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Para no olvidar: la educación es un derecho de todos negado a demasiados

Redacción: Vatican New

Hoy es el Día Internacional de la Educación 2020, proclamado por las Naciones Unidas para sensibilizar a los gobiernos y los pueblos sobre el papel fundamental de la educación en el desarrollo de la humanidad, la paz y la justicia.

«Aprender para la gente, el planeta, la prosperidad y la paz»: este es el tema del segundo Día Internacional de la Educación, que se celebra hoy en la sede de la UNESCO en París y en el Palacio de Cristal de las Naciones Unidas en Nueva York, y que cuenta con actos en todo el mundo, para subrayar -como sugiere la ONU- «la naturaleza integrada de la educación, sus objetivos humanistas y su centralidad para las ambiciones del desarrollo colectivo».

Educación inclusiva, equitativa y a lo largo de toda la vida

«Tenemos que hacer más -insta al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterrez- para garantizar una educación inclusiva y equitativa y promover las oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos», como se establece en la Agenda de los objetivos de desarrollo sostenible que deben alcanzarse para 2030.

Educación gratuita, obligatoria y accesible

Hay que recordar que la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, establece en su artículo 26 que «toda persona tiene derecho a la educación», que «ésta debe ser gratuita» y obligatoria al menos para «las clases elementales y básicas», mientras que la enseñanza técnica y profesional debe estar «al alcance de todos» y la enseñanza superior «accesible a todos en función de los méritos».

En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la ONU recomendó que la educación se orientara «hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales» y que promoviera «la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales y religiosos» y que «fomentara la labor de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz»; la misma Declaración establece que «los padres tienen el derecho de elegir prioritariamente el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos».

265 millones de alumnos ausentes de la escuela

Han pasado más de 70 años desde entonces, pero aún hoy – denuncia la ONU – 265 millones de niños y adolescentes en el mundo están ausentes de la escuela y 617 millones no saben leer y escribir y hacen operaciones matemáticas básicas. Los más desfavorecidos son las niñas y los niños. Uno de cada tres adolescentes de las familias más pobres, en los países más atrasados, nunca ha asistido a la escuela; en África subsahariana, menos del 40% termina la escuela secundaria inferior. Estas cifras están tomadas del último informe de Unicef, que destaca «la crisis del aprendizaje y la urgente necesidad de mejorar los fondos para la educación de los niños más pobres». Entre los 42 países examinados se constató que los fondos destinados a la educación de los niños del 20 por ciento de las familias más ricas son el doble de los asignados a los niños del 20 por ciento de las familias más pobres. ¡Como si dijera que el más pobre es el más excluido de los programas educativos!

Invertir de forma justa y amplia

«Los Estados de todo el mundo -advierte Henrietta Fore, Directora General de Unicef- no están cuidando de los niños más pobres del mundo, y por esta razón, no están cuidando del bienestar mismo del país». «Estamos en un momento crítico» advierte Fore y si no invertimos «de manera justa y amplia en la educación de los niños», ellos «tendrán pocas esperanzas de liberarse de la pobreza, adquirir las habilidades que necesitan, tener éxito en el mundo de hoy y contribuir a las economías de sus países».

Reducir la pobreza a la mitad con libros

La UNESCO recuerda que si se alcanza el cuarto objetivo del desarrollo sostenible – «garantizar a todos, una educación de calidad, equitativa e integradora, así como oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida»- la pobreza en el mundo entero podría reducirse a la mitad. De hecho, se ha demostrado que cada año la educación conlleva un aumento medio del 10 por ciento de los ingresos, un porcentaje que está creciendo significativamente en los países más pobres, que tienen escasez de trabajadores cualificados.

La cultura para todos trae paz y estabilidad 

La educación es también la clave para crear las condiciones para la política participativa, la inclusión social, la democracia generalizada, la estabilidad y la paz. Investigaciones recientes llevadas a cabo en 100 países con al menos 50 años de historia han demostrado que una mayor brecha educativa es un motor de mayor conflicto. Las iniciativas educativas dirigidas a los sectores más pobres y marginados de la población fomentan su emancipación y el acceso a la justicia, contribuyendo a la reconciliación de las sociedades.

