¡Sorpresa educativa!

Por: Lesbia González.

 

La sociedad que tenemos hoy, no es de hoy, es el producto de más de 40 años de atraso educativo del que muchos forman parte, solo hay que observar el mundo, a los mejores países educando y cómo eso repercute en mejores sociedades…

Hoy en día no se han preocupado del perfeccionamiento de cada docente y el verdadero papel que juegan en una sociedad, metidos en la vieja escuela conductista, plagada de números, ridículos promedios y una enorme falta de vocación y pasión por enseñar y aprender…

Sí, aprender, porque para enseñar, primero hay que aprender a aprender, luego aprender a hacer, después aprender a ser y aprender a convivir. Hay que estar enamorado de la escuela, de ayudar a otros a descubrir sus múltiples capacidades, no solo sus debilidades. Estar dispuesto a llevar a la gente a su éxito usando los métodos que se ajustan a esa persona con sus propias particularidades y no por promedios o medianas.

Por otro lado, la política se vale de esos pocos esfuerzos para tener dominada a la sociedad. Van más de dos generaciones estudiando de la misma forma, aunque el mundo te demuestre lo contrario, qué hacen sacando promedios y hablando de cuadros de honor que genera competición y no las verdaderas competencias académicas y sociales que requiere cada proceso de cambio en el mundo, enseñan para un mundo que ya no existe a nuevos perfiles, que tienen otro entorno social.

Esta educación atrasada en más de 40 años, postergada siempre, con un poco importa de todos, docentes, padres, sociedad, políticos, etc. Va hacia el despeñadero social; es que no han visto ya los resultados, no ven como está Panamá. Más allá del juega vivo, ahora parece normal la corrupción, el bullying, el abuso, acoso, la violencia, es otro país y no se han enterado…
Urge una revolución educativa, esa centrada en la gente, no en promedios, ridículas notas…

Y todo empezó en la desidia de mirar de reojo, de manos tibias, de mirar y no hacer, de dejar que gremios o más bien “mafias” se apoderaran de una de las más nobles profesiones. Muchos de estos pseudo dirigentes no pasan ellos mismos las pruebas y se niegan a evaluarse, si nada debes, nada temes.

La educación ha marcado Panamá, si no enseñas a pensar a tener pensamiento crítico y reflexivo, si no te detienes a valorar las habilidades que todos poseen y desarrollárselas, tienes a una sociedad reprimida, adormilada e incapaz de crear su destino.

La clave educativa es centrarse en lo que la gente sí sabe hacer, desarrollárselo, mejorarlo y en esa misma medida tratar lo que no saben hacer muy bien y ayudarlos a lograrlo, porque a la gente feliz y satisfecha con sus logros, le es mucho más cómodo trabajar en lo que no le es tan fácil. Además, el mundo cambió y requerimos desarrollo de talentos, de otras habilidades y competencias.

Urge una revolución educativa, esa centrada en la gente, no en promedios, ridículas notas que no dicen para nada lo que la gente sabe, por que no es la cantidad, sino la calidad, porque no es la información es la formación. La información esta en todos lados, saber buscarla, usarla y clasificarla requiere formación y cada persona es un mundo, por lo que los promedios son un absurdo para valorarlos a todos por igual.

Además, la evaluación real es para saber si lo estamos haciendo bien al enseñar no para degradar o clasificar a la gente por los números que saquen.

La sociedad que tenemos hoy, no es de hoy, es el producto de más de 40 años de atraso educativo del que muchos forman parte, solo hay que observar el mundo, a los mejores países educando y cómo eso repercute en mejores sociedades para entender lo mal que lo hemos hecho y el no hacer caso desde décadas que había que mejorar, reformar y ahora revolucionar nuestro sistema.

Si en verdad amamos este país, esta patria bella, con muchas ganancias económicas, pero con una desigualdad socioeconómica que rompe récord, igual que la pésima educación de la que debemos sentirnos avergonzados, toca abierta y honestamente cambiar. Ojalá esta vez y los conflictos que vivimos nos hagan emprender ese proceso, ¡Urge!

