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¿Qué es el aprendizaje activo?

Por: Sofía García-Bullé

Este modelo implica un cambio en el enfoque, el alumno deja de ser pasivo y se convierte en en el protagonista de su propio aprendizaje.

La inquietud docente de crear estructuras y dinámicas para el involucramiento del alumno en su propia educación no es un problema nuevo. Un proceso de aprendizaje basado en la apropiación del conocimiento y no solo la reproducción del mismo, es indiscutiblemente más efectivo. Esta es la idea básica de la que parte el aprendizaje activo.

Esta estrategia didáctica se distingue por centrarse en el aprendizaje del alumno e incentivar su participación activa y consciente en el proceso educativo. La compresión del material a cubrir es crucial para la ejecución del aprendizaje activo, diseñado para gestionar la experiencia didáctica como una jornada que parte del alumno y no solo como una respuesta a lo que plantea el docente.

Para propiciar las condiciones del aprendizaje activo, la construcción de espacios colaborativos es fundamental. De esta forma los alumnos tienen oportunidad de aportar, dialogar y generar conocimiento dentro del grupo. A esto se le llama aprender haciendo y es la herramienta principal para para cumplir los objetivos del aprendizaje activo.

Objetivos del aprendizaje activo

La meta del aprendizaje activo es proveer a los estudiantes del ambiente, actividades y acompañamiento para desarrollar habilidades de búsqueda análisis y síntesis de la información, también de resolver problemas, diálogo y expresión. Para aplicarlo con éxito, los estudiantes requieren reflexionar y practicar los conocimientos y habilidades transmitidas por el maestro con el fin de cimentar recuerdos a largo plazo y una comprensión más profunda que permita a los alumnos no solo almacenar la información en su memoria sino adoptar ese conocimiento y habilidad como suyos.

Lo anterior también les habilitará la posibilidad de crear conexiones entre el material aprendido y pensar de manera creativa. Bajo este contexto los alumnos dejan de ser espectadores pasivos a la espera de realizar lo que el profesor les indique. Ante este cambio de ritmo el docente también debe adaptarse.

Rol del docente

Dentro del marco del aprendizaje activo, la primera tarea del docente es procurar un ambiente didáctico que se sienta seguro para los alumnos y que despierte su interés, así como promover la participación. El docente aquí es un guía, un motivador y su trabajo más importante es impulsar a los alumnos a aprender haciendo por el gusto de hacer las cosas que los llevan a aprender.

¿Cómo se aplica?

En el centro educacional San Antonio, Ubicado en la región Chilena de Maule, presentan un ejemplo práctico de cómo incursionar en una metodología del aprendizaje activo. Realizaron un estudio interno con el fin de identificar qué prácticas pedagógicas preferían los estudiantes. El 95 % del alumnado declaró su predilección por aprender en grupos, a raíz de este resultado, los docentes cambiaron por completo su modelo pedagógico a uno colaborativo que incentivara también la creatividad de los estudiantes.

“Los hace mucho más empáticos, mucho más receptivos, se preocupan más del compañero”, menciona Pamela Rojas, profesora de educación general básica del centro educacional San Antonio, argumentando que de esta forma también generan lazos más sólidos y un compromiso mayor con la escuela.

¿Has aplicado instancias de aprendizaje activo en la escuela? ¿Cómo ha sido tu experiencia con esta metodología? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/aprendizaje-activo

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Enseñar, aprender, educar

Xavier Besalú

En esta crisis se ha puesto de manifiesto también algo que, con tanta ingeniería verbal y tanta burocracia tecnocrática, tal vez habíamos olvidado: que las escuelas e institutos no son propiamente centros de entrenamiento, de aprendizaje, sino de educación, de crecimiento y desarrollo personal, de formación de la subjetividad.

T. Piketty, J.K. Galbraith y B. Sachs, economistas de reconocido prestigio, se preguntaban en un artículo reciente, “¿Qué nos ha enseñado esta crisis? En primer lugar, que los seres humanos en el trabajo no pueden ser reducidos a meros recursos”. Y, más adelante, afirmaban que algunos servicios “son actividades que deberíamos proteger de las leyes del mercado. En caso de no hacerlo, correríamos el riesgo de acentuar todavía más las desigualdades, sacrificando a las personas más desvalidas y vulnerables”.

En esta crisis se ha puesto de manifiesto también algo que, con tanta ingeniería verbal y tanta burocracia tecnocrática, tal vez habíamos olvidado: que las escuelas e institutos no son propiamente centros de entrenamiento, de aprendizaje, sino de educación, de crecimiento y desarrollo personal, de formación de la subjetividad. Y que la educación es, por encima de todo, un encuentro entre seres humanos, porque ni los alumnos son objetos prestos a ser moldeados o disciplinados, ni los docentes simples recursos puestos a su disposición, cual ordenadores de carne y hueso o libros de texto encarnados. En este encuentro, la comunicación y las relaciones personales juegan un papel insustituible, porque una y otras se dan entre sujetos que hacen cosas juntos y que se sienten vinculados por un lazo de confianza mutua; que construyen significado, ideas y emociones al compartir actividades, en un proceso abierto e indeterminado. Por eso, la educación es casi siempre un camino lento, difícil, en que los resultados –programados por adelantado, o no- nunca están garantizados.

