Ricardo Cuenca: “La educación es un hecho político”

Perú / 8 de julio de 2018 / Autor: Maritza Espinoza / Fuente: La República

Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Director e investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos. Expresidente del Foro Educativo de Perú. Autor de diversos libros y publicaciones sobre temas educativos.

 

La semana comenzó con el escandaloso destape de que, en los cuadernos de comprensión lectora publicados por el ministerio de Educación, se habían “colado” textos sobre sexualidad que parecían escritos en la era victoriana y, por si fuera poco, otros que mutilaban la historia del conflicto armado interno. Para evaluar la gravedad de lo sucedido, fuimos a buscar a Ricardo Cuenca, director del Instituto de Estudios Peruanos y experto en temas pedagógicos. Aquí lo que conversamos.

¿Cuál es el peligro de que políticos, jueces o grupos de padres se metan en el currículo escolar?

El peligro es que terminan anteponiéndose los intereses particulares frente a los nacionales o públicos. Imagínate que se siente precedente de que unos jueces determinen qué se enseña. Lo que hacen es debilitar la rectoría del Estado a la hora de armar un sistema educativo…

¿No ha ocurrido nunca?

Nunca. Y no sé si ha ocurrido en otros países. Por lo menos en América Latina, no.

Los de Padres en acción dicen que el Estado se encargue de enseñar ciencias y números, y nosotros, los valores. ¿Qué hay de verdad y de falacia en eso?

Mucha falacia. No hay ningún país en el que la educación sea destinada solo a un campo específico de la vida. De hecho, la propia ley general de educación y los marcos normativos te hablan de la formación integral. Las familias le encargan al Estado la organización de un sistema que permita que se formen ciudadanos que puedan aportar a la formación de país. Eso es la base de por qué se crea un sistema educativo.

En países más desarrollados, ¿cómo es la vinculación del padre con la educación?

Hay muchas maneras. La más común es como la que tenemos acá, de asociaciones de padres que acompañan al colegio en las decisiones que se van tomando, que van desde cosas extracurriculares hasta el acompañamiento en casa. Es decir, acompañando en general el proceso. Lo que no se ha visto nunca es que decidan sobre los instrumentos pedagógicos.

¿Ni en España, donde hubo un debate sobre la presencia de la iglesia en el sistema educativo?

No, porque lo que hacen es lo mismo: la manera como quieren entrar es a partir de los cursos de religión y el único argumento que tienen es decir: “Enseña solo ciencia, que aquellos otros temas los enseño yo en la casa”. De lo que se trata, en el fondo, es de entender que todo lo que tiene que ver con el enfoque de género tiene que ver con un tema de ciudadanía. No es un tema de sexualidad.

En ese sentido, ¿los hijos son un dominio de sus padres? ¿El Estado tiene menos derecho que los padres a educarlos?

No son propiedad de nadie. Felizmente, con la Declaración de Derechos del Niño, los niños son sujetos de derecho. Y la educación es un beneficio colectivo más que un beneficio individual. Que una persona esté bien educada trae más beneficios a la sociedad en general que a la propia persona. Y eso lo tiene que regular alguien.

La pretensión de estos colectivos ¿de qué manera afecta el derecho de padres con una mirada más liberal de la educación?

Hace un tiempo, una de las personas de Padres en acción se contacta conmigo y me dice que ellos tienen todo el derecho, es decir, el mismo rollo, y yo le dije: “¿Qué pasa si mañana un colectivo de padres con hijos LGTBI interpone una demanda porque quieren que se exprese libremente la sexualidad de sus hijos en las escuelas secundarias?”.

Cosa totalmente factible…

Exacto. ¿El Estado qué va a poder hacer? Otra vez va a sentirse desvalido, porque hay una intervención en aquella rectoría que tiene para poder enseñar algunas cosas. Y ese es el problema, ahora, por ejemplo, con que el ministerio haya convocado a congresistas para que opinen sobre un texto escolar. Es decir, se vulnera la rectoría del Estado en materias educativas en este caso en particular.

¿Se pueden incorporar sugerencias de Padres en acción o de Con mis hijos no te metas igual que las de Promsex u otras instituciones especializadas?

Es que hay una falsa democracia también. Convocar a todos, incluso a los absolutamente opuestos, termina siendo un ejercicio no tan democrático, porque a la larga no vamos a poder ponernos de acuerdo en nada. Lo que hay que reconocer en una democracia moderna es que hay antagonismos que no van a solucionarse.

