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España: En 39 pueblos, el poder solo es femenino

Europa/España/30 Mayo 2019/Fuente: El país

Un puñado de minúsculos municipios tiene gobiernos locales integrados únicamente por mujeres

Las paredes empapeladas de carteles de los candidatos y, en las calles céntricas, la megafonía ambulante montada sobre los coches que escupe mensajes electorales: ese el decorado habitual de los más de 8.000 municipios que votarán el domingo, y también el paisaje urbano de estos días en Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, con algo más de 30.000 vecinos. De tradición socialista, en la pasada legislatura esta localidad eligió por primera vez una alcaldesa, Rosa Melchor (PSOE), que se rodeó de un equipo de mayoría femenina: cuatro hombres y cinco mujeres, a las que decidió atribuir carteras de las que antes se habían encargado ellos.

Alcázar de San Juan es una excepción. Apenas hay un puñado de singularidades más en España: según el Ministerio de Hacienda y Función Pública, en 39 municipios de los 8.124 de toda España, los Ayuntamientos están regidos solo por mujeres. Pero se trata de municipios minúsculos, porque de ellos solo hay dos con más de cuatro concejales: Alcázar del Rey (Cuenca) y Remondo (Segovia).

El caso de Alcázar de San Juan es algo distinto: al ser una localidad más grande cuenta con 21 concejales. Si Melchor gana las elecciones repetirá con esa mayoría femenina de ediles. Además, de las seis candidaturas que se presentan, cuatro cabezas de lista son mujeres, incluida la de Vox.

La alcaldesa de Alcázar de San Juan defiende que las mujeres suelen estar más pendientes de los detalles, de las cosas pequeñas. E insiste en que su trabajo ha estado centrado en la atención a las personas, que, según ella, se había dejado de lado la anterior legislatura, con el PP en la alcaldía. “Hemos recuperado el punto de encuentro familiar, donde se hace el intercambio de menores entre parejas separadas sin buena relación. Hemos incentivado la conciliación de la vida familiar y laboral, y hemos abierto una aplicación para que los vecinos contacten con nosotros que se llama línea verde”, explica Melchor.

Amparo Bremard, de 56 años y responsable de tráfico y seguridad ciudadana, entre otras áreas, añade que está cansada de que ser mujer dé pie a comentarios que se repite una y otra vez en los plenos. “A veces nos encontramos con gente que nos trata con cierta condescendencia por el mero hecho de ser mujeres”, añade. Si gana la próxima legislatura, la regidora alcazareña tiene como uno de sus objetivos apostar por las energías renovables, seguir reduciendo la tasa de desempleo —que ha pasado del 30% al 18% en estos cuatro años—, y añadir a los servicios del hospital local un psicólogo en el área de oncología y una sala de hemodiálisis, entre otros asuntos. “Hemos cerrado con 4,5 millones de superávit; algo bien hemos hecho, ¿no?”, sentencia.

Remondo, con 305 habitantes, es uno de los dos ayuntamientos españoles con más de cuatro concejales en las que todas son mujeres. María José González (51 años), del PP, se convirtió en alcaldesa en 2007 y espera repetir este domingo. Para González, el hecho de que el Ayuntamiento esté formado solo por mujeres es anecdótico. “Quizá somos un poco menos pasotas. Solemos llevar la economía doméstica y eso tal vez hace que sepamos aprovechar mejor los recursos, ser más previsoras o ahorrativas, pero líbreme Dios de pensar que esto no lo puede hacer un hombre”, señala.

El Manzano

Carmen Ruano, alcaldesa de El Manzano (Salamanca), nació en esta localidad hace 65 años. Tras un tiempo en la capital, regresó a sus orígenes para cuidar a su madre. Fue en 2011 cuando decidió presentarse a alcaldesa por el PSOE tras algunos roces con el anterior regidor, del PP, que llevaba en el Ayuntamiento más de 20 años. “El pueblo estaba abandonado. No había ningún parque, las fachadas estaban muy perjudicadas, había casas en ruinas… Estaba todo muy mal”, asegura.

Con apenas 80 habitantes —la mayoría jubilados— Ruano afirma que ella y las otras dos mujeres que la acompañan en el concejo —una de su mismo partido, y otra del PP— han centrado su trabajo en que los vecinos estén atendidos y no tengan que desplazarse a la capital. “A los líderes nacionales se les llena la boca con las medidas para la despoblación”, se queja, pero esas medidas no terminan de llegar hasta los pueblos que las necesitan. Cuando le preguntan la diferencia entre un consistorio dirigido por mujeres o por hombres, Ruano lo tiene claro: “Yo quería rodearme de gente con ganas de trabajar y que me pudiese ayudar. Las mujeres son más participativas; tenemos otra sensibilidad para identificar problemas y prioridades”, concluye.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/politica/imagenes/2019/05/24/actualidad/1558726789_491832_1558726854_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/politica/2019/05/24/actualidad/1558726789_491832.html

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Giroux en España

Por: Xavier Besalú

Podemos afirmar sin ambages que Giroux es uno de los referentes más acreditados de la llamada pedagogía crítica y que bien merece ser considerado un continuador de la pedagogía de Paulo Freire.

Este mes de mayo el pedagogo Henry A. Giroux estuvo en España. Así le presentaban sus patrocinadores: “Autor de más de 65 libros, el escritor y crítico cultural canadiense pondrá de manifiesto la necesidad de dar a la educación un papel central en la política y pondrá de relieve las relaciones entre las instituciones educativas, la cultura y la vida pública”. Esos fueron los títulos de dos de las conferencias que dio: Resistencia, transformación social y esperanza y Contra la dictadura de la ignorancia. Giroux es un pensador que se dio a conocer en España a principios de la década de los 90 del siglo pasado, especialmente a raíz de la traducción de dos de sus libros: Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje (con una introducción de Paulo Freire, donde resaltaba su visión de la historia como posibilidad, según la cual, hombres y mujeres hacen la historia que es posible, no la historia que a ellos les gustaría hacer, ni la historia que a veces se les dice que debería hacerse) y Teoría y resistencia en educación. Una pedagogía para la oposición (con prólogo, de nuevo, de Freire). Con estos datos, creo que podemos afirmar sin ambages que Giroux es uno de los referentes más acreditados de la llamada pedagogía crítica y que bien merece ser considerado un continuador de la pedagogía de Paulo Freire. Actualmente, a sus 75 años, es profesor de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá).