En este encuentro, el docente asume una responsabilidad especial: ya hemos dicho que no es un simple recurso, pero tampoco un mero facilitador o acelerador del aprendizaje, ni un compañero que se limite a acompañar a los alumnos. El docente está en la escuela para enseñar. Parece un verbo antiguo o casi fuera de lugar, porque la enseñanza se ha asociado –muchas veces con razón– a la escuela transmisiva, autoritaria y verbalista; también por la preeminencia de las teorías del aprendizaje que han otorgado todo el protagonismo al aprendiz. Pero creo que con el agua sucia de la escuela que no queremos hemos tirado también al docente, como si se tratara de algo prescindible o intrascendente.

Esta crisis, sin embargo, ha revalorizado la función docente, ha puesto al descubierto ese valor añadido, difícil de explicar pero tan presente, junto a la importancia de los compañeros, protagonistas también de este encuentro didáctico. Porque un docente es un adulto que actúa en primera persona, capaz de presentar conocimientos complejos e ignorados, de hacer preguntas insospechadas, complejas, sin una respuesta predeterminada, de establecer prioridades, de manejar problemas y conflictos, de generar complicidades y sinergias, de dar testimonio con sus conductas y su modo de proceder…

Los docentes están ahí para transitar de lo que es deseado a lo que es deseable. Los alumnos no son consumidores, cuyas necesidades e intereses haya que satisfacer de la manera más rápida y eficaz, sino personas abiertas a la posibilidad de ser enseñados, de descubrir nuevos mundos, de salir del terreno de juego que les han marcado sus familias y sus experiencias anteriores, de caminar hacia su independencia.

Lo expuso de forma clarividente, hace ya muchos años, J. Dewey, cuando afirmaba que los intereses de los niños deben tomarse como un indicador de su estado de desarrollo, como señales de una capacidad a punto de activarse; que dichos intereses no deben ser reprimidos, pero tampoco complacidos. Porque los niños viven en un mundo pequeño y limitado, y no deberían ser abandonados a su propia espontaneidad. Por eso, el docente que postula Dewey es un buen científico, alguien que ha experimentado en su propia carne el placer de investigar, de descubrir, además de un buen conocedor de cada uno de sus alumnos.

En esta crisis ha habido que contar desde el primer momento con el saber de los epidemiólogos y, en general, de los profesionales de la salud, que han puesto sobre la mesa las vías de contagio, sus múltiples y dañinos efectos sobre las personas y las formas más eficaces no solo para curarlas, sino para evitar al máximo la posibilidad de nuevos contagios. Pero las decisiones han recaído sobre los gobiernos, los encargados de gestionar la vida del país, que han tenido en cuenta, por supuesto, lo que dice la ciencia médica, pero también otras múltiples variables que inciden y condicionan la vida de la ciudadanía (economía, trabajo, ocio, bienestar personal, vínculos familiares, movilidad, seguridad…).

Algo similar podríamos argüir para la educación escolar. Evidentemente hay unas bases científicas que los docentes deben conocer: la neurociencia, que nos instruye sobre como funciona el cerebro y nuestra mente; las teorías del aprendizaje, que nos ilustran sobre qué mecanismos y órganos se movilizan o conviene movilizar para producir aprendizaje; las demandas de cada sociedad concreta en un momento histórico determinado, que buscan inserir en su seno a las nuevas generaciones; etc. Pero la función docente no debe actuar al dictado de ninguna de estas ciencias, porque en la escuela y en los institutos lo que hay son personas multidimensionales, que deben crecer y desarrollarse en todas ellas, y porque la función de la educación escolar va más allá de los estrictos intereses y necesidades individuales.

El énfasis casi exclusivo en el aprendizaje ha tenido unas derivadas que vale la pena considerar. En primer lugar, se habla de él como de una nueva mayéutica, como si todo el conocimiento estuviera ya en el interior de los niños y jóvenes, como si solo hiciera falta el andamiaje o el entorno propicio para su alumbramiento… También se presenta el aprendizaje como algo inevitable y permanente, natural como la vida misma, casi como una condena de la que no podemos escapar, de manera que, cuando alguien no aprende o se niega aprender, es que algo falla en él, es que se trata de alguien problemático… Además, aprendizaje es un término con un sesgo individualista e individualizador, que podría ignorar y prescindir de las relaciones y la comunicación en los procesos y prácticas educativas. En cualquier caso el lenguaje del aprendizaje no es inocente: conduce más a la adaptación que a la emancipación, más a la domesticación que a la posibilidad de elegir entre diversas alternativas.

Dice Ph. Meirieu que la educación es “el esfuerzo para conseguir que personas consideradas ineducables y abocadas a la exclusión, accedan a la cultura y a la libertad; para remontar las contradicciones inevitables entre el principio de educabilidad –según el cual, todos los alumnos pueden aprender y crecer- y el principio de libertad –según el cual, nadie puede aprender por otro, ni obligarle a crecer”. Una educación que busca asociar la instrucción –la transmisión, la reproducción y la producción de saberes- y la emancipación –la capacidad de pensar por sí mismo. Una educación que asume el compromiso de que toda la ciudadanía adquiera unos saberes y unas competencias que le permitan reducir al máximo los déficits derivados de su entorno sociofamiliar y así poder optar a unas posibilidades profesionales y sociales que la suerte le había negado.