¿Y marginar a quienes son muy opuestos?

¡No! Saber que están opuestos, pero que la decisión la toma el Estado. Para eso está. Porque la otra pelea es una pelea ideológica que no tiene ningún sentido. La posición que van a tener los congresistas fujimoristas respecto al conflicto armado interno o Rafael Rey respecto a los colectivos LGTBI no va a cambiar, como no va a cambiar la posición del movimiento Ni una menos. Lo que tiene que hacer el Estado es tomar una decisión sobre qué hace con esos esquemas. Pero poner sin ninguna preparación, pensando que va a desarrollar capacidades críticas, un texto como el de Fernando Maestre (que aconseja esperar a los 24 años para tener relaciones sexuales) no tiene sentido.

¿Qué es lo más peligroso de lo que se ha querido contrabandear en estos textos?

Son varias cosas en tres niveles. El primero, y el más importante, es que debe ser un llamado de atención para ver cómo funcionan las políticas públicas. El origen de esos textos, como el de comprensión lectora, está en la gestión de Jaime Saavedra y termina en la gestión de Idel Vexler. O sea, si estos textos, con estas impertinencias, han atravesado tres gestiones, es porque hay algo en la política pública que no está funcionando.

¿Estos textos tienen circulando todo este tiempo?

¡Sí! Desde que se elaboraron el 2016. Entonces dices: algo está fallando. No puede ser que pasen tres ministros, con tres equipos, y que el 2016 se elabore un texto que contenga esas cosas, y que ahora se descubra. ¡Es increíble! Y si no sale esto, nadie se da cuenta. Y los padres, que ven lo que leen sus hijos, ¡tampoco se dan cuenta!

¿No es que se les haya pasado?

Bueno, si se les pasó, son malos funcionarios [risas]. Peor aún. Entonces, lo más peligroso es saber que estamos ante una política pública muy vulnerable. Lo segundo es, nuevamente, la situación vulnerable en que se pone al Estado peruano y al Ministerio de Educación. Y lo tercero, en contenidos, es que, sí, ha salido este tema de la sexualidad y de Rafael Rey y Los chistosos, pero también hay otros textos que tienen que ver, por ejemplo, con el conflicto armado interno, lo que están haciendo es fraccionar la historia. Lo más peligroso es eso.

De otro lado, a estas alturas, un chico de 15 años no busca información o guía para su vida sexual en un texto de comprensión lectora, sino en Internet…

Los textos escolares son todavía el instrumento pedagógico más importante de las escuelas. Los profesores se valen mucho del texto como instrumento para poder desarrollar sus clases…

Aun así, ¿pesan en las decisiones sexuales de los adolescentes?

No creo, pero lo que sí generan es esta disputa política. Es decir, el currículo es un campo de batalla en el que todos quieren poner sus cosas, porque justamente el currículo es el ideal de persona que quieres formar. Es decir, yo quiero formar este tipo de ciudadanos y por eso les enseño tales cosas. A la larga, independientemente de lo que diga Maestre, veo los datos y me doy cuenta de que los chicos no le van a hacer caso.

De otro lado, ¿qué tan malo es que venga alguien a decirles “ten sexo a los 24 años”? Tampoco es una recomendación descabellada para quien quiera tomarla…

No, pero, en todo caso, se debe tener la libertad de exponer las cosas así y no tener solo ese texto, pues pareciera que esa es la recomendación que te da. Y, además, porque en la guía del docente te dicen cómo tienes que responder a eso. Entonces, el tema se vuelve complejo, porque no es un tema técnico, de ciencia. La educación es un hecho político. No es un hecho pedagógico y nada más.

Del Minedu han dicho que se va a corregir para el otro año, pero estos textos ya se están usando.

Mientras estamos hablando, los chicos ya los están usando….

¿Qué tan realista es decir que los van a corregir?

Nunca ha habido, desde los 90, que hay políticas de dotación de textos a las escuelas, una situación en la que se tengan que recoger los libros. Yo no sé si este es el mejor camino para corregirlo, pero creo que sí se debería formar una comisión que ayude y acompañe al ministerio para elaborar los mejores textos posibles, teniendo en cuenta las discusiones que se dan ahora, sin tomar partido por alguno. Incluso esperando lo que el Poder Judicial diga sobre el enfoque de género…

El ministerio ha dicho que por eso se tuvo que quitar el término “enfoque de género” y que, hasta que el Poder judicial no dirima, no pueden hacer nada…

Igual no pueden hacer nada ahora, pero si se siguen demorando, no va a haber textos para imprimir el próximo año. Es como una trampa.

