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Presidente panameño insta a erradicar el trabajo infantil

Centro América/Panamá/29 Marzo 2018/Fuente: Prensa Latina

El presidente panameño, Juan Carlos Varela, llamó a los gobiernos del mundo a implementar políticas públicas para erradicar el trabajo infantil, al intervenir ante la Cumbre de Laureados y Líderes por los Niños que sesiona hoy en la capital de Jordania.
En su intervención, aseguró que la infancia es el presente y futuro de la humanidad, razón por la que resulta necesario un compromiso de todos para construir una sociedad en la que el respeto por los derechos de los niños sea una prioridad.

Resaltó el trabajo que desarrolla Panamá en aras de poner fin al trabajo infantil y facilitar el pleno acceso de los más pequeños a la salud, la educación y un entorno seguro, mediante el fortalecimiento de las instituciones gubernamentales encargadas de garantizar los derechos y el bienestar de los niños.

‘Nos complace que, a través de un esfuerzo colaborativo de diferentes sectores de nuestra sociedad, hemos podido reducir a niveles históricos la tasa de trabajo infantil, que en 2016 solo fue del 2,5 por ciento’, apuntó Varela.

Precisó que la presencia panameña en Jordania busca fortalecer esta vocación de unión de nuestro país, trabajando en conjunto con una región lejana de la nuestra por una causa justa.

‘Hacemos esto ya que no hay fronteras de raza, religión, cultura o nacionalidad cuando existe la voluntad de ayudar a los demás. Panamá puede ofrecer el arduo trabajo de su gente noble, su capital humano para cooperar en pro de la causa de los niños vulnerables en el Medio Oriente’, remarcó.

El mandatario elogió el esfuerzo que realiza el Reino de Jordania en la protección de los refugiados, al tiempo que reclamó más recursos internacionales para ampliar la ayuda humanitaria y ofrecer esperanza a las víctimas de la guerra.

Durante la Cumbre de Laureados y Líderes por los Niños 2018 se deliberará y consensuará un plan de acción para abordar los desafíos que enfrentan los niños afectados por la migración y el trabajo infantil.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=163399&SEO=presidente-panameno-insta-a-erradicar-el-trabajo-infantil
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Guatemala: Noel y el trabajo infantil

Guatemala/ www.elperiodico.com.gt / 17 de Enero de 2018

“La necesidad de los alimentos es lo que me inspira a trabajar y estudiar” dijo el niño de doce años Noel Gómez Sarat la semana pasada a Emisoras Unidas. Cualquiera que conozca donde Noel vive, Cantel, en Quetzaltenango sabe que es uno de los lugares más fríos del altiplano guatemalteco. Estar a 2 mil 300 msnm le convierte en paisaje donde a veces la tierra amanece con escarcha de hielo. A pesar de no contar con qué cubrirse del frío, Noel dice que no le da frío porque se va corriendo al trabajo donde pega suelas de zapatos y luego se calienta un ratito al sol. Trabaja para poder ayudar a su mamá y hermanos. Gana entre veinte y treinta quetzales semanales. ¿por qué aquí los niños trabajan por menos de tres dólares semanales y los adultos no tengan empleo?

Sara tiene ocho años y el mundo en la sonrisa. Camina por el parque de La Antigua Guatemala vestida con el colorido traje de Nebaj, Quiché, ofreciendo lustre o comida para las palomas. Sus mejillas coloradas de frío. Su padre albañil en Houston. Su madre vendiendo fruta en las esquinas. Después de un rato de conversar, me contó que su papá la abandonó.

Sara y Noel son niños, que, como muchos en Guatemala no pueden ser niños. Van marcados por una piel de niños soportando cargas de adulto. ¿Cuántos niños trabajando con su machete en la zafra de la azúcar?, ¿cuántos niños trabajadores desempeñando tareas prohibidas por el Código de Trabajo, la Ley de Protección de la Infancia?

Diversas variables sociales, históricas, culturales y sobre todo económicas y demográficas hacen que aquí los niños no pueden ser niños, sino desde tempranas edades se impliquen en actividades productivas, lo que les hace desvincularse de la posibilidad de educación formal, desarrollo cognitivo. Dado que el salario por el cual realizan estas actividades productivas es muy bajo, la pobreza se perpetua y entran en interminables ciclos y culturas de pobreza.

Es cierto que La ley nacional otorga una excepción para el trabajo de menores de edad, siempre que sean “trabajos livianos” y que tengan autorización del tutor y de la Unidad de Protección al Menor Trabajador del Ministerio de Trabajo, pero ¿cómo es que aquí los niños no pueden ser niños?

