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La hegemonía en el conocimiento: Medios de comunicación y de educación

Por: José María Barroso Tristán

El conocimiento no existe en la nada. Somos los seres humanos quiénes lo creamos, desarrollamos y dejamos constancia de él a través de diferentes canales de comunicación, permitiendo que los saberes descubiertos puedan pervivir a lo largo de la historia y servir como soporte para continuar aumentando nuestro universo epistemológico. No obstante, la vastedad de conocimientos y su variedad de interpretaciones es tan amplia que no existe posibilidad temporal para que la sociedad tenga contacto con todos los conocimientos en su plenitud, por lo que se tiene que discriminar entre ellos cuáles son los más importantes para ser desarrollados y aprendidos por la ciudadanía. Históricamente está selección ha sido realizada por los tres clásicos canales de comunicación del conocimiento, es decir, los medios de comunicación, el sistema educativo y la comunidad (en la que se incluye la familia, la iglesia y el entorno más próximo al individuo). Sin embargo, ¿bajo qué criterios se realiza esta selección?, ¿quiénes son los encargados de realizar esta selección?, ¿qué relación guarda el conocimiento que es expuesto a través de los canales de comunicación con el desarrollo de la sociedad?

Saber es poder. Una manida pero real sentencia, pues durante nuestra experiencia vital vamos adquiriendo conocimientos en base a los cuáles tomamos las decisiones que marcarán el rumbo de nuestras vidas como individuos y el de la sociedad como colectivo. El conocimiento que adquirimos, por tanto, es un elemento fundamental sobre el que nos basamos en el presente para pensar posibles futuros y construir los relatos que delimitarán los campos de acción y sus formas para conseguirlos. El conocimiento posibilita, el desconocimiento imposibilita. Esta es una máxima que tienen muy presente quienes ocupan los espacios de poder político y económico de la sociedad, pues mantener ese poder depende en gran parte de conseguir que el conocimiento que llegue a la población muestre que este sistema es el único válido para el funcionamiento de la sociedad. Controlar el conocimiento equivale a perpetuarse en el poder, en cambio, no tener vías de difusión del conocimiento, o que estas sean marginales, nos empuja a una posición también marginal respecto a la toma de decisiones. Los intereses privados poco tienen que ver con los públicos, por ello es extraño observar que el sector público haya renunciado prácticamente a los diferentes canales de comunicación, dejando, si no todo, por lo menos buena parte, en manos del sector privado. En los medios de comunicación, el sector público apenas cuenta con una parte ínfima del pastel, pero, lo que es más singular, es que en el sistema educativo ha renegado de cualquier posibilidad de disputar su espacio en el campo de lo epistémico. Aunque a priori parezca que el sector público es quién marca las directrices respecto al conocimiento a través de las indicaciones del BOE, en la práctica son las empresas editoriales quienes desarrollan los contenidos y las diferentes interpretaciones que aparecen en ellos, además de marcar las pautas didácticas y metodológicas del sistema educativo a través de los libros escolares. ¿Y a quiénes pertenecen estás editoriales? Siguiendo los datos oficiales de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), las 24 editoriales que están asociadas bajo sus siglas copan el 90% de la producción de libros escolares no universitarios utilizados en España, a las que, por cierto, parece que no les gusta el mercado libre. Indagando un poco más, aunque a primera vista parezca que existe cierta heterogeneidad en estas 24 editoriales, las 13 con mayores niveles de ventas pertenecen a un conjunto bien definido. Grupos empresariales que, junto a los negocios editoriales, controlan medios de comunicación. Entre estos grupos encontramos a PRISA, Hachette Livre, Apollo Global Management, Pearson PLC y a la Iglesia. Además de esta casualidad de compartir intereses en la educación y en los medios de comunicación, estos grupos, excepto la Iglesia, son financiados por las empresas adalides del sistema neoliberal. A saber: PRISA, financiada por empresas como Telefónica, HSBC, Banco Santander, CaixaBank y fondos de inversión extranjeros, los conocidos como fondos buitre, como Adar Capital o Amber Capital; Hachette Livre, que pertenece al grupo Lagardère, el cual conjuga su interés educativo con una de las mayores empresas armamentísticas de Europa, EADS; Apollo Global Management, que bebe económicamente, entre otras, de Citibank y Goldman Sachs; y, finalmente, Pearson PLC, que cuenta entre sus accionistas a BP, Allianz Seguros o Morgan Stanley.

Teniendo en cuenta los datos anteriores y entendiendo el sistema educativo como un pilar fundamental de la sociedad para que exista un equilibrio entre los conocimientos de interés público y privado, no es razonable que la difusión del conocimiento a través del sistema escolar esté de forma hegemónica en manos de grupos empresariales. Grupos que, aunque pueda parecer que tienen intereses diversos por sus posiciones de competencia entre ellos, comparten un interés común, el de mantener un sistema económico que les rinde pingües beneficios y evitar alternativas que puedan disputar su hegemonía. No obstante, este sistema tiene como lógica básica el aumento de los beneficios sin tener en consideración más elementos que los propios de la empresa, es decir, el bienestar de las personas no es precisamente uno de sus objetivos, a menos que este sea un efecto secundario del aumento de sus beneficios, pero en ningún caso la finalidad primaria de sus acciones. Bajo esta consigna, el sistema educativo no es para ellos un espacio que tenga un especial interés para el desarrollo de la sociedad hacia la consecución de sus objetivos de igualdad y justicia social. Más bien al contrario. Mediante la conjugación del control de la producción de libros escolares y de los medios de comunicación, seleccionan y sesgan el conocimiento con la finalidad de mantener las condiciones político-económicas que les permiten conseguir sus objetivos, hacer crecer sus beneficios. Sin embargo, cada uno de los canales juega un papel diferente en la tarea de controlar el conocimiento.

La función principal del sistema educativo, en este aspecto, es la de establecer una base común de conocimiento en la población con la que generar un consenso que legitime el mantenimiento del sistema económico-político como el único válido y racional. Para ello, las editoriales educativas, a través del libro escolar, se han establecido como las protagonistas y directoras de los procesos de enseñanza-aprendizaje, siendo responsables de la selección de los conocimientos presentados y de la forma en cómo nos acercamos a él para su aprendizaje. En primer lugar, mediante las indicaciones que realiza el BOE sobre los contenidos, son las editoriales las que deciden qué conocimientos son seleccionados para desarrollar lo marcado por la legislación, con qué profundidad, bajo qué interpretaciones y las relaciones que se establecen entre los contenidos presentados. De esta manera, y teniendo en consideración a sus financiadores, es evidente que las editoriales no van a incluir entre los conocimientos seleccionados aquellos que relacionan al sistema económico y político imperante con las causas de la desigualdad social, los desastres ambientales o, en definitiva, con las injusticias que el sistema produce. Así, elementos como la acumulación histórica del capital en cada vez menos manos, la responsabilidad de las entidades financieras sobre las crisis económicas que se han repetido históricamente y que recaen sobre los bolsillos de los ciudadanos, la incidencia de la producción empresarial sobre el medio ambiente que está produciendo la deforestación y la desertización del planeta a pasos agigantados, o los intereses económicos existentes en los minerales de países eternamente en guerra, no son contenidos que aparecen en las páginas de los libros escolares. Al mismo tiempo, las miradas críticas, alternativas al sistema o los hechos históricos relacionados con la búsqueda de la justicia social son silenciados o infravalorados en los manuales escolares. La continua lucha feminista por la igualdad de las personas, los logros del movimiento obrero como la consecución de la jornada laboral de 40 horas hace ya 130 años o las propuestas ecológicas para buscar un mundo sustentable, sin que estos ejemplos agoten el repertorio de ausencias, no se presentan como contenidos relevantes a ser estudiados dentro del periodo escolar, sesgando el bagaje epistemológico con el que se educa y, por tanto, limitando las posibilidades de pensamiento para la toma de decisiones de los ciudadanos.

