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Solitario regreso a las escuelas

Por: María Teresa Galicia Cordero 

Toda la polarización que vemos emerger con respecto al regreso a clases está desgastando, aun antes de empezar, un proceso escolar que se ha fracturado, trastocado no solo por un virus, sino por las enormes desigualdades que se han acrecentado. Cuando se pensaba que estábamos próximos a salir de la pandemia, el virus SAR COV- 2 se sigue encargando de tensar aún más los endebles hilos en los que se apoya el discurso generador de progreso económico, social y político.

En este momento sabemos ya sobre el impacto diferenciado de la inasistencia a la escuela en poblaciones de niñas, niños y adolescentes, porque las variables como la edad, la etapa del desarrollo, las necesidades particulares, el ámbito familiar, el número de personas con las que interrelacionan en sus actividades de su vida cotidiana, la calidad de la convivencia y el acceso de recursos para el aprendizaje y el juego son significativamente diversas.

El ejercicio participativo motivado por la consulta #CaminitodelaEscuela (CDHCM, 2021) da cuenta de la voz de las y los niños respecto del regreso a clases y va en sentido opuesto a la voz del mundo adulto, mientras los primeros se pronuncian por regresar a las aulas (70%), en la misma proporción los segundos se oponen a ello, lo que conduce a afirmar que aquello considerado como prioritario para unos y otros es distinto.

Para niñas, niños y adolescentes es primordial e incuestionable la función social de la escuela, pero para la mayoría de las personas adultas no lo es porque, a decir de ellos mismos, es necesario privilegiar la salud, la cual se cree desproporcionadamente amenazada con el retorno a las clases presenciales.

Lo anterior es consecuencia de la constante desinformación sobre la pandemia y sus consecuencias. La información disponible para la opinión pública es insuficiente y muchas veces manipulada, no se toma en cuenta que lo que ahora se conoce del virus en comparación que lo que se sabía de él al iniciar la emergencia sanitaria es mucho más completa, además de que no se reconoce a niñas, niños y adolescencias como actores sociales con capacidad de opinar y tomar decisiones respecto de sus propios intereses.

 En lugar de conducir el debate respeto de si deberían abrirse o no los centros escolares, lo ideal sería concretar la ruta que debería de tomarse para limitar la difusión del virus y centrarse   en los factores que permitan abrir   las escuelas de manera segura. Existen evidencias de que es menos riesgoso estar en la escuela que en otros espacios comunitarios y, sin embargo, las autoridades han privilegiado la apertura de lugares de esparcimiento para personas adultas por encima de las escuelas, lo que ha tenido un impacto directo en el bienestar infantil. La apertura segura de las escuelas reviste de una serie de cuestionamientos que siguen un hilo conductor: la soledad de los maestros.

Se han publicado 10 recomendaciones para el regreso a clases: https://www.unicef.org/chile/comunicados-prensa/10-recomendaciones-para-el-retorno-clases-en-2021 Después de leerlas y compararlas podemos observar que las condiciones actuales de las escuelas no son las adecuadas. Es un hecho de que los maestros  no deberían de enfrentar solos este regreso, se requiere incorporar en la toma de decisiones a todos los actores de la comunidad educativa, considerado las necesidades, experiencias y realidades locales, regionales y de cada establecimiento; también se requieren de una red de apoyo relacionada con la salud que  monitoree  el bienestar emocional de estudiantes y profesores además de que  a estas alturas,  ya debería de haberse   dotado   de un dispositivo y de una conexión que asegure la posibilidad de involucrarse en el proceso de enseñanza a cada estudiante y docente.

