La educación europea, entre los municipios y el continente

Por: Antoni Tort

Europa y las ciudades o municipios. No son territorios distantes. Están entrelazados como piezas clave en la evolución de los sistemas educativos en Europa.

Viniendo de una tradición fuertemente centralizada en el Estado, hablar de Europa y de los municipios en educación resulta, para algunos, algo secundario o complementario. Es verdad que el Tratado de Roma no estableció una competencia europea común y dejó la educación en manos de los estados. Posteriormente, el Tratado de Maastricht planteó avances hacia estructuras conjuntas. Vinieron los programas de intercambio, iniciativas en la formación profesional, etc. Podríamos decir que la Unión Europea pretende conciliar la responsabilidad de los estados con la promoción de la cooperación entre estos con el fin de alentar mejoras conjuntas. Pero aún se ve Europa muy lejos, más allá de los programas de movilidad de estudiantes y profesorado. Por lo que respecta al papel de los municipios en educación, el paisaje es heterogéneo. En algunos países, el municipio es el auténtico núcleo duro de la educación; en otros, es todavía un tema pendiente sin voluntad política ni valentía en lo económico, para abordarlo seriamente.

En cualquier caso, hay que señalar que el espacio europeo no es una construcción política de nuevo cuño. Es también un territorio físico que guarda el rastro de grandes personalidades de la educación desde hace siglos. Caminantes y viajeros sin desmayo que cruzaron sus caminos y habitaron sus ciudades. Ahí está, Erasmo de Rotterdam (1466-1536), que a lo largo de su vida y mucho antes que su nombre diera lugar al programa “Erasmus”, viaja de los Países Bajos a Italia, de allí a Oxford y Cambridge, de Suiza a Alemania. Podemos acompañar a Rousseau (1712-1778) en sus periplos entre Francia y Suiza con una breve estancia en Inglaterra. O dibujar en el mapa los lugares donde estuvo Joan Lluís Vives (1492-1540) que, desde su Valencia natal, se mueve por París, Oxford, Lovaina, para recalar finalmente en la ciudad belga de Brujas. Por no citar al “maestro de naciones” Jan Amós Comenius (1592-1670) que, nacido en la región checa de Moravia, vivirá en Alemania, en Suecia, en Polonia, en Inglaterra, para acabar sus días en Amsterdam. También Holanda será el último domicilio de la doctora Montessori (1870-1952), ya más cerca de nuestros días. La pedagoga italiana viaja por toda Europa y más allá de ella, pero también compra una casa y se instala en Barcelona unos cuantos años. Podemos reseguir en el mapa los trayectos de la educadora y activista sueca Ellen Key (1849-1926), desplegando una intensa actividad de mítines y conferencias pacifistas por el centro y el norte de Europa. Es un continente surcado por largas y cruentas guerras, pero también es el continente de impenitentes caminantes, grandes humanistas, filósofos y pedagogos, que con sus libros, lecciones, prédicas y debates contribuyeron a configurar nuestro mundo.

El espacio europeo es también una red cuyos nudos son las ciudades, protagonistas de grandes cambios educativos. Ciudades-faro que acogen en la edad media nuevas instituciones como son las universidades. Ciudades como Bolonia, París, Oxford, Salamanca, Coímbra, Heidelberg o Praga. O ciudades que se convierten en polos de atracción y de irradiación de nuevas corrientes pedagógicas. Ahí está, ya en el siglo XX, la ciudad de Ginebra y la eclosión de la Escuela Nueva europea, como caso paradigmático. O las ciudades italianas de la Emilia Romaña o de la Toscana (Reggio-Emilia, pero no sólo; también Pistoia, Bolonia…) como ejemplos reales de cambios de paradigma en la educación infantil desde políticas educativas públicas, después de la Segunda Guerra Mundial.

Europa y las ciudades o municipios. En España, la cita electoral del 26 de mayo ha juntado estos dos entornos. No son territorios distantes. Están entrelazados como piezas clave en la evolución de los sistemas educativos en esta parte del mundo. No como marcos organizativos más o menos impuestos o artificiales, sino como elementos substanciales en las mejores aportaciones que podemos reseñar del patrimonio pedagógico común.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/06/18/la-educacion-europea-entre-los-municipios-y-el-continente/

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Las desigualdades en la educación europea, menos horas de clase

Por: Carmen García

La educación puede definirse como el proceso multidireccional mediante el que se transmiten conocimientos, costumbres y valores, no sólo mediante la palabra, sino que también está presenta en cualquier acto de nuestro día a día.

