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Consejo Técnico Escolar, ¿un remanente de sometimiento punitivo docente que aporta poco a la educación?

Por: Freddy Leo Flores

En la casi eterna cuarentena y en compañía de mi fiel amigo, el desvelo, una buena taza de café y mi cada vez más vieja computadora, me tomo de nueva cuenta el atrevimiento de redactar algunas líneas reflexivas producto de uno de los tantos paseos que acostumbramos realizar por las redes sociales últimamente, especialmente por Facebook, en la cual llamó poderosamente mi atención una publicación en uno de los grupos educativos que suelo seguir.

Dicha publicación invitaba a sus seguidores a escribir “una verdad que pocos aceptan”, un ejercicio para los amantes del ocio por demás interesante, pero fue el siguiente comentario el que me estimuló a desarrollar el presente texto: “los CTE en su formato actual, tanto intensivo como ordinario son el remanente de sometimiento punitivo docente que aportan poco a la educación y al trabajo docente (SIC)”.

Esta frase tan peculiar incita a reflexionar si a casi 10 años de su implementación, tal y como conocemos a los Consejos Técnicos Escolares (CTE) cumplen con el fin para el que fueron constituidos, necesario es señalar que estos tienen su antecedente desde principios de los 90´s, Fierro y Rojo (1994), por ejemplo, definieron a las reuniones de Consejo Técnico como uno de los procesos de gestión interna en las escuelas con enorme importancia para entender la calidad de los resultados que en cada una se construyen con la participación de todos los agentes educativos (docentes, alumnos y padres de familia).

Por su parte, los Lineamientos para la Organización y el Funcionamiento de los CTE, lo define como el órgano colegiado de mayor decisión técnico pedagógica de cada escuela de Educación Básica, encargado de tomar y ejecutar decisiones enfocadas a alcanzar el máximo logro de los aprendizajes de todos los alumnos de la misma (SEP, 2013).

Además de ello, en el mismo documento, se establece que durante el ciclo escolar se realicen reuniones colegiadas mensuales para propiciar el intercambio de ideas y toma de decisiones en función, principalmente, del servicio educativo que ofrece la escuela. En estos espacios, el papel del docente juega un rol fundamental.

El problema radica, según Fierro y Rojo (1994), en que los CTE también son utilizados para muchas cosas antes de ocuparse de lo pedagógico, lo que demuestra el lugar secundario que tiene el análisis de la práctica; frecuentemente están supeditados a las cuestiones administrativas, como lo señala Ezpeleta (1990), de allí se afirma que algunos profesores solo acuden a las reuniones de CTE para acatar una disposición institucional.

Conviene aquí señalar que a pesar del confinamiento del último año y medio, el trabajo entre docentes no se ha detenido, a tal grado de que hace algunos días miles de maestras y maestros, ya sea en la modalidad presencial o virtual han llevado a cabo las sesiones de CTE en su etapa intensiva, correspondiente al ciclo escolar 2021-2022, una serie de sesiones que tenían dentro de sus propósitos, como ya es costumbre en los últimos ciclos escolares, la elaboración de objetivos, metas y primeras acciones del Programa Escolar de Mejora Continua (SEP, 2021).

De esta manera los CTE, sin la presencialidad acostumbrada, en la mayoría de los casos buscarán constituirse como un espacio colegiado que permitirá analizar, mediante la auto evaluación de la práctica docente de las y los profesores, y la detonación de la reflexión sobre el ejercicio mismo, el accionar deseado para el próximo ciclo escolar.

Ahora bien, corresponde a cada uno de los integrantes de cada colectivo docente hacer valer su rol dentro del funcionamiento correcto de los CTE, un espacio, como ya se dijo, donde el profesor sea el protagonista activo y su acción central gire en torno al trabajo colaborativo a través del continuo cuestionamiento y la reflexión sobre los resultados obtenidos dentro de su grupo y escuela, aprovechando especialmente la experiencia adquirida durante los últimos meses a partir del trabajo pedagógico realizado a distancia.

Asimismo, podemos afirmar que en las reuniones de CTE, el intercambio de experiencias y elementos teórico pedagógicos serán cruciales para entender mejor los resultados obtenidos, desgraciadamente tal y como se señala, tanto en la publicación que motivó el presente escrito, como en muchas otras conversaciones que no siempre llegan a ser escuchadas, el desarrollo de las sesiones ocasionalmente no es congruente con el fin para el que fueron constituidos, eso no es un secreto a voces.

Sin embargo, y a pesar de que existen muchos profesores inconformes con el desarrollo de estos y que estos tienen todo su derecho a manifestarlo por diferentes medios, también es cierto que en muchas ocasiones pasan por alto la responsabilidad que tienen en sus manos para lograr que las reuniones de CTE cumplan con el propósito para el que fueron organizadas.

Por ello, antes de afirmar como una realidad incuestionable que los CTE aportan poco o nada a la educación y al trabajo docente, es necesario reflexionar profundamente sobre todas esas situaciones que afectan el eficiente desempeño del mismo, dicha revisión tendría forzosamente que partir del análisis y el impacto de algunos aspectos incómodos que influyen en el desarrollo de las sesiones y por ende, en sus resultados.

