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Educación y transformación

Por: Andrea Bárcena

Así como el lenguaje no es hereditario y un individuo al nacer puede aprender lo mismo alemán que ruso, chino o español, así también el pensamiento lógico y los valores morales tampoco se heredan. Se aprenden. Es decir, nacemos con la capacidad de hablar, pero sin idioma; con la facultad de pensar, pero sin conceptos, y con la posibilidad de amar y ser buenos, pero sin moral. El pueblo y sobre todo los hijos del pueblo tienen derecho a la educación, y además el derecho de anhelar ser doctores o bomberos, científicos o artistas, presidentes o trapecistas.

El derecho a la educación es el de toda persona a estar situada tempranamente y durante todo su crecimiento en un ambiente escolar y cultural que estimule sus capacidades, para que desarrolle lenguaje verbal, pensamiento lógico y madurez emocional, que le darán la posibilidad de aprender a pensar, a expresarse, a decidir y a actuar. Somos seres de aprendizaje: nacemos más incompletos y vulnerables que cualquier animal, pero también con una infinita capacidad de aprendizaje que, sin embargo, se pierde o se atrofia si no tienen oportunidades de desarrollo.

El cumplimiento del derecho a la educación por parte del Estado implica que haya escuelas y maestros en todo el territorio mexicano; supervisión amplia y rigurosa para que –como lo establece la Constitución– la asistencia a la escuela sea obligatoria y gratuita, y así evitar desperdiciar el tiempo de niñez y en cambio igualar las oportunidades desde las primeras edades. La educación es el arma más poderosa para transformar individuos y naciones. Pero, para que la educación cumpla su cometido en México, hay problemas sociales y éticos que deben ser atendidos con urgencia: a) Eliminar el hambre y la desnutrición infantiles; b) Abolir el trabajo infantil, y c) Asumir que nutrición y educación tempranas son las bases de igualdad, democracia y justicia sociales.

P.S. Más de mil días sin quimios para niños con cáncer recuerdan el Aktion T4, nombre de un programa secreto en Alemania fascista de exterminio de sus propios niños enfermos mentales y discapacitados, con los que se estrenaron los hornos del nazismo y que pretendía purificar la raza aria y evitar gastos para niños enfermos.

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo: Nelson Mandela

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/03/opinion/031o1soc

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Diálogo entre Humberto Maturana y Carlos Vignolo II parte

Por: Redaccion web

La educación es una transformación en la convivencia

CV  Podemos entonces pasar a otras de las preguntas del editor: ¿Qué es para ti educar? ¿Cuál es, en tu opinión, el rol de los profesores en esto de educar?

HM     Para mí el educar es en el presente un intento de hacer de manera artificial algo que debería ocurrir de manera espontánea en la convivencia en familia o en  comunidad, como los espacios de convivencia donde se da todo el vivir que el niño vivirá como adulto. Los niños se transforman en la convivencia según el convivir que ellos viven con los adultos con quienes conviven.  Lo que ocurre es que ahora la familia o la comunidad cercana no proporciona todo el espacio experiencial que el niño debería vivir para ser un adulto capaz de sostenerse a sí mismo como miembro de la gran comunidad que deberá integrar.  Por esto los niños ya no se forman como adultos solamente en el entorno familiar, ahora se requiere el espacio escolar.

El aprendizaje es una transformación en la convivencia.  Y los niños se transforman en adultos de una clase u otra según haya vivido esa transformación.  Los niños no aprenden matemáticas o historia, aprenden el vivir que conviven con su profesor o profesora de matemáticas o historia, y aprenden el pensar, el reaccionar,  el mirar, que viven con ellos. Los niños aprenden el espacio psíquico de sus maestros y, a veces, lo hacen rechazando aquello que los profesores quieren que aprendan.

Es desde esta  perspectiva  que pienso que si uno quiere que  la tarea de la educación sea crear un espacio de convivencia donde los niños se transformen en adultos capaces de  una convivencia democrática como seres que se respetan a sí mismos y no tienen  miedo de desaparecer en la colaboración, tienen que convivir con maestros que vivan ese vivir con ellos en un ámbito donde las distintas temáticas sean meramente modos particulares de vivir en esa convivencia.  Si un niño convive con un profesor de matemáticas, y este profesor de matemáticas disfruta su matematizar, ese niño va a incorporar espontáneamente la mirada matemática y la matemática va a ser, por así decirlo, el instrumento de convivencia a través del cual este niño se va a transformar en adulto socialmente integrado con confianza en sí mismo, con capacidad de colaborar y con capacidad de aprender cualquier cosa sin perder su conciencia ética.

Pienso que  lo que debe formar el colegio es adultos democráticos.   Ahora, esto requerirá ciertas habilidades especiales de los profesores. Por ejemplo, para poder hacer de las matemáticas un espacio de convivencia en los términos anteriores, tengo que saber mucho mas matemáticas que aquellas que los niños deberían aprender en su formación escolar; lo mismo  para  física, o historia o ciencias naturales o biología, etc.  Para educar, el profesor o profesora debe tener recursos de reflexión y de acción con  los niños  en una convivencia en la que no se vean atemorizados, y esto es posible si el profesor o profesora se respeta a sí mismo y respeta a sus alumnos.

 CV      Educar es entonces participar activamente en la especificación del tipo de seres humanos que los alumnos llegarán a ser. Me parece muy importante poner de relieve este punto: los colegios son, en conjunto con la familia y el barrio, verdaderas “fábricas” de seres humanos. Es en estos contextos que los seres humanos se hacen humanos. No nacemos humanos sino que nos hacemos humanos en la interacción con otros seres humanos. Y no llegamos a ser seres humanos sino vivimos entre seres humanos desde los primeros momentos de nuestra existencia, como lo ilustra en todo su dramatismo el  caso de las “niñas lobo”  referido en tu libro con Francisco Varela “El Arbol del Conocimiento”.

Somos humanos cuando crecemos entre humanos y somos humanos de un tipo u otro dependiendo de cómo se comportan los humanos entre los cuales crecemos. Ello me parece clave para repensar la educación. Si yo fuera Ministro de Educación cambiaría radicalmente la mirada, desde la comprensión actual, que pone el énfasis en la entrega de conocimientos y habilidades a un ser humano que, en lo esencial, se supone es ya de una determinada manera, hacia una comprensión en la cual la educación juega un rol central en la configuración del tipo de ser que el alumno llega a ser. 

