Una iDécada de transformaciones cotidianas

Liliana Arroyo

Seamos de iPhone o no, a la Manzana le debemos la revolución del concepto móvil. La innovación genial respecto a otros teléfonos fue reunir música, teléfono e internet en un solo dispositivo. Eso precipitó la popularización de los smartphones de todas las marcas, presentes hoy en el 90% de bolsillos. Sin duda son una revolución tecnológica, pero también social, ya que han transformado cómo somos, cómo pensamos y cómo nos relacionamos.

Atender el móvil es un hábito: casi lo primero al empezar el día y lo último antes de acostarnos. Sirve de despertador, de agenda y de baúl de los recuerdos, convirtiéndose en una especie de memoria externa. Con las cámaras integradas nos convertimos en retratistas constantes. Parece que inmortalizarlo todo no cueste nada y que lo más importante sea compartirlo en directo y para todos. Hay mucho debate sobre lo que publicamos y la redefinición de la intimidad. Sin los smartphones, esto no habría llegado tan rápido ni a tanta gente. Somos más cotillas y controladores, mientras algunas voces nos recuerdan la importancia de saborear el momento sin pensar en el hashtag que pondremos.

IDENTIDAD FÍSICA Y ‘YO VIRTUAL’

Vamos aprendiendo que tenemos una identidad física y un ‘yo virtual’, aunque son realidades cada vez más fusionadas. Hablamos poco de la cantidad de datos que generamos sin saberlo (recorridos, pasos diarios, historial de navegación, apps que usamos), aunque es primordial porque nutren modelos de negocio, algoritmos o facilitan investigaciones policiales.

La inmediatez alimenta la impaciencia, las respuestas rápidas, los titulares de 140 caracteres o memes resumiendo la actualidad política. Los móviles tienen un punto democratizador, puesto que acortan distancias entre nosotros y el mundo. Apple ideó pantallas táctiles que responden deslizando el dedo, sin necesidad de leer o escribir. Por eso vemos a criaturas jugueteando con móviles buscando sus dibujos preferidos. Esto supone nuevos retos educativos para familias y escuelas, con intensos debates sobre alfabetización digital.

FRONTERAS DIFUSAS

Con el móvil en la mano podemos estar trabajando, entreteniéndonos o reservando las vacaciones. Eso da pistas sobre lo difusas que son las fronteras entre ocio y obligaciones en el momento en que la oficina está allí donde vayamos. A su vez, abre la puerta a la disponibilidad absoluta, y como aún no hemos acordado una higiene digital básica, vivimos hiperconectados y a veces inundados por la multitud de notificaciones y mensajes multicanal. No decidimos activamente a qué prestamos atención y los móviles están diseñados para acapararla.

En definitiva, la tecnología nos encandila con oportunidades fascinantes, pero eso no justifica la invasión. ¿Por qué no celebramos la década con un propósito? El mío es que tomemos consciencia de que los móviles son herramientas tremendamente útiles que por suerte tenemos a nuestro alcance. Pero aún nos falta domesticarlos para que sean mejores aliados. Y difícilmente ocurrirá sin una sociedad que lo exija.

Fuente del articulo: http://www.elperiodico.com/es/opinion/20170628/una-idecada-de-transformaciones-cotidianas-por-liliana-arroyo-6135173

Fuente de la imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/2/3/1441828994732.jpg

Comparte este contenido:

Entrevista a Silvia Leal: «Concienciar a la sociedad es clave para la transformación digital»

04 Diciembre 2016/Fuente y Autor:red.computerworld

Según la experta en Transformación Digital, participante en el 7º Congreso Nacional CENTAC, es necesario informar y no solo formar en transformación digital

Hay que concienciar a la población sobre la importancia de la transformación digital y hacerle ver que puede cambiar su vida. Así lo ha reconocido la experta en inno-liderazgo Silvia Leal, doctora en Sociología, en una de las entrevistas promovidas por CENTAC e IDG Communications sobre tecnologías accesibles.

Leal recalca que cuando hablamos de transformación digital es fundamental situar a las personas en el centro. “La transformación digital es un proceso que está ahí aunque algunas personas miren para otro lado”, explica.

En palabras de Silvia se trata de un “proceso humano” donde los principales beneficiarios son las personas. “Si lo planteamos como un ente que va hacer que la empresa se mueva, vamos mal”, admite la experta.

El “error” de invertir solo en formación

En relación a la inversión para llevar a cabo esa transformación digital, Leal considera que es una oportunidad de negocio “brutal y cortoplacista”. “Cuatro de cada diez empresas van a desaparecer en los próximos 5 años, así como el 47% de los puestos de trabajo que hoy conocemos”, alerta. Ante esa situación, quien no cambie, “cometerá un error estratégico”, afirma.