  1. No se está apoyando a los docentes en las escuelas para un regreso seguro, las condiciones de infraestructura física y materiales de buena parte de las escuelas requieren de poner a su disposición fondos adecuados para la reapertura segura, al menos, instalaciones en donde haya agua, drenaje adecuado, saneamiento, higiene, luz. Antes de terminar esta reflexión escuchaba datos en los que se asegura que solo el treinta por ciento de las escuelas en Puebla capital tienen las condiciones necesarias para un regreso seguro y muchas escuelas, ante la ausencia de las cuotas escolares, no han podido adquirir los materiales propuestos para el protocolo sanitario propuesto por la SEP.
  2. Los docentes, especialmente en educación obligatoria son multitareas y en este regreso se triplican las tareas docentes. En escuelas en donde su organización escolar les prevé de apoyos a la educación, las tareas podrán ser repartidas, pero en otras, los docentes y algunos padres de familia, porque así lo ha dispuesto la autoridad, asistirán todos los días y toda la jornada. Los docentes de preescolar y primaria cumplirán su horario de clases, pero ¿qué pasa con quienes son de asignatura y tienen trabajo en otros centros educativos? Además de atender su carga horaria, deberán participar en el comité de salud, vigilar ingreso y distancias de los alumnos, la entrada y salida de los baños, de las aulas, cuidar que no se comparta nada, atender a alumnos y a padres de familia y atender especialmente, todo lo relacionado con el aprendizaje de sus alumnos, tanto de manera presencial como las actividades que efectúen en casa.
  3.  Muchos docentes en las escuelas están viendo llegar el 30 de agosto sin que se cumplan las condiciones mínimas para un acceso seguro, porque poco se están involucrando los padres de familia, los sindicatos están ausentes en esta responsabilidad además de que las decisiones verticales siguen fluyendo. Existe una profunda desconfianza a los docentes, todo se centra en el que hay que hacer priorizando la obsesiva necesidad de igualar y normalizar, de un regreso a la “nueva normalidad” homogénea, porque no se hace admite ni por asomo la autonomía escolar, pareciera que la consigna fuera vigilar y castigar.
  4. En cuanto a la acción pedagógica, las indicaciones no varían en mucho a lo que se venía haciendo, es decir, se intenta regresar a un modelo de escuela que más o menos funcionaba antes del confinamiento, suponiendo que no se ha aprendido nada y que hay que recuperar los aprendizajes, ¿dónde quedan entonces los aprendizajes cotidianos, lo que cada alumno y maestro construyó enfrentándose a las múltiples problemáticas producto de este tiempo incierto? Parece ser que los aprendizajes para la vida seguirán ausentes en los escenarios escolares.
  5. Se responsabiliza totalmente a los docentes de lo que ocurra a partir del 30, incluyendo posibles contagios, además de responsabilizarlos unilateralmente para la  construcción de una institución en la que se realice un encuentro educativo, donde sus saberes pedagógicos les permitan lograr la integración de proyectos para analizar la realidad en lugar de segmentarla,  acompañada de planes que faciliten la adaptación de la comunidad estudiantil al nuevo contexto después haber estudiado a distancia, que ha sido considerado por los propios alumnos como algo difícil y poco atractivo, resultado de mecanismos educativos poco consistentes en términos de aprendizaje como las clases por televisión, carentes de atractivo y con poca vinculación con los contextos y realidades.

En conclusión, los docentes saben que no pueden regresar a lo mismo, a dictar clases sin tomar en cuenta que las expectativas de los alumnos son muy grandes con respecto al regreso a la escuela, están conscientes de que se priorizan la reapertura de las escuelas para las y los niños y adolescentes  que corren el mayor riesgo de no regresar, abandonar o no poder continuar aprendiendo a través de medios remotos,  aquellos que podrían no tener el apoyo de sus madres, padres o tutores en casa durante el día escolar y en donde ante la importancia de la socialización, tendrán que fomentar el juego y la recreación para el desarrollo emocional y cognitivo de niñas, niños y adolescentes.

En pocas palabras, saben que pueden asegurar el derecho a la educación, pero requieren de apoyo para que esa educación sea de calidad. No podemos dejar de reconocer, que también se exponen y ponen en riesgo su salud, por lo que se vuelve imperante la necesidad de comunicar y valorar de forma efectiva el papel del personal docente como agente de cambio para el respeto, garantía, protección y promoción de los derechos en el ámbito escolar.

No los dejemos solos, de nada sirven los argumentos a favor o en contra de quienes nunca han pisado un salón de clases, requieren de la confianza y colaboración de la comunidad escolar – estudiantes, personal de apoyo, madres, padres y cuidadores – y de las medidas de mitigación de riesgo de contagios porque  la reapertura debe guiarse por un equilibrio entre los riesgos para la salud y los beneficios para el bienestar y el aprendizaje, de ahí que  las decisiones y los enfoques para la reapertura deben ser específicos del contexto, flexibles y sensibles a las  situaciones cambiantes que todos seguiremos enfrentando.

Referencias : https://cdhcm.org.mx/consulta-caminito-de-la-escuela/

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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Libro (PDF): Socialización y aprendizaje infantil en un contexto intercultural : una etnografía educativa en El Bascán en la región cho ́l de Chiapas

Reseña: CLACSO

El estudio de la educación indígena en México requiere la articulación de diversos niveles de análisis que ofrezcan una correcta comprensión histórica del proceso educativo y su visualización futura a partir de una concepción cientíca integral que valore en su justa dimensión el derecho a la educación como una de las demandas pendientes de los pueblos indígenas de México, demanda que implica la toma de decisiones necesarias para resolver las deficiencias estructurales que han limitado la existencia de un desarrollo equitativo entre los grupos culturales de nuestro país.

 

Autor(es): Núñez Patiño, Kathia –  Bermúdez Urbina, Flor Marina
Editorial/Editor: Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
Año de publicación 2009
Idioma: Español
País de Edición:           Mexico
ISBN            978-607-7510-38-3
Descarga Libro (PDF): Socialización y aprendizaje infantil en un contexto intercultural : una etnografía educativa en El Bascán en la región cho ́l de Chiapas
Fuente:            http://biblioteca.clacso.edu.ar/
 

 

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Más recreo para la niñez que regresa a las aulas

Alberto Barrantes C

Repensar la forma de aprender en el siglo XXI implica incluir más espacios dentro de las  aulas y los hogares en los que se fomente la libertad, el pensamiento crítico, la capacidad de dudar, jugar, proponer, crear, e innovar desde la niñez. Educar en este siglo demanda la necesidad de ‘aprender a aprender’.