Xavier Besalú es profesor de Pedagogía de la Universidad de Girona

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Lo que los maestros cambiarían sobre la educación

No es ningún secreto que la educación pública en Estados Unidos no es un sistema perfecto, y muchos maestros están abogando por un cambio generalizado. Los maestros, más que cualquier otro personal relacionado con la escuela, entienden lo que debe cambiarse porque enfrentan estos problemas en el aula todos los días. Una encuesta reciente de Educators for Excellence preguntó a 1,000 maestros de escuelas públicas a tiempo completo qué cambiarían sobre la educación, y aquí están sus respuestas:Lo que los maestros cambiarían sobre la educación:

  •         Más oportunidades para tomar decisiones a gran escala.

De manera abrumadora, los maestros acordaron que lo que más les gustaría cambiar sobre la educación es su capacidad de influir en las decisiones a gran escala, como los cambios de políticas a nivel estatal o los cambios del distrito realizados por los administradores. Los maestros son los que más sienten los efectos de tales cambios, pero a menudo son los últimos en influir en tales decisiones.

Los maestros saben lo que necesitan sus alumnos, y a menudo es difícil para los maestros aceptar que estas decisiones importantes a gran escala están siendo tomadas por personas que nunca han estado en un aula o que han estado fuera del aula durante 10 años o más.

  •         Más oportunidades de liderazgo y crecimiento profesional mientras permaneces en el aula.

En educación, se entiende que si desea avanzar en su carrera, probablemente tendrá que salir del aula y convertirse en administrador en lugar de maestro. Sin embargo, algunos maestros quieren crecer y avanzar en sus carreras, pero no quieren abandonar el aula. Los maestros en la encuesta querían más oportunidades de liderazgo mientras permanecían en el aula.

  •         Más tiempo para concentrarse en las cosas que importan.

Los maestros también acordaron que quieren más tiempo para concentrarse en las cosas que importan. Esto no significa necesariamente alargar el día escolar. Más bien, los maestros querían usar el tiempo que ya tienen más sabiamente.

A menudo, el período de planificación de un maestro es ocupado por reuniones administrativas, papeleo u otras cosas que no afectan directamente a los estudiantes en el aula. Luego, se deja que los maestros hagan la mayor parte del trabajo pesado, la clasificación de las lecciones, etc.

Los maestros prefieren que su tiempo de planificación sea tratado como sagrado para que puedan usarlo para planificar realmente, para enfocarse en diferenciar su instrucción y para pensar en preguntas interesantes que incluirán en sus planes de lecciones.

  •         Más flexibilidad en el aula.

Los maestros también desean más flexibilidad en el aula. Incluso a los maestros veteranos con años de experiencia a menudo se les dice exactamente cómo deben hacer ciertas cosas, lo que deja poco espacio para la flexibilidad y para probar nuevas tácticas.

Este deseo de flexibilidad también se vierte en el plan de estudios. Los maestros quieren que el plan de estudios se centre menos en aprobar ciertos exámenes y más en alimentar la curiosidad y el amor por el aprendizaje. Los maestros prefieren enseñar a sus alumnos cómo pensar que qué pensar.

La enseñanza no es una profesión fácil, y la condición del sistema de educación pública de Estados Unidos no está facilitando el trabajo. Los maestros de todo Estados Unidos abogan por estos cambios, pero no se sabe cuánto tiempo esperarán hasta que estos cambios sean una realidad.

Fuente: https://www.theedadvocate.org/zero-tolerance-policies-in-k-12-schools-examining-the-pros-and-cons/

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Juan Felipe Aramburo, especialista colombiano, defiende la educación como espacio político

Por Ladiariaeducacion.uy

Sostiene que “la escuela tiene un rol potente y poderoso en la construcción de democracia y eso significa ser sujetos políticos”

Juan Felipe Aramburo lleva una consigna a donde quiera que va: el espacio educativo se debe concebir desde una visión política. El colombiano es ingeniero civil, tiene una maestría en desarrollo humano y estudios en antropología; hace años que se sumergió en el mundo de la educación y se mueve en el terreno impulsando políticas públicas de inclusión y desarrollo, pero sobre todo busca “que a la construcción de ciudadanía se le dé el valor que merece”. En su país coordina varios programas que trabajan con la formación docente permanente, y estuvo en Uruguay a fines de febrero para participar en la Escuela de Verano de Plan Ceibal. Su conferencia se llamó “La escuela como un espacio político” y sobre eso conversó con la diaria; además, cuestionó el concepto de laicidad, el rol del docente y su formación y contó qué programas impulsa en Colombia para trabajar sobre el ambiente escolar.

¿Por qué la escuela debe ser un espacio político?

En el mundo en general, pero en América Latina en particular, se están preguntando sobre el rol social de la escuela. Tenemos claro el rol de la educación, pero no tenemos claro para qué es la escuela (en Colombia le decimos escuela en general, a diferencia de Uruguay, donde separan entre la escuela y el liceo; cuando hablo de escuelas o maestros me refiero a toda la educación). Hay que entender que escuela no es sinónimo de educación, tanto como hospital no es sinónimo de salud. La escuela es un lugar posible donde pasa la educación, pero no es el único, hay muchos otros espacios: un parque público es un lugar educativo tanto como un museo o una conversación con amigos. Parte de lo que tenemos que resolver es qué de todo eso que entendemos por educación lo puede hacer la escuela.

Entonces, ¿para qué debe servir la escuela? Además de para la formación académica.