Yendo a la fragmentación de lo ocurrido durante el conflicto armado interno, evidentemente tiene un sesgo que favorece a una visión política. ¿Esta es una claudicación del gobierno o se les pasó?

Si llegan a hacerlo, claro que sí. Yo espero que no…

Pero ya en los textos se omiten los abusos de las fuerzas armadas.

Si quedasen así hasta el final, sería claudicar y un retroceso enorme. La construcción de la memoria siempre es un proceso conflictivo y muy complejo, pero igual hemos avanzado en algo. El caso de la educación es el mejor reflejo de lo que pasa a nivel macro político. Hay una gran disputa todavía no resuelta que el gobierno no tiene claro cómo manejar y que se ve reflejada en estas discusiones.

El ministro ha dicho que, para subsanar eso, van a convocar a las fuerzas armadas, a expertos políticos y colectivos de padres… ¿Eso es válido?

No es válido para nada, porque no vas a obtener nada. ¿Qué va a obtener de una conversación que ya de por sí es polarizada, con actores polarizados? Lo que hay es un montón de avances fuera. Se ha trabajado en Israel, Argentina, Alemania, se está trabajando en Colombia, en cómo tengo que atender pedagógicamente situaciones de conflicto. Eso es lo que tenemos que hacer. O sea, llamar a los demás para que te digan “yo quiero que no se llame conflicto armado interno, sino terrorismo” y el otro diga “yo quiero que se llame conflicto armado interno, porque así aparece en la CVR”, no va a solucionar en nada el problema. Insisto: necesitamos rectoría y liderazgo del Estado.

Finalmente, con un gobierno que no tiene liderazgo, ¿cómo se puede, desde la sociedad civil, presionar para que este formato educativo se modernice, meter el enfoque de género o la verdad del conflicto armado interno?

Lo que necesitamos es recuperar la política en el país. Tanto del Estado como de la sociedad, porque estas discusiones son discusiones políticas. Entonces, cuando la sociedad civil sepa que necesita una acción colectiva para poder colocar temas en la agenda pública, discutirlas, las cosas van a ir mejor. Pero sin duda necesitamos un Estado más fortalecido y comprometido.

Fuente de la Entrevista:

https://larepublica.pe/domingo/1270399-educacion-hecho-politico

ove/mahv

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Perú: Los COAR y algunas preguntas

Ttracking Educativo

 

Lima, Perú/ 24 de mayo de 2016/Ricardo Cuenca /Fuente: La Mula

 

Ricardo Cuenca[1]

 

Los colegios de alto rendimiento (COAR) son una propuesta que la literatura especializada reconoce como una estrategia de separación, segregación o selección de estudiantes por características específicas dentro del sistema educativo (tracking en inglés). Este agrupamiento puede darse por factores muy distintos tales como el sexo, la vocación, el rendimiento, las habilidades cognitivas, las características socioemocionales, etc. Además este tracking puede realizarse a nivel del sistema educativo, entre escuelas, dentro de las escuelas e, incluso, en el interior de las aulas.

Existen, al menos, dos entradas para discutir el tema del tracking. Desde la perspectiva de derechos, la discusión sobre los COAR se concentra en la pertinencia o no que tiene la separación/segregación/selección en el cumplimiento del principio de equidad como componente ineludible de la calidad educativa, en el rol de la escuela en el desarrollo de competencias democráticas basadas en el respeto a la diferencia, en el valor de la diversidad en la educación y en el rol garante del Estado en la provisión de una educación de calidad para todos. En el Perú, hay un debate desde esta perspectiva. Para comprenderlo es imprescindible revisar los artículos de Manuel Bello e Idel Vexler. También puede revisarse el intercambio que tuve con el ministro Jaime Saavedra.

La investigación educativa sobre el tema entrega evidencia mixta; es decir, ha encontrado aspectos positivos y negativos en la separación/segregación/selección educativa.

A favor, ha encontrado que el tracking reduce el fracaso escolar, hace más eficiente el uso de los recursos, permite una mejor planificación educativa y escolar, favorece una enseñanza más eficar y que es mejor cuando la estrategia es temporal. (Betts, 2011, 2005; Duflo, Dupas, y Kremer, 2008; Hanushek y Woessmann, 2005; Dobbelsteen et al., 2002; Ireson y Hallam, 2001; Argys et al., 1996; Slavin, 1990).

