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Uruguay: La atención que quedó huérfana. Sin datos, respaldo, ni dinero.

Noticia/ 08 de mayo de 2016 / Por: Mariana Castiñeiras. El País

Nicolás permanece serio. Tiene siete meses y cuelga, cual muñeco de trapo, de los brazos de su madre. Tiene los ojos bien abiertos, la mirada perdida y aunque las profesionales que lo rodean intentan llamar su atención poniendo la voz aguda y moviendo las manos, apenas las mira. Son cuatro las mujeres de túnicas coloridas que atienden a la madre y a su bebé en el consultorio, sentadas a su alrededor casi como un tribunal que no para de hacer preguntas y evaluar documentos médicos.

“¿Qué pasó?”, le pregunta la neuropediatra Sandra Berta a Nicolás. “Ey, reíte un poco”, dice y le sacude la mano. El bebé apenas mueve los dedos en respuesta.

La fisioterapeuta, pediatra, psicóloga y neuropediatra de la Unidad de Atención Temprana (UAT) del centro de salud de las calles Carlos María Ramírez y Grecia, ponen manos a la obra. Mientras una conversa con la madre, las otras se abalanzan sobre Nicolás. Lo desvisten, lo revisan, le hablan y hasta le hacen cosquillas, pero el bebé sigue serio.

De pronto, su mamá lo llama y por fin se le escapa la primera sonrisa tímida, con esa picardía de los ojos de un bebé que entra en confianza. “Menos mal que te reís, menos mal que le encontraste la gracia a algo”, le festeja Berta con una entonación exagerada que esconde el alivio.

Al rato Nicolás es otro. Llora, agita sus bracitos y hasta rota su cuerpo.

Niños maltratados, poco estimulados, mal alimentados, que nacieron prematuros o con algún riesgo biológico son algunos de lo que se acercan a las UAT del programa de Seguimiento de Recién Nacidos de Alto Riesgo (Serenar), que Berta coordina. En la última década, Serenar trabajó para minimizar y prevenir la discapacidad en niños de hasta seis años y, según afirman quienes lo dirigen, han atendido a más de 5.000 pacientes. Se enfocan en los primeros pasos, cruciales para el desarrollo de los niños más vulnerables de la sociedad, los que la izquierda marcó como prioridad desde sus comienzos en el gobierno.

Y sin embargo, el nombre Serenar apenas suena dentro de ASSE. Su presupuesto en 2013 fue de 18 millones de pesos, el mismo que, por ejemplo, se le asignó a la Casa Militar de Presidencia. Actualmente, se puede estimar que apenas supera los 11 millones de pesos, que alcanzan para los salarios pero no cubren gastos de funcionamientos ni inversiones.

El programa carece de un sistema que le permita evaluar la efectividad del trabajo que hacen los 35 integrantes del equipo en siete departamentos, según un informe reciente realizado por la Dirección de Gestión y Evaluación (AGEV) de Planeamiento y Presupuesto (OPP).

La “gesta” de la prevención. El caso de Serenar es raro. Es un programa que está instalado en los barrios, es conocido y fundamental en zonas como el Cerro, pero no está considerado dentro de la estructura de ASSE, dice la coordinadora del programa. “Acá no tenemos dificultades en la operativa, eso funciona. Los integrantes hacen lo que deben hacer, pero en el organigrama no estamos”.
Reunidos en una pequeña oficina dentro del Hospital Pereira Rossell, el director de la cátedra de Neuropediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, Gabriel González, la directora de Serenar, Cristina Scavone, y su coordinadora cuentan cómo surgió el programa. Los problemas de hoy se remontan a los orígenes de lo que llaman la “gesta” de la atención temprana, un cambio en el encare y trabajo de la neuropediatría.

Serenar se creó en 2006, como consecuencia de esta corriente, enfocada en la prevención de problemas del desarrollo durante la primera infancia que surgió en la Facultad de Medicina. El plan concebía que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) aportara la experiencia de 25 años de trabajo en el tema y financiara la instalación del programa y recursos por dos años. Al tercero, se retiraba y el Estado uruguayo tomaba la posta, con coordinación entre la Facultad de Medicina, ASSE y el Ministerio de Salud. Ya desde entonces, muchos de sus cargos eran honorarios.