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-01/no-olvidar-educacion-derecho-todos-negado-demasiados.html

 

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«Las personas nos reconocemos en la cultura». Augusto Paramio explica uno de los elementos principales de cualquier Nación Digital

Redacción: Tendencias 21

En el debate sobre qué es y qué no es una Nación Digital parece que existen determinados elementos de análisis que resultan imprescindibles. Uno de ellos es la cultura. Entrevistamos a Augusto Paramio, experto en gestión cultural, quien ofrece muchas claves…

l experto en gestión cultural Augusto Paramio es una de las personas que han introducido la variable «cultura» en la conversación sobre nuestro futuro tecnológico. Insiste en que la identidad cultural es el sentimiento de pertenencia a un acervo común, algo en lo que nos reconocemos. Y que hacia ahí es donde debemos reflexionar.

Empecemos con una cita célebre. El pacifista indio Mahatma Gandhi pensaba que «la cultura de una nación reside en los corazones y en el alma de su gente«.  ¿Serías capaz de contradecirle?

No, de ninguna manera sería tan osado, pero sí me atrevería a añadir que esos corazones y esas almas son susceptibles de cambios, de evoluciones… Por lo tanto, el concepto de cultura debe de tomarse desde una perspectiva dinámica.

¿Es la cultura un elemento unificador de personas?

Si. El concepto de cultura es polisémico. No es nada nueva esta afirmación, pero si hay algo que la significa, es ese aspecto de unión. Las personas nos reconocemos como pertenecientes a algo común y ese algo es la cultura.

¿Qué es la identidad cultural y cómo podemos potenciarla con las tecnologías?

La identidad cultural es el sentimiento de pertenencia a un acervo común, algo en lo que nos reconocemos. Este reconocimiento, en la mayoría de los casos, produce reconocimiento y  seguridad. Ambos, reconfortantes, en todo caso.

Por eso, cualquier medio que los promueva debería ser más que bienvenido. Y la tecnológica no debería estar ajena y, entiendo, que trabajan en esa dirección.

Vivimos bajo la «economía de la atención«. ¿Cómo afecta a la identidad cultural que los nuevos contenidos culturales bajo nuevas aplicaciones como TikTok, que congregan a casi 1000 millones de personas, procedan de China y con contenidos culturales de 10 segundos?

La misma pregunta, tan elocuente, conlleva la respuesta. Y no hay que ser muy avispado para adivinarla. Los contenidos son auténticas descargas eléctricas con escasa capacidad de sedimentación. Si a esto se añade el dato que desconocía, de la procedencia, de China, el resultado es poco alentador. Por eso algunas iniciativas europeas  inciden en la promoción de la identidad europea. Con la pregunta, entiendo por qué.

Sin embargo no todo es dramático. Esta realidad constatable, de  inmediatez y rapidez provoca en los consumidores de cultura, una actitud  de atención permanente y de agilidad en la asimilación, aspectos más que deseables en cualquier ámbito, también en el de la cultura.

Pero, efectivamente, en las antípodas de la reflexión, crucial para comprender mejor el futuro…

¿Qué nos puede ocurrir como especie si nos olvidamos de reflexionar?

Habría un cambio de paradigma. La cultura, como otros sectores han venido tradicionalmente asociadas a la reflexión a la observación.

Al entrar en este nuevo escenario de lo inmediato, casi vertiginoso. Me remito al dato de la pregunta anterior. El resultado será que la recepción y, más importante aún, la percepción será diferente, más superficial, entendiendo superficialidad en su sentido más neutro.

Es obvio que el consumo cultural ha cambiado y las nuevas tecnologías han tenido mucho que ver en este proceso.

Cómo armonizar ambas es el reto. Ver una exposición virtual, con la posibilidad de apreciar todos esos detalles asombrosos y que estimule para una posterior visita física sería una ecuación prometedora y deseable.

¿Qué sería una utopía para la industria cultural y qué sería una distopía?