Además de la selección del contenido, las editoriales también estructuran la forma en cómo nos relacionamos con el conocimiento. Los libros escolares están desarrollados bajo una perspectiva conceptualista, mediante la cual aprendemos los conocimientos como definiciones sin que estos tengan una relación práctica con el mundo que vivimos fuera de las aulas. De esta forma, las relaciones de causa y consecuencia que existen entre el sistema económico-político vigente y los elementos estudiados no encuentran espacio de representación en sus páginas, siendo invisibilizadas para evitar una comprensión del mundo más allá de los conceptos puros. Concretizando lo dicho, en la escuela, por ejemplo, se estudian todos los tipos de bosques que existen y sus diferentes características, pero estos aprendizajes no vendrán de la mano de las motivaciones económicas existentes para la deforestación de dichos bosques y las consecuencias que ello trae para el bienestar de la población y el planeta. El conocimiento no son solo los hechos en sí y las informaciones al respecto, sino también la forma en cómo los entendemos y en cómo nos acercamos a ellos. Aislar los aprendizajes que realizamos de las causas y consecuencias que contienen es, evidentemente, una decisión política que solamente beneficia a quien tiene algo que ocultar en ello.

Si desde el sistema educativo la hegemonía epistemológica busca controlar la base común de conocimientos de la sociedad, desde los medios de comunicación realiza, por un lado, la selección de los temas que van a ser puestos en discusión para la opinión pública y, por otro, marca los límites de las perspectivas y discursos que son aceptables al respecto de las cuestiones tratadas. Respecto a los temas que son seleccionados para ser discutidos, los medios de comunicación siguen la misma lógica que las editoriales escolares. Es decir, exaltar los elementos positivos del sistema imperante y silenciar sus elementos negativos, al mismo tiempo que hace lo contrario con las alternativas y/o críticas al sistema, o sea, ignorar o menospreciar sus elementos positivos y engrandecer sus factores perjudiciales. Para ello, una técnica muy común es la de convertir noticias fundamentales que muestran la perversión del sistema en anécdotas, a la par que transformar hechos superfluos de sus enemigos en temas mainstream, reiterándolos en el tiempo y en el espacio mediático, y focalizando la discusión pública. Bajo esta lógica, hemos visto como ha pasado de puntillas por los medios de comunicación la ocultación por parte de Pfizer de que uno de sus medicamentos podría reducir el alzhéimer o la trama creada entre empresarios, medios de comunicación y el Estado para conspirar contra partidos políticos, mientras que ofrecían semanas de informaciónsobre cómo uno de los políticos de los partidos contra los que conspiraron se bebió dos coca-colas o meses sobre una supuesta financiación ilegal del mismo partido. Noticia, esta, creada por la trama nombrada anteriormente y desestimada por la justicia en varias ocasiones. Los grupos de comunicación marcan la agenda pública sobre los temas a ser tratados, pero para conseguirlo no solo hacen falta las noticias, sino también los periodistas, en su gran mayoría tertulianos de medios afines a la ideología sustentada, que aportan interpretaciones alineadas al interés privado y que generan una sensación de que sus opiniones representan al sentido común. Es importante resaltar que, al igual que en el caso específico de las editoriales educativas, en el mundo de la comunicación existen multitud de periódicos, radios o canales de televisión, sin embargo, la mayoría de estas están concentradas en pocas empresas, como el Grupo Planeta, Mediaset y Vocento. De esta manera crean una apariencia de diversidad en la información, cuando la realidad es que los canales de comunicación que se muestran como más neoliberales o como más sociales, como podrían ser el periódico La Razón y la cadena televisiva La Sexta respectivamente, pertenecen al mismo grupo empresarial, Grupo Planeta. Este falso aspecto de diversidad es empleado para, a través de los periodistas y los diferentes canales, situar los límites de hasta dónde pueden ser discutidas las informaciones establecidas por ellos mismos como las importantes para ser debatidas en la sociedad. Todo lo que sobrepase los extremos marcados por los grupos de comunicación será considerado como irracional o intranscendentes al salirse del sentido común establecido por los periodistas.

La hegemonía en los canales de comunicación les permite escoger los referentes de importancia en los diferentes sectores de la sociedad. Por ejemplo, en la economía, el PIB o las indicaciones realizadas por el Fondo Monetario Internacional juegan un papel fundamental y no lo son tanto las tasas de pobreza u otros indicadores económicos más sociales. De la misma manera, en la educación todo gira en torno a los resultados obtenidos en PISA y no sobre el aprendizaje en sí o las propuestas de reforma educativa elaboradas por la comunidad docente. Marcar los centros de gravedad respecto a lo discutido es un poder que consigue desvirtuar toda temática trabajada, ya que la selección de referentes y centrar el debate en sus interpretaciones influye sobre el pensamiento de la población a través de la presencia o ausencia de determinados conocimientos, y es únicamente sobre el conocimiento hecho patente sobre el que se puede reflexionar a la hora de la toma de decisiones. De esta forma, las reclamaciones de la sociedad que no lleguen a estar presente en los medios de comunicación como tema discutido supondrá que permanecerán en la marginalidad y fuera del debate público.

El poder toma decisiones sin presentarse a las elecciones apoyado por el control que ejerce sobre el conocimiento que adoptamos como válido para el periodo educacional de la población y el que nos acompaña durante toda la vida a través de los medios de comunicación. A través de ambos, sistema educativo y medios de comunicación, el poder recorta el conocimiento y lo muestra bajo un patrón ideológico con el que va conformando un tejido de verdadessubjetivas que han sido sesgadas por los intereses de grupos que poco tienen que ver con los de los ciudadanos. Recorta el acceso al conocimiento, limitando las posibilidades de razonar sobre los problemas sociales existentes al invisibilizar hechos que son fundamentales para poder comprender la raíz de esos problemas.

Generar los conocimientos que nos lleven a alcanzar la justicia social en el mundo es una tarea muy importante, pero de nada servirán mientras estos no tengan los canales de comunicación lo suficientemente potentes para que sean conocidos por la mayoría en la población. Las diferentes interpretaciones acerca de los hechos y los conocimientos necesitan tener su digno espacio de representación mediática para que se conviertan en temas de reflexión y discusión pública, y para que encuentren actores sociales capaces de llevar a cabo acciones de relevancia social. Sin embargo, cuando estas ideas chocan con los intereses de los poderes hegemónicos, estos los omitirán de las agendas de los medios de comunicación mainstream. Los mismos medios que, hoy en día, son los únicos capaces de informar a toda la población.

Por ello, entendemos que es necesario pensar en la construcción de organizaciones públicas autónomas, financiadas por el Estado pero independientes respecto a la injerencia de partidos y organizaciones políticas, para que velen por la producción de canales de comunicación del conocimiento potentes, capaces de llegar a toda la población y que contengan un marcado sentido social. Organizaciones públicas que ejerzan de editoriales escolares para la producción de una base común de saberes para la población, que tengan como principal interés la mejora de la sociedad y que permitan poner las bases para iniciar el camino hacia la justicia social. Y, al mismo tiempo, que los medios de comunicación públicos se hagan independientes del partido de gobierno de turno, que conformen equipos de periodistas autónomos capaces de marcar una agenda de discusión pública centrada en los problemas de los ciudadanos y sus posibles soluciones, y que no bailen al son de los intereses económicos que rigen el funcionamiento de la sociedad hoy en día. Una sociedad democrática no puede permitir seguir estando bajo los designios de una oligarquía que ejerce monopolio sobre las principales vías de conocimiento de la sociedad, pues el campo del conocimiento sobre el que nos basamos para tomar las decisiones políticas está compuesto únicamente por una serie de saberes subjetivos que favorecen la consecución de su principal objetivo: la pervivencia de un sistema que aumenta sus beneficios, aunque sea a costa de las personas y del planeta.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-hegemonia-en-el-conocimiento-medios-de-comunicacion-y-de-educacion-2/

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Las virtudes de la desobediencia

Por: Rita Segato

Elizabeth Costello me salva siempre cuando me veo en una situación como ésta. Ya lo ha hecho otras veces eso de venir en mi auxilio, desde el cielo de la literatura donde seguramente se encuentra. La profesora Costello, de mi misma edad, es el Ángel de la Guarda femenino que protege a quienes, como yo, no se sienten felices con las formalidades y circunstancias a que debe curvarse quien sobrevive a costas de una profesión letrada. Lo que a mi me gusta y donde me amparo en el célebre personaje que circula por las novelas de Coetzee no es el tema del cual habla, sino el hecho de que habla de algo a lo cual no ha sido convidada a hablar, es decir, su indisciplina, su fineza indómita, su distracción con relación al protocolo académico que, al parecer, la habría llevado hasta el podio que hoy ocupa. Puede haber sido invitada a hablar, por ejemplo, de la literatura inglesa del siglo XVII, y discurre, ante el desconcierto y decepción del público y la reprobación de su hijo varón, sobre la Vida de los Animales. Lo de Costello conmigo es prácticamente un estado alternativo de consciencia, una posesión: me baja un santo, como se dice en el lenguaje del Candomblé, y ese santo es Costello, a la hora de tener que hablar en circunstancias como ésta. Su política, a mi ver, no es precisamente lo que dice, sino su permanente acto de desobedecer, su distracción de la norma. Esa es mi lectura del divino personaje. Y esa es mi lectura de lo más humano de lo humano: examinar los chips que nos programan, y elegir cuál apagamos, a cuál le damos baja, qué mandato extirpamos de nuestra matrix. A mis estudiantes de Antropología les he preguntado muchas y muchas veces, a lo largo de muchos años, ¿por qué estudiamos cómo la cultura nos hace ser de determinada manera, nos formatea, en lugar de estudiar cómo, a pesar de la cultura a la cual supuestamente “pertenecemos”, cada uno de nosotros puede ser único, irrepetible, diferente. La estrella guía de la humanidad es, precisamente, su capacidad de desvío, capacidad a la cual le debemos nada menos que la historia.