Los hallazgos en contra de la separación/segregación/selección educativa y escolar sustentan que la hipótesis inicial del tracking es falsa, pues las habilidades no son innatas e inamovible, así como tampoco que rendimiento sea sinónimo de talento. A partir de allí, la investigación sostiene que el tracking impacta negativamente en los estudiantes más desaventajados (en rendimiento, así como en condiciones socioeconómicas), en la autoestima y la motivación de los estudiantes y profesores. Así mismo, que los profesores menos calificados suelen atender a los estudiantes menos calificados y que la transición a la educación superior es desigual. (Treviño, Valenzuela y Villalobos, 2015; Krauss y Schuller, 2014; Holm et.al, 2012; Malamud y Pop-Eleches, 2011; Buchmann and Park 2009; Shavit y Müller, 2006; Lucas 2001, 1999; Jones, Vanfossen, & Ensminger, 1995; Kerckhoff 1993; Shavit 1984).

En el Perú, Santiago Cueto ha estudiado la composición de las clases y el impacto positivo del «efecto par» en los resultados educativos. Ha alertado también sobre las consideraciones que se deben tener en cuenta cuando se separa/segrega/selecciona estudiantes en sistemas educativos de países en desarrollo y el riesgo que supone producir inequidades.

Los COAR no son una innovación. Son una vieja práctica que, como hemos visto, ha producido mucha discusión y mucha investigación desde hace varias décadas. Por lo tanto, antes que pensar en sus logros (que de hecho serán buenos por las características del tracking) debemos preguntarnos por su impacto en nuestro sistema educativo.

La evidencia nos dice que la separación/segregación/selección corre el riesgo de basarse en hipótesis falsa y que tiene efectos positivos a la vez que impactos negativos. Entonces, sería bueno preguntarnos y preguntar (particularmente a quienes impulsan y defienden la existencia de los COAR):

¿Es verdad que las necesidades diferentes de los estudiantes es mejor atenderlas por separado? ¿En qué casos sí y cuáles no?

¿Cuáles son los riesgos que estamos dispuestos a tomar en el país, considerando la imperiosa necesidad de atender las desigualdades educativas? ¿Cuáles son, en todo caso, las estrategias para mitigar los impactos negativos?

Bonus track: ¿cuáles son los argumentos del ministerio de educación para decidir incluir en las escuelas regulares a los estudiantes con discapacidad y excluir a los estudiantes “talentosos” de ese sistema regular?

 

FUENTE DE LA NOTICIA:

https://ricardocuenca.lamula.pe/2016/05/22/los-coar-y-algunas-preguntas/palimpsesto/

 

FUENTE DE LA FOTO:

https://lamula.pe/media/uploads/t/dbd3d11f1630a76fb8967ae37424b5e8.jpg

 

PROCESADO POR:

Hans Mejía Guerrero

hans_mguerrero@hotmail.com

[1] Investigador en el Instituto de Estudios Peruanos sobre el Estado y la educación.

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Aceptando un debate

perú escuele

Estaré siempre a favor de acabar con las desigualdades educativas. La calidad de algunos no es mejor educación.

 

Lima, Perú/ 23 de marzo de 2016/Fuente: Diario El Comercio

 

Ricardo Cuenca[1]

 

De manera acertada, en un artículo publicado en estas páginas, el ministro Jaime Saavedra ha propuesto un debate (“Proponiendo un debate (más allá de los gestos)”, 4 de marzo del 2016). Como él, creo que es bueno para el país discutir públicamente temas esenciales. Coincidimos en que la educación es uno de ellos. Pero, a diferencia de Saavedra, creo que el debate debe empezar por el qué –ese en el que el ministro supone que todos estamos de acuerdo–, para luego atender el cómo y el cuándo.

Cuando aludo al qué, me estoy refiriendo a la finalidad de la educación que, de un tiempo a esta parte, ha devenido en una confusa noción de calidad. Y es que antes de la irrupción de la calidad, los fines educativos se centraban en la formación de personas para la construcción de un tipo de sociedad y de Estado. Hoy esos fines le han cedido el paso a los resultados de aprendizaje y han quedado atrapados en la idea, incompleta por cierto, que propone que todo existe en tanto sea posible de ser medido.

Al vaciarse de sentido el sentido, la calidad educativa adopta con absoluta libertad formas distintas e incluso opuestas. Se vuelve un “significante vacío” que entonces es llenado ocasionalmente con los triunfos de aquellos que ganan en las batallas por el poder. De esta manera, esa calidad se coloca en el centro de las políticas, se apropia del sentido común y se naturaliza como lo correcto, aun cuando no necesariamente sea así.

