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La era del hambre

Por: Carolina Vásquez Araya

 

“El arma de los imperialismos es el hambre. Nosotros, los pueblos, sabemos lo que es.” (Evita)

 

Con retraso en el crecimiento, peso inferior al 60 por ciento del previsto para la edad, escasa o nula grasa subcutánea, extremidades delgadas, diarrea, infección respiratoria, tuberculosis y signos de otras carencias nutricionales como deficiencia de micro nutrientes, se manifiestan algunas características de un cuadro de desnutrición en la infancia. En nuestro continente, un continente rico en recursos pero sometido a un sistema económico y político criminal, discriminatorio y deshumanizante, las grandes mayorías enfrentan la peor de las pandemias: el hambre.

El hambre, definido como el producto de la escasez generalizada de alimentos básicos que padece la población de forma intensa y prolongada, es una violación de un orden jurídico cuya premisa principal es la protección de la persona contra el abuso de autoridades, servidores públicos y particulares. Esta especie de patología política contraviene las garantías de los textos constitucionales y se encuentra presente con diferente intensidad y extensión en todos nuestros países, respondiendo a un sistema de reparto injusto de la riqueza pública y a la acumulación del patrimonio común en manos de una élite explotadora. La paradoja, es que el empobrecimiento resultante provoca un inevitable colapso de las capacidades productivas de la comunidad y, por ende, una disminución progresiva de los atributos intelectuales y físicos del recurso humano que pudiera contribuir al progreso de esa misma élite.

En América Latina, la pobreza impuesta de manera tan implacable a las grandes mayorías podría definirse como una fórmula estratégicamente concebida por los genios del sistema neoliberal: A mayor pobreza, menor poder ciudadano y, por ende, más oportunidades de enriquecimiento y concentración del poder para el sector privilegiado. La aplicación de esta norma perversa alcanza sus mayores cotas en países centroamericanos, en donde la carencia nutricional ha colocado a millones de niñas, niños y adolescentes ante un escenario de privaciones, enfermedad, dolor y muerte precoz por la carencia de algo tan básico como el alimento.

Para las élites en el poder, el hambre no es un problema. Es una realidad supuestamente inevitable reflejada en estadísticas más o menos manipuladas y asépticas, mediante las cuales la tragedia humanitaria se reduce a números. Esto, con el propósito de justificar políticas públicas sesgadas e ineficaces y así, mediante el uso de su poder mediático, endosar la responsabilidad en quienes lo padecen. De ese modo, para las castas políticas se abren nuevas oportunidades de enriquecimiento ilícito a través de donaciones de la comunidad internacional, préstamos cuyos fondos van a caletas y paraísos fiscales y otras argucias estratégicamente creadas con el mismo propósito.

En un escenario ideal, el hambre como tragedia humanitaria no debería existir. El planeta tiene recursos suficientes para satisfacer esa necesidad y, de no imperar los intereses corporativos que obligan a desechar millones de toneladas de alimentos cada año, con el único propósito de mantener los precios de mercado, nadie debería morir por falta de nutrientes. En la realidad, la vida de la niñez condenada al peor de los destinos, tiene menos importancia para las clases privilegiadas que los índices económicos, sólidamente asentados sobre la base de la injusticia y el despojo. Nuestros países necesitan con urgencia un relevo político capaz de construir las bases de un sistema inclusivo y justo para todos, pero sobre todo la actuación de líderes inteligentes, capaces de comprender y asumir el desafío de romper las estructuras y construir auténticas naciones.

Para las élites en el poder, el hambre es un fenómeno “inevitable y natural”.

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com/la-era-del-hambre/

Fotografía: Radio Macondo

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Basura bajo la alfombra

Por: Carolina Vásquez Araya

Una de las peores fallas de nuestras débiles democracias está en el secreto oficial.

En igual medida como el poder político y económico -consagrado por un sistema neoliberal capaz de arrinconar la voluntad popular- se fortalece, así también se debilita el derecho ciudadano a conocer los entretelones de las decisiones que le afectan y le incumben. En América Latina, nuestro castigado continente, esta manera de administrar las muy variadas formas de secretividad oficial ha sido institucionalizada de tal modo, que los pueblos ya ni siquiera intentan romper los candados. Es por medio del silencio y la mentira como nuestros países han sido despojados, paulatinamente, de riquezas y oportunidades.