Primera desobediencia:

Es por eso que ando diciendo, entre otras cosas, que una politicidad femenina, por una serie de razones, no puede ser principista, sino pragmática y capaz de improvisar, dirigida a la vida aquí y ahora, a su continuidad y a su esplendor, a pesar de todo o, como decimos, contra viento y marea. Por lo tanto, y para esto,  siempre alimentada por lo que he llamado una “ética de la insatisfacción”, bastidor de toda buena política, pulsión opuesta a la de una ética de la conformidad. Una ética para la cual es más importante ser bueno que actuar bien. Se torna necesario, en ese camino, ser pluralista antes de ser feminista; tener un mundo radicalmente plural como meta histórica. Meta que no puede ser alcanzada ni por el patriarcado ni por el proyecto histórico de las cosas, que es el de la acumulación capitalista, siempre en tensión con el proyecto histórico de los vínculos, el del arraigo comunal. Tampoco podrán validarse ahí, en la meta de un mundo en plural, los monoteísmos dogmáticos, ninguno de ellos. Porque para el patriarcado, el capital y los monoteísmos fundamentalistas hay una única verdad, una única forma del bien, una único dios, una única forma de futuro, una única justicia. Son, de esta forma, monopólicos, regidos por una lógica exclusiva y excluyente. Nuestra lógica, la lógica que permitió sobrevivir a tantos siglos de masacre en nuestro continente, no es una lógica monológica, monopólica, regida por la neurosis de coherencia  y del control, la neurosis monoteísta y blanca de los europeos. Nuestra lógica es trágica, en el sentido de que puede convivir con la inconsistencia, con verdades incompatibles, con la ecuación a y no-a, opuestos y verdaderos ambos, y al mismo tiempo.  Y por lo tanto, siempre, siempre, dotada de la intensidad vital de la desobediencia. Una lógica para-consistente para conservar la vida y garantizarle continuidad y mayor bienestar para más gentes, para mantener el horizonte abierto de la historia sin destino pre-fijado, para mantener el tiempo en movimiento.

Segunda desobediencia:

Me remite a Europa, el continente de la neurosis monoteísta, como le llamo en mi libro Santos e Dáimones (sin traducción al castellano).  El continente de la neurosis de control y del juicio moral sobre el mundo. Y así llego a la otra evocación inevitable al preparar esta incómoda conferencia es el malestar que me causó, 36 años atrás, el discurso de García Marquez, al recibir el premio nobel  en 1982, llamado La soledad de América Latina. El recuerdo de ese vago e incomprensible malestar me acompaña desde entonces,  y solo ahora encuentro el espacio para hablar del mismo ante una audiencia. En aquel tiempo, la palabra eurocentrismo ni rondaba mi cabeza, inclusive porque en esos años yo vivía en Europa. Veamos: García Márquez me parecía decir que América Latina estaba sola porque Europa no la miraba, no la veía, no registraba su existencia y no la comprendía.  Definitivamente me desagradaba, como me sigue desagradando hasta hoy, que el subtexto de su discurso indicaba claramente la convicción del autor de que solo en el ojo de Europa era posible que nuestro continente alcanzara su existencia plena. ¿Será que un ser para otro es nuestro destino? Sería problemático, porque para ser para el otro eficazmente /con eficiencia es necesario que de ese otro aprendiéramos a ser. Con los años, y con los vocabularios a que fui teniendo acceso, ese malestar se fue transformando en consciencia. Una consciencia que me permite hoy hablarles, como gente del libro que son, de nuestro tema: la circulación de la palabra y la forma de la palabra.

Como afirmé hace unos veinte días en el Museo Pompidou de Paris, en una reunión con directores de museos de Europa en la que se me propuso responder una pregunta importante, inteligente, muy poco habitual: ¿Cómo incide en Europa el eurocentrismo?, es Europa la que esta sola. Se mira en el espejo narcísico de sus museos, pero carece del verdadero espejo, el que puede ejercer resistencia y mostrarle los defectos, pues esos objetos no pueden devolverle la mirada. Europa carece de ese potente utensilio femenino que es el “espejito, espejito” de la Reina Mala de los cuentos: no ve su defecto en el reflejo que podrían brindarle los ojos de los otros, porque al otro lo tiene solamente atesorado en la vitrina de su poder colonial. La visita al Museo Chirac en el Quai  de Branly me confirmó esa impresión, pues no vi otra cosa allí que “belleza encarcelada”, objetos retirados de su destino propio, de su lecho histórico, del paisaje en el que vivían arraigados. Desde allí hubieran podido seguir su camino e irradiar su influencia. Lo mismo pasa con los libros.

Nosotros, según García Márquez, necesitamos vernos en el ojo de Europa, en los libros de Europa, para no estar solos. Sin embargo, no registra que Europa siquiera percibe su soledad, soledad que la ha ido llevando lentamente hacia una decadencia de su imaginación creadora, la que en otro tiempo nos deslumbró, y a un tedio insoportable.

Tercera desobediencia:

Desesperaba a mis maestras, maestras de elite, en el Lenguas Vivas Juán Ramón Fernández de mi infancia, cuando nunca jamás, desde los seis años, en hipótesis alguna, acepté escribir mis redacciones en el modo del tú, y del háces en lugar del  hacés.  Así como continúo hasta hoy con la ardua tarea de modificar el corrector de lengua, todo el tiempo, a cada línea, para poner un acento en la i de decíme,  en la i de veníte,  en la e y en la a de si querés pasá por mi casa. A contracorriente de la conformidad, en desobediencia. Más tarde aparecería mi amado Arguedas, con su lengua quechua en español, con sus inflexiones del quechua en la lengua sobre-impuesta, su verdadero secuestro del castellano para decir lo que deseaba y era necesario decir:  que era el indio quien llevaba la bandera de la historia y de la soberanía en nuestro continente.

Así como Polanyi ha hablado de  la economía arraigada destruida por el capitalismo, necesitamos hablar de un arraigo de la palabra de su camino re-existente a pesar de la instituciones y en los gestos verbales de la gente.

Cuarta desobediencia:

El 7/08/2018, a las 19:12, Juan Pérez (nombre ficticio) de la muy prestigiosa editorial  española La Eterna (nombre ficticio) escribió:

Estimada Sra. Segato, 

Mi nombre es Juan Pérez y soy el editor de Ediciones La Eterna. Solo quería ponerme en contacto con usted para invitarla cordialmente a incorporarse de alguna forma a nuestro fondo editorial.

Su trabajo crítico me parece una joya intelectual que debería ser conocido y leído en todo el mundo. En España, por ejemplo, no llega con facilidad.

Por supuesto, sé que espacios editoriales para publicar no le faltan, muy concretamente Prometeo, con quien trabaja de forma continuada. 

Aun conociendo esta situación, me permito invitarla desde la admiración de su trabajo.