Los entornos educativos del siglo XXI tienen el desafío re-orientar sus prácticas en función al juego, la experiencia y el disfrute por aprender. Menos repetición de contenidos y más acción y resolución de problemas en las aulas.

En otras palabras, que niñas y niños se sientan dentro de cada clase tan felices como cuando corren, gritan e inventan sus propios juegos durante sus recreos. La educación tiene que ser esencialmente motivación y recreación.
Como dice el profesor Eduardo Bustelo, “en el recreo, los movimientos son horizontales y comunicantes: es un estado igualitario de mínimas diferencias. Es un tiempo esencialmente diacrónico. El ‘re’ de recreación hace alusión a renovar, a ponerse continuamente en una actitud innovadora”.

¿Por qué no hacer del recreo una práctica constante en las aulas, donde el disfrute y la acción sean elementos indispensables para construir conocimiento? Re-crear personajes, situaciones de la cotidianidad y reescribirlas desde la mirada de niñas y niños es una oportunidad para formar en libertad.

Un reporte de McKinsey citado por el Foro Económico Mundial afirma que para afrontar los retos del mercado laboral durante la próxima década es preciso el desarrollo de una una habilidad fundamental: el “aprendizaje intencional”, es decir, aprender a aprender. Esto implica, que no todo esté dado en el aula, sino que exista ese deseo por ampliar sus conocimientos de forma autónoma y crear nuevas conexiones.

¿Cómo lograrlo? Adquirir esta habilidad implica despertar curiosidad y motivar la independencia en los aprendizajes. Una persona con ‘aprendizaje intencional’ es aquel que en cada experiencia cotidiana, conversación, tarea, encuentra una oportunidad para desarrollarse, crecer, conectar, crear. Es decir, aprender a aprender significa darle más importancia al proceso que el resultado, sin miedo a ser señalado por los errores.

Bajo este enfoque, la escuela no debería estar diseñada para asustar con exámenes, sino para ser un espacio que propicie experiencias novedosas, retadoras para el individuo, que le permitan re-crearse, re-construirse y re-significar su entorno para convertirlo en un lugar mejor para sí mismo y para las personas que le rodean.

Según el informe de McKinsey, “la curiosidad es la semilla de la inspiración, y es el primer paso hacia el auto aprendizaje”. En el recreo, el niño y la niña inventan juegos nuevos, roles, actúan en equipo, articulan un pensamiento complejo, la pasan bien, actúan como lo que son: niños y niñas. Las aulas deben romper filas y adoptar esa re-creación como parte de sus prácticas habituales, donde la curiosidad sea la chispa que incite a articular nuevos conocimiento.

El propósito final es que el niño o la niña no se canse de aprender. Con más re-creación dentro del aula, encontrará más motivaciones para hacer del aprendizaje un proceso autónomo, divertido, capaz de ampliarle su mentalidad y de establecer conexiones con el entorno que le rodea, con sus miedos, necesidades, gustos y anhelos.

Este enfoque no es una moda ni un discurso poético, significa el dominio de una habilidad que será fundamental para conseguir mejores oportunidades laborales en el futuro. Solo aquellos que puedan crecer en sus competencias de un modo más rápido serán capaces de capitalizar mejor las oportunidades (nuevas ocupaciones) que surjan en el futuro.

El regreso a clases en febrero próximo es oportunidad para repensar el cómo aprender a aprender, incorporando más tiempo para la re-creación, la curiosidad, el aprendizaje autonómico; rompiendo filas y adaptándose de forma creativa a los desafíos acelerados por esta pandemia.
Fuente: https://www.nacion.com/blogs/cambio-educativo/mas-recreo-para-la-ninez-que-regresa-a-las-aulas/LOBL4DLGGZBWXDGACNNRAMBJFU/story/
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La evaluación del primer periodo en educación preescolar

 Abelardo Carro Nava

El tránsito del hogar a la escuela, es uno de los momentos más importantes en la vida de los seres humanos. Indiscutiblemente, este periodo influye de manera significativa en cada uno de los niños que, de un instante a otro, se desprenden de su entorno inmediato para integrarse a uno que es prácticamente desconocido para ellos: la escuela. Sí, la escuela, ese espacio donde, a diferencia del hogar, todo ocurre de otra manera porque en ella descubre: nuevas relaciones, nuevas expresiones, nuevas sensaciones, nuevas emociones; en fin, todo un cúmulo de sucesos que, indudablemente, repito, son parte importante del crecimiento y desarrollo de los pequeños.