Por tanto, convendría aquí precisar a qué me refiero con aspectos incómodos que pocas veces nos atrevemos a reconocer y que se resumen principalmente en: profesores que descargan los productos de las sesiones de CTE en internet; directores que no coordinan las reuniones colegiadas de manera adecuada aún y cuando la guía de CTE señale la línea a seguir; supervisores que no asumen su rol de liderazgo, especialmente en las juntas celebradas en contextos de multigrado; jefes de sector que dan “seguimiento” a las sesiones de manera fugaz para así cubrir la mayor cantidad de ellas (sin olvidar la respectiva fotografía); o asesores que solo visitan estos espacios para saludar a los docentes y que saben perfectamente con cuántas cucharadas de azúcar le gusta el café al supervisor, pero poco de la estructura del PEMC, por mencionar algunos ejemplos.

Es necesario aclarar que no se trata de exigir el reconocimiento público de estas verdades, o juzgar de manera fiscalizadora este tipo de situaciones y a sus autores, mucho menos se trata de ponerlas como una realidad tajante, se trata de enfatizar en que dentro del accionar de cada uno de nosotros podemos contribuir o no al desarrollo eficiente de las sesionesAl final, lo más importante es identificar con claridad las áreas de oportunidad de todos los involucrados, tanto alumnos como docentes y autoridades educativas, partiendo de una reflexión profunda y objetiva sobre nuestro accionar.

Hay que recordar, tal y como se señala en los Lineamientos para la organización y el funcionamiento de los CTE, que: “la escuela debe convertirse en el centro de la tarea educativa, siendo necesario para ello dar nueva vida a los Consejos Técnicos Escolares, todos juntos, aún y a pesar de las diferencias de opiniones”. De esta forma el colectivo docente –a partir del trabajo colegiado, la autoevaluación escolar, la toma de decisiones compartida y el compromiso de mejorar la calidad educativa, pero principalmente de la buena disposición,- tiene el poder de transformar los centros escolares generando los aprendizajes pertinentes y relevantes en los estudiantes, en total armonía con el deber ser de las escuelas. El aporte que este haga a la educación y al trabajo docente, será responsabilidad de cada uno de nosotros.

Referencias Bibliográficas

Ezpeleta, J. (1990). El Consejo Técnico: eficacia pedagógica y estructura de poder en la escuela primaria mexicana. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos20(4), 13-33.

Fierro, C. (1994). El Consejo Técnico. Un encuentro de maestros. México, D.F.: SEP/Libros del Rincón, Subsecretaría de Educación Básica y Normal.

SEP. (2013). Lineamientos para la organización y el funcionamiento de los Consejos Técnicos Escolares. México, D.F.: Secretaría de Educación Pública (SEP). Recuperado el 21 de Agosto de 2021, de http://www2.usebeq.edu.mx/siise/procap/ktml2/files/uploads/DOCS/LineamientosCTE_ver18jul2013.pdf

  SEP. (2021). Consejo Técnico Escolar. Fase Intensiva. Ciclo Escolar 2021-2022. Educación Preescolar, Primaria y Secundaria. México, D.F.: Secretaría de Educación Pública (SEP). Recuperado el 21 de Agosto de 2021, de https://educacionbasica.sep.gob.mx/multimedia/RSC/BASICA/Documento/202108/202108-RSC-EWZjR7jRlh-Gua_CTE_Fase_Intensiva_PPS_FINAL.pdf


Fuente de la información: https://profelandia.com

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Aprendo en Casa: ¿cuántos profesores van recibiendo la recarga de Internet para que dicten clases virtuales?

Se trata de la entrega de planes de telefonía y datos, es decir llamadas, internet y SMS, informó el Ministerio de Educación.

El Ministerio de Educación (Minedu) confirmó este viernes que realizó la primera recarga de planes de telefonía y datos, es decir llamadas, internet y SMS, para más de 275.000 docentes, profesionales, especialistas, auxiliares y otros actores de educación básica. Esto, para que continúen con el dictado de clases virtuales en el marco de la estrategia Aprendo en Casa, programa de educación a distancia vía web, televisión y radio de señal abierta.

A través de un comunicado detalló que el servicio de Recarga Minedu 2021 se aplicará durante los meses de junio, julio y agosto. Este beneficio contempla llamadas ilimitadas, 15GB de internet y acceso a SMS ilimitados según corresponda en base a los planes vigentes de los usuarios.

La recarga de estos insumos para la conectividad se efectúa luego de un proceso de validación en coordinación con 26 direcciones regionales de educación (DRE) y 222 Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL). Lima Metropolitana, las que mediante sus líderes tecnológicos y equipos técnicos verificaron y actualizaron los datos del personal vinculado directamente al servicio educativo.

La recarga de este paquete de conectividad se efectúa al amparo del DU 034-2021 publicado el pasado 31 de marzo. La norma autorizó al Ministerio de Educación, de manera excepcional, la adquisición durante el año fiscal 2021, de planes de telefonía y datos a favor del personal vinculado directamente al servicio educativo.