HM     Precisamente. La  educación es un fenómeno de transformación en la convivencia en la que uno no aprende una temática, sino que aprende un vivir y un convivir.  Es decir, aprende una forma de ser humano.  Esto no es exclusivo de los seres humanos, esto pasa con los mamíferos en general, en grado mayor o menor por supuesto, según la especie, pero en general todos nosotros sabemos ya que la verdadera dificultad de recuperar a un animal que está en extinción y que ha quedado abandonado, por ejemplo un león, una chita, un gorila pequeño, está en reinsertarlo en su mundo de modo que sean leones, chitas o gorilas, capaces de vivir como leones, chitas o gorilas y no como animales medio humanizados.  Porque se es león, chita o gorila no desde la genética sino que desde la convivencia.

La genética es la condición inicial, es un punto de partida.  Desde ese punto de partida o condición inicial se puede crecer de una manera o de otra, según el espacio de convivencia en que se viva.  En nosotros esto es particularmente visible en la tremenda diversidad de formas humanas que se pueden adoptar.  Es por esto que yo pienso que la educación es el aspecto más fundamental de la convivencia humana actual,  porque especifica el espacio de formación de los niños como adultos, y el  que a  su vez ellos  van a generar como  convivencia con sus niños cuando  lleguen a ser adultos. De cómo convivan los niños dependerá la clase de adultos que lleguen a ser.  Creo que precisamente eso es lo más importante que hace la educación. Los niños no son el futuro de la comunidad humana, nosotros los adultos lo somos.  Los adultos somos el futuro de nuestros niños y niñas. El futuro está en el presente.

Es por esto mismo que me parece que es importante hacerse cargo o decidir  en estos momentos si  queremos  una convivencia democrática en nuestro futuro, entendiendo que la convivencia democrática es una convivencia en la colaboración y en el mutuo respeto, participando de proyectos comunes que tienen que ver con el bienestar de la comunidad a la cual se pertenece. Es

solamente viviendo de esa manera que los niños van a crecer como seres capaces de generar ese tipo de mundo al hacer de nuestro futuro su presente.

Autonomía en la convivencia democrática

 CV      La tercera  pregunta que nos formulan invita a ahondar en este tema. La pregunta es: ¿En qué nivel o niveles de la educación invertirían más Uds.?

Mi posición al respecto, que me viene tanto de mi experiencia como padre como de mi reflexión en cuanto educador, es que el punto neurálgico de la educación es la fase inicial, digamos la fase normalmente denominada pre-escolar, que hace tiempo ya y para un creciente porcentaje de la población, también es “escolar”, por cuanto incluye asistencia a espacios especialmente diseñados para cuidar, socializar y educar niños de entre 0 y 5 años, esto es, “sala cuna” a “jardín infantil”.

Definitivamente, yo invertiría mucho más en esta fase. Ello se desprende naturalmente de nuestros argumentos anteriores. Siguiendo con la incómoda  pero didáctica metáfora de la «producción de seres humanos”, es en esta fase donde se prepara la “materia prima” para todo el resto del proceso educativo. Si esta fase es inadecuada, el resto será poco eficaz y eficiente, o del todo improductiva. A mi juicio, lo medular en la preparación del niño pequeño –para lidiar luego con el resto del proceso formativo- es el desarrollo de la autoestima, que propongo es hoy en día el mejor predictor del buen vivir y buen convivir de los seres humanos.

Estimo que esto fue siempre así, desde el punto del vista del bienestar. Pero creo que en un mundo cambiante y apremiante como el actual, ello es aún más necesario. Sólo desde una elevada autoestima es posible lograr la autonomía y la capacidad de innovar que los nuevos tiempos requieren. 

HM     Coincido contigo plenamente.  Yo cambiaría la palabra autoestima por aceptación de sí mismo, porque pienso que la estima es una opinión y no es la opinión sobre sí mismo lo central, sino que el estar centrado en la aceptación de sí mismo de modo que uno no tiene que preguntarse por su propia legitimidad ni por la legitimidad de los otros.  En la convivencia democrática se es legitimo y los otros también lo son.

Lo que dices me parece que apunta justamente a lo que constituye la autonomía en una convivencia democrática. En la democracia la autonomía no implica una negación del otro; en la democracia el ser individuo no se realiza en la oposición a los demás; en la democracia no se es independiente, se es autónomo.  Uno no es autónomo con respecto a los padres a través de oponerse a ellos, sino que uno es autónomo desde sí en tanto está centrado en el respeto por sí mismo y puede opinar y discrepar,  sin que la discrepancia sea una ofensa, sino que al contrario, sea una oportunidad reflexiva.

Pienso que la autonomía entendida en estos términos es el fundamento de la convivencia democrática porque constituye el fundamento de la colaboración.  Y pienso que la convivencia democrática es justamente lo que queremos ahora, si entendemos a la democracia como un espacio de convivencia en el cual es posible colaborar porque los distintos participantes existen

en esta autonomía y en el respeto por sí mismo de modo que  no tienen que disculparse por ser. En la democracia no se ve desde la negación del otro sino que desde el escuchar y participar con el otro en el gran proyecto común que es la convivencia democrática.  La democracia es el único modo de convivencia que efectivamente entrega la posibilidad de realización de lo humano como un ser autónomo capaz de ser social en la colaboración en un proyecto común.

Si miras la historia humana, verás que la democracia es  el arte de la convivencia en la realización de sí mismo en la comunidad con otros desde y en el respeto por sí mismo y por los otros. La democracia lleva a la realización de sí mismo, lo que no ocurre en ninguna otra forma de convivencia.  La democracia, más que un sistema político, es el espacio efectivo de realización de los seres humanos como seres autónomos, colaboradores, respetuosos, responsables, imaginativos, abiertos, con la posibilidad de estar  continuamente generando un espacio de convivencia en el mutuo respeto y la colaboración.  Pero para que esa autonomía se dé en los términos en que nosotros la hemos señalado, hay  que empezar desde el útero.  Es decir, el respeto y la aceptación de sí mismo tienen que empezar desde la mamá y el papá o el compañero de la mamá, en una mirada que acoge en el amor a este ser que viene, en la aceptación de su total legitimidad, no en la negación, en el acoger, no en el criticar o exigir. Hay que  poder recibir al niño o niña  abriendo un espacio de convivencia que no esté centrado en las expectativas de lo que va a ser después o en los miedos de qué va a pasar con él o ella.