Por ejemplo, sostengo que no es calidad educativa que un grupo de estudiantes con mejores habilidades y en mejores condiciones obtengan mejores resultados, mientras que estudiantes sin habilidades excepcionales y en malas condiciones obtengan pequeños resultados. Es cierto, los colegios de alto rendimiento (COAR) son –como dice Saavedra– “centros que permiten que un niño brillante que nació en Condorcanqui, con padres con muy pocos recursos, logre una educación que le permita acceder al bachillerato internacional”. Sin embargo, la pregunta es: ¿Cuánto tiene que esperar un niño no brillante que nació en Condorcanqui, con padres con muy pocos recursos, para tener una buena escuela en su comunidad? ¿Qué sucede con ellos?

O, por el contrario, considero que sí es calidad educativa que todos los jóvenes, independientemente de sus características socioeconómicas, étnico-culturales o familiares, tengan la garantía de que toda la oferta universitaria disponible opera en condiciones básicas de calidad. Porque, como sostiene el ministro: “Pareciera que no importase que sea un mercado imperfecto, en el que las decisiones son casi irreversibles…”. Con la regulación universitaria, el Estado cumple con su tarea de protegernos de inequidades y se asegura de que una persona mejor educada aportará más al desarrollo del país y al fortalecimiento de la democracia.

Por eso es importante debatir sobre el qué. La determinación de ese qué y del sentido de educar permitirá que la decisión de dónde invertir primero y más cobre sentido, que la discusión sobre el gasto recurrente o el de capital salga de una trampa y que, además del importante esfuerzo fiscal, se redistribuyan los recursos del sector, respondiendo a orientaciones preestablecidas.

La estrategia de que una excelente y moderna locomotora arrastrará de mejor manera los vagones (a veces un tanto destartalados) para llegar a destino es solo una hipótesis de trabajo y una perspectiva política. Se trata, por lo tanto, de decisiones, de énfasis, de prioridades que no son arbitrarias ni están libradas al azar. Administrar mejor la precariedad mientras se gestiona exitosamente la excelencia es un enorme riesgo en el futuro.

Atendiendo a su llamado, ministro, iniciemos el debate sin demora. No dudo de que entre los desacuerdos y las coincidencias encontraremos la mejor manera de fortalecer la responsabilidad del Estado en el aseguramiento de una educación de calidad para todos. Por lo pronto, yo estaré siempre a favor de acabar con las desigualdades educativas. La calidad de algunos no es mejor educación. Son solo mejores resultados. ¿Cómo cerramos esas brechas?

 

 

FUENTE DEL ARTÍCULO:

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/aceptando-debate-ricardo-cuenca-noticia-1887214

 

FUENTE DE LA FOTO:

http://cde.3.elcomercio.pe/ima/0/1/3/3/8/1338811/base_image.jpg

 

PROCESADO POR:

Hans Mejía Guerrero

hans_mguerrero@hotmail.com

 

[1] Director del Instituto de Estudios Peruanos

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Perú. Ricardo Cuenca: Acortar las brechas de desigualdad es el reto

cuenca

 

Lima –Perú/ 07de marzo 2016/  Fuente: Inversión en la Infancia

 

Entrevista de Carlos Noriega 

 

Psicólogo social y doctor en educación, investigador principal y director general del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Ricardo Cuenca analiza las políticas públicas para la primera infancia, sus resultados y sus principales problemas. También comenta sobre la presencia de los temas de primera infancia en los planes de gobierno de los candidatos a la presidencia y se refiere a los principales retos que tendrá el próximo gobierno.

 

¿Cuál es su balance de las políticas para la primera infancia durante el actual gobierno, en temas como reducción de la desnutrición y anemia infantil, educación inicial? 

A pesar que los indicadores no son los mejores, que todavía, por ejemplo, seguimos teniendo desnutrición infantil y problemas en la infancia asociados a la pobreza, el tema de la primera infancia se ha puesto más en la agenda del país y eso es importante. Se han tomado algunas decisiones, que probablemente no van a solucionar de inmediato el problema, porque el descuido de la primera infancia en la política pública es un tema muy antiguo y no hay soluciones inmediatas. Creo que el tener el tema de la primera infancia más presente en la agenda, el haber discutido los temas relacionados a su desarrollo con mayor amplitud, es un avance positivo.