Fuente del artículo: https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/200102/sorpresa-educativa

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Panamá: Sin Filtro; Educación Pública: un sistema sin salida

Redacción: Radio Panamá

Lo invitamos a encontrar las respuestas en el video de la nota.

El aumento de salarios a profesores, el incremento de las matrículas y costos en las escuelas particulares,  el mal manejo de los presupuestos en los centros oficiales sumados a la burocracia, y las imposiciones de los gremios educativos son parte del desequilibrio que tiene la educación en el país.

Los tiempos cambiaron y existen padres de familias que no pueden elegir si envían a sus hijos a escuelas particulares u oficiales. Desde la segunda semana de marzo más de 800 mil estudiantes iniciaron el ciclo lectivo 2019, y se estima que el número que lo hace en centros particulares no alcanza los 120 mil.  Lo que arroja una saturación de las escuelas oficiales.

Un sistema que fracasa año a año y al que no tiene salida.

 

¿Por qué se produce el fracaso del sistema educativo público en Panamá?

Son varios los factores que pueden influir en esto.

Lo invitamos a encontrar las respuestas en el video en la parte superior de la nota.

Fuente: http://www.radiopanama.com.pa/noticias/actualidad/sin-filtro-educacion-publica-un-sistema-sin-salida/20190319/nota/3879470.aspx

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Comparación educativa.

Diversificación y descentralizacion.

Centro América/Panamá/Fuente:http://www.prensa.com/

Por: Marisa Montesano

Existe un país en el que los estudiantes que terminan la básica tienen dos opciones en la educación media (bachillerato): la académica y la profesional, como nosotros.

Los primeros pueden continuar carreras en universidades, los segundos obtienen la capacidad profesional necesaria para entrar a la vida laboral y ejercer una profesión independiente. Ese nivel profesional se logra en tres años y les permite continuar sus estudios superiores, igual que en Panamá. En esa oferta hay 75 bachilleratos profesionales básicos, similares a la diversidad panameña anterior.

Esa diversificación la constituyen las áreas de desarrollo para el país. Y los estudiantes pueden acceder a ella en institutos o en centros de trabajo mediante un contrato de aprendizaje (concepto manejado en el Inadeh como formación dual).

El año escolar en ese país tiene 190 días lectivos para los estudiantes; nuestro año escolar en 2016 aventajó al de los finlandeses por 10 días (200 días lectivos). Los horarios de clases allá van de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. (considerando su clima), similar a la jornada única que se discute actualmente.

Los grupos no superan los 20 alumnos, y si alguno tiene problemas académicos, es transferido a un grupo con 10 estudiantes para ser intervenido, oportuna y adecuadamente.

Su modelo demuestra un adecuado manejo de la descentralización educativa. Ellos descentralizaron la educación en la década de 1990, cuando le dieron más poder a sus municipios y también les concedieron a sus maestros mayores atribuciones.

Hoy, 25 años después, los docentes pueden elegir los libros de texto que quieren usar, deciden el programa de estudio que sigue la escuela en la que laboran, son capaces de diseñar las directrices que seguirán en cuestiones disciplinarias, de evaluación o de la cooperación entre las escuelas y los padres, y el papel de los directores es más como gestores y líderes académicos.

Comparar el sistema educativo panameño con el finlandés nos deja ver que hay cosas que podemos cambiar, porque así se hicieron en el pasado aquí. Alcanzar el estilo finlandés de educación puede ser una utopía o un gran reto. Tenemos similitudes y diferencias que se pueden ajustar a nuestras condiciones. La principal es el proceso de reclutamiento de docentes. Allá no solo se debe tener mística y vocación para la docencia; también es necesario demostrar que se es de los mejores, para tener la posibilidad de ser parte de la comunidad más reconocida profesionalmente en aquel país: la de docentes.

Hoy, al revalorar la profesión de educador se podrá reclutar mejores candidatos que buscarán esa calidad tan anhelada.