El economista Andrely Cisneros explica que “el poco acceso a la educación, que afecta en mayor grado las áreas rurales e indígenas de Guatemala da como resultado una marginación al Sistema Educativo, que se explica por la baja inversión pública a la educación. La educación pública es gratuita, pero para las familias pobres es demasiado costosa y es un enorme esfuerzo enviar a sus hijos a la escuela por los gastos de libros, cuadernos, uniformes y transporte. Razón por la cual los padres ven en el trabajo una opción de desarrollo para sus hijos. Elevadas tasa de fecundidad que se traduce en elevadas tasas de natalidad. La existencia de enfermedades que incapacita a los jefes del hogar para el trabajo. Desarticulación familiar ya sea por mortalidad, violencia o migración contribuyen a la permanencia del trabajo infantil. El trabajo infantil reduce las oportunidades de salir de la pobreza y reproduce los
esquemas de organización familiar”.

En medio de este cielo azul y profético de comienzos de este 2018, la belleza se cruza con el cruel peso de la realidad: niños realizando tareas pesadas de adulto, un pacto de corruptos que a todos nos tiene de rodillas, un Congreso comprado por los de siempre.

Aquí siguen siendo las manitas pequeñas las que tienen que hacer aquel y este oficio, ganarse los centavos entre la caña, el cardamomo, el café, llevando la leña o lustrando zapatos, cosechando, tirando fuego por la boca, picando piedra, ofreciendo la nada en los semáforos, etcétera. Esos mismos semáforos que colindan con todos esos centros comerciales donde los niños comen y juegan. Y luego van hacia sus camas nítidas y cálidas, hacia el futuro asegurado, la salud asegurada, el amor…

¿Cómo es que seguimos reproduciendo un modelo económico en el que los adultos no consiguen trabajo y los niños tienen que trabajar?, ¿cómo hacer entender a los políticos que lo que ahora le toca a cada niño del país no es otra tarea más que la de jugar soñando y soñar jugando y desarrollarse plenamente física y psicológicamente? No dejemos que tantas pequeñas manitas y su potencial y dignidad se queden sin futuro.

Fuente: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/01/15/noel-y-el-trabajo-infantil/

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OIT: Alrededor de 200 millones de personas son esclavos modernos o hacen trabajo infantil

07 diciembre 2017/Fuente: Cubadebate

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), aseguró en uno de sus informes que casi 200 millones de personas son víctimas de la esclavitud moderna o del trabajo infantil en todo el mundo. En el 2016, 40,3 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la esclavitud moderna y casi uno de cada diez niños, o 151,6 millones de ellos fueron víctimas de trabajo infantil.

El informe define la “esclavitud moderna” como “las diversas formas de coerción prohibidas en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos y normas laborales”. Esta definición incluye la esclavitud, el trabajo forzado impuesto por el Estado, el matrimonio forzado y la trata de personas. Una de cada cuatro víctimas de trabajo forzoso son niños, y el 71 por ciento del total de víctimas son mujeres.

En un día determinado en 2016, aproximadamente 16 millones de personas fueron forzadas a trabajar en el sector privado. Más de la mitad fue en los sectores doméstico, manufacturero y en construcción. En promedio, las víctimas son retenidas durante 20,5 meses antes de escapar o ser liberadas.

El estudio también informa que 4,8 millones de personas son víctimas de explotación sexual forzada. En promedio, las víctimas permanecen detenidas durante 23,4 meses antes de escapar o ser liberadas. La gran mayoría son mujeres y niñas, y los niños representan más del 20 por ciento de las víctimas.

Por región, África tiene la tasa más alta de esclavitud moderna, con 7,6 por cada 1000 personas. La tasa es de 6,1 por cada 1000 personas en Asia y el Pacífico; 3,9 por 1000 en Europa y Asia Central; 3,3 por 1000 en los Estados árabes; y 1,9 por 1000 en las Américas. Los países que están siendo o han sido recientemente devastados por la guerra experimentan niveles más altos de explotación.

La OIT no incluye en su definición de trabajo infantil a quienes trabajan en formas legales de empleo. La definición utilizada en el estudio incluye trabajos peligrosos, la demanda de horas de trabajo excesivas, que a menudo privan a los niños de tiempo para juego y educación, y labores que ponen en riesgo su bienestar. A pesar del alcance limitado de la definición, el estudio aún da una idea del asombroso nivel de trabajo infantil en todo el mundo.

Según el estudio, poco menos de la mitad de los niños que realizan trabajo infantil (72,5 millones) están realizando trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud, seguridad o desarrollo moral. Más de 19 millones de niños entre las edades de 5 y 11; más de 16,3 millones entre 12 y 14; y 37 millones entre 15 y 17 están involucrados en trabajos peligrosos. Las horas que los niños son obligados a trabajar también son terribles. Aproximadamente el 63,3 por ciento de los niños entre 15 y 17 años que están involucrados en trabajo infantil se ven obligados a trabajar 43 horas o más por semana.

