lo que genera es una enorme dispersión mental que se suma con la que ya tienen con el acceso a las tecnologías.

Entonces ¿usted cree que una reforma clave es disminuir la cantidad de asignaturas?

Sí, se ha venido insistiendo en que la perspectiva de la educación para los próximo diez años estará mucho más centrada en currículos individuales. Es decir, las escuelas tienen que incluir los intereses de los chicos en los planes de estudio. Eso, por supuesto, es una cosa que en América Latina ni siquiera se nos ocurre contemplar. Mientras que en países nórdicos, como Suecia, Finlandia o Noruega, ya es lo común.

¿Cuánto influye la desigualdad de América Latina en estos resultados?

Muchísimo. Mientras más desigual es un país, peores serán los resultados. Porque la desigualdad es reproducible en el sistema escolar. El sistema escolar en América Latina no está respondiendo a la transformación social. Claro, esto cambia de unos países a otros. Uruguay tiene una tradición educativa centenaria, de buena educación e igualdad social. Pero países como Colombia, que tiene un coeficiente de Gini que muestra la más alta desigualdad en América Latina, también tiene segmentada su educación.

Las clases privilegiadas, las más altas, van todas a la educación privada. Y esos colegios privados son de muy alta calidad y, además, los chicos tienen un capital cultural acumulado de sus familias que logran mucho mejores desempeños. Mientras que la mayoría va a la escuela pública que cuenta con pocos recursos. Y así, el sistema educativo no contribuye a reducir la pobreza sino a reproducirla.

Hay estudios recientes que muestran que mientras en algunos países la movilidad social implica dos generaciones, en Colombia se necesitan como 11 generaciones, es decir, nunca.

¿Cuáles son las consecuencias para la región el hecho de obtener tan malos resultados en la prueba PISA?

La consecuencia principal es tener sistemas políticos de muy mala perspectiva. Ya es grave la ausencia de liderazgos, el malestar social; ya es complejo el problema de transformación de los modelos de trabajo y restricciones en el empleo. Pues la mala educación lo único que amenaza es a las democracias mismas. Mientras más ignorante es la gente, más sujeta está a dejar manipularse por las redes sociales en ausencia de lectura crítica, interés por contrastar información. La prueba muestra que hoy tenemos masas humanas orientadas al consumo pero muy poco dispuestas a la ciudadanía.

Creo que esa es la verdadera amenaza, y no es solamente un problema de los países de América Latina sino del mundo. Estados Unidos no es un excepción. Encontramos que en los países donde no hay grandes masas de ciudadanía consciente y capaces de discutir, de generar liderazgos, pues empiezan a estar doblemente amenazados por populismos, caudillismo y esas cosas. Aparte de que no generarán ciencia ni nada por el estilo. Cuando uno no sabe pensar, toda la sociedad queda afectada. Por eso yo estoy convencido de que la educación no es un derecho individual sino un derecho colectivo.

Con esto también se genera una mayor concentración del poder, ¿no?

Claro, la concentración del poder es mucho mayor porque siempre tendrás unas clases sociales privilegiadas que son las que mantendrán el control de los países. Mientras los otros simplemente obedecerán. Este es un concepto que quedó muy claro en «Un Mundo Feliz», de Aldous Huxley.

Según la prueba PISA, nueve países latinoamericanos tienen a la mitad de sus estudiantes en los niveles más bajos de rendimiento. ¿Cómo influye el profesorado en estos resultados?

La formación del profesorado es un elemento muy importante en esto. Mientras en algunos países los profesores son seleccionados entre la población más destacada que concluye las secundarias, muchos de nuestros maestros provienen de los niveles más pobres y las facultades de educación no se destacan por ser las que tienen ni el mejor profesorado ni los mejores planes de estudios. Entonces es un círculo vicioso que se retroalimenta porque no estamos formando maestros para innovar sino para conservar.

Al mismo tiempo, los gobiernos son muy rígidos en sus reglamentaciones escolares. Entonces hay unas talanqueras enormes para hacer modificaciones pedagógicas que vayan realmente a atender las características de la cultura juvenil que se mueve en el universo nuevo, virtual, de acceso a información riquísima, etc. Y eso nos pone en una enorme desventaja con países donde se ha entendido esto.

Volviendo al tema de la formación del profesorado, usted dijo que muchos venían de los niveles más pobres. Pero ¿cómo se hace para revertir esta tendencia?