En su conferencia se mostró sumamente crítico con la presidencia de Donald Trump, obsesionado –dijo– en combatir cualquier forma de pensamiento que no sea la ignorancia y empeñado en construir un nuevo orden social, que Giroux calificó repetidamente de neofascismo. La verdad es que me sorprendió el uso tan desacomplejado que hizo de un concepto que yo utilizo con sumo cuidado pero, por otra parte, tan acorde con el pensamiento de Gramsci: el fascismo italiano se impuso no solo con la violencia y la dominación directa, sino también mediante el consentimiento y la hegemonía cultural y moral, es decir, convirtiendo un interés particular en interés general, aceptado mayoritariamente. Y ese fue su gran logro: conseguir que trabajadores y clases medias, mujeres y jóvenes, artistas y obreros, adoptaran como suyas formas de vida, comportamientos, valores y decisiones que objetivamente no eran favorables a sus intereses; es un trabajo de ingeniería que requiere la participación de una pluralidad de agencias, entre las cuales, desde luego, el sistema educativo, los medios de comunicación, las religiones institucionalizadas, los intelectuales y los líderes de opinión.

Todo lo cual enlaza como anillo al dedo con la afirmación de Giroux de entender a los docentes como intelectuales reflexivos, buenos conocedores de los problemas sociales relevantes y eslabones necesarios para la construcción de nuevos consensos y para la transformación de las sociedades. En este sentido, fue muy crítico con el proceso acelerado de proletarización del profesorado, formado con una orientación más técnica que culturalmente sólida, despojado cada día más de su autonomía, esclavizado sibilinamente por multitud de prescripciones, aplicativos, indicadores y comparaciones, y sometido a unas condiciones laborales que se van precarizando, singularmente en las universidades.

Uno de los participantes en estas conferencias-coloquio le preguntó por Finlandia: ¿Cómo explicar que una sociedad con un sistema y un entorno educativo tan eficaz, comprensivo y mundialmente reconocido y alabado como Finlandia, acoja a un partido tan extremista, el de los Auténticos Finlandeses, antieuropeo, antiinmigración extranjera, y consiga cerca de un 20% de los votos en las últimas elecciones parlamentarias? Giroux respondió, en primer término, que no solo educa el sistema escolar, y que para analizar y combatir esta deriva debería abrirse el campo y abarcar no solo las políticas educativas y culturales, sino también las políticas sociales, económicas y urbanísticas. En segundo lugar, señaló que a menudo nos fijamos exclusivamente en las estrategias organizativas y metodológicas de los centros educativos y, en cambio, el debate sobre los contenidos, sobre el currículum, prácticamente ha desaparecido. Una reflexión que viene muy a cuento en nuestro país cuando hemos entronizado, sin más matices, la innovación, centrada a menudo en el uso de las tecnologías digitales, en la disposición de los espacios o en determinadas metodologías y, en su nombre, hemos despreciado el valor y el sentido de lo culturalmente relevante, de lo socialmente necesario.

Destacó también la importancia del lenguaje, de la lucha por el significado: el fascismo empieza por las palabras, dijo. Un terreno que también habría sido colonizado por la derecha y creado las condiciones idóneas para la aceptación acrítica del aumento de las desigualdades al que estamos asistiendo. Un lenguaje, el de esta derecha que califica de neofascista, enormemente tóxico y simplificador. Tóxico, porque transmite una imagen sumamente degradante y humillante de los pobres, de los musulmanes, de los otros, en definitiva; porque estigmatiza barrios y ciudades enteras abandonadas a su suerte, de los que no cabría otra cosa que protegerse y alejarse; porque impele a los jóvenes a competir ferozmente para salir a delante, a invertir en ellos mismos porque nada deben esperar de los poderes públicos, a prescindir de los demás, a dejarse de solidaridades, porque cada uno es responsable de su suerte. Simplificador, porque todo su argumentario conduce a que no hay más alternativa que la que ellos proponen, a que no hay más que problemas estrictamente individuales, porque las cuestiones estructurales no serían sino cortinas de humo, herencia de un marxismo camuflado o de una religiosidad infantiloide…

Afirmó, en fin, que la educación es una forma de intervención en el mundo; que sin esperanza no hay resistencia posible, que la esperanza es una forma de ampliar el territorio de lo posible…

¿Cómo es posible que, tal como está el mundo, las líneas de fuerza de la pedagogía crítica no estén más presentes en el debate educativo? ¿No sería hora de priorizar algunas cuestiones para ofrecer respuestas comprensibles, alternativas viables a los problemas y dilemas de tantos educadores y docentes comprometidos?

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/20/giroux-en-espana/

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La fórmula de Ghana para acabar con la malaria

África/Ghana/23 Mayo 2019/Fuente: El país

El país africano ha reducido con éxito las muertes por paludismo en la última década. Ahora incorpora la nueva vacuna con intención de acabar con la enfermedad que más mata a los menores de cinco años

La luz natural se filtra entre las floreadas cortinas, aunque no interrumpe el sueño de Rabiatou Aboubakar. Ella dormita en una estancia fresca y ventilada gracias a la brisa que sopla en la calle y se cuela entre las láminas abiertas de las ventanas. La habitación de hospital, de seis camas, tiene tres ocupadas, pero reina el silencio. La convaleciente Aboubakar ha encontrado el sosiego necesario para descansar ahora que por fin los dolores han disminuido. Es 26 de abril de 2019 y un día antes se ha conmemorado el Día Mundial de la Malaria, tal y como recuerdan numerosos carteles y anuncios en el hospital general de Maamobi, en el centro de Accra, la capital de Ghana. «Tenía ganas de celebrarlo y pensé que no podía hacer nada mejor que contagiarme», bromea la mujer. Aboubakar, que se ha desperezado ante la inesperada visita, lleva algo más de 24 horas ingresada y conectada a un gotero por un paludismo severo. Obviamente, está de guasa, y es buena señal. La enfermedad está remitiendo lo suficiente como para permitirle una burla.

La paciente, de 39 años y vecina de Accra, había vivido antes algún que otro episodio de esta dolencia causada por el plasmodium, un parásito que llega a la sangre humana a través de la picadura de algunas especies del mosquito Anopheles. «Nadie que viva aquí se ha escapado de ella», asegura. Pero nunca le había dado tan fuerte, así que por primera vez en su vida, tuvo que ser llevada en volandas al hospital. Sus médicos dicen que está mejorando, eso ya lo nota, pero de momento no le dan el alta.

El último Informe Mundial de la Malariade la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos 7,8 millones de personas contrajeron el paludismo y alrededor de 11.000 fallecieron en 2017 en Ghana, país de 28 millones de habitantes donde es endémica. «Continúa siendo una de las principales causas de mortalidad y morbilidad, y es responsable de la muerte del 5% de todos los menores de cinco años», comenta Peter Baffoe, ginecólogo y coordinador del programa de salud materna y del recién nacido de Unicef en Ghana. De hecho, en Ghana y en África es la enfermedad que más mata a los niños en esta franja de edad. Para el resto, «permanece alta, con una incidencia en torno a un 30% de la población; y en algunas áreas, cerca del 40-45%», resume.

