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Colombia: Programación y robótica, un juego de niños

América del Sur/ Colombia/ 05.11.2019/ Fuente: www.laopinion.com.co.

 

En menos de 10 años, la robotización de los puestos de trabajo eliminará 75 millones de empleos, según el Foro Económico Mundial (FEM). Con el avance frenético de la tecnología, algunas profesiones se han podido reinventar, mientras que otras tienen la tendencia a desaparecer. Lo único claro es que los trabajos del futuro requerirán de habilidades que los niños y jóvenes deben empezar a desarrollar para estar a la vanguardia.

Georgean Britton, gerente de ventas de Microsoft en Colombia, resaltó que hoy las nuevas generaciones deben pensar en estudiar carreras ligadas a la tecnología. “Las ramas claves para el futuro son el desarrollo de software, el análisis de datos (matemáticas y estadísticas), pero también las habilidades humanistas, porque algo en lo que las máquinas no nos podrán reemplazar, al menos en los próximos 5.000 años, es en la forma de crear empatía con las personas, el cómo comunicarnos y cómo entender las emociones”.

RobotiX (oenegé y movimiento educativo latinoamericano), explicó para un artículo del medio Entrepreneur que los trabajos que se posicionarán en el futuro serán: desarrolladores de software, analistas de Big Data e ingenieros ambientales; expertos en seguridad informática, especialistas en genética, biométrica y urbanistas; gestores en energía alternativa, diseñadores de vehículos alternativos y expertos en nanomedicina.

Actualmente, en el mercado colombiano se manejan líneas de juguetes basadas en el revolucionario movimiento educativo STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas, por sus siglas en inglés), plataforma que tiene como objetivo integrar el aprendizaje y la aplicación de estas cinco temáticas a través de métodos experienciales.

El método STEAM fue creado en Estados Unidos a mediados de la década de los noventa. María Virginia Bonilla, psicóloga de Carvajal Educación, explicó que el movimiento busca impulsar las habilidades del siglo XXI en las nuevas generaciones.

“El juego es uno de los espacios donde los niños aprenden con mayor facilidad, la idea es que el desarrollo de estas habilidades surja en un contexto natural y también es una invitación a que ellos tengan la posibilidad de explorar y descubrir sus propios intereses y talentos en el camino”, indicó Bonilla.

La psicóloga resaltó que hoy la tecnología hace parte de la realidad de los niños, por lo que es importante que el consumo de estos aparatos tenga el acompañamiento de los padres para que sea productivo y les permita fortalecer sus gustos y habilidades innatas.

Lo piensas, lo creas

En Cúcuta, el método STEAM ha llegado a través de la empresa Umake, que ofrece talleres de programación, robótica y principios básicos de ingeniería con paquetes de la línea de juegos LEGO Education y el programa Crash.

Fabián Rangel, gerente de Umake, contó que su empresa nació a raíz de su experiencia como padre. “Mi hijo empezó a interesarse por la tecnología, usaba algunos de los aparatos que tengo en mi casa, pero por el trabajo no tenía tiempo para enseñar a manejarlos de la forma correcta”.

Por eso, Rangel empezó a buscar junto a su esposa un espacio ideal donde un ingeniero le pudiera enseñar electrónica a su hijo. Sin embargo, no lo consiguieron en Cúcuta.

De esa forma, él junto a su esposa decidieron crear un lugar para brindarles a los niños y jóvenes de la ciudad un espacio para que aprendieran sobre electrónica, robótica y programación. “Nos apoyamos en el Fondo Emprender del Sena y apostamos por entrar a varias convocatorias, hasta que en el 2018 recibimos los recursos estatales para crear Umake”.

La empresa abrió puertas en marzo, en un local ubicado en el barrio Colsag, en el que ofrecen un espacio extracurricular a los niños que están interesados en los temas tecnológicos.

“Estamos convencidos de que las habilidades STEAM son muy importantes para los niños, durante los talleres también desarrollan su creatividad, el trabajo en equipo, la concentración y muchas otras habilidades que van aprendiendo mientras interactúan con estas herramientas”, explicó Rangel.

En Umake los niños y jóvenes de 6 a 16 años pueden construir, programar, jugar y estudiar con robots hechos en Legos que caminan, agarra, tienen pinzas hidráulicas, sistemas eléctricos y programas de diseño de videojuegos.

“Le apostamos mucho a dos ciencias que son las habilidades que los jóvenes del futuro deben desarrollar, como la robótica y la programación”, destacó Rangel.

El taller de robótica educativa es el de mayor aceptación hasta el momento, en Umake los jóvenes pasan cuatro horas a la semana jugando con estas herramientas didácticas.

“La estrategia que usamos para vincularlos al mundo de la programación, es con un taller en el que los niños desarrollan aplicaciones móviles para Android con la herramienta AppInventor, con la cual las crean, las descargan y los niños pueden ver cómo corre su ‘app’ en un teléfono real”, manifestó.

Finalmente, Rangel aseguró que así como muchas personas hoy no consiguen empleo por no manejar bien un computador o un software, en el futuro los niños y jóvenes van a requerir de habilidades de programación y de robótica para conseguir oportunidades de trabajo.

Aprender jugando

En Colombia, la marca Norma lanzó una línea masiva de juegos didácticos basados en el método STEAM llamada ‘Divertimente’, que se compone de varios tipos de juegos que se ajustan a las habilidades de los niños entre 3 y 6 años, y de 7 a 10 años.

Este producto es el resultado de dos años de investigación con padres, maestros, psicólogos y proveedores aliados para entender el método STEAM y traerlo a Colombia. Mauricio Zambrano, gerente general de Carvajal Educación en el país, dijo que para la marca, luego de 70 años en el mercado, es necesario seguir innovando.

“Hoy, en el mercado mundial de los juguetes hay dos subcategorías que están creciendo, una son los juegos tecnológicos y la otra son los juegos de aprendizaje que el año pasado crecieron un 17 %. El resto de subcategorías va en decrecimiento, porque como todas las personas quieren lo mejor para sus hijos, buscan juegos que fomenten sus talentos y los potencialice”, explicó Zambrano.

El gerente de Carvajal Educación aseguró que una de las claves que tienen los juegos físicos sobre los videojuegos, es la interacción de los padres con los hijos.

“En la medida en que los niños empiezan a jugar se involucran los adultos, los padres, los abuelos y eso genera una relación dentro del juego, algo que no todos los tipos de juguetes generan y eso fortalece los lazos y vínculos familiares”, agregó.

Finalmente, Zambrano puntualizó que una de las mejores herencias que le dejan los padres a sus hijos es la educación, y por eso en la medida en que los niños descubren sus talentos, a través de los juegos de aprendizaje, pueden potenciar sus habilidades.

“La mejor manera que tienen los niños para aprender es jugando”, resaltó el gerente de Carvajal Educación, dueños de la marca Norma

Fuente de la noticia: https://www.laopinion.com.co/tecnologia/programacion-y-robotica-un-juego-de-ninos-186441#OP

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¿Qué es la cuarta revolución industrial y por qué va a cambiar a la educación?