Y creo que ese convivir tiene que pasar no sólo en esos primeros 5 años de la infancia que tú señalas sino que durante toda la vida, si es que efectivamente queremos una convivencia democrática. La convivencia democrática no asegura que no viviremos situaciones de dolor, de infelicidad o circunstancias de lucha, u ocasiones de competencia, pero sí hace que la competencia no sea el centro emocional de la convivencia. El amor es la emoción que constituye y hace posible la convivencia democrática.

https://diariodelosandes.com/site/conversando-sobre-educacion-dialogo-entre-humberto-maturana-y-carlos-vignolo-ii-parte/

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La formación de los educadores de las personas jóvenes y adultas: El camino de la reflexión desde la práctica. Reseña

Por: Carlos A. Reyes*

Ser profesor (a), no es sinónimo de ser educador(a); ser estudiante, no es sinónimo de ser educado(a); ser adulto, no es sinónimo de ya no ser niño(a). Graciela Messina, en su obra La formación de los educadores de las personas jóvenes y adultas: El camino de la reflexión desde la práctica, nos presenta y propone un camino que integra esta formación, la formación de las y los educadores de las personas jóvenes y adultas a los procesos e instituciones de las y los educadores en general y, que al mismo tiempo respete y recupere la especificidad de la llamada «educación de jóvenes y adultos», de sus educadores(as), un tema tan actual para el futuro, pero olvidado en el pasado y ausente en el presente.

La educación de jóvenes y adultos, dirá Messina, es esa “otra educación”, la no oficial, la no legitima; la “otra”, que da cuenta de la posibilidad de la salida, de “ser otra” y perderse en esa otredad y finalmente ser libre y legítima para crear su propia configuración. En este sentido, la obra se articula como un análisis y reflexión sobre una educación existente pero oculta al mismo tiempo, que es y no es, que está y desaparece, que es educación y al mismo tiempo no lo es y, le queda nombrarse como otra educación. Así, la recuperación analítica y reflexiva de Messina, versa sobre dos tesis, las cuales sustenta a través de cada uno de los cinco ejes de debate, con la particularidad de abrir fronteras a lo olvidado por el espacio y tiempo educacional.

 

Las tesis de abordaje en contenido.

La primera tesis alude a la formación como un camino abierto de autoformación y formación en pares que no puede verse reducido a ideas propiamente teóricas o metodológicas; por el contrario, se piensa en un nuevo “estilo de formación”, un estilo que libere de la racionalidad instrumental de las conveniencias del sistema educativo y pueda mirar a las y los educadores, a sus historias de vida. En este sentido, la segunda tesis alude a un estilo de formación que recupere la puesta de reflexión desde la práctica, permitiendo la transformación de la educación para las personas jóvenes y adultas, a partir de concebir al educador(a) como eje de transformación.

Las tesis articuladoras de contenido, son pensadas desde un contexto latino, en el que el o la educadora es sustancial para pensar en la transformación social. Desde esta perspectiva, Messina nos propone abordar una propuesta de formación en movimiento, una formación que sobre la base de la propuesta de «reflexión desde la práctica», que aspira tanto a desescolarizarse como a contribuir a una pedagogía para la educación de las personas jóvenes y adultas. Ante esto, la lectura propuesta provoca un dialogo en construcción, posibilitando un debate por y desde el educador.

 

Educación de jóvenes y adultos: Un mapeo conceptual.

Preguntarse más que responderse, constituye el punto de partida de la obra de Messina y, en este sentido, la autora nos convoca a preguntarnos: ¿Qué es la educación de las personas jóvenes y adultas? La profundidad de este primer planteamiento, recupera la educación de jóvenes y adultos, como una educación negada, que no cabe en las concepciones de un sistema escolar y, que por el contrario, ha sido desde sus orígenes un espacio en permanente redefinición de sus fronteras, un lugar contradictorio, tensionado, tanto propicio para la promoción de nuevas oportunidades para los grupos marginados y la experimentación de nuevas prácticas, como para la reproducción de prácticas escolarizadas y para una degradación y empobrecimiento de esas prácticas.

Desde una perspectiva radical, la educación de adultos es la educación que ha quedado fuera de los márgenes oficiales del Estado, un Estado que ha conceptualizado tal educación, como una educación compensatoria para los que no han sido participes de la educación oficial y legitima: las y los marginados. La educación de adultos carece de una institucionalización, de un espacio y tiempo configurante de sí y que ha encontrado lugar en una comunidad heterogénea a partir de sus miembros pertenecientes a los lugares no comunes. Así, la educación de adultos vive en lucha ante una comparación y diferenciación de la educación reconocida, de esa educación que si es educación.

Pero que hace que se piense de tal y cual manera, dicha educación. En primer lugar, hablamos de una educación que pertenece a un colectivo de educaciones que han conformado, de acuerdo a Messina, un régimen educacional particular; en este régimen se destaca, la educación artística, la educación para los grupos étnicos y en últimos años, la educación especial y la educación a distancia. La marginación, la compensación y la segregación, han sido características de “estas otras educaciones”, donde los jóvenes han formado también parte de esa educación, la educación de los excluidos. Esta mirada, nos da un acercamiento de un escenario poco reconocido y, en el que sus sujetos(as), sus educadores(as), son parte de su conceptualización.

 

El educador de las personas jóvenes y adultas.

La tarea de formar el capital humano de esta y otras educaciones, no es una tarea ocupacional para los Estados; sin embargo, la formación de este gremio se ha concebido de acuerdo a Mesina, como un proceso salvacionista, es decir, se piensa a un agente carente de conocimientos que hay que perfeccionar para las tareas de la educación de jóvenes y adultos. En este sentido, el educador(a) es un insumo de los proyectos edificantes de esta educación, quedando como recurso humano en operación y no como un sujeto(a) de cambio educativo y social. Desde esta mirada, la formación se observa desde una realidad complejizada por la inmediatez, la improvisación y la respuesta rápida de una educación cambiante.

En contra parte, la formación de las y los educadores encargadas de la educación de personas jóvenes y adultas, ha sido desde un orden de compromiso y cumplimiento, concibiendo una formación como una estrategia de mejoramiento donde el o la educadora es ejecutora y no protagonista de dicho accionar. En esta línea, la innovación educativa ha sido una práctica concurrente para dar sentido a la formación de estas educadoras(es), sin embargo, dicha práctica ha sido víctima de la repetición de otras experiencias, generando la descontextualizando del escenario a innovar y homogenizando los procesos de formación.