Por continuar con argumento de la pregunta precedente, un paisaje utópico seria  aquél en que convivieran tecnología y reflexión. Convivencia en plano de igualdad.

Tradicionalmente para los profanos, entre los que me encuentro, la tecnología se concibe como una herramienta  «al servicio de«. Pero parece que los tiros no van por ahí y esta última debe ser considerada desde el inicio en cualquier proceso creativo. No como algo a posteriori, si no desde el germen del  proceso. Por retomar el ejemplo anterior, un comisario de una exposición debe considerar las posibilidades tecnológicas ya en la fase de diseño. Es fundamental para una buena comprensión del mensaje que quiere transmitir que maneje (sea por su formación o a través de profesionales) los nuevos horizontes.

¿Qué grado de importancia tendría la cultura en una nación digital?

Muy relevante. Espero y confío que sea así. Y tengo la certeza que el deseo es compartido. Imaginar las posibilidades que ofrece el mundo digital en la transmisión de contenidos culturales es un auténtico reto. Naturalmente hay que estar vigilantes para evitar que la calidad de estos contenidos se degraden. Rescato la reflexión sobre las aplicaciones como TikTok. Pero, definitivamente, veo más ventajas que inconvenientes.

Terminemos con un mensaje positivo para el futuro de una sociedad donde habrá presencia masiva de inteligencia artificial. ¿Deberíamos apostar por la inteligencia colectiva?

Hasta donde conozco y fiándome de la intuición, la perspectiva es ilusionante. El mismo término, inteligencia colectiva, es en sí muy persuasivo. Nos habla de compartir, de contribuir, de evitar personalismos.

Curioso de ver en qué para todo esto y, si fuera posible, presenciarlo de cerca. Mi impresión es que este proceso ya no hay quien lo pare.

Fuente: https://www.tendencias21.net/Las-personas-nos-reconocemos-en-la-cultura_a45404.html
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Libro: Discriminación de género. Las inconsecuencias de la democracia

América del Norte/ México/ 11.02.2019/ Fuente: www.conapred.org.mx

Discriminación de género. Las inconsecuencias de la democracia.

Autor: Serret Bravo, Estela
Año: 2006
Clasificacion: Ediciones Conapred
Grupo en Situación de Discriminación: Mujeres
Colección: Cuadernos de la Igualdad 06.
Edición: Primera Reimpresión 2008. México, D.F., México: Conapred, 2008, p. 59. ISBN: 970-9833-31-6.
Archivo: CI006.pdf abre en nueva ventana
Sinopsis: 
En todas las sociedades con historia -como documenta con fina erudición la autora de este libro- la mitad de la especie humana ha sido sometida sistemáticamente a todo tipo de vejaciones, sólo en razón de su sexo.

Link para la descarga: https://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/CI006.pdf

Fuente de la reseña: https://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=documento&id=110&id_opcion=147&op=147

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La indiferencia y su efecto bumerán

Por: Ilka Oliva Corado

Más que miedo y desconocimiento es pereza. Más que miedo es individualismo. Más que miedo es complicidad por conveniencia. Más que miedo es indiferencia en las sociedades devastadas por la mediocridad. Sociedades infestadas de racismo, clasismo, homofobia, estereotipos, haraganería, fascismo, cachurequería y doble moral.

Millones de burbujas flotantes donde habitan seres plagados de insensibilidad y desprecio, que piensan que están a salvo del horror de la miseria, la exclusión y la violencia porque ellos no son los otros; esos otros que ellos con su mediocridad y dogmas sentencian, excluyen y vulneran en nombre de las clases sociales, la mezquindad y el avasallamiento. Sociedades pasivas sin memoria que con su inacción solapan turbas de corruptos, ruines y genocidas; que violentan a los otros, siempre a los otros. Una inacción a conveniencia, siempre.

Los violentados son los otros: los que denuncian, los que luchan por la justicia, los que sueñan, los que abren caminos, los que tienen memoria, los que buscan la unidad de los pueblos, los que siembran esperanza: ellos son el enemigo por instinto. Por puro instinto saben que estar del lado de los vasallos les permitirá permanecer en la comodidad de sus burbujas flotantes. Hediondos todos al germen rancio de la infamia. Se lamen entre ellos, para impregnarse unos a otros de la peste de la insensibilidad y la desmemoria, para que la miseria de los otros nunca los alcance, pero saben perfectamente que los miserables son ellos, solamente ellos.