Por: Semana Educación

Las tecnologías 4.0 están de moda. Con la automatización digital están cambiando todos los sectores de la sociedad, y la educación no es la excepción. Hay repensar el sistema educativo. Vea cómo.

Esta semana, el presidente Iván Duque anunció en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, la apertura del primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Medellín. ¿Por qué es eso relevante para el país? ¿Qué le importan las tecnologías 4.0 a la educación?

El mundo del trabajo está cambiando y va a cambiar aún más en los próximos 10 años. Los robots cada vez hacen más trabajos que antes solían hacer las personas. Y la educación será la principal herramienta de estas últimas para no quedar en desuso al mismo ritmo que se desactualizan los smartphones.

Es temporada de despidos
En el banco Sberbank, el más grande de Rusia y Europa Oriental, hay una sensación de incertidumbre desde que el CEO de la empresa, Herman Gref, anunció el plan de despedir para 2021 a 45.000 empleados, cerca del 15% de su capital humano (para hacerse una idea, es casi como despedir a todos los empleados de los tres bancos más grandes de Colombia). ¿La razón? Llegaron los robots.

Son más baratos, predecibles y, en opinión del banco, pueden hacer el mismo trabajo que actualmente desarrollan muchos empleados. Ya el gigante ruso lo ha puesto en práctica con Anna, una robot que desde marzo opera el contact center para clientes empresariales.

Con un sistema de Inteligencia Artificial (IA), escucha y responde preguntas como la ubicación del ATM más cercano y, en el futuro, entregará información del balance de cuenta y estado de pagos. Gracias a ella, el contact center, que maneja unas 20.000 llamadas al día, redujo el tiempo de operación a la mitad. Por esto, el Sberbank despidió cerca de 5.600 empleados en el segundo semestre de 2018.

En 2017 contrataron un equipo de robots-abogados que era capaz de escribir demandas automáticas, y sustituyeron el puesto de 3.000 humanos. En diciembre, Promobot, otro software de IA, empezó a hacer labores de consultoría de clientes. Según ha dicho Gref en distintas entrevistas, 98% de las decisiones de extender un préstamo y 30% de entregar uno nuevo a una empresa lo hace un software inteligente.

Está convencido de que ese es el futuro, el mundo del trabajo de la cuarta revolución industrial, donde el internet de las cosas y la automatización de las tareas humanas le darán un giro copernicano a las relaciones laborales, sociales y económicas. Verdad no le falta; hoy, las máquinas escriben, identifican imágenes, analizan, toman decisiones y (sobre todo) aprenden de ellas.

Eso promete cambiar definitivamente el tipo de trabajos que desempeñan actualmente las personas. Los trabajadores del futuro tendrán que destacarse en un set muy distinto de competencias. Un desafío grande, pero prometedor. La revolución industrial significa, también, la revolución de la educación.

¿A quiénes van a reemplazar?
La automatización de las labores humanas no es nueva, pero está llegando a otro nivel. Para este año, habrá cerca de 2,6 millones de robots industriales en todo el mundo. Muchas funciones mecánicas en fábricas de ensamblaje las desempeñan desde hace décadas.

Pero ya se están moviendo a todo tipo de sectores. En las instituciones de educación superior identifican estudiantes en riesgo de deserción por medio del big data. En el mundo del arte, el software Watson Beat, de IBM, crea canciones autónomamente. Ya incluso son robots (teacher bots) los que le enseñan a otros robots a reconocer imágenes o analizar patrones.

Según el estudio “Jobs lost, jobs gained: Workforce transitions in a time of automation”, publicado en 2017 por la firma McKinsey & Co, hasta 800 millones de personas (o 30% de la fuerza laboral mundial) tendrían que buscar un nuevo trabajo de aquí a 2030 por culpa de la automatización, según las tecnologías probadas hasta el momento.

Ese es el escenario más catastrófico. “Aunque la mitad de las actividades laborales tiene el potencial de ser automatizada por tecnologías probadas actualmente, la proporción de trabajos desplazados será probablemente más baja por factores técnicos, económicos y sociales que afectan su adopción”, asegura el informe.

El cálculo es altamente incierto, y no hay manera de asegurar qué sucederá en doce años. Diferentes metodologías varían en sus estimados –el estudio de McKinsey sugiere, en un escenario más amable, que cambiaría solo el 15% de la fuerza laboral–.

Depende también de la región. En Estados Unidos, los pronósticos oscilan entre un 7% y un 47% de empleos automatizables; en Japón, entre 6% y 55%; en Bolivia, entre 2% y 41%. En cuanto a Colombia, entre un 20% y 30%, según Deloitte.

Depende así mismo del área laboral. El sector financiero, por ejemplo, tiene una probabilidad bastante alta de robotizarse. Lo que ocurrió en Sberbank no es un accidente: Bank of America pasó de tener 288.000 personas en 2010 a 204.000 en 2018; en Sudáfrica, el Nedbank anunció el pasado marzo el despido de 3.000 trabajadores; en Suecia, el Banco Nordea eliminó 6.000 puestos; en Japón, el grupo financiero Mitsubishi UFJ planea sustituir 9.500, casi lo mismo que el Citigroup, que podría recortar 10.000 (la mitad de su equipo de tecnología y operaciones), según el Financial Times. Todos por la misma razón: automatización de funciones.

De acuerdo con el informe de McKinsey, “las actividades más susceptibles son las que implican trabajo físico y las que se dan en ambientes predecibles, como operar maquinaria o preparar comida rápida […] La automatización tendrá un menor impacto en los empleos con interacciones sociales, donde las máquinas no pueden desempeñarse como los humanos por el momento”.

Si le da curiosidad, puede consultar la susceptibilidad de automatización de su ocupación en este link.

Los nuevos trabajos
Este tipo de pronósticos fatalistas no son atípicos. Hace 240 años, Ned Ludd, un obrero de Leicestershire, Inglaterra, rompió dos tricotosas en un ataque de furia por las dificultades laborales que empezaban a sentir los trabajadores ante el surgimiento de estas máquinas para tejer.

Hoy hay poca claridad sobre la autenticidad histórica de este personaje, pero a principios del siglo XIX se convirtió en el símbolo del movimiento ludita, que adoptó su nombre y participó en manifestaciones, disturbios y quemas de fábricas y molinos en todo el país.

Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2019 (WDR, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, sobre “la naturaleza cambiante del trabajo”: “No ha habido un momento de la historia en que la humanidad no esté preocupada por dónde lo llevará su talento para innovar. En el siglo XIX, Karl Marx le preocupaba que ‘las máquinas actúen como una competencia superior al trabajador’. John Maynard Keynes advirtió en 1930 sobre el desempleo que surgiría de la tecnología. Sin embargo, la innovación ha mejorado una y otra vez los estándares de vida”.

Si se tiene en cuenta la evidencia histórica, la tecnología siempre ha generado más puestos laborales de los que ha destruido. Desde 1980, la introducción del computador portátil creó 18,5 millones de trabajos, solo en Estados Unidos. Y en Europa, la economía de apps ha creado 1,6 millones.

