La educación en las series y el cine. Juan Pablo Russo en Todo es Tango por FM La Patriada (Audio)

Argentina / 15 de abril de 2018 / Autor: FM La Patriada / Fuente: Radio Cut

Análisis comparado a través del cine y las series sobre la educación publica en diferentes culturas del planeta por las series y películas que nos ofrece la cartelera cinematográfica y virtual.

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https://radiocut.fm/audiocut/la-educacion-en-las-series-y-el-cine-juan-pablo-russo-en-todo-es-tango-por-fm-la-patriada/

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«Rita» y «Merlí»: bullying, recortes y conflictos en la educación pública del Primer Mundo

España – Dinamarca/ Autor: Guillermo E. Pintos / Fuente: Infobae

Dos series de Netflix sobre carismáticos y transgresores docentes en Cataluña y Dinamarca, revelan que no todo lo que brilla es oro en la educación europea

Dos series sobre carismáticos y transgresores docentes en Cataluña y Dinamarca, revelan que no todo lo que brilla es oro en la educación pública del Primer Mundo. Como se suele creer en esta parte del mundo, vale decir. Televisión online global mediante, Merlí y Rita se convirtieron en pequeños sucesos
también en estas latitudes, porque plantean algunas complejidades comunes al sistema educativo occidental en la acelerada segunda década del siglo XXI.

Ciertos asuntos conflictivos de la escuela pública contemporánea, de aquí y de allá, emergen por peso propio dentro de historias protagonizadas por los profesores, sus alumnos y familias, y el
Estado, es decir la comunidad educativa. Recortes presupuestarios, acosos de toda clase, presiones de los padres, conflictos hogareños, consumo de drogas, sexo adolescente y cyberbullyng en redes sociales asoman a la superficie e incluso por encima de las vidas de Rita y Merlí. El tono general de comedia que tienen ambas series deja paso, en ocasiones, a numerosas situaciones dramáticas. Que están ahí pese a que se quiera mirar para otro lado.

En una perspectiva de resumen que elude, al menos aquí, brindar detalles argumentales de las varias temporadas de cada una de las series, la cosa es así. Rita da literatura en una escuela de Copenhague y luego vuelve a su ciudad natal; Merlí es profesor de filosofía en un bachillerato de Barcelona. Ambos son mejores docentes que padres, o al menos eso es lo que se va conociendo de sus historias personales y conflictos familiares. No siempre cuentan con la simpatía de sus colegas, la mayoría de las veces se enfrentan al poder establecido en cada escuela, actúan como «lobos solitarios» en la puesta en marcha de los planes académicos e inevitablemente terminan involucrados en las vidas de sus alumnos, con quienes
mantienen un dinámica permanente de amor-odio.

Rita, originalmente emitida por el canal público danés TV2, da un giro de 180 grados a lo que se ha visto sobre series «de escuela». Sus quehaceres diarios con los alumnos y cómo aborda su vida personal de mujer divorciada a los 42 años y con tres hijos, son apenas la punta de un iceberg. Interpretada por Mille Dinesen, muy conocida en su país por un papel muy parecido al de Reneé Zellweger en Bridget Jones, es una mujer desprejuiciada, que fuma en la puerta del colegio (y la sala de profesores con la ventana abierta: ¿desde cuándo no se veía fumar a un profesor en una serie?), que toma la iniciativa para relacionarse con el hombre que le gusta, y que se enfrenta a la autoridad —el director y la orientadora del colegio— si cree que se está cometiendo una injusticia con algún alumno. Y, además de eso, cuida (como puede) a su hijo más pequeño, el único que vive con ella.

Su autor Christian Torpe, pone el acento en la cuestión individual antes que en el contexto de la historia. «Rita es, primero, el retrato de una mujer no convencional. Después, cuando aborda temas como el sistema educativo, puede nacer un aspecto político. Pero no fue mi primer deseo. Rita no es una persona politizada. Ella siempre actúa de acuerdo a lo que parece correcto para ella». Su explosiva protagonista, Mille Dinesen, dice que «las escuelas danesas aprenden de Rita y en los episodios se destacan temas que son relevantes para padres, maestros y estudiantes. El enfoque de Rita se usa para resolver conflictos, por ejemplo».

Merlí, interpretado por Francesc Orella, es un atípico profesor de Filosofía. Amado y odiado acusado de machista y prepotente, casi no tiene amigos y lidia en casa con su hijo recién salido del closet, y una madre actriz de teatro de otro tiempo. Misántropo, un poco salvaje, lúcido y con la ironía a flor de labios, intenta transmitir el conocimiento frente a un alumnado poco interesado, a veces hostil, casi siempre «en otra», con ejemplos prácticos de cómo se aplica la filosofía a la vida cotidiana. Los chicos recurren a él para conversar de sus conflictos, sus dilemas amorosos, familiares, vitales. Cada capítulo está contextualizado por un filósofo –Nietzsche, Schopenhauer, Guy Debord– que de algún modo genera el marco teórico en el que rebotarán los asuntos de ese día.