La Recarga Minedu 2021 permitirá que el personal vinculado directamente al servicio educativo, realice actividades propias del proceso pedagógico y soporte emocional en el marco del trabajo remoto. Asimismo, genera condiciones para la continuidad del servicio educativo no presencial, que responden de manera flexible a las características del contexto, diversidad y necesidad de los estudiantes para el desarrollo de sus competencias.

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Enfoques cooperativos; Hoy: Reflexionar la historia de las instituciones educativas cooperativas escolares en Formosa: aportes para su re-significación.

Enfoques cooperativos; Hoy: Reflexionar la historia de las instituciones educativas cooperativas escolares en Formosa: aportes para su re-significación.

Experiencias innovadoras pedagógicas y de gestión.

 

Por José Yorg, el cooperario.

 

El valor final de todas las instituciones es su influencia educativa”. John Dewey.

“Educar a la mente sin educar el corazón no es educación alguna.” Aristóteles.

 

Pretendemos destacar en este artículo la importancia que para  el presente tiene la Historia de la Educación, y en especial la educación cooperativa escolar desde la perspectiva institucional que permitió su desenvolvimiento en distintos momentos históricos y con diversas improntas. Se intenta hacer una re-significación  reflexiva de sus características peculiares y distintivas.

Siguiendo algunas conceptualizaciones que ocupa Sebastián Perrupato, Profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en su trabajo “Pensar la historia de las instituciones educativas en la Argentina: aportes para el debate”, en cuanto a que “la historia de las instituciones educativas en la Argentina ha sido tradicionalmente asociada a paradigmas manidos de investigación histórico-educativa. Recién en las últimas décadas comienzan a resurgir estudios que entienden la necesidad de realizar análisis institucionales que entrecrucen lo educativo y lo histórico. En este sentido, se hace necesario un replanteo serio sobre los métodos y las formas de hacer y de pensar esta historia que trascienda los lineamientos de la tradición positivista”.

Puesto así las cosas, se desprende que hay, cuanto menos dos maneras de abordar la reconstrucción educativa cooperativa escolar, una es colocando la mirada desde la educación que conlleva a describir a su órgano institucional de aplicación, su personalidad jurídica, sus actores, su programa, su contexto histórico. La otra mirada, la presente, se aborda desde lo orgánico-institucional y consecuentemente su acción educativa, pero también involucra describir su estructura, sus actores, su programa, su contexto histórico, así, sin embargo, ambos se condicionan y complementan mutuamente

Por  ello, en primera instancia, coincidimos con quienes postulan a la  Historia Social y Cultural de la educación  en que se constituye en una formidable  herramienta  capaz de re-construir nuestra memoria e identidad formoseña y desde ese punto, los  hallazgos impulsan el encuentro sin tiempo entre el pasado reciente y el presente.

Desde lo anotado más arriba pretendemos, entonces,  reflexionar sobre los aportes que realiza la obra “Historiografía de la educación cooperativa escolar de Formosa” para una segunda mirada, que denominamos al efecto como la  “Historiografía  de los organos-institucionales de educación cooperativa escolar de Formosa”, desde el campo de la Historia Social y Cultural de las instituciones de la educación, a partir de los estudios sobre el desempeño de ellas, en orden cronológico; Comisión de Educación Cooperativa Escolar; Gabinete de Cooperativismo Escolar y ProDeCoop-Escolar.

Asumimos que la segunda mirada del trabajo le otorga a los y las docentes e investigadores un marco metodológico para comprender la historia educativa cooperativa escolar provincial formoseña desde una perspectiva institucional que cobija lo educativo.

Las instituciones y su tiempo.

 “El trabajo de un educador es enseñar a los estudiantes a ver la vitalidad en sí mismos.” Joseph Campbell

La ley N° 26206 en su título 2 del sistema educativo nacional capítulo 1 disposiciones generales de educación nacional define en su artículo N° 14. — “El Sistema Educativo Nacional es el conjunto organizado de servicios y acciones educativas reguladas por el Estado que posibilitan el ejercicio del derecho a la educación. Lo integran los servicios educativos de gestión estatal y privada, gestión cooperativa y gestión social, de todas las jurisdicciones del país, que abarcan los distintos niveles, ciclos y modalidades de la educación.”

Por su parte, el artículo N° 90 de la misma ley dice: “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología promoverá, a través del Consejo Federal de Educación, la incorporación de los principios y valores del cooperativismo y del mutualismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la capacitación docente correspondiente, en concordancia con los principios y valores establecidos en la Ley Nº 16.583 y sus reglamentaciones. Asimismo, se promoverá el cooperativismo y el mutualismo escolar”.

Fortalece la debida ejecución del servicio educativo cooperativo escolar su propio, genuino y específico financiamiento educativo por imperio de la Ley nacional N° 23427/ 86  (Fondo para educación y promoción cooperativa) y las correspondientes de adhesión provincial, en el caso de Formosa es la Ley N° 744/88.