El secreto oficial ha transitado desde los ámbitos de la seguridad nacional –algo relativamente sensato- hasta el uso de los fondos públicos, amparando así a quienes tienen la obligación absoluta de rendir cuentas de su administración. Es decir, lo que en un sistema democrático está supuesto a servir como parámetro para medir procedimientos enmarcados en la ética y la transparencia, hoy se encuentra bajo secreto de Estado en muchas de nuestras naciones, en donde campea la corrupción. Esto, sin duda sujeto a severas sanciones administrativas y judiciales cuando el caso lo amerite, se ha convertido en un mecanismo de protección ante las prácticas inconfesables de las sucesivas administraciones de gobierno.

Una de las causas de este descalabro en el seguimiento de las decisiones políticas se debe en gran parte al debilitamiento de los marcos institucionales, para lo cual ha servido de machete la abolición progresiva del servicio civil. Este ente, concebido para registrar y preservar el historial de la administración pública, eximiéndolo de convertirse en botín de deudas electorales, ha sido prácticamente eliminado en nuestros países. De ahí que la destrucción de archivos cada fin de administración y la sistemática eliminación de funcionarios de carrera en cada inicio, asemeje a la pésima idea de quitar las columnas de un edificio porque estorban la vista.

Esos vacíos en el ordenamiento administrativo, especialmente en países supuestos a responder a lineamientos democráticos, representan un retroceso monumental hacia sistemas abiertos al abuso y a la inveterada costumbre de esconder la basura bajo la alfombra para evitar sanciones y auditorías. El libertinaje propiciado por la eliminación de límites a la corrupción ha sido ya parte integral de sistemas que han derivado en el empobrecimiento de los pueblos y el enriquecimiento escandaloso de sus cuadros políticos y sus cúpulas empresariales. A ello es preciso añadir el detalle adicional de fuerzas del orden y ejércitos comprometidos con esos grupos de poder hasta el extremo de amparar y compartir sus delitos.

De todo esto devienen, naturalmente, las acciones de persecución, amedrentamiento y eliminación física de miembros de la prensa no comprometidos con el sistema corrupto imperante. Acciones estas que muchas veces se extienden hacia miembros del sistema judicial cuya integridad se traduce en sentencias contra los agresores. Esta es una de las consecuencias más peligrosas del debilitamiento de las estructuras institucionales de nuestros Estados, al romper parámetros fundamentales de la democracia, como la libertad de pensamiento y el derecho de los pueblos a conocer hasta los más ínfimos detalles de las gestiones de su gobierno. La dificultad reside hoy en la enorme tarea de reconstruir lo perdido y restaurar por lo menos un mínimo de confianza en el sistema por el cual se ha luchado durante más de un siglo.

Un Estado corrupto es como un edificio sin columnas de soporte.

Fuente e imagen: insurgenciamagisterial.com

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Semilla de rabia y victoria

Por: Daniel Seixo

«No es lo mismo  hablar de revolución democrática que de democracia revolucionaria. El primer concepto tiene un freno conservador; el segundo es liberador.«

Hugo Chávez

Me indigna la gente que no se implica. Callar es una forma de colaborar

Dario Fo

Se cumplen 19 años desde que la mano de un soldado italiano, a las órdenes de las economías más industrializadas del planeta, apretó el gatillo de su arma reglamentaria para arrebatar en un instante la vida al militante y simpatizante antiglobalización Carlo Giuliani. Casi 7000 días en los que el sistema capitalista mundial ha logrado pasar una y otra vez por encima del cadáver del anticapitalismo, sin apenas encontrarse en su labor oposición política organizada.

Hijo de un sindicalista de la Confederación General Italiana de Trabajadores, Carlo no era ningún mártir, ni tan siquiera un héroe o un aguerrido combatiente urbano dispuesto a liderar una lucha suicida contra un sistema autoritario. Carlo Giuliani no era nada de eso, ni de lejos, pero sí era un orgulloso hijo de la clase obrera. Un militante concienciado de la lucha que se estaba desarrollando sin piedad para los suyos y que aquel julio de 2001 la cumbre del G8 en Génova había trasladado directamente a sus calles. Un joven que alentado por los disturbios, las cargas policiales y las detenciones indiscriminadas de muchos de sus compañeros y compañeras, decidió renunciar a un plácido día de playa y a su ocio individual, para plantar batalla a un sistema injusto en las calles de una ciudad tomada por fuerzas policiales y ricos dirigentes, apartados de los pueblos a los que dicen representar por la imposición de la violencia.