Un estudio de Deloitte encontró que en Reino Unido la IA ha destruido 800 mil empleos desde 2001, pero propiciado 3,5 millones nuevos. Además, estos pagan en promedio 13.000 dólares al año más. Con cada nueva tecnología en la historia ha ocurrido el mismo resultado.

l estudio de McKinsey estima que para 2030 la inversión en tecnología podría crear entre 20 y 50 millones de trabajos en el mundo. Si a eso se le suman los 280 que se pueden generar en los próximos diez años por el aumento del consumo, principalmente en economías emergentes, el impacto de la automatización no parece tan grave.

“Es difícil tener conclusiones sobre cómo serán las tareas del futuro”,señala Paolo Falco, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). “Es más fácil saber cuáles de las labores que realizamos hoy se podrán reemplazar. La tecnología creará cientos de trabajos nuevos de los que no tenemos ni idea ahora”.

Sin embargo, incluso en los panoramas más tecnooptimistas, la rapidez del cambio produce inquietudes. Una transición abrupta, señala el estudio de McKinsey, resultaría en un crecimiento súbito del desempleo y en mayores iniquidades.

Frente a esta posibilidad, es fundamental desarrollar una fuerza laboral con más competencias de alta complejidad intelectual (como análisis de datos y pensamiento crítico) y competencias socioemocionales (como la sociabilidad, la resiliencia y la empatía).

Estas son, a la vez, las más difíciles de automatizar y las más transversales, útiles sin importar el campo laboral al que se dedique; es decir, donde los empleados pueden encontrar un valor agregado. Y, por otro lado, una fuerza laboral que pueda adaptarse a los cambios más fácilmente, actualizarse al mismo ritmo que los avances tecnológicos.

Menos humanos-robots, más humanos-humanos
En 2016, The New York Times reportó el caso de Sherry Johnson, una georgiana de 56 años que había perdido su trabajo por la automatización. No una sino dos veces. La primera vez, en un periódico local en el pueblo de Marietta, donde se encargaba de manejar las impresoras. Luego en una fábrica de máquinas médicas. Antes de retirarse, Johnson terminó trabajando en un refugio de animales, el empleo que más feliz la hizo. Allá no podía sustituirla un robot, que no tiene cómo “darles atención y cariño”.

Razón no le faltaba. La capacidad de relacionarnos socialmente (incluso con los animales) es una parte indispensable de las competencias humanas. Es tan importante que es fácil subestimar su relevancia en el mundo laboral; pero varios estudios han demostrado la relación entre el manejo comportamental y la obtención y retención de empleos a largo plazo.

No en vano, el 79% de las habilidades más demandadas por las empresas es de tipo socioemocional, de acuerdo con el documento de trabajo “Employer Voices, Employer Demands”, realizado en 2016 por analistas del Banco Mundial, el cual revisó 24 estudios sobre el tema.

Incluso en Colombia, donde el impacto de la cuarta revolución industrial ha sido menos fuerte que en otros países, los empleadores están urgidos de esas competencias. Según un estudio realizado por Manpowergroup en 2017, “los líderes empresariales están buscando gente con capacidad de liderazgo y comunicación oral y escrita; con inteligencia emocional, que no peleen por cualquier cosa, pero que sepan defender su punto de vista amable y correctamente; y, especialmente, con flexibilidad cognitiva, que tengan la curiosidad y la facilidad de aprender, desaprender y reaprender”, dijo Juan David Tous, gerente de comunicaciones de esta multinacional en Colombia.

¿Qué explica la creciente importancia de las competencias socioemocionales en el mercado laboral? Según el documento del Banco Mundial, “que las computadoras todavía son muy malas para simular la interacción humana. Leer la mente de otros y reaccionar es un proceso inconsciente, desarrollado por miles de años de evolución. En el ambiente laboral, es fundamental que las personas sean capaces de trabajar en equipo, resaltar las ventajas individuales y de adaptarse a los cambios. Esa interacción rutinaria es el núcleo de la ventaja humana sobre las máquinas”.

Las competencias socioemocionales tienen otra ventaja más: son transversales. Son casi igual de útiles en cualquier campo laboral. Sherry Johnson no necesitó reaprender un nuevo set de competencias para incorporarse a un nuevo trabajo.

Diferentes competencias blandas pesan más en distintas labores. Según el estudio “Social and Emotional Skills”, de la Ocde, las competencias que mejor predicen el buen desempeño laboral y el salario son: la persistencia, el autocontrol, la confiabilidad y la orientación al logro.

La extroversión es buena para predecir el desempeño en trabajos gerenciales y en ventas. La regulación emocional es especialmente importante en trabajos con fechas de entrega y alto nivel de estrés, y la apertura a la experiencia para trabajos científicos.

Un dato interesante es que las habilidades socioemocionales son “entre 2,5 y cuatro veces más importantes que las cognitivas para personas de bajos ingresos”; esto señala su relevancia como vehículo de movilidad social.

La generación de los datos

Ciertas competencias técnicas de alto nivel también serán muy importantes en el mundo laboral. Dos de ellas se están posicionando como las más solicitadas: programación y análisis de datos.

Salvo las relacionadas con Marketing y Análisis de Negocios, Ingeniería Eléctrica y Diseño Automotriz, las 25 competencias duras más requeridas por empleadores en el mundo implican algún grado de conocimiento de estas, según un estudio de LinkedIn publicado el pasado enero.

Para hacerse una idea de hacia dónde está yendo el mundo, las cinco más demandadas son Computación en la Nube, Minería de Datos, Administración de las Tecnologías de la Información y Desarrollo Web.

De hecho, un informe de Burning Glassdoor Technologies y Oracle Academy sugiere que la mitad de los trabajos en el primer cuartil de ingresos (más de 57.000 dólares al año) requiere conocimiento de programación.

Y, sin embargo, solo 18% de estos posiciones exigían un título en Ciencias Computacionales, lo que hace pensar que, conforme avanza el mundo digital, el lenguaje de la programación se vuelve una competencia transversal, más allá de la Ingeniería de Sistemas.

No es un accidente que Harvard tenga curso de Programación para Abogados, en el que los futuros juristas aprenden a hacer “lobby con análisis de datos, automatizar litigios en masa e investigar de manera online”, y que el Imperial College de Londres ofrezca uno en “Lenguaje de Programación para Médicos”. O que países como Reino Unido, Argentina y Singapur incluyan la programación en sus bases curriculares para primaria y bachillerato.

Sin embargo, para Paolo Falco, estas de nada sirven sin creatividad. “Hay tareas muy especializadas que hoy son relevantes. Pero pasa lo mismo que en la programación, que se pensaba era de alto nivel técnico e imposible de automatizar, y descubrimos que también la pueden hacer las máquinas.El nivel técnico no es suficiente; tiene que ser acompañado del lado creativo”.

Como señala el economista italiano, sin creatividad incluso el conocimiento altamente técnico puede caer en desuso. Según un estudio de Deming y Kadeem Noray de 2018, el alto retorno económico de las carreras aplicadas en STEM (por las siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) disminuye, en promedio, un 50% en la primera década de vida laboral, pues sus conocimientos quedan obsoletos.Muchos profesionales, incluso, terminan abandonando esa área de trabajo.

De ahí la importancia de hacer las famosa conversión de estas carreras en STEAM (agregándole un nuevo componente fundamental: el Arte).