Casi un tercio de los niños involucrados en el trabajo infantil están fuera del sistema educativo. Quienes asisten a la escuela tienden a desempeñarse peor que sus compañeros que no trabajan. El tiempo y la energía empleados interfiere con la capacidad de beneficiarse plenamente de las horas de clase e impide el tiempo de estudio fuera del aula.

Al igual que con la esclavitud moderna, una proporción significativa del trabajo infantil se encuentra en países afectados por conflictos y desastres. Aproximadamente el 17 por ciento de los niños en países devastados por la guerra están involucrados en el trabajo infantil, casi el doble del promedio mundial.

Los países incluidos en el informe como afectados por conflictos armados incluyen Afganistán, la República Centroafricana, Colombia, Iraq, Mali, Nigeria, Filipinas, Sudán del Sur, Ucrania, Yemen y la República Democrática del Congo. Otros países, como Siria y Libia, no fueron incluidos ya que no hay estimaciones disponibles.

En África, uno de cada cinco niños está involucrado en el trabajo infantil, por lo que es la región donde el trabajo infantil está más concentrado, seguido de Asia y el Pacífico. Sin embargo, el trabajo infantil no se limita a las regiones de bajos ingresos. De hecho, más de la mitad de los niños afectados viven en países de ingreso medio-bajo y medio-alto, mientras que el 1,3 por ciento de los niños en países de altos ingresos son niños trabajadores.

Si bien el porcentaje de niños involucrados en el trabajo infantil ha disminuido ligeramente con respecto a 2012 en todo el mundo, en realidad ha aumentado en la África subsahariana.

La epidemia de la esclavitud y el trabajo infantil es uno de los aspectos de la explotación capitalista. La Organización Internacional del Trabajo estima que cada año se generan $150 mil millones en ganancias en el sector privado por trabajo forzoso.

El problema se agrava en los países que son víctimas de la explotación neocolonial y la conquista imperialista. Un video publicado por CNN esta semana mostró que jóvenes fueron subastados como trabajadores agrícolas en Libia, un país devastado por una guerra respaldada por Estados Unidos y lanzada por la Administración Obama.

Una investigación del 2016 de Amnistía Internacional reveló que niños de tan solo siete años trabajan en condiciones peligrosas en la República Democrática del Congo para extraer cobalto que termina en teléfonos inteligentes, automóviles y computadoras vendidos a millones en todo el mundo. Dichas minas les suministran materiales a corporaciones como Apple, Microsoft y Vodafone.

La ONU y los líderes de los países industrializados han si acaso tomado medidas modestas para abordar los problemas de la esclavitud moderna y el trabajo infantil. Esta epidemia no es una cuestión de leyes y reformas, sino una consecuencia del capitalismo.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/12/03/oit-alrededor-de-200-millones-de-personas-son-esclavos-modernos-o-hacen-trabajo-infantil/#.WimmcNLiavE

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El futuro negro de los niños sirios en Líbano

Asia/Líbano/25 Noviembre 2017/Fuente: Público

En torno a 1,5 millones de sirios viven en Líbano, el país con más refugiados del mundo en comparación con su población, y de ellos, la mitad son menores. La terrible situación económica que sufren y la falta de oportunidades hacen temer una generación perdida.

Son las 10 de la noche y Ahmad, de 11 años, pasea con seguridad entre las mesas de una popular cafetería en Mina, el barrio cristiano de Trípoli, en el norte de Líbano. Pide 500 libras (unos 20 céntimos de euro) por una chocolatina, un paquete de clínex o un puñado de chicles, según el día. Su pelo rojo cortado a cepillo y su sonrisa pícara le ayudan a ganarse la simpatía de la clientela habitual, que suele ceder y acaba por comprarle algo. Junto a su inseparable amigo Mohamed, recorren los locales de la zona hasta tarde, y solo tras agotar la mercancía y contar los billetes con sus pequeñas manos expertas, regresa a a casa. Ahmad es uno de los miles de niños sirios que se ven obligados a trabajar en la calle para contribuir al sustento de sus familias.

Líbano, pequeño Estado de cuatro millones de ciudadanos, acoge a 1,5 millones de refugiados sirios, la mitad menores de edad. A diferencia de los vecinos Jordania y Turquía, otros de los países que más sirios han recibido desde el inicio de la guerra, aquí el gobierno ha optado por no abrir campos oficiales, por lo que los refugiados viven repartidos en decenas de asentamientos informales, en los campos oficiales palestinos o mezclados con la población local. Las difíciles condiciones impuestas por las autoridades para obtener el permiso de residencia en el país y las numerosas restricciones laborales a las que se enfrentan los adultos repercuten con dureza en la vida de los más pequeños.