No nos engañemos, puesto que no existen motivos para hacerlo. Cuando Carlo Giuliani decidió esa mañana de julio de 2001 acudir a la manifestación del movimiento antiglobalización Tute Bianche en Génova, lo hizo plenamente consciente de que tarde o temprano la violencia de los carabinieri haría su aparición en unas calles tomadas por y para la puesta en escena del músculo del sistema capitalista. Bajo las túnicas blancas y los cuerpos acolchados de sus compañeros, la fuerza de un bloque unido por su pertenencia a una misma clase social, suponía la última línea de defensa posible que todos aquellos jóvenes de una generación sin futuro, podían llegar a plantar frente a un sistema impuesto por la fuerza arrolladora de unos dirigentes supuestamente democráticos que sin embargo desde los sucesos acaecidos en la contracumbre de la OMC en Seattle de 1999, no dudaban en identificar al movimiento anticapitalista como su más firme enemigo.

La violencia, las barricadas y la rabia de los manifestantes en las calles, no se trataba pues de un mero alto de rebeldía, sino de un indispensable ejercicio de autodefensa y supervivencia. Nunca, por tanto, debería atreverse un militante de izquierda a condenar a aquellos que ante la ignominia del sistema se deciden a plantarle cara con sus cuerpos desnudos. Nunca puede ser interpretada como violenta la respuesta del pueblo desesperado contra un gobierno autoritario.

El asalto de las fuerzas del «orden» a la escuela Díaz, las cargas policiales, las detenciones arbitrarias, el sellado de la ciudad para sus habitantes y al descontento e incluso la muerte de Carlo Giuliani y la profanación de su cuerpo por el vehículo policial que cobijaba a sus asesinos, todo ello formó parte de un mismo mensaje destinado a quienes pese a la continua y disparatada exhibición de fuerza de la globalización neoliberal, se decidieron una y otra vez a plantarle cara en las calles: oponerse al sistema, te puede costar la vida. Tú vida no va a cambiar nada. Un único mensaje para el pueblo, el miedo.

«Las balas no van a detenernos«, afirmaba ante las cámaras en su regreso a España desde Génova un joven activista Pablo Iglesias, hoy convertido en todo un Vicepresidente del gobierno. Las balas no van a detenernos,  resuena hoy en mi cabeza mientras recuerdo las imágenes del asesinato de un joven militante italiano y leo en nuestros periódicos los últimos apuntes de una madrugada de intensas negociaciones en la que el Plan anticrisis de la UE, amenaza directamente con sumir al Sur de Europa de nuevo en el austericidio neoliberal. Casi 7000 días han pasado desde el asesinato de Carlo Giuliani, 19 años en los que sin saber muy bien si por miedo o impotencia, nos hemos acostumbrado únicamente a recordar y a llorar a nuestros mártires, mientras el sistema capitalista sigue pasando impunemente una y otra vez sobre su memoria, sus sueños y nuestros cuerpos. Hoy, por desgracia, lejos queda ya la obligatoriedad de la rabia anticapitalista en el seno de nuestras filas. Lejos queda la creencia generalizada en una posible victoria final.

Por todo ello, descansa en paz Carlo. Nuestro mejor homenaje compañero, será sin duda alguna, lograr reactivar tu lucha.


Fuente e imagen:  https://nuevarevolucion.es/semilla-de-rabia-y-victoria/

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Entrevista a Manuel Gil Antón: «El neoliberalismo genera personas que responden lo que el poder quiere oír»

Por: Ruben Luengas

 

En el programa En Contexto, del canal de TV, La Octava, Ruben Luengas entrevista al Dr. Manuel Gil Antón, Profr. Investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, quien nos dijo que: “el sistema neoliberal, lo que hizo fue una educación como práctica de la obediencia, no como práctica de la libertad; una educación que no genera personas que sepan preguntar sino personas que sepan responder lo que el poder quiere oír”.

El profesor Gil Antón afirma que, la educación que se debe practicar, es aquella en que se genere un ambiente de aprendizaje, de tal manera que se permita la práctica del pensamiento, no la práctica de la repetición, ni la práctica de una obediencia ciega, orientada por la búsqueda de una calificación, eso no educa, es adiestramiento.

Finalmente nos dijo que esta pandemia es un fenómeno inaudito y debemos aprender de ello, ya que todo eso tiene un gran sentido educativo y debemos aprovecharlo.