La experiencia que hemos tenido en Colombia nos dice que la escuela debe servir para al menos tres cosas: la primera es, efectivamente, formar a los niños en unos saberes que creemos que son importantes para que cada uno libremente entienda el mundo en el que circula; la escuela, inicialmente, debe servir para producir en los chicos la apropiación de esos saberes. Segundo: las escuelas deben ayudar a que la gente encuentre condiciones laborales, porque la sociedad lo necesita, entonces, la conexión con el mundo de lo laboral es otra función de la escuela. El tercer punto, que a mi entender es el más importante para América Latina, es que la escuela debe formar ciudadanos. Si de algo tienen que servir los saberes que uno aprende en la escuela es para ser mejores ciudadanos. La ciudadanía pasa, entre otras cosas, por una capacidad muy relevante que tenemos como sujetos de expresar de manera argumentada y clara lo que cada uno piensa, pero también de escuchar de manera tranquila lo que el otro piensa.

¿El eje de la escuela debería ser la formación en ciudadanía?

Esa definición griega de ciudadanía que acabo de decir es la base de las sociedades democráticas, o sea que la escuela tiene un rol potente y poderoso como un espacio para la construcción de democracia y eso significa ser sujetos políticos. Lo otro que tenemos que entender, y me parece muy importante insistir en esto, es que la política no está sólo asociada a los partidos políticos: ese es un campo posible, pero la política en general es la capacidad de existir con los otros, de construir espacios públicos y sociedades democráticas. Eso sí no se lo podemos quitar a la escuela por nada del mundo, porque tiene una ventaja sobre todas las otras instituciones: en un salón de 20 o 30 chicos está representado un micromundo de cada país, todo tipo de sectores sociales, religiones y creencias. La escuela es un escenario contundente para convivir, y por eso es un lugar muy potente para formarnos como sujetos políticos, como ciudadanos con capacidad de contar mi cuento, pero también escuchar el del otro tranquilo. En sociedades como la uruguaya eso se ha logrado, tienen una sociedad mucho más madura que el promedio latinoamericano en términos democráticos, pero no es un asunto universal y resuelto en nuestros contextos. Colombia, por ejemplo, que aún vive el conflicto armado más largo del continente, tiene enormes retos a la hora de lograr que en la misma mesa se sienten el hijo de un ex guerrillero con el hijo de un ex paramilitar y que se vean como personas.

¿Qué rol tiene al maestro en ese marco?

El maestro no es sólo un enseñante; debe enseñar, pero hay al menos otros dos roles que nos parecen muy importantes. El maestro es un mediador, es decir, es un sujeto con capacidad de poner en escena metodologías, recursos, materiales, dispositivos pedagógicos y didácticas, para que se den espacios de conversación y vínculos. El docente tiene un rol poderoso y protagónico para sentar en la misma mesa a gente que piensa diferente. Otro rol es el de productor cultural: El maestro sí es un intelectual; creo que uno de los aportes más bonitos del movimiento pedagógico en la década de 1980 es reconocer que el maestro, cada vez que va a clase, cada vez que propone una didáctica, está produciendo un saber pedagógico, y en ese orden de ideas es un productor cultural. El maestro es capaz de hacer de sus clases un ejercicio de consumo cultural; en la medida en que nos acerquemos más a ciertas culturas, vamos a crear ambientes más favorables para los ciudadanos.

“La condición laica de la escuela no es una condición apolítica”.

Mencionaste la diferencia entre lo político partidario y lo político. En Uruguay hubo ciertas discrepancias sobre este tema cuando los estudiantes se manifestaron en sus clases sobre ciertas reformas políticas. Algunos reclamaban que la educación es laica y que no debería haber manifestaciones de ese tipo, ¿a vos qué te parece?

Lo que pasa es que efectivamente la condición laica de la escuela no es una condición apolítica, son dos asuntos fundamentales que habría que aclarar. El rol del maestro es presentarles a sus estudiantes las diferentes posturas en un escenario de formación de pensamiento crítico. Cuando el maestro ejerce creo que su misión es plantear un espectro de posibilidades y pensamientos para que el estudiante tome sus propias decisiones basadas en la garantía de derechos, que es lo que hace que una democracia funcione como tal. Eso es lo que creo que hay que mantener; asuntos como el pin parental en España o las restricciones en México a hablar de ciertos partidos políticos, lo que están mostrando, de alguna manera, es que no estamos entendiendo el rol político de la escuela, lo estamos confundiendo con el rol de proselitismo político, y eso no tiene sentido en la escuela. Claramente un buen ejercicio escolar debe permitir que los chicos construyan un pensamiento posible de manera argumentada y deliberativa.

¿Te parece que la escuela es un lugar para que los estudiantes se manifiesten?

No conozco el detalle de lo que pasó en Uruguay, pero respondo desde mi experiencia. Creo que las escuelas deben plantear como parte de sus procesos curriculares análisis de lo que está pasando en los países y en las políticas públicas, como para que los chicos desarrollen pensamiento crítico, creo que deben abrirse espacios para que esa reflexión sea posible en dos marcos. Por un lado, entender al maestro como funcionario público, que está defendiendo los derechos, y por otro lado, entender que la escuela tiene una función de formación; la reflexión en cuanto a política partidaria debería estar asociada al pensamiento crítico y no necesariamente a las militancias, que son decisiones personales.

“Si no vemos a la escuela como un lugar político perdemos un dispositivo social para formar pensamiento crítico”.

¿Qué consecuencias tiene no entender a la escuela como un lugar político de formación ciudadana?