Un cordial saludo,  

Juan Pérez

Editor Senior

Madrid (España)

De: Rita Segato [mailto:ritalsegato@gmail.com] 

Enviado el: viernes, 10 de agosto de 2018 3:13

Para: Juan Pérez

Asunto: Re: Ediciones La Eterna

Estimado Juan, le agradezco mucho los términos de su mensaje. Es estimulante saber que el esfuerzo de uno es apreciado, y sobre todo por un editor de una editorial tan prestigiosa. Pero creo que me va a entender si le digo que, como sabe, escribo desde la perspectiva de la Colonialidad del Poder y también del Saber. Mi perspectiva es crítica con relación al eurocentrismo, que no es otra cosa que un racismo aplicado a los saberes y productos de quienes habitamos y trabajamos en estas costas, en este lado de acá del mar, en un paisaje marcado y demarcado por el proceso colonial, que perdura hasta el presente. Entonces, yo tengo un editor, que es el primero que me tendió la mano en 2003, cuando deseaba retornar a mi país y nadie me conocía en Argentina. Lo estimo y me ha ayudado en una serie de situaciones de vida que fueron difíciles. Publico con él en español, de la misma manera que publicaría con uds. Sin embargo, por el hecho de que La Eterna queda del lado de allá del mar, la distribución es más fácil en todo el universo de los lectores en lengua española, y aunque mucho me alegró su mensaje, no me es posible concordar con eso, curvarme a eso, reconciliarme con eso. Se puede entender, verdad? Soy terca como una mula, lo sé. Pero es que me duele saber que un editor de América Latina no tiene las mismas facilidades para circular que una editorial española. Lo único que se me ocurre, entonces, es sugerirle que establezca una colaboración de algún tipo con mi editorial, Prometeo, para que entre las dos en asociación editen próximamente algo mío…. Qué le parece esa idea? 

Sea cual sea su respuesta, le mando un abrazo y mi sincero agradecimiento por el aprecio hacia mi obra. 

Rita

De: Juan Pérez  

Asunto: RE: Ediciones La Eterna

Enviado el: viernes, 13 de agosto de 2018 12:22:11 GMT-3

Para: Rita Segato

Estimada amiga,

Lo entiendo perfectamente, por supuesto. Debo decir que me reconforta encontrar una intelectual que es consecuente con su discurso (eso no siempre pasa)…..

Juan Pérez

Editor Senior

Madrid (España)

Cito este intercambio con el editor Senior de una muy apreciada y por demás respetable editorial peninsular por su gran elegancia y el respeto mutuo, personal, que se revela entre el corresponsal que representa el interés de la empresa y yo, como su interlocutora. Se trata de una entre diversas invitaciones a publicar en editoriales globales que he recibido, todas declinadas por la razones que le expongo a Juan Pérez. Básicamente, como me decía en estos días mi querida Claudia Schwartz, que se crió entre los anaqueles de Fausto y ahora edita poesía con gran dificultad en Leviatán: ¿Por qué no puedo conseguir un libro de Chile, por qué no puedo conseguir un libro de Uruguay? ¿ Por qué no puedo acceder a autores de esos países desde Argentina, si no a través de España?

La verdad es que la dictadura persiguió a grandes libreros argentinos y destruyó el gran parque editorial que teníamos por medio de la persecución política, y Menem terminó el trabajo por la total desprotección en que dejó a la industria editorial argentina, que gozaba de gran prestigio en el mundo de habla castellana por su incontestable calidad. Honorables empresarios libreros persistieron y o surgieron para intentar resucitar lo perdido…  Otros murieron de tristeza, como el padre de Claudia, con el cierre final de sus librerías Fausto y de su editorial, Siglo XX, en una supuesta “democracia” que, apenas recuperada, sucumbió a la colonialidad del poder y del saber. Las editoriales españolas compraron las editoriales de textos y manuales escolares, beneficiándose con el know-how ya existente en el país, y amenazaron así la belleza y el valor del pluralismo de la lengua y los modos de decir del arraigo argentino. Lloro por eso: era hermosa la Argentina de Fausto. Como es insubstituible la Argentina del Centro Editor de América Latina. El valor y meta histórica de un mundo en plural quedó así en situación muy frágil, en un proceso no muy diferente a lo que se dio con los sellos globales de grabadoras musicales, que compraron la música del mundo y la “ecualizaron” en un “world music” pasteurizado y rápidamente obsolescente. Quiero rendir homenaje aquí a los editores que sobrevivieron aquel tiempo destrucción y a las que comenzaron después de la ruina: Corregidor, Coligue, de la Flor, Biblos, Manantial, Lugar editorial, Espacio Editorial, Homo Sapiens,  Pequeño Editor, Prometeo, Godot, Leviatán. Y discúlpenme si no he conseguido nombrar todas, o si alguna de las que nombré ya ha perecido.

Quiero que se entienda que no se trata del valor del patriotismo; se trata, sí, del valor del pluralismo.

Quinta desobediencia:

Nombremos nosotros. Demos los nombres. No le pasemos el mensaje a los jóvenes, como hacemos generalmente, de que vienen a la escuela, a la universidad, meramente para aprender. Porque ese aprender se refiere automáticamente a un aprender lo ya pensado, y por debajo de ese ya pensado contrabandeamos inevitablemente la idea de lo ya pensado en otro lugar. La faena del intelectual es la producción y donación de nombres. Lo aprendí de mi amado maestro Aníbal Quijano. Autoría viene de autorizar. Son dos términos profundamente emparentados. Pensemos desde acá, no deleguemos a que nos piensen el mundo en que vivimos desde afuera.

Nos pasa a nosotros, y le pasa a España también. Al igual que nuestro continente, se encuentra del lado del consumo y la aplicación de categorías teóricas, no a su formulación. No nos engañemos… Le pasa a ese país tan tristemente colonial y  criollo como nosotros que es España, una nación que se conquistó a sí misma y siguió por el lado de acá, sin solución de continuidad, en el mismo año, 1492. La lengua española es numerosa, pero no es hegemónica. No produce un pensamiento teórico destinado a atravesar la Gran Frontera Global desde el Sur hacia el Norte. Libros editados acá por grandes conglomerados de editoriales destinadas al lucro global no son catapultados a las lenguas en las que las ideas alcanzan circulación e influencia planetaria. La reserva de mercado del Norte sobre lo que bien podríamos llamar “patentes” en el campo de las Humanidades es cerrado, inexpugnable.  Porque, no nos equivoquemos: es el campo de las Humanidades, con su usina de palabras, su poiesis de conceptos, lo que da forma al futuro de la historia.  Es por eso que se encuentra en manos de pocos, pocos que no están por aquí, la llave del camino de las Humanidades que cierra la puerta de esa circulación planetaria a los conceptos teóricos acuñados en nuestra lengua, con soberanía y autonomía, desde acá mismo, desde el suelo en que nuestros pies se asientan.

Sexta desobediencia:

Junto a la valla que se erige para que nuestras palabras no atraviesen, también se levanta un cerco inexpugnable para impedir el atravesamiento del estilo de escribir. La tecnología del libro de la academia del Norte se nos impone en las universidades. No nos curvemos a esa tecnología del texto originaria de una época en que la información, por su escasez, era un problema, y era un problema que las universidades del Norte imperial no tenían. Un texto o un libro eran la forma de exhibir el acceso a la información, el poder que significaba acceder a esa información. Hoy la información es un problema también, pero de signo opuesto. Estamos asfixiados en información, por eso lo que importa es la capacidad de elegir una ruta autoral en el fardo informativo que nos aplasta. Lo importante es desarrollar la habilidad de identificar lo que existe a nuestro alrededor sin ser nombrado y no abdicar del ensayo, que es nuestra forma de argumentar. No abandonemos el ensayo: el “yo digo”. La voz del ensayista es inexorablemente una voz autoral, que no se esconde por detrás de la coartada del fichaje. Tengamos en cuenta que la verdad es un acuerdo entre interlocutores. Los nombres bien encontrados son como pergaminos en botellas arrojadas al mar que llegan a destino. Puedo afirmar que sencillamente me consta.

Séptima desobediencia:

Construyamos nuestra propia desobediencia. No confundamos el Ni una Menos con el Me Too, y no nos enredemos en su tensión con el Manifiesto de las intelectuales francesas. Cada movimiento y cada feminismo solo puede ser construido con los elementos de su propia historia. En la disputa entre el feminismo anglo y el francés, yo leo claves de dos historias de la conyugalidad, dos formas de la sexualidad y el amor instaladas por civilizaciones y líricas diferentes, como lo ha hecho notar hace tiempo ya Peter Gay y también Josefina Pimenta Lobato. Están en juego allí dos modelos del amor, el anglosajón y el francés.

En lo que al Ni una Menos respecta, recordemos que existe sí una colonialidad al interior de los movimientos sociales. Esa colonialidad suele traicionarnos y desorientarnos. El Me Too, con su raíz en el  feminismo pilgrim norteamericano, se dirige y le hace señas a la paternidad del Estado, a un tercero como árbitro indispensable de las relaciones, a un abogado en la almohada, posiblemente como única herramienta en un mundo de individualismo a ultranza. Mientras el Me Too le habla al Estado, el Ni una Menos le habla a un nosotras y nosotros, le habla a una sociedad.