Los resultados superaron los objetivos iniciales y Serenar era el ejemplo que la Aecid mostraba en el exterior, recuerdan. Pero el mayor mérito que tuvo, quizás, fue descentralizar la neuropediatría de Montevideo al interior del país.

Las complicaciones empezaron después de que la Agencia se retiró. En 2010 Serenar pasó del Ministerio de Salud a la órbita de ASSE. “En ASSE no sabían muy bien en qué lugar habíamos quedado nosotros”, dice Berta. “De hecho, ante cada autoridad que cambia necesitamos todavía ir a explicar qué es Serenar, dónde está y cómo funciona”.

Según el informe publicado por AGEV, los problemas comienzan con la falta de una sede, materiales de trabajo y un sistema informático que nuclee la información de forma eficiente. También señala que los médicos trabajan más horas de las que se les pagan, hay falta de coordinación y desconocimiento por parte de los pediatras de ASSE -principal fuente de captación de pacientes- de la existencia y criterios de derivación al programa. Los registros de Serenar estuvieron, hasta hace poco, totalmente separados del sistema informático de ASSE. Computadoras que se rompían y nadie arreglaba, policlínicas sin conexión a Internet y otros conflictos hicieron que hoy la principal base de datos esté en papeles y notas. Por esta razón, la dirección no cuenta con información concreta y exacta sobre la totalidad de sus pacientes, y mucho menos la de los médicos que los atienden dentro del sistema de Salud Pública.

La consecuencia de esto se hace visible en la consulta de Nicolás. Las doctoras no pueden encontrar quién lo atendió cuando tenía tres meses y ya presentaba síntomas que anticipaban un problema de desarrollo. Al final, terminan preguntándole por la apariencia de la neuropediatra, su estatura y el clima de la época en que lo atendió -para saber cuándo fue- y evaluar por qué no se lo ingresó en ese momento al programa, cuando ya era parte de la población de riesgo.

Según datos analizados por AGEV, hay en todo el país 39.000 niños de 0 a 6 años con factores de riesgo, y Serenar está desplegado en departamentos que solo totalizan una población objetivo de 18.358 niños. Aún así, en función de sus capacidades y pese a que no hay datos que permitan hacer una evaluación exacta, AGEV calculó que Serenar atendió a poco más del 13% de la población objetivo y apenas 6% de todos los pacientes potenciales.

Al principio, los funcionarios de Serenar iban maternidad por maternidad a captar pacientes. Solamente en el Pereira Rossell, la más grande del país, casi un 90% de los niños que nacen podrían ser considerados “de riesgo” por alguna razón, explican los coordinadores. Ese trabajo artesanal no perduró y hoy hay dos fuentes principales de captación de pacientes: los centros CAIF y los pediatras. En su informe, AGEV destaca que Serenar debería mejorar su coordinación con el programa Uruguay Crece Contigo y el programa Aduanas.

Neuronas en obra.

Decir discapacidad psicológica, neurológica y sensorial no hace justicia a la importancia de la atención temprana. Pero niños que no pueden moverse, aprender como deberían y comunicarse normalmente, dan un panorama de las posibles consecuencias. Tanto es así, que la OPP eligió evaluar este programa precisamente por la importancia que tiene para el gobierno la atención a la primera infancia. El mismo Tabaré Vázquez lo ha enfatizado una y otra vez, incluso dedicando parte de sus actos políticos en plena campaña para explicar lo determinantes que son los primeros años de vida en el desarrollo de un niño: “El futuro de los niños es siempre hoy, mañana será tarde”.

“Cuando el niño nace, su cerebro tiene millones de neuronas que están esperando conectarse. Lo pueden hacer bien o mal”, explica el director de la cátedra de Neuropediatría. Solamente en el primer año de vida el tamaño de su cerebro se duplica. Cualquier obstáculo para este proceso, ya sea la mala alimentación, el maltrato, la falta de atención y estímulo o distintas patologías pueden definir su futuro, si será un niño con capacidades plenas o tendrá alguna limitación.