Perdemos la oportunidad de usar este escenario privilegiado para formar en la participación de lo público. La escuela es un espacio formativo, no es un espacio de adoctrinamiento; si no es un espacio para el debate y la construcción participativa, no funciona. Si no vemos a la escuela como un lugar político perdemos un dispositivo social para formar pensamiento crítico. Ahora bien, en países como el mío, la escuela no es sólo un escenario privilegiado, sino que en muchos casos es el único espacio del Estado que sigue vigente en los territorios. El centro de salud se fue por las condiciones de guerra, la estación de policías se fue por el conflicto, no hay banco nacional… sólo queda la escuela, y por eso tenemos la responsabilidad de convertirla en un espacio para la formación de ciudadanos, porque es la única forma de garantizar que en el futuro cercano los chicos y las chicas que hoy están en el sistema escolar puedan defender un país democrático.

“Si no logramos darle al rol docente la importancia que tiene, no vamos a lograr mantener sociedades democráticas”.

Es una carga muy importante para los docentes.

Muchos docentes se formaron hace mucho tiempo, cuando todo esto no era parte de su currículo. Les pedimos todo el tiempo a los maestros que hagan, pero se nos olvida que ellos se formaron para un mundo distinto, entonces hay que acompañarlos con dispositivos de formación permanente que les permitan indagar temas como la diversidad, el género, las discapacidades, las nuevas ciudadanías. Esto es, sin dudas, uno de los grandes retos en términos de formación de docentes en el mundo contemporáneo. Los docentes tienen entre sus retos garantizar la democracia de nuestros países; si las escuelas no funcionan, las democracias se caen. Hay que acompañar a los maestros de manera decidida, hay que favorecer espacios de encuentro y reflexión. Si no logramos darle al rol docente la importancia que tiene, no vamos a lograr mantener sociedades democráticas, libres, con capacidades y libertades individuales, con la capacidad de escoger lo que uno quiere hacer y ser en la vida.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/3/juan-felipe-aramburo-especialista-colombiano-defiende-la-educacion-como-espacio-politico/

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Marc Vidal: “En 15 años, las máquinas inteligentes reemplazarán a los maestros”

Por: Educación 3.0.

Marc Vidal tiene la mente puesta en el futuro, tanto en el más cercano como el que se divisa en la lejanía. Y en los dos ve un protagonista claro: la tecnología. El divulgador y conferenciante revela todos los cambios que se esperan en el ámbito educativo y cómo asumirlos tanto desde el rol del docente como el del estudiante.

‘La era de la humanidad. Hacia la quinta revolución industrial’ es el título del libro del divulgador, formador y conferenciante Marc Vidal. En él ofrece las claves sobre algunos de los cambios e innovaciones que, en su opinión, se vivirán en los próximos años y cómo éstos afectarán al día a día. En esta entrevista, expone los que afectarán al ámbito educativo, analizando el papel de los robots en el rol de docente y el protagonismo de la educación emocional para evitar esa posible sustitución.

Pregunta: ¿Cómo será el mundo del futuro?

Respuesta: Si te refieres a un futuro no muy lejano, será un lugar de aprendizaje, de asimilar el modo en el que la tecnología va a ir cambiando todos los contratos sociales que nos rodean ya sean culturales, políticos, económicos y educativos, por supuesto. Si te refieres a un futuro lejano, es muy difícil imaginarlo porque estoy seguro de que alguna tecnología que aún desconocemos modificará cualquier imagen que ahora podamos tener. ‘Blade Runner’ sucedía en un imaginario noviembre de 2019, es decir, ahora. Allí salían replicantes pero no móviles ni Internet.

Futuro educación

P: De acuerdo a tu libro, estamos en la antesala de la quinta revolución industrial. ¿Qué educación necesitamos ahora?

R: Aquella que entienda que lo que hay que estimular y potenciar es todo lo que un robot no pueda hacer y, por derivación, no entrenar a nadie en aquellos aspectos que por mucho que nos esforcemos nunca haremos mejor que un robot. El problema es que no estamos educando a nuestros estudiantes para ello.

Aquel sistema educativo que se basaba en aprender datos de memoria para realizar ejercicios repetitivos no resolverá el asunto. En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes. Mientras tanto, seguimos empeñados en educar a nuestros hijos memorizando datos, realizando ejercicios repetitivos, pidiéndoles que se especialicen en una cosa y que cumplan órdenes mientras se preparan para trabajos que están a punto de desaparecer. Nadie puede competir con una computadora, y menos aún con un sistema experto o de inteligencia artificial.

El problema no es la tecnología, el problema somos nosotros que nos hemos estado preparando durante miles de años para ser una especie que sea capaz de gestionar datos, la memorización absoluta y la comprensión lectora. Pero ha llegado una máquina que hace eso millones de veces mejor que nosotros.

Marc Vidal

P: ¿Quién sería el encargado de atender las necesidades educativas que plantea el nuevo panorama?

R: Todos. El futuro será permeable y muy líquido. La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos. Se trata de utilizar tecnología, pero también de que sirva para entenderla. El modo en el que eso se lidera es la clave.