Fuente e imagen:  http://rubenluengas.com/2020/06/video-el-neoliberalismo-genera-personas-que-responden-lo-que-el-poder-quiere-oir-manuel-gil-anton/

 

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Entrevista al pensador Noam Chomsky: EE.UU. corre hacia el precipicio»

Por: rebelion.org. 

El influyente intelectual de 91 años, autor de más de 100 libros y actualmente profesor de la Universidad de Arizona, habló sobre lo que cree que viene para el mundo poscoronavirus.

Estados Unidos corre hacia el abismo sin un plan federal para enfrentar la pandemia de coronavirus, retirando financiación a la salud pública mientras ignora el inexorable avance del calentamiento climático, dijo a la AFP el filósofo estadounidense Noam Chomsky, considerado el fundador de la lingüística moderna.

Estos son extractos de una entrevista con el influyente intelectual de 91 años, autor de más de 100 libros y actualmente profesor de la Universidad de Arizona, confinado hace dos meses en Tucson junto a su esposa brasileña Valeria, su perro y un loro que dice «soberanía» en portugués.

Pregunta: ¿Cómo interpreta lo que está sucediendo en Estados Unidos, que se ha convertido en el país más golpeado por el virus en el mundo?

Respuesta: No hay un liderazgo coherente. Es caótico. La Casa Blanca está en manos de un sociópata megalómano que solo está interesado en su propio poder, en sus perspectivas electorales, y al cual no le importa lo que pasa en el país, ni en el mundo.

Debe mantener el apoyo de su base electoral, que es la gran riqueza y el poder corporativo.

Hay 90.000 muertes y habrá más, porque no hay un plan coordinado.

P: ¿Cómo emergerá el paisaje político estadounidense y mundial tras la pandemia? ¿Nos inclinaremos hacia un mundo más cooperativo, democrático, o veremos un alza del extremismo, del nacionalismo?

R: En cuanto (Donald) Trump llegó al Gobierno lo primero que hizo fue desmantelar toda la maquinaria de prevención de pandemias, desfinanciar los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, la mayor institución gubernamental de salud pública del país). Cancelar programas que trabajaban con científicos chinos para identificar potenciales virus. Estados Unidos estaba particularmente mal preparado.

Esta es una sociedad privatizada, muy rica, con enormes ventajas (…) pero dominada por el control privado. No hay un sistema de salud universal (…) absolutamente crucial ahora. Es el máximo sistema neoliberal.

Europa en muchos sentidos es peor, porque los programas de austeridad amplifican el peligro, por el severo ataque a la democracia y la transferencia de decisiones a Bruselas y la burocracia de la troika no electa (n. de la r.: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Pero al menos tiene el residuo de cierta estructura socialdemócrata que otorga algún apoyo, que es lo que pienso que falta en Estados Unidos.

Con todo lo grave que es esta pandemia, no es el peor problema. Habrá una recuperación de la pandemia, a un gran costo. Pero no habrá ninguna recuperación del derretimiento de los casquetes polares y el alza del nivel del mar y los otros efectos letales del calentamiento climático.

¿Qué estamos haciendo sobre esto? Cada país está haciendo algo, no lo suficiente. Estados Unidos está haciendo mucho. Concretamente, está corriendo hacia el precipicio, eliminando todos los programas, todas las regulaciones que pueden mitigar la catástrofe.

Esta es la situación, pero no tiene que ser así. Hay fuerzas contrarias globales. La pregunta es cómo estas fuerzas opuestas emergerán. Eso determinará el destino del mundo.

P: Varios países están utilizando tecnología para rastrear a los ciudadanos o archivando su ADN para luchar contra el virus. ¿Entramos con la pandemia en una nueva era de vigilancia digital?

R: Hay compañías desarrollando tecnología para que los empleadores puedan ver qué hay en tu pantalla y vigilar lo que haces, qué tecla aprietas, si te levantas. Y será complementado con video.

La llamada «internet de las cosas» está llegando. Es práctico. Implica que puedes prender la hornilla cuando estás conduciendo a casa. Pero también que la información está yendo a Google, Facebook y al Gobierno. Una enorme cantidad de vigilancia, de control e invasión potencial.

Si dejamos que las inmensas compañías tecnológicas controlen nuestra vida, eso es lo que sucederá. Será como en China, donde algunas ciudades tienen un sistema de créditos sociales, hay tecnología de reconocimiento facial en todos lados y todo lo que haces es vigilado. Si cruzas la calle en el lugar equivocado, pierdes créditos.

No es inevitable, así como el calentamiento climático no es inevitable. Sucederá a menos que la gente lo detenga.