 

¿Este avance en poner en la agenda los temas de la primera infancia es producto de la voluntad política del gobierno o ha sido consecuencia de las acciones de la sociedad civil? 

Creo que la primera infancia se ha puesto en la agenda pública de los dos lados, con una prioridad de la sociedad civil, que felizmente ha estado en este asunto muy atenta. Por otro lado, sospecho que este gobierno en particular ha tenido una sensibilidad un poco mayor con el tema de primera infancia que los anteriores gobiernos, no solo con la instalación de Cuna Más o Qali Warma, como programas propios del MIDIS (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social), sino que también han habido iniciativas que no han logrado desarrollarse del todo pero que dan una señal de que el gobierno quiso hacer algo, como, por ejemplo, esta iniciativa multisectorial de Aprender Saludable, que intentó reunir salud y educación para tratar de asociar nutrición, salud y aprendizaje, que ha funcionado parcialmente pero que muestra una intencionalidad por parte del Estado.

 

Dice que este gobierno ha tenido una mayor voluntad para poner en la agenda los temas de la primera infancia, pero ¿cuáles son los resultados concretos de las políticas dirigidas a los niños durante este gobierno, que ha tenido, al menos en sus primeros cuatro años, importantes recursos económicos?

Efectivamente, hubo importantes recursos económicos los primeros años de este gobierno, casi los mismos recursos que hubo en el gobierno anterior, sin embargo en este gobierno ha habido una orientación de política pública dirigida a la primera infancia mayor que en el gobierno anterior. Los resultados en las políticas para la primera infancia todavía son un reto enorme, y el próximo gobierno tiene que atender temas de desnutrición infantil, de vacunación, de escolaridad. Todavía tenemos indicadores bajísimos, pero a pesar de eso sí ha habido un avance, aunque mínimo pero ha habido un avance. Hubiésemos querido que en el tema de desnutrición infantil se hubiera avanzado muchísimos más de lo que se ha avanzado, eso es algo pendiente. Entonces, el balance, digamos, no es que sea totalmente positivo, pero tampoco es totalmente negativo.

 

En el caso de la anemia infantil, que en este gobierno ha aumentado, el balance es negativo. ¿Por qué se ha dado este retroceso en este tema específico?

Ha habido un problema de gestión, eso es lo primero, y lo segundo es que se ha cometido el error que se comete siempre: sectorializar las políticas. El combate a la anemia y la desnutrición va a funcionar si hay un trabajo intersectorial. Si asumimos que la nutrición es solamente problema de un sector o de un programa en particular, entonces no va a funcionar. Lo que hemos aprendido en la investigación es que el tema de la desnutrición y la anemia es un tema multifactorial.

 

En el caso de la educación inicial, si bien se ha avanzado en su cobertura, que ahora es 81 por ciento, se mantienen serios problemas y grandes brechas en la calidad de la educación inicial que reciben los niños. ¿Cómo ve este tema?

En el tema de la educación inicial es muy difícil hablar directamente de calidad, de indicadores en ese sentido, porque no hay ninguna medición sobre el tema. Lo que sí podemos decir es que todavía hay una brecha de algunos de los insumos para los servicios de la calidad de la educación inicial, como, por ejemplo, en infraestructura, material educativo, la falta de una estructura curricular más acorde a las pertenencias de grupos infantiles, hay una tendencia a lo urbano y todavía no hay una política diferencial entre lo rural y urbano en los temas educativos; además de este paquete de insumos, tenemos el déficit de profesores. Lo que tenemos ahora es una cosecha de una siembra de 20, 25 años, en los que la formación de docentes de educación inicial estuvo absolutamente marginalizada del imaginario de ser profesor…

 

¿No ha habido una formación del maestro pensada para la educación inicial?

No, no la ha habido. Eso ha sido producto del énfasis de atender la educación primaria. La urgencia que había de atender la educación primaria hizo que en los años ‘90 se tomen decisiones de poner todos los recursos y todos los esfuerzos en trabajar por la educación primaria, y hubo descuido con la educación inicial, lo mismo pasó con la educación secundaria, y ahora estamos viendo las consecuencias de eso.

 

¿Ese descuido de la educación inicial en los años ‘90 se ha superado?