¿Cómo olvidar las incontables expresiones que se observan en los rostros de los chicos cuando llegan a su primer día de clases en el jardín de niños? Llanto, incertidumbre, desconfianza, indiferencia, ansiedad, miedo, angustia, desesperación, entre otras tantas más, son parte de ese proceso que les significa el desapego del hogar y, por el cual, comienzan un camino diferente, lleno de experiencias que solamente la socialización puede favorecer e impulsar. ¿Acaso no es por medio de esa socialización que el pequeño se descubre a sí mismo en razón de los demás? Desde luego, la concurrencia en el preescolar es trascendental en la vida de los pequeños porque en éste, aprende a vivir socialmente con sus compañeros, lo cual tiende a incrementar, su participación en actividades de grupo con una gran cantidad y variedad de contactos sociales que van más allá de lo que, Linguido y Zorriano (1981), denominan ser “espectadores”.

En este sentido es importante hacer notar, que el enfoque de la educación preescolar ha cambiado conforme ha pasado el tiempo; de un enfoque pedagógico centrado en los cantos y en los juegos en los que el desarrollo de la motricidad fina y gruesa eran su piedra angular, se modificó para dar paso a una formación integral a través del desarrollo de los aspectos cognitivos y emocionales de los alumnos (SEP, 2018); ello no significa que dichos cantos y juegos que, como sabemos, favorecen esos aspectos motrices hayan sido eliminados; por el contrario, siguen siendo parte de un proceso que, de manera integral, forma al educando.

Visto de esta forma, si consideramos que la socialización es fundamental para que el niño, progresivamente, vaya desarrollando sus facultades naturales y, si sabemos que el nuevo enfoque pedagógico de la educación preescolar pretende la formación integral del educando, ¿de qué manera se han visto afectadas tales cuestiones con la pandemia y confinamiento que ha provocado el Covid19? Como parece obvio, la primera ha tenido un giro importante, puesto que las actividades escolares que propiciaban esa socialización y de manera presencial se desarrollaban en cada uno de los jardines de niños, se trasladaron, en el mejor de los casos, a la casa, mediante el empleo de una computadora o celular. ¿Esto generó nuevas formas de interacción? De eso hablaré un poco más adelante. Por lo que respecta a la segunda, el de la formación, también se ha visto alterada porque, como sabemos, el hecho de quedarse en casa dejó al descubierto las grandes desigualdades existentes en cada uno de los hogares mexicanos, motivo por el cual, las educadoras y educadores, implementaron una serie de estrategias para que sus alumnos iniciaran o continuaran con su proceso formativo. Al respecto es de destacarse, la entrega de guías o cuadernillos en las casas o escuelas de los pequeños y el envío de correos electrónicos, o a través de WhatsApp, con las actividades que tendrían que hacer los chicos en casa, con el apoyo de sus familiares; esto, a partir de los contenidos que están marcados en el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral y, desde luego, contemplando lo que a través de la televisión se trasmite para este nivel educativo.

¿El abordaje de estos contenidos, a través de una educación a distancia, ha favorecido el aprendizaje de los alumnos que cursan el preescolar? Pienso que no del todo; porque el trabajo que realizan las educadoras y educadores en cada uno de los jardines de niños: es insustituible y transcendental para el desarrollo integral de los pequeños.

¿De qué manera la educadora o educador propicia que el niño entienda preguntas que le permitan identificar objetos en el aula?, ¿de qué manera la educadora o educador propicia que su alumno resuelva problemas a través del conteo y con acciones sobre las colecciones?, ¿de qué manera la educadora o educador logra que su educando escuche cuentos para asociarlos con sus sentimientos? Si, ¿de qué manera se logra todo ello? Desde luego, la formación inicial que pudieron haber obtenido las maestras y maestros en su escuela normal colabora con este propósito, pero también, la experiencia que día a día se va dando en la escuela, en el aula. Si, ese espacio lleno de experiencias enriquecedoras y de un enorme significado que, con el paso de los años, se van sedimentando.

Luego entonces, sigo sosteniendo que evaluar el primer periodo (ver el artículo que publiqué la semana pasada en este y otros espacios y que lleva por nombre “Los dilemas de la evaluación del primer periodo”) considerando como unidad de medida los aprendizajes esperados, tal y como lo propone el Secretario de Educación, es una gran equivocación. Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: la casa no es la escuela y la escuela no es la casa.

Tengo claro que nadie estaba preparado para todo lo que se desprendió de la contingencia sanitaria por la pandemia mundial que estamos viviendo; también tengo claro, que los momentos educativos que vivimos son totalmente diferentes de los que ocurren en el aula, entonces, ¿qué le lleva a pensar a este funcionario que los chicos están aprendiendo conforme a los aprendizajes esperados?, ¿sabrá todo lo que implica y significa trabajar con niños cuya edad oscila entre los 4 y 5 años?, ¿acaso pensará que todos los padres de familia tienen el conocimiento didáctico-pedagógico que se requiere para trabajar con los niños los contenidos de un plan de estudios?

Ciertamente, como padres de familia tenemos una responsabilidad y obligación importante en la educación de nuestros hijos. Eso no lo dudo. Sin embargo, este hecho no es ni por un tantito, idéntico al acto educativo que se vive en un salón de clases de un jardín de niños.