Estas sociedades cómplices, escogen a quienes los representarán en el gobierno, para que el sistema no se mueva ni un ápice de su lugar, para que los cimientos del patriarcado, la misoginia, el machismo, el racismo, el clasismo y la homofobia sigan intactos. Creen que sus burbujas son intocables y que sus dogmas los mantendrán a salvo, creen que nunca los alcanzarán: la miseria, el abuso y la exclusión. Creen que nunca necesitarán de los otros más que para que carguen en sus hombros las burbujas flotantes donde estos destilan la pestilencia del sopor del solapador. Creen que nunca pisarán el suelo de los mancillados, ellos los mancilladores.

Creen que jamás serán violentados, excluidos y empobrecidos. Creen que sus dogmas jamás se les voltearán. Que jamás enfrentarán la justicia de la vida. Que la mancilla no tocará a sus puertas. Que jamás se verán en la necesidad de un aborto clandestino. Que el amor que es el amor no respetará sus géneros ni sus clases sociales. Que el dolor no alcanzará sus burbujas. Que la violencia jamás las atravesará.

Creen que esas clicas criminales son leales y que jamás las traicionarán, se equivocan rotundamente. Esas sociedades mediocres también son utilizadas por la enorme maquinaria del status quo precisamente por sus dogmas. Son más utilizables que las masas que desconocen. Las burbujas flotantes aunque no lo soporten también son parte de ese todo que conforma el hilar de la humanidad.

Pero ya las está alcanzando el efecto bumerán que estas mismas han creado, pensando ilusoriamente que la destrucción masiva la vivirán los otros, simples burbujas flotantes. Y cuando la violencia, la injustica, el dolor, la exclusión y el escarnio partan en dos las débiles burbujas flotantes donde se resguardan, conocerán en carne propia lo que han obligado a vivir a los demás. Y no habrá grito que sea escuchado, y el dolor de la pérdida de un ser querido por la violencia que estas mismas han creado y solapado las hará corcovear de dolor. Y buscarán a sus desaparecidos desesperadamente. Tocarán mil puertas sin que se abra ninguna.

Y clamarán por justicia y gritarán hasta el cansancio y más. Y llorarán hasta quedarse sin lágrimas y se arrastrarán, vencidas, pudriéndose en sus dogmas; dogmas por las que fueron utilizadas por los enormes tentáculos del capital. Y verán por primera vez en sus vidas su vulnerabilidad de simples partículas de nada. Y aún así no aprenderán, por instinto, por ego, por dogmas seguirán arrastrándose imaginándose dentro de aquella burbuja flotante llena de mierda.

El efecto bumerán ya está en marcha.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/a269089.html

 

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El poder y las personas

Por: Víctor Corcoba Herrero

Cuando las personas son la referencia del sistema de organización político, económico y social, aparece un nuevo marco en el que la mentalidad dialogante, la atención al contexto, el pensamiento reflexivo, la búsqueda continua de puntos de confluencia, la capacidad de conciliar y de sintetizar, sustituyen en la substanciación de la vida democrática a las bipolarizaciones dogmáticas y simplificadoras, y dan cuerpo a un estilo que, como se aprecia fácilmente, no suponen referencias ideológicas de izquierda o derecha.

Colocar a las personas en el centro tiene una consecuencia inmediata, conduce a una disposición de prestar servicios reales a los ciudadanos, de servir a sus intereses reales. Para ello es necesario subrayar que el entendimiento con los diversos interlocutores es posible partiendo del supuesto de un objetivo común: libertad y participación.