Nuestro feminismo pertenece a un mundo en el que aun en las metrópolis blanqueadas la vincularidad es vital y puede y debe ser conservada por el amparo que nos brinda y la felicidad que nos trae. Un mundo en el que se han preservado jirones de comunidad. Estoy convencida de que no debemos delegar el arbitraje de nuestra vida erótica a un tercero.

Todavía creo que la gestión del deseo debe ser posible en nuestro mundo cuerpo a cuerpo, cara a cara, y que debemos luchar por eso, creando las condiciones para que sea posible. Para eso habrá que trabajar arduamente sobre las relaciones de poder en el campo del trabajo y del estudio, en los cuales la jerarquía es decisiva y el patriarcado se manifiesta con más saña, y regenerar las estructuras comunales capaces de vigilar y cuidar la forma en que llevan la vida las personas. El resto corre por cuenta de desmontar el orden político patriarcal, e inaugurar una nueva era de la historia. Vamos claramente hacia allá.

Epílogo. La Octava

¡Abajo el mandato de masculinidad!

¡Por el derecho de los pueblos a sus territorios y a su estilo de vida en el arraigo comunal!

¡Sí al aborto legal, seguro y gratuito!

¡Ni una menos!

¡Justicia para Sabina Garnica, niña de 11 años habitante del barrio Virgen Desatanudos de La Rioja y entusiasmada militante de La Garganta Poderosa, violada y asesinada el 14 de abril!

¡Ni una trabajadora de prensa menos!

¡Reconocimiento para los bachilleratos populares!

¡Por un mundo radicalmente plural!

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Niñez: ¿Costo u oportunidad?

Por: Carolina Vásquez Araya

Sin una niñez bien alimentada, tarde o temprano todos sufrirán hambre.

La niñez y la juventud representan la renovación indispensable para garantizar la permanencia y transmisión de valores, tradiciones y ese complejo legado cultural que conforma el patrimonio intangible de una nación. Sin esa dinámica de cambio generacional resulta imposible conservar el equilibrio del tejido social y, más importante aún, las capacidades de crecimiento y desarrollo para una sociedad cuyo principal recurso es el aporte productivo y creativo de sus integrantes. Sin embargo, en la mayoría de países latinoamericanos regidos por sistemas basados en un modelo de economía de mercado, la niñez ha pasado a convertirse en un renglón pasivo sin incidencia alguna en los programas políticos.

En países como Brasil y Chile, en donde el sector económico tiene el poder de decidir sobre un asunto tan sensible y alejado de su territorio como la educación, ha quedado en evidencia el dramático desequilibrio en las prioridades cuando se trata de los derechos inalienables de la niñez y la juventud. Con el cierre de establecimientos educativos “no productivos” y la eliminación de materias del pensum escolar por “no ser relevantes” como ha sucedido en Chile con la asignatura de Historia, se transparentan las intenciones de esos sectores poderosos cuyos intereses se contraponen de manera frontal con el desarrollo de una sociedad ilustrada, capaz de ejercer una ciudadanía fuerte y responsable.

Eso que sucede en dos naciones con algunos pasos más en la vía del desarrollo se repite en países mucho menos avanzados, en donde incluso se reduce la inversión estatal para fortalecer a otros sectores de mayor poder político, como sucede en Guatemala con las fuerzas armadas. La negligencia en el trato del tema educativo ha sido, en este país centroamericano, una política de Estado desde hace muchas décadas. Con el cierre de institutos vocacionales y el abandono de la red de escuelas públicas, la niñez guatemalteca carente de recursos –la abrumadora mayoría- es sometida a enfrentar las peores condiciones para tener acceso a una educación mediocre y sin mayores perspectivas.

Es evidente la intención detrás de esta “no-política educativa”: La creación de un contingente de seres humanos carentes de herramientas para progresar en el ambiente laboral de manera digna; un gran reservorio de esclavos cuyas opciones quedan reducidas a un salario de miseria o al desempleo. Un relevo generacional pobre y desprovisto de capacidades intelectuales debido a la desnutrición crónica, apto únicamente para las labores más duras en situación de explotación. Todo lo cual proporciona la excusa perfecta para mantener el sistema con la farsa de que para dar empleo es preciso flexibilizar las leyes laborales. Este cuadro tan poco promisorio es el sello de identidad de Guatemala, un país que pudo ser ejemplo positivo para el resto de la región.

El maltrato hacia la niñez y la pérdida de derechos de este sector tan importante se refleja no solo en la educación, también en la privación de recursos para el desarrollo de sus comunidades y en la falta de inversión pública en áreas como la infraestructura vial, la red de hospitales y centros de salud o en la raquítica presencia del Estado en áreas rurales, cuya incidencia en la mayor o menor calidad de vida de la población toca a todos sus integrantes.

Invertir en la niñez es invertir en el futuro de la nación; un axioma repetido hasta el cansancio. Sin embargo, quienes tienen el control del Estado y sus instituciones se han empecinado en colocar a este gran segmento poblacional en la columna de los costos. Caro pagará el país por esta manipulación del valor de la niñez y por no darle el trato que merece.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/ninez-costo-u-oportunidad/

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Aviso a los padres: en el parque también se educa

Por: Rafael Guerrero

Sobreprotección, compartir juguetes y otros aspectos sociales que debemos tener en cuenta o evitar cuando nuestros hijos disfrutan de su tiempo libre

El juego es el lenguaje natural de los niños. Una parte importante de sus necesidades de contenido emocional y social se cubren mediante el juego: aprenden a identificar y gestionar sus emociones, asumir el rol que les corresponde como niños, aprender normas y límites, establecer turnos en las conversaciones y en la utilización de los juguetes, aprender a respetar a los demás, valorar las diferencias entre las personas, favorecer su autonomía, aumentar su sentido de pertenencia, etc. Pero claro, todo esto se consigue con ayuda de las figuras de apego que están pendientes de ellos. Para que haya un correcto desarrollo de la personalidad y la sociabilidad de nuestros hijos, es imprescindible que nuestros hijos se relacionen tanto con nosotros como con sus iguales. Son como las dos caras de una misma moneda. Tan necesario para su desarrollo es relacionarse con sus padres (adultos) como con sus amigos y compañeros de colegio (grupo de iguales).

Los parques son lugares ideales para desarrollar todas estas habilidades sociales y emocionales que acabamos de mencionar, pero ¿acaso son todo buenas noticias las que ocurren en los parques infantiles? Parece ser que no. Si todos los padres cumpliéramos de manera religiosa con nuestras funciones, los parques serían un lugar idóneo para entrenar a nuestros hijos en muchas de las habilidades que deben adquirir. Y yo me pregunto: ¿por qué los parques infantiles sacan, en ocasiones, lo peor de los padres? Son como la jungla, en donde cada uno hace la guerra por su lado. Si hiciéramos un ejercicio de sinceridad, ¿realmente estamos cumpliendo con nuestras obligaciones cuando dejamos a nuestros hijos jugar y relacionarse en el parque? ¿Cuál es realmente nuestra función? Podríamos resumir en dos las funciones que los padres debemos cubrir a nuestros hijos en los parques: por un lado fomentar su curiosidad, su necesidad de exploración y de aprender a ser lo más autónomos posibles y, por otro lado, proteger y calmar a nuestros hijos ante el miedo, el conflicto y otras emociones desagradables. ¿Os habéis dado cuenta como los niños que están llorando buscan con la mirada a sus padres para ser protegidos y atendidos? En ocasiones los padres están físicamente tan distanciados de sus hijos que cuando estos lloran por una disputa, no pueden ser calmados y tranquilizados por ellos. Siempre he creído que los padres deberíamos ser en los parques como los coches de choque. Tendríamos que llevar un palo en nuestra espalda con una banderita de un color que coincida con el color de nuestro hijo, de tal manera que sea sencillo poder identificar quien es el padre o madre del niño que ha entrado en crisis. Solo así podemos actuar de manera rápida. En ocasiones veo niños llorando en el parque que buscan desesperadamente a sus padres y por más que trato de averiguar quiénes son sus progenitores, no lo consigo. Me da la sensación que algunos padres van a los parques a descansar y a hablar más que a educar a sus hijos, porque aún en el juego seguimos educando a nuestros hijos. Recordemos que para educar a un niño hace falta la tribu entera.