No me estoy refiriendo necesariamente a lo socioeconómico. Me refiero a una cierta pobreza en los resultados académicos que ha tenido a lo largo de la secundaria. Muchos que quisieran estudiar ciencia, salud, medicina, ingeniería, no les alcanzan los resultados para ser admitidos en estos programas y entonces muchas veces optan por estudiar carreras de educación que tienen estándares de admisión más bajos. Esa cierta pobreza también se refleja en una limitación de aspiraciones profesionales.

Ahora, ¿cómo transformar eso? No lo sé, es complicado. Hay gente que da soluciones fáciles, como incentivos económicos… pero esto también tiene que ver con la cultura. Cuando uno ve lo que representa un maestro en Finlandia, en Corea del Sur o Japón, donde es una persona respetada socialmente casi a nivel reverencial, se da cuenta de que trae una serie de consecuencias positivas porque es un maestro orgulloso de su alta formación profesional.

Una de las conclusiones del informe es que se ha aumentado en cobertura pero no en calidad educativa. ¿Cuánto importa la cobertura si no hay calidad?

La cobertura es muy importante porque siempre es mejor algo que nada. Si hay gente que no tenía acceso a la escuela y puede ahora estar en la escuela, algo aprenderá. Pero no es suficiente para competir en un mundo globalizado de altísima exigencia.

¿Cómo puede ayudar la tecnología a aumentar la calidad de la educación?

En Latinoamérica se ha creído que la incorporación de las nuevas tecnologías consiste en repartir tablets en las escuelas primarias y con eso no hacen nada. El tema es cambiar la mentalidad de un niño para que sea investigador, para que sienta pasión por las cosas, y que se le permita desarrollar desde muy pequeño sus propios intereses. Es un niño que aprende a leer porque le encuentra sentido a leer. Pero si le siguen insistiendo en que lea para que le vaya bien en las pruebas, nunca le va a ir bien.

Derechos de autor de la imagen Getty Images
Image caption «Muchos de nuestros maestros provienen de los niveles más pobres y las facultades de educación no se destacan por ser las que tienen ni el mejor profesorado ni los mejores planes de estudios», dice Francisco Cajiao.

Chile sacó los mejores puntajes sin embargo hay un clamor general en contra de la calidad de su educación. ¿Chile está realmente mejor que el resto de Latinoamérica?

Creo que Chile está mejor que otros países de Latinoamérica con respecto a algunas cosas. Económicamente está mejor, tienen una élite rica pero se ha ido deteriorando en términos de distribución de la riqueza. Y esto lo resiente un país que ha crecido más rápido. Porque los pobres, cuando no han progresado, se conforman con la pobreza. Es una tragedia, pero así es. Pero cuando ya se ha conseguido algo, es más duro perderlo y son más fuertes las expectativas de avanzar más pronto. Chile tiene una clase media más fuerte que la de otros países de América Latina, pero también más beligerante.

Chile ha tenido los mejores niveles de educación en las últimas dos décadas y eso hace una clase media más consciente y más exigente. De hecho, las movilizaciones en Chile llevan ya diez años y no empezaron por los trabajadores sino por los estudiantes secundarios. Eso muestra que hay una conciencia política de los jóvenes, que hoy son más exigente y piden cosas más sofisticadas.

Pero también se dice que hay problemas en su modelo…

Es verdad que Chile ha tenido un modelo altamente privatizado y ya se aburrieron. Además, ya saben que en otras partes del continente hay educación gratuita, el estado cumple un papel. Entonces el malestar político de Chile es más profundo.

Había expectación por los resultados colombianos, sin embargo se empeoró en algunas materias. ¿Por qué?

Yo diría que más bien no se logró mejorar significativamente. Esto porque Colombia ha venido haciendo muchos esfuerzos para que a los muchachos les vaya bien en las pruebas pero no ha entendido que la solución no es poner refuerzos para que les vaya bien en las pruebas. No se ha modificado la estructura del sistema educativo. En Colombia los chicos están viendo 13 y 14 asignaturas en cinco horas diarias durante cinco días de la semana.

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Image caption «Mientras más desigual es un país, peores serán los resultados. Porque la desigualdad es reproducible en el sistema escolar», dice Cajiao.

¿Cómo América Latina podría llegar a los niveles de los países OCDE?