La importancia de los logros concretos, los resultados constatables –sociales, culturales, económicos,..– en la actividad pública, derivan de las necesidades reales de la gente que, viéndose satisfechas, permiten alcanzar una condición de vida que posibilita el acceso a una más plena condición humana. Una más profunda libertad, una más genuina participación son el fruto de la acción política que propugno. Porque no debemos olvidar que las cualidades de la persona no tienen un carácter absoluto. El hombre no es libre a priori; la libertad de los hombres no se nos presenta como una condición preestablecida, como un postulado, sino que la libertad se conquista, se acrisola, se perfecciona en su ejercicio, en las opciones y en las acciones que cada hombre y cada mujer inicia y, si puede, culmina.

La libertad es ante todo y sobre todo el rasgo en el que se declara la condición humana. Las libertades formales no son el fundamento de la democracia. El fundamento de la democracia son los hombres y mujeres libres. La política se debe entender, pues, como un ejercicio a favor de cada individuo, que posibilita a cada vecino su realización como persona. Ese, sin confusión, podría ser el punto de conexión entre política y ética. ¿Qué sentido tiene, en este contexto, lo que se llama el poder?. Muy sencillo, que el “poder” es el medio para hacer presentes los bienes que la gente precisa. Así pues el poder tiene, como ya he señalado, una clara dimensión relacional y se fundamenta en su función de crear los presupuestos para el pleno desarrollo de la gente. O lo que es lo mismo, el poder público se justifica en función de hacer posible los fines existenciales del hombre: de posibilitarlos, no de realizarlos, ni siquiera de prejuzgarlos, porque la elección y procura de los propios fines es libre, y competencia exclusiva de cada individuo, en eso consiste la tarea moral, tal y como la entiendo. Es más, el poder público se legitima en la medida en que su ejercicio se orienta a ese objetivo.

De acuerdo con esta línea argumental el “Poder” deja de sustanciarse y pasa a escribirse con minúsculas. El poder lo entiendo, desde este punto de vista, como capacidad de acción y, en su uso, lo que cobra ahora una dimensión vital es la actitud de quien dispone de él. Como capacidad de acción el poder se alimenta de los medios –por ejemplo, una administración pública ágil, moderna, eficaz–; de la legitimidad, derivada de los procedimientos democráticos, y consecuentemente del respeto.

El centro de la acción política es la persona, el individuo. Desde este principio básico de actuación es posible establecer algunas de las líneas fundamentales que, desde una perspectiva que podríamos denominar -de un modo genérico- ético, configuran las nuevas políticas.

La persona, el individuo humano, no puede ser entendido como un sujeto pasivo, inerme, puro receptor, destinatario inerte de las decisiones políticas. Definir a la persona como centro de la acción política significa no sólo, ni principalmente, calificarla como centro de atención, sino, sobre todo, considerarla el protagonista por excelencia de la vida política.

Esta afirmación realizada en los más variados tonos, y con los acentos más diversos, en situaciones políticas incluso a veces contrapuestas, tiene desde el centro político un significado propio. Afirmar el protagonismo de la persona no quiere decir darle a cada individuo un papel absoluto, ni supone propugnar un desplazamiento del protagonismo ineludible y propio de los gestores democráticos de la cosa pública. Afirmar el protagonismo del individuo, de la persona, es poner el acento en su libertad, en su participación en los asuntos públicos, y en la solidaridad.

Se ha dicho que el progreso de la humanidad puede expresarse como una larga marcha hacia cotas cada vez más elevadas de libertad. Aunque el camino ha sido muy sinuoso –tal vez demasiado- y los tropiezos frecuentes –y a veces muy graves-, podemos admitir como principio que así ha sido. De modo que el camino de progreso es un camino hacia la libertad.

Desde un punto de vista moral entiendo que la libertad, la capacidad de elección –limitada, pero real- del hombre es consustancial a su propia condición, y por tanto inseparable del ser mismo del hombre y plenamente realizable en el proyecto personal de cualquier ser humano de cualquier época. Pero desde un punto de vista social y político, es indudable un efectivo progreso en nuestra concepción de lo que significa la libertad real de los ciudadanos.

Sin embargo, en el orden político, se ha entendido en muchas ocasiones la libertad como libertad formal. Siendo así que sin libertades formales difícilmente podemos imaginar una sociedad libre y justa, también es verdad que es perfectamente imaginable una sociedad formalmente libre, pero sometida de hecho al dictado de los poderosos, vestidos con los ropajes más variopintos del folklore político.