Obviamente, resultado de una planeación y del desarrollo de cada una de las sesiones en las que se organizó el trimestre, la educadora o educador, tienen la posibilidad de evaluar o, mejor dicho, de valorar el desempeño de sus alumnos. En tal ejercicio, cobra sentido, un elemento que me parece fundamental para comprender que, en estos momentos, evaluar mediante el logro de los aprendizajes esperados, es un gravísimo error. Me refiero pues a la observación; si, esa observación que en el día a día le permite al docente dar seguimiento y continuidad (a través del registro) al desempeño de sus educandos. Situación que, como parece bastante obvia, no puede hacerse en estos momentos.

¿Qué otros elementos, tiene la educadora o educador, para valorar los logros de sus chicos en términos de los aprendizajes esperados? Las tareas, trabajos, carpetas o portafolios, entre otros; actividades que, desde mi perspectiva son complementarias de lo que se realiza en el aula; esto, porque como sabemos, cuando se encomienda una actividad en casa suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo porque desconocen sobre el tema, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan (Carro, 2020).

En este sentido, si coincidimos en que lo descrito en el párrafo anterior es parte de esa realidad que está muy presente en este nivel educativo, ¿de qué manera podrán evaluar las educadoras y educadores este primer periodo?

Pienso que, independientemente de que la SEP emita un nuevo Acuerdo o ciertos aspectos que modifiquen el 12/06/2020 (DOF, 2020), los colectivos docentes podrían fijar esos criterios de evaluación mismos que les permitan realizar una valoración del avance logrado por sus alumnos. Una valoración que se acerque a la realidad de los pequeños. Esto, porque considero, que hay una diferencia muy importante entre aquellos niños cuyos padres, durante estos meses, han tenido la posibilidad de estar prácticamente al 100 por ciento con sus hijos al tener un trabajo estable, bien remunerado y con las mejores condiciones que cualquier niño podría tener para trabajar desde casa; de otros cuyos padres han tenido que salir a buscar el sustento fuera del hogar, o bien, que los hayan acompañado en esas labores con la idea de tener algo que comer en casa.

Visto desde esta forma: no, no es buena idea tomar en cuenta la opinión de un funcionario que nunca ha estado frente a un salón de clases en un jardín de niños. Los colectivos docentes, con su experiencia y conocimiento, seguro estoy que habrán de tomar las mejores decisiones porque, más allá del reporte burocrático que tienen que entregar a sus directivos en próximas fechas, no debe perderse de vista que, una evaluación, tiende a brindar una serie de elementos que permiten tomar decisiones para mejorar el quehacer docente en razón de los aprendizajes de sus alumnos.

Con negritas:

¿Se imagina usted el significado que reviste el que un niño comience su un proceso educativo a través de una computadora, celular o televisor?, ¿de qué manera explicar esta nueva interacción?, ¿estaremos en la antesala de una nueva socialización en este nivel educativo? Digo, los niños que en este ciclo escolar se incorporaron al Sistema Educativo solo han conocido, en el mejor de los casos, a su maestra y a sus compañeros mediante un aparato electrónico.

Al tiempo.


Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

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Autorizan en Brasil suspender clases hasta el 31 de diciembre

América del Sur/ Brasil/ 04.08.2020/ Fuente: ultimasnoticias.com.ve.

El Ministerio de Educación de Brasil autorizó hoy a las instituciones federales de enseñanza secundaria técnica y profesional a suspender las clases de asistencia presencial hasta el 31 de diciembre por la pandemia de covid-19.

‘Se les autoriza, con carácter excepcional, a suspender las clases presenciales (…) en función de las orientaciones del Ministerio de Salud y de los organismos sanitarios estatales, municipales y de distrito, en forma de esta ordenanza’, indica una resolución firmada por el ministro Milton Ribeiro y publicada este martes en el Diario Oficial de la Unión.

Señala que las instituciones educativas que opten por la suspensión de las clases presenciales deberán sustituirlas completamente, para cumplir con la carga total de trabajo establecida en el plan de estudios, aprobado por el respectivo órgano competente.

Agrega el escrito que ‘las instituciones que decidan suspender las clases pueden cambiar sus calendarios escolares, incluyendo los de recreo y vacaciones’.

Los centros estudiantiles pueden optar por clases a distancia durante el período o el restablecimiento del volumen de trabajo.

Otra ordenanza similar autorizó en junio a las universidades federales a mantener las clases a distancia hasta finales de 2020.

Mientras tanto, en los demás ciclos de enseñanza -desde la educación infantil hasta la secundaria, pasando por las universidades privadas-, impera la incertidumbre sobre el regreso a las clases en persona.

‘Si mantener la educación a distancia es válido para los adultos para preservar la vida, también debería ser válido para la educación básica’, afirmó el papá Daniel Cara en una entrevista con el portal de noticias G1.

Brasil registra más de 120 días con las escuelas cerradas y expertos advierten que tal situación conlleva a pérdidas como la falta de socialización de los estudiantes, pero esto no puede anular las medidas para prevenir las muertes por la covid-19.