Ante tal panorama, Messina considera que la pedagogía crítica y la educación popular, posibilitan abrir el pensamiento de la educación de personas jóvenes y adultas, así como a su educador(a). Desde este posicionamiento, la propuesta de la obra versa en definir a esa educación, a la otra, como un proceso permanente e integral, realizado desde la reflexión de la práctica pedagógica, que tiene por propósito promover tanto el empoderamiento y el desarrollo profesional de las y los educadores como la transformación de la práctica educativa. Pensar la otra educación desde la racionalidad critica, es aludir una descolonización de prácticas alineadas a una educación que ha sido presa de sus condiciones y eventos.

La lectura planteada del educador(a) de la “otra educación”, es una lectura que advierte la complejidad de la formación de este gremio, un gremio cuestionado y excluido de una autentica formación. Es decir, las y los educadores de esta educación históricamente han carecido de una lógica formativa profesional y específica en materia disciplinar, precarizando aún más el escenario de su formación, tanto inicial como continúa. Las decisiones del Estado, han quedado simplificadas y reducidas a iniciativas, que han funcionado en dos modalidades.

La primera, la o el educador es un profesor de la educación oficial, sin contar con una formación en educación de jóvenes y adultos; la segunda, la o el educador se forma en programas de educación para jóvenes y adultos aplicados en la comunidad. En México, el INEA y la CONAFE son ejemplo de esta última modalidad. Un aspecto fundamental de la formación de educadoras(es) para la educación de adultos, ha sido que la formación es ofrecida desde los programas implementados en la comunidad, con cierta “autonomía” de los elementos educacionales. Desde este sentir, las y los educadores de las personas jóvenes y adultas operan como un grupo aparte del resto de las y los educadores.

Lo anterior, ha generado, la diferenciación no solo de una educación de adultos de la educación oficial, sino también de sus articuladores, definidos por su escolaridad y condiciones sociales; en este sentir, Messina, se pregunta: ¿cómo se conciben este grupo de educadores? La observación del educador de la educación de adultos, reside esencialmente en mirarse como remediales de la precarización educativa de los sistemas educativos. Sin embargo, la lucha por ser reconocidos, es permanente; hacerlo o no hacerlo, conllevará al éxito o fracaso de esta educación.

 

La propuesta de formación para los educadores de la otra educación.

Messina, aborda una propuesta de formación: la reflexión desde la práctica. Esta propuesta tiene sus bases en el pensamiento de Dewey, que, aunque no es nueva, conceptualiza de una manera crítica la idea de formación. El mapeo que dicha propuesta hace, reside en la investigación acción como metodología desde la pedagogía critica, particularmente desde el postulado freirano de la educación popular. En este caso, la educación de jóvenes y adultas no puede mirarse de otra manera sino es desde su naturaleza excluida y, proponer una idea de conceptualización, solo tiene cabida desde una racionalidad crítica, que vaya en busca de la libertad, la justicia y la equidad.

La recuperación de la reflexión desde la práctica, es la articulación del trabajo docente como punto nodal de transformación, es decir, no se puede pensar en una formación de arriba hacia abajo; por el contrario, la formación debe ser pensada desde la necesariedad del educador(a). Lo anterior, advertiría a la primera tesis: la formación como un camino abierto de autoformación, sin que eso representa el aislamiento del educador en su individualidad, sino todo lo contrario, formar desde la interioridad para la exterioridad. Esta primera tesis orienta pensar que la formación debe ser un proceso definido de manera local y no global, pues el contexto es cambiante y pluralizado por las dinámicas educativas.

 

El final como inicio de la otra educación.

Pero, ¿para qué reflexionar la práctica? La obra que Messina nos ofrece, es una obra de renovación discursiva, que sitúa al lector a mirar al “otro”, al inexistente de la educación. Sin embargo, la conceptualización crítica y edificante de la(s) otra(s) educación(es) lo hace a partir de la revalorización de la(s) misma(s), tomando como eje articulador, una imagen importante: el educador(a). Las múltiples lecturas de la realidad de esta “otra educación”, posiblemente no sea nueva ni finita de contenido, pero principia en los fundamentos de una educación que reclama reconocimiento, un reconocimiento que no será sino a través del educador(a) mismo, del trabajo, de su práctica como agente de cambio social

Legitimar esa otra educación por medio de sus educadores(as), es el acto humano más representativo de una educación que día a día acontece en una realidad de lucha, de controversias y complejas realidades. En este sentido, la propuesta de esta obra no es un discurso teórico o metodológico, sino práctico, a partir del sentir-pensar, es decir, del sentir que la educación oficialista no lo es todo y que, por el contrario, requiere de las otras educaciones para pensarse como educación. En este caso, la educación de jóvenes y adultos, no es otra, es la educación misma relegada a una formación ausente, a un educador(a) olvidado y a una pedagogía y didáctica sentenciada en el rincón de esta educación clasista.

 

¿Hacia dónde ir?

Si bien, ninguna obra es una obra finita, la presente permite abrir visiones en la comunidad científica. Redefinir los caminos de la educación de adultos en una idea que debe estudiarse en prospectiva, para establecer las orientaciones no solo de discurso, sino de acción en las agendas políticas de los Estados. No obstante, los contenidos abordados si bien puntualizan de manera disciplinar la educación de jóvenes y adultos, así como sus componentes, habría que conceptualizar tal educación en un margen actual, politizado por las tendencias globales. Trascender esta educación conllevara no solo pensarla de otra manera, sino hacerla participe en la configuración del sistema educativo de cada país, de cada región.

Finalmente, pensar la educación de jóvenes y adultos en un marco de lo no oficial, es estar excluyéndola y no darle un valor, sin embargo, ante el claroscuro que esta educación representa, concebirla como “otra” se ha normalizado. Aunque la propuesta que la obra nos proyecta, la reflexión desde la práctica, es quizá, una alternativa que posibilite la transformación no solo de una educación, sino de una sociedad excluida de la educación como derecho. Así, estar en el escenario educativo, no solo permite situar eventos marginados de una legitimidad, sino transformarlos teniendo como figura al educador como pieza fundamental del proyecto educativo.

 

Ficha técnica.

Autor(a): Graciela Messina

Año: 2002

Título: La formación de los educadores de las personas jóvenes y adultas: El camino de la reflexión desde la práctica.

País: México

Editorial: CREFAL

Enlace de acceso: https://www.crefal.org/index.php?option=com_content&view=article&id=141&Itemid=227

*Colaborador de OVE. ITESM | MÉXICO.

Fuente: EL autor escribe para OVE

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¿Pensamiento crítico o memorización? Así es la educación que viene

Por: https://theconversation.com

Está plenamente aceptado que nos encontramos en una sociedad de la información (dicen también que del conocimiento, afirmación dudosa si se refiere al conjunto de la población). Recibimos noticias de todo tipo desde muy diversos medios, más o menos tradicionales: prensa, radio, televisión, internet o redes sociales. Esto deriva en la posibilidad de acceder a cualquier tipo de saber en pocos minutos o, incluso, segundos. Todos tenemos esa experiencia.