Repensar el sistema
“Un tema importante de resaltar”, señala Falco, “es que hablamos de competencias blandas porque son las que necesitamos hoy”. Consideramos que serán importantes en el futuro, por lo que muestran los avances tecnológicos de punta hasta el momento. Pero quién sabe cuáles serán las que requeriremos mañana.

Aún con todos los estudios sobre el tema, es importante recordar que el futuro de la cuarta revolución industrial es incierto. En este sentido, lo primero, dice el economista italiano, es implementar un sistema de adaptabilidad y flexibilidad de la educación, incluso antes de pensar qué competencias enseñar.

“Debemos cambiar lo que venimos haciendo”, dice Maritza Rondón, rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia. “Necesitamos pasar de modelos masivos de educación a formas más personalizadas, que es lo que están pidiendo los jóvenes. Se requiere una educación más flexible, al ritmo de cada quién; que reconozca los saberes de los alumnos. Si lo aprendió en la universidad de la vida, ¡qué importa!”

En ese sentido, todavía le falta mucho al sistema educativo. En las instituciones de educación superior en Colombia, aún no hay mecanismos para reconocer el conocimiento informal de los estudiantes, algo importante para recibir a quienes están interesados en estudiar y provienen de rutas no tradicionales.

El mundo todavía no tiene las condiciones necesarias para universalizar el aprendizaje. “Un estudio de la Ocde próximo a salir muestra que los países están poco preparados para el aprendizaje durante la vida. Hay estudios sobre el tema, pero pocos programas comprobables”, dice Falco.

Ese es un último componente fundamental. Mañana, cuando un robot venga a sustituir el trabajo de abogados, contadores o ejecutivos de cuenta en el banco más grande de Rusia –o, para ese efecto, en cualquier otro lugar del mundo–, la idea no es que los reemplace un recién egresado más preparado, sino que los mismos empleados puedan volver al sistema para aprender y reinventarse.

Está en las manos del sistema educativo evitar la catástrofe que significaría lo contrario. Una responsabilidad bastante delicada.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/cuarta-revolucion-industrial-una-reforma-para-el-sistema-educativo/599090

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Revolución industrial 4.0. La robotización amenaza a uno de cada siete puestos de trabajo en todo el mundo

Por: www.publico.es/ Diego Herranz /18-04-2018

La OCDE no tiene dudas. El proceso de digitalización, la Cuarta Revolución Industrial, la 4.0 —entre cuyos parámetros esenciales está la robotización y, por ende, la transformación de los modelos productivos hacia la automatización—, transformará de forma significativa las actuales plantillas de trabajadores. A lo largo y ancho de todo el mundo. Su diagnóstico, publicado a comienzos de este mes, no deja mucho resquicio a las dudas: los robots harán que se pierdan casi 66 millones de empleos. Al menos. Y en un margen temporal corto, de apenas un decenio. En términos más elocuentes, esta sustitución de plantilla supone uno de cada siete trabajos actuales. Focalizadas de forma mayoritaria, en las potencias industrializadas. En concreto, en sus 32 países asociados. Aunque este fenómeno no se circunscribe sólo a este think-tank, considerado de las economías de rentas altas. También afecta a ciertos mercados emergentes —en especial, en China o India—, que han dado un salto hacia la Industria 4.0 sin precedentes.

En su reciente informe, los expertos de esta institución multilateral asegura que el 14% de los puestos laborales de sus socios se pueden catalogar de “altamente automatizables” y que el 32% de sus mercados de trabajo se verán sometidos a cambios considerables. En concreto, a un giro en sus habilidades técnico-profesionales, lo que les exigirá someterse y aprobar cursos de adaptación y readecuación de conocimientos. Impartidos de manera interna por sus empresas o en cooperación con el mundo académico y el entramado institucional del país. Es decir, con una estrategia gubernamental que integre participación académica, subvenciones estatales y la aportación del road map profesional que demandarán las empresas y que debe partir desde las patronales.

Sin embargo, obviamente, no todos los países deberán abordar un mismo nivel de desafío. Hay naciones, como Eslovaquia —dice el informe— que tendrán que adecuar al 33% de sus puestos de trabajo, mientras otros, como Noruega, economía top en materia de digitalización, que apenas deberán reciclar a un 6% de sus trabajadores. “De manera general, los mercados anglosajones, los escandinavos y Holanda tienen unos ratios de automatización pendientes menos exigentes que los del sur de Europa o Chile”, continúa el documento, e incluso, que Alemania y Japón, países con un elevado umbral de robotización, pioneros en adentrarse en la Cuarta Revolución Industrial y que, según admite la agencia de rating Moody’s, han consolidado buena parte de la financiación de las pensiones de la próxima generación gracias al aumento productivo generado por los ejércitos de robots de sus conglomerados industriales en el último decenio. Estas dos tradicionales potencias digitales tendrán que abordar nuevas sustituciones de trabajadores con tareas clásicas, off line, por otros cometidos laborales, basados en la computarización, el uso de algoritmos y el Big Data.

Concepto, origen y retos de la Industria 4.0

La economía digital y, dentro de sus múltiples variantes, la denominada Industria 4.0, es el nuevo paradigma productivo. Inicialmente vinculado a los sectores como las manufacturas, el aéreo o la automoción, sus compañías han adoptado procesos empresariales y métodos de innovación que han transformado, de manera diametral, sus cadenas de valor durante los años de la post-crisis económica. Mediante la integración de una extensa variedad de utensilios, aplicaciones y recursos tecnológicos, desde impresoras 3D hasta la robótica. Pero, sobre todo, a través de una persistente automatización de los fulgurantes avances informáticos (en especial, en software) y la integración de procesos de tratamiento de datos (Big Data), fórmulas algorítmicas y cálculos de economic analytics. Un esfuerzo imprescindible para abordar con éxito los mercados digitales de bienes y servicios manufacturados.

El robot «THK R-7» está representado en la «Aircraft Interiors Expo 2018» en Hamburgo/Reuters

En definitiva, estos actores industriales —muchos unicornios, firmas que han rebasado los 1.000 millones de dólares de valor, pero también consorcios de larga tradición—, se han adentrado en la Inteligencia Artificial. Usan plataformason liney ecosistemas empresariales propicios para el desafío de adecuarse, primero, y satisfacer, después, la demanda de sus clientes. Siempre bajo el teórico desafío de ganar eficacia y celeridad y con objeto de acomodar su producción a la alta competitividad de la era digital y de la productividad. Indispensable, según sus parámetros, para abordar un negocio, el 4.0, capaz de añadir 12 billones de dólares más al PIB global en 2025, tal y como avanza la consultora McKinsey. Cantidad que equivale a las economías conjuntas de Japón, Alemania y Reino Unido. O a la totalidad de riqueza que acumulan los paraísos fiscales.