Para Silvia Leal invertir solo en formar en transformación digital es un error. “No te puedes gastar solo el dinero en formación, tienes que gastarte el dinero en informar a la gente de que tienen que hacer esa formación porque cambiará su vida”, detalla la experta.

Según Silvia ese matiz es importante para que la persona perciba la formación como algo que realmente le puede “cambiar la vida”.

Video de la entrevista: https://youtu.be/dG4G6tYmtrs

Fuente de la entrevista: http://red.computerworld.es/tecnologias-sociales/silvia-leal-concienciar-a-la-sociedad-es-clave-para-la-transformacion-digital#cxrecs_s

Fuente de la imagen:http://www.barcelonadot.com/wp-content/uploads/2016/11/x-30-600×394.jpg

Comparte este contenido:

Libro: Háblame de TIC. Tecnología Digital en la Educación Superior

 Háblame de TIC. Tecnología Digital en la Educación Superior

  • Año:    2014
  • Editor:    Editorial Brujas
  • Páginas:    178 páginas
  • Idioma:    español
  • Licencia:    CC-BY-SA

Sinopsis: El presente volumen de la colección “Háblame de TIC” representa una visión creativa y rigurosa del estado de la investigación de las TIC con especial énfasis en el contexto de educación superior del ámbito mexicano, identificando desde la Universidad Veracruzana los núcleos relevantes y aportando ideas innovadoras para la reflexión sobre la mejora de las prácticas educativas.

La sociedad de la comunicación y de la metáfora de la masa a la red pone de manifiesto la actualidad y la iniciativa del conjunto de personas que se sienten ciudadanos activos y que interpelan permanentemente la acción de la autoridad. Las TIC y los medios masivos de información facilitan el continuo avance y la reformulación de los mensajes que afectan a la opinión pública y que constituyen “la nueva materia prima que sirve para la construcción epistemológica de la educación del siglo XXI”.

Se subrayan algunos estándares que sirven de base para evaluar el capital tecnológico de los actores universitarios y aportar nuevos referentes para capacitar a los estudiantes del siglo XXI, construyendo lo que se denomina habilidades propias de los nuevos ciudadanos de la sociedad del conocimiento para quienes el dominio de la información, la comunicación y la ética son fundamentales en la detección del verdadero impacto social de las TIC en las múltiples actividades de los seres humanos, quienes han de ser eficientes en la comunicación, la interacción y la responsabilidad social.

Link para descargar el libro: https://openlibra.com/es/book/download/hablame-de-tic-tecnologia-digital-en-la-educacion-superior

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/hablame-de-tic-tecnologia-digital-en-la-educacion-superior

Fuente de la imagen: https://s3.amazonaws.com/collection.openlibra.com/covers/2016/10/hablame-de-tic-OpenLibra-300×445.jpg

Comparte este contenido:

Talento y Poder: Evitando el Síndrome de Procusto

Estados Unidos/10 de Julio de 2016/Expansión.com

Por: Javier Busquets

En esta ocasión me gustaría proponer una reflexión en torno al debate entre talento y poder en el contexto de las transformaciones digitales. Empecemos por el «talento». En un reciente informe (http://www.siliconbeat.com/2016/01/20/100892/) se presentan los puestos de trabajo que tienen mayor demanda en los EEUU: Científicos de datos, Arquitectos de Software, Especialistas en User Experience, desarrolladores de aplicaciones móviles y arquitectos de modelos de negocio. Muchas de estas nuevas profesiones están vinculadas con las nuevas necesidades de la digitalización de las empresas y con salarios altos (entre 60.000 y 110.000 euros anuales).

Pero estos profesionales, muchos de ellos jóvenes, que intenten encontrar oportunidades en la empresa tradicional pueden encontrarse con dificultades. La empresa burocrática se está convirtiendo en una jaula de hierro – por utilizar el término de Richard Sennet en su libro La Cultura del Nuevo Capitalismo (Anagrama, 2012). La  especialización que impone no está pensada para la época digital. Además, un especialista, no ve el «cuadro completo». Lo tradicional es que sea en la cúspide, donde la élite de la burocracia «une los puntos» y de sentido general a la actividad. La burocracia tradicional es una fuente de ejercicio del poder, obviamente. Pero las nuevas profesiones deben conectar componentes, departamentos y personas. Deben crear sistemas y por ello tienden a ser generalistas. Y esto puede suponer un contrapoder.