P: ¿Pero está justificado para contener el avance del virus?

R: Puede ser, en tiempos de amenaza. Pero nada es permanente. Se puede decir: ‘Sí, puedes tener esta autoridad ahora, pero puede ser revocada en cualquier momento‘.

Fuente de la entrevista: https://rebelion.org/ee-uu-corre-hacia-el-precipicio/

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Fotógrafas y el papel de la mujer frente a los estallidos sociales en Latinoamérica

Por: Contrapique.

Distintos colectivos de fotógrafas y fotógrafos se pronuncian sobre las últimas protestas en Chile, Bolivia y Ecuador. Coinciden en la necesidad de tomar una posición clara frente a las luchas, no solo tras el lente, sino también en la problemática:

COLECTIVO LAS NIÑAS (Chile): Deberíamos partir por aclarar que el hecho de considerarte mujer no te transforma en una aliada

Nuestra posición desde un principio ha sido apoyar y sumarnos a este estallido social, no solo como fotógrafas, también como ciudadanas. La desigualdad en Chile es enorme, una bomba de tiempo que iba a estallar en cualquier momento y de la que nosotras no estamos ajenas. El sistema neoliberal que impera en Chile ha logrado dominar a la población a través del endeudamiento, como los sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes ni para solventar derechos sociales como educación, salud y vivienda, las personas terminan endeudadas y sometidas a un sistema del que es muy difícil salir, aguantando numerosos abusos que van desde las malas pensiones, condiciones laborales indignas, cobros indebidos de servicios, entre otras.

En las manifestaciones que se han realizado en la plaza de La Dignidad hemos encontrado un espacio de solidaridad, muy opuesto a lo que transmite la televisión chilena. Puedes ver personas regalando comida y agua para recuperar fuerzas y seguir en la lucha. Otras que te prestan auxilio cuando la represión se vuelve más fuerte, rociando líquidos que te ayuda a soportar los químicos de las lacrimógenas. También existen grupos que se han organizado y reparten lentes de seguridad, ya que la policía se ha empeñado en disparar a los ojos, dejando, hasta la fecha, a más de 240 personas con daños oculares.

Finalmente es el pueblo el que cuida del pueblo, rompiendo la brecha del individualismo por un bien colectivo.

Quizás deberíamos partir por aclarar que el hecho de considerarte mujer no te transforma en una aliada. Por mencionar un ejemplo, la ministra de la Mujer y Equidad de Género Cecilia Plá, no se ha pronunciado ni ha tomado ninguna posición ante las violaciones y abusos que han sufrido mujeres y disidencias sexuales en las manifestaciones, pero si lo hizo cuando atacaron una carabinera. Existe una distinción de clase y procedencia, este actuar sistemático, en el que hay vidas que importan más que otras han llevado al pueblo a levantarse contra el 1% más rico, que además son los que gobiernan este país.

Esta revolución se ha desarrollado en múltiples sectores compuestos por grupos diversos, en las manifestaciones puedes encontrar feministas, barras bravas, tercera edad, pueblos originarios, estudiantes y muchos más. En ese sentido es transversal, no podemos encasillar a las mujeres en un papel específico, si podemos destacar que se mantienen demandas que hace años se vienen trabajando y que tienen directa relación con las mujeres, como es el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito.

El abuso de la fuerza policial en las manifestaciones ha violado nuestros derechos humanos, dando como resultado heridas graves en mas de 2.000 personas y 23 muertes confirmadas. La violencia sexual también se ha utilizado como mecanismo de represión siendo mujeres las principales víctimas. Se han reportado más de 90 casos de abusos como tocaciones, desnudamiento y violaciones.

Uno de los casos mas emblematicos, donde la violencia patriarcal quedó en evidencia fue el caso de Daniela Carrasco, conocida como “La mimo”, quien fue encontrada ahorcada en un sitio eriazo de su población, la ultima vez que fue vista con vida estaba siendo arrestada.

WARMI PHOTO (Bolivia): Las mujeres ahora más que en anteriores marchas tuvieron y tienen mucha presencia

Nuestra posición desde un principio ha sido apoyar y sumarnos a este estallido social, no solo como fotógrafas, también como ciudadanas. La desigualdad en Chile es enorme, una bomba de tiempo que iba a estallar en cualquier momento y de la que nosotras no estamos ajenas. El sistema neoliberal que impera en Chile ha logrado dominar a la población a través del endeudamiento, como los sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes ni para solventar derechos sociales como educación, salud y vivienda, las personas terminan endeudadas y sometidas a un sistema del que es muy difícil salir, aguantando numerosos abusos que van desde las malas pensiones, condiciones laborales indignas, cobros indebidos de servicios, entre otras.