En definitiva, estos nuevos modelos de negocio, el también denominado Internet de las Cosas o IoT es, sobre todo, Big Data. Y desarrollo analítico. No por casualidad, Facebook, que realiza el soporte de un amplio universo de negocioson line del sector privado, gestiona 300 millones de gigabytes de datos de usuarios, lo que equivale a que cada uno de ellos tenga archivados 126 e-books en sus cuentas. Como tampoco resulta casual que su fundador, Mark Zuckerberg, tuviera que enfrentarse esta semana a una exigente audiencia de casi cinco horas ante el Congreso de EEUU para responder sobre el caso de la filtración masiva de datos personales de millones de usuarios a través de la consultora británica Cambridge Analytica, por el que supuestamente se interfirió en el resultado de las elecciones estadounidenses que llevaron a Donald Trump a La Casa Blanca en 2016. Ni sorprende que Zuckerberg acabara entonando el mea culpa por la implicación de su consorcio en la proliferación de fake news, su propagación entre los votantes americanos y, en consecuencia, su responsabilidad en la inclinación del voto al cabeza de cartel republicano.

Liderazgo global en digitalización

La Industria 4.0, germen de la digitalización, nació en Alemania en 2011. El término lo acuñó y popularizó Henning Kagermann, responsable de la Academia Nacional Alemana de Ciencia e Ingeniería (Acatech), para describir una iniciativa gubernamental de renovación de la política de innovación industrial. Desde su nacimiento, emporios como BASF, Bosch, Daimler, Klöckner & Co, Trumpf o Deutsche Telekom iniciaron un camino de no retorno. Al que se unieron, algo más tarde Siemens o, fuera de Alemania, General Electric y, casi sin excepción, las principales marcas de automoción. Hasta contabilizar alrededor de 2.000 compañías de 26 naciones, que fueron catalogadas por centros de investigación como líderes en economía digital, al inicio de 2016. Estados Unidos, Japón, China, Reino Unido y los países nórdicos acompañan a la locomotora de la UE en el top-tende latitudes que han dejado atrás la tercera revolución, la de la informática, de la segunda mitad del siglo pasado, que siguió a la primera, la mecánica, del Siglo XVIII, y a la segunda, de la proliferación de la energía eléctrica, de finales del XIX y principios del XX.

Pero en este último trienio, la carrera por la hegemonía digital se ha acentuado. No sólo entre las potencias industrializadas, también en los mercados emergentes. Por ejemplo en India pero, sobre todo, en China. Su política de planificación económica ha digitalizado varias industrias estratégicas, desde la metalúrgica, a la naviera o la petroquímica, dentro del cambio de modelo productivo que se implantó tras la crisis de 2008. A las que se han unido otros segmentos como el de las energías alternativas y, desde 2015, cuando se anunció el ambicioso proyecto Made in China 2025, otros sectores de alta tecnología y de mayor sensibilidad para la seguridad nacional como el aeroespacial o la de nuevos materiales.

Este salto hacia la Cuarta Revolución Industrial, la 4.0, deja datos elocuentes. Entre otros, que la tercera parte de los 262 startups globales que han alcanzado la consideración de unicornios —es decir, firmas con facturaciones anuales superiores a los 1.000 millones de dólares—, son chinas y acaparan el 43% del valor de estas firmas. O que sus gigantes tecnológicos tuteen en beneficios e ingresos a sus rivales estadounidenses, europeos o japoneses. Alibabá, Baidu, Tencent o BAT operan con sus propios ecosistemas digitales. Una conquista esencial, a juzgar por las palabras de Kagermann, que deja una frase lapidaria: “quien controle las plataformas, será el dueño del futuro”, recogiendo los mensajes de las firmas de Sillicon Valley desde hace un lustro. Al calor de la laxitud regulatoria y de las inyecciones financieras de Pekín. Aunque también del boom del consumo ciudadano, que roza los 800.000 millones de dólares en Internet, —once veces el gasto de e-commerce en EEUU— y de la inversión empresarial: el capital riesgo tecno-digital se sitúa en el top-three mundial, con más de 77.000 millones de dólares en el trienio 2014-16, el 19% del total. China ha pasado de estar 4,9 veces menos digitalizada que EEUU en 2013 a 3,7 en 2016. Y desea imponer su estilo en el mundo.

Aunque EEUU reacciona sin pausa. Sus nuevas empresas digitales atesoraron sólo en el primer trimestre de este año más de 1.900 millones de dólares, un 29% más que en el último tramo del ejercicio pasado y protagonizaron casi el 10% de las 1.206 fusiones del sector tecnológico. Más aún. Fueron las tres adquisiciones corporativas con mayor capital acordado. La lucha, pues, por la Inteligencia Artificial (AI) prosigue sin cuartel. Atrás quedaron las etiquetas en móviles de alta gama del estilo de Diseñado en US, ensamblado en China. Ahora, voces como la de Eric Schmidt, ex presidente de Alphabet, advierten de que China superará a EEUU en IA en 2025. Por mucho que la Casa Blanca haya bloqueado la OPA hostil hacia Qualcomm, fabricante americano de chips por parte de Broadcom, firma domiciliada en Singapur, pero sobre la que pende, a juicio de la Administración Trump, temores fundados de que sirve a los intereses del servicio de información estatal chino. O que el sector admita que Pekín ha adquirido fraudulentamente patentes a firmas de sus rivales americano y europeos, preferentemente, por valor de un billón de dólares.

Quizás uno de los rankings más solventes y aceptados internacionalmente de la 4IR (acrónimo de Cuarta Revolución Industrial en inglés) sea el del World Economic Forum (WEF). La fundación que organiza la cumbre anual de Davos, en su último informe, en el que colabora la consultora AT Kearney, señala a Singapur como el enclave más avanzado. A partir del diagnóstico de dos componentes básicos: la estructura de producción digital del país, indispensable para poner en marcha la 4IR, y los motores productivos, es decir, las herramientas, cauces y estrategias que los sectores privados de cada país han puesto a disposición de este cambio de paradigma. En total, analizan 59 indicadores que transforman los sistemas de producción. Y engloban al centenar de economías de su clasificación en cuatro grandes grupos. Las naciones que dirigen el liderazgo, entre las que se encuentra España, las de alto potencial futuro, las que ostentan una buena base, aunque con riesgos para alcanzar el éxito y los que se acaban de iniciar en la tarea, con reducidos niveles de digitalización y sin apenas sostén productivo dirigido a la digitalización. Japón, Corea del Sur, Alemania, Suiza y China protagonizan el top-fiveen cuanto a solidez de la estructura de producción. Mientras, EEUU, Singapur, Suiza, Reino Unido y Holanda son sus homólogos del otro gran factor de cambio: los que acaparan más y mejores elementos dinamizadores —tecnológicos— de la revolución digital.

España se sitúa en el puesto 29 y 24, respectivamente. A la cola del bloque de economías más avanzadas, casi todas ellas localizadas en Europa, América del Norte y Sudeste Asiático.

Otro examen que toma el pulso global de la digitalización es el que realiza la IFR o Internacional Federation of Robotics. En concreto, su estudio sobre densidad de robots en las manufacturas, las industrias por antonomasia de la versión 4.0. Su último top-ten lo encabeza Corea del Sur, con 631 robots por cada 10.000 habitantes, su fórmula del ranking. Y con visos de incrementar esta ratio en los próximos cinco años, porque el Gobierno de Seúl ha impuesto una estrategia quinquenal, con fondos oficiales destinados a la I+D+i y partidas de 450 millones de dólares por año destinadas a elevar los umbrales. Le siguen Singapur, con 488 robots; Alemania, con 309; Japón (303); Suecia (223); Dinamarca (211); EEUU (189); Italia (185); Bélgica (184) y Taiwán: 177.