Si se ignora cuando el niño no sigue la mirada de los padres como debería, no logra incorporar su cuerpo en el momento dado o no mueve sus brazos y piernas en la edad establecida, después no podrá caminar, hablar o aprender. Una vez que llega a los seis años el trabajo para revertirlo o mejorar su situación es mucho más costoso, en todo sentido.

González destaca todo lo que Serenar significó a nivel académico: formación en neuropediatría y un campo para realizar estudios. Uno de estos, aún en proceso, se centró en las diferencias del desarrollo en niños en situación de vulnerabilidad de ASSE y otros pertenecientes a jardines del ámbito privado. “Es como si fueran dos países diferentes”, dice Berta. González agrega: “Que la pobreza genera menor desarrollo intelectual, eso es así. Pero eso no es herencia, no es genético; tiene que ver con lo que uno puede incidir para mejorar las condiciones de vida”.

Consulta personalizada.

“Yo no sabía qué hacer para estimularlo. Nunca me explicaron nada, no conozco qué tratamiento o seguimiento hacer. Ahora sé lo que tengo que hacer y veo que mi hijo está agarrando más fuerza. Lo dejo en la cama y lo agarro de las manitos como me explicaron”, cuenta la madre de Nicolás a las doctoras. “Él solito se da vuelta en la cama. Él ahora levanta la cabeza. Antes la tenía siempre apoyada en el colchón”.

Nicolás tiene desnutrición, llegó sucio a la consulta y las doctoras creen que su caso es complejo. La pediatra Ana Fraga llegó a la familia a través del centro CAIF de la zona donde viven y lo llevó a Serenar. Berta compara la actitud del niño con la de un animal asustado, amenazado, que se encierra en sí mismo para no ser atacado. La madre cuenta que tanto ella como el padre de Nicolás están desempleados y que la tensión que eso les genera podría influir en el bebé, pero niega que haya violencia dentro de su hogar.

Una vez que deja el consultorio, las profesionales fruncen los labios. Quieren descartar que Nicolás se esté enfrentando a algún riesgo de tipo biológico. A las doctoras les parece raro que a los tres meses le habían dado el alta y que desde entonces haya ocurrido este estancamiento. Saben que se trata de una familia muy pobre, y por las condiciones en que llegó el bebé y cómo respondió a los estímulos, es muy probable que se trate de algo ambiental. La madre se va de la clínica con hora para varias consultas y espera afuera a Fraga, quien se ofreció a llevarla en su auto hasta el barrio donde vive. También le prometió que iba a intentar conseguir dinero -que probablemente salga de su bolsillo- para que pueda tomarse el ómnibus y así llevar a su hijo a Serenar.

En una mañana Berta atiende a cuatro niños. De los muchos que pasaron por la consulta, eligieron a los más complicados porque, al ser coordinadora, solo está sustituyendo una vacante. El equipo no puede seguir trabajando sin un neuropediatra y las profesionales se lo hacen saber. Eso sin perder la simpatía y calidez del consultorio. Una de ellas incluso está en pie de guerra por un aumento de sueldo que, afirma, le reconocen desde ASSE pero no se lo pagan. Desde que empezó no pasa más información a la computadora. Si no renuncia, dice, es porque le encanta lo que hace.

Ellas comparan el nivel de atención de su consultorio con el del sistema privado: son cuatro que están a disposición de la familia. Desde afuera, se escuchan los aplausos de la sala de lectura que las pediatras de la clínica formaron y no dudan en señalar con orgullo. Esa mañana llevaron a un escritor para que les cuente un cuento a los niños mientras esperan. Desde el pasillo uno de los tantos niños que esperan para ser atendidos le pide a la pediatra Fraga: “No demores mucho”.

¿Cómo llega entonces un programa ya instalado, con el impulso económico de una agencia extranjera y que apunta a un problema tan prioritario para el país a ser prácticamente ignorado durante tantos años por parte de las autoridades? Los coordinadores de Serenar no pueden explicarlo del todo.