En las manifestaciones que se han realizado en la plaza de La Dignidad hemos encontrado un espacio de solidaridad, muy opuesto a lo que transmite la televisión chilena. Puedes ver personas regalando comida y agua para recuperar fuerzas y seguir en la lucha. Otras que te prestan auxilio cuando la represión se vuelve más fuerte, rociando líquidos que te ayuda a soportar los químicos de las lacrimógenas. También existen grupos que se han organizado y reparten lentes de seguridad, ya que la policía se ha empeñado en disparar a los ojos, dejando, hasta la fecha, a más de 240 personas con daños oculares.

Finalmente es el pueblo el que cuida del pueblo, rompiendo la brecha del individualismo por un bien colectivo.

Quizás deberíamos partir por aclarar que el hecho de considerarte mujer no te transforma en una aliada. Por mencionar un ejemplo, la ministra de la Mujer y Equidad de Género Cecilia Plá, no se ha pronunciado ni ha tomado ninguna posición ante las violaciones y abusos que han sufrido mujeres y disidencias sexuales en las manifestaciones, pero si lo hizo cuando atacaron una carabinera. Existe una distinción de clase y procedencia, este actuar sistemático, en el que hay vidas que importan más que otras han llevado al pueblo a levantarse contra el 1% más rico, que además son los que gobiernan este país.

Esta revolución se ha desarrollado en múltiples sectores compuestos por grupos diversos, en las manifestaciones puedes encontrar feministas, barras bravas, tercera edad, pueblos originarios, estudiantes y muchos más. En ese sentido es transversal, no podemos encasillar a las mujeres en un papel específico, si podemos destacar que se mantienen demandas que hace años se vienen trabajando y que tienen directa relación con las mujeres, como es el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito.

El abuso de la fuerza policial en las manifestaciones ha violado nuestros derechos humanos, dando como resultado heridas graves en mas de 2.000 personas y 23 muertes confirmadas. La violencia sexual también se ha utilizado como mecanismo de represión siendo mujeres las principales víctimas. Se han reportado más de 90 casos de abusos como tocaciones, desnudamiento y violaciones.

Uno de los casos mas emblematicos, donde la violencia patriarcal quedó en evidencia fue el caso de Daniela Carrasco, conocida como “La mimo”, quien fue encontrada ahorcada en un sitio eriazo de su población, la ultima vez que fue vista con vida estaba siendo arrestada.

WARMI PHOTO (Bolivia): Las mujeres ahora más que en anteriores marchas tuvieron y tienen mucha presencia

Nuestra posición en medio de todo este conflicto es compleja, al igual que la situación que está aconteciendo en el País. Existió un cambio constante en los discursos que se manejaron y que iniciaron esta convulsión social. Desde nuestra reflexión, no hay una lectura clara de los hechos.

El papel de la mujer en esta confrontación social, es de ícono de organización y lucha. Las mujeres en las calles siempre son combativas, defensoras y trabajadoras.

En los espacios de poder, aún no entendemos el proceder de la autoproclamada Presidenta de Bolivia, tiene creencias e ideologías muy diferentes a las representativas de un estado laico, y esperamos que su estancia sea solo transitoria porque está provocando más confrontación y rabia en la sociedad civil.

La represión por parte de las fuerzas del orden al principio no fue tan violenta en relación a su accionar general, pero a medida que pasaban los días se pudo observar que la represión no distinguía género. Las mujeres ahora, más que en anteriores marchas, tuvieron y tienen mucha presencia, en un inicio protagonizada por las citadinas pero cuanto más fuerte se ponían los enfrentamientos, también por las mujeres indígenas, quienes nunca dejaron de estar ni de combatir.

Sobre los medios:

Hay mucho ataque a la prensa por ambos “bandos” no solamente porque cada quien quiere que su postura sea la verdad. Los datos que nos llegan de ciertos lugares no son ciertos, lo comprobamos luego cuando logramos acceder. Hay mucha guerra psicológica, los medios están amenazados y están perdiendo la brújula, su objetivo tendría que ser informar y buscar la solución a este conflicto. Como medio independiente, no podemos tomar una postura; tratamos de acercarnos a las personas de formas que los grandes medios no lo hacen, porque en ambos bandos hay gente que sufre, que es agredida y que no entiende en qué momento se vieron inmiscuidas en toda esta guerra política que ha sacado lo peor de la población.