Precisamente por ser una vieja conocida, Ghana ha logrado enormes avances en los últimos años tanto en el campo de la prevención como el tratamiento. Gracias a su Programa Nacional de Control de la Malaria, el porcentaje de población afectada entre 2010 y 2017 ha disminuido del 37% al 27% y la mortalidad, del 0,06% al 0,03% según estimaciones oficiales. «Las muertes se reducen debido a la mejora en el acceso. La población se ha vuelto mucho más consciente de la necesidad de hacerse la prueba y las medicinas son asequibles», indica Baffoe. Además, desde que en 2012 se introdujera el Plan Mundial de Vacunación de la OMS, ya se ha logrado inmunizar al 90% de los niños de la mayoría de enfermedades peligrosas pero prevenibles con vacunas, según datos de la OMS y de Unicef de 2017.

Rabaitou Aboubakar posa en la cama del hospital de Maamobi donde se recupera del paludismo.ampliar foto
Rabaitou Aboubakar posa en la cama del hospital de Maamobi donde se recupera del paludismo. LOLA HIERRO

Por estos buenos antecedentes, este país del oeste africano ha sido elegido como uno de los tres del continente que van a aplicar a gran escala la nueva vacuna contra la enfermedad. Es conocida bajo las iniciales de su laboratorio, RTS,S pero ha recibido el nombre comercial de Mosquirix, y su lanzamiento ha sido propiciado por el Ministerio de Sanidad ghanés, la OMS y la Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización (GAVI). Se trata de un viejo sueño que se cumple después de más de 30 años de investigación científica y del que ahora se van a beneficiar 360.000 niños de Malawi, Kenia y Ghana.

«No somos nuevos en esto porque también fuimos parte de los ensayos clínicos, los hicimos en dos regiones de este país», comenta con orgullo el doctor Anthony Nsiah-Asare, director general del Servicio de Salud de Ghana. «Porque fuimos buenos en reducir mucho la malaria hemos sido ahora elegidos para implementar el programa». Según la OMS, esta enfermedad mató a 435.000 personas en 2017 en todo el mundo e infectó a 219 millones, dos millones más que en 2016. Más del 90% de los casos ocurrieron en África.

Malawi fue el primer país que se estrenó, Kenia lo hará a lo largo de este año y en Ghana las campañas de inmunización comenzaron el 30 de abril, cuatro días después de que Aboubakar enfermara. Ella no es candidata a recibir la vacuna porque no se dispensa a adultos. No obstante, también es madre de una cría de nueve años que la contrajo en el pasado y, por eso, tiene clara su apuesta: «La aceptaría absolutamente porque conozco bien la enfermedad. No es fácil pasarla», reconoce. «Con la medicación ahora estoy bien, pero me he estado muriendo de dolor, de fiebre… Ahora estoy mejor».

Desterrar la malaria

La vacunación en Ghana comenzó en el distrito de Cape Coast, a unos 150 kilómetros al oeste de la capital, con una campaña con la que Unicef espera inmunizar anualmente a unos 250.000 menores de edad durante los próximos tres años. El objetivo es ambicioso: desterrar el paludismo de todo el país. «Estoy muy excitado, siento que nos hemos unido a la liga de las naciones, vamos a escribir nuestro nombre en oro por ser uno de los primeros países en implementar la vacuna», presume el director general de Salud. «Si la malaria se ha erradicado en otros continentes, podemos eliminarla en África».

Las dosis se incorporan al calendario vacunal del sistema de salud público y se comienzan a suministrar a los seis meses porque los programas piloto demostraron que la máxima efectividad es cuando el niño ronda esta edad. Habrá recordatorios a los siete, nueve y 24 meses. «La de los 24 es un reto, tenemos que ver cómo seguir informando a las madres cuando los niños los cumplan», expresa Olwa Tosen, médico experto en inmunización y VIH de Unicef. «Afortunadamente, en ese periodo también hay que llevar a los pequeños al médico para que reciban una dosis de vitamina E. «Pensamos que eso movilizará», opina el director Nsiah-Asare.

Los días previos al 30 de abril, los pabellones de pediatría de los hospitales Maamobi y Adabraka de Accra, y el de New Tafo en el distrito Este de Ghana se han ido llenando y vaciando de pequeños enfermos en un ciclo que nunca acaba, y eso que el ingreso solo es necesario en los casos más graves. En Adabraka, tres niños reciben el alta a primera hora de la mañana y las enfermeras, por primera vez, se encuentran una estancia vacía. «A lo largo del día seguro que vienen más», vaticinan. En el de New Tafo, Ibrahim se va a marchar a casa en brazos de su madre tan pronto como le quiten la vía intramuscular colocada en su brazo derecho. «Tiene que seguir la medicación pero ya no tenemos que estar aquí», celebra la progenitora.

En el de Maamobi, sin embargo, la adulta Aboubakar no es la única que celebra el Día Mundial de la Malaria en compañía de la alta fiebre que esta afección causa. La doctora Lydia Daytei cuida de varios pacientes, entre ellos uno con paludismo severo. Se llama Abdul Latif y tiene un año. «Duerme mucho», advierte su madre, Rukia. Ella, que trabaja como porteadora, lleva tres días encerrada en el hospital, donde no le quita el ojo a la criatura. El niño suda y se revuelve constantemente. Rukia lo toma en sus brazos y él rompe a llorar con fuerza, sin estar del todo despierto. «Tenía la temperatura muy alta y unas convulsiones que empezaron y terminaron de repente, así que lo traje al hospital», susurra ella entre los berridos de su hijo. Como él, por esta área pediátrica han ingresado 74 niños entre el 1 de enero y el 26 de abril de 2019, según los registros de la doctora Daytei.

La clave sigue estando en la prevención

Los niños que a partir de ahora reciban la dosis de la vacuna contra la malaria tendrán menos posibilidades de contagiarse, pero no quedarán totalmente protegidos: los ensayos clínicos han demostrado con éxito que la vacuna reduce el riesgo de contraerla en un 40% de los casos, un 30% en la versión más agresiva de la enfermedad. «No vamos a detener los otros métodos de prevención, la inmunización va a ser un más que se añade al resto, por lo que esperamos que la incidencia de la enfermedad baje drásticamente, hasta cero», expresa Nsiah-Asare.