Como antecedente  orgánico-institucional encontramos la puesta en marcha en ámbitos del Ministerio de Educación nacional  la creación de la “Comisión de Cooperativas Escolares” en el año de 1954:

“Expediente N° 22.562/49. (Actualizado). Buenos Aires. 28 de enero de 1954.VISTO: Los objetivos I V. G. 14 .Y IY_ E. 8 del Segundo Plan Quinquenal referentes a cooperativas escolares y, CONSIDERANDO, Que los mismos determinan en el 1 V. G. 14 «difusión de los principios del cooperativismo y la constitución de cooperativas escolares y estudiantiles serán auspiciadas por el Estado a fin de contribuir a la formación de la conciencia nacional cooperativista y prestar servicios útiles a los alumnos'» y en el IV. E. 8 En el quinquenio 1953/ 57 se desarrollará una activa campaña para lograr en 1957 la existencia de cooperativas escolares o estudiantiles en todos los establecimientos educacionales del Estado”.

Sin dudas, la falencia grave de no continuidad de las políticas públicas nacionales y provinciales, provocan  una ruptura y continuidades permanentes de esfuerzos por parte de actores y docentes comprometidos con esta modalidad educativa a impulsar la creación y puesta en funcionamiento organismos especializados en cooperativismo escolar dentro de los Ministerios de educación de cada provincia.

En este punto tropezamos con un vacío de material académico sobre la historia orgánico-institucional, trabajo sistemático y riguroso que registre en sus páginas tales organismos encargados del servicio educativo cooperativo escolar en Argentina.

Así pues, nos abocamos a inventariar los órganos-institucionales históricos de la Provincia de Formosa como aporte al trabajo investigativo señalado:

Comisión de Educación Cooperativa Escolar; Gabinete de Cooperativismo Escolar y ProDeCoop-Escolar. La gestión pedagógica y la estructura organizativa de las tres experiencias se basaron  en un órgano compuesto por tres docentes a fin de responder a los roles y las funciones esenciales y específicas de las mismas.

Es importante resaltar que la memoria institucional del cooperativismo escolar de Formosa, amén de sostenerse sobre documentaciones oficiales, se construyó sobre la base sólida de las memorias guardadas y expuestas por los propios actores.

Sólo nos resta resaltar los distintos momentos históricos en función a que los tiempos políticos producen vaivenes, iguales impactos producen las reformas educativas,  y ello es evidente cuando uno se pone a pensar sobre ello, y que nos lleva a destacarlos en cada órgano-institucional cooperativo escolar transitó, y que, sin embargo, evidencia la potencia de sus impulsores.

La Comisión de Educación Cooperativa Escolar creada por el Decreto N° 496/71 en pleno proceso de gobierno militar, con sesgo desarrollista y productivista, en especial la algodonera. No pudo consolidarse por muchas razones, entre las cuales resultó del proceso de formación de los/as docentes que requiere de tiempos y de decantaciones actitudinales y procedimentales para el abordaje educativo, y además las necesarias adecuaciones institucionales tropezaron con actitudes burocráticas conservadoras.

El Gabinete de Cooperativismo Escolar creado en el seno del ex Consejo General de Educación-CGE-,mediante las Resoluciones  Nº 405/85.-009/86, y 010/86 . Poco tiempo después de la recuperación institucional democrática, pero con vientos neoliberales acechando. Pese a sus acciones iniciales en capital de Formosa e interior, decae por falta de apoyo político-institucional.

El ProDeCoop-Escolar creado por las Resoluciones N° 511/95-, y  N° 1892/01 ministerial. Inició su acción educadora atravesando las políticas públicas neoliberales, y sobre todo la reforma educativa de neto corte economicista que trajo aparejada actitudes burocráticas, renuentes a aceptar  alternativas pedagógicas innovadoras que demostraron su eficacia teórico-práctica. Se pudo, no sin grandes esfuerzos y perseverancias, incluso  trasladar su ejercicio  a la Universidad Nacional de Formosa-ProDeCoop-Universitario-, pero no sobrevivió.

El hilo conector entre estas tres experiencias, que cabe subrayarlo, es ascendente en su alcance, extensión y producción, porque se supo recoger tales experiencias desde el primero, valorándola, sólo faltó rescatar y plasmarlo en un documento, cuestión resuelta.

Concluimos que la obra en análisis  “Historiografía de la educación cooperativa escolar de Formosa” nos hace pensar que  posee todas las cualidades pertinentes para acogerla desde el Ministerio de Cultura y Educación de la Provincia de Formosa como bien patrimonial porque-entre otros-rescata desde una perspectiva histórico-institucional sus organismos especializados en la temática  educativa cooperativa.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

 Autor: José Yorg

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Chile y un cambio que llegó tarde

Por: Ricardo Braginsky.

 

Los resultados educativos del modelo chileno se destacan en la región. El asunto es cómo y a costa de qué llegaron a eso.

que ese país se diferenció claramente en América Latina. Podemos empezar por los resultados: hoy Chile tiene las tasas de escolarización más altas de la región y lidera en los rankings que miden aprendizajes, como la prueba de Unesco o PISA. El asunto es cómo y a costa de qué llegó a eso.