«En las familias muy pocos padres o madres trabajan, quizá uno de cada diez», considera Nazih Fino, director de Seed, una asociación de Trípoli que gestiona una escuela donde más del 90% del alumnado es sirio. «Por eso es muy habitual que los niños, sobre todo a partir de los 13 años, se vean obligados a contribuir a la economía familiar». El trabajo infantil está prohibido en Líbano, pero las autoridades no parecen hacer lo suficiente por acabar con este problema: hasta 180.000 menores sirios trabajan en el país, según Unicef, la mayoría en largas jornadas y por salarios de miseria.

«Con frecuencia los padres no tienen estatus legal, lo que significa que no pueden moverse ni trabajar por miedo a ser detenidos (…) Dependen de los ingresos que traigan a casa sus hijos, que pueden desplazarse más fácilmente sin ser arrestados», coincide Bassam Khawaya, investigador para Oriente Medio de Human Rights Watch (HRW).

250.000 niños fuera de la escuela

El trabajo infantil se ha convertido así en una de las principales causas de abandono escolar entre los niños sirios, pero no es el único: el ya de por sí deficitario sistema educativo libanés se ha visto totalmente desbordado por la llegada de miles de menores refugiados. Los pequeños han perdido uno o varios cursos por culpa del conflicto y muchos ni siquiera habían ido nunca antes a la escuela, por lo que la integración es muy complicada.

«Los niños se quejan además de discriminación, de insultos e incluso de maltrato físico»

Muchos con traumas y problemas mentales derivados de la guerra o de su actual contexto vital, los niños no ven alicientes para entrar en un sistema inadaptado a sus necesidades y las familias muchas veces no tienen el nivel de concienciación o los recursos suficientes para mandarlos a la escuela. El gobierno creó un segundo turno lectivo en horario de tarde para poner a los sirios al mismo nivel que los alumnos libaneses, pero el plan está siendo, según las ONGs, un estrepitoso fracaso. «Por las tardes no hay equipo directivo en el centro. Los profesores de ese turno tienen baja cualificación, exceso de horas, malos salarios y poca motivación. Los niños se quejan además de discriminación, de insultos e incluso de maltrato físico», explica Nazih Fino, en línea con reportes de varias organizaciones. El idioma se convierte en una barrera más: en el currículo libanés, a partir de los 12 años las principales materias empiezan a impartirse en francés e inglés, lenguas que los niños sirios desconocen. Todo ello se traduce en que la mitad de menores refugiados, unos 250.000, no acuden al colegio, según cálculos de HRW.

El problema de fondo, al final, hay que buscarlo en la caída en las ayudas internacionales, que impide a las familias afrontar los gastos más básicos de subsistencia y, mucho menos, otros como los asociados al transporte hasta el centro educativo o el material escolar. A principios de septiembre, Líbano solo había recibido el 27% de los 1.200 millones de dólares prometidos los donantes internacionales para 2017.

El 90% de los refugiados sirios sufre carencias alimentarias

Ante la falta de fondos, las agencias de la ONU se han visto obligadas a recortar drásticamente sus ayudas en el terreno, un terrible varapalo para los beneficiarios, que depende casi exclusivamente de los subsidios para sobrevivir. Según los datos del organismo internacional, el 70% de los refugiados sirios vive bajo el umbral de la pobreza y más del 90% sufre carencias alimentarias.

Infancia perdida

En la gobernación de Akkar, muy cerca de la frontera con Siria, viven unos 100.000 refugiados. A los costados de la carretera que conduce a la capital, Halba, las tiendas blancas de Acnur se multiplican como champiñones, evidenciando la presencia de decenas de asentamientos informales. En el pequeño campo de Tel Abbas vive unas cien personas, la mitad niños, que salen en batallón a recibir al visitante entre besos y abrazos. Las ya difíciles condiciones de vida de los residentes de este campo han empeorado con el recorte de ayudas. «Acnur acaba de dejar fuera de su programa a 25.000 refugiados. Esto pone a las familias, que en muchos casos ya estaban fuertemente endeudadas, en una situación muy dificil», explica Alex, voluntario de la ONG italiana presente en este campo desde que fue creado en 2012.

Un niño refugiado sirio trabajando en una obra en Sidón, al sur de Líbano.- REUTERS/ARCHIVO

Un niño refugiado sirio trabajando en una obra en Sidón, al sur de Líbano.- REUTERS/ARCHIVO

La familia de Abu Mohamed, de diez miembros, recibe unos 300 dólares de ayuda al mes. Solo en el alquiler de la vivienda -una habitación de paredes y suelo de cemento separada en dos por una cortina-, se le va un tercio, por lo que en casa toca arrimar el hombro. Es época de recogida de la aceituna, y uno de sus hijos mayores, Khaled, de 14 años, apoya la economía familiar recolectando en las tierras de cultivo colindantes al campo. «Voy al colegio cuando puedo», explica el adolescente, como excusándose.