“Es como si en el cambio de guardia te quedara gente sin pasar”, dice Berta. “Yo lo atribuyo al cambio político que se dio y el momento de surgimiento del Sistema Nacional Integrado de Salud”. Scavone puntualiza: “No es que arrancamos con Serenar y no veíamos las dificultades, nosotros las veíamos. El tema es que hay cosas que dependen del apoyo económico que se tenga”.

Desde Serenar se han presentado varias propuestas para mejorar el panorama y las autoridades parecen estar dispuestas a escuchar. “Eso es lo que está faltando. Que alguien diga ‘ya’”, dice Scavone.

Cada día que pasa es una oportunidad menos para evitar que el drama de haber nacido en un hogar extremadamente pobre trunque ya desde los primeros años el futuro de un niño.

El programa Seguimiento de Recién Nacidos de Alto Riesgo (Serenar), atiende a niños de cero a seis años con factores de riesgo. Los problemas que sufren pueden determinar su futuro. Sin embargo, en diez años, apenas se pudo cubrir a un pequeño porcentaje de la población bajo riesgo. El programa es como un fantasma en la estructura de ASSE, no tiene recursos suficientes y ni siquiera sistematiza datos que permitan evaluar su eficacia.

La familia y el contexto, lo que escapa al consultorio.

La obsesión a futuro de la directora de Serenar, Cristina Scavone, es trabajar con la familia y en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social. Eso es lo que ella considera atención temprana de calidad, ocuparse de la salud “con el nuevo concepto de atención temprana, del niño, de su familia, de su madre, de su entorno”.

En la consulta, esto se traduce con cada pregunta y los gestos de las profesionales, que en ocasiones colaboran con ropa, boletos o transporte, aunque no sea su deber. En ese sentido, muchas mantienen contacto con el Mides, aunque los directores del programa reclaman que debe haber un interlocutor designado tanto para la salud como para la atención social para que el vínculo sea institucional.

Una de las propuestas a futuro es ir a buscar a los pacientes en los barrios. “Si logramos tener a la familia vinculada a nosotros a través del niño, además del trabajo social con todo el núcleo, se le podrá hacer un seguimiento al niño. No será un milagro, pero avanzaremos”, explica Scavone.

Indicadores: una carta, un testimonio o una visita

Dentro de lo destacado por el informe de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto se señalan varios aspectos a mejorar para Serenar. El más importante es contar con información que permita evaluar el desempeño del programa, algo que influye además en el seguimiento de los casos.

De momento, desde la dirección de Serenar cuentan con los testimonios y el progreso de los casos como evidencia de su éxito. En un mensaje enviado a la coordinadora Sandra Berta, una madre decía lo siguiente: “Esta es una nota de vida, experiencia y gratitud. Agradezco a todos por su profesionalismo, dedicación y amor que han brindado a mi hijo.

Aquí he aprendido y he crecido como mamá y como persona. Mi hijo termina sexto de escuela con muchísimo esfuerzo. De seis años de escuela solo repite uno. Es una satisfacción compartir con usted que el año entrante comienza una nueva etapa. Que no va a ser fácil, lo sabemos. Pero nada de esto hubiera sucedido sin la ayuda tan amorosa de ustedes”.

 

Fuente: http://www.elpais.com.uy/que-pasa/atencion-que-quedo-huerfana.html

Foto: Serenar / Ricardo Antúnez (ADHOC).

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China: Región autónoma noroccidental china de Xinjiang reforzará educación preescolar bilingüe

Noticia/ 06 de mayo de 2016 / Por: Spanish.xinhuanet.com

URUMQI, 6 may (Xinhua) — La región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, está ampliando la educación bilingüe en preescolar en las áreas rurales y de pastos para permitir que más niños tengan acceso a este tipo de educación.

Con fondos del gobierno central, Xinjiang planea ofrecer tres años de educación preescolar bilingüe en lugar de los actuales dos años en las zonas rurales de la región durante el periodo 2016-2020, indicaron hoy viernes fuentes de las autoridades educativas regionales.

Xinjiang tiene como objetivo garantizar que el 85 por ciento de los niños en edad preescolar de la región tengan acceso a este tipo de educación en 2020. El 77 por ciento de los menores preescolares asistieron a guarderías bilingües el año pasado, según las cifras oficiales.