La repercusión pública de la serie en Argentina se refleja entre otras cosas, en el reciente raid mediático de su protagonista Francesc Orella. Allí habló de todo, incluso de la situación del gremio docente. Y fue más bien explícito: «Adelante compañeros con la lucha de los docentes y de los alumnos también. Todos juntos es la misma lucha. Adelante, todos por la filosofía, por los derechos de los profesores y por salarios justos. Estoy absolutamente con vosotros en esta lucha», fue su mensaje en una entrevista concedida a una radio marplatense.

Declamaciones del tipo «Macri-oligarquía» que sembraron titulares al margen a partir de las palabras del actor, el autor Héctor Lozano fue más sutil con respecto a la relación ficción-realidad de la serie. «La semana pasada fui al teatro y precisamente una señora me felicitó y me dio las gracias. Era maestra y estaba entusiasmada. A Francesc Orella le comentaron, por ejemplo, que hay alumnos que ahora quieren tener conversaciones con los profesores en la cocina del colegio. Pero también sé que los hay que critican que no es realista. Pero esto es una serie y las series no son igual que la realidad: siempre son mejores. No puedes tomarte Merlí como si fuera un documental sobre la educación pública».

Más allá de las particularidades que rodean a los educadores (y sus mundos privados), la escenografía es más o menos la misma. Un instituto público donde resuenan los conflictos sociales tanto subjetivos como familiares: el presente se cuela por la puerta del aula y es integrado por el profesor/a. En eso no difieren, aún dentro de la idealizada construcción socialigualitaria de los países escandinavos o la agitada realidad política catalana. En ese punto surge la inevitable comparación con la realidad de la comunidad educativa regional y, variables idiosincráticas al margen, afloran las mismas cuestiones. Ese es el punto desde donde disfrutar (y pensar) ambas series.

Fuente de la Reseña:

https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/03/21/rita-y-merli-bullying-recortes-y-conflictos-en-la-educacion-publica-del-primer-mundo/

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Series: La educación en el ojo del huracán

Argentina / 8 de octubre de 2017  / Autor: Juan Pablo Russo / Fuente: Escribiendocine

Entre la diversidad temática que rige los contenidos del cine y las series se encuentran las “High School” o de colegios, género que nació a mediados de la década del 50 y cuyo abordaje fue mutando a lo largo del tiempo. Los éxitos televisivos más recientes de este género corresponden sin duda a la edulcorada comedia musical Glee, que reunía en un coro a todos los losers de un secundario de Ohio, y 13 Reason Why, centrada a partir del suicidio de una adolescente víctima de bullying y cuyos padres responsabilizan a las autoridades del colegio que asistía.

Para el escritor y crítico literario español Jorge Carrión, autor del libro Teleshakespeare (Interzona), “desde que The Wire retratara con gran realismo los problemas de la educación pública de Baltimore, no hemos dejado de ver en las series esas instituciones, emblemáticas de los Estados Unidos, más de sus sombras que de sus luces, y por tanto interesantes para las series (que quieren retratar los EEUU y que siempre con más sombrías que luminosas)”. Pero para Carrión la educación pública es tan representativa como la privada. “Recordemos, entre los ejemplos recientes, la última temporada de The Killing, la segunda temporada de American Crime y The OA que si no me equivoco, también es privado”, sostiene.

Pero más allá de la hegemonía estadounidense, series de diferentes latitudes supieron captar el interés masivo de la audiencia, La comedia negra danesa Rita, la española Merlí y el drama policial australiano The Principal (todas disponibles en Netflix) son tres ejemplos de cómo la educación pública supo meterse en la TV y darle una vuelta de tuerca al género.

Rita da un giro total a lo visto en las “High School” exponiendo los diferentes problemas que enfrenta en la actualidad la educación pública danesa, que aunque trabajada en un tono de comedia en ocasiones transita por numerosas situaciones dramáticas hiperrealistas.

Mientas Rita representa el alejado, pulcro, aunque también contradictorio, modelo de los países nórdicos, The Principal se sumerge en el suroeste de Sydney, para mostrar situaciones un poco más cercanas a la educación tercermundista. La serie, de cuatro episodios, narra la historia de un director de escuela obsesionado en cambiar la vida de sus alumnos, todos varones, habitantes de un barrio multiétnico dominado por pandillas de narcotraficantes de poca monta.