Entre los métodos de prevención que menciona el director general de Salud se encuentra el programa de gestión integrada de enfermedades de la infancia, un enfoque que permite homogeneizar la manera de tratar las principales causas de muerte de los niños, como malaria, diarrea o neumonía. El método se introdujo formando a trabajadores de salud en cada población para que fueran capaces de identificar y abordar las enfermedades en el ámbito comunitario. «Si puedes hacerlo más rápido y más fácil, los niños se recuperarán mejor y a menor coste», opina el doctor Tosen de Unicef sobre una enfermedad que es más fácil de curar cuanto antes se actúe. Cuando el caso se complica, el paciente es derivado al hospital más cercano.

El otro gran éxito fue una inmensa campaña nacional para fomentar el uso de mosquiteras impregnadas con insecticida en la que se repartieron unidades para 1,2 millones de niños. Y de hecho, se sigue haciendo. Así ocurre en el hospital de New Tafo, donde Elina ha acudido por una consulta antenatal, pues está esperando al que será su tercer hijo. «Cuando vienes aquí embarazada te dan una mosquitera gratis, y cuando nace el bebé, otra». Actualmente, el 73% de los hogares ghaneses cuenta con una, según la OMS

Los niños y embarazadas son los más vulnerables al paludismo, y por eso se creó para ellos un programa de prevención específico en el que se suministra profilaxis intermitente, la quimioprofilaxis, medicación preventiva, añaden desde Unicef.

La amenaza antivacunas

Otro de los aspectos más importantes de este plan es la sensibilización y educación de la sociedad, y más en los últimos años, pues el mensaje de los antivacunas también ha calado en este país africano, según afirma el director general Nsiah-Asare. «La gente da por bueno todo lo que ve en redes sociales, y el tema antivacunas ha salido y hay quien se lo cree. Nosotros hacemos mucha sensibilización incluso a través de las redes sociales. Usamos Facebook, Instagram y hasta WhatsApp para hablar de los riesgos de no inmunizar a nuestros niños», explica. «Nuestros equipos hacen mucha promoción, envían mensajes sobre cómo prevenir la malaria y cómo buscar tratamiento», coincide el doctor Baffoe de Unicef.

En el hospital de New Tafo no parece calar este mensaje antivacunas. «Damos información sobre importancia de inmunizar, pero todas las madres creen en las vacunas, sobre todo en la de la polio», afirma la enfermera Gladys, con 10 años de experiencia en este centro sanitario. «Antes veías niños con polio y sus secuelas: no podían andar, tenían malformaciones… Pero ahora ya no se ven, la vacuna es efectiva. No necesito convencerlas, ellas ya saben de su importancia y están felices de obtenerla. ¡Ahora podemos decir que hemos erradicado la polio de Ghana!», exclama. El país fue declarado libre de esta dolencia en 2008, y ahora espera desterrar la malaria con la misma contundencia: por el momento, la estrategia nacional es que en 2020 se haya reducido un 75%.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/07/planeta_futuro/1557240599_057266.html

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Entrevista a Ousman Umar: “Se alimentan estómagos, pero hace falta alimentar mentes”

Entrevista/23 Mayo 2019/Autor: Galo Martín Aparicio/Fuente: El país

El ghanés Ousman Umar llegó a España como irregular. Ahora dirige una organización con la que enseña alfabetización digital a más de 11.000 niños

Confiesa que se pregunta cómo es posible que siga vivo después de todas las veces que ha estado a punto de morir. Ousman Umar, en su libro Viaje al país de los blancos, publicado por Plaza & Janés, habla de milagros. A su paso por Madrid atiende a Planeta Futuro.“El viaje a Europa es un camino unidireccional: llegas vivo o muerto. No hay vuelta atrás”, cuenta el autor.

Ousman sabe que nació un martes, el mes y el año lo desconoce porque para los walas, su tribu, eso no importa. Su pueblo se encuentra en medio de la selva, en una región remota de Ghana que se llama Brong-Ahafo. La zona es tan fértil que “se cae una semilla al suelo y brota una planta”, escribe en su libro. En aquel lugar en el que no pasaba hambre, Ousman apenas pensaba en su futuro. Trabajar la tierra, cuidar a los animales, casarse y tener descendencia era la vida que le esperaba. Expectativas que cambiaron el día que vio por primera vez volar muy alto un extraño artefacto. Los ancianos de su comunidad le dijeron que era un avión, construido y pilotado por los hombres blancos. En ese momento quiso ser eso, un blanco. Creía que todos ellos eran médicos, ingenieros y pilotos.

Con nueve años, sin saber leer y escribir, pero siendo un manitas, partió a la ciudad de Techiman a labrarse un porvenir en el oficio de chapista. A partir de ahí tomó conciencia de que el mundo no era su pueblo, que había más ahí afuera. Poco a poco el mundo fue creciendo con él. En el puerto ghanés de Tema tomó forma la idea de viajar al País de los Blancos. Un paraíso, pensaba Ousman, que se encontraba al otro lado de las olas.

Unos y otros le contaron cómo había que hacer aquel viaje a la tierra prometida. Le hablaron de Libia, donde podía encontrar trabajo como chapista, cobrar un sueldo (hasta ahora solo había trabajado a cambio de propinas o arroz para comer), ahorrar y así pagar para que le ayudaran a cruzar el mar. “La falta de formación e información es el núcleo de las desgracias del siglo XXI”, cuenta Ousman Umar para explicar por qué hizo lo que todavía hoy muchos jóvenes compatriotas hacen: emprender lo que él denomina “el camino del infierno”. Un viaje de ida en el que lo normal es morir. Por eso repite como un mantra que “la solución está en el país de origen, no en el destino. Hay que alimentar mentes”. Esa idea le hizo chocar con la labor que hace Proactiva Open Arms, “Cuando se llega al mar la batalla está perdida”, dice categórico Ousman, quien desde 2018 es coordinador en África de esa misma ONG.

El periplo de Ousman le llevó con 13 años desde de la selva tropical africana (Ghana), pasando por el mundo árabe (Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania) hasta Occidente (islas Canarias). Una travesía de cuatro años en la que pasó de vivir en el siglo XV (en su pueblo), pasando por el XIX (Trípoli) para acabar haciéndolo en el siglo XXI en Barcelona. Antes de esa última parada cruzó siete países (Ghana, Níger, Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania), el desierto del Sáhara y el Atlántico (de la costa mauritana a la isla de Fuerteventura). Viajó en camión, todoterreno, a pie, en autobús, en avión y en patera. Casi siempre vigilado, extorsionado y amenazado por las mafias que trafican con personas como él. “Hay un gran negocio para unos pocos detrás de la miseria de muchos otros”, apunta Ousman Umar.