Otra de las chicas que viven en el campo de Tel Abbas con su familia, Fatima, de 17 años, se asombra ante la pregunta de si asiste a la escuela. «¡Soy muy mayor para eso!», exclama. Una amplia encuestra de principios de este año elaborado por la ONU, la Universidad Americana de Beirut y dos ONGs reveló que menos del 17% de las refugiadas sirias de 16 años años está escolarizada. Las jóvenes con menos educación corren un mayor riesgo de casarse a una edad temprana, señalan los autores del estudio, destacando que los matrimonios infantiles se han disparado en el colectivo refugiado: un 24% de las niñas sirias de entre 15 y 17 años ya están casadas, una incidencia que podría ser hasta cuatro veces superior a la de antes de la guerra.

Un 24% de las niñas sirias de entre 15 y 17 años ya están casadas

En 26 Letters, una asociación que trabaja con niños de la calle en Beirut, intentan reconducir a los menores sirios de vuelta al sistema escolar. Les ofrecen alfabetización básica, -muchos con ocho o nuevo años ni siquiera saben leer o escribir- y también trabajan en desarrollar su inteligencia emocional. «Algunos vienen con mucha agresividad contenida», explica Tamar, una de las fundadoras. Mediante actividades lúdicas, como juegos de rol o teatro, «les enseñamos a resolver los problemas sin violencia o a expresar qué quieren o qué necesitan, porque muchos no saben cómo hacerlo». Pese a las duras circunstancias familiares, económicas y sociales que soportan, la asociación constata una rápida mejora cuando se atiende al niño de forma adecuada. «Son increíbles, solo hay que darles una oportunidad», opina la voluntaria.

La pobreza, las penurias, los traumas de la guerra y la falta de sentimiento de pertenencia en un país que los rechaza pese a que muchos ni siquiera conocen Siria, hacen que los pequeños crezcan demasiado deprisa. «Son críos maltratados por la vida, que asumen responsabilidades que por su edad no les corresponden», opina Nazih Fino. «Se construyen una vida de adultos muy pronto, pero hay que recordar que en el fondo siguen siendo niños».

Fuente: http://www.publico.es/internacional/dia-internacional-derechos-nino-futuro-negro-ninos-sirios-libano.html

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Argentina: Más financiación, educación y control estatal para erradicar el trabajo infantil

Argentina/16 noviembre 2017/Fuente: El País

La IV Conferencia mundial sobre la erradicación sostenida del trabajo infantilfinalizó este jueves en Buenos Aires con una idea clara: hace falta pisar el acelerador para llegar a la meta de 2025 con un mundo libre de explotación infantil. Los delegados de los 193 países participantes acordaron por consenso la Declaración de Buenos Aires en la que se comprometen a aumentar la financiación para luchar contra esta violación de los derechos humanos, promover el acceso a la educación para todos los niños, aumentar las inspecciones laborales y las sanciones judiciales para quienes incumplan las leyes, entre otras medidas.

El texto destaca también que el trabajo infantil y el trabajo esclavo requieren respuestas integrales ya que «son tanto causas como consecuencias de la pobreza, la desigualdad, la discriminación, la exclusión social y la falta de acceso a la educación». Las cifras en ese sentido son muy claras. Uno de cada diez niños en el mundo se ve obligado a trabajar, pero en los países más pobres, la tasa asciende hasta cuatro de cada diez.

La educación es una de las armas más poderosas contra el trabajo infantil, pero los estados no invierten lo suficiente, subrayan los participantes. En todo el mundo, más de la mitad de los niños que tienen que trabajar son analfabetos. «En Uganda, hay muchos niños pobres que trabajan en el campo en vez de ir a la escuela porque con lo que ganan sus padres no es suficiente. Pero lo más probable es que terminen casándose con alguien que tampoco fue a la escuela y que sus hijos sigan el mismo camino. Hay que romper ese círculo», dice a EL PAÍS Prudence Ayebare, integrante de la Federación Nacional de Agricultores de Uganda.

Según el Nobel de la Paz indio Kailash Saryathi una inyección extra de 39.000 millones de dólares permitiría garantizar educación primaria y secundaria para todos los menores del mundo. «En algunas zonas rurales no hay escuelas ni maestros, esa es la inversión más cara», destaca el titular de la OIT para Latinoamérica y el Caribe, el costarricense José Manuel Salazar Xirinachs, al ser consultado sobre los obstáculos para erradicar el trabajo infantil.