La Red europea de información sobre educación Eurydiceactualiza cada curso sus datos y cifras teniendo en cuenta otras publicaciones sobre los sistemas educativos europeos. En uno de sus estudios se analiza la enseñanza obligatoria en los distintos países, desde la duración, y las edades en las que se comienza y en las que se finaliza hasta otros aspectos de gran relevancia. La Clasificación Internacional Normalizada de Educación de la UNESCO representa una clasificación de referencia que permite ordenar los programas educativos y sus certificaciones por niveles de educación y campos de estudio. Según CINE, la educación primaria comienza a los 6 años en la mayoría de los países, exceptuando Bulgaria, Estonia, Croacia, Letonia, Lituania, Polonia, Finlandia y Suecia, que se inicia a los 7. Los países donde más corta es la educación primaria (4 años) son Alemania, Austria y Turquía.

En cuanto a la distinción entre la educación primaria y la secundaria, la mayoría de los países establece una clara diferenciación, sin embargo, regiones como Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia o Suecia, poseen un sistema único y común para todos los alumnos a lo largo de la enseñanza obligatoria. En general la educación secundaria suele finalizar a los 18 o 19 años, pero Alemania, por ejemplo, ofrece hasta cinco posibilidades para cursarla y comienza a los 10 años.

Fuente: Eurodyce Datos y Cifras

Los estudios de grado tienen una duración media de 3 años, a pesar de que puede ampliarse hasta 4 en países como Grecia, Irlanda, España o República Checa, o incluso puede alcanzar hasta los 6 años en Italia, Hungría y Estonia.

La educación obligatoria a tiempo completo se refiere a un periodo en el que todos los estudiantes deben cursar una formación en el período que indica. Este tiempo está regulado por la ley y está determinado por la edad de los estudiantes. Normalmente este tipo de educación comienza a los 6 años, a pesar de que hay países donde se adelanta a los 5 e incluso a los 4. Las excepciones más destacas en este campo son Hungría (3 años), Estonia y Suecia (7 años). En general dura entre 9 y 10 años. En Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Portugal y Reino Unido (Irlanda del Norte) dura 12 años y 13 en algunas regiones como Hungría u Holanda.

Fuente: Eurodyce Datos y Cifras

En cuando a la educación obligatoria a tiempo parcial, quiere decir que desde que se finaliza el periodo de formación obligatoria a tiempo completo, existe un requisito formal que exige que todos los jóvenes participen en la educación a tiempo parcial.

La Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE) es un instrumento encargado de recabar información y datos estadísticos sobre educación a nivel internacional. Está formada por dos clasificaciones, por una parte las áreas de estudio y por otro los niveles educativos. La última versión de CINE establece ocho niveles diferentes de educación. Dependiendo del nivel y del tipo de enseñanza, es necesario establecer un sistema jerárquico de clasificación. Los programas que pertenecen a la Educación infantil favorecen el desarrollo cognitivo, físico, social y emocional de los niños. Los que pertenecen a la educación primaria, proporcionan a los alumnos las habilidades básicas en lectura, escritura y matemáticas. La edad para poder acceder a este nivel está entre los 5 y los 7 años. La educación secundaria inferior está diseñada para seguir construyendo sobre la base del sistema anterior y los niños acceden al nivel CINE 2 entre los 10 y los 13 años. En la educación secundaria superior el objetivo está en proporcionar las habilidades necesarias para el empleo. La educación postsecundaria no superior ofrece experiencias de aprendizaje sobre la base de la educación secundaria, preparando así para acceder al mercado de trabajo y a la educación superior. La del ciclo corto suele estar diseñada para ofrecer a los estudiantes conocimientos, destrezas y competencias profesionales y para poder acceder se exige haber superado los programas anteriores.

Fuente: Eurodyce Datos y Cifras

Una vez superados estos niveles, se accede al Grado o equivalente, donde los programas suelen estar diseñados para proporcionar a los estudiantes conocimientos, destrezas y competencias que conducen a una titulación superior de primer nivel o equivalente. Para poder acceder a este sistema se exige haber completado el nivel CINE 3 o 4. Para finalizar, estaría el Nivel de Máster, donde proporcionan todo lo necesario para una titulación de segundo nivel o equivalente.

Fuente: http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8964167/02/18/Como-se-encuentra-la-estructura-de-los-sistemas-educativos-europeos.html

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