Este joven ghanés estuvo cuatro años trabajando en diferentes localidades de Libia para ahorrar 1.800 euros, lo que le pedían los traficantes de personas por cruzar en patera el mar. En relación al mar Ousman, lo describe como “el cementerio más grande que hay es el desierto. Es una fosa. La gran mayoría de la gente no llega al mar. En el desierto no hay canales de televisión retransmitiendo lo que pasa, no está la Cruz Roja ni los barcos de rescate. El desierto es invisible”.

Él sabe muy bien de lo que habla. Durante tres semanas caminó por el Sáhara. Lo hizo sin ayuda de un GPS, sin comida y sin agua. Cuando podía orinar se lo bebía, mientras tanto los cadáveres se sucedían en las dunas. Unos eran anónimos, otros eran los de los compañeros que se rendían exhaustos y esperaban a morir solos en silencio. Después de esa tortura llegó a Libia. “Nadie merece vivir lo que los negros vivimos allí. Ser un negro vivo era un delito”, cuenta Ousman. A continuación relata cómo en el primer pueblo de aquel país, Isir, unos niños le ofrecieron agua fresca a cambio de dinero. No tenía y les dio su cartera vacía. Confiesa que le dejó sin palabras aquella falta de humanidad y el racismo que experimentó en Libia, donde la “la sangre de un negro es peor que la de un perro”, como titula uno de los capítulos de su libro.

Finalmente dio el salto a Europa desde algún lugar de la costa mauritana, después de ir de Libia a Argelia, donde pasó de cárcel en cárcel, Malí y Marruecos. Al llegar al mar reparó en que no sabía nadar y que sus compañeros se morían ahogados. “Solo la agonía de pensar que en dos minutos vas a caerte al agua y que en cinco te vas a morir, te mata mucho antes de caer al agua”, cuenta Ousman para describir lo que sintió poco antes de subirse a la patera que le llevó al paraíso, al otro lado del desierto de agua.

Antes de alcanzarlo estuvo dos días sin comer, sin beber, sin moverse, sin apenas hablar y sin chaleco salvavidas. En la isla de Fuerteventura tuvo un recibimiento humano, una novedad hasta ese momento en su viaje. De allí se fue a Barcelona, le preguntaron dónde quería ir y él dijo que a “Barça”. Es lo único que sabía de España. En la casa de su familia adoptiva Ousman Umar respiró aliviado y se pasó su primera noche (estuvo un mes viviendo en la calle) en su nuevo hogar llorando, “preguntándome por qué me había sucedido todo aquello”. Entonces decidió que nadie más debería vivir lo que él había vivido.

Renacer

Aquella idea fue el germen de NASCO Feeding Minds, la ONG que fundó en 2010 y que arrancó dos años después, con sede en Barcelona y Ghana, donde le ayuda su hermano, quien gracias a Ousman no hizo el viaje a Europa. Al principio no encontró financiación y tuvo que hacer uso de su propio dinero, el que ganaba como mecánico en una tienda de bicicletas. Compró 45 ordenadores para 850 alumnos para la primera aula informática. Hoy 11.000 niños, repartidos en 19 escuelas, hacen uso de las nueve aulas informáticas creadas por Nasco Feeding Minds.

Su objetivo es proporcionar alfabetización digital a los niños y niñas de Ghana. Lo que pretende es garantizar que los estudiantes de su país tengan las herramientas para decidir su futuro y así evitar la tentación de emigrar a Europa. Evitar futuras víctimas. “Lo que quiero demostrar es que hay que cambiar la percepción de la cooperación. Vamos a dejar ya de alimentar el estómago, porque cuando tú haces eso solo sacias el hambre de manera temporal, sin embargo, si tú alimentas la mente estás saciando el hambre para más de cien años”, explica Ousman. En 2017 su labor fue premiada por la ONU en los WSIS Prizes, en la categoría “Information and Communication Infraestructure”.

Ousman Umar solo quiere que el mayor número posible de niños y niñas puedan “hacer el siete”, una metáfora ghanesa de que te van bien las cosas y que ilustra un brazo apoyado en la ventana de un coche mientras se conduce, cuando por fin se tiene uno.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/05/17/planeta_futuro/1558091446_296834_1558091594_noticia_normal_recorte1.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/17/planeta_futuro/1558091446_296834.html

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Cosmética con superpoderes a base de karité

Por: Chema Caballero

Un proyecto en Benín hace de la manteca de karité el elemento clave para el desarrollo de varios pueblos gracias a la comercialización de sus productos en España

“Esta es la crema. Probadla”. Unas mujeres, sentadas en un banco, hacen como se les dice. Cogen un poco del recipiente que se les muestra, lo huelen, cuchichean algo, se untan las manos, hacen signos de aprobación con la cabeza. “Y este es el cacao para los labios. Probadlo también”. La operación se repite. Ahora ríen, aplauden, comentan en voz alta, en definitiva, celebran. Lamotou Sero Mama Lafia y Abdel-Kader Modougou han llegado hasta la aldea de Sansi-Gando, en el distrito de Ouenou, comuna de Nikki, en el norte de Benín, muy cerca de la frontera con Nigeria, para mostrar a las mujeres los productos elaborados a partir de la manteca de karité que ellas fabrican año tras año.

Los envases de crema son el último eslabón de un proceso que comienza en esta aldea y otras dos vecinas: Monnon y Besan-Gourou. En ellas, las mujeres recogen el fruto del karité y lo transforman en manteca refinada que, luego, es exportada a España. Allí, en los laboratorios Naáy Botanicals de Valladolid es transformada en los productos que las vecinas de Sansi-Gando han visto ahora por primera vez y que se comercializan bajo la marca Nikarit.

Nikarit es un proyecto de la ONG española OAN International que intenta empoderar a las mujeres productoras de karité a través del fomento del comercio justo y sostenible de la manteca. En las zonas empobrecidas del Sahel, muchas mujeres buscan en la elaboración de este producto una fuente de ingresos que les permita ser económicamente independientes. El problema es la falta de medios para acceder a los mercados internacionales donde hay mayor demanda de este producto. Con este proyecto se ha conseguido conectar la demanda que había en España con la oferta de Benín. Ahora, esas mujeres venden los frutos de su trabajo a un precio justo.

“Hay tres productos: la manteca de karité, a la que solo se le añade vitamina E para que se conserve mejor, la crema de manos y el cacao de labios”, comenta Beatriz Vázquez de Miguel, coordinadora del Comité de política social de OAN y fundadora de Nikarit. Las fórmulas utilizadas fueron desarrolladas por dos voluntarias de la organización que estudiaron un máster en cosmética.