En la Cumbre sobre Educación en Ciencias de la Computación organizada por la Casa Blanca hace dos años, legisladores de varios países como Estados Unidos, Eslovenia, Finlandia, Singapur, Japón e Israel revolucionaron el concepto educativo al agregar una habilidad fundamental a las tres más convencionales (lectura, escritura y aritmética). Se trataba de la programación. Se presentaron distintas propuestas en varios países que permitieron a los estudiantes inscribirse en cursos sobre lenguajes de programación como JavaScript y Python en lugar de inscribirse en cursos tradicionales de idiomas extranjeros.

“En 2017, en el test de acceso a la mejor Universidad de Japón, un robot ya obtuvo mejor nota que el 80 por ciento de los estudiantes “

P: ¿Qué papel tendrán las nuevas tecnologías en la educación del futuro?

R: En 2020 todos los artículos científicos financiados con fondos públicos publicados en Europa podrían contar con acceso gratuito bajo una reforma ordenada por la Unión Europea permitiendo que docentes y estudiantes puedan utilizarlos y colaborar con ellos. En 2022 la atmósfera de la Tierra o la de la Luna se verán cómo se ve un paisaje en Soria gracias a la tecnología inmersiva. Muy pronto, los niños se pondrán gafas de realidad virtual y realmente verán aquello que estudian.

En 2025 la realidad virtual y la realidad aumentada estimularán el aprendizaje remoto y, como resultado, las aulas comenzarán a desaparecer. No la relación entre alumnado y docentes o el espacio donde se desarrollen actividades educativas, pero sí desaparecerá el concepto de ‘aula’. En 2026 tendremos un mundo con acceso a Internet global y absoluto. Viviremos en la Internet del Todo y muchas instituciones continuarán poniendo a disposición de la humanidad su contenido. El conocimiento no tendrá ningún tipo de barrera y se compartirá utilizando la tecnología sensitiva. Esa será la educación del futuro. Un lugar sin límites.

“La escuela como la entendemos va a cambiar y antes de lo que pensamos “

P: Afirmas que las máquinas tendrán un papel importante, ¿sustituirán también la figura del docente?

R: En aspectos en los que un software o un robot puedan hacerlo mejor que una persona sí. En otros, de tipo emocional, creativo o crítico seguramente que no. En 2030 la imagen cerebral revolucionará nuestra enseñanza. El uso de imágenes cerebrales nos permitirá afinar la educación al probar qué modos de enseñanza funcionan mejor con cada alumno. Esto será posible gracias a que las imágenes nos permitirán ver cómo varias formas de enseñar alteran el cerebro.

En 2031 la educación ya sólo será personalizada. Empezará una personalización del estudio totalmente mejorada. Los estudiantes pasarán mucho tiempo involucrando a los profesores individualmente, y se ejecutará como tutorías individuales de un modo virtual pero tremendamente real en cuanto a la percepción sensorial. En ese mismo año, nuestros docentes serán en gran medida pura Inteligencia Artificial, de hecho serán inteligencia cognitiva.

El científico informático Eric Cooke asegura que en los próximos 15 años, las máquinas inteligentes reemplazarán en gran medida a los maestros humanos, por eficiencia, capacidad y efectividad. De este modo, el profesorado tendrá que desarrollar habilidades de tipo emocional para que sean definitivamente su principal valor. Emociones y sensibilidad por encima del conocimiento técnico.

P: También habla sobre la necesidad de formar a las personas para trabajar con robots y automatismos. ¿Cómo introduciría estos conceptos en el aula?

R: La pregunta que debe hacerse la comunidad educativa es: ¿cuánto de computerizable soy? La adopción tecnológica no va a ser opcional ya que es inevitable. Lo fascinante es como un agente en un aula va a ser capaz de gestionar tanta transformación. Muchos de los cambios culturales, educativos, religiosos e incluso íntimos tienen mucho que ver con el acceso de la información ‘desintermediada’, del modelo de relación entre profesor y alumno y la capa automatizada de muchos de esos procesos educativos. Esto no va de poner sólo tecnología en el aula, va de entender qué es un mecanismo para lograr algo. La tecnología es el cómo vamos a educar y los profesores y los alumnos serán el porqué. Eso no va a cambiar.

“En 2031 la educación ya sólo será personalizada”

P: ¿Es necesario educar para preparar a los estudiantes para profesiones que todavía no existen?

R: No sabemos qué profesiones serán esas. Yo creo que serán las mismas pero ejecutadas de un modo distinto. Por eso, que estudien algo relacionado con la tecnología para entender su estructura, su composición. Ahora bien, voy a contar una anécdota.

Al finalizar una conferencia hace unos meses, una directiva del sector financiero me preguntó qué debía estudiar su hijo de 12 años. La verdad es que no tenía ni idea de que recomendarle por la responsabilidad que suponía. Hace apenas una década los matemáticos parecían sentenciados a ejercer poco más que de profesores de instituto y ahora son perfiles tremendamente demandados y bien pagados en cualquier empresa analítica.

La mujer se quedó pensativa y me insistió. “¿Qué debería estudiar entonces?” Para finiquitar el interrogatorio le dije algo que creo firmemente: “¡Que estudie filosofía!”, le respondí. A lo que ella me gritó: “¿Filosofía? Si acabas de decir que la tecnología es la clave del futuro”. Así es, como la clave del futuro es la tecnología y sus avances empiezan a ser complejos de adecuar a nuestras vidas, habría que introducir en el debate la visión ética y moral de un filósofo ya que serán demandados cada vez más en las empresas.