Para eso hay que remontarse al origen de la reforma educativa que arrancó con la dictadura de Pinochet. Entonces Chile implementó un modelo anglosajón en el funcionamiento y el financiamiento de la educación.

El eje estuvo puesto en que el Estado en lugar de invertir en la oferta educativa (las escuelas) lo hizo en la demanda, a través de los “vouchers” por alumno. El dinero llega a los colegios, pero lo hace de acuerdocuántos alumnos logran inscribir.

La lógica es que el alumno es portador de su presupuesto y los padres deciden a qué escuela van y, por lo tanto, cómo lo invierten. Así,los colegios deben competir por tener más chicos para así conseguir más dinero. No hay colaboración entre pares. Y como los ramales de Menem: colegio sin chicos, colegio que cierra.

Esta lógica se complementa con evaluaciones periódicas y publicación de los resultados por escuela, para que los padres tengan la información que les permita elegir “el mejor servicio educativo” para sus hijos.

También evalúan a los docentes y -como una empresa- pagan más a los que obtengan mejores resultados.

El combo de estas herramientas forzó a que las escuelas mejoraran sus indicadores educativos, pero también reforzó la segregación social. Porque en lugar de financiar a los que más lo necesitan para buscar la equidad, el sistema premia a aquellos que se adaptan a las normas. Y a los que enseñan los contenidos que son tenidos en cuenta en las evaluaciones estandarizadas.

Protesta de estudiantes en Santiago, Chile, la semana pasada. EFE/Elvis González

Protesta de estudiantes en Santiago, Chile, la semana pasada. EFE/Elvis González

Además, las escuelas podían recibir plata adicional de las familias, entonces aquellos colegios con chicos más acomodados empezaron a tener más recursos que el resto.

El sistema universitario también se destaca por sus buenos resultados, pero los estudios superiores son pagos y muy caros. Termina siendo también una educación elitista, y muchos jóvenes terminan endeudándose para progresar en sus vidas.

El segundo gobierno de Bachelet no cambió el sistema, pero le hizo retoques, que buscaron reducir las brechas. Preocupados por las diferencias sociales que estaba generando, orientó dinero extra para el 40% de los alumnos más vulnerables. Y limitó el aporte económico de los padres para las escuelas de sus hijos.

Pero quizás ya era tarde. Chile es hoy un país muy fragmentado, y el quiebre arranca desde la escuela primaria.

Lo decimos, ¿lo hacemos?

La experiencia chilena también nos pueda servir para mirar qué pasa en la Argentina.

Nuestro sistema educativo está bien lejos de los criterios mercantilistas de Chile. Sin embargo, la segregación social en las escuelas creció fuerte en los últimos años.

Cada vez estamos más lejos de la escuela pública que supimos tener y que reúne diversidad. No somos Chile pero quizás tenemos otro problema: esa pasión por decir una cosa, y después terminar haciendo otra.

Fuente del articulo: https://es.news-front.info/2019/10/28/la-huelga-de-maestros-de-chicago-entra-en-el-octavo-dia-mientras-300-000-estudiantes-pierden-sus-clases/

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Cómo elegir los indicadores más adecuados para tu proyecto educativo de centro

Por: Victor Saura

Los inspectores Xavier Chavarria y Elvira Borrell publican un libro en el que reivindican la necesidad de que cada servicio educativo disponga de indicadores ‘ad hoc’. La clave: que sean pocos, que respondan al objetivo de qué se quiere medir y que permitan disponibilidad inmediata. Advierten, eso sí, que todos tienen limitaciones.

Las escuelas e institutos pueden saber, gracias a los datos que se extraen de las pruebas externas (6º de primaria y 4º de ESO), cómo evolucionan sus centros (es decir, las notas de sus alumnos) en relación con ellos mismos, con los centros educativos de su zona, con los de su ciudad, con los de todo el país, y con los de su tipología de centro. Pero ¿basta con ello para identificar si se están cumpliendo los objetivos de su proyecto educativo? Para Xavier Chavarria, inspector jefe de Barcelona, ​​la respuesta es que no. Se necesitan otros indicadores, más específicos, que cada centro debería poder hacerse a medida. Junto con la también inspectora Elvira Borrell, Chavarria acaba de publicar el libro La magia de los indicadores en educación (Horsori. Edición en catalán), donde aporta algunos consejos sobre cómo hacerlo.

Si el claustro se ha propuesto que el centro mejore en aspectos como la inclusión o la convivencia, los datos de las pruebas de evaluación externa no sirven. O, incluso, si se ha propuesto que se reduzca el absentismo de los alumnos o que se recorte la distancia que separa a los que sacan mejores resultados de los que peor, tampoco. Pero ¿estas cosas se pueden medir? «Al final todo se puede convertir en una cifra, pero un indicador no es el oráculo de Delfos, la mejor manera de valorarlos es conocer sus limitaciones», contesta Chavarria, que piensa también en servicios educativos como los CRP o los EAP.