El gobierno central ha invertido más de 1.000 millones de yuanes (153,7 millones de dólares) este año en la construcción de 552 guarderías bilingües en Xinjiang, principalmente en la parte sur y en las áreas rurales y de pastos. La región creó 2.500 guarderías bilingües en áreas rurales en los cinco años anteriores.

La región autónoma tiene una gran presencia de población de etnia uygur. El gobierno afirma que la educación bilingüe, basada en la lengua oficial, el chino mandarín, y lenguas minoritarias como la uygur ayudará a mejorar las perspectivas laborales de los grupos étnicos.

 

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2016-05/06/c_135339979.htm

Foto: http://spanish.peopledaily.com.cn/mediafile/201205/21/F201205211657171853218883.jpg

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Niños detenidos. Niños privados de libertad

Recuperado el 28 de abril de 2016 / Por: ONG Humanium / Traducido por: Ana Zanettin
Corregido por: María Paba

 

En todo el mundo se envían niños a prisión constantemente. Más de un millón son privados de su libertad de esta forma y, aunque la edad y las condiciones de detención varían según el país, la prisión tiene inevitablemente serias consecuencias y efectos perjudiciales para el desarrollo de los niños y su futuro.

¿Cómo se priva a alguien de su libertad?

Por privación de libertad se entiende cualquier forma de detención o encarcelamiento, así como el internamiento en un establecimiento público o privado (por medio de una orden judicial, administrativa o de otro tipo) del que no se le permita al menor salir libremente.

Los niños, según el país, pueden ser privados de su libertad por muchas razones:

  • Delincuencia: robo, mendicidad, vagabundeo, etc.
  • Riesgo de delincuencia
  • Delitos: agresión, homicidio, etc.
  • Búsqueda de asilo
  • Discriminación
  • Discapacidades físicas o mentales
  • Al acompañar a sus padres detenidos
  • Protección social
  • Por muchas otras razones

La mayor parte de los niños privados de su libertad se encuentran en prisión preventiva y tienen entre 14 y 18 años. Aunque sea imposible determinar la cantidad exacta de niños privados de su libertad por la falta de estudios, UNICEF estima que hay más de un millón de niños afectados. El porcentaje de niños, entre todos los detenidos, va desde el 0,5 al 30% según el país.

La Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe la prisión perpetua para menores. Sin embargo, en Estados Unidos más de 2.500 prisioneros condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo palabra eran menores en el momento de cometer el delito. Algunos tenían apenas 13 años.

Diferentes lugares de detención

Las que siguen son algunas de las instituciones donde los niños pueden resultar privados de su libertad:

  • Comisarías
  • Centros de custodia policial
  • Prisones (incluso prisiones de adultos)
  • Campos de detención temporal de carácter cerrado
  • Campos de trabajo
  • Colonias penales
  • Escuelas especiales de carácter cerrado
  • Reformatorios
  • Establecimientos de educación o capacitación profesional
  • Establecimientos o prisiones militares
  • Centros de internamiento de extranjeros
  • Albergues de carácter cerrado para jóvenes

Las condiciones de detención

Las reglas…

El encarcelamiento o la detención en albergues para jóvenes, ya sea temporal (antes del juicio) o permanente (después de la condena), deberá ser lo más breve posible y tan solo empleada como medida de último recurso cuando no se dispone de otro tipo de solución. Una autoridad competente deberá regular y registrar esta actividad, de manera que se tengan en cuenta los derechos del niño y las necesidades específicas que exijan su edad, sexo y salud física y mental.

Es esencial que se separe a los niños de los adultos, para así garantizar su protección contra influencias nocivas (“contaminación criminal”) y situaciones de riesgo. Según los estudios, los niños encarcelados junto con adultos tienen una probabilidad cinco veces mayor de sufrir acoso sexual y el doble de sufrir abuso físico.

Los niños también tienen derecho a atención médica, educación, y a todo tipo de asistencia que necesiten, ya sea psicológica, física o jurídica. Deberán poder realizar actividades recreativas y, de ser posible, tener la libertad de profesar la propia religión.