La señora se quedó algo sorprendida y me hizo una última pregunta: “Entonces, ¿qué libros le puedes recomendar a mi hijo? García Lorca o Dylan Thomas por ejemplo. Poesía. ¿Poesía? Estás bromeando”, me dijo.

Creo sinceramente que a medida que la tecnología vaya ‘deshumanizando’ mucho de lo que ahora contemplamos como tradicionalmente analógico, vamos a precisar ‘explicarles’ a las máquinas quienes somos, qué esperamos, cómo consumimos y cómo sentimos. ¿Y qué mejor que la poesía para comprendernos como humanos?

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/marc-vidal-maquinas-inteligentes-reemplazaran-maestros/121964.html

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España: Se buscan docentes ‘salmones’ y ‘manzanas’ para resolver los problemas de Ceuta desde las escuelas

Europa/España/ceutaldia.com/

En las escuelas y en sus aulas hacen falta salmones y manzanas. Ejemplares y optimistas. Docentes dispuestos a educar «a contracorriente» del contexto neoliberal. Y equipos directivos que ayuden a «crecer» y a «madurar» a la comunidad de sus centros. No para obtener mejores calificaciones en PISA, o no solo, sino para desafíos mucho más elevados como formar personas «felices, inteligentes y solidarias».

Porque «la solución a los problemas de Ceuta, a largo plazo, profundamente planteados», ha advertido este miércoles el catedrático emérito de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga (UMA) Miguel Ángel Sántos Guerra, «no está ni en los despachos ministeriales ni en los cuarteles ni en las iglesias ni en las industrias ni en las multinacionales: está en las escuelas y en la Educación entendida como algo más que la mera acumulación de conocimientos porque supone la transformación de los individuos y, a través de ellos, de la sociedad”.

La Dirección Provincial del Ministerio de Educación le invitó esta semana a, durante dos días, participar en un curso sobre cultura evaluativa y en un encuentro con equipos directivos sobre liderazgo educativo. Antes de hacer las maletas ha comparecido junto a Javier Martínez, otro de los que le consideran un referente ineludible de la reflexión educativa, para exponer algunos principios de la Pedagogía Crítica que abandera, una corriente que se desmarca de la “domesticación” del alumnado y que aboga por formar personas “que no se dejan engañar, que son capaces de discernir contenidos rigurosos y tamprosos en el mundo digital y que son solidarias”.

Para conseguirlo con éxito, claro, ha advertido, no bastan los maestros. “La escuela es el epicentro de los procesos de Educación”, ha precisado, “pero también las familias son contexto educativo. Y la sociedad. Y los medios. También son una escuela de aprendizajes. Hace falta un pueblo entero para educar a un niño porque si lo que hace la escuela lo deshace la familia, si unos van en una dirección y otros en la contraria, nunca progresaremos”.

«Si la docente es la tarea más importante que hace el ser humano, trabajar con la mente y el corazón de los niños, deberían hacerlo los más sensibles y valiosos de una sociedad, no quienes no valgan para otra cosa”

A todos incumbe ser modelos, para bien, de hacer lo que se dice. «No hay”, ha advertido, “forma más bella y eficaz de autoridad que el ejemplo”. Para Santos Guerra si en estos días “hablamos mucho de ética y de valores” es “porque no se cumplen, no se practican, pues de otra forma se aprenderían por ósmosis. Si fuésemos ejemplares en la familia, en la política, en la escuela… Los niños lo aprenderían casi sin darse cuenta, de forma automática, por eso insisto tanto en la necesidad de que seamos un ejemplo que puedan imitar los niños y jóvenes”.

Además, a la luz de su larga experiencia (tiene cerca de 80 años y se hizo profesor a los 19), el docente practica «una profesión intrínsecamente optimista». Tal rasgo «es consustancial, como mojarse para el que va a nadar, porque la educabilidad se rompe cuando pensamos que el otro no puede aprender o que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo: ahí se truncan todas las posibilidades de aprendizaje y mejora”.

santos guerra javier martínez

Para el pedagogo “educar es enseñar a pensar y a convivir desarrollando solidaridad para construir una sociedad en la que quepamos todos, no solo los privilegiados”, y la Educación debe erigirse en “el motor de la democracia” y en “la mejor arma transformadora de una sociedad”, resaltó parafraseando al presidente de la II República Alcalá-Zamora y a Nelson Mandela.

Para maestros, «los más sensibles y valiosos de una sociedad»

“En ese empeño debemos estar todos, principalmente los docentes, con los que habría que hacer un ejercicio de reflexión profunda porque si su tarea es la más importante que hace el ser humano, trabajar con la mente y el corazón de los niños, deberían hacerlo los más sensibles y valiosos de una sociedad, no quienes no valgan para otra cosa”, ha cuestionado los actuales métodos de selección.

A sus ojos “cómo se elige para esta tarea es muy importante, como también lo es cómo se les forma y cómo se les trata cuando la desarrollan como piedra angular de la calidad del sistema educativo”, ha subrayado convencido de que para dirigir un centro hay que ser manzana. “Si metes una en una bolsa con frutas verdes, estas maduran por la influencia beneficiosa, humilde y persistente de las feromonas de la primera. En una escuela”, comparó, “tiene autoridad y liderazgo quien ayuda a crecer, a madurar, a la comunidad, porque quien aplasta, humilla, silencia, machaca o desalienta tendrá poder, pero no autoridad”.