El panorama en España: otro retardo evolutivo

Según la Comisión Europea, el mercado interior 4.0 es el tercero, en cifras globales, en cuanto a inversiones relacionadas con IoT. Y será así, hasta 2020, después de crecer a un ritmo del 22% en el lustro actual. En tres años, alcanzará los 287.000 millones de capital. La mayor parte de esa riqueza la generará la Industria 4.0 que, en la actualidad, supone el 15% del PIB de la UE. Bruselas deja una radiografía inquietante para España. En su estado de situación sitúa a Alemania, Irlanda Suecia y Austria como los cuatro pioneros, con una industria manufacturera amplia y moderna y un clima para hacer negocios, idóneo para las empresas tecnológicas. Le siguen los potenciales (Bélgica, Finlandia, Holanda, Dinamarca, Reino Unido y Francia), con procesos innovadores en marcha, bien perfilados, que les concederán ventajas industriales en el mundo digital a corto plazo. Luego cita a los tradicionalistas, todos del Este (República Checa, Hungría, Eslovaquia y Lituania), aún con industrias tradicionales pero que ya han emprendido los primeros pasos hacia la digitalización, y los titubeantes o hesitators (Italia, España, Estonia, Portugal, Polonia, Croacia y Bulgaria) sin sector manufacturero importante y sin estar todavía preparados para afrontar los retos de la Industria 4.0.

El problema de España es que sólo invierte uno de cada tres euros presupuestados en I+D +i. De los 4.635 millones de euros previstos, solo se habrían ejecutado 1.376, un 29,7% del total. Esta tasa de ejecución es ocho puntos más baja de la que se registró en 2016 (38,2%) y marca el mínimo histórico desde que se registran datos al respecto (año 2000). A lo que hay que unir el descenso gradual de recursos a la agenda digital desde el inicio de la crisis. Entre 2002 a 2007, la ejecución de presupuestos de I+D+i en nuestro país se situó siempre por encima del 90%, dice Cotec. Sus expertos, a partir de los datos oficiales, admite que desde 2009, cuando se alcanza la cima de inversión estatal —6.675 millones de euros ejecutados, un 81,6% de lo presupuestado—, la diferencia entre lo presupuestado y lo invertido no ha parado de bajar. Hasta el punto de que, el pasado ejercicio, el gasto real del Estado en este ámbito —1.376 millones de euros— fue nada menos que un 80% inferior al de 2009.

La OCDE estima que la economía española podría sumar 35.000 millones de euros más en 2020 si se avanzara en este trienio en la Industria Conectada 4.0, la estrategia oficial que dirige, desde 2015, la Secretaría General de Industria y de la PyME, adscrita al Ministerio de Economía. Pero sus empeños de que España se encarame al tren de la digitalización colisionan frontalmente con la, de nuevo, cada vez mayor sutura de la brecha tecnológica. Con Europa y con el resto de rivales mundiales. Entre otras cosas, porque la proliferación de startups tecnológicas con el escaso grado de asentamiento del capital riesgo en la economía hispana y la ausencia de una estrategia oficial dirigida a que las empresas de tamaño medio se conviertan en emporios digitales, hace difícil que el sector privado se adecúe a este cambio de época. Ni empresarios ni analistas son capaces de desvelar el nombre de compañías españolas con capacidad para adquirir músculo global en el sector de la industria digital. Tampoco están ni se la esperan para liderar o protagonizar alguna fusión internacional en el sector. Una vez más, España se incorporará tarde a un nuevo desafío de la globalización. A pesar de que La Caixa de que, en 2020, el 43% de los puestos de trabajo en España serán sustituidos por robots; el 66%, a medio plazo. O de que el instituto Bruegel, uno de los de mayor prestigio en Europa, alerte de que habrá 3 millones de robots en todo el mundo y apenas 35.000 en España.

Soluciones integrales a la robotización

Martin Schwab, fundador del WEF, recuerda que los robots no son un utensilio de ciencia ficción. «Están con nosotros desde los años sesenta», precisa antes de realizar un planteamiento cargado de lógica: «los robots, ¿trabajan para los humanos o en contra de los humanos?». Porque, en su opinión —una de las más valoradas del ámbito neoliberal— la robotización y la automatización de los modelos productivos que ocasiona este fenómeno en las industrias con negocios digitales “debería generar una Renta Básica Universal (RBU). Además de una readaptación constante de los empleados actuales de los segmentos manufacturados y de los venideros, hacia las nuevas habilidades profesionales que demandarán estos sectores.

Por supuesto —dice— en disciplinas como el coding (puestos de ingeniería y software, que crecerán en un 18,8% hasta 2024, según el Departamento de Trabajo de EEUU). O el Data Analytic, porque el mundo se mueve por datos. Google, Facebook o Amazon manejan cantidades inimaginables de datos cuantitativos. De forma masiva, analizan esa información y crean tendencias y correlaciones de negocios que generan aumentos de valor de compañías. El número de analista de datos crecerá un 30% en los próximos siete años. Y quien sea capaz de analizar largas series de datos y producir percepciones reales para que la gente tome decisiones tendrá asegurado su lugar en el mundo laboral. También las matemáticas, imprescindibles en la era del Big Data. Pero sin descuidar las humanidades, ya que la reemplazará cientos de miles de puestos de trabajo. La práctica totalidad, de componente técnico. Pero no los de alta creatividad. Ni los conocimientos relacionados con las ciencias, con los descubrimientos científicos.

Desde la OCDE también claman por esta transformación laboral. Un 47% está en riesgo en EEUU. Nada menos que 13 millones de americanos perdieron su puesto de trabajo por el impacto de la crisis en sus mercados locales; por ejemplo, en Detroit, cuna de la industria automovilística del país. Sus expertos hablan que el reciclaje profesional debe enfocarse, primordialmente, entre los trabajadores de baja cualificación, para reconducirlos hacia las nuevas directrices digitales.

Sin embargo, el gran cambio cualitativo que reclama la digitalización es el gravamen tributario a las empresas por el uso de robot. Una tendencia que respalda el WEF y Schwab, y que también defienden empresarios como Bill Gates, a quien le parece “lógico” que las compañías paguen cuando reemplacen trabajadores por maquinaria robotizada. Aunque otros, como Elon Musk se decantan por la renta universal o Jeff Immelt, CEO de General Electric, por acuerdos entre el sector público y privado para perfilar los cursos de formación constante que requerirán las firmas digitalizadas en el futuro.

El debate de la tributación, con tantos partidarios como detractores —entre los que cala la crítica de la ambigüedad del término robot, que dificulta la definición de la base imponible, así como la indefinición de los beneficios y de la productividad adicional que generan— ha llegado, incluso, a la Eurocámara. Un informe oficial de la parlamentaria luxemburguesa Mady Delvaux, de la Alianza Progresista, con el sello de su Comité de Asuntos Legales, enfatiza la necesidad de que las compañías “respondan a requerimientos” regulatorios en los que “revelen la contribución de los robots y de otras herramientas propias al resultado económico de la firma”. En aras de “establecer posibles contribuciones fiscales y de cotizaciones sociales”.