Un capítulo aparte merece el polémico tema de compartir los juguetes. ¿Por qué obligamos a nuestros hijos a que compartan todos sus juguetes? ¿Acaso obligas a tu marido o tu mujer a que comparta el móvil con los demás? ¿Y el coche? ¿Y tu casa? Pero si está muy bien compartir, ¿no? En mi opinión, no estamos respetando en absoluto a nuestros hijos. Si no quieren compartir, están en su pleno derecho. Eso sí, hay que ser consecuentes, en el sentido de que si tú no sueles compartir es posible que en un futuro no quieren compartir contigo. Hay que respetar sus decisiones pero también hay que invitarles a ser consecuentes, a que piensen en el futuro y en cómo se pueden sentir sus amigos si no comparte con ellos, pero respetando al cien por cien su decisión. Debemos educar también en el respeto hacia aquello que no es tuyo. El otro día en un parque un niño de unos dos años le cogió sin permiso la bicicleta a mi hijo mientras este último jugaba en la arena. Como los padres no estaban atentos a su hijo, me tocó a mí educar al suyo. ¿Qué hacer ante esta situación? Yo lo tengo claro. Le pregunté al niño si le había pedido permiso al dueño de la bicicleta. Al decirme que no, le recomendé que lo hiciera. Una vez que el niño se encamina a pedir permiso al propietario, ya delego en ellos lo que puedan acordar. Ojo, estas situaciones no son culpa del niño sino responsabilidad de los padres, pero como estos últimos no estaban en primera línea, me tocó a mí actuar. Entiendo perfectamente que los niños pequeños son, por naturaleza, impulsivos y no vienen de serie con estos extras. Considero que es importante que los niños entiendan que si no son dueños de algo que quieren, deben pedir permiso al propietario, y en caso de que no lo encuentren, no podrán utilizarlo. Es una cuestión de educación y de valores. ¿Por qué en estas situaciones nos tenemos que ocupar de la educación de los demás niños del parque? Considero que debemos hacerlo por el bien de todos los niños que están en ese momento en el parque; de nuestros hijos y del resto.

Tengamos muy presente que los niños son libres de poder dejar o no dejar sus juguetes a quienes consideren. Y subrayo niños. En ningún momento digo “padres”. Recuerdo que hace unas semanas en la piscina de nuestra comunidad mi hijo de casi tres años me dijo que había un dinosaurio de un amigo suyo que quería coger. Le dije que no podía jugar con él a menos que le preguntara a su dueño si le daba permiso para poder jugar con el dinosaurio. En ese momento, el padre del dueño del dinosaurio, que había escuchado nuestra conversación, le dio permiso a mi hijo a coger el dinosaurio: “Yo que soy su padre, te dejo que lo cojas”. Yo insistí, prudentemente, en pedir permiso al dueño y no al padre del dueño. Cuál fue nuestra sorpresa cuando fuimos a buscar al propietario del dinosaurio de goma y al preguntarle mi hijo si podía coger el muñeco su respuesta fue negativa. Moraleja: pide siempre permiso al propietario y no te dejes llevar por las decisiones de sus padres. En esta materia, ellos llevan el timón.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/17/mamas_papas/1563359176_688024.html

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Estas mujeres no quieren que les digan cómo ser feministas

18 Julio 2019/Fuente: El país

Cuatro mujeres de distinto origen, religión, raza, identidad de género y orientación sexual explican por qué creen que el movimiento no incluye sus reclamos

Hay algo que une a las cuatro protagonistas de esta historia: todas son feministas, pero no sienten que el movimiento las represente. O al menos no por completo. En su vida diaria no las discriminan solo por ser mujeres, sino también por ser migrantes, no ser blancas o tener una orientación sexual diferente. Consideran que el feminismo debe tener en cuenta estas cuestiones para abarcar las problemáticas de todas las mujeres. “No se nos escucha y se nos dice cómo tiene que ser nuestro feminismo”, dice la profesora Zenib Laari.

El debate no es nuevo. Ya en los años 80, la activista Angela Davis publicó el libro Mujeres, raza y clase que criticaba cómo el movimiento feminista dejaba sistemáticamente fuera a las mujeres afroamericanas y de clase baja. Y en las últimas semanas el fraccionamiento del feminismo ha vuelto a estar de actualidad en España. Durante unas charlas organizadas por la escuela feminista Rosario Acuña en Gijón, la filósofa Amelia Valcárcel afirmó que la teoría queer es un “troyano” que puede destruir la lucha por la igualdad de las mujeres. En seguida, la FELGTB la acusó de marginar a las mujeres transexuales de la lucha feminista. Días después, la secretaria de Igualdad del PSOE y vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, aseguró que el feminismo «no» es de «todas» sino que está vinculado al pensamiento socialista.

La interseccionalidad es una forma de abordar este problema. El término, acuñado por la profesora de la Universidad de Columbia (EE UU) Kimberlé Williams Crenshaw, contempla que una mujer puede estar oprimida por distintos elementos. La profesora lo ejemplifica con una imagen muy concreta. Para ella, el racismo, el sexismo, el clasismo o la homofobia son ejes que atraviesan nuestra cultura. “Pensad en calles que van del norte al sur y del este al oeste y que el tráfico es la discriminación que las atraviesa. Algunas personas viven en esas intersecciones”. El problema se agrava cuando los movimientos sociales que apelan a esas personas solo tienen en cuenta una de esas intersecciones y obvian las demás.

Hay un momento clave en el que el feminismo se fraccionó, para la artista y miembro de Afrogalegas Artemisa Semedo. Cuando a principios de los años veinte las sufragistas lograron el derecho a voto para la mujer en EE UU, las afroamericanas quedaron fuera. “Ese voto solo lo lograron las mujeres blancas y de clase media. Cuando las feministas negras aún estaban luchando por el reconocimiento de sus derechos básicos”, afirma Semedo. Y tuvieron que esperar 45 años más para que se eliminara la limitación del derecho a voto de los negros. Para retratar ese comienzo del afrofeminismo, la publicista Georgina Marcelino emplea la célebre frase de la activista negra Sojourner Truth: “¿Acaso no soy yo una mujer?”.

Tanto Georgina como Semedo creen que esa división sigue presente en el feminismo. Ninguna de las dos acudió a la manifestación del 8 de marzo porque sintieron que su presencia era requerida por distintos grupos feministas de una manera superficial. “Nos invitaron a participar a última hora, para darle un toque de color a la marcha, pero no nos escucharon”, explica Semedo. A Artemisa le habría gustado explicar que no se enfrenta a los mismos problemas una mujer española de clase media que una mujer migrante, negra, de clase baja, que no es heterosexual. Y a Georgina, que hace unas semanas moderó una mesa de debate en el Festival Antirracista que trataba este tema, le habría gustado entender por qué, mientras algunas mujeres iban a la marcha, muchas de las que limpiaban sus casas y cuidaban a sus hijos no pudieron hacer paro.

Ana María Pérez del Campo, feminista pionera durante el franquismo y la transición, cree que el feminismo lucha contra la desigualdad con independencia de que la mujer sea pobre, rica, blanca o negra. «Las mujeres tenemos la lucha perdida desde que nacimos. Y dar la batalla es tener la capacidad de unirnos». Admite que el feminismo aún no ha conquistado derechos al mismo nivel para todas las mujeres. «Ahí esta la razón para seguir luchando por la igualdad», remata. Para Lola Pérez, sexóloga y feminista, la crítica de las mujeres pertenecientes a las minorías es lícita. «Las feministas que están en el poder están muy cómodas en sus sillones y a veces no les interesa tener en cuenta a otras mujeres», explica.

Zenib Laari, hija de marroquíes, señala que el feminismo hegemónico no da cabida a las mujeres árabes y/o musulmanas. “No nos escuchan y nos dicen cómo tiene que ser nuestro feminismo”. Un punto de controversia entre ambos feminismos es el uso del hiyab o velo islámico. Algunas feministas, como la argelina Wassyla Tamzali, creen que llevar velo y ser feminista es incompatible. Y para Zenib, existe más de un único motivo para portar el velo. “Muchas veces, en Europa, las mujeres musulmanas lo usan como un símbolo de identidad por el que sufrimos discriminación pero que dice qué somos y qué queremos ser”. Aunque Zenib no lo usa normalmente, fue con velo a la marcha del 8M para demandar un feminismo interseccional.

Otro de los motivos que la llevó a reflexionar sobre el alejamiento entre el feminismo y la comunidad árabe fue el caso de la denuncia de abuso sexual y explotación laboral de las temporeras marroquíes en los campos de la fresa de Huelva. «No se le dio la importancia que debía porque eran mujeres analfabetas, migrantes y pobres», sentencia.