Las especialidades y estructuras que fundamentan la burocracia clásica pueden convertirse por ello en Lechos de Procusto, un ser mitológico que gestionaba un hostal en la Grecia Antigua. A los huéspedes que no encajaban bien en la longitud de las camas (les sobraban parte de las piernas), Procusto procedía a cortar sus extremidades; si el desdichado era de corta estatura, Procusto lo estiraba hasta hacerlo encajar.

Ante la digitalización, algunas burocracias pueden tender a defenderse de los cambios de forma enérgica manteniendo sus estructuras y pueden oponerse de dos formas: (1) con su jerarquía, procesos, incentivos, premios y castigos;  y (2) manteniendo los procesos de transferencia de trabajo a capital.  Las empresas sobreviven «capitalizando» conocimiento. Una burocracia es una estructura extractiva – por utilizar un término de moda – que a su vez redistribuye riqueza entre generaciones. Este proceso de transferencia de talento a capital se fundamenta en el supuesto ético que Weber desarrolló en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo. La idea es que los empleados se comprometen con la empresa, aplazando las satisfacciones a corto plazo, por la inversión a largo plazo, es decir, por el desarrollo de una carrera y el mantenimiento de un cierto status que permita sufragar los gastos familiares y formando redes de compromisos entre empleados.

La digitalización está configurando una economía mucho más compleja y está minando los valores sobre los que se ha constituido la empresa en los últimos cien años. De hecho, se bada en la ética de Adam Smith: lo que se valora es el talento y el trabajo. En una crisis profunda con la precarización del empleo ¿Qué tipo de ética seguirá vigente?  Por un lado tenemos jaulas de hierro que pueden actuar como Procustos ante el talento joven y por otro la generación del Milenio que se cuestiona la ética del compromiso a largo plazo y exige inmediatez.

¿Qué esperábamos? Si las empresas no ofrecen compromiso a largo plazo, no pueden esperar de sus empleados más jóvenes que sí lo hagan. Paul Mason en su libro Post-Capitalism (Penguin Books, 2015) argumenta que dotar de un poder desproporcionado a la innovación puede llevar a una obsesión de valorar sólo lo «no existente»,  lo que está por venir, con la consiguiente reducción del valor marginal de productos y servicios existentes a cero. Por el contrario, la obsesión con mantener el statu-quo, olvidando el futuro, puede llevar a la desaparición de la organización. En definitiva, el colapso del sistema. Esta ténsión ética entre mérito y solidaridad a su vez entra en tensión entre el largo plazo y el corto plazo.

La innovación requiere directivos que creen «espacios de innovación», un eufemismo para explicar que las estructuras «verticales» pueden estar obsoletas y es necesario establecer conexiones entre unidades no conectadas, o con ecosistemas exteriores. Construir nuevos sistemas requiere generalistas, como argumentamos, no tanto especialistas. Por eso, la innovación es un contrapoder al statu-quo, es muy dependiente de la gestión del talento y en ocasiones no inclusiva.  Richard Sennet nos recuerda que una de las funciones de la burocracia es mantener el orden social, es decir, ser inclusiva, a cambio de gestionar ciertos niveles de ineficiencia. Pero esto requiere sostenibilidad del modelo de negocio, algo que la digitalización cuestiona.  Por otro lado, en cualquier «transformación», por definición, se re-definen las redes de compromisos entre personas; y entre personas y empresa. Este es un punto capital que no puede olvidarse.

Por ello debería asegurarse un equilibrio dinámico de cómo mantener la producción y la supervivencia a corto plazo; y en paralelo, lanzar proyectos de  transformación que permitan «dar juego» a los generalistas que conecten personas y conocimiento.  Es muy importante definir bien los objetivos:  «objetivar» las acciones para evitar que la transformación sea productiva, evitando en lo posible que un proceso de cambio convierta a la organización en un campo de batalla político.

La clave es despertar capacidades latentes en personas que se sientan protagonistas del futuro. Es también muy importante escoger bien las empresas de consulta (consultoría) que nos acompañen en el viaje: debe exigirse compromiso con los resultados y con las personas. Por tanto, desde mi punto de vista, el reto de los líderes empresariales – en un proceso de transformación digital – pasa por saber cómo incorporar las nuevas profesiones, potenciando el aprendizaje organizativo y la innovación en sus estructuras. El statu-quo no puede parar la evolución.

Fuente: http://www.expansion.com/blogs/sociedad-empresa-digital/2016/04/21/talento-y-poder-evitando-el-sindrome-de.html

Comparte este contenido: