En África, una empresa colombiana transforma el plástico en educación

Africa/Costa de Marfil/news.un.org

En un ejemplo claro de economía circular, UNICEF y la empresa colombiana Conceptos Plásticos se unieron para transformar desechos plásticos en ladrillos que resisten los sismos, el calor y las inundaciones, y construir salones de clase en Costa de Marfil. El proyecto genera trabajo para las mujeres más vulnerables y a la vez promueve mejor educación para sus hijos. Noticias ONU habló con uno de los creadores de la compañía que ahora construye una fábrica en África.

Cuando Oscar Méndez y su socia Isabel Cristina Gámez fundaron la compañía Conceptos Plásticos, lo hicieron pensando en involucrar comunidades vulnerables, generar impactos sociales y ambientales y facilitar viviendas para los más necesitados en su natal Colombia.

El emprendimiento, que utiliza desechos plásticos para crear ladrillos que se ensamblan como piezas de lego y pueden ser utilizados para construir casas y otras edificaciones, ha ganado concursos y reconocimiento internacional, tanto así, que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, se unió a los colombianos para llevarlo a Costa de Marfil, un país que necesita desesperadamente unas 15.000 aulas de clase.

“Más que un simple bloque plástico es mucho más un proyecto de desarrollo. Es un proyecto de impactos sociales, ambientales y realmente de desarrollo en muchos aspectos”, explica Oscar Méndez, quien visitó las Naciones Unidas durante la Asamblea General para enseñar el trabajo que la compañía lleva a cabo con UNICEF.

UNICEF/Frank Dejongh
Mujeres separando desechos plásticos en Abidjan, la capital de Côte d’Ivoire.

¿Cómo es eso de ladrillos de plástico?

«Trabajamos desde el inicio empoderando Comunidades de recicladores tanto en Colombia como en África. Nosotros podemos usar plásticos que no todo el mundo recicla o plástico de difícil disposición. La idea es que estas personas puedan recolectarlos. Eso tiene un valor obviamente, entonces nosotros los compramos y a veces empoderamos su logística”, agrega.

Méndez explica que cada tipo de plástico les da una propiedad diferente a los ladrillos, por lo que se mezclan para obtener el producto deseado.

“Lo derretimos por completo y lo ponemos en unos moldes para darles la forma. Ya con el producto buscamos proyectos que vayan a comunidades también de escasos recursos, bien sea temas de vivienda o temas de salones de clase como lo estamos haciendo con UNICEF”, dice.

Los ladrillos son fáciles de ensamblar, duraderos y de bajo costo. Armado con un martillo, Méndez les mostró a los participantes de la Asamblea General en Nueva York como el material es resistente.

“Al principio, nos pasa en todos los sitios que la gente dice ¡una casa de plástico! y piensa en una bolsa, la gente relaciona el plástico con una bolsa. Entonces ellos piensan que acercando un encendedor se va a prender y que atravesando un dedo se va a romper. Cuando ven el producto y lo sólido que es se dan cuenta y empiezan a pesar de una manera distinta, entonces romper esa barrera inicial del usuario es muy fácil”, cuenta Oscar Méndez.

Y es que se trata de un producto que es dos veces más fuerte que cualquier material de construcción tradicional; es termo acústico así que puede usarse en clima cálido y frío y mantiene temperatura confort; también es antisísmico, y no propaga llamas.

Contra el agua tampoco tiene ningún problema, es completamente impermeable, tú lo puedes poner en el mar, en agua salada, en agua dulce, e instalarlo incluso dentro del agua o en sitios que se inundan y es muy fácil. Es un sistema que se arma y se desarma, entonces tú puedes armar una vivienda en una semana o puedes armar un aula de clase en cuatro días, y después la puedes desarmar y moverla o cambiarla de lugar o ampliarla. Entonces es un sistema realmente muy amigable”, agrega el emprendedor.

UNICEF/Frank Dejo
Niños felices porque su nueva aula de clase está siendo construida con ladrillos de plástico en Côte d’Ivoire.

Involucrando a las comunidades en todo el proceso

Una vez se manufacturan los ladrillos con el material plástico, la compañía también enseña a las comunidades a ensamblarlos.

“En el proyecto piloto en Costa de Marfil con UNICEF invitamos a unas personas de la comunidad, a un par de mujeres para que nos ayudaran con la construcción. En un par de horas ya habían aprendido, y después eso genera apropiación y genera como una confianza en el sistema entonces nos ha ido muy bien con eso”, asegura Oscar.

Es una planta de mil toneladas mensuales, se trata de un inicio, de un piloto y luego veremos cuál es el siguiente país en África.

El Gobierno del país africano ha ayudado a la compañía y a UNICEF para la construcción de una fábrica que será inaugurada este año.

“Es una planta de mil toneladas mensuales, se trata de un inicio, de un piloto y luego veremos cuál es el siguiente país en África”, explica.

Según UNICEF, en Costa de Marfil hace falta construir 15.000 salones de clase para atender las necesidades de los niños que no tienen un lugar en que estudiar. Inicialmente, se utilizará plástico reciclado recogido de zonas contaminadas de Abiyán y sus alrededores para construir 500 salones de clase para más de 25.000 niños en un plazo máximo de dos años, con la intención de aumentar la producción después.

“Una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los niños de Côte d’Ivoire en edad escolar es la falta clases. O no hay, o las que hay están masificadas, lo cual convierte el aprendizaje en una experiencia difícil y desagradable. En algunas zonas, por primera vez, los niños de los jardines de infancia de los vecindarios pobres podrán ir a clase con menos de 100 compañeros, y niños que nunca pensaron que habría un lugar para ellos en la escuela podrán aprender y salir adelante en un salón nuevo y limpio “,  aseguró el Representante de UNICE en el país, Aboubacar Kampo, que ha defendido el proyecto desde el principio.

© UNICEF/Frank Dejo
Niños y profesores en Côte d’Ivoire muy felices con su nuevo salón de clase en Gonzagueville, Abiyán.

En Abiyán se producen más de 280 toneladas de residuos plásticos cada día, y solo se recicla alrededor del 5%: el resto suele acabar en vertederos de comunidades de bajos ingresos. La contaminación de los residuos plásticos agrava las dificultades de higiene y saneamiento ya existentes. Además, la mala gestión de los residuos es la causa del 60% de casos de malaria, diarrea y neumonía en niños, que, a su vez, son las principales causas de muertes infantiles en el país.

Una vez se encuentre en pleno rendimiento, en la fábrica se reciclarán 9600 toneladas de residuos de plástico al año, lo que generará una fuente de ingresos para mujeres en situación de pobreza en un mercado de reciclaje regulado. Como muestra de la viabilidad de los métodos y los materiales de construcción, en Gonzagueville, Divo y Toumodi se han construido nueve salones de clase utilizando ladrillos de plástico fabricados en Colombia.

“Esta fábrica será pionera en la creación de soluciones inteligentes y escalables para las principales dificultades educativas a las que se enfrentan los niños y las comunidades de África. Tiene un triple potencial: más clases para los niños de Côte d’Ivoire, menos residuos plásticos en el medioambiente y vías de ingresos adicionales para las familias más vulnerables”,dijo Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.

Según el Fondo, en África Occidental y Central se encuentra una tercera parte del total de niños del mundo en edad de asistir a la escuela primaria sin escolarizar, por lo que el proyecto piloto es prometedor para la región.

Noticias ONU/Laura Quiñones
La muestra de los salones de clase que UNICEF construye en África junto a Conceptos Plásticos.

Un sector privado que invierta en el desarrollo

Los investigadores indican que alrededor de 8300 millones de toneladas de plástico han sido producidas desde los años 50 y más del 60% ha terminado en un entorno natural, como el océano, o vertederos.