CONTRAPIQUE (Ecuador): Ante la represión, las mujeres del pueblo no se doblegaron, permanecieron firmes en la lucha

La convulsión social en distintos puntos de Latinoamérica nos deja grandes enseñanzas, como documentalistas, no solo en la práctica fotográfica, sino también en la acción en la calle. Es importante recalcar que existe un movimiento de fotógrafas en el continente que se va fortaleciendo y más en estos contextos, y no es que antes no existió, ha existido siempre, pero ahora se empieza a visibilizar más. Entre medios independientes y populares hubo mucha camaradería, cuidado mutuo a pesar de no conocernos, se entretejieron lazos de cooperación, aunque sea momentánea.

Por otro lado, en Ecuador, la cobertura nos presionó para estar en primera línea entre compañeras y compañeros, estar al frente, no solo ser testigos de todo lo que ocurría sino participar directamente, las posiciones quedaron en evidencia y eso nos enriquece. Fue claro diferenciar entre quienes tomaron el lado de los sectores populares que estaban protestando y quienes decidieron maquillar la realidad.

En cuanto al papel de la mujer en la lucha, el estallido social evidenció las diferencias entre las posiciones de las mujeres. No existe una sola, existen diversas agendas e identificarlas es un gran paso. Por un lado, las asambleístas y quienes ostentan espacios de poder como Cynthia Viteri Alcaldesa de Guayaquil o María Paula Romo Ministra de Gobierno, apoyaron o dirigieron la represión directa a las mujeres de los sectores populares; su agenda es claramente la de la burguesía enmarcada en la institucionalidad. Por otro, quienes llamaban a la paz y a apagar la lucha, mujeres que no tienen una comprensión integral de la realidad y cuya posición refuerza la de las élites del país. Y están las mujeres del pueblo, estudiantes, obreras, campesinas, asalariadas que se ven claramente afectadas por las medidas que se intentaban imponer y ante las cuales levantaron su voz y puños, quienes comprenden — muchas de manera espontánea- que violento es el sistema y que la lucha es la respuesta.

En una sociedad capitalista imperialista y patriarcal, las formas de opresión a la mujer se intensifican y más en países como los nuestros donde perduran rasgos semifeudales y semicoloniales. La represión directa en las calles fue evidente, se violaron todos los protocolos, garantías mínimas que da la propia legalidad burguesa; nos llena de rabia los casos de violaciones, hostigamiento sexual, las heridas y las detenciones extrajudiciales, pero no nos sorprenden, en momentos así el Estado se muestra como tal, un aparato de dominación de clase que tiene el monopolio de la violencia para oprimir a las clases subalternas. A pesar de ello, las mujeres del pueblo no se doblegaron, permanecieron firmes en la lucha, y eso es por demás digno de subrayar.

Fotografías y texto : Colectivo Las Niñas (Chile), Warmi Photo (Bolivia) y Contrapique (Ecuador) (Octubre — Noviembre, 2019)

Fuente de la reseña: https://medium.com/@contrapiqueec/fot%C3%B3grafas-y-el-papel-de-la-mujer-frente-a-los-estallidos-sociales-en-latinoam%C3%A9rica-c0c43feca2e

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Guatemala, elecciones generales y el infalible sistema neoliberal

Por: Ollantay Itzamna

Si existe en América Latina un país más vapuleado y humillado por el intervencionismo norteamericano, durante el pasado y presente siglo, ese país es Guatemala.

País tropical con abundantes tierras fértiles y agua dulce que podrían saciar el hambre y la sed de toda Centroamérica. Pero, es el país, en este momento, más empobrecido y desnutrido de toda América Latina, después de Haití.

El mayor daño que causó esta condición de colonialidad continuada no es tanto en lo material (ocupación, despojo, golpes de Estado, etc.), sino a nivel moral, espiritual e intelectual en las grandes mayorías de su población. Sí. Se configuró y afianzó en el imaginario colectivo e individual del guatemalteco humillado, indígena o no, la creencia de: “Nuestro redentor vendrá de los EEUU”. La condición de colonialidad se grafica en el amor/deseo que el colonizado tiene por su verdugo. A mayor nivel educativo, mayor es la condición de colonialidad.

Esta creencia, consciente o inconscientemente se materializa en las conductas, emociones, sentimientos y categorías de análisis que vierten analistas y opinadores en los medios corporativos y en las redes sociales.