Este proyecto está muy vinculado a un hilo creado en la universidad. Comenzó con el trabajo fin de grado (TFG) de Vázquez, que estudió derecho y administración de empresas, y consistió en un plan de negocios. “Luego, fui a Nikki con José María Elola y Pablo Jordán y allí hicimos una investigación sobre el terreno que nos permitió conocer cómo funcionaba el mercado del karité. Más tarde, otro compañero hizo otro TFG con un nuevo plan de negocios que contenía la información actualizada. Luego otra estudiante presentó como trabajo fin de máster (TFM) un plan de evaluación de todo el proyecto. Le siguió otro voluntario con otro sobre las bases sostenibles del karité; ahora un alumno está realizando uno sobre cómo hacer un sello de comercio justo para este proyecto, y una voluntaria ha desarrollado un plan de marca…”.

El proyecto también ha conseguido un impacto indirecto, que en un primer momento no se buscaba, la protección de una planta que es un tesoro de la naturaleza y que se ve muy amenazada. El árbol de karité (Vitellaria paradoxa) llega a medir hasta 15 metros de altura. Puede vivir hasta tres siglos. Tarda entre 15 y 20 años en producir frutos: unas nueces carnosas. Tras cocerlas y triturarlas se obtiene una grasa vegetal conocida como manteca de karité; una sustancia comestible que tradicionalmente se utilizaba para cocinar. Sin embargo, desde hace años existe una gran demanda de este producto para la cosmética. Como tarda tanto tiempo en producir beneficios económicos, es normal que los campesinos lo corten o quemen para tener más tierra cultivable o lo sustituyan por cultivos más rentables, como el anacardo. El hecho de que ahora genere ingresos hace que empiece a estar protegido.

En pocos años, se ha conseguido que en Benín más de 200.000 mujeres vivan directamente de actividades relacionadas con el karité, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca beninés. Desde hace tiempo, este organismo impulsa y promociona la mejora y exportación de estos productos. Tanto es así que se ha convertido en la tercera gran exportación del país después del algodón y el anacardo y, por tanto, constituye una importante fuente de divisas. Esto coloca a Benín como el cuarto productor mundial de karité, tras Malí, Burkina Faso y Nigeria, con un volumen de producción de alrededor de 30.000 toneladas de nueces secas. Pero son muchas las mujeres que se quejan de no poder vender la manteca que elaboran.

Normalmente, “las empresas cosméticas importan la nuez de karité, no el producto procesado. Se utiliza a África como materia prima y no se la incluye en los procesos productivos. El mensaje que nosotros queremos dar es el contrario”, comenta Daniel Alfaro Posada, presidente de OAN. La nuez de karité se compra a 80 céntimos de euro el kilo, mientras que la manteca cuesta 2.50 euros el kilo y además genera trabajo e ingresos mayores para muchas mujeres. En la actualidad, el proyecto compra 650 kilos de manteca al año.

“A nosotros nos gustaría que todo el proceso, de principio a fin, se realizara en Benín”, explica Vázquez. “El problema es que la importación de cosméticos a la Unión Europea tiene unos controles de calidad muy exigentes y en el país no hay laboratorios que puedan certificarlos. Pero trabajamos para que cada vez más parte del proceso se haga en terreno, incluso para que laboratorios españoles puedan compartir conocimientos con los benineses”.

El proyecto tiene un claro impacto social. “El que se hace con los beneficios”, explica Alfaro. “Somos una empresa social en los dos sentidos: el producto genera impacto y los beneficios generan impacto”. “Nuestra filosofía es que el impacto fuerte sea la compra de la manteca”, añade Vázquez. “Si mejoran su producción podrán vender a más gente, no solo a nosotros”.

Un porcentaje de lo que genera el proyecto se reinvierte en los tres pueblos. “El primer año decidimos devolver todo a las comunidades en dinero. En uno de los pueblos construyeron una escuela, una cabaña realmente, en los otros compraron semillas de soja. Pero nos dimos cuenta de que reinvertir directamente no era sostenible. Además, genera dependencia porque, al final, el beneficio es mayor que el que realmente corresponde, por lo que corríamos el peligro de que las mujeres no quisieran vender su producto a otras personas, ya que con nosotros conseguían más, por lo que nos convertíamos en imprescindibles. Nada más lejos de nuestro deseo”.

Por eso, este año la reinversión ha sido en la formación de las mujeres para mejorar sus técnicas de extracción del karité. Así se ha conseguido una manteca más refinada con la calidad suficiente para la exportación. Con esta mejora se ha conseguido que la Asociación de Karité de Benín (AKB) admita en su seno a los grupos de estos tres pueblos. Esta organización da apoyo a las distintas cooperativas de mujeres para promover el comercio económicamente viable de los productos del karité. Además, también facilita que los distintos miembros compartan buenas prácticas y experiencias. Una vez al año organiza una conferencia y así “las mujeres salen de sus aldeas y pueden ver lo que se hace en otros sitios lo que les da más conocimiento y mayor amplitud de miras”, explica la fundadora de Nikarit.

Otras de las reinversiones de este proyecto se materializa en la construcción de pozos en las aldeas de la zona para garantizar el acceso al agua limpia a toda la población. Tal es el caso del construido en un claro entre las casas de Sansi-Gando en el que se concentran mujeres y niños que por turno aprietan el pedal que hace brotar el agua que llena los recipientes depositados bajo el caño. En este caso concreto, OAN ha contado con la ayuda y financiación de AUARA y la Fundación Salvador Soler. Junto a Lamotou y Abdel-Kader han viajado hasta la aldea un mecánico y Daniel Alfaro. Van a inspeccionar si la bomba está en buenas condiciones. Miden el caudal de agua por minuto que sale por la tubería y ven que está por debajo de lo normal, lo que indica que la bomba tiene algún problema. La abren y observan que el pistón del pedal está desgastado. Hay que cambiarlo y así se lo explican a las mujeres.

OAN ha previsto que las bombas de los pozos no son eternas y necesitan mantenimiento. Por eso, ha formado a varios mecánicos y ha creado una tienda donde las comunidades pueden comprar los repuestos que necesitan. Gracias al dinero que las mujeres consiguen con la venta de la manteca de karité les es fácil asumir las reparaciones. El agua es cosa de ellas y por tanto están dispuestas a hacer cualquier sacrificio para facilitar al máximo esta tarea. Quedan con el mecánico para que traiga de Nikki las piezas necesarias y ajustan el pago de su trabajo.