Oscar Méndez espera que su compañía inspire a otras a involucrarse más con la sostenibilidad y con el manejo de los desechos plásticos a manera de economía circular.

“El sector privado debería involucrarse porque es el que finalmente está poniendo el plástico en el mercado y es el que está teniendo el impacto. Entonces, obviamente se debería involucrar de una manera mucho más proactiva, A veces hay muchas empresas que la sostenibilidad no la sienten como deberían sentirla ya. Pienso que el sector privado debería empezar a hacer cosas de mayor importancia o mayor magnitud. Si creo que algunas lo están haciendo creo que no deberían hacerlo individualmente, sino que deberían agruparse y hacer algo que realmente pueda solucionar los problemas que estamos teniendo”, dice.

Méndez también invita a los jóvenes que quieren ser emprendedores a tener la sostenibilidad presente en sus modelos de negocio.

“Una buena guía para empezar pueden ser los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ahí tienen 17 objetivos de los cuales podrían empezar a involucrarse. Si ya iniciaron algo y si ya están haciendo algo, perseverancia, también digamos que ese ha sido el foco nuestro, hemos tenido también muy malos momentos, pero ahora pues miren dónde estamos y lo que estamos haciendo. En realidad, tu proyecto sí puede cambiar el mundo y si puede ser global siempre y cuando trabajes duro y continúes perseverando y haciendo las cosas aun cuando salen mal. Entonces el consejo es continuar y meterle ganas”.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2019/10/1463951

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De botella de plástico a colegio en Costa de Marfil

África/Costa de Marfil/22 Agosto 2019/El país

En Costa de Marfil, sobran residuos plásticos y faltan colegios. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), aliado con la empresa social colombiana Conceptos Plásticos, ha logrado cuadrar esta ecuación: construir clases con plástico reciclado. Ya hay nueve en uso. Y se planea construir al menos otras 519, que en total acogerán unos 25.000 estudiantes (50 como máximo por aula, en vez de los 90 o 100 que son habituales ahora).

“Estamos muy a gusto en las nuevas clases en comparación con las antiguas, que estaban hechas con materiales provisionales que, desafortunadamente, fueron destruidos por fuertes vientos”, asegura por teléfono Koffi Konan, director de uno de los primeros colegios en albergar esta iniciativa. Situado en Sakassou, una localidad rural a tres horas de Abiyán (la capital económica y la ciudad más poblada del país), este centro fue seleccionado por ser uno de los que tenían carencias más urgentes.

Como en la escuela de Konan, la necesidad de infraestructuras educativas en Costa de Marfil es apremiante. De acuerdo con Unicef, en total hacen falta unas 15.000 clases. “En ciertas áreas, por primera vez, los niños de preescolar en los vecindarios pobres no tendrán que compartir el espacio con otros 100 estudiantes», plantea en un comunicado Aboubacar Kampo, representante hasta hace poco de Unicef en este país y uno de los impulsores del proyecto.

Problema global, oportunidad local

¿Por qué plástico? “La contaminación por este material es un problema global, que genera grandes riesgos para el medioambiente y la salud, también aquí”, explica en conversación telefónica Sophie Chavanel, jefa de comunicación de Unicef en Costa de Marfil. Además, agrega, «en este país, como en muchos otros de África occidental, aún hay muchas desigualdades y carencias«.

Según la ONU, la gestión inadecuada de los desechos provoca el 60% de casos de malaria, diarrea y neumonía en los niños, afecciones que destacan entre las principales causas de mortalidad infantil en esta zona. Al obstruir alcantarillas y proporcionar lugares de cría para los mosquitos y las plagas, los plásticos contribuyen a la propagación de estas enfermedades. Solo en Abiyán, Unicef estima que se producen más de 280 toneladas de desechos de este tipo al día y se recicla apenas el cinco por ciento.