«Lo mejor es que cada centro y cada servicio se cree los suyos-aconseja-, pero que sean pocos, que respondan a ese objetivo que se quiere medir y que permitan una disponibilidad inmediata, de tal manera que si hay que tomar decisiones no se tenga que esperar a finales de curso». En la elección sobre qué indicadores decidimos implementar entran en juego dos conceptos más: el balance («¿Vale la pena el esfuerzo por el resultado que obtendré?») y lo que los autores llaman el principio de parsimonia, que Chavarria explica diciendo que «aquello que puedas hacer fácil no lo compliques, y si con una simple tasa tienes suficiente, no quieras hacer más virguerías».

El profe de mates, un buen recurso

El libro comienza clarificando conceptos (indicador, índice, tasa, rúbrica, outputoutcome…), pero, sobre todo, aporta fórmulas matemáticas y ejemplos de indicadores existentes, «que cada uno puede adaptar a su realidad o hacer otros nuevos». «Puede asustar, pero es más sencillo de lo que parece si se tiene claro a dónde se quiere ir», asegura el inspector jefe, que recomienda a los equipos directivos que, si no lo consiguen, pidan la colaboración del profesorado de matemáticas (de los propios o los institutos agregados en el caso de los centros de primaria).

Y ¿cómo se puede medir, por ejemplo, la evolución de una escuela en cuanto a la inclusión? «Se podrían definir una serie de buenas prácticas inclusivas y en la medida en que se van dando lo puedes transformar en un número, y aún más si tienes una comparativa con otros centros -comenta Chavarria-. La limitación sería que tal vez no se están aplicando estas prácticas que tú has definido pero se están haciendo otras. O también se podría elaborar un indicador de similitud: ¿tengo el mismo porcentaje de alumnos con dificultades respecto de los que hay en los centros de mi contexto? Cuanto más similar sea tu resultado al de tu contexto, mejor vas. Si te pasas muy por encima, de tan inclusivo como eres, dejas de serlo, y si estás muy por debajo, es evidente que no vas bien».

Más ejemplos: «Imaginemos que nuestro objetivo es que nuestros alumnos mejoren su competencia lectora. Yo puedo decidir que para conseguirlo promoveré el uso de la biblioteca entre el profesorado y el alumnado, y entonces puedo establecer un indicador que sea cantidad de alumnos que usan la biblioteca cada semana, o cantidad de préstamo de libros, y mirar la evolución de este indicador semana a semana. Lo puedo complicar, y subdividir el indicador según el curso de los alumnos, o según si los libros son en catalán o en castellano, etc. En todo caso, al final tendré un indicador, y quizás vea que la respuesta es positiva y que muchos más alumnos están yendo a la biblioteca. Pero ¿habrá servido esto para incrementar la competencia lectora? Tendré que cruzar mi indicador con el resultado de la evaluación externa para ver si realmente la acción que decidimos sacar adelante era la adecuada para el objetivo que me había propuesto».

Los proyectos educativos de centro elaborados en los últimos años ya contemplan algunos indicadores, pero la mayor parte siguen sin hacerlo. «No hay que revisarlos para poner indicadores, pero en la medida en que se van revisando deberían ir incorporando -opina Chavarria-. Este año puede ser una buena oportunidad ya que, por norma, se debe terminar de integrar el proyecto de convivencia en el proyecto educativo; aprovecha, pues, para poner algunos indicadores, aunque no sea a todo». «Con los planes anuales de los centros vemos demasiados indicadores y la mayoría son poco consistentes, en cambio los proyectos de dirección suelen ser bastante mejores, porque la mirada es a cuatro años vista», añade.

Buenos y malos indicadores

Para que un indicador realmente nos dé una buena medida, advierte el inspector jefe, no puede ser una magnitud única, sino que debe poder relacionarse con otras magnitudes. Por ejemplo, comenta, «el número de reuniones realizadas en relación con las previstas es un mal indicador, porque no sabemos si nos indica que habíamos previsto demasiado reuniones y por eso hemos resuelto el tema antes, o si hemos trabajado muy bien y por eso no han hecho falta más reuniones». Los indicadores también pueden tener interpretaciones muy sesgadas. Pone otro ejemplo: «Con el clásico cuestionario de satisfacción, imagina que el 90% de las familias que contestan te dicen que están muy contentos, pero resulta que sólo ha contestado el 10%, que son las implicadas; ¿dónde está el otro 90%? ¿Realmente podemos decir que las familias nos dan un 9?».

Relacionando dos o más magnitudes puedes llegar a tener un indicador mucho más preciso. La Inspección del Consorcio, por ejemplo, elabora una recta de regresión de todos los centros, en la que cruzan los resultados de las pruebas externas con la tipología del centro. De este modo, el centro ve dónde está situado en su contexto, pero no puede identificar el resto ni el resto le puede identificar a él. «Cuando hemos hecho auditorías pedagógicas -explica Chavarria-, hemos visto que hay centros que en conjunto sacan malos resultados pero son los máximos que pueden obtener, o sea, que no están haciendo nada mal, sino que más bien hay que felicitarles, y en cambio puede haber centros en la banda alta que obtienen peores resultados de los que les correspondería, y también se les debe decir». Este año, además, la inspección también ha elaborado el coeficiente de Gini de cada centro, que en este caso mide la desigualdad en los resultados de los alumnos, es decir, en qué centros la distancia entre los mejores y los peores alumnos es más o menos pronunciada.