Coyuntura electoral evidencia nuestra condición de colonizados

Como en las mitologías de la Caverna, las noticias, análisis y comentarios nacionales sobre el proceso electoral para el próximo 16 de junio excluyen por completo cuestiones como: el debate sobre el neoliberalismo como ideología y el injerencismo norteamericano como geopolítica.

Es más, se asume, implícita o explícitamente, que la Embajada norteamericana es el veedor democrático de dicho proceso electoral. Por eso se aplaude las excepcionales capturas o requerimientos legales contra narco candidatos guatemaltecos en los EEUU como un acto valioso para limpiar y/o persuadir a un proceso electoral limpio. ¿En qué momento le importo a los gobiernos norteamericanos el bienestar o libertad de los pueblos de Guatemala?

Los gobiernos norteamericanos, mediante las iglesias pentecostales y las ONG financiadas por la USAID (que ahora financia casi a la totalidad), instauraron en el imaginario guatemalteco las “infalibles” verdades sobre las bondades del sistema neoliberal, y sobre la benignidad de la “ayuda norteamericana”. Esas creencias, construidas en los antros de la cooperación de la USAID, se divulgó y divulga en las universidades y centros de investigación. Y, así, de tanto repetirse se convirtió en verdades absolutas.

Por eso en estas elecciones, como tampoco en el pasado, el sistema neoliberal, ni el imperialismo en Guatemala, son asuntos de debate, ni por los partidos políticos socialdemócratas, la izquierda, mucho menos por la derecha. Este performance “electoral”, llega al grado que un candidato de la izquierda (uno de los más potables) afirma: “Nosotros no planteamos, ni debatimos ideologías, plateamos soluciones a los problemas cotidianos de la gente”.

Ningún partido político plantea la necesidad de revisar o auditar el letal sistema neoliberal vigente. Mucho menos cuestionan el intervencionismo norteamericano que con su financiamiento y asesoramiento colapsó a todas las instituciones públicas del país.

En Guatemala el resultado de las próximas elecciones ya están decididas desde antes de la convocatoria. El gobierno de los EEUU tiene más de 20 partidos, con sus candidatos “probos” en acción. Y uno de ellos seguirá implementando el saqueo neoliberal, y afianzando el imperialismo en este país del eterno Viernes Santo.

Probabilidades del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP)

En este espectro colonial, los nefastos impactos del sistema neoliberal encubó su antídoto narrativo desde las comunidades y territorios en resistencia al despojo. Estos actores sociales, por primera vez en la historia republicana, lograron crear su propia organización política denominada MLP, con recursos, ideas y esfuerzos propios.

La principal bandera de MLP es la “nacionalización de todo lo privatizado”, y el proceso constituyente popular y plurinacional para la creación del Estado Plurinacional. Su triada ética es: Austeridad (disminuir salarios a funcionarios públicos), Transparencia (quitar el secreto bancario para funcionarios publicos) y Honradez (quitar el derecho de antejuicio para funcionarios).

Fueron las comunidades en resistencia quienes en asamblea eligieron las y los candidatos. Thelma Cabrera, indígena maya mam, va a la Presidencia. Y, Vicenta Jerónimo, maya mam, encabeza el listado nacional para diputados.

Utilizan las asambleas comunales y las redes sociales para difundir sus propuestas de gobierno. En las ciudades y en el área rural las propuestas de MLP tienen bastante aceptación. Especialmente porque es la única organización política que plantea necesarios cambios estructurales al país. Aunque por el racismo y el machismo generalizado, le costará aún a Guatemala optar por el rostro de bronce de MLP.

Serán las comunidades en resistencia, junto a un creciente segmento electoral del sector urbano, quienes colocaran algunos diputados en el Congreso Nacional por MLP. Lo inquietante es cómo actuarán dichos representantes de cara a los planteamientos de MLP como diputados. Si se convierten en diputados “bien portados”, MLP pasará formar parte de la clásica izquierda insignificante. Si logran sacar la agenda política del Congreso de la República a las calles, entonces, fagocitarán al monstruo colonizado hasta desafiar políticamente a su amo.

La Embajada norteamericana tiene todo bajo control para evitar que los resultados electorales sean favorables para el MLP. Pero también es consciente, por su desastrosa experiencia en la rebelión democrática boliviana, de diciembre del 2005, que no puede atacar abiertamente a MLP si acaso no quiere acelerar la primera rebelión democrática del presente siglo en Centro América.

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