“Hay exceso de residuos plásticos y necesidad de aulas, y existe una tecnología que permite producir ladrillos de plástico reciclado de gran calidad; es una oportunidad para abordar a la vez estos problemas”, detalla Chavanel. Además, se añade un efecto secundario positivo: “Se ofrece a personas en situación vulnerable una mejor manera de ganarse la vida”.

Se trata de quienes recolectan residuos plásticos, que suelen ser mujeres. Como Mariam Coulibaly, que a sus 33 años lleva nueve desarrollando esta tarea. “Salgo a las cinco de la mañana, buscando plástico por la calle, especialmente botellas, y vuelvo a casa sobre las diez, para atender a mis hijos. Voy de nuevo por la tarde, desde las seis hasta las ocho o las nueve”, explica telefónicamente desde Abobo, el barrio al norte de Abiyán donde vive con sus cuatro hijos, su marido y dos de sus hermanos, un poco más jóvenes que ella.

Coulibaly comenzó a recoger plásticos siguiendo el ejemplo de su madre, por no encontrar otro trabajo. Su marido es taxista y su hermano tiene pequeños empleos, como ofrecer servicios telefónicos desde su móvil, así que entre todos suman. Ella consigue unos 20.000 francos CFA de África occidental (XOF) por semana, equivalentes a unos 30 euros.

Nueva fábrica

La recolectora se muestra muy esperanzada con la puesta en marcha de la futura fábrica de ladrillos de plástico reciclado que se está construyendo en Abiyán. Hasta ahora, las primeras clases se han construido con ladrillos exportados de Colombia. A partir de finales de año, cuando se prevé que la nueva planta comenzará a funcionar, recuperará unas 9.600 toneladas de residuos anualmente y se espera que mejorará las condiciones de mujeres como Coulibaly.

“Ya nos hemos reunido con la gente de Conceptos Plásticos, que nos han explicado cómo funcionará la venta y creo que será más fácil”, detalla la marfileña. “Nos asociamos con Unicef en este proyecto porque queremos que nuestro modelo de negocio tenga un impacto social. Al convertir la contaminación plástica en una oportunidad, queremos ayudar a sacar a las mujeres de la pobreza y dejar un mundo mejor para los niños”, afirma Isabel Cristina Gámez, cofundadora y directora ejecutiva de Conceptos Plásticos.

Según detallan desde la empresa colombiana, su tecnología convierte el plástico usado en ladrillos modulares, tipo bloques de Lego, que se ensamblan fácilmente. Una casa para una sola familia, aseguran, se puede construir, entre cuatro personas sin experiencia, en solo cinco días.

Asimismo, son duraderos y tienen un bajo coste. Estiman que son un 40% más baratos y un 20% más livianos y, por tanto, más fáciles y económicos de transportar que los materiales convencionales. También son impermeables, retardantes del fuego, aislantes del calor y están diseñados para resistir fuertes vientos y terremotos.

“Al principio había dudas porque jamás habíamos escuchado hablar de ladrillos de plástico, pero la realidad hoy es que los reparos han desaparecido”, afirma Konan, el director del colegio de Sakassou. Ahora, apostilla, “niños, hombres y mujeres están todos convencidos y felices” con los nuevos edificios.

Konan se muestra seguro de la durabilidad del material: “Con un martillo se pueden romper fácilmente los ladrillos de hormigón, pero con los de plástico es imposible”. Y, para posibles escépticos, confirma que aíslan mejor de las altas temperaturas: “Hace verdaderamente fresco, no calor al mediodía como en el edificio de hormigón”.

Junto con las de Sakassou, de momento, se han construido aulas en Divo, otra localidad rural, y Gonzagueville, un barrio de Abiyán. “Esperamos conseguir más financiación para seguir expandiendo este proyecto, tan necesario y exitoso”, asegura Chavanel, de comunicación de Unicef en Costa de Marfil.