Los docentes también deben ser, opina, salmones, sobre todo en un contexto neoliberal “que contradice casi todos los presupuestos de la Educación, que prima el individualismo, cada uno a lo suyo y relativismo moral: todo vale por el poder, el dinero y la fama”. “La escuela como institución que, a mi juicio, educa, es la que va contra todos esos valores. Tiene que ser contrahegemónica y sus profesionales, también. Ir contra la corriente. Es más fácil dejarse llevar, pero solo a los peces muertos los arrastra la corriente. Si bajan muchos muertos”, ha concluido, “es otro motivo para seguir contra ella sorteando esos cadáveres”.

Fuente: http://www.ceutaldia.com/articulo/educacion/buscan-docentes-salmones-manzanas-resolver-problemas-ceuta-aulas/20200115201907213117.html

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Desde Inglaterra, Richard Gerver: «Se debe dejar el sistema educativo fuera del control de los políticos»

Redacción: ABC

El experto en innovación educativa desgrana su oposición a los deberes tradicionales porque los jóvenes realizan en casa los mismos ejercicios que en el colegio.

Richard Gerver (Londres, 1969) fue considerado en 2005 el mejor director de escuela de Inglaterra después de reducir en dos años el fracaso escolar en su centro gracias a su visión renovadora del modelo educativo. Sus ideas sobre la educación del siglo XXI, en el que hay que estar preparados para innovar y construir tu propio futuro, le han llevado a dar conferencias por todo el mundo. Fue además asesor de política educativa del Gobierno de Tony Blair. La semana anterior pasó por Madrid para participar en la «III Jornada de Empleabilidad», organizada por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) para presentar su último libro «La educación, un manifiesto para el cambio».

¿Es más difícil educar a las nuevas generaciones?

No, lo que es más difícil es educarlas con el método antiguo.

¿Las necesidades de los alumnos han cambiado?

Han evolucionado, como los humanos. Y el mundo está más conectado a nivel global. Los niños y los jóvenes ven ahora el mundo desde otro punto de vista. No solo nuestros hijos han cambiado sino que también lo ha hecho la sociedad y debemos reflexionar sobre esos cambios.

Los profesores cuentan ahora con más herramientas. ¿Cómo encontrar el balance entre libros y tecnología?

La educación es el método para evolucionar y para ello necesitas estar al nivel más alto. Hay que pensar cómo usar de la mejor manera tanto los libros como la tecnología para apoyar el desarrollo humano.

¿Cree que los colegios e institutos están cambiando?

Sí, algunos están innovando. He visto casos en España, Latinoamérica, Asia… en todo el mundo se están haciendo cosas importantes. Pero el problema está en los políticos. Ellos son quienes deben dar oportunidad a los colegios de cambiar, darles libertad. La educación debe ser más eficiente.

¿Los políticos quieren realmente cambiar el sistema educativo?

Creo que la mayoría de los políticos quiere lo mejor para los niños pero no saben lo que es mejor para ellos. Y los gobiernos cambian cada pocos años, por lo que no hay continuidad. Los políticos piensan en números que les permitan ganar votos y en materia de educación el número se lo dan los aprobados o los suspensos. Pero se debería dejar el sistema educativo fuera del control de los políticos. Es lo que ocurre en Finlandia desde hace 20 años y sigue siendo el sistema con más éxito. Hay que encontrar un modelo en el que las escuelas sean capaces de desarrollar las cualidades que las empresas buscan en los empleados.

«Durante la crisis España vivió la experiencia de no preparar bien a los jóvenes»

¿Los alumnos tienen demasiados exámenes?

El problema está cuando el examen es el único foco en el que se centra la educación.

Los deberes, otro viejo debate…

No estoy a favor de los deberes tradicionales porque los chicos hacen en casa los mismos ejercicios que ya hicieron en el colegio. ¿Y los adultos? Cuando llegamos del trabajo podemos abrir una botella de vino, leer un libro… Solo queremos desconectar. Los niños deben explorar e investigar en casa, tener tiempo para ir a dar una vuelta, hacer deporte, dedicarse a la música, al arte…

¿Cuál es ahora el rol del profesor?

No ha cambiado, aún es el mismo. Mi profesor, con respeto y amor, me enseñó a entender quién era, cómo superar mis complejos… Los profesores deben tener la habilidad de enseñar a los niños a tomar riesgos, a equivocarse…

¿En qué consiste educar bien?

En preparar a nuestros hijos para las oportunidades del futuro. Que sean capaces de tener un trabajo que les guste, que se sepan relacionar, que no crean en utopías. Hay que dejarles vivir su vida y prepararles para afrontar sus retos.

España cuenta con un alto nivel de paro juvenil. ¿Urge cambiar el sistema educativo?

Durante la crisis España vivió la experiencia de no preparar bien a los jóvenes. Creo que al tener tanto peso el sector de la construcción muchos jóvenes buscaban esa única salida profesional. La lección que debería sacar el país es que no se debe apostar en una única dirección. Hay que preparar mejor a los jóvenes y sobre todo estar listos para cambiar rápidamente.

Presenta un nuevo libro sobre educación…

Sí, esta vez he escrito todo lo que he aprendido sobre educación fuera de la educación. En la industria, negocios, nuevas tecnologías… Hay cosas en común en todas estas áreas y existe un mensaje común para preparar a la gente que quiere ser líder.

Fuente: https://www.abc.es/economia/abci-richard-gerver-debe-dejar-sistema-educativo-fuera-control-politicos-201912170158_noticia.html

 

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