El gigante suramericano contabilizó 94 mil 665 decesos y dos millones 750 mil 318 contagios del virus. Estas ascendentes cifras confirman al país como el segundo más afectado del mundo por la pandemia, detrás de Estados Unidos.

Fuente de noticia: http://ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/autorizan-en-brasil-suspender-clases-hasta-el-31-de-diciembre/

 

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Cómo elegir escuela infantil en tiempos de coronavirus

Por: ABC

Características como la existencia de espacios amplios y abiertos, máximas exigencias de higiene o cocina propia han ganado peso frente a factores como el precio o la cercanía.

El escenario actual tiene en vilo a muchos padres, que se enfrentan a la apertura del periodo de matriculación de sus hijos sin las herramientas de las que disponían antes. Elegir escuela infantil no es fácil, pero si además añadimos la incertidumbre provocada por la irrupción del coronavirus, la decisión se vuelve aún más compleja.

No hay que olvidar que esta primera etapa es fundamental en el proceso evolutivo del niño, y marcará su crecimiento afectivo, comunicativo e intelectual. De hecho, según los expertos, es en estos años donde se forjan aspectos vitales como la autonomía, la socialización, la creatividad, o el concepto de familia.

María Díaz Sánchez, directora pedagógica del Centro Educativo Infantil Cabás que cuenta con 30 años de experiencia en el sector, asegura que «estamos trabajando en un protocolo muy estricto para asegurar la continuidad de la educación con las máximas garantías de higiene. La distancia social no siempre será posible, especialmente en niños de 0 a 3 años, que necesitan no sólo cuidados sino vínculos afectivos».

Y entonces, ¿cuáles son las claves?

María enfatiza que «lo primero es velar por la seguridad, verificar que es un centro autorizado y que las instalaciones cumplen con la normativa. Además, será imprescindible, cuando las autoridades lo permitan, conocer el centro o al menos a su equipo directivo. La confianza es vital en este proceso».

Protocolos de actuación y medidas de seguridad. Son imprescindibles ahora y se quedarán con nosotros durante muchísimo tiempo. Independientemente de la normativa del gobierno, la existencia de un protocolo propio será una señal inequívoca de la implicación y responsabilidad del centro.

Ratio educador-niño. Hay que evitar espacios masificados. Un amplio equipo educativo garantiza que su seguridad emocional y sus necesidades afectivas son atendidas de manera individual.

Espacios abiertos y segmentados. Los niños necesitan cambiar de ambiente para recibir estímulos. Es importante que puedan salir todos los días al jardín, incluso, los días de lluvia, a un patio cubierto. El centro funciona como su segundo agente de socialización, y en él deben encontrar espacios que favorezcan los encuentros, el trabajo en grupo, y también la concentración y momentos para relajarse.

Cocina propia. En las primeras etapas de la vida, la nutrición cobra un papel esencial ya que será responsable de asegurar un crecimiento, físico y cognitivo saludable. Cocinar a diario en la cocina de la escuela, con materias primas de calidad y garantías de higiene es un factor diferencial, que además permite adaptar ingredientes y personalizar menús completos siguiendo las directrices de los pediatras y las necesidades de niños alérgicos.

Individualización. Cada niño es un ser único con intereses y motivaciones diferentes, que además vive en un hogar con un ambiente familiar concreto y ha ido construyendo un estilo cognitivo propio con vivencias diferentes. Un trato individualizado y una planificación ajustada supone ofrecer respuestas variadas y adecuadas a las diferentes motivaciones, necesidades, intereses, estilo cognitivo y ritmos de cada niño.

El ambiente, clima de seguridad y confianza. Para que los niños puedan disfrutar plenamente de la vida escolar, deben tener confianza, sentir que se les escucha, acepta y comprende. El clima emocional del centro es el resultado de la unidad de factores humanos y ambientales (la escuela, las familias, los educadores, etc.), por lo que es necesario fomentar su unidad.

El juego. Es imprescindible romper la oposición entre juego y trabajo. En ocasiones, las experiencias de enseñanza-aprendizaje poseen un claro carácter lúdico y otras exigen un esfuerzo mayor, pero, en ambos casos, deben ser gratificantes y estimulantes. Sólo así se construye el aprendizaje.

Las rutinas. El sistema nervioso en la primera infancia es muy frágil. Su actividad es muy inestable y los procesos excitatorios predominan sobre los inhibitorios. Es muy importante confeccionar un horario marcado por los ritmos biológicos teniendo en cuenta los criterios didáctico-pedagógicos y psicológicos. Esto ayuda a que tengan un punto de referencia.

Segundo idioma. Educarles en más de un idioma tiene innumerables beneficios: favorece el desarrollo de la percepción auditiva, aumenta la capacidad para resolver problemas, fomenta el desarrollo de mentes más flexibles y analíticas, aumenta la capacidad de ejecución mental, e incluso protege contra la neurodegeneración.