Resulta obvio que cualquier circunstancia importante que modifique la realidad social debería tener repercusión directa e inmediata en los planteamientos del sistema educativo y, por hablar más concretamente, en el quehacer diario dentro de las aulas.

¿Está la educación estancada?

La educación institucional, sistémica, parece haberse estancado en principios clásicos, ya superados, que en su momento justificaron su aparición. Ciertamente, cuando todo el saber de la Humanidad se resumía en el Trivium y el Quadrivium(como ejemplo simplista, claro), la persona podía aspirar a dominarlo. Hoy no es así. Como afirma la investigadora Beatriz Pizarro, “el volumen de noticias e información que manejaba un hombre del siglo XVI en toda su vida era inferior al que cualquier hombre actual puede leer en una edición de The New York Timesdel domingo”.

Es decir, con un simple click es posible disponer de tres millones de respuestas a nuestra pregunta en veinte segundos. Sobra información, quizá. El problema se presenta a continuación: ¿qué hacemos con tanta respuesta?, ¿es fiable toda esa información?, ¿cuál responde a mis intereses? Muchas más preguntas que el buscador de internet no nos va a contestar.

Hay que plantearse, entonces, cuál es la formación que realmente necesitan las jóvenes generaciones para manejarse de forma autónoma en esta sociedad para acceder en igualdad de oportunidades a los distintos ámbitos en los que se desenvolverá su vida, para poder participar como ciudadano sin menoscabo de sus libertades.

Evidentemente, no será correcto continuar con un sistema que permita obtener títulos a base de memorizar informaciones que no se comprenden y que no capacitan para esta vida actual. Es necesario transformar el modelo y equilibrar el papel que deben jugar las diferentes competencias imprescindibles en la formación integral de la persona y, en consecuencia, organizar el diseño curricular en torno a las estrategias metodológicas y procedimientos de evaluación que resulten coherentes para alcanzar ese dominio de las competencias y objetivos que favorezcan la autonomía personal y la capacidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida.

En el título se cita el pensamiento crítico porque es lo opuesto a la memorización sin sentido. La posibilidad de cuestionar/se la utilidad de ciertos conocimientos nace de la capacidad de pensar autónomamente.

No hay que limitarse a repetir sin comprender. Eso deriva en un olvido inmediatoen cuanto cumple el cometido para el que se memorizó: reflejarlo en un examen y obtener una calificación. Es un proceso inútil, que supone una pérdida irrecuperable de tiempo y de vida que, por supuesto, no garantiza ninguna formación adecuada ni actitudes positivas hacia el aprendizaje permanente.

Cultivar el pensamiento crítico, divergente y creativo es la base del avance en la creación de estructuras mentales que nos hagan crecer como personas. Es contar con la seguridad de que seremos capaces de discernir entre las múltiples informaciones (o infoxicaciones) recibidas desde diversos medios y de no dejarnos manipular (dentro de lo posible) por las mismas.

Y esto no es difícil trabajarlo en el aula (muchos docentes lo saben y lo practican). Tenemos a nuestra disposición tanto la prensa como internet o cadenas de televisión, herramientas que nos ofrecen la misma noticia con enfoques incluso contrarios.

Los niños y adolescentes distinguen perfectamente esas variedades de matices y de enfrentamientos, en su caso. Y pueden argumentar en favor o en contra, debatir los puntos de vista recibidos. Conclusión: fomentar el pensamiento crítico es una tarea asequible, desde ya, para llevarla a la cotidianidad del quehacer educativo.

El alumnado como protagonista

Eso sí, hay que aparcar la repetición literal de lo que dice el libro o el maestro. Hay que emprender una tarea renovadora en la que el alumnado sea más protagonista, para lo cual se cuenta con estrategias ya conocidas e implantadas, cada día más, en nuestros centros: método de proyectos, aprendizaje basado en problemas, en retos o en tareas, asambleas, aprendizaje basado en juegos, debates, mapas mentales o conceptuales, trabajo cooperativo, diálogos simultáneos y un largo etcétera que estimula a implementar nuevas formas de hacer que, sin dejar de dominar determinados conocimientos necesarios y excelentes, favorecen el aprendizaje autónomo y, por lo tanto, el desarrollo del pensamiento propio y la competencia para defenderlo.

Todo ello, acompañado de una evaluación que valore los aprendizajes conseguidos ya que, en este caso, no resulta posible hacerlo mediante un examen tradicional. Cooperar, debatir, respetar al compañero, argumentar, opinar o buscar información no son tareas evaluables en dos horas cada tres meses. Hay que valorarlas día a día, mientras se llevan a cabo las actuaciones propuestas y realizadas en el aula.

Hay que pasar de un procedimiento puntual y escrito a otros variados que ofrezcan información acerca de cómo se aprende, qué se aprende o cómo se colabora: observación, entrevista, sociometría, fotovoz, etc., plasmando los datos obtenidos en anecdotarios, listas de control, escalas de valoración y fotografías. Esto tampoco es difícil ni precisa de nueva legislación. Está todo contemplado en la autonomía pedagógica que poseen los centros, por lo que se puede aplicar ya.

Si metodología y evaluación son coherentes y, además, persiguen lograr esa autonomía de pensamiento que reclamamos, lo vamos a conseguir. En los tiempos que corren no es una ocurrencia, sino una necesidad imperiosa formar (formarnos) personas íntegras, autónomas, con pensamiento propio y capacidad de defenderlo, evitando así la manipulación evidente que se pone de manifiesto todos los días en nuestro contexto vital.

En espera de un nuevo diseño curricular

Las noticias que nos van llegando desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional parece que responden a estas exigencias sociales y curriculares.

Ojalá se plantee un currículum más centrado en competencias necesarias para vivir en sociedad (al fin, en conocimientos aplicados, no puramente memorísticos), que favorezca el trabajo interdisciplinar y cooperativo, la colaboración activa entre el profesorado del centro y la promoción de planteamientos que fomenten, realmente, la transformación educativa que se espera desde muchos sectores profesionales.