Fabiana Castro, una migrante mexicana y transexual, explica que su activismo se centra en buscar aliadas. Pese a que denuncia que en múltiples ocasiones ha sido excluida por no ser considerada mujer, o no se ha tenido en cuenta su realidad como mujer latina y migrante, cree firmemente en la sororidad como motor de progreso en los derechos de todas. “Si se usan nuestras interseccionalidades como pretexto para apartarse, muy difícilmente vamos a cambiar el mundo”.

Las cuatro coinciden en que el techo de cristal es un concepto que no les atañe a las mujeres ‘racializadas’ porque para poder llegar a puestos de responsabilidad, primero tienen que resolver asuntos básicos como el acceso a la vivienda, a un puesto de trabajo o a una regularización administrativa. Fabiana Castro cuenta que las mujeres transexuales tienen una tasa elevada de paro. Aunque ella estudió Ciencias de la Comunicación en su país, en España trabaja esporádicamente como limpiadora y en alguna ocasión se ha visto obligada a ejercer la prostitución. “Algunas mujeres blancas, frente al techo de cristal, están en el suelo. Nosotras estamos una serie de sótanos por debajo del suelo”, concluye Marcelino.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/07/15/actualidad/1563209191_774437.html

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¿Adoctrinar o educar?

Por: Yesid González Perdomo

Si de algo somos culpables los docentes es de enseñar a dudar, dudar de los padres, de la iglesia, del partido, del Estado, de los medios de comunicación, dudar al mejor estilo cartesiano sin ser dogmáticos.

Las buenas gentes del pueblo

han escrito al ministerio

y dicen que no está claro

como piensa este maestro

dicen que lee con los niños

lo que escribió un tal Machado

que anduvo por estos vagos

antes de ser exilado.

El Maestro (fragmento)

Patxi Andion

Un cambio de gobierno no es únicamente el canje de una persona por otra, es todo un redireccionamiento de las políticas Estatales y su relacionamiento con la sociedad, es la consolidación de un proyecto de nación, que para Colombia lastimosamente no existe por la mezquindan de nuestros gobernantes. La actual campaña de desprestigio en contra de la educación pública, los maestros/as y el sindicato no es una casualidad e intentaré explicar brevemente como esta situación es algo planeado y con unos objetivos bien concretos a favor del partido de gobierno.

El día  2 de febrero el senador por el Centro Democrático Fernando Araujo publicó en Twitter el Hashtag:  acompañado de una fotografía del ex candidato presidencial y líder del movimiento Colombia Humana Gustavo Petro, cuando éste participaba en un seminario de formación  de FECODE, días después el Ex presidente y ahora  trinó en contra de la Federación por un comunicado en dónde se solicitaba respeto por la soberanía nacional colombiana, cuando estaba en pleno furor el murmullo de la llegada de tropas extranjeras, y por la no injerencia de nuestro Estado en los asuntos internos del hermano país de Venezuela.

Sumado a esto, empezaron a circular algunos videos aislados, individuales y no orientados por la Federación que mostraban efectivamente una evidente manipulación de un adulto para que los niños y niñas dijeran efectivamente lo que este quería; sin embargo, no es claro que fue un docente el adoctrinador, y si lo fuera, este estaría incurriendo en delitos que están enmarcados en el código penal, código disciplinario único y código de infancia y adolescencia.

Así pues, tanto el senador como el expresidente proponen con sus trinos una guerra mediática abierta en contra del magisterio, utilizan su poder político para adoctrinar a sus bases. Como profesor de sociales entiendo profundamente la injerencia de Colombia en la situación venezolana, a pesar que el ex presidente  señale que el sindicato apoya las dictaduras nunca lo hemos escuchado referirse al caso Arabia Saudita, solo por poner un ejemplo de una monarquía autoritaria que es apoyada por los Estados Unidos, digamos que hace parte de la postura política del Centro Democrático que  acomoda sus normas  morales de acuerdo a sus intereses y prioridades.

Lo cierto, es que la crisis Venezolana tiene varias aristas más allá de las que le interesa al ciudadano de a pie, podríamos plantear que con el proceso de paz el Centro Democrático se quedó sin discurso, encontrando en el vecino la distracción perfecta para evadir la atención de los asuntos sustanciales de la nación hoy, como la discusión por la aprobación del PND, pero también ha resucitado la popularidad del presidente con las acciones del ELN, esta coyuntura catapultó la mala imagen de Iván Duque, tambores de guerra volvieron a sonar y muchos se alegraron porque veían  como su negocio se salvaba ad portas del fin.

Ahora bien, para nadie es un secreto que tanto los estudiantes universitarios como los maestros, junto a los campesinos, indígenas y otro par de sectores en el país, son la piedra en el zapato para que este gobierno avance en sus políticas sin ningún tropiezo, ya lo demostraron los universitarios el año pasado, los maestros el antepasado y los campesinos en el 2015.

En ese orden de ideas, el partido de gobierno tiene un plan para desprestigiar estos y otros sectores sociales que históricamente han confrontado los malos gobiernos, al mejor estilo del seudo fascismo latinoamericano, tan de boga hoy, la hoja de ruta que ciegamente sigue el uribismo la traza Brasil, , conservador, ultraderechista, ex militar, homófobo, racista y permisivo con la tortura, plantea en algunas líneas generales lo siguiente:

– Permitir armar a los ciudadanos.

– Impunidad frente al exceso de fuerza por las FF.AA.

– Campos de concentración para migrantes venezolanos.

– Escuelas sin partido.

Simultáneamente en Colombia y en extraña coincidencia con el programa de Bolsonaro se ha discutido la restricción de armas manteniendo dudosas excepciones para las “personas de bien”, el senador José Obdulio Gaviria afirmó en una entrevista en la W radio: “Yo soy amante del ESMAD, son absolutamente necesarios para controlar las manifestaciones”, a pesar de tener múltiples denuncias por violaciones a los derechos humano,  sin contar las agresiones en el último paro universitario que le costó el ojo a un estudiante de música de la universidad del Cauca.

Frente al caso Venezuela, ,  es difícil detectar cuántos de esos seres humanos tienen conexiones familiares con ciudadanos colombianos, es decir, es necesario incluir en las cifras los colombianos repatriados o venezolanos hijos de Colombianos, para poder dimensionar hasta donde nosotros estamos recibiendo parte del desplazamiento forzado  que había salido del país gracias a la guerra interna que hoy vuelve galopante a ser patrocinadora de red de informantes, por citar otro ejemplo.

El 19 de febrero el representante a la cámara Edward Rodríguez también del Centro democrático, anunció una propuesta de proyecto de ley mordaza, mal remedo del proyecto brasileño para limitar la libertad de cátedra de los docentes en el país, con propuestas que ya están tipificadas como delitos en la legislación que nombré con anterioridad, adicional a propuestas que rayan en la estupidez de coartar discusiones políticas en asignaturas no relacionadas con  las ciencias sociales, acabando de tajo con  lo que seguramente el honorable presentante no conoce: los proyectos de aula y  la interdisciplinariedad.

Como interpretar la doble moral del Centro Democrático cuando el canciller Carlos Holmes Trujillo violando explícitamente la ley, anunció que iría a los comicios electorales del 2022 como candidato a la presidencia de la república, en sus excusas publicas hizo amparo de la libre cátedra:

“Si se considera inadecuado lo que mencioné de manera espontánea, en un ambiente académico y amparado por la libertad de cátedra (…) pido excusas por haberme dejado llevar del humor y de la espontaneidad propias de esos ambientes en los cuales me he desenvuelto durante muchos años de mi vida”, dijo Trujillo García en una declaración dada en la sede de la Cancillería” (LA FM, 2019)}

Libre cátedra sí, pero no así, sería el lema del partido de gobierno para sintetizar la intención de desprestigiar a los sectores sociales que lo confrontan.

Ahora bien, dejemos claras algunas cosas, pensar la neutralidad en las instituciones sociales es una afrenta a la inteligencia humana, ya  lo había señalado Althusser en su libro “Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado”, más aún cuando las escuelas tienen un Proyecto Educativo Institucional (PEI), que estructura el tipo de sujeto que quiere formar, el currículo, las materias, las intensidades, las temáticas, y allí está implícita la subjetividad política que se quiere construir, las  formas en que el sujeto va interactuar con la comunidad para agenciarla y padecerla al tiempo.