Solo podrá hacerse uso de instrumentos de coerción en los casos más excepcionales y la tortura está terminantemente prohibida. Una autoridad competente e independiente deberá estar facultada para efectuar visitas periódicas a los establecimientos de detención con el propósito de verificar que las condiciones de vida de los niños sean adecuadas.

Es importante que los menores tengan una comunicación adecuada con el mundo exterior, sobre todo que reciban visitas de sus familiares y amigos. Ello constituye un tratamiento justo, indispensable para preparar su reinserción en la sociedad cuando sean puestos en libertad.

…no siempre son respetadas

Desafortunadamente, gran parte de estas reglas no siempre se cumplen. Es usual que los menores sean confinados en prisiones que no están a la altura de los estándares internacionales. A veces, se los encarcela junto con adultos; otras, por haber cometido infracciones menores y aún sin haber cometido ninguna. Es usual que las condiciones de higiene dejen mucho que desear y, con frecuencia, el acceso a la asistencia médica y a la educación es inexistente.

Algunas medidas disciplinarias constituyen una violación de Derechos Humanos fundamentales y, a veces, los funcionarios de los centros de detención someten a los menores a tortura. Aunque no es lo más habitual en el caso de los niños, otros reclusos pueden representar una fuente de violencia si la vigilancia es escasa o si las condiciones de vida no son las adecuadas. La violencia puede ser física (agresión, violación, homicidio) o psicológica (extorsión, manipulación, amenazas).

“Te obligan a trabajar todas las mañanas. Si no lo haces, te golpean, te sumergen en agua y te encierran en una celda solo. Si tus familiares o amigos se molestan en venir a visitarte, quizá tengas qué comer. Si no, no.”– Joven de 16 años del Congo que estuvo detenido cuando era niño.

La prisión como sistema de protección social

En algunos países se confina a los menores si no tienen a nadie que cuide de ellos o si necesitan protección. También es posible que la policía arreste y detenga a niños de la calle para que dejen de vagabundear por un tiempo.

El problema reside en que, en muchos países, el sistema de justicia de menores y el sistema de protección de la infancia con servicios sociales únicamente se encuentran a nivel del “establecimiento de detención”. De hecho, un establecimiento penitenciario puede albergar a niños que fueron puestos allí sólo a efectos de su protección.

Menores confinados junto con sus padres

En todo el mundo, cuando hay padres que van a prisión, los niños sufren las consecuencias. La mayor parte continúa viviendo en el mundo exterior, pero algunos nacen en la prisión o son traídos junto con su madre. En ciertos casos extraordinarios, los niños van a la cárcel con su padre.

La duración y las condiciones de vida durante el confinamiento difieren según el país. Por ejemplo, en Alemania los menores pueden quedarse con sus madres hasta los seis años de edad, pero en el Reino Unido solo hasta los 18 meses y en algunos lugares está totalmente prohibido. No es fácil evaluar cuál de las situaciones es la mejor.

En algunos países, como en Kirguistán, se puede reducir la condena de la madre si tiene niños muy pequeños. En otros, los padres pierden sus derechos de patria potestad cuando se los condena.

La vida de los menores en prisión es problemática. Muchas veces no reciben los cuidados adecuados y sus necesidades e intereses no son tenidos en cuenta. En todo caso, aquellos menores que no han cometido ningún delito no deberían ser sometidos a las mismas limitaciones que los detenidos.

Es importante que estos menores tengan acceso a una alimentación adecuada, así como también a actividades recreativas y a educación. Deberán poder recibir visitas y salir de la prisión periódicamente para que luego puedan adaptarse a la sociedad, con la cual algunos no han tenido ningún tipo de contacto. Además, una vez que la madre es puesta en libertad, ella y su hijo deberán recibir apoyo para prevenir cualquier tipo de recaída en la delincuencia.

Consecuencias de la privación de libertad

En general, el privar a menores de su libertad impacta negativamente en sus vidas, sobretodo cuando las condiciones en el establecimiento de detención no son las adecuadas.