Si la norma legal ayuda a nuevos enfoques, no cabe la menor duda de que el impulso que precisa la educación actual podrá ser un hecho que transformará la vida y permitirá avanzar con cierta confianza en un contexto incierto como el que tenemos en estos tiempos.

https://theconversation.com/pensamiento-critico-o-memorizacion-asi-es-la-educacion-que-viene-158386

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La falta de acceso a las tecnologías frena la educación de millones de niños en México durante la pandemia

Los pocos recursos económicos de muchas familias impiden que los alumnos puedan conectarse a internet o disponer de televisión para seguir las clases virtuales.

 

Arturo Vazquez Moiza tiene 10 años y vive en la sierra de Sonora, en un pueblo de 200 habitantes llamado Bacanuchi, en el municipio de Aras las del país— suspendió las clases como medida sanitaria de prevención de la covid-19. La instrucción fue que el alumnado siguieran el curso a través de la televisión mediante clases impartidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y por internet de manera remota. En Bacanuchi no se puede hacer ni una cosa ni la otra. La mala calidad de la conexión a la red y la pésima recepción de las señales en este pueblo entre montañas deja incomunicadas a las familias cada dos por tres.

Es muy difícil que las clases puedan seguirse de manera regular y muchos niños abandonan la escuela en comunidades remotas que están en la misma situación que Bacanuchi en todo el país. Según un estudio de Mexicanos Unidos Contra la Corrupción. En Chiapas, por ejemplo, el 45% de los niños de comunidades pobres ha abandonado su formación debido a la falta de recursos económicos de su familia y al rezago tecnológico en el que se encuentran, como la falta de luz o internet para estudiar en casa.

“Para mandar la tarea tengo que subir al cerro que está a 40 minutos de mi casa, está oscuro y hay animales”, dice Arturo por teléfono en presencia de su madre, Thelma Moiza. La llamada se entrecorta numerosas veces. Tampoco hay buena señal de telefonía móvil. El niño y sus compañeros reciben la tarea por WhatsApp y tienen que responder a su maestra con una foto de los deberes hechos por esa misma vía. Lo que pareciera una acción sencilla, con una mala conexión a internet se convierte en una pesadilla. “Cada día había que ponerle saldo al celular porque hacer la tarea y consultar el internet consume todos los datos”, dice la madre del niño. 100 pesos (5 dólares) al día que muchas familias campesinas no pueden añadir a sus gastos.

Las autoridades educativas decidieron a inicios de agosto que el ciclo escolar se desarrollaría a través de clases a distancia y con más de 30 millones de estudiantes siguiendo los cursos por televisión. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció un convenio con las grandes televisoras privadas del país (Televisa, Azteca, Grupo Multimedios y Grupo Imagen) para que retransmitan los contenidos escolares, además del uso de internet y teléfono como medios de apoyo. Algunas familias como la de Gloria Simpson, también de Bacanuchi pagaban servicio de televisión satelital al principio de la pandemia, pero después de algunas complicaciones económicas, su familia no pudo costearse los 400 pesos (20 dólares) al mes que costaba el servicio. “No tenemos televisión para ver las clases de la SEP. En el pueblo no hay acceso a nada que tenga que ver con tecnología, ni tele ni internet, muchas veces ni señal para hacer una llamada de emergencia”, se lamenta la mujer.

La iniciativa de las clases por televisión se enfrentó al rechazo de los maestros y a las críticas de expertos en educación, que expresaron su preocupación por la desigualdad económica y el rezago tecnológico que sufren amplias zonas del país. Las cifras del Inegi, el instituto de estadística mexicano, desvelan que más de 16 millones de hogares no tienen conexión a internet, mientras que un informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Conavel) publicado en 2018 muestra que de las más de 226.000 escuelas públicas del país el 66,1% tiene energía eléctrica y el internet solo llega al 22,7% de ellas, un total de 51.387. La iniciativa Aprende en Casa ha dejado en evidencia la enorme brecha que existe en México en las zonas más vulnerables del país. Los Estados que más pobreza concentran son también los que menos conexión a internet tienen: Guerrero, Oaxaca, Chiapas; seguidos de Veracruz, Tabasco y Campeche, según una encuesta realizada por la Asociación de Internet MX. Aunque Sonora se encuentre entre los Estados con más usuarios conectados en el país, todavía hay muchos de sus rincones que se escapan a las estadísticas, como Bacanuchi, en plena sierra.

“Las desigualdades en el acceso a la tecnología perpetúan las brechas, el desarrollo humano y condenan a un porcentaje importante de población a vivir en pobreza”, afirma Pablo César Hernández, experto en educación y nuevas tecnologías y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Solo el 47,7% de las zonas rurales de México tienen acceso a internet, según el Inegi. “Si la población no tiene este acceso a la tecnología nos veremos rezagados como país. Eso tiene un fuerte impacto no solo en el conocimiento de los estudiantes y su desarrollo, sino que también limita el tipo de aprendizaje que reciben los niños”, agrega Hernández.

Uno de los grupos que más criticaron la decisión del Gobierno de cerrar las escuelas e impulsar el aprendizaje a distancia fue la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE), un sindicato que cuenta con 600.000 integrantes, que criticó lo limitado que puede ser el acceso a la educación en áreas remotas donde no hay conectividad. Lev Velázquez, secretario de Gestión Educativa del CNTE en Michoacán, afirma que han tenido que adaptarse a la nueva realidad educativa haciendo uso de las tecnologías, pero también a través de llamadas con aquellos estudiantes que cuentan con un aparato de teléfono y de perifoneo, es decir, bocinas adaptadas a algún medio móvil para hacer anuncios de entregas de tareas en las comunidades más remotas del Estado. “Nos hemos desplazado para hablar con los padres, hemos hecho visitas a las casas con los alumnos un día a la semana o un día cada quince días”, explica el también maestro.

Para evitar deserción escolar, Velázquez añade que los maestros viajan largas distancias para buscar a los estudiantes que han dejado de comunicarse con ellos e incluso los maestros de zonas rurales han tenido que imprimir cartillas educativas con su propio dinero para distribuirlas entre los estudiantes más pobres. “Si ellos ya tenían carencias, ahora la situación es más complicada. Muchos no tienen para comprarse libretas, menos un juego de geometría, lo que propicia el abandono”, explica Velázquez. “Vivimos una situación que no esperábamos y por eso necesitamos pensar en nuevas formas de aprendizaje”, agrega.