Los docentes tienen que ser parte activa del necesario cambio en la educación, y deben proponerse una nueva formación inicial para las venideras generaciones de maestros panameños. Porque el problema educativo que vemos arriba, en la secundaria o en las universidades, empezó abajo, en la primaria.

Fuente:

 http://www.prensa.com/opinion/Comparacion-educativa-Marisa-Montesano_0_4551294925.html

Imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/125105_800x600_crop_553efb639e3d1.jpg

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La des-educación de Panamá.

Centro América/Panamá/26.07.2016/Autor: Rodrigo Noriega/Fuente:http://www.prensa.com/

Este es un país construido sobre los hombros de los maestros y profesores que nos formaron a todos los panameños. Casi todos los padres y madres fundadoras de esta patria fueron educadores, aunque no hubiesen estudiado el magisterio. Ricardo J. Alfaro, José Dolores Moscote y el propio Manuel J. Hurtado, dedicaron parte importante de sus vidas a compartir sus conocimientos.

Hubo una época donde un título de sexto grado valía como pasaporte a una vida de éxito y sabiduría. Esa fue la era de los grandes autodidactas como Gil Blas Tejeira, Guillermo Sánchez Borbón y Diógenes de la Rosa.

La vocación de servicio de la enseñanza tuvo un desarrollo importantísimo en el devenir del país. Las primeras dos generaciones de educadores eran intelectuales de primer nivel, devoradores de la buena literatura y dueñas de una prosa rica y profunda. Muchos de ellos pudieron optar por diferentes actividades, más rentables y menos sacrificadas, pero la gran meta de construir un país fue un gran imán del mejor talento hacia las aulas de clases. Las siguientes generaciones de educadores marcaron un cambio de género y hacia la mitad del siglo XX, la maestra empezó a dominar el horizonte educativo de la nación. En un mundo sumamente sexista, el magisterio era una de las pocas actividades donde se podían destacar los talentos de valiosísimas mujeres panameñas. Así fueron educadoras desde Sara Sotillo, Clara González, hasta Reina Torres de Araúz, Diana Morán, Ana Elena Porras y, las inolvidables, Aura Emérita Guerra de Villalaz y Esmeralda de Troitiño.

¿Cuándo comenzó a colapsar nuestra educación pública? A principios de la década de 1960, se empezó a reducir la jornada escolar. Una escuela se transformó en tres diferentes colegios. Para mediados de 1970, el devenir natural de la escuela Normal de Santiago, hacia una universidad pedagógica fue bloqueado por la Universidad de Panamá. Los gremios magisteriales, en esa misma década -por razones que explicaremos posteriormente-, se convirtieron en el principal actor de la política de oposición al régimen militar. En 1979 y 1980 organizaron huelgas generales del sector educativo que afectaron tanto a la educación oficial como a la particular. Con apenas dos o tres gremios, se coordinaba a toda la clase magisterial del país.

En el último cuarto de siglo, cada huelga educativa venía precedida de reclamaciones salariales y prerrogativas laborales para el gremio docente. Aparecieron las micro-huelgas de una sola escuela para que “el Presidente de la República acuda de forma inmediata a reparar los servicios sanitarios” o “a limpiar los techos afectados por las palomas”. No se rían, ya que esto es muy serio.

UNESCO tiene una base de datos que documenta la inversión en la educación de los países desde el año 1970 hasta 2015. Esta base de datos revela que en Panamá, durante 1976, invertimos el porcentaje más alto de nuestra historia en el tema educativo. Ese año, el ministro era Aristides Royo y el porcentaje fue de 5.7% del PIB. En contraste, para el año 2011, se alcanzó el nivel más bajo de inversión en educación de nuestra historia, 3.29%, y la ministra era Lucy Molinar.