La intervención abarca además un proyecto complementario en materia de salud y agua potable, que pretende reducir las altas tasas de diarrea y mortalidad infantil que prevalecen en la zona, debido a la mala calidad del agua. Para alcanzar ese objetivo, OAN diseñó unos filtros de bioarena que son fabricados por técnicos locales entrenados para ello. Se trata de unos recipientes altos de cemento en los que se vierte el agua. Esta pasa por distintas capas de arena y sale filtrada y apta para el consumo humano. Gracias a los beneficios generados por la venta de la manteca de karité, la mayoría de las familias ha adquirido uno y consume agua en buenas condiciones, lo que ha mejorado notablemente la salud de toda la población.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/04/25/planeta_futuro/1556200859_207718_1556203698_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/25/planeta_futuro/1556200859_207718.html

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Hace falta una revolución para adquirir nuevas habilidades. Aquí explicamos cómo hacerlo

Por: http://blogs.worldbank.org/

A medida que el mundo encara los desafíos transformadores en materia económica, social y ambiental de la Globalización 4.0, (i) las inversiones en las personas adquieren más importancia que nunca.

Valorar el capital humano (i) no solo permite dotar a las personas de los conocimientos y las habilidades necesarios para responder a los cambios sistémicos, sino que también las empodera para participar en la creación de un mundo más igualitario, inclusivo y sostenible.

La educación es y seguirá siendo fundamental para promover un crecimiento económico inclusivo y ofrecer un futuro de oportunidades para todos. Sin embargo, a medida que las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial generan nuevas presiones sobre los mercados laborales, la reforma de la educación, el aprendizaje permanente y las iniciativas orientadas a la adquisición de nuevas habilidades (i) serán fundamentales para garantizar, por una parte, que las personas tengan acceso a oportunidades económicas permaneciendo competitivas en el nuevo mundo laboral y, por la otra, que las empresas tengan acceso a personas dotadas de las competencias necesarias para los empleos del futuro.

La Cuarta Revolución Industrial está provocando una disminución considerable de algunas funciones a medida que estas se van eliminado o automatizando. Según la publicación titulada The Future of Jobs Report 2018 (El futuro del trabajo: informe 2018), (i) se prevé que para 2022 se desplazarán 75 millones de empleos en 20 de las principales economías. Al mismo tiempo, los adelantos tecnológicos y las nuevas modalidades de trabajo también podrían crear 133 millones de nuevos empleos, impulsados por el gran aumento de nuevos productos y servicios que permitirían a las personas trabajar con máquinas y algoritmos para atender las necesidades de los cambios demográficos y económicos.

Proporción de horas de trabajo entre el hombre y la máquina, 2018 en comparación con 2022 (proyecciones)
Fuente: Encuesta sobre el futuro del trabajo 2018, Foro Económico Mundial.

Para materializar en forma proactiva las ventajas de estos cambios, para 2022 al menos el 40 % de todos los empleados deberá adquirir nuevas y mejores habilidades. Sin embargo, tan solo el 30 % de los empleados que corrían el riesgo de un desplazamiento laboral debido al cambio tecnológico recibieron capacitación el año pasado, y quienes corren mayor riesgo suelen ser las personas con menos probabilidades de recibir capacitación en nuevas habilidades.

Para crear una revolución para adquirir nuevas habilidades (PDF, en inglés) se requerirán inversiones. Por ejemplo, en Estados Unidos, la transición del 95 % de los trabajadores que corren el riesgo de desplazamiento a nuevos empleos mediante la adquisición de nuevas habilidades puede llegar a costar más de USD 34 000 millones. Sin embargo, en la actualidad, el sector privado solo podría reentrenar en forma rentable a alrededor del 25 % de esos trabajadores, lo que indica la necesidad de colaboración entre las empresas, inversión pública y trabajo conjunto de los sectores público y privado a fin de reducir los costos y lograr economías de escala.

Si las empresas colaboran para crear economías de escala, colectivamente podrían volver a capacitar al 45 % de los trabajadores que corren riesgo de verse desplazados de sus empleos. Si los Gobiernos se suman a este esfuerzo, podrían reconvertir al 77 % de todos los trabajadores en situación de riesgo y, al mismo tiempo, beneficiarse de la rentabilidad de la inversión en la forma de mayores ingresos tributarios y costos sociales más bajos, entre ellos las indemnizaciones por desempleo. Cuando las empresas no logran cubrir los costos en forma rentable y los Gobiernos no pueden dar soluciones por sí solos, es imperativo recurrir a alianzas público-privadas que reduzcan los costos y provean beneficios sociales concretos y soluciones viables a los trabajadores.

Además, tales medidas deben complementarse con un replanteamiento estratégico de la regulación laboral y de los ámbitos de creación de empleo que podrían mejorar los beneficios para la sociedad. En undocumento técnico (i) reciente se señala que los países deben esmerarse en aumentar la inversión pública y privada en tres áreas: las capacidades de las personas; las instituciones y las reglas relacionadas con el trabajo, y los sectores con perspectivas de crecimiento y que beneficien a la sociedad, incluidos los de cuidados, educación, agua, energía e infraestructura digital y de transporte.

El Foro Económico Mundial es una plataforma al servicio de este tipo de alianzas para entregar con urgencia nuevas habilidades a la fuerza de trabajo actual y diseñar la educación de la fuerza laboral del futuro. La iniciativa Closing the Skills Gap (Cerrando la Brecha de Habilidades) (i) sirve de plataforma para enfocar acciones fragmentadas en una misión principal orientada a abordar la adquisición de habilidades con miras al futuro y, al mismo tiempo, promover una colaboración constructiva de los sectores público y privado en la reforma urgente y fundamental de los sistemas educativos y las políticas laborales, a fin de preparar a la fuerza laboral para los empleos del futuro a través de programas específicos para los países, el intercambio de mejores prácticas a nivel mundial y regional, y compromisos de empresas a nivel mundial.

Estos esfuerzos han dado como resultado una red mundial de grupos de trabajo público-privados nacionales en India, Sudáfrica, Argentina y Omán; además, varias compañías internacionales asociadas se han comprometido a impartir nuevas y mejores habilidades a 17 millones de trabajadores de todo el mundo, (i) cifra que supera la meta fijada en 2018 de ayudar a 10 millones de trabajadores para 2020.

A medida que se van transformando los mercados de educación y de trabajo, también es imperativo tener en cuenta los efectos específicos de ello en los diversos grupos. Por ejemplo, dada la forma en que están segmentados actualmente los mercados laborales, el peso de las tendencias del desplazamiento laboral y de la brecha de habilidades probablemente recaiga desproporcionadamente en las mujeres. (i) Ellas desempeñan muchos trabajos que tal vez sean reemplazados, y están subrepresentadas en los ámbitos que tienen mayores probabilidades de experimentar un crecimiento del empleo. Por ejemplo, solo el 22 % de las personas que trabajan en el campo de la inteligencia artificial son mujeres.