El académico Hernández, de la UAM, concuerda con el maestro. El especialista señala que desde el Estado y la academia se deben generar estrategias para combatir el rezago de los estudiantes en las zonas más empobrecidas del país. Menciona, por ejemplo, impulsar centros tecnológicos en esas regiones, que sean gestionados por la comunidad y donde los estudiantes tengan acceso de forma gratuita a internet y computadoras. “El punto es generar espacios con electricidad y servicios básicos, tecnología y conexión gratuita, en los que se capacite a la comunidad en su uso y gestión, como una forma de combatir la brecha digital”, explica. “Estas iniciativas deben ser pensadas de forma colectiva, planeadas a partir de la intervención del Gobierno, las universidades, los líderes locales, maestros y padres”, agrega. Para Hernández “estamos en un momento histórico, inédito, que nos abre la posibilidad de ver los rezagos que existen, pero también de poder innovar y hacer cambios y transformaciones”, apunta.

Desesperadas ante el abandono, algunas familias de Bacanuchi, acompañadas por la organización PODER, presentaron un amparo ante el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en agosto de 2020 y expusieron las dificultades que enfrentan cada día para acceder a los servicios básicos de comunicación, que vuelven aún más precaria su situación de bienestar y educación. Hasta la fecha ni las autoridades locales ni las federales han dado una respuesta a la demanda de las familias. “Mi hija necesita estudiar para que sea algo en la vida y tenga con qué defenderse”, dice Manuela Bacame, una de las madres que han impulsado la demanda. Sabe que cuando no se tiene mucho, como es el caso de su familia, ir a la escuela puede marcar la diferencia. “Yo solo fui hasta 6º de primaria y no quiero eso para mi hija. Quiero que estudie y tenga un porvenir en la vida”.

Fuente: https://elpais.com/mexico/2021-03-22/la-falta-de-acceso-a-las-tecnologias-frena-la-educacion-de-millones-de-ninos-en-mexico-durante-la-pandemia.html

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Cómo transformar tu escuela en una escuela de la Nueva Bauhaus.

Por: Juan Carlos Casco

La bauhaus antes que cualquier otra cosa fue una escuela, una revolución en las formas de aprender. En este artículo vamos a proporcionar las claves esenciales para bauhausizar nuestra educación, proporcionando a las instituciones educativas una hoja de ruta para que puedan transformarse en Centros Educativos de la Nueva Bauhaus Europea.

La Nueva Bauhaus nos ofrece una hoja de ruta para transformar nuestro mundo, poniendo en nuestras manos las herramientas para resignificar nuestras actividades desde su espíritu, conceptos y prácticas. Adoptar su agenda no consiste en destruir lo existente, sino adaptarlo a su filosofía y funcionalidad, “bauhausizando” todos nuestros espacios y actividades para construir un mundo mejor.

Fundamentos para convertir nuestras escuelas en Escuelas de la Nueva Bauhaus.

La adopción del ideario bauhaus para transformar nuestros centros educativos (escuelas, institutos, universidades, centros de formación, instituciones educativas…). Reformular y resignificar la educación en torno a los principios de la Nueva Bauhaus.

Cambio de paradigma educativo.

Adopción de una nueva mirada de la educación desde la ruptura con el academicismo, apertura al cambio, disposición a experimentar cosas nuevas desde una nueva forma de pensar y ver el mundo, aprendizaje práctico para la vida desde una base sólida del conocimiento de la historia, el arte, la antropología, el espacio, la naturaleza, los materiales, las técnicas… y su relación con las experiencias, la capacidad mental y las emociones. Una formación integral preparatoria para dirigirse luego a una capacitación práctica desde el cultivo de la vocación y la pasión. Una visión integral del individuo que balancea la visión global con la especialización, en equilibrio entre funciones biológicas, intelectuales y emocionales.

Rediseñar nuestro mundo desde la escuela.

Reformular, resignificar y rediseñar la educación en torno a los principios de la Nueva Bauhaus. Profesores y estudiantes trabajando juntos con el objetivo central de construir el futuro; operando con objetos, productos y servicios, espacios, hábitats, soluciones sostenibles…. desde la búsqueda de la belleza, la utilidad, la simplicidad, la artesanía y el arte.

Todo ser humano es un creador en potencia.

Un genio que hay que cultivar, una llama que encender, una rareza que guiar y acompañar para que eclosione, donde el fin último es que cada persona alcance la mejor versión de sí misma para el desarrollo personal y social. Y todo esto se alcanza desde la experiencia y la experimentación.

Aprender prototipando.

Entender el aprendizaje como un proceso práctico de construcción y mejora permanente. Adopción de una metodología práctica para crear el mundo, los objetos y las realidades desde un continuum de prototipos (design thinking, lean startup…). Poniendo en juego el trabajo práctico con los conceptos y el uso de los materiales desde la utilidad y el sentido de valor (mercadotecnia) enfocado a la satisfacción de necesidades.

Del conocimiento fracturado a una visión holística del mundo. 

Un ejercicio para la vuelta a un aprendizaje integral del mundo y las disciplinas. El sistema educativo actual con la parcelación del conocimiento en cajones estanco nos ha llevado a una visión reduccionista y parcial de la realidad. Bauhausizar la educación supone la adopción de la integralidad y la Interdisciplinariedad, cómo se trabajaba en la escuela de Weimar.

Potenciar la destreza manual para aprender haciendo.

Aprendemos cuando hacemos y nos emocionamos, una máxima que se aplica de manera transversal a todas las actividades formativas en la Nueva Bauhaus.

El planteamiento educativo de la Bauhaus implicaba aprender haciendo, trabajando para dar respuesta a las necesidades de la sociedad mediante la producción de proyectos y objetos que podían ser vendidos.

Los aprendices (estudiantes) a semejanza de la Bauhaus, deberán dominar diferentes técnicas y disciplinas artísticas para que sus creaciones sean útiles a la sociedad, un aprendizaje integral de disciplinas para fabricar cosas que sirvan a la sociedad.

Del aula al taller.

Donde las personas experimentan haciendo cosas prácticas con diversas tecnologías y materiales (vidrio, metales, madera, tejidos…), igual que hacía la Bauhaus en Weimar en 1919, solo que incorporando nuevos materiales y tecnologías disruptivas de la Cuarta Revolución Industrial (supermateriales de la nueva industria, big data, algoritmos, blockchain, machine learning, robótica, programación, inteligencia artificial, realidad aumentada, impresión aditiva, corte láser…).

Del aprendizaje individual al trabajo en equipo y la cultura CO.

Tomando directamente el modelo educativo de la Bauhaus basado en el trabajo en equipo con carácter multidisciplinar, con base en talleres que trabajan la artesanía y el arte, para conseguir una estética que busca conjugar los criterios de utilidad, funcionalidad, belleza y economía. Todo ello desde una lógica cooperativa de cocreación y codiseño.

Reinvención de los espacios de aprendizaje.