Valores. Los valores humanos como centro y eje de la educación. María Díaz Sánchez recuerda que «hay que dar mucha importancia a la transmisión de valores de forma transversal; todas las situaciones cotidianas son momentos educativos. En Cabás, por ejemplo, trabajamos a través del teatro para preparar a los niños ante el «bullying” y que no sean agresores ni agredidos ni observadores pasivos».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-elegir-escuela-infantil-tiempos-coronavirus-202006090114_noticia.html

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La Escuela rota

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

“La escuela que, como espacio de educación que se pretende, debiera ser lugar privilegiado de conocimiento (de uno mismo, de la realidad y del lugar de uno mismo en ella), se resuelve a veces en todo lo contrario: en el lugar que le aleja a uno de sí mismo, de los demás y de las cosas de verdad.”

Jaume Trill

La escuela no es un lugar; y si así fuera, convendría discutir esa idea. La escuela es un conjunto de relaciones sociales que se dan a propósito de la educación. La escuela no está compuesta de edificios, salones, mesabancos o canchas. No, la escuela es mucho más que infraestructura física, es decir, más que muros, pisos, ventanas o puertas. La escuela, el colegio, o la misma universidad, como institución, es la unión de colegas que imparten un programa académico; aunque en el caso de la universidad (o instituciones de educación superior), en ella no sólo se ejerce la docencia, sino también se desarrollan investigaciones científicas, tecnológicas y humanísticas, y se realizan actividades de difusión y extensión de la cultura.

La escuela está hecha de comunidad. Lo que le da sentido es la gente que se vincula de una manera singular (docentes, estudiantes, directivos, personal de apoyo, familias), no solamente para desarrollar aprendizajes, sino también para co-educar a las y los ciudadanos o futuros ciudadanos. La escuela es un espacio público que se ha construido para que se cumpla un derecho humano fundamental: el Derecho a la Educación. Por eso, la idea de “Colegio” nos remite a la re-unión de colegas. Debido a esta noción genérica, existen Colegios de Arquitectos, Colegios de Ingenieros o Colegios de Economistas, entre otros. Entonces, cuando pensamos en la escuela, por ejemplo, en una Primaria o en una Secundaria, hay que conceptualizarla como reunión de colegas, es decir, como una comunidad activa y consciente integrada por uno o varios profesionales de la educación, que lleva a cabo o aplica un programa académico dirigido a estudiantes con ciertas características; con determinadas reglas y ambientes para aprender.

Es interesante analizar, junto con los argumentos anteriores, el carácter histórico y contradictorio que ha registrado la escuela como institución del Estado y de la sociedad civil. “La escuela no ha existido siempre, ni necesariamente tiene que perpetuarse indefinidamente. Lo que sí ha existido siempre –y, como elemento consustancial que es de toda sociedad, seguirá existiendo- es la función educativa” (1)

Para construir a “la escuela”, no en un sentido físico sino educativo, y específicamente pedagógico, se requiere que docentes, directivos escolares, personal de apoyo, asesores técnicos, técnicos docentes, entre otros, junto con integrantes de las familias (no solamente mamás y papás), dediquen su experiencia, conocimientos, saberes, habilidades, hábitos y costumbres, para que se pongan al servicio de las niñas, los niños, los jóvenes (y de los adultos, en su caso), porque son los beneficiarios de este derecho esencial, que se ejerce a través de una institución que cuenta con planes, programas o proyectos educativos. Y donde la figura de la maestra o del maestro resulta fundamental.

Hemos pensado equivocadamente que la escuela “es un lugar”, pero en ocasiones con esa noción “geometricista” que a veces se tiene de ella, dejamos de pensar en las personas. Cuando decimos “vamos a la escuela”, seguramente nos imaginamos a un edificio que tiene aulas, baños o sanitarios, oficinas, una cancha o patio cívico, etc. Pero la escuela no es exactamente un espacio físico (en un sentido conceptual), sino el escenario que representa cierto tipo de relaciones sociales; justo en ese escenario se legitima “lo educativo”. (Lo que Trilla denomina “la función educativa”)

A propósito de esta argumentación (para polemizar acerca de si “la escuela es o no un lugar”), recuerdo que en alguna ocasión Jaume Trilla escribió: “La escuela como lugar puede tratarse desde dos perspectivas distintas: la que se centra en el estudio del espacio interior de la institución, y la que pretende estudiar las relaciones entre ella y el espacio exterior (o medio, entorno, territorio …)” (2). Consideramos a la escuela como un lugar que representa, por ejemplo, a una empresa productiva o social, que recreamos a través de talleres de oficios; también en la escuela simulamos prácticas sociales, como es el caso de la investigación científica (me refiero específicamente a algunas ciencias naturales) de la vida real, y eso lo hacemos a través de un laboratorio; o con la escuela se representa una situación social como una asamblea de trabajadores, cuando las y los estudiantes se ponen de acuerdo para demandar una serie de derechos.