Lo primero es tratar de ver qué es lo que han hecho bien los países OCDE. No concibo que la educación mejore si ellos han descubierto que hay que hacer ciertas cosas que nosotros no estamos haciendo. Si en Nueva Zelanda, por ejemplo, ningún chico ve más de 5 asignaturas y aquí tienen que ver 14, pues no puede dar buen resultado. Y nuestros gobiernos tienen unos problemas muy grandes para poder negociar con los sindicatos. Los sindicatos, en esta materia curricular, son unas fuerzas terriblemente reaccionarias.

A la luz de los resultados PISA, ¿le preocupa la situación de la educación en América Latina?

Me preocupa muchísimo. América Latina es un continente muy grande, con mucha gente, que habla prácticamente una lengua. Es decir, el potencial de América Latina frente al mundo, desde el punto de vista económico, es gigante porque además tiene recursos naturales valiosísimos. Pero sin capital humano, eso es una tragedia. Si nosotros no tenemos científicos ni producción intelectual, si no nos entendemos ni logramos tener democracias sólidas, América Latina seguirá exportando carbón.

Hoy día es clarísimo: cuando uno piensa en las marcas japonesas, todo lo que hay es tecnología, computadores, celulares, televisores… si uno piensa en Alemania, tiene toda la maquinaria pesada, óptica, biotecnología… pero cuando uno piensa en Brasil, Colombia, Perú o Chile, piensa en cobre, carbón, hierro, níquel, café y bocadillos. Entonces estamos en unas distancias siderales.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50685470

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PISA 2018 no publicará los datos de España sobre lectura después de detectar anomalías en las pruebas

Europa/España/Redacción – Diario de la Educación

Se han detectado anomalías en la prueba que hacen pensar a la OCDE en «un comportamiento de respuesta inverosímil por parte de los estudiantes». Tardaron demasiado poco tiempo y parece haber un patrón de respuesta.

El próximo 3 de diciembre la OCDE tiene previstos publicar los datos de PISA 2018, la última de las pruebas que se han realizado. Pero según un comunicado de la organización, los datos de España relativos a lectura, en concreto a una prueba nueva sobre fluidez lectora, no serán públicos.

Según informa la OCDE han encontrado incoherencias en las pruebas. Esta prueba de fluidez se ha realizado en ordenadores, de manera que se ha registrado el tiempo de respuesta del alumnado. Gracias a esto la organización ha detectado que buena parte de quienes realizaron las pruebas en la primavera del año pasado tardaron 25 segundos en responder un total de 20 preguntas. En comparación con otros compañeros que tardaron entre 50 segundos y dos minutos en hacer el mismo trabajo. La organización lo define como «un comportamiento de respuesta inverosímil por parte de los estudiantes».

Además, este mismo alumnado respondió a las preguntas que se les hacían siguiendo un patrón, según el comunicado de la OCDE; contestaban todas sí o no.  «Este comportamiento de respuesta no ha sido uniforme en toda la muestra de España, sino que se ha observado sobre todo en determinados centros educativos de algunas zonas de España».

Fuentes de la OCDE aseguran que no creen que se trate de un boicot o algo parecido dado que, afirman, los centros educativos participan de manera voluntaria. Son elegidos, según estas mismas fuentes, según una muestra estandarizada y pueden negarse a participar. Además, creen que si así fuera, las respuestas inverosímiles serían visibles en otras partes del test.

Al parecer este problema solo ha ocurrido en España y afecta a los resultados de lectura de toda la prueba. De ahí que no se vayan a publicar los datos, no al menos hasta que se haya determinado qué es lo que ocurrió durante el proceso. Y de momento parece quetardarán en tener respuestas sobre el por qué ha sucedido lo ocurrido. Sobre todo por el hecho de que en algo más de dos semanas se publicará el informe y la prioridad ahora mismo es otra.

PISA 2018 también ofrecerá resultados sobre Matemáticas y Ciencias, secciones, asegura la OCDE, que no se han visto afectadas de igual manera por estas respuestas anómalas que han aparecido en Lectura.

Desde el Ministerio de Educación remiten a la OCDE para cualquier aclaración en relación a lo ocurrido, a pesar de que el propio comunicado de la organización afirma que «la OCDE y España están trabajando conjuntamente para identificar las causas de este comportamiento de respuesta por parte de los estudiantes y poder evitar así que se produzcan casos similares en el futuro».

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/15/pisa-2018-no-publicara-los-datos-de-espana-sobre-lectura-despues-de-detectar-anomalias-en-las-pruebas/
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