@dherranzd

Fuente: http://www.publico.es/ciencias/revolucion-industrial-40-robotizacion-amenaza-siete-puestos-mundo.html

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Uruguay: Expertos apuntaron a mejorar la educación para empleo robótico.

América del Sur/Uruguay/21.11.2017/Autor y Fuente:https://www.elobservador.com.uy/

«La robotización, automatización y empleo: nuevas demandas y calificaciones» fue el tema central de la conferencia que reunió este jueves a expertos nacionales e internacionales en el marco de la segunda edición de la Semana de la Industria.

Los malos resultados que muestra la educación secundaria fue la línea que guió la participación del director de Estudios Económicos de la Cámara de Industrias (CIU), Sebastián Pérez. «Me da la sensación que tenemos un paciente que tiene un problema cardiaco grave y nos ponemos a conversar sobre cuestiones accesorias a la salud del ser humano que tenemos que atender», dijo Pérez.

Según afirmó, «hay una emergencia» en materia de formación de los adolescentes que es «un problema grave», porque los jóvenes se van de mundo educativo. «La currícula liceal está muy atrasada respecto a lo que es hoy el mundo y sus exigencias», alertó.

«El primer problema que tenemos es que nos cuesta identificarlo. La mitad de los chicos no termina el liceo. (…). Terminar la secundaria bajo el modelo actual no premia y por eso no la terminan. Tenemos que empezar a exigir a nuestros políticos que por favor tomen el tema como una emergencia. Si no actuamos ya las diferencias sociales y las brechas salariales van a ser mucho peores», señaló.

Por su parte, el representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Fernando Vargas dijo que la robotización y automatización está instalada «como un virus» en todo el continente. «Todo el mundo habla de que el trabajo se va a acabar y que el mundo nos va a dar una serie de sorpresas».

Vargas consideró que la región en su conjunto tiene un déficit de recursos humanos para enfrentar el desafío de diversificar la matriz productiva agregando conocimiento en bienes más sofisticados, por la vía del valor agregado en productos tradicionales o generando nuevos bienes.

Educación más pobre

«Tenemos mejor educación, pero con menos calidad. Tenemos una brecha de habilidades. Más de cuatro de cada diez empleadores manifiestan que tienen problemas para encontrar trabajadores con las competencias adecuadas para nuevos puestos», afirmó Vargas. Además, remarcó que el desempeño de las jóvenes en las pruebas PISA «deja mucho que desear» en matemáticas, ciencias y lectura.

Para Manuel Albaladejo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), hay dos visiones. La optimista que dice que cualquier revolución industrial ha sido seguida por la generación de empleo a todo nivel y la pesimista que argumenta que los cambios tecnológicos y la velocidad con que se dan esas modificaciones están haciendo que posiblemente «muchos de los empleos que se están perdiendo no se vuelven a generar».

«Nos pensamos que no tenemos trabajo. En el mundo hay 3,5 millones de trabajos vacantes en sectores manufactureros, fundamentalmente ingeniería de sistemas, electrónica, software y simulación. La demanda es fantástica. El impacto de la robotización va a ser menor con la capacidad de los países de moverse a aquellos sectores que van a ser mucho más dinámicos», pronosticó.

Además, el experto destacó que «posiblemente» el futuro va a estar más orientado a cómo empezar a generar emprendedores que tengan la flexibilidad y autonomía para trabajar, independientemente de que alguien les ponga arriba de la mesa un contrato laboral.

En tanto, Sebastián Rovira de Cepal comentó que hay que generar espacios para que la formación tenga inserción en el mercado laboral y al mismo tiempo no olvidar la importancia que cada vez más va a tener la ciencia y la investigación aplicada.

«Pensando en lo que va a venir hay que hilar más fino y ver cuánto se está formando en robótica, inteligencia artificial y big data, que es algo que va a demandar. Son cosas que tenemos que discutir hoy», culminó Rovira.

Fuente:https://www.elobservador.com.uy/expertos-apuntaron-mejorar-la-educacion-empleo-robotico-n1142731

Imagen:https://www.elobservador.com.uy/expertos-apuntaron-mejorar-la-educacion-empleo-robotico-n1142731

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Uruguay: Expertos aconsejaron mejorar la educación para empleo robótico

19 Noviembre 2017/Fuente:elobservador /Autor:elobservador

«La robotización, automatización y empleo: nuevas demandas y calificaciones» fue el tema central de la conferencia que reunió este jueves a expertos nacionales e internacionales en el marco de la segunda edición de la Semana de la Industria.

Los malos resultados que muestra la educación secundaria fue la línea que guió la participación del director de Estudios Económicos de la Cámara de Industrias (CIU), Sebastián Pérez. «Me da la sensación que tenemos un paciente que tiene un problema cardiaco grave y nos ponemos a conversar sobre cuestiones accesorias a la salud del ser humano que tenemos que atender», dijo Pérez.

Según afirmó, «hay una emergencia» en materia de formación de los adolescentes que es «un problema grave», porque los jóvenes se van de mundo educativo. «La currícula liceal está muy atrasada respecto a lo que es hoy el mundo y sus exigencias», alertó.

«El primer problema que tenemos es que nos cuesta identificarlo. La mitad de los chicos no termina el liceo. (…). Terminar la secundaria bajo el modelo actual no premia y por eso no la terminan. Tenemos que empezar a exigir a nuestros políticos que por favor tomen el tema como una emergencia. Si no actuamos ya las diferencias sociales y las brechas salariales van a ser mucho peores», señaló.

Por su parte, el representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Fernando Vargas dijo que la robotización y automatización está instalada «como un virus» en todo el continente. «Todo el mundo habla de que el trabajo se va a acabar y que el mundo nos va a dar una serie de sorpresas».

Vargas consideró que la región en su conjunto tiene un déficit de recursos humanos para enfrentar el desafío de diversificar la matriz productiva agregando conocimiento en bienes más sofisticados, por la vía del valor agregado en productos tradicionales o generando nuevos bienes.

Educación más pobre

«Tenemos mejor educación, pero con menos calidad. Tenemos una brecha de habilidades. Más de cuatro de cada diez empleadores manifiestan que tienen problemas para encontrar trabajadores con las competencias adecuadas para nuevos puestos», afirmó Vargas. Además, remarcó que el desempeño de las jóvenes en las pruebas PISA «deja mucho que desear» en matemáticas, ciencias y lectura.

Para Manuel Albaladejo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), hay dos visiones. La optimista que dice que cualquier revolución industrial ha sido seguida por la generación de empleo a todo nivel y la pesimista que argumenta que los cambios tecnológicos y la velocidad con que se dan esas modificaciones están haciendo que posiblemente «muchos de los empleos que se están perdiendo no se vuelven a generar».

«Nos pensamos que no tenemos trabajo. En el mundo hay 3,5 millones de trabajos vacantes en sectores manufactureros, fundamentalmente ingeniería de sistemas, electrónica, software y simulación. La demanda es fantástica. El impacto de la robotización va a ser menor con la capacidad de los países de moverse a aquellos sectores que van a ser mucho más dinámicos», pronosticó.