No se ha superado, pero por lo menos en el tema de la formación de docentes se ha dado un pequeño paso. La ley de reforma magisterial aprobada en el 2012 ha ordenado un poco la idea del magisterio, ha tratado de marcar la pauta de por dónde debería ir la formación. Se ha hecho claro y evidente que tenemos un déficit de profesores de formación inicial. Lo que ha faltado es implementar medidas que estimulen que la formación de profesores para la educación inicial sea una prioridad y para eso se necesita incentivos, porque si ya la docencia en general está perdiendo profesionales porque hay menos gente que está estudiando educación, de todos los niveles -inicial, primaria y secundaria- probablemente para educación inicial habrá un porcentaje menor que quiera estudiar para ser maestro. Entonces, si no se hace un programa de estímulo directo para captar maestros para educación inicial, probablemente vamos a seguir arrastrando esta brecha y esta insuficiencia de profesores para inicial que tenemos ahora (según datos oficiales hacen falta 27 mil maestros debidamente preparados para enseñar en educación inicial). La buena noticia, para ponernos algo optimistas, es que en esta idea de que se ha puesto a la infancia en la agenda pública de discusión, probablemente vamos a tener mejores posibilidades de exigir, porque el tema de la infancia ya es más público, que este problema en la educación inicial sea atendido por el próximo gobierno.

 

¿Cuáles son los principales problemas que han impedido tener mejores resultados en las políticas para la primera infancia?

El principal problema es la falta de articulación. La articulación supone tener un trabajo intersectorial, pero un trabajo intersectorial en el Perú es un trabajo casi imposible de hacer si no se modifican algunas cosas, como, por ejemplo, la arquitectura institucional. Si yo quiero hacer, por ejemplo en esta iniciativa de Aprender Saludable que mencionaba anteriormente, un trabajo coordinado entre el Ministerio de Salud, Ministerio de Educación y Ministerio de Desarrollo Inclusión Social, la sola manera como están estructurados formalmente cada uno de estos sectores va hacer muy difícil los niveles de coordinación, y será más difícil cuando más se acerque a la población, es decir, probablemente al nivel de reuniones ministeriales va a ser más fácil que se puedan juntar los tres ministros del sector a conversar, pero a medida que esto baja a otros niveles van a empezar los problemas porque hay una cultura sectorial totalmente distinta, una arquitectura institucional totalmente distinta, y porque en el Estado quien tiene los recursos es quien manda. Atender a la primera infancia sin articulación intersectorial no va a funcionar.

 

Vayamos a las propuestas de los candidatos a la presidencia sobre las políticas para la primera infancia.  ¿Cómo ve la presencia de este tema en los planes de gobierno?

La consecuencia de haber puesto el tema de la infancia en la agenda pública de discusión ha generado que los temas de infancia estén mucho más presentes en los planes de gobierno de los candidatos de lo que han estado en elecciones anteriores. La educación, por ejemplo, ha ganado un espacio, está presente en todos los debates que se organizan, ahora es impensable que un candidato no hable de educación. En ese camino está el tema de la primera infancia, lo que pasa es que es más complicado porque es un tema intersectorial.

 

¿Y cómo es abordado el tema de la primera infancia en los planes de gobierno?

Un sesgo particular que tienen, en general, los planes de gobierno, probablemente por el descrédito de la política, es que están tecnocratizados, y entonces lo que tenemos son planes de gobiernos muy cercanos a planes estratégicos, cosa que es muy saludable para muchos, pero también tiene su contrapeso preocupante porque les falta la visión política que finalmente siempre es lo que está detrás de las políticas públicas. Eso ocurre en casi todos los casos, salvo en Alianza Popular, Acción Popular y el Frente Amplio, donde hay una vieja tradición de partidos políticos y en sus planes de gobierno hay una visión política de las cosas. En los otros casos, se trata de documentos sin visión política y muy cercanos a la tecnocracia.

 

¿Esta visión tecnocrática en la mayor parte de los planes de gobierno es un error que afectará las políticas públicas por su falta de visión política?

Es positivo que se trabajen los asuntos en forma más técnica en los planes de gobierno, pero eso no significa que no tengan visión política. En lugar de complementar la visión política con una visión técnica, se está abandonando la visión política para trasladarse a una visión solamente técnica. Eso está mal.

 

¿Cuál es el riesgo de teconcratizar aún más las políticas públicas para la primera infancia?