Pero es el dramaturgo Héctor Lozano quien propone en Merlí una acida mirada sobre la relación entre alumnos y profesores pero sin que los tópicos -que los hay- sean el motor de las tramas y de los personajes. Lo atractivo de Merlí es, por un lado, su protagonista Merlí Bergeron, un profesor de filosofía que basa sus clases en situaciones reales que transitan los alumnos; pero por otro, la óptica desde la que se mira a los adolescentes. Mostrándolos como seres pensantes, capaces de resolver conflictos y alejados de toda estigmatización.

Las tres propuestas, además de construir “héroes”, se mueven en la búsqueda de un proceso educativo más justo, que incluya a pesar de las circunstancias y la realidad social de cada individuo. La educación es un derecho y los tres protagonistas harán lo imposible para que se cumpla.

En Argentina hubo algunas experiencias en este sentido como Entre horas, de la cineasta Daniela Goggirealizada para la TDA, pero es el género documental el que más retrató la educación pública a partir de series como Motivados por la historia (TV Pública), un docu-reality en el que un profesor de historia y cuatro jóvenes se proponen revivir el mítico cruce de la epopeya libertadora del General José de San Martín en 1817, o Queremos saber (Encuentro), que indaga en los cambios que ocurren durante la adolescencia. Ambas series se forjan a través de contenidos educativos y no sobre las problemáticas.

Ante la ausencia de series es el cine nacional quien se ha propuesto incursionar sobre estos vínculos como la reciente El corral (2017), de Sebastián Caulier, que se inmiscuye en el interior de un colegio de Formosa en pleno años 90 para desarrollar una historia de acoso y sus consecuencias.

Para Caulier este es un universo rico tanto para series como para el cine porque en los colegios públicos siempre hubo una diversidad de clases sociales, con todo lo que eso conlleva. “Por los pasillos de los principales colegios públicos se cruzaban hijos de empresarios o políticos poderosos con hijos de familias muy humildes. Es muy común que en los recreos convivieran, por ejemplo, el hijo de un conocido dueño de supermercados con el hijo de un repositor que trabajaba para uno de los locales del padre de aquél. En esos cruces de relaciones de poder en el mismo colegio se fundía el germen que da vida a una historia”.

Fuente del Artículo:

http://www.escribiendocine.com/articulo/0014005-series-la-educacion-en-el-ojo-del-huracan/

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Temas de educación en las series: una cuestión de debate en el aula

El Salvador / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Máximo Paz / Fuente: Perfil

Sin bien son pocas las producciones de la industria cultural que apuntan a la experiencia de enseñar y aprender, se celebra con éxito la inclusión de temas tan complejos como la relación educador-educando.

Si hay algo que nos interesa hoy a los educadores es comprender cómo podemos formar mejor a las nuevas generaciones de estudiantes universitarios, acostumbradas a la hiperconexión y a los contenidos audiovisuales. Hoy, tres exitosas series nos muestran los avatares y las preocupaciones que se suceden en la relación educador-educando, y nos dejan algunas buenas preguntas para responder.

“No hay dos sin tres”. Y no son multitud. La frase que intenta ser ingeniosa quiere describir una llamativa tendencia que se observa en el paladar de aquellos que consumimos en forma insistente contenidos en internet cada domingo por la tarde. Se trata de tres series que tienen como escenario y tema principal la educación en el colegio secundario: Rita, Merlí y la más reciente Trece razones.

Eje educativo. Para un educador resulta motivo de celebración que luego de tantas décadas el sector tome relieve en el mundo de la industria cultural. De manera que la primera sensación es sentirse feliz ya que al fin podemos vernos reflejados en un contenido de renombre global. Hasta que –deformación profesional mediante– comienza uno a analizar. Y aparecen las similitudes, las divergencias y el sentido crítico de pensar sus aportes (los positivos y las confusiones). Ofrecemos al lector ahora el juego de las similitudes y las divergencias, que las hay. De hecho, las tres series son simétricamente opuestas en algunos puntos. Comencemos por las diferencias:

Rita y Merlí son contenidos de origen europeo. Trece razones es estadounidense. Las dos primeras fueron sorpresas, como si no hubieran previsto su repentino éxito; por eso la dilación en su viralización local. Implican una variante narrativa fresca frente a la articulación típica (pero siempre eficiente) de los productos norteamericanos. Trece razones no. Se trata de un éxito cuidadosamente planificado y orquestado mundialmente

Los personajes de Rita y Merlí son cien por ciento disruptivos: profesores que quiebran casi todas las normas sociales e institucionales (todas las que pueden en 40 minutos). Directos, frontales, frescos: miran con desdén a las autoridades de sus respectivos colegios y a sus aburguesados colegas. Hacen lo que quieren, cuando quieren y como quieren. Desacralizan el cuerpo y toman con liviandad las relaciones amorosas al punto de fallar sistemáticamente con sus parejas. Fuman a destajo, toman de más y no hacen eco de la ecología, la sustentabilidad y el running.