Además, el experto destacó que «posiblemente» el futuro va a estar más orientado a cómo empezar a generar emprendedores que tengan la flexibilidad y autonomía para trabajar, independientemente de que alguien les ponga arriba de la mesa un contrato laboral.

En tanto, Sebastián Rovira de Cepal comentó que hay que generar espacios para que la formación tenga inserción en el mercado laboral y al mismo tiempo no olvidar la importancia que cada vez más va a tener la ciencia y la investigación aplicada.

«Pensando en lo que va a venir hay que hilar más fino y ver cuánto se está formando en robótica, inteligencia artificial y big data, que es algo que va a demandar. Son cosas que tenemos que discutir hoy», culminó Rovira.

Fuente de la noticia: https://www.elobservador.com.uy/expertos-apuntaron-mejorar-la-educacion-empleo-robotico-n1142731

Fuente de la imagen: https://media.elobservador.com.uy/adjuntos/181/imagenes/021/896/002189696

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Robotización y ecología, retos de la sociedad y la educación

Por: Pablo Gutiérrez Álamo

La iniciativa Diálogos por la educación de La educación que nos une pretende extender la discusión sobre el sistema educativo ahora que se está hablando tanto de pacto.

Yayo Herrero (Ecologistas en Acción) y Francisco López Rupérez (expresidente del Consejo Escolar del Estado) hablaron de los retos que nos esperan a la vuelta de la esquina, una robotización, automatización, de gran cantidad de procesos y trabajos, en un mundo que está aguantando unas tensiones ambientales, sociales y políticas que hay que tener presentes.

Ambos fueron los encargados de abrir el ciclo de Diálogos por la Educación organizado por La educación que nos une, en colaboración con el Ateneo de Madrid, el Ayuntamiento y El Diario de la Educación.

Ante una creciente robotización y automatización de los procesos productivos en un futuro muy cercano, López Rupérez defendió una educación apoyada por igual en dos pilares: los conocimientos y las competencias personales. Capaz de dar herramientas, en ambos sentidos, para estos desafíos que las personas de los países desarrollados habrán de enfrentar, en un mercado de trabajo de alta cualificación. Conocimientos profundos para poder alcanzar trabajos de cierta cualificación, al mismo tiempo que competencias relativas a la gestión de la incertidumbre.

Pero ¿seremos capaces de sostener la vida en este escenario de mecanización? Yayo Herrero centró su mirada en la necesidad de proteger la vida, los ecosistemas, y mirar a las personas, fundamentalmente mujeres, que son responsables principales de la reproducción y sostenimiento de la vida. Una mirada puesta en qué clase de sociedad queremos, con la que definir qué educación necesitamos.

En un futuro que efectivamente parece cada vez más mecanizado y robotizado, Herrero se pregunta si será sostenible dados los costes en materiales y energía que supondrá esa enorme transformación.

En cualquiera de los dos casos, la educación tiene un papel principal, no tal vez como responsable de todos los cambios y mejoras, pero sí como transmisora de los valores que la sociedad quiere transmitir.

También vive en un momento de encrucijada que la obliga a grandes transformaciones. Tanto Francisco López Rupérez como Yayo Herrero entienden que ha de haber una mayor implicación e interconexión entre las enseñanza de las humanidades y de las ciencias, un mayor peso de la investigación neurocientífica relacionada con la importancia de las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Todo esto con un currículo “insoportablemente extenso”, en palabras de López Rupérez, que debe pensarse de otra manera, para generar aprendizajes profundos para evitar “surfear por la superficie” de los contenidos. Un diseño curricular que podría hacerse por etapas educativas, y no por cursos concretos.

Un currículo, reflejo de lo que la sociedad cree que es importante, dijo Herrero, quien ve la necesidad de que se conecte con los problemas que vivimos (escasez de materiales, de energía fósil, de aumento de las desigualdades y la violencia), frente a un conocimiento parcelado por materias.

Un aprendizaje, además afirmó Herrero, que debe estar conectado con los cómos, un aprender haciendo, colaborando el alumnado y conectado con el entorno de cada centro. Eso sí, que no olvide la importancia de los conocimientos, como base imprescindible sobre la que trabajar las competencias, dijo López Rupérez.

En definitiva, vivimos un momento de profundo y acelerado cambio que nos exige pensar profundamente en qué sociedad queremos y qué educación necesitamos para alcanzarla.

La próxima mesa se desarrollará el 29 de marzo y tratará sobre la doble red, pública y concertada y los retos que también se plantean en un ciclo temporal que ha endurecido las posiciones sobre el papel que debe cumplir cada una de ellas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/10/robotizacion-y-ecologia-retos-de-la-sociedad-y-la-educacion/

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Estados Unidos: Robotización plantea más retos para mercado laboral.

América del Norte/Estados Unidos/26.02.2017/Autor y Fuente: http://prensa-latina.cu/
La robotización tiene entre sus efectos inmediatos la pérdida de millones de empleos y el incremento de la desigualdad, lo que plantea importantes retos, señaló hoy un artículo del Banco Mundial.

A juicio de los expertos, la automatización representa una gran amenaza para el mercado laboral, pues la tecnología progresa mucho más rápido que las estrategias y las políticas para asegurar que los humanos avancen con las máquinas en ‘en vez de competir con ellas’.

Los robots han desplazado a obreros y trabajadores en muchas industrias; pero el fenómeno se extiende hasta los hogares y a la vida cotidiana en actividades como la limpieza de habitaciones, el lavado de ropa, la conducción de vehículos, el diagnóstico de enfermedades y el ofrecimiento de asesoría jurídica.

‘Si bien la tecnología, en general, ha resultado una bendición para la humanidad, no hay que dudar que sus costos y el impacto en la vida de miles de millones han sido dramáticos’, señala el análisis publicado por el Banco Mundial en su página web.

Estimaciones de la Federación Internacional de Robótica señalan que para 2019 el número de robots industriales a escala global llegará a 2,6 millones, es decir, cerca de un millón más en relación con 2015, un año récord para esa industria.

Alrededor del 70 por ciento de los instalados actualmente se encuentra en los sectores automotriz, electrónico-eléctrico, de metales y maquinaria industrial, recuerda el texto, que ubica la mayor concentración geográfica en la Unión Europea.

Cada vez más estudios comienzan a respaldar la idea de que esos aparatos aumentan la productividad, los salarios, e incluso la demanda total de mano de obra, pero sobre todo, benefician a los más calificados, a costa de aquellos con menos conocimientos, salarios medianos y bajos.

El desplazamiento del empleo y la pérdida de puestos de trabajo provocados por el cambio tecnológico forman parte indisoluble del progreso económico: los robots han reducido la necesidad de que las personas realicen tareas arduas, repetitivas o peligrosas, reseña el análisis.

En términos de soluciones a largo, el artículo subraya la importancia del acceso a la educación de calidad y el desarrollo de habilidades desde edades tempranas, como elementos esenciales.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=66106&SEO=robotizacion-plantea-mas-retos-para-mercado-laboral

Imagen:http://www.panamaon.com/m/p/770×410/media/files/20398-media.jpg

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