Además, a nivel general, esta agencia de la ONU planea también extender la iniciativa a otros países de África occidental y central. Según sus datos, de todos los niños no escolarizados en el mundo, un tercio de los que están en edad de cursar la primaria y un quinto de los que están en el primer ciclo de secundaria viven en esta región.

Una pésima cifra que ha comenzado a reducirse en Costa de Marfil, como señala Kampo, el exrepresentante de Unicef en este país: “Los niños que nunca pensaron que habría un lugar para ellos en la escuela podrán aprender y prosperar en un aula nueva y limpia». Y 100% reciclada.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/08/16/planeta_futuro/1565955740_596199.html

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Inaugurarán en Táchira la primera escuela ecológica de Venezuela

Venezuela/Marzo de 2017/Fuente: El Diario de los Andes

La Escuela Básica Don Felipe Zambrano ubicada en el sector El Suspiro del municipio Seboruco, estado Táchira ya cuenta con una edificación propia hecha con material reciclable, la primera de este tipo en el país.

La obra se consolidó en menos de cuatro meses a través del Instituto Tachirense de Edificaciones e Instalaciones Educativas (Intedua) conjuntamente con el apoyo del Instituto Tachirense de Vivienda (Intavi) y comunidad.

José Gregorio Colmenares, presidente de Inteduca destacó que fue una escuela que se hizo con el corazón, una iniciativa del gobernador José Gregorio Vielma Mora y que se concretó para el beneficio de 26 niños y niñas.

“En menos de cuatro meses consolidamos la primera escuela ecológica de Venezuela y modelo a seguir de Suramérica” Expresó.

Agregó que la construcción cuenta con todos los parámetros de seguridad establecidos para el desarrollo de las actividades escolares.

Más de 8 mil botellas utilizadas

El titular de Inteduca explicó que para la construcción de la escuela fueron utilizadas más de ocho mil botellas plásticas llenas de arena, las cuales sustituyeron al tradicional bloque.

Es importante resaltar que en el llenado de botellas participaron más de 220 personas entre niños y adultos, quienes voluntariamente se sumaron a esta noble tarea en pro de la educación de los niños y niñas de El Suspiro. Otro de los materiales utilizados fueron el bambú, la arcilla y el heno.

La nueva edificación cuenta con dos aulas, baterías de baño, área de cocina, oficina y una cancha para actividades al aire libre, espacios cómodos y frescos.

La escuela recupera su sede gracias al gobierno bolivariano

José Gregorio Nuñez, coordinador institucional informó que el epónimo de la escuela se debe a un líder comunal quien por más de 20 años permitió el funcionamiento de la escuela en un inmueble de su propiedad.

Luego en el año 1.975, el señor Felipe Zambrano gestionó la construcción de una sede propia, la cual fue demolida durante la gestión del exgobernador Cesar Pérez Vivas, por presentar fallas de fundición.

Núñez resaltó que durante la gestión del gobierno anterior no hubo interés por construir una nueva edificación, por lo que durante cuatro años la escuela funcionó en una casa  vecina.

Para José Gregorio Núñez es un sueño hecho realidad que la escuela cuente con sede propia gracias al gobierno bolivariano del Táchira, liderado por el gobernador José Gregorio Vielma Mora de la mano de Inteduca, Intavi, Inces el promotor ecológico Homero Parra y la comunidad.

Fuente: http://diariodelosandes.com/index.php?r=site/noticiasecundaria&id=41031

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El espejismo del «reciclaje»

Por: Ecoportal/18-02-2017

El reciclaje del plástico no funciona y no es una solución sostenible. Es un montaje que nos hace sentir bien y nos aleja de las soluciones verdaderas.

La triste realidad es que cuando pones un plástico en un contenedor de reciclaje nadie se responsabiliza de que vaya a ser empleado para nada.

En realidad, las posibilidades de que sea convertido en otro objeto de plástico similar (es decir reciclado de verdad como el metal o el vidrio) son mínimas por no decir que nulas.