Del aula como espacio inerte de clases magistrales, al taller y el laboratorio. Un trabajo que se inicia en 1923 en la exposición “arte y tecnología: una nueva unidad”, donde se hace un énfasis en la tecnología. A partir de esta fecha los talleres se convirtieron en laboratorios en los que los prototipos industriales se creaban y mejoraban permanentemente, concebidos como productos de valor destinados a su venta.

La Nueva Bauhaus en la Cuarta Revolución Industrial.

Desde el salto dado por los pioneros de la Bauhaus, ahora solo nos queda producir otro exponencial a partir de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial concretadas en laboratorios tipo Fab Lab que ya están repartidos por todo el mundo, convirtiendo la fabricación de todo tipo de objetos y realidades (producción personalizada, piezas, objetos, creaciones artísticas con todo tipo de materiales, alimentos, nuevos seres, órganos humanos…) en un proceso cercano a la ciencia ficción que haría morir de envidia a Gropius y su equipo.

El diseño de la nueva escuela Bauhaus incorpora la cultura del trabajo del movimiento maker y sus herramientas digitales, el trabajo cooperativo (coworking) y los medios digitales colaborativos (crowdfunding), desde el aprendizaje y la investigación a través de la experimentación.

La Cuarta Revolución Industrial supone la automatización total, la capacidad de hacer cosas con las manos pasa del dominio analógico al digital, cuestión que obliga de manera acelerada al desarrollo de competencias tecnológicas.

El aula del futuro, del Fab Lab al Skill Fab lab.

La transformación física del aula para su bauhausización consiste en “derribar sus muros” y abrirse al exterior. En esencia, la nueva aula es el mundo, el universo entero que es el lugar donde todos aprendemos. El espacio físico del aula tradicional se convertirá en un laboratorio que cuente con las herramientas y tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial (laboratorios tipo Fab Lab). No obstante las competencias clave de los profesores y estudiantes neobauhausianos serán las soft skills para el desarrollo de la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo. Las nuevas aulas responden al concepto de Skill Fab Lab.

Cambio radical en el concepto del conocimiento.

En la Nueva Bauhaus, el conocimiento no son datos e información memorizados para ser repetidos en un examen. El conocimiento es práctica y emoción, acción e innovación.
La identidad de los estudiantes neobauhasinaos no son los conocimientos que tienen, sino las cosas útiles, bellas y buenas que saben hacer con su conocimiento. Una revolución copernicana que entierra la tradición ilustrada y nos abre a un nuevo mundo. Y todo esto solo se puede lograr formando a personas críticas, autónomas, emprendedoras y capaces de crear valor por sí mismas.

Reinvención del aprendizaje. De la educación basada en la enseñanza a la educación centrada en el aprendizaje.

El foco tradicional de la educación ha estado en el docente. La Bauhaus comenzó a romper esa tiranía, una deriva que ha de completarse con la Nueva Bauhaus, un modelo que pone su foco en el estudiante y su aprendizaje.

Reinvención del rol del profesor y el alumno.

Del profesor y el alumno al maestro y el aprendiz, del profesor que dicta lecciones al instructor y mentor que muestra mundos, del profesor que lanza contenidos teóricos para que el alumno los memorice y los repita, al profesor práctico, que domina la técnica, inspirador, guía y mentor.

Reinvención del propósito del aprendizaje en torno a un proyecto.

Aprender haciendo mientras se construye un proyecto o se aborda un reto. Un propósito que rompe la lógica del aprendizaje en torno a temarios cerrados y clases aburridas. Las personas aprenden mientras fabrican sus creaciones, inventan sus empleos o llevan a cabo sus emprendimientos; un aprendizaje invisible desde la educación basada en proyectos que se completa con las siguientes técnicas: aprendizaje activo, auténtico, basado en la investigación, solución de problemas, retos, colaborativo, flexible, invertido, experiencial-vivencial, para el servicio, construccionismo, conectivismo, aprendizaje autoorganizado, espacios makers, gamificación, mentorización, entre pares, basado en casos, etc.

Una educación desde el compromiso para el servicio a la sociedad. 

El fin último de la educación tiene un fin social para construir un mundo mejor. Desde esta lógica cada estudiante se hace cargo de un desafío global (cambio climático, salud, alimentación…), desarrollando proyectos y soluciones que se concretan en productos o servicios.

El objetivo final de la nueva educación es que cada estudiante desarrolle su proyecto vital (una persona / un proyecto vital que levantar).

Rediseño del currículo al modelo educativo Bauhaus.

Para implantar el ideario de la Nueva Bauhaus es necesario una adaptación del currículo educativo, un proceso que necesita liderazgo político y voluntad por parte de la comunidad educativa desde el diálogo (familias, centros esucativos, profesores, estudiantes, sindicatos, empresas…).

El nuevo currículo ha de inspirarse en los fundamentos actualizados de la Bauhaus y sus concepciones socio antropológicas, epistemológicas, pedagógicas y psicológicas, para determinar los objetivos de la educación, es decir, recuperar los aspectos centrales de la filosofía de la Nueva Bauhaus a través de un plan de acción adecuado para la consecución de esos objetivos. A partir de aquí se da respuesta a las siguientes preguntas desde los planteamientos de la Bauhaus: ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñar? ¿Cuándo enseñar? ¿Qué, cómo y cuándo evaluar? De aquí surgen las actividades académicas y a partir de aquí se definen los planes y programas, elección de contenidos y adaptación de los mismos a las necesidades de la sociedad y la tecnología disponible.

Requisitos para convertir una escuela tradicional en una escuela de la Nueva Bauhaus.

  1. Movilización de la voluntad política e institucional.
  2. Alianza con la comunidad educativa local (dirección del centro, familias, profesores, estudiantes…).
  3. Nuevo desarrollo normativo.
  4. Cambios en los programas y planes de estudios adaptados al modelo Bauhaus.
  5. Capacitación del profesorado.
  6. Adaptación física de las aulas y los espacios, dotación de tecnologías y recursos materiales.
  7. Cambio en el sistema de evaluación.
  8. Sacar a los estudiantes del aula para una educación abierta.
  9. Aprendizaje basado en proyectos.
  10. Enfoque de la educación con los problemas de la comunidad local.

La Nueva Bauhaus es una esperanza para el desarrollo de una nueva sociedad, la base de un gran acuerdo social por la educación que nos ayude a bauhausizar la realidad y construir un mundo mejor.

Adelante!!!

Cómo transformar tu escuela en una escuela de la Nueva Bauhaus.

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