El esfuerzo nacional en educación ha sido importante. Para que Belisario Porras pudiera expandir la educación primaria a todas las provincias, tuvo que capitalizar al Estado panameño. Esto significó que en 1919 Porras nacionalizó la empresa privada de capital panameño más grande del país, la Lotería Nacional de Beneficencia. En el caso de Harmodio Arias Madrid, el brillante manejo de las finanzas públicas realizado por Martín Sosa, primer Contralor General de la República, no solo permitió crear la Caja de Ahorros, si no también generó los recursos para fundar la Universidad de Panamá. El Tratado Arias Roosevelt, le permitió al presidente Juan Demóstenes Arosemena fundar la escuela Normal de Santiago.

La prosperidad heredada de la Segunda Guerra Mundial facilitó al presidente Enrique Jiménez, expandir la infraestructura educativa y universitaria del país. En la década de 1970, la expansión del Estado y la creación de una economía mixta con grandes empresas estatales generó las riquezas suficientes, para superar, durante casi toda la década, el 5% del PIB. Esa percepción generalizada de prosperidad, que llegaba al país con la reversión del Canal de Panamá, junto con un pésimo manejo político del entonces ministro de Educación, Gustavo García de Paredes, fueron la pólvora que se incendió como parte del gran conflicto docente de esa época.

La descapitalización del Estado panameño impidió, a partir de mediados de 1990, que pudiera dotarse al sistema educativo de los recursos necesarios para dar el gran salto cualitativo en la educación. No es casualidad, que los gremios docentes, nuevamente, salgan a la palestra a reclamar su pedazo de las rentas que produce el Canal de Panamá ampliado. Eso lo hicieron en 1979 con el inicio de la reversión original.

El sistema educativo panameño es una colección amorfa de dos ogros pedagógicos y administrativos: el Ministerio de Educación y la Universidad de Panamá. En ambas instituciones, la relación de docentes a administrativos ha llegado a ser de cuatro a uno en promedio. En contraste, en otros países la relación puede llegar a ser de hasta 15 a uno. Este es el legado de la burocratización de la vida académica. Es mejor ser un administrativo en una oficina refrigerada, que un docente en un campito perdido.

Todo el esfuerzo nacional en materia educativa incluye además al Instituto Panameño de Habilitación Especial, al Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano, al Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, a cuatro otras universidades estatales, al Instituto Nacional de Agricultura en Divisa, al Instituto Nacional de Cultura, al Instituto Panameño de Deportes, a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y hasta a la escuela de jinetes del Hipódromo Presidente Remón.

El sistema piramidal de salarios, refuerza la tendencia de hacer más atractivo ser un burócrata, que un buen profesor. Este es el primer tema a resolver. Tanto en el Ministerio de Educación como en la Universidad de Panamá se ha mal entendido el rol de los académicos y el de los administrativos. Existen casos impresionantes de buenos profesores que son también buenos administrativos, pero esta no es la norma, tampoco es deseable. Imagínese que los mejores profesores terminen empujando papeles y sellando documentos, en vez de estar presentes en las aulas de clases.

Un segundo desafío es el vacío institucional en el que deben trabajar los educadores. El acompañamiento académico e institucional para que exista una vida laboral rica y productiva es inexistente. El maestro o profesor es depositado en el colegio en marzo y, luego, en el mes de enero siguiente, con mucha suerte, atenderá un seminario consistente en unas cuantas charlas y unas fotocopias con lo que tendrá que defenderse en el nuevo año escolar.

La parte funcional de la operación de las escuelas es el tributo más grande que existe a la inoperancia administrativa. Supuestamente la plataforma de Panamá Compra, le debe servir a todas las instituciones del Estado para realizar compras y reparaciones menores. Esto, en la práctica, se transforma en meses de papeleos y molestias. Aquí recuerdo una anécdota que me narró uno de mis hermanos cuando visitó un gigantesco complejo hotelero en Las Vegas. A mi hermano Galo le fascinó como todas las mañanas pasaba un técnico por todos los pasillos del hotel cambiando bombillas, arreglando potes con flores, chequeando la alfombra, verificando la pintura, y constatando si las mucamas habían hecho la limpieza. Esa era una tarea permanente que mantenía una operación de alta eficiencia funcionando a perfección. Ese es el nivel de mantenimiento a que debíamos aspirar en el gobierno, y no esperar a que las cosas colapsen, aunque luego la tramitología de Panamá Compra demore seis meses en producir un cambio.