El riesgo de tecnocratizar a altos niveles las políticas públicas es que terminan siendo mucho más cargadas a la entrega del servicio que al propio contenido de estas políticas. Eso pasó en los años ‘90 con las reformas liberales de la educación, que se centraron tanto en la entrega del servicio que el contenido empezó a perder peso. Ese es el primer riesgo de tecnocratizar sin visión política. Un segundo tema tiene que ver con que nos han dicho que una política pública debe ser una decisión totalmente racional, basada en evidencias, pero eso es solo una manera de ver las cosas. A veces se olvida que una política pública no es un plan estratégico, una política pública es una decisión política sobre un asunto de interés público. Por ejemplo, yo puedo, como está sucediendo ahora en educación, optar por poner todos los esfuerzos en aquellos estudiantes que sé que van a mejorar más rápido antes que en aquellos que están más atrás con la idea que los primeros son una locomotora que jalan a los que están más atrasados y que eso me va a dar mayor predictibilidad de mejorar los resultados en las pruebas de evaluación del Ministerio de Educación o en las pruebas PISA. Hacer eso, o atender también a los que no están tan bien y, por lo tanto, tener menos predictibilidad de mejorar los promedios de rendimiento pero dar también atención a los que no están tan bien y no dejarlos atrás, es una decisión política. Si esa visión política no está clara en los planes de gobierno, no sabemos qué va a hacer el próximo gobierno, porque todos dicen que quieren mejorar la educación.

 

En lo que se refiere a la primera infancia, en los planes de gobierno hay pocas metas, por ejemplo en reducción de la desnutrición o la anemia infantil, y en los que tienen metas no se dice cómo hacerlo. ¿Esa es la norma en los planes de gobierno?

Hay pocas metas, es cierto, pero también hay insuficiencia de visiones políticas para lograr esas metas. Además, a eso se suma, es verdad, que en muchos casos ni siquiera hay el cómo hacerlo. Y en el detalle es donde se esconde el diablo…

 

Terminan siendo, entonces, metas puramente declarativas?

Sí, de alguna manera así es, salvo que quien gane una vez en el gobierno diga cómo va a conseguir esas metas. En estas elecciones muy pocos candidatos están hablando de planes de gobierno, de programas, se habla solamente sobre imágenes, proyecciones de personas, y eso es grave. Eso es el resultado de la crisis de institucionalidad de los partidos políticos. Y la mayoría, salvo algunas excepciones, como Verónika Mendoza o Alfredo Barnechea, y en menor medida Julio Guzmán, proponen más o menos lo mismo, por eso no hay un debate programático.

 

¿Cuáles son los principales retos respecto a la primera infancia que tiene el próximo gobierno?

Acortar las brechas de desigualdad, ese es el reto central. Este país no puede seguir avanzando, no puede seguir creciendo, sin atender las brechas de desigualdad.

 

Reducir las brechas de desigualdad fue la principal bandera política de este gobierno. ¿Se ha avanzado en eso?

Se ha avanzado en cerrar algunas brechas. Las brechas de infraestructura física, como acceso a agua sana, electricidad, se han reducido enormemente…

 

¿Y en el caso de las brechas económicas y sociales?

En el tema de desigualdad económica hay una discusión de cómo se mide el asunto. Pero es cierto que se ha reducido la pobreza. Hay un problema con las brechas de desigualdades más complejas. En una misma región hay desigualdades inaceptables, por ejemplo la ciudad de Arequipa tiene indicadores sociales que están entre los mejores del país, pero las provincias altas de la región Arequipa tienen indicadores sociales que están entre los peores del país. Las desigualdades territoriales son fuertes. Hay desigualdades entre grupos semejantes. No todos los jóvenes que van a la universidad se insertan de la misma manera en el mercado laboral porque la idea de que la meritocracia es lo que ordena todo no termina siendo correcta. Las desigualdades se complejizan cada vez más y si no las atendemos se van a extender más, por eso la prioridad es atender esas desigualdades.

 

¿Cuáles son las políticas fundamentales que debería poner en marcha el próximo gobierno para cerrar las brechas de desigualdad?

Si hablamos de primera infancia, lo primero que deberíamos hacer es pensar en alguna estrategia efectiva desde el Estado para diseñar las políticas para la primera infancia en forma intersectorial. Lo segundo es ser muy claro en la distribución del Presupuesto. Si se quiere atender las brechas de desigualdad se tiene que tener un Presupuesto diferenciado, orientado a ese objetivo de cerrar las brechas de desigualdad.

 

Fuente de la entrevista :

http://inversionenlainfancia.net/blog/entrada/entrevista/290

Fuente de la foto:

http://www.educaccionperu.org/wp-content/uploads/2016/03/cuenca.jpg

 

Procesado por:

Hans Mejía Guerrero

hans_mguerrero@hotmail.com

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