Lo normal es que los plásticos terminen en la basura o en el medio ambiente, con un costo terrible para el planeta y la salud humana, no sólo ahora, sino para muchas generaciones futuras.

El mal uso intencionado de la palabra “reciclaje”

Poner un plástico en un contenedor especial no es “reciclar”, ya que nadie garantiza que se vaya emplear para nada, y mucho menos que vaya a ser reciclado de verdad.

Por razones técnicas y económicas el plástico es muy caro y complicado de reciclar de verdad, es decir, en ciclo cerrado como el metal o el vidrio.

Salvo algunas excepciones, lo mejor que le puede pasar al plástico que ponemos en un contenedor es que sea convertido en otros objetos no reciclables (lo que se llama downcycling),  plásticos de inferior calidad, textiles… Es decir, que sólo estamos retrasando su llegada al basurero.

Además, el downcycling no frena la necesidad de fabricar millones de toneladas de plástico nuevo para fabricar cada vez más objetos desechables. Y en el supuesto de ciencia ficción de que consiguiéramos someter a “downcycling” el 100% de los plásticos que se fabrican, ¿qué haríamos con los objetos generados? ¿Tapizar el mundo entero con tejidos de forro polar?

La falacia de los triángulos de reciclaje

Otra falacia notable es los símbolos triangulares de “reciclaje” con flechas que vemos dibujados o grabados en los plásticos y que llevan un número dentro. Esos triángulos con flechitas en absoluto quieren decir que ese plástico sea reciclable. Los números son una manera de agrupar en 7 clases las más de 80.000 resinas plásticas que hay en la actualidad, y las flechitas no quieren decir absolutamente nada, simplemente están ahí para engañar al consumidor. Muchos grupos llevan años pidiendo que esos símbolos engañosos sean eliminados.

¿Sorprendido?  Los secretos sucios del “reciclaje” del plástico no acaban ahí.

Los ciudadanos ponemos plástico en los contenedores de reciclaje pensando que serán reciclados en objetos similares. Sin embargo la mayor parte del plástico que ponemos en los contenedores es arrojado al basurero, incinerado, o exportado a países como China.

En 2011 la UE exportó  3.4 millones de toneladas de basura de plástico, sobre todo a China, para ser incinerada aprovechando que las normativas ambientales son más laxas, o para que sea convertida en objetos no reciclables (downcycling), todo ello en condiciones ambientales y de salubridad deplorables. Canadá, EEUU y otros países ricos también exportan sus desechos plásticos a Asia.

En algunos de los países con mayores tasas de “reciclaje” del mundo, como Alemania, más del 50% del plástico que se recupera es quemado directamente en incineradoras, con un terrible impacto  en la salud de las personas y en el medio ambiente.

Mirando todo esto, poner plástico en contenedores especiales no debería llamarse “reciclar”.  Estamos más bien ante un negocio opaco y engañoso, diseñado para que nos quedemos con la conciencia tranquila y sigamos enganchados a los plásticos de usar y tirar, los cuales permiten beneficios millonarios a unos pocos, a costa de la salud y del medio ambiente de todos. (fuentes de datos)

El falso “éxito” del reciclaje en Europa

Años de adoctrinamiento y de un enorme gasto de dinero público han dado lugar  a sofisticados sistemas de recuperación de algunos tipos de plástico (como el PET) en varios países europeos.

La industria menciona estos sistemas como ejemplos de que el reciclaje de plásticos es una solución verdadera y sostenible y los gobiernos les secundan en esta falacia para no tener que dar explicaciones ante los ciudadanos por haberse convertido en basureros al servicio de una de las industrias más poderosas del mundo. Veamos lo que ocurre en realidad.