Con todo, las nuevas fuentes de creación de empleo también brindan una excelente oportunidad para incorporar la paridad de género en el futuro del trabajo. El salto a la paridad de género exige adoptar medidas proactivas por parte de las empresas y los Gobiernos, a fin de asegurar que las mujeres estén representadas equitativamente en las ocupaciones de mayor crecimiento y en los conjuntos de habilidades que registran mayor demanda. El Foro Económico Mundial hace un llamado a las empresas (i) a identificar los cinco empleos de mayor crecimiento y a comprometerse a contratar igual número de hombres y mujeres.

Estas y otras acciones dirigidas a invertir en el desarrollo del talento y el potencial de todas las personas pueden constituir el puente que necesitamos para avanzar hacia un crecimiento inclusivo y sostenible que aproveche la tecnología para crear oportunidades para todos. Invertir en las personas puede convertirlas de observadores pasivos de la disrupción en líderes activos de cambios positivos en sus comunidades locales, regionales y mundiales.

Børge Brende es presidente del Foro Económico Mundial y promotor del capital humano en el marco del Proyecto de Capital Humano, una iniciativa del Banco Mundial cuyo objetivo es aumentar la equidad y el crecimiento inclusivo. Este artículo se publicó originalmente en el blog del Foro Económico Mundial. (i)

*Fuente: http://blogs.worldbank.org/voices/es/hace-falta-una-revolucion-para-adquirir-nuevas-habilidades

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Entrevista a Tania García: “El germen del acoso escolar está en que no tratamos bien a nuestros hijos”

Entrevista/02 Mayo 2019/Autora: Carolina García/Fuente: El país

Tania García de Edurespeta explica que para conseguir la erradicación del ‘bullying’ se necesita una transformación radical de la sociedad

Aunque el acoso escolar, denominado bullying, es un término relativamente nuevo, ya que se acuñó sobre 1980 en Reino Unido, para Tania García, pedagoga experta en educación respetuosa y fundadora de la escuela para familias Edurespeta, el acoso, que celebra este jueves 2 de mayo su Día Mundial de Concienciación, es algo que ha estado siempre presente. “Y para su erradicación se necesita que haya una transformación radical en la sociedad. Ahora cada vez hay más casos y se dan a edad más temprana, incluso en algunos casos puede ser fatal. El error es que nos centramos en cambiar al acosado o castigar al acosador, lo que en mi opinión no sirve para nada. La clave está en educar desde el respeto en casa y en el colegio ”, incide la experta.

En España, el Ministerio de Educación ha informado esta semana que ha detectado 5.557 posibles casos de acoso escolar en un año, de los que siete de cada diez (73%) llevaban produciéndose durante meses o años, y la mitad (54%) prácticamente a diario (datos recabados a través del Teléfono contra el Acoso Escolar del Ministerio, el 900 018 018). El dato supone un descenso a casi la mitad respecto al mismo período del año anterior, cuando se atendieron 25.366 llamadas. El Ministerio achaca esta bajada a que varias comunidades autónomas pusieron en marcha sus propios teléfonos contra el acoso.

Para García, “el germen del acoso escolar está en que no tratamos bien a nuestros hijos”: “Les tratamos sin respeto, a gritos, con cachetes, con castigos, lo que les lleva a normalizar la violencia”. Ante esto, para la experta se pueden dar dos situaciones que afectan al menor. La primera es convertirse en el acosado, asimilando como normal que los demás les traten mal o, por el contrario, que se convierta en el acosador, porque la única forma que tiene de comunicarse es maltratando a los otros, “porque no conoce otra manera”.

Cómo tratamos a nuestros hijos no solo tiene consecuencias en la infancia y la adolescencia, sino que afecta a la evolución del propio individuo, una evolución en la que muchas veces se sostiene en el tiempo la baja autoestima o el sentimiento de culpa. “Son personas que, por ejemplo, han sido acosadas en el colegio y luego lo son también en el trabajo de adultos. No han sido educadas desde el respeto: sin etiquetas, sin chantajes, sin malas palabras”, reitera la experta.

«Vivimos en una sociedad en la que está normalizada la violencia. Yo siempre pongo un ejemplo. Si estamos en un centro comercial y vemos a un señor que intenta o pega a su pareja nos parece muy mal, e incluso, intentamos ayudarla. Si en vez de una mujer es un animal, nos parece peor. Pero, en cambio, si vemos a un padre dando una torta o un cachete a su hijo, nos parece normal”, prosigue García. Según explica, estamos perpetuando, somos responsables directos, de toda esa educación que permite el castigo, el grito, técnicas horribles de castigo como la silla de pensar etc., “y esto tiene que cambiar”: “Nunca es tarde para educar en el respeto. Y hacerlo, no solo afectará al futuro de nuestros hijos, sino que afecta también al hoy, a su presente”.

García recomienda que para educar desde el respeto se tengan en cuenta:

  • Hay que ser empáticos. Tener empatía no significa estar de acuerdo con lo que está ocurriendo, “pero sí entender por lo que está pasando. Ponernos en la piel del otro”.
  • El acompañamiento emocional: “A lo mejor, muchas veces, no entendemos lo que le pasa a nuestro hijo y él no sabe explicarlo, pero estamos ahí, puede contar con nosotros”.
  • Siempre hay que mantener la calma, “tenemos que comprender que nuestro hijo está creciendo, que por ejemplo, si es muy pequeño, están saliendo a la luz sus emociones, es un pequeño que emocionalmente está floreciendo”, por lo que es normal es que no las controle.
  • Trabajar la autoestima. Hacerle ver que lo que siente, que lo que es, que lo que le pasa es valioso.
  • Asertividad. El lenguaje asertivo, elegir muy bien las palabras, y la escucha activa, son fundamentales para educar en el respeto. Saber estar, prestarle el 100% de atención.
  • Tratarle como te gustaría que te trataran a ti: “El ejemplo lo es todo”.
  • Enseñarle a poner límite con los demás. “Un ejemplo es cuando casi les obligamos a besar a los abuelos, por el simple hecho de serlo. El beso, como cualquier otro gesto, que nos afecta, debe ser libre”.
  • Por último, debemos ser coherentes: lo que digamos es cómo debemos actuar.

El trabajo en el hogar es responsabilidad de los padres, pero en el aula, del colegio, “hoy por hoy las medidas para contrarrestar el acoso son pobres. Normalmente, los profesores pueden ver el acoso. Lo que pasa es que al haber normalizado la violencia no saben cuándo avisar o actuar. Mi consejo es que desde que vemos el primer gesto feo, ese que hace sufrir al niño, un desplante, un vacío, en ese momento, ya hay que actuar. Son signos de alarma, no lo podemos dejar pasar. Y, por supuesto, el trabajo hay que hacerlo de forma conjunta entre los padres, la escuela y los niños”, concluye rotunda García.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/30/mamas_papas/1556623570_764007.html

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