Con todo, Chavarria echa de menos algunos datos que no serían difíciles de conseguir y que permitirían tener más información sobre el sistema y los centros. En Holanda, explica, «el contexto de cada centro lo elaboran a partir de dos datos: el porcentaje de becas de comedor que tiene ese centro y el nivel de estudios de las madres, ya que está bastante estudiado que es una de las cosas que más condiciona el éxito escolar». Según sea el nivel de estudios (de analfabeta a doctorada o similar) recibe un número del 0 al 8, según el estándar CINE (Clasificación Internacional Normalizada de la Educación), y con el valor medio de todas las madres de un centro se tiene una fotografía bastante precisa del tramo donde se sitúa aquella escuela o instituto en cuanto a su complejidad. «Este es un ejemplo de indicador que el Departamento no tiene en cuenta, pero que no costaría mucho elaborar para que los centros dispogan de esta información, y que se podría cruzar con otros datos que sí son considerados interesantes».

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/01/como-elegir-los-indicadores-mas-adecuados-para-tu-proyecto-educativo-de-centro/

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¿Es gratuita la educación pública?

Por: Manuel Clouthier. 

 

Pienso, luego insisto: la Constitución, en el artículo 3, luego de afirmar que la educación es un derecho, establece que el Estado «impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior». Además, señala que la impartida por éste, además de obligatoria, «será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica». En ambos fragmentos se usa el verbo impartir para indicar los niveles educativos en que este derecho es tal y, segundo, al establecer sus características. Una de ellas —gratuita— no se lleva de manera cabal, por lo que para millones de mexicanos que asisten a las escuelas públicas, el derecho estipulado no es un hecho.

Esto sucede en la práctica y, en el colmo de la incoherencia, también en la Ley Reglamentaria más importante del tercero, la Ley General de Educación. En la versión vigente (Artículo 6) como en la iniciativa que se dio a conocer por parte de la administración actual (Fracción IV del Artículo 7).

Entre la Ley y la propuesta de cambio en curso, no hay diferencia más que en el orden de la presentación de las mismas disposiciones. Si atendemos a la segunda, luego de reiterar que la educación pública ha de ser gratuita (por ser un servicio público garantizado por el Estado), prosigue: a) «Se prohíbe el pago de cualquier contraprestación que impida o condicione la prestación del servicio…» b) «No se podrá condicionar la inscripción, acceso a los planteles, aplicación de exámenes, entrega de documentación al pago de contraprestación alguna, ni afectar la igualdad de trato a los educandos» y, c) «Las donaciones o aportaciones voluntarias destinadas a dicha educación en ningún caso se entenderán como contraprestación del servicio educativo. Las autoridades educativas definirán los mecanismos para «la regulación, destino, aplicación, transparencia y vigilancia de las donaciones o cuotas voluntarias».

De nuevo, escribo y persisto como hace años: la gratuidad no admite grados. Es o no es. Si se tiene que dar «voluntariamente» un peso, se desliza de gratuita a barata. En otras palabras: la educación que imparta el Estado puede, o no, ser gratuita. En caso de no serlo, las autoridades, por ley, definen cómo se administran los recursos que aportan los ciudadanos.

Con inusitada frecuencia se solicita a los padres de familia que cooperen, en pecuniario o en especie, porque lo que el Estado destina no alcanza. Hay escuelas que emiten formatos para pagar en bancos las cuotas «voluntarias» de inscripción, y no son pocas. Contribución para el desayuno, o dos cubetas de agua cada día para poder entrar: los baños no tienen ese servicio, cuando, en su caso, hay baños. Pintar los salones, incluido el costo de la pintura por supuesto. Llevar una silla o un banco, y la coperacha para el pizarrón. Cuanto más pobre es la comunidad, más cara —en proporción a sus ingresos— es la educación pública dizque gratuita.

Si se trata de un derecho, y la gratuidad no admite grados, es menester prohibir todo tipo de cuotas, eliminar estos vericuetos torcidos en la Ley, y aportar a las escuelas lo que requieren para ser dignos espacios en el ejercicio de una garantía constitucional incontrovertible. Es curioso: las autoridades prometen conseguir un fondo especial para cumplir con la gratuidad en la educación superior al final del sexenio. ¿No convendría contar, también, con el equivalente para la educación básica y la media superior? Es cierto, son miles de millones, y no abundan. Ya es hora que haya un gobierno que donde la constitución establece un derecho, ponga los recursos para que sea realidad en serio. Sería una transformación, con o sin número.

Fuente del artículo: https://pulsoslp.com.mx/opinion/es-gratuita-la-educacion-publica/970336

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Colombia: Más de 19.000 estudiantes de escuelas rurales no han iniciado clases

América del sur/Colombia/21 Enero 2019/Fuente: Semana

Por retrasos en la contratación, en algunas zonas del campo de Antioquia y Santander, niños y jóvenes llevan dos semanas sin clases.