Pero sobre todo, para desarrollar el pensamiento crítico. Ese tamiz que permite filtrar las enormes cantidades de información que se producen por segundo hoy en el mundo, ese es el papel de la escuela, y los maestros/as los encargados de brindar las herramientas para que ese filtro realmente funcione. Si de algo somos culpables los docentes es de enseñar a dudar, dudar de los padres, de la iglesia, del partido, del Estado, de los medios de comunicación, dudar al mejor estilo cartesiano sin ser dogmáticos.

Para ir concluyendo, estoy de acuerdo con que las escuelas públicas no deben ser partidistas, deben seguir siendo lo que son hasta hoy, un espacio de construcción de diversidad en todos los ámbitos y todos los niveles, tanto así que el colegio público no puede negar el derecho por razones de identidad, genero, raza, posición política, religiosa, etc., mucho menos por el aspecto físico o limitar el libre desarrollo de la personalidad, esto es permitido en la educación privada. Lo cierto es que con el discurso de la libertad y neutralidad quieren limitarla, lo que incomoda al partido de gobierno no es otra cosa que el aumento del descontento con argumentos de los jóvenes del país, ¿Qué culpa tienen de no ser conservadores?

Que los sindicatos tiene mucha cercanía con sectores de izquierda y alternativos del país, sí, lo que no quiere decir que el sindicato sea un partido, es más fueron esos sectores los que históricamente han favorecido la creación de organizaciones de trabajadores contra la explotación, de no ser por ellos trabajaríamos más de 8 horas diarias. Que esa cercanía se debe a que esos sectores convergen por ejemplo, en el aumento de los recursos para la financiación de la educación, garantías plenas para los estudiantes y dignificación de la profesión docente, ¿Qué hacemos? Si al Centro Democrático no le gusta el dialogo social, sino el ESMAD ¿Qué hacemos? Si al Centro Democrático no le gustan los comunistas, la comunidad LGTBI, la crítica, la defensa del medio ambiente y  el derecho que tenemos algunos colombianos de no meternos en los asuntos de los vecinos ¿Qué hacemos? Si ser profesor es poder tener la mente abierta, no discriminar por ningún motivo, respetar la opinión del otro así no esté de acuerdo, con disentir que la única solución para nuestros problemas es el plomo, parafraseando al ciudadano que marchó hace poco contra violencia. ¿Qué hacemos?

Finalmente, parece ser que la respuesta del Centro Democrático para estas preguntas es la censura, el señalamiento y la exclusión, FECODE quieran  o no reconocerlo ha sido participe de la vida pública y política de este país, con sus errores y aciertos ha contribuido a la modernización de la educación en Colombia (impulsó el movimiento pedagógico, la ley general de educación, la constituyente, etc.), es más, me atrevo a asegurar que sin FECODE no existirá educación pública, porque con la fiebre neoliberal de los fundamentalistas del mercado, en palabras de Stiglitz, todas las escuelas serian privadas y la comunidad educativa lo sabe, sabe que quien esta con sus hijos la mayor parte del día no es Uribe o José Obdulio, sino un profesor o profesora que seguro gana mucho menos que los honorables padres de la patria.

LA FM. (11 de 02 de 2019). . Recuperado el 21 de 02 de 2019, de 

Fuente: https://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/adoctrinar-o-educar-70154

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¿Ser superdotado es incompatible con ser feliz?

Por: Olga Carmona

El lenguaje crea realidad. El pesimismo ante las altas capacidades puede generar mucha angustia en los niños y en sus familias

Una misma circunstancia o hecho produce emociones diferentes según la persona, por lo que la reacción emocional dependerá de la interpretación que hagamos del hecho y no del hecho en sí. La circunstancia se transforma en relato y atraviesa nuestro filtro de creencias en cuya base se encuentra lo vivido, nuestra psicobiografía.

Y luego está lo que vende. El drama vende mucho más que la felicidad. El drama, la tragedia, es enormemente atractiva para todo un mercado que vive de ella. Parecería que estamos programados para poner el foco en lo que no funciona más que en lo útil, en lo que nos falta y no en lo que tenemos. Parecería que encontramos consuelo en el drama ajeno o hacemos una suerte de catarsis por poderes con el dolor y la insatisfacción de otros.

Como psicólogos que trabajamos en el área del Talento y las Altas Capacidades, nos negamos rotundamente a formar parte de la cultura del pesimismo y la futurología catastrofista que rodea a los más dotados y a sus familias.

Títulos de libros que anuncian la infelicidad garantizada por ser superdotado. El fracaso seguro por ser “demasiado” inteligente, la incompatibilidad entre inteligencia y felicidad, como si de una maldición de cuento de hadas se tratara. Un terrible estigma que viene de la mano de esa condición y cuya influencia es inevitable. Si inteligencia y felicidad son incompatibles, ¿significa entonces que la falta de inteligencia equivale a felicidad? Y para quienes creen que esa premisa es cierta, ¿a qué tipo de felicidad se refieren? Parece que a esa que es el eslabón perdido entre el mundo vegetal y el animal, la que produce la ignorancia y la falta de cuestionamiento.

Es imprescindible cambiar esa visión, a caballo entre lo oscuro, lo raro, lo excéntrico y lo simplista o negador. No hablo de normalizar, muy al contrario. Hablo de naturalizar la diferencia y no añadir más prejuicios al asunto. Haz esta prueba: si tecleas “superdotado” en Google te van a salir al primer pantallazo 16 imágenes de niños con gafas con una pizarra detrás con fórmulas matemáticas. Es decir, la cultura nos dice que ser superdotado es tener gafas y ser un as de las matemáticas. Y tocar el violín.

Y luego está la profecía del fracaso escolar sobrevolando sobre las cabezas de los “demasiado” inteligentes, y el pronóstico de infelicidad en lo personal, y la creencia de su dificultad para relacionarse…

Algunos padres lloran cuando reciben el diagnóstico y nosotros les damos la enhorabuena porque eso es lo que es: una buena noticia. Y les ayudamos a mirar a su hijo o hija como un reto educativo donde todos van a crecer más a allá de lo que creían posible. Les animamos a que coloquen el foco del problema donde está: en la cultura, en el colegio, en la sociedad que ignora y sospecha maliciosamente entre la envidia y la curiosidad, en la incomprensión de los otros. En una sociedad que dice que si no eres como todos, tienes un problema.

Sí, su capacidad para la felicidad es superior a la de la mayoría de la gente, en tanto que una de sus características más acusadas es la intensidad emocional. Pero también está su capacidad para fluir, para comprometerse con la tarea, para sentir un inmenso placer al conocer y entender. Para la psicología, el concepto de felicidad no se refiere a ese estado de intelecto comatoso, ni a la vida simplista orientada al placer hedónico.

Para Mihaly Csikszentmihalyi, considerado el investigador más importante del mundo en el ámbito de la Psicología Positiva, la felicidad es el resultado de un estado de flujo o fluidez. Este ocurre cuando estamos tan inmersos en una actividad que el tiempo se detiene, absortos a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, experimentando una sensación de placer continuo. Cuando ese estado es un reto y conduce al crecimiento personal, reporta satisfacción y plenitud, lo que se traduce en un estado de felicidad.

La mayoría de los padres con hijos superdotados han vivido esa experiencia a través de sus hijos, los han visto sordos, absortos y ausentes completamente inmersos en esa actividad que les fascina. Eso es el auténtico estado del fluir, la esencia de la felicidad.

Para Martín Seligman, otro grande de la psicología positiva, el ser humano es feliz cuando alcanza sus propósitos y su vida tiene un sentido. Sin embargo, vivimos en un mundo que ha confundido felicidad con hedonismo, una suerte de felicidad bulímica que ha creído que acaparar bienes materiales nos dará lo que todos buscamos.

Nosotros invitamos a los padres a que pongan el foco en la luz que desprende su hijo, en su energía inagotable, en la risa que estalla y en el llanto feroz sin solución de continuidad, en la voracidad con la que exploran, en la honestidad con la que abrazan o se niegan a hacerlo, en la mirada inquieta y el verbo experto, en la ingenuidad infantil para relacionarse, en la maravillosa empatía para con otros, en su estricto sentido de la justicia, en su estar vivos, más vivos si cabe, que los llamados “normales”.

Les proponemos una excursión improvisada y urgente lejos de su zona de confort sin más equipaje que una mirada optimista y constructiva y cuya única brújula sea mantener el brillo en los ojos de su hijo.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/24/mamas_papas/1556089798_100352.html

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