En ese contexto, los exponentes más destacados del llamado “Reproductivismo” educativo, como Louis Althusser en Francia (1960-1968), consideraban que la Escuela (junto con la Iglesia y el Ejército) era una institución del Estado, que jugaba un papel clave para favorecer los procesos de reproducción de la ideología de la clase socialmente dominante. Se decía en esos tiempos, por ejemplo, que la escuela como institución servía como “correa de transmisión” para entrenar o moldear la conciencia de niñas, niños y jóvenes (NNyJ) estudiantes como futuros obreros o empleados asalariados.

Pero la escuela, al no ser un lugar simplemente, sino una relación entre personas a propósito de la educación formal (o no formal, como en la educación de adultos), en realidad se constituye en una comunidad en la que los más jóvenes desarrollan hábitos, conocimientos y saberes con la conducción de adultos -lo cual es sólo una descripción o una definición funcional- (E. Durkheim); aunque, además, la escuela es también un espacio de resistencia, de contracultura de las ideologías socialmente dominantes, de crítica frontal a los órdenes establecidos y núcleo social generador de conciencias libertarias.

En las condiciones actuales, en un contexto de contingencia o emergencia sanitaria como la que se vive en México y el mundo hoy, la escuela está rota. ¿Qué significa eso? ¿Acaso la escuela se ha detenido o se ha disuelto? ¿A poco las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el conocimiento no son suficientes para sustituirla o para dar continuidad a la enseñanza presencial? Son cuestiones que nos hemos planeado a lo largo de los dos últimos meses (desde el 17 de marzo), tiempo en que se ha impuesto el “receso escolar” más largo de nuestra historia educativa.

Es cierto que las niñas, los niños y los jóvenes estudiantes (NNyJE) en ningún momento han dejado de aprender, es decir, no se han mantenido inactivos en cuanto a conocimientos, habilidades o valores-actitudes se refiere, sin embargo, las relaciones sociales y de conocimiento que se despliegan en contextos escolares (en algún lugar, en algún espacio), se han roto. La socialización, por ejemplo, que juega un papel muy importante en las relaciones sociales escolares de la vida cotidiana, se encuentra interrumpida.

No hay duda que las y los estudiantes se comunican con sus pares, pero no es lo mismo que cuando se reúnen en un tiempo y en un espacio singular. De ahí la importancia de la escuela, no como lugar en sí, insisto, sino por todo lo que ésta representa. Cabe recordar que la “escolarización” es eso que sucede a las personas, socialmente, dentro de un contexto educativo y pedagógico delimitado. Por ello, decimos que la escuela cuenta con un cierto orden simbólico (horarios, hábitos, rutinas, procedimientos, tradiciones, lenguajes, códigos, narrativas, etc.), que otras instituciones del Estado y de la sociedad civil no tienen. La escuela opera en un contexto de saberes, reglas y lenguajes que otras instituciones sociales como la familia o el trabajo no consideran.

La escuela hoy está rota porque no todos los estudiantes se pueden comunicar con sus docentes, y éstos con sus pares. Aunque las autoridades educativas federales y estatales afirman que el programa “Aprende en casa” permite dar continuidad a los planes y programas de estudio, (oficialmente establecidos para llevarse a cabo en un determinado lugar y en determinadas condiciones), lo cierto es que la dinámica de las relaciones sociales escolares se encuentra fracturada.

Ciertamente, la figura del docente, es decir, de la profesora y del profesor, es definitiva en la constitución de la comunidad educativa. Durante una entrevista realizada en 2013, Ágnes Heller afirmó al respecto: “El profesor es, por definición, un intelectual, y su tarea es permitir que el alumno desarrolle sus capacidades y naturalezas. Tenemos bastantes problemas con las universidades modernas, en el mundo en general hay una burocracia creciente, donde las autoridades controlan a los docentes y los docentes a los alumnos. Por otro lado, la movilidad ascendente a través de la universidad se ha visto muy afectada en los últimos años, los hijos de los más humildes, los más pobres, casi no pueden acceder a pagar las cuotas. Sé que en Argentina la universidad es gratuita, pero en muchas partes del mundo no es así…” (3)

Así, el papel de las y los docentes en nuestra institución educativa predilecta, la llamada “escuela”, se encuentra en zona crítica, de ruptura. La reconstrucción de la vida escolar será difícil de lograr en estas circunstancias. En ese sentido, coincido con Trilla: “La escuela está para enseñar lo que no puede aprenderse directamente. Es por eso que una escuela que fuese un reflejo exacto y fidedigno de su entorno sería una escuela perfectamente prescindible. Por decirlo de otra manera, la escuela tiene el deber de ser, al menos, un poco mejor que sus alrededores.” (4)

Fuentes consultadas:

(1) Jaume Trilla. (2003) La educación fuera de la escuela. Ed. Ariel.

(2) Jaume Trilla (2004) Los alrededores de la escuela. Revista Española de Pedagogía. Año LXII, n.º 228, 305-324.

(3) Entrevista a Agnes Heller: https://www.pagina12.com.ar/71276-las-autoridades-controlan-a-los-docentes

(4) Jaume Trilla (misma obra)

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/la-escuela-rota/

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