La detención tiene efectos perjudiciales en el desarrollo físico, mental y emocional de los menores, por el hecho de que están confinados y aislados de la sociedad. Allí, no cuentan con las herramientas necesarias para desarrollar su personalidad y se encuentran desprovistos de asistencia médica adecuada y de educación. La prisión puede ser la causa de tratos negligentes o de violencia física y psicológica, ya sea a manos de los mismos guardias o tolerada por ellos.

Muchos niños sufren de ansiedad, tienen miedo, pensamientos suicidas o se comportan de manera destructiva. Otros enferman por las deficiencias en las condiciones de higiene, alimentación y de vida en general, y otros recurren a las drogas. Es frecuente que no se cuente con asistencia médica y psicológica, o que la asistencia que existe no sea la adecuada.

Los menores detenidos también son víctimas de discriminación social y, a menudo, pierden sus derechos cívicos, políticos, económicos, sociales o culturales. Se encuentran aislados de la sociedad.

Una vez que se los libera, muchos tienen dificultades a la hora de encontrar un lugar en la comunidad y de relacionarse con figuras de autoridad, sobre todo si han estado detenidos por mucho tiempo. En lo educativo y profesional se encuentran, por lo demás, atrasados. Les cuesta retomar sus relaciones con sus parientes y amigos porque el tiempo pasado en prisión es una fuente de vergüenza, tanto para ellos mismos como para sus familias. Como no encuentran su lugar en la sociedad, les es más fácil entrar, una vez más, en la delincuencia.

Según Kabeya, de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (OICI), algunos menores pasan demasiado tiempo en prisión como para reintegrarse exitosamente al mundo exterior. “Son como pájaros enjaulados que no han aprendido a volar.”

 

Fuente: http://www.humanium.org/es/ninos-detenidos/

Fotografía:http://images.google.de/0ahUKEwj8zvbog7LMAhWJfpAKHQF7CIEQMwjEAShSMFI&bih=661&biw=1366

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Uruguay: Educación es la «principal barrera» para crecer como país

Uruguay/16 de Abril de 2016/El Observador

«En educación no vamos bien, vamos cada día peor. No es que simplemente en las pruebas PISA estamos mal. Los datos muestran que el sector más pobre del país tiene la distancia peor en el mundo con el sector más rico. Estamos condenando a una generación de los sectores más vulnerables», aseguró ayer a El Observador el expresidente Julio María Sanguinetti.
El exmandatario habló en la mañana de ayer, en la Casa del Partido Colorado, durante un Ateneo Libre, que puso foco en la situación de la educación del país. El economista Ignacio Munyo utilizó un informe que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) le presentó al gobierno: una «radiografía del Uruguay». La conclusión es que la principal barrera para crecer como país y converger con los países más avanzados es la educación.
El informe muestra que «Uruguay es líder. La mayor vergüenza que tiene el país es la mayor brecha de insuficiencia educativa por contexto socioeconómico del mundo», aseguró Munyo. Mientras que en Brasil es de 40,1%, en Argentina de 39,4%, los datos de Uruguay muestran que asciende a 50,7%. La regulación laboral, la inserción internacional y el peso del Estado en la economía son las otras «barreras altas».

Docentes automatizables

Al menos el 54% de los puestos de trabajo realizados por ciudadanos uruguayos son «fácilmente automatizables» en los próximos 20 años, es decir que serán mejor realizados por máquinas que por humanos.
«La formación docente tradicional, que van a dar una clase y dan una lectura que está exactamente en los libros, tiende a hacerse cada vez más fácil por máquinas», dijo a El Observador. Por esa razón considera que los docentes deben diferenciarse a través de tres características que todavía no fueron logradas por las máquinas: la capacidad creativa, la inteligencia social y la manipulación fina.
Munyo destacó que hay consenso en que existe una crisis educativa, una baja proporción de uruguayos en edad de trabajar con secundaria completa y que las estadísticas demuestran una elevada tasa de abandono y resultados académicos en declive, según evaluaciones externas.
Fuente: http://www.elobservador.com.uy/educacion-es-la-principal-barrera-crecer-como-pais-n897483
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