Salazar Xirinachs admite que queda mucho por hacer pero considera «muy exitosa» la conferencia por la renovación de compromisos estatales. El vicepresidente de la conferencia y titular del sindicato de trabajadores de la construcción, Gerardo Martínez, también se muestra satisfecho con la declaración consensuada, pero pide más medidas contra «los empresarios inescrupulosos» que contratan a niños a pesar de la existencia de normas que lo prohíben. Entre los asistentes hay división de opiniones. La mayoría considera positivo el intercambio de experiencias de buenas prácticas, pero exigen medidas más concretas para poner fin a un flagelo que afecta a 152 millones de niños en todo el mundo, casi la mitad de ellos en África.

EN ARGENTINA, EL 9,4% DE LOS NIÑOS TRABAJA

En Argentina hay unos 715.000 niños que se ven obligados a trabajar y más de la mitad lo hace en empleos que ponen en peligro su salud, su seguridad o desarrollo moral, según la Encuesta de actividades de niñas, niños y adolescentes difundida este jueves en la conferencia.

Supone el 9,4% de los niños de entre 5 y 15 años que viven en el país, pero la cifra asciende hasta el 25% en las zonas rurales del noreste del país, la más afectada. Limpiar la casa, cocinar, cuidar a los hermanos más chicos o a algún adulto mayor y trabajar en el campo con los padres son algunas de las tareas más comunes. A menudo, estas labores les obliga a dejar o descuidar la escuela, tal y como muestran las estadísticas: entre los niños que trabajan, el 10,1% no asiste al colegio, un porcentaje cinco veces superior al de los niños que no trabajan.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2017/11/16/argentina/1510862882_860798.html

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Entrevista a Kailash Satyarthi, Nobel de la Paz 2014: «Eliminar el trabajo infantil es una cuestión de honestidad política ¿Priorizamos niños o guerras?»

12 noviembre 2017/Fuente: El Diario

  • El Nobel de la Paz Satyarthi apunta que «solamente cuatro días y medio del gasto militar global servirían para garantizar la educación primaria de todos los niños del mundo».
  • «Lo más importantes es la mentalidad de la gente, que realmente se interiorice que es necesario respetar la infancia de los niños. Y esa mentalidad debe ser contruida a nivel global».
  • «Es responsabilidad de los políticos y de la comunidad internacional invertir más en nuestra infancia».

Kailash Satyarthi (Vidisha, India, 1954), Premio Nobel de la Paz en 2014 e histórico defensor de los derechos de la infancia, desprende paz y sosiego a pesar de que su tarea no es sencilla: lucha por eliminar el trabajo infantil en todo el mundo. Preso aún de la estadística, sigue la estela de su compatriota Mahatma Gandhi en el compromiso con los más débiles y se muestra optimista y autocrítico a partes iguales. A día de hoy, 152 millones de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años se encuentran en situación de trabajo infantil. La mitad de ellos lo hacen en actividades peligrosas que ponen en grave riesgo su salud, seguridad o moralidad.

El pasado miércoles fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Pablo de Olavide como reconocimiento a su trabajo contra la opresión infantil y en favor del derecho de todos los niños y niñas a la educación. Tras participar en el foroEl rol de la sociedad civil en la erradicación sostenida del trabajo infantil y la protección del adolescente trabajador que ha tenido lugar en Sevilla, atiende en exclusiva a  eldiario.es/andalucía en la Fundación Tres Culturas.

La primera llama surgió cuando tenía cinco años y medio y fui a la escuela por primera vez. Me encontré en la puerta de la escuela con un chico que trabajaba recogiendo carbón. Él y su padre nos miraban y preguntaban si se les podía dar algún trabajo. Fue extraño porque yo entendía que todos los niños tenían que ir al colegio. Mi profesora me dijo que no era poco habitual que niños de familias pobres tuvieran que apoyar a sus familias. Mi círculo más cercano me dio una respuesta bastante similar, pero cada día lo veía trabajando en duras condiciones y me sentía muy mal.

¿Qué hizo entonces?

Un día le pregunté al padre y me dijo que nunca había pensado en que su hijo tenía que ir a la escuela porque ni su padre ni su abuelo habían ido nunca. Me miró bastante indefenso y me dijo que ellos estaban hechos para trabajar. No pude entenderlo, pero más tarde comprendí que estaba relacionado con el sistema de castas de la India. Fue un incidente que cambió algo dentro de mí y sirvió para darme cuenta de que la gente asumía que las cosas tenían que ser así, pero yo empecé a cuestionarlo. Tuve una infancia normal como niño de clase media pero me puse con gente cercana a recaudar dinero para apoyar a esas familias y que pudieran comprar libros de texto a sus hijos.

Su labor es difícil, más aún en su país. Incluso ha sido víctima de ataques. ¿Cómo es la situación actual de trabajo infantil en la India y cómo lo vive personalmente?