A tono con la modernidad, para ellos la sexualidad y la aventura son una pincelada más en el retrato de lo cotidiano y así lo asumen, sin prejuicios. Son dedicados y –a su manera– amorosos con sus alumnos, pero sus hijos llegan a odiar su forma de ser. Al final del día, los personajes de Rita y Merlí tienen éxito en el aula (los jóvenes los idolatran), y a su vez fracasan en sus vidas personales y como padres.

Llegan a la docencia casi por descarte, pero con el tiempo asumen que es algo que aman y que es el eje central de sus vidas. En Rita y Merlí, la música danza al compás de sus peripecias amorosas y emocionales. Las clases en el aula son sospechosamente cortas, y cuando el tedio de los contenidos educativos amenaza con ralentizar la trama, el timbre salvador del recreo nos lleva al próximo plano-secuencia y a un nuevo encuentro. La escuela, el hecho educativo y el alumnado son una excusa colorida para que el espectador espere ansiosamente si Rita y Merlí hacen algo más. En sus mundos los buenos son buenos, y los malos no tan malos y la música de fondo es liviana, casi como de telenovela de la tarde.

En el caso de Trece razones el escenario es bien distinto: la estética es oscura desde el inicio, y nos obliga a mirar la dinámica social de una ciudad del interior de los Estados Unidos desde una óptica adolescente preocupada y angustiada. Los hechos transcurren en el marco del statu quo de la escuela media norteamericana. Nada es disruptivo, ni moderno, ni diferente, salvo la protagonista que decide que su propia vida será testimonio absoluto de un problema acuciante en el universo del aula/no aula en la escuela media: el bullying. Aquí los malos son bien malos y con ganas, como en el mundo real. Y los inútiles, inútiles.

A diferencia de Rita y Merlí, donde los adultos-docentes son los protagonistas (los alumnos son todos actores de reparto), en Trece razones el peso de la realidad es asumido por los chicos, quienes son los responsables de llevar adelante la trama y de encontrar la salida a una situación sin respuesta posible. Aquí los profesores son parte del decorado, y fallan una y otra vez al intentar comprender qué ocurre con los adolescentes. Y cuando la verdad es develada, quedan inoperantes, boquiabiertos, sin saber qué hacer. En Trece razones los niños actúan como adultos y toman las decisiones; y en Rita y Merlí los adultos actúan como niños.

Rita y Merlí parecen series comprometidas con un nuevo hecho educativo, pero se centran en lo novelesco de los personajes. Trece razones parece una novela detectivesca, pero es una crítica aguda que apunta a lo más escondido de la sociedad norteamericana: la violencia latente.

Dudas. Como todo buen producto cultural, las tres nos dejan más preguntas que respuestas: ¿cuál es el límite en la relación docente-alumnos? ¿El educador debe involucrarse personalmente o mantener una relación estrictamente profesional? ¿Es posible sostener un sano equilibrio entre la norma y la disrupción? ¿Es bueno mostrar liviandad en las relaciones interpersonales en un momento en que las enfermedades de transmisión sexual parecen naturalizarse de nuevo? ¿En qué medida mostrar el suicidio adolescente puede inspirar a otros a replicar el modelo y hasta qué punto sirve como una herramienta para plantear el debate? ¿La institución educativa tradicional es funcional al cambio de los tiempos?

Lo que es cierto es que las tres muestran las falencias de un mundo-colegio secundario al que le cuesta contener y desarrollar positivamente a los más jóvenes en su diversidad. Y un planteo de estas características ya plantea un debate interesante para los todos. Y con eso alcanza para seguir mirando. Porque en última instancia nadie espera que un domingo a la tarde una sitcom nos oriente sobre el milenario arte de enseñar. Para eso estamos los educadores. ¿Verdad?

Nuevas formas de enseñar

Desde hace más de medio siglo, los contenidos audiovisuales se transformaron en un agente de orientación social sobre distintos temas que preocupaban a la sociedad. De esta forma, distintas series y sitcoms que tuvieron –y tienen– como protagonistas a abogados, policías, políticos o médicos fueron agentes de inducción social cuando era necesario reivindicar o reconocer el valor de algunas de estas profesiones. Con Rita, Merlí y Trece razones parece haberles tocado el turno a los maestros. Si consideramos que la educación es un poderoso y positivo agente transformador, resulta al menos interesante que la educación suscite un interés generalizado en un público global que necesita que las instituciones educativas (entre ellas la universidad) piensen hoy nuevas formas de enseñar.

Fuente del Artículo:

http://www.perfil.com/universidades/temas-de-educacion-en-las-series-una-cuestion-de-debate-en-el-aula.phtml

Fuente de la Imagen:

Hablemos de series: Rita vs Merlí

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