Según las propias cifras de la industria, en Europa se recuperan sólo en torno al 25% de los plásticos que se producen. Dentro de ese 25%, en términos de residuos generados por los consumidores europeos, en 2011 se recuperaron 14.3 millones de toneladas, un 58%.  Parece que no está mal como cifra, pero ¿a dónde va todo este plástico recuperado? Un 25% de esa cantidad, 3.4 millones de toneladas, se exportan, casi todo a China. (fuentes)

¿ Y qué pasa con el resto?  En países como Alemania o los países nórdicos más de la mitad es quemado en incineradoras. Osea que de cada cuatro plásticos que el consumidor europeo pone en un contenedor “para reciclar”, dos son quemados, y uno exportado a China (donde será quemado o usado en downcycling sin garantías ambientales ni laborales). ¿Y qué pasa con el 25% restante?  Dependiendo del tipo de plástico (¡hay miles!) y del lugar donde sea recuperado, pueden ocurrir tres cosas: que vaya directamente al basurero (lo más normal), que sea convertido en algo no reciclable (textiles, plásticos de baja calidad, etc) o, lo más raro de todo, que efectivamente sea convertido en un objeto parecido y que, que a su vez, sea reciclable de nuevo.  Este porcentaje mínimo residual sería la verdadera tasa de reciclaje real de Europa.  Una realidad  muy diferente a lo que quieren hacernos creer cuando nos animan a “reciclar”.

Esta es la lamentable verdad del reciclaje que nadie, ni los gobiernos, ni la industria, ni los que se lucran con todo esto quieren que sepamos.

¿Qué pasa en los países en vías de desarrollo, donde vive el 85% de la población mundial?

En EEUU el porcentaje de plásticos recuperados (que no es lo mismo que reciclados) frente a los producidos apenas supera el 7%. En Europa es de un 25%. Ya hemos visto que dos tercios de estos plásticos se exportan a países pobres o se incineran, y el resto, salvo una pequeña parte, terminan en los basureros.

Imagina ahora cuáles son los porcentajes de recuperación de plásticos en los países en vías de desarrollo, donde vive el 85% de la población mundial. Estos países se están ahogando en una marea de plástico por carecer de medios para gestionar los desechos generados por la cultura de “usar y tirar”. Además, Europa, EEUU y Canadá exportan millones de toneladas de sus desperdicios de plástico a países más pobres.

Es hora de despertar del espejismo del “reciclaje”

Poner cosas en contenedores de colores nunca será “reciclar” en tanto no existan mecanismos económicos o legales que garanticen un ciclo cerrado para esos productos.

Es hora de tomar decisiones basadas en la realidad de los hechos y en el impacto intolerable de los plásticos sobre el medio ambiente y la salud.  Decisiones que también tengan en cuenta al 85% de la población mundial que vive en países en vías de desarrollo y que se están ahogando en residuos de plástico.

La verdadera solución es usar el sentido común:

Romper con nuestra adicción a los plásticos de usar y tirar. Reducir tanto embalaje redundante e inútil, diseñar productos sostenibles, emplear envases reutilizables, y elegir materiales realmente reciclables, como vidrio, metal y papel.

En lugar de emplear dinero público para convertir a sociedades enteras en gestores de basura al servicio de grandes corporaciones, los propios fabricantes deberían ser los responsables legales del ciclo de vida completo de cada producto, incluso tras la venta.

En la actualidad, los fabricantes en general se  lavan las manos una vez han vendido el producto, y hacen a los ciudadanos y a los gobiernos responsables de gestionar la ingente cantidad de residuos que  generan con sus decisiones insostenibles de embalaje y diseño, a costa de la salud y del medioambiente de todos.

Si los fabricantes fuesen responsables de pagar por los residuos que generan veríamos cambios radicales en la manera que los productos se diseñan, envasan y distribuyen.

En Febrero de 2013 un grupo internacional de científicos hizo una petición formal a los gobernantes de todo el mundo para que el plástico sea declarado residuo tóxico y peligroso.

Ecoportal.net

El Plástico Nata

http://elplasticomata.com/

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