He sido atacado bastantes veces. Dos de mis compañeros fueron asesinados. Según las estadísticas gubernamenatles, en mi país hay 4,2 millones de niños y niñas trabajadores. Datos no oficiales hablan de 30 millones. La mayoría están en el sector agrícola, aproximadamente un 60%, o en el sector de la construcción. La buena noticia es que las cifras han descendido bastante en los últimos 15 ó 20 años. De acuerdo con el censo de la India, en 2011 había unos diez millones de niños trabajando. No es un número correcto porque la cifra absoluta es más alta pero ha habido un descenso muy marcado. India acaba de aprobar una ley sobre trabajo infantil y ha ratificado los dos convenios de la Organización Internacional del Trabajo. Esto son estadísticas pero la realidad es que el hecho de que un solo niño esté en peligro significa que el mundo no es seguro.

Kailash Satyarthi

¿La educación es la solución a este mal global?

La educación es sin duda la herramienta con mayor efecto preventivo, incluso rehabilitador, pero no es la única medida necesaria. Deberíamos contar con leyes estrictas sobre trabajo infantil y que fueran cumplidas junto a normativas aplicables a las empresas para que no se contrate mano de obra infantil. De igual manera es importante que contemos con medios de protección social para proteger a los padres y madres de estos niños y adolescentes. Lo más importante es la mentalidad de la gente, que realmente se interiorice que es necesario respetar la infancia de los niños. Y esa mentalidad debe ser construida a nivel global.

Desde que se celebró en 1997 en Oslo la I Conferencia internacional contra el trabajo infantil, el mundo está comprometido a eliminarlo pero, ¿por qué no se consigue definitivamente?

Desde Oslo, el dato importante con el que me quedo es que el trabajo infantil se ha reducido en 100 millones. Eso se debe a todos los esfuerzos que se han coordinado y articulado en torno a esta situación. De acuerdo con estimaciones globales, existen aún unos 150 millones.

¿Qué piensa que va a traer la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil que empieza el próximo martes en Buenos Aires? ¿Se verán modelos de intervención innovadores?

Durante las últimas conferencias hemos hechos muchas promesas, nos hemos comprometido a distintas cosas. Las promesas de la primera Conferencia se reiteraron en la segunda, y así en la tercera. He participado en todas ellas y, sin embargo, creo que siempre hacemos promesas y creamos nuevas cuando todavía no hemos terminado de cumplir con las primeras.

¿A qué promesas se refiere exactamente y por qué no se han logrado cumplir?

Por ejemplo, hemos hablado ampliamente sobre leyes y su cumplimiento. Algo muy simple. También se ha prometido que se iban a destinar más recursos a la educación y sin embargo la comunidad internacional no lo ha hecho. Prometimos que las empresas no iban a emplear niños pero no lo hemos logrado completamente. Estos niños no votan, es decir, no van a venir a exigirnos que cumplamos lo prometido con sus necesidades y sus derechos. Pero lo que tenemos que hacer nosotros es honrar los compromisos que hemos asumido. Es la responsabilidad moral de todo político cumplir con esto.

¿Confía, como se pretende, en que se acelere la erradicación sostenida del trabajo infantil en todas sus formas para 2025 y la erradicación del trabajo forzoso para 2030?

Creo que sí, porque la IV Conferencia va a dar un impulso muy fuerte y va a haber un nuevo compromiso. Es un dato, pese a todo, pero no es imposible. Necesitamos mucha más honestidad, honestidad política. En último término es responsabilidad de los políticos y de la comunidad internacional invertir más en nuestra infancia. Eliminar el trabajo infantil es una cuestión de honestidad política. Solamente cuatro días y medio del gasto militar global servirían para garantizar la educación primaria de todos los niños del mundo. Esos son solo 22.000 millones de dólares y, sin embargo, nos gastamos 8,1 billones de dólares en gasto militar. ¿Qué priorizamos, niños o guerras?

Trabajo infantil y adolescente. Distribución por regiones. Población de 5 a 17 años

Entiendo que las grandes corporaciones también tienen una gran responsabilidad, ¿no cree?

Sí, pero no hay que omitir la responsabilidad del Estado, porque es su labor implementar leyes y hacerlas cumplir para que no haya trabajo infantil. Es una responsabilidad compartida entre toda la sociedad: los padres de los niños, los maestros, la comunidad como un todo, las entidades religiosas, las empresas,… Pero cuando hablamos finalmente de cumplir las leyes y de crear preceptos constitucionales que protejan a los niños, la responsabilidad última recae sobre los estados. No solo se trata de la responsabilidad social corporativa sino del control a esas empresas.

Más de 9,5 millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe han dejado de trabajar en el período 2000 – 2016. ¿En qué sentido la conferencia es una oportunidad para este caso específico?