Fuente: https://www.diariodeferrol.com/opinion/victor-corcoba-herrero/el-poder-y-las-personas/20180504234036224929.html

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Las competencias sociales y educativas

Por: Beatriz Villarreal

Jacques Delors en el libro “La educación encierra un tesoro” publicado en español  en 1998, hace nueve años, -2017- desarrolla un discurso educativo novedoso y profundo necesario para el siglo XXI para una gran cantidad de miembros de la UNESCO que son las voces de países y comunidades que necesitan renovar y transformar  la educación, desde la perspectiva de las ciencias humanas y de la interdicisplinariedad por la complejidad y el protagonismo que cada vez más adquiere la educación dentro de la globalidad como la característica esencial del mundo actual.

La educación requiere de conocimientos provenientes de la filosofía, las ciencias y la cultura para dar respuestas y lograr el impacto que las sociedades vienen reclamando desde hace varias décadas. Con los planteamientos de Delors y sus conceptos es posible afirmar que éstos rápidamente tomaron fuerza en muchos países democráticos conscientes de la importancia de estos cambios para sus sociedades.

Diez años después son parte de la institucionalidad y de la fortaleza de las políticas educativas. Muestran buenos resultados producto de la incorporación, en muchos países, de programas regionales para desarrollar y evaluar los aprendizajes y los resultados obtenidos. Contrariamente en Guatemala, al ser un país donde la educación históricamente,  sobre todo en los últimos 20 años, no ha tenido el reconocimiento ni la importancia requerida para su modernización y reproducción socioeconómica. Las novedades educativas llegan muy tarde o son aplicadas décadas después. Esto no hace posible obtener los resultados esperados como en los países que si han realizado los cambios necesarios.

En el país no se discute la importancia, contenido, ni posibilidades para fortalecer el sistema educativo, profundizando cada vez más sus rezagos. Su impacto es negativo. La educación en las sociedades democráticas fortalece el conocimiento y las tendencias igualitarias y democráticas. El que gana es todo el país, al generar mayores cantidades de personas formadas, útiles para el desempeño de competencias básicas de la sociedad, para continuar y mejorar la calidad educativa, la institucionalidad y el reconocimiento de lo educativo como un aspecto central. Procesos novedosos que apenas se están comenzando a digerir en países como Guatemala, al ser escasamente tomados en cuenta por la dirección educativa y por algunos educadores a nivel individual, en su labor docente.

Además en muchos casos esta propuesta educativa recibe mala prensa con críticas que hacen algunos grupos con interpretaciones sesgadas de lecturas que hacen de artículos publicados en revistas. Son retomados por profesionales poco conocedores de estos temas y de las perspectivas que ofrecen a las sociedades estas alternativas reales, para resolver sus déficits y realizar procesos educativos, sociales y económicos que significan cambios profundos y de fondo, no instrumentales.

Los planteamientos sobre la educación, formación, conocimiento y aprendizaje se tienen que tomar en cuenta. Sus contenidos son de gran actualidad y novedad,  especialmente en aspectos tan específicos como es en lo referente a las competencias educativas. Esta teoría es una propuesta y un contexto teórico-práctico para estos cambios.

Fuente: http://s21.gt/2017/07/31/las-competencias-sociales-educativas/

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Libro: La construcción social de los derechos y la cuestión social del desarrollo

Reseña: el libro está escrito bajo la autoría de Fernando Calderón Gutiérrez. «La crítica más severa que se puede hacer a nuestras sociedades, instituciones y prácticas es que, en lugar de representar las voces humanas, nos impiden escucharlas. Es por ello que, en lugar de debatir sobre proyectos de reformas limitadas y hasta improbables, nuestro primer objetivo es hacer escuchar y comprender los mensajes urgentes que intentan transmitir aquellos que no tienen la capacidad de ser escuchados».

Link de descarga:  http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20170601025832/La_construccion_social_de_los_derechos_y_la_cuestion_social_del_desarrollo.pdf

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