El cronograma académico de las escuelas y colegios oficiales en el país arrancó el pasado 30 de enero. Sin embargo, en la zona rural dispersa de Antioquia y de Santander, 19.237 estudiantes no han podido iniciar sus clases. Según la Mesa Nacional de Educación Rural, porque las secretarías de Educación no han iniciado el proceso de contratación con las corporaciones religiosas que prestan el servicio educativo.  

“Preocupa que la garantía de los derechos de la población rural, en especial la más dispersa se vea obstaculizada por la falta de celeridad en los trámites burocráticos”, comentó la organización en un comunicado a la opinión pública.

Este tipo de contratación se ha dado en el país desde 1994 en zonas en donde el Estado no tiene la capacidad de ofrecer el servicio educativo. Con este modelo, los organismos religiosos se encargan de desarrollar un proyecto pedagógico, contratar a los docentes (que no pertenecen al sector oficial) y ocuparse de la canasta educativa (textos escolares, materiales, etc). En la mayoría de los casos operan bajo el modelo de multigrado, es decir, un solo profesor dicta clases en todos los grados.

Pero este año, en 58 municipios de Antioquia, alrededor de 14.453 estudiantes no han iniciado clases, porque este departamento no ha contratado el servicio con la Corporación Arquidiocesana para la Educación (Cared) y  la Corporación Educativa para el Desarrollo Integral (Coredi), administradas por la iglesia católica, que ofrece el servicio educativo desde hace 22 años.  

“En 2016 pasó lo mismo, se demoraron en la contratación y los niños iniciaron clases en marzo. Nos exigen calidad, pero no hacen nada para que los estudiantes no se atrasen. Ya estamos acostumbrados a que a los campesinos siempre nos dejan de últimos”, expresó el director de Cared, padre Henry Giraldo.

En el caso de Santander, el padre Luis Alberto Rivera, director del Instituto Técnico Para el Desarrollo Rural (Idear), una de las cuatro instituciones que ofrecen el servicio educativo bajo el modelo de contratación en todo el departamento, asegura que 4.784 estudiantes que viven en zonas rurales dispersas están en sus casas porque el departamento aún no abre el proceso de licitación. “Cuando la secretaría no hace la contratación a tiempo, nosotros como institución no podemos pagar el salario de los docentes, ni comprar los materiales que necesitan los estudiantes. Esto no solo afecta el desarrollo de las clases sino que muchos estudiantes desertan porque las instituciones no comienzan las clases a tiempo”, dijo el sacerdote.    

“En Antioquia dijeron que como el secretario estaba de vacaciones no habían podido realizar la contratación. En Santander es más complicado, porque en noviembre del año pasado cambiaron de secretario de educación. Pero además, porque esta nueva administración decidió cambiar el proceso y establecer una licitación pública para ofrecer el servicio, pero aún no han sacado la convocatoria ni el pliego de condiciones”, denunció Francisco Cuervo, coordinador de la Mesa Nacional de Educación Rural.

Frente a la denuncia, el secretario de educación de Antioquia, Néstor Restrepo, respondió que en lo concerniente al servicio educativo de los 14.453 estudiantes que hacen parte de la población rural dispersa, están trabajando para finalizar el proceso de contratación a más tardar el próximo miércoles 20 de febrero. “Estamos culminando la etapa contractual y la recepción de documentos legales de los contratistas, lo cual permitirá la legalización y perfección de los contratos a más tardar el próximo miércoles. Con este paso iniciamos clases de inmediato”, expresó.

Sin embargo, en Santander el proceso podría tardar más. De acuerdo con la secretaria de Educación de Santander, Inés Andrea Aguilar, no se ha podido contratar el servicio educativo en 82 municipios del departamento, porque el Ministerio de Educación (MEN) no ha dado ese aval. «Esta es una preocupación que también compartimos, porque no podemos dejar sin educación a los estudiantes. Sin embargo, no depende de nosotros. Esta contratación se hace con recursos que provienen de la nación, y aunque ya los tenemos, el próximo lunes 18 de febrero nos dirán cuáles son las nuevas condiciones para contratar este año», explicó a SEMANA Educación. 

Una vez el MEN establezca los lineamientos de contratación, el departamento abrirá una convocatoria y establecerá los pliegos de condiciones para prestar el servicio. Mientras eso sucede, los estudiantes de las zonas rurales dispersas de Santander continuarán en sus casas.  

Finalmente, a pesar de que la brecha en educación rural y urbana aún está muy marcada -solo el 10% de las personas que viven en el mundo rural disperso son bachilleres, el 17% de los menores de 6 años recibe algún tipo de atención, los que terminan la primaria solo la mitad llega a noveno y solo la tercera parte llega a once, según el diagnóstico rural del Plan de Educación Especial Rural- Francisco Cuervo asegura que la educación en el campo no es una prioridad para muchas entidades territoriales. “Están pendientes de implementar jornada únicaPrograma de Alimentación Escolar, pero la educación de los campesinos nunca será importante”, concluyó.

Imagen tomada de: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2019/2/14/601324_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/escuelas-rurales-de-antioquia-y-santander-sin-clases/601320

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