La bandera del 6% del PIB es una aspiración loable y, a la vez, frustrante. En América Latina, Costa Rica, México y Chile, son parte del exclusivo club del 6% al igual que Belice, Jamaica y Trinidad y Tobago. Un experimento mental nos aclara que si le metemos mil 500 millones adicionales al año, no todo se resolvería. Esto es lo que la lógica nos indica. Las escuelas rancho y la falta de insumos son una ofensa a la inteligencia que puede ser resuelta con los recursos que tenemos en la actualidad, pero no lo hacemos por la negligencia administrativa del Ministerio de Educación. Otorgarle salarios a los maestros y profesores de 3 mil dólares al mes, no los va a transformar en los mejores educadores del mundo. Así como iniciativas como Barrio Seguro y Red de oportunidades no acaban con la delincuencia ni la pobreza, porque simplemente se concentran en un solo factor, el monetario. Aumentarle el salario a los mismos docentes sin que nada más cambie, nos garantizará un sistema educativo mediocre.

Los gremios docentes saben perfectamente que aplicar el “¿Qué hay pa’ mí?” con los excedentes del Canal de Panamá, amarra por completo la capacidad fiscal del Estado. Esto impediría que Panamá se ponga al día en el déficit de infraestructura pública o que atendiera la inminente crisis de la Caja de Seguro Social. Si se le hace caso a los educadores ni las comarcas recibirán los fondos necesarios para mejorar su nivel de vida ni los productores agropecuarios podrán adquirir los instrumentos que les permita mejorar su sistema productivo. Adiós a los techos de esperanza, adiós a las letrinas y al agua potable, y adiós a muchas otras iniciativas de Estado.

¿De dónde sale el 6%? Esa es una recomendación internacional que ha sido codificada en distintos documentos de propuestas de políticas educativas. El promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) de los 34 países más desarrollados del mundo, es de 5.4% como parte del PIB dedicado a la educación. Alemania gasta 5% y Japón 5.1%, y a ambos países le va de lo más bien. México por otra parte supera el 6% y tiene matanzas de normalistas, un horrible paro educativo en el sur del país por parte de los gremios que se oponen a la evaluación de desempeño y que insisten en prácticas tales como que los nombramientos sean hereditarios, incluso a familiares que no son educadores.

Dinamarca invierte 8% del PIB en educación. Corea del Sur está muy próxima con alrededor de 7.5%. Panamá debía aspirar a estos niveles, y podemos fijarlos como un objetivo de la política de Estado para 2030, fecha para la cual ya nuestro déficit de infraestructura pública, viviendas populares, y otros proyectos estratégicos debe haber sido resuelto. El expresidente de Costa Rica, Manuel Jiménez tiene en su lápida inscrita una de sus frases favoritas: “El mejor país es el que tiene más escuelas”.

Panamá debió seguir ese ejemplo, pero nuestra realidad política y económica es muy distinta a la de nuestros vecinos. Costa Rica evitó exitosamente la descapitalización de su Estado, y tiene un eficiente sistema de seguridad social y de salud. La clase política panameña se dejó llevar por los cantos de sirena de las modas internacionales y apostó a las maquilas y las industrias de bajo nivel tecnológico, incluyendo a los servicios, abandonando la agricultura y la ciencia. Costa Rica apostó al ecoturismo y a la alta tecnología.

El desafío educativo requiere un cambio del modelo de desarrollo del país, del sistema de formación de los educadores, y de la institución que lo administra. La misma pelea entre los mismos actores no nos va a dar nada distinto a lo mismo que ya tenemos.

Fuente: http://www.prensa.com/blogoterapia/des-educacion-Panama_7_4537116244.html

Imagen:

http://images.prensa.com/fotogalerias/Recorrido-Darien-IPTA-Fria-II_LPRIMA20160725_0068_26.jpg

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