Entre 2000 y 2012 ha habido un descenso significativo, también en estas zonas, pero la tendencia de reducción en los últimos cuatro años ha sido lenta. El foco se debería poner ahora en los niños a los que es más difícil llegar, a nivel geográfico, cultural, etc, como pudieran ser niños de familias indígenas que viven en lugares más remotos. Es una clave importante la inclusión social y eocnómica para poder avanzar en la erradicación del trabajo infantil en esas zonas. Además, hay que tener en cuenta la vinculación entre trabajo infantil y violencia, porque en los niños sometidos a violencia se ve incrementado el abandono escolar.

Contra el trabajo infantil

La organización liderada por Satyarthi, Bachpan Bachao Andolan, ha ayudado a liberar a decenas de miles de niños en todo el mundo que estaban en condiciones de esclavitud. También fue cofundador de la Campaña Mundial por la Educación (CME) en 1999.

La Declaración de Brasilia sobre el Trabajo Infantil, de 2013, reconoció los significativos avances logrados, especialmente en el periodo 2008-2012, pero llamó a intensificar los esfuerzos. La IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil (Buenos Aires, 14 – 16 de noviembre de 2017) constituye el primer evento global tras la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en relación directa con la meta 8.7,  lo que representa una oportunidad para comprometer a diferentes actores y avanzar hacia una América Latina y el Caribe libre de trabajo infantil.

La meta 8.7 plantea «adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados y, de aquí a 2025 poner fin al trabajo infantil en todas sus formas».

En ese sentido, la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe libre de Trabajo Infantil representa un innovador instrumento de cooperación intergubernamental conformado por 27 países.

Fuente: http://www.eldiario.es/andalucia/Kailash-Satyarthi-Premio-Nobel-Paz_0_705529810.html

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Nicaragua: Trabajo infantil y violencia frenan la educación en las escuelas multigrados

Nicaragua / 07 de octubre de 2017 / Por: Ivette Munguía Argeñal / Fuente: http://www.laprensa.com.ni

Una investigación realizada por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), señala la necesidad de reconfigurar el sistema educativo, de forma tal que desde las escuelas se pueda mitigar el impacto de la violencia intrafamiliar, violencia de género y evitar que los menores abandonen el colegio para trabajar

La violencia intrafamiliar y el trabajo infantil son parte de las dinámicas sociales que afectan la educación en zonas rurales de Nicaragua, es así que el bajo desempeño de los estudiantes es una consecuencia de este entorno negativo, según indica el estudio Calidad Educativa en Escuelas Multigrado.

La investigación realizada por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), señala la necesidad de reconfigurar el sistema educativo, de forma tal que desde las escuelas se pueda mitigar el impacto de la violencia intrafamiliar, violencia de género y evitar que los menores abandonen el colegio para trabajar.

“Este auge (de violencia) es el resultado de una cultura del machismo patriarcal que se ha asentado en todas las dimensiones de la cultura cotidiana, y sin duda alguna, ha encontrado un espacio en la escuela. Y en la cotidianidad rural esas prácticas violentas se incrementan por el bajo nivel de escolaridad que existe entre los miembros de las familias”, dice el estudio.

Según el investigador del Ieepp, Alex Bonilla, el programa de Consejerías Escolares que impulsa el Ministerio de Educación (Mined), busca frenar el flagelo de la violencia entre los estudiantes, pero este intento no es suficiente para acabar con estos patrones violentos que los niños viven en sus hogares y repiten en la escuela.

“Los educandos son transmisores de las prácticas violentas por la condicionalidad cultural que viven en sus familias. Entonces el modelo (educativo) debe ser integral si se pretende impactar; es decir, debe considerarse el involucramiento de las familias para hablar de impacto social de la educación en términos de prevención de violencia desde la escuela”, explicó el experto.

El documento destaca que los maestros expresaron que la violencia dentro del aula de clases se manifiesta en agresiones físicas de las que ellos no tienen control.

Trabajo infantil, una de las principales causas de deserción escolar

Los maestros que fueron consultados en el estudio. indicaron que el trabajo infantil sigue siendo una de la principales causas de deserción escolar en comunidades rurales; sin embargo, al momento de realizar este estudio, no fue posible acceder a estadísticas oficiales sobre situación de la niñez rural.

Según el investigador, Alex Bonilla: “Los estudiantes que han sobrepasado el tercer grado son los que están más expuestos a ser retirados de la escuela. En el estudio hemos encontrado como factor asociado a esta situación el bajo nivel de interés parental por la educación de sus hijos”.

Fuente noticia: http://www.laprensa.com.ni/2017/10/06/nacionales/2308962-trabajo-infantil-y-violencia-frenan-la-educacion-en-las-escuelas-multigrados

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